Historia Impuestos IVA
Historia Impuestos IVA
Historia Impuestos IVA
RESUMEN
En diciembre de este año, el Impuesto al Valor Agregado (IVA) cumple cuarenta años
desde su establecimiento en Chile. La decisión de implementarlo no fue un hecho
espontáneo que nació en la primera mitad de la década de los setenta; muy por el
contrario, su origen es el resultado de un largo proceso evolutivo iniciado en 1920, en
el cual intervinieron agentes económicos, culturales y sociales, tanto externos como
internos. Todos ellos fueron estructurando un sistema tributario que, durante gran parte
de su historia, privilegió aspectos recaudatorios por sobre otras consideraciones más
fundamentales o principios básicos de amplia aceptación para un sistema impositivo,
como son la simplicidad, eficiencia y equidad, hasta llegar a nuestra actual legislación.
1.- INTRODUCCIÓN
Posterior a la guerra del pacífico (1879), los ingresos fiscales se sustentaron en los
generosos impuestos del comercio internacional, como la exportación del salitre
(respecto del que Chile mantenía un absoluto monopolio). Ello generó gran estabilidad
en materia económica, permitiendo que el Estado se relajara en su intención de cobrar
mayores impuestos al consumo interno o renta a las personas. Los gobiernos de aquella
época (José Manuel Balmaceda y Jorge Montt), tuvieron los suficientes recursos para
llevar a cabo importantes obras, como la construcción de la línea férrea desde Iquique
hasta Puerto Montt, construcción de alcantarillados, dotación de agua potable y
pavimentación de calles. Esto generó además el consecuente incremento del número de
funcionarios públicos. Sin embargo, durante los primeros años del siglo XX, algunos
abogados ya realizaban críticos análisis sobre la fragilidad de basar los ingresos
fiscales en la producción del salitre. Incluso algunos propusieron restablecer la
contribución de Alcabala2, mientras que otros proponían mejorar el control de los
impuestos al tabaco y los alcoholes, como también crear impuestos para el consumo de
naipes, fósforos y bebidas artificiales. El abogado, Arturo Covarrubias Valdés, escribía
en 1906 lo siguiente:
“Pero es obra de previsión buscar desde luego rentas que reemplacen a las
entradas del salitre. Opiniones autorizadas han predicho el próximo
1Una vez terminada la Colonia, se continúa con este impuesto. El 17 de marzo de 1835 se
determina el momento de la contribución y los casos en que se aplica la alcabala, donde su
artículo 2° dice: “El derecho de alcabala será de un cuatro por ciento en los fundos rústicos i
urbanos de un tres por ciento en los sitios eriales i de un dos por ciento en las minas y busques”
(Arrizaga Rogel, Aníbal. “Conveniencia de restablecer la contribución de alcabala”. Santiago,
1915).
2Rogel Arrizaga, Anibal “Conveniencia de restablecer la contribución de alcabala”, Santiago,
1915, pág. 19. Biblioteca del Congreso Nacional.
3Covarrubias Valdés, Arturo “Impuesto sobre el Tabaco” (Santiago, 1906), Pág. 5. Biblioteca
del Congreso Nacional.
4En esa época existían muy pocos impuestos de consumo, como el impuesto a la producción de
alcoholes; impuesto al tabaco y las barajas; impuesto a las entradas de circos, hipódromos y
teatros; timbres y estampillas.
N°2.640) y en 1919 (Ley N° 3.482). En todas ellas, sin embargo, para que se hiciera
efectivo su devengamiento, la operación debía constar en un contrato. Ello fue
modificado gracias a la publicación de la Ley N°3.733 del 23 de febrero de 1921, que
ya no exigía la existencia de un contrato, sino que se aplicaba “a las compraventas
comerciales”, ampliando considerablemente el campo de imposición al agregar los
actos de comercio. He ahí su importancia histórica, pues al obviar el contrato para su
devengamiento, se puede considerar como un verdadero impuesto a las ventas de
índole general.
Esta ley también sufre una serie de modificaciones (principalmente en sus tasas y
exenciones), siendo la principal la del año 1956, fecha en que se publica la Ley
N°12.120 sobre impuesto a las compraventas y otras convenciones, la que sin
embargo, seguía manteniendo ese nocivo efecto de cascada y grandes exenciones. El
efecto de cascada, se produce cuando el impuesto no puede ser deducido o recuperado
por el comprador que participa en la cadena productiva, razón por la cual forma parte
del costo del producto y de la base imponible en cada transacción (gravando impuesto
sobre impuesto) hasta llegar al consumidor final.
5Cabe destacar, eso sí, que en el año 1987 mediante la publicación de la Ley N°18.630, el
Impuesto a las Ventas y Servicios (D.L. N° 825) sufre otro gran cambio al incluir como hecho
gravado básico, la venta de bienes corporales inmuebles construidos total o parcialmente por una
empresa constructora o por un tercero para ella.
6Cheyre, Hernán:” Análisis de las Reformas Tributarias en la década 1974-1983”. Centro de
Estudios Públicos, Chile, 1986, pág. 1.
D.L. Nº 350 del 17/03/1925, que modifica la forma de pago del impuesto, disponiendo
que se pagara en estampillas si el monto de impuesto no excedía de $50 al mes o
dentro de los cinco primeros días del mes siguiente9. La Ley Nº 4.322 del 15/02/1928,
fijó un impuesto mínimo de $3 mensuales y que más tarde, mediante el artículo 4 del
D.F.L. Nº 119, del 30/04/1931, se elevaría a $6 mensuales, además de aumentar el
impuesto a las compraventas a 20 centavos por cada cien pesos. La Ley Nº 5.154 del
10/04/1933, nuevamente modificó las tasas, siendo en ese mismo año una de las
primeras grandes modificaciones, ya que mediante la publicación de la Ley Nº 5.277,
el día 30 de septiembre de 1933, y se agregaron las primeras exenciones masivas al
artículo 8 de la Ley N° 5.194:
7En ANEXO adjunto al presente estudio, se incluye línea de tiempo sobre historia de los
impuestos al consumo y el IVA.
8Impuesto al Timbre: Se controlaba mediante la utilización del papel sellado o estampillas
fiscales. El pago del gravamen se configuraba con la adquisición de estampillas que eran fijadas
y canceladas mediante un sello adherido a los contratos documentos, o facturas que
representaban el hecho generador del tributo.
9“Manual práctico al día EDIAR” impuesto a las compraventas Ley Nº 12.120. Contable Chilena
Editores. Pág.4. Año 1975.
"La venta de artículos de primera necesidad hecha por comerciantes que solo
vendan al consumidor y que únicamente trafiquen en dichos artículos..."
10Gravaba a las personas naturales o jurídicas que por razones de negocios, prestasen servicios
de cualquier especie recibiendo por ello un pago.
Las principales modificaciones se enfocaron en cambiar la tasa por una general del 6%
para la primera venta efectuada por fabricantes, industriales o proveedores de los
artículos que hubieren producido, elaborado o transformado y una tasa del 3% para las
ventas posteriores de tales objetos en sus sucesivas etapas de comercialización.
Además se creó una tasa especial del 10%, para las especies calificadas como
suntuarias. Se comenzó a gravar todas las etapas de comercialización de los bienes
afectos al tributo, produciendo un fuerte efecto en los costos, volviéndose de esta
forma, desde el punto de vista de la extensión del área imponible del impuesto, al
antiguo sistema de la Ley de timbres y estampillas del año 192112, y contrario a lo
propuesto en el mensaje presidencial, se agudizó el efecto de cascada. Respecto a las
exenciones, la Ley N°11.575, amplió considerablemente la nómina de artículos de
primera necesidad o de consumo habitual como fideos, sémola, fécula de maíz
(maicena); porotos, lentejas, garbanzos, arvejas, pan, leche, sea en estado natural,
desecada, condensada, pasteurizada, evaporada o en polvo; frutas y verduras frescas;
medicina y algodón para usos medicinales, drogas, especialidades farmacéuticas y
antibióticos, entre otros. Una de las mejoras que significaron un adelanto de lo que son
nuestras actuales normas, es el considerable acortamiento del plazo de pago del
impuesto establecido en la anterior ley de 90 días, a tan solo dentro de los primeros 15
días de cada mes. Además estableció la obligatoriedad a los minoristas de emitir
comprobantes por todas las operaciones no inferiores a cincuenta pesos, siendo
sancionado su incumplimiento con multas, incluso clausura de hasta por treinta días.
Todas estas modificaciones construirían los cimientos de la ley Nº 12.120 que estaría
en vigencia por casi dos décadas, hasta la publicación del Decreto Ley Nº 825 en
diciembre del año 1974.
13El 18 de agosto de 1956 se publicó en el Diario Oficial, la Ley N° 12.084, cuyo artículo 1° fijó
el texto de la ley de impuesto a las compraventas y otras convenciones independizándolo del
Decreto Supremo N° 2.722. El artículo 7° de la Ley N° 12.084, facultó al Presidente de la
República para “publicar el referido texto en forma independiente dándole numeración de ley”,
lo que se hizo en el Diario Oficial el día 30 de octubre de 1956, correspondiéndole el N° 12.120.
14Actualmente se encuentran establecidas en el Artículo 8 de la Ley sobre Impuesto a las Ventas
y Servicios.
alguno que deje constancia de contratos afectos a los impuestos de la ley sin exigir
previamente el recibo de pago de la contribución respectiva.
Sin embargo, los sucesivos cambios que buscaban mejorar la recaudación fiscal, y que
fueron realizados hasta el año 1974 (año en que se instauró el IVA en Chile), no
lograron el efecto esperado. Ello ocurrió por las excesivas exenciones y franquicias,
que buscaban la progresividad del sistema mediante la eliminación del gravamen a
todos los productos básicos y que en la práctica solamente complejizaron los procesos
de fiscalización y funcionamiento de la recaudación sobre los hechos y bienes
gravados.17 Otro punto en contra, era el efecto de cascada el cual afectaba los precios
de los productos, en mayor cuantía, para aquellos con procesos más largos o mayores
etapas hasta llegar al consumidor final. El efecto de cascada fue eliminado en el año
1972, mediante la publicación de la Ley Nº 17.828, que eliminó el sistema plurifásico
de la Ley Nº 12.120, por un tributo dual que gravaba solamente dos etapas de
comercialización: la primera efectuada por el productor o importador, y la venta al
consumidor o usuario final, con tasas del 17,5% y 4%, respectivamente.
i. Año 1957, las Leyes Nº 12.428 y Nº 12.434, elevaron la tasa general del
impuesto, desde el 3% a un 4% y luego a un 15%.
ii. Año 1958, la Ley N° 12.861, hizo aplicable el impuesto de la Ley Nº 12.120 a
las tintorerías industriales y al arreglo o reparación de calzado y ropa usados.
La Ley N° 12.954, elevó las tasas del impuesto a la gasolina y otros productos
derivados del petróleo.
iii. Año 1959, se realizó una sola modificación mediante la Ley N° 13.305, que
entre otras, estableció una tasa especial del 1% para las transferencias de
ganado, aves, trigo y otras especies, derogó la tasa especial del 40%
establecida en la primera transferencia de artículos de tocador y se
restringieron las exenciones del artículo 22 de la Ley Nº 12.120.
iv. Año 1960, el D.F.L N° 249, hizo extensivo el impuesto de compraventas a las
estamperías industriales y a las reparaciones de cosas corporales muebles y
suprimió la tasa especial del 15% creada por la Ley N° 12.428, para las
champañas, vinos y licores expendidos en restaurantes y otros
establecimientos. El D.F.L N° 260 del 04 de abril, redujo los tributos que
gravaban al gas y energía eléctrica, mientras que la Ley N° 14.171 del 26 de
octubre, agregó a la Ley N° 12.120 el artículo 3°Bis, el cual estableció un
impuesto del 15% a la primera transferencia de bebidas analcohólicas y aguas
minerales, agregando además el artículo 11°Bis que establecía una presunción
de ventas mínimas.
v. Año 1961, se publicaron las Leyes N° 14.572 y N° 14.634, que establecieron
un impuesto especial al gas licuado de petróleo y modificación a la
presunción de impuesto mínimo, respectivamente.
vi. Año 1963, las Leyes N° 15.248, N° 15.263 y N° 15.386, establecieron
aumentos en las tasas, como de las bebidas alcohólicas a un 25%, la tasa
general del impuesto de compraventas a un 6% y un 18% la tasa aplicable a
los artículos suntuarios, mientras que la Ley N° 15.386, estableció un recargo
de un 20% a las tasas del 1%, 2% y 25%, las que quedaron en 1,2%, 2,4% y
30%, respectivamente, como también aumentó a un 14,4% y 0,6% las tasas
del impuesto especial al gas licuado.
vii. Año 1964, se publicó la Ley N° 15.478, que alzó a un 12% la tasa aplicada a
los productos vendidos en restaurantes, bares, tabernas, cantinas, clubes
sociales, y negocios similares, como cabaret, boite y quintas de recreo. La
Ley N° 15.561 publicada el día 4 de febrero, estableció que las cooperativas
debían pagar el impuesto establecido en el inciso penúltimo del artículo 1° de
la ley N° 12.120 de 1956. Ley N° 15.564 publicada el 14 de febrero, derogó a
partir del 01 de marzo de ese mismo año, el impuesto mínimo a las
compraventas. Finalmente la Ley N° 15.575 publicada el 15 de mayo, dejó
afecta a impuesto la enajenación de establecimientos de comercio y fijo una
tasa de 18% para las transferencias de champañas, sidras y licores vendidos
en locales de primera clase, además de crear una tasa del 10% y 8% para
transferencias de vinos.
viii. Año 1965, la Ley N° 16.250, publicada el día 21 de abril, dejó gravado con el
impuesto de compraventas, con tasa del 12% a los productos que
anteriormente estaban afectos al impuesto adicional de azúcar, además de
elevar el mínimo para emitir boleta, pasando de E° 0,20 a un 1% del sueldo
vital, escala A) del departamento de Santiago.
2.3.- Etapa de 1972 a 1974. Término del efecto cascada y preparación para
instaurar definitivamente el Impuesto al Valor Agregado en Chile.
Los cambios efectuados durante los años 1972 a 1974, fueron el resultado de diferentes
estudios realizados por el Servicio de Impuestos Internos y asesores internacionales,
entre los cuales se cuenta al profesor John Due (Universidad de Harvard). Entre los
defectos más sobresalientes del impuesto a las compraventas, se encontraba su
compleja estructura de tasas y sobretasas especiales, con más de cuarenta alícuotas
diferentes, y el nocivo efecto de cascada. Los estudios determinaron que este efecto
incentivaba la integración vertical de las empresas, ya que de esa forma evitaban los
altos costos que les significaban soportar el impuesto a las compraventas y, que a la
postre, ese incentivo solo terminaría perjudicando la productividad de las empresas
nacionales, desalentando además su especialización. Otro de los defectos del efecto
“en cascada” era la desigualdad, ya que el beneficio de la integración vertical para
abaratar costos, era un mecanismo que, por sus complejidades administrativas,
18
Marcel (1986) señala que la evasión del impuesto a las compraventas, predecesor del IVA, era
“sumamente elevada”, citando para ello trabajos que arrojaban valores estimados “fluctuando
entre un 40% y hasta un 80% de evasión”.
19Lamarca, Felipe: “Evolución y perspectivas del sistema tributario en Chile” Documentos serie
Investigación N°57. Departamento de Economía, Universidad de Chile.
20Las
instrucciones sobre la aplicación de la Ley N° 17.828, aparecen comentadas en la Circular
N°159 del 31 de diciembre de 1972.
Ley N° 12.120, artículos como géneros, telas, tejidos, tapices, alfombras, entre otras
especies similares; D.F.L N° 15, que refundió las diferentes tasas que afectaban a las
películas; D.F.L N° 16, que refundió las diferentes tasas que afectaban a la sidra de
manzana y otras frutas.
21“Manual práctico al día EDIAR” impuesto a las compraventas Ley Nº 12.120, contable chilena
editores. Pág.187.
Sin perjuicio de ello, de acuerdo al propio artículo 1º, además de la tasa general del
24%, existía una del 8% (que mantenía el efecto de cascada) que gravaba las
relaciones comerciales entre productores y una tasa del 50% que afectaba a los
artículos calificados como suntuarios.
porotos, lentejas, garbanzos, huevos, ganado, aves, trigo, arroz, sal, harinas de cereales
o de legumbres, carne fresca, congelada o deshidratada, y el azúcar que se importe por
las provincias de Chiloé, Aysén y Magallanes para el consumo de dichas zonas;
Carbón mineral, carbón vegetal, salitre, yodo, leña, sorgo-grano y alimentos para aves
y animales; pescado, algas marinas, mariscos y crustáceos frescos y congelados
destinados al consumo humano, excepto erizos, ostras, langostas y centollas; libros,
textos y cuadernos escolares, diarios y revistas destinados a la lectura; cigarrillos,
cigarros y tabaco elaborado, los que pagarán sólo el impuesto especial sobre el precio
de venta al público; productos biológicos, bioquímicos o químicos para uso en
animales o aves, que se elaboren en el país; además de maquinarias agrícolas
destinadas a ser usadas exclusivamente en la agricultura, fertilizantes, abonos de
producción nacional, semillas certificadas, maíz y pesticidas, siempre que se efectúen
por o a instituciones fiscales, semifiscales o de administración autónoma, institutos que
estén financiados con recursos del Estado, cooperativas agrícolas, cooperativas
vitivinícolas, cooperativas campesinas, cooperativas de la Reforma Agraria o por
intermedio de uniones o federaciones de esas mismas cooperativas; entre otras
exenciones.
Como se pude apreciar, la Ley Nº 12.120, a pesar de sus cambios continuaba con
problemas como el concentrar su tributación en la etapa productora, lo cual obligaba a
definir con exactitud el concepto de fabricante lo cual en muchos casos era muy difícil
definirlo así como también el sujeto del impuesto (principalmente en aquellos procesos
productivos donde era imposible determinar la finalización del proceso industrial). Por
otra parte, la tasa del 8% aplicada entre productores, continuaba con el efecto de
cascada. Mención aparte debemos darles a las exenciones a las compraventas como a
los servicios establecidas en la Ley Nº 12.120 y un sinnúmero de disposiciones
dispersas, que dificultaban la administración de los impuestos y los precios finales de
los productos, todo lo cual derivó en aplicar un revolucionario sistema que se hizo
efectivo mediante la publicación del Decreto Ley Nº 825, “Ley sobre Impuesto a las
Ventas y Servicios”, publicado en el Diario Oficial el día 31 de diciembre de 1974.
diversos estudios que promovían un cambio, como los realizados por el profesor de
Harvard, John Due, junto a profesionales del Servicio de Impuestos Internos,
formándose además una comisión de reforma tributaria 24, la cual señaló que :
Este impuesto tenía una serie de características que lo enarbolaban como uno
altamente rendidor y simple de aplicar. Características como la traslación, plurifásico,
gravar solamente el mayor valor de cada operación, el usar el método financiero de
impuesto contra impuesto, lo recomendaban para ser aplicado en Chile, ya que gracias
a éstas características, se podría eliminar los efectos en los costos de los intermediarios
de las cadenas productivas, que el anterior impuesto propiciaba.
24
El profesor John Due, autoridad mundial sobre impuestos a las ventas, junto a su equipo
realizaron entre 1969 y 1970, diversos estudios sobre la Ley Nº 12.120. La comisión de Reforma
Tributaria estuvo integrada por funcionarios del Servicio de Impuestos Internos y de
ODEPLAN.
Como fue señalado, los servicios no quedaron integrados al sistema del IVA,
manteniéndose en el Título IV del D.L. Nº 825 (“Impuesto a los Servicios”) con una
tasa del 20% y del 8%, que dependían del tipo de servicio, siendo en la práctica muy
similar al tratamiento de la Ley Nº 12.120. Esto significaba que para determinar el
hecho gravado, solamente había que buscar en la larga lista de más de veinte servicios
establecidos en los artículos 47º, 48º y 49º del D.L Nº 825. La exclusión de la
generalidad de los servicios del sistema del IVA, implicó seguir con uno de los
principales efectos negativos de la ley anterior, el efecto acumulativo. De esta forma se
desvirtuó uno de los principales objetivos de la reforma recién establecida, pues
quedaron fuera (y por lo tanto sin derecho al crédito fiscal) una serie de servicios que
tenían importante incidencia en los precios finales, como lo es la propaganda y
publicidad, regalías por uso de marcas y patentes, entre otros.
Además reestructuró algunos hechos gravados que estaban en las letras b), c) y g) del
anterior artículo 47º del D.L 825, incluyéndolos en el nuevo artículo 8º de la ley, y que
son los siguientes:
Además de lo anterior se creó un nuevo artículo 27º que permitía el reajuste del
remanente de crédito fiscal, pues la anterior norma que se encontraba en el artículo
25º, no permitía dicha posibilidad.
La vigencia del nuevo texto, comenzó a regir a parir del 1 de enero de 1977 y posterior
a ella se siguieron realizando otras modificaciones de menor grado, destacándose la
“Los contribuyentes gravados con el impuesto del Título II de esta ley y los
exportadores que tengan remanentes de crédito fiscal, determinados de
acuerdo con las normas del artículo 23, durante seis períodos tributarios
consecutivos, originados en la adquisición de bienes corporales muebles
destinados a formar parte de su Activo Fijo, podrán imputar ese remanente
acumulado en dichos períodos, debidamente reajustado de conformidad con
lo dispuesto en el artículo 27, a cualquier clase de impuesto fiscal, incluso de
retención, y a los derechos, tasas y demás gravámenes que se perciban por
intermedio de las Aduanas u optar porque dicho remanente les sea remanente
les sea reembolsado por la Tesorería General de la República. En el caso que
en los seis períodos tributarios señalados se originen créditos fiscales en
adquisiciones distintas a las anteriores o en utilizaciones de servicios, el
monto de la imputación o de la devolución se determinará aplicando al total
del remanente acumulado, el porcentaje que represente el Impuesto al Valor
Agregado soportado por adquisiciones de bienes corporales muebles
destinados al Activo Fijo en relación al total del crédito fiscal de los seis
períodos tributarios.
Para hacer efectiva la imputación a que se refieren los incisos anteriores, los
contribuyentes deberán solicitar al Servicio de Tesorerías que se les emita un
Certificado de Pago por una suma de hasta el monto de los créditos
acumulados, expresados en unidades tributarias. Dicho certificado, que se
extenderá en la forma y condiciones que establezca el Reglamento, será
nominativo, intransferible a terceras personas y a la vista, y podrá
fraccionarse en su valor para los efectos de realizar las diversas
imputaciones que autoriza la presente disposición.
Por su parte, el artículo 8º letra e), dejaba gravado solamente los “Contratos de
instalación o confección de especialidades26”, señalando explícitamente que: “En
ningún caso este impuesto afectará a los contratos generales de construcción o
edificación”, situación que también fue revertida mediante la publicación de la Ley Nº
18.630, que incluyó a los contratos generales de construcción. De esta forma, a partir
del año 1987, las empresas constructoras dejaron de ser consumidores finales frente al
IVA, cuyo efecto inmediato fue el de no incluir dentro de sus costos el impuesto
soportado en los insumos, bienes de capital y contratación de servicios, traspasándolo
al consumidor final.
Para mitigar el traspaso del IVA al consumidor final, el artículo 5º de la Ley Nº 18.630
de 1987, modificó el artículo 21º del D.L. Nº 910 de 1975, incorporando a las
empresas constructoras a dicha franquicia tributaria, siempre que construyeran y
vendieran inmuebles con destino habitacional27, construido mediante contrato general
de construcción, que no sea por administración. La rebaja del 65% del IVA Débito
Fiscal establecido en dicha franquicia, permite que solamente se traspase un 35% del
débito fiscal al comprador final. Además permite apoyar a las empresas constructoras
mediante el derecho a deducir de sus pagos provisionales mensuales de la ley de la
renta, el 65% del IVA débito fiscal restante, generado en dichas ventas.
La modificación a la letra m), que para los bienes inmuebles amplió los plazos y
requisitos para quedar gravados, buscó evitar o desmotivar que cualquier persona
ligada a una empresa, comprara activos a través de ellas para su uso personal. Antes de
la modificación de la letra m) del artículo 8º, las empresas compraban un activo fijo,
hacían uso del crédito fiscal, y luego vendían después de un año de haberlo adquirido,
sin quedar afecto a IVA. Para el caso de los bienes corporales inmuebles, se mantuvo
el plazo de doce meses. La redacción instaurada por la Ley Nº 19.738, y que se
mantiene hasta la fecha, es la siguiente:
“La venta de bienes corporales muebles que realicen las empresas antes de
que haya terminado su vida útil normal, de conformidad a lo dispuesto en el
N° 5 del artículo 31 de la Ley de la Renta o que hayan transcurrido cuatro
años contados desde su primera adquisición y no formen parte del activo
realizable efectuada por contribuyentes que, por estar sujetos a las normas de
este Título, han tenido derecho a crédito fiscal por la adquisición, fabricación
o construcción de dichos bienes. La venta de bienes corporales inmuebles o
de establecimientos de comercio, sin perjuicio del impuesto que afecte a los
bienes de su giro, sólo se considerará comprendida en esta letra cuando ella
se efectúe antes de doce meses contados desde su adquisición, inicio de
actividades o construcción según corresponda.
Con esta modificación, si una empresa usó una proporción originaria del 100%, para
obtener luego una devolución, entonces si tiene solo ventas afectas, su devolución será
cubierta sólo con los pagos de IVA de su actividad afecta. Si en cambio, después de la
devolución sólo realiza operaciones exentas, ésta será cubierta exclusivamente con los
débitos adicionales, restituyendo de esta forma la totalidad de la devolución.
no la devolución. Por ello, al ser un trámite innecesario, se agregó después del punto
final del inciso primero el siguiente párrafo:
“Artículo 23.- Los contribuyentes afectos al pago del tributo de este título
tendrán derecho a un crédito fiscal contra un débito fiscal determinado por el
mismo período tributario, en que el contribuyente pague una fracción del
precio o remuneración a lo menos equivalente al monto del impuesto que
grave la operación respectiva, independientemente del plazo o condición de
pago convenidos con el vendedor o prestador del servicio, el que se
establecerá en conformidad a las normas siguientes:”
Esta modificación al inciso primero del artículo 23º, buscaba una solución para los
proveedores de los grandes cadenas de supermercados o el retail (entre otros), quienes
tienen la costumbre de pagar a sus proveedores a los treinta, sesenta y hasta noventa
días después de haberse devengado el impuesto, provocando un grave problema de
liquidez a dichos proveedores. Sin embargo, por lo poco conveniente de la
modificación, por lo dificultoso de su control y poco aplicable, se suspendió dicha
norma mediante la publicación de la Ley Nº 19.747 (28 de Julio de 2001), suspensión
que en un principio era hasta el 31 de diciembre de 2002, siendo suprimida
definitivamente, mediante la publicación de la Ley Nº 19.840 del 23 de noviembre de
2002.
Este agregado al artículo 23°, permite el uso como crédito fiscal de aquellas
operaciones respaldadas en facturas electrónicas, solamente y en el período, en que el
comprador haya hecho reconocimiento del acuse de recibo 32 que, según la ley,
comenzará a regir desde el día 31 de julio del 2014.
El artículo 54°, que establecía la obligatoriedad del timbraje de los documentos, fue
remplazado en su totalidad por el siguiente:
32La Ley N° 19.983, en su artículo 9°, establece que el impuesto recargado en facturas
electrónicas darán derecho al crédito fiscal para el comprador o beneficiario, en el período en
que hagan acuse de recibo.
Según el nuevo inciso primero, los documentos que tienen la obligatoriedad de ser
emitidos en formato electrónico, desde la aplicación de la ley, son los siguientes:
i. Facturas
ii. Facturas de compras
iii. Liquidaciones de facturas
iv. Notas de débito y de crédito.
En los casos en que, de acuerdo a esta ley, los contribuyentes emitan boletas
en soporte de papel, la Dirección Nacional del Servicio de Impuestos Internos
podrá autorizar su emisión mediante máquinas registradoras u otros medios
tecnológicos.
Los contribuyentes que pueden ser facturadores electrónicos, son aquellos que tengan
inicio de actividades vigente y que además sean de aquellos cuyas actividades
económicas, sean de aquellas establecidas en el artículo 20° de la Ley sobre Impuesto
a la Renta.
Sin lugar a dudas, la ley trae una serie de beneficios para los contribuyentes, como
mayor plazo para realizar convenios de pago con Tesorería, permite el ahorro en costos
de impresión, despacho y almacenamiento de documentos tributarios, ahorro de tiempo
en trámites en el Servicio de Impuestos Internos (Ej: timbraje), eliminación de la
pérdida de documentos, además permite diferir la declaración y pago del IVA, hasta el
día 20 de cada mes y finalmente libera a los contribuyentes de la emisión de las
declaraciones juradas 3327 y 3328.
Desde su implementación en el año 1974, la tasa del IVA ha tenido las siguientes
modificaciones:
4.- CONCLUSIONES
En una primera etapa, hasta antes del descubrimiento del salitre sintético, las arcas
fiscales de nuestro país, pasaban por un período de bonanza que le permitía valerse
solamente de los generosos impuestos cobrados en la exportación del mineral
(recordemos de Chile era el principal productor a nivel mundial), como también de las
importaciones. Los impuestos masivos al consumo, salvo excepciones como a los
alcoholes, eran casi inexistentes. En una segunda etapa, y luego de la crisis del salitre,
se tuvo que buscar la forma de sustentar el déficit fiscal mediante el cobro de
impuestos. Así, en el año 1921se comienza a probar un tipo de impuesto masivo al
consumo: el impuesto a las compraventas comerciales. Sin embargo, este impuesto al
gravar cada etapa de comercialización sin derecho a rebaja alguna por las compras,
provocada el nocivo efecto de “cascada” y su consecuente efecto en los precios
finales. Además incluía una serie de exenciones a bienes de consumo de primera
necesidad, tales como: harina, pan, trigo, frejoles, yerba mate, sal, pescados, entre
otros. Este impuesto se mantuvo hasta el año 1956, fecha en que se promulga la Ley
Nº 12.120 (Impuesto a las Compraventas), siendo la tercera etapa y que se mantuvo
vigente (con variados cambios de tasas, metodologías y exenciones) hasta el año 1974.
En esta tercera etapa, si bien, la Ley Nº 12.120 mantuvo las mismas deficiencias de la
anterior, desde el punto de vista jurídico, su dictación y posteriores modificaciones,
establecieron las primeras bases de nuestra actual legislación al ampliar el ámbito de
aplicación del tributo y definir un ordenamiento del concepto “hecho gravado”, como
también a los restantes elementos del tributo. Además se introdujo el cambio de sujeto,
y la instauración de medidas administrativas como la obligación de llevar libros
auxiliares de compras y ventas, la obligación de inscribirse en un registro especial de
contribuyentes, obligación de emitir boletas y facturas, y el sistema de declaración y
pago simultáneo de impuestos, entre otras normas que se mantienen hasta nuestros
días.
Pero sin lugar a dudas, las deficiencias de esta ley se mantuvieron; como el efecto de
“cascada”, gran cantidad de exenciones a los productos básicos y franquicias, creados
sin una planificación o política general centralizada y que solo buscaban la
progresividad del sistema; complejidad en su estructura de tasas (llegaron a existir más
de cuarenta alícuotas diferenciadas), entre otras constantes y deficientes
modificaciones inspiradas solamente en buscar efectos recaudatorios, que
paradojalmente sólo mermaban esa esmerada recaudación. Pero de todos ellos, era el
efecto de “cascada”, el que más críticas acaparaba, pues además de afectar en los
precios finales de los productos, también distorsionaba la forma de organización de las
empresas forzando a muchas de ellas hacia una integración vertical. Todos los análisis
Así, se instaura en 1974, mediante el D.L. Nº 825 el Impuesto a las Ventas y Servicios,
impuesto que gracias a su neutralidad en los costos de los intermediarios de la cadena
productiva, fácil de fiscalizar y muy rendidor para las arcas fiscales, ya había probado
su eficiencia en diferentes países del mundo. De hecho, desde su implementación en
nuestro país, salvo contadas excepciones, es el que ha generado mayores recursos para
el Estado.
5.- ANEXOS
6.- BIBLIOGRAFÍA.
Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. (1921). Historia de la Ley Nº 3.733, del 23
de febrero de 1921. Santiago.
Emilfork, Elizabeth. (1999). Impuesto al valor agregado (el crédito fiscal y otros
estudios). Santiago, Chile. Primera Edición. Editorial Jurídica Congreso.
Escalona Caba, Esteban. (2013). Curso Practico del impuesto al valor agregado.
Escuela de Contadores Auditores de Santiago. Santiago.
Manual práctico al día EDIAR. (1974). Impuesto a las compraventas ley Nº12.120.
Santiago.