Historia de La Vida y Reinado de Fernando VII - 2
Historia de La Vida y Reinado de Fernando VII - 2
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TOMO II.
IMPRENTA DE REPULLÉS.
1842.
f •
Paso por Te- que aplaudió Fernando con irónica sonrisa. Allí
se despidió para regresar á su puesto el capitan
general de Cataluña don Francisco Copons, que se
habia captado el real desagrado por haberse ateni
do á la letra de los decretos. Desembarazado en
tonces el príncipe de su molesta presencia, no en
cubrió con tanto empeño la propension de su ca
rácter, y aumentó las picantes sales y agudezas
con que sazonaba las frases mas usuales que em
pleaban los diputados en las Cortes..
19
Llegados el i 5 á Segorbe los dos augustos her
manos, juntáronse con su tio don Antonio de vuel
ta de Valencia, donde habia entrado el 7 en com
pañía de don Pedro Macanáz, con el objeto de son
dear el ánimo de varios personages , influyendo
en sus planes, como despues diremos. También
procedentes de Madrid encontráronse con los prín
cipes, en cuya busca venian, el duque del Infan
tado y don Pedro Gomez Labrador, que unidos
á los anteriores, á don José Palafox y'á los du
ques de Frias , Osuna y San Carlos , celebraron
aquella misma noche otro consejo como el pasa- Otro consejo
do de Daroca. No asistió á la junta don Juan Es- en 8°r
coiquiz, que habia querido preceder á los reales via
jeros adelantándose á Valencia á dar la ultima
mano á la obra preparada , y competir en sus ofi
cios con los que en la corte prestaba el conde de
Montijo. Ya largo rato que se agitaba la cuestion,
cuando de improviso se presentó en el retrete
el infante don Carlos como ansioso de tomar parte
en negocio de tanta monta. Unido el infante á Fer
nando desde los primeros años de su juventud cuan
do las disensiones domésticas dividian el palacio,
partícipe de su aborrecimiento á Godoy , y com
pañero de desgracia en Valencey, gozaba don
Carlos suma influencia en el ánimo de su herma
no, y reinaba entre ambos un cariño entrañable.
El duque de Frias y Palafox repitieron los ar
gumentos que en Daroca habian espuesto ; y arri
móse al parecer contrario el de Osuna con pala
bras mas significativas, arrastrado por la seductora
elocuencia de una dama de quien andaba enamo
rado, y á la que habian fascinado con sus artes y
lisonjas gentes de hábito talar. Tocando entonces
el turno al duque del Infantado, dijo: KAqui no
hay mas que tres caminos: jurar, no jurar, y jurar
con restricciones. En cuanto á no jurar, participo
29
mucho de los temores del duque de Frías..." y
prosiguió hablando en términos oscuros , pero de
los cuales podia colegirse que opinaba debia el
monarca prestar un juramento condicional. Negóse
don Pedro Macanáz á espresar su voto, alegando
que lo habia manifestado ya al rey y al infante,
y sin dejar escapar una frase que descubriese en
qué sentido lo habia verificado. Con el mismo mis
terio se produjo ahora San Carlos; y llegando su
vez á don Pedro Gomez Labrador , olvidó en los
arranques de su frenética arenga el comedimiento
debido á tan ilustres personas, pronunciando mal
escogidas voces y en tono inculto ; y acabó decla
rando "que de ningun modo debia el rey jurar la
Constitucion, siendo necesario meter en un puño
á los liberales." Separáronse los consejeros sin acor
dar en la apariencia cosa alguna, pero con la fir
me resolucion , por parte de los que manejaban el
eje de aquella complicada máquina , de echarla á
rodar por los viejos carriles de la tiranía.
Mandaba el segundo ejército y la capitanía
general de Valencia don Francisco Javier' Elío,
Cansas del á quien habia malquistado con las Cortes y la li-
lod
a l¡b«ud."0 * skertad de la prensa lo que en ellas y en los dia
rios se dijo con motivo de su espedicion al rio de
la Plata , y del segundo combate de Castalia. Des
contento desde entonces y dispuesto á contribuir á
sla ruina del código de Cádiz y á vengar de este
modo los que llamaba agravios, escuchó con ale
gría las primeras muestras que de su desapego á
las nuevas leyes dió el monarca al pisar el suelo
patrio. Pero viendo el rumbo que seguían las au
toridades de Cataluña, y principalmente el gene
ral Copons, no creyó tan cercano el día del triun
fo, y confió á su auditor don Martin de Gazta-
Su auditor naga el cuidado de redactar la arenga con que
Gaetauaga. habia de felicitar al ;rey en, su recibimiento. Al-
2Í
ma de sus secretos don Martin , y despositario de
su confianza, escribió el discurso en sentido cons
titucional , pues aunque enemigo de ciertas ideas
habia dado á la estampa varios escritos en fa
vor de las reformas. Tal era el estado del nego
cio, cuando á la fama de la libertad del rey
agolpáronse de tropel y por la posta á aquella
ciudad personages de alto rango y de distintos
colores.
La regencia envió á recibir á Fernando á su
presidente el cardenal don Luis de Borbon, arzo- El cardenal
bispo de Toledo , acompañado del ministro inte- vejí^0" cn
riño de Estado don José Luyando , y de algunos
oficiales de la secretaría. El cardenal, hombre de
escaso talento, menos sagacidad y ningun tacto di
plomático, como de su carta á Napoleon en 1808
puede colegirse, era mas á propósito para atraer
el nublado que para desvanecerle en tiempos tan
turbios ; y la torpeza del ministro escedia la suya.
Corrieron tambien á la embocadura del Guadal-
viar los ex-regentes don Juan Perez Villamil, fe
cundo en intrigas, y don Miguel de Lardizabal,
que tanto encono habia mostrado contra la asam
blea nacional. Pisó igualmente el suelo edetano,
como en su lugar dijimos , el infante don Antonio^ lutrias del
que constituyéndose centro de los realistas, descu- J¿ ¿£¿e don
brió sin embozo la repugnancia de su sobrino á
someterse al juramento prescrito , y concitó á sus
amigos á trabajar en favor del antiguo orden de
cosas. En su tertulia, tan famosa despues porque
en ella se fraguaban los rayos de las proscripcio
nes, sobresalió don Justo Pastor Perez, emplea
do en rentas, que á la sombra del favor desenca
denóse contra los liberales en un papel que impri
mía bajo el título de Lucinda ó Fernandino. Un
incidente casual al decir de unos, y muy estudia
do segun otros, comenzó á descubrir la tendencia
22
de Elío á un cambio de gobierno. Llegado el in
fante á la ciudad, y habiendo pasado el general
á cumplimentarle, pidióle el santo en presencia del
cardenal de Borbon , que , como presidente de la
regencia, representaba el poder ejecutivo. Indig
nado el arzobispo reprendió con destemplado tono
á Elío afeando su ignorancia; y aun tuvo don An
tonio que interponer sus ruegos para amansar al
presidente del gobierno de Madrid , el cual salió
de su paso acostumbrado por uno de aquellos sa
cudimientos de la naturaleza, raros en varones de
su temple. Reportóse el orgulloso general , repri
miendo bajo una falsa sonrisa la cólera que á
llamaradas asomaba al rostro, y reservó para tiem
po mas propicio su venganza. Sin embargo, todos
estos motivos no hubieran bastado para decidir á
don Francisco Javier Elío á echar el guante y
pronunciarse el primero contra las Cortes, si á las
miserias propias no se hubieran acumulado causas
estranas.
Secándaiaseí El marques de Wellesley , hermano de lord
embajador in- Wellington y embajador de Inglaterra cerca del
gobierno de España, habia llegado á Valencia á
cumplimentar á Fernando ; y aprovechándose de
la discordia que reinaba tentó por medio de agen
tes subalternos y bajo cuerda la codicia de algu
nos. Ganado el auditor Gaztañaga por un amigo
suyo acabó de decidir á Elío, y redactada en sen
tido contrario la arenga dispuesta, todo quedó
aplazado y convenido con don Juan Escoiquiz,
portador de mayores seguridades para los conju
rados. Gaztañaga, á mas de la suma que ahora
recibió, fue premiado despues con el nombramien
to de alcalde de Casa y Corte.
No discutiremos la parte mas ó menos directa
de los ingleses en el asunto, ni nos parece proba
ble que pensasen entonces en que la mudanza ra
23
yana tan alta, que llevaría tras sí las persecucio
nes y la servidumbre. Pero el gobierno británico
queria que no volviese á anudarse el eslabon roto
de nuestras colonias americanas , y recordaría qui
zás aquel cálculo político de Esparta, que Hero-
doto refiere asi: "Cuando los lacedemonios se
vieron dueños y conocieron que las fuerzas de .Ate
nas tomaban nuevo incremento, y que de modo
alguno estaban dispuestas á obedecerlos , reflexio
naron que si este pueblo era libre, pesaría en la
balanza tanto como ellos , y que permaneciendo
en la esclavitud caeria en la debilidad y podrian
manejarle." (*) No obstante lord Liverpool de- (*Jp.i¿¿.1.
claró en Í 823 en la cámara de los lores que el núms^)
embajador británico Wellesley habia aconsejado á
Fernando que jurase la Constitucion con modifica
ciones, y que el monarca se negó en el concepto de
que era contraria á la opinion del pueblo español.
Otros han atribuido á los ingleses el haber conse
guido entonces del monarca que no se impusiese la
pena de muerte por delitos políticos anteriores á
su vuelta , y han tomado por fundamento de su
aserto el perdon concedido mas adelante al pie
mismo de la horca á Pablo Rodríguez, apodado
el Cojo de Málaga, á ruegos del embajador de
la Gran Bretaña. Mas de una vez en el curso de
esta historia encontraremos á los britanos hablando
en público á favor de la libertad de España, y
obstruyendo en secreto las vías de alcanzar su
reinado.
Preparado asi el terreno, emprendió S. M. el
camino de Segorbe á Valencia , y habiendo sali-
lido al encuentro el general Elío , pronunció un Dlsamo d«
discurso en que á los mas subidos encomios de £is'° sl rey'
Fernando iban mezcladas las quejas mas amargas
de los ejércitos españoles contra las Cortes. Tras
esto, simulando un entusiasmo inocente, é inspira-
24
Entrégale el do por las circunstancias, esclamó Elío : "Os en-
baston. trego , señor, el baston de general: empuñadlo;
(aquí S. M. contestó diciendo estaba bien en su ma
no ; pero Elío prosiguió ): empuñadlo, señor; em
púñelo V. M. un solo momento, y en él adquirirá
nuevo valor, nueva fortaleza. (S. M. tomó y devol
vió el baston.) Dígnese V. M. darme su real mano
á besar." Y el rey alargó la diestra para que su
esclavo imprimiera en ella los labios que acababan
de destilar aquella miel tan dulce para el tirano,
(* Ap.Ub.l. y tan ponzoñosa para los verdaderos españoles (*).
mim. 5.) Farsa
para cortar
de antemano
de un solo
convenida,
golpe ycomo
por el
hemos
tronco
visto,
el
y
36
de Aragon. Aplaudían el tumulto los que alegres
con la mudanza, ó amigos siempre de ir al hilo
de la corriente , no preveían que una vez roto el
treno de la licencia , y sueltos los vientos de las
pasiones, vendria un tiempo en que mudado el
curso del torrente , se despenaría contra los mis
mos á quiesies ahora halagaba. Instable la multi
tud y novelera , derribará mañana el ídolo que
hoy inciensa. La sediciosa procesion pasó por las
cárceles donde yacían los diputados, amenazándolos
con la muerte, encaramados algunos de los amoti
nados á las rejas del encierro; y por la noche una
tropa de mugeres convertidas en furias repitieron
los amagos y los dicterios clamando que les entre
gasen los presos y los pondrian á buen recaudo.
Tras esto tocaron á rebato los periódicos el siguien
te día 12, denominando traidores á los vocales de
Cortes y acalorando al vulgo: descolló entre todos
por sus sangrientas doctrinas la Atalaya de la
Mancha, que redactaba el padre fray Agustín de
Castro, monge del Escorial. Este fraile terrorista
tuvo ademas la osadía de suponer que las Cortes
habian formado una Constitucion secreta para es
tablecer la república en España, y valióle la ca
lumnia una pension de diez mil reales al año que
le señaló Fernando.
El 11 apareció fijado en las esquinas, corrido
el velo á las reales intenciones, un manifiesto en
forma de decreto , firmado por el rey y refrenda
do por don Pedro Macanáz, que aunque tenia la
fecha del 4 de Mayo en Valencia , habia perma
necido reservado con el mayor sigilo. Documento
es este de tanto interes para el desenvolvimiento
de los futuros sucesos, que merece le analicemos
con detencion usando de sus espresiones, y copian
do sus párrafos mas importantes,
de Mayo! * ^1 monarca recuerda la abdicacion de su pa
37
dre , el primer uso que hizo del poder para repa
rar las injusticias cometidas bajo el reinado de Go-
doy, y los proyectos que habia formado para me
jorar la suerte de sus fieles españoles. Refiere en
seguida los acontecimientos de Bayona, el atenta
do cometido con su libertad, la violacion del de
recho de gentes de que fue víctima, su traslacion
con su hermano y tio al palacio que le habia ser
vido de carcel durante seis largos años, y el pe
sar que le causaba el conocimiento de los infortu
nios que despedazaban la patria durante su dolo
roso cautiverio.
"En tan lastimoso estado, continúa el rey, es
pedí en la forma que rodeado de la fuerza lo
pude hacer, como el único remedio que quedaba,
el decreto de 5 de Mayo de 1808 dirigido al Con
sejo de Castilla, y en su defecto á cualquiera cnan
cillería ó audiencia que se hallase en libertad , pa
ra que se convocasen las Cortes, las cuales única
mente se habian de ocupar por el pronto en pro
porcionar los arbitrios y subsidios necesarios para
atender á la defensa del reino, quedando perma
nentes para lo demas que pudiese ocurrir ; pero es
te mi real decreto por desgracia no fue conocido
entonces , y aunque lo fue despues , las provin
cias proveyeron, luego que llegó á todas la noti
cia de la cruel escena de Madrid por el gefe de
las tropas francesas en el memorable dia 2 de
Mayo , á su gobierno por medio de las juntas que
crearon."
Traza despues el cuadro de la formacion de
las Cortes generales y estraordinarias reunidas en
la isla de Leon; llámalas ilegítimas por haberse
convocado de un modo desacostumbrado en Espa
ña , y sin la concurrencia de los dos brazos , la
nobleza y el clero, y en un solo estamento. Qué
jase de que en el primer acto le despojasen de la
38
soberanía los que habian jurado conservarla , y se
la apropiasen ellos para imponer el yugo de una
Constitucion sancionada por el mismo congreso.
Examina las bases de aquel código propio, no de
las leyes fundamentales de una monarquía mode
rada, sino de las de un gobierno popular con un
gefe ó magistrado , mero ejecutor delegado, no rey.
"Tan inesperados hechos, sigue Fernando, á
quien dejaremos hablar, porque aqui todo es sa-
C*AP.iib. l. grado, como dice Mr. Martignac (*), llenaron de
num. 9.) amargura mi corazon , y solo fueron parte para
templarla las demostraciones de amor de todos los
que esperaban mi venida , para que con mi pre
sencia pusiese fin á estos males , y á la opresion en
que estaban los que conservaron en su ánimo la
memoria de mi persona,, y suspiraban por la ver
dadera felicidad de la patria. Yo os juro y prome
to á vosotros, verdaderos y leales españoles, al
mismo tiempo que me compadezco de los males
que habeis sufrido, no quedareis defraudados en
vuestras nobles esperanzas. Vuestro soberano quie
re serlo para vosotros, y en esto coloca su gloria,
en serlo de una nacion heróica que con hechos
inmortales se ha granjeado la admiracion de to
das, y conservado su libertad y su honra. Aborrez
co y detesto el depotismo; ni las luces y cultura
de las naciones de Europa lo sufren ya; ni en Es
paña fueron déspotas jamas sus reyes, ni sus bue
nas leyes y Constitucion lo han autorizado , aunque
por desgracia de tiempo en tiempo se hayan vis
to , como por todas partes y en todo lo que es hu
mano , abusos de poder, que ninguna Constitucion
posible podrá precaver del todo, ni fueron vicios
de la que tenia la nacion , sino de personas , y efec
tos de tristes pero muy rara vez vistas circuns
tancias, que dieron lugar y ocasion á ellos. To
davía para precaverlos cuanto sea dado á la pre
39
vision humana, á saber, conservando el decoro
de la dignidad real y sus derechos , pues los tie
ne de suyo , y los que pertenecen á los pueblos,
que son igualmente inviolables, yo trataré con sus
procuradores de España y de las Indias , y en Cor
tes legítimamente congregadas , compuestas de
unos y otros, lo mas pronto que restablecido el
orden y los buenos usos en que ha vivido la na
cion, y con su acuerdo han establecido los reyes
mis augustos predecesores , las pudiere juntar,
se establecerá sólida y legítimamente cuanto con
venga al bien de mis reinos, para que mis vasa
llos vivan prósperos y felices en una religion y
un imperio estrechamente unidos en indisoluble
lazo: en lo cual, y en solo esto consiste la felici
dad temporal de un rey y un reino que tienen
por escelencia el título de católicos : y desde lue
go se pondrá mano en preparar y arreglar lo que
parezca mejor para la reunion de estas Cortes; don
de espero queden afianzadas las bases de la pros
peridad de mis subditos que habitan en uno y
otro emisferio. La libertad y seguridad individual
y real quedarán firmemente aseguradas por medio
de leyes, que afianzando la pública tranquilidad
y el orden, dejen á todos la saludable libertad,
en cuyo goce imperturbable, que distingue á un
gobierno moderado de un gobierno arbitrario y
despótico, deben vivir los ciudadanos que esten su
jetos á él. De esta justa libertad gozarán tambien
todos para comunicar por medio de la imprenta
sus ideas y pensamientos, dentro , á saber, de aque
llos límites que la sana razon soberana é indepen
dientemente prescribe á todos, para que no degene
re en licencia, pues el respeto que se debe á la
religion y al gobierno, y el que los hombres mú
tuamente deben guardar entre sí, en ningun go
bierno culto se puede razonablemente permitir que
40
impunemente se atropelle y quebrante. Cesará tam
bien toda sospecha de disipacion de las rentas del
estado , separando la tesorería de lo que se asig
nare para los gastos que exijan el decoro de mi
real persona y familia , y el de la nacion á quien
tengo la gloria de mandar, de la de las rentas
que con acuerdo del reino se impongan y asignen
para la conservacion del estado en todos los ramos
de su administracion; y las leyes que en lo suce
sivo hayan de servir de norma para las acciones
de mis súbditos , serán establecidas con acuerdo de
las Cortes. Por manera que estas bases pueden ser
vir de seguro anuncio de mis reales intenciones en
el gobierno de que me voy á encargar , y harán
conocer á todos, no un déspota ni un tirano, sino
un rey y un padre de sus vasallos.
Y mas adelante.
" Declaro que mi real ánimo es no solamente
no jurar ni acceder á dicha Constitucion, ni á
decreto alguno de las Cortes generales y estraordi-
narias , y de las ordinarias actualmente abiertas,
á saber: los que sean depresivos de los derechos y
prerogativas de mi soberanía establecidas por la
Constitucion y las leyes , en que de largo tiempo
la nacion ha vivido , sino el declarar aquella Cons
titucion y decretos nulos, y de ningun valor ni
efecto, ahora ni en tiempo alguno, como si no hu
biesen pasado jamas tales actos, y se quitasen de
en medio del tiempo, y sin obligacion en mis pue
blos y súbditos, de cualquiera clase y condicion , á
(*Jp. Ub. 7. cumplirlos ni guardarlos. "(*)
'"""lasé***" los cerrojos
Si este decreto
y al sonnode
saliera
las cadenas,
á luz al hubiera
crujido se-
de
"
49
Despues de infinitas vicisitudes, recusaciones,
quejas y olvido de las leyes de partida, los furi
bundos magistrados llevaron adelante los procesos,
recibiendo las confesiones de los acusados , contra
quienes formalizaron los cargos. Estribaban estos
en los acuerdos tomados por las Cortes, declaran
do en el famoso 24 de Setiembre de 1810 la so
beranía de la nacion ; en el juramento exigido á Cargos con-
los diputados ; en la llamada persecucion del obis- lados!0" d'pU"
po de Orense y del marques del Palacio , y en otras
resoluciones y leyes de menos importancia votadas
por los presos.
Pero en primer lugar escudaban á los vocales Su injusticia.
de la asamblea el artículo de la Constitucion, que
los declaraba inviolables , y la ley 5.a de Partida,
tít. 8.°, lib. 3.°, ya citada, que prohibe "recon
venir en juicio á los procuradores durante su pro
curacion." Y en segundo lugar, si se les condena
ba por haber dado su voto al artículo 3.o de la
Constitucion , que establecía la soberanía nacional,
el fallo debia recaer no contra algunos, sino con
tra todos los que votaron el artículo: ahora bien,
en aquella sesion, que fue la de 29 de Agosto
de 1811 , fueron los votantes 152, de los cuales
128 lo aprobaron, y 24 le negaron su sufragio.
De los 128 que votaron por la soberanía del pue-r
blo , solos 1 5 se hallaban procesados , 1 multado,
2 contumaces , 1 2 habian muerto , 69 andaban li
bres y sin formacion de causa, 13 seguían en el
goce de sus destinos , y 1 6 habian sido premiados
por el mismo Fernando (*). ¿Con qué justicia pues (*¿p. Ub. 7.
osaría un magistrado íntegro sentenciar á muerte ""'"• 16^
á los hombres por un hecho que era laudable en
sus compañeros, y que les habia proporcionado
galardones y recompensas de la mano del monar
ca? ¿Cómo obrando ambos del mismo modo pue
de uno ser traidor y otro fiel al rey ? ¿ Cómo pue-
T. II. 7
de
50 contraerse con idénticas acciones, mérito y de
mérito , ser virtuoso y criminal , captarse la gra
cia y el castigo? Roma no presenta un cuadro igual
al que trazamos. Tiberio , Calígula y Neron en
tregaban á la muerte á los senadores que se opo
nían á sus crueldades; pero nunca habiendo emi
tido sufragios iguales elevaron al uno por lo mis
mo que habían abatido la cerviz del otro. Sin em
bargo , el fiscal pidió que se derramase la sangre
de varios diputados: los jueces se estremecieron, y
vacilando entre la alternativa de desagradar á la
Corte, ó de cometer asesinatos juridicos, dieron
treguas al negocio. E1 ministerio , observando sus
dudas, les arrebató los procesos conhándolos á una
Tercera co tercera comision, compuesta de alcaldes de Casa y
mision de es
tado. Corte , que tambien se manifestaron indecisos te
miendo mancharse con sangre inocente.
Por último , Fernando quiso que cayese sobre
su cabeza sola la responsabilidad que tanto pavor
había puesto á las tres comisiones de personas es
cogidas entre sus esbirros; y en 1 S de Diciembre
del siguiente ano Í 8 1 5 pronunció el fallo por la
vía gubernativa, despreciando las atribuciones judi
ciales, garantía de la inocencia, y ley 6.a de Par
tida, título 4.°, libro 3.°, que ordena: "No se cum
plan las reales cartas para desapoderar á alguno de
sus bienes, sin ser antes oido y vencido." La orden
decia que en vista de la defensa de los presos, el
rey habia resuelto fuesen conducidos á los puntos
que luego se espresan: que con toda reserva se pre
parasen los carruages para la noche del 1 7 , y en
lo mas silencioso de ella se pasase á las cárceles
donde estaban, y se les hiciese vestir y ponerse al
instante en camino antes de amanecer, de suerte
que al venir el dia se hallase el pueblo de Ma
drid sorprendido con aquella novedad.
Sentencias ar
bit ranas. Las condenas son como siguen. — Impónense á
5<
don Agustín Arguelles, cuya causa se hallaba en
estado de prueba, ocho años de presidio en el fijo
de Ceuta..— Al canónigo don Antonio Oliveros,
cuya causa tambien se hallaba en estado de prue
ba , cuatro años de destierro en el convento de la
Cabrera. — A don José María Gutierrez de Teran,
á quien habia sentenciado la segunda comision á
dos años de destierro, seis tambien de destierro en
Mahon A don José María Calatrava , la causa
propuesta para prueba, ocho años de presidio en
Melilla. — A don Diego Muñoz Torrero, su causa
en sumario , seis años en el monasterio de Erbon,
en Galicia. — A don Domingo Dueñas, su causa
vista y sin votar , desterrado á veinte leguas de
Madrid y Sitios reales. — A don Miguel Antonio
Zumalacarregui, absuelto por la segunda comision,
desterrado á Valladolid. — A don Vicente Tomas
Traver, su causa vista y no votada, confinado á
Valencia. — A don Antonio Larrazabal , su causa
en estado de prueba, seis años en el convento que
le señale el arzobispo de Guatemala. — A don Joa
quín Lorenzo Villanueva, su causa en estado de
prueba, seis años al convento de la Salceda A
don Juan Nicasio Gallego, cuatro años en la Car
tuja de Jerez. — A don José de Zorraquin, su cau
sa en estado de prueba, ocho años en el presidio
de Alhucemas. — A don Francisco Fernandez Gol-
fin, la causa se le habia comunicado por primera
vez , diez años en el castillo de Alicante. — A don
Ramon Felíu , ocho años en el castillo de Benas-
que. — A don Ramon Ramos Arispe , la causa se
le-habia comunicado por primera vez, cuatro años
en la Cartuja de Valencia A don Manuel Gar
cía Herreros, la causa vista hacia tiempo por la co
mision, pero no votada, ocho anos en el presidio
de Alhucemas. — A don Joaquín Maniau , su cau
sa en sumario, confinado á Córdoba, y una multa
52
de veinte mil reales. — A don Francisco Martínez
de la Rosa, la causa en estado de prueba, ocho
años en el presidio del Peñon, y cumplidos, no
pueda entrar en Madrid y Sitios reales. — A don
Dionisio Capaz, su causa estaba para verse, dos
años en el castillo de Santi-Petri de Cádiz A
don Manuel Lopez Cepero , su causa en estado de
prueba, seis años á la Cartuja de Sevilla.-— A
don José Canga Arguelles, sentenciado por las
tres
cortecomisiones
, ocho añosá en
cuatro
el castillo
años dede destierro
Peñíscola de la
A
f
60
trono mismo, necesario era estar agitado por un
vértigo horroroso para pensar en levantarle á su
antiguo poder. Un ministro estrangero, á quien no
tardaremos en observar al frente de los estimulado
res de la discordia civil , y á quien por sus innobles
manejos mandaron salir del puerto de Cádiz las
Cortes, como dijimos en el libro anterior, vuelto
ahora á su destino, inspiró á Fernando la idea de
su restablecimiento. Era este el nuncio Gravina,
que llevado de sus crueles sentimientos y aguijado
por el deseo de la venganza, cuya espuela era la
mas poderosa para su alma, habia atizado des
de pais estrano la fragua de los realistas. Pero que
riendo el rey dorar con el colorido de la justicia
tan negra providencia, consultó al Consejo, á los
obispos, tribunales y establecimientos literarios: los
menos tímidos respondieron esponiendo los peligros
de abrir tan terrible lucha con la ilustracion ac
tual, y los mas cautos guardaron profundo silen
cio. El Consejo de Castilla quiso antes oir 4 los fis
cales, que reunieron infinitas noticias para pro
bar las demasías del santo oficio , y las ventajas de
mantener cerrado su alcázar. Pero la nueva ha
biase entre tanto derramado por la nacion entera,
escrita por el nuncio del Papa á los prelados re
gulares: los conventos vomitaban esposiciones pi-
Restebleci- diendo las hogueras y los autos defé; y el rey,
inquisicion.
1814. " sm de Julio
aguardar
el famoso
la respuesta
decreto
delque
Consejo,
resucitaba
firmóelenexe-
21
f* Ap.
num. si\.)Ub. 7. siglos
crable de
tribunal (*) para
barbarie de laoprobio
intolerancia , creado
del género humaen
infanta..—
la armada Premios
rusa Caída
raros y destierro
Estado dedeEspaña
los ministros
Compra
Garay,
de
Pizarro, - Ga
ray, vellanos , y adicto á la monarquía representativa
con dos estamentos. Verdad es que en cambio de
estos nombramientos de temple moderado no tar
dó en confiar el rey la capitanía general de Ma
drid á don Francisco Eguía.
El edificio del crédito público, abrumado por
el peso de los desórdenes del gobierno , habíase
desplomado, y ni aun vestigios de sus ruinas que
daban, pues el tiempo las habia igualado con el
suelo. A mas de los distintos ramos en que siempre
se habian dividido en España la recaudacion y ad-
115
ministracíon de las rentas públicas, existían dos
tesoros, el uno nacional, y el otro privativo del
rey , donde el primero desaguaba una corriente de
oro á arbitrio del despotismo. Bajo el pretesto de
ahorros los directores de loterías y otros emplea
dos de hacienda regalaban á S. M. sumas mensua
les de que ningun conocimiento tenia la adminis
tracion del ramo , y que manifiestan el embrollo
y la dilapidacion que reinaba. Asi es que mientras
las clases todas que gozaban sueldos del erario
perecian por falta de pagas , el rey y su familia
nadaban en la opulencia, y aun ahorraba Fernan
do algunos millones anuales que depositaba en el
banco de Londres , para que le sirviesen de puer
to si sobrevenía un naufragio. Y no era la econo
mía la que daba pie á tales envíos, puesto que el Gastos de
monarca gastaba al año la inmensa suma de cien Fernando.
to y veinte millones, no obstante que Fernan
do VI solo consumía treinta , y el honrado Car
los III sesenta, aumento debido á los muchos gas
tos que ocasionaba su amor á la caza (*), (' Jp. llb. 8.
num. 9.J
Si apartamos los ojos del estado interior para
fijarlos en las colonias americanas, Mr. Martignac
nos pinta con tanta verdad su estado, que nos pa
rece preferible el que hable un amigo de los Bor-
bones"Unpara
soloque
recurso
sus palabras
quedabatengan
al gobierno
mas fuerza.
español
América.
para libertarse de tan apremiadores embarazos, pa
ra reparar tantos males y proveer á tantas necesi
dades : recurso que hacia largo tiempo habia ocu
pado el lugar de todos los otros, y habia suplido
por sí las riquezas locales que nunca habia sabido
el primero sacar de la agricultura, de la industria,
del comercio y de cuanto forma la fortuna publica
de los demas estados. Facil es adivinar que se tra
ta de las posesiones de Ultramar.
«En este lado se fijaban todos los votos , todas
las esperanzas , y alli efectivamente existían aun
medios de salud: es verdad que ya aquella parte
de la fortuna de España se hallaba peligrosamen
te comprometida , pero no era una cosa desespe
rada ; y un negocio tan importante y tan decisivo
manejado con prudencia y destreza podia llevarse
todavía á felice cima.
»Hemos visto como durante las revueltas que
agitaron el reino europeo, las colonias á las que se
había dado libertad sin conocerla, y en las que se
habían reconocido derechos sin dejarles su ejerci
cio , habian roto el eslabon que las encadenaba á
la metrópoli , y procurado fundar en provecho su
yo estados independientes.
»La resolucion adoptada no había producido
para ellas felices resultados : habian pagado la in
dependencia esterior con el precio de la paz do
méstica, y casi en todas partes la division, la anar
quía y la guerra civil habian reemplazado á la
servidumbre ó al vasallage.
»En semejante estado facil hubiera sido enten
derse: algunas concesiones que no hubieran pre
sentado al gobierno serios inconvenientes hubieran
bastado para recobrar aquellas comarcas fatigadas,
y para cimentar entre las mismas y la España nue
vos lazos útiles á ambos. Persuadieron á Fer
nando que debia ser dueño absoluto en América
como en España, y no quiso oir hablar de recon
ciliacion.
»Las colonias se hallaban determinadas á re
sistir y á no inclinar nuevamente la cabeza bajo el
yugo antiguo que habian sacudido: necesario fue
combatir en el estremo del mundo , y comenzar
otra vez con un ejército sin disciplina, y con una
marina que no tenia ni oficiales ni armada, la gran
de obra de Cortés y de Pizarro.
»La empresa era inmensa ; la lucha larga y
i17
sangrienta ; y acabó de arruinar el pais que la ha
bía intentado.
»La provincia de Mégico quedó reducida á la
obediencia despues de inmensos esfuerzos, pero no
sometida del todo ni pacificada: Chile, reconquis
tada un momento, rompió de nuevo sus hierros
despues de violentos sacudimientos. Buenos Aires,
entregada sin cesar á las revoluciones que renacían,
halló siempre, á pesar de sus disensiones intesti- .
ñas , medios de resistir al enemigo estrangero. La
república de Colombia fue el teatro de una guerra
hasta tal punto encarnizada, que no obstante la
distancia y los importantes sucesos que pasaban én
torno nuestro , fijó las miradas de Europa y ad
quirió un alto grado de interes.
»Un hombre osado, emprendedor, infatigable,
Bolívar , mandaba las armas del nuevo estado , y
España le opuso á Morillo , soldado intrépido tam
bien, y que en la guerra contra Francia habia
conseguido suma celebridad por su valor y su des
treza." (*) *,Jp, lib, s.
La. camarilla, que tanto ansiaba la reconquis- nums 10^
ta de América para sostener el edificio que se des
plomaba, y para apoderarse al propio tiempo de
las riquezas de las colonias , consintió en el nom
bramiento de Garay como en un mal inevitable,
aunque le reputaba enemigo suyo, y suscribió á la
elevacion de Pizarro, que hacia la corte á Eguía y
á Ugarte, y se inclinaba delante del partido opuesto.
El nuevo ministro de Hacienda debia consoli
dar su poder ocurriendo á los gastos de la espedi-
cion preparada y demas del presupuesto general, y
haciendo frente á la enorme deuda que pesaba so
bre el erario. Abrumaba á España el empréstito
de Holanda contratado en el reinado anterior, que
era solo una parte de su inmensa deuda nacional
y estrangera; deuda que creciendo rápidamente y
1Í8
sin interrupcion ha llegado al estremo de que en
1837 debiese la nacion española doce mil veinte y
un millones , ochocientos diez y siete mil doscien-
(* Jp. Ub. 8. tos setenta reales y siete maravedises (*). Y la de-
■ s) claracion de nulidad de los créditos liquidados ó
inscritos en los libros del príncipe José , si por una
parte desahogaba á la oprimida nacion, era por otra
la mas injusta de las espoliaciones. La alza de los
vales reales en tiempo de las Cortes se debió á que
estas destinaron á su estincion los bienes del santo
oficio: destruida por la resurreccion del sangrien
to tribunal aquella hipoteca , don Martin Garay
tenia que buscar otra imposible de encontrar fuera
de las cuantiosas rentas del clero. No obstante la
Medidas de resistencia
tro, abrió de
éstelosuna
furibundos
negociacion
compañeros
con la del
Corte
minis-
de
acien a. Roma, que convencida de las necesidades del mo
mento concedió á Garay arbitrios suficientes para
Bula del Pa- preparar
Junio de un1818
plan permite
de hacienda.
aplicará
La bula
la estincion
de 26 de
*•• la deuda pública por espacio de dos años las ren
tas de las prebendas eclesiásticas de nombramiento
real que en adelante vacaren, y la no provision
por seis años de los beneficios de libre colacion,
destinando su producto al mismo objeto. La pro
mesa en fin de 3 de Abril del mismo año de que
los vales no consolidados reemplazarían por suerte
á los consolidados que se estinguiesen , y la cla
sificacion de la deuda en dos partes, una con el
ínteres de un cuatro por ciento y otra como crédi
to reconocido, pero sin interes, alentaron las espe
ranzas del comercio , y los que asistian á la repre
sentacion de la comedia por la parte de fuerajuzgaron
antever mejoras progresivas y un desenlace venturo
so. Mas aquellas no pasaban de medidas prelimi
nares, á las que debia acompañar un sistema defi
nitivo de gobierno: veamos si era posible estable
ÍÍ9
cerlo con los nuevos ministros que se sentaban al
lado de don Martin Garay.
El ministro de Estado despachaba interinamen
te la secretaría de Gracia y Justicia, que estaba va
cante un año desde la caida de don Tomas Moya-
no , y era preciso proveerla. La inquisicion de
América envió á Madrid , bajo partida de regis
tro, á don Manuel Abad y Que ipo , obispo de El obispo de
Mechoacan, hombre instruido, tolerante y amigo Mechoacan-
de la moderacion. No bien pisó la corte estendió
se la fama de su mérito y talento, y el rey quiso
que se presentase en palacio para que le enterase
del estado de las posesiones americanas. El obispo
le pintó el verdadero cuadro de aquellos dominios;
le demostró que solo por vias de conciliacion y de
dulzura tendría fin la guerra; y concluyó dicien
do que las mismas ideas habia espuesto en la Me
moria que por duplicado remitió á S. M. desde su
obispado. Respondió Fernando que no habia reci
bido semejante escrito , y ordenó al Abad lo pu
siese en sus manos á la mayor brevedad , como lo
verificó el obispo de Mechoacan. Agradó al mo
narca su lectura, y llamando al señor Abad segun
da vez le ofreció el ministerio de Gracia y Justi
cia, que rehusó el obispo pretestando la causa que
tenia pendiente en el santo oficio. El rey mandó
que el supremo Consejo le presentase los autos, los
examinó , y viendo que no resultaban cargos con
tra el enjuiciado escribió de su puño: "Sobresease."
Al instante dictó el nombramiento del señor Abad
para ministro de Gracia y Justicia , y se lo en
tregó con los mayores elogios.
Supo la camarilla que el nuevo personage que
iba á aparecer en la escena no pertenecia á su ban
do, y asedió al rey y le representó los peligros de
encumbrar al mando á un obispo sospechoso, se
gun decian , por sus ideas políticas. Al dia siguien-
Un ministro de
tomar
te
120el
destitucion,
posesion
señor Abaddealegando
suse destino,
presentó
que elyenobispo
halló
el ministerio
un
pendia
decreto
delá
rencini.
ma. — Carta
— Odio
de mutuo
Pio VII
delalrey
rey—
y los Sociedad
ministros patriótica
Revolucion
de Lo-
de
Ñápales
el trágala. —Caída
Desorden
de Amarillas.
del teatro.
— Biegoen
— Carácter
Madrid.
de Biego
— Entona
Su
T. 11. 21
i 62
tros
constitucional.
Respuesta
— Fisonomía
de las Cortes
del al
mismo.
rey. — Regato.
Segundo—ministerio
Destruc
de
Sucesos
las sociedades
de Zaragoza.
secretas
—Representaciones
del realismo. — Dia
contra
de el
Sanministerio.—
Rafael
la nacion española.
El Papa, á pesar de la ojeriza con que miraba
á nuestro gobierno , concedió facultades al nun
cio para secularizar á los frailes que lo solicitasen
en vez del breve impetrado por el ministro de
2i7
Estado para que el sumo pontífice otorgara esta
facultad á los obispos.
Los secretarios del despacho, que tanto se fa
tigaban para conservar el favor popular , no ha
bian cerrado la sociedad patriótica de Madrid, no
obstante el decreto de las Cortes. Aquella reu
nion, presidida en el nombre por el duque del
Parque, que eclipsaba su antigua gloria con los
delirios de una exageracion sin freno , y que á
nada conducia, componíase de los hombres mas
furiosos de la capital dela monarquía, entre quie
nes figuraban Romero Alpuente, Regato, Golfín,
Moreno Guerra, Mejía, Morales y cien otros que
pensaban que para convertir la España en un pa
raiso no habia medio mas sencillo que promover
una revolucion horrorosa que eclipsase los escesos
de la francesa. Para ellos una nacion era como
una masa de metales que en la fragua se purifi
ca, y se amolda á los deseos y al querer del ar
tífice; y ni fijaban sus ojos en el atraso de los es
pañoles , ni ciegos en los raptos de su fiebre ob
servaban que si en la corte y en las capitales de
provincia contaban admiradores y compañeros,
los demas pueblos, es decir, doce millones escep-
to sus cien mil confederados, aborrecían las de
masías. Resonaban todas las noches en la Cruz de
Malta los dicterios y escarnios contra Fernando
de Borbon: sus ministros no oponían remedio, y
asi echaba mayores raices el aborrecimiento del
monarca. Pero los oradores de Malta, que no ha
llaron en el ministerio un instrumento tan dócil
como deseaban para sus tortuosos fines , arrancá
ronse la mascarilla, y corriendo el velo á las es
cenas pasadas, denunciaron al público los mane
jos atribuidos á los secretarios del despacho , los
motines que habian fomentado para aterrar al
príncipe y violentar sus deseos, y las condiciones
t. ii. 28
de cada transaccion. Pasma verdaderamente el oír
218
á los enemigos y vilipendiadores de la diadema
de Castilla defendiendo al rey de los que debie
ron ser por su destino los guardianes y custodios
de las prerogativas reales; y únicamente se en
cuentra la esplicacion en lo difícil de las circuns
tancias en que manejaron el timon del Estado, y
en el celo de sacrificarlo todo al sostenimiento de
la estátua de la libertad sacudida por las tempes
tades de palacio. En una esposicion elevada á Fer
Secreto ven nando por la sociedad de Malta , decian sus indi
dido.
viduos que habian contribuido inocentemente á la
última farsa del mes de Noviembre, en la que
se habia comprometido el crédito de la nacion,
como lo probaban las circunstancias poco favora
bles del empréstito y otras muchas; y en la que el
ministerio , tocando un sinnúmero de resortes, ha
bia obligado al pueblo á creer que S. M. intenta
ba derrocar el sistema representativo. Anadian que
habian visto al monarca forzado á regresar á Ma
drid , y á desterrar á su confesor únicamente por
que los ministros le suponian contrario á la con
servacion de sus destinos. "Acontecimiento me
morable, clamaban, en el que se abusó con tanta
audacia del grito sagrado de la patria está en pe-
ligr0> y en el 1ue con grave perjuicio de la tran-
quilida pública fueron sorprendidos nuestra cre
dulidad y nuestro patriotismo." Cuando el mi
nisterio se vió atacado de frente por los dema
gogos, recurrió al decreto de las Cortes, y á la
hora en que se reunían las sociedades de la Fon
tana y del café de Malta, la fuerza armada ocu
Córranselas pó el local, y quedaron cerrados aquellos volca
lociedades pa- nes Fermentaba
que vomitaban
la irritacion
continua lava.
popular, trabajada no
t rióticas de
Madrid.
solo por los amigos de la democracia, sino tam
bien por varios personages del realismo, como á
2Í9
cada paso repetímos, quienes veían en las agita
ciones y la zozobra el camino mas breve para
llegar á la reaccion. La idea que el vulgo había
adquirido en la Cruz de Malta de que el rey
aborrecia el nuevo orden de cosas incitábale por
otra parte á saludarle por despecho con el grito
de " viva el rey constitucional " cuantas veces
salia á paseo. En distintas ocasiones insultaron á
S. M. con dicterios indecorosos , tirando tambien
piedras que daban en el coche, y los guardias que
acompañaban á Fernando y que presenciaban los insultos al
padecimientos de las personas reales , mantuvieron- rcy-
se tranquilos en su puesto, no obstante su ardi
miento. El rey se quejó al ayuntamiento el 4 de
Febrero de 1 82 1 de aquellos insultos, diciendo
con amargura que la dignidad real habia sido ho
llada. Grande era el trastorno de las ideas en un
pais en que el trono recurria al ayuntamiento á
pedir proteccion. En la tarde del dia siguiente,
al salir la regia familia de su alcázar, varios pai
sanos y milicianos que vagaban por la plaza es
perando su salida , prorumpieron en voces des
compasadas, que aunque fuesen inocentes , pesadas
las circunstancias tenian la apariencia de la pre
meditacion: enardecidos pues algunos guardias que
embozados en sus capas habían presenciado la al
gazara desde los grupos que formaban hablando
entre sí , tiraron de las espadas y persiguieron á
los gritadores atrepellando á unos y sacudiendo
á otros. Herido un miliciano nacional de Madrid, Acometen los
y malparado un regidor á quien el ayuntamiento |rftadore».
habia enviado al frente de su ronda en virtud de
la queja de Fernando para defender la tranquili
dad pública y calmar los ánimos agitados, pusie
ron los comuneros el grito en el cielo contra los
guardias, clamando que todo era obra de una tra
ma de antemano urdida. Los guardias procedie-
220
ron, es verdad, con ligereza; pero su ánimo no
era castigar los gritos de aquella tarde, sino ven
gar las injurias de los dias anteriores. Traspasaron
sus facultades acometiendo á los paisanos sin or
den para ello, y quebrantaron las leyes. Hay en
todas estas escenas una tramoya secreta en que
el espectador inteligente observa detras de los bas
tidores visibles para el público una mano ocul
ta que dirige el drama: quizás sea la de su au
tor. El hecho siguiente suministrará á los lectores
copiosas reflexiones. Entre los aped readores desco
lló por su rabiosa exaltacion un artesano que caí
do el gobierno representativo no emigró de la
corte, y recibió en premio de los servicios prestados
al rey una pension.
La milicia empuñó las armas, las sociedades
secretas se reunieron arrebatadamente , la guar
nicion corrió á los puntos destinados , y en un
momento la corte presentó la imagen de un cam
po de batalla. Fuertes destacamentos de infante
ría y la artillería bloquearon los cuarteles de
Disorucion del guardias, alli encerrados, y disolvióse el cuerpo, o-
euerpadc guar- bligando á sus individuos á entregar las armas y á
trasladarse consola la espada á otros edificios, don
de habian de permanecer hasta que las Cortes
decretasen su estincion , continuándose entre tanto
el curso de las causas. Repugnaron al príncipe las
medidas con que se condenaba á su guardia en
tera en vez de castigar á los imprudentes que hu
biesen delinquido; pero el ministerio acudió al
resorte de siempre .- pintó Valdés la conmocion que
habia estallado como muy peligrosa; y el Consejo
de Estado aconsejó igualmente al monarca la su
presion del cuerpo.
La pugna de Fernando con sus ministros ha
bía roto ya todos los lazos de la union que de
bía existir entre el trono y k Constitucion del Es
ékó l
tado: á cada momento anadian nuevas amarguras,
y el vaso lleno de hiel rebosó con esta ultima
gota. Desesperábase el rey al considerar su situa
cion, y creíase tiranizado por sus consejeros res
ponsables sin acordarse de la parte que tenia en
la lucha. Quiso pues á toda costa sacudir un yugo
que tanto le abrumaba', y pasando cierto dia al
Consejo de Etfado que se hallaba reunido espusa
sus quejas, los insultos que habia recibido, y tas . . s. ■ -
violencias de sus secretarios del despacho, á quie
nes habia resuelto exonerar de sus destinos usan
do de las facultades que le concedía la ley cons- Escenas riñe
_• * • a •• i i /i / tt . origina el odio
titucional. Arguelles y García Herreros en tono del rey al mi-
mesurado manifestaron al Consejo en respuesta al misterio,
discurso del príncipe que si recurrían á la ener
gía y al vigor para sostener el código que habían
jurado lo motivaba la resistencia real , y enu
meraron una por una las conspiraciones fraguadas
por los realistas bajo la tutela y bajo los auspi
cios de la corona. Al oir Fernando aquella espe
cie de acusacion salió del Consejo colérico y de
mudado, y en su primer arranque firmó la pri
sion de ambos secretarios; pero su familia le re
presentó los riesgos de semejante paso , y dilató
su venganzas para la próxima apertura del con
greso legislativo. Del desconcierto de las primeras
dignidades del Estado preciso era se originase el
desencajamiento de todos sus miembros y la con
fusion y el caos de la anarquía.
El 25 de Febrero, cuando la comision de las 1821.
Cortes , presidida por el obispo de Mallorca,
anunció al rey su instalacion, manifestóle Fernan
do la necesidad de que la asamblea nacional adop
tase las providencias convenientes para evitar los
desacatos é insultos que públicamente habia reci
bido. Cuando el obispo refirió al congreso las pa
labras del monarca respondió el presidente don
222
Antonio Cano Manuel que la conservacion del
orden público no competía al poder legislativo.
Traslucíase pues una resolucion en el príncipe de
reclamar el respeto que la ley debia asegurar al
solio español , hollado por los enemigos de la paz,
y no defendido por sus ministros con la energía
debida.
1821. Lució el primero de Marzo y Fernando con-
gundiTlegislal currió en persona á abrir la segunda legislatura
tura. de las Cortes, en las que pronunció el discurso de
costumbre, afirmando que sus deseos se ceñían á
la felicidad de la patria y al afianzamiento de las
nuevas instituciones. Sus secretarios, que asistían
de pie junto al trono, notaban continuas alteracio
nes en el texto, dirigidas á dar un colorido mas
vivo á los sentimientos de amor á la Constitucion
por parte del rey. Hablando despues éste de las
naciones estrangeras anadió : "Nuestras relaciones
diplomáticas siguen en el mismo estado: la resolu
cion tomada en el congreso de Troppau y conti
nuada en el de Laybach por las potencias del
Norte de intervenir en los negocios de Napoles,
no se estiende á España."
Concluida la minuta que el ministerio, habia
entregado á S. M., y que éste habia corregido, Fer
nando de caudal propio y con asombro de sus se
cretarios, que le escuchaban petrificados, prosi
guió diciendo:
Parte auto- "De intento he omitido hablar hasta lo último
curso. deI dlS" ^e mí persona, porque no se crea que la prefiero
al bienestar y felicidad de los pueblos que la
Providencia puso á mí cuidado.
» Me es sin embargo preciso hacer presente,
aunque con dolor, á este sabio congreso, que no se
me ocultan las ideas de algunos mal intenciona
dos que procuran seducir á los incautos persua
diéndoles que mi corazon abriga miras opuestas al
223
sistema que nos rige, y su fin no es otro que el
inspirar la desconfianza de mis puras intencio
nes y recto proceder. He jurado la Constitucion y
he procurado siempre observarla en cuanto ha es
tado de mi parte; ¡ojalá que todos hicieran lo mis
mo! Han sido públicos los ultrages y desacatos de
todas clases cometidos á mi dignidad y decoro,
contra lo que exige el orden y el respeto que se
me debe tener como rey constitucional. No temo
por mi existencia y seguridad: Dios, que ve mi
corazon, vela y cuidará de una y otra, y lo mis
mo la mayor y mas sana parte de la nacion; pero
no debo callar hoy al congreso, como principal
encargado por la misma en la conservacion de la
inviolabilidad que quiere se guarde á su rey cons
titucional, que aquellos insultos no se hubieran
repetido segunda vez, si el poder ejecutivo tuvie
se toda la energía y vigor que la Constitucion
previene y las Cortes desean : la poca entereza y
actividad de muchas de las autoridades ha dado
lugar á que se renueven tamaños escesos; y si si
guen no será estraño que la nacion española se
vea en un sinnúmero de males y desgracias. Con
fio que no será asi si las Cortes , como debo prome
térmelo, unidas íntimamente á su rey constitucio
nal, se ocupan sinceramente en remediar los abusos,
reunir la opinion y contener las maquinaciones de
los malévolos, que no pretenden sino la desunion
y la anarquía. Cooperemos pues unidos el poder
legislativo y yo, como á la faz de la nacion lo
protesto, en consolidar el sistema que se ha pro
puesto y adquirido para su bien y completa felici
dad Fernando."
Este escrito autógrafo era original del monar
ca, aunque entonces se atribuyó á la pluma de
don José Carvajal; y bien lo revelaban la pobre
za de estilo, el ningun nervio de la diccion y la
224
falta de dignidad que en él se notaba, y que des
cubría el carácter débil, tímido y desconfiado de
su autor.
En el momento que volvió el príncipe á pala-
Exoneracion cío trató de exonerar del mando á los secretarios
del ministerio. ¿e\ despacho, cuyo decreto firmó al dia siguiente,
confiando interinamente el rumbo de los negocios
á los oficiales primeros de los ministerios respecti
vos; y al participar el ministro de Marina á la
asamblea el acuerdo de S. M. , acompañó una real
orden que decia asi:
"Queriendo dar á la nacion un testimonio ir
refragable de la sinceridad y rectitud de mis in
tenciones, y ansioso de que cooperen conmigo á
hacer guardar la Constitucion en toda la monar
quía personas de ilustracion, esperiencia y pro
bidad , que con diestra y atinada mano remuevan
los estorbos que se encuentren , y eviten en cuan
to sea posible todo motivo de disturvios y descon
tentos, he resuelto dirigirme á las Cortes en esta
ocasion y valerme de sus luces y de su celo para
acertar en la eleccion de nuevos secretarios del
despacho. Bien sé que esta es prerogativa mia, pe
ro tambien conozco qne al ejercicio de ella no se
opone que las Cortes me indiquen y aun me de
signen las personas que mas merecen la confianza
publica, y que á su juicio son mas á propósito pa
ra desempeñar con aceptacion y utilidad comun
tan interesantes destinos. Compuestas de represen
tantes de todas las provincias, nadie puede guiar
me en este delicado asunto con mas conocimiento que
ellas, ni con menos riesgo de que el acierto se
aventure. El esclarecimiento, que no debiera negar
me cada diputado en particular si se lo pidiera, na
me lo negarán todos ellos reunidos, pues confio en
que antepondrán las consideraciones del bien publi
co á otras de pura delicadeza y miramiento.1'
225
En las sesiones públicas y secretas que la asam
blea celebró en estos dias dominó tanta descon
fianza del monarca que ocupaba el solio, que to
dos los partidos que dividían el congreso se unie- Opinion cfci
ron mágicamente en el pensamiento de suponer la fam^danza'dél
caida del ministerio efecto de una conspiracion mismo,
palaciega. Y como oprimía su corazon el temor de
que la guerra de los austríacos contra Napoles se
dilatase á España , imaginaron que para tenerla
desapercibida y tiranizarla de golpe habia el
príncipe, de acuerdo con la Santa Alianza, arre
batado el gubernalle de las manos de los amigos
de la libertad para entregarlo á sus contrarios.
El conde de Toreno, á quien tantas veces hemos
citado por modelo de templanza y de sabiduría,
se esplicó asi en la sesion del 3. crEl ministerio Marzodei821.
pasado ha merecido hasta ahora los sufragios de
la nacion, á lo menos en cuanto puede conocerse
por la mayoría del cuerpo representativo: era pre
ciso pues para su separacion, conforme al espíritu
de nuestras instituciones, haber consultado el ma
yor número de los individuos que le componen,
para averiguar si su sucesor contaría con la mis
ma mayoría. Los consejeros de S. M. no han
podido preveer que haya , perdido la confianza
de las Cortes actuales el ministerio exonerado,
puesto que en la precedente legislatura no dimos
pie para semejante opinion. En la actualidad se
trataba de saber el estado de la nacion y la con
ducta observada por los secretarios del despacho:
este examen hubiérase verificado en las primeras
sesiones, haciendo los diputados los cargos oportu
nos , y por la votacion se hubiese visto si el mi
nisterio convenia ó no. Pero no habiendo mereci
do de los consejeros de S> M. aquella consulta
confidencial, no deben las Cortes contestar á
este oficio sino conformándose con la ley funda-
x. ii. 29
226
mental. A mas designar personas sería comprome
terse; porque si el rey se acomodaba con la propues
ta, cargarían las Cortes con la odiosidad que pudie
ran producir las acciones de los individuos nom
brados; y si se apartase de ella, ¿qué ministerio
podria sostenerse contra la opinion de un cuerpo
legislativo tan claramente manifestada?
«Por otra parte los que han aconsejado al rey,
¿á qué le han espuesto? A que digamos ahora que
las personas que merecen la confianza de la na
cion son las mismas que S. M. ha separado de
su lado; y en este caso se veria ó espuesto á
recibir un desaire, ó precisado á suscribir á la
propuesta del congreso. ¿Y por qué no han pre
visto que las Cortes, en caso de tomar una resolu
cion, preferirían esta á cualquiera otra? Yo veo
que los mismos que de doce anos á esta parte
han conducido tantas veces el trono al precipicio,
siguen empujándole á su ruina.
«¡Ojalá que todos los consejeros del rey ve
neren tanto la Constitucion y la amen tanto co
mo los ministros á quienes se ha separado del
mando! porque al menos nunca han vendido á su
patria ni á su rey. — La trama es bien notoria á
todo el mundo , como tambien que tantos insultos
prodigados á la persona real y á la Constitucion
han salido generalmente de una misma mano, y
no de la de individuos adictos al sistema represen
tativo, sino de los que buscan pretestos para des
truirle." Prosiguió el conde demostrando que exis
tia un plan interior para derrocar la ley jurada,
y que para facilitar su destruccion se separaba
del ministerio á los hombres cuya existencia se ha
llaba identificada con la libertad.
Todos los oradores del partido moderado , in
cluso el elocuente Martínez de la Rosa, defendie
ron al ministerio exonerado por el rey, en virtud
227
de unos artículos tan claros de la Constitucion ; y
todos anduvieron cuerdos en oponerse á la pro
puesta de candidatos, porque ciertamente no com
petía á la asamblea. Fernando, débil en sus mis
mos arranques de osadía, debió haber acompañado
al decreto de exoneracion el nombramiento de
personas de subido temple, profundos conocimien
tos y popularidad: de este modo hubiérase evitado
una controversia , que levantaba aun mas alta la
muralla que separaba el palacio de oriente del
edificio de doña María de Aragon. Únicamente el
señor Cepero alabó la alta confianza que el prín
cipe dispensaba á los diputados, y á propuesta de
Calatrava se aprobó que se contestase al rey que
el congreso no podia mezclarse en el nombramien
to de ministros, para cuyo acierto podría consul
tar S. M. el Consejo de Estado.
La asamblea no se contentó con declarar que
el ministerio Arguelles poseía la confianza de
la nacion, sino que asignó á sus individuos el suel
Gracias con
do de sesenta mil reales, en premio de sus servi cedidas á los
cios; y llamados los ex-secretarios del despacho al ex-ministros,
seno de las Cortes, merecieron el elogio de los
buenos ciudadanos, por la justa reserva y sabia
prudencia con que se negaron á revelar los secre
tos que
Si corremos
poseían. un velo sobre las privadas pasio
Carta
Aragonde Fernando
Ejército de
á Luis
observacion.
XVIII. ——
América.
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LIBRO SÉPTIMO.
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386 -
Núm. 17. Comision de premios. Se introdujesen en el reino , y asentasen
sion de Cortes de ia de Setiembre de en muchos opiniones perniciosas por
los mismos medios con que en otros
países se propagaron. Deseando pues
Núm. 18. Stc delatores, genos ho- proveer de remedio á tan grave mal , y
rainnm publico exilio repcrtuni , ct conservar en mis dominios la santa re
poenis quidem nuraquam satis cqerci— ligion de Jesucristo, que aman y en
tum , per proemia eliciebantur. = Tá que han vivido y viven dichosamente
cito , lib. 4-° Anales. mis pueblos, asi por la obligacion que
las leyes fundamentales del reino im
Núm. io. Real orden. -* Habiendo ponen al príncipe que ha de reinar en
hecbo presente al rey sus servicios don él , y Yo tengo jurado guardar y cum
Antonio Lastres , vecino de Velez Má plir , como por ser ella el medio mas á
laga , segun consta de los adjuntos do propósito para preservar á mis súbditos
cumentos, y el que últimamente ha de disensiones intestinas, y mantener
contraído en manifestar la reunion que los en sosiego y tranquilidad , he creido
se formaba en el café de Levante de que
tualessería
circunstancias
muy conveniente
volvieseenal las
ejerci
ac—_
esta corte, cuyos cómplices han sido
sentenciados á presidio (Gaceta de Ma cio de su jurisdiccion el tribunal del
drid del sábado 6 de Mayo de i8i5), santo oficio. Sobre lo cual me han re
pidiendo por todo que se le conceda la presentado prelados sabios y virtuosos,
plaza de fiel de la casa matanza de Má y muchos cuerpos y personas graves,
laga , se ha servido S. M. mandar por asi eclesiásticas como seculares , que á
decreto señalado de la real mano que este tribunal debió España no haberse
se atienda esta solicitud en lo que pi contaminado en el siglo diez y seis de
de. = Lo que de real orden participo á los errores que causaron tanta afliccion
VV. SS. para su inteligencia y cum á otros reinos, floreciendo la nacion at
plimiento. = Dios &c. Palacio i.° de mismo tiempo en todo género de letras,
Mayo de i8i5. = Francisco de Paula en grandes hombres y en santidad y
Luna. — Señores directores generales de virtud. Y que uno de los principales
rentas. medios de que el opresor de la Europa
se valió para sembrar la corrm ■ ton y
Núm. 20. Coleccion de decretos, to Ia*discordia , de que sacó tantas venta
mo i.°: Barcelona, 1814» páginas aoy3o. jas, fue el destruirle so color de no su
frir las luces del día su permanencia
NÚm. ai. RESTABLECIMIENTO DE LA por mas tiempo, y que despues las lla
INQUISICIÓN. madas Cortes generales y estraordina-
rías , ron el mismo prctesto y el de la
■KI glorioso título de católicos, con Constitucion que hicieron tumultuaria
que los reyes de España se distinguen mente, con pesadumbre de la nacion le
entre los otros príncipes cristianos por anularon. Por lo cual muy ahincada
no tolerar en el reino á ninguno que mente me han pedido el restablecimien
profese otra religion que la católica, to de aquel tribunal; y accediendo Yo
apostólica, romana, ha movido pode á sus ruegos y á los deseos de los pue
rosamente mi corazon á que emplee, blos , que en desahogo de su amor á la
para hacerme digno de él, cuantos religion de sus padres han restituido
medios ha puesto Dios en mi mano. de sí mismos algunos de los tribunales
Las turbulencias pasadas y la guerra subalternos á sus funciones , he resuel
que afligió por espacio de seis años to ta, que vuelvan y continúen por ahora
das las provincias del reino , la estan el consejo de Inquisicion y los demas
cia en él por todo este tiempo de tro tribunales del santo oficio al ejercicio
pas estrangeras de muchas sectas, casi de su jurisdiccion, asi de la eclesiástica,
todas inficionadas de aborrecimiento y que á ruego de mis augustos predeceso
odio á la religion católica , y el desor res le dieron los pontífices, juntamente
den que traen siempre tras sí estos ma con la que por su ministerio los prela
les , juntamente con el poco cuidado dos locales tienen, como de la real que
que se tuvo algun tiempo en proveer lo los reyes le otorgaron; guardando en el
que tocaba á las cosas de la religion, uso de una y otra las ordenanzas con
dio á los molos suelta licencia de vivir que se gobernaban en 1808 , y las leyes
á su libre volunLad , y ocasion á que se y providencias que para evitar ciertos
abusos, y moderar algunos privilegios, 387
presivas gracias, tomándolas al mismo
convino tomar en distintos tiempos. tiempo para sí. = Dios guarde á V. S.
Pero como ademas de estas providencias muchos a Píos. — Madrid n de Julio de
acaso pueda convenir tomar otras , y mi i8i4. =Eguía. = Señor gobernador mi
intencion sea mejorar este estableci litar de Sevilla.
miento de numera que venga de él la
mayor utilidad á mis súbditos, quiero Núm. 23. Real orden. -= Con fecha
que luego que se reuna el Consejo de de 28 de Junio del presente año se re
Inquisicion, dos de sus individuos, con mitieron al teniente de rey de la plaza
otros dos del mi Consejo Real, unos y de Valencia por el correo ordinario dos
otros los que Yo nombrare , examinen supuestas reales órdenes , firmadas al
la forma y modo de proceder en las parecer por el señor Don Francisco de
causas que se tiene en el santo oficio , y Eguía , secretario de Estado y del des
el método establecido para la censura y pacho de la Guerra , en las cuales se
prohibicion de libros; y si en ello ha mandaba arrestar y quitar la vida al
llaren cosa que sea contra el bien de capitan general de aquella provincia
mis vasallos y la recta administracion don Javier Elío , de cuyo horrible aten
de justicia , ó que se deba variar, me tado se dio aviso en la Gaceta de esta
lo propongan y consulten para que a — corte del dia i2 de Julio, ofreciendo el
cuerde Yo lo que convenga. Tendréislo premio de diez mil pesos al que descu
entendido y lo comunicareis á quien briese el autor ó cómplice de tan infa
corresponda. = Palacio 2i de Julio de me hecho , para que siendo habido , no
tRi4s = Yo el rey. = A don Pedro de quedase sin castigo su atroz delito.
Mácanáz. Comprometido el decoro del rey y su
soberanía con semejante atentado, tuvo
Núm. 22. Ministerio dela Guerra. = á bien dar comision al capitan general
Don Lucas María de Yera , alferez del de esta provincia de Castilla la Nueva
•egimiento de caballería de Montesa, ha para que por su juzgado se formase cau
llegado á esta á las seis de la tarde de sa , sin esccpcion de fuero, ni perdonar
ayer; y habiéndole yo presentado al rey, medios ni diligencia alguna hasta des
puso en sus reales manos el pliego de cubrir su verdadero autor.
V. S. en que participa á S. M. las su De resultas de las diligencias prin
puestas y falsas órdenes que bahía re cipiadas fue puesto en arresto don Juan
cibido contra la a preciable persona del de Sevilla, oficial de la secretaría de
capitan general de los reinos de Sevilla, Estado y del despacho de la Guerra
Córdoba y Jaen, conde de La Bisbal: por solo el indicio de haber declarado
S. M., bien enterado de todo, no ha po los maestros revisores de letras , nom
dido menos de sorprenderse de semejan brados para el reconocimiento y cotejo
te atentado , y me manda en su conse de papeles ocupados judicialmente, que
cuencia decir á V. S., como lo verifico la letra de Sevilla , en la cual obraban
de real orden , que le han sido gratas algunos escritos de oficio , tenia seme
las medidas que tomó con este motivo janza con la de las supuestas reales
pira librar á un inocente y benemérito órdenes.
oficial del terrible golpe que la maldad El mencionado capitan general , en
le había preparado; y como de este hor consulta de 29 de Setiembre último, ha
rible y atroz atentado debe descubrirse espuesto á S. M. que despues de haber
su autor ó autores por todos los medios se valido el juzgado de todos los arbi
imaginables, me enviará V. S. en plie trios y medios que estan á sn alcance,
go certificado las órdenes que hubiese haciéndose repetidos y prolijos exáme
recibido sobre este asunto, con los so nes, ensayos y cotejos entre las su
bres con que las hubiese recibido, de puestas reales órdenes y los papeles o-
jando al general conde de La Bisbal cupados á Sevilla, asi en su papelera
en el pleno uso de sus funciones, y a- de la secretaría ,_como en la casa de su
segurándole lo sensible que ha sido á hahitacion , escritos en diferentes épo
S. M. esta horrorosa persecucion , de la cas, y sobre diversas materias, todo con
que ha podido en part» libertarle el ti el objeto de que los revisores rectifica
no con que ha procedido V. S., en union sen su juicio , habia sido infructuoso
con las personas que compusieron la cuanto se habia practicado, y por tan
junta que celebró al efecto, y á las que to se hacia preciso confesar de buena
dará V. S. á nombre del rey las mas es- fé que en todas las diligencias y opera
388
ciones ejecutadas resultaba la inocen ducta , fidelidad en el desempeño de
cia de Sevilla, cuya irreprensible con sus deberes y adhesion á su real perso
ducta y buena reputacion se hallaban na , cuatro mil reales de pension vita
ademas apoyadas y sostenidas del modo licia sobre la encomienda de Accnche,
mas solemne por toda clase de personas, de la orden de Alcántara , que deberán
hasta del mas elevado carácter , y que entenderse á favor de su hijo don Juan,
de consiguiente clamaba la justicia por de menor edad, por haberlo asi solici
que asi se declarase; concluyendo que tado de la piedad de S. M.
apoyado en estos fundamentos , creía,
de acuerdo con su auditor de Guerra, Núm, 'si{. Cuenta dada de su vida
que debia declarársele por inocente del política por don Manuel Godoy , prín
delito que motivó su arresto: que debia cipe de la Paz &c. Madrid , i836 , to
ponérsele en absoluta libertad , sin que mo i.°, pág. j.j.
de ningun modo debiese padecer su
buena opinion y conducta por la nota Núm. a5. Don Pedro Gomez Labra
causada en razon de este incidente , ni dor, huido de Francia y vuelto á Espa
servirle de obstáculo para la continua ña , hizo á las Cortes una manifesta
cion en su destino , y demas á que es cion el 3l de Agosto de i8i2, en la que
y se haga acreedor, sirviéndole su su decia : «Doy mi parabien á las Corles
frimiento de mérito en el rea! ánimo por la sabia Constitucion que deja sen
de S. M. para los demas encargos ó co tado el cimiento de la felicidad veni
misiones que sean de su real confianza. dera del pais \ estoy pronto á jurarla en
El rey, bien enterado de todo, y los términos dispuestos, pues mis ser
convencido hasta la evidencia su real vicios anteriores afianzan á las Cortes
ánimo de la inocencia de don Juan de mi afan muy patente para el desempe
Sevilla , de cuyo porte, conducta y fi ño de cuantas obligaciones tiene im
delidad nunca dudó S. M., pero que no puestas un código que encierra las ideas
obstante , vista la sospecha que contra atinadas de los antiguos con cuanta
él se dedujo, ya desvanecida, estimó mejora requiere, la mudanza ocurrida
necesario, para satisfaccion de la vin en los gobiernos modernos, por efecto
dicta pública y mayor calificacion de su del tiempo y de los adelantos del en-
buena opinion y la de toda la secreta tendiminto humano. Leyóse esta esposi—
ría , que se procediese contra su perso cion en la sesion de Cortes de i0 de
na sin la menor contemplacion ni disi Setiembre de i-Sin.
mulo , para castigarle con todo el rigor El partido liberal proponia á Labra
correspondiente á la gravedad de su dor para la regencia , y su competidor
culpa si resultase convencido, ó remo Villanal tan solo le sobrepujó en tres
ver en caso contrario hasta el mas ligc- votos. (Véase Historia política de Mar—
gero recelo de ella , ha tenido á bien liani , Barcelona, i0J0: pág. 60.)
S. JVI. conformarse en todas sus partes
con lo espuesto por el capitan general Núm, 2G. En el tomo citado de De
en su citada consulta ; y en justa con cretos, pág. i9i y siguientes.
sideracion del sufrimiento y padecer de
Sevilla se ha dignado concederle , co Núm. 27. Véase esta carta íntegra
mo una prueba nada equívoca de lo sa en el libro quinto.
tisfecho que está de su buen porte , con
LIBRO OCTAVO.
LIBRO NONO.
LIBRO DÉCIMO.
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