El Mapa Imposible de Liliana Bodoc
El Mapa Imposible de Liliana Bodoc
El Mapa Imposible de Liliana Bodoc
EL MAPA IMPOSIBLE
AL~Af-A
SE~JA 9 789870 JJ
Bodoc
N.1t ió e n la provi ncia de Sam a Fe en
l 1J18, reside desde muy peq ueña
< 11 l.1 provincia de Mend oza. C ursó la
1 ic l' llCÍ:llur:i en Lenguas Modernas en
l.1 l J11ivc.:rsidad N acional de C uyo y
1•j1·1t i<'> la docencia algunos años. Gracias
.1 \ ti 11oveln Los días del Venado (primera
p.11 tt• dl· la Saga de los C onfi nes, una
11 do¡•,f.1épica), edi tad a e n el año 2000 y
111r H'tl·d ora de varios pre mios, su carrera
t 111110 c.:\crilOrn cobró no toriedad. Su obra
ALF~
El Il1apa
imposible
©
2001!, 1 iliann Ooc!oc
ISON: 978-987-04-0975-5
Hecho el depósito que marca la Ley J J.723
itnposible
Impreso en Argentina. Printed in Argentina.
Primera edición: abril de 2008
Segunda edición: enero de 2011
Segunda reimpresión: abril de 2013
Edición:
V1otCTA NoF.'flNuER
Diseño de colección:
José CJuisro, ROSA MAION, JEsús S.wz
Foto de tapa e interior: E. LUSCHEI
Bodoc, Liliana
El mapa imposible· 211 ed. 2a rcimp. • Buenos Aire~ : Aguilar, Altea, Taurus,
Alfoguara, 2013.
l 12 p.; 13x20 cm.
ISBN 978-987-04-0975-5
\
E que le habían puesto al nacer. Aunque,
con el paso del tiempo, su nombre bau-
tismal había sufrido algunas modificaciones.
En los Jejanos años en que su madre lo
esperaba con los brazos extendidos mien-
tras él daba los primeros pasos, riendo de
miedo, su nombre era un sonido incom-
prensible de tanta miel y tantos diminuti-
vos, y tantas palabras para alentarlo: A ver,
Juliancito, bebé precioso, amor chiquitito,
venga con mamá.
Cuando fue a primer grado, su nombre
se transformó en una larga cadena de letras y
guiones que llegaba hasta el final de la pági-
na. A veces, sin acento. A veces, sin mayúscu-
la: Julian- julián-Julián... ¡derechito, sin salir-
se del renglón!
A los veinte años, Julián tenía más jota que
ninguna otra cosa. Será porque la jota tiene un
sonido heroico, y pasa como el viento de verano.
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L ILIANA Boooc:
fli. MAPA IMPOS!DLIJ
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l 11 l ~N~ ll.,11o 1
-Hoy mismo tendré que hacerlo -mur- -dijo Lila poniendo su mano sobre la de
muró. Diego.
Lo que el anciano debía llevar a cabo era -:Juro guardar este secreto, aunque me
doloroso. Tenía que arrojar al fuego aquellos cosan los párpados con hilo y aguja -dijo
buenos años de su vida. Y eso era como arro- Julián. Y su mano cayó sobre la mano de Lila,
jaral fuego las trenzas de Lila, la mirada casi sobre la mano de Diego, sobre la mesa.
gris de Diego. Era como decirle a la muerte
que ya podía desensillar.
De todos modos, el feo asunto de quemar -Y bien -dijo donJulián parado frente a la
sus once años ya no podía demorarse. DonJulián chimenea de su cuarto--. Mis queridos amigos
cerró los ojos. Quería recordar, por última vez, el no están aquí. Me toca realizar esta última tarea.
tiempo en el que había sido capaz de creer en lo En ese momento, para fortuna de la ciencia
que está más allá de las apariencias. y también de la magia, para fortuna del conoci-
-¡Que el secreto muera con el último de miento, donJulián oyó a su nieta llamándolo:
nosotros! -repitió en la soledad de su habi- -¡Abuelo! -gritó la niña-. Dice mamá
tación. que bajes a cenar.
Pero antes de hacer lo que estaba pensan- -Ya voy...
do, donjulián se distrajo recordando un viejo -Dice que te apures, porque se enfría la
juramento. carne.
¿Qué pasa con la gente, que tanto se asus-
ta del frío? ¡Cuidado con el frío de la plaza!
-:Juro guardar este secreto, aunque me ¡Cuidado con el frío de la cena!
atornillen las uñas -dijo Diego. Y puso su Don Julián movió la cabeza con desilusión.
mano sobre la mesa. Cada día se convencía más de que habían hecho
-:Juro guardar este secreto, aunque las muy bien en decidir que las evidencias debían
trenzas se me llenen de hormigas coloradas desaparecer sin dejar rastros. ¡No era posible re-
velar semejantes secretos a personas que se asus-
taban de algo tan simple y natural como el frío!
Imposible). F:l GlmEMI fue fondado el día 2 de mayo del alto 2071. La fec.ha
de su fundaóóp coincid e exactamente con el ccntcnado del nacimiento -Es una buena decisión -pensó el an-
de rlon julián, hecho que habfa tenid o lu¡.r.tr e n los sul)lu·bios de la dudar!
<le Santa Fe el 2 de mayo de 1971.
ciano.
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L!u.'INA Boooc EL MAPA IMPOSIB~ll
Iba a aprovechar el impulso de aquel Todo estaba escrito allí con letra de Lila. Él
pensamiento para hacer lo que debía, pero recordó que Lila se mordía la punta de la len-
la voluntad no le respondió. Era urgente que gua para escribir.
inventara una mentira para sí mismo, se la -¡Papá!, no me hagas repetir las cosas
contara y se la creyera: como si fueras un niño -insistió su hija.
-No es conveniente dejar tanto papel ar- Ern.inútil discutir con ella... El anciano besó
diendo sin nadie que esté vigilando. Lo haré a su nieta. Los dormitorios estaban arriba y, esa
antes de acostarme. noche, las escaleras llegaban al cielo.
Volvió a colocar el secreto en su sitio, y -Ahora sí ha entrado frío a esta casa.
bajó a cenar. -Donjulián se apoyó en la baranda de ma-
-Si tu comida se enfrió, puedo recalen- dera oscura.
tarla -ofreció su hija. Su corazón viejo se le cayó al fondo de] pe-
-Está bien así. cho, como si se hubiese soltado el clavo que lo
-Si tenés frío, puedo cerrar la ventana. sostenía. Todo se puso oscuro. Oscuro más allá
-Está bien así. de la baranda, más allá del techo, más allá del
Un poco más tarde, la hija de donjulián rostro de su hija que estaba gritando algo.
consideró que era tiempo de que el anciano -¡Papá, por favor!
se metiera en la cama. "Papá, por favor". ¡Corno si él pudiera
-Papá, es hora de que te vayas a descansar. hacer algo! Si ni siquiera había podido su-
"Es hora de quemar sus trenzas", pensó el jetarse con las manos en la baranda de la es-
anciano. Y fijó los ojos en el televisor aparen- calera.
tando interés en las noticias. Pero su hija era Cuando don Julián abrió los ojos, estaba
una mujer metódica e insistente: acostado en su cama. De inmediato, supo que
-Papá, ¿me estás escuchando? Es hora esa era la última vez que despertaba. Su hija
de que te vayas a descansar. y su nieta estaban a su lado. Entre las dos no
-No estoy cansado. lograban completar una sonrisa.
-Papá, ¡estoy viéndote la cara! Afuera de la habitación, algunas personas
Suerte que le veía la cara, y no el alma. estaban hablando con voz baja y esponjosa.
Porque en el alma de don J ulián estaba es- La misma voz con la que hablarían las fotos
crito su secreto con letra redonda y prolija. antiguas, si pudiesen hacerlo.
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LILIANA Boooc
EL Ml\P/\ IMl>()SIBLE
La mirada de don J ulián cayó sobre el cajón Entonces sucedió algo imprevisto. Su nieta,
donclc..· guardaba el cuaderno a rayas. ¡De alguna igual que muchos años atrás lo había hecho Lila,
manera tenía que levantarse, y arrojarlo al fue- se acercó a su oído para hacerse entender:
go! ¡De algún modo tenía que encontrar fuer- -Yo leí tu cuaderno, abuelo. Lo leí mu-
zas para hacerlo! Sintió que estaba logrando
chas veces. No tengas miedo ... A lo mejor, la
incorporarse. Trabajosamente consiguió sen-
muerte también es un lugar, y tiene plazas, y
tarse en el borde de la cama y ponerse de pie. tiene amigos. 3
Ahora solamente faltaba dar tres pasos.
A donjulián le pareció muy extraño que
su hija y su nieta, que seguían junto a él, no
Los pensamientos del anciano tardaban
intentaran detenerlo.
en tomar forma, eran igual que figuras bru-
Un golpe de lucidez le hizo comprender
mosas que andaban por su cabeza en cámara
que seguía acostado en su cama, sin haber lenta. ¿Sería posible que su nieta fuera una
lo~Tado mover ni un músculo. ¡Pura ilusión
digna heredera del secreto ... ?
de moribundo! El cuaderno de los secretos
La habitación de don Julián se enfrió de
seguía lejos de su alcance.
pronto. La muerte se movía con la precisión
El corazón de don Julián estaba atado a de un enfermero.
la vida por un hilo de sangre que se iba adel-
Y el hilo de sangre cada vez más delgado,
gazando. Una ambulancia cruzaba esquinas
hilo que casi ... , que ya no podía estirarse, que
como un pájaro blanco.
se hacía transparente donde iba a romperse,
El secreto estaba a pocos pasos de su cama;
donde iba a romperse ... Donde se rompió.
pero el hilo de sangre no podía estirarse tanto.
Donjulián quiso hablar con los ojos; qui-
so contar la historia de tres niños y un secreto.
Y ya no pudo hacerlo. "Tal vez, debí contarlo
antes", pensó. ~Vale aclanir que el concepto "lugar" loma aquí un significado t'spedfico.
El O:DEMf 1ient· por objcLO de estudio aquellos lugares que 110 owprm
Se escuchó la sirena de la ambulancia que cspario, en d sentido tradicional que suele atribuírsele a esta noción. Ha)'
llegaba. Su hija salió de prisa. Jugar...s q11 e tienen apariel)cia de juego., infantiles. üu·os par·ecen cl símo-
ma de u11a enfermada<!. Otros. la scmencia de un juez. Todos t'. llos poseen
En la habitación quedaron donJulián, su caran<:nsticas particulares, registros y comportamientos 4ue no muestran
nieta y un delgadísimo hilo de sangre. r{'gularidad. Esto ha impedido. hasta el pn:~ente, qn«> los i.J1veslÍ)(aclort'.S
dd Cl'Ol'MI pudieran t'.Stableccr leyes universales para explicarlos.
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LOS EXPLORADORES
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LIUANA Boouc EL lvlAPA l),,JJlOSUILE
.Julián fue el primero en verla. Era nueva preguntara por el motivo de la risa. Cuando eso
en el barrio, y encima usaba trenzas. ocuniera, ellos podrían reírse con mayor impiedad.
Era niña, era nueva, usaba trenzas... y esta- Así el asunto seguiría creciendo hasta que
ba parada frente a la vidriera de la mercería ha- la de trenzas saliera corriendo ¡Con un poco
ciendo gestos extraños con las manos y la cara. de suerte, hasta se tropezaría antes de doblar
La habían visto muy pocas veces desde la esquina!
la llegada de su familia al barrio. Y nunca de Pero Lila era Lila. Se puso seria. Ni enoja-
cerca. Ahora tenían una gran oportunidad da ni avergonzada; solamente seria. Y les ha-
para hacerle saber que ellos eran los dueños bló a los dos niños que seguían retorciéndose
indiscutidos de las veredas. de risa en el reflejo de la vidriera.
-Se ríen -afirmó Lila.
¡Una afirmación, en ese caso, no tenía
Las manos de Lila caminaban por la vidrie- sentido! Se ríen ... ¡Eso no ayudaba en absolu-
ra, como arañas. Torcía la nariz y la boca. De to para el ataque final!
r~pente, dos niños aparecieron en el reflejo. No obstante eso, Diego y Julián intenta-
Lila no se sobresaltó; ni siquiera se dio vuelta r on avanzar con la hostilidad. Pero la carca-
para mirarlos. Al contrario, continuó maltra- jada que conseguían armar era tan estúpida
tando con sus muecas a una preciosa muñeca que ni ellos mismos pudieron soportarla.
vestida de azul, que estaba sentada sobre su Además, la niña continuaba dándoles la es-
correspondiente caja. La muñeca parecía la palda; y eso los dejaba sin estrategia.
reina de las puntillas y las cintas, la santa de los -¿Por qué estás peleando con una mu-
carreteles de hilo, la heroína de los alfileres. ñeca? -preguntó Julián.
-¡Está haciéndole burla a una mufieca! Diego lo miró con desaprobación. Lo que
Julián y Diego querían dejar muy claro su amigo acababa de decir tenía más de inte-
que eran malos, que la detestaban por innu- rés que de crueldad.
merales motivos, empezando por las trenzas. -Porque está vestida de azul, pero es
Y que no se detendrían hasta hacerla llorar. mentira que está enferma.
-¡Está haciéndole burla a una muñeca! Recién entonces Lila se dio vuelta. Su ros-
Ellos esperaban que la nueva se diera vuelta tro era casi tan simple com.o el de la muñeca.
con cara de niña y, toda colorada y quejosa, Aunque un poco más blanco.
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l.u.IAM Boooc
EL MAPA lMPOSISl.B
-Nosotros íbamos para la plaza. -Diego Desde ese día, fue habitual verla cami-
tardó meses en comprender por qué había nar entre Julián y Diego, vereda arriba, vere-
invitado a Lila ese día.
da abajo, pateando latas con el pie derecho,
Los tres niños empezaron a caminar sumi- arreando hormigas, saltando charcos cuando
d.~s en ese silencio avergonzado de los que re- la ayudaban ... Jugando un juego que nunca
cien s~ conocen pero saben que van a quererse terminaría.
para siempre.
-Él se llama Diego -anunció Julián.
-¿Y quién te preguntó? -Diego que-
ría pelear con alguien para defenderse de la
vergüenza.
-Yo pregunté -dijo Lila. Y a nadie se le
ocurrió que estuviera mintiendo.
-Él se llamajulián -anunció Diego.
-Yyo, Lila.
Incapaz de soportar en silencio el extra-
110 sentimiento que tenía,Julián abrió la boca
para d<'cir algo. Cualquier cosa:
- Pero a todas las niñas les gusta jugar
con las muñecas.
Lila negó con Ja cabeza:
-No -dijo-. A todas las muñecas les
gusta jugar con las niñas.
Entonces, los malvados del barrio tuvie-
ron miedo. Algo había que hacer para recu-
perar el coraje.
. -De acá a la plaza corriendo -propuso
Diego.
-Una de mis piernas no sabe correr
-respondió Lila.
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Diario de los exploradores
l barrio era bajo, razón por la cual el
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LrUANA Bor.><x
EL MAPA IMPOSIBl.B
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ÚUANJ\Boooc EL MAPA IMPQSIDLll
Un colectivo amarillo y rojo venía por Un rato después, los pájaros tomaron
una calle angosta, haciendo tiempo. Tal vez, otro rumbo.
el chofer pensó que los niños deseaban subir, El hombre que llevaba puesto demasiado
y no quiso hacerlos correr hasta la parada. abrigo para tanto calor se levantó de pronto,
Total, venía demasiado adelantado. Detuvo el rozó el timbre con la punta del dedo anular y
colectivo y los animó con una sonrisa. se bajó mucho antes de que el colectivo aca-
Nijulián ni Diego ni Lila fueron capaces bara de detenerse.
de despreciar la gentileza. El vuelto de los he- El paisaje alrededor no era amistoso: casas
lados alcanzaba para los pasajes de ida y de cuadradas y pintadas con el color de la humedad
vuelta. Y no tenían nada mejor que hacer. profunda. El aire vaporoso, y ningún árbol.
Subieron, se sentaron en el último asiento. -Mejor si bajamos acá -dijo Diego-, y
Lila se arrodilló de modo que quedó mi- tomamos el colectivo que vuelve ...
rando hacia atrás. Las pocas personas que Como era el más capacitado para tratar
viajaban iban dormitando. Todos, menos un con adultos se levantó y fue hasta el asiento del
hombre alto y delgado, demasiado abrigado chofer, jugando a que perdía el equilibrio.
para un día de calor. -¿Por dónde pasa el colectivo que vuel-
-¿Cómo se llama cuando muchos pája- ve? -preguntó.
ros andanjuntos? -preguntó Lila. -Caminen por esta calle. -El chofer fre-
-Bandada. nó en la esquina con brusquedad y remató-:
-Ahí pasa una bandada de sábanas. Dos cuadras.
Sus dos amigos giraron por instinto y mi- Debido a que ya había parado y los mira-
raron el lugar del ciclo que Lila señalaba. Era ba por el espejo, Diego, Lila y Julián bajaron
verdad. U na bandada de sábanas enroscadas, casi por obligación. Igual que habían subido.
anudadas de tal modo que semejaban aves de El colectivo se alejó sin girar a mirarlos.
enormes picos y enormes alas, volaban con Los grandes pájaros ya no estaban. Y ellos se
gracia en la misma dirección que llevaba el dispusieron a seguir las indicaciones recibi-
colectivo. Casi todos dormían... Diego dijo das: por esa misma calle, dos cuadras.
"Le aviso al chofer", pero Lila se asustó: La calle indicada por el chofer era angos-
-Si le decimos, las van a capturar. ta y estaba flanqueada por paredones.
-Parece un pasillo -dijo Diego.
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lAIANA Boooc
-Un pasillo triste -dijo Julián. Diego se dio cuenta de que no sabían qué
-Todos los pasillos son tristes -respon- colectivo estaban esperando.
dió Lila. -¿El que es amarillo y rojo?
-¿Por qué? -le preguntaron. La mujer no contestó enseguida, como si
-Porque nadie se queda -y aclaró-, hubiese tenido que recordar.
porque todos pasan. -Sí -respondió-: Ese mismo.
Los tres niños continuaron avanzando sin Ningún auto pasaba por la calle, tampoco
imaginar que estaban muy cerca de conocer había autos estacionados. Solamante la insisten-
un Lugar en la singular inmensidad del Mapa te mirada de la mujer que esperaba el colectivo
Imposible.6 hacía suponer que allí existían la dirección, el
Cien metros por el pasillo, y llegaron a recorrido, las flechas y los puntos cardinales.
una esquina. Cien metros más y estaban en De tanto en tanto, Lila alzaba la cabeza
la calle por donde pasaba el colectivo que iba buscando los pájaros de tela blanca.
a llevarlos de regreso al barrio. La parada no -¿Adónde tendrán sus nidos? -dijo en
tenía señales, salvo la presencia de una mujer voz alta.
delgada, de pie junto a un poste, que miraba El comentario logró que la mujer le presta-
con ansiedad. ra atención. Inquieto, Diego le hizo a su amiga
-Señora -esta vez habló Lila-. ¿Usted un gesto de silencio. Pero como Lila sabía que
espera el colectivo? la curiosidad insatisfecha es dificil de soportar,
La mujer era tan delgada que no pudo y no quiso que aquella señora delgada tuviera
sonreír. que convivir con una espina, decidió mentir
-Sí -respondió. un poco.
-¿Adónde tendrán sus nidos los colecti-
vos amarillos y rojos?
0 Que nadie piense en mapas tal cual los conocemos. Es decir, que nadie Tal vez para aliviar el aire absurdo de esa
piense en proyecdooes cartográficas que reproducen subre una hoja pla-
na la superficie esférica de la Tierra, indicando su~ contomos, extensiiln pregunta, tal vez porque empezaba a preocu-
~ accidentes geográficos. El .:Vfap-.t Impüsiblc será, cuando logre serlo, una
mauiz dinámica de relaciones espacio-temporales. Vale decir, un corúunto
parse, Julián encontró un modo de llevar el
de dalos y fórmulas que difícilrnenlC pueda graficarse en su totalidad. tema hacia un sitio más razonable.
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LIUANA Boooc fa, MAf'll IMPOSIBl.H
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LllJANA ªººº" F.t MAPA !Ml'O.\IKI F
de las zapatillas. Mientras tanto, Diego tuvo La niña negó con la cabeza.
tiempo de inventar otra excusa. -Me gusta venir acá mientras espero que
-Si te duele la pierna nos sentamos un mi papá vuelva a casa.
rato. -¿Por qué tenés un collar de botones?
La pierna de Lila había dejado de doler La pregunta de Diego hizo un ruido feo,
mucho tiempo atrás. y Lila intentó suavizarlo.
-Está bien -dijo, para evit.arles a sus ami- -Es lindo -dijo.
gos la vergüenza de aceptar que tenían miedo. Animada por el comentario, la niña con-
Un umbral caliente que alcanzaba para tó que ella misma se lo había hecho. Y contó
tres fue el lugar elegido. que a su amigo también le gustaba, y que su
-Cuando venga el colectivo, corro y lo amigo andaba por allí buscando ángeles.
paro -dijo Diego. -¿Cómo buscando ángeles? -preguntó
Estaban cansados y sedientos, a causa del Diego.
sol, a causa del helado. Primero uno, después Pero antes de que pudieran escuchar la
otro, después los tres apoyaron la cabeza en respuesta, y cuando ya nadie pensaba en él, un
las rodillas. colectivo amarillo y rojo aminoró la marcha
hasta detenerse. Primero subió Lila, después
Diego, después Julián. La niña del collar de
-Hola. botones les dijo adiós con la mano en alto.
Diego, Lila yJulián se irguieron de inme- El colectivo pasó junto a otra mujer del-
diato. Una niña los miraba sonriente. gada,joven y rubia, que no lo detuvo para su-
-¿Estaban durmiendo? birse y, en cambio, miró hacia adentro. A dife-
Ninguno supo qué responder. rencia de las otras, esta mujer sonreía. Como
Diego calculó que la recién llegada ten- si recién iniciara su espera.
dría unos ocho años. Julián calculó que tendría
siete, y además imaginó la existencia de un
hermano varón mucho mayor que ella. Lila El hombre demasiado abrigado cn1zó la
pensó que debía ser de esa gente a la que 1.e calle frente al colectivo.
gustaba dihqjar en invierno. Un poco después reconocieron la aveni-
- ¿Vivís cerca? -preguntó Julián. da que los llevaba de regreso al barrio.
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35
P
ocos días después, Julián y Diego deam-
bulaban por el barrio. Era viernes y ano-
checía. El anochecer no es una casuali-
dad, como tampoco podía serlo el hecho de
que aquella casa, al fondo de un largo pasillo
lleno de macetas, tuviera luces de colores que
se adivinaban ciertas noches entre las cortinas.
"Esa", decían las vecinas, madres y novias
cuando se referían a la joven mujer que vivía
allí.
Por eso no puede decirse que fue casua-
lidad que Diego y Julián no buscaran a Lila
ese día ... Lo que iban a hacer era solo para
ellos dos. En todo caso, para contar en el re-
creo a los varones del grado.
Habían decidido esperar a que el auto gris
estacionara y bajara el hombre de anteojos
que siempre traía un paquete de la confitería
de la vuelta. Recién entonces iban a avanzar
por el pasillo para espiar, escuchar, entender
lo que pasaba en aquella casa perfumada y
linda como su dueña.
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ÚLIA!<A Boooc
EL MAPA ll>ll'OSmLC
Julián y Diego caminaban despacio. Era Cuando llegaron a la casa donde vivía "Ja
seguro que tendrían que dar algunos cuantos mujer esa" que, según decían las madres, las
rodeos antes de poder entrar. vecinas y las novias, usaba ropa muy costosa,
Julián fue el primero en notar que varias el auto gris estaba estacionado en la puerta. Y
paredes mostraban leyendas pintadas con ae- por Ja ventana se veía una luz que no estaba
rosol. Se detuvo a leer: pensada para iluminar, sino para embellecer.
"ESTAtvIOS EN UNA TRl!\ICHE.RA ABIE.R.1;.\ Et\TRE N<>-
SOTROS Y NOSOIROS". 7
~~ucH<1 ~cy~nda en la pared era, al igual que los pájarns sábana, un in-
7 8
Carlos Alberto García Lange, n1t;jor conocido como Charly García, fue
?Jc10~11!" indicaba la cercanía Ó<,; un Lugar Imposibk. En d presente, los un afama do músico di> rock. Rastreando el material perio<lístico de Ja épo-
11wesugadore~ del cr:DEMI U<1hajan en la sistematización de dichas seúales, <:a, encontramos que se U'alaba de un artiMa co11 personalidad rebelde y
~r~1.1ramlo establecer relac10ncs regulares entre el úpo específico de los cxcém~ca. cap:v de bajarse los pamaloncs r"n pleno recital, o de arrojarse
mclmo.~) lo~ lugares asociad~ a ello.~. a una p1scma desde un no,·eno piso.
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L IUANA Boooc
El. MAPA IMPOSIBLE
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Lll.IANA BO l)OC E1. MAPA IMP0.~J8Lb
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EL TERCER PASILLO
A
juego.
aquella tarde pensando que no era
difícil ver la maquinación detrás del
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Lu.1AN., l:loooc.:
EL .\IAVA IMVOSIHJ.E
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LJLIANA B O llOC E~ MAPA IMPOSIBLE
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L1Ul\NJ\ Boooc
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Ln.IANA Borxx-
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l tUANA BOIX>C
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L11.1ANA Koooc EL MAPA fMl'(lSlllLE
-¿Y por qué quieren cazarlas a ustedes? de sus amigos. Yen ese mismo momento miraba
-preguntó Lila. hacia el parque de doña Inesita, evaluando po-
-Respóndeme esto ... ¿Por qué les gusta sibilidades y riesgos ... Si se equivocaba, si Julián
a los hombres cazar pájaros y encerrarlos en no había elegido los recovecos de la mansión
jaulas sin cielo? ¡Y mucho más si se trata de para esconderse, él estaba condenado a contar
aves raras o escasas! por segunda vez.
-Sí, señora -Lila había entendido. Pero la intuición, ese dictado ancestral
-Ybien, con nosotras pasa Jo mismo. Nos que suele socorrer a quien sabe escucharlo,
gusta cantar, preferimos leer libros de ciencia lo tironeaba hacia adentro.
antes que trajinar en cocinas ahumadas hacien-
do pasteles para hombres groseros. Nos com-
place observar el movimiento de las estrellas Para asombro de Julián, Lila parecía par-
más que pinchamos los dedos remendando y te natural de aquel conciliábulo de mujeres
remendando, sin que nadie nos dé ]as gracias. perseguidas, opinando con soltura acerca de
-Sí, señora. -Lila recordó las protestas cuál era el mejor modo de que Dalia llegara,
de su madre. sin ser vista, al gran muro de piedra detrás del
Con un ademán al mismo tiempo. suave y cual la aguardaba la libertad.
primitivo, Lulia logró cambiar la luz de la vie- -Ya es hora de que Dalia emprenda su
ja cocina. Fue casi imperceptible: unas aristas camino -decidió Lulia.
de diamante que cruzaban el aire, el resplan- -¿Por qué no vas con ella? -La pregun-
dor de unos ojos blancos. ta de Lila estaba dirigida a la anciana, que no
Lulia, Dalia y Lila estaban reunidas en un n10straba interés en salvarse.
haz de luz cobri;ta, cabeza con cabeza y mur- -Mis pasos son muy lerdos, y solo logra-
murando. Julián se quedó mirándolas desde rían retrasar su marcha.
su sitio, seguro de que se trataba de un asunto -¿No puedes transformarte en gato ne-
femenino en el que no tenía espacio. gro y escapar por los techos? - preguntó Lila.
La anciana Lulia sonrió con pena.
-Por supuesto que no puedo hacer eso
Fuera de allí, puesto en la tarea de encon- -dijo-: Pero no te acongojes, que yo inten-
trar gente oculta, Diego había seguido los pasos taré alguna cosa. Y si acaso llegara para mí
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J3L MAl'A IMPOSIHLE
(1
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L1~1A..'IA Boooc
ttf!!ff~h ~?ft-:e1!ff:~;ffU:{ef/.lf;J, .•
Un rato después, cuando el juego ya era gafü; poPqae na 'es•senétt/o e.
asunto pasado, Diego recordó lo que tenía en
el bolsillo.
-Mirá, Lila... Lo encontré a los pies del
gomero.
Extendió la mano, y era un collar hecho
de botones viejos y lejanos. Un collar que po-
drían usar los ángeles.
64
L
ila tenía una pierna sin música. Una
pierna izquierda que no podía saltar,
brincar, andar por los aires, ni moverse
con donaire. Una pierna que tropezaba y en
la calle se caía. Una pierna que no sabía abrir
la puerta para ir a jugar.
Tal vez por esa causa, Julián y Diego deci-
dieron mentirle. Uno dijo que esa tarde lo lle-
vaban a visitar a una tía que cumplía ochenta
años. El otro tenía que limpiar su dormitorio.
De lo contrario, había amenazado su madre,
iban a tirarle todo a la basura.
-Está bien -dijo Lila.
Los mentirosos la escucharon y enten-
dieron de inmediato a qué se refería la gente
cuando hablaba de "remordimiento". Porque
fueron dientes, fue una dentadura entera y
voraz masticándolos por dentro.
Y sin embargo, ya estaba hecho. Además
tenían muchas ganas de meterse en una
inmensa obra en construcción que el sere-
no abandonaba, según habían averiguado,
para ir a conversar con la dueña del puesto
67
L1UAN,\ Bouoc
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69
El carpintero meneó la cabeza.
-Al revés -respondió-: Estoy hacién-
dolo porque no tengo hijos.
70
E
l viento nos hace recordar la anchura
del mundo. Y tiene mucho que ver con
la vida.
La diferencia que existe entre un paisaje
y una postal es, sin lugar a dudas, la presencia
del viento.
Pensemos en la fronda de verano, en las
polleras livianas y en las cortinas, ¿Qué sería
de estas cosas si no existiera el viento?
Pensemos en el mar y en las banderas.
Y cómo sería el pan, qué sabor tendría si
los trigales maduraran en completa quietud.
Posiblemente sería una argamasa arenosa, de
color gris y sabor agrio.
¿Y las corbatas? ¿No es, acaso, el viento lo
único que las hace humanas?
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!.JUANA Booo<'
E 1. MAPA IMPOSIBLE
perada.
-¡Señor.. .! -llamó. El azar exténdió la mano. Pero para que eso 1
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ocurriera, una antigua y fenomenal tejedora
enhebró un hilo milenario que venía, ¿quién
Reacción inesperada. Alguien mojó una sabe?, desde la primera dinastía de empera-
pl~ma en tinta china, y tendió una línea que dores chinos, desde la muerte de Cleopatra,
uma dos puntos del destino. o desde el amanecer en que un beduino ig-
-¿Sí? noto, siglos antes de Cristo, arrojó un puñado
Parece dificil de creer, pero el rostro del de arena para verla marcharse con el viento.
hombre, al girar hacia Diego, ya delataba una
esperanza. Podrá objetarse que Ja desespera- 1
ción ti~ne c~e~ta facilidad para imaginar que -¿Cuándo? ¿Dónde? -Todas las pregun-
cua~qwer ch1st:tdo le está destinado, y que todo tas se agolpaban en la garganta del hombre-. 1
¡I
encierra un mensaje. Lo cierto es que aquel ¿Hoy? ¿Cuándo? ¿Estaba sola? ¿A qué hora?
hombre de camisa clara miró el rostro de ¿Lloraba? ¿En qué calle? ¿Estaba lastimada?
Diego esperando un milagro. ¿Dónde? ¿Cuándo ... ?
-No, nada -dijo Diego-. ¡Suerte que Al momento de responder, Diego compren-
la alcanzamos! dió que, aunque habían pasado apenas unos días,
recordaba con cierta vaguedad el encuentro con
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llLlANA Boooc
E L MAPA IMPOSIBLE
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LltlANA Bouoc
fa MAPA IMPOSIBLE
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Ln.CAN" Bo1>oc
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EL SEXTO PASILLO
E dó.
Siguió estornudando porque era in-
vierno y él no se abrigaba lo suficiente, dijo
su madre. A los pocos días, empezó a toser.
Julián tuvo que quedarse en cama por-
que las rodillas no lo sostenían y le subió la
temperatura. Todo porque era invierno y él
había estado jugando al fútbol, repitió su
madre.
Una tarde, cuando Diego y Lila llegaron
a visitarlo, les dijeron que era mejor dejarlo
descansar.Julián tenía mucha fiebre. Además,
ellos podían contagiarse.
Al día siguiente, lo mismo. Lo mismo al
otro día; y la madre de J ulián se veía cada vez
más triste.
Julián se había enfermado porque era in-
vierno. O, al menos, eso parecía. Porque el
verdadero invierno comenzó cuando lo lleva-
ron al hospital.
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(.Jt.IANA Boooc
EL MAPA IMPO.SffiU:
Las voces, que bajaban el volumen cuan- -Y, la verdad... No sé qué hacer.
do Diego o Lila andaban cerca, hablaron de -Yo tampoco.
virus y de complicaciones pulmonares.
Silencio. d
Ni Diego ni Lila habían podido ver a _ l ,amama, dejulián está desespera a.
Julián en toda una semana. Hay que esperar _y no es para menos.
un poco, les decían. Tiene que descansar. Silencio. .
Igual, no va a reconocerlos ...
-La verdad, no sé qué decirte. ,
¿Qué significaba eso? ¿Cómo no iba a re- -Riesgo de contagio ya no
conocerlos? .. hay. Ademas
entrarían un ratito y con barbijo.
Por la fiebre, les respondieron. Silencio.
La insistencia crecía. La negativa, sin em- -Sí, pero ...
bargo, seguía en pie. Y esta vez no había tru-
Silencio. · ·t
cos que funcionaran para lograr que los adul- -La mamá de Julián cree que una vts1 a
tos cambiaran de opinión.
de los chicos le va a hacer bien.
A pesar de que el hospital estaba a poco -Sí, claro. ;>
menos de quince cuadras, siempre estuvo le- -¿Viste cómo se quieren ellos.
jos para ellos. Con esa particular lejanía que -Sí, sí.
nace de la indiferencía.
-No sé qué te parece.
Ahora todo era distinto. El hospital era -Tengo miedo de que a Lila le haga mal
Juiián. Y Julián, según decían todos, no m<::jo- verlo así. Lila es muy.. ·
raba como era de esperar.
-Sensible.
Y ese martes, más invierno que nunca, el -Justamente. Muy sensible. .,
hospital se encimó a sus vidas como un enor- -Y Diego, así como lo ves, tamb1en se va
me animal blanco.
a impresionar.
A espaldas de su madre, Lila la escuchó Silencio. .
hablar por teléfono con la madre de Diego. -La verdad ... No sé qué decirte.
Ellas dos no eran amigas. Y solo se comuni-
caban para arreglar "las cosas de los chicos". -Yo tampoco. d los
Sin embargo, aquella misma tar e, 1
Esta vez era lo mismo, aunque el motivo no . .
adultos dec1d1eron ace ptar que , a veces, e
era un cumpleaños o el horario de regreso. dolor también es un derecho.
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EL MAPA fMl'QSIBLI;
parpadear, porque, en ese caso, ni siquiera Junté más fuer1..as. Allí fue que entendí
comenzará la lucha!
que las fuerzas más valiosas son las que no se
-Vamos -pidió Dalia-, jparpadea! tienen. Junté fuerzas de donde no tenía, y en-
tonces pude mover dos veces los párpados.
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El MAPA L\IPOSlllLE
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EL CAMIÓN DE MUDANZAS
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se b ·;
a no como una bolsa de basura; corazones
de choclos resecos, desperdicios restos de BUENA MEMORIA
una fiesta caían sobre el mundo. ,
. . _Cualquiera podía comprender que Lila
m1~1aba el recorrido de un pasiUo parecido
al ;mfiemo, parecido al odio. Algunos pasos
mas, Y ya no podría regresar.
Si, ~n ese momento, Julián hubiese vis-
to la mirada de Lila puesta sobre él y sobre ila ya era doña Lila, tenía una trenza
Paul~, se habría quedado sin sangre, muerto
de miedo. Por suerte no la vio. y Lila decidió
volver sobre sus pasos.
L blanca y una pierna pálida.
La nieta de donjulián ya era toda una
eminencia, doctorada en Física Teórica, es-
pecializada en electrodinámica cuántica-re-
lativista. Autora de un importante número
-¿~~la? ¡Qué pronto volviste! ¿Y los chi- de ensayos, conferencista de renombre e in-
cos? -d90 su madre. vestigadora.
-Se fueron. Tras una larga y paciente búsqueda, la
Lila buscó el cuaderno a rayas y decidió nieta de Julián encontró a la anciana. Golpeó
que era_ el momento de terminar con a ue- a su puerta, se presentó, y le habló sobre el
llos escntos. Eligió las palabras con una ~ez asunto con extrema suavidad. Un rato más
cla de sentimientos.
tarde, estaban sentadas frente a frente en una
. Así quedó dicho todo lo que podía <le- galería llena de malvones. De por medio, el
c.irse, _Y quedó silenciado todo lo que debía cuaderno a rayas que la nieta de don Julián
stlenc1arse.
había llevado consigo. Dos tazas de té y bizco-
chitos de anís.
Gracias a doña Lila, y a su prodigiosa me-
moria, los datos del cuaderno fueron amplia-
dos, confirmados o rectificados_.
-¿Y cómo fue que llegó ese cuaderno a
manos de mi abuelo? -le preguntó la nieta
de don Julián a doña Lila.
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