Negociación
Negociación
Negociación
Es la idea que nos hacemos de él, lo cual no significa que no sea real. Es muy real, y es capaz de
proporcionar enorme energía en una negociación. Pero, en gran medida, reside en nuestra mente. Es
tan fuerte o tan débil como nosotros creemos que es”. El poder negociador transita por el análisis de
un grupo de factores determinantes que son:
Información: Mientras más conozca sus fortalezas y debilidades y las de su contraparte, así
como del objeto de negociación y del entorno, mayor poder tendrá.
Legitimidad: Ninguna fuente de poder puede hipnotizar tanto como el poder de la
legitimidad. El poder está investido por factores tales como la opinión pública, un sentido
de rectitud, una buena trayectoria, una posición bien respaldada. El uso de modelos de
contratos impresos, de “listas oficiales” de precios, de negociaciones anteriores, así como
de regulaciones establecidas puede darle más legitimidad a sus posiciones.
Compromiso: El compromiso, la lealtad y la amistad son baluartes de poder. La gente que
está comprometida con sus metas o con la satisfacción de otros tiene un poder oculto. El
compromiso con su organización, su convencimiento sincero de sus valores y de lo que
hace, le da credibilidad y mucha fuerza para argumentar y defender sus posiciones.
Tiempo: El tiempo y la paciencia son poder. La persona que está más restringida por el
límite de tiempo proporciona al oponente una base de poder. Saber utilizarlo bien para
buscar más información, para no precipitarse, para ser más convincente, para no dejarse
presionar, para no dar la sensación de que está “desesperado” y, al mismo tiempo, para no
perder oportunidades por no reaccionar “a tiempo”.
Saber callarse: Para no dar más información de la necesaria y para escuchar debidamente y
esperar las respuestas de la contraparte es importante.
Asumir riesgos: La seguridad es una meta de los humanos. La persona que está dispuesta a
aceptar una carga más grande de inseguridad con respecto a un premio o a un castigo,
aumenta su poder.
Dependencia: En la medida que su contraparte dependa más de usted (o al menos piense de
esa forma), tendrá más poder. Si usted depende más de su contraparte (o ésta lo piense así),
tendrá menos poder.
Habilidades para negociar: Para identificar sus necesidades y objetivos y los de su
contraparte; para argumentar sus posiciones; encontrar opciones; salir airoso de situaciones
conflictivas; ser firme y flexible y, al mismo tiempo, para crear un clima colaborativo, para
convencer sobre su “poder”
Esfuerzo: Negociar es un trabajo arduo. En tal sentido, el deseo de trabajar es poder. Tal
vez el trabajo más pesado lo imponen los requerimientos de planeación. La parte más
dispuesta a trabajar duro gana en poder.
Análisis DAFO. Todo el esfuerzo previo desarrollado en el análisis del tipo de negociación
y del poder negociador constituyen importantes puntos de partida para efectuar un análisis
DAFO (debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades) de la negociación. Como
resultado de este análisis se podrá obtener la información acerca de los factores internos y
externos que favorecen el proceso negociador y la posibilidad de lograr acuerdos.
b. La Estrategia
Es donde los especialistas exponen mayor diversidad de posiciones. Sin embargo, hay algo en
común entre ellos y es que la parte más sensible de un proceso de negociación es la determinación
de la estrategia.
Una vez identificada la situación crítica negociable, es necesario analizar a fondo un grupo de
categorías básicas que marcan el hilo conductor de la estrategia de negociación:
Objetos. Son las vías, los instrumentos a través de los cuales los negociadores tratan de
satisfacer sus necesidades en un proceso de negociación. Una misma necesidad puede
satisfacerse a través de diferentes objetos, que pueden modificarse en el proceso de
negociación.
Objetivos. Son las metas, los resultados que se proponen alcanzar los negociadores en los
diferentes objetos de negociación. En las negociaciones son denominados también
posiciones.
c. La Táctica
Si bien se decía anteriormente que la estrategia es, en esencia, lo que piensan los negociadores, la
táctica es lo que hacen los negociadores. Si se mira sólo a la estrategia se puede tropezar con
obstáculos que están a la vista y nunca alcanzar los objetivos.
No existen tácticas correctas para la estrategia equivocada. Si no sabe a dónde va, qué sentido
tendría discutir cómo puede llegar. La táctica se refiere a la formulación de pautas a corto plazo que
permiten alcanzar los objetivos a largo plazo. Por tanto, en la táctica es necesario tener en cuenta
cómo se inicia el proceso negociador, cómo se abandona, cuál será la primera oferta y qué
concesiones se pueden hacer. Esto incluye también organizar el equipo negociador, o sea,
designar funciones que cumplirán los miembros del equipo, cómo se coordinarán dichas funciones,
cómo se distribuirá la información sobre las necesidades y objetivos de la otra parte y cómo
concretamente se pueden satisfacer.
Los negociadores exitosos se preocupan mucho por su comportamiento “cara a cara”. Ellos evitan
cuidadosamente el uso de las frases irritadoras como: “Mi oferta es generosa” o “mi oferta es justa o
razonable”. Para ello, es necesario tener una clara idea acerca del proceso de negociación cara a
cara, comenzando por conocer las etapas de dicho proceso y cómo canalizar sus energías durante la
misma mediante la aplicación de los diferentes estilos de influencia.
La negociación cara a cara cuenta de cinco etapas bien definidas. Estas son:
La apertura. En esta etapa se da inicio al proceso, por lo que resulta necesario en la misma
hacer las presentaciones formales, exponer y acordar la agenda, definir las reglas de trabajo
para llevar a cabo la negociación y concretar la logística del proceso.
Las expectativas. En esta etapa las partes presentan sus expectativas, hacen las aclaraciones
correspondientes y efectúan los ajustes necesarios a la agenda como resultado de este
proceso.
El intercambio. Es aquí donde comienzan a ponerse en práctica las estrategias y tácticas
previamente definidas, se produce en un primer momento una especie de comparación
opciones vs. demandas, en la que se evalúan las formas de hacerlas corresponder para llegar
a resultados concretos. Se desarrollan las juntas privadas, los lobbies, empiezan los
impasses y comienzan a manifestarse los conflictos.
El acercamiento. Es, posiblemente, la etapa más decisiva para el logro de resultados
concretos y la más creativa desde el punto de vista de las decisiones que se adoptan para
alcanzarlos. En la misma se identifican las áreas comunes de las partes, se generan nuevas
opciones, se plantean las concesiones, se solucionan los conflictos y se toman un grupo de
acuerdos preliminares.
El cierre. Incluye la revisión de los acuerdos, la definición de las fechas y los responsables,
los mecanismos de seguimiento y monitoreo de los acuerdos y la aprobación final.
3. Análisis posterior
En esta etapa se analizan los resultados del proceso, las experiencias adquiridas, las perspectivas
futuras y el control o seguimiento de los resultados.
Conclusiones
El proceso de negociación se puede definir como un proceso humano entre dos o más partes, con
intereses comunes, pero a la vez en conflicto, que deciden intercambiar para satisfacer sus intereses
y necesidades y lograr un acuerdo.
Las negociaciones pueden clasificarse teniendo en cuenta las personas involucradas, la participación
de los interesados, los asuntos que se negocien, el status relativo de los negociadores, el clima
humano, los factores desencadenantes, el canal de comunicación y el modo de negociación.
Para ser efectiva la negociación se requiere una serie de conocimientos y habilidades tales como:
habilidades de relación interpersonal, conocimiento de su propio negocio y la tecnología del
negociador.
Bibliografía