Debido proceso
El debido proceso es un principio legal por el cual el Estado debe respetar todos los
derechos legales que posee una persona según la ley. El debido proceso es un principio
jurídico procesal según el cual toda persona tiene derecho a ciertas garantías mínimas,
tendientes a asegurar un resultado justo y equitativo dentro del proceso, a permitirle tener
oportunidad de ser oído y a hacer valer sus pretensiones legítimas frente al juez. El debido
procesoestablece que el gobierno está subordinado a las leyes del país que protegen a las
personas del estado. Cuando el gobierno daña a una persona sin seguir exactamente el
curso de la ley incurre en una violación del debido proceso lo que incumple el mandato de
la ley.1
El debido proceso se ha interpretado frecuentemente como un límite a las leyes y los
procedimientos legales (véaseDebido proceso fundamental) por lo que los jueces, no
los legisladores, deben definir y garantizar los principios fundamentales de la
imparcialidad, justicia y libertad. Esta interpretación resulta controvertida, y es análoga al
concepto de justicia natural y a la justicia de procedimiento usada en otras jurisdicciones.
Esta interpretación del proceso debido se expresa a veces como que un mandato del
gobierno no debe ser parcial con la gente y no debe abusar físicamente de ellos.
El término procede del derecho anglosajón, en el cual se usa la expresión "due process of
law" (traducible como "debido proceso legal"). Procede de la cláusula 39 de la "Magna
Carta Libertatum" (Carta Magna), texto sancionado en Londres el 15 de junio de 1215 por
el rey Juan I de Inglaterra, más conocido como Juan sin Tierra. Cuando las leyes inglesas
y americanas fueron divergiendo gradualmente, el proceso debido dejó de aplicarse en
Inglaterra, pero se incorporó a la Constitución de los Estados Unidos en la V y la XIV
Enmiendas.2
Toda persona para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral,
fiscal o de cualquier otro carácter tiene derecho a garantías del debido proceso que se
encuentran consagradas para los países americanospor los artículos 7 a 9 y 25 de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos (arts. 2, 3 y 14), la Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre (art. XVIII, Derecho de Justicia) y la Declaración Universal de
Derechos Humanos (arts. 8, 9, 10 y 11).
El Debido proceso penal es el conjunto de etapas formales secuenciadas e
imprescindibles realizadas dentro un proceso penal por los sujetos procesales cumpliendo
los requisitos prescritos en la Constitución con el objetivo de que: los derechos subjetivos
de la parte denunciada, acusada, imputada, procesada y, eventualmente, sentenciada no
corran el riesgo de ser desconocidos; y también obtener de los órganos judiciales un
proceso justo, pronto y transparente3
Este principio procura tanto el bien de las personas, como de la sociedad en su conjunto:
Las personas tienen interés en defender adecuadamente sus pretensiones dentro del
proceso.
La sociedad tiene interés en que el proceso sea realizado de la manera más adecuada
posible, para satisfacer las pretensiones de justicia que permitan mantener el orden
social.
Derecho al debido proceso
En vista de que el Estado, por vía del Poder o Rama Judicial toma para sí el control y la
decisión respecto a conflictos que tengan que ver con la interpretación o violación de la ley
y que de dichos conflictos una persona puede resultar sancionada o lesionada en sus
intereses, se hace necesario que en un Estado de derecho, toda sentencia judicialdeba
basarse en un proceso previo legalmente tramitado que garantice en igualdad las
prerrogativas de todos los que actúen o tengan parte en el mismo. Quedan prohibidas, por
tanto, las sentencias dictadas sin un proceso previo. Esto es especialmente importante en
el área penal. La exigencia de legalidad del proceso también es una garantía de que el
juez deberá ceñirse a un determinado esquema de juicio, sin poder inventar trámites a su
gusto, con los cuales pudiera crear un juicio amañado que en definitiva sea una farsa
judicial.
No existe un catálogo estricto o limitativo de garantías que se consideren como
pertenecientes al debido proceso. Sin embargo, en general, pueden considerarse las
siguientes como las más importantes:
Derecho al Juez predeterminado por la ley
El contenido esencial del derecho señala la prohibición de establecer un órgano
jurisdiccional ad-hoc para el enjuiciamiento de un determinado tema, lo que la doctrina
denomina"tribunales de excepción". Como consecuencias adicionales se establece el
requisito que todos los órganos jurisdiccionales sean creados y constituidos por ley, la que
los inviste de jurisdicción y competencia. Esta constitución debe ser anterior al hecho que
motiva el proceso y debe contar con los requisitos mínimos que garanticen su autonomía e
independencia.
Este derecho va de mano con lo que es la predictibilidad que debe garantizar un sistema
jurídico ya que los particulares deben estar en la concreta posibilidad de saber y conocer
cuáles son las leyes que los rigen y cuáles los organismos jurisdiccionales que juzgaran
los hechos y conductas sin que esa determinación quede sujeta a la arbitrariedad de algún
otro órgano estatal.
Derecho a un juez imparcial
No puede haber debido proceso si el juez es tendencioso. El juez debe ser equidistante
respecto de las partes, lo que se concreta en la llamada "bilateralidad de la audiencia".
Para evitar estas situaciones hay varios mecanismos jurídicos:
La mayor parte de las legislaciones contemplan la posibilidad de recusar al juez que
no aparezca dotado de la suficiente imparcialidad, por estar relacionado de alguna
manera (vínculo de parentesco, afinidad, amistad, negocios, etc.) con la parte contraria
en juicio.
Una de las garantías básicas en el estado de derecho, es que el tribunal se encuentre
establecido con anterioridad a los hechos que motivan el juicio y, además, atienda
genéricamente una clase particular de casos y no sea, por tanto, un tribunal ad
hoc creado especialmente para resolver una situación jurídica puntual.
Legalidad de la sentencia judicial
En el área civil, la sentencia judicial debe ceñirse a lo pedido por las partes en el proceso,
lo que se concreta en la proscripción de la institución de la ultra petita. En el área penal, la
sentencia judicial sólo puede establecer penasestablecidas por la ley, por delitos también
contemplados por la misma.
Derecho a asistencia letrada
Toda persona tiene derecho a ser asesorado por un especialista que entienda de
cuestiones jurídicas (generalmente un abogado). En el caso de que la persona no pueda
procurarse defensa jurídica por sí misma, se contempla la institución del defensor
o abogado de oficio, designado por el Estado, que le procura ayuda jurídica gratuita.
Con la finalidad de garantizar que cualquier particular inmerso en un proceso judicial
pueda contar con las mejoras formas de defender su derecho (y de estar realmente
informado del verdadero alcance del mismo) es que se consolida dentro del derecho al
debido proceso el derecho de toda persona a contar con el asesoramiento de
un letrado(abogado), una persona versada en Derecho. De esa forma se busca garantizar
el cumplimiento del principio de igualdad y el uso efectivo del derecho de contradicción.
Existen algunos sistemas jurídicos donde esta garantía es irrenunciable, debiendo los
particulares contar siempre con la asesoría de un abogado. Sin embargo existen también
sistemas jurídicos que liberalizaron el principio estableciendo la obligación sólo en
determinadas materias (Derecho penal). El derecho se consideraría vulnerado si a algún
particular no se le permitiera asesorarse mediante un abogado aunque también se señala
que se causaría una vulneración al mismo cuando la asesoría brindada (principalmente en
el caso de abogados de oficio brindados por el estado) no ha sido la idónea.
Dentro de este derecho, se podría identificar dos caracteres:
El derecho a la defensa de carácter privado, concretado en el derecho de los
particulares a ser representados por profesionales libremente designados por ellos.
El derecho a la defensa de carácter público, o derecho del justiciable a que le sea
proporcionado letrado de oficio cuando fuera necesario y se encontrase en uno de los
supuestos que señala la ley respectiva.
Derecho a usar la propia lengua y a ser auxiliado por un intérprete
Basado en el reconocimiento al derecho fundamental de la identidad cultural, se señala
que toda persona tiene el derecho de ser escuchada por un Tribunal mediante el uso de su
propia lengua materna. Asimismo, en el caso de que una persona comparezca ante un
tribunal cuya lengua oficial no es la natural, tiene el derecho a ser asistido por un intérprete
calificado.
Este derecho adquiere peculiar significado en zonas geográficas donde la variedad
lingüística es amplia (principalmente Europa donde es recogido por el Convenio Europeo
de Derechos Humanos y por el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos). Sin
embargo, su contenido no sólo se entiende a nivel internacional sino incluso nacional en el
caso de que dentro de un país exista más de una lengua oficial o la Constitución del
mismo reconozca del derecho de las personas de usar su lengua materna. las reglas del
Debido Proceso influyen y se aplican a las actuaciones y formalidades realizadas por
aquellas personas que accionan activamente en justicia sea en calidad de demandantes,
acusadores privados, querellantes, etc., así también se aplican a los actos procesales de
aquellos individuos que son sujetos a dicha acción, por ejemplo los justiciables, imputados
o demandados. Por lo que las normas del Debido Proceso deben beneficiar
igualitariamente a todas las partes en un Proceso Judicial, sean demandantes o fueren
demandados o acusados.
El problema de asegurar el debido proceso a las personas
La institución del debido proceso fue una conquista de la Revolución francesa, en contra
de los jueces venales y corruptos que aplicaban la voluntad del rey y no la justicia. En ese
sentido, dentro del moderno estado de derecho, se entiende que todas las personas tienen
igual derecho al acceso a la justicia.
Sin embargo, ello no siempre se condice con las condiciones del mundo actual. Es que, en
algunas situaciones los jueces se ven influenciados por la promoción, publicidad y
consecuencias que pudieren tener sus actos. Además, no siempre las partes están en
equivalencia de condiciones, debido a que el litigante con mayores recursos tendrá la
oportunidad de contratar mejores abogados, mientras que los litigantes de menores
recursos dependerán muchas veces de defensores de oficio ofrecidos por el Estado, que
se encargan de una gran cantidad de casos y cuentan con reducidos recursos.
Por otra parte, el acceso del ciudadano común y corriente a la justicia se ve dificultado por
el hecho de que el quehacer jurídico genera su propia jerga o argot, lleno de términos
difíciles de comprender para el profano y que, por tanto, no siempre entiende con claridad
qué es lo que sucede dentro del proceso.
Todas estas situaciones desvirtúan el debido proceso y son materia de debate en la
actualidad. Generan, en consecuencia, una constante búsqueda de soluciones para
resolver la cuestión.
Regulación por país
Argentina
La Constitución Nacional establece en su artículo 18 los principios fundamentales del
derecho al debido proceso:
Art. 18.- Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley
anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de los
jueces designados por la ley antes del hecho de la causa. Nadie puede ser obligado a
declarar contra sí mismo; ni arrestado sino en virtud de orden escrita de autoridad
competente. Es inviolable la defensa en juicio de la persona y de los derechos. El domicilio
es inviolable, como también la correspondencia epistolar y los papeles privados; y una ley
determinará en qué casos y con qué justificativos podrá procederse a su allanamiento y
ocupación. Quedan abolidos para siempre la pena de muerte por causas políticas, toda
especie de tormento y los azotes. Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para
seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto
de precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que aquélla exija, hará responsable
al juez que la autorice.
Chile
La Constitución chilena establece en el artículo 19 N° 3 que se garantiza a toda
persona La igual protección de la ley en el ejercicio de sus derechos. Este numeral
desarrolla luego una serie de garantías relativas a este derecho, que son:
Derecho a la defensa jurídica y a la intervención del juez (incisos 2°, 3° y 4°).
Juez natural y anterior al hecho, y prohibición de comisiones especiales (inciso 5°)
Legalidad del proceso (inciso 6°)
No presunción de derecho de la responsabilidad penal (inciso 7°)
En materia penal, ley previa y expresa (incisos 8° y 9°)
El derecho está tutelado por distintas acciones constitucionales. Ante el Tribunal
Constitucional se puede solicitar, por los órganos colegisladores, la anulación de proyectos
de ley, tratados internacionales, decretos del Presidente y autos acordados de los
tribunales superiores.
También ante el Tribunal Constitucional, las partes de un proceso pueden solicitar que se
declare la inaplicabilidad por inconstitucionalidad de un precepto que vulnere alguno de los
aspectos del debido proceso. Además, el artículo 20 de la Constitución permite el
ejercicio recurso de protección contra actos u omisiones ilegales o arbitrarios que vulneren
la garantía de prohibición de comisiones especiales.
España
El derecho a un debido proceso se trata de una garantía constitucional consagrada por el
art. 24.2 Constitución española, aplicable a todos los órdenes jurisdiccionales, tanto a los
ordinarios como a los militares o a los sancionadores. Los antecedentes más remotos del
proceso están en la Carta Magna, otorgada por Juan Sin Tierra en 1215, en la que se
establecía el derecho a un juicio legal por los pares, conforme a la ley de la tierra. Pero la
formación del debido proceso se sustentó fundamentalmente en los textos ilustrados; la
Declaración de Derechos de Virginia (1776), Declaración de Derechos del Hombre y del
Ciudadano (1789), etc.
En España, la Constitución de 1812 se hizo eco de todos estos antecedentes, y a raíz de
ella, todos los textos constitucionales posteriores han ido recogiendo la regulación del
debido proceso. La Constitución Española de 1978 lo recoge en su art. 24.2, cuya eficacia
vincula tanto a poderes públicos como a ciudadanos, y puede ser alegado directamente
ante los tribunales, sin necesidad de desarrollo legislativo. Las garantías que contiene el
art. 24.2 se reflejan en otros preceptos constitucionales: el art. 117, 118, etc., incluso
alcanzan una dimensión supraestatal, pues este derecho ha sido reconocido en diversos
tratados internacionales suscritos por España; Declaración Universal de Derechos
Humanos (1948), Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966), etc. Estos
tratados deben entenderse como parte integrante del ordenamiento jurídico interno, a tenor
de lo dispuesto por el art. 10 de la Constitución.
La jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha sido muy amplia. El contenido del derecho
al debido proceso ha sido relacionado con otros derechos; a la defensa, a no declarar
contra sí mismo, a la tutela judicial efectiva, etc. Sin embargo, toda norma procesal debe
tener en cuenta a la hora de regular el debido proceso una doble dimensión:
Orgánica, vinculada a la potestad jurisdiccional. Desde el punto de vista orgánico, la
principal garantía a la que se refiere es la del juez ordinario predeterminado por la ley.
Procesal, ligada al desarrollo de la actividad o función jurisdiccional. Desde el punto de
vista procesal, la principal garantía es la del derecho de defensa en sentido amplio que
ha configurado el Tribunal Constitucional, como interdicción de la indefensión. Esta
garantía procesal es el centro de todas las demás.