Información Básica para La Redacción

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NUEVO MANUAL DE ESPAÑOL CORRECTO

Leonardo Gómez Torrego


Para tomar conciencia de la importancia de la puntuación:

Señor: muerto está, tarde llegamos/ Señor


Yo os prefiero amigos/ Yo os prefiero,
muerto:esta tarde llegamos (se aúnan
amigos.
puntuación y acentuación).

Tú, hijo, come bien/ Tu hijo come bien. Marta, estudia/ Marta estudia.

Juan es muy listo, estudia ingeniería.../Juan


es muy listo: estudia ingeniería (en el primer Los niños, que son buenos, irán al cielo/
caso, se trata de una mera yuxtaposición de Los niños que son buenos irán al cielo
oraciones; en el segundo, de una relación (en el primer caso, todos los niños son
causal y consecutiva: como Juan es muy buenos; en el segundo, sólo los niños
listo, estudia ingeniería. Juan es muy listo; buenos irán al cielo, no los malos).
por consiguiente, estudia ingeniería).
Llueve; se mete en casa.../ Llueve: se mete
en casa (el segundo caso significa "como Eres muy "listo" (ironía). Eres muy listo
llueve, se mete en casa"; o "llueve, por lo (sin ironía).
tanto, se mete en casa).
Querido Juan: Antonio come mucho/ Vino a vernos el profesor, Juan Pedro/
Querido Juan Antonio: come mucho. Vino a vernos el profesor Juan Pedro.
No vengas: mañana no es buen día/ No El rey, Juan Carlos I, visitó Japón/ El rey
vengas mañana: no es buen día. Juan Carlos I visitó Japón.
Tú sabes que no; debemos perdonarlo/ Tú He de irme; ya es tarde/ He de irme ya:
sabes que no debemos perdonarlo. es tarde.
María y Pedro están comiendo aquella
No lo hice como me dijiste/ No lo hice,
carne, este chocolate.../ María y Pedro están
como me dijiste.
comiendo: aquélla, carne; éste, chocolate...

El siguiente texto tiene los párrafos desordenados. Combínelos para que resulte un texto
coherente. Señale algunos elementos (conectores, palabras clave, ideas...) que le hayan
ayudado a encontrar el orden correcto.

EJECUTIVOS CON CORAZÓN

Un día de 1978, su avión se estaba aproximando al aeropuerto de Portland, Oregón, cuando


de pronto se dio cuenta de que tenía problemas con el tren de aterrizaje. Ante aquella
situación, McBroom comenzó a dar vueltas en torno a la pista de aterrizaje, perdiendo un
tiempo precioso mientras trataba de solucionar el problema.

Melbum McBroom era un jefe autoritario y dominante que tenía atemorizados a todos sus
subordinados, un hecho que tal vez no hubiera tenido mayor trascendencia si su trabajo se
hubiera desempeñado en una oficina o en una fábrica. Pero el caso es que McBroom era piloto
de avión.
Hoy en día, la historia de este accidente constituye uno de los ejemplos que se estudia en los
programas de entrenamiento de los pilotos de aviación. La causa del 80% de los accidentes de
aviación radica en errores del piloto, errores que, en muchos de los casos, podrían haberse
evitado si la tripulación hubiera trabajado en equipo. En la actualidad, el adiestramiento de los
pilotos de aviación no sólo gira en torno a la competencia técnica sino que también presta
atención a los rudimentos mismos de la inteligencia social (la importancia del trabajo en
equipo, la apertura de vías de comunicación, la colaboración, la escucha y el diálogo interno
con uno mismo).

Tanto se obsesionó que consumió toda la gasolina del depósito mientras los copilotos,
temerosos de su ira, permanecían en silencio hasta el último momento. Finalmente el avión
terminó estrellándose y en el accidente perecieron diez personas. (Daniel Goleman,
Inteligencia emocional, Barcelona, Kairós, 225)

El siguiente texto tiene los párrafos desordenados. Combínelos para que resulte un texto
coherente. Señale algunos elementos (conectores, palabras clave, ideas...) que le hayan
ayudado a encontrar el orden correcto.

Así pues, intento que el lector pueda inspirarse para «disponerse personalmente, con maña y
astucia, a descubrir algo nuevo que le permita desarrollar de forma distinta un empleo,
facultad, oficio, ciencia o arte para percibir una retribución».

En segundo lugar, cuando hablamos de «inventar» nos estamos refiriendo a hallar o descubrir
algo nuevo o no conocido. Por último, el concepto de «profesión» está considerado aquí como
el empleo, facultad u oficio que alguien ejerce y por el que percibe una retribución.

Uno de los problemas de la comunicación escrita es que, a veces, las palabras se pueden
interpretar de diferente modo y, pese a que el título de este libro está expresado en términos
de uso cotidiano, conviene precisar algunas definiciones para dejar claro el contenido de El
arte de inventarse profesiones.

En primer lugar, el sentido de la palabra «arte» en este contexto es el que hace referencia a
cuatro de sus acepciones. Esto es, el arte como la virtud, disposición y habilidad para hacer
algo; el arte como el conjunto de preceptos y reglas necesarios para hacer bien algo; el arte
como maña o astucia y, finalmente, el arte considerado como la disposición personal de
alguien.

(Sergio Bulat, El arte de inventarse profesiones, Barcelona, Urano, 24-25)

♦ Objetivo General:
Desarrollar las competencias y habilidades lingüísticas para la correcta
escritura según las normas de la Lengua Española. Concientizar sobre
los errores más comunes en el español de Venezuela y emplear
estrategias para evitarlos. Conocer y reconocer los tipos de textos para
emplearlos adecuadamente según el contexto.

♦ Objetivos Específicos:
Módulo 1: Ortografía.
El abecedario. Consonantes y vocales. Vocales abiertas y cerradas.
Diptongo, conformación. Hiato, conformación. Diptongo. Triptongo,
conformación. Sílabas tónicas y átonas. Palabras según su sílaba tónica.
Tipos de acentos. Reglas de la Lengua Española para la acentuación
ortográfica. Acento diacrítico. Los signos de puntuación. Uso adecuado
de los signos de puntuación como delimitadores de los enunciados: el
punto, la coma, el punto y coma, los dos puntos, los puntos suspensivos,
los paréntesis, la raya y las comillas. Uso de algunos signos auxiliares: el
guion, el apóstrofo y la barra.Uso de las letras mayúsculas y minúsculas.
Módulo 2: El texto.
Texto, contexto y cotexto. Características. Cohesión, coherencia y
adecuación. Tipologías textuales. Marcadores lingüísticos. Planificación,
escritura y corrección de textos según cada tipología.
Módulo 3: Gramática.
La oración. Estructura de la oración. Oraciones simples y complejas. Los
tiempos verbales. Sintaxis oracional.
Metodología: Trabajo teórico práctico. Para ello, se entregará
previamente el material con los ejercicios preestablecidos.

5. REDACCIÓN Y
ESTILO
Además de una correcta presentación, un trabajo de curso
ha de tener un contenido serio. Esto no significa que el
alumno deba demostrar que sabe más que nadie sobre el
tema. A veces ese objetivo impulsa a algunos imprudentes
a copiar despiadadamente sin citar las fuentes, es decir: a
plagiar. Y eso, como dije citando la ley de propiedad
intelectual (1/1996), es denunciable. Hay que aprender a
redactar trabajos decentes, meta fácil de conseguir con la
práctica.

Las siguientes sugerencias y correcciones guían en el


proceso de redacción. Se basan en gran parte en los usos
que recomienda la Real Academia de la Lengua, y se
contraponen a los errores más frecuentes que he corregido
en cuantiosos trabajos de curso universitarios, que incluso
sabios intelectuales cometen, aunque luego sea el máximo
especialista en una materia de investigación. Lejos de ser
propios de la universidad, muchos de esos errores están
extendidos por la sociedad gracias a los medios de
comunicación. Al cometerse en infinitos círculos poco
recomendables desde el punto de vista lingüístico, es
difícil combatirlos. Además, según voy comprobando
haciendo “trabajo de campo”, muchos de estos errores ya
estaban presentes en las películas de los años cincuenta del
siglo pasado, sobre todo, en traducciones al español.

Es sorprendente el contagio pandémico de los malos usos


del lenguaje. Mi opinión es pesimista al respecto: pienso
que todo lo malo se pega en la lengua. Así, sucede que
incluso académicos sorprendentemente cultos caen en su
uso erróneo. En cambio, sería anómalo que un gañán
empezase a hablar como Cervantes de un día para otro
después de leerse El Quijote. Pero aún no está la batalla
perdida, sólo hay que dedicarle un poco de trabajo a
intentar desintoxicarse de los vicios más comunes de hoy
día.

Un trabajo de curso ha de ser correcto en la forma y en el


fondo, con una redacción clara y concisa. Para empezar, es
aconsejable hacer frases cortas, siguiendo un orden básico,
compuesto por sujeto, verbo y complementos. Los
párrafos también han de ser comedidos, de unas seis a diez
líneas, con una idea por párrafo. La exposición de ideas ha
de ser coherente, no ha de tener contradicciones y ha de
seguir un orden lógico. Los verbos se deben usar evitando
los bailes constantes entre el presente y el pasado en los
mismos párrafos. Eso, además de confundir al lector,
convertirá en erróneas numerosas expresiones escritas.

La redacción ha de seguir un ritmo ágil, que se preste a


una lectura rápida. Recuérdese que se ha de tender al
ahorro de palabras, a la sencillez del lenguaje, y no
rellenar el texto de florituras innecesarias. Se han de evitar
expresiones enrevesadas que a veces parece que ni el autor
entiende. Lasnegaciones contribuyen a hacer el texto
críptico y complican la comprensión (“No por ello ha de
pensarse que el autor no decía eso”; “El presidente acudió,
no sin antes haberlo leído”). Si la frase se redacta en
afirmativo, se facilita su comprensión (“El autor decía
eso” o “El autor no decía aquello”; “El presidente acudió
tras haberlo leído”).

Se evitarán reiteraciones injustificadas de frases, ideas o


palabras. Pero si el verbo o el sustantivo al que se refiere
una frase queda lejano o poco claro, es mejor volver a
repetirlo. También son prescindibles expresiones
pleonásticas comunes hoy día (“para ser breve y concisa y
no alargarme demasiado”; “para finalizar, ya por último,
hemos de terminar diciendo que”). En el polo opuesto,
también es conveniente huir del estilo telegrama, tan de
moda en comentarios epigráficos y numismáticos
(“Forma: rectangular. Materia: mármol”; en vez de “El
epígrafe es de mármol y tiene forma rectangular”).

El autor -el alumno en este caso- ha de adoptar una forma


homogénea de presentarse, siguiendo un mismo
criterio, y ha de evitar cambiar constantemente el sujeto.
Por ejemplo, sería erróneo que la investigación empezase
por: “Esta investigación afirma”, unos párrafos después
dijera “sobre esta teoría pienso”, y continuase con “aquí
defendemos”. Con respecto a la forma de redactar, es
cansino recalcar el sujeto (“la foto nos muestra”, “los
datos nosdemuestran que”). Basta con decir “la foto
muestra” o “los datos demuestran que”.

Acaso el uso del ordenador para redactar y la


configuración de las páginas digitales sean lo que hayan
motivado que los alumnos piensen que hay unarriba y
un abajo en sus trabajos, como si de un antes y un después
se tratase (“como ya dije arriba”, “como explico abajo”).
Pero esa concepción normalmente no se corresponde con
el resultado impreso de un trabajo, en el que, por así
decirlo, su “cada arriba” y su “cada abajo” se encuentran
en cada folio independiente, de forma que es fácil que esa
expresión acabe siendo errónea. En vez de usar esas
expresiones, vale decir con “según se citó”, “como
exlicaré”, pues el verbo en pasado o en futuro hace
sobrentender la acción. Si se quiere especificar, cabría
referirse a lo que “anteriormente se citó” o a lo que “en el
capítulo XX se explicará”. Por supuesto, ni que decir tiene
que la palabra “alante” no existe, aunque sea usada
desacertadamente para referirse a adelante.
Además de los errores generales recién vistos, remito a
la pestaña 6 tituladaerrores comunes, donde se explican
otros relativos a los signos ortográficos, a la sintaxis y a la
gramática.

6. ERRORES COMUNES
Además de los errores generales ya expuestos en la
pestaña 5 titulada Redacción y estilo -con la que se
complementan las siguientes líneas-, también es frecuente
que se cometan otros dislates que incumben
principalmente a los signos ortográficos, la sintaxis y la
gramática. Para evitar los fallos que he detectado con
mayor asiduidad, incluyo aquí algunas sugerencias. En
cualquier caso, estas son unas pautas generales, a modo de
orientación para quien las necesite. Para textos
especializados recomiendo seguir los criterios de su
editorial, los de alguna Gramática como la de Manuel
Seco, o los de la Real Academia Española de la Lengua,
que van cambiando periódicamente (aquí constan las
principales novedades de la ortografía española de 2010).

Con respecto a la puntuación, como norma general,


la coma señala una pausa breve, el punto y coma indica
una pausa entre dos periodos que no son claramente
autónomos, y el punto señala el fin de una oración. Es
importante recordar que abusar de la coma suele complicar
el texto de modo innecesario. También cabe insistir en
que el sujeto y el predicado han de ir juntos, no se han
de separar por coma ni en el caso de sujetos largos.
Sobre los usos de los signos de puntuación, es práctico
acudir al Diccionario panhispánico de dudas, gratuito en
internet.
Los acrónimos, siglas y abreviaturas pueden ponerse sin
punto (es correcto UCM, ONU, CSIC, ANABAD). Los
plurales de las abreviaturas sí precisan punto en los
plurales (VV. AA., CC. OO., SS. AA. RR., uu. mm.). En
cuanto al plural de las siglas, son invariables en la
escritura (“las ONG”, “varias ONG”; “muchos CD”),
aunque en el uso oral tiendan a tomar marca de plural
(“oenejés”, “cedés”).

Hay una norma referida a escribir números en letra hasta


el 20 (dos, diecinueve), y tras esta cifra en número (57,
1000). Personalmente, me inclino más por desarrollar con
letras los números en vez de poner las cifras arábigas
(escribiendo “los años setenta” en vez de “los años 70”),
salvo que tengan decimales o sean números muy altos,
caso en el que se copiarían los números (“le pagó 80.778’2
maravedís”).

Hay que evitar anacolutos, silepsis y solecismos que


pueden romper tanto la concordancia nominal como
quebrantar las leyes de la concordancia en el género o el
número de las palabras. Es común leer “son gente” (en vez
de los usos correctos: “es gente” o “son gentes”). También
se acostumbra a escribir discordancias tales como “la
mayoría de los investigadores piensan” (en vez de usos
correctos como “los investigadores piensan” o “la mayoría
[…] piensa”).

Se ha de evitar usar catalanismos erróneos, por ejemplo,


el del verbo auxiliar haber. Por ejemplo, las expresiones
“han habido estudios”, “aunque hayan habido
investigadores” deben sustituirse por el uso correcto del
verbo: “ha habido estudios” y “aunque haya habido
investigadores”.
Recuérdese el uso correcto del adverbio. Se debería
utilizar de forma comedida, sin abusar de él, cuando es
necesario, es decir, para modificar al verbo. Así, es
correcto escribir “trabaja duramente” (verbo + adverbio), e
incorrecto “trabaja duro” (verbo + adjetivo). El adjetivo
complementa al sustantivo, así que es correcto decir: “es
un trabajo duro”.

Es importante asegurarse del valor de las palabras con


determinados vocablos que la sociedad acostumbra a
utilizar de forma imprecisa. Por ejemplo, se usa el adjetivo
“listado” para referirse al sustantivo “lista”, como se abusa
del verbo “visionar” en vez del sencillo “ver”. También, es
común confundir ciertos sustantivos con disciplinas
científicas, como “clima” con “Climatología”, o “densidad
demográfica” con “Demografía”. Huelga recordar que, por
ejemplo, en la Prehistoria no existían ni la Climatología ni
la Demografía, cuyas desinencias (-logía, -grafía)
desvelan son disciplinas científico técnicas, pero sí se
puede de hablar de clima o de densidad demográfica.
Asimismo, en ocasiones laacentuación puede hacer que
confundamos las palabras. En una transcripción
paleográfica, por ejemplo, hay que tener claro qué se
quiere expresar, si consta una rúbrica y se indica su
presencia con el sustantivo “rúbrica”; o, si el fedatario
rubricó, y en tal caso se escribe sin acento, “rubrica”, la
tercera persona singular del verbo rubricar.

Asimismo, se ha de huir
de usos preposicionales incorrectos y vulgares como “en
base a” (y sustituir la expresión por algo correcto como
“sobre la base de”), o “por contra”, que une de dos
preposiciones modo incorrecto (lo correcto sería decir
“por el contrario”). Otra sugerencia: en vez de decir “en
relación a”,dígase “en relación con” o “con relación a”.
Consta una orientación sobre las preposiciones en este
mismo blog, donde también se accede a una lista de
preposiciones de la Findescu.

Se han de evitar tanto queísmos como dequeísmos. Para


huir de los segundos, hay gente que acaba cayendo en los
primeros, error de la misma magnitud -y mérito- que el
anterior. Recuérdese que los verbos preposicionales
requieren el uso de la preposición. Así, es correcto escribir
“acuérdense de que vamos todos” (e incorrecto
“acuérdense que vamos todos”), “le informamos de que ha
de acudir” (e incorrecto “le informamos que ha de
acudir”), así como “le advierten de que es necesario” (e
incorrecto “le advierten que es necesario”). Cabe
señalar que ciertos verbos cambian de sentido con o sin
preposición. Como el verbo advertir, que también se
puede usar sin la preposición de, pero entonces su uso
cambia. Así, es correcta la frase “advirtió que había una
mancha en el cuadro”, al igual que es correcta “las
autoridades le advierten de que eso es necesario”.

El gerundio es una forma verbal no personal que en


general indica una acción simultánea, o de movimiento
(“cuando llegué, Ana estaba estudiando”; “al llegar a clase
entré silbando”). El problema es que se usa y abusa del
gerundio, sobre todo en publicaciones de jurisprudencia.
Mientras se desconozcan las excepciones y
particularidades de su uso, es preferible evitarlo. Para
profundizar al respecto, se puede acudir a cualquier
manual de estilo de los citados en la bibliografía.

También se debe evitar la construcción errónea formada


por “decir de + infinivo”, de donde resulta por ejemplo la
expresión “dijeron de ir”, que es errónea. Se puede
sustituir por las construcciones correctas basadas en las
fórmulas “decir que + subjuntivo” (“dijeron que
fuésemos”), o “decir que + indicativo (“dijimos que
iríamos”). Si se duda sobre cómo usarlo, es fácil evitar
esas construcciones usando el verbo hablar, pues “hablar
de + infinitivo” sí es correcto (“hablaron de eso, hablaron
de ir”).

Es incorrecto usar el infinitivo introductor, que consiste


en utilizar un infinitivo como si fuese independiente de
ninguna persona, sin indicación del sujeto. Así, es erróneo
comenzar una frase con las siguientes fórmulas: “Afirmar
que […]”, “Empezar diciendo que […]”, o “Lo primero,
agradecer a los organizadores la invitación”. Su uso
correcto ha de formar perífrasis, como “Deseamos
comenzar agradeciendo a […]” o “Quiero agradecer a los
presentes […]”; “Deseamos afirmar que […]” o “Quiero
afirmar que […]”; “Para empezar, cabría decir que […]”.

Se debe prestar atención a los usos incorrectos de a +


infinitivo (aceptados sólo en el lenguaje administrativo),
como “la documentación a entregar para solicitar la beca”
o “el temario a estudiar para el examen de la oposición”, o
“los pasos a realizar son los siguientes”. Su uso correcto
se consigue con la preposición parao formando perífrasis,
como: “la documentación que se debe entregar”, “el
temario que se ha de estudiar”, o “los pasos para
realizar el estudio son los siguientes”.

Se ha de distinguir el uso del verbo deber, que tiene


sentido de obligación, del sentido del verbo deber de, con
sentido de duda o probabilidad. Es correcto escribir “debes
estudiar para conocer la materia” o “si ha aprobado el
examen el vago de tu hermano, debe de ser fácil aprobar”.
Sin embargo, es incorrecto decir “debes de estudiar para
conocer la materia”, o “si ha aprobado el examen el vago
de tu hermano, debe ser fácil aprobar”.

Los nombres de personas, en principio, deben respetar la


fórmula original con la que firme -o firmase cada quien-,
sin ser traducidos al castellano (salvo en casos donde se
usen otros alfabetos, como el griego o el chino). En
español es preferible decir William Shakespeare (que no
Guillermo Shakespeare), Jane Austen (en vez de Juana
Austen), o Bernard Vincent (no Bernardo Vicente). En
cambio, los nombres de países y de ciudades sí se
traducen cuando en castellano cuentan con la
correspondiente traducción. Por ejemplo, al redactar en
esta lengua se debe escribir Londres (no London),
Inglaterra (no England), o Pekín (no Beijing). Con
respecto al uso dado referido a ciudades y lugares de
España, hay diversas normas contradictorias. En este blog
recomiendo hacer un uso clásico recién citado, utilizando
el nombre en castellano para expresarse en castellano (por
ejemplo, La Coruña, siguiendo el mismo criterio con que
digo Oporto en Castellano), y usar las palabras en
otro idioma para expresarse en el otro idioma
(como A Coruña en gallego, o Porto en portugués).

Con respecto a los latinismos (in situ, ad hoc, in alvis), la


Real Academia tiene criterios cambiantes según las
épocas, y actitudes un tanto contradictorias, lo cual es
complejo de explicar en pocas palabras. Además, diversas
editoriales también siguen criterios dispares, a los que
habrá que ajustarse si se da el caso. Por tanto, sugiero que
se elija un criterio uniforme. Si tratamos a los latinismos
como palabras extranjeras, los pondremos en cursivas (in
situ, ad hoc, in alvis). Si, por el contrario, entendemos que
los latinismos ya forman parte de nuestra lengua (como en
su momento se aceptaron las palabras data, culmen,
desiderata, etc), y si además en el diccionario de la RAL
constan todas esas palabras en redonda, adoptaremos el
criterio de escribirlos en redonda (in situ, ad hoc, in alvis).

Las comillas pueden utilizarse por diversas causas. Son


necesarias cuando se desea recalcar en cursivas algunos
elementos del texto sobre palabras entrecomilladas (por
ejemplo, las cursivas en una cita). Asimismo, las comillas
son útiles para combinar con cursivas, como en se hace en
el presente texto. Pero normalmente, en un trabajo
universitario se puede prescindir de muchas de ellas, pues
son incómodas de leer. Cuando se usen varias comillas,
se seguirá un sistema de mayor a menor (« “ ‘ ’ ” »).

El abuso de comillas es otro mal común, pero hay casos


donde se requiere su uso, aunque muchas veces se tiende
ya a sustituirlas por cursivas, para aligerar la lectura. Por
ejemplo, hoy día, en vez de usar comillas para citar
palabras extranjeras no aceptadas por la Real Academia de
la Lengua Española, se tiende a usar cursivas, como “el
resultado se sabía avant la lettre”. El mismo sistema de
cursivas se utiliza para recalcar o dar énfasis en ciertas
palabras (“el adjetivo con que le descalificó
era demasiado explícito”).

Es aconsejable limitar el empleo de comillas a las citas


literales cortas (de menos de cuatro líneas). Las comillas
exigen la reproducción textual. Por tanto, para señalar
cualquier elemento textual que conste en el texto, aunque
sea erróneo o haya caído en desuso, se indicará con el
vocablo sic entre corchetes que la cita es textual (“La frase
del códice decía que ‘estaban en los tréminos [sic] de
Madrid’ en tinta roja”).

Si la cita entrecomillada se interrumpe, y se omiten


algunas palabras, se han de incluir puntos suspensivos
entre corchetes, así: […]. Valga por caso el siguiente
ejemplo: “Entre mis proyectos más sensatos […] sobresale
el de organizar una multitudinaria rogativa que […] clame
por la liberación de nuestros viejos verbos faltar y quedar,
hoy secuestrados por su medio hermanorestar”. Así, se
omitiría la siguiente cita completa: “Entre mis proyectos
más sensatos, digno sin duda de amplios apoyos, sobresale
el de organizar una multitudinaria rogativa que, ante los
déspotas del micro deportivo, clame por la liberación de
nuestros viejos verbos faltar y quedar, hoy secuestrados
por su medio hermano restar”[1].

Es innecesaria la mímica acompañando a la expresión


verbal que dice “entre comillas”. Es redundante recalcar
con las manos que se dice una palabra entre comillas. Para
mí es una incógnita adivinar quién se lo inventó, pues si lo
hubiera patentado se hubiera hecho de oro. El gesto ha
triunfado; se ha puesto de moda en todo el orbe. En
cualquier caso, y aunque de modo coloquial se utilice, su
uso ha de ser comedido en una exposición de un trabajo
universitario. Un buen discurso ha de saber defenderse
con grandes argumentos.

La barra tiene diversos usos en el lenguaje escrito.


Principalmente se utiliza en algunas abreviaturas
(c/ por calle); para separar la mención de día, mes y año
en la expresión numérica de las fechas (10/1/2012); para
indicar una división en matemáticas; para sustituir a una
preposición en expresiones tales como 30 km/h; para
separar versos en textos poéticos (“Esto no es un libro:
¡qué encierran los libros, /esos sarcófagos y sudarios!”) y
para separar el cambio de línea del original
en transcripciones de portadas de textos antiguos;
para separar las distintas páginas jerarquizadas de una
dirección electrónica
(http://paleografia.hypotheses.org/on-line-archivos-
digitales).

Además de esos y otros usos prácticos, el abuso de


la barra en la redacción es un mal común demasiado
difundido actualmente. Si de mí dependiese, recomendaría
prescindir de ella en un texto normal, dado que el
castellano es suficientemente rico como para tener que
depender de esos signos tan incómodos de leer. Opiniones
aparte, la barra se suele utilizar de modo tan abundante
como erróneo para marcar pretendidas ambigüedades
como el típico y/o (que no existe en español correcto).
Dicho uso se ha de sustituir mediante la elección entre dos
opciones opuestas, la letra y conjunción copulativa , o la
conjunción disyuntiva o. Así, es correcto escribir “los
alumnos y profesores”, e incorrecto, “los alumnos y/o
profesores”. Otro ejemplo del uso de la o disyuntiva en
una frase podría ser: “o apruebas o suspendes”.

Guste o no (a mí, nada), la Real Academia también ha


admitido colocar la barraentre dos palabras, o entre una
palabra y un morfema, para indicar la existencia de varias
opciones posibles; en este caso se escribe sin espacios y
puede sustituirse por paréntesis. Así, es correcto
decir “los/as alumnos/as”, “los(as)
profesores(as)”, “los(as) alumnos(as)”. Este uso en mi
opinión sólo ralentiza la lectura; para generalizar con el
género o el número propongo otras alternativas. Si se
quieren citar ambos sexos por motivos feministas, se
pueden desarrollar las palabras (“los alumnos y las
alumnas”, “las profesoras y los profesores”). En cualquier
caso, estos dos últimos ejemplos son redundantes. Esta
afirmación se justifica recordando unas normas
gramaticales de género básicas relativas a la función del
nombre epiceno, siguiendo ejemplos ofrecidos por Lázaro
Carreter. Son epicenos los nombres de personas y
animales que, siendo gramaticalmente masculinos o
femeninos, se refieren de modo indistinto a ambos sexos
(por ejemplo: criatura, persona, cachorro, víctima).
También son epicenos los sustantivos que en plural
masculino incluyen a machos y hembras (padres, novios,
reyes). Se usan como epicenos los nombres que en
singular designan a todas las personas o animales de una
clase (“el hombre es mortal”, “la merluza está cara”). Por
tanto, cabe recordar que “los profesores” incluyen a
profesores y profesoras, “los alumnos” engloban a
alumnos y alumnas. En narraciones históricas es menos
común caer en el error, que acaso sería garrafal. Al hablar
de “los reyes”, se sabe que engloba al rey y a la reina de
un país. Así, es correcto decir “Los Reyes Católicos”, y no
hace falta mencionar a “el rey católico y la reina católica”.
La invención de palabras para que un nombre parezca
femenino supone una patada al buen gusto y al
diccionario, como por ejemplo, junto con “miembros”,
decir “miembras”; eso es tan incorrecto como decir “las
personas y los personos”, para añadir la gota que colma el
vaso. En cualquier, lo más recomendable es buscar
alternativas como “Buenos días” (en vez de “Buenos días
a todos”), o “el trabajo que hay que hacer” (en vez de “el
trabajo que los alumnos han de hacer”).
También es importante atender a los usos concretos de
las mayúsculas, porque se tiende a abusar de ellas cuando
no corresponde. Es particularmente útil recordar ciertos
ejemplos utilizados con frecuencia en estudios de
Humanidades[2]. Además de los consabidos nombres
propios (Antonio Domínguez Ortiz, San Lorenzo de El
Escorial[3]), llevan mayúsculas los siguientes nombres:

 Los sobrenombres y apodos que sustituyen o acompañan


al nombre propio (el escribano Luis Monzón “el Viejo”
dijo eso).
 Los nombres de editoriales (Espasa-Calpe, Editorial
Hernando), y no el sustantivo editorial cuando no está
incluido en el nombre propio.
 Los nombres y apellidos de dinastías (los Austrias).
 Los tratamientos abreviados (Vds., Ud., D., Dª., Dr.), que
cuando se desarrollan han de ir en minúsculas (ustedes,
usted, don, doña, doctor).
 Los nombres geográficos que aglutinan pueblos con
características comunes (Centroamérica, Oriente Medio,
Castilla-La Mancha, Tercer Mundo).
 Las palabras que designan divinidades únicas (Dios, Zeus)
y los apelativos referidos a Dios, Cristo y la Virgen o los
libros sagrados (el Corán, la Biblia), pero no las religiones
(catolicismo, protestantismo).
 Los nombres de entidades o asociaciones (Real Academia
de la Lengua, Fundación Española de Historia Moderna).
 Los nombres de ciencias, disciplinas o materias de estudio
(“A Juan le gustaba el arte y estudió Historia del Arte”).
 Los nombres de fechas importantes escritas con letras y de
edades, periodos y grandes acontecimientos (el Barroco, el
Dos de Mayo, la Edad Moderna, la Revolución Francesa).
Los adjetivos correspondientes se escriben en minúsculas
(la sociedad bajomedieval, la sociedad barroca). No se
escriben con mayúsculas los nombres de generaciones
(generación del 27), ni tampoco los movimientos político-
sociales o ideologías (comunismo).
 Los nombres de exposiciones y jornadas de renombre
(Feria del Libro, Exposición Universal).
 Los nombres de textos legales (la Ley 16/85 del
Patrimonio Histórico Español).
 La primera palabra de una obra literaria (“Cervantes
escribió La ilustre fregona”. “He leído La rebelión de las masas”).
 Las formas de gobierno que marcan una época (la II
República), pero no la forma genérica de gobierno (la
monarquía española, la república francesa).
Es aconsejable completar estas breves indicaciones con
manuales o monográficos sobre redacción y estilo.
También existen repertorios incluso en Internet, como se
cita algún ejemplo en otra pestaña de esta web.

LOS ERRORES MÁS


COMUNES AL HABLAR O
ESCRIBIR
BY ORTOG RA FÍ A Y LITERA T URA - 3 :2 8 :0 0
Desde que comenzamos la escuela primaria, y algunos desde antes, recibimos las
reglas de la correcta elaboración de oraciones en nuestra lengua materna. Pero,
¿qué sucede cuando empleamos esas reglas de una forma incorrecta y lo
desconocemos?

Todo comienza desde que nos piden que tengamos una “buena” o “correcta”
ortografía. Cuando analizamos la raíz de esa palabra, encontramos lo siguiente:

Ortografía proviene del griego orthos (correcto) y grafos (escritura), que al juntarlas
define “la correcta escritura”. Por lo tanto, no existe la “buena ortografía” o la “mala
ortografía”. Las expresiones correctas son: “tienes ortografía” o “careces de
ortografía”.

A continuación hacemos una lista de los 3 errores más comunes cuando


escribimos o elaboramos un discurso:

1- Uso de pleonasmos
Comando armado*. La Real Academia Española (RAE) define COMANDO como:
“un mando militar”, “pequeño grupo de tropas de choque, destinado a hacer
incursiones ofensivas en terreno enemigo” o “un grupo armado de terroristas”.

Por lo tanto es incorrecto utilizar el término, ya que es igual a decir: “un grupo
armado con armas”.

Funcionario público*. Un funcionario, según la RAE es: “una persona que


desempeña un empleo público” o “un empleado jerárquico, particularmente
estatal”.

De esta forma, vemos que solo debemos utilizar funcionario, o si tenemos


problemas para definirlo podemos utilizar: burócrata, trabajador público.

Lapso de tiempo o periodo de tiempo. Cuando se combinan estas 3 palabras no


hacemos más que usar sinónimos. Tanto “lapso”, como “periodo” y “tiempo”, se
refieren a lo mismo: al cumplimiento de un ciclo o un espacio temporal.

Lo ideal es utilizarlas por separado. Aquí una recomendación: “no por utilizar más
palabras en un texto, hacen más rico un discurso”.

2- Uso incorrecto de las frases prepositivas


Las frases prepositivas son los conjuntos de dos o más palabras que funcionan
como una preposición simple y le dan sentido a las oraciones. Estos son los
errores más comunes al usarlas y la manera correcta de hacerlo:

Formas incorrectas - Formas correctas

De acuerdo a > de acuerdo CON

En base a > CON base EN

En relación a > EN relación CON

Por el contrario > por LO contrario

Bajo esa base > SOBRE esa base

Bajo este punto de vista > DESDE este punto de vista


3- Usos incorrectos de palabras
homófonas

Haber, a ver
Aprender a identificar su diferencia es fundamental, pero su error es muy común.
Las redes sociales o las búsquedas en línea de estas expresiones nos
comprueban que un gran porcentaje de la población se equivoca en su uso.

Haber es un verbo, se escribe con “h” y con “b”, y se utiliza como auxiliar (He
comido, Puede haber vuelto ya) o como impersonal (Hay tortillas para comer).
A ver es la combinación de la preposición a con el verbo ver: A ver qué pasa.

Este es un uso incorrecto: “Haber qué pasa”. Para evitar errores, debemos pensar
que “a ver” equivale a “Veamos qué pasa”. De esa manera eludiremos un error tan
habitual como grave.

Halla, haya, aya, allá


El sonido de estas palabras es igual, pero su escritura y su significado son
diferentes. “Halla” es del verbo hallar, que quiere decir “encontrar”. Es incorrecto
escribir oraciones como esta: “Es improbable que lo halla visto. En tal caso
deberíamos utilizar haya, del verbo haber. Además, haya puede emplearse como
nombre común, y en tal caso se refiere a un árbol.

Aya, por otra parte, es un sustantivo que hoy apenas se usa. Se refiere a la
nodriza, la mujer encargada de cuidar a los niños.

Finalmente, allá, con acentuación aguda, es un adverbio de lugar.

Es importante tener claras las diferencias entre estas 4 formas para escribirlas
adecuadamente, ya que la mayoría de ellas se usan constantemente en español.

Hay, ahí, ¡ay!


Algo similar pasa con estas 3 formas, muy repetidas en el español coloquial y
formal, por lo que debemos identificarlas.

Ahí es un adverbio de lugar, por lo que es invariable: siempre se escribe con “h”
intercalada.

Hay es una forma conjugada del verbo “haber”.


¡Ay! es una interjección expresiva, suele ir entre exclamaciones (aunque no es
obligatorio) y se escribe sin “h” y con “y” en todas sus apariciones.

Valla, vaya
Vaya es, como ay, una interjección, de modo que no varía en su forma, siempre
escrita con “v” y con “y”. No debemos confundirla con una baya, que es una fruta.

Valla es un nombre común que se refiere a la línea formada por tablas unidas o
estacas hincadas en el suelo para delimitar un terreno.

Hecho, echo
Este es otro de los errores que con más frecuencia se escriben mal. El primero es
el participio del verbo hacer, y el segundo la primera persona del presente de
indicativo de echar.

No olvides al finalizar de leer, compartir esta publicación con todos tus amigos, les
ayudarás en mucho para mejorar día a día su ortografía.

Gracias, saludos.

marketing de contenidos,
eso es precisamente lo que debemos hacer: dar información a los consumidores para que
tengan la capacidad de decidir de manera acertada.

">
15 errores comunes en la redacción de
contenidos

Por Valentina Giraldo,


Analista de Marketing en Rock Content.

Los contenidos se han convertido para nosotros, amantes del


mercadeo y la escritura en general, en una forma de acercarnos al
público con el cual podemos enseñarle, educarle y capacitarle para así
construir confianza, autoridad y relaciones duraderas.

Es sabido por todos, a su vez, que educar es dar información de calidad.


Y la información, por su parte, es la que se encarga de dar poder. En
cuanto al marketing de contenidos, eso es precisamente lo que debemos
hacer: dar información a los consumidores para que tengan la
capacidad de decidir de manera acertada.

Y bueno, como educadores que nos hemos convertido, también tenemos


una responsabilidad muy grande: sucede que al ser referentes, las
personas tienden a creernos y así luego aplicar lo aprendido. De ahí la
importancia de la veracidad y la pertinencia de los temas y sobre todo,
los aspectos básicos de la redacción como lo es la gramática y la
ortografía en nuestros contenidos.

Por eso debemos evitar a toda costa cometer errores. Aunque es claro
que todos los hacemos por más próximos que nos encontremos a la
información o con las reglas del español.

No obstante, estos errores pueden ocurrir por muchas razones, por


ejemplo: la falta de atención, la mala digitación, la no revisión o incluso
el desconocimiento. ¡A todos nos pasa! Y más con tantas reglas que van
mudando a través de los años.

Por suerte, existen tácticas excelentes para asegurarnos de que estamos


escribiendo de manera correcta. Una de ellas es contar con el
libro Ortografía de la lengua española, por ejemplo.
Otra de ellas es visitando los diccionarios en línea de
la RAE como: www.rae.es o el diccionario panhispánico de
dudas http://www.rae.es/recursos/diccionarios/dpd

También contamos con www.wordreference.com quien además de beber


de la RAE, es genial para encontrar sinónimos y antónimos o para
aprender sobre la conjugación de algunos verbos que nos confunden.
Y Fundeu, un sitio genial para conocer curiosidades de nuestra lengua y
recibir en nuestro email acualizaciones constantes sobre el correcto uso
del español escrito.

Por último

Este artículo también se convierte en una táctica aliada a la hora de


escribir. Como hemos dicho en artículos anteriores aquí en el blog, el
marketing se compone de la unión de diversos saberes, y uno de ellos es
saber evadir, lo que más podamos, los errores comunes en la redacción
de contenidos.

Errores comunes en la redacción de contenidos


Miremos a continuación esta lista con los 15 errores comunes en la
redacción de contenidos. Aunque bueno, no hace falta aprendernos todo
de memoria, pues, esta lista nos sirve para recurrir a ella cada vez que se
nos presente una duda:

1. Mayúsculas innecesarias

La confusión en el manejo de las mayúsculas se debe, mayoritariamente,


a la cercanía que tenemos con otros idiomas, por ejemplo el inglés.

En español, el uso de la mayúscula es bien particular. Existen diversas


reglas de su uso, no obstante, nos basta con entender bien que solo se
escribe con mayúscula inicial:

 Los nombres propios:

Personas

Marcas

Empresas

Instituciones

 Luego de algún signo de puntuación que lo amerite:

Punto seguido;
Punto aparte;

Inicio de una oración;

Luego del cierre de los signos de interrogación y de exclamación;

Después de puntos suspensivos


No debemos usar mayúscula en:

 No pongamos mayúscula en los cargos, por decir: el Juez o el


Director; mejor: el juez o el director.
 Si al escribir una palabra nos surge la duda entre escribirla con
minúscula o mayúscula, es mejor optar por la minúscula. Así son
menos las probabilidades de fallar.
 No escribas un texto en mayúscula sostenida. En los medios, esta
forma de escritura se entendida como un grito al lector.
Títulos

Los títulos también cuentan con sus reglas, ya que depende de tu formato
de aparición, es decir: si es de revistas, literatura, entre otros. No
obstante, para el general de los textos, los títulos solo llevan la
mayúscula inicial, también en los nombres propios de personas y de
lugares.

Para conocer más reglas del uso de la mayúscula, mira en este artículo.

2. La coma

Muchos de nosotros hemos llegado a creer que la coma es una pausa


para tomar aire dentro de una oración y no es cierto. La coma obedece a
unas reglas gramaticales que se deben cumplir para hacer a un texto
comprensible.

Su manejo requiere de un estudio y análisis constante según el sentido


que queramos darle al texto, no obstante, para efectos de este artículo,
estas son las reglas básicas de su uso:

 La coma no puede separa al sujeto del predicado, incluso cuando


el sujeto esté muy largo.
 No podemos separar el verbo del complemento directo.
 No se usa para las conjunciones: “y”, “e”, “o”, “u”, “ni”; a menos
que pertenezcan a la serie, por ejemplo:

Compró un camisa en Nike, un pantalón, zapatos y medias, y fue a otra


tienda.

Eso sí, se pone coma antes de etc. En este caso, sucede que etc significa:
et cetera, que viene del latín: et-y cetera-lo demás. En algunos idiomas se
toma en cuenta la conjunción “y” de su raíz y por tanto no usan la coma,
pero en español sí debe usarse:

Tiene conejos, caballos, perros, gatos, etc.


La coma sirve para:

 Separar los enunciados

Tengo café, leche, chocolate y té helado.

 Aclarar:

Juliana, la amiga de mi hermana, vino ayer en la noche.

 En locuciones conjuntivas o adverbiales:

Asimismo,

Obviamente, (y todas las que terminen en mente)

En efecto,

Es decir,

En fin,

Por consiguiente,

No obstante,

Etc.

Mira otros casos para el uso de la coma aquí.


3. Usos incorrectos de palabras homófonas

Las palabras homófonas son aquellas que suenan igual al pronunciarse,


pero que se escriben diferente. Mira a continuación algunas de ellas:
 Haber, a ver
Haber es un verbo

A ver es la combinación de la preposición a con el verbo ver.

Para evitar errores como: Haber qué pasa, debemos pensar a qué
equivale haber o a ver. En este caso: “Veamos que pasa”, por lo tanto,
corresponde a: A ver qué pasa.
 Halla, haya, aya, allá
Halla es del verbo hallar/encontrar:

-Debemos hallar la X de la ecuación

Haya es del verbo haber:

-Espero que hayas ido al concierto

Aya es la persona encargada de cuidar y educar a un niño:

-El niño adora a su aya

Allá, con acento agudo, es un adverbio de lugar:

-Puse el cuaderno allá en la mesa.


 Ahí, hay, ¡ay!
Hay es una forma conjugada del verbo haber:

-Hay tres manzanas en la nevera

Ahí es un adverbio de lugar:

-Las manzanas están ahí, en frente tuyo.

¡Ay! Es una expresión que suele ir entre exclamaciones.


 Valla, vaya
Vaya puede ser tanto una interjección como ay, una expresión.
También vaya viene de ir:
-Vaya al mercado.

No debes confundir tampoco con la ortografía de baya, que es una fruta.

Valla es una cerca hecha de tablas pegadas al suelo para delimitar un


terreno. Es también un elemento de la publicidad exterior.
 Hecho, echo
Hecho es el participio del verbo hacer.

Echo viene de la primera persona del presente del indicativo del verbo
echar.
 Has, haz
Has es la conjugación del presente del indicativo de la segunda persona
en singular del verbo haber:

Ejemplos:

 ¿Has hecho tu tarea?


 Has preguntado dos cosas hoy.
 No has dicho la verdad.

Haz corresponde, comúnmente, al verbo hacer, con el que se expresan


solicitudes o mandatos:

Ejemplos:

 Haz tu tarea.
 Haz el bien a los demás.

4. Uso del sujeto a lo largo del texto

Otro error que solemos cometer, es no ser coherente con el uso del sujeto
a lo largo de los textos que escribimos. Sucede que muchas veces
combinamos varios de ellos dentro de un mismo texto sin ser
congruentes. Mira un ejemplo:

Soy consciente de que los errores que cometemos se debe … (Primera


persona) Según citamos en el texto … (Primera persona en plural) Y la
investigación determina que … (Tercera persona)
5. Gerundio

Los gerundios son los verbos que terminan en –ando, iendo o yendo y se
usa para describir dos acciones simultáneas.

No se usa cuando la acción que describe es posterior al verbo principal


de la oración. Para identificar su forma correcta, podemos hacerle una
pregunta al verbo. Si la respuesta la da el gerundio, está bien empleado.
Ejemplos:

1. El río se desbordó, inundando las casas del barrio

¿Cómo se desbordó el río? ¿Inundando las casas? No lo creo.

La forma correcta de la oración sería:

El río se desbordó e inundó las casas del barrio.

2. Empezó su discurso dando las gracias al jurado.

¿Cómo empezó el discurso?

Dando las gracias al jurado

6. Tilde diacrítica

Hoy en día, contamos con palabras monosílabas, es decir, de una sola


sílaba que a través del tiempo, han perdido la tilde. No obstante, aún se
conservan algunas gracias a una regla que determina que hay palabras
homónimas y de vocablos idénticos pero que significan otras cosas.

Te presentamos a continuación las que llevan tilde y su por qué:


Más y mas

Más: adverbio de cantidad

Mas: conjunción adversativa, es como un “pero”.


Aún y aun

Aún: adverbio de tiempo, “aún no lo he decidido”


Aun: incluso
Sé y se

Sé: Verbo saber y ser: “No sé”, “Sé tú mismo”

Se: pronombre: “Se come con cuchara”.


Té y te

Té: Infusión, bebida

Te: pronombre: “Te quiero”


Quién y quien

Quién: Interrogativo, exclamativo

Quien: pronombre relativo


Cómo y como

Cómo: Adverbio interrogativo o exclamativo

Como: Adverbio de modo


Qué y que

Qué: Interrogativo, exclamativo

Que: pronombre relativo


Dónde y donde

Dónde: Interrogativo de lugar

Donde: adverbio relativo o conjunción


Cuándo y cuando

Cuándo: interrogativo de tiempo

Cuando: Adverbio relativo o conjunción


Dé y de

Dé: verbo dar: “Escribe la respuesta en cuanto te dé el resultado”.

De: preposición: “Esa camisa es de mi hermana”.


Sí y si

Sí: afirmación: “Sí, quiero dos paletas”.

Si: condicional: “Si me quieres, dímelo”.


Mí y mi

Mí: pronombre personal: “Lo quiero para mí”.

Mi: adjetivo posesivo: “Mi mamá”.


Tú y tu

Tú: pronombre personal: “Tú tienes tres casas”

Tu: adjetivo posesivo: “Ese es tu cuaderno”


Él y el

Él: pronombre personal: “¿Él es tu hermano?”

El: artículo: “El libro de matemáticas”.

7. Porqué/Por qué/Porque/Por que

Porqué:

Equivale a causa, motivo, razón.

No comprendo el porqué de tu presencia = la razón de tu presencia

Por qué

Introduce oraciones interrogativas y exclamativas directas e indirectas.

¿Por qué no viniste ayer a la fiesta?

No comprendo por qué te pones así

Porque

Se usa para introducir oraciones subordinadas que expresan causa y se


pueden sustituir por puesto que, debido a o ya que:
No fui a la fiesta porque no tenía ganas = no fui a la fiesta puesto que no
tenía ganas.

Por que

En este caso, es más corriente usar el relativo con artículo antepuesto, es


decir: el que, la que, etc.

8. Dequeísmo

Solemos usar mucho la fórmula “de que” cuando no se debe. Bueno,


cabe resaltar que no todas las construcciones de esta fórmula son
incorrectas. Es solo darse cuenta de cuando realmente necesita ir
acompañado por una preposición.

Uso incorrecto: A Juan le dijeron de que ella lo estaba esperando

Para evitar el error basta con hacer una pregunta que responda a esa
oración: ¿Qué dijeron? O ¿de qué dijeron?

Por tanto: A Juan le dijeron que ella lo estaba esperando.

9. Cacofonía

Las cacofonías son combinaciones de sonidos que durante la lectura no


suenan de forma armónica.

Son fáciles de corregir. Solo es que tomemos un buen diccionario de


sinónimos para cambiar la palabra o que reformulemos la estructura de
la frase.

Un par de ejemplos de cacofonía:

Le pusieron una sanción por robar la canción

Ya son muchos años trabajando en la construcción con motivación y


perfección.
10. Y/o

Este error lo cometemos al desconocer los usos de la conjunción “o”.


Creemos que es excluyente cuando no lo es; de hecho, es una es
disyuntiva que refleja, en muchos casos, una alternativa u opción, pero
no necesariamente la exclusión.

Por lo tanto, con solo decir “o” es suficiente.

Bueno, y hablando de las conjunciones “y” y “o” debemos recordar la


regla:

Cuando la palabra que le sigue a la conjunción “y” empieza por “i” o


“hi”, la conjunción se cambia por “e”:

Ricardo e Isabel van al colegio juntos.

Y cuando la palabra que le sigue a la conjunción “o” empieza por la letra


“o” u “ho”, se cambia por la conjunción “u”:

¿Este color u otro?

11. Uso incorrecto de las frases prepositivas

Las frases prepositivas son los conjuntos de dos o más palabras que
funcionan como una preposición y le dan sentido a las oraciones.

FORMAS INCORRECTAS FORMAS CORRECTAS

De acuerdo a De acuerdo CON

En base a CON base EN

En relación a EN relación CON

Por el contrario por LO contrario

Bajo esa base SOBRE esa base

Bajo este punto de vista DESDE este punto de vista


12. Discordancias

Un error común entre nosotros, es generar discordancias entre el sujeto y


el predicado, sobre todo con sujetos que hacen referencia a un conjunto
de individuos.

Por ejemplo:

Son gente honesta y se comportan como tal.

Gente es tercera persona en singular, que designa a un conjunto de


individuos, por tanto, la manera correcta sería:

Es gente honesta y se comporta como tal.

13. Los números

Esta es una duda que constantemente nos invade. ¿Debemos escribir los
números con letras o con cifras?

Según las reglas, es preferible escribirlos con letras, a excepción de los


decimales o los números excesivamente grandes.

Ejemplo:

Diez mil personas asistieron a la manifestación por la libertad, en lugar


de: 10.000 personas asistieron a la manifestación por la libertad.

14. Abreviaturas

Sabemos que las abreviaturas, de algún modo, sirven para hacer nuestra
escritura un poco más fluida y rápida. No obstante, no siempre
conocemos el significado de todas cuando las vemos escritas en un texto.

Por tanto, es recomendable escribir el término completo en un principio,


utilizando, seguidamente, la abreviatura entre paréntesis. De este modo,
podemos seguir usándolas a lo largo del texto.
15. Anglicismos

Hemos escuchado mencionar que la lengua inglesa es quizás la más


apropiada para unificar al mundo, gracias a que, en general, no maneja
palabras que designen a un género u otro, sino que ciertamente logra ser
neutral.

No obstante, si estamos escribiendo en español, debemos huir de los


anglicismos. Si la palabra en cuestión tiene su equivalente en español y
son entendidos por nuestras personas, además de no perder el sentido ni
la fuerza en el texto, es mejor usar siempre el español.

Para terminar
La escritura en tanto a su gramática y ortografía es un asunto que solo
aprendemos cuando practicamos todos los días y cuando hacemos
consciente todo lo que aplicamos.

Es claro que cometer errores en esta labor es muy sencillo; de hecho,


todos tenemos grandes posibilidades de caer en ellos por diversas causas,
que la mayoría de las veces es por falta de conocimiento o por falta de
concentración.

Tampoco se trata de aprendernos al pie de la letra cada una de las reglas


que existen. ¡Es imposible! El español es un idioma muy extenso y que
está en constante cambio y avalúo. Además, para eso están los libros y la
internet, para que consultemos en ellos cada vez que nos surja una duda.

Por esta misma razón es que te recomiendo guardar este artículo entre
tus páginas favoritas, para que así puedas regresar a él cada que tengas
una pregunta o estés dudando si se escribe de una manera o de otra.

Los 7 usos incorrectos de la coma


más habituales en los textos
23 comentarios
Una coma mal colocada puede decidir el destino de una persona y suponer su muerte.

No exagero.

Antes de contarte por qué digo algo tan tajante, déjame preguntarte si alguna vez has
pensado: “aquí…, ¿pongo coma o no la pongo? ¿La pongo? No. Sí, aquí va coma. O…
¿no va?”.

Al final, lo dejas en manos de la suerte, a cara o cruz.

Quizá ni siquiera reflexionas al respecto.

Total, es una simple coma. ¿Qué más da? Nadie se fija en las comas.

¿Seguro?

Contenido [ocultar]
 Por qué la puntuación de un texto es importante
 Los 7 errores más frecuentes en el uso de la coma
o 1. Coma entre el sujeto y el predicado
o 2. Coma antes de la conjunción y
o 3. Coma en sustitución de los dos puntos (:)
o 4. Secuencia de muchas comas
o 5. Las comas con vocativos
o 6. Coma delante de conjunciones y locuciones
o 7. Comas en comparaciones (tan/tal/tanto… que)

Por qué la puntuación de un texto es importante

Los signos de puntuación (coma, punto, dos puntos, punto y coma, raya, paréntesis…)
se encargan de articular el texto, de concederle significado, intención, coherencia,
ritmo, lógica y melodía.
Sí, todo eso.

Es verdad que cuando leemos no nos fijamos en estos signos… a menos que la
puntuación sea un desastre.

En ese caso sí les prestas atención, porque comprender el contenido se convierte en toda
una aventura desagradable. Tienes que releer, para puntuar mentalmente y encontrar el
sentido.

La puntuación de un texto es decisiva para entender una frase y no entorpecer la


comunicación.
Click to Tweet

Fíjate si será importante que (ahora verás por qué decía que una coma puede decidir el
destino de alguien) Carlos V tuvo que firmar la sentencia de un condenado, en la que
aparecía esto escrito:

Perdón imposible, que cumpla su condena.

A saber lo que había hecho el pobre hombre.

El caso es que, en un arranque de benevolencia, antes de firmar, el emperador movió la


coma de lugar. El texto final quedó así:

Perdón, imposible que cumpla su condena.

Ahora, dile tú al afortunado que logró salvar su vida que las comas no son
importantes…

Esta anécdota histórica (que conocí hace tiempo gracias a José Antonio Millán) muy
posiblemente solo sea eso: una anécdota.

Sin embargo, ¿qué ocurriría si una coma mal puesta cambiara el significado de una
frase en un contexto de negocios?

Que podría afectar al bolsillo y a tu credibilidad. Mal asunto…

Por poner un ejemplo rápido, imagina que se pone en contacto contigo un cliente a
través de correo electrónico para hacerte un encargo. Lo necesita con urgencia. “¿Es
imposible llegar a tiempo?”, te pregunta.

Fíjate en estas dos posibles respuestas:

No tengo margen de maniobra.

No, tengo margen de maniobra.

La coma es la responsable de que el cliente perciba que es posible o si, como intuía,
tendrá que buscar una alternativa.
Así que voy a contarte los errores más frecuentes que se comenten al usar las comas,
para que evites malentendidos, interpretaciones erróneas y ambigüedades
comprometedoras, en cualquier texto que escribas.

No cometas estos 7 errores frecuentes en el uso de la coma. Evita malentendidos y


ambigüedades.
Click to Tweet

Los 7 errores más frecuentes en el uso de la coma

No te voy a negar que puntuar tiene algo de arte.

Hay contextos que admiten distintas posibilidades, como también hay casos para los que
no existe una solución única y definitiva (ni siquiera consultando todas las reglas,
normas y manuales).

Ahora bien, esto no quiere decir que se puedan poner comas aquí y allí, a lo loco y a lo
bailo.

¿Por qué? Porque los errores de puntuación no solo denotan una competencia de
escritura insuficiente, sino que reflejan deficiencias en la construcción del
discurso y dificultan la comunicación.

1. Coma entre el sujeto y el predicado

Entre sujeto y predicado no se pone coma.

Aunque las comas sean pequeñas pausas, no siempre se corresponden con las que
hacemos al hablar.

Es decir, las comas no son una representación gráfica de las pausas orales. Unas veces
coincide; otras, no.

Colocar una coma entre el sujeto y el predicado puede parecer que no tiene relevancia.
Juzga tú mismo este ejemplo:
Entre sujeto y predicado solo puede haber coma cuando dentro del sujeto haya una
aclaración que, a su vez, debe ir entre comas. Es decir, algo como esto:

Los emprendedores, que trabajan incansablemente por conseguir éxito en sus


negocios, deben cuidar la calidad de sus textos para transmitir confianza y credibilidad.

Otra excepción: cuando el sujeto es una enumeración que termina con etcétera (o
etc.). Por ejemplo:

Las comas, los puntos, los punto y coma, etc., son elementos fundamentales para la
comprensión de un texto.

2. Coma antes de la conjunción y

En una enumeración en la que el último elemento se une a los demás mediante y, no se


pone coma delante de la conjunción.

Instagram, Facebook, Twitter, y LinkedIn son las redes sociales más utilizadas.

En otros casos, la coma delante de esta conjunción no solo no es incorrecta, sino que es
obligatoria.

Por ejemplo, cuando equivale a pero:

Me aconsejó que no me apuntara a ese curso, y no le hice caso.

3. Coma en sustitución de los dos puntos (:)

En los encabezamientos de los correos electrónicos o en los comentarios de


los artículos de tu blog, después del saludo hay que escribir dos puntos, no una
coma.

Esto no es que sea supergrave, pero ya que nos molestamos en poner algo, caramba,
pongámoslo bien, ¿no crees?

Este error se debe a la influencia del inglés, donde sí es correcto escribir coma.

Por lo tanto, un saludo correcto sería así:

Hola, Ana:
Comienza el cuerpo del texto.

4. Secuencia de muchas comas

Puedes escribir frases que contengan una enumeración, incisos y enlaces. Si el único
signo de puntuación que utilizas es la coma, se genera una secuencia que complica la
lectura y la comprensión de la información.
Además, ten en cuenta que leer en pantalla no es lo mismo que leer en papel.

Por eso, antes de publicar tus artículos, revisa la puntuación y elimina las comas que no
son necesarias (¡sin prescindir de las obligatorias!).

Para enriquecer el texto y conseguir una lectura ágil, alterna los signos de puntuación.
No olvides que, además de comas, puedes usar punto y coma, puntos, rayas y
paréntesis.

5. Las comas con vocativos

Los vocativos deben separarse del resto de elementos de la frase por comas. Además de
ser una norma, la interpretación puede variar considerablemente:

Pablo escribe bien.

Pablo, escribe bien.

6. Coma delante de conjunciones y locuciones

Algunas expresiones (conjunciones y locuciones explicativas, adversativas, causales,


consecutivas, etc.) deben ir precedidas —y a veces también seguidas— por comas.

Por lo tanto, debemos escribir coma delante de: esto es, es decir, así
que, sin embargo, pero, no obstante, aunque y sino.

Su mal uso no supone una excesiva ineficacia de la comunicación, pero refleja


descuido.

Del mismo modo, no escribimos coma detrás de pero, aunque ni así que.

7. Comas en comparaciones (tan/tal/tanto… que)

No se debe poner coma entre elementos de una comparación.

Tanto María, como Miguel han estrenado blog este mes.

Tanto María como Miguel han estrenado blog este mes.

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