Delincuencia Juvenil
Delincuencia Juvenil
Delincuencia Juvenil
La delincuencia juvenil es uno de los problemas criminológicos que crece cada día más, no
solo en nuestra comunidad o población, sino también en el mundo entero; es una de las
acciones socialmente negativas que va a lo contrario fijado por la ley y a las buenas
costumbres creadas y aceptadas por la sociedad.
Esta delincuencia normalmente se presenta entre las edades de 12 a los 15 años como un
trastorno antisocial de la personalidad el cual consiste en comportamiento desviado en el
que se violan todos los códigos de conducta impuestos por la familia, el grupo, la escuela,
la iglesia, etc. Este menor actúa bajo el impulso del momento y no muestra arrepentimiento
por sus actos.
Por consiguiente es necesario ubicar este fenómeno dentro de la problemática de la
sociedad actual. La estructura social en que les ha tocado vivir a los niños y jóvenes de hoy,
está caracterizada por una complejidad cada vez mayor, donde la búsqueda de soluciones
no depende ni de fórmulas tradicionales; la delincuencia juvenil se ubica, por lo menos en
América Latina, dentro de un contexto social caracterizado por grupos de niños y
adolescentes ubicados dentro de niveles de miseria o pobreza, desempleo, narcotráfico,
concentración urbana, baja escolaridad o analfabetismo, agresiones sexuales y
desintegración familiar. A estos grupos sociales se les ha negado todos los derechos
humanos, tales como el derecho a la vida, la salud, la educación, la vivienda, en fin, el
derecho al desarrollo.
Sumado a este contexto, hay que agregar que la sociedad actual se caracteriza por un
debilitamiento de los sistemas tradicionales de apoyo para el desarrollo de la niñez y de la
adolescencia. Vale la pena mencionar, por lo menos, tres medios de apoyo que con los
cambios sociales, se han debilitado como para dar una respuesta efectiva al desarrollo de
la niñez y de los adolescentes.
La violencia se encuentra comúnmente en la delincuencia juvenil y es uno de los factores
que influyen a los jóvenes a cometer actos ilícitos. Es un fenómeno muy complejo, en el que
se pueden denotar causas biológicas, psicológicas y sociales.
A la delincuencia se la puede definir como un conjunto de infracciones de fuerte incidencia
social cometidas contra el orden público. Esta definición permite distinguir entre
delincuencia y criminología, es decir, la frecuencia y la naturaleza de los delitos cometidos
y la personalidad, motivaciones y capacidades de reinserción del delincuente.
Con relación a la delincuencia juvenil, es necesario delimitar el adjetivo “juvenil”, dado que
en el marco legal se entiende como delincuencia juvenil a los ilícitos llevados a cabo por
personas que no han alcanzado la mayoría de edad penal. En este sentido, el termino
delincuencia juvenil no tiene el mismo significado para todos los criminólogos.
LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
Hasta fechas recientes la violencia de género en la pareja quedaba encubierta por un pacto
de silencio, especialmente en el ámbito doméstico. Diferentes formas de maltrato eran
toleradas, si no aceptadas socialmente1. Las trasformaciones sociales, culturales y legales
de los últimos años conllevan una mayor sensibilización de la opinión pública respecto al
fenómeno. Muchos países, han promulgado leyes específicas que pretenden ofrecer
soluciones integrales. En la actualidad, este tipo de violencia es considerada un delito en
muchos países y se aleja de manera gradual de su condición de evento cotidiano
naturalizado.
Sin embargo, a pesar de los avances, la violencia contra las mujeres sigue representando un
problema polémico y complejo. En nuestro entorno geopolítico hay una gran variedad de
interpretaciones y análisis, y un gran número de estrategias de acción distintas,
influenciadas por los diferentes contextos nacionales. Estudios recientes muestran la
presencia mayoritaria, en el discurso político y social, de marcos referenciales tradicionales.
Partiendo de la legitimación implícita del modelo androcéntrico, estos marcos apuestan casi
en exclusiva por la función visibilizadora y su correlato punitivo3.
Así, se prima la denuncia del agresor por parte de la víctima, pero sin profundizar en otras
dimensiones estructurales o experienciales de la situación de las mujeres víctimas de
maltrato. De este modo, la ausencia de denuncia previa a la agresión se convierte en una
coartada de justificación política. Pero se constata también, aún de manera minoritaria, el
surgimiento y la difusión de marcos alternativos de deslegitimación de la violencia contra
las mujeres. En ellos se reúnen prácticas discursivas relativas a la supervivencia de
relaciones de dominación en las mentalidades «políticamente correctas», la propia
ineficacia de las políticas públicas y la erosión de las intervenciones profesionales
tradicionales. Tan actual como el debate sobre la violencia de género es la utilización cada
vez más frecuente de los foros de Internet, destinados a promover elaboraciones sociales
sobre temas diversos. Son espacios de reunión virtual e intercambio permanente, donde
una gran cantidad de usuarios pueden participar, contribuir y compartir información. El
acceso a este tipo de escenarios virtuales no se produce al azar, sino que es fruto de una
tarea de búsqueda y refleja interés y preocupación por el tema propuesto. Los foros están
repletos de informaciones y opiniones que han sido poco estudiadas y pueden pasar
desapercibidas para la investigación social. Así, son de gran interés los intentos recientes
para entenderlos como una oportunidad de estudiar la participación social y la construcción
de nuevos problemas sociales.