Trabajo S. Xvii Travestismo
Trabajo S. Xvii Travestismo
Trabajo S. Xvii Travestismo
EN EL
TEATRO DEL
SIGLO XVII
En lo referente a gobernar el país adquirieron gran importancia los validos reales, entre
los que debemos destacar debido a su importancia al Conde-Duque de Olivares. En sus
tiempos se produjeron ciertos momentos difíciles por los conflictos de Cataluña y
Portugal en 1640 debido a su proyecto de Unión de Armas. Sin embargo, terminando el
siglo la etapa de crisis económica y social y de vaivén político llegó a su fin y empezó
una etapa de cierta recuperación.
El origen del teatro en todas las culturas se remonta a los ritos a los dioses en la Grecia
Antigua y eran unas representaciones basadas en cánticos con música y danza. Gran
parte de estos rituales, se convirtieron en verdaderos espectáculos en los que se
expresaban espiritualidad y se rendía devoción y culto a los dioses. Este tipo de
manifestaciones litúrgicas o sagradas son un elemento fundamental para el nacimiento
del teatro en todas las civilizaciones. A lo largo de toda la historia del teatro hasta la
actualidad, siempre ha estado en una evolución constante. Por lo tanto, es obvio que han
existido diversos tipos de teatro, todos ellos con características y variedades distintivas
que los diferencian entre ellos.
En los inicios del teatro el papel que ocupaba la mujer era inexistente, se hablaba de
ellas pero nunca salían a escena y los varones representaban los papeles femeninos, a
parte de los suyos propios, lo que conllevaba que se travistiesen. Estas empezaron a
representar papeles en el siglo XVI, con la Commedia dell’arte o comedia del arte
italiana, que es un tipo de teatro popular nacido en Italia en dicho siglo y mezcla
elementos del teatro literario del Renacimiento italiano con tradiciones carnavalescas
(máscaras y vestuario), recursos mímicos y pequeñas habilidades acrobáticas.
El ejemplo de una compañía de teatro italiana sirvió para que otros autores españoles
enseguida aprovechasen la ocasión para reivindicar el mismo derecho para las actrices
que llevaban en su propia agrupación y para lo cual ellos mismos, como los italianos,
necesitaban idénticas licencias del Consejo de Castilla. Resulta significativo en este
sentido que aquel mismo 18 de noviembre, Pedro Páez de Sotomayor, suegro del autor
de comedias Alonso de Cisneros, presentara en nombre de su yerno una petición ante el
Teniente Corregidor de la Villa de Madrid. En ella solicitaba que se hiciese un informe
sobre la autorización de representar mujeres.
Una figura que debemos destacar es la de María Inés Calderón, conocida como La
Calderona, que debutaba en el teatro de comedias madrileño El Corral de la Cruz en el
año 1627, aunque en aquella época la profesión de actriz no estaba excesivamente bien
vista. Se dice que el rey le pidió que abandonara los escenarios, algo que nunca hizo,
pues su profesión era, además, su pasión. También se ha sabido que abusaba un poco de
su condición de amante y tenía exigencias hacia el rey.
La Calderona
Catalina de Erauso
Como he comentado con anterioridad, las actrices estaban muy mal consideradas.
Prácticamente tenían el mismo estatus social que las prostitutas y estaba tan mal visto
que no podían ser enterradas en cementerios, ya que son terrenos santos, como dice el
profesor de lengua y literatura Juan Carlos Molina. A pesar de ello, el teatro era una
actividad popular. El teatro del siglo XVII era un reflejo de la sociedad donde, por lo
general, se burlaban de los utópicos valores renacentistas mediante los personajes, que
deben descender al mundo real.
Concretamente España era uno de los pocos países donde se permitía a la mujer actuar,
pero únicamente en papeles femeninos, a diferencia de los hombres que podían
interpretar papeles de ambos géneros. La ausencia de falda y el conocimiento tácito de
que determinado personaje iba a ser representado por una mujer, generalmente hermosa,
aumentaba mucho los ingresos de la compañía de teatro.
3. Juan Rana
Cosme Pérez, más conocido como Juan Rana, fue un famoso bufón entremesil, toda
una estrella del teatro. Estaba protegido por la corte de Felipe IV y logró burlar a la
inquisición. Gracias al aura de su ambigua sexualidad pudo representar sin ningún
problema papeles de mujer en el escenario. Triunfó en su larga carrera, que fue desde
principios del siglo XVII hasta el año 1672, uno de los más importantes periodos en la
historia de España y donde el teatro tuvo su mayor auge.
Su gran popularidad no se limitaba únicamente a que el pueblo acudiese a ver las
representaciones teatrales en las que participaba, sino que la clase noble y la monarquía
desde su poderosa posición le aplaudían, querían y patrocinaban. Esto conllevó a que
muchas de sus actuaciones fuesen de petición real.
Eran muchas las sospechas de que Cosme Pérez era homosexual (en la vida real, no en
las tablas), de hecho, estuvo en la cárcel, aunque por poco tiempo, por dichas
acusaciones. En la obra titulada Fiestas bacanales unas ninfas borrachas creen que el
personaje es una de ellas, y él no tiene más remedio, según sus propias palabras, que
"seguirles el humor" y vestirse de mujer para participar en el baile común. Es de notar
que las réplicas atribuidas a Juan Rana insisten primero, como para dejar a salvo su
perfecta ortodoxia sexual, en que se ve obligado a hacerlo, pero una de sus últimas
declaraciones resulta ya en ese aspecto mucho más significativa. Cuando las ninfas
"traen otra tunicela de armiño, tirsos y pámpanos, y visten [de mujer] a Juan Rana",
continúa el texto con las palabras siguientes:
Esta alusión al alfiler como símbolo de la homosexualidad masculina, ya bastante clara
de por sí, no era por lo visto excepcional en el teatro cómico de entonces ya que se
repite en varias ocasiones.
QUEVEDO, Francisco de, Obra Poética, José Manuel Blecua (ed.), Madrid, Castalia,
1969, 3 vols., tomo I.
TESO, Teatro Español del Siglo de Oro, Base de datos, Chadwyck-Healey, 1997.