Derecho de Las Sucesiones Resumen Siglo 21
Derecho de Las Sucesiones Resumen Siglo 21
Derecho de Las Sucesiones Resumen Siglo 21
Sucesiones intestadas
Definición
La naturaleza del llamamiento a suceder determina distintas especies de sucesiones, ya sea que el título
creador de la vocación sucesoria reconozca su origen en las disposiciones legales o bien en la voluntad del
causante; conforme a ello, corresponde distinguir la sucesión legítima o intestada de la testamentaria.
La sucesión intestada o ab intestato es aquella en que el llamamiento a la sucesión es realizado por la ley,
sin intervención de la voluntad del difunto manifestada en el testamento.
Pérez Lasala la define como la sucesión hereditaria que se defiere por ministerio de la ley, ora por no
existir testamento, ora por resultar ineficaz.
La sucesión intestada presenta los siguientes caracteres:
1) Es una sucesión hereditaria: pues el sucesor es siempre un heredero. No comprende los legados. Se
trata de un sucesor universal que recibe el conjunto de bienes del causante y responde por sus deudas.
Cuando concurren varios herederos, reciben una parte alícuota del patrimonio, con derecho a acrecer.
2) Se defiere por ministerio de la ley: el llamamiento a los herederos es realizado de manera directa y
exclusiva por la ley.
3) Es supletoria de la testamentaria: ya que si el causante en un testamento ha dispuesto el destino
de su patrimonio, no procede la sucesión intestada, pues prevalece la voluntad del sujeto. El límite está
dado por el respeto a las legítimas cuando tiene legitimarios, de tal manera que si el difunto se ha
excedido de la porción disponible al distribuir sus bienes, aquellos tienen acciones para la protección de las
legítimas.
4) Procede cuando por testamento sólo se ha dispuesto de una parte de los bienes, o aquel
resulta parcialmente ineficaz: en este caso, se abre la sucesión intestada con relación al resto de
bienes, es decir, a los que no estén alcanzados por el testamento. Así, la sucesión será en parte intestada
y en parte testamentaria. Esta solución es receptada por el art. 2277, cuando regula la apertura de la
sucesión, pues establece que: “si el testamento dispone sólo parcialmente de los bienes, el resto de la
herencia se defiere por la ley…”.
Por último, el fundamento de la sucesión intestada radica, por un lado, en la presunta voluntad del
causante que responde al reconocimiento del orden natural de los afectos y, por otro, a la protección de la
familia.
Principios que rigen las sucesiones mortis causa deferidas por la ley
Trataremos a continuación los principios fundamentales que gobiernan el llamamiento ab intestato. Estos
son:
1) jerarquía o prioridad de los órdenes hereditarios;
2) proximidad de grado dentro de cada orden;
3) indistinción del origen y naturaleza de los bienes;
4) título universal del llamado.
Estos principios no son absolutos, pues reconocen excepciones que desarrollaremos oportunamente.
Pérez Lasala (2014, p. 52 y ss.) esgrime que los principios que imperan en la sucesión intestada se
pueden dividir en principios relativos al llamamiento y principios relativos a la distribución de la herencia.
Indistinción del origen y naturaleza de los bienes. Excepción El art. 2425 del Código Civil y Comercial
prescribe que “en las sucesiones intestadas no se atiende a la naturaleza ni al origen de los bienes que
componen la herencia, excepto disposición legal expresa en contrario”4.
El patrimonio hereditario, al momento de la muerte del causante, forma una unidad en la que no se
distinguen categorías de bienes en función de las cuales asignarlos a determinados herederos o sucesores.
Es decir, en principio la distribución de los bienes del causante se realiza con independencia de su origen.
Sin embargo, esta regla contempla dos excepciones en materia sucesoria:
1) En la sucesión del cónyuge, si concurre con los descendientes y el régimen patrimonial entre los
esposos es el de comunidad, se diferencia si los bienes son propios o gananciales. De este modo, sobre los
bienes gananciales, el cónyuge supérstite retira la mitad que le corresponde en calidad de integrante de la
comunidad de ganancias, y el resto (mitad que le corresponde al causante) se divide entre los
descendientes.
2) En la sucesión del adoptado por adopción simple (art.2432) el adoptante no tiene derechos sucesorios
sobre los bienes que el adoptado recibe de su familia de origen. Asimismo, la familia biológica no hereda
los bienes que el adoptado hubiera recibido a título gratuito de su familia de adopción.
Tales exclusiones no proceden si los bienes quedasen vacantes.
Con relación a los demás bienes, los adoptantes excluyen a los padres biológicos.
En conclusión:
Los bienes gratuitos recibidos por el adoptado de parte de su familia biológica vuelven a la familia
biológica.
Al estudiar los caracteres de la sucesión intestada, señalamos que es una sucesión hereditaria, pues el
sucesor es siempre un heredero. Conforme a ello, la ley no llama a los legatarios.
El derecho de representación. Definición. Condiciones y requisitos del representado y representante. Casos
en que tiene lugar.
Efectos
Hay vocación referida cuando el llamamiento a ciertos herederos se hace con referencia a la posición
jurídica que hubieran ocupado otros herederos, pero que atentos a distintas circunstancias, no
efectivizaron esa ocupación.
Cuando la vocación es referida a otra posición hereditaria por disposición de la ley, estamos ante el
derecho de representación.
La esencia del derecho de representación está en que los derechos sucesorios de ciertos herederos
(representantes) se determinan por referencia al grado, calidad parental y cuantía que hubieran tenido
otros herederos (representados), que los hubieran excluido de haber heredado. El grado se refiere al
grado de parentesco; la calidad parental está relacionada a la circunstancia de ser descendiente biológico
o adoptivo, o hermano bilateral o unilateral del difunto, y la cuantía es la porción hereditaria que le
hubiere podido corresponder al representado.
El derecho de representación constituye una excepción al principio según el cual el pariente más cercano
en grado excluye al más remoto. El derecho de representación es la facultad que la ley le concede a los
descendientes de los hijos y de los hermanos del causante para acercarse al autor de la sucesión y ocupar
los lugares que hubieran quedado vacantes por determinados supuestos. Al momento de la muerte hay
una vocación que falla, que es la del representado. En este caso, los representantes heredan en su lugar y
ejercen los derechos hereditarios directamente por disposición de la ley.
El Código Civil y Comercial no define el derecho de representación (a diferencia del Código de Vélez, que lo
definía en el art. 3459), sino que determina los sujetos que suceden por representación. Estos son:
a) los descendientes de hijos del causante, sin límites. Esta procede en la línea recta a favor de los
nietos y descendientes de grado inferior; en tal sentido, el art. 2427 sostiene: “Sucesión de los demás
descendientes. Los demás descendientes heredan por derecho de representación, sin limitación de grados”
Respecto al parentesco por adopción: la adopción plena le confiere al adoptado la condición de hijo, con lo
cual se crea un parentesco igual que el consanguíneo entre adoptado y familia del adoptante. Por lo tanto,
el derecho de representación se da en los mismos casos que en el parentesco por consanguinidad.
En la adopción simple, el adoptado y sus descendientes no heredan en la sucesión de los ascendientes del
adoptante. Respecto a éste último, tiene los mismos derechos hereditarios que el hijo y sus descendientes
por naturaleza.
b) los descendientes de hermanos del causante hasta el cuarto grado. Preceptúa el art. 2439:
“Orden. Los colaterales de grado más próximo excluyen a los de grado ulterior, excepto el derecho de
representación de los descendientes de los hermanos, hasta el cuarto grado en relación al causante…”.
Condiciones para que funcione el derecho de representación:
Para la procedencia del derecho de representación deben reunirse presupuestos objetivos y presupuestos
subjetivos.
Los presupuestos objetivos constituyen circunstancias de facto referentes al representado. Estas son:
1) Premuerte: el descendiente de grado más próximo o el hermano del causante faltan a la sucesión por
haber premuerto. Así, sus estirpes vienen a suceder en la cuantía y grado que le hubiere correspondido al
premuerto.
2) Conmoriencia: hay derecho de representación en los casos de conmoriencia. Por ejemplo, en un
accidente automovilístico en el que fallecen padre e hijo, los descendientes de este último pueden
representarlo en la sucesión del abuelo, pese a que no hay transmisión de derechos hereditarios entre
padre e hijo; lo que ocurre es que los descendientes del hijo reciben la herencia directamente del abuelo.
3) Ausencia con presunción de fallecimiento.
4) Renuncia de la herencia.
5) Indignidad: el fundamento de la procedencia de la representación está dado porque los nietos o
sobrinos no tienen responsabilidad por la mala conducta del representado.
El art. 2429 señala que la representación tiene lugar en caso de premoriencia, renuncia o indignidad del
ascendiente
En cuanto a los presupuestos subjetivos:
Requisitos del representante:
2) debe tener delación hereditaria, es decir, llamamiento efectivo que presupone deben tener habilidad
para suceder y no ser indigno del causante;
3) aunque no reciba la herencia del representado, no debe haber sido declarado indigno por aquel.
1) Debe tener el grado parental necesario para ser considerado ab initio heredero legítimo. La
representación sólo funciona en la línea recta descendiente, respecto de la descendencia de los hijos, y en
la línea colateral la representación sólo tiene lugar a favor de los hijos y descendientes de los hermanos.
No gozan de esta prerrogativa los ascendientes ni el cónyuge del difunto, tampoco sus colaterales que no
fueran descendientes de sus hermanos.
A B D
A la Muerte de C le sobreviven A, B y D; a éstos, conforme al vínculo con C, por derecho propio y por
partes iguales, les corresponde una alícuota equivalente en valor a 1/3 del acervo.
2) Supongamos, en cambio, que habiendo premuerto D, al momento de la apertura de la sucesión de C, le
sobreviven sus hijos A y B y sus nietos N, M y Ñ (hijos de D).
Ocurre que Ñ también ha prefallecido al causante C. En este caso, sus hijos actualizarán su vocación
recibiendo en conjunto la parte que hubiera correspondido a su padre.
Efectos de la representación:
En cuanto a los efectos de la representación, podemos distinguir tres categorías:
efecto necesario o esencial;
efectos eventuales;
efectos accesorios.
Derecho de legítima: los representantes, en conjunto, tienen derecho a la legítima que le hubiere
correspondido al representado.
El efecto eventual del derecho de representación es la división por estirpes. Dentro de cada estirpe, la
división entre sus miembros se realiza por cabeza.
En tal sentido, el art. 2428 prescribe:
Efectos de la representación. En caso de concurrir descendientes por representación, la sucesión se divide
por estirpes, como si el representado concurriera. Si la representación desciende más de un grado, la
subdivisión vuelve a hacerse por estirpe en cada rama. Dentro de cada rama o subdivisión de rama, la
división se hace por cabeza.
El efecto accesorio de la representación es la exclusión del derecho de acrecer, pues éste surge como
consecuencia de la regla de que el pariente más próximo excluye al más remoto; así, la parte del pariente
próximo que falta acrece a los herederos de igual grado. Ello no sucede cuando opera el derecho de
representación, pues aquí los representantes reciben la parte del representado.
Sistema de legítima: se limita la libertad de testar, pues una determinada porción de la herencia se
confiere a ciertos parientes (legitimarios) y el causante sólo puede disponer de la porción que reste.39
Dentro de este sistema, es dable distinguir: “1) sistema con distribución forzosa de legítima; 2) sistema
con porción de distribución forzosa y otra de libre disposición dentro de la cuota de legítima, llamado
sistema de mejora.”
En nuestro derecho, si el causante no tiene legitimarios, podrá disponer libremente de todos sus bienes;
por el contrario, si los tiene, sólo podrá disponer de una porción determinada –porción disponible– que
variará según el grupo de legitimarios que sea llamado a la sucesión. Por tanto, nuestra normativa recepta
un sistema protectivo imperativo, pues la legítima implica una protección para ciertos miembros de la
familia –legitimarios–, a fin de garantizarles una porción de la herencia de la que no pueden ser privados
por el causante, por medio de testamento o por actos de disposición entre vivos a título gratuito. Tal
regulación responde a la necesidad de proteger al núcleo familiar que habitualmente ha ayudado al difunto
por medio de la asistencia moral y –a veces– material a obtener ciertos bienes que ahora forman parte de
la sucesión. La solidaridad familiar justifica que se sacrifique la capacidad jurídica de libre disposición de
una persona
Así, resulta necesario hacer algunas precisiones:
1. La legítima tiene importancia solamente en los casos en que el causante tuviese legitimarios y hubiese
realizado un testamento o efectuado una donación; en caso contrario, el causante puede disponer de sus
bienes libremente, ya que no existe ningún heredero protegido con la legítima.
A diferencia del Código de Vélez, el Código Civil y Comercial no contiene una definición de legítima, sino
que se limita a designar los tres tipos de legitimarios; estos son: los descendientes, los ascendientes y el
cónyuge.
3. El Código Civil confería al causante la posibilidad de privar de legítima a determinado legitimario,
siempre que concurriese una justa causa de desheredación. El Código vigente suprimió el instituto de la
deshederación.
“La legítima es una limitación legal y relativa a la libertad de disponer por testamento o donación, que
lleva como consecuencia la reserva de una porción de la herencia o de bienes líquidos a favor de los
denominados legitimarios”
Naturaleza jurídica
Existen dos posturas con relación a la naturaleza jurídica de la legítima:
1. Una parte de la doctrina sostiene que la legítima es una parte o porción de la herencia (pars hereditatis)
con su activo y pasivo; por lo tanto, los legitimarios deben ser necesariamente herederos.
2. Otro sector afirma que la legítima es una porción líquida de los bienes (pars bonorum), es decir, lo que
resulta después de deducidas las deudas y cargas. En consecuencia, el legitimario tiene derecho a recibir
la porción de bienes que corresponden a la legítima aun cuando no ostentase la calidad de heredero.
Tal discrepancia surgió en virtud de ciertos artículos regulados en el Código de Vélez. El art. 3591
establecía que la legítima era un derecho de sucesión limitado a determinada porción de la herencia, por lo
tanto, los legitimarios debían ser necesariamente herederos40. Asimismo, el art. 3592 refería que tenían
una porción legítima los llamados a la sucesión41. En consecuencia, conforme a la primera postura,
necesariamente primero debía ser heredero para poder luego ser legitimario. Por otra parte, el art. 3354
señalaba que los que tuvieran una parte legítima en la sucesión podían repudiar la herencia sin perjuicio
de tomar la legítima que les correspondiera, lo que permitía que se pudiera ser legitimario sin ser
heredero. Esta norma reforzaba la segunda postura.
La reforma de la ley 17711 suprimió el citado art. 3354, de manera que el legislador intentó remarcar el
carácter de pars hereditatis de la legítima. Sin perjuicio de ello, la controversia no cesó.
El Código Civil y Comercial no explicita cuál es la naturaleza jurídica de la legítima. Por un lado, elimina el
concepto de legítima como "porción de la herencia", de modo tal que podríamos presuponer que se acerca
entonces a una legítima pars bonorum; sin embargo, los únicos legitimarios señalados en la ley son
herederos, por lo que podría sostenerse que para poder ser legitimario, debe tenerse tal calidad; en
consecuencia, la legítima es pars hereditatis.
La mayoría de los autores se inclinan por sostener la primera posición, porque ser heredero es el requisito
previo y necesario para ostentar la calidad de legitimario, y si el heredero recibe la herencia, la legítima
ineludiblemente debe ser parte de ella
Pérez Lasala señala que la legítima implica la reserva de una porción de la herencia en favor de los
legitimarios (pars hereditatis) o de una porción líquida de los bienes (pars bonorum) según si la legítima
se recibe por ser heredero intestado o testamentario, o se otorgue por otros títulos, respectivamente.
Legitimarios. Definición
Los legitimarios son los titulares de la porción legítima. El art. 244445 establece que son tales:
los ascendientes;
los descendientes;
el cónyuge.
En cuanto a quienes tienen derecho a la legítima, el Código Civil y Comercial los llama legitimarios, salvo
en el art. 2493, que se relaciona con el fideicomiso testamentario, en el que se los llama “herederos
forzosos”. Entonces, la terminología seguida por el Código y receptada por la mayoría de la doctrina es la
de legitimarios.
Por otro costado, resulta necesario distinguir al legitimario del heredero legítimo. Heredero legítimo es
todo aquel sucesible cuyo fundamento de la vocación reside en el llamamiento ab intestato que hace la
ley, independientemente de la voluntad del causante. Si bien todo legitimario es, a la vez, heredero
legítimo, no es igual a la inversa, pues hay herederos legítimos que pueden ser preteridos por el causante
mediante la institución de a otras personas. En nuestro derecho, este es el caso de los parientes
colaterales que no tienen por la ley porción legítima.
Legítima de los adoptantes: hay que recordar que los adoptantes no heredan los bienes que el
adoptado hubiese recibido a título gratuito de su familia de origen, ni a la inversa. Realizada tal aclaración,
la legítima de los adoptantes es de ½, y concurren con el cónyuge del adoptado, siendo la legítima global
también de ½.
Resulta necesario diferenciar la legítima global y la cuota hereditaria del legitimario, suponiendo que al
recibir la herencia concurriesen varios. Es decir, deben distinguirse las operaciones destinadas a calcular la
legítima global, de las destinadas a repartir el caudal correspondiente entre los legitimarios.
Para determinar la cuota de legítima de cada heredero, se aplicarán las mismas normas de la sucesión
intestada. Así, por ejemplo, los hijos del autor de la sucesión lo heredan por derecho propio y en partes
iguales; por lo tanto, para fijar la cuota de legítima, deberá dividirse la legítima global por el número de
hijos que concurran.
2. acción de complemento;
3. acción de reducción.
Acción de complemento
El art. 2451 regula la acción de complemento; así, establece que “el legitimario a quien el testador le ha
dejado, por cualquier título, menos de su porción legítima, sólo puede pedir su complemento”.
Tal norma debe analizarse de manera armónica con los artículos que regulan la acción de reducción.
Ambas acciones se encuentran fuertemente relacionadas, pues la de complemento se dirige a integrar la
legítima, mientras que la de reducción tiene por fin reducir las liberalidades hasta el límite en que se
hubiese afectado la legítima. De esta manera, la consecución del complemento aparece como el fin, y la
reducción, como el medio para alcanzarlo.
Respecto a las vías procesales, generalmente se plantea como acción. Puede plantearse como excepción
cuando el heredero legitimario se opone a la entrega de los legados que afectan la legítima.
El juez competente es el juez del sucesorio.
Acción de reducción. Naturaleza jurídica. Orden en que opera. Legitimación activa y pasiva.
Efectos. Prescripción. Supuesto de improcedencia de la acción
Esta acción prevé el modo de lograr el complemento de la legítima mediante la reducción de las
disposiciones testamentarias contenidas en legados o, en su caso, de las donaciones hechas por el
causante en la medida que están sujetas a declaraciones de inoficiocidad.
La reducción sólo se ejerce hasta lograr el complemento de la legítima.
El efecto principal de esta acción es resolver las liberalidades en la medida en que excedan los límites de la
porción disponible.
Caracteres:
es patrimonial, pues persigue integrar la porción legítima;
es transmisible;
Naturaleza jurídica:
Para una parte de la doctrina, se trata de una acción real, pues persigue un fin reivindicador.. En cambio,
otro sector sostiene que es una acción personal, ya que hay una limitación respecto a los sujetos
demandables y por su plazo de prescripción. Pérez Lasala entiende que se trata de una acción personal,
con la particularidad de que produce efectos reales. Por último, una posición intermedia considera que se
trata de una acción personal que abre camino a una acción real contra los terceros que hubieren adquirido
el dominio del donatario. Esta perspectiva postula que al vencer el heredero en la acción personal, se abre
una acción real para perseguir el bien en manos de quien se encuentre.
Todas las posturas coinciden en que la acción tiene efectos reipersecutorios a fin de recomponer la porción
legítima.
2. los legados.
Pérez Lasala sostiene que si bien el artículo sólo se refiere a los herederos de cuota, también comprende a
los herederos instituidos sin asignación de cuota. Afirma que esto sucede cuando el testador instituye
como herederos a legitimarios y no legitimarios. Por ejemplo: el testador nombra herederos de todos sus
bienes a su único hijo y a su hermano; el caudal relicto es de 10,000 pesos, dividido por partes iguales, es
decir que le corresponde a cada uno 5,000 pesos; pero el hijo es legitimario y la legítima global es de 2/3,
esto es: 6,666 pesos, por lo que podrá reducir la parte de su tío en 1,666 pesos, a fin de conformar la
legítima.
Dentro de los legados, la reducción se realiza conforme a lo establecido en el art. 2358. Allí se observa el
siguiente orden:
a) “los que tienen preferencia otorgada por el testamento;
b) los de cosa cierta y determinada;
c) los demás legados”.
En cuanto a la reducción de las donaciones, expresa el art. 2453 que:
Si la reducción de las disposiciones testamentarias no es suficiente para que quede cubierta la porción
legítima, el heredero legitimario puede pedir la reducción de las donaciones hechas por el causante. Se
reduce primero la última donación, y luego las demás en orden inverso a sus fechas, hasta salvar el
derecho del reclamante. Las de igual fecha se reducen a prorrata.
Esta reducción opera de manera supletoria a la reducción de las disposiciones testamentarias. Se reduce
de la última donación a las de fechas anteriores; es decir, en orden inverso al que fueron realizadas. Pero
puede suceder que se trate de donaciones realizadas en la misma fecha; en ese caso, la reducción es a
prorrata.
El art. 1565 define a las donaciones inoficiosas: “Se considera inoficiosa la donación cuyo valor excede la
parte disponible del patrimonio del donante. A este respecto, se aplican los preceptos de este Código sobre
la porción legítima”.
El art. 2454 regula lo relativo a la reducción de las donaciones y distingue distintos supuestos:
si la reducción es total, la donación queda resuelta;
o el bien donado es indivisible: se entrega al que tiene la porción mayor y se reconoce un crédito a favor
de la otra parte por el valor de su derecho.
En el tercer párrafo se recepta un cambio novedoso, pues el donatario podrá impedir la reducción
“entregando al legitimario la suma de dinero necesaria para completar el valor de su porción legítima”. De
esta manera, se consagra la postura mayoritaria que consideraba que debía otorgarse al donatario y
subadquirente la facultad de evitar los efectos reipersecutorios de la acción, siempre que se deje a salvo la
legítima violentada. Por otra parte, “el donatario es deudor desde la notificación de la demanda, de los
frutos o, en caso de formular la opción [de entregar el dinero para completar la legítima], de intereses”
3. donaciones efectuadas a los legitimarios: se encuentra sujeto a reducción el exceso del valor donado
sobre la cuota hereditaria del legitimario donatario.
Acción reipersecutoria:
Establece el art. 2458: “El legitimario puede perseguir contra terceros adquirentes los bienes registrables.
El donatario y el subadquirente demandado, en su caso, pueden desinteresar al legitimario satisfaciendo
en dinero el perjuicio a la cuota legítima”. En este artículo se mantiene la solución del Código de Vélez en
cuanto a la procedencia de la acción reipersecutoria contra los terceros adquirentes, los que quedan
sujetos a la reducción de las donaciones inoficiosas. La norma alcanza a los inmuebles y muebles
registrables, por tanto, quedan fuera de la regulación las cosas muebles a las que se aplica lo previsto
para la apropiación.
Se estima que esta norma brinda una protección exagerada de la legítima, pues puede ejercerse contra los
terceros adquirentes a título oneroso y de buena fe, lo que resulta injusto.
Con lo establecido en el segundo párrafo, el Código se aparta de una de las características del efecto
reipersecutorio que implica la restitución en especie.
Por otro costado, en cuanto a la reducción de las disposiciones testamentarias y los terceros
adquirentes, cabe señalar que si los herederos o legatarios hubiesen enajenado a favor de terceros los
bienes que recibieron, pero que afectan la legítima, no procede la acción de reducción contra los terceros.
Al legitimario le queda la posibilidad de accionar por daños y perjuicios.
Prescripción adquisitiva: Por último, debemos referirnos a un aspecto novedoso regulado en el Código,
esto es, un límite a la procedencia de la acción de reducción.
En tal sentido, el art. 2459 expresa: “Prescripción adquisitiva. La acción de reducción no procede contra el
donatario ni contra el subadquirente que han poseído la cosa donada durante diez años computados desde
la adquisición de la posesión. Se aplica el artículo 1901”77.
Como expresamos con anterioridad, en el fundamento del anteproyecto se manifiesta que con este artículo
se limitan los alcances de los efectos reipersecutorios de la acción de reducción, ya que permite al
donatario poseedor oponer la excepción de prescripción adquisitiva. Así, se pretende solucionar el
problema que las donaciones tienen en el tráfico jurídico.
La posesión se produce cuando se efectúa la donación; si la realiza el causante y fallece luego de diez años
de realizada, esa donación no puede ser sujeta a reducción, porque no forma parte de la masa que sirve
de base para determinar la legítima.
Críticas:
Tal solución ha sido cuestionada por numerosos doctrinarios, ya que podría suceder que el plazo se
encuentre cumplido antes de producida la muerte del causante. De esta manera, el legitimario no cuenta
con acción alguna para proteger su legítima, ya que el plazo de prescripción corrió completamente cuando
el heredero no podía plantearla.
Bajo la misma perspectiva, se cuestiona que así se vulnera el principio jurídico de que la prescripción nace
con la acción.
Debe tenerse presente que el cálculo de la legítima recién puede efectuarse luego de la muerte del
causante, pues es en ese momento cuando se forma la masa con los bienes que dejó el difunto, menos las
deudas y se suman las donaciones; recién allí el legitimario puede determinar si se ha vulnerado o no su
legítima.
Si bien la norma otorga mayor seguridad jurídica al donatario, por otra parte, implica una disminución
importante sobre la integración de la masa legítima.
En cuanto al ejercicio de la acción:
Legitimación para demandar la reducción: se otorga en cabeza de los legitimarios y sus acreedores
(acción subrogatoria)
La acción puede ser ejercida contra los herederos –forzosos o voluntarios–, los legatarios y los donatarios.
En algunos casos, también procede contra los adquirentes de donaciones inoficiosas.
La acción no puede ser ejercida antes de la muerte del causante, pues se trata de un derecho que nace
originariamente en los legitimarios con motivo de la muerte del causante.
La acción de reducción prescribe a los cinco años desde la muerte del autor de la sucesión (aplica el
art.2560, pues no hay disposición especial).
el descendiente o cónyuge que recibió la donación debe concurrir con otros a la herencia.
la ausencia de dispensa.
La colación actúa en la medida en que no se encuentren afectadas las legítimas. Otro aspecto importante
es que no se opera de oficio. Se tramita ante el juez de la sucesión, atento al fuero de atracción.
Esta acción no puede ser ejercida antes de la muerte del causante, pues se trata de un derecho que nace
originariamente en los legitimarios con motivo de la muerte del causante.
Se puede renunciar a la acción de manera expresa o tácita.
La acción de colación prescribe a los cinco años desde la muerte del autor de la sucesión (aplica el
art.2560, pues no hay disposición especial).
el cónyuge.
El Código de Vélez también comprendía a los ascendientes. El Código Civil y Comercial los excluye, pues se
entiende que la donación efectuada a éstos no supone un anticipo de herencia, ya que los hijos heredan a
sus padres, pero no a la inversa. Por lo tanto, se presume que la donación efectuada por un hijo a un
ascendiente supone simplemente una liberalidad.
La legitimación activa y pasiva del cónyuge guarda armonía con la posibilidad de donar entre cónyuges
regulada en el Código Civil y Comercial.
Los herederos que concurren a la sucesión del causante en representación de su ascendiente que ha
recibido la donación, también deben colacionar. Esto responde al alcance y características del derecho de
representación.
Por otra parte, el descendiente o cónyuge que renuncia a la herencia puede conservar el bien donado o
reclamar el legado hasta el límite de la porción disponible. Tal situación puede ser muy conveniente para
el heredero renunciante que ha recibido una donación que supera la cuota alimentaria que le
correspondería, sin vulnerar la legítima.
Por otra parte, no procede la colación cuando el bien ha perecido sin culpa del donatario, es decir, por caso
fortuito. En tal caso, si la pérdida de la cosa ha generado una indemnización (subrogación real), tal
indemnización es colacionable.
Cálculo del valor colacionable Al referirse al valor del bien donado, establece el art. 2385 que “dicho
valor se determina a la época de la partición según el estado del bien a la época de la donación”.
Una diferencia importante entre el Código Civil y el nuevo Código se produce respecto del momento para
determinar el valor de lo donado, que en el Código Civil era al momento de la apertura de la sucesión,
mientras que ahora es al momento de la partición. Esto responde a los cambios producidos en el valor de
los bienes por la inflación. Asimismo, el parámetro para determinar el valor corresponde al estado del bien
al celebrarse la donación.
…los de educación y capacitación profesional o artística de los descendientes, excepto que sean
desproporcionados con la fortuna y condición del causante;
La razonabilidad y la proporción del beneficio respecto a la condición y fortuna del causante constituyen
pautas que deben observarse para determinar si los beneficios resultan o no colacionables.
Dispensa El art. 2385 prescribe excepciones a la obligación de colacionar; estas son, por dispensa o
cláusula de mejora dispuesta en el acto de donación o en el testamento93.
La dispensa marca el carácter dispositivo de las normas que regulan la colación, pues si el causante no
quiere realizar un anticipo de herencia con la donación, sino que quiere mejorar a un heredero, puede
dispensar a éste último de colacionar.
No se exigen fórmulas sacramentales respecto a la dispensa; basta con que conste de manera inequívoca
la voluntad del causante de mejorar a ese heredero forzoso.
las deudas de plazo no vencido al tiempo de la partición; por lo tanto, caen los plazos pendientes.
En esta misma línea, el art. 2398 postula que los coherederos no pueden exigir el pago de tales deudas
antes de la partición.
Al tratarse de un procedimiento de liquidación, el momento oportuno para imputar la deuda, es la
partición, que es un conjunto complejo de actos jurídicos encaminados a poner fin al estado de indivisión,
de modo que los copartícipes materializan la porción ideal que en la herencia les corresponde,
transformándola en bienes concretos sobre los que tienen un derecho exclusivo.
En las deudas contraídas durante la indivisión (es decir, con posterioridad a la muerte del causante),
se aplica la colación de deudas cuando se trata de sumas de las cuales un coheredero se hace deudor
hacia los otros en ocasión de la indivisión, siempre que el crédito esté relacionado a bienes indivisos. Se
establece como excepción que se realice el pago antes de la partición.
Momento a partir del cual se generan intereses:
las sumas colacionables producen intereses desde la apertura de la sucesión si el coheredero era deudor
del difunto, cuando no se hubiesen pactado intereses con anterioridad;
las sumas colacionables producen intereses con anterioridad al fallecimiento del autor de la sucesión
(los intereses se deben desde su origen);
Compensación:
Si el coheredero deudor es a la vez acreedor, aunque su crédito no sea aún exigible al tiempo de la
partición, hay compensación y sólo se colaciona cuando la deuda fuera mayor y sólo en la medida del
exceso.