Trabajo Administrativo 3 Puntos

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD BICENTENARIA DE ARAGUA


VICERRECTORADO ACADÉMICO
DECANATO DE EXTENSIÒN DE INVESTIGACIÒN Y POSTGRADO
SAN JOAQUÍN DE TURMERO – ESTADO ARAGUA
CÁTEDRA PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO DEL TRABAJO

PROCEDIMIENTO
ADMINISTRATIVO LABORAL

Participantes Equipo3:

San Joaquín de Turmero, marzo 2018

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Los Actos Administrativos

De acuerdo a los criterios manejados por la doctrina tradicional, destacan


las siguientes definiciones de lo que es Acto Administrativo.

Un criterio orgánico, donde el acto administrativo, es toda manifestación


de voluntad emanada de la Administración pública; en base a este criterio solo los
órganos que conforman la Administración Publica Nacional Central,
Descentralizada y con autonomía funcional (en el ámbito nacional), así como las
administraciones publicas estadales y municipales, tienen potestad para dictar
este tipo de acto.

El criterio material, según el cual, constituyen actos administrativos todas


aquellas declaraciones de los órganos del Estado en ejercicio de la función
administrativa, relevándose así el aspecto orgánico a un segundo plano y
asignándose énfasis en el contenido del acto, independiente de cual haya sido el
autor del mismo.

De los anteriores criterios, la Ley que rige la materia (Ley Orgánica de


Procedimientos Administrativos), establece lo que se podría llamar un concepto
legal, que no sólo integra los dos criterios anteriores sino que además ratifica el
carácter sub legal del acto administrativo.

Por tanto y de acuerdo a la norma jurídica que rige la materia en su artículo


7, establece que: los Actos Administrativos son toda declaración de carácter
general o particular emitida de acuerdo con las formalidades y requisitos
establecidos en la Ley, por los órganos de la Administración Pública.

Bajo este mismo orden de ideas, es importante destacar que cuando se


requiera que los actos administrativos sean cumplidos por actos de ejecución,

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deberán ser ejecutados por la Administración en el término establecido, y a falta
de éste su ejecución deberá ser de manera inmediata. Debiendo ser motivados
los actos de carácter particular, a excepción de los de simple trámite, o salvo
disposición expresa de la Ley, debiendo hacerse referencia a los hechos y
fundamentos legales del acto.

Al referirnos al carácter sublegal de estos actos, se puede decir que ningún


acto administrativo podrá crear sanciones ni modificar las que hubiesen sido
establecidas en las leyes, así como también crear impuestos u otras sanciones de
derecho público, salvo dentro de los limites determinados por la ley.

Requisitos del Acto Administrativo

Todo acto administrativo deberá contener:


1. Nombre del Ministerio u organismo a que pertenece el órgano que emite el
acto.
2. Nombre del órgano que emite el acto;
3. Lugar y fecha donde el acto es dictado;
4. Nombre de la persona u órgano a quien va dirigido;
5. Expresión sucinta de los hechos, de las razones que hubieren sido alegadas y
de los fundamentos legales pertinentes;
6. La decisión respectiva, si fuere el caso;
7. Nombre del funcionario o funcionarios que los suscriben, con indicación de la
titularidad con que actúen, e indicación expresa, en caso de actuar por
delegación, del número y fecha del acto de delegación que confirió la
competencia.
8. El sello de la oficina.

El original del respectivo instrumento contendrá la firma autógrafa del o de los


funcionarios que lo suscriban. En el caso de aquellos actos cuya frecuencia lo

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justifique, se podrá disponer mediante decreto, que la firma de los funcionarios sea
estampada por medios mecánicos que ofrezcan garantías de seguridad.

Procedimiento Administrativo

Procedimiento Ordinario (Iniciación del Procedimiento)

1. se iniciará a instancia de parte interesada, mediante solicitud escrita, o de


oficio, si es de oficio, la autoridad administrativa competente o una autoridad
administrativa superior ordenará la apertura del procedimiento y notificará a los
particulares cuyos derechos subjetivos o intereses legítimos, personales y
directos pudieren resultar afectados, concediéndoles un plazo de diez (10) días
para que expongan sus pruebas y aleguen sus razones.
2. Si se inicia por solicitud de persona interesada, en el escrito se deberá hacer
constar:
 El organismo al cual está dirigido;
 La identificación del interesado, y en su caso, de la persona que actúe como
su representante con expresión de los nombres y apellidos, domicilio,
nacionalidad, estado civil, profesión y número de la cédula de identidad o
pasaporte;
 La dirección del lugar donde se harán las notificaciones pertinentes;
 Los hechos, razones y pedimentos correspondientes, expresando con toda
claridad la materia objeto de la solicitud;
 Referencia a los anexos que lo acompañan, si tal es el caso;
 Cualesquiera otras circunstancias que exijan las normas legales o
Reglamentarias.
 La firma de los interesados.

3. Cuando en el escrito o solicitud dirigido a la Administración Pública faltare


cualquiera de los requisitos exigidos en el artículo anterior, la autoridad que

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hubiere de iniciar las actuaciones lo notificará al presentante, comunicándole
las omisiones o faltas observadas a fin de que en el plazo de quince (15) días
proceda a subsanarlos. Si el interesado presentare oportunamente el escrito o
solicitud con las correcciones exigidas, y ésta fuere objetada por la
administración debido a nuevos errores u omisiones, el solicitante podrá
ejercer el recurso jerárquico contra la segunda decisión o bien corregir
nuevamente sus documentos conforme a las indicaciones del funcionario.

Sustanciación del Expediente

4. Iniciado el procedimiento se procederá a abrir expediente en el cual se


recogerá toda la tramitación a que dé lugar el asunto. De las comunicaciones
entre las distintas autoridades, así como de las publicaciones y notificaciones
que se realicen, se anexará copia al expediente.
5. Cuando el asunto sometido a la consideración de una oficina administrativa
tenga relación íntima o conexión con cualquier otro asunto que se tramite en
dicha oficina, podrá el jefe de la dependencia, de oficio o a solicitud de parte,
ordenar la acumulación de ambos expedientes, a fin de evitar decisiones
contradictorias.
6. La administración, de oficio o a instancia del interesado, cumplirá todas las
actuaciones necesarias para el mejor conocimiento del asunto que deba
decidir, siendo de su responsabilidad impulsar el procedimiento en todos sus
trámites.
7. La autoridad administrativa a la que corresponda la tramitación del expediente,
solicitará de las otras autoridades u organismos los documentos, informes o
antecedentes que estime convenientes para la mejor solución del asunto.
8. Cuando la solicitud provenga del interesado, éste deberá indicar la oficina
donde curse la documentación.
9. Los documentos, informes y antecedentes a que se refiere el artículo anterior,
deberán ser evacuados en el plazo máximo de quince (15) días si se solicitaren

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de funcionarios del mismo organismo y de veinte (20) días en los otros casos.
Si el funcionario requerido considerare necesario un plazo mayor lo
manifestará inmediatamente al requeriente, con indicación del plazo que
estime necesario, el cual no podrá exceder en ningún caso del doble del ya
indicado.
10. La omisión de los informes y antecedentes señalados en los artículos
anteriores no suspenderá la tramitación, salvo disposición expresa en
contrario, sin perjuicio de la responsabilidad en que incurra el funcionario por la
omisión o demora.
11. Los informes que se emitan, salvo disposición legal en contrario, no serán
vinculantes para la autoridad que hubiere de adoptar la decisión.
12. Los hechos que se consideren relevantes para la decisión de un procedimiento
podrán ser objeto de todos los medios de prueba establecidos en los Códigos
Civil, de Procedimiento Civil y de Enjuiciamiento Criminal o en otras leyes.
13. Los interesados y sus representantes tienen el derecho de examinar en
cualquier estado o grado del procedimiento, leer y copiar cualquier documento
contenido en el expediente, así como de pedir certificación del mismo. Se
exceptúan los documentos calificados como confidenciales por el superior
jerárquico, los cuales serán archivados en cuerpos separados del expediente.
La calificación de confidencial deberá hacerse mediante acto motivado.
14. La tramitación y resolución de los expedientes no podrá exceder de cuatro (4)
meses, salvo que medien causas excepcionales, de cuya existencia se dejará
constancia, con indicación de la prorroga que se acuerde.
15. La prórroga o prorrogas no podrán exceder, en su conjunto, de dos (2) meses.
16. El término indicado en el artículo anterior correrá a partir del día siguiente del
recibo de la solicitud o instancia del interesado o a la notificación a éste,
cuando el procedimiento se hubiera iniciado de oficio.
17. El acto administrativo que decida el asunto resolverá todas las cuestiones que
hubieren sido planteadas, tanto inicialmente como durante la tramitación.

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18. El procedimiento se entenderá terminado por el desistimiento que el interesado
haga de su solicitud, petición o instancia. El desistimiento deberá formularse
por escrito. En caso de pluralidad de interesados, el desistimiento de uno de
ellos no afectará a los restantes. El funcionario que conozca del asunto
formalizará el desistimiento por auto escrito y ordenará el archivo del
expediente.
19. Si el procedimiento iniciado a instancia de un particular se paraliza durante dos
(2) meses por causa imputable al interesado, se operará la perención de dicho
procedimiento. El término comenzará a partir de la fecha en que la autoridad
administrativa notifique al interesado. Vencido el plazo sin que el interesado
hubiere reactivado el procedimiento, el funcionario procederá a declarar la
perención.
20. La declaratoria de perención de un procedimiento no extingue los derechos y
acciones del interesado y tampoco interrumpe el término de la prescripción de
aquéllos.
21. No obstante el desistimiento o perención, la administración podrá continuar la
tramitación del procedimiento, si razones de interés público lo justifican.

Procedimiento Sumario

1. Cuando la administración lo estime conveniente, podrá seguir un procedimiento


sumario para dictar sus decisiones. El procedimiento sumario se iniciará de
oficio y deberá concluir en el término de treinta (30) días.
2. Iniciado el procedimiento sumario, el funcionario sustanciador, con autorización
del superior jerárquico inmediato y previa audiencia de los interesados, podrá
determinar que se siga el procedimiento ordinario si la complejidad del asunto
así lo exigiere.
3. En el procedimiento sumario la administración deberá comprobar de oficio la
verdad de los hechos y demás elementos de juicio necesarios para el
esclarecimiento del asunto. Capítulo III

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Procedimiento en Casos de Prescripción.

1. Las acciones provenientes de los actos administrativos creadores de


obligaciones a cargo de los administrados, prescribirán en el término de cinco
(5) años, salvo que en leyes especiales se establezcan plazos diferentes. La
interrupción y suspensión de los plazos de prescripción se rigen por el Código
Civil.
2. Cuando el interesado se oponga a la ejecución de un acto administrativo
alegando la prescripción, la autoridad administrativa a la que corresponda el
conocimiento del asunto procederá, en el término de treinta (30) días, a
verificar el tiempo transcurrido y las interrupciones o suspensiones habidas, si
fuese el caso, y a decidir lo pertinente.

Publicación y Notificación de los Actos Administrativos

1. Los actos administrativos de carácter general o que interesen a un número


indeterminado de personas, deberán ser publicados en la GACETA OFICIAL
que corresponda al organismo que tome la decisión. Se exceptúan aquellos
actos administrativos referentes a asuntos internos de la administración.
También serán publicados en igual forma los actos administrativos de carácter
particular cuando así lo exija la Ley.
2. Se notificará a los interesados todo acto administrativo de carácter particular
que afecte sus derechos subjetivos o sus intereses legítimos personales y
directos, debiendo contener la notificación del texto íntegro del acto, e indicar si
fuere el caso, los recursos que proceden con expresión de los términos para
ejercerlos y de los órganos o tribunales ante los cuales deban interponerse.

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3. Las notificaciones que no llenen todas las menciones señaladas en el artículo
anterior se considerarán defectuosas y no producirán ningún efecto.
4. La notificación se entregará en el domicilio o residencia del interesado o de su
apoderado y se exigirá recibo en el cual se dejará constancia de la fecha en
que se realiza el acto y del contenido de la notificación, así como del nombre y
Cédula de Identidad de la persona que la persona que la reciba.
5. Cuando resulte impracticable la notificación en la forma prescrita en el artículo
anterior, se procederá a la publicación del acto en un diario de mayor
circulación de la entidad territorial donde la autoridad que conoce del asunto
tenga su sede y, en este caso, se entenderá notificado el interesado quince
(15) días después de la publicación, circunstancia que se advertirá en forma
expresa. Parágrafo único En caso de no existir prensa diaria en la referida
entidad territorial, la publicación se hará en un diario de gran circulación de la
capital de la República.
6. Si sobre la base de información errónea, contenida en la notificación, el
interesado hubiere intentado algún procedimiento improcedente, el tiempo
transcurrido no será tomado en cuenta a los efectos de determinar el
vencimiento de los plazos que le corresponden para interponer el recurso
apropiado.

Ejecución de los Actos Administrativos

1. Ningún órgano de la administración podrá realizar actos materiales que


menoscaben o perturben el ejercicio de los derechos de los particulares sin
que previamente haya sido dictada la decisión que sirva de fundamento a tales
actos. Artículo 79° La ejecución forzosa de los actos administrativos será
realizada de oficio por la propia administración salvo que por expresa
disposición legal deba ser encomendada a la autoridad judicial.
2. La ejecución forzosa de actos por la administración se llevará a cabo conforme
a las normas siguientes:

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 Cuando se trate de actos susceptibles de ejecución indirecta con respecto al
obligado, se procederá a la ejecución, bien por la administración o por la
persona que esta designe, a costa del obligado.
 Cuando se trate de actos de ejecución personal y el obligado se resistiere a
cumplirlos, se le impondrán multas sucesivas mientras permanezca en
rebeldía y, en el caso de que persista en el incumplimiento, será sancionado
con nuevas multas iguales o mayores a las que ya se le hubieren aplicado,
concediéndole un plazo razonable, a juicio de la administración, para que
cumpla lo ordenado. Cada multa podrá tener un monto de hasta diez mil
bolívares (Bs. 10.000,00), salvo que otra ley establezca una mayor, caso en
el cual se aplicará ésta.

Procedimiento Administrativo Laboral

En Venezuela, para los procedimientos en materia laboral existen dos vías,


una es la administrativa y la otra es la jurisdiccional.

Para el procedimiento administrativo, los interesados, los que se sienten


afectados por las violaciones de los derechos laborales o de los convenios
contractuales, por parte de los patronos en este caso los trabajadores, pueden
acudir a las Inspectorías del Trabajo dependientes del Ministerio para el Poder
Popular para el Trabajo y la Seguridad Social, bajo los efectos de un despido
injustificado, un reenganche o pago de salarios caídos.

Existen en las Inspectorías, diferentes salas para prestar atención a los usuarios o
interesados.
La sala de Reclamos o acuerdos, es adonde acuden el trabajador afectado y el
patrono de manera de que puedan llegar a un convenio o a una conciliación; de no

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terminarse el conflicto allí, sí tienen que ir a una sala jurisdiccional es decir a los
Tribunales Laborales.

En la sala de Fueros existen dos procedimientos: uno es de reenganche,


solicitado por el trabajador y el otro procedimiento es el de calificación de faltas
que es el requerido por el patrono.

Cuando se habla de reenganche y pago de salarios caídos, hay que cumplir


con algunos requisitos que establece la norma; si se trata de una persona que
tiene fuero (protección laboral) bien sea maternal, por delegado de prevención, de
sindicato o por discusiones de contrato colectivo, en esos casos el empleado debe
solicitar a esa instancia una medida cautelar la cual establece el ingreso del
trabajador nuevamente.

En algunas ocasiones las empresas cumplen esta medida pero en la


mayoría de las veces violentan los pronunciamientos de los inspectores o
inspectoras del trabajo en materia de medida cautelar. Cuando incumplen la
medida cautelar practican el desacato, la cual convierten a los patronos y las
empresas de transgresores de las leyes venezolanas en materia de derecho
laboral. Al ocurrir eso debería enviarse inmediatamente una orden de multa, de
acuerdo a la infracción y se continúa con el procedimiento para reponer el
reenganche y el pago de salarios caídos. Esto sólo ocurre cuando el trabajador se
defiende, si no tiene un abogado, la Procuraduría del Trabajo le coloca uno a su
disposición.

Existen muchas empresas que no quieren cumplir con la decisión de


reenganche, hay algunas que las aceptan y la mayoría lo rechazan, cuando eso
sucede también se le abre un procedimiento de multa en caso de incumplimiento.

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Por lo general se le realiza un seguimiento hasta que el trabajador esté en
su puesto de trabajo.

“La Ley no establece una medida de peso, solamente la multa para hacer
que el patrono cumpla con las exigencias administrativas, nuestro reglamento
jurídico no es tan fuerte como en materia judicial para establecer arrestos o
cierres. Cuando incumplen, sólo se practica el procedimiento de sanciones, es
bueno señalar que se debe solicitar la paralización de la Solvencia Laboral o la
revocatoria de la misma si ya ha sido concedida, ante la Inspectoría, por lo que no
podrán optar a licitaciones, convenios o contratos con Instituciones u Organismos
del estado Venezolano.

La otra vía para los procedimientos en materia laboral es la Judicial, donde


muchos trabajadores prefieren irse por la vía judicial, pero deben saber que
primero tienen que agotar por la vía administrativa para el reenganche.

Si se trata de pago de diferencia de prestaciones sociales deben acudir a los


Tribunales ya que garantiza una respuesta más oportuna y rápida no obstante
igual debe agotar la vía administrativa.

En la Inspectoría del Trabajo sólo se puede coaccionar con la multa por


inasistencia o incumplimiento con el trabajador o cuando exista la violación de las
normas que indica los motivos de la aplicación de la multa.

Por lo general el Tribunal obliga a la empresa que tenga una prueba fuerte para
realizar un procedimiento, el cual debe terminar en un lapso de cuatro meses
como lo señala la ley, para que llegue a un acuerdo con el trabajador.

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De ese tiempo establecido no debe excederse, por lo general cuando se va a
juicio es cuando hay una causa muy fuerte entre el patrono y el trabajador.

El que tiene para pagar un abogado particular y quiere ver los frutos de manera
rápida lo hace por Tribunales, pero los procedimientos de reenganche no los tiene
esta instancia, por supuesto una vez que se agota la vía administrativa se abre la
vía jurisdiccional.

Es importante saber que la empresa puede despedir a un trabajador cuando éste


haya faltado tres veces en un mes de manera injustificada, presente tres
amonestaciones en un lapso de tres meses o haya incumplido con su horario de
trabajo.

Procedimiento Administrativo Ordinario

Para la formación de todo acto administrativo se requiere de una operación


compleja regida por ciertas normas que permiten lograr el objetivo o resultado
deseado. En principio, la administración pública no es libre para expresar su
voluntad arbitrariamente sino que debe procurar la ejecución de un procedimiento
administrativo que sirva de cauce en la formación de un acto válido y eficaz. Ahora
bien, en los artículos 47 y siguientes de la Ley Orgánica de Procedimientos
Administrativos (Congreso de la República, 1981), se regula el procedimiento
administrativo ordinario, el cual es aplicable supletoriamente cuando una ley
especial no determine expresamente un proceso o bien sea para cubrir lagunas o
vacíos en el procedimiento preestablecido.

Para Araujo (2007), el procedimiento administrativo “está constituido por la serie


de actos intermedios de índole peculiar llamados actos procedimentales,
cumplidos por los administrados o la propia administración pública, con la finalidad
de preparar el acto terminal”. Siendo el procedimiento una herramienta para la
obtención de una decisión mediante oficio o a petición, este necesita de un camino

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u orden lógico dividido en una serie de fases distinguidas como iniciación,
sustanciación y decisión.

Por su parte, Aranzadi (1990) se refiere al procedimiento administrativo como “un


proceso, una sucesión de actos destinados a formar la voluntad de su
administración que podemos identificar en él las mismas fases que en el proceso
judicial: iniciación, sustanciación, terminación y una fase accidental la ejecución”.
Abundando en ello, Ortiz (2006) se refiere al procedimiento como “el conjunto de
herramientas que posee el órgano jurisdiccional a través de las normas adjetivas,
con el objeto de disipar las controversias surgidas entre los particulares, teniendo
como fin último el pronunciamiento de una sentencia definitivamente firma”.

En primer lugar, la fase de iniciación compone el principio del procedimiento bien


sea por solicitud del administrado o interesado o de oficio por la misma autoridad
administrativa o su superior jerárquica con la misma competencia. De ser iniciado
el procedimiento de oficio se deberá cumplir con la notificación de todos aquellos
sujetos que podrían ser afectados para que presenten sus alegatos y defensas en
un plazo de diez días y si es iniciado por el administrado se verificará que la
solicitud cumpla con todos los requisitos de ley, entre ellos los argumentos de
hecho y derecho en los que fundamenta su pretensión dado que de lo contrario
tendrá que subsanarlo en tiempo preestablecido, esto es, quince días.

Por su parte, la fase de sustanciación se encuentra constituida por la recaudación


de todos aquellos elementos bien sean documentos, antecedentes, informes y
demás, así como la promoción y evacuación de pruebas por parte de los
interesados en el procedimiento cuyo lapso puede variar entre quince y veinte
días. En esta etapa, se destaca el derecho a la defensa y la facultad inquisitiva de
la administración pública para requerir de cualquier organismo la información
pertinente, necesaria y vinculada con el proceso. En contraste, Bello y Bello (1986)
indican que el procedimiento es “la manera o forma de realizarse un acto o de
cumplirse una cosa, o como el método o estilo propio para la actuación”.

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Por último, la fase decisión se encuentra representada por la expresión de la
voluntad de la administración pública mediante un acto administrativo que resuelva
todas las cuestiones planteadas durante las etapas previas, la cual no puede
exceder de cuatro meses salvo las prórrogas de ley. Al respecto Moya (2006)
justifica la existencia de este tipo de procedimiento señalando que es “necesario
un proceso para que el ciudadano pudiera fiscalizar la autodefensa administrativa”.
Por su parte Hernández (2012), describe esta institución como el:

“Cauce a través del cual la administración desarrolla toda su actividad (no solo
dictando el acto administrativo), permitiendo así la libre participación de los
ciudadanos en el marco del concepto de administración vicarial, contemplado en el
artículo 141 de la Constitución”.

El derecho administrativo laboral como presupuesto.

La discusión sobre la competencia para conocer de demandas de nulidad contra


las decisiones o providencias de los organismos de la administración del trabajo,
o de la administración de condiciones y medio ambiente del trabajo o de la
administración de la seguridad social, ha dejado de lado el problema principal de
la existencia de un derecho administrativo laboral. En efecto, para que pueda
aceptarse o rechazarse una competencia judicial en determinada materia, es
necesario previamente determinar si en verdad existe o no un derecho sustantivo
que justifique dicha competencia. En otras palabras, para admitir la jurisdicción
contenciosa administrativa laboral, primeramente se debe analizar si
ciertamente existe un derecho administrativo especial en materia laboral. Y, en
segundo lugar, precisar si constitucional y legalmente es posible una jurisdicción
contencioso administrativa laboral. Debo precisar que incluyo dentro del concepto
“laboral” no sólo las relaciones de trabajo sino también las condiciones y medio
ambiente del trabajo y la seguridad social.

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Se puede definir el derecho administrativo laboral, de manera general, como las
normas que regulan la intervención del Estado en las relaciones del trabajo, en
las condiciones y medio ambiente del trabajo y en materia de seguridad social.
La Sala Político Administrativa de la Corte Suprema de Justicia en Sentencia
del 10.01.1980, Caso “Entidad de Ahorro y Préstamo”, en lo relativo a las
relaciones del trabajo, señala que la intervención de la Administración no se
limita a los casos de despidos de los trabajadores, sino que consiste en “la
función pública de más amplias proporciones y de innegable interés colectivo”
para garantizar el pleno empleo, la estabilidad de los trabajadores y el control de
las condiciones de trabajo.

Se ha señalado que derecho administrativo del trabajo “es aquél que regula la
actividad de la Administración en la aplicación de las normas de la Ley Orgánica
del Trabajo y demás disposiciones de carácter laboral”. La consecuencia de la
regulación por normas laborales de esa función interventora es la existencia de un
derecho administrativo laboral, y, por ende, de una Administración Pública
Laboral, de una actividad administrativa laboral y de procedimientos y actos
administrativos laborales. Además, es un hecho histórico que desde las primeras
normas laborales han existido órganos administrativos que ejercen esa función
de intervención. La propia Ley Orgánica del Trabajo en su Título IX, Capítulo I;
se refiere a los organismos administrativos del Trabajo.

La Administración Pública Laboral

La constituyen los organismos del Estado, distintos a los legislativos y


judiciales, competentes en el ramo de las relaciones del trabajo, de las
condiciones y medio ambiente del trabajo y de la seguridad social. La Sala
Político Administrativa de la Corte Suprema de Justicia en Sentencias del
10.01.1980, Caso “Miranda Entidad de Ahorro y Préstamo” y del 17.04.1991,
Caso “Auto Mercado Santa Rosa de Lima”, admite la existencia de una

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Administración del Trabajo. Y de manera específica, la Administración Pública
de la Prevención en el Trabajo, son los organismos que dentro de la
Administración del Estado (criterio orgánico) realizan la función de aplicar la Ley
de la materia, para garantizar la prevención de los infortunios por causa del trabajo
y la prestación y el cumplimiento del régimen prestacional de seguridad y salud
del trabajo (criterio material). Asimismo, Administración Pública de la Seguridad
Social son los órganos que dentro de la Administración del Estado tienen a su
cargo la rectoría, la organización, el funcionamiento y la prestación del servicio
público de la seguridad social.

Fuentes constitucionales

La actividad administrativa laboral encuentra en la Constitución sus


fundamentos. En efecto, el artículo 87 de la Constitución que atribuye al Estado
el cometido de garantizar las medidas necesarias para asegurar el derecho al
trabajo, el fomento del empleo y el control de las condiciones de seguridad,
higiene y ambiente de trabajo adecuados. El artículo 89, ibidem, que otorga al
trabajo como hecho social la protección del Estado. El artículo 91, eiusdem, que
exige que el Estado garantice a los trabajadores un salario mínimo vital
ajustable. El artículo 96, ibidem, que le establece al Estado el cometido de
garantizar el derecho a la negociación colectiva. El artículo 86, ibidem, que exige
al Estado que asegure la efectividad del derecho a la seguridad social. Y, el
artículo 94, eiusdem, que atribuye al Estado el cometido de vigilar la aplicación de
las leyes laborales. Y, en materia jurisdiccional, en la Disposición Transitoria
Cuarta, Numeral 4, se establece que la jurisdicción laboral ha de ser autónoma
y especializada.

Alcance de la intervención de la Administración Laboral:

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Todo el ordenamiento jurídico que regule las competencias de la Administración
en materia de las relaciones de trabajo, de las condiciones y medio ambiente del
trabajo y de la seguridad social, cabe dentro del ámbito del derecho administrativo
laboral. Es decir, comprende la actividad y la inactividad de los órganos de la
Administración en ejercicio de sus competencias en materia laboral. Esas
competencias pueden ser: A) De carácter normativo: Es decir, las competencias
que el legislador atribuye a la Administración para regular determinadas materias
a través de su potestad reglamentaria. Y B) Estrictamente ejecutivas: Las
competencias que el legislador atribuye a los organismos administrativos del
Poder Ejecutivo Nacional para inspeccionar en las relaciones de trabajo, en las
condiciones y medio ambiente del trabajo y en las obligaciones de la seguridad
social, y para dirimir controversias entre patronos y trabajadores, así como para
promover o fomentar el empleo, e, igualmente, para suministrar prestaciones de
seguridad social, y, finalmente, la competencia sancionatoria como consecuencia
de su función de inspección y de control. Así, por ejemplo, son
típicas actividades administrativas principales del ejercicio de las funciones de
gestión de prevención en el trabajo, las señaladas en el artículo 18 de la Ley
Orgánica de Prevención Condiciones y Medio Ambiente del
Trabajo[3] (LOPCYMAT), es decir, las funciones de inspección de condiciones de
seguridad y salud en el trabajo para dictar ordenes y plazos de cumplimiento de
normativa vigente violada; la aplicación de las sanciones administrativas
establecidas en dicha Ley; la calificación del grado de peligrosidad de las
empresas, establecimientos, explotaciones y faenas; la investigación de
accidentes y enfermedades ocupacionales; la calificación del origen ocupacional
de las enfermedades o accidentes; dictaminar sobre el grado de discapacidad de
los trabajadores; los registros y acreditación de los Comités de Seguridad Social
Laboral; los Servicios de Seguridad y Salud en el Trabajo y de entes o
personas que prestan servicios en estas áreas; y la tramitación de prestaciones
de los trabajadores ante la Tesorería de la Seguridad Social

18
En razón de esas competencias, teniendo presente el artículo 7° de la Ley
Orgánica de Procedimientos Administrativos, puede definirse como acto
administrativo laboral, toda declaración general o particular emitida con las
formalidades y requisitos establecidos en la Ley Orgánica del Trabajo o en la
LOPCYMAT y demás disposiciones laborales, por los organismos administrativos
del trabajo, de las condiciones del medio ambiente del trabajo y de la seguridad
social[4]. La Sala Política Administrativa de la Corte Suprema de Justicia, en
Sentencia del 17.04.1991, Caso “Auto Mercado Santa Rosa de Lima”; la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en su Sentencia del
20.11.2002, Caso “Ricardo Baroni”, y la Sala Plena del Máximo Tribunal, en
Sentencia Nº 9 del 02.03.2005, Caso “Conflicto de competencia “Universidad
Nacional Abierta”, han reconocido jurisprudencialmente la existencia de actos
administrativos laborales. Por otra parte, por procedimiento administrativo
laboral se entiende, el trámite obligatorio establecido en la Ley Orgánica de
Procedimientos Administrativos y en las leyes especiales laborales y en las
condiciones y ambiente del trabajo para el ejercicio de las competencias
administrativas de la Administración Laboral. Al respecto puede señalarse que el
vigente Reglamento de la Ley Orgánica del Trabajo[5] en su artículo 5° se refiere
a los procedimientos administrativos laborales. Y la Ley Orgánica del Sistema de
Seguridad Social de 2002, que es un buen precedente, en su Artículo 142, se
refería a los procedimientos administrativos de los regímenes prestacionales del
Sistema de Seguridad Social, que deberán ser breves para hacer efectivo el
derecho de las personas a la seguridad social.
Existen, pues, en materia laboral, los tres elementos que definen al derecho
administrativo: Administración pública laboral, acto administrativo laboral y
procedimientos administrativos laborales.

El ejercicio de función jurisdiccional por la Administración Laboral:

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Cuando el principio de la separación de los poderes públicos del Estado no es
exclusivo, ni excluyente de sus funciones propias, la función jurisdiccional del
Estado para dirimir controversias, por mandato del legislador, puede ser
encomendada a organismos del Poder Ejecutivo, en determinados casos. La
función jurisdiccional dentro del Estado es la función propia del Poder Judicial,
que la presta a través de los tribunales, mediante procesos judiciales y por
sentencias, pero, en casos específicos, el Estado la ejerce a través de
organismos administrativos mediante procedimientos y por actos administrativos.
De allí que cuando la función jurisdiccional la prestan tribunales, es de naturaleza
judicial y sus decisiones son sentencias. Y, cuando la ejercen órganos de la
Administración, es de naturaleza administrativa y sus decisiones son actos
administrativos. Y dentro de la clasificación contenida en el artículo 14 de la Ley
Orgánica de Procedimientos Administrativos, a estos actos se les califica de
“providencias”. Por otra parte, desde un punto de vista orgánico, por Justicia se
entiende la organización que lleva a cabo la función jurisdiccional. Así, entonces,
la Justicia será judicial cuando esa organización la integran los tribunales
y administrativa cuando se compone por los órganos de la Administración
Pública.
Teniendo presente lo anterior, en materia laboral, es posible distinguir: Una
justicia judicial laboral, a cargo de los tribunales que dentro del Poder Judicial
tienen competencia para dirimir las controversias que surjan en las materias
laborales mediante procesos y sentencias judiciales. Y, una Justicia
Administrativa Laboral, cuando esa competencia está atribuida por el legislador
a los organismos administrativos laborales que la ejercen a través de
procedimientos y providencias administrativas. El Reglamento de la Ley Orgánica
del Trabajo, en su citado artículo 5°, incluso, se refiere a la competencia que
corresponde a los funcionarios de la Administración del Trabajo para
“dirimir conflictos intersubjetivos entre particulares”, que no es otra cosa que la
función jurisdiccional que ejercen tales funcionarios.

20
Naturaleza administrativa de los actos dictados por la Administración Labora
en ejercicio de función jurisdiccional:

Cuando los organismos administrativos laborales ejercen función jurisdiccional


conocen de verdaderos conflictos intersubjetivos, los cuales dirimen en virtud de
que las leyes laborales le atribuyen esa función dirimente. Sin embargo, por la
naturaleza administrativa y no judicial de esos organismos, sus decisiones no son
sentencias sino actos administrativos, no obstante que su contenido es
jurisdiccional. En efecto, independientemente del contenido normativo, unilateral o
jurisdiccional de los actos de la Administración, siempre sus actos tienen la
naturaleza de actos administrativos.

Esa naturaleza es clara en los casos de solicitudes de permisos o de registros o


de inspección, en los cuales el contenido de los actos de los citados organismos
no es dirimente sino de verificación, constatación o de reconocimiento, a través
de los cuales se crean, restringen o eliminan derechos. En los casos de
sanciones, aunque se dicten en procedimientos en los cuales se juzgan
conductas de los administrados, sin embargo, la Administración no es un tercero
imparcial, por lo que su carácter jurisdiccional está bastante mitigado, por su
índole unilateral. Así, por ejemplo, el Reglamento citado, en su artículo 5°,
distingue los procedimientos dirimentes de conflictos intersubjetivos del resto de
los procedimientos administrativos, donde estarían los sancionatorios.

Finalmente, los actos administrativos de contenido jurisdiccional, aún cuando


pongan fin a la controversia en vía administrativa, y a pesar de su carácter
ejecutorio, no tienen la fuerza de cosa juzgada, porque pueden ser impugnados
y revisados en vía administrativa o judicial, e, inclusive, borrados del
ordenamiento jurídico mediante la interposición de estos medios de impugnación.
Por eso, se dice que sólo tienen el valor de cosa decidida administrativamente.
Por ejemplo, la LOPCYMAT prevé recursos administrativos contra los actos de las

21
unidades técnicas administrativas subalternas ante el Presidente del Instituto
Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laborales, (Art. 22, Nº 11 y 77); y
recursos judiciales contra las decisiones de este Instituto (Art. 77, idem).

Por otra parte, la Sala Constitucional en Sentencia Nº 3.572 del 06.12.2005,


Caso “Recurso de nulidad del Sindicato Único de Trabajadores de PDVSA Gas,
S.A.”, precisó que las convenciones colectivas no son ni actos administrativos ni
contratos administrativos, sino normas contractuales. Por lo que las controversias
que surjan de esas convenciones es de la competencia propia de los tribunales
ordinarios laborales.

Control de la legalidad de los actos administrativos y el contencioso


administrativo laboral:

Como todo acto administrativo, incluyendo los de contenido jurisdiccional, los


actos dirimentes laborales, no son discrecionales, sino que están sometidos a
los principios de la legalidad material (competencia), formal (procedimiento
debido) y teleológica (finalidad legal), como lo señala la Sentencia de la Sala
Constitucional Nº 858 del 05.05.2006, Caso “Amparo de Organización Sindical
del Sindicato de Empleados del Sur”. Inclusive esta Sentencia ha establecido que
los actos de las Inspectorías del Trabajo deben ser dictados con observancia de
los Convenios de la OIT. Además, como tales actos administrativos, también
están sujetos al principio de la competencia (Artículos 26 del Decreto con fuerza
de Ley Orgánica de la Administración Pública y 14, numeral 4, de la Ley Orgánica
de Procedimientos Administrativos), de la formalidad de la motivación (Artículos
9° y 18, numeral 5, de la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos), al
seguimiento del trámite previo (Artículo 7°, ibidem y 49, encabezamiento de la
Constitución), al principio de la no retroactividad (Art. 11, ibidem), a la prohibición
o interdicción de la arbitrariedad (Art. 12 y 14, numeral 4, eiusdem), a las
formalidades documentales (Artículo 18, eiusdem) y a la prohibición de la vía de

22
hecho, es decir, de la prescindencia del procedimiento legal (Artículo 14, numeral
4; eiusdem). Y, en el caso de los actos administrativos sancionatorios estos
actos están sujetos a los principios de la tipicidad, de la presunción de inocencia,
de la prescripción, de la plenitud probatoria y de la prohibición de nuevos
juzgamientos por los mismos hechos.

Por ello, para el control de la aplicación de estos límites, los actos


administrativos son recurribles en vía administrativa, o directamente por ante la
vía judicial. En este aspecto surge el tema de los medios de impugnación judicial
de estos actos administrativos laborales y de la existencia o no de un orden
jurisdiccional contencioso administrativo laboral. Al respecto, la SC en SS Nº
1318 del 02.08.2001, Caso “Teresa Suárez de Hernández” y Nº 2862 del
02.11.2002, Caso “Ricardo Baroni”, estableció que ningún acto de la
Administración del Trabajo puede estar excluido del control jurisdiccional de su
legalidad. Vale la pena recordar, como un antecedente, que la Ley Orgánica
de Seguridad Social de 2002 (G. O. Nº 37.600 de fecha 30 de diciembre de
2002), en su artículo 141, creó la Jurisdicción Especial del Sistema de Seguridad
Social, para dirimir las controversias que se susciten con ocasión de las relaciones
jurídicas que deriven de la aplicación de dicha Ley y demás leyes sobre la
materia, y, transitoriamente, hasta tanto no se lleve a cabo la creación de esta
jurisdicción especial, estableció que todo lo relacionado con las dudas y
controversias en materia de seguridad social, serán decididas por la jurisdicción
laboral ordinaria. Lo que ciertamente incluye el contencioso administrativo en la
misma materia.

Fuentes legales de los procedimientos administrativos laborales.

El trámite de dichos procedimientos, en atención a lo dispuesto en el artículo 1° de


la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos, en concordancia con su
artículo 77, se regula de la siguiente forma: En primer término, se aplican las

23
disposiciones contenidas en las leyes laborales. Y, en segundo término, como
fuentes generales y supletorias se aplican la Ley Orgánica de Procedimientos
Administrativos y el Decreto con fuerza de Ley Orgánica de la Administración
Pública y el Decreto con fuerza de Ley de Simplificación de Trámites
Administrativos. Las leyes procesales, dada la naturaleza administrativa de las
providencias laborales, sólo son aplicables como principios generales del
Derecho, pero no como fuentes directas de estos procedimientos. Por ello,
resulta impropio el artículo 5° del Reglamento de la Ley Orgánica del Trabajo que
atribuye prelación a la Ley Orgánica Procesal del Trabajo y al Código de
Procedimiento Civil sobre la Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos.
Igual ocurre con el Reglamento Parcial de la LOPCYMAT; cuyo artículo 7°,
respecto de la prelación de las fuentes de los procedimientos administrativos
que contempla, establece el siguiente orden: 1°) Las disposiciones de la
propia LOPCYMAT. 2°) Las disposiciones de la Ley Orgánica del Trabajo y su
Reglamento. 3°) Ley Orgánica Procesal del Trabajo. 4°) Ley Orgánica de
Procedimientos Administrativos y 5°) Las disposiciones del Código de
Procedimiento Civil

Reconocimiento legal del contencioso administrativo laboral. Competencia de


los tribunales del trabajo para conocer de demandas contra actos de
autoridades administrativas laborales.

Desde la Sentencia de la Sala Política Administrativa de la Corte Suprema de


Justicia Nº 61 de fecha 09.04.1992, Caso “Bamundi”, que, por primera vez,
admitió existencia de la jurisdicción contenciosa administrativa laboral, hasta la
Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa del 22 de junio de
2010[6], que excluyó, en su artículo 25, Numeral 3, de la competencia de los
Juzgados Superiores Estadales de la Jurisdicción Contencioso Administrativa las
acciones de nulidad contra las decisiones dictadas por la Administración del
trabajo en materia de inamovilidad, pasaron diez y ocho años para que se llegara

24
a admitir la competencia de los tribunales laborales para conocer demandas de
nulidad contra los actos administrativos laborales. En efecto, la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en Sentencia del 23.09.2010,
Caso “Bernardo Jesús Santeliz Torres y otros en amparo constitucional vs. Central
la Pastora, C.A.”,con base en el artículo antes citado de la Ley Orgánica también
mencionada, cambió el criterio contenido en su Sentencia Nº 1318/2001, respecto
de la competencia de la jurisdicción contencioso administrativa para conocer de la
nulidad de los actos dictados por las Inspectorías del Trabajo; y señaló, que:

1. La jurisdicción competente para el conocimiento de las distintas pretensiones


que se planteen en relación con los actos administrativos dictados por los
Inspectores del Trabajo, es la jurisdicción laboral.
2. De los tribunales que conforman esta jurisdicción, el conocimiento de las
pretensiones antes especificadas corresponde, en primera instancia, a los
Tribunales de Primera Instancia del Trabajo y en segunda instancia, a los
Tribunales Superiores del Trabajo”.

Hasta esta sentencia, con relación a la competencia para conocer de las


demandas de nulidad contra los actos administrativos dictados por los
Inspectores del Trabajo, es posible distinguir las siguientes etapas:

1ª) 1961-1980: Exclusión de todo control jurisdiccional de los actos de las


Inspectorías del Trabajo (Sentencia de la Sala Político Administrativa de la Corte
Suprema de Justicia del 18.06.1963, Caso José L. Negrón y otros vs. General
Motors de Venezuela).
2ª) 1980-1992: Control de los actos de la Administración del Trabajo por la
jurisdicción contencioso administrativa (Sentencias de dicha Sala del 10.01.1980,
Caso “Miranda Entidad de Ahorro y Préstamo y del 17.04.1991, Caso
“Automercados Santa Rosa de Lima C.A.”).

25
3ª) 1992-2001: Control de los actos de la Inspectoría del Trabajo por la jurisdicción
laboral (Sentencia de la misma Sala Nº 61 de fecha 09.04.1992, Caso
“Bamundi”).
4ª) 2001-2010: Control de los actos de la Administración del Trabajo por la
jurisdicción contencioso administrativa (Sentencia de la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia Nº 1318 del 02.08.2001, Caso “Teresa Suárez de
Hernández” y Sentencia de la Sala Plena de dicho Tribunal Nº 9 del 02.03.2005,
Caso “Resolución de conflicto de competencia en demanda de la Universidad
Nacional Abierta”).
5ª) 2010: Control de los actos de la Administración del Trabajo por la jurisdicción
laboral. (Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa y Sentencia
de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia del 23.09.2010). Solo
puede agregarse a esta Sentencia, que los competentes, en primera instancia,
serían los tribunales de juicio.

En cuanto a las condiciones de prevención, condiciones y medio ambiente del


trabajo, la Ley de la materia, en su Disposición Transitoria Séptima, mientras se
crea la jurisdicción especial del Sistema de Seguridad Social, atribuye
competencia a los tribunales superiores con competencia en materia de trabajo
para conocer de los recursos contenciosos administrativos contemplados en dicha
Ley. Ahora bien, la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia, en
Sentencia Nº 01519 del 14.08.2007, Caso “Siderúrgica del Orinoco, C.A.”, en una
primera oportunidad, reconoció dicha competencia a los tribunales superiores
laborales, pero, en una segunda oportunidad, en Sentencia Nº 0609 del
06.05.2008, Caso “Moliendas Papelón, S.A.”, por el contrario, negó tal
competencia a estos tribunales, en razón de que la Sala Constitucional, en
Sentencia del 02.08.2004, había establecido que el control judicial de la materia
administrativa laboral correspondía a la jurisdicción contencioso administrativa. La
Sala Política Administrativa de dicho Máximo Tribunal, en Sentencia de fecha
13.05.2008, Caso “Hermanos Papagayo S.A., sin embargo, había admitido la

26
competencia de los juzgados superiores del trabajo para conocer de los recursos
de nulidad contra las decisiones emanadas del Instituto Nacional de Prevención,
Salud y Seguridad Laborales.

Por mi parte, considero que después de la doctrina establecida en la Sentencia


de la Sala Constitucional del 23.09.2010, en el Caso “Bernardo Jesús Santeliz
Torres y otros en amparo constitucional vs. Central La Pastora, C.A”, ya no
puede haber duda sobre la constitucionalidad de la Disposición Séptima de
la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente del Trabajo que
atribuye a los tribunales superiores laborales competencia para conocer de los
recursos contenciosos administrativos en esta materia. Sin embargo, pienso que
el mismo argumento de dicha Sentencia para atribuir, dentro de los tribunales
laborales que conforman esta jurisdicción, el conocimiento de las pretensiones
antes especificadas a los Tribunales de Primera Instancia del Trabajo y en
segunda instancia, a los Tribunales Superiores del Trabajo, es aplicable también
en los casos en comentarios. Debo precisar, también, que esos tribunales de
primera instancia deben ser los de juicio y no los de mediación o de ejecución.

Por otra parte, la existencia de la jurisdicción contenciosa administrativa laboral,


se incluye dentro de la salvedad que a las leyes especiales se hace en el
artículo 1° de la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, respecto de la
competencia en materia contenciosa administrativa. Lo cual resulta conforme
con el texto del artículo 259 de la Constitución, que deja a las leyes la
organización y regulación de los tribunales contenciosos administrativos, lo que
permite que legalmente exista un contencioso administrativo general y
contenciosos administrativos especiales, como lo son los contenciosos
administrativos tributarios, los contenciosos administrativos agrarios y ahora,
después de la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, los
contenciosos administrativos laborales. A esta salvedad debe agregarse, que
por Ley de Reforma Parcial de la Ley Orgánica del Sistema de Seguridad

27
Social (Gaceta Oficial número 5.891 Extraordinario de fecha 31 de julio de 2008),
en su artículo 130, mientras dure la transición hacia la nueva institucionalidad de
dicho Sistema, seguirá en vigencia la Ley del Seguro Social, y ocurre que esta
Ley, reformada parcialmente mediante decreto con fuerza de ley, publicada en
Gaceta Oficial Nº 5.976, de fecha 24.05.2010, dispone que las controversias
suscitadas por la aplicación de esta última Ley y su Reglamento, serán
sustanciadas y decididas por los Tribunales del Trabajo, de conformidad con la
Ley Orgánica Procesal del Trabajo. Con anterioridad, la Ley Orgánica de
Seguridad Social de 2002, en su artículo 141, atribuyó a la jurisdicción laboral lo
concerniente a las controversias derivadas de la aplicación de dicha Ley.
Evidentemente que dentro de esas controversias caben las de naturaleza
contencioso administrativa.

A lo anterior se debe agregar la interpretación contenida en la Sentencia de la


Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, Nº 2.346 del 05.10.2004,
Caso “Acción de amparo de Sutratex vs. Confecciones Dorts C.A”, en el sentido
de que también las demandas por intereses colectivos o difusos por violación de
derechos relativos al trabajo, son de la competencia de los tribunales laborales.
Criterio que se ratificó en Sentencia de la misma Sala Nº 124/2006, Caso
“Crisóstomo Cristóbal García Molero vs. Manufacturas Venezolanas”. Y que
refuerza la competencia de estos tribunales en materia de protección de los
derechos laborales fundamentales.

Por ello, si bien la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, en su artículo
146, atribuye a los tribunales de primera instancia en lo civil la competencia
para conocer de las demandas en protección de los derechos e intereses
colectivos y difusos, sin embargo, según la interpretación de la Sentencia, antes
citada, los competentes, por el contrario, serían los tribunales laborales de juicio,
en el supuesto de violaciones de derechos colectivos o difusos relativos al
trabajo.

28
Quisiera agregar otro comentario, relativo a la competencia de los tribunales
laborales para conocer de los recursos de habeas data. En efecto, este recurso se
atribuye, según la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia[8], en su
artículo 169, de manera general, a los tribunales contenciosos administrativos
municipales, pero en atención a la interpretación de la Sentencia de la Sala
Constitucional del Máximo Tribunal, del 23.09.2010, en el Caso “Bernardo Jesús
Santeliz Torres y otros en amparo constitucional vs. Central La Pastora, C.A.”,
antes mencionada, esta competencia en los supuestos de acciones de habeas
data relativos a derechos laborales, correspondería a los tribunales laborales de
juicio.

Procedimiento contencioso administrativo laboral.

En atención a lo dispuesto en el artículo 56 de la Ley de la Jurisdicción


Contencioso Administrativa, si se trata de demandas por ejemplo, de daños y
perjuicios o de condenas a prestaciones dinerarias, el procedimiento general a
seguir es el de las demandas patrimoniales contra la Administración Pública,
previstas de los artículos 56 a 64 de dicha Ley. Y en los casos de reclamos por
omisión, demora o deficiente prestación de los servicios públicos, vías de hecho o
abstención, las demandas han de tramitarse por el procedimiento breve, a que se
contraen los artículos 76 a 86, ibidem. Mientras que para las demandas de
nulidad de actos particulares se consagra un procedimiento específico de los
artículos 76 a 86 de la Ley mencionada. Ahora bien, pueda darse el supuesto de
demandas en que además de la nulidad se solicite el pago de los salarios dejados
de percibir, cuando se hubiere desestimado en vía administrativa, por ejemplo,
una solicitud de reenganche, o que se condene a la Administración al pago de
una indemnización por los daños que hubiere causado el acto declarado nulo.

No existe norma alguna que contemple este supuesto, en el cual a la pretensión


de nulidad se acumula una pretensión de condena. Lo cierto es que, a diferencia

29
de las leyes anteriores que regulaban el contencioso administrativo, la Ley vigente
no contiene una disposición como, por ejemplo, la del artículo 130 de la Ley
Orgánica de la Corte Suprema de Justicia de 1976, que expresamente señalaba
que en su sentencia el juez contencioso administrativo, si así se solicitaba en la
demanda, además de declarar la nulidad del acto impugnado podía condenar al
pago de sumas de dinero.

El problema, consiste que en la actualidad la reciente Ley de la Jurisdicción


Contencioso Administrativa contempla procedimientos totalmente diferentes para
las demandas de nulidad y para las demandas patrimoniales, y en razón de que
el ordinal 2 del artículo 35 de dicha Ley considera inadmisibles la acumulación de
pretensiones para las cuales sus respectivos procedimientos resulten
incompatibles. De forma, que surge la duda si la acumulación de tales
pretensiones en una demanda de nulidad es inadmisible o no. Ello se agrava
porque en el supuesto de demandas que deben tramitarse por el procedimiento
breve, por ejemplo, el artículo 65, in fine, eiusdem, señala que en el caso de
estas demandas, el hecho de que se acumulen pretensiones de contenido
patrimonial, no impedirá que el tribunal dé curso exclusivamente a las acciones de
reclamos por servicios públicos, vías de hecho y abstención. Es decir, que no
obstante la incompatibilidad procedimental que contiene la acumulación, sólo
resultan inadmisibles las pretensiones de condena, pero no la demanda principal.
En otras palabras, que el interesado tendrá que esperar el resultado de estas
acciones breves para intentar después la demanda patrimonial. Por una
interpretación racional, puede, concluirse, que en estos supuestos, la
incompatibilidad de las pretensiones de condena deriva de la naturaleza breve de
las acciones principales, mientras que en las demandas de nulidad no existe tal
incompatibilidad con las pretensiones patrimoniales, aunque ambas acciones
tengan pautados procedimientos diferentes.

A esta interpretación contribuye el texto del artículo 259 de la Constitución que de


manera expresa señala que los tribunales contencioso administrativos tienen

30
competencia tanto para declarar la nulidad de los actos administrativos contrarios
a Derecho como para dictar sentencias de condena al pago de sumas de dinero o
al pago de daños y perjuicios. Yo hubiera preferido que la Ley contemplara una
disposición relativa a la procedencia de esta acumulación de estas pretensiones
y otra disposición para los casos de protección de derechos constitucionales
fundamentales, que permitiera la aplicación de un procedimiento sumario

VIGENCIA DE LA TUTELA JUDICIAL EFECTIVA DENTRO DEL


PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO PARA LA CERTIFICACIÓN DE UNA
ENFERMEDAD OCUPACIONAL

Las investigadoras tienen como propósito contraponer los postulados o garantías


constitucionales de la tutela judicial efectiva, haciendo especial énfasis en el
debido proceso y el derecho a la defensa, dentro del procedimiento para la
certificación de una enfermedad ocupacional. En referencia al precepto del debido
proceso dentro del procedimiento administrativo para la certificación de una
enfermedad ocupacional, se destaca que el mismo es una investigación unilateral
a cargo del INPSASEL, en la cual no se verifica la actividad participativa y
constante del patrono.

En la mayoría de los casos, es el propio trabajador quien notifica al INPSASEL


sobre el surgimiento de una enfermedad y le suministra al funcionario de salud la
información sobre los datos de la empresa, la denominación del cargo, así como el
detalle de las actividades realizadas a diario, y por último recibe una evaluación
médica a fines de constatar que sufre de alguna patología.

Por su parte, la entidad de trabajo es inspeccionada sin notificación previa a fines


de recopilar información relativa al trabajador, su puesto de trabajo, así como
verificar el cumplimiento de los parámetros legales mínimos previstos en la Ley
Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo
(LOPCYMAT); razón por la cual se evidencia que en el procedimiento discutido no
hay igualdad entre las partes intervinientes.

31
En ese mismo orden de ideas, se constató que durante la tramitación del
procedimiento para la certificación de una enfermedad ocupacional se vulnera la
presunción de inocencia y el derecho a ser oído del patrono, al no existir una
oportunidad legalmente establecida para que las entidades de trabajo puedan
advertir al ente sobre cualquier situación de hecho o de derecho, que de alguna u
otra manera, pueda enervar el resultado definitivo del procedimiento que es la
certificación de la patología sufrida por el trabajador como de origen ocupacional.

Como por ejemplo, la preexistencia de una hernia discal, que quizás el funcionario
de salud se pudiera percatar de tal circunstancia a través de la lectura de un
examen médico pre empleo que reposa en el expediente del trabajador; lo cual
bajo ningún escenario se puede considerar como un pretexto que exima al ente
actuante para no procurar un procedimiento administrativo revestido de las
garantías constitucionales analizadas y estudiadas con profundidad en la presente
investigación.

Como se ha establecido con anterioridad, el procedimiento para la certificación de


la enfermedad ocupacional se compone por una investigación, y el diagnóstico de
la enfermedad padecida por el trabajador y no presupone la existencia de lapsos
adecuados que le otorgue a las partes el tiempo suficiente para hacer valer sus
defensas. Siguiendo esta línea argumental resulta oportuno traer a colación la
importancia que le otorga la sala constitucional del Tribunal Supremo de Justicia a
la figura del debido proceso mediante sentencia número 05 de fecha 24 de enero
de 2001, que señalo lo siguiente:

“El derecho al debido proceso ha sido entendido como el trámite que permite oír a
las partes, de la manera prevista en la ley, y que ajustado a derecho otorga a las
partes el tiempo y los medios adecuados para imponer sus defensas”.

En cuanto al postulado del derecho a la defensa dentro del procedimiento


administrativo para la certificación de una enfermedad ocupacional, se constató
que el mismo no comprende lapso alguno para que las entidades de trabajo,
puedan oponerse o contradecir los argumentos vertidos por el trabajador durante

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la investigación llevada a tal efecto por el funcionario del INPSASEL, ni mucho
menos se le permite promover aquellos medios probatorios legales y pertinentes
que a su criterio, pudiesen enervar la calificación de la supuesta enfermedad
sufrida por el trabajador como de origen ocupacional.

Como ya se ha discutido, el derecho a la defensa no solo comprende un lapso


para promover y evacuar pruebas, o presentar alegatos en contra sino que
también hace referencia al derecho del particular de tener pleno conocimiento de
todo lo que ocurra durante la investigación, así como el derecho a la asistencia
jurídica.

En el caso bajo estudio, las entidades de trabajo, tan solo reciben dos
notificaciones durante toda la investigación: la visita o inspección del puesto de
trabajo y la boleta de notificación acompañada de la certificación médica. Por ello,
ni siquiera se garantiza un tiempo suficiente para que los patronos reciban
asesoría legal en cuanto al tratamiento o estrategias legales que pudiesen
emplear para que el acto administrativo emanando del INPSASEL, resulte en un
pronunciamiento objetivo y ajustado a la real

Bibliografía

 Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos (LOPA). Gaceta


Oficial Extraordinaria No, 2.818. Julio de 1981.

33
 Instituto de Derecho Público. El Derecho Administrativo.
Universidad Central de Venezuela. Facultad de Ciencias Jurídicas y
Políticas. Caracas 1983.
 Trabajo de M. Sc. Freddy Mora Bastidas/ Prof. Faces-Facijup (ULA).
Abogado.

34

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