Entre 1933 y 1939, unos 60.000 judíos alemanes emigraron a Palestina a través del Acuerdo Ha’avara y otros acuerdos alemanes-judíos, o aproximadamente el diez por ciento de la población judía de Alemania en 1933. El Acuerdo del Traslado fue el ejemplo más de largo alcance de la cooperación entre la Alemania de Hitler y el sionismo internacional. A través de este pacto, el Tercer Reich de Hitler hizo más que cualquier otro gobierno durante los años treinta para apoyar el desarrollo judío en Palestina.
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Entre 1933 y 1939, unos 60.000 judíos alemanes emigraron a Palestina a través del Acuerdo Ha’avara y otros acuerdos alemanes-judíos, o aproximadamente el diez por ciento de la población judía de Alemania en 1933. El Acuerdo del Traslado fue el ejemplo más de largo alcance de la cooperación entre la Alemania de Hitler y el sionismo internacional. A través de este pacto, el Tercer Reich de Hitler hizo más que cualquier otro gobierno durante los años treinta para apoyar el desarrollo judío en Palestina.
Entre 1933 y 1939, unos 60.000 judíos alemanes emigraron a Palestina a través del Acuerdo Ha’avara y otros acuerdos alemanes-judíos, o aproximadamente el diez por ciento de la población judía de Alemania en 1933. El Acuerdo del Traslado fue el ejemplo más de largo alcance de la cooperación entre la Alemania de Hitler y el sionismo internacional. A través de este pacto, el Tercer Reich de Hitler hizo más que cualquier otro gobierno durante los años treinta para apoyar el desarrollo judío en Palestina.
Entre 1933 y 1939, unos 60.000 judíos alemanes emigraron a Palestina a través del Acuerdo Ha’avara y otros acuerdos alemanes-judíos, o aproximadamente el diez por ciento de la población judía de Alemania en 1933. El Acuerdo del Traslado fue el ejemplo más de largo alcance de la cooperación entre la Alemania de Hitler y el sionismo internacional. A través de este pacto, el Tercer Reich de Hitler hizo más que cualquier otro gobierno durante los años treinta para apoyar el desarrollo judío en Palestina.
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El Acuerdo de Transferencia
El Acuerdo Ha’avara fue la pieza central de la cooperación
alemano-sionista durante la era de Hitler, un pacto que permitió a decenas de miles de judíos alemanes emigrar a Palestina con su riqueza. El Acuerdo Ha’avara se llevó a cabo en agosto 1933, como consecuencia de las conversaciones entre los funcionarios alemanes y Haim Arlosoroff, Secretario Político de la Agencia judía, el centro Palestino de la Organización Sionista Mundial. A través de este extraño acuerdo, cada judío comprometido para viajar a Palestina depositaba dinero en una cuenta especial en Alemania. El dinero era usado para comprar herramientas agrícolas, materiales de construcción, bombas de agua, fertilizantes, etc., de fabricación alemana, las cuales fueron exportadas a Palestina y vendidas allí por la compañía Ha’avara en Tel-Aviv, la cual era propiedad de los judíos. El dinero de las ventas se le entregaba al emigrante judío a su llegada a Palestina en la misma cantidad correspondiente a su dinero depositado en Alemania. Los bienes alemanes entraron a raudales en Palestina a través del Ha’avara que fue complementado un corto tiempo después con un acuerdo de trueque por el cual se intercambiaron naranjas de Palestina por madera alemana, automóviles, maquinaria agrícola y otros bienes. El Acuerdo entonces, sirvió al objetivo sionista de traer colonos judíos y capital de desarrollo a Palestina, mientras simultáneamente, servía a la meta alemana de librar el país de un grupo extranjero no deseado. Delegados al Congreso Sionista de Praga en 1933 debatieron vigorosamente los méritos del Acuerdo. Algunos temieron que el pacto minara el boicot económico judío internacional contra Alemania. Pero los funcionarios sionistas tranquilizaron al Congreso. Sam Cohen, una figura importante detrás del acuerdo de Ha’avara, enfatizó que el Acuerdo no era económicamente ventajoso para Alemania. Arthur Ruppin, un especialista en emigración de la Organización Sionista que había ayudado a negociar el pacto, apuntó a que “el Acuerdo de Traslado de ninguna forma interfería con el movimiento del boicot, ya que ningún dinero fresco fluiría hacia Alemania como resultado del acuerdo…” El Congreso Sionista que se llevó a cabo en Suiza en 1935, aprobó el pacto abrumadoramente. En 1936, la Agencia judía (gobierno sionista en la sombra en Palestina) tomó el control directo del Ha’avara, el cual funcionó en efecto, hasta que la Segunda Guerra Mundial forzó su abandono. Algunos funcionarios alemanes se opusieron al acuerdo. El Cónsul General de Alemania en Jerusalén, Hans Döhle, por ejemplo, criticó en gran forma y en varias ocasiones el Acuerdo durante 1937. Él señaló que a Alemania le cuesta el comercio exterior que los productos exportados a Palestina a través del acuerdo traerían si se vendían en otra parte. El monopolio de ha’avara en la venta de los bienes alemanes a Palestina a través de una agencia judía encolerizó naturalmente a los hombres de negocios tanto alemanes como árabes. El apoyo oficial alemán al sionismo podría llevar a una pérdida de mercados alemanes a lo largo del mundo árabe. El gobierno británico también notó el acuerdo. Un boletín interno de la Oficina Exterior alemana de junio de 1937 se refirió a los “sacrificios del intercambio exterior” que resultaban del Ha’avara.
Un memorándum interno de diciembre 1937 emitido por el
Ministerio del Interior alemán revisó el impacto del Acuerdo de Traslado: “No hay ninguna duda que el arreglo de Ha’vara ha contribuido muy significativamente al rápido desarrollo de Palestina desde 1933. El Acuerdo no sólo proporcionó grandes sumas de dinero (¡desde Alemania!), sino también el grupo más inteligente de inmigrantes y finalmente llevó al país, las máquinas y los productos industriales esenciales para el desarrollo.” La ventaja principal del pacto, informó el memorándum, era la emigración de grandes cantidades de judíos a Palestina, el país- objetivo más deseable para Alemania. Pero el papel también hizo notar las importantes desventajas señaladas por el Cónsul Döhle y otros funcionarios. El Ministerio del Interior, siguió, había concluido que las desventajas del acuerdo pesaban ahora, más que las ventajas y que, por consiguiente, debe terminarse. Sólo un hombre podría resolver la controversia. Hitler analizó la política personalmente en julio y septiembre de 1937 y nuevamente en enero de 1938 y cada vez decidió mantener el acuerdo del Ha’avara. La meta de sacar a los judíos de Alemania, concluyó él, justificaba las desventajas. El Ministerio de Economía del Reich ayudó a organizar otra compañía de traslado, la Agencia de Comercio Internacional e Inversión, o INTRIA (International Trade and Investment Agency) a través de la cual, los judíos en países extranjeros podrían ayudar a los judíos alemanes a emigrar a Palestina. Se canalizaron eventualmente casi $900,000 a través de Intria a los judíos alemanes en Palestina. Otros países europeos, deseosos de alentar la emigración judía, concluyeron acuerdos con los sionistas modelados en el Ha’avara. En 1937 Polonia autorizó la Compañía de Transferencia Halifin (palabra hebrea para “intercambio”). A finales del verano de 1939,Checoslovaquia, Rumania, Hungría e Italia habían firmado acuerdos similares. La erupción de guerra en septiembre de 1939, sin embargo, previno la aplicación en gran escala de estos acuerdos. En compensación por su reconocimiento oficial como únicos representantes de la comunidad judía, los dirigentes sionistas se ofrecieron para romper el boycot que habían organizado todas las organizaciones judías del mundo, lideradas por las poderosas asociaciones USA y que estaba afectando muy directamente al naciente Reich. También fueron muy activos en los Judenratt, los comités que controlaban los guetos y decidían quién debía ser deportado. El polémico acuerdo incluía que los nazis organizaran los viajes, de modo que los judíos alemanes llegaban a Palestina en barcos que ondeaban la bandera con la svastica. Las SA organizaron campos de entrenamiento para preparar a las juventudes sionistas en su emigración, además de imprimir su propaganda y contribuir a la difusión del proyecto y a la organización de los actos.
Los logros de Ha’avara
Entre 1933 y 1939, unos 60.000 judíos alemanes emigraron a
Palestina a través del Acuerdo Ha’avara y otros acuerdos alemanes-judíos, o aproximadamente el diez por ciento de la población judía de Alemania en 1933. (Estos judíos alemanes constituyeron aproximadamente el 15 por ciento de la población judía de Palestina en 1939.) Algunos emigrantes de Ha’avara transfirieron su considerable riqueza personal de Alemania a Palestina. La cantidad total transferida desde Alemania a Palestina a través del Ha’avara entre agosto de 1933 y a fines de 1939 fue de 8.1 millones de libras o 139.57 millones de marcos alemanes (entonces equivalente a más de $40 millones de dólares). Esta cantidad incluyó 33.9 millones de marcos alemanes ($13.8 millón de dólares) entregados por elReichsbank en conexión con el acuerdo. El historiador Black, ha estimado que un adicional $70 millones de dólares pueden haber fluido a Palestina a través del corolario de acuerdos comerciales alemanes y las transacciones bancarias internacionales especiales. Los fondos alemanes tuvieron un gran impacto en un país tan subdesarrollado como Palestina lo estaba en los años treinta, señaló él. Varias de las mayores empresas industriales fueron construidas concapitales de Alemania, incluyendo la empresa de aguas Mekoroth y la empresa textil Lodzia. “La afluencia de los bienes y capital de Ha’avara, concluye Black, produjo unaexplosión económica en la judía Palestina” y fue “un factor indispensable en la creación del Estado de Israel”. El acuerdo de Ha’avara contribuyó grandemente al desarrollo judío en Palestina y así, indirectamente, a la fundación del estado israelita. Una circular del boletín de enero de 1939 de la Oficina del Exterior alemana informó, con algún presentimiento que “el traslado de la propiedad judía fuera de Alemania (a través del acuerdo de Ha’avara) contribuyó en no poca magnitud a la construcción de un estado judío en Palestina“. Ex funcionarios de la compañía Ha’avara en Palestina confirmaron esta visión en un estudio detallado del Acuerdo de Traslado publicado en 1972: “La actividad económica fue posible por la entrada de capitales alemanes y las transferencias de Ha’avara a los sectores privados y públicos fueron importantísimos para el desarrollo del país. Muchas nuevas industrias y empresas comerciales fueron establecidas en la Palestina judía y numerosas compañías que son enormemente importantes incluso hoy en la economía del Estado de Israel deben su existencia al Ha’avara”. El Dr. Ludwig Pinner, funcionario de la Compañía Ha’avara en Tel Aviv durante los años treinta, después comentó que “la excepcional competencia de los inmigrantes de Ha’avara contribuyeron decididamente al desarrollo económico, social, cultural y educativo de la comunidad judía de Palestina.”
En el Memorándum del 17 de diciembre de 1937, el Secretario de
Estado del Ministerio del Interior del Reich, Wilhelm Stuckart, uno de los participantes en la Conferencia de Wannsee, que decició la Solución Final de los judíos, enfatizó: «No hay duda de que el procedimiento Haavara ha hecho la mayor contribución a la construcción tremendamente rápida de Palestina [sionista]. El procedimiento no sólo se plasmó gracias a las grandes sumas de dinero [de Alemania] sino que también suministró a los hombres más inteligentes entre los inmigrantes y, por último, abasteció con las máquinas y los equipos industriales necesarios también de Alemania.» El Acuerdo del Traslado fue el ejemplo más de largo alcance de la cooperación entre la Alemania de Hitler y el sionismo internacional. A través de este pacto, el Tercer Reich de Hitler hizo más que cualquier otro gobierno durante los años treinta para apoyar el desarrollo judío en Palestina.