Ensayo
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Resumen
Abstract
This paper aims to list some of the results observed from the implementation of
neoliberal policies in the Mexican reality, emphasizing the return of the PRI
government since 2012. In the second part is intended to refute the idea that
welfare states undermine capitalist accumulation and affect economic growth and
competitiveness. Given the reality that exists in some countries of Latin America,
where governments have distant neoliberal policies, it should make a comparison in
terms of the results that affect the population, with what happens in Mexico, a
country that only from the blindness of political leaders the same economic model
that is causing such serious consequences for the majority of the population
remains.
Given that no agreement can be above the needs of the people the conclusion can’t
be other than to note that in Mexico the rulers who have led and lead the country
for a long time, whose concern is contrary to the nation, to its population, its
interest lies in preserving the interests of large corporations and follow the precepts
of the American government and its various agencies, in contrast to what is
happening in Latin America, where they have built the foundation on which it can
build an truly independent country.
INTRODUCCIÓN
Hace tiempo que las decisiones se toman fuera de los parlamentos, y durante la
época neoliberal ese proceso se viene acentuado (Canfora, 2003). Si los llamados
representantes del pueblo no pueden intervenir en la marcha de la economía,
menos pueden intervenir los ciudadanos, la promesa de democracia deviene en
vacua ilusión; la población tampoco considera que los gobiernos los representen,
éstos no sólo no tienen poder alguno para cambiar la situación, por el contrario, se
convierten en gobiernos vicarios de los intereses de las grandes empresas (De
Rivero, 2003). La globalización y el neoliberalismo hacen imposible la democracia,
más aún, la organización social resultante es profundamente antidemocrática. La
población decide únicamente sobre cuestiones que carecen de relevancia para su
calidad de vida, mientras se ve sometida no solamente al autoritarismo de un
Estado nacional sino, principalmente, a los intereses de las corporaciones que éste
defiende.
En una segunda parte se pretende refutar la idea de que los Estados de bienestar
atentan contra la acumulación capitalista y afectan el crecimiento y la
competitividad económica.
Dada la realidad que se vive en algunos de los países de América Latina, en donde
los gobiernos han puesto en práctica políticas distantes del neoliberalismo, es
conveniente hacer un comparativo, en términos de los resultados que afectan a la
población, con lo que sucede en México, país en que únicamente a partir de la
ceguera de los líderes políticos se mantiene el mismo modelo económico que tan
graves consecuencias está causando a la mayoría de la población.
DESARROLLO
El papel activo que venía desempeñando el Estado durante medio siglo se perdió en
los años ochenta, defección acentuada en los noventa del siglo pasado. Para
México, lo que ha sucedido en ese largo período se manifiesta, entre otros aspectos
en:
· La parálisis productiva (por ejemplo, el crecimiento de la economía en el
primer sexenio neoliberal, 1982-1988, fue de 0%).
· La venta a remate de las principales empresas públicas: entre 1982 y
1993 se desincorporaron 977 de las 1,155 empresas paraestatales.
Empresas que pasaron a particulares coludidos con el poder, lo que ha
significado un gran atraco contra los bienes públicos de la nación. "Cuando
el Estado privatiza ferrocarriles, una línea aérea o la sanidad; cuando intenta
privatizar el servicio de agua potable o la universidad, está expropiando a la
comunidad –a cada uno de sus miembros pro quota- de sus bienes
comunes, de su propiedad común" (Mattei, 2013:09). No hay responsables
de este robo, nadie está en la cárcel como consecuencia de esta rapiña a los
bienes de los mexicanos. Tenía razón Catón: los ladrones de bienes privados
viven en la cárcel y con cadenas, los ladrones de lo público viven en medio
del oro y de la púrpura.[4]
· El fin del apoyo al campo (desmantelamiento de lo que habían sido los
principales instrumentos de política agrícola: precios de garantía, inversión
pública, subsidios, crédito, extensionismo, organización económica de los
productores y sanidad).
· La desindustrialización y consecuente desempleo (los empleos formales
creados durante el primer sexenio neoliberal, el de Miguel de la Madrid
Hurtado, ascendieron a 433 000 plazas, frente a casi 6 millones en el
sexenio previo, de José López Portillo).
· El pago de la deuda externa [según datos del FMI, entre 1980 y 1997,
México pago casi 150 000 millones de dólares por concepto de intereses de
la deuda externa. En este último año, 1997, pagó, 10,800 millones de
dólares. Este monto alcanzaba 287 veces el dinero destinado al conjunto de
programas sociales (37 000 000 de dólares); más de 3 000 veces lo que se
gastó en combate a la pobreza (3 000 600)]. Si estas cantidades son
incomprensibles, desde el punto de vista moral, cómo entender que entre
2000 y 2015 se han destinado más de 516 000 millones de dólares para
cubrir amortizaciones e intereses de la deuda externa del sector público y,
sin embargo, a pesar de que en el lapso se ha pagado siete veces el saldo
de la deuda del año 2000, el endeudamiento es más del doble en este 2015
(González, 2015).[5]
· Disminución del gasto social: si en 1980 el gasto social representaba
20% del gasto del gobierno, en 2008, se ubicaba en 12%.
Los costos sociales generados por esta ausencia del Estado en la rectoría de la
economía han sido muy grandes.
· Existe un creciente desempleo que alcanza más del 7% de la
población activa. Mientras que 29 millones de personas, 60,1% de la población,
laboran en actividades informales (La Jornada, 12 de diciembre de 2012).
· La participación de los salarios en el producto interno bruto, según
la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), ubica a México en
el penúltimo lugar de 15 países de América Latina. México está por encima
solamente de Perú, pero es superado incluso por Guatemala y Honduras.[6] No
puede ser de otro modo cuando los salarios, medidos en función de su poder
adquisitivo, se ubican actualmente en apenas un 25% de lo que compraban a
mediados de los años setenta. Es decir, el salario es inferior en 75% respecto del
salario de hace cuatro décadas.[7]
· Incremento de la pobreza: según el Banco Mundial, 61.4 millones de
mexicanos son pobres, de los cuales 23.1 millones son extremadamente pobres.
Versiones más serías, como es el caso de Julio Boltvinik, mencionan que la pobreza
alcanza los 70 millones. México se ha convertido en uno de los países con mayor
porcentaje de pobreza en el continente. El mismo organismo, en su
reporte Prosperidad compartida y erradicación de la pobreza en América Latina y el
Caribe (La Jornada 23 de abril de 2015), mientras la mayoría de los países de
Sudamérica lograron mejorar sus ingresos entre 2004 y 2012, eso no ocurrió en
México que se ubica en el lugar 16 de 17 países. El propio Consejo Nacional de
Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) acepta que, entre 2012 y
2014, el número de pobres se incrementó en 2 millones más
Sin embargo, lo más grave que ha producido el neoliberalismo y las políticas que le
acompañan, por lo menos en los políticos que gobiernan el país, consiste en la
destrucción de la capacidad de pensar y con ello de una mentalidad creadora. Es
decir, cuanto más compleja y versátil es la realidad, cuando el pensamiento y el
modo de representarla y entenderla debieran evolucionar en el mismo sentido, lo
que elige e intenta imponer la ortodoxia neoliberal es un pensamiento limitado.
Esto, desde luego, a tono con la fábula del "fin de la historia" y la irrisoria creencia
de que "no hay alternativa".
Hay, por lo menos, dos argumentos elaborados por los teóricos del neoliberalismo
en contra del Estado de bienestar que carecen de fundamento: a) una supuesta
afectación al proceso de acumulación y una pretendida sustitución del capitalismo
por una sociedad diferente, b) la pretendida incompetencia de la economía por la
existencia del Estado de bienestar.
Lo interesante –dice Ha-Joon (2012)- es que las economías que crecieron a mayor
velocidad dentro del núcleo de la OCDE durante el período posterior a 1990 fueron:
· Finlandia (un 2,6%) y Noruega (2,5%), ambas con un gran Estado
del bienestar en el período. En 2003, el porcentaje del gasto social público en
relación con el PIB fue del 22,5% en Finlandia y del 25,1% en Noruega, frente al
20,7% de media de la OCDE y el 16,2% de Estados Unidos. Suecia, que tiene
literalmente el mayor Estado del bienestar del mundo (31,3%, es decir, el doble
que Estados Unidos), presentó una tasa de crecimiento del 1,8% igual a la de
Estados Unidos.
· Si nos centramos en la década de 2000 (2000-2008), las tasas de
crecimiento de Suecia (2,4%) y Finlandia (2,8%) fueron muy superiores a la de
Estados Unidos (1,8%).
Los datos son claros: se ha producido una drástica reducción del crecimiento del
PIB en los países con Estado desarrollista de 5,5 a 2,6%, menos de la mitad. En
términos per cápita, el crecimiento del PIB con respecto al aumento de la población,
la caída ha sido todavía más grave. Si la pregunta es por qué China presenta estos
resultados, la respuesta es simple: por la fuerte presencia del sector público sin que
se descuide la propagación de un dinámico sector de propietarios privados. Estos
fenómenos no cuadran con el pensamiento económico neoliberal, no deberían
ocurrir si los economistas que apoyan el libre mercado y la reducción del Estado y
sus "malas políticas" tuvieran razón particularmente sobre los efectos de lo que
consideran perniciosas políticas de bienestar. Pero suceden, precisamente porque
esos economistas y políticos, que no ven ni escuchan, no tienen razón. Su actitud
se queda al nivel de una "cerrazón mental dogmática" que ha sido equiparada,
equivocadamente con el autismo. Equivocadamente porque "los pobres niños
afectados de autismo son víctimas de una enfermedad que los supera. En cambio
en nuestros economistas bien pensantes esa cerrazón al mundo real es voluntaria
y, por lo tanto, reprobable" (Sapir, 2004: 120). El daño auto infligido o la
afectación a los demás por aquellos que padecen esta condición ni es intencional y
nunca provocará la catástrofe, consecuencia del fundamentalismo económico, que
se vive en el mundo. Nunca esos economistas podrán dar el mundo de generosas
destrezas, de amor y felicidad que inspira el niño autista. En cambio, las políticas
de ajuste (así llamadas por los neoliberales) provocan la muerte de millones de
personas al arrancar de los programas sociales los recursos que dan a los bancos y
a las grandes corporaciones. Alguna vez, Hitler manifestó con gran satisfacción: ¡Es
una suerte para los dirigentes que los pueblos no piensen! Pero, qué podrá hacerse
ahora, cuando son los dirigentes los que no piensan y, no obstante, con sus
acciones, producen las aberraciones.
México es una "estrella para América Latina", "tal vez llegue a sorprendernos". Así
lo expresa el economista en jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe,
Augusto de la Torre, lo dice con la seriedad característica de quien puede predecir
el futuro. No obstante, pontifica, hay que esperar, no hay que ser impacientes.
Alguien le ha respondido con alguna antelación: hasta que lleguemos al 2050 se
verán lo frutos de las reformas, ha dicho José Ángel Gurría, ese mexicano
preocupado por la suerte de sus compatriotas que no quiere matar la esperanza y
que dirige actualmente la OCDE.
(...) el mayor productor y exportador de alimentos del mundo. Hay siete países
latinoamericanos: Perú, Chile, Brasil, México, Argentina, Bolivia y Venezuela entre
los primeros países mineros mundiales. América Latina es el principal productor
mundial de oro, plata, cobre y zinc. Tiene reservas probadas de minerales
estratégicos como el antimonio, bismuto, litio, niobio, torio, oro, zinc y uranio,
entre otros. Venezuela es la primera reserva mundial de petróleo, tercera de
bauxita, cuarta de oro, sexta en gas y décima en hierro en el mundo. América
Latina es la mayor reserva mundial de energía.
En 2004, nació la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA),
organismo al que se asociaron como miembros formales, en 2012 nueve países:
Venezuela, Cuba, Bolivia y Ecuador, entre otros. La base de esta Alianza radica "…
en compartir la enorme riqueza petrolera venezolana con los más necesitados. Un
proyecto solidario para impulsar el desarrollo de la región" (Aguirre, 2014: 107).
Entre el año 1976 y el 2002, el PIB por habitante había caído 12 puntos, la deuda
pública como porcentaje del PIB pasó de 28,7 a 166, el porcentaje de la
participación de la industria en el PIB cayó de 33 a 15, la proporción de población
pobre pasó de 4.7 a 54,3, los desocupados (porcentaje de la población
económicamente activa) se incrementó de 4,5 a 17,8.
Desde 2003, lo característico de Argentina, su gobierno, economía y población
radica, entre otros muchos aspectos, en lo siguiente:
· En Argentina no es el FMI quien dice lo que hay que hacer en la
economía, tampoco el Consenso de Washington y su teoría del "derrame", la
"confianza" de los inversores no es una pauta decisiva. En 2005, Argentina (como
Brasil) pagaron la deuda que tenían con el FMI.
· El gobierno nacionalizó más de la mitad de las acciones de Repsol,
casi tres de cada cuatro argentinos apoyaron esta acción del gobierno[12].
· Apenas el 16 de abril de este 2015, con 53 votos de 55, el senado
acaba de sancionar la devolución de los ferrocarriles a la administración.[13]
· Mientras en otros países el Banco Central se ocupa solamente del
combate a la inflación, en Argentina, el Banco Central tiene como objetivos la
reindustrialización, el empleo y la distribución del ingreso.
· En diciembre de 2008 se estatizó el sistema jubilatorio y se volvió al
sistema solidario de reparto. El sistema de previsión social en 2013 cubría al 94%
de la población.
Lo ha dicho el senador argentino Juan Manuel Abal Medina, lo que hoy se hace en
Argentina es "parte de un proceso político que comenzó en 2003… es porque
tenemos Estado". Argentina es ejemplo que "muestra que cuando la política
conduce a la economía es posible afirmar la soberanía nacional y la inclusión social,
con la prevalencia del sector productivo por sobre el financiero" (Calcagno y
Calcagno, 2015: 299).
Hoy eso no pasa, como ha pretendido demostrarse en todos los países de América
Latina, donde se han construido los cimientos sobre los que puede edificarse un
país. Donde se pone en práctica, con éxito, la idea de que "sólo tienen éxito los
países capaces de poner en ejecución una concepción propia y endógena del
desarrollo y, sobre esta base, integrarse en el sistema mundial" (Mojica y López,
2015: 158). Aquí, su gente bien puede repetir lo que dijera Hugo Chávez en uno de
sus últimos discursos: "Hoy tenemos patria. Hoy tenemos pueblo". Tiene razón
Mark Aguirre cuando escribe que Chávez ha dejado "a los pobres convertidos en
sujeto político, con objetivos claros socialistas, habiendo construido un espacio
político dentro y fuera de Venezuela en donde es posible hacer política
independiente" (Aguirre, 2014: 102).
Por otra parte, si bien es cierto que el neoliberalismo es la versión extrema del
capitalismo en la época actual, sobre todo cuando se le compara con el período del
Estado de bienestar, también es indispensable recordar que el sistema vino al
mundo "chorreando sangre". Lo que sucede, como asienta Harald Welzer (2010), es
que la humanidad ha entrado en una era de amnesia democrática que evita hacer
alusión a:
Son los países ricos, surgidos de estas prácticas, los que ahora exigen al mundo
que se respeten los derechos humanos, la "libertad", el "libre comercio"; los
mismos que realizan intervenciones en nombre de la "democracia". Olvidando que
se forjaron y siguen apoyándose en una "historia de exclusión, limpieza étnica y
genocidio", procesos, que al decir de Michael Mann (2009) forman parte de las
tareas del proceso modernizador capitalista. Bien lo advierte Carl Amery al afirmar
que la existencia del Tercer Reich no ha sido un momento excepcional de la historia
ni un tumor crecido en el corazón de la civilización occidental, algo irrepetible. Por
el contrario, según escribe este autor:
(...) Drácula sigue escondido en algún rincón del sótano más profundo, bajo una
gruesa capa de escombros, pero sin la estaca en el corazón que garantizaría su
muerte y que impedirá definitivamente su regreso…sería una ingenuidad
imperdonable presuponer que las próximas décadas y generaciones no pudieran
revivir dicho programa, purgado de su craso diletantismo y revestido de un brillo y
vocabulario científicos (Amery, 2002: 12,15).
Así, entonces, el enemigo de los pueblos sigue siendo el hecho de que prevalece un
injusto sistema. Podrán existir múltiples de sus manifestaciones que muestran el
desprecio por las personas y su bienestar, al final el origen de todos los males está
en el capitalismo. Parodiando lo que decía Bertolt Brecht respecto del fascismo;
habrá que preguntarse ¿De qué sirve estar contra el neoliberalismo –que se
condena- si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina?[16]
El neoliberalismo en México
En el caso de México, el neoliberalismo inicia con la ruptura del modelo prevaleciente por más de
tres décadas: el modelo de crecimiento económico, sustitución de importaciones, desarrollo hacia
adentro y economía mixta.
Prud´homme (1995), menciona que desde los setenta se puso en evidencia la fragilidad del
modelo de sustitución de importaciones como proceso central del crecimiento económico, y con ello
desaparecieron las bases de estabilidad; manifestadas en aspectos como: 1) el déficit público pasó
a cumplir el papel de motor del crecimiento, y éste a su vez, condujo a un fuerte deterioro de la
balanza de pagos; 2) al mismo tiempo, que el déficit externo como proporción del PIB aumentaba,
sus fuentes tradicionales de financiamiento (la agricultura y los servicios) tendían a agotarse, lo cual
obligó a recurrir en forma creciente al adeudamiento externo; 3) el crecimiento se vio interrumpido,
por políticas contraccionistas, la inflación y la incertidumbre que estas propiciaban, abrieron la puerta
a la especulación y la fuga de divisas; 4) el esfuerzo del estado por recuperar el crecimiento
conducían a agravar los desequilibrios macroeconómicos, en su intento por mantener el modelo en
funcionamiento realizó la exportación masiva de petróleo, más cuando se detuvieron, la situación se
volvió insostenible y el país entro de lleno en un período de crisis y ajuste estructural.
Al inicio de los 80 el fenómeno que se venía perfilando desde la década anterior cumple su
cometido, es decir; el modelo de desarrollo que anteriormente había asegurado el crecimiento
económico y la estabilidad política en el México posrevolucionario estaba en crisis (Nava, 2000).
Durante el primer año del régimen de Miguel de la Madrid, el gobierno federal tenía participación
en 45 ramas de la economía, para el último año, su participación abarcaba solo 23 ramas. En 1982,
tenía el gobierno federal 1155 empresas, en 1988 poseía solamente 412. La desincorporación de
estas empresas obedeció a que “no eran estratégicas ni prioritarias para el desarrollo nacional”,
argumento presentado en un documento informativo por el gobierno federal (SHCP, 1988).
En efecto, con las modificaciones realizadas al Artículo 27, se buscó crear las condiciones para
definir un nuevo perfil de la propiedad agrícola, abriéndose la posibilidad de participación del capital
privado nacional y extranjero en las tierras ejidales y comunales, además de ser objeto; de compra,
venta, arrendamiento y de contratos de asociación; se buscaba también incrementar la productividad
y capitalizar las actividades agrícolas con el apoyo del sector privado. Es decir; la modificación al
Artículo 27, forma parte de la reestructuración de la economía mexicana en general en un nuevo
modelo de inserción en el mercado mundial. En esta lógica la agricultura requería de una
modernización de infraestructura productiva y de comercialización para aumentar la productividad y
competitividad internacional. Para ello, se necesitan cuantiosas inversiones en el agro, que ahora
tienen que ser realizadas por el capital privado (Prud´homme, 1995).
De acuerdo con Nava (2000), en el contexto de la reestructuración económica, las políticas
neoliberales en el medio rural se traducen en:
El neoliberalismo, continúa con la suscripción del Tratado de Libre Comercio de América del
Norte (TLCAN) entre México, Estados Unidos y Canadá, en enero de 1994; representando con ello,
su entrada a la economía global al conformar la mayor área comercial de Norteamérica, anunciado
como el instrumento conducente al crecimiento económico y social que el país necesitaba.
El legado económico y social del neoliberalismo al concluir el foxismo e inicio del período
presidencial de Felipe Calderón, se resume en: a) estancamiento económico (con un crecimiento de
apenas el 2.4 por ciento); b) la falta de empleos formales; c) el grave deterioro de los salarios reales;
d) la concentración de la riqueza y la exclusión social; e) un mayor flujo temporal y permanente de
trabajadores hacia los Estados Unidos en búsqueda de mejores expectativas de vida; f) una
creciente dependencia de las familias de las remesas de los trabajadores migratorios para atenuar
sus bajos niveles de vida; (Chávez, 2006).
1 La liquidación o venta de las primeras empresas paraestatales incluyeron a Vehículos Automotores Mexicanos y Renault de
México, así como empresas fundidoras, productoras de hierro y acero, de aviación, de bienes de capital, ingenios azucareros,
textiles, teléfonos, fábricas de material y equipo ferroviario, etcétera (Vidales, 1996).
2 Una de las conquistas históricas logradas por los campesinos en la Revolución de 1910, reconocida y elevada a rango
constitucional se elimina con las reformas que sufre este Artículo Constitucional.
3 Aunque en estos rubros se manifestó el rechazo de diversos sectores de la sociedad, entre investigadores, académicos,
partidos políticos, organizaciones sociales, entre otros, obligando con ello al gobierno a dar marcha atrás.
a) Libertad personal.
b) Propiedad privada.
c) Iniciativa y propiedad privada de empresas.
Adam Smith decía que cada capitalista al buscar su propio beneficio buscaba
el de los demás por lo que no se requería de la intervención del Estado en la
economía. Pensaba que la economía estaba regida por una “mano invisible”,
es decir, tenía un orden natural, por lo cual el Estado lo que debía hacer era
no intervenir en asuntos económicos. Así mismo afirmaba que las actividades
del Estado debían reducirse al mínimo y su política propiciar el “laisser faire,
laisser passer” (el dejar hacer, el dejar pasar).
De esta forma los deberes del Estado, según el propio Smith, deberían ser:
APLICACIONES POLÍTICAS
En el caso mexicano se habla de neoliberalismo a partir del sexenio de Miguel
de Ia Madrid (1982-1988); que continua en el de Carlos Salinas de Gortari
(1988-1994) y en lo que fue el de Ernesto Zedillo (1994-2000) al igual que en
el periodo de Vicente Fox (2000-2006) y en lo que va del Calderinismo (2006-
2009).
Por otra parte, nuestro país en la década de los 80, deseaba insertarse en la
economía mundial, por lo cual necesitaba abrir la economía al mercado
mundial; la estrategia que se siguió fue la incorporación de México al GATT
(Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio) y después al TLC
(Tratado de Libre Comercio) con Estados Unidos y Canadá.
REPERCUSIONES SOCIOECONOMICAS
Para revisar los resultados se analizan algunos indicadores macroeconómicos
del periodo neoliberal y se plantean algunas características que se
observaron:
La deuda externa total del país paso de 84,800 millones de dólares a fines de
1982, a más de 165,700 m.d.d. en diciembre de 1997, con lo cual tuvo un
crecimiento del 95.45 por ciento en ese periodo.
Existe una mayor dependencia económica con respecto a Estados Unidos, por
lo que la economía mexicana se esta desnacionalizando al entregar una parte
importante del patrimonio nacional al capital extranjero, representado por
grandes compañías transnacionales que tienen diversas formas de
penetración, incluyendo inversión extranjera en bancos.
Las fuerzas de mercado y la política económica neoliberal por si solas han sido
incapaces de promover la modernización, la productividad, a competitividad y
el desarrollo tecnológico que tanta falta hacen en el país.
Con los elementos aportados hasta ahora se puede responder a las preguntas
iniciales afirmando que el neoliberalismo en México es un modelo inviable y
que su aplicación ha sido un fracaso porque no ha propiciado el desarrollo
socioeconómico del país.
Desregulación financiera.
Es con la crisis del ’29 que se le pone fin a este modelo económico y se
evalúan sus grandes fallas. Cabe destacar que la doctrina liberal siempre
tuvo acérrimos detractores; así mismo es muy importante señalar que en los
últimos países en formarse como desarrollados -Estados Unidos, Alemania,
Japón, Rusia- no fue la filosofía liberal la que orientó su proceso de
industrialización, sino que se favorecieron las políticas proteccionistas
orientadas a que el Estado regulara la actividad económica, mismas que
permitirían el arribo de estos países a un estadío de desarrollo.
Es con otra gran crisis, la del ’72, que resurgen las ideas de establecer un
nuevo orden liberal en el mundo; así nace el neoliberalismo. Es importante
destacar que esta nueva ideología tiene impactos muy disímiles entre el las
naciones según su grado de desarrollo; esto nos debe prestar especial
interés, ya que de ahí se deriva una explicación del porqué ha resultado un
modelo tan devastador para la economía mexicana.