Tema 31 Los Reinos Peninsulares en Los Siglos Xiv y Xv. Conflictos Sociales. Diversidad Cultural
Tema 31 Los Reinos Peninsulares en Los Siglos Xiv y Xv. Conflictos Sociales. Diversidad Cultural
Tema 31 Los Reinos Peninsulares en Los Siglos Xiv y Xv. Conflictos Sociales. Diversidad Cultural
CONFLICTOS
SOCIALES. DIVERSIDAD CULTURAL
Castilla
Con Fernando III y Alfonso X se había concluido la gran expansión territorial del reino
castellano a costa de las tierras musulmanas. El final de la etapa expansiva coincide en el
reinado de Alfonso X con el intento de fortalecer el poder monárquico a costa de la nobleza.
Los sueños imperiales del rey y el problema sucesorio con la muerte del infante Fernando
de la Cerda, provocan una guerra civil que deja en suspenso la aplicación de las Partidas y
sumen al reino en una crisis general. La guerra civil que enfrente al rey con su hijo Sancho
concluye en 1282 cuando en las Cortes de Valladolid se le reconoce a este en el gobierno
de Castilla. Sancho IV (1284-1295) ejercerá el gobierno apoyándose en las ciudades
castellanas, a las que concede varios privilegios, como el de formar Hermandades, que
defienden los intereses ciudadanos y el orden público. La reunión de Cortes es frecuente en
este reinado. Sin llegara ejercer una política antinobiliaria, sí marginó a las dos familias más
importantes, los Haro y Lara. Su matrimonio con María de Molina fue considerado ilegítimo
por el Papa, ante lo cual los infantes de la Cerda vuelven a reclamar la corona ya que los
hijos de Sancho IV no son legítimos.
La minoría de edad de Fernando IV (1295-1312) es aprovechada por los nobles para tratar
de recuperar los privilegios perdidos y acrecentarlos. La regencia la ejercen la madre del
rey, María de Molina y el infante Enrique, hermano de Alfonso X, mientras por otro lado los
infantes de La Cerda reclaman el trono y Jaime II de Aragón aprovecha para ocupar parte
de Murcia. María de Molina recurrió a las ciudades que le dieron su apoyo político y
económico a cambio de la concesión de muchos privilegios. Cuando El rey es declarado
mayor de edad (1301) la crisis se atenúa, al admitir el Papa la legitimidad de la sucesión y
crear un importante patrimonio nobiliar para Alfonso de La Cerda. Se acaban los conflictos
fronterizos con Aragón en la Concordia de Ágreda (1304), donde Castilla cede Alicante,
Orihuela y Elche a Aragón. Al final del reinado se logra la conquista de Tarifa, impidiendo así
la comunicación por el estrecho entre el reino de Granada y el norte de África.
La temprana muerte del rey, según la leyenda emplazado ante la justicia divina por un reo
condenado injustamente, da inicia a una nueva minoría. Alfonso XI (1312-1350), apenas
cuenta un año cuando es proclamado rey. Su abuela María de Molina es una de las
regentes y quien custodia al rey-niño, mientras hay otros dos regentes, los infantes Juan y
Pedro. El reino se divide en tres zonas, administradas por cada uno de los regentes de
maneras diferentes. La guerra civil vuelve en los términos anteriores de linajes reales
secundarios en busca de poder, nobles que quieren más extensos territorios y ciudades que
desean mayor influencia en la monarquía. Se agrava la situación al morir en 1319 los
regentes Juan y Pedro, y en 1321 María de Molina. Son ahora los infantes don Juan
Manuel, Felipe y Juan quienes luchan por hacerse con el gobierno. Solo con la mayoría de
edad del rey en 1325 se reconduce la situación. Durante su reinado la institución regia
recupera mucho poder, sobre todo en el control político de las ciudades, con el
nombramiento de corregidores. El Ordenamiento de Alcalá (1348) completa la
uniformización legal castellana que se establece en las Partidas de Alfonso X. Ambos textos
legales son los más importantes castellanos de la época medieval. Los principales
problemas de la política exterior son dos. El difícil equilibrio que mantiene entre franceses e
ingleses en los inicios de la Guerra de los Cien Años, debido a que su marina de guerra,
cada vez más importante, es deseada por ambos contendientes. Castilla debía inclinarse
más por los franceses, pero Inglaterra le ofrecía una ruta segura para el comercio de la
lana. El segundo es el problema del acceso al estrecho de Gibraltar, por donde los
1 de 9
benimerines entran impunemente, poniendo en peligro los territorios castellanos fronterizos
de Granada. La derrota en la batalla del Salado (1340) y después la conquista de
Algeciras, dejan abierto el estrecho a la navegación castellana. El rey muere cuando se
dispone a proseguir sus campañas militares en el estrecho a causa de la Peste Negra en
1350.
Alfonso XI tuvo un solo hijo varón legítimo, Pedro I (1350-1369), y una multitud de
bastardos con Leonor de Guzmán, de los cuales el mayor era Enrique, conde de
Trastámara. Pedro I continuó con la política de su padre y profundizó más en el
fortalecimiento del poder real. Apartó a la nobleza del poder y entregó los cargos palatinos a
burgueses y judíos. El mismo clero se encontró relegado. Los intereses de las clases
privilegiadas se ven amenazados, por lo que pronto simpatizan con las reivindicaciones del
mayor de los bastardos reales, que aspira a convertirse en rey. La alianza con Francia
cambia cuando el rey rechaza a su esposa Blanca de Borbón y Enrique de Trastámara se
refugia en Francia. Pedro I busca entonces la alianza con Inglaterra. La guerra civil se ve
complicada por la intervención de las Compañías Blancas de Bertran Du Guesclin en el
bando Trastámara, y el Príncipe Negro al lado de Pedro I. Es un reflejo de la Guerra de los
Cien Años. Pedro III el ceremonioso también interviene, y el mismo papado respalda al
pretendiente. Al final, cercado en Montiel, es hecho prisionero y muerto a manos del mismo
Enrique de Trastámara. En este conflicto el bando trastamarista es claramente antisemita,
atacando numerosas juderías. Castilla está devastada por la Peste Negra y las
depredaciones de los soldados extranjeros en el reino, aragoneses, ingleses y franceses.
Con la nueva dinastía, llega también una nueva nobleza de servicio, que sustituye a la
nobleza antigua. Enrique II (1369-1379) será llamado el de las mercedes, por todas las
concesiones que tiene que hacer a los nobles que le ayudaron a llegar al trono. El poder
real vuelve a ser una proposición más que una realidad, volviendo en algunos acasos a la
época de Alfonso X. La alianza con Francia no variará ya hasta el final de la Guerra de los
Cien Años, participando la marina castellana en la batalla de La Rochela donde los ingleses
son derrotados, empleándose luego los marinos cántabros en incursiones de saqueo en las
costas del sur de Inglaterra. Juan I (1379-1390) recupera parte del terreno perdido en el
poder monárquico, creando dos instituciones, el Consejo Real y el principado de Asturias. El
Consejo Real es un órgano de gobierno y judicial donde los letrados tienen que ceder
protagonismo a los miembros del clero y nobleza. Si bien es una institución de
centralización del poder, concede grandes parcelas a los estamentos privilegiados y relega
en cierta medida a las Cortes. El título de Príncipe de Asturias se otorga al heredero de la
corona de Castilla, de tal forma que se consolida la sucesión dinástica, que tantos conflictos
anteriores ha generado. Los problemas con Portugal vienen relacionados con la Guerra de
los Cien Años. Juan I deseaba hacer valer los derechos de su esposa Beatriz sobre el trono
portugués enviando un ejército castellano que recibe apoyo de la nobleza portuguesa. Las
ciudades apoyan a Juan de Avis, que cuenta también con un ejército inglés con el duque de
Lancaster, casado con una hija de Pedro I. Los castellanos son derrotados en la batalla de
Aljubarrota (1385), tras la cual renuncia Juan I a sus aspiraciones sobre Portugal y se
acuerda el matrimonio de la hija del duque de Lancaster con Enrique, recién nombrado
príncipe de Asturias.
El reinado de Enrique III (1390-1406) se inicia con una minoría de edad que será muy
turbulenta. En cuanto el rey acceda a la mayoría se revelará como un monarca modélico.
Restablece el poder real, equilibra la Hacienda y somete las ciudades al gobierno real. El
final de los conflictos peninsulares de la Guerra de los Cien Años permite un crecimiento
económico importante gracias a la alianza con Francia y las buenas relaciones con
Inglaterra. Castilla se convierte en hegemónica en la península. Inicia las navegaciones
atlánticas al apoyar la expedición de Bethencourt a las islas Canarias. En los últimos años,
2 de 9
ya muy enfermo, se apoya para el gobierno en su hermano Fernando de Antequera, que
luego será rey de Aragón.
El reinado de Juan II (1406-1454) comienza con una larga minoría y el enfrentamiento entre
Catalina de Lancaster, madre del rey, y Fernando de Antequera, tío y regente. Después las
luchas nobiliarias se van a centrar en las disputas entre don Álvaro de Luna, favorito de
Juan II y gran artífice del fortalecimiento de la institución real y los infantes de Aragón, los
hijos de Fernando de Antequera, que ocupan destacados señoríos castellanos (Alfonso V
de Aragón, Juan duque de Peñafiel, después rey consorte de Navarra y más tarde Juan II
de Aragón, Enrique maestre de la orden de Santiago, Sancho maestre de la orden de
Calatrava). Al final los infantes de Aragón son desterrados, y don Álvaro de Luna separado
del poder y ajusticiado por la intervención del Príncipe de Asturias Enrique en 1453. El rey
morirá al año siguiente.
Isabel I (1474-1504), será la reina que fortalezca definitivamente el poder real frente a la
nobleza, aprovechando la derrota de parte de ella en la guerra civil que hay al inicio de su
reinado. Completa la reconquista con la toma de Granada en 1492 y abre un nuevo mundo
con el descubrimiento de América. Junto con su marido Fernando, los Reyes Católicos
suponen la entrada de Castilla en la modernidad.
Aragón
3 de 9
después de intervenir en las luchas internas castellanas durante la minoría de Fernando IV,
incorporando Alicante, Orihuela y Elche en 1305. Las disputas con Génova concluyen con
las treguas de 1336 y la anexión definitiva de Mallorca, Rosellón y Cerdaña a la corona de
Aragón en 1344 con Pedro IV. Concluye ahora la expansión aragonesa por el Mediterráneo.
Estos años no dejaron de ser conflictivos en el reino de Aragón que durante el reinado de
Pedro III (1276-1285), cuestionó la política exterior del monarca que los había enemistado
con Francia, que en esos años dominaba Navarra y amenazaba con invadir el reino.
Además, no encontraban en la expansión mediterránea ningún beneficio, por lo que
presionan para lograr más privilegios territoriales y la intervención directa en las decisiones
de gobierno. La nobleza aragonesa estaba acostumbrada a la lucha contra los moros y no a
la política frente al resto de estados de la Cristiandad, en la que se interesaba Cataluña, y
además veía como un peligro el desplazamiento del centro político de la corona aragonesa
hacia oriente. Las Cortes de Zaragoza de 1283 fueron una auténtica revolución porque
contra la voluntad del rey el Privilegio General de Aragón recoge la salvaguarda de los
privilegios y particularidades del reino, amenazando con el destronamiento y la negación a
la sucesión del hijo del rey. En el reinado de Alfonso III (1285-1291) las concesiones serán
aún mayores, convirtiendo al Justicia de Aragón y las Cortes en auténtico poder
contrapuesto al del rey. Ya con Jaime II (1291-1327) se consigue la pacificación del reino de
Aragón, el recorte de los privilegios y la participación de los aragoneses en la conquista de
Cerdeña.
Valencia comienza en los años finales del siglo XIII una recuperación económica y
demográfica que será clara en el primer cuarto del siglo XIV. Crecimiento urbano paralelo
con un aumento de la actividad artesanal y comercial, que llega a competir en producción
textil con Cataluña. Nuevos cultivos al drenar tierras antes inundadas logrando excedentes
alimentarios que se destinan a la exportación. En el plano político hay una pugna entre los
aragoneses que reclaman la extensión de su fuero a Valencia por haberse repoblado en
gran parte con naturales de Aragón, y el rey que quiere mantener un fuero propio. Cuando
en la segunda del siglo XIV Aragón y Cataluña estén en crisis, Valencia logra superar la
crisis incluso prósperamente.
4 de 9
concluye en la batalla de Epila. Tras ella, Pedro IV, castiga ejemplarmente a los unionistas
y revoca los Privilegios de la Unión, quedando la nobleza aragonesa pacificada
definitivamente. El Privilegio General queda entonces como fuero y se el Justicia de Aragón
queda como principal institución defensora de las leyes y costumbres aragonesas. Coincide
el final del conflicto unionista con la entrada de la Peste Negra. Tendrá un efecto diferente
en los distintos lugares, pero supone una pérdida entre un 15-20% de la población, y una
incidencia grave sobre una economía ya en crisis desde el bloqueo del trigo siciliano de
1333. Pedro IV luchará en dos frentes, por un lado continúa la pugna con Génova por los
intereses del comercio catalán en Sicilia y Cerdeña. Por otro, interviene en Castilla, primero
con la Guerra de los dos Pedros, y después apoyando al pretendiente Enrique de
Trastámara. Los sucesores del Ceremonioso, Juan I (1387-1395) y Martín el humano
(1395-1410), se limitaron a contener la inflación y los conflictos político-sociales. Al morir sin
descendientes, hay un interregno entre 1410 y 1412, donde se revela la madurez política de
los responsables de cada reino, que controlan la consiguiente inestabilidad.
En el reinado de Juan II (1458-1479) estallan los conflictos que llevan a la guerra civil. Por
un lado, la actitud del rey que quiere introducir nuevas formas de gobierno de tendencia
absolutista y por otro el anquilosamiento de instituciones medievales. Juan II tenía un ideal
hegemónico que debía contar con el sacrificio de los intereses particulares de los reinos a
favor de los intereses superiores de la monarquía, que otros consideran los intereses
dinásticos. Si bien los conflictos se centraron en Cataluña, se extienden al resto de la
Corona y Navarra, donde Juan II actúa como rey desde la muerte de su esposa en 1441,
hasta la de su hijo Carlos en 1461. Los problemas entre Juan II y su hijo Carlos, Príncipe de
Viana, se extienden a Aragón cuando muere Alfonso V. Cataluña se subleva para conseguir
que el rey libere al Príncipe que estaba preso desde su regreso de Sicilia, a la vez que los
beaumonteses y que Enrique IV de Castilla se prepara para intervenir. Ante tantos
enemigos libera al Príncipe y firma la Concordia de Vilafranca del Penedés. La muerte del
Príncipe y el incumplimiento de la Concordia son el desencadenante final de la guerra civil
que dura diez años (1462-1472). En ella se enfrenta la Biga y la Busca por el gobierno
municipal de Barcelona, la monarquía contra la nobleza y contra la burguesía, lo que se
mezcla con las reivindicaciones de los Remensa. La Capitulación de Pedralbes (1472) pone
5 de 9
fin a la guerra, pero los proyectos iniciales de Juan II han quedado desbaratados y los
condados ultrapirenaicos ocupados por Luis XI de Francia.
NAVARRA
Entre 1276 y 1328 los reyes de Navarra y Francia son los mismos, creándose entre los
navarros un descontento generalizado y rechazo hacia los franceses que ocupan los
puestos de la administración. Cuando los navarros eligen a Juana II (1328-1349) como
reina se separan de Francia, si bien los nuevos reyes siguen siendo franceses y
gobernando desde Francia. En este reinado hay un delicado equilibrio entre Francia e
Inglaterra por causa de la Guerra de los Cien Años. En el reinado de Carlos II el malo
(1349-1387) se acentuó la independencia con respecto a Francia al introducir navarros en el
gobierno. Su ambición política le lleva a meterse a en todos los conflictos políticos franceses
y castellanos, a veces en defensa de sus intereses particulares en Francia. El resultado fue
un grave endeudamiento y una crisis económica general en el reino. El final de los conflictos
internacionales le permite una recuperación al final de su reinado para hacer frente a los
desastres climatológicos, la recesión demográfica y la crisis agraria. Carlos III el noble
(1387-1425) buscó la paz exterior y la consolidación del pactismo para lograr la interior.
Colabora con Castilla en la guerra contra los nazaries, convirtiéndose Navarra en un
protectorado castellano. EL rey se preocupa de profundizar en la aristocratización del reino
y en el pactismo al declara el Fuero inamovible y consolidar el poder de las Cortes. Pese a
la paz interna estalla el conflicto entre dos formas de vida opuestas, la campesina del llano
de los beaumonteses y la pastoril de la montaña de los agramonteses. Cuando hereda el
reino Blanca (1425-1441) el gobierno lo ejerce su marido Juan, uno de los infantes de
Aragón, hijo de Fernando de Antequera, y después rey Juan II de Aragón, quien usa el reino
para defender sus intereses en Castilla. Cuando muere la reina, Juan (1425-1479) retiene
el poder y relega a su hijo Carlos, Príncipe de Viana, quien nunca llegará a ser rey. Los
agramonteses apoyan a Juan y los beaumonteses a Carlos, al igual que los castellanos.
Tras varios enfrentamientos y concordias en 1461 muere Carlos. Juan designa heredera a
su hija Leonor (1462-1479), relegando a su hija mayor Blanca por haberse casado con el
rey de Castilla, ejerciendo como lugarteniente de su padre, que ya es rey de Aragón. Las
guerras entre bandos continúan, complicadas con las intervenciones de Castilla, Francia y
Aragón. Casi a la vez muere Juan y su hija Leonor, recayendo el trono entonces en
Francisco Febo (1479-1483), hijo de Leonor, y después en la hermana de este Catalina
(1483-1512). El matrimonio del Príncipe de Viana con la hija menor de Luis XII provoca que
Fernando el católico, como regente de Castilla, mande un ejército de ocupación con el
duque de Alba en 1512. En las Cortes de Burgos de 1515 Navarra queda incorporada a
Castilla preservando sus leyes y fueros. El título real de Navarra lo ostentarán los borbones
y pasará a formar parte de los títulos reales con Enrique IV de Francia en 1589.
CONFLICTOS SOCIALES
Gran parte de los conflictos de estos dos siglos van a venir determinados por una coyuntura
difícil. En 1348 sucede la mayor epidemia que se había conocido en Europa: la Peste
Negra. La dislocación social, y crisis económica que produce es gravísima. A esto se une el
Cisma de Occidente y la Guerra de los Cien Años. El siglo XV será de recuperación
demográfica y económica, pero de amplia conflictividad social.
6 de 9
Conflictos antiseñoriales
Los levantamientos populares en la época medieval no van a pedir un cambio político o una
subversión social. Lo que se reclama es que se vuelva a las costumbres del pasado, que no
se innove, respeto por los usos del pasado. No existe una conciencia de clase, pero sí, lo
que llaman los marxistas instinto de clase. Debido a la Peste Negra de 1348 la población
sufre un fuerte retroceso, siendo entonces muy cotizados los siervos para los señores
feudales. Por este motivo hay en estos años un proceso de señorialización, que se
reconoce en el cambio de censos enfitéuticos por censos renovables, en Castilla con las
mercedes enriqueñas y en el rechazo por parte de los campesinos como los payeses de
remensa y los irmandiños,...
Conflictos urbanos
Otro punto de fricción en la época bajomedieval es la lucha por el control de los municipios.
En los cargos municipales se habían instalados grupos oligárquicos formados por familias
de hidalgos, que se perpetúan en los cargos conviertiéndolo en parte del patrimonio familiar.
Contra ello luchan los elementos del Común.
7 de 9
En Castilla hay una pugna entre las ciudades y la nobleza por conseguir el control del reino
desde la muerte del infante Fernando de la Cerda en 1275 hasta la mayoría de edad de
Alfonso XI en 1325.
La minoría judía residía en los reinos peninsulares desde época de los romanos. Se
dedicaban a actividades financieras y oficios especializados, aunque también los había de
extracción modesta. En Castilla eran, jurídicamente, propiedad del rey. Tenían una serie de
restricciones legales y tenían vedado el acceso a las instituciones. Se les separaba de la
población cristiana para protegerlos. El enriquecimiento de las aljamas porque algunos de
sus miembros practican la usura y otros colaboran con la monarquía, les hará objeto de las
iras populares.
Durante la guerra civil castellana entre Pedro I y Enrique de Trastámara, los judíos serán
perseguidos por el bando trastamarista, sucediendo varias sangrías como la famosa de
Toledo. Esta intransigencia antijudía de este momento está muy relacionada con la entrada
de tropas francesas en Castilla. En 1391 se origina en Andalucía una gran ola antisemita
que se extiende por Castilla y Aragón. Se producen incendios, saqueos, asesinatos y
bautismos masivos. En la corona de Aragón el rey les defiende, pero hace pagar a los
judíos el coste de su protección, y al finalizar los progroms, impone severas multas a los
culpables. En ocasiones a todo un municipio, como en el caso de Valencia. Acabadas las
persecuciones, hay una fuerte presión psicológica por las predicaciones de San Vicente
Ferrer.
En Castilla se forman bandos nobiliarios, pero compitiendo por el acceso al poder real. Las
guerras durante las minorías de edad de Fernando IV y Alfonso XI, la que enfrentó a Pedro I
con su hermanastro Enrique de Trastámara y las motivadas por los Infantes de Aragón y
don Álvaro de Luna, tienen como trasfondo una competencia por el gobierno. No hay en
este caso unos planteamientos diferenciados sobre la organización social o política. Igual se
podría decir de los conflictos en Aragón motivados por la Unión, donde compiten grupos de
nobles con el rey para conseguir más privilegios y libertades.
En Navarra se inicia en el reinado de Carlos III el noble un conflicto entre los campesinos
del llano (beaumonteses) y los pastores de la montaña (agramonteses). Se continúa en el
reinado de Blanca de Navarra y cuando en 1441 muere la reina, Juan II, que luego sería rey
de Aragón, mantiene el poder en el reino como regente de su hijo Carlos, Príncipe de Viana.
En 1447 Juan II casa con Juana Enríquez, debiendo renunciar entonces a la administración
del reino, cosa que no hace. En 1450 el Príncipe de Viana pide ayuda a los beaumonteses,
liderados por Juan de Beaumont, mientras Juan II se apoya en los Agramonteses,
seguidores de Pierres de Peralta. El Príncipe de Viana muere en 1461, y Juan II retiene el
8 de 9
reino de Navarra hasta su muerte en 1479. Los agramonteses que apoyan a Juan II
intervienen también en la guerra civil catalana de 1462-1472.
DIVERSIDAD CULTURAL
Los siglos XIV y XV son un momento de consolidación de una cultura laica. El latín va
recluyéndose en recintos eclesiásticos, y ganan terreno las lenguas romances, destacando
el castellano y el catalán.
En Aragón hay un gran auge de la literatura en catalán, con Eiximenis, San Vicente Ferrer,
y ya en el XV Ausias March y Martorell autor de Tirant lo Blanc. En la arquitectura, al revés
que en Castilla, es más prolífico el siglo XIV que el XV. Destacan los edificios civiles como
las lonjas. En la pintura hay numerosos grandes maestros, influidos por la pintura sienesa.
BIBLIOGRAFÍA
9 de 9