50 Actividades para Desarrollar La Inteligencia Emocional
50 Actividades para Desarrollar La Inteligencia Emocional
50 Actividades para Desarrollar La Inteligencia Emocional
INTELIGENCIA EMOCIONAL
Publicado por
orientacionandujar
hace 1 día
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A menudo vemos en la escuela cómo niños y niñas tienen dificultades para reconocer y gestionar las
diferentes emociones. Les cuesta ponerse en el lugar del otro, hablar y compartir opiniones de una manera
asertiva… No saben cómo identificar las emociones, cómo reconocerlas y cómo gestionarlas, de
hecho, no es tarea fácil.
¿Están nuestros alumnos preparados para ello? No todos; son competencias que se dan por adquiridas y a
veces no están lo suficientemente desarrolladas. Competencias a las que no se les suele prestar la atención
que merecen. Adquirir y desarrollar una buena Inteligencia emocional (IE) es imprescindible. Por
esta razón en este artículo queremos ofreceros algunos ejemplos y recursos materiales para que los podéis
usar en el aula.
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La inteligencia emocional es la capacidad de identificar, comprender y manejar las emociones en uno
mismo y en los demás, es decir, la capacidad que tenemos para tratarnos bien y tratar bien a los demás.
Consta de tres procesos básicos que la engloban:
1. Percibir: Reconocer de forma consciente nuestras emociones e identificar qué sentimos y ser
capaces de darle una etiqueta verbal.
2. Comprender: Integrar lo que sentimos dentro de nuestro pensamiento y saber considerar la
complejidad de los cambios emocionales.
3. Regular: Dirigir y manejar las emociones tanto positivas como negativas de forma eficaz.
Sabemos que los alumnos que desarrollan una adecuada inteligencia emocional poseen confianza en
sus capacidades; crean y mantienen relaciones satisfactorias, comunicando lo que necesitan, piensan y
sienten, teniendo en cuenta los sentimientos de los otros; están motivados para explorar, afrontar desafíos
y aprender, poseen una autoestima alta y tienen un mayor número de recursos para la resolución de
conflictos. Algo que influye de forma positiva en todas las áreas de su vida.
En el colegio veremos que trabajando la IE aumenta el bienestar de los alumnos, se reducen los conflictos
escolares resolviéndose de una manera más asertiva. Pero, lamentablemente, en muchos colegios no
existe un rincón en la apretada agenda escolar para educar las emociones. Son pocos los colegios que lo
hacen. Comprendiendo lo complicado que es, se puede partir de tutorías, a través de algún conflicto que
haya surgido para poder trabajar la IE, también se puede dedicar:
10 minutos cada mañana antes de comenzar la “rutina” diaria. Estarán más receptivos.
10 minutos antes de acabar las clases, si es posible, se puede repasar cómo estaban por la
mañana, si algo ha cambiado, creando un espacio para que puedan reflexionar individual y
grupalmente.
Asamblea: 1 vez por semana. Si por el estilo de las clases o la organización del centro
educativo, no es posible trabajar las emociones cada día, se puede dedicar una hora a la semana
y hacerlo en forma de Asamblea… Quizá suponga un trabajo extra, pero los alumnos se
sentirán mejor cada día.
Lo primero es dedicar unas sesiones a explicar cuáles son las emociones básicas (la alegría, tristeza,
asco, enfado, miedo y sorpresa), enseñar cómo puedo identificarlas y qué hacer cuando las identifico.
El año pasado en mi centro escolar realizamos un taller de inteligencia emocional que atraía mucho a
los niños, era muy dinámico y les ayudó a fijarse más en que repercusión podían tener sus actos y a estar
más pendientes de ayudar a sus compañeros. Se fomentó la empatía. En estas sesiones se presentaba tres
imágenes, una que mostrase los rasgos faciales de una forma clara, la misma emoción en un niño y en una
persona adulta. Los alumnos debían identificar la emoción a trabajar. Se les va preguntando por las
características físicas que pueden observar en la imagen; una vez identificados los rasgos físicos
preguntamos por las cosas que nos producen dicho sentimiento. Después, debatimos y comentamos que
soluciones podemos encontrar para ayudar a las personas que presentan dicho sentimiento y por último,
qué podemos hacer nosotros mismos para cambiar esa emoción cuando la estamos manifestando. Os dejo
un ejemplo del MIEDO.
8 actividades para trabajar las
emociones
Te enseñamos varias dinámicas para fomentar la inteligencia emocional
para niños y adultos.
Imagen: Pexels
Juan Armando CorbinPsicólogo de las
organizaciones
Es importante que los participantes vayan hacia adelante o hacia atrás despacio
hasta lograr un punto de equilibrio. Además, también es posible cambiar los del
número uno a los del número dos, e incluso hacerlo de manera ininterrumpida. Tras
acabar la dinámica, se realizan una serie de preguntas a los participantes para que
compartan su experiencia y asimilen mejor lo aprendido. Por ejemplo, ¿Has notado
dificultades? ¿Cómo representarías lo aprendido en la vida real a la hora de confiar
en un grupo?
Objetivo: Autoconocimiento
Duración: 15 minutos
Este juego es ideal para los niños. Además, pese a ser simple, es útil para para que
éstos conozcan sus cualidades positivas, lo que favorece el autoconocimiento.
Se les reparte a los niños dos hojas de papel y se les pide que apunten su nombre
y apellido. Después, en una de las hojas, se les pide que con cada letra de su
nombre apunten las cualidades que consideran que tienen (si el nombre es muy
largo, puede pedirse que lo hagan solo con el nombre o el apellido). Por ejemplo: Si
la persona se llama Bea Salta, las cualidades o virtudes pueden ser: Buena,
enérgica, amable, segura, agradable, lista, trabajadora y asertiva.
En la otra hoja, se les pide a los niños que escriban el nombre de alguien que haya
influido en su vida. y entonces deben escribir palabras que expresen cómo les han
influido éstos. De este modo se crea un vínculo entre el autoconcepto y los valores
postivos que han sido asociados a uno mismo, generando una narración
autobiográfica acerca del desarrollo de su personalidad que ayude a consolidar
estos recuerdos.
3. Responder a una acusación
Tiempo: 25 minutos
Esta dinámica es ideal para que los profesores eduquen a sus alumnos en control
emocional. En el aula, el profesor debe leer en voz alta el comienzo de esta historia.
“Va Pepe muy contento por el parque, cuando de repente ve a Rafa viniendo a su
encuentro. Rafa tiene una mirada muy rara. Pepe se pregunta qué le estará
pasando. Se acercan y se saludan, pero inmediatamente Rafa comienza a gritar.
Dice que Pepe le ha hecho quedar muy mal con los otros chicos del barrio, que es
mal amigo, que tiene la culpa de todo lo que le pasa. Entonces Pepe…”.
Una vez leído el cuento, los alumnos deben pensar de forma individual cómo
actuarían se encontraran en la situación en la que está Pepe. Después, se
comparten las respuesta y se clasifican en dos grupos: las que permiten la
conciliación y buscan un camino pacífico y las que promueven un mayor conflicto.
En forma de debate, se llega a la conclusión de por qué las primeras son mejores
que las segundas.
4. Escribe un cuento
Objetivo: Asertividad
Duración: 45 minutos
Igual que el ejercicio anterior esta actividad pretende que los alumnos distingan
entre las formas de responder a una acusación y, además, aprendan a controlar sus
emociones y aprendan a solucionar conflictos mediante el entrenamiento por
imaginación ante situaciones hipotéticas que van más allá de los ámbitos sociales a
los que uno está acostumbrado.
Objetivo: Empatía
Duración: 25 minutos
A través de esta actividad se pretende que el alumno verbalice sus ideas, creencias,
valores y variables relacionadas con la inteligencia emocional. Conocer al otro y que
nos explique sus ideas y creencias es ideal para respetarle y comprender su estilo
de vida. El objetivo de esta dinámica es que produzca una comunicación eficiente y
respeto por parte de todos los miembros del grupo.
Las actividades de inteligencia emocional no solo están restringidas para los más
pequeños. Los jóvenes y adultos también pueden beneficiarse del aprendizaje
emocional, ya que la educación es un proceso que dura toda la vida.
6. Grupo de discusión
7. La rueda de la vida
Objetivo: Autoconocimiento
Duración: 20 minutos
La rueda de la vida es una herramienta muy utilizada en coaching, pues permite que
conozcamos nuestros deseos o necesidades. Nos da la posibilidad de tener una
visión clara y plasmada en papel sobre qué aspectos consideramos importantes en
nuestra vida y queremos trabajar. Ahora bien, la ruda de la vida es una técnica
flexible que puede adaptarse a la situación que más nos interese. Por ejemplo, para
nuestro desarrollo personal o bien para buscar trabajo y saber qué competencias
necesitamos trabajar.
Para llevar a cabo esta dinámica entregamos una hoja de papel que contiene un
círculo con espacio para escribir las variables que deseamos trabajar. Estos
espacios serán rellenados por los participantes. Por ejemplo, si se trabaja la
felicidad, los participantes deben apuntar los aspectos que consideran más
importantes: pareja, amistades, trabajo, ocio, etc. Después éste evalúa del uno al
diez cada aspecto para saber en qué momento considera que se encuentra.
Con esta herramienta la persona se hace más consciente de las áreas que necesita
trabajar para lograr una vida más plena, y es posible diseñar los acciones necesarias
para cada punto que ha elegido. Por ejemplo, si el participante piensa que su
relación de pareja está en un número bajo, puede diseñar distintas estrategias para
mejorarla: comunicación, pasar más tiempo juntos. etcétera. Esta actividad es
idónea para adolescentes y adultos.
8. Conversación 1 a 0
Tal y como concluye una investigación realizada por Albert Mehrabian, en una
conversación cara a cara el componente verbal solamente representa un 35%. Por
tanto, más del 65% es comunicación no verbal, es decir, la comunicación de
nuestras emociones, la postura corporal, el contacto visual o los gestos. Esta
actividad pretende desarrollar la escucha activa y mejorar la comunicación
interpersonal.
Para llevarla a cabo, es necesario colocar una fila de sillas en forma de círculo.
Delante de cada silla hay que colocar otra silla, de manera que los participantes se
sienten uno delante de otro. La idea es que cada participante permanezca sentado
durante dos minutos y luego pase a la siguiente silla.
En esos dos minutos que están sentados, primero habla uno de los dos participantes
que está sentado de frente, mientras el otro escucha de forma activa, es decir,
prestando atención al lenguaje no verbal (emociones, gestos, etc.). Después de un
minuto, los roles se cambian y el otro habla mientras su compañero le escucha de
forma activa. Pasados los dos minutos, cada participante se cambia de silla.
Lógicamente, un miembro de la pareja irá en una dirección y el otro en otra.
Etiquetas: Comunicación, Bienestar, Desarrollo personal, Emoción, Inteligencia
emocional
Juan Armando
Corbin Psicólogo de las organizaciones