Articulo 427
Articulo 427
Articulo 427
1. TIPO PENAL
“El que hace, en todo o en parte, un documento falso o adultera- uno verdadero que pueda dar
origen a derecho u obligación o servir para probar un hecho, ton el propósito de utilizar el
documento, será reprimido, si de su uso puede resultar algún perjuicio, con pena privativa de
libertad no menor de dos ni mayor de diez años y con treinta a noventa días-multa si se trata de un
documento público, registro público, título auténtico o cualquier otro trasmisible por endoso o al
portador y con pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cuatro años, y con ciento
ochenta a trescientos sesenticinco días-multa, si se trata de un documento privado.
El que hace uso de un documento falso o falsificado como si fuese legítimo, siempre que de su uso
pueda- resultar algún perjuicio, será reprimido, en su caso, con las mismas penas".
2. TIPICIDAD OBJETIVA
2.1 Bien jurídico protegido
El bien jurídico protegido es la «fe pública», como bien jurídico supra individual, al pertenecer a
todo el universo que confluye en el tráfico jurídico; sin embargo; debe especificarse, llenarse de un
mayor contenido material, el interés jurídico de tutela, máxime, por la propia particularidad que
asume la descripción típica del artículo 427°, cuando se dice a la letra lo siguiente: "El que hace, en
todo o en parte, un documento falso o adultera uno verdadero que pueda dar origen a derecho u
obligación o servir para probar un hecho, con el propósito de utilizar el documento, será
reprimido, si de su uso puede resultar algún perjuicio".
En principio puede ser cualquier persona, la redacción normativa contenida en el artículo 427° del
CP, no exige una cualidad especial para ser considerado autor a efectos penales; sin embargo, de la
descripción típica -in examine-, puede advertirse una distinción entre las modalidades típicas
comprendidas en el articulado, en el sentido de que en el supuesto de hacer un documento falso
(simulación), sujeto activo no puede ser agente del delito, quien aparece como titular del mismo,
pues con ello, está otorgando autenticidad al documento, lo que precisamente se vulnera con la
materialidad del injusto. Situación que no aparece en el supuesto de falsedad parcial, así como en la
adulteración del documento, pues acá, el suscriptor puede perpetrar las acciones que allí se
describen.
2.3 El Sujeto pasivo
Desde un plano macro-social, tomando en cuenta la naturaleza supra- individual del bien jurídico
protegido, sería la sociedad como sujeto pasivo mediato, pero, del mismo tenor de la redacción
normativa, se identifica un sujeto pasivo inmediato, el tercero, que puede verse perjudicado con el
uso del documento falsario en el tráfico jurídico.
3. TIPICIDAD SUBJETIVA
Una figura criminal -así concebida-, sólo puede ser punida a título de dolo; conciencia y voluntad
de realización típica; es decir, el sujeto es consciente de que está confeccionando y/o elaborando un
documento falso o que está adulterando sus elementos esenciales; dicho así: el autor se predeter-
mina conductivamente a la confección de un documento apócrifo, donde el factor volitivo, no tiene
por qué abarcar la posibilidad de causar un perjuicio al derecho subjetivo de un tercero.
El factor cognitivo ha de comprender todos los elementos constitutivos del tipo penal, entre éstos:
de confeccionar y/o elaborar un documento falso, esto es, el agente debe saber que esta, por
ejemplo, imitando la firma del titular de un derecho o consignando hechos que no se ajustan la
verdad de las cosas; así, también que está plasmando una declaración de voluntad en un soporte
material o inmaterial, que es reconocido como "documento". De esta forma en la doctrina, cuando
se sostiene que no se incurre en responsabilidad penal cuando el sujeto actúa sobre un soporte
material que no tiene la calidad de documento a pesar que al mediar error crea lo contrario.
Dicho lo anterior, el agente debe saber también que el documento es de naturaleza "pública", pues si
su error es fundado y, cree que es de naturaleza "privada", se le ha de punir conforme la
consecuencia jurídica que se estipula para dicha modalidad.
No es necesario que el autor conozca con detalle las características técnico-jurídicas del concepto de
documento; tratándose de un concepto normativo, bastará con que sepa que opera sobre una
declaración de pensamiento humano y con autor determinado sobre un soporte material. Aparte del
reconocimiento del dolo, se advierte la presencia de un elemento subjetivo del injusto -de naturaleza
trascendente-, expresado normativamente en: «el propósito de utilizar el documento», estamos
hablando de una finalidad ulterior, de un propósito deliberado del autor, que no tiene por qué
verificarse en la realidad fáctica, para dar por consumado el delito; empero, debe ser acreditado en
el procedimiento penal, mediando evidencias u indicios, que hagan develar que la elaboración del
documento falsario, venía motivado con dicha deliberación delictiva, pues, si lo que pretendía el
agente, era sólo afanarse ante el colectivo de ser un buen imitador o de dejar en ridículo a un
enemigo, no estaremos ante el delito -in examine-, máxime, sin intención de empleo del documento
no hay proximidad de lesión a los intereses jurídicos -objeto de tutela por parte del artículo 427° del
CP.
4. TENTATIVA:
No hay inconveniente en admitir la tentativa, la posesión del documento, previa al uso, ya sería
constitutiva de tentativa.
5. CONSUMACIÓN
La consumación consiste en la realización por parte del autor de todos los elementos que se
comprenden en la figura delictiva y que habrán de ser abarcados por el dolo.
Hemos de decir, primero, que en el artículo 427° del CP, como se ha ido postulando, advertimos la
modalidad del injusto de «Falsedad propia» y de «Falsedad impropia»; en la primera de las
mencionadas, se refunden las variantes de simulación de documentos (público o privado), en cuanto
a la confección falsaria (total y/o parcial) y la adulteración de los elementos esenciales del
documento; definiéndose una especie de figura delictiva mutilada en dos actos: -primero, cuando el
agente confecciona el documento y/o altera sus elementos esenciales (supresión, adición, etc.) y,
segundo, cuando el autor, ingresa el documento falsario al tráfico jurídico, a fin de desplegar efectos
probatorios.
Siendo así, observamos, que la perfección delictiva de la Falsedad propia se alcanza cuando el
documento llega a ser confeccionado (sea en forma total y/o parcial), siempre que cuente con
suficiente idoneidad, para poder generar las consecuencias, que el legislador ha previsto como
condición de punición; de lo cual se advierte que los elementos que son objeto de ataque por esta
conducta (funcionalidad, perpetuidad y garantía), se encontrarían -de cierta forma alejados- de ser
lesionados, comportando un estadio conductivo muy apartado de la idea de lesión; aspecto en
cuestión que se deduce de una contemplación de la lege lata, si bien objetable, no puede ser objeto
de renunciación, con arreglo al principio de estricta legalidad. Tanto la acción de crear un
documento falso adulterar uno verdadero debe demostrarse la aptitud de producir un daño.
Asimismo, resulta indiferente si se trata de un documento público o de un documento privado.
Entonces, podría decirse que formalmente, la modalidad típica de Falsedad Material propia, se
adquiere con la formación del documento falso o con la adulteración de sus elementos esenciales,
sin necesidad de verificar que el agente ingrese de forma efectiva el documento al tráfico jurídico.
Cuestión distinta, ha de verse, cuando el legislador -en base a una técnica legislativa cuestionable-,
determina que la sanción punitiva sólo puede tomar lugar, cuando el agente hace uso del
documento, esto es, cuando de su empleo pueda producirse un perjuicio al derecho subjetivo de un
tercero; máxime, el propósito ulterior, previsto en la redacción normativa, es un elemento
deliberativo del agente, que no tiene porque adquirir concreción material, para dar por consumado
el delito.
En cuanto a la modalidad típica de Falsedad material impropia, debe anotarse, que su realización
típica, toma lugar al margen de la Falsedad material propia, es decir, la fijación de su momento
consumativo, hemos de identificarlo de forma autónoma e independiente, aunque el
entrecruzamiento en la construcción típica pueda llevarnos a una interpretación contraria.
Considerando, además, que en la modalidad de Falsedad material propia, debe acreditarse que el
agente tiene el propósito ulterior de usar el documento, esto es, mientras que en la primera
modalidad lo que se pune es un elemento interno (ontológico), del sujeto, claro está aparejado con
datos que asilo revele, mientras que en la Falsedad impropia, la punición se sostiene ya sobre una
acto de exteriorización conductiva, es decir, cuando el agente lo emplea en el tráfico jurídico,
siempre que de ello pueda producirse el perjuicio al derecho subjetivo de un tercero.
La consumación de la Falsedad impropia, toma lugar cuando el agente hace penetrar en el tráfico
jurídico el documento apócrifo, siempre y cuando cuente con suficiente idoneidad y/o aptitud para
poder generar las consecuencias lesivas, que el legislador ha establecido como condición de puni-
ción.
6. AGRAVANTES
Se recoge expresamente una circunstancia que agrava la pena en función de la calidad del sujeto
activo, es decir, si es funcionario o servidor público o notario que actúa con abuso de sus funciones
– Art. 432° C.P.
7. PENALIDAD
En caso de que concurra la agravante, además de las penas indicadas, se castigará con pena de
inhabilitación de uno a tres años (Art. 36, 1° y 2° C.P.)