Jupiter Tesis

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Júpiter

Es el planeta más grande del Sistema Solar, tiene casi dos veces y media la
materia que todos los otros planetas juntos y su volumen es mil veces el de la
Tierra.

De los denominados planetas exteriores o gaseosos, Júpiter es el que se


encuentra más cerca del Sol.

Este gigante recibe su nombre del dios romano Júpiter. Tiene una composición
semejante a la del Sol, formada por hidrógeno, helio y pequeñas cantidades de
amoníaco, metano, vapor de agua y otros compuestos.

Júpiter tiene un tenue sistema de anillos, invisible desde la Tierra. También tiene
muchos satélites. Cuatro de ellos fueron descubiertos por Galileo en 1610. Era la
primera vez que alguien observaba el cielo con un telescopio.

Datos básicos Júpiter La Tierra


Tamaño: radio ecuatorial 71.492 km. 6.378 km.
Distancia media al Sol 778.330.000 km. 149.600.000 km.
Día: periodo de rotación sobre el eje 9,84 horas 23,93 horas
Año: órbita alrededor del Sol 11,86 años 1 año
Temperatura media superficial -120 º C 15 º C
Gravedad superficial en el ecuador 22,88 m/s2 9,78 m/s2

Su rotación es la más rápida entre todos los planetas del Sistema Solar.
La atmósfera de Júpiter es compleja, con nubes y tempestades. Por ello muestra
franjas de diversos colores y algunas manchas.

La Gran Mancha Roja de Jupiter es una tormenta mayor que el diámetro de la


Terra situada en las latitudes tropicales del hemisferio sur. Dura desde hace 300
años y provoca vientos de 500 Km/h.
Los anillos de Jupiter son más simples que los de Saturno. Están formados por
partículas de polvo lanzadas al espacio cuando los meteoritos chocan con las
lunas interiores de Júpiter.

Tanto los anillos como las lunas de Júpiter se mueven dentro de un enorme globo
de radiación atrapado en la magnetosfera, el campo magnético del planeta.

Este enorme campo magnético, que sólo alcanza entre los 3 y 7 millones de km.
en dirección al Sol, se proyecta en dirección contraria más de 750 millones de km.,
hasta llegar a la órbita de Saturno.

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¿Cómo es Júpiter?

Júpiter es el planeta más grande de nuestro sistema solar. Es parecido a una


estrella pero nunca lo suficientemente grande como para empezar a arder. Está
cubierto de rayas de nubes arremolinadas. Tiene fuertes tormentas como la Gran
Mancha Roja que ya ha durado cientos de años. Júpiter es un gigante gaseoso y
no tiene una superficie sólida pero puede tener un núcleo interno sólido de
aproximadamente el tamaño de la Tierra. Júpiter también tiene anillos pero son
demasiado tenues para verlos muy bien.
Características de Jupiter
El planeta Júpiter debe su nombre en honor al rey romano de los dioses. Con sus
140.000 km de diámetro, es también el rey de los planetas de nuestro sistema
solar. Por compararlo con la tierra, para ver su grandeza, diremos que su diámetro
es 11 veces mayor al de la tierra, y que su masa ocupa el volumen de una esfera
donde perfectamente caben unos 317 planetas como la tierra.
LUNAS DE JÚPITER:
Una de las características más destacables del planeta Júpiter, es sin duda la
cantidad de lunas que orbitan alrededor de él. Confirmadas y estudiadas, se
conocen hasta un total de 67 lunas, que los científicos han dividido en tres grupos:

lunas interiores: también se les conoce como el grupo Amaltea, y conforman las
lunas más cercanas al propio planeta. Sus nombres son: Metis, Adrastea, Amaltea
y Tebe.
Lunas Galileanas: son las lunas más grandes de Júpiter, y deben su nombre al
astrónomo Galileo Galilei, que las descubrió en 1610. Sus nombres son: Io,
Europa, Ganímedes y Calisto.
Lunas exteriores: estas lunas son mucho más pequeñas que las otras y también
se encuentran más alejadas de Júpiter. Muchas de ellas describen órbitas elípticas
irregulares, y otras son asteroides de gran tamaño que han sido capturados por la
gravedad del planeta. Son tantas las lunas exteriores que podemos evitar
nombrarlas.

Los primeros escritos que aparecen sobre este planeta fueron realizados por el
pueblo babilónico sobre los siglos siete o ocho d. C. Posteriormente los romanos
bautizaron al planeta con el mismo nombre que el rey de los dioses llamándolo
Júpiter. Su equivalente en Grecia es Zeus, dios del trueno. Para los
mesopotámicos era el dios Marduk, patrón de la ciudad de Babilonia. Para las
tribus germánicas se le conocía como Donar, y para los pueblos del norte como
Thor.

En 1610, Galileo Galilei descubrió las cuatro lunas de Júpiter, que son las más
grandes. Esta fue la primera prueba de que los cuerpos celestes giran alrededor
de algo que no era la tierra. Por primera vez se descubría que no todo giraba en
torno al planeta tierra, y por tanto se abrió un abanico de ideas que alimentó lo que
posteriormente se denominaría el modelo del sistema solar heliocéntrico de
Copérnico.
Júpiter posee el día más corto de todo el sistema solar. El planeta gira sobre su
eje de una manera tan rápida, que los días durante nueve horas y 55 minutos.
Esta misma rápida rotación es la culpable del efecto de aplanamiento del planeta y
de que tenga una forma achatada. En cambio, el movimiento de traslación
alrededor del sol es relativamente lento. Un año para Júpiter equivale a casi 12
años terrestres.

Júpiter, al igual que Saturno, tiene un débil sistema de anillos formados


principalmente de partículas de polvo, probablemente desprendido de alguna de
las lunas que debió impactar con algún cometa un asteroide. Éste sistema de
anillos comienza aproximadamente a 92.000 km por encima de las nubes de
Júpiter y alcanza hasta casi los 225.000 km de distancia.

La mayor de las lunas de Júpiter, se denomina Ganímedes, y es la luna más


grande del sistema solar con un tamaño mayor que el planeta mercurio y un
diámetro de unos 5268 km.

Júpiter tiene un campo magnético extremadamente fuerte. Aproximadamente


dicho campo tiene 14 veces más fuerza que el campo magnético de la tierra, por
lo que podemos considerarlo, sin duda, el campo magnético más grande del
sistema solar.

Júpiter tiene una atmósfera formada por distintas capas de nubes. La atmósfera
superior del planeta puede dividirse en distintas zonas y varios cinturones de
nubes formadas por cristales de amoníaco, azufre y una mezcla de ambos
compuestos.

Hasta el momento hasta ocho naves espaciales han visitado Júpiter: Pioneer 10 y
11, Voyager 1 y 2, Galileo, Cassini, Ulises y la misión New Horizons. También
existen planes para futuras misiones hacia las cuatro lunas grandes.

El eje de Júpiter está apenas inclinado 3°, por lo que, al contrario que la tierra o
que Marte, no experimente ningún cambio de estación. Destaca siempre por su
tamaño en las fotografías, una gran mancha roja, que nos otra cosa que una
enorme tormenta del tamaño de tres planetas tierra, que lleva azotando Júpiter
desde hace más de 300 años.
Existe la teoría de que Júpiter pudiera denominarse como una “estrella fallida”. Es
tanta la masa de este colosal planeta, que los científicos aseguran que si su masa
hubiera sido 80 veces mayor, hubiera sido suficiente para que en el núcleo se
generase la misma fusión nuclear que existe en el sol y en otras estrellas; y que
por lo tanto Júpiter se habría convertido en una estrella y no en un planeta. De
todas formas, la observación de Júpiter es muy similar a la observación de
cualquier otro sistema solar, en la que las lunas giran alrededor formando un mini
sistema solar fallido.

ATMÓSFERA:
El grosor de la atmósfera de Júpiter es más difícil de definir que el grosor de las
atmósferas de los otros planetas terrestres. Por ejemplo, la atmósfera en la tierra
finaliza cuando alcanzamos la corteza terrestre y encontramos una superficie
sólida. Esta diferenciación tan clara no existe en Júpiter. La atmósfera de Júpiter
se confunde entre distintas capas gaseosas y líquidas del planeta. Sin embargo,
los científicos si han logrado determinar la presión atmosférica, que equivale a
unas 10 veces la presión a nivel del mar en la tierra.

Desde los telescopios terrestres es posible vislumbrar las distintas capas de la


atmósfera, que se dividen en bandas horizontales claras y oscuras. Los científicos
consideran que estas bandas pertenecen a distintas presiones atmosféricas, por lo
que a menudo es posible encontrar tormentas en los límites entre ambas bandas.
Un ejemplo es la gran mancha roja, visible en el hemisferio sur, que lleva varios
siglos y que tiene un tamaño de unos 25.000 km de diámetro.

La composición atmosférica de Júpiter es bastante interesante. Se compone


aproximadamente el 90% de hidrógeno y de un 10% de helio. Esta composición
también reafirma la teoría de que Júpiter es una estrella fallida, ya que es similar a
la composición del sol. La única diferencia entre ambos es que el sol es mucho
más masivo que Júpiter.

Otra característica fascinante de Júpiter, es que emite más energía de la que


recibe del sol. Como resultado de una masa tan grande, Júpiter ejerce una fuerte
fuerza de gravedad sobre si mismo. El efecto acumulativo de dicha fuerza produce
una gran cantidad de calor que es irradiada al espacio. Por lo tanto podemos
afirmar que Júpiter emite más energía de la que recibe del sol.

INTERIOR:
Los científicos consideran necesario dividir el interior de Júpiter en tres partes. La
primera es un núcleo rocoso compuesto por varios elementos, y que tiene una
masa de entre 15 y 45 veces la de la tierra. Dicho núcleo está rodeado por una
segunda capa de hidrógeno líquido, eléctricamente conductor, que es la que le
confiere el planeta su campo magnético tan fuerte. Por último la tercera capa está
formada por hidrógeno ordinario y por helio.

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Júpiter es el quinto planeta del sistema solar. Forma parte de los
denominados planetas exteriores o gaseosos. Recibe su nombre del dios
romano Júpiter (Zeus en la mitología griega).
Se trata del planeta que ofrece un mayor brillo a lo largo del año dependiendo de
su fase. Es, además, después del Sol, el mayor cuerpo celeste del sistema solar,
con una masa casi dos veces y media la de los demás planetas juntos (con una
masa 318 veces mayor que la de la Tierra y tres veces mayor que la de Saturno,
además de ser, en cuanto a volumen, 1317 veces más grande que la Tierra).
También es el planeta más antiguo del sistema solar, siendo incluso más antiguo
que el sol; este descubrimiento fue realizado por investigadores de la universidad
de Münster en Alemania.2 3
Júpiter es un cuerpo masivo gaseoso, formado principalmente
por hidrógeno y helio, carente de una superficie interior definida. Entre los detalles
atmosféricos destacan la Gran Mancha Roja (un enorme anticiclón situado en las
latitudes tropicales del hemisferio sur), la estructura de nubes en bandas oscuras y
zonas brillantes, y la dinámica atmosférica global determinada por intensos vientos
zonales alternantes en latitud y con velocidades de hasta 140 m/s (504 km/h).
Introducción

Júpiter es el quinto planeta desde el Sol, y el mayor del sistema solar. Recibió el
nombre del rey de los dioses de la mitología romana. Júpiter es 1.400 veces más
voluminoso que la Tierra (si estuviera vacío cabrían en su interior más de mil
Tierras), pero su masa es sólo 318 veces la de nuestro planeta, esto se debe que
es un plantea prácticamente gaseoso.

La densidad media de Júpiter es como una cuarta parte de la densidad de la


Tierra. El interior del planeta está formado por los gases de Hidrógeno, Helio y
Argón, no hay una clara distinción entre la atmósfera y la superficie, lentamente
los gases atmosféricos se van transformando en líquidos.. El Hidrógeno está tan
comprimido que se encuentra en un estado líquido metálico. Aún no se sabe de
que está compuesto el núcleo de Júpiter, pero se especula que de materiales
rocosos en forma de hielo.

Planeta Júpiter

Da una vuelta alrededor del Sol cada 11,9 años terrestres a una distancia orbital
media de 778 millones de kilómetros. El Planeta Tierra y Júpiter tienen períodos
en los cuales se acercan y se alejan uno de otro ya que sus órbitas no son todos
los años iguales. Este ciclo se produce cada 47 años. La distancia mínima entre
ambos planetas es de 590 millones de kilómetros, la cual ocurre al momento de
escribir estas líneas en julio de 2013, la distancia máxima entre ambos planetas
cuando están en oposición es de 676 millones de kilómetros.
Júpiter tiene un diámetro ecuatorial de 142.800 kilómetros y tarda 9 horas y 50
minutos en dar una vuelta alrededor de su eje. Esta rápida rotación sumado a que
se compone casi por completo de hidrógeno y helio produce un engrosamiento
ecuatorial que se aprecia cuando se mira el planeta a través de un telescopio. La
rotación no es uniforme y el mismo efecto se nota en el sol.

La atmósfera es muy profunda, comprendiendo quizá al propio planeta, y es de


alguna manera como el Sol. Está compuesta principalmente por hidrógeno y helio,
con pequeñas cantidades de metano, amoníaco, vapor de agua y otros
compuestos. A grandes profundidades dentro de Júpiter, la presión es tan grande
que los átomos de hidrógeno se rompen liberando sus electrones de tal forma que
los átomos resultantes están compuestos únicamente por protones. Esto da lugar
a un nuevo estado del hidrógeno que se denomina hidrógeno metálico y cuya
característica principal es que tiene las propiedades físicas de un metal líquido
conductor eléctrico.

La dinámica del sistema climático de Júpiter se refleja en unas franjas latitudinales


de colores, nubes atmosféricas y tormentas. Los patrones de nubes cambian en
horas o días. Estas franjas se aprecian más debido a los colores pastel de las
nubes. Estos colores se ven también en la llamada Gran Mancha Roja que es una
compleja tormenta de forma oval y con variaciones de color desde rojo ladrillo
hasta rosa, que se mueve en sentido anti horario. En su contorno exterior, el
material tarda en girar entre cuatro y seis días; cerca del centro, los movimientos
son menores e incluso lo hacen en direcciones aleatorias. Muchas otras pequeñas
tormentas y remolinos aparecen a lo largo de las bandas nubosas.

Las emisiones de Auroras, similares a las auroras boreales de la Tierra, fueron


observadas en las regiones polares de Júpiter. Las emisiones de auroras parecen
estar relacionadas con material procedente de Io que cae en espirales sobre la
atmósfera de Júpiter a lo largo de las líneas del campo magnético. Se han
observado también relámpagos de luz sobre las nubes, similares a los súper
relámpagos en las zonas altas de la atmósfera terrestre.

Composición, estructura y campo magnético

El conocimiento científico de Júpiter se enriqueció mucho en 1979 a partir de los


satisfactorios lanzamientos realizados por la NASA de las sondas espaciales
Voyager 1 y Voyager 2, la misión Galileo en 1995 (duró siete años) y el 7 de julio
de 2016 con la misión espacial a Júpiter, denominada JUNo. Las observaciones
espectroscópicas realizadas desde la Tierra habían demostrado que la mayor
parte de la atmósfera de Júpiter estaba compuesta de hidrógeno molecular, H2.
Los estudios de infrarrojos de la sonda espacial Voyager indicaron que el 87% de
la atmósfera de Júpiter estaba compuesta de H2, y que el helio, He, formaba la
mayor parte del 13% restante. Por la baja densidad observada se deduce que el
interior de Júpiter ha de tener, esencialmente, la misma composición que la
atmósfera. Por lo tanto, en apariencia, este inmenso mundo está compuesto de los
dos elementos más ligeros y más abundantes del Universo, una composición
similar a la del Sol y a la de otras estrellas. En consecuencia, Júpiter puede
corresponder a una condensación directa de una parte de la nebulosa solar
primordial, la gran nube de gas y polvo interestelar a partir de la que se formó todo
el sistema solar hace unos 4.600 millones de años.

Los científicos también recogieron una gran cantidad de información sobre Júpiter
cuando los fragmentos del cometa Shoemaker-Levy 9 se estrellaron contra el
planeta en julio de 1994. Las colisiones agitaron la atmósfera de Júpiter,
calentando los gases interiores hasta la incandescencia y sacándolos a la
superficie. Los astrónomos capturaron imágenes detalladas de estos gases desde
telescopios situados en la Tierra y en el espacio. Utilizaron espectroscopios para
el análisis de los gases con el fin de verificar y ampliar sus conocimientos sobre la
composición de la atmósfera del planeta.

En el año 2009 un astrónomo aficionado de Australia descubrió el impacto de un


objeto de gran tamaño, lo que provocó una enorme mancha negra. El 3 de junio
de 2010, Anthony Wesley y Christopher Go (también astrónomo aficionados)
filmaron en simultáneo el impacto de un pequeño cometa que se vió como un
flash.

Júpiter emite más o menos el doble de energía que la que recibe del Sol. La
fuente de esta energía es aparentemente una lenta contracción gravitacional de
todo el planeta. Júpiter tendría que ser 100 veces mayor para que su masa
pudiera iniciar reacciones nucleares como las del Sol y las estrellas.

La atmósfera turbulenta y con muchos tipos de nubes de Júpiter es, por tanto, fría.
Con gran abundancia de hidrógeno, predominan las moléculas que contienen este
elemento, como el metano, el amoníaco y el agua. Las fluctuaciones periódicas de
temperatura en la atmósfera superior de Júpiter revelan una pauta en el cambio de
los vientos como la de la región ecuatorial de la estratosfera terrestre. Las
fotografías con cambios secuenciales de las nubes jovianas sugieren el
nacimiento y deterioro de gigantescos sistemas tormentosos ciclónicos. Los datos
obtenidos por la sonda espacial Galileo han contribuido a un mayor conocimiento
del planeta.

El amoníaco se congela a las bajas temperaturas de la atmósfera superior (-125 °


C) formando las nubes blancas de cirros que se ven en muchas fotografías del
planeta transmitidas por la sonda espacial Voyager. El hidrosulfuro de amonio se
puede condensar a niveles más bajos. Las nubes de esta sustancia, coloreadas
por otros compuestos, pueden contribuir a la capa de nubes oscuras que se
extiende por el planeta. La temperatura en la parte superior de estas nubes es de -
50 ° C y la presión atmosférica es alrededor del doble de la presión atmosférica de
la Tierra a nivel del mar. A través de agujeros en esta capa de nubes se escapa la
radiación de una región en donde se alcanzan temperaturas de 17 ° C. Mediante
radiotelescopios sensibles a la radiación que penetra a través de las nubes se ha
detectado que la temperatura aumenta al descender hacia las capas más
profundas.

Aunque sólo se puede ver directamente la parte más externa de Júpiter, los
cálculos muestran que la temperatura y la presión aumentan hacia el interior del
planeta. La presión alcanza valores en los que el hidrógeno se licua y después
adopta un estado metálico altamente transmisor. En el centro puede existir un
núcleo de material parecido al de la Tierra.

En la profundidad de estas capas se genera el campo magnético joviano. En la


superficie de Júpiter este campo es 14 veces más fuerte que el de la Tierra. Su
polaridad es opuesta a la de la Tierra, de forma que una brújula terrestre que se
trasladara a Júpiter apuntaría al Sur. El campo magnético es el responsable de
que enormes cinturones de radiación de partículas cargadas retenidas rodeen el
planeta a una distancia de 10 millones de kilómetros.

Satélites de Júpiter

Hasta el momento (Junio de 2017) se han descubierto 69 satélites naturales de


Júpiter. En 1610, Galileo descubrió los cuatro mayores. Fueron recibiendo los
nombres de los amantes mitológicos de Júpiter (o Zeus en el panteón griego): Ío,
Europa, Ganimedes y Calisto. Esta tradición se ha seguido para denominar los
demás satélites o lunas. Observaciones más recientes han demostrado que las
densidades medias de las lunas mayores siguen la tendencia aparente del propio
sistema solar.

Ío y Europa, cercanos a Júpiter, son densos y rocosos como los planetas


interiores.

Ganimedes y Calisto, que se encuentran a más distancia, están compuestos


principalmente de hielo de agua y tienen densidades más bajas. Durante la
formación de satélites y planetas, su proximidad al cuerpo central (el Sol o Júpiter)
evita, claramente, que se condensen las sustancias más volátiles.
Calisto es casi tan grande como Mercurio, y Ganimedes es mayor que éste. Si
describieran sus órbitas alrededor del Sol serían considerados planetas. Las
cortezas heladas de estos dos cuerpos están marcadas por numerosos cráteres,
las marcas de un antiguo bombardeo, probablemente del núcleo de un cometa,
similar al bombardeo de asteroides que dejó señales en la Luna de la Tierra. Por
el contrario, la superficie de Europa es muy lisa. Está cubierta por una capa de
hielo (que puede que cubra una zona global de agua) que emergió del interior del
satélite después del bombardeo meteorítico primordial. Una intrincada red de
estrías poco profundas cubre la superficie de hielo.

Un equipo de astrónomos de la Universidad John Hopkins (EEUU) descubrió


recientemente que Ganimedes tiene una atmósfera de oxígeno muy tenue, con
una presión comparable a la de la atmósfera terrestre a una altura de unos 400
metros. Antes de este descubrimiento, estos mismos científicos habían detectado
también un tenue velo de oxígeno alrededor de Europa.

El satélite más notable es, sin duda, Ío. Su superficie presenta grandes contrastes:
del amarillento al castaño oscuro y áreas blancas con manchas negras. Ío es
sacudido por un vulcanismo impulsado por la dispersión de la energía del interior
del satélite. Diez volcanes estaban en erupción durante los vuelos espaciales del
Voyager en 1979 y, desde entonces, se han detectado otras erupciones. Los
orificios emiten dióxido de azufre (SO2), y éste se condensa en la superficie
formando una atmósfera local y transitoria. Las regiones blancas son SO2 sólido;
las otras marcas están producidas, presumiblemente, por otros compuestos de
azufre.

Las restantes lunasson mucho más pequeñas y se han estudiado menos que los
cuatro satélites descubiertos por Galileo. Los ocho satélites externos están en dos
grupos de cuatro y pueden representar cuerpos apresados.

Los Anillos de Júpiter

Ya cerca del planeta, la nave espacial Voyager 1 descubrió en 1979 un sistema de


anillos muy tenue que es invisible desde la Tierra. El material de estos anillos tiene
que estar en continua renovación porque se le observa moviéndose en dirección al
planeta.

Al contrario que los anillos de Saturno, que presentaban un patrón complejo e


intrincado, Júpiter posee un único sistema sencillo de anillos compuesto por un
halo interno, un anillo principal y un anillo Gossamer. Para la nave espacial
Voyager, el anillo Gossamer parecía un sólo anillo, pero las imágenes captadas
por Galileo nos muestran un descubrimiento inesperado, en realidad se trata de
dos anillos. Uno está encerrado dentro del otro. Los anillos son muy tenues y
están compuestos por partículas de polvo lanzadas al espacio cuando los
meteoroides interplanetarios chocan con las cuatro lunas interiores de Júpiter:
Metis, Adrastea, Tebe y Amaltea. Muchas de las partículas tienen un tamaño
microscópico.

El halo interior tiene forma toroidal y se extiende radialmente desde unos 92.000
kilómetros hasta los 122.500 kilómetros desde el centro de Júpiter. Está formado
por partículas de polvo procedentes del borde interior del anillo principal que
"florecieron" hacia afuera a medida que caían hacia el planeta. El anillo principal y
más brillante se extiende desde el borde del halo hasta los 128,940 kilómetros
justo dentro de la órbita de Adrastea. Cerca de la órbita de Metis, el brillo del anillo
principal disminuye.

Los dos tenues anillos Gossamer tiene una naturaleza bastante uniforme. El anillo
Amaltea Gossamer más interno se extiende desde la órbita de Adrastea hasta la
órbita de Amaltea a 181.000 kilómetros del centro de Júpiter. El anillo Tebe
Gossamer más tenue se extiende desde la órbita de Amaltea hasta la órbita de
Tebe a 221.000 kilómetros.

Los anillos y lunas de Júpiter se mueven en el interior de un intenso cinturón de


radiación compuesto por electrones e iones que han sido atrapados por el campo
magnético del planeta. Estas partículas y campos comprenden la magnetosfera
joviana o entorno magnético, que se extiende desde los 3 a 7 millones de
kilómetros hacia el Sol, y se estrecha en forma de manga hasta alcanzar la órbita
de Saturno (a una distancia de 750 millones de kilómetros).

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Distancia desde el Sol: 778,5 millones km


Masa: 1,898 × 10^27 kg (317,8 M⊕)
Radio: 69.911 km
Superficie: 61,42 miles de millones km²
Gravedad: 24,79 m/s²

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