Denominación, Concepto y Contenido de La Sintaxis Latina
Denominación, Concepto y Contenido de La Sintaxis Latina
Denominación, Concepto y Contenido de La Sintaxis Latina
Debemos tener en cuenta que todas las oraciones son mensajes, pero no todos los
mensajes son oraciones; es preciso que a su capacidad comunicativa se asocie una
determinada estructura sintáctica predicativa. En este sentido los ejemplos de (1) son
mensajes que constituyen oraciones; los ejemplos de (2) son mensajes no oracionales
pues carecen de la estructura sintáctica predicativa que requiere una oración:
(1a) En la calle, los niños jugaban con un balón el día de aquel infausto evento.
(1b) Quin taces? (“por qué no te callas”, Plaut. Merc. 494)
(1c) mene incepto desistere uictam! (“¡¿desistir yo, vencida, de mi empeño?!”, Verg.
Aen. 1,37)
(2a) ¿Eh?
(2b) ¡Ay!
(2c) ¡Hola!
Desde un punto de vista gramatical, una estructura predicativa está compuesta por un
predicado (generalmente un verbo o forma verbal, aunque no exclusivamente) y
aquellos elementos que dependen de él. De forma paralela a lo que sucede con los
mensajes, toda oración tiene una estructura predicativa, pero no todas las estructuras
predicativas son oraciones; precisan para ello ser un mensaje completo. De acuerdo con
este criterio, son una oración los ejemplos de (1) y no lo serán los de (3) porque no
constituyen mensajes completos:
(3a) dum haec Romae geruntur (“mientras estas cosas suceden en Roma”, Sall. Cat.
32,3)
(3b) Caesare interfecto (“muerto César”, Cic. Phil. 2,28)
A diferencia de los de (1), las frases de (3) contienen una expresión en torno a un
predicado verbal, pero carecen de función comunicativa propia y, por consiguiente, de
autonomía sintáctica y comunicativa. La forma que presentan, por otro lado, en el caso
de (3a) de subordinada introducida por un subordinante, y en el de (3b) con el predicado
en participio en caso ablativo, no corresponde a la que adoptan en latín las oraciones
completas. En conclusión, sólo una estructura predicativa que constituya un
mensaje completo puede recibir la etiqueta de oración.
Por otro lado, la oración se configura como una estructura jerarquizada formada
por diversos niveles sintáctico-semánticos. La forma mínima que ha de adoptar la
estructura oracional requiere la combinación de un predicado y sus elementos
obligatorios. Esta estructura puede expandirse con la adición de elementos no necesarios
de diverso tipo:
(6) cui dono nouum libellum, arida pumice expolitum? (“¿A quién le regalo mi
nuevo librito, pulido con áspera pómez?”, Catull. 1,1-2)
Por otra parte, además de la información sobre el asunto del que se habla, tan completa
como el hablante decida, dentro de las posibilidades que el predicado le ofrece, la
estructura oracional puede contener otros elementos que no informan sobre el asunto
representado en la oración, sino sobre otros aspectos de la comunicación ["disjuntos" en
terminología funcionalista]. Los elementos de este nivel de la oración hacen referencia a
aspectos variados de la comunicación; algunos justifican el propio acto de habla, otros
avalan la verdad de la predicación, otros muestran la actitud u opinión del hablante
sobre la predicación, otros se refieren a la forma de presentación del enunciado, etc.
(8) Quinctia formosa est multis (“Quintia es hermosa para muchos”, Catull.86,1)
(9) ut uero iam ad illa summa ueniamus, quae uis alia potuit homines
congregare? (“para llegar ya a lo importante, ¿qué otra fuerza pudo congregar a los
hombres?, Cic. de orat. 1,33)
(10) ut uerum tibi dicam, pater, ea res me male habet (“para decirte la verdad,
padre, este asunto me pone malo”, Plaut. Asin. 843)
(1) puer ad domum suam currit (“el niño corre hacia su casa”)
(2) puer ad domum suam cucurrit (“el niño corrió hacia su casa”)
Las razones por las que se incorporan tradicionalmente aspectos paradigmáticos a los
estudios sintácticos, aunque no exista una justificación explícita en ningún lugar,
pueden ser de diversa naturaleza. En primer lugar, junto con las categorías verbales
mencionadas de tiempo, aspecto y modo, hay otras como número, persona y voz que sí
tienen una clara relevancia sintáctica: el número y la persona sirven para establecer
formalmente la relación entre el sujeto de la oración y el verbo; la voz modifica la forma
en que se organizan sintácticamente los componentes de la frase, con cambio en la
función Sujeto. En segundo lugar, en amplios apartados de la sintaxis y, en particular,
los relacionados con la subordinación, el juego de tiempos y modos constituye uno de
los elementos fundamentales de la configuración sintáctica. Probablemente por ello se
ha incluido el estudio de todas las categorías del verbo en los estudios sintácticos.
En (3’a) es incompatible el tiempo pasado del verbo con un adverbio temporal como
mañana. En (3’b) no pueden coordinarse –y ser simultáneamente sujeto de la frase- una
entidad humana y otra no humana con un verbo como “romper”. En (3’c) “bondad”,
como entidad abstracta, no satisface las exigencias de uso de un verbo como “estar”,
que debe referirse, cuando se usa con un adjunto de lugar (complemento circunstancial),
a entidades concretas. Aparte de estas razones, hay que tener en cuenta que hoy en día
existe un amplio consenso sobre el carácter no discreto de los componentes de la
lengua. De hecho, es difícil establecer un límite claro entre semántica y sintaxis o entre
sintaxis y pragmática. Por ello es imprescindible también tomar en consideración
aspectos de estas áreas a la hora de abordar la descripción sintáctica.
Así pues, en la actualidad, los estudios sintácticos han ido incorporando la mayor parte
de los fenómenos antes olvidados o segregados que acabamos de citar, de tal manera
que hoy cualquier estudio de sintaxis latina ha de tener en cuenta, además de los
aspectos más tradicionales como la sintaxis del nombre y del adjetivo, las categorías del
verbo y su sintaxis o la subordinación, también la sintaxis del discurso y los elementos
pragmáticos y semánticos que afectan a la sintaxis. La formación de palabras, en
cambio, se mantiene en el ámbito de la morfología.
Sin embargo, no siempre hay coincidencia entre morfología y sintaxis, así ocurre, por
ejemplo, con las oraciones subordinadas sustantivas o completivas, que son nombres
(=sustantivos) funcionales, pero no morfológicos, o con las oraciones de relativo
adjetivas, que a nivel funcional son adjetivos, pero a nivel gramatical no lo son.
BIBLIOGRAFÍA
BAÑOS BAÑOS, J.M. (2009) Sintaxis del latín clásico, Madrid, Liceus.