BILE 93-94 - Ferran Ruiz
BILE 93-94 - Ferran Ruiz
BILE 93-94 - Ferran Ruiz
bIlE
Boletín de la
UNA EDUCACIÓN PARA NUESTRO TIEMPO
Antonio Rodríguez de las Heras INSTITUCIÓN LIBRE
de
Una educación (transdisciplinar) para nuestro tiempo
Dolors Reig
Hacia una nueva educación
ENSEÑANZA
Ferran Ruiz Tarragó
Escenarios de futuro y transformación del sistema educativo
SEMBLANZAS
CRÓNICA l RESEÑAS
93-94
9 770214 130008
Boletín de la
INSTITUCIÓN LIBRE
de
ENSEÑANZA
DIRECTOR
José-Carlos Mainer
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Antonio Gómez Mendoza l Diego Gracia
Francisco Javier Laporta l Emilio Lledó
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SECRETARIO DE REDACCIÓN
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Información:
FUNDACIÓN FRANCISCO GINER DE LOS RÍOS
INSTITUCIÓN LIBRE DE ENSEÑANZA
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28010 Madrid
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Edita:
FUNDACIÓN FRANCISCO GINER DE LOS RÍOS
[INSTITUCIÓN LIBRE DE ENSEÑANZA]
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Viñeta de portada:
Dibujo de Esperanza Santos
en la revista Residencia, 1926, núm. 2)
Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni
registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún
medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin
el permiso previo por escrito de los editores.
04 RUIZ TARRAGO:RUIZ TARRAGO 05/12/14 13:03 Página 67
Resumen: En el ámbito de la educación los cambios so- Abstract: In the field of education, social and
ciales y económicos propiciados por la modernización y economic changes brought about by modernisation
la globalización confluyen con estructuras conceptuales and globalisation converge with conceptual and
y organizativas de tiempos anteriores, que han cambia- organisational structures from past times, which have
do mucho menos que la sociedad a la que deben servir. changed far less than the society that they are
La educación de niños y jóvenes y la satisfacción de las supposed to serve. The education of children and
necesidades educativas de la sociedad motivan reformas young people and the fulfilment of society’s
de concepción política que generalmente gozan de po- educational needs stimulate political reforms that
co consenso profesional. Se pone de manifiesto la ne- generally lead to little professional consensus. This
cesidad de renovar el imaginario social de la educación highlights the need to renew the social view of
incorporando nuevas visiones de futuro y escenarios que education, incorporating new visions of the future and
ayuden a determinar las alternativas socialmente de- scenarios that help to determine socially desirable
seables y a plantear procesos de transformación de los alternatives and outline processes to transform both
centros de enseñanza y del sistema educativo en su con- education centres and the education system as a
junto. El análisis de diversos escenarios de futuro y la whole. The analysis of various future scenarios and the
consideración de factores relevantes de transformación consideration of factors relevant to transformation can
pueden ayudar a los centros y a las autoridades educa- help educational centres and authorities to bring
tivas a definir cambios sustanciales en la gramática de about substantial changes in the grammar of
la escolarización, con la condición de que los investiga- schooling, provided that researchers actively involve
dores se impliquen activamente en el acompañamiento themselves in the processes of change and
de los procesos de cambio y tansformación. transformation.
Palabras clave: Sistema educativo, reforma educativa, Key words: Education system, Educational reform,
gramática de la escolarización, LOGSE, No Child Left grammar of schooling. LOGSE, No child left Behind,
Behind, SITES, PISA, OCDE, CERI, escenarios de esco- SITES, PISA, OCDE, CERI, Schooling Scenarios, ICT.
larización, TIC.
E
l sistema educativo es el instrumento fundamental que la sociedad articula pa-
ra que niños y jóvenes adquieran los conocimientos y las competencias que el
Estado determina, acrediten su adquisición y, al mismo tiempo, desarrollen las
actitudes y los valores necesarios para la vida, la convivencia y la participación en
la actividad laboral, económica y social. A lo largo de más de un siglo el sistema edu-
cativo ha sido un agente clave de construcción de identidades nacionales-estatales, de
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Aula de lectura del Instituto-Escuela. Revista Nuevas Formas. Fundación Francisco Giner de los Ríos.
tivos, las estructuras organizativas, los métodos de gestión y las normas de funciona-
miento y de rendimiento de cuentas de centros docentes y sistemas educativos son idó-
neos para preparar a la juventud para un mundo que presenta diferencias tan
importantes respecto del de hace apenas unas décadas.
a la mejora continua. La hipótesis implícita era que los cambios serían inducidos por
la dirección del sistema, la cual sería capaz de ejercer un liderazgo efectivo, gestionar
y supervisar el sistema con eficacia y conseguir los objetivos de acuerdo con unos pro-
cedimientos, una programación y unos costes estrictamente planificados. En este mo-
delo, la obediencia y la docilidad de los administrados se dan por supuestas.
Sin embargo, aun admitiendo que las reformas efectuadas en muchos países en
las últimas décadas del siglo XX han tenido impacto en ámbitos importantes como la
ordenación de las enseñanzas, el currículo y la evaluación, hay evidencias de que no
acaban comportando modificaciones sustanciales de la organización de las enseñan-
zas, ni de las prácticas pedagógicas, ni de los roles profesionales, es decir, que no sir-
ven para reformular la estructura de las relaciones educativas entre profesorado y
alumnado en los centros docentes. Estudios como SITES 2006, realizado en 22 siste-
mas educativos, ponen de manifiesto que las prácticas pedagógicas más habituales del
profesorado son precisamente las que han venido llevando a cabo mucho tiempo y
que las menos practicadas son las que han comenzado a emerger en los últimos años,
en gran parte gracias a las tecnologías digitales, y que precisamente son las que se con-
sideran más idóneas para promover y facilitar el logro de las «destrezas del siglo XXI»
(Law, Pelgrum y Plomp, 2008).
Respecto de esta evidencia proporcionada por ésta y otras investigaciones se pue-
den hacer algunas conjeturas. La primera tiene que ver con el hecho de que la ges-
tión del sistema educativo y la coordinación de la aplicación de la normativa han
generado aparatos administrativos de naturaleza burocrática extensos y poco adapta-
bles, cuya influencia conforma en gran medida el funcionamiento cotidiano de los cen-
tros educativos porque controlan los efectivos, los recursos y su desarrollo. Que las
reformas se dirijan a la actividad del profesorado sin incidir en los objetivos, las ac-
tuaciones e incluso los valores de los estamentos que gestionan el sistema a diversos
niveles es un factor que posiblemente contribuye de manera decisiva al limitado im-
pacto de las reformas y de rebote favorece el carácter sustancialmente invariable de
las relaciones educativas en los centros de enseñanza.
Un segundo factor explicativo del efecto limitado de las reformas educativas pue-
de ser que la antes mencionada extensión sin precedentes de la escolarización obli-
gatoria —con la correspondiente incorporación de colectivos antes excluidos— haya
ido de la mano del predominio de un pensamiento a corto plazo, tradicional, tópico
y muy escasamente prospectivo, tal vez derivado de la necesidad de gestionar y resol-
ver problemas urgentes e inmediatos. Así, la acción política y administrativa se ha li-
mitado a buscar la manera más eficiente de organizar y financiar la consecución de
los objetivos tradicionales, tal vez ligeramente modificados, sin detenerse a pensar en
el peso decisivo de la organización tradicional, las prácticas establecidas y la cultura
1
En el caso español, en general no se aprecia una preocupación pública compartida respecto de qué se
necesita para que la etapa escolar proporcione la preparación adecuada para la vida en el futuro. Ini-
ciativas de reforma vertical como la LOMCE ponen de manifiesto un nivel extremo de intervencionismo
gubernamental en la educación.
Imaginar la transformación
Transformación es un término de reciente incorporación a la literatura educativa,
usualmente más propensa a emplear conceptos como reforma, cambio, innovación o
mejora. En los últimos años ha ido apareciendo con frecuencia creciente en debates,
investigaciones y análisis sobre la educación y los cambios que desde ópticas profe-
sionales, políticas y sociales se reclaman al sistema educativo para responder eficaz-
mente a las necesidades y demandas de los individuos y de la sociedad. En palabras
de Ordonez, «transformación» transmite la pretensión de «no hacer mejor las cosas,
sino de hacer cosas mejores» (Hershock, Mason y Hawkins, 2007), en el sentido de
perseguir objetivos y conseguir resultados diferentes debido al cambio de la «gramá-
tica de la escolarización». Este concepto es aplicable a centros educativos que imagi-
nan y emprenden cambios sustanciales y profundos que conllevan praxis pedagógicas
renovadas basadas en replanteos de los objetivos educativos, del papel de la persona-
alumno y de la estructura de las relaciones educativas en el seno de la institución es-
colar, acompañadas de liderazgos y políticas que lo faciliten. Transformar requiere
combinar el ejercicio imaginativo con la voluntad de actuar para encontrar alternati-
vas y dar respuestas satisfactorias a necesidades sociales y personales que cambian de
manera rápida y significativa y que planteamientos de orientación tradicional, aunque
sean recientes, no son capaces de satisfacer (Ruiz, 2007).
Como los objetivos y las prácticas educativas están inmersos en imaginarios socia-
les, su transformación requiere visualizar futuros de manera diferente, haciendo un
rísticas básicas de los sistemas actuales, sea por decisión pública, sea por incapacidad
de imaginar o de llevar a cabo cambios sustanciales. En uno de ellos, escenario 1a, el
futuro se despliega como la evolución gradual de los actuales sistemas educativos, que
siguen siendo fuertes. El otro, escenario 1b, plantea un sistema educativo en crisis
profunda causada por la escasez o el éxodo del profesorado debido a jubilaciones ma-
sivas, condiciones de trabajo insatisfactorias y existencia de otros trabajos más atractivos.
Los dos escenarios de reescolarización se corresponden con situaciones en las que
hay inversiones sustanciales en los sistemas educativos y amplio reconocimiento social
de las escuelas, de sus resultados y del profesorado, en un contexto que da alta prio-
ridad a la calidad y la equidad. En el escenario 2a el foco se pone en la socialización
y en las escuelas como centros que articulan la comunidad. En el segundo escenario
de reescolarización, escenario 2b, el énfasis recae en la escuela como organización cen-
trada en los aprendizajes y las altas expectativas puestas en cada alumno. En contras-
te con la alta estima social y la buena financiación de que gozan los centros educativos
en este grupo de escenarios, los dos escenarios de desescolarización plantean un cier-
to desmantelamiento de los sistemas escolares, causado por la insatisfacción que va-
rios agentes clave muestran respecto de la educación institucionalizada de los sistemas
existentes.
El escenario 3a, redes de aprendizaje y sociedad en red, describe el abandono de
las escuelas a favor de una multitud de redes de aprendizaje, potenciadas por el bajo
coste de las TIC. La desinstitucionalización, incluso el desmantelamiento, de los sis-
temas escolares es aprovechada por organizaciones culturales, comunitarias y religio-
sas para articular instrumentos de socialización y de aprendizaje para los niños y
jóvenes, algunos de tipo meramente local y otros con clara vocación internacional. El
escenario 3b, extensión del modelo de mercado, propone un sistema educativo en el
que la escolarización se considera más un bien privado que un bien público y, por tan-
to, se articula a partir de la oferta del mercado.
Este conjunto de escenarios establece unos horizontes potenciales no cerrados ha-
cia donde pueden evolucionar los centros educativos, al tiempo que sirven como ins-
trumentos para imaginar y prever transformaciones educativas profundas. Este artículo
se limita a considerar un escenario de cada uno de los tres grupos mencionados, en
concreto, los escenarios 1a, 2b y 3b (CERI, 2006).
alumnado. Las TIC se conciben ante todo como instrumentos del profesorado, pa-
ra reforzar la didáctica, y como herramientas de los alumnos (hacer trabajos, bus-
car información), pero el examen es tradicional o en todo caso las TIC se emplean
para aplicar pruebas. Los profesores tienden a plantear el uso de las TIC como un
asunto de opción y preferencia personal y el énfasis se pone en la formación del pro-
fesorado.
En este escenario, el uso de la tecnología puede crecer en volumen, pero no es
descartable la posibilidad de un cierto retroceso de las TIC en el panorama pedagó-
gico, retroceso que incluso podría ser sustancial, debido a una combinación de difi-
cultades técnicas y falta de apoyo, conflicto con el statu quo organizativo del
profesorado, crítica de los profesores tradicionalistas amparada por los medios de co-
municación y descrédito inducido por éstos al correlacionar el uso de las TIC con cier-
tos tipos de resultados de los alumnos (o acaso la ausencia de éstos). Un catalizador
contundente de esta perspectiva involucionista puede ser la limitación de la financia-
ción, con lo que esta opción podría ser presentada ventajosamente a la opinión pú-
blica en nombre del realismo, del back to basics y del rendimiento escolar concebido
en términos tradicionales.
tal, pero además hay conciencia compartida de que la calidad pedagógica necesaria
para lograr el éxito de todos los alumnos se basa más en la coordinación y las siner-
gias del equipo docente que en eventuales virtuosismos individuales. El profesorado
tiene asumido que la enseñanza mejora con las aportaciones de la ciencia del apren-
dizaje, la aplicación de la investigación pedagógica y la práctica sistemática de una I+D
educativa. Formas contractuales flexibles proporcionan movilidad, incluida la salida y
la reentrada en la profesión.
En este escenario, la estructura de mando tiende a ser plana y orientada a la co-
ordinación, el liderazgo es distribuido y la toma de decisiones corresponde a los cen-
tros educativos y a los profesionales docentes, con participación del alumnado y fuerte
implicación de las familias y otras organizaciones. Las normas de calidad reemplazan
los enfoques reglamentistas y sancionadores. Inversiones sustanciales en todos los
aspectos de la escolarización, especialmente en comunidades poco favorecidas, per-
miten desarrollar instalaciones flexibles y modernas, con altos niveles de aprovecha-
miento escolar y social.
El centro escolar centrado en los aprendizajes hace un uso intenso de las tec-
nologías digitales y otros medios, tradicionales y nuevos. Las TIC se incorporan en pro-
fundidad a la docencia y a la actividad curricular del alumnado. Se estimula y valora
el trabajo hecho con tecnología y se ponen en juego nuevas formas de evaluación de
aprendizajes, competencias y métodos de trabajo que comportan el uso de las TIC.
Factores de transformación
Los escenarios mencionados, como cualquier otro que se pueda construir, conllevan
imágenes de posibles futuros educativos que pueden orientar procesos de transfor-
mación que dependen de un cierto número de factores críticos. Entre estos factores
cabe mencionar el concepto de conocimiento académico, la creación de conocimiento
en la institución escolar, el trabajo en equipo, el papel del profesorado como servidor
público, y en particular el del profesorado joven, y la voz del alumno en su aprendi-
zaje y en la institución escolar. Seguidamente se revisan estos factores de los procesos
de transformación, mientras que una sección posterior específica trata de la articula-
ción de nuevas proposiciones de valor basadas en las TIC.
lla única» de la era industrial. Gilbert señala que el conocimiento ya no es algo que
se desarrolla y almacena en las mentes de los expertos, que se representa en libros y
que se clasifica en disciplinas, sino que más bien debe entenderse como una forma
de energía, como un sistema de redes y flujos que sirve para hacer cosas, que se
valora por lo que puede hacer y que es producido por grupos de gente con pericias
complementarias que colaboran con fines específicos (Gilbert, 2005). Del conoci-
miento se valora la capacidad para generar riqueza y la productividad. En este con-
texto, el conocimiento académico no se puede limitar al hecho y al dato, al
procedimiento y a la proposición, sino que debe incluir la reflexión sobre la expe-
riencia de aprender para garantizar la posibilidad de extensión, transferencia y apli-
cación. El conocimiento debe entenderse como el proceso y el resultado de llegar a
saber, es decir, como la combinación de lo que se sabe y cómo se ha adquirido (Con-
sell Escolar de Catalunya, 2013, consideración núm. 50), y, por tanto, exige el co-
rrespondiente replanteo de la evaluación.
La imagen mental que de manera individual y colectiva se construya del cono-
cimiento será pues decisiva para transformar la manera de guiar, orientar, apoyar y
valorar el desarrollo cognitivo de cada niño, adolescente y joven. En este ejercicio
de imaginación, una cuestión fundamental, un auténtico y decisivo «paso del Rubi-
cón» en términos pedagógicos, es decidir si el rígido marco disciplinar establecido
por los Estados pasa a ser considerado como un referente a tener en cuenta en lu-
gar de concebirlo como la razón de ser y factor determinante de todos los procesos
instructivos.
La construcción de este tipo de base empírica sobre la práctica mejorada, que supo-
ne una actitud deliberada y consciente de crear y aplicar nuevo conocimiento, sería
la forma más segura de elevar los niveles de rendimiento, aunque este concepto de-
ba ser objeto de una fuerte actualización, ante la absoluta necesidad de incorporar
«las destrezas del siglo XXI» a la educación en todos los niveles. Schleicher remacha el
clavo cuando afirma que la educación es una industria del conocimiento porque tie-
ne que ver con la transmisión del conocimiento, pero que no lo es en el sentido de
que «ella misma no se transforma a partir del conocimiento que tiene de sus propias
prácticas» (Schleicher, 2006).
Con los enormes condicionantes que pesan sobre los enseñantes (leyes, normas
y tradiciones; imaginario colectivo de la escolarización; estructuras organizativas y
prácticas estandarizadas; formación universitaria y conocimiento especializado; ex-
pectativas familiares y de control social; sensibilidad para la niñez y la adolescencia;
endogamia profesional; falta de experiencia en el ejercicio de otras profesiones y ac-
tividades; inspección y supervisión externas, etcétera) no es raro que los enseñantes
muestren a menudo una mentalidad escéptica e incluso estática, poco receptiva a pro-
puestas de cambio externas e internas y, por tanto, cercana a la perpetuación del es-
cenario burocrático. La creación de nuevo conocimiento que inspire objetivos y
prácticas pedagógicas y organizativas renovadas no es un factor inherente a la pro-
fesión. Como recoge el informe TALIS haciéndose eco casi literalmente de los plan-
teamientos de Schleicher (OCDE, 2009, pág. 26), en otros campos los individuos
entran en la vida profesional con la expectativa del cambio, esperando que su pro-
fesión y sus prácticas se irán transformando por los resultados que proporcionan la
investigación y las demandas del mercado, por los modelos de participación en el de-
sarrollo profesional y el liderazgo corporativo, por la evidencia de lo que funciona y
lo que no funciona y por el conocimiento y la experiencia que vayan adquiriendo. El
amplio cuerpo de conocimiento proveniente de la investigación sobre el aprendiza-
je y la escolarización tiene escaso aprovechamiento en las prácticas de enseñan-
za-aprendizaje que tienen lugar en las situaciones escolares de la vida real que
caracterizan la educación formal.
pág. 448). Afrontar este cúmulo de retos profesionales, y en su caso matizarlo, con-
tribuyendo a precisar en términos profesionales el significado del ambiguo concepto
de «mejora de la educación» que emplean las instancias políticas y los medios de
comunicación, sólo es factible mediante la construcción de una profunda cultura
de colaboración en el profesorado.
La estructuración de las relaciones educativas que define el paradigma dominante
impone una concepción individualizada de la función docente. El imaginario de la
educación tiene como elemento característico al maestro impartiendo clase indivi-
dualmente a un grupo de alumnos. El cuadro horario de clases suele ser una clara evi-
dencia de ello. La colaboración entre el profesorado es algo previo a las clases
(preparación del curso) o posterior a ellas, cuando se trata de evaluar. La enseñanza
cooperativa, dos o más profesores en el aula, la coordinación sistemática y prolonga-
da en el tiempo de varios profesores para tratar la problemática de los alumnos, son
todavía prácticas poco habituales, y menos aún en la totalidad de un centro educati-
vo. La colaboración en la toma de decisiones, el compromiso de implantarlas y su se-
guimiento mediante el trabajo en equipo no son aún elementos característicos de la
educación actual.
Al profesorado se le pide la excelencia en el contexto de un sistema que no la fa-
cilita, que en muchos sentidos se ha quedado anticuado, y que debe evolucionar y cam-
biar mientras sigue funcionando. Parece muy difícil que este cambio se pueda llevar
a cabo en las condiciones actuales de colaboración. Pensar que enseñar es un acto de
equipo es muy probablemente un requerimiento esencial de la necesaria evolución
del sistema educativo para responder a las cambiantes necesidades de la sociedad y
los retos de la sociedad del conocimiento.
En la compleja economía del conocimiento el trabajo sistemático en equipo, en
tanto que elemento esencial de la resolución de problemas y de la construcción de
soluciones creativas, ha pasado a ser un factor definitorio de la ocupación laboral. Ob-
jetivos pedagógicos como individualizar las experiencias de aprendizaje para satisfa-
cer necesidades diferenciadas, promover destrezas de colaboración del alumnado y
fomentar la capacidad y la disposición de los alumnos para establecer sus propios ob-
jetivos y planificar, controlar y evaluar su propio progreso no se pueden plantear con
garantías de éxito y continuidad desde una óptica básicamente personalista del do-
cente. La creciente complejidad de la problemática educativa ya no se puede afron-
tar como mera adición de las contribuciones individuales de cada profesor actuando
de manera independiente dentro de su particular slot de espacio-tiempo, sino que re-
quiere un nivel de coordinación cualitativamente superior al que ha sido habitual has-
ta ahora en el sistema de burocracia profesional. A pesar de los esfuerzos en este
y una agenda de revitalización del conocimiento, en la línea del escenario de los cen-
tros educativos como organizaciones centradas en el aprendizaje.
Alumnos en el aula de música. Colegio Cervantes, Madrid, años veinte. Fundación Francisco Giner de los Ríos.
tetizar en pocas palabras diciendo que las tecnologías han sido puestas frecuentemente
al servicio de los intereses de las organizaciones económicas preexistentes, tal como
los formulan sus directivos y gestores.
Más recientemente ha ido adquiriendo relevancia la visión de las tecnologías di-
gitales como vehículos de creación de nuevos modelos de actividad y negocio que se
centran en el protagonismo de la persona en su relación con la empresa o institución.
La capacidad de las tecnologías digitales para desagregar y desacoplar productos y pro-
cesos y facilitar la creación de nuevos modelos de servicio y negocio y nuevas propo-
siciones de valor (Oblinger, 2012) se convierte en extremadamente importante cuando
se interpreta en la lógica de los individuos, en lugar de la lógica usual de institucio-
nes y corporaciones. Las tecnologías digitales han abierto de manera real y efectiva la
posibilidad de que las organizaciones se transformen para funcionar de acuerdo con
lo que Zuboff llama la «lógica de los individuos», entendida como la convergencia de
las capacidades tecnológicas con los valores asociados al empoderamiento de las per-
sonas y la satisfacción profunda de sus necesidades (Zuboff y Maxmin, 2002). Esta
visión, en esencia, consiste en centrar la tecnología en la creación de valor y de utili-
dad para los clientes o usuarios que justifican la existencia de la organización. Éste es
un cambio muy importante, porque implica que la lógica profunda de las necesida-
des de las personas, la adecuación con que estas necesidades son satisfechas y el be-
neficio que proporcionan determinan los criterios de gestión y productividad de las
organizaciones, y por tanto de los de sus gestores y dirigentes.
Se trata de un asunto del todo relevante en el ámbito educativo, porque todavía,
en términos generales, las tecnologías digitales se conciben más como instrumentos
del profesorado, del centro y del sistema que como herramientas propias del alum-
no, de uso imprescindible en los procesos de desarrollo cognitivo, personal y social.
Para una parte significativa de los docentes las tecnologías digitales son opciones en
la óptica de sus intereses más que instrumentos esenciales para construir aproxima-
ciones pedagógicas centradas en el alumnado, la construcción del conocimiento y la
colaboración: cuando las TIC «se integran en la tarea de aprender, no tiene sentido
preguntarse para qué sirven, porque son inseparables de la actividad intelectual» (Con-
sell Escolar de Catalunya, 2013).
Las tecnologías digitales hallan su papel más productivo cuando se emplean para
organizar la escuela en función del aprendizaje y el desarrollo del alumnado en
lugar de las lecciones del profesorado, cuando sirven para eliminar procesos educati-
vamente improductivos y disminuir las enormes pérdidas de tiempo que ocurren en
los centros de enseñanza, cuando integran la información con el trabajo real de ma-
nera que sea posible tomar en cada momento las decisiones más idóneas, cuando fa-
cilitan la captura de información en origen y de un solo golpe y ayudan a superar la
2
Respecto del término gobernanza, el servicio de consultas lingüísticas y terminológicas del TERMCAT
recomienda la definición de Josep Centelles que se prefiere aquí: «estructura de relaciones entre los dife-
rentes actores a través de la cual se toman las decisiones sobre la cosa pública».
fesores. De esta manera, una misión esencial de los investigadores consistiría en acom-
pañar la autotransformación autónoma de los centros educativos y, con el cono-
cimiento adquirido en esta experiencia, implicarse en la transformación global del
sistema educativo.
Bolstad y Garvey señalan que esto significa replantear las aproximaciones y me-
todologías de investigación educativa y, muy especialmente, la visión que los investi-
gadores tienen de ellos mismos (Bolstad y Garvey, 2010), con el objetivo de que
contribuyan a desarrollar, implementar y evaluar los objetivos, estrategias y resultados
de los centros inmersos en planteamientos de autotransformación. Esta función de
acompañamiento comprometido de los investigadores es particularmente exigible por
el hecho de ser las personas más preparadas para ayudar a que unos enseñantes, di-
rectivos y administradores condicionados por el pensamiento educativo tradicional
comprendan y sean capaces de afrontar las necesidades de los alumnos de hoy. En es-
te sentido, la idea de trabajo totalmente acabado propia de la investigación tradicio-
nal tal vez tenga que bajar del pedestal, y ser sustituida, al menos en parte, por el
compromiso de involucrarse en un nuevo tipo de diálogo profesional: el patrocinio
de comunidades educativas que necesitan ayuda para transformar su visión y su com-
promiso en conocimiento y sabiduría.
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