Libro Homiletica
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Consejos Homiléticos Para Predicadores Cristianos
Pastor Juan Vidal Sandoval
ÍNDICE ................................................................................................................................................................ 0
I. INTRODUCCIÓN .............................................................................................................................................. 2
II. PRIMERA PARTE: EL SERMÓN BOSQUEJADO .......................................................................................... 3
CAPITULO 1: .................................................................................................................................................. 4
LA HOMILÉTICA Y EL BOSQUEJO ............................................................................................................... 4
1. LA HOMILÉTICA .................................................................................................................................... 4
2. EL BOSQUEJO ...................................................................................................................................... 5
ACCIONES FUNDAMENTALES PARA ELABORAR UN SERMÓN HOMILÉTICO .............................. 5
3. NECESIDAD DE LA CONGREGACIÓN O PÚBLICO ............................................................................ 6
4. PROPÓSITO .......................................................................................................................................... 7
EL PROPÓSITO GENERAL .................................................................................................................. 8
EL PROPÓSITO ESPECÍFICO. ............................................................................................................. 8
5. TEXTO .................................................................................................................................................... 9
6. ASUNTO ............................................................................................................................................... 11
7. TEMA .................................................................................................................................................... 12
CAPÍTULO 2: ................................................................................................................................................ 13
LA PROPOSICIÓN: EL CORAZÓN DEL BOSQUEJO ................................................................................. 13
1. CLASIFICACIÓN DE LAS PROPOSICIONES ..................................................................................... 13
2. LA INTERROGANTE SERMONARIA ................................................................................................... 14
3. LA ORACIÓN DE TRANSICIÓN .......................................................................................................... 15
CAPÍTULO 3: ................................................................................................................................................ 16
EL CUERPO DEL SERMÓN ......................................................................................................................... 16
1. LAS DIVISIONES PRINCIPALES ......................................................................................................... 16
2. LAS SUBDIVISIONES .......................................................................................................................... 17
CAPÍTULO 4: ................................................................................................................................................ 20
EL COMIENZO Y EL FINAL DEL SERMON ................................................................................................. 20
1. LA CONCLUSIÓN ................................................................................................................................ 20
2. LA INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................ 20
III. SEGUNDA PARTE: EL SERMÓN PREDICADO ......................................................................................... 21
CAPÍTULO 5: ................................................................................................................................................ 21
TIPOS DE SERMONES ................................................................................................................................ 21
CAPÍTULO 5: ................................................................................................................................................ 23
COMPETENCIAS BÁSICAS DEL PREDICADOR ........................................................................................ 23
IV. CONCLUSIÓN ............................................................................................................................................. 24
V. PLAN DE CURSO ......................................................................................................................................... 25
VI. TAREAS ....................................................................................................................................................... 27
VII. BIBLIOGRAFÍA EMPLEADA Y SUGERIDA ............................................................................................... 28
I. INTRODUCCIÓN
Hace varios años un joven predicador pentecostal fue invitado a entregar el mensaje principal,
durante la celebración nacional del Día del Pastor en su Denominación. Como el muchacho
provenía de una provincia rural, la idea de predicar en Santiago, la capital de Chile, era de
propio atemorizante. Los miedos de nuestro principiante se acentuaban, pues en su iglesia
jamás había tenido la oportunidad de predicar en una reunión importante, ni siquiera durante
algún culto dominical.
Cuando llegó la hora, el Templo estaba repleto. Todos los pastores de la Denominación
estaban allí. También asistió como invitado especial un connotado Evangelista, a quien el
joven de esta historia admiraba entrañablemente. Antes de subir a la plataforma, con una voz
entrecortada le pidió al Señor que su gracia le acompañara.
De más está decir que la enseñanza más grande que aquel principiante recibió aquella noche,
fue acerca de la humildad que debe manifestar siempre el que pregona las sublimes verdades
del Señor.
Esperando ser fiel a esta cuota de humildad, el autor de estas sencillas notas se plantea los
siguientes propósitos a través de este folleto. En primer lugar se procura ofrecer al lector una
serie de consejos teóricos y prácticos para ayudarle a preparar sermones bíblicos y predicarlos
con eficiencia. En segundo lugar se intenta con estas notas animar a los predicadores
principiantes a valorar este bello ministerio, procurando realizarlo siempre bajo la inspiración
del Espíritu Santo. En tercer lugar el autor anhela que los lectores desarrollen un fervoroso
amor por las sagradas Escrituras y su estudio sistemático. Por último, se espera que este
escrito sirva de base para la celebración de Talleres y Seminarios para predicadores en la
Iglesia Local.
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Consejos Homiléticos Para Predicadores Cristianos
Pastor Juan Vidal Sandoval
Para facilitar el estudio y aplicación de este texto, se ha dividido en dos partes principales. En
la primera de ellas, ofrecemos cuatro capítulos con la siguiente información: En el primer
capítulo se entregan una serie de elementos introductorios, como conceptos básicos y
aclaraciones. También se presenta allí la estructura general de un bosquejo homilético para
elaborar un sermón. A partir de esta herramienta, se comienzan a definir sus partes, partiendo
con el Propósito, el Asunto y el Tema. En el segundo capítulo se aborda el elemento principal
de un bosquejo homilético: la Proposición. Es importante no confundirla con el Propósito, y
para ello, se darán a conocer diferentes tipos de proposiciones y las formas de construirlas. El
tercer capítulo dará cuenta de lo que llamamos el cuerpo del sermón. En términos del bosquejo
homilético, esto corresponde a las Divisiones Principales y a las Subdivisiones. Más adelante
en el cuarto capítulo se presentará la confección de la introducción y la conclusión del sermón
y su ubicación dentro del bosquejo homilético.
La segunda parte de este texto contempla dos capítulos, más una conclusión. El capítulo
quinto ofrece una clasificación de los diferentes tipos de sermones, con algunos ejemplos y
actividades que el lector debe desarrollar. El capítulo sexto contempla una serie de consejos
básicos para que el predicador pueda desarrollar su ministerio en forma eficiente. Por último
la conclusión ofrece algunas sugerencias adicionales y algunas consideraciones del autor de
estas notas.
Con el propósito de motivar al lector a profundizar sus estudios homiléticos, se han incluido
notas al pie de página con los textos que han sido citados en estos apuntes. Estos textos se
dan a conocer al final en la bibliografía en forma sumaria. Además, en la medida de lo posible,
se ha señalado la fuente de los aportes o bosquejos usados en estas notas, que no sean de
propiedad del autor, evitando cualquier forma de plagio intelectual.
Por último, el joven predicador de la historia, ahora con algunos años más en el cuerpo,
agradece al Señor el permitirle escribir este texto, con el anhelo de contribuir humildemente
con la extensión del Reino de Dios.
CAPITULO 1:
LA HOMILÉTICA Y EL BOSQUEJO
Uno de los principales deberes de todo creyente es predicar el evangelio sin distinción de
personas; o sea, a toda criatura (Mr. 16:15) Lamentablemente, muchos cristianos rehuyen esta
responsabilidad endosándosela a los pastores, los evangelistas o los misioneros. ¿Por qué
ocurre esto? Las razones pueden ser muy variadas, pero principalmente consideramos que
los púlpitos en la actualidad carecen de personas que tomen en serio el maravilloso ministerio
de la Predicación.
Un sencillo análisis de los primeros cinco versículos del cuarto capítulo de la segunda carta
del apóstol Pablo a Timoteo, nos bastará para reconocer la relevancia que tenía la predicación
en el corazón de los primeros siervos del Señor. Pablo “encarece” a Timoteo a predicar la
Palabra. Esto es interesante, ya que muchas personas consideran que basta con predicar
lindos testimonios o edificantes experiencias que inflamen las emociones de los oyentes, sin
valorar en lo más mínimo el contenido bíblico del sermón. Otros, más intelectuales,
transforman los púlpitos en verdaderas cátedras de Historia, Filosofía o Sociología, perdiendo
de vista el sustento Teológico de todo mensaje cristiano. Incluso los más místicos, abusan de
su condición de predicadores para hacer gala de supuestas revelaciones o proféticos
arrebatos, muchas veces tremendamente alejados de la verdad de Dios. ¡Qué vigentes nos
resultan hoy las palabras del Apóstol de los gentiles! “...que prediques LA PALABRA... ¿Cómo
tenía que llevar adelante este ministerio el joven Timoteo? Siendo sobrio en todo, soportando
las aflicciones y haciendo obra de evangelista. En definitiva, cumpliendo su ministerio.
1. LA HOMILÉTICA
La primera cuestión que debemos abordar en este breve texto es saber ¿Qué es la Homilética?
Manfred A. Bluthardt nos ofrece una interesante explicación de este importante concepto.
En este sentido, Homilética significa algo así como realizar una confesión fidedigna. Decir lo
mismo, en el sentido de no alterar el contenido de un mensaje. No obstante en términos
académicos la Homilética es el proceso mediante el cual se elabora un sermón que comunica
el mensaje de la Palabra de Dios en forma fidedigna.
La Homilética es una ciencia que se relaciona con el arte de la predicación, la cual a su vez,
puede ser definida en palabras de Andrés Blackwood como la verdad de Dios, proclamada por
una personalidad escogida, a fin de satisfacer necesidades humanas. En esta explicación, el
aspecto más relevante de la predicación, para Dios, lo constituye el auditorio. Pues tanto el
mensaje como el mensajero escogido, son empleados por el Señor para satisfacer las
necesidades de los oyentes. Si son inconversos, su principal necesidad será la salvación de
sus almas. Si son nuevos creyentes, requerirán un sermón didáctico que les instruya sobre
alguna doctrina bíblica importante. Si es una familia que acaba de perder un ser querido,
necesitarán una divina caricia y un aliento pastoral de parte del predicador. La predicación en
este sentido es, junto con el predicador, un poderoso instrumento divino para satisfacer
necesidades humanas.
2. EL BOSQUEJO
La estructura básica de un sermón se denomina Bosquejo Homilético. Este es algo así como
el esqueleto para el cuerpo humano. Sus diferentes partes son como los pilares y cadenas de
una casa en construcción. No es el sermón en sí, sino su estructura fundamental. En el
bosquejo se puede apreciar claramente el tema, el propósito y las verdades principales que el
predicador expondrá mientras predica.
El propósito fundamental de este texto es que el lector sea capaz de conocer y dominar todas
las partes del bosquejo, para así ser capaz de elaborar adecuada y eficazmente un sermón.
Aunque los homiletas difieren en cuanto a cuáles son las partes que debe contener un
Bosquejo Homilético, a continuación se presentará una estructura que poco a poco está siendo
más empleada en los púlpitos chilenos. Se ha considerado prudente mostrar las partes del
sermón en forma de acciones concretas que el predicador debe realizar en la confección del
mensaje.
¿Cómo saber acerca de qué predicar? Existen varias formas para abordar este problema. Sin
embargo, es necesario insistir en que el sermón debe satisfacer las necesidades de la
audiencia. Para ello, el predicador debe estar en comunión con el Señor. De este modo Dios
podrá inspirarle y motivarle a hablar sobre cuestiones relevantes, urgentes y necesarias para
su pueblo. El predicador también debe estar informado del acontecer mundial, nacional y local,
así su mensaje podrá estar mejor contextualizado y en sintonía con los problemas cotidianos.
Por otra parte un buen predicador sabe aprovechar situaciones especiales, como
celebraciones, acontecimientos sociales, efemérides servicios especiales u otros eventos para
ofrecer una palabra apropiada al momento.
En este orden de cosas el tino y el sentido común, muchas veces juegan un rol preponderante.
Esto se señala, pues, en no pocas oportunidades fervientes predicadores transforman un culto
fúnebre en una campaña evangelística, o un matrimonio en un culto de avivamiento. Un refrán
muy añoso se aplica a la perfección: “un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar”. Un
poco de humor, por aquí; un poco de solemnidad por allá. En otras palabras, no basta con
detectar la necesidad del auditorio, el predicador además debe manifestar la actitud correcta.
4. PROPÓSITO
Una vez que el predicador ha resuelto cuál es la necesidad de su audiencia, deberá determinar
qué propósito tiene el sermón que predicará. James D. Crane cita a William M. Taylor, autor
del libro “The Ministry of the World, quien comenta:
Analizando las cualidades que contribuyen a la efectividad del sermón...pongo en primer lugar
la precisión del propósito. Cada sermón debe tener a la vista una meta clara...Antes de sentarse
a preparar su discurso, el predicador siempre debe preguntarse a sí mismo: ¿Cuál es mi
propósito en este sermón? Y no debe dar un solo paso más sino hasta haber formulado en su
mente una contestación definida a esta pregunta 2
Como lo señalábamos, establecer el propósito del sermón es una decisión muy importante.
Varias razones lo justifican. Cuando el predicador tiene un propósito definido, la selección del
texto para alcanzar este propósito será más sencilla. También se le facilitará la determinación
de un tema para el sermón. Incluso, un sermón con un propósito bien definido impedirá que el
expositor se “vaya por las ramas”.
Alguien ha dicho que un sermón sin un propósito definido es como un arquero sin un blanco
al que tirar. ¿Cuántas veces hemos sido testigos de predicadores que disparan al aire, a
diestra y siniestra, sin concretar en nada definido? Aunque estos predicadores hubiesen sido
Para que el lector pueda aclarar su blanco y acertar justo en el centro, se ofrecen a
continuación varios propósitos generales de la predicación, a partir de los cuales,
posteriormente se pueden extraer los propósitos específicos.
EL PROPÓSITO GENERAL
1. PROPÓSITO EVANGELÍSTICO.
Es aquel que se plantea cuando en el auditorio se encuentran personas inconversas, cuya
principal necesidad evidentemente es aceptar a Jesucristo como su Señor y Salvador.
2. PROPÓSITO DOCTRINAL.
Es aquel que se plantea cuando el auditorio necesita una explicación, aclaración o
presentación de una o más doctrinas bíblicas concretas.
3. PROPÓSITO DEVOCIONAL.
Es aquel que se plantea cuando el auditorio necesita una inspiración para motivarse a
adorar, alabar o rendirse ante el Señor, en una forma más definida y decidida.
5. PROPÓSITO DE ALENTAR
Es aquel que se plantea cuando el auditorio necesita recibir aliento en medio de una situación
difícil o problemática.
.
6. PROPÓSITO CONSAGRACIONAL.
Es aquel que se plantea cuando el auditorio necesita ser motivado a brindar un servicio más
comprometido al Señor.
EL PROPÓSITO ESPECÍFICO.
Una vez definido el Propósito General del sermón, el predicador debe redactar el Propósito
Específico de este. Para ello debe analizar la meta definida que desea alcanzar a través de su
sermón. La redacción del Propósito Específico se lleva a cabo de la siguiente manera:
• Se escribe un verbo en infinitivo que describa la acción concreta que se desea lograr.
• Después del verbo en infinitivo se identifica el auditorio con el cual se intentará alcanzar
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este Propósito Específico.
• Por último se escribe el contenido sermonario a través del cual se llevará a cabo el
Propósito Específico.
Por ejemplo:
Al analizar los Propósitos Específicos anotados anteriormente se puede apreciar que cada uno
de ellos se derivan de un Propósito General.
P. General: Doctrinal
P. Específico: Enseñar a los hermanos las características de la Salvación.
P. General: Devocional
P. Específico: Motivar a los hermanos a enfrentar los problemas con fe en Cristo.
P. General: De Aliento
P. Específico: Alentar a los deudos a enfrentar la pérdida del ser querido con el cariño de la
Iglesia.
5. TEXTO
La mayoría de los escritores de homilética sugieren almacenar los pasajes bíblicos de los que
se predica. De esta manera el predicador dispondrá de un archivo homilético bien surtido. Sin
embargo, además de esto, el buen predicador no sólo debe leer la Biblia, sino también
estudiarla en forma seria y sistemática. Además debe procurar tomar notas cuando otro
predicador expone la Palabra. De esta manera puede obtener buenas ideas para sus propios
sermones y por otra parte ello le ayudará a evitar ciertos errores o equivocaciones.
Para que la elección del texto bíblico sea completa, el buen predicador deberá dedicar tiempo
a interpretar adecuadamente el pasaje seleccionado. A este proceso de interpretación se le
denomina exégesis (proviene del griego y significa “extraer”). Para llevar a cabo esta tarea se
emplean las reglas de la hermenéutica que es la ciencia de la interpretación bíblica. Como el
propósito de este apunte es más bien limitado, se ofrece a continuación un modelo de lo que
debiera ser una exégesis muy básica de cualquier pasaje bíblico sobre el cual se desee
predicar.
Se debe recordar aquí que gran parte del material que se obtenga de este análisis, podría ser
empleado en la exposición del sermón. Al hacerlo, la presentación de la verdad de Dios se
hace más nutritiva, promoviendo la educación de la congregación que recibe el mensaje, junto
con una mayor claridad de las ideas vertidas.
6. ASUNTO
Con el Propósito queda claramente resuelto el ¿Para qué predicar?, en cambio, con el asunto
se procura determinar ¿Qué se va a predicar? El asunto guarda relación con el contenido del
sermón, por lo tanto está vinculado al texto.
En la breve exégesis que el predicador debe aplicar al texto, se identifica también el asunto
del pasaje a exponer. La mejor manera de reconocer el asunto de un texto bíblico es leer varias
veces el pasaje bíblico, hasta lograr identificar la idea general de la que habla. No se refiere a
varios detalles periféricos, sino a la idea central de la porción bíblica bajo estudio.
Mientras mejor lector de las Sagradas Escrituras es el predicador, logrará con mayor facilidad
reconocer el asunto de su texto.
Hay pasajes bíblicos muy conocidos en los que resulta muy sencillo determinar el asunto del
texto. Primera de Corintios 13 nos habla de las cualidades del amor. La carta de Pablo a
Filemón es un precioso tratado acerca del perdón. El undécimo capítulo de Hebreos nos
emociona con los héroes de la fe. Sin embargo, el predicador se encontrará con pasajes un
poco más complejos, en donde la determinación del asunto implicará un mayor tiempo de
lectura y concentración. La única manera de alcanzar pericia en esta tarea es intentándolo una
y otra vez. Los predicadores impacientes tienen ministerios muy breves.
3 En este caso sugiero utilizar literatura cristiana que permita aclarar los significados de las palabras importantes en los
idiomas originales en que fue escrita la Biblia. Será de mucha utilidad el Diccionario Expositivo de palabras del Nuevo
Testamento de W. E. Vine., que también tiene una versión para el Antiguo testamento. También es recomendable el uso
de la Concordancia Exhaustiva de Strong, recientemente editada en español. Incluso, hasta un buen diccionario bíblico,
como el de la editorial Certeza, prestará incalculable ayuda.
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7. TEMA
Una vez que el predicador ha identificado con éxito el asunto del texto de su sermón, debe
proceder a determinar el tema. Si se dijo que el asunto era la idea general que encerraba el
pasaje bíblico del cual se va a predicar, el tema entonces es la idea concreta y específica
acerca de la cual el predicador expondrá en su sermón.
Por ejemplo, si un predicador ha decidido exponer el pasaje de Juan 3:16, entonces sus notas
mostrarán algo semejante a lo siguiente:
P. General: Evangelístico
Texto: Juan 3:16
Asunto: El Amor de Dios
Tema: El resultado del amor de Dios. (...ha dado a su Hijo...)
Pero, supongamos que otro predicador señale que con este versículo se podría predicar otro
tema. ¡Excelente! No hay problema, porque en la mayoría de los casos un mismo asunto puede
dar origen a más de un tema. Siguiendo con el ejemplo:
P. General: Evangelístico
Texto: Juan 3:16
Asunto: El Amor de Dios
Tema: El objetivo del amor de Dios. (...que todo aquél que el él cree, no se pierda...)
Es necesario señalar que la elección del tema debe ser muy cuidadosa. Debe estar
estrechamente relacionado con el propósito del sermón y por supuesto con el texto. El tema
tiene que ser relevante, pues con él se pretenden satisfacer las necesidades espirituales de la
congregación. Es importante no ser repetitivo en cuanto a los temas. En el tema no debe estar
ausente el testimonio personal del predicador (no se debe ser un “predicador Gatica”, ...que
predica lo que no practica)
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CAPÍTULO 2:
LA PROPOSICIÓN: EL CORAZÓN DEL BOSQUEJO
Al llegar a este punto, el predicador se encuentra con la parte más importante de la estructura
del bosquejo de su sermón: La Proposición. Ella es una especie de resumen de todo el sermón.
Consiste en la propuesta que el predicador hace a su auditorio, en términos de una verdad
que será demostrada, una interrogante que se procederá a responder, un problema que habrá
de solucionarse, un pecado que se denunciará, etc. la proposición determina el curso completo
del contenido del sermón. Por lo tanto, la elaboración de esta pequeña, pero significativa
oración resultará fundamental para el expositor de la verdad de Dios.
Para que la Proposición esté completa se le debe realizar una Interrogante Sermonaria, que
luego se responde a través de la llamada oración de transición. De estos elementos
estructurales trata este capítulo.
Los distintos expertos en Homilética ofrecen diferentes tipos de proposiciones, dentro de ellas
se pueden destacar tres clases principales:
c. Proposición de VALOR.
Intenta convencer al oyente respecto de alguna valoración presentada en el sermón.
Ej. El buen testimonio VALE más que un buen sermón
2. LA INTERROGANTE SERMONARIA
Como se ha señalado, la proposición por sí sola no basta para presentar el sermón de manera
adecuada. Una vez que la proposición ha sido redactada es necesario probarla a través de
una Pregunta retórica llamada Interrogante Sermonaria. Toda proposición bien elaborada debe
suscitar al menos una interrogante. A continuación se presentan algunos ejemplos:
Como se puede apreciar, son varias las interrogantes que se pueden suscitar de la
proposición. El experto en Homilética Orlando Costas nos ofrece varias probables preguntas
que efectuarle a la Proposición, según sea el caso:
3. LA ORACIÓN DE TRANSICIÓN
Una vez que la Proposición ha suscitado una Interrogante sermonaria, el predicador debe
responderla mediante la Oración de Transición. Esta es una frase en la que se debe incluir la
proposición misma y su respuesta, empleando para ello una palabra clave. Esta palabra clave
será fundamental en la elaboración de las divisiones que constituirán el cuerpo del sermón. A
continuación serán considerados algunos de los ejemplos citados anteriormente con el
propósito de visualizar la confección de la Oración de Transición (O.T.)
CAPÍTULO 3:
EL CUERPO DEL SERMÓN
Lo que llamamos el cuerpo del sermón constituye el contenido del mensaje. Es el texto bíblico
explicado, ilustrado y aplicado. Se compone de las ideas principales, llamadas divisiones y su
exposición mediante las subdivisiones.
Para que la redacción de las divisiones sea más óptima, vale la pena seguir algunas
recomendaciones. En primer lugar deben ser relevantes y claras. O sea, no es correcto
elaborar divisiones que no estén justificadas en el texto bíblico, ni tampoco divisiones muy
complejas, que dificulten la comprensión del mensaje. En segundo lugar, las divisiones deben
ser simétricas y progresivas. Por simetría se entiende que deben ser similares, en cuanto a
extensión, contenido y formulación. Por otro lado cuando se exige progresión, se espera que
las divisiones sigan una secuencia lógica: cronología, grado de importancia, complejidad,
desde lo general a lo particular u otra forma de presentación. En tercer lugar, las divisiones
deben procurar presentarse de la forma más variada posible. Por ejemplo, a través del
tradicional “en primer lugar”... “en segundo lugar”...; otra manera de presentar las divisiones
es acudiendo cada vez a la proposición o a la interrogante sermonaria y responderla mediante
la respectiva división, etc.
2. LAS SUBDIVISIONES
Una vez formuladas las Divisiones Principales y organizadas en la secuencia más adecuada,
se debe proceder a desarrollaras una por una. El contenido de las subdivisiones recibe el
nombre de subdivisiones. Tradicionalmente se ha señalado que las subdivisiones deben ser
cuatro. La primera de ellas ofrece una explicación de la división. En ella se ofrecen elementos
aportados por la interpretación del pasaje, aclaraciones teológicas u otros contenidos
relevantes. La segunda subdivisión consiste en una ilustración de la división en desarrollo.
Estas ilustraciones pueden ser bíblicas o extrabíblicas y tienen el propósito de iluminar o
aclarar la explicación de la división. Una tercera subdivisión consiste en aplicar la verdad o
principio contenido en la división al auditorio. En la aplicación se debe tener mucho cuidado
de no sacar la verdad bíblica de su contexto. La última división, como tradicionalmente se
enseñan, tiene el propósito de realizar una exhortación a los oyentes, fundamentada en la
verdad que se acaba de exponer y que resulte atingente a la realidad y necesidad particular
de la congregación.
Un ejemplo tomado de la primera de las divisiones del caso antes tratado, podrá ayudar a
aclarar el procedimiento que se acaba de explicar:
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B. Ilustración:
Faltando pocos minutos para que la sentencia de morir en la silla eléctrica se
cumpliera para Bill, el caso del asesinato tuvo un vuelco inesperado. Uno de
los implicados confesó ser el culpable, y con ello se dejaba en claro que Bill era
solamente un cómplice. El terror de la muerte dejó al arrepentido Bill, y por
primera vez en tres años tuvo paz en su alma.
C. Aplicación:
De manera similar a Bill, el condenado, la sombra de la muerte eterna golpeaba
nuestros corazones. La culpa de nuestro pecado nos enemistaba con Dios y
eso solo podía provocar su justo juicio en nuestra contra. Sin embargo, al
aceptar por la fe al Señor Jesucristo, su justicia fue ofrecida gratuitamente por
nosotros, la sentencia recayó sobre él, y no siendo culpable, sino inocente,
murió por nosotros. En aquella cruz se cumplió la profecía de Isaías: “el castigo
de nuestra paz fue sobre él”
D. Exhortación:
Abandonemos toda angustia, preocupación e intranquilidad. Si la justicia de
Cristo nos ha cubierto, hoy podemos disfrutar de la tan anhelada paz.
Sin perjuicio de lo anterior, cabe señalar que esta no es la única forma de desarrollar las
subdivisiones. A continuación se señalan algunas técnicas para fabricar las subdivisiones.
1) Subdivisiones Interrogativas.
En este caso el predicador puede efectuar preguntas a la División, las cuales se responden
a través del texto. Cada pregunta y su respuesta constituyen una subdivisión.
2) Subdivisiones Expositivas.
Estas subdivisiones se construyen mediante definiciones, explicaciones, negaciones u otra
manera de exponer la división.
3) Subdivisiones Argumentativas.
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Muy similares a las anteriores, las subdivisiones argumentativas emplean razonamientos
que procuran demostrar la verdad considerada en la división, esta clase de subdivisiones
se prestan para los sermones con valor apologético o evangelístico. Los testimonios o
experiencias son excelentes formas de argumentación.
4) Subdivisiones Narrativas.
Son aquellas que se utilizan cuando la división consiste en describir un episodio histórico,
cronológico o biográfico. La secuencialidad dependerá del contenido del mensaje.
Vale la pena recordar que las subdivisiones no se anuncian como ocurre con las divisiones
principales. Deben ser breves y concisas. Han de estar interconectadas. Y deben procurar
educar el intelecto, inflamar las emociones y motivar a la voluntad del oyente, de tal manera
que la persona integralmente se vea afectada por la Palabra de Dios. Para ello, su contenido
debe ser cristocéntrico e impartido bajo la unción del Espíritu Santo.
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CAPÍTULO 4:
EL COMIENZO Y EL FINAL DEL SERMON
1. LA CONCLUSIÓN
Es el broche final del sermón. No es el momento para repetir todo lo que se ha dicho
anteriormente, ni para volver sobre puntos ya tratados. Es el tiempo para remarcar las
verdades esenciales, para intencionar el propósito específico del sermón o para apelar a las
decisiones y responsabilidad de la audiencia. Nunca se debe anunciar la Conclusión, ya que
de lo contrario se pierde el impacto del mensaje. La finalización del sermón debe producirse
naturalmente.
Es necesario enfatizar que la Conclusión debe ser breve y solemne. Por lo general precede a
una oración congregacional, una invitación a la consagración o a una invitación evangelística
para aceptar a Jesucristo como señor y Salvador personal.
2. LA INTRODUCCIÓN
Esta importante parte del Sermón es la última en prepararse. Sin embargo, no por ello debe
ser menos relevante. Por el contrario. Con la Introducción el predicador despierta el interés de
su público. Basta pensar durante un momento. Si en una iglesia asisten 120 personas. Al
momento de iniciar el sermón hay 120 ideas diferentes en cada cabeza. La introducción, por
lo tanto deberá ser lo suficientemente motivadora para que aquellas 120 almas se coordinen
y se entusiasmen con la propuesta del heraldo del Señor.
Por lo antes expuesto, la introducción debe ser elaborada con esmero y dedicación. Debe ser
breve, interesante, motivadora y desafiante. Puede o no contener algo de humor, todo
dependerá del ambiente previo al sermón. Se puede elaborar mediante una cita célebre, una
anécdota, una ilustración bíblica o extrabíblica, una noticia, un suceso histórico o simplemente
a través de la contextualización histórica, cultural, teológica, filosófica, social, espiritual o
emocional del pasaje que se expondrá.
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CAPÍTULO 5:
TIPOS DE SERMONES
La mayoría de los consejos tratados anteriormente pueden aplicarse en mejor medida a los
sermones expositivos. Sin embargo existen varias clases de sermones. Sin profundizar en sus
cualidades particulares, se considerarán a continuación algunos de ellos.
1. La Homilía: Consiste en la lectura de un texto bíblico y su libre análisis. Este análisis puede
ser teológico, pastoral, devocional, etc.
2. El sermón textual: Es aquel cuyas divisiones se extraen directamente del texto. Admás en
cuanto a su exposición generalmente sigue la misma secuencia del texto bíblico.
3. El sermón Temático: Son aquellos en los que se propone un tema de discusión, el cual no
necesariamente surge de un pasaje bíblico en particular. Sin embargo las divisiones se
extraen de diferentes pasajes de la escritura. Para ello es fundamental efectuar una
adecuada exégesis de cada porción considerada.
4. El sermón Expositivo: es aquél que explica y aplica adecuadamente las ideas contenidas
en un párrafo bíblico que posee unidad temática. Nace de la rigurosa interpretación del
pasaje bajo estudio y no puede ser escindido del libro bíblico del cual proviene el texto.
5. El Sermón Doctrinal: Es aquel que expone una o más doctrinas bíblicas. La teología es
una ayuda excepcional para la elaboración de estos sermones.
8. El sermón Ético o Moral: Es aquel a través del cual se abordan temas que advierten,
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denuncian o increpan conductas o prácticas relacionadas con la moralidad cristiana.
9. El sermón de Aliento: es aquel que procura animar a los oyentes en medio de situaciones
problemáticas o dolorosas.
10. El sermón Analógico: es aquel que se elabora mediante la comparación, metáfora o símil
entre una figura y una realidad. Por ejemplo, “Los creyentes son la sal de la tierra”. En este
sermón las divisiones consistirán en explicar los puntos de comparación entre el creyente
y la sal.
11. El sermón Histórico: Es aquél que describe una o varias épocas de la historia, con el
propósito de realizar ciertas inferencias de ellas.
12. El Sermón Biográfico: Es aquel que estudia a un personaje Bíblico para extraer lecciones
de su vida.
CAPÍTULO 5:
COMPETENCIAS BÁSICAS DEL PREDICADOR
¿Cómo debe ser un predicador? Muchos expertos en Homilética ofrecen recetas para modelar
lo que en su opinión es un predicador ideal. Sin embargo se puede afirmar que la principal
cualidad de un expositor de la Palabra de Dios, es que haya sido llamado por el Todopoderoso
para tal comisión. En la Biblia hay tantos predicadores, como personajes llamados por el Señor
para pregonar su verdad. Los hay intelectuales y poco cultos; ricos y pobres; elocuentes y
serenos; se encuentran valientes y cobardes, pero todos ellos fueron convocados divinamente
para tal misión.
Con esta dificultad, resulta más sencillo apreciar al más grande de todos los predicadores y
extraer de él sus cualidades y competencias básicas, para tratar de desarrollarlas
personalmente. A continuación el Decálogo del Predicador llamado por Dios.
5. Jesucristo exaltaba a su Padre al predicar. El predicador que ha sido llamado por Dios
nunca buscará la fama, ni el dinero, ni siquiera el más mínimo reconocimiento, pues estará
demasiado ocupado procurando exaltar a su Señor.
9. Jesucristo predicaba sin distinción de personas, incluso les predicaba a sus enemigos.
10. Jesucristo predicaba con tal compromiso que llegó a morir por su mensaje. Los
predicadores que Dios llama, no transan su mensaje por nada de este mundo vil y
perverso, antes darían su vida como Esteban, Policarpo, Juan Hus y tantos otros anónimos
mártires.
IV. CONCLUSIÓN
Las palabras finales de este sencillo apunte son una especie de compromiso. En el tiempo
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Consejos Homiléticos Para Predicadores Cristianos
Pastor Juan Vidal Sandoval
que terminan de escribirse estas notas, Septiembre del 2002, la situación del cristianismo
evangélico chileno es preocupante. La herejía del evangelio de la prosperidad ha infectado a
la mayoría de los medios de comunicación de nuestras iglesias. La cantidad de misioneros
que envía este país al extranjero es vergonzosa. El contenido vacío, personalista,
autorreferente y mediocre de las prédicas que salen a la luz pública es deplorable. La apatía
por servir al Señor, provoca pereza.
Tanto se criticó a los viejos pastores y sus testimonios gastados. Con exacerbada ironía se
ridiculizó a los predicadores callejeros que por poco logran hacer de Chile un país cristiano, si
no fuera por la llegada de los empresarios de la religión, quienes convencieron a nuestros
evangélicos que tenían que ser millonarios, que sus iglesias debían ofrecer un show en vez
de liturgias de adoración. Todo a través de un tergiversado “pacto”, cargado de avaricia y
envidia.
¡Ya basta! Es hora de llenar nuestros púlpitos con verdaderos hombres y mujeres llamados
por Dios. Aunque haya que sacarlos de detrás de las majadas. Aunque sea necesario derrocar
a los principescos mercenarios del discurso concupiscente y de la adoración a mamón. Es
tiempo de predicar la palabra. Es hora de glorificar a Cristo.
Si a usted, que se ha dado el trabajo de leer estas notas le late el corazón tan fuertemente
como al autor de este folleto, siéntase invitado o invitada a acceder al llamado de predicar la
gloriosa y eterna Palabra de Dios.
V. PLAN DE CURSO
SEMINARIO DE PREDICADORES
Libro: Consejos Homiléticos Para Predicadores Cristianos, por Juan Vidal S. (STABROS Ministerio Pastoral
y Docente - 2002)
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Consejos Homiléticos Para Predicadores Cristianos
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Duración: 16 horas
OBJETIVOS
A. Conocimientos:
1. Conocer los elementos básicos de la Homilética.
2. Identificar los elementos de un Bosquejo Homilético.
3. Reconocer las etapas de una Exégesis Básica.
B. Actitudes:
1. Valorar el Ministerio de la Predicación.
2. Sentir una mayor responsabilidad por predicar con excelencia.
3. Manifestar un genuino amor y compromiso con la Palabra de Dios.
C. Habilidades:
1. Estar en condiciones de elaborar y exponer un Sermón homiléticamente elaborado.
2. Efectuar exégesis básicas para elaborar bosquejos homiléticos.
3. Transmitir los conocimientos adquiridos a los predicadores de la Iglesia local.
REQUISITOS
1. Estudio a conciencia del libro de texto.
2. Entregar puntualmente las tareas asignadas.
3. Asistir puntualmente a las clases.
4. Participación activa en clase.
5. Cumplir satisfactoriamente las Evaluaciones Generales.
SISTEMA DE CALIFICACIONES
1. Tareas 50%
2. Exámenes 40%
3. Participación 5%
4. Asistencia y puntualidad 5%
PARCELACION DE LA MATERIA
VI. TAREAS
En una hoja a parte desarrolle los ejercicios, sin olvidar escribir su nombre completo, edad y
actividad que realiza en su iglesia. Debe entregar cada tarea en la sesión correspondiente,
antes de comenzar la clase.
Bluthardt, Manfred. Homilética 1. Guía para maestros y alumnos. (Viña del Mar: Departamento de
educación, 1984)
Broadus, Juan A. Tratado sobre la predicación. (El Paso; Casa Bautista de publicaciones, 1985).
Costas, Orlando. Comunicación por medio de la predicación. (Miami: Editorial Caribe, 1982).
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Consejos Homiléticos Para Predicadores Cristianos
Pastor Juan Vidal Sandoval
Crane, James. El Sermón Eficaz. (El Paso: Casa Bautista de Publicaciones, 1971).
Liefeld, Walter L., Cómo predicar expositivamente, (Deerfield Florid: Editoril Vida, 1990)
Martínez, José. Ministros de Jesucristo. Ministerio y Homilética. Tomo XI. Volumen 1. (Barcelona:
Editorial Clie, 1977).
Perry, Lloyd. Predicación Bíblica para el mundo actual. (Miami: Editorial Vida, 1986).
Spurgeon, Carlos. Discurso a mis estudiantes. (El Paso: Casa Bautista de Publicaciones, 1950).
White, Douglas. Predicación expositiva. (El Paso: Casa Bautista de Publicaciones, 1980).