M5 Problemas No Tradicionales
M5 Problemas No Tradicionales
M5 Problemas No Tradicionales
No-tradicionales1
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Documento de trabajo elaborado por la Pontificia Universidad Católica del Perú para el curso
virtual del proyecto “Oráculo Matemágico”.
Índice
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1. Los problemas no-tradicionales se presentan
en lenguaje común
La primera gran diferencia entre los problemas matemáticos tradicionales y los no-
tradicionales es que los primeros se presentan ya matematizados, mientras que los
segundos se presentan casi exclusivamente en lenguaje común.
Pero, ¿a qué nos referimos con que los problemas tradicionales se presentan “ya
matematizados”? Con ello queremos decir que lo que hacen estos problemas es
presentar al alumno un algoritmo (una suma, resta, multiplicación de fracciones, entre
otras operaciones) que debe ser resuelto de manera mecánica, por lo que el
estudiante lo único que tiene que hacer es reproducir un procedimiento de cálculo que
se ha aprendido de memoria, sin que por esto sepa cuándo o cómo debería usar ese
procedimiento en la solución de los problemas de su vida cotidiana. En cambio, el
problema no-tradicional sugiere un problema de la vida cotidiana misma (es decir, un
problema contextualizado y significativo), que es expresado en un lenguaje común, y
que el alumno debe tratar de resolver según su propio ingenio, lo cual le exige pensar,
organizar la información, estructurar la situación, etc.: en suma, construir nuevo
conocimiento matemático. Veamos un ejemplo:
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realmente comprende). De otro lado, el problema no-tradicional presenta al estudiante
una situación de la vida cotidiana, sin hacer mención explícita a algún procedimiento o
a alguna operación matemática. En ese sentido, se coloca al estudiante en la
necesidad de matematizar por sí mismo la información; es decir, es el alumno el que
debe organizar la información del problema, obteniendo datos, estableciendo
relaciones entre esos datos para realizar deducciones correctas, etc.
Note que este proceso de matematización es de suma importancia: al fin y al
cabo, los problemas que las personas encontramos en nuestra vida cotidiana suelen
presentarse sin una estructura clara, ¿no? Es raro que los problemas de la experiencia
común se nos aparezcan ya simbolizados. Matematizar el problema, entonces,
requiere que el alumno analice y conceptualice las relaciones matemáticas en juego
en el problema. Es luego de eso que puede simbolizarlo y proceder a aplicar los
procedimientos necesarios para hallar una solución. Por el contrario, un problema
tradicional como el del ejemplo no requiere mucho más que la aplicación de un
procedimiento ya establecido. Como ya se ha visto anteriormente, los alumnos pueden
aprender a aplicar procedimientos sin necesidad de comprender genuinamente lo que
están haciendo. En contraposición a este aprender mecanizado, la exigencia de
analizar y conceptualizar las relaciones matemáticas del problema sí lleva al alumno a
construir un conocimiento genuino, que es lo que nos interesa. Ahora, no queremos
decir que aprender procedimientos no sea importante. Pero aprender un procedimiento
no sirve de mucho si es que uno no sabe matematizar la situación a la que se
enfrenta. Los problemas tradicionales suelen descuidar esto último, dejando al alumno
en la extraña posición de saber cómo calcular pero no saber cómo ni cuándo hacerlo
si el problema no se le presenta ya matematizado.
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problema tradicional las relaciones entre las cantidades ya están explicitadas en el
problema (por ejemplo, el algoritmo indica la relación de suma entre “x” y 15 000, y
establece también la relación de “mayor o igual” de esta cantidad resultante con la
cantidad 27 000); en cambio, en el caso del problema no-tradicional, es el estudiante
el que debe establecer por sí mismo estas relaciones, que se encuentran solo de
modo implícito en la descripción de la situación.
Pero más allá de esto, es recomendable también recordarle al alumno la
importancia de analizar bien la información antes de aplicar un procedimiento. Y esto
es algo que se puede hacer de otras formas más a las ya esbozadas en las líneas
arriba. Analicemos el siguiente problema no-tradicional:
Problema no-tradicional
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cosas se pueden deducir de ellas y qué cosas no. Al tomar consciencia de los límites
de nuestra capacidad para deducir en situaciones con información limitada es que nos
aproximamos a comprender el papel que juega la información faltante, así como su
naturaleza y relación con los otros datos presentes.
Por razones similares, pueden elaborarse problemas que, en vez de tener
información faltante, tienen información innecesaria para su resolución, como el
siguiente ejemplo, donde la longitud de los lados del pentágono regular es irrelevante
para calcular sus ángulos internos:
Ahora, no todos los problemas tienen que tener información faltante (o información
innecesaria). Obviamente los alumnos también deben tener la oportunidad de ejercitar
su razonamiento con problemas que sí ofrezcan información necesaria y suficiente. Lo
que queremos resaltar con lo anterior es que es bueno incluir algunos problemas de
este tipo de vez en cuando, pues le recuerdan al alumno la importancia de analizar
bien la información antes de aventurarse a aplicar un procedimiento. En efecto, un
alumno con hábitos mecanizados se verá en dificultades en problemas con
información faltante o innecesaria, a menos que desarrolle el hábito de analizar bien
los datos antes de calcular.
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3. Los problemas no-tradicionales ofrecen la
posibilidad de realizar re-descubrimientos de
resultados matemáticos importantes
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abarcado precisamente por seis pirámides como las que se señalan. Luego, basta con
“cortar” el cubo por la mitad, de modo que cada mitad tenga el volumen de tres
pirámides (i.e., una pirámide entera + cuatro mitades de pirámide). De ahí se concluye
que el volumen de la pirámide es un tercio del volumen del prisma que la contiene (en
este caso el prisma sería la mitad del cubo), con lo que hemos resuelto el problema sin
hacer referencia a ninguna fórmula, sino solo a partir de razonar en términos
matemáticos. Vemos entonces como el problema favorece en los alumnos el
descubrimiento del fundamento de una fórmula que, de otro modo, sólo memoriza sin
llegar a comprender. Luego, es tarea del alumno generalizar este modelo a casos más
complicados que el presentado (primas no regulares, por ejemplo), para que constate
cómo la fórmula queda o no satisfecha.
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problemas matemáticos que enfrenta. Y decimos que esto es “sumamente importante”
porque la investigación psicopedagógica demuestra que las diferentes
manifestaciones concretas de un mismo concepto se aprenden a diferentes tiempos, y
que el aprender una manifestación no quiere decir que se ha aprendido la otra (por
ejemplo, que yo haya aprendido a usar las fracciones en su aspecto de repartición no
quiere decir que yo ya sepa usar las fracciones en su aspecto de ratio entre dos
valores).
Los problemas tradicionales, en cambio, usualmente piden al alumno que opere
sobre fracciones en abstracto. Esto está muy bien cuando el alumno ya ha dominado
el concepto, de modo que puede generarse en él o ella un interés por los números en
sí mismos, pero antes de llegar a ese punto no puede dejarse de lado las distintas
manifestaciones de lo que es una fracción, puesto que dominar sólo una de tales
manifestaciones no garantiza dominar las otras. Nuevamente, esta diversidad debe
tomarse en cuenta, lo que requiere por parte del docente un esfuerzo adicional de
análisis de los conceptos que desea enseñar.
Consideremos unos ejemplos más, ahora relacionados al concepto de ángulo:
Se tienen dos líneas Roberto estaba caminando desde el Se tiene un disco con un
rectas como en la punto A en dirección al punto B. Al círculo concéntrico más
figura. Si el ángulo α llegar al punto B cambió su dirección pequeño dibujado. El disco
mide 30°, ¿cuántas 150° a la derecha y avanzó 200 tiene también dos flechas
veces el ángulo α mide pasos más hasta el punto C. Ahí dibujadas, como en la
el ángulo β? hizo otro cambio de 90° a la imagen. Si el disco gira 70°
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izquierda y avanzó 60 pasos hasta a la izquierda y luego 47°
llegar al punto D. Si Roberto desea a la derecha, ¿cuál de las
hacer otro giro en el punto D, de dos flechas tendrá un
modo que su camino entre D y E sea mayor ángulo entre
paralelo a su camino entre A y B, su posición final y su
¿cuántos grados debe girar? posición inicial?
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En este problema se está tratando de “combatir” la intuición errónea de que un
patrón homogéneo (en este caso, un patrón de siete caras seguidas) es menos
probable que un patrón mixto (es decir, un patrón combinado de caras y sellos). En el
ejemplo dado, dado que cada evento (es decir, cada moneda arrojada) puede dar dos
posibilidades (cara o sello), lanzar una moneda siete veces puede dar 128
combinaciones posibles (2 elevado a la sétima potencia, ó 27), de los cuales las
combinaciones mostradas son solo un caso. Por tanto, ambas tienen una probabilidad
de 1/28.
Este problema enfrenta así una intuición común en los alumnos y los obliga a
replantear sus creencias previas. En general, todo el proceso de aprender
matemáticas -en todas sus áreas- supone un enfrentamiento entre las intuiciones
erróneas y los conceptos matemáticos formales. Los alumnos persistirán en dichas
intuiciones hasta que se hagan conscientes de sus limitaciones. Sólo entonces estarán
en condiciones de adquirir conocimientos nuevos. Así, poniendo a prueba estas
intuiciones se abre la oportunidad para reflexionar acerca de ellas y para discutirlas en
clase. De más está decir que esto favorece el aprendizaje del alumnado. Corresponde
al docente estar atento a estas intuiciones erróneas, para poder elaborar problemas
específicamente diseñados para abordarlas.
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Estas son las ideas principales que deben tomarse en cuenta al momento de
elaborar problemas no-tradicionales, como los que se utilizan en Oráculo Matemágico.
Seguramente el docente interesado es capaz de pensar en otros detalles más precisos
para enriquecer esta caracterización. Lo importante a tener en cuenta es que la
característica central del problema no-tradicional es que se trata de un problema que
no puede resolverse fácilmente sólo aplicando un procedimiento. El problema no-
tradicional requiere que el alumno analice, matematice y elabore un plan de acción. El
docente, entonces, debe tomar en cuenta que el alumno que enfrente este tipo de
problemas tal vez requiera más tiempo para resolverlo que para resolver un problema
tradicional. Pero este tiempo adicional se justifica en que el problema no-tradicional
favorecerá un aprendizaje más genuino. Vale la pena el trabajo y tiempo extra.
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