Text Tere Arcq - July 17
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Covarrubias residió unos meses en París, en plena efervescencia del
surrealista2 y entablaron una cercana amistad con el poeta Louis Aragón y el
fotógrafo norteamericano Man Ray,3 creador de la técnica del “rayograma”4
que Rolanda emplea en una serie de obras realizadas por esos años (Fig. ).
Los Covarrubias viajaron por el Itsmo de Tehuantepec. El contacto con la
cultura local, y en especial la amistad con Kahlo, influyeron de manera
determinante en la obra de Rolanda. A los largo de los años compartieron su
pasión por la indumentaria y joyería tradicional, la gastronomía mexicana y el
coleccionismo de arte popular. María Izquierdo, la pintora originaria del
estado de Jalisco, que compartía con Kahlo y Rolanda el interés por la cultura
local, fue la primera artista en cuya obra pusieron los ojos los surrealistas.
Cuando el dramaturgo francés Antonin Artaud llegó a México hacia 1936
buscando un arte que conservara el espíritu del arte primitivo, se conmovió
ante una serie de obras de Izquierdo que mostraban a mujeres indígenas,
desnudas, postradas entre imponentes ruinas que fueron para el “toda una
revelación”5 y decidió llevarlas con él París donde montó una exposición en la
galería Van Ven Ruy en Montparnasse.
2 El Primer Manifiesto Surrealista que defiende la escritura automática como expresión del
funcionamiento del pensamiento, revalora el poder de las imágenes y la imaginación y
declara la influencia de Freud y la interpretación de los sueños, se firmó en 1924 por Breton y
Aragón entre otros.
3 Williams, Adriana, Covarrubias, Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 1999, p.84.
4 Imagen fotográfica obtenida sin el uso de una cámara mediante la colocación de objetos
por encima de una superficie fotosensible y la exposición posterior a la luz directa.
5 Antonin Artaud, “La pintura de María Izquierdo” en Revista de Revistas, México, agosto 27
de 1936. Con excepción del gouache titulado Prisioneras, que apareció hace algunos años
en una colección particular, se desconoce el paradero del resto de las piezas que integraron
la exposición.
6 Cuando Frida Kahlo falleció en 1954, con 47 años, Diego Rivera donó la Casa Azul de
Coyoacán al pueblo de México para que se convirtiese en el museo de Kahlo. Sin embargo,
los archivos fotográficos de la artista eran también los de él (en vida, ella los había fusionado
en uno) y Rivera los guardó. Poco antes de morir, pidió a su albacea, Dolores Olmedo, que
sus papeles no vieran la luz hasta 15 años después de su muerte. Durante 50 años aquellos
armarios y cómodas repletas de fotografías permanecieron sellados. En 2006 se abrieron por
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Jacqueline Lamba, Kahlo entró en contacto con la poeta francesa, Alice
Rahon, esposa del pintor y teórico surrealista Wolfgang Paalen, iniciando una
relación erótica-amistosa basada en experiencias compartidas que se
prolongó a lo largo de los años. El matrimonio Paalen tenía, como muchos de
los surrealistas, un profundo interés por las culturas ancestrales, pero fue sin
embargo, la invitación de Kahlo para visitar México lo que decidió a la pareja
abandonar Europa y emprender el viaje al continente americano. Alice quedó
prendada de Frida y de su obra y le escribió un bellísimo poema inspirado en
el cuadro Mi nana y yo, que formó parte de la exposición en París. A menos
de un mes de su partida, Alice le escribe para notificarle que ya compraron
los boletos para embarcarse en el New Amsterdam, que debía partir rumbo a
Nueva York el 18 de mayo para abordar posteriormente el Vera-Cruz que
llegaría al puerto mexicano el 31 de mayo de 1939.7 Finalmente los planes
cambiaron y los Paalen extendieron su estancia para viajar a Alaska y la
Columbia Británica antes de establecerse definitivamente en la ciudad de
México en compañía de la fotógrafa suiza Eva Sulzer.
primera vez. Para nuevas investigaciones sobre la estancia de Frida en Paris ver en este
catálogo, Jaime Moreno Villarreal “Frida en París. Gusanos de seda miran cruzar una
locomotora.”
7 Carta de Alice Rahon a Frida Kahlo, Paris, 20 de abril de 1939. Archivo Frida Kahlo. Museo
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pudiera escapar de Europa rumbo a Nueva York, para establecerse
posteriormente en territorio mexicano.
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La Exposición Internacional del Surrealismo fungió como un aparador para
poner en evidencia un aspecto fundamental que distingue la obra de la mayor
parte de las mujeres artistas vinculadas a este movimiento. Para ellas, el
sumergirse en el inconsciente era una forma de autoconocimiento y
empoderamiento que las llevó a crear extraordinarias imágenes visuales,
donde ellas mismas se convirtieron en objeto y sujeto de su arte y en este
sentido Frida Kahlo ha sido una influencia fundamental. Su legado plástico
constituye una narrativa biográfica excepcional. Las Dos Fridas, pinta un
monumental retrato doble, las dos figuras, sentadas una junto a la otra, se
toman de la mano. Sus corazones están conectados, una de ellas detiene la
sangre emana de su cuerpo mientras la otra sostiene una diminuta foto de
Diego en un relicario. Una de ellas porta un huipil y la otra un vestido blanco,
similar al vestido de novia de una muñeca que Kahlo y Lamba compraron
juntas en el mercado de las pulgas en París y al que Frida se refiere en una
carta a Jacqueline donde parece mezclar las identidades de ambas: “…El
huipil con listones rojizos-morados es tuyo. Mías, las viejas plazas de tu
París…los caracoles y la muñeca-novia también son tuyos, es decir, tú eres
tú. 12 Las dos Fridas representa uno de los aspectos más fascinantes de
Frida, sus constantes desdoblamientos que su amiga la fotógrafa Lola
Álvarez Bravo intentó plasmar en un proyecto cinematográfico en
colaboración con ella, donde se proponía “llamar con fotografía a la otra Frida
para que venga con esta Frida.”13 Lola realizó varias fotos en el patio de
Frida reflejándose en un espejo (Fig. ) y una breve secuencia al interior de la
casa de Coyoacán pero la película nunca se realizó. 14
12 Herrera Hayden, Frida. A Biography of Frida Kahlo, Harper & Row Publishers, New York,
1983, p. 253.
13 Transcripción de entrevista de Olivier Debroise a Lola Álvarez Bravo, entrevista 1, cinta 00,
abre una puerta de la casa azul e invita a la bailarina a entrar. La secuencia se conserva en
los archivos de Lola Álvarez Bravo en el Center for Creative Photography en Arizona. Ver
Javier Roque Vázquez, “Un paseo por el cine” en Lola Álvarez Bravo y la fotografía de una
época, CONACULTA/INBA/Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, México, 2012.
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provocativa ruptura de la línea divisoria que separa el ámbito de lo público y
de lo estrictamente privado. Lo que el agua me ha dado, (Fig. ) una de las
pinturas más complejas de Kahlo y que sorprendió a Breton por su poder
visionario, es un ejemplo perfecto de cómo estas creadoras subvierten el
canon para realizar una exploración de su psique cargada de símbolos y
mitos personales. Kahlo esconde su rostro y casi por completo su cuerpo,
solo revela un fragmento de sus piernas y su pie sangrado. Sobre el agua
flotan personajes y escenas fantásticas que hilan la trama de su vida. Esta
obra inspiró sin duda el Autorretrato (Fig. ) de Rosa Rolanda. Al centro y
ocupando gran parte del lienzo está Rosa, en un gesto desesperado, rodeada
de una vorágine de objetos que orquestan la coreografía de su vida y que
toman significación a partir de un evento biográfico: el rompimiento de su
matrimonio con Miguel Covarrubias cuando éste la abandonó por una
bailarina mucho más joven a quien Rosa había entrenado y transformado
hasta convertirla prácticamente en su doble.
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confeccionados por Henri de Chatillon, el modista de la alta sociedad
mexicana de los años 1940, lo que lo identificaba como una mujer moderna y
vanguardista. En otras, aparecía ataviada como “una diosa prehispánica…
con un maquillaje…antiguo, ritual…telas azabache y solferino, encajes,
botones, dijes, aretes fastuosos, collares opulentos…” 16 como en su
magnífica pintura Autorretrato (Fig. ) donde porta un peinado trenzado con
listones de colores, huipil y un enorme collar, réplica de los pendientes de oro
de la reina roja descubiertos en las tumbas mayas de Monte Albán.17
Gamboa, unos años después del descubrimiento de la tumba número 7, por el arqueólogo
Alfonso Caso. Fernando Gamboa, “María Izquierdo. Recuerdos.” en María Izquierdo, Ed.
Centro Cultural Arte Contemporáneo, México, 1988, p. 12.
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Varo confeccionaba sus propias ropas y diseñó además el vestuario para el
ballet Aleko de Diaguilev, con escenografía de Chagall y concibió las
máscaras para la representación de la obra de Calderón de la Barca El gran
teatro del mundo, (Fig. ). En algunas pinturas incorpora la máscara con un
exquisito sentido del humor como Mujer saliendo del psicoanalista, (Fig. )
donde una mujer con su mismo rostro, revierte el concepto de la terapia
freudiana y se quita la máscara al momento de salir de la consulta mientras
se dispone a tirar a un pozo la cabeza del padre. Leonora Carrington, por su
parte, diseñó el vestuario y las máscaras para las obras de Shakespeare: La
Tempestad y Mucho ruido y pocas nueces, así como para la producción de
Penélope, basada en sus propios cuentos. En colaboración con Varo creó los
guiones para obras de teatro de estilo surrealista escritas al alimón, a manera
de un cadavre-exquis, donde los personajes cambian de género o se
fusionan unos con otros.
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prehispánico, representando la dualidad de la luz y la oscuridad, el bien y el
mal. La figura de Quetzalcóatl es el equivalente a la carta del Mago o Juglar
en el tarot, que representa el inicio, todas las posibilidades. Esta figura
enigmática inspiró pinturas de Carrington y Varo, así como la concepción del
Ballet de Orión de Alice Rahon. Concebido en 1946 como respuesta a la
aniquilación provocada por la bomba nuclear, Rahon escribió el guión y
diseñó una serie de marionetas articuladas para representar cinco
personajes, el Juglar (Fig. ), el Andrógino, Betelguese, el Perro y el Ave del
Paraíso, que dan inicio a una nueva era tras la destrucción de la
humanidad.18
18 Del Ballet de Orión, sobreviven el manuscrito del guión, los bocetos de los cinco
personajes y dos de las marionetas. El proyecto, de acuerdo a las instrucciones en el guión
debía ponerse en escena con música india como la que se toca en los templos de Krishna.
19 Para un estudio sobre la influencia de Gurdjieff y Ouspensky en la obra de Remedios
Varo, ver Teresa Arcq, “En busca de lo milagroso” en Cinco llaves secretas del mundo de
Remedios Varo, Ed. Artes de México, 2008.
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carruaje para explicar el proceso de la transformación de la consciencia
donde éste representa el cuerpo físico, el caballo que lo jala las emociones y
el cochero el intelecto y el amo debe ser quien dirige a las tres. Varo sustituye
el caballo por una especie de bicicleta y el amo es la mujer que con la
armonía de su música activa el complejo mecanismo que lo mueve.
Carrington, que compartía con Varo el interés por diversos doctrinas
esotéricas como el tarot, la cábala y la alquimia, busca en su arte reivindicar
los poderes femeninos. En sus cuadros, las mujeres adquieren proporciones
grandiosas, se transforman en diosas, alquimistas, magas o brujas que tienen
en sus manos el poder crear y transformar. Crysopheia de María la Judía,
rinde homenaje a la primera mujer alquimista en la historia, presentando a un
personaje hibrido y andrógino, que es mujer-león, masculino y femenino. La
paleta de color de esta pintura cargada de un complejo simbolismo oculto,
alude al proceso alquímico de transformar la materia en oro.
20 Esta experiencia traumática que vivo Carrington cuando su pareja de entonces, el pintor
surrealista Max Ernst fue llevado por los nazis a un campo de concentración es el tema
principal de su novela autobiográfica Down Below.
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El cuerpo como generador de vida es un tema que el caso de Frida Kahlo se
convierte en una obsesión. Frida reelabora los códigos estéticos de las
imaginería médica y los impregna con una carga emotiva. 21 En claro
contraste con el dibujo a lápiz de su cuerpo desnudo e idealizado que le hizo
Diego Rivera (Fig. ) en Frida y el aborto (Fig. ) muestra sus entrañas, su
cuerpo dividido. El embrión dentro de su vientre se conecta por el cordón
umbilical con feto completamente formado fuera de su vientre. El lado
derecho y racional, representa el proceso científico de gestación, mientras
que el izquierdo, donde se encuentra el corazón, sangra. Las gotas se
confunden con sus lágrimas y caen a la tierra fertilizándola. Un tercer brazo
sale junto al corazón y sostiene una paleta, como si quisiera manifestar que
su cuerpo, incapaz de concebir un hijo solo pueda crear a través de la
pintura. Para ella, escribe Margo Glantz, “la maternidad falla porque el cuerpo
está destrozado, perforado, dañado para siempre y la maternidad se
aborta.”22 En Autorretrato con cama (Mi muñeca y yo), (Fig. ) se representa
en una habitación vacía, sentada en su cama, la mirada ausente y fumando
un cigarrillo. A su lado una muñeca desnuda parece ocupar el espacio del
hijo que no llegó. La relación ambivalente de Frida entre la maternidad y la
pareja es evidente en El abrazo del universo, la tierra (México), yo, Diego y el
Seños Xólotl, (Fig.) donde Frida sostiene en sus brazos a un Diego bebé,
desnudo y vulnerable, como si fuera su madre, mientras ella es sostenida por
el abrazo de la madre tierra y una deidad universal que une el día y la noche.
catálogo de la exposición, Museo del Palacio de Bellas Artes, Ed. RM, México, p. 138.
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pinturas en medio de atmósferas mágicas. Carrington al igual que la
norteamericana Sylvia Fein, tuvieron parejas que apoyaron la crianza de los
hijos y les dejaron el espacio para continuar pintando. María Izquierdo y Lola
Álvarez Bravo tuvieron hijos y optaron por separarse de sus maridos
enfrentándose a situaciones difíciles en un país conservador donde una
mujer divorciada no era vista con buenos ojos y encontraron el apoyo en
otras mujeres y en la familia. Izquierdo representa frecuentemente esos lazos
familiares. En sus pinturas predominan los personajes femeninos, que
ocupan la mayor parte del lienzo y que parecen sostener la escena con la
fuerza de su presencia como en Rosita, (Fig. ) o en Mi tía, mi amiguito y yo,
(Fig. ) donde se representa a sí misma de pequeña, resguardada por su
imponente tía que sostiene un paraguas, un símbolo de protección. La figura
del amiguito, la más pequeña de las tres, parece elevar sus pies, tratando de
alcanzarla, mientras ella, con los pies bien plantados, levanta coquetamente
su falda enfrentando con la mirada al espectador. Esta pintura resulta muy
interesante porque Izquierdo introduce sutilmente el tema de la sexualidad.
Además del gesto de su falta y el sugerente color rojo del calzado y cinturón
del niño, coloca en el fondo una escultura de una mujer desnuda que parece
fundirse con el fondo gris del cuadro. Este elemento lo retoma en el cuadro El
idilio, (Fig. ) ahora claramente enfatizado con una estatua de Venus
emergiendo de la concha que resguarda a una pareja de enamorados ocultos
tras un paraguas, en lo que parece un guiño a la famosa escena erótica de la
película surrealista Un perro andaluz. La pintura suiza Sonja Sekula 23 que
mantuvo una relación muy íntima con Frida Kahlo a mediados de los años
cuarenta, presenta más abiertamente el erotismo femenino en una serie de
dibujos (Fig. ), acompañados de una narrativa amorosa en el tono surrealista
de escritura automática donde deja fluir su pensamiento. (Fig. ).
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género tradicional y lo subvierten llamando a sus cuadros “naturalezas vivas”.
Estos lienzos parecen una celebración de Eros donde las frutas sugieren los
órganos sexuales: jugosas sandías y suculentas papayas que se abren
mostrando sus semillas o erguidas pencas de plátanos. “Las frutas, como las
flores,” explicaba Frida, “nos hablan con un lenguaje provocativo, nos
enseñan cosas ocultas.” 24 La naturaleza muerta se convirtió en un medio
aceptable para narrar historias de amor o de abandono. En La novia que se
espanta al ver la vida abierta (Fig. ) Kahlo evoca la relación erótica que
sostuvo con Jacqueline Lamba insertando en la sugerente composición de
frutas abiertas, la muñeca vestida de novia. A través de los frutos, las artistas
plasman emociones y estados de ánimo, como en Los cocos, (Fig. ) donde
los frutos lloran o en Corazón egoísta (Fig. ) en el que Olga Costa pinta
semillas secas acompañadas de un cráneo a manera de vanitas, junto a un
corazón formado por dos nopales en descomposición atravesado por un
machete.
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hierbas y filtros de amor que servían de inspiración para sus cuadros. En
Three Women with Crows (Fig. ), tres personajes híbridos, que se refieren
probablemente a las tres amigas, se encuentran alrededor de una mesa
realizando una ceremonia mágica. Grandmother Moorhead Aromatic Kitchen,
(Fig. ) es “un ejemplo del estilo único de Carrington de un feminismo
pictórico.” 25 En una cocina tradicional mexicana, personajes fantásticos
representan a brujas y mujeres misteriosas ocupadas en distintas tareas. El
enorme ganso blanco personifica a la gran diosa blanca. La escena pintada
sobre un fondo rojo intenso presenta una diversidad de la gastronomía local
como el maíz y los chiles, y otros que son de uso común en los
encantamientos como los ajos. Un gran comal ocupa el lugar central y se
encuentra protegido por un círculo mágico. Carrington logra en esta pintura
un sincretismo fantástico de los mitos del mundo celta en el que creció con
los las creencias de los pueblos mesoamericanos.
25Aberth, Susan, Leonora Carrington. Surrealism, Alchemy and Art, Ed. Lund Empires, New
York, 2010, p. 122.
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como Behind the Sun (Fig.) que intentan captar ese fenómeno incorporando
formas inspiradas en las artesanías del poblado de Santa Clara del Cobre. 26
Tras su llegada a México y después de visitar el estudio de Kahlo y algunos
sitios precolombinos, la norteamericana Sylvia Fein instaló su estudio en
Ajijic, también en el estado de Michoacán donde pintó una serie de exquisitos
cuadros como Muchacha de Ajijic, (Fig. ), inspirados en la cultura local.
26 Santa Clara del Cobre es conocida por sus piezas de cobre martirillado cubiertas de
esmaltes de colores.
27 Rivera, Guadalupe y Marie-Pierre Colle, Las fiestas de Diego y Frida. Recuerdos y recetas,
Op.cit, p. 21.
28 Ver Nancy Deffebach, “Alice Rahon: de poeta francesa a pintora mexicana.” En Arcq,
Teresa et al, Alice Rahon. Una surrealista en México. Catálogo de la exposición, Museo de
Arte Moderno, México, 2009, p. 186.
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Cuentan las antiguas leyendas mayas que la mañana en que los señores del
alba y del crepúsculo crearon el mundo americano, los vientos, soplando en
círculos mágicos sobre la copa de un árbol, condensaron su espíritu y del
remolino de las hojas, como una flecha de luz, voló el primer quetzal. Breton
evocó el ave mitológica para describir a Frida que, engalanada en sus trajes
multicolores cual plumas de quetzal, iluminó, cual flecha de luz, el camino
hacia una tierra que ofreció a este grupo de mujeres artistas, la inspiración y
el espacio para crear en libertad.
Teresa Arcq
La autora agradece el apoyo brindado por el Fideicomiso de los Museos Diego Rivera y Frida
Kahlo, a su Director General Carlos Phillips Olmedo, a Hilda Trujillo Soto, Directora de los Museos
Frida Kahlo y Diego Rivera Anahuacalli, y al personal de investigación y archivo del Museo Frida
Kahlo.
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