Intervención Logopédica en Autismo y Asperger
Intervención Logopédica en Autismo y Asperger
Intervención Logopédica en Autismo y Asperger
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En cuanto a las técnicas de intervención logopédica que se han empleado con mayor
asiduidad en estos problemas, se centran en ocho aspectos fundamentales:
Considerando que la mayoría de los casos de autismo tienen como protagonistas a niños
de pocos años, un aspecto que debería formar parte de todos los programas de
intervención logopédica es el trabajo sobre la familia y sobre sus necesidades, lo que
generalmente incluye la información sobre el tema y las consecuencias que el problema
puede tener en el futuro, el apoyo emocional y el soporte profesional, o el
establecimiento de estrategias comunicativas eficaces para interactuar con el niño.
Por ello, todos los tratamientos logopédicos deberían comenzar estableciendo una serie
de bases previas para asegurar que el niño podrá aprovechar la intervención que se va a
llevar a cabo y que ésta podrá ser efectiva. Entre estas bases destacan:
Lógicamente, para que el niño con autismo pueda beneficiarse de las actividades de
lenguaje es necesario que su nivel de comportamiento disruptivo sea bajo . Y para ello,
son necesarias dos actuaciones complementarias:
Es decir, que no sólo es necesario indicar al niño lo que no tiene que hacer, sino también
reforzarle cuando se comporte de manera adecuada (para así indicarle claramente lo que
se espera de él).
1. Instaurar normas claras: es importante que el niño sepa cómo tiene que
comportarse, y que estas normas sean claras y estén visibles todo el tiempo.
2. Interrupción: consiste en la detención física de la conducta disruptiva cuando
se está produciendo.
3. Prevención de respuesta: es la detención de la conducta física cuando se
detecte que va a producirse.
4. Tiempo fuera: implica que cuando el niño se comporta de manera disruptiva,
se interrumpe la actividad que estuviera llevando a cabo y se le sitúa en un ambiente
poco atractivo (el “rincón de pensar”, otra habitación, etcétera).
5. Atención diferencial: consiste en proporcionar atención e interacción
exclusivamente cuando no se producen comportamientos disruptivos, dejando de prestar
atención cuando éstos aparecen
6. Costo de respuesta: es una técnica en la que la aparición de conductas
disruptivas supone que el niño pierde una serie de privilegios o reforzadores
(determinadas actividades, caramelos, etcétera)
7. Castigo: implica aplicar estimulación aversiva después de un comportamiento
disruptivo (cachete, decir no fuertemente, etcétera).
8. Reforzar lo incompatible: consiste en fortalecer especialmente conductas que
resulten incompatibles con la disruptiva, como son mantenerse en silencio, atender,
jugar apropiadamente, etcétera.
Sin embargo, son numerosos los autores que apuntan que el empleo de sistemas
alternativos de comunicación en casos de autismo resulta poco natural y tiene mayor
sentido en casos en los que no existe otra solución comunicativa, por ejemplo, en
parálisis cerebral, donde se producen alteraciones motoras y morfológicas de los
órganos bucofonatorios.
Por tanto, desde una perspectiva que busca maximizar la naturalidad y minimizar la
intrusividad de la intervención, tenemos que desaconsejar la utilización generalizada de
sistemas alternativos de comunicación en casos de autismo. No obstante, eso no
significa que no haya algún caso muy específico en el que el niño pueda beneficiarse de
ellos, pero debe evitarse utilizar estos sistemas como una intervención para todos los
casos.
Esto no significa que esos niños van a utilizar [los sistemas alternativos] durante
varios años y menos durante toda su vida. Es probable que para la mayoría de ellos se
trate sólo de un “empujón” provisional.
Como se indicó al exponer las características del autismo, algunas de las alteraciones
más frecuentes afectan a la producción del lenguaje. A continuación figuran las técnicas
habituales ordenadas en función de los problemas más frecuentes a este nivel:
Alteraciones articulatorias
Son muy frecuentes las alteraciones a nivel articulatorio, que pueden trabajarse con
ejercicios como:
1. Manipulación directa de los órganos de la articulación.
2. Aparatos de biofeedback.
3. Imitación de fonemas y palabras.
4. Lectura de sílabas, palabras, frases y textos.
5. Denominación de tarjetas que contienen dibujos o acciones.
6. Lotos fonéticos.
7. Bingos fonéticos.
8. Juegos con fonemas.
9. Canciones populares y poesías.
10. Role-playing en el que se representan papeles apropiados.
11. Scripts.
12. Guía física de los órganos fonadores.
13. Empleo de modificadores de la articulación (depresores, bolas, etcétera).
14. Imitación del logopeda.
15. Visualizadores de voz (Speech Viewer).
Alteraciones prosódicas
También son comunes las alteraciones en tono de voz, acentos, pausas, etcétera. Por
ejemplo, se pueden emplear actividades como:
1. Realizar emisiones correctas, primero muy cortas y luego más largas.
2. Imitación.
3. Realizar emisiones con distintas prosodias.
4. Enseñar a la persona a escucharse.
5. Empleo de visualizadores de la voz.
Aumentar el vocabulario
Tanto a nivel comprensivo como productivo. Para ello, algunos ejercicios apropiados
podrían ser:
Es común que el nivel sintáctico se encuentre alterado y que el nivel gramatical sea
bastante pobre, pudiendo incluso llegar a un habla tipo telegráfico. Algunos ejercicios
para su mejora serían:
1. Imitación.
2. Ordenación de historietas.
3. Reconocer frases correctas.
4. Completar oraciones.
5. Corregir oraciones desordenadas.
6. Descripción de eventos.
7. Invención de historias.
8. Role-playing.
9. Scripts.
Comprensión de oraciones
Para trabajar sobre este área, se emplean ejercicios como:
Muchas veces existen problemas con los aspectos pragmáticos del lenguaje, que
resultan más complicados, de manera que a las personas con autismo les cuesta entender
las intenciones de los demás hablantes y expresar con propiedad. Por ejemplo se
podrían emplear actividades como las siguientes:
Comunicación general
Una actuación fundamental para los niños autistas consiste en favorecer su contacto con
otras personas, buscando la realización de actividades sociales en las que tengan que
relacionarse con otros niños (tanto autistas como con desarrollo normal). Entre las
actividades más habituales se encuentran:
1. Asistencia a asociaciones.
2. Talleres de tiempo libre.
3. Juegos y actividades deportivas.
4. Musicoterapia.
5. Terapias alternativas.
6. Sesiones de intervención grupal.
Desarrollo de la intencionalidad
El objetivo sería facilitar que el niño inicie el intercambio lingüístico y lo haga de
manera consciente e intencional. Algunos ejercicios pertinentes serían:
1. Describir lo que se hace mientras se ejecuta alguna actividad.
2. Describir láminas de historias.
3. Canciones.
4. Dibujar y contar historias.
5. Completar dibujos inacabados e inventar historias con ellos.
6. Role-playing.
7. Utilización de scripts.
8. Historietas en las que falta información que el niño debe completar. Por
ejemplo, se cuenta la historia “Pablo se dejó la ventana del cuarto abierta mientras
dormía por la noche. Al día siguiente no pudo ir a clase” y se hacen preguntas como
¿Qué le pasa? ¿Es invierno o verano? ¿Qué diría su madre?.
Gestualidad
En general, el autista utiliza la modalidad gestual del lenguaje de manera muy limitada,
de forma que muchas veces ha de enseñárseles gestos sociales tan simples como la
sonrisa o el abrazo, y con frecuencia el lenguaje hablado no vaya acompañado por
gestos apropiados que complementen el mensaje. Para ello se emplean tareas como:
1. Práctica de distintos gestos.
2. Control de los gestos durante el habla.
3. Imitación.
4. Imitación guiada.
5. Role-playing.
6. Scripts.
Comunicación no-verbal
Por último, dentro del nivel pragmático suelen existir dificultades a nivel de
comunicación no-verbal, especialmente en lo referente a la postura y al contacto ocular.
Para mejorar la comunicación no-verbal, se pueden emplear actividades como:
1. Práctica de distintas expresividades.
2. Control de los gestos durante el habla.
3. Imitación.
4. Imitación guiada.
5. Role-playing.
6. Scripts.
Al igual que ocurría en los casos de TEL, si el niño diagnostico con autismo alcanza la
edad apropiada (6-7 años, dependiendo del colegio), sigue en tratamiento para superar el
retraso lingüístico y dispone de las habilidades previas necesarias, sería apropiado que
el logopeda trabaje con los profesores para diseñar un programa de enseñanza de
lectoescritura apropiado y ajustado a cada caso.