Atributos y Efectos de Los Actos Administrativos

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Tabla de contenido

Resumen
Introducción
1. Fundamentos del acto administrativo.

1.1. Presunción de legalidad


1.2. La Ejecutividad.
1.3. La ejecutoriedad.

2. Acción de nulidad y acción de nulidad y restablecimiento del derecho.

3. Conclusiones

4. Bibliografía
Resumen:

Los atributos del acto administrativo se reflejan como una unidad indispensable para el
desarrollo de los mismos, por lo tanto cada uno de los fundamentos del acto
administrativo, atienden a mandatos doctrinales y jurisprudenciales que determinan su
naturaliza y objeto en la administración. En conclusión, los atributos de los actos
administrativos deben ser aplicables a todas las decisiones de los entes públicos, para
examinar su validez y que disposiciones procesales y sustanciales atiendan estructuración
de la actuación administrativa.

Palabras clave: Acto administrativo, atributos del acto administrativo, presunción de


legalidad.

Introducción

El Acto Administrativo es la clara manifestación de la voluntad estatal dirigida hacia los


administrados, como ejercicio de la carga pública por ellos soportables, de conformidad
con los lineamientos constitucionales, legales y reglamentarios. Hablar de acto
administrativo conlleva irremediablemente a tocar el tema de los atributos fundamentales
del mismo. Los atributos y efectos de los actos administrativos, no son otra que el estudio
de la validez de los actos de la administración para que tal actuación administrativa
cumpla la finalidad para la cual fue concebida. Tales requisitos, características o
fundamentos de los actos, se enmarcan como la presunción de legalidad, la cual establece
que todas las actuaciones de la administración se presumen acordes al ordenamiento
jurídico y el derecho, mientras no se presente prueba en contrario, determinando su
importancia al momento de reconocer la nulidad de un acto. Los siguientes requisitos
guardan una convergencia pero es esencial su diferenciación, tales son la ejecutividad y
la ejecutoriedad. La primera puede entenderse como manifestación de una potestad o
atribución pública y la segunda se predica únicamente en aquellos actos que impongan
una obligación. Como última medida se medios de impugnación a los actos
administrativos, bien sea por acción de nulidad o nulidad y restablecimiento del derecho.
El objetivo de este ensayo, es que mediante una metodología de análisis e investigación
doctrinaria y jurisprudencial se determine la incidencia que tienen los elementos
anteriormente mencionados en la promulgación, validez, eficacia y nulidad de los actos
administrativos. Así mismo, que efectos traen estos a las decisiones de la administración.

Por lo tanto, se concluye que el acto administrativo como categoría de acto jurídico y con
sus atributos de presunción de legalidad, ejecutoriedad y ejecutividad, se identifican y
son predicables de las diversas modalidades o clasificaciones de los mismos,
determinando derroteros para la administración pública. Igualmente, es posible afirmar
que los efectos de las nulidades de un acto administrativo versan de carácter general y
procederá cuando hayan sido expedidos con infracción o en su efecto en el
restablecimiento de un derecho cuando este haya sido vulnerado.
ATRIBUTOS Y EFECTOS DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS

1. FUNDAMENTOS DEL ACTO ADMINISTRATIVO

1.1. Presunción de Legalidad

Es natural que el principio de legalidad opera para toda actuación de las entidades
públicas, por cuanto no existe un ámbito de las mismas que se sustraiga al cumplimiento
de la Ley, ya que se estaría frente a una administración arbitraria y anárquica, lo cual
contraría los postulados de la buenas costumbres y el derecho, pues es imposible una
administración que actúe fuera de los parámetros de la ley, por tal razón es prudente citar
la siguiente consideración: “Entendido el principio de legalidad como inherente al Estado
de derecho, regula en todos los sentidos el ejercicio del poder público, en beneficio
directo de los administrados y de la estabilidad y seguridad que debe implicar su
ejercicio” (Santofimio,1998). Este principio que es la base del ordenamiento jurídico
Colombiano y hace referencia al reconocimiento total de la Constitución, no solamente
como norma superior de creación y organización del Estado, sino también como norma
jurídica, de aplicación directa e inmediata, sin la necesidad de desarrollo legal y
prevaleciente sobre la propia ley, esto demuestra que la organización y la actividad de la
Administración Pública está condicionada por los valores que la Constitución reconoce
y declara y es en virtud de ello que se efectúa el control judicial tanto de validez jurídica
de las reglas legales que positivizan el Derecho Administrativo como de las actuaciones
de la Administración.

Materializado todo esto en el conjunto de normas y reglas jurídicas que rigen a las
entidades públicas, se establece la presunción de legalidad como atributo del acto
administrativo, el cual se basa inherentemente en el principio de legalidad, donde se
consagra que toda actuación de la administración, sin excepción, está sometida a la ley,
entendida esta como todo el ordenamiento jurídico que incluye por supuesto el respeto
por las normas constitucionales que consagran derechos de los administrados.

Cuando se celebra un contrato estatal ha de considerarse ajustado al ordenamiento


jurídico y en esa medida puede surtir los efectos previstos para el mismo; porque de
presentarse ilegalidad, se está frente a una causal de nulidad del acto contrato , la cual
genera la acción contencioso administrativa correspondiente y por tal la expresión del
control de legalidad del acto. Respaldado bajo este principio, la legalidad se extiende
hasta el ámbito de la eficacia, de manera que un acto es y se presume legal desde su
expedición y hasta tanto no sea desvirtuada tal cualidad por pronunciamiento judicial. De
forma que tiene por ello la virtualidad de ser ejecutado por el poder público sin que pueda
oponerse a ello una ilegalidad no declarada judicialmente.

Para identificar este atributo del acto administrativo es necesario descomponer a la


presunción de legalidad en cada uno de sus elementos de la siguiente forma: La
administración emite su voluntad a través del acto administrativo y este genera efectos
jurídicos. Por tal hecho, se presume que dicho acto está ajustado al ordenamiento legal,
fue emitido por un órgano competente y que se respetan todas las normas que lo regulan,
de ahí que tome las diferentes acepciones de presunción de justicia, de legitimidad y de
validez. Si se analiza el artículo 66 del, se puede considerar que la presunción no está
taxativamente regulada en el ordenamiento jurídico, pero en forma tácita está inmersa en
normas que fijan la obligatoriedad de tales actos, siempre y cuando no los afecte la
suspensión o anulación de la jurisdicción contenciosa administrativa. Muchos tratadistas
se han referido al respecto y es rescatable citar algunos en este acápite para comprender
y concluir el objeto y naturaleza de la presunción de inocencia, Berrocal se refiere a ella
de la siguiente manera:

―…Sin embargo, estimamos que esta presunción es inherente al carácter de acto jurídico
unilateral emanado del Estado y por consiguiente emanación o expresión de la autoridad
pública que ostenta la persona que lo expida, otorgada por la constitución, la ley o el
reglamento. En consecuencia, nace con la presunción de ser legítimo, esto es, de haber
emanado del Estado en la forma debida. Así las cosas, la presunción de legalidad,
entendida en sentido amplio, como presunción de juridicidad, es un atributo que no es
exclusivo del acto administrativo, sino que cabe predicarse de todo acto jurídico estatal
y de toda norma de derecho subconstitucional, sin que se requiera norma expresa que la
establezca, por cuanto surge de un poder legal de orden público, el cual lo hace parte o
lo inserta en el derecho público…”
Con lo anterior se puede determinar que la presunción de inocencia amparada en el
ordenamiento jurídico, elimina su exclusividad del acto propiamente dicho y lo amplia a
todo acto jurídico de naturaleza estatal, a razón que hacen parte del derecho público y por
tanto son de derecho público. Berrocal se refiere a ella como una presunción de hecho,
que por tanto admite prueba en contrario mientras no sea desvirtuada mediante el proceso
judicial correspondiente, por tanto es provisional. Para establecer la naturaleza de la
presunción de legalidad, es pretende remitirse a las consideraciones del consejo Estado,
el cual determina que la presunción de legalidad es iuris tantum, es decir si en juicio ante
la jurisdicción llega a demostrarse o a probarse que uno o varios de los elementos del acto
en verdad no responden a la preceptiva legal sobre el mismo, se desvirtúa dicha
presunción y el acto deviene en nulo, Así las cosas, la presunción de hecho puede ser
modificada siempre y cuando uno o varios elementos del acto no se ajustan a su sentido
de legalidad y que es notoriamente más sensible en aquellos actos que la ley y la
jurisprudencia denomina o clasifica como reglados, para nosotros debidamente
reglamentados, en donde se entiende que la ley les confiere una clara regulación para
cada caso específico, que cuando se apartan de la misma el acto resulta afectado de
ilegalidad.

1.2. La ejecutividad

Por ejecutividad se debe entender a aquella característica que doctrinariamente se ha


considerado como propia de todo acto administrativo, en tanto manifestación de una
potestad o atribución pública, como es la de ser plenamente eficaz y constitutivo de las
situaciones jurídicas por él definidos desde el momento mismo de su emisión sin que la
oposición del particular (a través de los medios impugnatorios que la ley pudiera
habilitar) pueda impedirlo.

La ejecutoriedad hace referencia a que determinado acto administrativo, cuya finalidad


es producir determinados efectos jurídicos, se presume expedido con base en los
elementos legales para su producción y en consecuencia es obligatorio para el
administrado y la administración, razón por la cual puede ser ejecutado directamente
por la administración, sin necesidad de la intervención de otra autoridad del Estado.1

Todo acto administrativo se caracteriza porque tiene como elemento especial la


ejecutividad, que se refiere a la aptitud para legitimar o servir de fundamento de las
acciones o actividades de coerción que hagan a las autoridades y los particulares resulten
obligadas, sea de forma particular o general. De ahí se deriva su fuerza obligatoria hacia
la autoridad, los particulares o los afectados, donde el acto administrativo como tal
consolida una relación jurídica determinada. La ejecutividad está vinculada directamente
con la eficacia del mismo, es decir con la producción de todos los efectos jurídicos que
naturalmente deben desprenderse de su contenido. Una vez nacido a la vida jurídica, el
acto administrativo debe exteriorizarse, darse a conocer, con el fin de que trascienda y se
pueda aplicar realmente su contenido a todas las situaciones e individuos a los cuales
proyecta su espectro decisorio.

“La primacía de la acción frente al quietismo, supone que los actos administrativos no
queda en pura especulación; supone que la producción de esos actos ha de incidir, directa
o indirectamente, sobre la realidad jurídica, vale decir, supone que esos actos son
eficaces”.2

Quiere decir lo anterior que tal característica del acto administrativo implica primero que
este se encuentre en firme, luego que por tal firmeza se pueda legitimar o servir como
soporte para el ejercicio de las acciones y actividades represivas, que obligan tanto a
particulares como a las autoridades para que obliguen a su cumplimiento, sea de manera
particular o general. Es la cualidad que distingue la autoridad del agente estatal sobre los
administrados, porque declara un derecho e impone una obligación sobre una obligación
jurídica previamente definida. El carácter ejecutivo del acto entonces se concreta en los
procedimientos para exteriorizar las decisiones ya sean de carácter particular o general,
es decir, en el cumplimiento de la tarea publicitaria necesaria para lograr que los efectos
queridos se cumplan frente a sus destinatarios; en caso contrario, es decir, cuando no se

1
Sentencia T-382 de 1995
2
Administrativo de contenido particular. Sánchez (2004)
dé el cumplimiento debido por parte de los ciudadanos, nace irremediablemente la
obligación de imponerlos de manera unilateral por la administración, en virtud de la
fuerza ejecutoria que de ellos emana.

Es importante establecer según el artículo 87 del código de procedimiento administrativo


y de lo contencioso administrativo, cuando quedan en firme los actos administrativo:

ARTÍCULO 87. FIRMEZA DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS. Los actos


administrativos quedarán en firme:

1. Cuando contra ellos no proceda ningún recurso, desde el día siguiente al de su


notificación, comunicación o publicación según el caso.
2. Desde el día siguiente a la publicación, comunicación o notificación de la decisión
sobre los recursos interpuestos.
3. Desde el día siguiente al del vencimiento del término para interponer los recursos, si
estos no fueron interpuestos, o se hubiere renunciado expresamente a ellos.
4. Desde el día siguiente al de la notificación de la aceptación del desistimiento de los
recursos.
5. Desde el día siguiente al de la protocolización a que alude el artículo 85 para el silencio
administrativo positivo…”3

1.3. La ejecutoriedad

La ejecutoriedad alude a una característica que únicamente es predicable de aquellos


actos administrativos que impongan una obligación (de dar, hacer o no hacer) a un
administrado y que, en función de su contenido obligacional, puede permitir, llegado el
caso, su ejecución forzosa en caso de negativa del sujeto administrado. Es También
llamada fuerza ejecutoria. Es el privilegio que nace del Acto Administrativo en firme
para que la autoridad que lo profiere, sin necesidad de requisito o formalidad adicional,
pueda ejecutar o efectuar de inmediato y directamente las actuaciones necesarias para su
cumplimiento; actuaciones que bien pueden ser puramente jurídicas, como los actos de

3
Aticulo 87, firmeza de los actos administrativos, ley 1437 de 2011.
ejecución formal (desvinculación del cargo, temporal, como la suspensión, o definitiva,
como la destitución), o mixtas, como las operaciones administrativas; o puramente
materiales (demoliciones, cierre de un establecimiento comercial, sellamiento de obra),
aun contra la voluntad de los interesados o afectados.

“La fuerza ejecutoria del acto administrativo está circunscrita a la facultad que tiene la
administración de producir los efectos jurídicos del mismo, aún en contra de la voluntad
de los administrados” 4

Lo anterior señala el carácter ejecutorio de los actos expedidos por las autoridades, norma
que tiene la potestad de ejecutar inmediatamente determinado Acto Administrativo, una
vez tiene conocimiento que este se encuentra ejecutoriado. Tal calidad lo reviste de
facultades de realizar cualquier actividad estatal positiva, sea a favor o en contra de la
voluntad de los interesados, verbigracia la definición de situaciones administrativas de
índole laboral, las obras publicas de construcción o de demolición, pues se refleja en 71
actuaciones jurídicas, mixtas o materiales. Es el privilegio que le asiste al servidor público
de actuar en representación de la administración, cuando tiene conocimiento que el Acto
se encuentra debidamente en firme y ejecutoriado, es decir que no admite recurso alguno.

El carácter ejecutorio se consagraba antes de su reforma en el titulo III, artículo 64 del


código contencioso administrativo, el cual predicaba:

Carácter ejecutivo y ejecutorio de los actos administrativos


ARTÍCULO 64. Salvo norma expresa en contrario, los actos que queden en firme al
concluir el procedimiento administrativo serán suficientes, por sí mismos, para que la
administración pueda ejecutar de inmediato los actos necesarios para su cumplimiento.
La firmeza de tales actos es indispensable para la ejecución contra la voluntad de los
interesados.

Posteriormente con la implementación de la ley 1437 de 2011, el articulo 89 procede a


regular el carácter ejecutorio de los actos administrativos:

4
Administrativo de contenido particular. Sánchez (2004)
ARTÍCULO 89. Carácter ejecutorio de los actos expedidos por las autoridades.
Salvo disposición legal en contrario, los actos en firme serán suficientes para que las
autoridades, por sí mismas, puedan ejecutarlos de inmediato. En consecuencia, su
ejecución material procederá sin mediación de otra autoridad. Para tal efecto podrá
requerirse, si fuere necesario, el apoyo o la colaboración de la Policía Nacional.

La importancia del carácter ejecutorio se establece como la posibilidad que tiene la


administración de ejecutar el acto en caso de renuencia imponer una obligación a un
particular, a través de multas sucesivas mientras permanezca en rebeldía. La
ejecutoriedad obliga al cumplimiento del acto, tanto a la administración como al
administrado, implica la pronta ejecución por la administración, sin necesidad de acudir
a la vía judicial contenciosa; funciona en dos sentidos como autotutela declarativa y
autotutela ejecutiva, que es la ejecutoriedad propia o directa, que se ejerce en forma
oficiosa para obtener el cumplimiento de sus actos administrativos y por subrogación,
haciéndola de forma forzada y coercitiva para el cumplimiento del acto y cuando el
particular se resiste a su cumplimiento.

2. Acción de nulidad y acción de nulidad y restablecimiento del derecho.

Este punto versa sobre la impugnabilidad de los actos administrativos, lo cual consiste en
la posibilidad de controvertir todos los actos administrativos ante la misma
administración, cuando se trata de actos particulares que ponen fin a una actuación
administrativa y, en general, ante la jurisdicción contencioso administrativa mediante las
acciones pertinentes. Sin lugar a dudas los Actos Administrativos son susceptibles de ser
cuestionados en su validez, de donde la impugnabilidad viene a ser una característica
común de los mismos, los cuales se atacan mediante la acción de nulidad o la nulidad y
restablecimiento del derecho. Ambos se consagran en los artículos 137 y 138 de la ley
1437 de 2011.
ARTÍCULO 137. NULIDAD. Toda persona podrá solicitar por sí, o por medio de
representante, que se declare la nulidad de los actos administrativos de carácter general.
Procederá cuando hayan sido expedidos con infracción de las normas en que deberían
fundarse, o sin competencia, o en forma irregular, o con desconocimiento del derecho de
audiencia y defensa, o mediante falsa motivación, o con desviación de las atribuciones
propias de quien los profirió.
ARTÍCULO 138. NULIDAD Y RESTABLECIMIENTO DEL DERECHO. Toda
persona que se crea lesionada en un derecho subjetivo amparado en una norma jurídica,
podrá pedir que se declare la nulidad del acto administrativo particular, expreso o
presunto, y se le restablezca el derecho; también podrá solicitar que se le repare el daño.
La nulidad procederá por las mismas causales establecidas en el inciso segundo del
artículo anterior.
Igualmente podrá pretenderse la nulidad del acto administrativo general y pedirse el
restablecimiento del derecho directamente violado por este al particular demandante o la
reparación del daño causado a dicho particular por el mismo, siempre y cuando la
demanda se presente en tiempo, esto es, dentro de los cuatro (4) meses siguientes a su
publicación. Si existe un acto intermedio, de ejecución o cumplimiento del acto general,
el término anterior se contará a partir de la notificación de aquel.

Cuando se refiere a la nulidad del acto administrativo, se realiza ante la misma autoridad
que emite el acto, pero es necesario que se trate de un acto particular que afecte a
determinada persona o que termine una concreta actuación estatal y la otra alternativa es
contradecirlos ante los jueces contenciosos administrativos a través de las acciones que
la ley tiene consagradas taxativamente. Recalca que la impugnabilidad es característica
especial y común de los actos administrativos y nace necesariamente de la presunción
jurídica que rebate su legalidad. Al momento de hablar de nulidad y restablecimiento del
derecho, se determina como un medio de control de naturaleza subjetiva, individual,
temporal y desistible, a través del cual la persona que se crea lesionada en un derecho
amparado en una norma jurídica, como efecto de la vigencia de un acto administrativo
viciado, puede solicitar que se declare la nulidad del mismo y que como consecuencia,
se le restablezca su derecho o se repare el daño.
3. Conclusión

De lo anterior se puede concluir que entre los atributos y efectos de los actos
administrativos tenemos la presunción de legalidad, la cual hace referencia a “la
presunción de validez del acto administrativo mientras su posible nulidad no haya sido
declarada por autoridad competente. La presunción de legitimidad importa, en sustancia,
una presunción de regularidad del acto, también llamada presunción de “legalidad”, de
“validez”, de “juridicidad” o pretensión de legitimidad. La presunción de legalidad es
atributo del acto administrativo no taxativamente regulado en el ordenamiento jurídico,
pero si en forma tácita dentro de las normas que fijan su obligatoriedad, pero cuando estos
no los afecte la suspensión o anulación de la jurisdicción contenciosa administrativa.
Como presunción de hecho, es provisional y admite prueba en contrario mientras no se
desvirtué mediante el proceso judicial correspondiente.. La ejecutividad del Acto
Administrativo comprende la aptitud que legitima o da el fundamento legal de las
acciones judiciales coercitivas a disposición de las autoridades, para obligar a los
particulares en forma particular o general. La impugnabilidad como característica del
Acto Administrativo, es la posibilidad de controvertir todos los actos administrativos, sea
ante la misma administración respecto de actos particulares que finalizan una actuación
administrativa y, contra actos en general, ante la jurisdicción contenciosa administrativa
mediante las acciones judiciales ordinarias o especiales pertinentes. La ejecutoriedad es
una particularidad que viene atada necesariamente a la impugnabilidad, pero cuando esta
finaliza sus efectos, vale decir, que agotada la etapa de impugnación de los actos
administrativos, cuando contra ellos no admite recurso alguno, la firmeza de los mismos
es su calidad de ejecutoriedad, porque de aquí depende que se inicien acciones para su
cumplimiento o que no haya necesidad de ninguna actuación, por la naturaleza del acto
que incluso puede generar en archivo del acto ya ejecutoriado.

En efecto, los atributos de los actos administrativos deben ser aplicables a todas las
decisiones de los entes públicos; en esta circunstancia, es preciso afirmar, que los actos
administrativos pertenecen a los atributos que la doctrina y la jurisprudencia y han
concebido para los actos unilaterales de la administración. Por lo anterior, es preciso
hacer un estudio de cada uno de los atributos de los actos administrativos, para demostrar
el carácter de acto administrativo.

4. Bibliografía

 Ley 1437 de 2011


 Sentencia T-382 de 1995
 La modulación de los efectos en el tiempo de las sentencias de nulidad de los
actos administrativos en Colombia, Castro Mora, Universidad del Rosario,
Maestría de derecho administrativo (2015), recuperado de:
http://repository.urosario.edu.co/bitstream/handle/10336/10698/26424421-
2015.pdf
ATRIBUTOS Y EFECTOS DE LOS ACTOS ADMINISTRATIVOS

ALVAREZ ROJAS VALERIA LUCIA


HERNANDEZ LATORRE WILLIAM DAVID

UNIVERDIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA SEDE IBAGUÉ


FACULTAD DE DERECHO
DERECHO ADMINISTRATIVO GENERAL
IBAGUÉ – TOLIMA
2018

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