Teoria Del Triángulo de La Criminalidad Trabajo Final
Teoria Del Triángulo de La Criminalidad Trabajo Final
Teoria Del Triángulo de La Criminalidad Trabajo Final
CARRERATDETDERECHO
TEMA:
ASIGNATURA:
SOCIOLOGIA JURIDICA
PRESENTADOTPOR:
MIKEYNI CORPORAN
GENESSIS PEÑA
NARCISO ALMONTE
FACILITADOR:
INTRODUCCIÓN .................................................................................................... 3
EL TRIÁNGULO DE LA CRIMINALIDAD............................................................... 4
CONCLUSIÓN ...................................................................................................... 11
BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................... 12
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INTRODUCCIÓN
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EL TRIÁNGULO DE LA CRIMINALIDAD
La teoría define a un guardia capaz en términos de que puede ser un humano o los
dispositivos de seguridad. Esta declaración lleva al problema original de análisis del
triángulo de la criminalidad con los tres lados representando al agresor, el
blanco/objetivo y el lugar (vea el triángulo en la parte inferior). Al dirigir la atención
a los tres principales componentes de cualquier delito, el triángulo interior ayuda a
asegurar que el análisis cubra los tres. La policía está acostumbrada a pensar
acerca de un problema en términos de los delincuentes involucrados -de hecho, lo
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usual es enfocarse casi exclusivamente en la identificación y su arresto. Pero las
políticas orientadas requieren que el analista explore un rango más amplio de
factores y esto requiere información sobre las víctimas y los lugares implicados. La
última versión del triángulo de la criminalidad añade un triángulo exterior de
“controles” para cada uno de los tres elementos originales (vea la figura).
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Para el lugar, el controlador es el encargado, el propietario o la persona que tenga
alguna responsabilidad para vigilar el comportamiento en un lugar específico, como
un conductor de autobús, el profesor en una escuela, el gerente en un bar, el casero
de un edificio o los sobrecargos en una aerolínea.
2. Una victimización reiterada, donde las mismas víctimas son atacadas por
diferentes agresores, es un problema PATO. Un taxista que ha sido asaltado varias
veces en distintos lugares por diferentes personas es un problema pato puro. Estos
problemas ocurren cuando las víctimas interactúan continuamente con agresores
potenciales, pero no incrementan sus medidas precautorias y sus guardianes están
ausentes o son inútiles.
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Nótese que es muy raro encontrar cada tipo de problema en estado puro. La
mayoría de los problemas están mezclados. La pregunta es cuál de los tipos
presentados es el más dominante: ¿lobo, pato o cubil?
Cuando un delito está en proceso, todos los elementos interiores del triángulo están
presentes y los externos son débiles o están ausentes. Si los ofensores potenciales
están constantemente presentes, pero, por ejemplo, los delitos sólo ocurren cuando
se ausentan los guardianes, entonces el reacomodo de sus horarios debería
solucionar el problema. Pregúntese así mismo ¿cómo está compuesto el triángulo
de la criminalidad antes, durante y después del delito? El entender cómo los
problemas se crean gracias a oportunidades le ayudará a pensar qué podría
hacerse para: prevenir la reincidencia de los delincuentes haciendo un mejor uso de
los controladores; ayudar a las víctimas a reducir sus probabilidades de convertirse
en blancos; y como modificar los lugares donde ocurren los problemas, sean
escuelas, bares, o estacionamientos. En resumen, desde el inicio, acotar la
colección de datos en esos seis aspectos seguramente lo ayudará a encontrar
soluciones prácticas.
Pero además esta figura sirve para clasificar tres problemas a los que se enfrenta
la policía y una teoría respecto a su origen. Esos problemas fueron clasificados por
Eck y Spelman (en Felson & Clarke, 1998) de la siguiente manera:
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Este problema surge cuando el infractor puede localizar espacios y objetivos
temporalmente vulnerables. En este caso los guardianes del objetivo y el
responsable del lugar pueden actuar para prevenir futuros ataques delictivos pero
el infractor se traslada a otros blancos. En este caso es la falta de vigilancia o de
control por parte del controlador del infractor el que facilita este problema.
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conocer, en cierto modo, los lugares en los que el sujeto desarrolla sus rutinas,
teniendo en cuenta que es en las rutas entre las que los sujetos se desplazan de
forma diaria donde ocurre la actividad delictiva, proporcionando así información
sobre el perfil geográfico del infractor (Firdadón Paz Ciudadana, 2012).
Por su parte Cohén en 1981 y posteriormente Kennedy y Forde en 1990 (en Akers,
2012) tras analizar encuestas de victimización, señalan que, si bien el riesgo de
victimización se ve incrementado por la exposición, la proximidad, o el atractivo de
los objetivos, dicho riesgo también varía dependiendo de la edad, el lugar de
residencia, el sexo, la tasa de actividad, los ingresos o incluso el ocio nocturno.
Respecto a esto último, según señala García-Pablos (2007), Felson mediante una
serie de entrevistas pudo observar que el hombre con vida nocturna activa
presenciaban un mayor número de actos violentos y se veían más frecuentemente
implicados en ese tipo de sucesos contra desconocidos, señalando que dichas
situaciones no se producían contra conocidos en al ámbito familiar o social, de modo
que apreciaba la intervención del factor oportunidad en estas situaciones.
Por otro lado Messner y Tardiff en 1985 (en Akers, 2012) señalan que las
características socio-demográficas y temporales estructuran las actividades
rutinarias, por lo que la victimización se ve afectada por la posición de las víctimas
y objetivos en el espacio Físico y el número de contactos personales que tenga el
infractor. Así, señalan que esas características deben estar relacionadas con dónde
y con quién se realizan las actividades cotidianas y determinan que cuando las
rutinas se concentran alrededor del hogar de las víctimas, los victimarlos tendrán
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menos posibilidades de interactuar, mientras que pasar más tiempo fuera de casa
aumenta las posibilidades de victimización por parte de desconocidos.
Por otro lado, Sherman en 1989 (Akers, 2012; Fundación Paz Ciudadana, 2012),
determinó la posibilidad de que determinados espacios urbanos sean espacios
concretos de coincidencia de objetivos y víctimas a raíz de un estudio realizado en
Minneapolis sobre las zonas de alto riesgo, en el que analizó las denuncias
telefónicas, la mayoría realizadas en tos mismos espacios de la ciudad.
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CONCLUSIÓN
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BIBLIOGRAFÍA
Barrata, A. (1989). Criminología Critica y Critica del Derecho Penal. México: Siglo
XXI editores.
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