UNAD
UNAD
UNAD
indiferencia es causante”
Manuel Ancizar.
1
Por su puesto aquí se hace una referencia a la democracia moderna y contemporánea, en ningún
caso, al mundo griego, pues, el tema sería demasiado extenso. De igual manera, este trabajo no
son más que apuntes, y como tal debe ser entendido.
humana, establecidas por el hombre y, por consiguiente, susceptibles de
ser transformadas por el hombre para los fines de su desarrollo colectivo”.
Ahora bien, valdría la pena preguntase ¿cómo fue ese proceso en América?, es
decir, hasta qué punto la modernidad y sus implicaciones han hecho eco en el
“nuevo continente”, y ¿cómo han sido las concepciones de democracia y las
relaciones de los ciudadanos dentro de las sociedades americanas?, ¿cómo se
han dado los procesos de exclusión e inclusión en el continente, y en
especial en fundamentales a la hora de reconocer y dar cuenta de los procesos
de consolidación de la cultura en el continente, sin que signifique que una
explicación general permita abarcar el horizonte de todo el territorio, pues,
diferentes circunstancias históricas han determinado distintos derroteros. Sin
embargo, para el caso particular de la América Hispana, se encuentran una serie
de situaciones comunes, pues se comparten pasados parecidos y familiares, ya
que desde 1492 se unifican bajo el mando de un mismo poder, que si bien no
controla la totalidad de lo que sucedía en lo que se llamó las colonias de ultramar,
por lo menos si generó una imagen unificada.
2
Ver el trabajo de Hermes Tovar, “La estación del miedo o la desolación dispersa”, publicado por Ariel
Historia.
más adelante las poblaciones negras del África. Sin embargo, este sería apenas
uno de los pasos seguidos por el gobierno y los lugartenientes del gobierno
español, pues como lo recuerda José Luis Romero en esa gran obra
“Latinoamérica: las ciudades y las ideas”
y más adelante,
3
Juan García del Rio, “Meditaciones Colombianas”. Editorial Bedout 1972
más ignorantes y necios en las aulas, porque en ellas no veían, ni oían,
las cosas que más relación tienen en la vida social.”
Aquí se nota con claridad una posición crítica frente a ese sistema educativo, sin
embargo, el país sigue indolente, así que unos años más tarde Manuel Ancizar
vuelve sobre el tema, baste recordar las anotaciones que se encuentran en “La
Peregrinación de Alpha” y, también, las razones que le llevan a renunciar a la
rectoría del Universidad Nacional de Colombia en la década de 70 del siglo XIX,
en la página 118 del primer libro mencionado, edición Banco Popular, primer
tomo se puede leer:
“por manera que la ignorancia cuenta con una mayoría de 98 individuos sobre
cada 100; y aun hay que añadir muchos de los que han concurrido a las escuelas,
por cuanto salen muy mal enseñados, y en breve olvidan la indigesta instrucción
que recibieron sin método y sin hacerles conocer cómo habían de aplicarla a los
negocios. Generalmente, por lo que he visto en la provincia, la tal enseñanza se
reduce a fatigar la memoria de los niños con preguntas y respuestas sobre
religión, gramática y aritmética aprenden al píe de la letra, y a lectura y
escritura, en cuyo aprendizaje gastan tres o cuatro años. He presenciado los
exámenes de varias escuelas, y en todas he notado que a los niños se les
pregunta por una especie de catecismo rutinero que denominan programa, fuera
del cual no se puede preguntar nada, pues no aciertan a responder; prueba de
la instrucción propiamente dicha, que consiste en el ejercicio del entendimiento,
no existe, reduciéndose a un estéril recargo de la memoria con palabras que
para el alumno carecen de significación bien entendida”.
Pero las denuncias no terminan allí, Jorge Isaacs Ferrer hará notar unos años
más tarde el triste estado de la educación en el territorio, en donde no hay
maestros y los que se precian de serlo se consideran en pleno derecho para
ejercer la fuerza como mejor mecanismo pedagógico.
De igual manera, el siglo XX, ha contado con valiosos intelectuales que han
puesto de presente esta precariedad nacional, Sin embargo, parece que a las
clases dirigentes dicha situación les conviene y, por tanto, tratan de conservarla
por todo los medios posibles, baste recordar para ilustrar este asunto la funesta
presencia de Miguel Antonio Caro y de Monseñor Rafael María Carrasquilla,
quienes contribuyeron de manera radical a ampliar el dogmatismo y la
ignorancia en el territorio, pues a partir de ellos el lenguaje católico se instaura
como el oficial de las escuelas, colegios y universidades, un asunto que no se
queda en la primera mitad del siglo pasado sino que continua campante, pues
es bien consabido que los centros de enseñanza básica y superior del país siguen
practicando este modo de ver la realidad, lo que significa que todo se cubre con
un manto de metafísica tradicional y de superstición, en donde la modernidad
se convierte en trivialidad, al igual que la ciencia y el conocimiento social. Así,
los educandos aprenden a seguir órdenes y caprichos, en dichos espacios no se
recorre, comprende y reconoce la historia nacional y mucho menos la historia
de los excluidos. Los aborígenes son entendidos como curiosidad y los negros
como un asunto derivado del racismo, la mayor parte de la población se auto-
considera blanca, de tal modo que el país sufre de un constante proceso de
extrañamiento, pues no se auto-reconoce en su diversidad y en su larga y
fecunda historia, sino que continua viviendo en esas fabricaciones mentirosas de
la historia oficial y, por supuesto, las clases dirigentes siguen usufructuando el
territorio de manera descarada y con la plena seguridad de que lo podrán seguir
haciendo, pues quienes tiene la responsabilidad de generar un cambio no están
interesados o no saben hacerlo.
En este sentido, el sistema educativo nacional no es más que una serie de sitios
en donde los jóvenes pueden divertirse y los docentes no son más que
cuidadores de infantes, que ejercen un mínimo “poder” y con este se siente
satisfechos. Pero, ¿cómo cambiar dicho panorama?