Atributos Fundamentales de Un Texto

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Atributos fundamentales de un texto

Para comenzar debemos comprender que es un texto


El texto como unidad teórica, no tiene una extensión prefijada. Puede ser desde una
sola palabra, como el aviso de "¡Peligro!" que hay pintado en algunos lugares; puede
ser una frase, como, por ejemplo, "Encienda las luces de cruce", y así hasta un
conjunto muy extenso de discurso. La delimitación del texto depende sencillamente
de la intención comunicativa del hablante, de lo que él conciba y quiera comunicar
como un conjunto de unidades lingüísticas vinculadas en un conjunto total de
intención comunicativa. El texto es, por tanto, una unidad de carácter lingüístico
intencionadamente emitida por un hablante en una situación comunicativa concreta
y con una finalidad determinada. Se trata de una unidad comunicativa básica, y
puede ser entendida como un conjunto estructurado de enunciados de muy variada
extensión, desde una oración hasta una novela.
Entre sus principales atributos podemos encontrar que para ser considerado un
texto debe tener:
MARCO DE INTEGRACIÓN GLOBAL Un texto, para serlo, tiene que poseer un
núcleo informativo fundamental, que es el "asunto" del que se trata. Al percibir un
texto, el oyente capta esa unidad subyacente a la que se subordinan los diversos
enunciados que lo integran. Este núcleo fundamental es el marco de integración
global o tópico de discurso. Se trata de que el texto ha de tener sentido. Las distintas
oraciones que componen el discurso deben significar globalmente, es decir, no
pueden constituir una sucesión arbitraria de entidades que expresen contenidos
dispares o contradictorios, sino que deben responder al tema general del texto.
ADECUACIÓN La adecuación es la característica de los textos que están bien
construidos desde el punto de vista comunicativo. Es el resultado de una serie de
elecciones que el emisor ha de llevar a cabo teniendo en cuenta las características
concretas de los elementos que intervienen en esa comunicación: quién es el
emisor, cuál es su intención, quién es el receptor, qué relación hay entre ambos,
qué canal se va a utilizar… Atendiendo a todo ello toma una serie de decisiones
sobre el texto. Ejemplo: En el acto comunicativo que denominamos "examen", lo
que pretende el alumno es mostrar sus conocimientos sobre una materia, por lo que
sería adecuado producir un texto en el que predominara la función referencial.
Resulta inadecuada la aparición de enunciados con función expresiva (¡Qué
contento estoy, el examen me está saliendo tan bien...! o apelativa (Ruego al señor
profesor que tenga piedad de mí). Generalmente se exigirá la utilización de la
comunicación escrita y quedará excluida la utilización de códigos no verbales
(gestos, por ejemplo). Como el examen es una actividad académica, resulta
inadecuado el uso de expresiones vulgares o coloquiales (En la batalla participaron
mogollón de soldados y las heridas que sufrieron fueron la hostia de asquerosas).
Por último, no parece adecuado en un examen escoger un tipo de texto narrativo o
dialogado, sino que deberá ser expositivo o, en su caso, argumentativo.
Comprender e interpretar un texto es hacerse consciente de todas las elecciones
que ha realizado el emisor, al tiempo que se valora la oportunidad y la adecuación
de todos los elementos que lo componen.
COHERENCIA Es la propiedad fundamental inherente a todo texto que hace que
pueda ser percibido como una unidad comunicativa y no como una sucesión de
enunciados inconexos. La coherencia viene dada por las interrelaciones de todas
las informaciones contenidas en un texto. Es la propiedad que hace que un texto
pueda ser percibido como una unidad comunicativa. La coherencia vincula todos los
mecanismos de carácter semántico en un todo (el texto). Se manifiesta en diferentes
niveles; la totalidad del texto (coherencia global), sus partes constitutivas
(coherencia lineal) y los diversos enunciados que lo componen (coherencia local).
Había un hombre sentado en un banco con un cigarrillo sin encender en la boca. Se
levantó y se acercó a un señor que paseaba por allí. Le pidió fuego, pero el señor
no fumaba. El hombre le dio las gracias y volvió a sentarse. El otro señor siguió su
camino. En el texto anterior se trata un tema o asunto: "un hombre pide fuego a
otro". Al leer el texto, el receptor capta esa unidad de sentido a la que se subordinan
los distintos enunciados que lo integran. Esta unidad de sentido constituye el primer
nivel de coherencia del texto: la coherencia global. Cuando el conjunto de
enunciados carece de "tema general" capaz de relacionar sus significados parciales,
el texto deja de ser comprensible. La comunicación no llega a producirse y la
secuencia acaba convirtiéndose en un no-texto: Había un hombre sentado en un
banco con un cigarrillo sin encender en la boca. No he vuelto a ver a Matilde. La
cosa pública quedaba entonces exclusivamente en manos de la clase política y, en
estos nuevos modelos lingüísticos, sintaxis, semántica y pragmática van a la par.
Un segundo nivel lo constituye la coherencia estructural o lineal. Si el texto es
suficientemente extenso, el tema aparece articulado en diferentes secuencias de
significado o ideas, cada una de las cuales adquiere sentido en relación con el
significado general. Estas secuencias de significado pueden corresponderse con
partes más o menos definidas del texto (capítulos, episodios, párrafos…),
mantienen relaciones de significado unas con otras y tienen unidad también en sí
mismas. De esta manera, se puede decir que el contenido de un texto forma una
estructura. El concepto de progresión temática es fundamental para la coherencia
estructural. Cada enunciado del texto aporta una información relacionada con el
tema pero al mismo tiempo implica la información del enunciado anterior y añade
una información nueva. Así el texto va progresando. La coherencia exige una
adecuada ordenación de las ideas, una organización jerárquica que distinga
correctamente las principales de las secundarias y el respeto a ciertos principios de
ordenación lógica que tienen que ver con nuestra percepción de la realidad. Hay un
tercer nivel de coherencia, la coherencia local. Los distintos elementos que forman
un texto han de ser coherentes unos con otros para que la comunicación tenga éxito.
*Le he vendido el libro a Juan, pero Juan se lo ha comprado a Luis. En este ejemplo
se viola una implicación lógica. La primera parte del enunciado implica lógicamente
que Juan me ha comprado el libro a mí. *Puede que sea Lucas quien ha llamado
por teléfono, pero no ha llamado nadie. En este ejemplo se viola una presuposición.
La primera parte presupone que alguien ha llamado por teléfono, por eso la segunda
no tiene sentido. *La última mosca ha leído todos los libros y sabe la hora que es.
Resulta inaceptable porque contradice nuestro conocimiento del mundo, pero puede
ser coherente si está incluido en un texto literario. En el marco de una fábula, sería
aceptable porque en este tipo de discurso funcionan unas leyes de coherencia
especiales.
COHESIÓN La cohesión es la manifestación lingüística de la coherencia: un texto
está bien cohesionado si hay mecanismos lingüísticos que revelan la relación
coherente de sus partes. Por tanto, se denomina cohesión textual a la red de
relaciones entre los distintos elementos y mecanismos formales que manifiestan
lingüísticamente la coherencia global y lineal de las ideas de un texto. Analizar los
mecanismos lingüísticos que dotan al texto de cohesión nos permitirá percibir las
relaciones entre las ideas, la estructura y la unidad del mismo. Cuando se construye
un texto hay que soldar sus unidades por medio de los diferentes tipos de nexos
que nos ofrece la lengua, para que quede bien trabado, cohesionado. Las palabras
o grupos de palabras de un texto se relacionan entre ellas: por medio de
concordancias de género, número, persona, tiempo...; por medio de preposiciones
y conjunciones; por repetición, por sustitución.
CARÁCTER COMPLETO Consideramos que una expresión lingüística está provista
de carácter completo si tiene sentido completo por sí misma, si no depende de otra
expresión. De hecho, las oraciones, tomadas por separado, carecen de esta
propiedad; la obtienen, globalmente, mediante su agrupación al formar un texto, y
su sentido depende, por tanto, de las demás oraciones y del texto como globalidad.
Cuando una oración o una palabra poseen aisladamente esta cualidad, nos
encontramos delante de textos; es el caso del ejemplo "¡Peligro!" antes citado. El
carácter completo se manifiesta mediante entonación, pausas, conectores-
delimitadores de inicio y conclusión, conectores de unión en el caso de coordinación
de textos, etc.
Y como se mencionaba anteriormente, en los textos podemos identificar las ideas,
pero la idea en torno a la que gira la información recibe el nombre de idea
dominante. Sin embargo, como ocurre en el caso de los temas, no todas las ideas
dominantes tienen la misma relevancia; habrá, pues, que diferenciar entre ideas
principales e ideas secundarias
Las ideas principales son ideas que expresan una información básica para el
desarrollo del tema.
Las ideas secundarias expresan detalles o aspectos derivados del tema principal. A
menudo, estas ideas sirven para ampliar, demostrar o ejemplificar una idea
principal.
Y sobre todo conocer aquellos textos funcionales que utilizamos en el enfoque
educativo

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