Teorías de La Acción
Teorías de La Acción
Teorías de La Acción
TEORIA CAUSALISTA
Veamos un ejemplo: una costurera que hinca con una tijera a otra costurera que sufría de
leucemia; en primer lugar debemos averiguar los efectos de la acción física: si la pinchadura
con la tijera fue fatal o no para la víctima. De inmediato debemos saber si hubo dolo o
simplemente una culpable imprudencia. Sentado todo ello debemos preguntarnos en qué
medida la consecuencia de la acción queda comprendida en el dolo o en la culpa; y así en la
suma podremos determinar el grado de culpabilidad que ha de echarse a la costurera. Apunta
en primer término el sector objetivo de la acción antijurídica. Con ello determina que el juez
que juzga los delitos debe antes que nada conocer aquello que realmente ha sucedido.
TEORIA SUBJETIVA
El dolo queda abarcado por los hechos externos del hombre. Embarcada en esta posición, esta
teoría busca verificar el comportamiento subjetivo del autor y de sus partícipes, para poder
determinar así el animus auctoris o el animus socii del caso. Con ello, por ejemplo se reprime y
sanciona a quien dio una orden lesiva, aunque no haya intervenido para nada en la concreción
material del hecho punible.
De todos modos esta teoría del que hablamos no ha disfrutado aceptación entre los penalistas
precisamente por carecer de las notas objetivas distintivas relacionados, en todos los
supuestos, la circunstancia causal exterior comprende la premeditación enderezada hacia una
cierta finalidad.
TEORIA FINALISTA
Hans Welzel es el indiscutible jurista que dio nacimiento a la llamada teoría de la acción
finalista. En el sistema finalista se rechaza el concepto de una acción entendida como "proceso
causal ciego" del que parte el casualismo, y afirma que la acción, es actividad final; el derecho
prohíbe, ordena conductas, pero estas prohibiciones no están dirigidas a procesos causales
"ciegos" sino a procesos causales dirigidos por la voluntad del hombre, es decir, con una
finalidad.
Aquí es importante destacar que la teoría finalista señala que la determinación del legislador
de las "acciones finalistas" previstas en la ley no queda al arbitrio del creador de la ley, sino
que éste debe respetar las estructuras mismas del ser, debe apoyarse en la esencia, en lo que
ontológicamente es la acción; legislar contra esos principios es violarlas y crear un sistema
jurídico fuente de contradicciones entre la esencia de la acción y la creación legal-ontológica
de la propia acción.
El legislador no sólo está vinculado a las leyes de la naturaleza física, sino que también tiene
que respetar determinadas estructuras lógico-reales en el objeto de su regulación, pues, de lo
contrario, su regulación resulta necesariamente falsa. Así, la estructura ontológica de la acción,
sobre todo, tiene existencia previa a cualquier valoración y regulación. El legislador tampoco
puede cambiar la estructura de la actividad final del hombre ni la función del dolo en ella, sino
que, si los quiere someter a normas, tiene que vincular su regulación a aquellas, pues, de lo
contrario malogra el objeto de la regulación.
Para el finalismo no hay duda de que la acción es ejercicio humano voluntario de actividad
final, y la acción no sólo es causal si no que está orientada conscientemente a un fin; el
carácter causal no está dirigido a un fin, es el resultado de relaciones causales, en cambio, la
acción finalista dirige ese carácter causal, de allí que se pueda decir que la acción finalista es
vidente, la acción causalista es ciega.
TEORIAS DE LA ACCION
CAUSALISMO
El jurista alemán Franz Von Liszt quien con una tendencia finalista estableció que la acción es
un fenómeno causal – natural que trae como consecuencia un resultado que puede consistir
en un delito.
El sistema causalista se caracteriza por su sencillez para ubicar la culpabilidad ya que para
atribuir la responsabilidad a la persona solo se requiere la comprobación de la causa,
tomándose al efecto como su consecuencia directa razón por la cual una persona siempre será
culpable cuando se acredite su acción como causa del resultado.
Para el causalismo naturalista, acción es un movimiento voluntario del cuerpo que causa un
resultado, una modificación en el mundo material. La voluntariedad a que se alude es la
necesaria para ordenar el movimiento (recoger el brazo, apretar el gatillo). Los aspectos
volitivos del porqué se hizo la actividad se separan del concepto de acción, que queda
circunscrita al movimiento y su resultado, extremos que deban estar vinculados casualmente.
SUBJETIVA
El dolo queda abarcado por los hechos externos del hombre. Embarcada en esta posición, esta
teoría busca verificar el comportamiento subjetivo del autor y de sus partícipes, para poder
determinar así el animus auctoris o el animus socii del caso. Con ello, por ejemplo se reprime y
sanciona a quien dio una orden lesiva, aunque no haya intervenido para nada en la concreción
material del hecho punible.
De todos modos esta teoría del que hablamos no ha disfrutado aceptación entre los penalistas
precisamente por carecer de las notas objetivas distintivas relacionados, en todos los
supuestos, la circunstancia causal exterior comprende la premeditación enderezada hacia una
cierta finalidad.
FINALISMO
Entonces que podemos entender de todo esto y al final Welzel explica: " el verdaderos sentido
de la acción finalista aspira al restablecimiento de la función ético-social del derecho penal y a
la superación de las tendencias naturalistas utilitarias del derecho. En este sistema la
culpabilidad debe ser manejada por el legislador que es quien dirige un reproche al individuo
pero deben existir diferentes formas de reproche así sirve bien una que puede ser por un
crimen cometido de manera dolosa así como también un cometido de manera culposa, y de
esta manera saber cómo aplicar la diferente gama de castigos. Pero también encontramos
teorías que se oponen a verlo de esta manera y tenemos al teórico Claus Roxin que dice que
"el legislador es libre en sus elaboraciones conceptuales y sus regulaciones", todo esto nos
lleva a la importancia de que la teoría finalista ponga un límite al estado y encontramos a un
teórico mexicano Moisés Moreno Hernández que dice que la culpabilidad sirve para ponerle
un límite al estado, en tanto que la culpabilidad es el límite máximo de la pena.
En la teoría finalista podemos encontrar dos fases la fase interna que dice que existe un
objetivo que se pretende alcanzar así como y también contempla los medios que se emplean
para su realización y las consecuencias que este puede causar. Y la fase externa en donde se
ejecutan los medios para realizar la acción así como sus resultados y los nexos que estos
causan.