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UNIVERSIDAD CENTRAL

DEL ECUADOR

CRIMINOLOGÍA Y
CIENCIAS PENALES

PRINCIPIO DE MÍNIMA
INTERNEVENCIÓN PENAL
SEGUNDO ¨A¨
INTEGRANTES:
KERLY PAREDES
NATHALY TENORIO
UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR
CRIMINOLOGÍA Y CIENCIAS PENALES

Nombre: Kerly Paredes, Nathaly Tenorio Fecha: 05/Julio/2018

Curso: 2do Semestre “A”

PRINCIPIO DE MÍNIMA INTERNEVENCIÓN PENAL


 Marco Histórico:

Históricamente el origen de este principio se presenta también con el


nacimiento del liberalismo que surge en la segunda mitad del siglo XVIII en Francia y
Reino Unido, principalmente. En el ámbito del Derecho Penal las leyes penales que se
aplicaban en diferentes circunstancias de la vida social eran rígidas y severas,
implicaban destierros de los ciudadanos, penas económicas, penas corporales, e incluso
penas de muerte; utilizando en este sentido al Derecho Penal como una forma de
amedrentar a las personas e incitar a la obediencia del soberano que se encontraba a
cargo en cada región.

Uno de los exponentes teóricos clave que surgió con los ideales del
liberalismo en el derecho penal es Cesare Beccaria, con su obra “De los delitos y de las
penas” (1976), donde el autor presenta los primeros fundamentos teóricos de un sistema
penal garantista y limitador del poder punitivo sustentando las doctrinas de la época
hasta la actualidad.

El principio de intervención mínima es uno de los mecanismos que Beccaria


propuso con el fin de que se reduzcan las leyes penales a las mínimas necesarias, en este
sentido, Beccaria manifiesta en su libro “De los delitos y de las penas” que:

Es mejor prevenir los delitos que punirlos. Este es el fin principal de toda
buena legislación, que es el arte de conducir a los hombres al máximo de
felicidad, o al mínimo de infelicidad posible, por hablar según todos los cálculos
de los bienes y de los males de la vida. [...]. Prohibir una multidad de acciones
indiferentes no es prevenir los delitos que de ellas puedan nacer, sino crear otros
nuevos: es definir caprichosamente la virtud y el vicio, que nos han sido
predicados como eternos e inmutables. (Beccaria, 1746: 178)
Con este sustento teórico, Beccaria hace un acercamiento a la importancia
que tiene la prevención de delitos, indica que el incremento del rol de delitos sólo sirve
para que aumente la probabilidad de que se cometan estos en la vida social.

Los primeros planteamientos de Beccaria nos permiten en la actualidad


comprender de mejor manera el Principio de mínima intervención del derecho penal.
Esta teoría en el Ecuador cambia por completo esa visión de reducción de penas, con la
entrada en vigencia del Código Orgánico Integral penal el 10 de agosto de 2014, se
evidencia que en el artículo primero, de forma paradójica, se establece que: “Este
Código tiene como finalidad sancionar las infracciones de carácter penal, garantizar la
seguridad de las y los ciudadanos y mantener el orden social” (COIP, 2014),
considerándose en este sentido, delitos aquellas contravenciones que en la Constitución
del 2008 podían tener alguna solución o reparación.

 Definiciones:

El principio de mínima intervención penal o última ratio, como se lo conoce


también, implica la mínima actuación del Derecho Penal, en este sentido, Rietzsch hace
referencia que “el Derecho Penal sólo tutela aquellos derechos, libertades y deberes
imprescindibles para la conversación del Ordenamiento Jurídico, frente a los ataques
más intolerables que se realizan contra el mismo” (1935:66).

Ana Rueda (2005) principio de mínima intervención penal en Ecuador, hace


referencia al derecho o potestad que tiene el Estado como ente sancionador mediante el
proceso conocido como IUS PUNIENDI

MARTOS, J. (2006), El principio de intervención penal mínima; menciona


que: “el <principio de mínima intervención> constituye no sólo un límite importante al
< IUS PUNIENDI >, sino que además sitúa al Derecho Penal en su verdadera posición
en el ordenamiento: la última instancia a la que pueden acceder los ciudadanos para
dirimir sus conflictos (si se trata de delitos o faltas perseguibles a instancia de parte), o
bien el último recurso legal del que dispone el Estado de Derecho para conseguir una
sociedad democrática avanzada, empeñada en la defensa y desarrollo de los valores
consustanciales al Derecho Penal Democrático” (Martos, 2006: 101).

En este sentido, de forma acertada, Martos describe la importancia del


principio de mínima intervención penal como un mecanismo que evita la penalización
de delitos menores. El derecho penal deber ser considerado como la última instancia
dentro de un proceso judicial, se debe considerar en primera instancia la aplicación de
este principio que permite utilizar mecanismos alternativos para llegar a una
conciliación de los conflictos que beneficie tanto a la víctima como al procesado.

SÁNCHEZ, J. (2007), El principio de intervención mínima, Revista del


Instituto de la Judicatura Federal; manifiesta que: “Según el principio de intervención
mínima, el Derecho penal debe ser la última ratio de la política social del Estado para la
protección de los bienes jurídicos más importantes frente a los ataques más graves que
puedan sufrir. La intervención del Derecho penal en la vida social debe reducirse a lo
mínimo posible” (Sánchez, 2007: 279).

Sánchez manifiesta que el principio de mínima intervención penal posibilita


considerar al derecho penal como la última ratio de la política social que el Estado
aplica en la protección de los bienes jurídicos más importantes, se debe reducir en lo
posible la intervención del derecho penal en la vida social.

MUÑOZ, F; & GARCÍA, M. (2002), Derecho penal, parte general,


mencionan que: “En la actualidad el principio de intervención mínima se configura
como una garantía frente al poder punitivo del Estado y constituye, por lo tanto, el
fundamento de los ordenamientos jurídico-penales de los Estados de Derecho. Supone
que el Derecho Penal sólo debe intervenir en los casos de ataques muy graves a los
bienes jurídicos más importantes” (Muñoz & García, 2002: 72).

Muñoz y García consideran al principio de mínima intervención penal como


una garantía ante el poder punitivo que ejerce el Estado, a través de la utilización del
derecho penal excesivo pretende penalizar cualquier delito, incluso los delitos menores.

Según Paulina Araujo (2008) ´´El Derecho Penal es la última ratio, debiendo ser
el último recurso que debe de utilizar el Estado cuando se carece de otros menos lesivos.
Aunque el Derecho Penal sólo debe proteger bienes jurídicos, esto no quiere decir que
todo bien jurídico tenga que ser protegido por el Código Penal, así como, tampoco que
en todas las violaciones a los bienes jurídicos penalmente tutelados deba de tener
intervención el Derecho Penal. El Derecho Penal actúa en la protección penal del medio
ambiente de forma accesoria y subsidiaria con respecto al Derecho Administrativo”
(Granda, 2008) .
Dentro de un Estado democrático el Derecho penal cumple una doble función de
protección; la primera respecto a controlar las manifestaciones de violencia que existen
dentro de la sociedad, y la segunda referente a las limitaciones que se imponen al
Estado, con el fin de evitar excesos en el uso del poder.
Con ese afán, el artículo 195 de la Constitución ecuatoriana, señala al principio
de mínima intervención como una de las reglas básicas de la investigación penal. De
esta manera se establece un catálogo de garantías y derechos que limitan cualquier tipo
de coerción ya sea estatal o de parte de los particulares.

Las sanciones que las normas penales imponen, vulneran derechos; sin embargo
encuentran justificación en cuanto esas limitaciones significan un mal menor frente a las
reacciones sociales violento que genera la comisión de algún delito.

Es así que la represión estatal constituye un método de control que, dentro del
estado democrático, debe respetar las condiciones de dignidad del ser humano.

En atención a un Derecho penal mínimo, éste deberá preocuparse


exclusivamente de las conductas relevantes para la sociedad; aquellas que vulneren
derechos de los ciudadanos y cuya satisfacción no se hallen a través de algún otro
mecanismo establecido por el Estado.

Como lo manifiesta José Manuel ´´el empleo de la ley penal deberá conseguir la
tutela eficaz de los bienes protegidos, cuando no existan otros medios menos
perjudiciales y sus beneficios sean mayores al daño que se causa´´, es decir debe ser
idóneo, necesario y proporcional” (FERNANDEZ, 2009).

La mínima intervención penal se proyecta así como una garantía para los
ciudadanos, ya que frente a los recursos con los que cuenta el Estado para la
persecución, el procesado mantiene su presunción de inocencia que únicamente se
desvirtúa con una sentencia condenatoria, que haya sido producto de un juicio previo.

La humanización del Derecho penal, junto con el legítimo respeto a la dignidad


del ser humano ha permitido la consolidación de un derecho garantista, que constituye
el principal instrumento de defensa de todos los ciudadanos, pues delimita la reacción
violenta del Estado frente a los delitos.

Por tanto, el Derecho penal debe ser considerado como una herramienta de última
ratio, llamada a intervenir únicamente frente a las conductas más graves del conflicto
social, que afecten bienes jurídicos penalmente relevantes.

 ¿Cómo se manifiesta este principio en nuestro ordenamiento jurídico?

El derecho penal desde un punto de vista subjetivo es la facultad de castigar o


imponer penas que corresponde exclusivamente al Estado. Ahora bien, esa facultad de
castigar no puede tener carácter ilimitado, sus límites se encuentran en una serie de
garantías fundamentales.

El principio de intervención minina en el derecho penal, denominado


también "principio de ultima ratio", tiene un doble significado: en primer lugar implica,
que las sanciones penales se han de limitar al círculo de lo indispensable, en beneficio
de otras sanciones o incluso de la tolerancia de los ilícitos más leves, es decir, el
derecho penal, una vez admitida su necesidad, no ha de sancionar todas las conductas
lesivas a los bienes jurídicos que previamente se ha considerado dignos de protección,
sino únicamente las modalidades de ataque más peligrosas para ellos. (pasquel, 2013)

Por ejemplo, considerando el patrimonio como bien jurídico digno de protección


penal, no todos los ataques al mismo, sino los más peligrosos harán necesaria la
intervención del derecho penal del Estado. Así el impago de una deuda no deberá
constituir delito por muy importante que sea la lesión, debiendo castigarse en cambio el
apoderamiento de los bienes del patrimonio realizado de forma violenta (robo).

Este principio tiene como principales manifestaciones, bien la descriminalización de


conductas tipificadas cuya significación social haya cambiado con el paso del tiempo,
bien la sustitución de las penas tradicionales por otras penas menos perjudiciales para el
condenado o más acordes con las finalidades que la Constitución atribuye a aquéllas.

En segundo lugar, la intervención mínima en el derecho penal responde al


convencimiento del legislador de que la pena es un mal irreversible y una solución
imperfecta que debe utilizarse solamente cuando no haya más remedio, es decir, tras el
fracaso de cualquier otro modo de protección. Por tanto el recurso al derecho penal ha
de ser la "última ratio" o lo que es lo mismo el último recurso a utilizar a falta de otros
medios lesivos. Considera el legislador que cuando el derecho penal intervenga ha de
ser para la protección de aquellos "intereses mayoritarios y necesarios para el
funcionamiento del Estado derecho".

Bibliografía
FERNANDEZ, J. M. (2009). VYSCAYA : REVISTAINTERNAUTA PRACTICA JURIDICA
.
Granda, P. A. (2008). el principio de minima intervencion penal en la legislacion ecuatoriana .
Quito: la Trilogía de material de estudio de la Escuela de Fiscales y Funcionarios de la
Fiscalía General del Estado, Tomo I “Inducción al Rol de Fiscal”, pp. 31-36.
Pasquel, a. z. (2013). principiodeminima intervencion penal. quito: Revista Anales de la
Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales.
Beccaria, C. (1976). De los delitos y de las penas. Madrid. Ed. Aguilar. Carvajal, P. (2012).
Manual práctico de derecho procesal penal. Quito. Librería jurídica Astrea

Rietzsch, O. (1935). Die Neuordhung des Rechts der Übertretungen. DStr.

Rueda, A. (2005). Discurso político de endurecimiento de penas y criminalización frente a la


teoría de mínima intervención de Estado. Tesis, Quito. PUCE.

Martos, J. (1984). El principio de intervención penal mínima. Sevilla. SISIUS.

Muñoz, F. (1993). Derecho Penal Parte General. Valencia. Edit. Tirant lo Blanch.

Araujo, M. (2007). Reflexiones acerca de la peligrosa expansión del poder punitivo: Derecho
Penal de Riesgo. En Revista Ruptura. Libro anual de la Asociación Escuela de Derecho de la
PUCE.

Fernández, J. (1989). Introducción al derecho penal, evolución de la teoría del delito. Bogotá.
Editorial Temis

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