Resumen Lecannelier

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Resumen Apego y Psicopatología: Una revisión sobre los modelos etiológicos

parentales del apego desorganizado. Lecannelier, Ascanio, Flores & Hoffman


- Una de las actuales tendencias es comprender las trayectorias desviadas del
desarrollo del vínculo (apego desorganizado o apego D). Dada la relevancia que
tiene la elaboración de estrategias de intervención infantil es necesario tener un
conocimiento específico y empíricamente validado sobre los procesos y mecanismos
parentales predisponentes al desarrollo de la desorganización del vínculo. Es por
esto, que se hace una revisión de los modelos disponibles, con miras de aclarar el
estado actual del conocimiento en esta temática.
Introducción
- Desde Freud, el tema sobre la influencia de los vínculos tempranos en el desarrollo
humano y la salud mental ha sido un tema central en la psicología. El psicoanálisis→
introdujo una visión subjetiva sobre el tema y estos aportes carecieron de dos
aportes esenciales e íntimamente interconectados: 1) evidencia
empírica/longitudinal sobre esta influencia y; 2) realización de análisis
prospectivos/evolutivos.
- Estudios empíricos longitudinales han demostrado que si bien los vínculos
tempranos con cuidadores significativos tienen una enorme influencia sobre la
adaptación psicosocial, esta influencia no es determinista. Es decir, el desarrollo es
en sí mismo: un fluir dinámico de procesos que se van develando en trayectorias
normales y/o desviadas afectadas por muchos factores que operan en múltiples
niveles.
- Para entender la psicopatología del apego se han centrado en el apego
desorganizado. El grado de asociación entre este tipo de apego en edades
tempranas y el posterior surgimiento de procesos desadaptativos es de gran
magnitud.
- Los estudios sobre apego D pueden dividirse en dos tendencias:
1. Las investigaciones sobre las condiciones y factores que generan el desarrollo
de un apego D (modelos etiológicos del apego desorganizado)→ la evidencia
no ha sido consistente en determinar los factores y mecanismos parentales
que provocan el desarrollo de un apego D en el niño.
2. Estudios sobre las consecuencias que el apego D tiene sobre el desarrollo y
salud mental de las personas→ evidencia más clara y consistente sobre los
efectos desadaptativos que el apego D tiene sobre el desarrollo del niño.
- Desde la perspectiva de la intervención en salud mental infantil, es imprescindible
la incorporación de los padres en el tratamiento por eso la necesidad de crear
estrategias de intervención cada vez más específicas y sistemáticas, destinadas al
fomento de la seguridad en el apego y la parentalidad positiva.
- Se usó como criterio de selección de los modelos aquellas propuestas que:
✓ Se enmarquen dentro de la Teoría del Apego.
✓ Que hayan sido validadas por al menos 1 estudio empírico.
✓ Aquellos planteamientos que presenten un modelo conceptual organizado
bajo la propuesta de explicaciones etiológicas sobre el surgimiento del apego
D en los infantes.
Historial del apego desorganizado
- La conceptualización o descubrimiento del apego desorganizado nace a raíz de que
los modelos existentes no calzaban con las nuevas observaciones y evidencias.
- A principio de los 70´: investigadores del apego reportaron que un 10% de casos
no podían ser categorizados en los patrones de apego propuestos por Ainsworth
(Seguro o B; Inseguro evitativo o A; Inseguro Ambivalente o C).
- Ese 10% de niños desplegaba una serie de conductas en el procedimiento de la
situación extraña (PSE) que desafiaba el hecho de que el niño hubiera desarrollado
una estrategia coherente para vincularse con la madre, al presentar
comportamientos contradictorios, atemorizados, bizarros y conflictivos en el intento
de aproximarse al cuidador.
- En la década de los 80´: se confirmó esa observación en niños que habían sufrido
maltrato y que no se podían clasificar en el modelo A-B-C.
- En ese mismo período Main y Weston (1981): encontraron en poblaciones de NSE
medio, que el 13% presentaba ese tipo de conductas contradictorias.
- Main y Salomon (1990): propusieron una lista de conductas que llamaron
“desorganizadas/desorientadas”, afirmando que→ el infante desorganizaba su
estrategia vincular frente a la madre, expresando conductas que denotaban la
pérdida del sentido o meta del apego (búsqueda de la protección y regulación del
estrés y peligro).
- Paralelamente Main y Hesse (1990): propusieron un modelo etiológico del
surgimiento de este fenómeno→ la aparición del apego D era la expresión de una
paradoja evolutiva en donde los padres desplegaban una serie de conductas
atemorizadas y/o atemorizantes (conductas FR) que dejaban al niño en un estado
de “miedo sin solución” al ser los padres la propia fuente de estrés. Esto provocaba
en los niños una incapacidad de regular el estrés de la separación y por ende de usar
a la madre como base segura de un modo coherente y organizado.
- Década de los 90´: explosión de investigaciones destinadas a comprender los
antecedentes, consecuentes y desarrollo del apego D.
El modelo de Main y Hesse
- Principales descubridores del apego D. Producto de que el niño experimenta ese
miedo sin solución que inevitablemente implica que este no pueda acercarse (ya que
el cuidador puede provocarle más estrés) ni alejarse (ya que implicaría que el
cuidador lo deje de cuidar) se activan una serie de procesos donde se “contradice o
inhibe la conducta mientras se realiza”. Estas conductas pueden presentar rasgos
relacionados a intenciones contradictorias (acercarse al cuidador con la cabeza baja),
miedo (en expresiones faciales), desorientación (vagar perdido por la sala),
conductas bizarras (movimientos estereotipados, indirectos, tics, etc.) y conductas
de congelamiento.
- ¿Pero qué provoca que los padres desplieguen estas conductas FR? Los padres
que presentan un estado mental sobre pérdidas o traumas no resueltos en su
historia temprana de apego, evaluado a través de la Entrevista de Apego de Adultos
(AAI→ el entrevistado habla sobre sus emociones sobre sus figuras de apego, detalla
eventos traumático y conceptualiza cómo esos eventos le han afectado en su vida).
La propuesta de Main y Hasse es que: aquellos padres que desarrollan un apego D
en sus hijos, mientras discuten eventos potencialmente traumáticos de sus vidas,
muestran signos de desorientación y desorganización a través de lapsos en el
monitoreo del discurso (perder el sentido de la entrevista, silencios largos), y lapsos
en el monitoreo del pensamiento. Para los autores estos lapsos indican que la
persona sigue atemorizada y sobrepasada por sus memorias traumáticas irresueltas,
lo que afecta la coherencia del discurso y el pensamiento. Esto a su vez activa
conductas de cuidado atemorizadas y/o atemorizantes inexplicables y
contradictorias hacia el niño, especialmente en momentos de estrés.
- Ejemplo de conductas atemorizantes: asustar al niño, tomarlo de un modo muy
brusco, abuso físico, sexual, intrusividad extrema.
- Ejemplo de conductas atemorizadas: entrar en estados de trance frente al niño,
buscar cariño y cuidado en el infante, sentir temor hacia el niño (como que el niño
fuera fuente de peligro).
- Se distinguen los siguientes grupos de conductas: 1) amenazantes, 2)
atemorizadas, 3) disociadas, 4) tímida, 5) romántica; 6) desorganizada.
- 53% de los padres que tienen este estado irresuelto de apego tienen hijos
clasificados como desorganizados (se confirmó en Norteamérica, Europa, África y
México).
Modelo general:
• estado irresuelto del cuidador respecto a su propia historia de apego (1);
• conductas atemorizadas/atemorizantes del cuidador hacia su hijo (FR) (2);
• desarrollo de un apego desorganizado en el niño (D) (3).
-Parece existir evidencia de asociaciones significativas entre 1 y 2, y 2 y 3 (de modo
separado), no es claro que la conducta FR sea una mediadora entre el estado mental
irresuelto y el apego D. La evidencia sobre este rol mediador de la conducta parental
desorganizada es escasa y contradictoria.
- Por lo tanto: la conducta parental FR no puede explicar completamente la relación
entre el estado mental irresuelto y el apego D en el niño, dejando entrever que
pudieran existir otros procesos, factores y mecanismo (además de la conducta FR)
que expliquen el surgimiento de un apego D.
El modelo de Karlen Lyons-Ruth
- Plantean: ¿si la evidencia meta-analítica provenientes de diferentes países revela
que el 53% de los padres con estado mental irresuelto tienen hijos con apego D,
entonces qué ocurre con el restante 47% de padres que NO han sufrido pérdidas o
traumas no resueltos, pero que desorganizan el apego con sus hijos?
- Es decir, plantean que las conductas parentales desorganizantes tienen un rango
más amplio (que el trauma no resuelto) que pueden incluir formas contradictorias y
disruptivas de comunicación afectiva relacionada a la regulación del estrés y la
provisión de cuidado y confort.
- Para que el niño desarrolle un apego D, basta que la conducta parental sea lo
suficientemente contradictoria y extrema para que el infante sea incapaz de
mantener una estrategia organizada de apego (sea segura, evitativa o ambivalente).
- Han descrito un patrón clasificatorio de estados mentales propensos a gatillar
conductas desorganizantes a través del AAI (lo que llama estados mentales Hostil-
Desamparo”, H-H), así como una serie de criterios conductuales sobre las posibles
conductas parentales que desorganizan al niño a través del PSE (que denominó
AMBIANCE, atypical maternal behaviour instrument for assesment and
classification).
Modelo general:
• Estados mentales hostiles-desamparados en el cuidador (H-H) (1).
• Errores comunicativos/afectivos hacia el niño (AMBIANCE) (2).
• Apego D en el infante (D) (3).
- (1)→ a través del AAI se puede evaluar el mecanismo de defensa llamado
“splitting” en donde la persona puede hacer evaluaciones contradictorias sobre una
misma figura de apego, pero separadas en dos sistemas diferentes de memoria
(accesibles en procesos conscientes paralelos). Identifica 2 sub-tipos de estados
mentales en relación al apego (H-H):
A. Sub-tipo Hostil: una figura de apego suele generalmente ser representada de
forma negativa (hostil o malévola), pero suelen aparecer representaciones
positivas o que denotan que la persona ha desarrollado una fuerte
identificación con el cuidador.
B. Sub-tipo Desamparado: la figura de apego también puede ser evaluada
negativamente, pero también co-existen representaciones que evidencian un
fuerte lazo con una figura a la que se tuvo que cuidar y proteger. Las
aseveraciones negativas no son coherentes ni están integradas con esa
actitud cuidadora general.
-Los estudios han mostrado que el sistema H-H es un buen predictor del apego D en
el niño. También, plantean que la experiencia de un trauma NO predice
necesariamente apego D si no se consideran los criterios H-H (más que el trauma en
sí mismo, es la presencia de estados mentales disgregados y disociados lo que se
relaciona con el apego D).
- (2)→ la desorganización en el niño puede surgir de una multiplicidad de fuentes y
por tanto, propone una serie amplia de conductas parentales que poseen el rasgo
de ser comunicaciones afectivas contradictorias y disruptivas en relación a la
necesidad de ser confortado en el estrés. Se agrupan en:
A. Errores comunicativos/afectivos: señalamiento contradictorio hacia el niño,
fallas en iniciar una respuesta de contención y respuesta inapropiada en
relación a las señales del niño.
B. Confusión de roles y límites: inversión de roles y sexualización.
C. Conducta atemorizada/desorientada
D. Intrusividad/negatividad: comunicación física y verbal negativa, atribución
negativa y control con objetos.
E. Evitación: evitación física y verbal, y dirigir lejos con juguete.
- Se encontraron 2 sub-grupos de madres desorganizantes que a su vez se
corresponden con 2 sub-grupos de niños desorganizados:
1. Madres hostiles/autorreferentes: despliegan una combinación contradictoria
entre ser hostiles e intrusivas por un lado, pero a su vez buscan
constantemente la atención autorreferencial (autocentrada) del niño. Los
niños→ desarrollan un patrón más de tipo controlador/agresivo con sus
madres.
2. Madres desamparadas/atemorizadas: despliegan una combinación
contradictoria entre conductas afectivas por una parte, pero a su vez evitando
al niño d un modo atemorizado y confuso (como si la madre tuviera miedo
que el niño le hiciera algo). Los niños→ muestran conductas más propias de
un patrón controlador/cuidador (inversión de roles).
-Algunos estudios han encontrado que las conductas AMBIANCE se relacionan
significativamente con el apego D. Por ejemplo→ nivel de disrupción comunicativa
en la conducta parental y todos los tipos de conductas AMBIIANCE predecían
significativamente el apego D de los niños (asociación entre 2 y 3).
- Las conductas AMBIANCE son un mediador parcial de la influencia entre los estados
mentales H-H y la desorganización en el infante, dejando entrever el hecho de que
si bien la contribución de la conducta parental en el apego D era un factor
importante, existe una porción inexplicada de esta asociación por otros factores,
mecanismos y/o procesos. Entonces, los orígenes del apego D en las experiencias
específicas de cuidado permanecen inciertos.
El modelo de Salomon y George
- Bowlby: propuso que el sistema de apego era homeostático de regulación de
situaciones de estrés y peligro. Implicando que al activarse el sistema de apego, el
niño despliega conductas de apego para recuperar “homeostasis vincular” a través
del llanto, el llamado, etc. buscando ser confortadas, reguladas y protegidas por un
cuidador.
- ¿Pero qué ocurre si el niño no recupera esta homeostasis vincular? Bowlby
propuso que estos “asaltos al sistema de apego” generaban estrategias defensivas
en el niño bajo formas de “sistemas segregados”.
- Salomon y George analizando los datos anómalos de los estudios anteriores:
✓ El apego D se da en también en madres de bajo riesgo.
✓ No todas las madres que presentan conductas FR o AMBIANCE tienen niños
con apego D, y a su vez, madres de niños con apego seguro podían mostrar
alguna de esas conductas.
✓ No es muy potente la relación entre el estado mental de la madre, su
conducta FR o AMBIANCE y el apego D en el niño.
-Proponen una hipótesis alternativa llamada “Fallas en terminar el sistema de
apego”→ más que el error en sí mismo (conductas FR o AMBIANCE), es la falla de la
madre en no poder reparar este error lo que puede llevar al apego D en el niño, ya
que lo dejan en un estado crónico de estrés, confusión y daño. El efecto
desorganizante parece estar dado más por el contexto donde ocurre la conducta y
NO por la conducta en sí misma.
- Si la madre falla crónicamente en regular o terminar esta activación, puede dejar al
niño en un estado de incapacidad para elaborar estrategias coherentes y predecibles
para vincularse con su figura de apego.
- Para demostrarlo empíricamente, evaluaron las representaciones mentales a
través de las narrativas de apego que los niños desorganizados han desarrollado
sobre temas relacionados a la activación del sistema de apego y las representaciones
de las madres sobre sus hijos. Se encontró que→ los niños D y sus madres
evidenciaban representaciones mentales cualitativamente diferentes a las madres y
niños con apego organizado, y por otro lado, que hay 2 sub-tipos de desorganización
mental relacionado con dos tipos de madres:
1. Apego controlador-punitivo: los niños se representaba el apego bajo eventos
caóticos, asustadizos y desintegrados en relación a la separación y la
experiencia familiar, como si esos eventos “inundaran” su estado mental
(temas de desastres, violencia, etc.). Madres→ son incapaces de manejar y
cuidar al niño, quien suele ser descrito como “imposible de manejar”,
descontrolado y salvaje. Las madres se descontrolan e inundan de sus afectos
negativos hacia el niño (pegándoles, gritándoles, molestándolos, etc.).
2. Apego controlador-cuidador: niños que tienen una tendencia más bien
inhibida, evitando pensar en los eventos de apego “como si el niño estuviera
tratando de escapar mentalmente de la situación lo más rápido posible”.
Madres→ reflejan una narrativa que indica una cercanía inusual con el hijo
denotando un tipo de inversión de roles donde el niño es representado con
capacidades excesivamente autónomas y adultizadas (el niño no necesita
tener cuidado, tiene las competencias para cuidarse por sí solo). Las madres
se alejan del niño y/o psicológicamente abandonándolos.
-Los autores sostienen que no es necesario que la conducta de la madre sea
atemorizada, disociada, etc., más bien son instancias que pueden ser comunes y
cotidianas donde el sistema de apego ha sido altamente activado y la madre no
repara esos eventos estresantes (generando mayor estrés y emocionalidad negativa
en el niño). Las madres fallan en la terminación del sistema de apego porque ellas
mismas experimentan intensas emociones negativas y confusas hacia el niño
(inundación de estados negativos o inhibición de esos estados). Esto a su vez obliga
a los niños a inhibir sus estados mentales para estar cerca de sus madres (usan la
rabia y la punición para controlar y llamar la atención de sus cuidadores).
El modelo de Koós y Gergely
- Varios estudios han demostrado que guaguas de incluso 2 meses suelen detectar
cuando sus acciones son contingentes a estímulos externos (es decir, que la guagua
tiene control causal sobre esos estímulos). Incluso pueden detectar diferentes
grados de contingencia entre su conducta y el estímulo, a través de lo que Gergely y
Watson llaman “módulo innato de detección de contingencias”
• Contingencia perfecta: le permite al bebé distinguir una experiencia
proveniente de sí mismo.
• Contingencia alta pero imperfecta: vendría de fuera del bebé, tales como las
acciones de los cuidadores, le permiten distinguir experiencias de no sí
mismo.
-Durante los primeros 3 meses de vida el bebé prefiere la contingencia perfecta
(explorar y distinguir experiencias de sí mismo), pero posterior a los 3 meses prefiere
contingencias altas pero imperfectas (para orientarse y explorar el mundo social).
Pero para que esto se desarrolle, el mundo social (sus cuidadores) tiene que ser lo
suficientemente predecible y controlable para proveer de estas contingencias altas
pero imperfectas, y así desarrollar un sentido d eficacia y seguridad emocional en el
apego del bebé.
- Pero ¿qué ocurre entonces en el caso de los padres que despliegan una serie de
conductas impredecibles, atemorizantes/atemorizadas, etc. (es decir, lo que Koós
y Gergely llaman “ambiente de contingencia desviado)? Proponen→ hipótesis del
cambio parpadeante: existen períodos en donde los padres desorganiznates NO
realizan conductas FR o AMBIANCE o de “no terminar el apego” y en esos momentos
el bebé puede hacer la transición normativa desde contingencias perfectas a altas
pero imperfectas. En otros momentos, cuando los padres SÍ exhiben estas
conductas, el niño pierde el control contingente, experimentando ansiedad y
desamparo activando un “cambio defensivo parpadeante” hacia la búsqueda del
modo original perfectamente contingente.
- Como resultado de lo anterior→ el sistema atencional se desconecta del mundo
social (los cuidadores) y se hiperconecta con el sí mismo, volviéndose esto un modo
predominante para el bebé y derivando un estilo disociado de organización
atencional. Este switch puede explicar por qué niños con apego D hacen conductas
autorreguladas extremas (conductas repetitivas y estereotipadas como cabeceo,
tirarse las orejas, etc.), ya que el niño está disociadamente buscando la experiencia
de contingencia hacia sí mismo y desconectándose de la contingencia social.
El modelo de Bernier y Meins
- Propusieron el modelo de umbral→ la desorganización opera bajo un sistema de
umbral que hace al infante más o menos vulnerable o resiliente para desarrollar un
apego desorganizado. Los parámetros de este umbral están dados por:
1. Características del niño: incluye ciertas predisposiciones genéticas
(poliformismo genético del gen receptor de la dopamina DRD4 en interacción
con ciertas dificultades parentales como estados mentales no resueltos) que
al interactuar con ambientes adversos pueden generar mayor predisposición
al apego D. Otra fuente proviene de los procesos temperamentales del niño,
en donde ciertas predisposiciones heredables (irritabilidad e hiperactividad)
pueden propender a cambios en las conductas de cuidado del niño. Y por
último las vulnerabilidades a nivel psicofisiológico y psiconeuro-inmunológico
que pueden afectar la organización del apego.
2. Nivel de sensibilidad y determinadas características parentales: estado
mental de los padres con respecto al apego al afectar o bajar el umbral para
realizar conductas atípicas propensas a desorganizar el apego en el niño; en
nivel de sensibilidad parental (solo suele provocar apego D en combinación
con factores de riesgo contextuales como el NSE), la capacidad de empatía o
mentalización de los padres.
3. Factores de riesgo socio-ambientales: estresores socioeconómicos
acumulados afectan el nivel de sensibilidad de los padres y desorganizar al
niño; disputas matrimoniales; embarazo adolescentes; abuso de sustancias;
estrés.
-Bajo la operación de la “fórmula” de estas 3 variables cada niño puede estar en
un punto del umbral que lo puede dejar más o menos propenso a desarrollar
apego D. Este modelo entrega una visión más realista de la etiología del apego
desorganizado al considerar diferentes procesos que operan en múltiples niveles.
Sin embargo, deja sin explicar cuáles son los mecanismos parentales que
desorganizan a un niño y la posibilidad de elaborar estrategias terapéuticas más
específicas.
Comentarios finales
-Apego desorganizado: NO es una patología en sí mismo. Sino que se podría
considerar como un proceso que dificulta la organización de la experiencia
psicofisiológica, emocional, cognitiva y relacional predisponiendo a la persona a
experimentar mayores dificultades para regular sus situaciones estresantes
propias de la vida.
- Evidencias apuntan a que la desorganización parental equipa al niño para usar
disociación como mecanismo de regulación de estados mentales, dejando al
infante en un estado de vulnerabilidad para manejar el estrés en futuras
ocasiones.
- Si bien los padres (o cuidadores principales) son los principales generadores de
desorganización en el niño, plantear modelos parentales unívocos resulta un
grave error. Es decir, que la propuesta de modelos que planteen que es un solo
proceso (por ejemplo estado mental irresuelto del apego) o un solo mecanismo
(por ejemplo sistemas atencionales disgregados), o un solo funcionamiento, son
reduccionistas y dejan fuera la complejidad del proceso de la parentalidad.
- El planteamiento de modelos generalistas multinivel y multiproceso (como el
modelo del umbral) proveen un marco general esclarecedor para iniciar la
comprensión del objeto a estudiar, pero deja sin explicar el fenómeno a
investigar al proponer fundamentos demasiado abarcativos.
- Posible dilema a resolver: propuesta de modelos que por un lado abarquen un
número importante de multiprocesos y multinivel, y que a su vez conserven el
estatus de explicación para generar una intervención específica para
modificar/desarrollar/aumentar el mecanismo propuesto.

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