Juris Plenario Regulacion Honorarios

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Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo

Federal en pleno
Autos: Unola de Argentina Ltda. c/Yacimientos Petrolíferos Fiscales
Fecha: 23/09/2003
Sumario: En la base regulatoria de los honorarios, en los juicios en que se
reclaman capital más intereses, corresponde el cómputo de los intereses
devengados durante el proceso, sin perjuicio de otras pautas que se
adecuaren mejor a las circunstancias particulares de los asuntos o procesos
-art. 6, ley 21.839 y art. 13, ley 24.432.
Vocablos: FALLO PLENARIO – BASE DE REGULACION – HONORARIOS – JUICIO –
CAPITAL – INTERESES – COMPUTO – INTERESES DEVENGADOS – PROCESO – HONORARIOS
DEL ABOGADO – ABOGADO – REGULACION DE HONORARIOS

Buenos Aires, septiembre 23 de 2003.


Cuestión: "Si en la base regulatoria de los honorarios, en los juicios
en que se reclaman capital más intereses, corresponde el cómputo de los
intereses devengados durante el proceso, sin perjuicio de otras pautas que
se adecuaren mejor a las circunstancias particulares de los asuntos o
procesos". (ver art. 6, ley 21.839 y art. 13, ley 24.432).
Puesto a consideración de los magistrados, si la cuestión planteada
corresponde ser resuelta por el tribunal en plenario, los doctores
Coviello, Herrera, Damarco, Argento, Jeanneret de Pérez Cortés, Galli,
Uslenghi, Gallegos Fedriani y Grecco votaron por la afirmativa; por su
parte los doctores Licht, Garzón de Conte Grand y Otero entendieron que
correspondía rechazar la convocatoria a plenario porque la cuestión a
resolver no trata de una sentencia definitiva en los términos del art. 289
del Cód. Procesal.
Respecto de la cuestión de fondo, los doctores Jeanneret de Pérez Cortes
y Galli agregaron su voto por separado; y los doctores Coviello, Herrera,
Damarco, Argento, Uslenghi, Gallegos Fedriani, Otero y Grecco fundaron el
suyo del siguiente modo:
I. La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha sostenido desde antiguo
que, a los fines regulatorios de los honorarios, el cómputo de los
intereses devengados durante el proceso constituye una contingencia
esencialmente variable y ajena a la actividad de los profesionales (Fallos
31:1653), que a los fines de una justa regulación el monto del juicio es
uno de los elementos que debe tenerse en consideración mas no es el único y
que su inclusión es una materia sujeta a la razonable discreción del
legislador y del juzgador que lo interpreta (Fallos 308:708) y que no
corresponde acumular los intereses al capital -por ser ellos el resultado
de una contingencia variable y ajena a la actividad profesional (Fallos
201:473 y 280:416).
Similares criterios jurisprudenciales han sido mantenidos por la mayoría
de los jueces que integran el del Máximo Tribunal al sostener que los
intereses no integran el monto del juicio a los fines regulatorios, pues
ellos son el resultado de una contingencia esencialmente variable y ajena a
la actividad profesional y que tanto en los procesos de conocimiento como
en los ejecutivos, los intereses no integran el monto del juicio a los
fines regulatorios, desde que en ambos casos tales accesorios revisten los
mismos caracteres con relación a la actividad profesional de cuya
remuneración se trata (Fallos 322:2961 y sus citas y 324:377).
II. Sin perjuicio de ello, por tratarse de la interpretación de una
normativa legal de derecho común, ésta queda reservada -en principio- a los
jueces de la causa, pudiendo existir un posterior control sobre la validez
constitucional de la decisión recaída por parte de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación (Fallos 300:386).
III. Corresponde a los jueces, en su función de intérpretes de las
leyes, superar las imperfecciones técnicas que presente su aplicación,

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teniendo en cuenta la ratio legis y tratando de armonizar las normas
analizadas con el resto del ordenamiento jurídico y con los postulados de
la Constitución Nacional (Fallos 307:1018).
IV. Aclarado lo anterior cabe recordar que la ley 21.839, de aranceles
de abogados y procuradores, nada establece explícitamente sobre el tema en
cuestión toda vez que el art. 19 de la misma considera, a los fines
regulatorios, "monto del proceso a la suma que resultare de la sentencia o
transacción" y que el artículo 7 del mismo plexo arancelario fija los
porcentajes mínimos y máximos del "monto del proceso".
Desde otra perspectiva, en aquellos juicios en los que en se han
reclamado el capital y los intereses (como accesorios de éste), los
devengados durante la tramitación del proceso forman parte de la sentencia
de condena. Ello por aplicación del principio de congruencia que consagra
el art. 163 inc. 6° del Cód. Procesal que establece que la sentencia
definitiva contendrá la decisión expresa, positiva y precisa, de
conformidad con las pretensiones deducidas en el juicio.
Y si bien el art. 22 de la ley arancelaria contempla expresamente que la
depreciación monetaria, a los fines regulatorios, integra el monto del
proceso, guardando silencio en lo que respecta al rubro intereses, de esta
omisión legal no puede inferirse necesariamente que éstos no deban ser
computados, por lo que la inclusión o exclusión de dichos accesorios queda
librada a la discrecionalidad del juez y, en la medida que ellos no
constituyen una contingencia esencialmente variable y ajena a la actividad
profesional, por cuanto su admisión o rechazo traduce un claro beneficio
económico para el vencedor que, según el caso, los recibirá o se liberará
de su pago merced a la actividad de quien le proporcionó asistencia
letrada, deben ser incluidos en la base regulatoria a los fines de
establecer los emolumentos de los profesionales. De esta forma el crédito
por los honorarios profesionales mantiene incólume su contenido económico.
O dicho en otras palabras, la inclusión de los intereses devengados durante
el pleito, a los fines arancelarios, tiene como finalidad que la labor
realizada por los letrados que cumplieron tareas en el juicio conserve su
intrínseco valor.
V. En un sentido similar al expuesto la doctrina ha opuesto reparos a
los criterios jurisprudenciales emanados del Alto Tribunal en relación a la
temática en análisis al sostener que si el reclamo judicial abarca el
capital y los intereses (anteriores y posteriores a la demanda) siendo que
la procedencia de estos últimos está condicionada a la efectiva petición
del accionante, no se adecua a la realidad de los hechos sostener que el
reconocimiento de tales intereses es consecuencia del azar o de
contingencias desconectadas de la actividad profesional del abogado (confr.
Badeni, Gregorio, "El derecho de propiedad y los honorarios profesionales",
LA LEY, 1992-C, 91).
VI. También la jurisprudencia, en coincidencia con lo expresado, ha
dictado sendos fallos plenarios estableciendo doctrinas legales en similar
sentido a la que resulta de este acuerdo. Así los tribunales han
establecido que "[E]n un juicio donde se reclamó el cobro de una suma de
dinero con más sus intereses corresponde computar el monto de tales
intereses como integrante de la base regulatoria." y que "[E]n los juicios
en los que se reclaman intereses como accesorio del capital, corresponde
computar a los fines arancelarios, los devengados durante el pleito."
(confr. respectivamente, CNCom., en pleno, "Banco del Buen Ayre S.A. c. J.
Texeira Méndez S.A. ordinario s/incidente, de honorarios por Bindi, Gustavo
Alberto", del 29-12-94, ED, 161:183 y más recientemente CNCiv. y Com. Fed.,
también en pleno, "La Territorial de Seguros S.A. c. Staf s/incidente", del
11-11-97, ED, 180:206).
Por los fundamentos del acuerdo que antecede, de conformidad con el
fiscal general de Cámara, la doctrina legal queda establecida del siguiente
modo:
"En la base regulatoria de los honorarios, en los juicios en que se
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reclaman capital más intereses, corresponde el cómputo de los intereses
devengados durante el proceso, sin perjuicio de otras pautas que se
adecuaren mejor a las circunstancias particulares de los asuntos o
procesos". (ver art. 6, ley 21.839 y art. 13, ley 24.432).
Por lo tanto se deja sin efecto, en lo pertinente, el pronunciamiento de
fs. 1.797, aclaratorio del de fs. 1.782 vta., por no ajustarse a esta
doctrina.
Pasen los autos a la Oficina de Asignación de Causas a fin que se sortee
Sala para que pronuncie nueva sentencia, de acuerdo con la doctrina
plenaria establecida (art. 300, Cód. Procesal). - Pedro J. J. Coviello. -
Marta E. Herrera. - Jorge H. Damarco. - Jorge E. Argento. - María del C.
Jeanneret de Pérez Cortés (según su voto). - Guillermo P. Galli (según su
voto). - Alejandro J. Uslenghi. - Pablo Gallegos Fedriani. - Carlos M.
Grecco. - Bernardo Licht. - María Inés Garzón de Conte Grand (en
disidencia). - Luis C. Otero.- José M. Medrano (fiscal general).
Voto de los doctores Galli y Jeanneret de Pérez Cortés:
I. De los arts. 7° y 19 de la ley 21.839 no surge que el monto del
juicio esté constituido únicamente por el capital reclamado. Más aún, según
el último precepto: "[s]e considerará monto del proceso la suma que
resultare de la sentencia o transacción", por lo que es lógico concluir en
que si el pronunciamiento contiene una decisión acerca de esos intereses
(por aplicación del principio de congruencia consagrado en el art. 163 inc.
6°, Cód. Procesal), su inclusión a los fines indicados- se impone (conf.:
sala IV, "Uzal S.A. c. Estado Nacional s/juicios de conocimiento,
25/10/1996).
II. En la medida en que los intereses no constituyen una contingencia
esencialmente variable y ajena a la actividad profesional, por cuanto su
admisión o rechazo traduce un claro beneficio económico para el vencedor
-quien, según el caso, los recibirá o se librará de su pago merced a la
actividad de quien le proporcionó asistencia letrada-, deben ser incluidos
en la base regulatoria a los fines de establecer los emolumentos de los
profesionales. De esta forma el crédito por los honorarios profesionales
mantiene incólume su contenido económico. O dicho en otras palabras, la
inclusión de los intereses devengados durante el pleito, a los fines
arancelarios, tiene como finalidad que la labor realizada por los letrados
que cumplieron tareas en el juicio conserve su valor intrínseco.
III. De modo análogo, en un sentido similar la doctrina ha opuesto
reparos a los criterios jurisprudenciales emanados del Alto Tribunal en
relación a la temática en análisis, al sostener que si el reclamo judicial
abarca el capital y los intereses (anteriores y posteriores a la demanda)
siendo que la procedencia de éstos últimos está condicionada a la efectiva
petición de la parte actora, no se adecua a la realidad de los hechos
sostener que el reconocimiento de tales intereses es consecuencia del azar
o de contingencias desconectadas de la actividad profesional del abogado
(conf. Badeni, Gregorio, "El derecho de propiedad y los honorarios
profesionales", LA LEY, 1992-C, 91; y sala IV, fallo cit.).
IV. También la jurisprudencia, en coincidencia con lo expresado, ha
dictado fallos plenarios estableciendo doctrinas legales en similar sentido
a la que resulta de este acuerdo. Así los tribunales han establecido que
"[e]n un juicio donde se reclamó el cobro de una suma de dinero con más sus
intereses corresponde computar el monto de tales intereses "como integrante
de la base regulatoria"; que "[e]n los juicios en que se reclaman intereses
como accesorios del capital corresponde computar, a los fines arancelarios,
los devengados durante el pleito" (confr. respectivamente, CNCom., en
pleno, "Banco del Buen Ayre S.A. c. Texeira Méndez S.A. ordinario
s/incidente de honorarios por Bindi, Gustavo Alberto", 29/12/94, ED, 161-
183; y CN Fed. Civ y Com., también en pleno, en la Territorial de Seguros
S.A. c. Staf s/incidente", 11/11/97, ED, 180-206 -La Ley, 1995-A, 330; DJ,
1995-1-497; La Ley, 1997-F, 347; DJ, 1997-3-946-).
V. A mayor abundamiento, es adecuado dejar aclarado que cuando los
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honorarios sean deuda consolidada no corresponde el cómputo de intereses
posteriores a la fecha de consolidación, toda vez que en la normativa
especial y, consiguientemente, en cada título, se establece,
específicamente, una tasa en particular. - María Jeanneret de Pérez Cortés.
- Guillermo P. Galli.
Disidencia de la doctora Garzón de Conte Grand:
Considero que debe declararse mal concedido el recurso de
inaplicabilidad de ley, toda vez que de autos se desprende que no se
encuentran reunidos los requisitos formales de admisibilidad exigidos por
la ley.
En efecto, según lo dispuesto por el art. 288 del Cód. Procesal, el
recurso de inpalicabilidad de ley sólo será admisible respecto de
sentencias que tengan el carácter de definitivas, entendidas éstas por las
que ponen fin al pleito o tornan imposible su continuación (art. 289 del
mismo ordenamiento legal - plenarios de esta Cámara en la causa 323:
"Sucesión de Antonio Moreno SA s/recurso de apelación" del 9 de marzo de
1981 y causas citadas por el fiscal general: "Menegati" del 6 de julio de
1982, "Varig S.A. s/apelación resolución 679/85 DNM" y "Cruceiro Do sul''
ambas del 25 de septiembre de 1986; doctrina: Fenochietto - Arazi; "Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación - Comentado y Concordado"; Ed.
Astrea 1983; t. I, p. 464).
En este sentido, cabe señalar que el monto base de cálculo de los
honorarios es una de las pautas consideradas por el juez para la regulación
y la decisión que explicita ese criterio no reviste el carácter de
definitiva exigido por los arts. 288 y 289 del Cód. Procesal.
Por otra parte, el art. 289 del Cód. Procesal expresamente establece que
la inaplicabilidad de ley no será admisible cuando "se tratare de
regulaciones de honorarios", la razonabilidad de esa norma se advierte
claramente porque las sentencias regulatorias se sustentan en
consideraciones eminentemente fácticas que justifican la aplicación de las
distintas pautas fijadas en el arancel.
En mi opinión, el tribunal plenario no puede prescindir de la norma que
regula su competencia y debe ser cuidadoso cuando se trata de imponer con
carácter obligatorio para los tribunales del fuero reglas únicas en materia
que el legislador ha excluido expresamente.
Por lo demás, a partir del 20 de septiembre de 2001, fecha en que la
sala II falló la causa "Scania Argentina S.A. c. EN - AFIP - DGI
s/Dirección General Impositiva" sosteniendo que los intereses integraban el
monto del juicio a los efectos regulatorios, dicho criterio resulta común a
todas las Salas de esta Cámara Contencioso Administrativa Federal y, por
tanto, no existe contradicción alguna, lo que desvirtúa el argumento de la
conveniencia de unificar doctrina. Así voto. - María I. Garzon de Conte
Grand.

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