El Celoso Extremeño de Cervantes
El Celoso Extremeño de Cervantes
El Celoso Extremeño de Cervantes
Resumen de la obra
Filipo de Carrizales, un hidalgo extremeño que había despilfarrado toda su fortuna y a los
cuarenta años se veía pobre, fue a América a reiniciar su vida. En veinte años hizo una gran
fortuna y volvió a España para esperar a que acabe su vida. A pesar de haberse propuesto
no casarse porque era muy celoso acaba casándose con una niña de catorce años,
mientras que él disponía de sesenta y ocho. Por su obsesión de celos construye una
mansión donde encierra a su mujer, Leonora, junto con sus criadas y esclavas, junto con un
esclavo eunuco al que no le está permitido entrar en la parte de la casa donde se encuentra
la niña.
Un año más tarde un joven vividor llamado Loaysa que se había enterado de que en la casa
había una mujer muy bella y de los celos del viejo decide conquistar la casa y a su dueña.
Para ello lo primero que hace es ganarse la confianza del esclavo haciéndose pasar por un
guitarrista y haciéndole creer que le enseña a tocar la guitarra. Una vez que el esclavo le
deja quedarse con él las mujeres de la casa son fácilmente embaucadas. Loaysa
proporciona a Leonora una droga para que su marido quede completamente dormido
mientras hacen una fiesta donde Loaysa toca la guitarra. La dueña se presta a hacer como
intermediaria entre Loaysa y Leonora con el fin de poder gozar ella más tarde de los
placeres de Loaysa. Pero Leonora se resiste al acoso de Loaysa, y quedan dormidos sin
que ocurra nada más. Carrizales se despierta y ve a su mujer en los brazos de otro hombre,
y está dispuesto a pagar el supuesto adulterio con la sangre de los amantes y de toda la
servidumbre. Pero con el disgusto cae enfermo y en su lecho de muerte pide a Leonora que
se case con Loaysa. Al morir Leonora se mete monja y Loaysa emigra a las Indias
Introducción
Hecho: hay cambios introducidos por Cervantes que se deben a perfección del
estilo, exigencias de la técnica o al recelo de lo que los lectores pudieran pensar.
Tipos de cambio:
porque no tienen pies, ni cabeza, ni entrañas, ni cosa que les parezca; quiero decir
que los requiebros amorosos que en algunas hallarás, son tan honestos, y tan
medidos con la razón y discurso cristiano, que no podrán mover a mal pensamiento
al descuidado o cuidadoso que las leyere. Heles dado nombre de ejemplares, y si
bien lo miras, no hay ninguna de quien no se pueda sacar algún ejemplo
provechoso; y si no fuera por no alargar este sujeto, quizá te mostrara el sabroso y
honesto fruto que se podría sacar, así de todas juntas como de cada una de por sí
o Felipo o Felipe, para Cervantes, “nombre del que ha dado materia a esta
novela, evoca el de una de las personas más detestadas por cervantes,
Felipe II. Además, tal y como lo presenta, el nombre hace la cosa, en este
caso, la novela. Para evitar que se entreviese demasiado la
correspondencia entre personaje y persona, decide adoptar en la segunda
versión el nombre poco usado de Felipo.
o ¿Por qué Isabela-Leonora? El nombre Isabel podía llevar al público a
relacionar la obra con la pareja real que formaban Felipe II e Isabel de
Valois
“Tornó a soplar el viento y a impeler las naves, con tanta fuerza, que con ellas se
soegó la borrasca de su imaginación”
“Tornó a soplar el viento, impeliendo con tanta fuerza los navíos, que no dejó a nadie
en sus asientos y así le fue forzoso a Carrizales dejar su imaginación”
La originalidad de Cervantes es que junto a la antipatía moral con que concibe cada
personaje se encuentra una simpatía poética con que son tratadas sus vidas.