25 Cuentos Cortos

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BITACORA DE LECTURA

ABIGAIL CORREA MEJIA


1º “C” Matutino

Maestra: Isabel

Escuela: Tierra y libertad


Contenido

Cuatro vientos brujos ............................................................................ 2


Un hombre que fue hasta el infierno ........................................................ 3
El cazador ............................................................................................ 4
La madre del sol y de la luna .................................................................. 5
El águila y el león.................................................................................. 6
Dos comerciantes brujos ........................................................................ 7
Cuento de un rayo ................................................................................ 8
El brujo con cara de tigre ....................................................................... 9
Cómo se ayudan los brujos .................................................................. 10
La gente del agua ............................................................................... 11
Pueblos de brujos ............................................................................... 12
Los compadres tigres .......................................................................... 13
El estornudo de Don Lucio .................................................................... 14
El tronar del cielo ................................................................................ 15
Cuento de un chaneque ....................................................................... 16
Paco el chato ...................................................................................... 17
Saltan y Saltan ................................................................................... 18
Los animales cantores ......................................................................... 19
Los colores. ........................................................................................ 20
El día y la noche ................................................................................. 21
¡Qué rico banquete! ............................................................................ 22
¿Cuántas palabras? ............................................................................. 23
La abeja ............................................................................................ 24
En las playas ...................................................................................... 25
Los delfines ........................................................................................ 26
Cuatro vientos brujos

Un viejito iba a su rancho cuando vio cuatro guajolotes en el río.


Eran brujos: vientos que se habían transformado en aves y que
se estaban bañando. Al rato, los guajolotes salieron a la orilla.
Se abrazaron con las alas, jugando; frotaron sus picos uno
contra otro e hicieron un ruido parecido al de la corneta de un
soldado.

Al verlos, el viejito se dijo: "¿Qué clase de animales serán ésos?


Voy a echarles fuego, a ver qué hacen." Y lo hizo. Los animales
volaron y se transformaron en vientos. El cielo se nubló y
comenzó a caer un aguacero muy fuerte con rayos y viento.

El viejito se espantó muchísimo, y regresó a su casa todo


empapado. Se enfermó de susto y ya no sanó.
Un hombre que fue hasta
el infierno

Hace tiempo vivía un hombre que no tenía trabajo.


Desesperado, un día se dijo: "He de encontrar trabajo, aunque
sea en el infierno."

Cuando salió de su casa, se encontró en el camino, con un


hombre que le ofreció trabajo y se fue con él.

El primer empleo que le dieron fue de separar por colores unos


montones de maíz enormes: maíz blanco, maíz rojo, maíz
negro, maíz amarillo... Entonces las hormigas llegaron a
ayudarlo.

Luego, el patrón le dijo que amansara unos caballos y, esta vez,


unos leones lo ayudaron.

Por fin, le ordenaron que fuera a traer leña para atizar la lumbre
y secar unas jícaras muy grandes que el señor tenía sobre el
fuego. Todos los días el hombre iba a traer leña y encendía el
fuego.

Un día, una jícara le habló y le dijo:

—Nosotras no somos verdaderas jícaras, sino almas. Éste es el


infierno y nosotras estamos aquí porque enterramos dinero
antes de morir. Cuanto te vayas de aquí, no pidas tu pago en
dinero, di que te regalen una jícara.

El hombre acabó su trabajo en el infierno y le pidió a su patrón


una jícara seca en pago de lo que había hecho. Y esa jícara seca
le dijo dónde había enterrado su dinero. Así, el hombre fue muy
rico, y el alma de aquélla quedó libre.
El cazador

Un cazador andaba disparando en el monte cuando vio a un


hombre que le preguntó.

—¿Qué haces?

—Estoy cazando —contestó.

—Ven, sígueme.

Aquel hombre lo condujo y, como en un sueño, el cazador vio a


todos los animales que había herido sin matar.

—¿Ya viste cuántos animales has lastimado? Cuando vayas a


cazar, apunta bien, porque si nada más los lastimas y hieres, te
voy a mandar a mis perros para que te castiguen.

El hombre se asustó mucho, pues supo que aquel hombre era el


Dueño de los Animales. Ya nunca volvió a cazar.
La madre del sol y de la
luna
Hace mucho tiempo, vivía una muchacha a la que le brillaba el
cuerpo. Por eso, la gente le tenía mucho miedo. La molestaban
y querían deshacerse de ella. Un día, las autoridades la
mandaron llamar.

—Aquí tienes una mota de algodón —le dijeron—. Con ella


debes tejer una tela que cubra el cielo. Nos la debes entregar
mañana.

—Está bien —contestó la muchacha. Regresó muy triste a su


casa y les platicó a sus hermanas lo que le habían ordenado.

—¿Cómo voy a hacerlo con una mota de algodón?

—No te preocupes —le dijo una de sus hermanas—, yo te


ayudaré.

Se sentaron juntas y la hermana se comió la mota de algodón.

—¿Qué haces? ¿Ahora cómo voy a hacer mi tela?

Pero la hermana no contestó, se transformó en araña y


comenzó a tejer.

Al día siguiente, la muchacha que brillaba fue a entregar la tela.

Todos quedaron muy sorprendidos.

Pasaron dos o tres semanas y la volvieron a llamar:

—Toma un colibrí —le dijeron — con él vas a preparar una


comida que debe alcanzar para que almuerce el pueblo entero.
El águila y el león

El águila les dijo a los otros animales:

—No se metan con los hombres, contra ellos no podemos hacer


nada, porque son muy listos.

—No es cierto —rugió el león—, a mí nadie me gana. Yo soy el


rey —y enseñaba sus garras presumiendo.

El león salió al monte buscando a un hombre para demostrarle


que él era más valiente. Se encontró uno que estaba cortando
leña.

—¡Te voy a comer! —le amenazó.

—¿Por qué? Yo no te he hecho nada. Siquiera espérame a que


acabe de cortar mi leña.

El hombre dio un golpe fuerte con su hacha y ésta se quedó


atorada.

—Tú que eres tan fuerte —le dijo al león—, ayúdame a sacar mi
hacha.

El león quiso sacar el hacha, y la pata se le quedó atorada.


Mientras tanto, el hombre huyó.

El león regresó y les dijo a los otros animales:

—De veras que no podemos con los hombres, son muy listos.

Por eso es que, hasta la fecha, los leones no molestan a los


hombres, les tienen miedo.
Dos comerciantes brujos

Dos comerciantes brujos andaban de pueblo en pueblo


vendiendo su mercancía; uno podía transformarse en ratón y el
otro en rayo. Llegaron a un poblado y se quedaron en una casa.
A media noche sintieron que unos animales los pisoteaban; se
levantaron muy asustados para sacar a las bestias. Pero los
dueños de la casa corrieron a los comerciantes por maltratar a
sus animales.

—Váyanse inmediatamente —les dijeron.

Y los comerciantes se fueron. Los de la casa se transformaron


en tigres, y fueron a esperarlos al camino. Se trataba de toda
una trampa para comerse a los comerciantes. Al empezar la
vereda, éstos se detuvieron.

—¿Qué hacemos? Es peligroso andar a oscuras.

—Conviértete en ratón y averigua si hay algún peligro.

El comerciante se hizo ratón y fue a investigar. Más adelante,


vio dos tigres y regresó a avisarle a su compañero. Éste sacó un
cigarro y se puso a fumar. Poco a poco el humo del cigarro se
fue transformando en nube. El hombre se metió en la nube y,
en ella, se fue al cerro.

Cuando llegó encima de donde estaban los tigres, soltó un rayo


y los mató. Luego, regresó a donde estaba su compañero, y así
los dos comerciantes pudieron seguir su viaje sin peligro.
Cuento de un rayo

Un hombre de Usila iba por el monte cuando escuchó un grito.


Se espantó, pues no veía a nadie. Oyó el grito tres veces y,
entonces, preguntó muy quedito:

—¿Quién grita?

Y vio que quién le hablaba era un rayo que estaba atorado en


un árbol.

—Soy yo. Ven, ayúdame a salir.

El hombre lo ayudó y, al sacarlo, sonó un trueno, se vio un


relámpago y empezó un aguacero.

Más adelante, en el camino, se encontró con el rayo y con toda


la familia rayo. Le dieron las gracias, lo invitaron a comer y le
pagaron por haber salvado al rayo padre.
El brujo con cara de tigre

Había una vez un brujo que se convertía en tigre. Como hacía


muchas maldades, la gente lo siguió, lo cazaron y lo apalearon,
dejándolo destrozado. Regresó todo lastimado a su casa. Estaba
llorando cuando su compadre llegó a visitarlo y le preguntó:

—¿Qué te pasa?

—Me cazaron, ayúdame. Tráeme los sesos de mi cabeza y la


sangre de mi corazón; están en el lugar donde me golpearon.

Su compadre fue a buscar lo que le había pedido el brujo


enfermo, pero no encontró ni la sangre ni los sesos. El brujo ya
no sanó, se le quedó la cara de tigre y hasta se le alargaron los
bigotes.
Cómo se ayudan los
brujos

El pueblo estaba de fiesta y llegó un comerciante. Como todos


estaban bailando, no le hicieron caso, ni le ofrecieron nada de
comer. Por eso él se enojó. Como era brujo, se transformó en
tigre y se llevó del pueblo a una señora.

En la mañana, el marido de la señora salió a buscarla y lo único


que halló fue huellas del tigre y gotas de sangre.

Estaba muy enojado y quería vengarse. Le puso una trampa al


tigre y lo agarró. Lo llevó al pueblo para quemarlo. Cuando
estaba preparando el fuego, se apareció por allí un gato flaco al
que nadie le hizo caso. Pero en realidad era otro brujo, que
ayudó al tigre a escapar. Y huyeron juntos al bosque. Así, pues,
los brujos se ayudan unos a otros.
La gente del agua

Hace mucho tiempo, vivía en el pueblo una muchacha muy


bonita, con quien los jóvenes querían casarse, pero ella siempre
se negaba.

Unos vecinos notaron que cuando sus padres iban al rancho a


trabajar, la muchacha se ponía a hacer tortillas y salía de la
casa llevando comida.

Nadie sabía a dónde iba. Una vez la acusaron con su mamá y


ésta decidió seguirla. La vio salir y caminar hacia el río. Cuando
la joven llegó al río, no se detuvo, se metió al agua con todo y
ropa y desapareció.

La mujer regresó a su casa y al rato llegó la muchacha, quien le


dijo:

—Ahora que usted ya descubrió mi secreto, me debo ir y no


volveré a la casa. Para dentro de tres días, prepare una buena
comida y la lleva a la orilla del río. La deja usted sobre un
petate fino y se aleja. Después, regresa usted, dobla el petate
con mucho cuidado, se lo lleva y lo pone siete días sobre la
viga; luego lo abre.

La mujer hizo todo lo que le dijo su hija. A los tres días fue junto
al río y puso la comida sobre el petate. Al rato, vio salir
al Hombre del Agua, un viejo calvo que tenía una cresta de gallo
en la cabeza; detrás de él venían dos niños calvos. Eran el
marido y los hijos de la muchacha.

Se sentaron a comer y, cuando acabaron, los niños se pusieron


a bailar sobre el petate. Con los brincos se les caían pellejitos de
la piel. Luego, la familia se regresó al río.La mujer dobló el
petate con cuidado, como le había dicho su hija, y se lo llevó a
su casa. A los siete días lo abrió y, al desdoblarlo, aparecieron
muchas monedas de plata.
Pueblos de brujos

En un pueblo llamado Llano Tlacuache vivía una viuda con su


hijo. Una vez, la mujer estaba lavando en el río; su hijo estaba
nadando y jugaba en el agua cuando vio que por allí andaba un
animal, que era mitad trucha y mitad camarón. El niño quería
atraparlo, pero su mamá lo llamó.

—Ven, no juegues por ahí.

La señora siguió lavando. Al rato, buscó al niño y no lo


encontró. Regresó al pueblo y vinieron muchas gentes a
buscarlo por el río y por el bosque. Y no lo encontraron.

Tres brujos del pueblo se transformaron, uno en arco iris, otro


en sapo y el tercero en cangrejo, y buscaron al niño a lo largo
del río. Llegaron a Paso Escalera y preguntaron por él. Estaban
seguros de que los brujos de ese pueblo se lo habían robado;
pero como éstos no quisieron decirles dónde estaba, se
regresaron enojadísimos a su pueblo.

Así empezó el pleito. Los brujos de Paso Escalera se prepararon,


llamaron a todos los animales del agua: lagartos y peces.

Los de Llano Tlacuache llamaron a sus aliados. Y trece brujos


que se convertían en rayos fueron a pelear. Estuvieron siete
días echando rayos sobre el río y durante siete días hicieron
hervir el agua. Así acabaron con los de Paso Escalera. Pero a
pesar de todo, nunca encontraron al niño que se había perdido.
Los compadres tigres

Eran dos compadres: uno rico y otro pobre. Un día, mientras


trabajaban en la milpa, el pobre se quejaba y el rico ofreció
ayudarlo:

—Ve a mi casa hoy en la noche —le dijo—, pero no le digas a


nadie.

En la noche se vieron y salieron al monte; el rico le enseñó a su


compadre a convertirse en tigre. Así, transformados en fieras,
anduvieron matando y comiendo puercos, pero las gentes y los
perros los corretearon.

Muchas veces salieron de cacería, hasta que en una ocasión


lograron alcanzarlos. Mataron al compadre pobre e hirieron al
rico. Desde entonces, éste estuvo muy enfermo y, como ya no
podía convertirse en tigre, no tenía qué comer.

Todas las personas —dicen los chinantecos— tienen un nagual


que los acompaña como su sombra desde el nacimiento hasta la
muerte. Es su doble natural: si a la persona le sucede algo, su
nagual también lo sufre dondequiera que esté, ya sea en el
monte, en el mar, en el aire. El nagual puede ser un animal, un
rayo, una nube, un trueno o una tempestad.

No todos saben cuál es su nagual; los que llegan a saberlo


tienen mucho poder y pueden transformarse a voluntad.

En estas historias no existe una separación clara entre los


hombres y la naturaleza, entre las personas y los animales,
entre los lagos y las nubes que en ellos se reflejan; parece que
escuchan algo entre los árboles y las piedras que con el ruido de
las grandes ciudades ya no se alcanza a oír.
El estornudo de Don Lucio
Don Lucio es un hombre muy sabio y, al mismo tiempo, es un
sencillo cazador. En este oficio pone en práctica su inteligencia y
siempre regresa a casa con conejos, venados, patos silvestres,
iguanas, liebres y otros animales que habitan la selva juchiteca.

Un día intentó cazar un armadillo que se atravesó en su camino,


pero el animal sacó sus garras dispuesto a defenderse.

Don Lucio se enfrentó a él y ambos sostuvieron una dura lucha


en la que se revolcaron sobre el camino de tierra, pero el
armadillo no se dejó atrapar. El humilde cazador prefirió pensar,
ante la extraordinaria fuerza del animal, que ese día habría de
desistir de comer carne de armadillo.

De vuelta a casa, pasó por un río y decidió darse un chapuzón


para quitarse el polvo de encima. Antes de desnudarse, miró a
un lado y a otro para ver si lo espiaban; no había nadie a su
alrededor.

Entonces se desvistió y colgó su ropa de unas ramas secas que


había en la orilla.

Se bañó rápidamente. Al salir del agua, sintió frío y estornudó


tan fuerte que hizo saltar a un venado. En realidad había
colgado su ropa de los cuernos del venado.

Don Lucio intentó descolgarla, pero volvió a estornudar


provocando que el venado huyera.

Después, el cazador llegó a su casa con las manos entre las


piernas, estornude y estornude.
El tronar del cielo
Un día, el señor Sabino fue a recoger leña al campo con su
carreta.

Y fue sin preocupación alguna.

Recogió la leña que un día antes había cortado, comenzó a rajar


otros troncos y de pronto oyó un grito, un quejido que venía de
allá de muy lejos.

El leñador suspendió su tarea y caminó hacia donde había


surgido la voz. Cerca de una arboleda escuchó de nuevo el
lamento y descubrió que éste salía de un árbol de mezquite que
tenía forma de horqueta.

Se aproximó al lugar con miedo, pero pensó también que, a lo


mejor, el quejoso necesitaba ayuda. Ya frente al mezquite, vio
que el señor Rayo estaba atrapado entre el ángulo de la
horqueta y una piedra. Entonces supo que la voz pertenecía al
mismo señor Rayo.

—Oye, Sabino —dijo el señor Rayo—, mira esta desgracia mía.


Me encuentro aquí desde hace muchas horas y la luz se me está
acabando. No sé no cómo me atrapó el árbol.

Estoy muy triste porque no puedo salir al mundo para continuar


mi labor:

Tú sabes, hacer tronar el cielo, anunciar lluvias y tempestades.

—¿Y si tu electricidad me mata? —dijo el señor Sabino.

—No te preocupes —respondió el señor Rayo—, a estas alturas


he perdido gran parte de mi fuerza.

—¡Bien, te ayudaré! —asintió el leñador.


Cuento de un chaneque

Una vieja y su nieto habitaban el rancho. En los alrededores,


vivía un chaneque que les robaba la comida cuando salían de la
casa.

Un día, la abuela fue a cortar hierbas y, cuando regresó, ya no


encontró a su nieto. Le preguntó al chaneque si lo había visto, y
éste contestó:

—Por ahí ví que se fue.

La abuela buscó y buscó al niño y no lo encontró.

"¿Qué le pasaría?" —se preguntó— "¿Se lo comería el


chaneque?"

Fue al pueblo a avisarle al papá del niño y juntos regresaron al


rancho. Todavía andaba por allí el chaneque.

—Ayúdanos a recoger leña —le dijeron—, y la pones cerca de la


casa.

Así lo hicieron. Al anochecer, todos se fueron a dormir. El


chaneque se estiró las orejas, y se le hicieron tan largas, que
una la dobló para utilizarla como almohada, y con la otra se
tapó.

Cuando la abuela vio que el chaneque dormía, encendió la leña


y huyó con su hijo.

—¡Me estoy quemando, quemando, quemando —gritó el


chaneque—, me quemo arriba, me quemo abajo, me estoy
quemando, quemando, quemando!

La abuela y su hijo se escondieron en la copa de un árbol.


Paco el chato
Paco el chato.

Paco el chato vivía en un rancho. Al cumplir seis años Paco


debía entrar a la escuela.

Para eso su papá lo llevó a la ciudad, donde vivía su abuelita.

Al llegar a la escuela, el primer día de clases, la abuelita le dijo :


- A la salida me esperas en la puerta.

Paco esperó un rato, después empezó a caminar y se perdió.

Paco se asustó y empezó a llorar. Un policía le preguntó su


nombre, su apellido y su dirección.

Paco no sabía ni su apellido ni su dirección. El policía llevó a


Paco a la estación de radio para que avisaran que ahí estaba.

La abuelita de Paco oyó el aviso y fue a buscarlo.

Paco se alegró y prometió aprender su nombre completo y


dirección.
Saltan y Saltan

Saltan y saltan

Saltan y saltan y vuelven a saltar los siete enanitos en el pajar.

Saltan y saltan y vuelven a saltar, al bosque encantado quieren


llegar.

Uno se cansa y se queda


atrasito,

otro se enferma y se va despacito.

Saltan y saltan y vuelven a saltar los cinco enanitos que quedan


nomás.

Otro se pierde por el camino.

y otro se sienta a comer pepino.

Saltan y saltan
y vuelven a saltar los tres enanitos que quedan nomás.

Otro se pasma y se queda dormido, otro se tropieza y está mal


herido.

Saltan y saltan y vuelven a saltar, un solo enanito al bosque va


a llegar.

La reina Enanita lo estaba esperando y la boda en grande se


está celebrando.
Los animales cantores

Estaba la rana muy cerca del agua, cuando contenta se puso a


cantar, vino la garza y la hizo callar.

Estaba la garza muy cerca del agua, cuando contenta se puso a


cantar, vino la zorra y la hizo callar.

Estaba la zorra muy cerca del agua, cuando contenta se puso a


cantar vino el osito y la hizo callar.

Estaba el osito muy cerca del agua, cuando contento se puso a


cantar, vino el leopardo y lo hizo callar.

Estaba el leopardo muy cerca del agua, cuando contento se


puso a cantar, vino el gorila y lo hizo callar.

Estaba el gorila muy cerca del agua, cuando contento se puso a


cantar, entonces ni el diablo lo hizo callar.
Los colores.

Blanco, amarillo, verde, rojo, violeta y azul.


Los colores de este mundo que siempre viste brillar,
si tú no sabes su nombre, canta y lo aprenderás.
Blanca es la espuma del mar, las nubes que vuelan,
es la nieve y el azahar. Amarillo el Sol da su luz,
los campos dorados que duermen en su quietud.
Blanco, amarillo verde, rojo, violeta y azul.

Los colores de este mundo que siempre viste brillar,


si tú no sabes su nombre, canta y lo aprenderás.
Verde es la vegetación, es la hierba que da al campo
su color y resplandor. Roja es la fresa silvestre,
son las amapolas y el color del corazón.
Blanco, amarillo, verde, rojo, violeta y azul.
Los colores de este mundo que siempre viste brillar,
si tú no sabes su nombre, canta y lo aprenderás.
Violeta, nombre de una flor, nombre de perfume,
dulce nombre de color. Azul es el color del mar,
de lagos y ríos y del espacio estelar.
El día y la noche

El día y la noche parecen un niño y una niña que juegan a


perseguirse: primero es de día y luego de noche y luego de día
y luego de noche... y siempre así. En esta lectura vamos a ver
por qué.
Mira el cielo, obsérvalo. ¿Qué ves?
¿Lo puedes tocar?
¿Quisieras subir y llegar muy alto?
Aunque parezca un techo, el cielo es un espacio enorme.
Allí viven el Sol, la Luna, las estrellas, los planetas y los
cometas.
El mundo
El lugar donde vivimos es un planeta que tiene la forma de una
inmensa esfera.
Tiene dos nombres. Se llama Tierra, y también se llama mundo.
Como la Tierra es una esfera que gira, el Sol ilumina primero un
lado y después el otro.
Esto produce el día y la noche.
En este momento, ¿es de día o de noche? Muy bien, es de día.
¿Cómo lo sabemos? Porque hay luz, porque ahora estamos en
esa parte de la Tierra que recibe la luz del Sol. A mí, en la noche
me dan ganas de que me cuenten cuentos. ¿Y a ustedes?
¡Qué rico banquete!

Probar la comida de otros lugares es como viajar por esas


tierras. Porque cada lugar del país y del mundo tiene sus
platillos típicos, su cocina tradicional. Vamos a preparar,
leyendo, un rico banquete...
A mis amigos y a mí, nos gusta traer comida especial a la
escuela, para comer juntos.
Meiko trajo sushi. La familia de Meiko es de Japón.
El sushi se hace con arroz, pescado y verduras. A veces, se
envuelve con algas.
Antonio trajo tostadas. La familia de Antonio es de México.
Las tostadas llevan frijoles, pollo, lechuga, queso, crema y
salsa.
Larissa trajo pizza. La familia de Larissa es de Italia.
Para hacer pizza, se estira la masa en forma de círculo. A veces,
el cocinero la avienta al aire para estirarla.
¡Mmm!, ¡qué rico huele!
¡Mmm!, ¡qué rico se ve!
¡Mmm!, ¡qué rico sabe!
¡Qué rico banquete!
A mí ya me dio hambre. ¿A ustedes no? ¿Qué se les antoja?
¿Cuántas palabras?
Cada palabra está formada por una serie de letras que unidas
hacen un sonido que utilizamos al hablar y escribir. Cada letra
sola no nos dice nada, pero unidas como un gran equipo forman
las palabras. Las letras de una palabra pueden acomodarse de
otra manera, y entonces... ¡forman otra palabra! [Es una lectura
muy corta. Si se escriben en el pizarrón algunas palabras será
más claro cómo al cambiar de lugar las letras una palabra se
convierte en otra.]
Cuántas palabras esconde una persona en su nombre:
En Olga se esconde algo que se llama lago.
En Omar hay una mora y la gran ciudad de Roma.
Cuántas palabras esconde una persona en su nombre:
En Eva se esconde un ave que no encuentra quien no la vea.
En Adán no encuentro nada.
Cuántas palabras esconde una persona en su nombre:
Con seis letras en la oreja, aretes lleva Teresa.
Y aunque Olivia no lo sabe, lleva alivio a todas partes.
Cuántas palabras esconde una persona en su nombre...
Con las letras de tu nombre, a ver si puedes formar otras
palabras.
La abeja

Abeja.
Insecto que produce miel y habita en cualquier lugar donde
haya flores. Vive en un panal de cera que fabrica con las demás
abejas. Su enorme familia está formada por una reina madre,
un ejército de hijas llamadas obreras y un único macho llamado
zángano.
Cada abeja vive alrededor de 30 días, vuela casi toda su vida y
trabaja hasta 10 horas al día, chupando el néctar de las flores
para producir media cucharada de miel diaria.
¡Qué divertido el trabajo!
Se engolosina la obrera,
en medio de su agasajo,
entre celdillas de cera.
La colonia se alborota
mientras la miel se fermenta,
madurando gota a gota,
desde la flor opulenta. [llena de cualidades: hermosa,
perfumada, radiante...]
En las playas

En las playas de todo el mundo se reúnen los niños. El cielo

infinito, en calma, sobre sus cabezas; el agua impaciente se

alborota. En las playas de todo el mundo, los niños se reúnen

gritando y bailando.

Hacen casitas de arena y juegan con las conchas. Su barco es

una hoja seca que arrojan en la vasta extensión del mar. Los

niños juegan en las playas de todo el mundo.

No saben nadar; no saben echar la red. Mientras el pescador de

perlas se hunde en ellas y el mercader navega en sus barcos,

los niños recogen piedritas y vuelven a tirarlas. Ni buscan

tesoros ni saben echar la red.

El mar se alza en una carcajada, y brilla, pálida, la playa

sonriente. Olas espumosas cantan a los niños baladas y arrullos,

igual que una madre que meciera a su hijo en la cuna. El mar

juega con los niños y, pálida, luce la sonrisa de la playa.


Los delfines

¿A quién no le gustan los delfines? Son un lindo animal, y uno


de los más inteligentes que existen.
En los mares y océanos viven muchísimas especies de animales
y plantas. Entre ellos, unos de los más simpáticos y bonitos son
los delfines.
Los delfines viven en el mar, pero no son peces, sino
mamíferos.
Al nadar van sacando los lomos, con su aleta, siempre en
grupos. Y cuando están contentos dan grandes saltos fuera del
agua.
Cuando se sumergen bajo el agua aguantan la respiración,
como hacemos los seres humanos.
Su hocico termina en punta y les sirve para defenderse de sus
enemigos, incluso de los tiburones. Se impulsan con fuerza y
golpean con su trompa a sus enemigos.
Los mamíferos son animales que no ponen huevos; sus hijos
salen de la madre ya formados, y mientras son pequeños se
alimentan mamando. Alcen la mano quienes hayan visto un
delfín, aunque sea en el cine o en la tele. ¿Quiénes lo han visto
en vivo?

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