La Vida de Muhammad El Profeta (La Paz Sea Con Él)
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Descripción sencilla y resumida de la vida del Profeta, con énfasis en la narración de las luchas con el
fin de defender la Causa de Dios.
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Todas las Alabanzas son para Dios, el Creador de los Mundos. Y la paz y las bendiciones sean con
nuestro Maestro Muhammad ibn Abdullah y toda su descendencia Purificada.
Se han escrito muchos libros los cuales narran la vida del Profeta de Dios, Muhammad (s), tanto por
sabios Musulmanes como por no-Musulmanes en un marco de narración complejo. Pero pocos libros
han sido escritos en un lenguaje sencillo y dirigidos a un público de conversos recientes al Islam al igual
que para las nuevas generaciones -jóvenes y estudiantes- quienes no pueden leer o no tienen acceso
a libros tan profundos escritos por los sabios Musulmanes.
En este libro de nuevo el Gran Sabio Sayyid Akhtar Rizvi (Dios Tenga Misericordia de él) plasma de una
manera sencilla y resumida la vida del Gran Profeta de Dios, Sello de la Profecía Muhammad ibn
Abdullah (s), haciendo énfasis en la narración de las batallas y luchas por las cuales tuvo que pasar con
el fin de defender la Causa de Dios, y dejando claro que todas ellas fueron en defensa del Islam en
contra de los enemigos de Dios.
No ha sido fácil traducir este texto, puesto que no soy un erudito en la materia, simplemente soy un
estudiante del Islam y aspirante a Siervo de Dios, pero si sé que la intención ha sido de contribuir con la
expansión del mejor sistema de vida que existe para la humanidad, el Islam.
Quiero agradecer a Dios todopoderoso por sus bondades y misericordia, a todos los hermanos de la
DILP en especial al hermano Salim YusufAli por su confianza y apoyo, al Huyyatulislam Mohsen
Rabbani por todo su esfuerzo por hacer conocer el Islam de Ahlulbayt (as) en el mundo de habla
Hispana, al Sheik Munir Valencia por sus correcciones y aclaraciones. También a la Bilal Muslim
Mission of Americas, hermanos Ashiq y Yusuf Kermalli por haberme introducido a la literatura de
Sayyid Rizvi (ra), a mi hijo Hasan Ali Orobio quien me inspiró a traducir este libro porque quería leer
una historia sencilla de la vida del Profeta, y por último a la Fundación Islámica Kauzar por su apoyo.
Quiera Dios aceptar mi Niyyat (intención) y dejo claro que todo lo bueno de esta traducción es de Dios
(swt) y todo lo malo y los errores posibles como ser humano son míos y pido a los lectores su apoyo
para futuras correcciones.
Capítulo 1: La Creación
Cuando Dios quiso crear todo cuanto existe, primero creó la Luz (Nur) de Muhammad. Al-Qastalani (en
Al Mawahibul-Ladunnyah, Vol. 1, pp. 5, 9, 10) ha citado las tradiciones del Profeta al respecto, como
fueron transmitidas por medio de Yabir Ibn Abdullah al-Ansari y Ali (as). El famoso historiador al-
másudi (en su Maruyuf-dhahaba) cita una narración muy larga desde Ali as), la cual se refiere a que
cuando Dios creó, primero que todo creó la Luz de Muhammad, Le dijo a la Luz:
“Tú eres Mi escogida y la confiable de todas Mis Luces, así como La Guía”. Es por ti que voy a crear la
tierra y los cielos, daré la recompensa y el castigo, le daré existencia al Jardín y al Fuego”.
Luego continua la narración y habla de la Familia del Profeta, acerca de la creación de los ángeles, las
almás, el mundo, el pacto tomado de las almás combinaron la creencia en Dios Único con la aceptación
de la Profecía de Muhammad.
“Yo fui Profeta cuando Adán estaba entre alma y cuerpo (cuando la creación de Adán estaba en su
estadio preliminar).
La luz de Muhammad adornaba el Arsh (Trono de Dios) cuando mucho tiempo después, fue creado
Adán, aquella luz fue colocada sobre su frente. Continuó su viaje, generación tras generación, a través
de muchos profetas y sus sucesores, hasta que llegó al Profeta Abraham (as) Llegó hasta su hijo
mayor, el Profeta Ismael (as)
“Ciertamente que Dios escogió a Ismael de la progenie de Ibrahim (Abraham) y escogió a Banu
Kinanah de la progenie de Ismael, y escogió a Quraish de los Banu Kinanah, y escogió a Banu Hashim
de los Quraish y me escogió de entre los Banu Hashim”.
Abraham (as) había traído a su hijo mayor Ismael (as) junto con su madre Hayar (Hagar en Hebreo)
desde Canaan hasta un valle estéril, el cual más tarde sería conocido como Meca. Solía visitarlos una
vez al año. Cuando Ismael alcanzó la madurez suficiente para ayudarlo, el Profeta Ibrahim construyó la
Casa de Dios, conocida como la Kaaba.
No había agua en aquella tierra cuando Ismael Y Hayar fueron abandonados en ella. Milagrosamente
apareció el pozo de Zam Zam para Ismael. Al encontrar el pozo, la Tribu de Yurhum buscó el permiso
de Hayar para poder establecerse en ese lugar. Durante la visita anual del Profeta Ibrahim (as), se les
concedió el permiso y finalmente Ismael se casó con alguien de la misma tribu.
Engendró 12 hijos, el mayor fue llamado Kidar (Cedar en Hebreo).
Posteriormente los Ismaelitas se regaron por todo el Hiyaz. No estaban organizados y por consiguiente
no tenían poder alguno. Casi 200 años antes de Cristo Adnan quien era de los hijos de Kidar, acumuló
una gran fama. La genealogía desde Adnan hasta Kidar no esta muy clara.
Los árabes narran varias genealogías. El Profeta (s), para enfatizar que en la ideología Islámica las
cualidades personales, más que la genealogía era el criterio de excelencia, y con el fin de no
complicarse con discusiones inútiles, le ordenó a los Musulmanes lo siguiente: “Cuando mi genealogía
llega a Adnan, deténganse”
En el sigo tercero de la Era Cristiana, surgió un líder llamado Fahr en aquella familia. Era hijo de
Nadhar, hijo de Kinanah, hijo de Khuzaymah, hijo de Mudrikah, hijo de Iyas, hijo de Madhar, hijo de
Nazar, hijo de Ma´ad, hijo de Adnan.
Algunos piensan que este Fahr fue llamado Quraish, y es por eso que sus hijos llegaron a ser
conocidos como Quraish.
En la quinta generación después de Fahr, en el siglo quinto de la era Cristiana, apareció una
personalidad muy poderosa en escena. Era Qusay, hijo de Kilab, hijo de Murrah, hijo de Lu´i, hijo de
Ghalib, hijo de Fahr.
Mucha gente dice que no era Fahr sino Qusay quien era llamado Quraish. El famoso erudito musulmán,
Shibli al-Numani, escribió:
“Qusay llegó a ser muy famoso y alcanzó tan alto prestigio que algunos dicen que fue el primer hombre
en ser llamado Quraish, como lo ha escrito Ibn Abdi Rabí en su libro Al- Iqdul-Farid,
*claramente menciona que Qusay fue llamado Quraish por que fue quien congregó a todos los hijos de
Ismael que estaban esparcidos, así les hizo abandonar esa vida nómada. Quraish quiere decir “El que
congrega”. Al-Tabari cita al Califa Abdul Maalik Ibn Marwan quien dijo que “Qusay” era Quraish, y que
nunca antes se le había dado este nombre a alguien.
Cuando Qusay envejeció, el guardián de la Kaaban llegó a ser un hombre de la tribu de Khuza´ah,
llamado Hulail. Qusay se casó con su hija y de acuerdo a la voluntad de Hulail, adquirió la custodia de
la Kaaba después de Hulail. Qusay estableció muchas instituciones nuevas.
Estableció el Sistema de la Siqayyah (arreglos para suministrar agua a los peregrinos durante los días
del Hayy) y Rifadah (alimentar a los peregrinos durante aquellos días)
Según Al-Tabari este sistema se mantuvo en el Islam hasta su época, es decir quinientos años
después de Qusay.
Hacía arreglos para que los peregrinos se quedaran en másharul Haram en la noche e iluminó
el Valle con lámparas, haciendo así más cómoda su estadía.
Los historiadores árabes dicen unánimemente, que era una persona generosa, valiente y muy especial,
sus ideas eran puras, su pensar era transparente y sus modales muy refinados. Su palabra era seguida
como una religión durante su vida e inclusive después de su muerte. La gente solía visitar su tumba en
Hayun (Actual Yannatul Ma´ala). No hay duda que él era el Jefe indiscutible de la tribu, lo cual le debía
esa fuerza y poder a su liderazgo. En él convergían todas las responsabilidades y privilegios de la tribu.
• El guardián de la Kaaba
Estos fueron los seis privilegios, los cuales eran vistos con gran respeto y ante los cuales se inclinaba
toda la Arabia. El aspecto más sorprendente de su vida es su desinterés. No aparece en su vida indicio
alguno que muestre que por ser el Líder indiscutible de la tribu se hubiese aprovechado de su condición
y así ganara algo en beneficio propio.
Qusay tuvo cinco hijos y una hija; Abduddar fue el mayor, luego Muguirah (conocido como Abdu Manaf)
Qusay amó demásiado a su hijo mayor, y en el momento de su muerte le confió todas las seis
responsabilidades mencionadas anteriormente.
Pero Abduddar no era un hombre capaz, mientras que AbduManaf era reconocido como líder sabio
inclusive en tiempos de su padre, y sus palabras eran obedecidas respetuosamente por toda la tribu.
Debido a su nobleza y benevolencia, comúnmente era conocido como “generoso”. Así, sucedió que
Abduddar compartió todas sus responsabilidades con Abd Munaf. Implícitamente Abdu Manaf se
convirtió en el Jefe soberano de los Quraish.
AbduManaf tuvo seis hijos: Hashim, Muttalib, Abd-Shams y Naufil fueron los más famosos entre ellos.
No hubo problema mientras Abduddar y AbduManaf vivían. Después de su muerte, comenzó una
disputa entre sus hijos con respecto a la distribución de las seis responsabilidades.
Casi se había suscitado una guerra antes de que llegaran a un acuerdo con respecto a que la Siqaya,
Rifadah y Quiyadah deberían estar en las manos de los hijos de AbduManaf, y Liwa y la Hiyabah
deberían permanecer con los hijos de Abduddar, mientras que la Jefatura de Dar-un-Nadwa debería
ser compartida entre ambas familias.
Hashim
El nombre de Hashim brillará siempre en la historia de Arabia y del Islam, no solo porque fue el
bisabuelo del Santo Profeta, sino por su propio merito por los grandes logros que alcanzó.
Puede ser comparado con cualquier gran líder de su época.
Fue el más generoso, el más prestigioso, y el líder más respetado de Quraish. Solía alimentar a los
peregrinos durante el Hayy con una sincera generosidad. Pero el mejor testimonio de su benevolencia
es su título, “Hashim”, por el cual llegó a ser conocido. Una vez, hubo una gran hambruna en Meca.
Hashim no soportaba mirar silenciosamente aquel estado lastimosos de los Mecanos. Tomó toda su
fortuna y fue a Siria donde compró harina y pan seco, lo llevó a Meca y diariamente sacrificaba sus
camellos para preparar salsas; el pan y los bizcochos eran repartidos en las salsas y toda la tribu era
invitada a participar de estos alimentos.
Esto continuó hasta que finalizó la hambruna y fueron salvadas las vidas de todos los Mecanos. Fue
esta extraordinaria hazaña lo que le mereció el nombre de “Hashim”, “aquel que parte” (el pan). El
verdadero nombre de Hashim era Amr. Hashim fue el fundador de las caravanas del comercio de los
Quraish.
Obtuvo un edicto del Emperador Bizantino, el cual exceptuaba a Quraish de toda clase de impuestos o
deberes cuando entraban o salían de los países que estaban bajo su dominio. Pudo conseguir la misma
concesión del Emperador de Etiopía. Así, los Quraishitas comenzaron a llevar sus caravanas
comerciales en invierno al Yemen (el cual estaba bajo dominio Etiope) y en el verano a Siria y más allá
hasta Ankara (bajo el gobierno Bizantino).
Pero las rutas comerciales no eran seguras; por consiguiente, Hashim visitó todas las tribus dominantes
entre Yemen y Ankara, entró en acuerdo con todos ellos. Pactaron que no atacarían las caravanas
comerciales de Quraish y Hashim se comprometió en nombre de Quraish que sus caravanas traerían
todas las cosas que necesitaban a sus lugares de origen y comprarían y venderían a precios
razonables.
Así, a pesar de todo el saqueo que prevalecía en Arabia, las caravanas de Quraish estaban siempre
seguras. Es a este logro de Hashim que Dios se refiere en el Qurán, contándolo con una gran merced
de Dios para Quraish (Sura 106).
Había una tradición patéticamente pesimista en los Quraish conocida como Ihtifad (cuando una familia
pobre no podía alimentarse, iba al desierto y se alojaban en una tienda, permanecían allí hasta que
cada uno de los miembros moría)Pensaban que nadie sabría de su sufrimiento y, así muriendo de
hambre protegerían su honor.
Fue Hashim quien persuadió a Quraish para combatir activamente la pobreza en lugar de sucumbir ante
ella. Su proyecto fue: Unir a una persona rica con una persona pobre, siempre y cuando sus
dependientes fueran iguales en número. Aquella persona pobre ayudaba al rico durante los viajes
comerciales. Fuese cualquiera el capital que se adquiriera de ganancia, sería compartido en partes
iguales por ambos. De esa forma no habría necesidad de Ihtifad.
Este proyecto fue aceptado y puesto en marcha por la tribu. Esta sabia sugerencia no solo alejó de
Quraish la pobreza sino que también creó un sentimiento de hermandad y unidad entre ellos. Estos
logros fueron suficientes para justificar una vida muy larga. Pero nuestra sorpresa no conoce limites
cuando nos enteramos que Hashim tenía solo 25 años cuando murió en Gaza, Palestina,
aproximadamente en el 488 AD. Su tumba se conserva aún en Gaza y es conocida como “Ghazzah
Hashim”, es decir La Gaza de Hashim.
Hashim era muy apuesto, debido a esto y a su prestigio, muchos Jefes e inclusive gobernantes querían
casarlo con sus hijas. Hashim se casó con Salma, hija de Amr (de la tribu de Adi Bani Nayyar) de
Yatrib. Ella fue la madre de Shibatul Hamd (conocido como Abdul Muttalib) quien era un niño cuando
murió Hashim.
Abdul Muttalib
Hashim tuvo cinco hijos: Abdul Muttalib, Asad, Nahdlah, Saifi y Abu Saifi. Pero los tres últimos no
tuvieron hijos; Asad tuvo solamente una hija, Fatima bint Asad, quien posteriormente sería la madre de
Ali Ibn Abi Talib. Fue de esta manera como a través de Abdul Muttalib sobrevivió la descendencia de
Hashim.
Abdul Muttalib nació en Yatrib (después conocida como Medina) en la casa de su abuelo materno, y
tenía solo unos cuantos meses de edad cuadno murió Hashim. Después de Hashim, su hermano
Muttalib lo sucedió en todos los privilegios mencionados anteriormente. Luego de algún tiempo, Muttalib
viajó a Yatrib y trajo su sobrino a la Meca.
Cuando Muttalib entró a Meca con su sobrino detrás de él, montado en su camello, algunos dijeron;
“Este es el esclavo de Muttalib”. Muttalib contestó; “No", él es mi sobrino, hijo de mi difunto hermano
Hashim”. Pero el nombre impactó aunque hoy pocas personas conocen que el verdadero nombre d
Abul Muttalib era Shaibatul Hamd.
Muttalib amaba a Abdul Muttalib y lo cuidaba muy bien, pero Abdush Shams y Naufil eran hostiles con
él. Al morir Muttalib, Abdul Muttalib lo reemplazó en dos responsabilidades que estaban a su cargo. A
pesar de la enemistad entre sus tíos, sus virtudes y cualidades personales de liderazgo le merecieron
en días posteriores el título de “Sayyidul Batha” (El Jefe de la Meca) Vivió hasta la avanzada edad de
82 años.
Se solía extender una alfombra para él desde la Kaaba y nadie se atrevía a pisarla. Días después esta
regla fue rota solamente por el hijo huérfano de Abdullah ( El Sagrado Profeta) quien solía sentarse allí
y Abdul Muttalib le prohibió a Quraish molestar a este niño diciéndoles: “Este hijo mío tendrá un rango
muy especial”.
Fue Abdul Muttalib quien prohibió a sus hijos usar bebidas embriagantes. El mismo solía entrar en la
cueva de Hira durante el mes de Ramadán y pasar el mes recordando a Dios y alimentando a los
pobres. Al igual que su padre y tío, solía alimentar y saciar la sed de los peregrinos durante el Hayy.
Durante todo el año, hasta las bestias y aves eran alimentadas en su casa, por lo tanto era llamado
“Mut imut-tayar” (alimentador de pájaros).
Algunos de los sistemás creados por Abdul Muttalib permanecieron cuando llegó el Islam. Fue la
primera persona en hacer Nadhr y cumplirla, en dar el Khums (un quinto de la riqueza) por la Causa de
Dios, en prohibir las jerarquías, en cortar la mano del ladrón, prohibir la fornicación y el adulterio,
impedir el sistema de asesinato a las hijas, el Tawaf alrededor de la Kaaba desnudos y en fijar la
compensación por homicidio (al matar a alguien por error o sin intención) en 100 camellos. El Islam
mantuvo todos estos sistemás.
Es imposible narrar toda la historia de Abdul Muttalib en este corto capítulo, pero si se deben mencionar
dos eventos importantes: La recuperación del pozo de Zam Zam y el intento de ataque contra la Kaaba
por Abraha, el gobernador de Etiopía en el Yemen.
Cien años atrás, el pozo de Zam Zam estaba tapado y nadie sabía donde estaba situado. Un día, Abdul
Muttalib estaba durmiendo en el Hatim de la Kaaba, alguien le dijo en un sueño que excavara la Taybah
y sacara agua. Preguntó que donde estaba la Taybah, pero aquella visión se desvaneció sin dar
respuesta alguna.
Esto se repitió por dos días más, pero se cambiaban lo nombres cada vez. Al cuarto día, se le ordenó
excavar Zam Zam. Abdul Muttalib preguntó que donde estaba situado Zam Zam, entonces se le dieron
las señales. Abdul Muttalib junto con su hijo mayor excavaron el lugar donde en la actualidad se
encuentra el pozo de Zam Zam. Al cuarto día apareció la pared del pozo, y luego de más excavaciones
alcanzaron el nivel del agua.
Antes de este triunfo, Abdul Muttalib gritó “Dios ua Akbar” y dijo: “Este es el pozo de Ismael”. Los
Quraishitas se congregaron a su alrededor y comenzaron a discutir que debido a que el pozo original
era propiedad de Ismael, el pozo recuperado pertenecía a toda la tribu. Abdul Muttalib rechazó su
exigencia. Los Quraishitas querían pelear y tapar el pozo y luego excavarlo de nuevo.
Al final, acordaron colocar su caso ante la mujer más sabia de la tribu de Sa´ad en Siria. Cada clan
envió un hombre como su representante, Abdul Muttalib, con su hijo y unos pocos compañeros estaban
en la misma caravana. Pero tenía sus provisiones separadas.
En medio del desierto se había acabado el agua que tenía Abdul Muttalib. Todo el grupo estaba
sufriendo de sed intensa. Los lideres de otro grupo rehusaron darles agua. Estaban próximos a su
muerte. Abdul Muttalib le aconsejó a su grupo cavar algunas tumbas, de tal forma que cuando alguien
muriera, otros lo enterraran. Así solo una persona, el último en morir quedaría sin ser enterrado. Fue así
como cavaron sus propias tumbas. El clan opuesto disfrutaba de aquellas escenas.
En el segundo día, Abdul Muttalib exhortó a sus compañeros a que no murieran sin realizar un último
esfuerzo, lo cual sería pura cobardía. Entonces montó su camello y el camello se levantó. ¡En ese
momento, su pata golpeó la tierra y He aquí! Una corriente de agua dulce apareció. Abdul Muttalib
exclamó “Dios hua Akbar”. Sus compañeros también exclamaron “Dios hua Akbar”. Calmaron su sed,
llenaron sus vasijas y luego Abdul Muttalib invitó a sus opositores a llenar envases de aquella fuente.
Sus mismos compañeros se opusieron a esto, pero dijo; “Si hacemos lo mismo que ellos han hecho, no
habría diferencia entre ellos y nosotros.”
Toda la caravana se congregó alrededor de aquella fuente. Bebieron y llenaron sus envases. Luego
dijeron:
“ O Abdul Muttalib" Por Dios, ha decidido entre ustedes y nosotros. Les ha dado la victoria, por Dios,
nunca disputaremos contigo acerca del pozo de Zam Zam. Dios mismo quien ha creado esta fuente
aquí en este desierto para ustedes les ha concedido Zam Zam.
Zam Zam se convirtió en la propiedad personal de Abdul Muttalib. Excavó en el pozo más
profundamente. Se encontraban dos venados hechos de oro, algunas espadas y armaduras se
encontraban enterrados allí. De nuevo, los Quraish exigieron parte de este tesoro. Otra vez Abdul
Muttalib se rehusó, al final la disputa fue decidida a la suerte, quedando los venados de oro para la
Kaaba y las espadas y las armaduras para Abdul Muttalib, los Quraish no obtuvieron nada.
El episodio mencionado anteriormente sucedió durante su juventud. Ahora llegamos al evento más
importante de su vida, el cual tuvo lugar justo ocho años antes de su muerte. En aquel entonces, era el
patriarca de la tribu.
El gobernador de Etiopía en el Yemen, Abraha al-Ashram, envidiaba la reverencia que los árabes
tenian hacia la Kaaba. Siendo un fiel Cristiano, construyó una gran Catedral en Sanaa (la capital del
Yemen) y le ordenó a los Árabes ir allá para peregrinar en lugar de ir a la Kaaba. No solamente fue
ignorada la orden sino que alguien entró a la catedral y la impurificó. La furia de Abraha no conoció
limite y decidió vengarla, demoliendo y profanando la Kaaba. Se dirigió con un gran ejército hacia la
Meca.
Había muchos elefantes en su ejército; el mismo montaba un elefante gigantesco. Era un animal el cual
los árabes no habían visto antes, aquel año llegó a conocerse como ´Amul Fil (El año del Elefante) y
marcó el comienzo de un nuevo calendario para los árabes. Esto perduró hasta los días de Umar Ibn
al-Khatab, cuando, bajo el consejo de Hazrat Ali Ibn Abi Talib, reemplazó aquel calendario por el de la
Hiyra (Hégira).
Cuando llegaron las noticias de que él ejército de Abraha se acercaba, las tribus árabes de Quraish,
Kinanah, Khuza´ah y Hudhaye se unieron para defender a la Kaaba. Abraha envió un pequeño
contingente hacia Meca para capturar los camellos y a los jóvenes. El contingente capturó muchos
animales, incluyendo doscientos camellos de Abdul Muttalib.
Mientras tanto, un hombre de la tribu de Himyar fue enviado por Abraha a Quraish para notificarles que
Abraha no había llegado a luchar contra ellos: su único propósito era demoler la Kaaba. Pero si los
Quraish se resistían, serían aplastados. Luego siguió una aterradora descripción de su gigantesco
ejército, el cual, desafortunadamente era mucho más grande y mejor equipado que todas las tribus
unidas.
Abdul Muttalib respondió a este ultimátum con estas palabras: “Por Dios, no queremos combatirlo. En lo
que concierne a esta Casa (La Kaaba), esta es la Casa de Dios, si Dios quiere salvar Su Casa, Él la
salvará, y si Él la descuida nadie podrá salvarla.
Entonces Abdul Muttalib, junto con Amr Ibn Lu´ab y algunos otros lideres prominentes fueron a ver a
Abraha. Abraha fue informado de antemano del prestigio y de la posición de Abdul Muttalib. Cuando
Abdul Muttalib entró en la tienda de Abraha, este se levantó de su trono y le dio una calurosa
bienvenida haciéndolo sentar a su lado sobre la alfombra.
Durante la conversación, Abdul Muttalib le pidió que liberara a sus camellos. Abraha no pudo ocultar su
admiración. Dijo:
Cuando mis ojos se posaron sobre ti, quedé tan impresionado al verte que si me hubieras pedido retirar
a mi ejército y regresar al Yemen, no me habría negado a tu petición. Pero ahora no siento respeto por
ti, ¿Por qué? He venido aquí a demoler la Casa que es el Centro Religioso de ustedes y de sus
ancestros, además es el fundamento de tu prestigio y respeto en Arabia y tu no dices nada para
salvarla; sin embargo me pides que te devuelva los camellos.
Abdul Muttalib dijo: Yo soy el dueño de los camellos y esta casa tiene su propio Dueño, quien
seguramente la protegerá”. Abraha quedó sorprendido de esta respuesta y ordenó que los camellos
fueran liberados.
Al segundo día, Abraha dio ordenes a su ejército para entrar a Meca. Abdul Muttalib le dijo a los
Mequinenses que abandonaran la ciudad y que buscaran refugio en las colinas aledañas. Pero él junto
con algunos líderes de Quraish, permaneció dentro de los precintos de la Kaaba. Abraha envió a
alguien para que les advirtiera que abandonaran la Kaaba. Cuando llegó el mensajero, le preguntó a la
gente quien era su líder. Todos los dedos señalaron a Abdul Muttalib. De nuevo fue invitado a ir donde
Abraha. Cuando salió, se le escuchó decir:
El Dueño de esta Casa es Su Protector, y yo estoy seguro que Él la salvará de la agresión de sus
adversarios y no deshonrará a los siervos de Su Casa”
Abdul Muttalib sostuvo la puerta de la Kaaba y en voz alta le pidió a Dios de la siguiente forma
(poética):
O Dios, ciertamente un hombre defiende su propia casa, entonces Tu debes proteger Tu Casa. La ira
de ellos y su cruz no puede superar la Tuya. O Dios, socorre a Tu Propio pueblo de los seguidores de la
cruz y de sus adoradores.
Luego, él también se dirigió hacia la cima de la colina llamada Abu Qubays. Abraha avanzó con su
ejército, visualizando las paredes de la Kaaba, ordenó su demolición. Tan pronto como el ejército se
acercó a la Kaaba apareció un ejército enviado por Dios desde el lado oriental. Una nueve oscura de
pequeños pájaros (conocidos en árabe como Ababil) cubrió todo el ejército de Abraha. Cada pájaro
tenía tres piedrecillas; dos en sus garras y una en el pico.
Descendió una lluvia de piedras lanzadas por los pájaros, y en unos pocos minutos, todo el ejército fue
destruido, el mismo Abraha fue herido de gravedad y huyó hacia el Yemen pero murió en el camino. El
Sagrado Qurán se refiere a este importante evento en el capítulo 105.
No has visto como obró Tu Señor con los del Elefante. ¿No desbarató su artimaña, Y envió
contra ellos bandadas de aves, que descargaron sobre ellos piedras de arcilla, dejándolos como
espigas desgranadas. (Qurán, 105)
Algunos historiadores han tratado de minimizar el impacto de la intervención Divina sugiriendo que el
ejército pereció debido a una epidemia de viruela. Pero tal explicación crea más inquietudes que
respuestas. ¿Cómo es posible que todo el ejército fue presa de tal epidemia justo cuando estaba
avanzando hacia la Kaaba? ¿Cómo es posible que no sobrevivió ni un solo soldado a aquella
epidemia? ¿Por qué ningún Mequinenses contrajo esta enfermedad tan contagiosa? Además, ¿sino no
existía tal epidemia en Meca antes o después de aquel brote repentino, de donde provino la epidemia?
Este notable episodio en sucedió en el 570 AD. En este mismo año nació el Profeta del Islam, de la
unión entre Abdullah y Aminah.
Es aceptado por los Shiitas doce Emamitas, Los Hanafis, y los Shafi´is que los ancestros del Santo
Profeta todos eran creyentes, desde Abdullah hasta Kidar Ibn Ismail, y desde este hasta Adán.
Todos creían en un Solo Dios y seguían fielmente la religión Divina de su época. Desde kidar hasta
Abdullah, todos seguían la Sharia del Profeta Ibrahim (as), es decir la religión prescrita para ellos de
parte de Dios.
El famoso erudito Sunnita Emam Yalaluddin as-Suyuti ha escrito nueve libros sobre este tema y
aprobado más allá de cualquier duda que todos los ancestros del Santo Profeta eran verdaderos
creyentes. El Sheik Abdul Haqq Muhaaddith Dehlawi ha escrito: “Todos los ancestros del Santo Profeta
desde Adán hasta Abdullah eran puros y estaban limpios de impurezas de la incredulidad y el
paganismo. No era posible que Dios colocara la Sagrada Luz (del Santo Profeta) en lugares oscuros e
impuros, como en la cimiente de un hombre pagano o en el vientre de una mujer pagana. También,
como podría ser posible que Dios castigara a los ancestros del Profeta en el Día del Juicio y los
humillara ante los ojos de todo el mundo.
El Santo Profeta dijo: “Siempre fui trasladado desde las entrañas de los puros hasta los vientres de las
puras”.
Allamah al-Maylisi escribió que es una creencia unánime de los eruditos Shiitas que el padre, madre y
todos los ancestros del Santo Profeta seguían la verdadera religión, y que su Luz nunca entro en el
vientre de un hombre pagano ni en el vientre de una mujer pagana. También, las tradiciones aceptadas
dicen que todos sus ancestros eran “Siddiqun” (veraces): Eran profetas o sucesores de Profetas.
Todos sus ancestros fueron sucesores de Ismael (as), otras tradiciones especifican que Abdul Mutalib
fue un “Huyyat” (Prueba) de Dios y Abu Talib fue su sucesor.
Amirul-Muminin Ali Ibn Abi Talib (as) dijo: “ Por Dios, ni mi padre ni mi abuelo alguna vez adoraron
ídolos, ni su padre Hashim, ni su padre Abd Manaf. Siempre rezaron hacia la Kaaba y practicaron la
religión de Abraham”.
Si miras atentamente a los resúmenes de las vidas de los ancestros del Profeta que mencionamos
anteriormente, encontrarás que muchas tradiciones que fueron establecidas por ellos están incluidas en
las practicas del Islam. Qusay inició la vigilia en el másharul Haram durante el Hayy, y Dios
Todopoderoso mantuvo ese sistema en el Islam. ¿Puede alguien pensar que Dios confirmar un rito
religioso establecido por un pagano?
Similarmente, como hemos visto, las costumbres establecidas por Abdul Mutalib fueron adoptadas en el
Islam. ¿Glorificaría Dios a Abdul Mutalib si fuera un pagano?
También, puedes leer de nuevo los eventos del descubrimiento de Zam Zam y la aparición del poso en
el desierto. También puedes referirte a los sucesos del Amul Fil, y observar la certeza en que Dios
salvaría Su Casa. Ese enunciado, repetido varias veces, muestra que Abdul Mutalib sabía lo que iba a
suceder. ¿Por qué estaba tan seguro? Hay solo una explicación: Él estaba bien informado por Dios. Y
esto a su vez prueba lo que ya dijimos, Abdul Mutalib era un Huyyat de Dios.
En todos estos eventos y narraciones, es visto siempre rezándole a Dios, y no hay la más mínima señal
de que alguna vez le rezó a los ídolos de Quiraish (a Uval, Lat o Uzza) Cuando Abdul Mutalib encuentra
Zam Zam, lo primero que hace es exclamar “Dios hua Akbar”. ¿Qué más prueba se necesita para
probar que era una familia de Verdaderos creyentes?
El Santo Profeta dijo: “ Yibrail (Gabriel) me dijo: “Busqué en el oriente y en el occidente de toda la tierra,
pero no encontré a un ser superior a Muhammad y busqué en el oriente y en le occidente, pero no
encontre a unos hijos mejores que los de Hashim”
Abdullah
Cuando Abdul Mutalib descubrió el pozo de Zam Zam, esto generó la enemistad de Quraish, estaba
bastante preocupado porque había tenido un solo hijo para que le ayudara. El, por consiguiente, oró a
Dios, haciendo un voto de que si Dios le daba diez hijos que le ayudaran en contra de sus enemigos,
sacrificaría a uno de ellos para complacer a Dios.
Su petición fue concedida, y Dios le dio doce hijos, de los cuales cinco son famosos en la Historia
Islámica: Abdullah, Abu Talib, Hamza, Abbas y Abu Lahab. Los otros siete eran: Arit. (Ya
mencionados)Zubayr, Ghaydaq, Muqawwim, Dharar, Qutham, y Hiyl (o Mugirá). Tuvo seis hijas: Atikah,
Umaymah, Baydah, Barrah, Safiyyah y Arwi.
Cuando nacieron los diez hijos, Abdul Mutalib decidió sacrificar uno de ellos según su Nadhr (voto) Se
tiraron las suertes y salió el nombre de Abdullah. Abdullah era el más querido para él, pero no dudó
ante la decisión del destino. Tomó las manos de Abdullah se dirigió hacia el lugar donde se realizaban
los sacrificios. Sus hijas comenzaron a llorar y le suplicaron que sacrificara diez camellos en lugar de
Abdullah.
Al principio Abdul Mutalib se rehusó. Pero cuando fue mayor la presión de toda la familia (de hecho,
toda la tribu), acordó tirar la suerte entre Abdullah y los diez camellos. De nuevo salió el nombre de
Abdullah. Bajo sugerencia de la gente, se aumentó el numero de camellos a veinte, de nuevo salió el
nombre de Abdullah. Repetidamente el numero se aumentó a treinta, cuarenta, cincuenta, sesenta,
setenta, ochenta y noventa. Pero el resultado fue siempre el mismo.
Al final se tiró la suerte entre cien camellos y Abdullah. En esta oportunidad salieron escogidos los
camellos. La familia se llenó de jubilo, pero Abdul Mutalib no estaba satisfecho. Dijo: “El nombre de
Abdullah salió diez veces. No es justo ignorar diez frente a uno.” Entonces repitió esto tres veces más y
cada vez que lo hizo, salieron escogidos los camellos. Luego sacrificio los camellos y así se salvó la
vida de Abdullah.
Fue a este incidente que el Santo Profeta se refirió cuando dijo: “ Yo soy el hijo de los dos sacrificios.”
Se refería al sacrificio de Ismael y al de Abdullah. El nombre de la madre de Abdullah era Fatima, hija
de Amr Ibn Aidh Ibn Amr Ibn Makhzum. Era también la madre de Abu Talib, Zubayr, Baydah, Umaymah,
Barra y Atikah.
Un año antes del “año del elefante”, Abdullah se casó con Aminah hija de Wahb Ibn Abd Manaf ibn
Zuhra Ibn Kilab. En esa misma reunión, Abdul Mutalib se casó con Hala, hija de Wuhaib, es decir el
primo de Aminah. Hala tuvo a Hamza, y a Thawbiyah, la esclava de Abu Lahab lo amamantó. También
amamantó al Santo Profeta y también a su primo al igual que a su hermano de crianza. Algunas
tradiciones dicen que Abdullah tenía 17, 24 o 27 años cuando se casó.
Abdullah viajó con una caravana a Siria. Mientras regresaba, se enfermó y se quedó en Yatrib (Medina)
Cuando Abdul Mutalib envió a Hariz para que lo cuidara y lo trajera de regreso, ya había muerto.
Abdullah fue enterrado en Yatrib. Los Wahhabitas amurallaron su tumba no se le permitió a nadie
visitarla. Luego, en 1970 los Wahhabitas sacaron su cuerpo junto con el de siete de los compañeros del
Profeta (s) y los enterraron en algún otro lugar bajo el pretexto de ampliar la Mezquita.
Abdullah había dejado algunos camellos, corderos, y una esclava llamada Ummu Llaman. El Santo
Profeta obtuvo todo como parte de su herencia.
Capítulo 4: Nacimiento
Muhammad (s) nació en una familia un día viernes, el 17 de Rabiul Awwal, el primero de Amul Fil
(correspondiente al 570 de la Era Cristiana) para traer el Mensaje de Dios al Mundo. En los círculos
Sunnitas, se dice que nació el 12 de Rabiu l Awwal. Fue así como se concedió la suplica que realizó
Ibrahim (as) mientras construía la Kaaba:
¡Señor! Suscita entre ellos a un Enviado de su extirpe que les recite Tus aleyas y les enseñe la
Escritura y la Sabiduría y les purifique. Tú eres, ciertamente, el Poderoso, el Sabio. (Qurán 2:129)
Y cuando Jesús, hijo de Maria, dijo: “Hijos de Israel. Yo soy el que Dios ha enviado en
confirmación de la Torah, anterior a mí, y como nuncio de un Enviado que vendrá después de mí,
llamado Ahmad. Pero, cuando vino a ellos con las pruebas claras, dijeron: Esto es magia
manifiesta” (Qurán 61:6)
Abdullah, el padre del profeta, murió unos meses antes (parece haber sido dos meses antes) de su
nacimiento, y su abuelo Abdul Mutalib quedó a cargo del niño. Luego de algunos meses, de acuerdo a
la antigua costumbre árabe, el niño fue confiado a una mujer beduina llamada Halimah, de la tribu de
Bani Sa´d, para que esta se encargara de su crianza.
Cuando tenía seis años de edad, perdió a su madre; así este niño doblemente huérfano fue criado por
Abdul Mutalib con el mayor cariño. Fue la voluntad de Dios que el futuro Profeta pasara por todos estos
sinsabores, sufrimientos y privaciones de la vida humana para que aprendiera a soportarlas con
fortaleza y así elevar su estatus en la perfección humana.
No habían pasado dos años cuando se produjo la muerte de Abdul Muttalib. Abdul Mutalib murió a la
edad de 82 años, dejando el cuidado y la custodia del huérfano Muhammad a cargo de Abu Talib. Abu
Talib y su esposa, Fatima Bint Asad, lo amaron más que a sus propios hijos.
Como lo dijo el mismo Profeta, Fatima Bint Asad era mi “madre”, ella hacia esperar a sus propios hijos
mientras alimentaba al Profeta, le daba abrigo mientras sus hijos aun tenian frío. Abu Talib siempre
mantuvo al niño junto a él, día y noche.
Abu Talib había teni éxito en el desempeño de la Siqaya y la Rifadah, y era un participante activo en el
comercio de las caravanas. Cuando Muhammad (s) tenía 12 años, Abu Talib emprendió un viaje a Siria
diciéndole adiós a su familia. Muhammad (s) se agarro de Abu Talib y comenzó a llorar. Abu Talib
estaba tan conmovido que se llevó al niño junto con él.
Cuando la caravana llegó a Busra en Siria, como era de costumbre se quedaron cerca del monasterio
de un monje llamado Buhayra. No es posible dar lujo de detalles sobre lo que sucedió durante esa
visita, pero es suficiente con saber que el monje reconoció unas señales, las cuales sabía se
encontraban en los libros antiguos, y estas le hicieron pensar que este huérfano sería el futuro profeta.
Para asegurarse, inició una conversación con él y en un punto de la conversación el monje dijo:
“Júrame por Lat y Uzza que...” el niño gritó: “No me menciones esos nombres delante de mí, los odio”.
Buhayra se convenció inmediatamente. Le aconsejo a Abu Talib que no siguiera hacia Damásco
“porque si los Judíos encuentran a este niño y ven lo que yo he visto temo que le hagan daño. Estoy
seguro que este niño será una gran eminencia”.
Abu Talib siguió el consejo y vendió toda su mercancía en un precio muy barato y de una vez regresó a
Meca.
En un lugar conocido como Ukaz, se solía celebrar una feria anual durante el mes de Dul Qada, mes en
el que se prohibían las guerras y el derramamiento de sangre. En tiempos de la feria, Ukaz presentaba
una escena de placer y libertinaje, con bailarinas, embriaguez, orgías y peleas.
En una de las ferias, se desató una guerra entre los Quraish y los Banu kinanah por un lado, y los Qais
´Aylan por el otro. Esta guerra continuó por varios años con un numero considerable de perdidas de
vida humana. Las escenas lascivas, y las borracheras, así como los horrores de la guerra deben haber
creado una profunda impresión en la mente sensible de Muhammad.
Cuando los Quraish finalmente obtuvieron la victoria, se conformó una Liga bajo la sugerencia de
Zubayr, un tío del Profeta, para prevenir la alteración de la paz, ayudar a los oprimidos y proteger a los
viajeros. Muhammad tomó un interes activo en el funcionamiento de esta Liga la cual llegó a ser un
resultado de un trato conocido como Hilf-ul-Fudhil entre Banu Hashim, Banu Taym, Banu Asad, Banu
Zuhrah y Banu Mutalib. La Liga continuó funcionando por medio siglo después de los inicios del Islam.
Ahora, Muhammad era ya lo suficiente maduro para viajar con las caravanas, pero la posición financiera
de Abu Talib se había debilitado debido a los gastos de la Rifada y Siqaya, y ya no era posible que
proveyera de mercancía a Muhammad (s) Por lo tanto, le aconsejó a Muhammad que trabajara como
agente de una noble dama, Khadiya bint Khuwailad, quien era la persona más adinerada de toda
Quraish. Se ha narrado que en el comercio de las caravanas, su mercancía igualaba por lo general a
las mercancías de todas las tribus juntas.
Su genealogía se une con la del Santo Profeta en Qusay. Khadiya hija de Khuwailad hijo de Asad, hijo
de Abul Uzza hijo de Qusay. La reputación de la cual disfrutaba Muhammad por su honestidad e
integridad, llevó a Khadiya a que confiara sus mercancías a él para ser vendidas en Siria. Comerció de
tal forma que obtuvieron más ganancias de las esperadas, y así fue alabado por su integridad,
honestidad, y generosidad. Khadiya estaba muy impresionada. Solo dos meses después de su regreso
a Meca, se casó con Khadiya. Tenía 25 años de edad y Khadiya 40 siendo ya viuda.
Reconstrucción de la Kaaba
Alrededor del 605 AD, cuando el Santo Profeta tenía 35 años de edad, hubo una gran inundación en
Meca y la construcción de la Kaaba se vio afectada seriamente. Los Quraish decidieron reconstruirla,
pero cuando los muros alcanzaron una altura determinada, se generó una disputa entre varios clanes
debido a que todos querían tener el honor de colocar la Piedra Negra (Hayar Aswad) en su lugar. Esta
disputa amenazaba tomar proporciones delicadas, pero al final se acordó que la primera persona que
entrara en los precintos de la Kaaba a la mañana siguiente debería arbitrar en esta situación.
Así sucedió, la primera persona no fue nada más que Muhammad (s). Los Quraish estuvieron
complacidos con el rumbo de los sucesos porque Muhammad era muy reconocido como el Veraz y la
personalidad de confianza.
Muhammad (s) arrojó su propia bata sobre el piso y sobre ella colocó la Piedra Negra. Le dijo a los
clanes en disputa que cada uno enviara un representante para que sostuviera una de las puntas de la
bata y la levantaran juntos. Cuando fue levantada la bata con la piedra sobre ella hasta el nivel
apropiado, tomó la Piedra Negra y la colocó en su lugar. Este fue un juicio que trajo satisfacción a cada
uno de los grupos y evito cualquier enfrentamiento.
Ya en este momento Muhammad había incursionado en varios negocios y asociaciones y siempre actuó
con gran integridad en sus transacciones con sus socios. Abdullah, el hijo de Abu Hamza, narra que él
había hecho una transacción con Muhammad (s). No se habían concretado los detalles cuando de
repente tuvo que salir, prometiendo que regresaría pronto. Cuando, luego de tres días, regresó al lugar
y encontró a Muhammad (s) esperándolo.
Muhammad (s) no le recriminó nada, solamente dijo que había estado allí esperándolo por todos esos
tres días. Saib y Qays, quienes también tuvieron negocios con él, dan testimonio de su ejemplar
comportamiento en las transacciones comerciales. La gente estaba tan impresionada por su rectitud e
integridad, por la pureza y transparencia en su vida, su intachable fidelidad, y su estricto sentido del
deber que fue llamado “al-Amin”, lo que quiere decir el Confiable.
La Era de la Ignorancia
Fue una época en la cual en términos generales se habían olvidado los códigos morales y de rectitud.
Los ritos supersticiosos y dogmás habían reemplazado los preceptos de la Religión Divina.
Solamente unos pocos Quraishitas (los ancestros del Santo Profeta y algunos otros) seguían la religión
de Ibrahim (as), pero eran una excepción y no eran capaces de ejercer alguna influencia sobre los que
estaban sumergidos profundamente en los ritos y creencias paganas. Existían aquellos que no creían
en Dios en lo absoluto y pensaban que la vida era solo un fenómeno natural. El Sagrado Qurán se
refiere a esta clase de personas:
Y dicen: “No hay más vida que ésta de acá. Morimos y vivimos, y nada sino la acción fatal del
Tiempo nos hace perecer”. Pero no tienen ningún conocimiento de eso, no hacen sino
conjeturar. (Qurán 45:24)
Di: “Les dará la vida Quien los creó una vez primera. Él concoce bien toda la cración...” (Qurán
36:79)
Mientras que unos pocos creían en Dios así como en la recompensa y el castigo en la vida después de
la muerte, no creían en La Profecía. Al respecto dice el Sagrado Qurán:
Y dicen: “¿Qué clase de Enviado es éste que se alimenta y pasea por los mercados? ¿Por qué no
se le ha mandado de lo alto un ángel que sea, junto a él, monitor?” (Qurán 25:7)
Pero, en su mayoría, los Árabes eran idolatras. Sin embargo no es que ellos creyeran que los ídolos
eran Dioses sino que eran solo unos intermediarios entre ellos y Dios. Al respecto dice el sagrado
Qurán:
El culto puro ¿no se debe a Dios? Los que han tomado amigos en lugar de tomarle a Él—“Sólo
les servimos para que nos acerquen bien a Dios”—Dios decidirá entre ellos sobre aquello en que
discrepan. Dios no guía al que miente, al infiel pertinaz. (Qurán 39:3)
Algunas tribus adoraban el sol, otras la luna. Pero la gran mayoría, mientras se sumergían en la
idolatría, creían que existía un Ser Supremo, el Creador de los cielos y de la Tierra el cual llamaban
Dios, Dice el Sagrado Qurán:
Si les preguntas “¿Quién ha creado los cielos y la tierra y sujetado el sol y la luna? seguro que
dicen: “!Dios!” ¡Cómo pueden, pues, ser tan desviados! (Qurán 29:61)
Cuando se embarcan, invocan a Dios rindiéndole culto sincero. Pero. En cuanto les salva,
llevándoles a tierra firme, al punto Le asocian otros dioses, (Qurán 29:65)
“El Cristianismo, de vez en cuando se escuchaba débilmente sobre la superficie de Arabia, pero la
marea de la idolatría y la superstición nativa, partiendo desde todos los puntos, con una marea
inquebrantable e irrompible hacia la Kaaba, dio una amplia evidencia de que la fe y la adoración de la
Kaaba mantuvo a la mente Árabe en la esclavitud, vigorosa e indiscutiblemente.
después de cinco siglos de evangelización Cristiana, solo podrían reclamar unos cuantos discípulos
entre las tribus, y ya no era operativo como agente de conversión”.
El Amanecer de la Profecía
Fue un hombre de entre ellos mismos el cual levantaría a los Árabes de su ignorancia y depravación y
los llevaría hacia la luz de la fe y la devoción al Dios único.
Debido a su posición geográfica y la conexión terrestre y a las rutas marítimás con los Continentes
Asiático, Africano y Europeo, Arabia había estado influenciada fuertemente por las creencias
supersticiosas y los comportamientos dañinos que prevalecían en muchas partes de estos continentes.
Pero una vez pudo derrotar la incredulidad y las practicas retrogradas, fácilmente pudo, como resultado
de su posición geográfica, fácilmente llegar a ser el centro de iluminación radiante que sería guía y
conocimiento para todo el mundo.
Cuando Muhammad (s.a.w.a) tenía 38 años de edad, pasaba la mayor parte del tiempo en soledad y
meditación. La cueva de la Montaña de Hira era su lugar favorito. Era allí donde solía retirarse con
alimento y agua y pasaba días y semanas en el recuerdo de Dios. A nadie se le permitía ir a ese lugar
excepto a Khadiya y a Ali. Solía pasar todo el mes de Ramadán en ese lugar.
El periodo de espera se acercaba a su fin. Sus cuarenta años de vida tenían variadas experiencias, y
desde el punto de vista del mundo, había desarrollado una madurez y juicio mental, aunque en realidad
él era la personalización de la perfección desde el mismo inicio. Ha dicho: “He sido Profeta desde que
Adán se encontraban en un estado entre el agua y la arcilla”
Su corazón rebozaba de profunda compasión por la humanidad y un deseo desesperado por erradicar
las creencias desviadas, los males sociales, la crueldad y la injusticia. El momento había llegado
cuando Dios le permitió declarar su profecía. Un día, cuando estaba en la cueva de Hira, Yibril (Ángel
Gabriel)llegó donde Muhammad (s) y le entregó el siguiente Mensaje de parte de Dios:
Lee en el Nombre de Tu Señor, quien ha creado al hombre de un coagulo (de sangre): Lee y Tu
señor es el más Benéfico, _Quien le enseñó al hombre con el Cálamo y le enseñó al hombre lo
que no sabía.(Qurán 96:1-5)
Estas fueron las primeras aleyas en ser reveladas, y la fecha fue el 27 de Rayab, en el año 40 del
Elefante (610 después de Cristo).
El flujo del Mensaje Divino que continuó por los próximos 23 años había comenzado, y el Profeta se
había levantado para proclamar la Unidad de Dios y la Unidad de la Humanidad, para demoler el edificio
de la superstición, ignorancia, la incredulidad, y así establecer un concepto noble de la vida, guiando a
la humanidad hacia la luz de la fe y la bendición celestial.
El comienzo de la Misión
La tarea fue estupenda. El Profeta, por lo tanto, comenzó su misión cautelosamente, confinándola
inicialmente a sus propios familiares cercanos y amigos. Tuvo un éxito inmediato cuando su Esposa
Khadiya testificó su verdad tan pronto como escuchó la noticia de la revelación de parte de Dios. Luego
su primo ‘Ali, y su esclavo liberado Zaid, inmediatamente aceptó la noticia de la fe, el Islam, “La
sumisión a la voluntad de Dios” El cuarto fue Abu Bakr.
Ibn Hayar al-‘Asqalani en su libro Al-Isbah, y ‘Abdul Maalik ibn Hisham en su libro As-Sirah han escrito
que:
“Ali fue el primero en aceptar el Islam y el primero en rezar (hacer el Salat), y aceptó lo que se reveló al
Mensajero de parte de Dios, en ese momento, ‘Ali tenía diez años. Después de ‘Ali, Zaid ibn Harizah
aceptaron el Islam. Los compañeros del Santo Profeta, Muhammad ibn Ka’b al-Qarazi, Salman el
Persa, Abu Dharr, Miqdad, Khabbab, Abu Saeed al-Khudri y Zaid ibn Arqam testifican que ‘Ali fue el
primero en proclamar el Islam. Estos exaltados compañeros le han dado a ‘Ali la preferencia sobre
otros”.
“Es un aspecto noble en la historia del Profeta de Arabia que afirma fuertemente la sinceridad de su
carácter, la pureza de sus enseñanzas y la intensidad de su fe en Dios, el que sus relaciones más
cercanas, como su esposa, su amado primo y amigos íntimos, estaban imbuidos con la verdad de su
misión y convencidos de su inspiración. Aquellos que lo conocían mejor, las relaciones más cercanas y
los amigos más queridos, la gente que vivió con él y anotaban todos sus movimientos, fueron sus
seguidores más devotos y sinceros”
“Corrobora la sinceridad de Muhammad saber que los primeros conversos al Islam fueron sus más
apreciados amigos y la gente de su casa, quienes, conociendo su vida privada íntEmamente, no
podrían fallar en haber detectado esas discrepancias que más o menos existen invariablemente entre
las pretensiones de un timador hipócrita y sus acciones dentro de su hogar”.
Lentamente se expandió el mensaje. Durante los primeros tres años, ganó solamente treinta
seguidores. A pesar de la precaución y el cuidado que se tuvo, los Quraish se dieron cuenta de todo lo
que estaba sucediendo. Al principio no se percataron mucho y solamente se burlaron del Profeta y la
situación de sus seguidores. Dudaban de la salud mental del Profeta y lo creyeron loco y embrujado.
Pero había llegado la hora para proclamar la voluntad de Dios en público.
El llamado a los Familiares
Esta aleya (versículo) puso fin a la predica secreta y presagió la proclamación abierta del Islam.
Abu Muhammad Husein al-Baghawi (en su Tafsir-Ma’alim ut-Tanzil), El Sheik ‘Ala’uddin ‘Ali ibn
Muhammad al-Baghdadi, conocido como Khazin al-Baghdadi, en su Lubab-ut-Tawil, mejor conocido
como Tafsir Khazin, Abu Bakr Ahmad ibn Husein al-Bayhaqui (en su Dalail-un-Nubuwwah), Yalaluddin
as-Suyuti ( en su Yam’ul Yawami), ‘Ala’uddin ‘Ali Muttaqui ( en Kanzul ‘Ummal), Abu Yafer Muhammad
ibn Yarri at-Tabari (en Tarikh-ur-Rusul-wal-Muluk), Abu Sa’adar Mubarak ibn Azir al-Yazari (en
Tarikh-ul-Kamil) e Islamil Abul Fida (en su libro de Historia, Kitabul-Mukhtasar fi Akhbar il Bashar) han
citado que Ali dijo:
“Entonces, ‘O Alí, toma una cantidad de grano, un pernil de cordero y una vasija grande de leche y
organiza una fiesta, luego llama a los hijos de ‘Abdul Muttalib hacia mí, para que pueda entregarles las
palabras de Dios’ Hice lo que me había dicho el Profeta y los hijos de ‘Abdul Muttalib, que eran casi
cuarenta en número se reunieron todos. Entre ellos había tíos del Profeta: Abu Talib, Hamza, ‘Abbas y
Abu Lahab.
“Cuando se trajo el alimento, el Profeta levantó un pedazo de carne y lo partió en pequeños bocados
con sus propios dientes y los esparció en la bandeja y dijo, ‘Empiecen a comer en el nombre de Dios’,
Todos los presentes comieron hasta saciarse aunque la leche y la comida apenas era suficiente para un
solo hombre. Luego trató de hablarles pero Abu Lahab interfirió y dijo, ‘Ciertamente que su compañero
(Muhammad) los ha embrujado’. Al escuchar esto, todos se dispersaron y el Mensajero no tuvo la
oportunidad de hablar con ellos.
“El día siguiente, el Mensajero del Señor me dijo de nuevo: “O Ali, haz de nuevo preparativos para una
fiesta como lo hiciste ayer, e invita a los hijos de ‘Abdul Muttalib’.” Organicé la fiesta y reuní a los
invitados como el Profeta me ordenó.
“Una vez habían terminado el alimento, el Mensajero se dirigió a ellos así: ‘O hijos de ‘Abdul Muttalib,
les he traído las mejores bendiciones de este mundo y del próximo, y el Señor me ha escogido para que
los llame hacia Él. ¿Por lo tanto, quien de ustedes me ayudará en esta causa para que sea mi hermano,
mi sucesor y mi califa?’ Nadie respondió. Pero yo, a pesar de ser el menor de la congregación, dije, ‘O
Mensajero de Dios, yo estoy aquí para ser tu ayudante en esta misión’.
“Luego el Profeta golpeó mi cuello muy suavemente y dijo, ‘O pueblo mío! Este ‘Ali es mi hermano, mi
sucesor y mi Califa entre ustedes. "Escúchenlo y obedézcanle" Al escuchar esto del Profeta, todos se
rieron y le dijeron a Abu Talib: Escuchen: "Se te ha ordenado obedecer y seguir a tu propio hijo."
Este suceso también ha sido registrado por Thomás Carlyle en el libro Heroes and Hero Worship, por
Gibbon en el libro Decline and Fall of the Roman Empire, por Davenport en Apology for Muhammad y
por Washintong Irving en Muhammad And His Succesors, con todos sus detalles.
Abul- Fida, en Kitabul-Mukhtasar fi Akhbaril-Bashar menciona que algunos versículos compuestos por
Abu Talib demuestran el hecho de que él había aceptado la Profecía de Muhammad desde el fondo de
su corazón. A continuación se dan unos cuantos versículos poéticos:
Ustedes me han llamado al Islam y creo que ustedes son veraces y confiables
Y no hay duda en mi creencia de que la Religión de Muhammad es la mejor de todas las Religiones del
Mundo.
¡Por Dios! Mientras yo viva, ni una sola persona de los Quraish podrá lastimarte.
Comienza la Persecución
Llama al camino de tu Señor con sabiduría y buena exhortación. Discute con ellos de la manera
más conveniente. Tu Señor conoce mejor que nadie a quien se extravía de Su camino y conoce
mejor que nadie a quien está bien dirigido. (Qurán 16:125)
El Profeta proclamó la Unicidad de Dios en la Kaaba. Los Quraish estaban aterrorizados. Hasta
entonces, habían mantenido al Profeta y a sus seguidores en un total desdén, pero ahora estaban
sinceramente alarmados. El nuevo movimiento se atrevía a denunciar a sus ancestros. Significaba el
final, de un golpe, de su autoridad y privilegio como guardianes de la Kaaba.
Los Quraish se vengaron violentamente. Se desató una lucha a muerte y vida por el Islam. No se le
permitía rezar en la Kaaba al Profeta, le lanzaban espinas por donde caminaba, le arrojaban suciedades
e inmundicias mientras estaba orando, e incitaban a los niños callejeros para que lo siguieran, gritando
y aplaudiendo a manera de mofa.
Él y sus seguidores fueron sometidos a toda clase de calumnias y humillaciones. Eran provocados e
insultados. La opresión y la persecución incesante no tenían limites, en un intento por forzar a los
creyentes a renunciar a su nueva fe y regresar a los cultos antiguos, fueron sometidos a extremás
torturas físicas. Eran golpeados sin ninguna misericordia, acostados sobre arena ardiente mientras se
les colocaban pesados bloques de piedra sobre sus pechos, les ataban sogas a sus cuellos y luego
jalaban sus cuerpos.
Uno de los creyentes, de nombre Yasir, sucumbió ante estas torturas y, cuando su esposa Sumeya, una
mujer Africana protestó, le ataron sus piernas a dos camellos, y los animales fueron conducidos en
direcciones opuestas, desgarrando su cuerpo en dos. Estos fueron los primeros martirios en la Causa
del Islam.
Los Creyentes, bajo la inspiración de su gran Maestro, sin embargo, estaban llenos de un fervor
sagrado. Enfrentaron con valentía todas las persecuciones y peligros, y tuvieron paciencia frente a
todas las torturas y agonías.
Capítulo 6: La Migración
Cuando la entereza llegaba a sus limites y la persecución se hacía insoportable, el Profeta le aconsejó a
un grupo de sus seguidores que emigraran a Abisinia donde reinaba un rey Cristiano muy benigno. Esta
fue la primera Hiyra (Migración)en el Islam y participaron en ella quince personas:
A quienes han emigrado por Dios, después de haber sido tratados injustamente, hemos de
procurarles un biena situación en la vida de acá, pero la recompensa de la otra será mayor aún.
Si supieran... (Qurán 16:41)
¿Por qué se hacía toda esta persecución y tiranía? ¡Solamente por creer en un solo Dios y por llevar
una vida casta y piadosa! La migración posterior de algunas personas intensificó la persecución de
aquellos que quedaban atrás. El Profeta aconsejó una segunda Hiyra hacia Abisinia, y esta vez, casi
cien personas partieron, incluyendo a Yafar, el hermano mayor de Ali.
Los Quraish enviaron una delegación conformada por ‘Amr ibn al-‘As y ‘Ammara ibn Rabiah donde el
Rey Negus (Niyashi, en árabe), el rey de Abisinia, para exigirle la deportación hacia Meca de los
emigrantes, y así ser castigados con pena de muerte.
Habiendo ganado el favor del clérigo, la delegación trató de predisponer al rey en contra de los
fugitivos. Cuando se le pidió a Yafar que explicara su posición, este dio un discurso, el cual es un
resumen brillante de los fundamentos del Islam y todo por lo que estaba luchando:
En ese momento, Dios levantó de entre nosotros un hombre cuyo nacimiento, veracidad, honestidad y
pureza ya conocíamos, y él nos llamó a la Unidad de Dios y nos enseñó a no asociar nada con Él. Nos
prohibió adorar ídolos y nos exhortó a hablar la verdad, a ser fieles a nuestras promesas, a ser
misericordiosos, y reconocer los derechos de los vecinos. Nos prohibió hablar mal de las mujeres y
consumir la propiedad de los huérfanos. Nos ordenó alejarnos de los vicios, abstenernos del mal, y
rezar, pagar la caridad, y realizar el ayuno.
Hemos creído en él, hemos aceptado sus enseñanzas y mandatos para adorar a Dios, y no asociarle
nada. Por esta razón, nuestra gente se ha levantado contra nosotros y nos ha perseguido para
hacernos abandonar la adoración a Dios y regresar a la adoración de ídolos de madera y piedra. Ellos
nos han torturado y nos han lastimado. Al no encontrar seguridad entre ellos, hemos venido a tu país y
esperamos que nos protejas de esa opresión”.
El rey rehusó obligar a la delegación, y el emisario de los Quraish tuvo que regresar desilusionado. Las
Tradiciones Islámicas señalan que después el rey se convirtió al Islam secretamente.
Algunos críticos Europeos, con el fin de asignar una segunda intención a la migración llegaron a decir
que la persecución no fue tan fuerte y que en el peor de los casos confinada a los esclavos y a los más
pobres que no tenían clanes que los protegieran. Hay un cúmulo de datos registrados en las fuentes
originales acerca de los nombres y números de personas que fueron sometidas a la tortura física, los
nombres de sus verdugos y la forma en que fueron torturados y perseguidos.
Aunque estos críticos admiten que aunque Abu Bakr tuvo que sufrir y pedir la protección de un jefe
nómada, sugerirían que la persecución estaba limitada a las personas que no tenían clanes que los
apoyaran. Esas personas sin duda, recibían el peor de los tratos, sin embargo cuando las personas de
un clan estaban oprimiendo a sus mismos de su clan, por haber aceptado el Islam, la protección del
clan no podía ayudar a las victimás.
¿Qué protección podría esperarse del clan cuando un padre encadenaba a su hijo, un hermano
torturaba a sus hermanas, o un esposo lastimaba a su esposa? Además, los esclavos y la gente pobre
constituían la mayor parte de los discípulos en ese nivel.
Un historiador Occidental supone que la migración fue ocasionada por una división entre las filas
Musulmanas, ya que a algunos Musulmanes pudo no haberles gustado la actitud del Profeta frente a la
oposición Mequinense, o se dio con el fin de hacer de Abisinia (Etiopía) una base para atacar el
comercio Mequinense o solicitar ayuda militar para darle la capacidad al Profeta de tomar el control de
Meca. Inclusive la Enciclopedia Británica trata de suavizar la persecución (Macro. Vol. 12. p. 607):
“Había poca violencia física, y era casi siempre dentro de la familia. Muhammad sufría de molestias
menores, tales como que se le colocaban restos de inmundicias frente a su casa”
“...pero es posible que hayan estado buscando oportunidades para el comercio o apoyo militar para
Muhammad”.
Si estas fantásticas conjeturas se pueden hacer cuando los Musulmanes eran aún un manojo y la
supervivencia era lo único que interesaba, cuando a pesar de todo estuvieron firmes detrás del Profeta,
cuando ninguna caravana de Meca fue atacada desde Abisinia, cuando ese país nunca dio ayuda
militar a los Musulmanes, y cuando el Profeta no tomó el control de Meca aún cuando yacía a sus pies,
¿que imparcialidad en la exposición y la presentación puede esperarse de esos historiadores?
Ahora hemos llegado al año sexto después de la Declaración de la Profecía. A pesar de la persecución
y el éxodo de algunas personas, el Profeta trabajaba en silencio pero incesantemente para sacar a su
pueblo de la adoración de ídolos. Su misión adquiría rapidez por la conversión de su tío Hamza el
Valiente.
Una vez, bajo la sugerencia de Abu Bakr, el Santo Profeta llegó al másyid-ul-Haram y Abu Bakr inició
un discurso. Violentamente los Quraish lo detuvieron y el Santo Profeta tuvo que refugiarse en la casa
de al-Arqam, cerca de la colina de Safa. (Ahora, esa casa ha sido incluida en la extensión del másyid-
ul-Haram). ‘Umar ibn al-Jattab aceptó el Islam en aquellos días.
Debido al prestigio de Abu Talib, Quraish no se atrevió a asesinar al Santo Profeta. Pero lo hacían sufrir
demásiado, pero no era menos el dolor de su corazón por el sufrimiento de los Musulmanes indefensos.
El mismo decía: “A ningún Profeta se le causó tanto sufrimiento como a mí”.
Al pasar el tiempo, el Islam estaba ganando seguidores no solamente de los Quraish sino también de
las tribus vecinas. La oligarquía de Meca ahora trataba desesperadamente de detener el movimiento.
La paciencia del Santo Profeta hizo que los Quraish se preguntaran ¿por qué un hombre se colocaba
en esa situación tan precaria? El punto de vista de los Quraish era materialista; sus ideales eran de
riqueza, belleza y poder. Ellos, naturalmente, atribuían los mismo motivos al Santo Profeta.
‘Utbah ibn Rabia’h, suegro de Abu Sufian, fue enviado a él para llevar un mensaje a los Quraish:
Los Quraish estaban casi seguros de que Muhammad respondería de una manera favorable a su
ofrecimiento. Sin embargo, el Santo Profeta (s) recitó la Sura número 41, la cual, entre otras cosas,
contenía la siguiente advertencia:
Si se desvían, di: “Os prevengo contra un rayo como el de los aditas y los tamudeos”. (Qurán
41:13)
‘Utbah fue abrumado con esta resonante respuesta, no aceptó el Islam pero le aconsejó a Quraish que
dejaran en paz a Muhammad y que vieran como le iba con las otras tribus. Los Quraish también decían
que estaban embrujados por Muhammad.
Luego enviaron una delegación donde Abu Talib. Exigían que Abu Talib persuadiera a su sobrino para
que este desistiera de su misión que lo entregara para que sufriera la pena máxima o que estuviera
preparado para luchar contra toda la tribu. Teniendo pocas probabilidades, Abu Talib le dijo al Profeta:
“!Oh hijo! No coloques sobre mis hombros una carga más pesada de la que pueda soportar”.
La respuesta del Santo Profeta a su tío da un indicio de su indomable voluntad, su profunda confianza
en Dios y la confianza en su misión. Dijo:
“Oh Tío! Si colocaran el sol en mi mano derecha y la luna en mi mano izquierda para persuadirme y
hacerme renunciar de mi misión, ciertamente que no desistiría de ella hasta que Dios hiciera manifiesta
Su Causa o que yo pereciera en el intento”.
Al decir esto, estaba abrumado de la tristeza, Abu Talib se conmovió con esta respuesta y dijo:
“Por Dios, los Quraish nunca pueden alcanzarte a pesar de su gran número hasta que yo sea
enterrado. Por lo tanto, pronuncia la orden que tengas; nadie puede hacerte daño; se feliz con esta
promesa y mantente consolado”
En su último intento, ‘llevaron a un hombre joven, ‘Ammarah ibn al-Walid, donde Abu Talib y se lo
ofrecieron para intercambiarlo por Muhammad. Le dijeron:
“Este joven es un poeta famoso de la tribu; también es apuesto y sabio. Mejor cámbialo por
Muhammad. Puedes adoptarlo como tu hijo: será un gran ayudante, y danos a Muhammad; lo
mataremos. Así no sufrirás ninguna perdida porque tendrás a ‘Ammarah en lugar de Muhammad, y al
eliminar a Muhammad, toda esta fricción en la tribu llegará a su fin.”
Abu Talib se enfureció muchísimo al escuchar esta indignante propuesta. Su voz se elevó de la ira y
dijo:
“¡Que mala oferta me han hecho! ¿Por qué, quieren que les de a mi hijo para que lo maten, y ustedes
me dan a su hijo para que lo alimente y cuide de él? Lárguense! Esta oferta no es nada más que
estupidez”.
Capítulo 7: El Boicot
Frustrados los idolatras, decidieron aislar a todos los clanes de Hashim y Mutalib y así destruirlos
completamente. Se firmó un acuerdo para boicotear estos dos clanes. Fue escrito por Mansur ibn
‘Ikrimah y fue colgado en la Kaaba. El acuerdo decía:
“No podrán tomar a las hijas de estos dos clanes en matrimonio; no le venderán nada a ellos ni
compraran nada de ellos. No solamente eso, no tendrán ningún contacto con ellos ni dejarán que les
llegue comida o bebida. Este boicot continuará hasta que los clanes acuerden entregarle Muhammad a
Quraish”.
Abu Talib no tuvo otra alternativa que llevar a estos dos clanes (que siempre habían estado juntos)
hacia la montaña llamada Shi’b Abi Talib. Estaba al lado de Yannatul Ma’la. En la actualidad es difícil
localizarla porque los Sauditas están destruyendo todos los sitios históricos en el nombre del desarrollo.
Era un lugar en el Monte Hayun, que pertenecía a Abu Talib. Había cuarenta adultos en los clanes.
Fueron sitiados durante tres largos años. Esto comenzó en Muharram, el año 7 de Bi’zat (Declaración
de la Profecía) y continuó hasta el comienzo del Décimo año. Tuvieron que pasar por las dificultades y
privaciones más agudas, tanto que algunas veces no tenian nada más que hojas de árboles para
sostenerse. Solamente dos veces al año se atrevían a salir: en los meses de Rayab y Zul Hiyya, cuando
todo tipo de violencia era un tabú según la costumbre árabe. Si cualquier familiar les enviaba alimento,
y se filtraba la noticia, ese familiar era insultado públicamente y colocado en vergüenza. Los Quraishitas
solían expresar su placer al escuchar los llantos de los niños hambrientos.
Durante todos estos años de sufrimiento, Abu Talib tuvo sola una preocupación: ¿Cómo alejar del
peligro al Santo Profeta? Los historiadores unánimemente dicen que era costumbre de Abu Talib
despertar al Profeta después de que todos se habían dormido y llevarlo a otro lugar y le ordenaba a uno
de sus hijos o hermanos que durmieran en la cama del Santo Profeta. Esto lo hacía para que si un
enemigo había visto donde estaba durmiendo Muhammad, y si se hacía un ataque de noche, su propio
hijo o hermano fuera asesinado mientras salvaba la vida del Santo Profeta.
Todos ellos sufrieron estas adversidades e hicieron lo que más pudieron por salvar la vida del Santo
Profeta. La historia es incapaz de producir otro ejemplo de tal devoción y lealtad, e imaginen que esto
continuó no por uno o dos días o semanas, sino por tres largos años.
“Se me ha informado de parte de Dios que el acuerdo de los Quraish ha sido comido por los insectos, y
no ha quedado ninguna escritura excepto el nombre de Dios.”
Y como escriben los historiadores, Abu Talib nunca tuvo duda alguna acerca de algo que decía
Muhammad, salió de su lugar de una vez y fue hacia el másyid-ul-Haram donde se habían reunido la
tribu Quraish. Coincidencialmente el tema de discusión era el mismo boicot.
Hisham, hijo de ‘Amr, Zubayr, y otros cuantos que estaban relacionados con Jadiya y los clanes de
Hashim y Mutalib y cuyas casas se encontraban cerca del Shi’b de Abu Talib solían escuchar los llantos
de los niños día y noche. Decidieron persuadir a Quraish para que abrogara el vergonzoso acuerdo. Las
discusiones se acaloraron y alcanzaron su clímax cuando vieron que se acercaba Abu Talib. Abu Yahl y
otros que se oponían a la idea de abrogar el boicot, dijo:
“¡Viene Abu Talib! Parece que ahora está cansado y quiere entregarnos a Muhammad. Por lo tanto
terminarán el boicot para satisfacción de todos nosotros. Mantengamos silencio y escuchemos lo que
quiere decir”.
Pero Abu Talib no había ido hasta allá para rendirse sino para retarlos. Se paró frente a la reunión y
dijo:
“Mi hijo dice que el acuerdo que ustedes habían escrito ha sido devorado por los insectos, y que nada
queda excepto el nombre de Dios. Ahora miren ese papel. Si la noticia que da mi hijo es correcta,
entonces ustedes deben terminar con su injusticia y prepotencia, y si la noticia es incorrecta entonces
admitiremos que ustedes tenían razón y que nosotros estábamos equivocados”.
Tomaron el acuerdo y lo abrieron, y que sorpresa, no quedaba nada solamente el nombre de Dios en
un lugar. En ese momento la voz de Abu Talib retumbó condenándolos por su tiranía. Aquellos que
querían que finalizara el boicot dijeron que ahora no había más acuerdo al cual adherirse. Abu Yahl y
otros trataron de burlarlos pero fracasaron y el boicot finalizó con una victoria moral total para el Islam
sobre los infieles.
Abu Talib
Los sufrimientos y privaciones de aquellos tres años se hicieron sentir. A los nueve meses murió Abu
Talib y luego Jadiya dejo también este mundo. Con la desaparición de la influencia protectora de estas
personas, los Mequinenses tuvieron toda la libertad y redoblaron su persecución.
Estas dos muertes, en un momento en el cual el Santo Profeta más los necesitaba, dejó una profunda
marca en él. Estaba tan triste que este año fue llamado “Amul-Huzn” (El Año de la Tristeza). Qué tan
valioso fue su apoyo puede ser juzgado a partir del hecho de que Dios los ha considerado como dos de
las más elevadas Bondades y Favores de Dios para el Santo Profeta.
¿No te encontró huérfano y te recogió? ¿No te encontró extraviado y te dirigió? ¿No te encontró
pobre y te enriqueció? (Qurán 93:6-8)
Todos los comentaristas del Qurán dicen que la primera aleya significa: “¿Acaso no te encontró
huérfano y te dio abrigo con Abu Talib?”, y la última aleya significa : “Te encontró pobre y te enriqueció
por medio de Jadiya.”
Si pensamos en los primeros días de la historia del Islam, sin la prestigiosa influencia de Abu Talib, no
podemos ver como la vida del Santo Profeta podría haber sido salvada. Y si retiráramos la riqueza de
Jadiya, no podemos imaginarnos como se habrían sostenido los musulmanes pobres, y cómo se
habrían financiado las dos migraciones hacia Abisinia.
Este no es el lugar para explicar completamente la participación de Abu Talib en el establecimiento del
Islam. El mejor tributo, por lo tanto, sería citar algo de su poesía, la cual fluye con amor y devoción
hacia el Santo Profeta. Abu Talib dijo en estas líneas poéticas:
¿No sabías que hemos hallado a Muhammad el Profeta igual a Moisés? Está escrito en las Escrituras.
Os hemos mandado un Enviado, testigo contra vosotros, como antes habíamos mandado un
enviado a Faraón. (Qurán 73:15)
‘Ali dijo:
“Creo en Dios y Su Mensajero, y oro junto a él”.
Una vez vio al Santo Profeta rezando, con Jadiya y ‘Ali detrás de él. Yafar estaba con Abu Talib. Abu
Talib le dijo a Yafar que se adelantara y se uniera a ellos en la oración.
Cuando Hamza aceptó el Islam en el año sexto de la bi’zat (Declaración de la Profecía), Abu Talib se
llenó de jubilo y dijo estas líneas poéticas:
Esta era la política de Abu Talib para mantener a los Quraish en suspenso acerca de lo que en realidad
él creía: Si Abu Talib hubiera anunciado que había aceptado la religión de Muhammad, su posición
como lider respetado de la tribu se habría derrumabado. Y entonces no podría extender su protección al
Santo Profeta.
Así, mientras que siempre declaraba su firme creencia en que Muhammad no podría decir nada más
que la verdad, exhortando a sus hijos y hermanos a seguir la religión de Muhammad, diligentemente se
abstuvo de declarar con muchas palabras que el mismo era un Musulmán. De esta forma mantuvo su
posición ante la jerarquía de Quraish y protegió al Profeta por medio de su influencia.
Aún en su lecho de muerte, mientras había una oportunidad de que se recuperara, muy
diplomáticamente anunció su fe de tal forma que la tribu Quraish no pudo entender lo que quería decir.
Cuando le preguntaron con qué religión moría, contestó:
Como ya se explicó anteriormente, Abdul Mutalib y todos sus ancestros eran seguidores de la religión
Divina, uno solo puede admirar la prudencia y sabiduría de Abu Talib en esa difícil situación.
Durante los últimos momentos de su vida, el Santo Profeta le aconsejó que recitara la Kalima en voz
alta, (como es la costumbre de los Musulmanes) ‘Abbas, quien no había aceptado el Islam aún, vio
mover los labios de Abu Talib. Colocó sus oídos cerca de Abu Talib, y entonces le dijo al Profeta:
Abu Talib murió a la edad de 85 años a mediados de Shawwal o Zul Qadeah, el año décimo de la
Bi’zat.
Khadiya
Hazrat Jadiya era tan respetada que los Mequinenses la llamaban Tahirah (La Pura). Todos los hijos del
Santo Profeta nacieron de Jadiya excepto Ibrahim el cual nació de María la Copta.
Jadiya fue la primera persona en testificar la verdad del Santo Profeta. Gastó toda su riqueza en la
Causa del Islam. Y ella fue fuente de comodidad y consolación para el Santo Profeta.
“Cuatro Mujeres son las más nobles y supremás de las mujeres del paraíso: María la madre de Jesús
(as), Asyah la esposa del Faraón, Jadiya hija de Khuwailyd, y Fátima hija de Muhammad”
Aysha dijo:
“Nunca envidié a ninguna mujer como envidié a Jadiya. El Santo Profeta siempre la recordaba. Cada
vez que se sacrificaba una oveja, las mejores partes eran enviadas a los familiares de Jadiya y a sus
amigos. Yo Solía decir ‘Parece que Jadiya era la única mujer en el mundo’. Al escuchar esto, el Santo
Profeta se molestaba demásiado y decía: ‘Jadiya tuvo muchas virtudes, que otras no tuvieron.”
Ella tenía 65 años de edad cuando murió, y fue enterrada en Hayun. Su tumba fue demolida en 1925 al
igual que la de Abdul Mutalib, Abu Talib y otros.
La Visita a Taif
después de la muerte de Abu Talib y Jadiya, al encontrar que los Mequinenses no habían prestado
atención a su predica, el Profeta decidió ir a Taif, quizás su pueblo respondería más que ellos. Pero le
aguardaba una gran decepción. Muhammad pasó un mes en Taif durante el cual solamente se rieron y
mofaron de él. Cuando persistía en su predica, el pueblo de Taif lo sacaba de la ciudad acribillándolo a
piedras. En esta situación desesperada le oró a Dios de la siguiente forma:
“Si tú estas contento conmigo, entonces no me importan las dificultades, sin embargo un alivio de Tu
parte será más placentero para mí. Busco refugio en la luz de Tu rostro (por medio del cual se dispersa
toda oscuridad y todos los asuntos de este mundo y del próximo se mantiene derechos) del ataque de
Tu ira o del resultado de Tu Cólera. Busco Perdón para que estes complacido conmigo. No hay poder
excepto en Ti”
Todas estas decepciones y persecuciones a pesar de que, el Islam se estaba expandiendo también en
otras tribus, aunque muy lentamente y no a gran escala. Su simplicidad y racionalidad eran tal que
solamente necesitaban llegar a los oídos de la gente para que moviera sus almás. Por trece años, los
Quraish hicieron lo imposible para reprimir y contener la nueva religión, pero su oposición misma
proveía la publicidad que se necesitaba.
Las tribus de todos los rincones de la Arabia acudían en mása al momento de la peregrinación anual.
Para que no fueran influenciados por el mensaje de Muhammad, los Quraish solían colocarse en las
afueras de la ciudad y amonestaban a los peregrinos: “ Ha nacido un infiel en nuestra ciudad, y este
deshonra a nuestros idolos; habla mal de Lat y ‘Uzza; no lo escuchen.” Naturalmente la gente se
llenaba de curiosidad y quería saber más acerca de este hombre.
Un discípulo del Profeta, recordando sus días de juventud, dijo: “Cuando yo era joven, solía escuchar
de la gente que iba a Meca que allí había nacido una persona que Proclamaba la Profecía”. Cuando se
regaron las noticias, la mayoría de la gente se burlaba de Muhammad, aunque había unos cuantos
buscadores de la verdad que escuchaban su mensaje y que estaban influenciados por él.
Hafiz ibn Hayar, en su libro Al-Isbah, menciona los nombres de algunos compañeros que había llegado
del Yemen y de otros lugares distantes y, después de haber aceptado el Islam en secreto, habían
regresado a trabajar entre sus tribus. El clan de Abu Musa al-Ashari del Yemen aceptó el Islam de esta
forma.
Tufail ibn ‘Amr, de la tribu de Daws, era un poeta de reputación que por medio de su fervor poético
podía influir en los sentimientos y actitud de los árabes. Había estado en contacto con el Profeta y se
cautivó por la maravillosa dicción del Qurán que se le recitó, que aceptó el Islam inmediatamente.
Pudo ganar algunos conversos en su tribu, pero en general la tribu no lo escuchó. Regresó donde el
Profeta y le pidió que maldijera a los Daws pero el Profeta le oró a Dios así: “O Dios! Guía a los Daws y
envíalos a mí hechos Musulmanes.” Muy pronto, toda la tribu aceptó el Islam.
Dhamad ibn Tha’labah era un jefe de Azd y amigo del Profeta desde años atrás. Llegó a Meca y le
dijeron que Muhammad se había enloquecido. Fue donde el Profeta y dijo que podía curarlo. El Profeta
contestó:
“Todas las alabanzas son para Dios; lo Adoro y busco Su perdón. Cuando Dios guía a alguien, este no
puede extraviarse, y si Deja a alguien en el extravío, nada puede guiarlo. Declaro que no hay más dios
que Dios. Él es el único y no tiene socio, y declaro que Muhammad es Su Esclavo y Mensajero”.
Es casi imposible reproducir la fuerza vibradora y el encanto cautivador del texto Árabe que tanto
impresionó a Dhamad que lo hizo aceptar el Islam inmediatamente y a través suyo toda su tribu se
sometió la Islam.
Abu Dharr de la tribu de Ghifar llegó a ser uno de aquellos que estaban enojados con la adoración de
ídolos. Cuando escuchó acerca del Profeta, se dirigió hacia Meca y casualmente conoció a Ali con
quien permaneció por tres días. Ali lo presentó ante el Profeta y Abu Dharr aceptó el Islam. El Profeta le
aconsejó que regresara a casa, pero en su fervor anunció públicamente en la Kaaba: “No hay más Dios
que Dios y Muhammad es Su Profeta.”
Los Quraish le dieron una gran paliza y fue rescatado por ‘Abbas. Al regresar a su tribu, la invitó a
aceptar el Islam. Casi la mitad de los hombres de su tribu aceptaron el Islam y el resto siguió su ejemplo
cuando el Profeta migró hacia Medina.
Puesto que los Guifars estaban en buenos términos con la tribu de Aslam, esta última estaba
influenciada por la primera y también aceptó el Islam.
Un gran número de personas había escuchado casualmente la recitación del Qurán y quedaban
cautivados con este Libro Sagrado. Yubair ibn Mut’im había llegado a Medina a pagar el rescate de
algunos prisioneros de la Guerra de Badr. De casualidad escuchó al Profeta recitar los siguientes
versículos:
¿O fueron ellos creados de la nada? ¿O se crearon a si mismos? ¿O crearon ellos los Cielos y la
Tierra? No, ellos no tienen certeza.(Qurán 52:35-36)
Yubair mencionó que cuando escuchó estos versículos, sintió que su corazón estaba a punto de saltar.
A medida que los Mequinenses se rehusaban a escucharlo, el Profeta solía predicarle a los foráneos y a
los peregrinos que visitaban la Kaaba. Como se describió anteriormente, se estaba propagando la
noticia de que se había levantado un Profeta. Una delegación de casi veinte Cristianos de Nazaret
llegaron a verlo y abrazaron el Islam.
Igualmente, otro grupo de seis personas desde Yatrib aceptaron el Islam. Al año siguiente, en la época
de la peregrinación, llegaron doce Yatribitas e hicieron un juramento conocido como el Primer
Juramento de ‘Aqabah (Paso de la Montaña), llamado así porque fue realizado en el del paso de la
montaña en las afueras de Meca. el pacto consistía en:
El período entre el primer y segundo juramento fue de una espera ansiosa. Los Mequinenses estaban
muy firmes, la gente de Taif había rechazado a Muhammad, y la misión llevaba un progreso lento. Aun
así se albergaba la esperanza de su difusión hacia la distante ciudad de Yatrib. Era mucha la convicción
de que allá prevalecería al final la verdad.
Muhammad, de esa forma manteniendo su gente a raya, esperando, ante la expectativa de la victoria,
pareciendo indefenso exteriormente, y con su pequeño grupo, como si estuvieran en las fauces del
león, pero aún así confiando en el poder de su Todo Poderoso cuyo mensajero se creía el ser, resuelto
y firme, presenta un espectáculo sublime que solo se puede comparar con los registro sagrados de los
sucesos del Profeta de Israel, cuando le decía a su Maestro, ‘Yo, solamente que do yo’.
Capítulo 9: La Ascensión
Gloria a Él, Quien transportó a su siervo durante la noche en un viaje, desde la Mezquita Sagrada
hasta la Mezquita Lejana, cuyos precintos Hemos Bendecido, para así mostrarle algunos de
Nuestros signos, porque Él es Omnioyente y Todo lo ve. (Qurán 17:1)
Ha existido mucha controversia sobre si la Ascensión (Mi’ray) fue una visión o un viaje físico. La
mayoría de los tradicionalistas están de acuerdo conque fue un viaje físico real, así como la ascensión
de Jesús (La paz sea con él y con su madre)y el descenso de Adán a la tierra.
El hecho es que esta controversia fue creada por los Bani Umeyya cuyo interes en el Islam estaba
basado no en la fe sino en la política y a estos no les agradaba la idea de que algún milagro del Santo
Profeta ganara terreno en la mente de los Musulmanes. Su Ministerio de falsificación de narraciones
acerca del Profeta les exigía esto también.
Dos “tradiciones” que surgieron en este ministerio de falsificaciones se repiten constantemente por los
Cristianos, los Ahmadies, y un grupo de Sunnitas. Estos son:
‘Se narra de ‘Aysha, la esposa del Santo Profeta que durante toda la noche de la Ascensión, el
cuerpo del Santo Profeta estuvo en su lecho.
Mu’auwyah dijo que El Mi’ray fue un “un verdadero sueño”
Ahora el hecho es que El Mi’ray (cualquiera que sea su interpretación) tuvo lugar en Meca uno o tres
años antes de la Migración (Hiyra) Bibi ‘Aysha no ingresó a la casa del Santo Profeta hasta un año
después de la Hiyra. ¿Cómo pudo decir que no hizo falta el cuerpo del Santo Profeta en ningún
momento esa noche?
Hay solamente una posible explicación: Esta “tradición” fue inventada por alguien que no conocía la
secuencia de la historia Islámica. Por otra parte, no pudo haberle atribuido esta “tradición” a ‘Aysha.
Mu’awiyah fue tal enemigo del Santo Profeta que cuando se conquistó Meca, 8 años después de la
Hiyra, Meca fue conquistada sin derramamiento de sangre y Abu Sufyan (padre de Mu’awiyah), al no
ver otra alternativa, aceptó el Islam, Muawiyah viajó desde Bahrain y escribió una carta indecente a su
padre condenándole su aceptación del Islam.
No fue sino hasta el año noveno después de la Hiyra que él profesó el Islam. Y el Miray sucedió 10 o 12
años antes de eso. ¿Cómo podría saber cuales fueron los hechos del Miray? No menciona su fuente de
información, la inferencia es que no existió ninguna fuente.
Si quieres ser testigo de cómo la política controlaba el Islam que profesaban los Umeyas, lee una
tradición más, inventada en esta fábrica:
El Rey en el trono d Damásco es ‘Abdul Maalik ibn Marwan, Irak y el Hiyaz están en las manos de
‘Abdullah ibn Zubayr. ‘Abul Maalik no le gusta la idea de que los peregrinos de su dominio sean
obligados a ir a Meca (la cual está en manos del enemigo). Por lo tanto, quiere realzar el prestigio de
Baitul Muqaddas, la cual está dentro de su dominio y planea establecer “hayy” hacia Baitul Muqaddas.
Como parte de un plan, todas las declaraciones anteriores que dicen que el Miray fue un sueño están
en el olvido, y se inventó una nueva tradición que dice que el destino final del viaje del Miray fue Baitul
Muqaddas.
Poco después de eso, ‘Abdullah ibn Zubayr es derrotado y el Hiyaz cae bajo el control Sirio. De otra
forma, seguramente habríamos visto dos centros de peregrinación (hayy) en el mundo Musulmán.
A su regreso de Yatrib, los conversos a la fe del Islam expandieron la doctrina y un gran número de
Yatribitas se adhirió a ella. En el año siguiente, setenta personas de Yatrib, incluyendo los doce que
hicieron el primer pacto, llegaron donde el Profeta para aceptar el Islam e invitarlo a su ciudad. Ellos
juraron fidelidad al Profeta. Este pacto es conocido como el Segundo Pacto de ‘Aqabah. Aunque no era
Musulmán, ‘Abbas, el tío del Santo Profeta, estaba presente en aquella ocasión y exhortó a los
Yatribitas a proteger al Santo Profeta.
Un Plan para Asesinar al Profeta
Cuando los Mequinenses| se dieron cuenta que el Islam había caído muy bien en Yatrib y se estaba
expandiendo muy rápido allí, su animosidad aumentó sin conocer limites. Sus jefes, tales como Abu
Yahl, Abu Lahab, Abu Sufyan, y ‘Utbah se reunieron en Darun Nadwa y, después de rechazar las
sugerencias de encarcelar o desterrar a Muhammad, planearon asesinarlo.
Para escapar de la venganza de Banu Hashim, se decidió que cada clan colocara un hombre, y que en
conjunto atacaran al Profeta tan pronto como saliera de su casa. Pero Dios le informó a Su Profeta
acerca de este plan antes de que se realizara y el Profeta a su vez le informó a Ali, ordenándole que
durmiera en su cama (es decir en la cama del Profeta).
El Santo Profeta cubrió a Ali con su propia sabana. y cuando Ali escuchó que su vida iba a ser el pago
por la vida del Profeta, de una vez se prosternó ante Dios para agradecerle por este honor singular.
Esta fue la primera prosternación de “Shukr” (agradecimiento) en el Islam. De esta forma, Ali durmió
profundamente en la cama del Santo Profeta mientras el Profeta salía de la casa ante las mismás
narices de los infieles.
Al salir de la casa, el Profeta recitó los primeros versículos de la Sura Ya-Sin y arrojó un manojo de
polvo sobre sus cabezas. Ninguno de los enemigos lo vio salir.
El Santo Profeta también le había ordenado a Ali que regresara todas las cosas que la gente le había
confiado a sus respectivos dueños. Los politeístas de los clanes Quraishitas pensaron todo el tiempo
que aquel que dormía en esa cama era el Profeta, y esperaban ansiosamente asesinarlo.
Según Usudul Ghabah de Ibn Azir Yazari, Ihya’ul ‘Ulum (de Gazali) y Tarikhul khamis de Qadi Husain al
Diyarbakri, se sabe que cuando Ali durmió en la cama del Profeta Dios le dijo a Gabriel y a Miguel:
“Establezco la hermandad entre ustedes dos y alargo la vida de uno de ustedes sobre la del otro.
Siendo así, les pregunto ¿cuál de ustedes está preparado para sacrificar su vida por la de su hermano?
Ambos, Gabriel y Miguel escucharon esto de Dios pero cada uno consideró su vida màs apreciada que
la del otro y ninguno estaba preparado para ayudar a su hermano sacrificando su propia vida. Entonces
Dios se dirigió de nuevo a ellos,
“¿Acaso no pueden ser ustedes como Ali ibn Abi Talib? Miren, creé la hermandad entre Muhammad y
Ali, y ahora Ali está durmiendo en la cama de Muhammad decidido a sacrificar su propia vida por la de
su hermano. Ahora ustedes dos desciendan a la tierra y protejan a Ali de la maldad de los enemigos”.
Luego los dos ángeles más queridos de Dios descendieron y ocuparon sus posiciones cerca de la
cabeza y los pies de Ali. Gabriel dijo:
¡Salutaciones para ti! Salutaciones para ti ¿Quién puede ser como tú, O hijo de Abu Talib, porque el
Señor está orgulloso de ti y exalta tu virtud ante los Ángeles?”
Y así sucedió. Cuando el Profeta iba rumbo a Medina, Dios le reveló el siguiente versículo en alabanza
a Ali:
Y Entre los hombres hay quienes venden su vida buscando el Placer de Ala. Y Dios es el más
benevolente con sus Esclavos. (Qurán 2:207)
El Santo Profeta se dirigió a la Montaña de Azur acompañado por Abu Bakr y se ocultó en una cueva
cerca de su cumbre. Este lugar está a 5 millas de Meca.
Hay dos versiones de cómo Abu Bakr llegó a acompañar al Santo Profeta. Una narración dice que el
mismo Santo Profeta fue a la casa de Abu Bakr y le dijo que lo acompañara.
La otra narración dice que cuando el Santo Profeta salió, Abu Bakr llegaba y le preguntó a Ali que
donde estaba el Profeta. Ali le dijo que había salido hacia Medina. Abu Bakr salió en busca del Profeta,
la noche era oscura, por lo tanto cuando se acercaba, el Santo Profeta pensaba que algún infiel lo
estaba persiguiendo.
Comenzó a acelerar el paso cada vez más, hasta que el lazo de sus zapatos se rompió y sus dedos se
lastimaron. Entonces Abu Bakr lo llamo. Al reconocer su voz, el Profeta se detuvo y Abu Bakr se unió a
él y le pidió permiso para acompañarlo. De esa forma prosiguieron juntos hasta alcanzar la montaña de
Azur.
Al amanecer, los infieles entraron a la casa. Se quedaron atónitos al encontrar a Ali en la cama en lugar
del Santo Profeta. De una vez empezaron a buscarlo, siguiendo el rastro hasta la boca de la cueva. Sin
embargo, nunca se les ocurrió buscar dentro de la cueva. ¿Por qué?
Tan pronto como los fugitivos entraron a la cueva, una araña comenzó a tejer una red en toda la
entrada y un par de palomás construyeron sus nidos en la boca de la misma cueva en la oscuridad de
la noche y al mismo tiempo colocaron varios huevos. Fue la telaraña y los nidos con los huevos que
hicieron que los enemigos sedientos de sangre creyeran que Muhammad (s) no podía estar dentro de la
cueva.
Por otro lado, la telaraña habría sido destruida y los nidos y huevos habrían sido rotos! Fue en este
momento cuando se acercaron tanto a la cueva que Abu Bakr comenzó a llorar, temiendo de la
posibilidad de ser descubiertos. Pero el Profeta lo consoló diciendo,
Abu Bakr ofreció uno de sus camellos hembra para que viajara el Santo Profeta. El Santo Profeta lo
aceptó con la condición de que Abu Bakr aceptara que se le pagara. De ese modo Abu Bakr vendió su
camella al Santo Profeta pro 900 dirhams.
Viajando por rutas poco frecuentadas, llegaron seguros a Quba (2 millas al sur de Yatrib) en 8 de Rabiul
Awwal.
En Medina el Santo Profeta puso los cimientos de la Mezquita de Quba la cual se ha mencionado en el
Qurán como “La Mezquita cimentada sobre la piedad”. Después de unos días, Ali se unió a ellos y
procedieron hacia Yatrib, entrando a Medina un día Viernes del 16 de Rabiul Awwal con un grupo de
seguidores que habían llegado de Yatrib para darle la bienvenida al Profeta. Esta fue la Hiyra a partir de
la cual se inicia el calendario Islámico, el año Hiyri.
El Profeta del Islam y su ferviente grupo de seguidores habían soportado dificultades nunca antes vista,
la tiranía y la opresión durante trece años y últEmamente habían tenido que abandonar sus casas y
hogares, sacrificando todas las posesiones mundanales con las que contaban. No querían ninguna
ganancia mundanal, ni aspiraban a posición alguna en este mundo ni en la administración. Sin lugar a
dudas el Profeta le había dicho a los Mequinenses:
“No deseo ni riquezas ni prestigio ni dominio. He sido enviado por Dios Quien me ha ordenado
anunciarles las buena nuevas. Les traigo las palabras de mi Señor. Les amonesto. Si aceptan el
mensaje que les traigo, Dios los tratará bien en este mundo y en el próximo. Si rechazan mi
amonestación, seré paciente y dejaré que Dios juzgue entre ustedes y yo”.
Los primeros Musulmanes fueron acosados y perseguidos simplemente porque creían en Dios, el Señor
del Universo, y Lo adoraban sin asociarle nada ni nadie. No habían ejercido compulsión en nadie, el
Qurán dice:
No hay compulsión en la religión; ciertamente que se ha dilucidado la verdad del error; por lo
tanto, aquel que no crea en las falsas deidades y crea en Dios, ciertamente que se ha aferrado al
cordel más fuerte que no se romperá. (Qurán 2:256)
El Qurán solamente hacía un llamado a la conciencia interior del hombre, a su razón e intelecto. Sin
embargo, la nueva religión estaba en un choque abrupto con los cultos practicados por los Quraishitas,
los cuales por tantos años de practica eran sagrados para ellos.
El Profeta predicó la igualdad del hombre y enfatizó el punto de que solamente en la rectitud yace la
superioridad de uno sobre otro. Los Quraish vieron en esta nivelación de distinciones el fin de su
autoridad y privilegios como guardianes de la Kaaba, de su hegemonía política y social, y de sus
intereses personales en grande.
En breve, significaba abandonar las viejas costumbres y tomar una nueva vida de piedad y castidad
austera. La oposición de los Mequinenses fue, por lo tanto, aguda y violenta. Sin descanso persiguieron
a los seguidores de la nueva fe e hicieron sus vidas imposibles hasta el punto en que el Profeta y sus
seguidores tuvieron que abandonar sus casa y hogares por un ambiente más agradable. El Profeta no
invocó la ira de Dios sobre ellos, cuando en una ocasión Jabbab hijo de Arrat le pidió que maldijera a
Quraish, el Santo Profeta lo tomò de su brazo diciéndole:
“Hay quienes han sido torturados por la causa de Dios pero nunca desistieron de sus deberes. Dios
cumplirá su plan hasta que un jinete salga del Sinai hasta Hadramaut temiéndole solamente a Dios”.
El Profeta en Medina
Viviendo en contacto con los Judíos, los Aus y los Jazray estos no eran ajenos a la idea de la unidad de
Dios. Habían escuchado de los Judíos que vendría un Profeta. Algunos de ellos habían tenido contacto
con el Profeta en Meca y habían quedado profundamente impresionados por el Profeta. La delegación
que habían enviado a Meca regresó totalmente satisfecha y había aceptado el Islam. Los discípulos que
habían precedido al Profeta estaban expandiendo el mensaje del Islam por todo Yatrib.
A diferencia de los Mequinense, los Yatribitas no tenían intereses personales al aceptar la nueva
religión. El Islam ya se había arraigado en Yatrib antes de que llegara el Profeta invitado por la gente de
Aus y Jazray. No hay duda que le dieron una tumultuosa bienvenida al Profeta en la ciudad de Yatrib.
El nombre de la ciudad fue cambiado por el de Madinatun-Nabi, la Ciudad del Profeta. El Islam borró
la larga enemistad que había existido entre las tribus de Aus y Jazray y se les dio la designación
honorífica de “Los Ansár” (Colaboradores o los que Apoyan) Los emigrantes, 45 en número, fueron
llamados “Muhayirun” (emigrantes o exiliados).
Las puertas de las casa de algunos compañeros daban con la Mezquita del Profeta, el Profeta ordenó
que todas fueran selladas excepto la de Ali. Los compañeros pusieron objeción a esta orden, por lo
tanto el Profeta se levantó y se dirigió a ellos. Después de alabar a Dios, dijo:
“Según el decreto de Dios, les ordeno cerrar sus puertas, que Ali la mantenga abierta. Su discusión es
indeseable. No he cerrado ni abierto puerta alguna por mi propia voluntad. Solamente he actuado según
lo que Dios me ha ordenado”.
Los Muhayirun necesitaban un alivio significativo. Para asegurar su bienestar económico y también
establecer los vínculos de fraternidad entre ellos y los Ansar, el Profeta unió a cada Muhayir con un
Ansár en un vinculo de “Hermandad” que se volvió más preciosa y duradera que el lazo sanguíneo. Los
Ansár se brindaron voluntariamente para compartir la mitad de lo que poseían o ganaran con su
hermano contractual. Es acerca de esta unificación de intereses que el Qurán se refiere en el siguiente
pasaje:
“Ciertamente que aquellos que creyeron, emigraron y lucharon por la Causa de Dios con sus
propiedades y sus vidas, y aquellos que dieron abrigo y los ayudaron, estos son en realidad
amigos (protectores) unos de otros.(Qurán 8:72)
Los Muhayirun estaban preocupados por que no querían ser una carga para sus hermanos. Pronto,
muchos de ellos se dedicaron al comercio y a los negocios. Al pasar el tiempo, se recuperaron, y dentro
de unos pocos años, ya no necesitaban de ningún apoyo financiero. Fue entonces cuando se reveló el
siguiente versículo:
Los creyentes que emigraron y lucharon por Dios, y quienes les dieron refugio y auxilio, èsos
son los creyentes de verdad. Tendrán perdón y generoso sustento. (Qurán 8:174)
En Medina, el Islam al principio tuvo que enfrentar serias dificultades. El peligro amenazaba por todos
lados, y tenía que luchar contra grandes adversidades para sobrevivir. Algunas de las batallas que se le
impusieron al Islam fueron inspiradas por motivos políticos, otras fueron el resultado de la oposición
directa a la nueva fe y a los esfuerzos desesperados que ejercían los enemigos para derrumbarla antes
de que se estableciera firmemente.
Otras dificultades se añadieron a los hábitos predadores y de guerra de las tribus nómadas que estaban
en los alrededores de la ciudad y la inseguridad y la falta de ley que prevalecía en el país a un gran
nivel. Es por eso que es buena idea analizar y entender las condiciones políticas de la Arabia de esa
época.
Los Árabes pertenecían a una raza étnica, pero la historia no registra que hallan estado unidos como
nación. Estaban divididos en tribus y en clanes, cada uno con su propio jefe o líder. Sin duda, todos
hablaban la misma lengua, pero cada tribu seguía una variación dialectal diferente. Realmente, inclusive
la religión no era una fuerza unificadora.
Casi toda casa tenía su propio dios; las tribus tenían sus propias deidades. En el Sur estaban los
pequeños principados de Himyar, Auza y Aquial. En el Centro y Norte de Arabia Vivian las tribus de
Bakr, Taghlib, Shaiban, Azd, Qudha’ah, Jandaf, Lakhm, Yuzam, Banu Hanifa, Tay, Asad, Hawazin,
Gaftan, y Aus, Kazray, Taquif, Quraish y otras; frecuentemente estaban envueltas en intensas guerras.
Bakr y Taghlib habían estado peleando una contra la otra por cuarenta años. Los compromisos de
sangre habían arruinado muchas tribus de Hadhramaut. Aus y Jazray se habían consumido por una
guerra prolongada, y la Batalla de Fiyar entre Banu Qais y Quraish no finalizaba. Si algún miembro de
una tribu era asesinado, la tribu contemplaba que era un deber buscar venganza no solamente contra el
asesino sino también contra la tribu a la que pertenecía. Ya que no existía sistema que calmara esas
disputas, esto siempre encendía guerras violentas, que duraban por generaciones.
El poder tribal, el brío y la presteza, eran la única garantía, de una seguridad precaria. El desierto y las
colinas eran el hogar de las violentas tribus nómadas en buena parte del saqueo y la depredación, sin
embargo el comercio también era una fuente muy importante para ganarse la vida.
Solamente unos pocos meses del año eran considerados como sagrados, solo en ese momento se
detenía el derramamiento de sangre para facilitar la realización de la peregrinación anual ala Meca o
para hacer negocios en ‘Ukaz. Pero incluso esta convención a veces era tranquila para conveniencia de
algunas tribus individuales. Solamente los precintos de la Kaaba eran considerados sagrados y estaban
libres de derramamiento de sangre. El Qurán se refiere al respecto:
¿No ven que hemos hecho un territorio sagrado y seguro, mientras, alrededor de ellos,
secuestran a la gente? ¿Creen, pues, en lo falso y no creerán en la gracia de Dios? (Qurán 29:67)
Las condiciones en el país eran tan inseguras que hasta el año 5 después de la Hégira, la poderosa
tribu de Abdul-Qais de Bahrain no podía pensar en ir al Hiyaz fuera de los meses sagrados. Inclusive
las caravanas que iban o regresaban de Siria algunas veces eran saqueadas a plena luz del día.
Las tierras de pastoreo de los Musulmanes a veces eran atacadas, aunque las condiciones habían
mejorado considerablemente para ese entonces. La ruta hacia Meca desde Medina no fue totalmente
segura sino hasta la caída de Meca.
Mientras el país era tan conflictivo internamente, los peligros externos no eran menores. El Imperio
Romano y Persa habían extendido sus dominios hacia las fértiles provincias del Yemen, Omán y
Bahrain y habían establecido su soberanía sobre ellos. Los Romanos habían ocupado Siria. La tribu de
Asan y algunas otras tribus Árabes, que habían abrazado el Cristianismo, habían sido colocadas como
los feudatarios del Imperio Romano.
Los Romanos habían expulsado a los Judíos de Siria y Palestina en el segundo Siglo antes de la era
Cristiana. Estos Judíos habían migrado hacia Medina y sus suburbios y construyeron sólidas fortalezas
en Medina, Jaibar, Taima, Fadak y otros lugares. Prosperando los Judíos eran demásiado celosos de la
prosperidad de otras razas y manifestaban su rivalidad fuertemente en el comercio.
Ellos creían que eran el “Pueblo escogido de Dios” y su conducta se caracterizaba por el orgullo y la
arrogancia intensificada por el sentimiento de estar seguros en su formidable fortaleza. Fue durante esa
época que el Profeta comenzó su gran Misión y para preparar el camino y el clima apropiado, el primer
paso que dio fue unir a los Ansár y a los Muhayirun.
El Santo Profeta no solo unificó a los Ansár y a los Muhayirun en una sola Hermandad, sino que él
mismo se colocó la tarea de establecer una sociedad estable, una Mancomunidad establecida en la
igualdad de derechos y el concepto de la humanidad universal. Concediendo igualdad de estatus y
derechos así como completa libertad de religión y de conciencia a los Judíos, los invitó a entrar en un
pacto con los Musulmanes. Delineó unos estatutos los cuales han sido reproducidos por el historiador
Ibn Hisham así:
Entonces, después de regular el pago del diyah (dinero pagado al familia de una víctima asesinada) por
los varios clanes y fijar algunas reglas sabias con respecto a los deberes privados de los Musulmanes
entre ellos mismos, el documento procede así:
El estado de paz y guerra será común para todos los Musulmanes; ninguno de ellos tendrá el
derecho de concluir la paz con, o declarar la guerra contra, los enemigos de sus correligionarios.
Los Judíos que entren en este acuerdo serán protegidos de todos los insultos e irritaciones;
ellos tendrán igual derecho que nuestro propio pueblo a nuestra asistencia y buenos oficios.
Los Judíos de varias ramás de Auf, Nayyar, Hariz, Yashm, Salaba, Aus, y todas las otras que
residen en Yatrib formarán junto con los Musulmanes una nación mixta. Practicarán su religión
con igual libertad que los Musulmanes. Los clientes y aliados de los Judíos disfrutaran de la
misma seguridad y libertad. El culpable será perseguido y castigado. Los Judíos se unirán a los
Musulmanes para defender a Yatrib (Medina) contra todos los enemigos. El interior de Yatrib
será un lugar sagrado para todos aquellos que acepten estos estatutos.
Los clientes y aliados de los Judíos serán respetados como ellos. Todos los Musulmanes
aborrecerán a cualquiera que sea hallado culpable de un crimen, injusticia, o desorden. Nadie
defenderá al culpable, aunque sea su familiar.
después de tocar otros puntos con respecto al manejo interno del Estado, este extraordinario
documento concluyó así:
Todas las disputas futuras entre aquellos que acepten estos estatutos finalmente serán
referidas, después de Dios, al Profeta.
Los Judíos de Medina aceptaron este Pacto. Después de un tiempo, los Judíos de las tribus vecinas
como la de Banu Nadir y Banu Quraizah también se unieron. Pero, como lo demuestran los sucesos
posteriores, solo fue la conveniencia lo que había dictado el comportamiento de los Judíos. No hubo un
cambio en el corazón de ellos y secretamente alimentaban los mismos sentimientos hostiles de antes
en contra de los Aus y Jazray y veían la creciente confederación de Musulmanes con gran
preocupación y animosidad.
Al pasar el tiempo, empezaron a insultar y abusar a los Musulmanes, frecuentemente disputando con
ellos y recurriendo al engaño y la sedición. Algunas personas de la tribu Aus y Jazray que eran
conversos débiles los apoyaron: Los Munafiqun (hipócritas). Estos eran encabezados por ‘Abdullah ibn
Ubay quien tenía sus propios planes de llegar a ser el gobernante de Medina y junto con los Judíos, se
convirtieron en una fuerza constante de peligro para la naciente religión y sus seguidores.
Los Judíos, que tenían vínculos de negocios con los Quraish de Meca, conspiraron con ellos para
erradicar a la nueva religión antes de que alcanzara proporciones formidables. Como líder de la religión,
y “un general en una época de guerra casi continua”, Muhammad era el guardián de las vidas y libertad
de su pueblo.
La misma existencia de la naciente religión estaba en serios peligros. El Islam predica la hermandad de
la humanidad; insiste en la tolerancia de todas las religiones y credos; encomienda la bondad y la
compasión, pero no predica el monasticismo, ni le permite a sus seguidores que se sometan ante las
fuerzas de la desintegración.
Por pertenecer a una liga con los Judíos y los Munafiqun, los Mequinenses comenzaron a acosar a los
Musulmanes. Bajo el liderazgo de Karz ib Yabir al-Fahri, empezaron a atacar las afueras de Medina,
destruyendo los árboles fructíferos y llevándose los rebaños.
Las noticias comenzaron a llegar a Medina de que los Mequinenses se estaban aliando con otras tribus
para lanzar un ataque másivo contra los Musulmanes. Muhammad envió unas pequeñas misiones hacia
estas tribus para contraer pactos y tratados. Una de ellas entró en un tratado con los Banu Zamra. Los
términos del tratado fueron los siguientes:
Este es el documento de Muhammad, el Mensajero de Dios, para Banu Zamra. Sus vidas y
propiedades están seguras. Si ellas son atacadas por alguien, serán ayudados excepto cuando luchen
en contra de la religión. En pago, vendrán a ayudar al Profeta cuando el lo pida.
Se hizo un pacto similar con los Banu Madlay en Zul ‘Ashirah. Los Quraish habían enviado una carta
amenazante a Abella ibn Ubay quien era jefe de su tribu antes de la llegada del Profeta:
“Le has dado protección a nuestro hombre (Muhammad). Deberías matarlo o regresarlo a Medina o de
lo contrario juramos que te atacaremos y asesinaremos a los hombres, capturaremos y disfrutaremos
sus mujeres.”
El ataque era considerado inminente, y el pequeño grupo de Musulmanes estaba en tal peligro que el
Profeta solía permanecer despierto toda la noche. Al-Darmi y al-Hakam ha registrado eso: “Cuando el
Profeta y sus compañeros llegaron a Medina y los Ansares lo protegieron, los Árabes decidieron
atacarlos. Los compañeros del Profeta solían dormir agarrando sus armás.”
Los Quraishitas estaban muy furiosos porque Muhammad se escabullía de sus manos, ya habiendo
hecho todos los preparativos para asesinarlo. Las noticias de que el Islam tomaba fuerza rápidamente
en Medina no hizo nada para pacificar su ira y enemistad. Varias veces llegaron las noticias a Medina
de que estaban planeando atacar a los Musulmanes.
Como resultado, el Santo Profeta tuvo que enviar grupos de reconocimiento de vez en cuando para
descubrir los planes y los movimientos de los Quraish y vigilar las rutas para evitar cualquier ataque por
sorpresa.
Una vez, treinta Musulmanes (bajo las ordenes de Hamza; El tío del Santo Profeta)encontraron un
grupo de 300 jinetes (bajo las ordenes de Abu Yahl) en Saiful Bahr. Los Mequinenses estaban ansiosos
por másacrar al pequeños grupo de treinta, pero Mayd ibn ‘Amr al-Yuhni (quien tenía un pacto con
ambos grupos) convenció a ambos grupos de regresar a sus respectivos lugares. Así se evitó una
batalla.
Luego de un tiempo, un grupo de patrullaje conformado por 60 u 80 Musulmanes, bajo las ordenes de
‘Ubaidah ibn Hariz (Un primo del Santo Profeta)llegó a Rabigh y encontró 200 jinetes de Quraish bajo el
mando de ‘Ikrimah ibn Abu Yahl o Mukriz ibn Hafs. Los Quraishitas iniciaron la batalla con sus
caravanas y flechas. Entonces alguien pensó que los Musulmanes con una fuerza tan pequeña no
podrían enfrentarse a un grupo de guerreros superior en número a menos que tuvieran un ejército
oculto en algún lugar. Esta idea se regó, y huyeron.
Un pequeño grupo de 12 personas bajo el mando de Abdullah ibn Yahsh (primo del Profeta)fue
despachado hacia Nakhlak, un punto entre Taif y Meca, con ordenes selladas para ser abiertas después
de dos días de viaje, una precaución en contra del espionaje que se había extendido. Según cita al-
Tabari en la pagina 1275 de su Tarikh, dijo:
Fue solo casualmente que el grupo encontró a unos comerciantes Mequinenses y que uno de ellos,
‘Amr ibn al-Hadhrami fue asesinado por Abdullah. La historia no ha registrado que altercado se suscitó
entre los dos grupos y que provocó al otro. Cualquiera que haya sido la causa inmediata, Abdullah
había actuado más allá de las instrucciones, y este suceso agravó la situación. Excepto por este suceso
aislado, en ninguna de las numerosas expediciones clasificadas como saraya por los historiadores
Árabes hubo alguna escaramuza o asunto de saqueo. Eran enviados a hacer alianza con las tribus
vecinas, o a reconocer las patrullas, por que a Medina llegaban las noticias de que los Mequinenses
podrían atacar en cualquier día.
Los Quraish habían iniciado preparativos a grande escala para atacar a Medina. La caravana de
comercio que había ido a Siria ese año liderada por Abu Sufyan estaba equipada extraordinariamente.
Todos los Quraishitas colocaron todos sus ahorros en esa caravana, y se decidió que cualquiera que
fuese la ganancia ese año, no se le daría a los comerciantes sino que se invertiría en armás, caballos, y
otros elementos de guerra para combatir a los Musulmanes de Medina.
Estas noticias causaron preocupación en Medina. Cuando Abu Sufyan regresaba de Siria, temía que los
Musulmanes pudieran interceptar su caravana, entonces envió un mensajero adelante para informarle a
los lideres de Quraish de sus temores. Al recibir el mensaje, se envió un ejército bien equipado de mil
Mequinenses hacia Medina bajo el mando de Abu Yahl.
Habían llegado a Badr (A 200 millas de Meca y 80 millas de Medina) cuando las noticias llegaron de
que la caravana pasaba solo a tres millas por la costa desde el campamento Quraishita, y que no había
encontrado ningún ataque de parte de los Musulmanes aún. Pero ya que los Mequinenses estaban
ansiosos de pelear contra Muhammad y sus seguidores, decidieron proceder hacia Medina de todas
formás.
después de todo, ¿no era el objetivo de esa caravana la batalla? Entonces, ¿por qué deberían regresar
a Meca cuando tenían mil guerreros bien equipados entre ellos los cuales eran suficiente para
enseñarles una lección a los Musulmanes? Fue asì como acamparon en arroyo de Badr.
Ahora veamos que estaba sucediendo en Medina, cuando llegaron las noticias de que la caravana
venía desde Siria (al lado norte) y que el ejército de Meca marchaba hacia Medina (desde el Sur), los
Musulmanes pensaron que serian aplastados entre estos dos grupos enemigos.
Ahora, había dos alternativas ante los Musulmanes en Medina: o salvarse de ser arroyados por los
Mequinenses con todos los recursos que traían de Siria, u otra opción (que tenía el menor peligro para
ese momento y que también prometía un rico botín): Abalanzarse sobre la caravana Quraishita que
regresaba de Siria cargada de riquezas y guiada por Abu Sufyan solamente con 40 hombres muy bien
armados.
Desde un punto de vista material, esta opción era la más segura y la más lucrativa, y muchos
Musulmanes la preferían. La otra alternativa, que realmente se adaptó bajo la recomendación del
Profeta guiado por Dios, fue la de dejar el botín y marchar con audacia en contra del bien armado y
equipado ejército Quraishita compuesto por 1000 hombres que venía de Meca.
Igual que algunos creyentes se oponían cuando tu Señor te sacaba con razón de tu casa, así
ahora disputan contigo sobre la Verdad, luego de haberse ésta mostrado claramente, como si
fueran arrastrados a la muerte, conscientes de ello.
Y cuando Dios os prometió que uno de los dos grupos caería en vuestro poder y deseasteis que
fuera el inerme, cuando lo que Dios quería era hacer triunfar la Verdad con Sus palabras y
extirpar a los infieles, para hacer triunfar la Verdad y aniquilar lo falso, a despecho de los
pecadores. (Qurán 8:5-8)
Estos mismo versículos muestran que el ejército Mequinense estaba ya en camino mucho antes de que
los Musulmanes salieran de Medina para defenderse. También muestra claramente que aunque
algunos Musulmanes deseaban evitar al ejército Mequinense y atacar la caravana de comercio, esa
idea no fue aceptada, y que el objetivo decidido de su marcha era combatir al ejército Mequinense que
ya estaba en camino.
Esto oculta claramente la propaganda maliciosa de los escritores Occidentales que dicen que el Profeta
había pensado en atacar la caravana de comercio de los Quraish y que los Quraishitas habían salido a
proteger su caravana. Estos versículos del Qurán son el registro contemporaneo de los sucesos de
Badr. Si hay algún escrito del alguien, que vaya en contra de esta autentica narración, debe ser
arrojada por la ventana.
Te puedes preguntar por qué los enemigos del Islam insistieron tanto en presentar esta batalla de Badr
como una batalla en la cual los Quiraishitas. Tenían el objetivo de proteger su caravana. La razón para
esto es que: Fue la primera batalla de los Quraishitas y los Musulmanes, y si la responsabilidad de esta
primera batalla recae sobre los hombros de los Musulmanes, entonces todas las demás batallas podrían
ser mostradas como la continuación de esta batalla y, así, el Santo Profeta podía ser presentado como
un Profeta violento el cual por sus planes de saqueo obligaba a los “pacíficos” Mequinenses a combatir.
De todas formás, regresemos a nuestra narración. El ejército Mequinense tenia el control del arroyo de
Badr, y su campamento se encontraba en tierra firme. Al contrario, los Musulmanes estaban lejos del
arroyo y tenían dificultad para hallar agua. Para empeorar las cosas, muchos Musulmanes tenían
poluciones nocturnas mientras dormían y muchos se “impurificaban” (nayis) Y el terreno donde estaban
era arenoso lo que dificultaba correr rápido durante la batalla.
Dios los ayudó enviando la lluvia para proveerlos con suficiente agua para sus necesidades e hizo firme
el suelo arenoso para ellos, mientras que el suelo firme del lado de los Mequinenses se volvió barroso y
movedizo, dificultándoles sus maniobras.
Cuando hizo que os entrara sueño, para daros sensación de seguridad venida de Él, e hizo que
bajara del cielo agua para purificaros con ella y alejar la mancha del Demonio, para reanimaros y
afirmar así vuestros pasos. (Qurán 8:11)
Con estos antecedentes, miremos la insinuación de algunos “eruditos” Occidentales los cuales han
escrito que el Santo Profeta (s) había tomado el control del arroyo de Badr y le negó agua a los
Mequinenses, reduciéndolos a la derrota! De todas formás, los hechos reales de la batalla son, en
pocas palabras, como siguen:
Con un equipo no bien armado y casi débil de 313 personas, contando entre ellos solamente 2 caballos
y setenta camellos, el Profeta procedió hacia Badr, a casi 80 millas de Medina, para encontrarse con el
ejército Mequinense. Las fuerzas se encontraron el 17 de Ramadan, en el Segundo Año de la Hégira
(625 d.C.).
Después de combates individuales según la costumbre de los Árabes, entre Hamza, Ali y Ubaidah
(todos Hashimitas) del bando de los Musulmanes y Utbah, Sahibah y Walid ibn Utbah (Todos Umeyas)
de las filas Mequinenses, se dio lugar a una feroz batalla. Las estacas eran altas y ambas fuerzas
combatieron valientemente pero los Musulmanes estaban animados por el fevor sagrado. En el espesor
de las batallas, el Profeta le oró a Dios, de todo corazón diciendo: “O Señor, no olvides Tu Promesa de
ayudarnos” O Señor! Si este pequeños grupo perece, no habrá nadie que te adore.”
Cuando pediste auxilio a vuestro Señor y Él os escuchó: “Os reforzaré con mil Ángeles, uno tras
otro.” Dios no lo hizo sino como buena nueva y para que se tranquilizaran vuestros corazones
con ello. La victoria no viene sino de Dios. Dios es poderoso, sabio.(Qurán 8:9-10)
Los Musulmanes se impusieron y los Mequineneses fueron derrotados, dejando setenta muertos,
incluyendo un número de sus Jefes más distinguidos. De 70, 35 fueron asesinados por Ali ibn Abi Talib
solamente. Fue la primera guerra y otros 70 fueron tomados prisioneros. Los Musulmanes perdieron a
14 hombres.
Los prisioneros fueron tratados con una amabilidad excepcional. Incluso hasta el crítico Muir dice:
“En el cumplimiento de las ordenes de Muhammad los ciudadanos de Medina y los refugiados
recibieron a los prisioneros y los trataron con mucha consideración. ‘Bendiciones sobre los hombres de
Medina’, dijo uno de estos prisioneros en días posteriores, ‘nos hicieron cabalgar mientras ellos mismos
caminaban, no dieron pan de trigo cuando ya casi no les quedaba alimento, contando solo con pocos
dátiles’
Los prisioneros más acaudalados pagaron rescate y fueron liberados y a los otros se les pidió que le
enseñaran a leer y a escribir a 10 personas y ese sería el pago por su liberación. Después de todo, en
estos tiempos de progreso y avance, con todas las Constituciones y acuerdos sobre el trato de
prisioneros de guerra, la historia no registra otro ejemplo ni remotamente tan generoso y tan humano
como el trato que los Musulmanes le dieron a los prisioneros tomados en su primer enfrentamiento hace
14 siglos.
La Batalla de Badr fue excepcional en más de una forma. Demostró la gran devoción de los discípulos a
la Causa y su total fe en el Profeta y su misión. Frente a ellos en las filas Mequineneses había muchos
de sus familiares cercanos, sus propios padres, tíos o hijos. Por lo tanto, el tío del Profeta, Abbas, Aquil
el hermano de Ali, el hijo de Abu Bakr, el padre de Huzaifa y el tío materno de Umar, solo para nombrar
unos pocos, figuraban en el ejército Mequinense. Sin embargo los discípulos nunca titubearon.
Los sentimientos personales estaban subordinados a la causa suprema. Ese era el material humano
con el cual se levantó el Islam. La batalla también demostró que la mera superioridad numérica no sirve
de nada su la causa no es correcta. Dios ayuda a aquellos que hacen sacrificios en Su Causa.
La batalla de Badr tuvo consecuencias trascendentales. Hasta entonces, los Musulmanes eran un grupo
acosado que evitaba cualquier conflicto al máximo. Esta victoria les dio confianza en su fuerza física.
Ahora podían enfrentarse a cualquier fuerza. Pronto fueron reconocidos como una fuerza con la cual se
tenía que contar y las pequeñas tribus fueron adevertidas para que unieran fuerzas en contra de ellos.
Esta victoria le dio un gran golpe al prestigio de Quraish. Un número de sus jefes, tales como Abu Yahl,
Utbah, Shaibah, Zamàh, Aas ibn Hisham, y Umayya ibn Khalaf habían sido asesinados y por lo tanto,
Abu Sufyan se convirtió en su Líder indiscutido.
Abdullah ibn Ubay y sus dudosos seguidores profesaban el Islam, aunque solamente de nombre, y
como munafiqun (hipócritas), siempre fueron una fuente de peligro. Los Judíos de Medina y sus vecinos
estaban alarmados por el nuevo poder que había emergido. Su enemistad hacia los Musulmanes, sin
embargo, no los aplacó, y una tribu Judía, Banu Quinaka, tuvo que ser castigada no mucho después de
Badr como se discutirá más adelante.
La ignominia de la derrota tornó más amargos y furiosos a los Mequinenses y el grito de “Venganza”
estaba en los labios de todos.
Abu Sufyan había jurado venganza. Prometió que no tocaría a sus esposas ni peinaría su cabello hasta
que se hubiera vengado de esa derrota. Para cumplir su promesa y demostrar que no todo estaba
perdido para los Mequinenses, cabalgó hasta Medina con doscientos jinetes. Sallam ibn máshkam, el
Jefe de la tribu Judía de Banu Nadir, los recibió con un banquete y les reveló los puntos débiles de las
fortalezas de Medina.
Al día siguiente, Abu Sufyan atacó una tierra de Medina, matando a un Ansar llamado Sa’ad ibn Amr y
quemó varias casas. Cuando esta noticia llegó donde el Profeta, con vehemencia persiguió a los
atacantes los cuales escaparon, abandonando sus raciones. Esto le dio un nombre al ataque, “la batalla
de la bolsa de comida, Sawiq”.
El 15 de Rayab del mismo año, Fatimah, la hija del Profeta se casó con Ali. Todo lo que Ali pudo ofrecer
como dote fue su armadura, y todo lo que el Profeta le pudo dar a su hija fue una humilde cama, una
estera de palma de dátiles, una jarra para agua, dos piedras moledoras y dos cantaros de barro. Sin
embargo algunos escritores insinúan que el Profeta y su grupo saqueaban y robaban caravanas! Si se
le debe creer a estos escritores, que profesan hacer un estudio imparcial, ¿qué había pasado con el
botín y las riquezas?
Lo más peligroso acerca de los “historiadores” es que diligentemente citan una gran cantidad de datos
históricos y al mismo tiempo pronuncian unas falsedades de tal forma que esas mentiras pasan como
verdaderas históricas.
Ghazuat Gahftan
En el año 3 de la Hégira, las tribus de Bani Salaba y Bani Mihrab enviaron un ejército de 540 hombres
bajo el mando de Dazur para atacar a Medina. Desistieron de la idea cuando el Profeta marchaba con
sus compañeros fuera de Medina para enfrentar este grupo atacante. Dazur, sin embargo, tuvo una
oportunidad de lanzar un ataque sorpresivo sobre el Profeta, el cual se encontraba descansando solo
bajo un árbol.
“O Muhammad”, gritó Dazur con su espada desenvainada, “ Quien hay aquí ahora para salvarte?”!
“Dios”, respondió el Profeta. Esta intrépida calma y total fe en Dios aterrorizó al salvaje beduino cuya
espada ahora se caía de su mano...Tomándola, el Profeta le preguntó, “¿Quién hay ahora aquí para
salvarte?” “O Dazur” ay! Nadie”, contestó el beduino. “Entonces aprende de mí a ser misericordioso”.
Al decir esto, el Profeta le devolvió la espada. Dazur estaba tan impresionado que le pidió perdón al
Profeta y luego abrazó el Islam.
La Batalla de Uhud
La Ghazuat-us-Sawiq fue solo un preludio para la gran batalla que seguiría. El enojo y la furia de los
Quraish por su derrota en Badr era ilimitado. Toda su energía se había elevado y comenzaron a hacer
preparativos para otro ataque sobre los Musulmanes. Las tribus de Tihamah y Kinanah se unieron a
ellos. Sus fuerzas unidas llegaban a tres mil soldados bien equipados bajo el mando de Abu Sufyan.
Este ejército marchó hacia Medina y ocupó una posición estratégica cerca de las colinas de Uhud, una
corta distancia a tres millas de Medina. Muhammad (s) marchó con solo mil hombres, los munafiqun,
desertaron a los creyentes, y el Profeta se quedó solo con 700 hombres. Solamente cien de ellos tenía
armaduras, y entre ellos solo había dos caballos.
Su fervor, sin embargo, era tan grande que cuando a algunos jóvenes que eran considerados
demásiado jóvenes para participar en la batalla, se les pidió que se devolvieran, se fueron de mala
gana, y dos de ellos, Rafi ibn Khadiy y Samrah, lograron quedarse con el ejército a pesar de la orden.
El Profeta tomó su posición debajo de la colina. El ejército estaba formado en posición de combate y se
habían ubicado cincuenta arqueros bajo el mando de Abdullah ibn Yubair, en el paso entre las colinas
para al ejército de cualquier ataque por la parte trasera. Tenían ordenes estrictas de no abandonar sus
posiciones, cualquiera que fuese el resultado de la batalla.
El estandarte estaba en las manos de Mus’ab ibn Umayr. Zubayr estaba al mando de una sección y
Hamza al mando del resto. Por el lado de los Mequinenses, Talha mantuvo el estandarte y los
diferentes regimientos estaban a cargo de Khalid ibn Walid, ‘Ikrimah ibn Abu Yahl, Safwan ibn Umayya
y Abdullah ibn Umayya. Talha desafió a los Musulmanes a un combate individual.
El desafío fue aceptado por Ali ibn Abi Talib (as) y muy pronto el cadáver de Talha yacía sobre el suelo.
El estandarte fue tomado por su hermano Uzmán el cual fue acuchillado por Hamza. Se inició un
combate general. Ali, Hamza y Abu Dayyanah dieron testimonio heroico de su valor.
A un esclavo Abisinio, Washi, se le había dado la misión de matar a Hamza, mandado por Hind la
esposa de Abu Sufyan, el esclavo debía matar a Hamza, Ali o Muhammad para vengar la muerte de su
padre Utbah ibn Rabiah, su hermano al-Walid así como la muerte de Hanzalah hijo de Abu Sufyan en la
batalla de Badr. Se acercó a Hamza y tomándolo desprevenido le arrojó la lanza, la cual se enterró en
su abdomen y lo mató.
Por el lado de los Mequinenses, un porta estandarte tras otro encontró su final en las manos de Ali. Los
Mequinenses estaban perdiendo el control hasta que una de sus mujeres, Umrah la hija de Alqamah,
tomó el estandarte. Los Mequinenses, habiendo pagado un precio alto, se replegaron confundidos y los
Musulmanes empezaron a recoger el botín.
Creyendo que la batalla había terminado, la mayoría de los arqueros que estaban protegiendo el pasaje
en la colina abandonaron sus posiciones atraídos por el botín aún en contra de las ordenes de su líder
Abdullah ibn Yubair. Khalid ibn al-Walid huyó cuando vio tal oportunidad y, reuniendo un grupo y
matando a los pocos guardias que quedaban en el paso, lanzaron un ataque voraz por la parte trasera.
Los Musulmanes fueron tomados por sorpresa y no sabían que hacer.
En medio de toda esa confusión sus filas se desorganizaron, las fuerza Mequinenses que se retiraban
atacaron de nuevo y lanzaron una ofensiva por el frente. El portaestandarte de los Musulmanes, Musab
ibn Umayr, el cual se parecía mucho al Profeta fue asesinado y entonces surgió el rumor de que el
Profeta había muerto. Esto llevó a más confusión entre los Musulmanes, incluso muchas de sus
personalidades famosas se desmotivaron.
Umar arrojó su espada diciendo que no tenía sentido seguir luchando ya que le Profeta había muerto.
Huyó hacia la montaña, y en sus propias palabras, saltaba de roca en roca. Abu Bakr y Uzmán también
huyeron, este último regresando a Medina después de tres días.
Por otro lado, Muchos soldados valerosos, renunciando a toda discreción, penetraron el grueso de las
filas Mequinenses decididos a combatir hasta el fin. Esto continuó hasta que Ka’aba ibn Maalik vio al
Profeta y gritó lo más alto que pudo que el Profeta aún vivía. El espíritu de los Musulmanes revivió, pero
el Profeta en ese momento se convirtió en el objetivo principal de las fuerzas Mequinenses.
Abdullah ibn Qama avanzó hacia el Profeta y le dio un golpe con las espada sobre la cabeza con tanta
fuerza que se partieron las dos uniones de su casco penetraron el rostro de Profeta. Utbah ibn Abi
Waqqas le lanzó una piedra al Profeta, hiriendo su rostro y dislocando sus dos dientes superiores.
El Profeta había caído a un hoyo donde lo encontró Ali ibn Abi Talib y lo protegió de los continuos
ataques de los Mequinenses. Cuando el Profeta vio el espíritu de sacrificio de Ali, le preguntó ¿Por qué
el no había huido como los otros? Ali contestó: “¿Acaso debo convertirme en un Kafir después de haber
aceptado el Islam?”
Cuando la espada de Ali se partió, el Santo Profeta le dio su propia espada Zul Fiqar. Fue entonces
cuando se escuchó una voz desde el cielo diciendo, “No hay espada excepto Zul Fiqar y no hay héroe
como Ali”
Al mismo tiempo, Yibril le dijo al Santo Profeta que era la elevada lealtad y valentía que demostraba Ali
hacia el Santo Profeta. El Santo Profeta dijo: “¿Por qué no? Ali es de mi y yo soy de Ali.” Yibril dijo: “Y
yo soy de ambos”
Luego algunos Musulmanes, como Sa’d, Zubayr, Talha, Abu Dayanah y Ziyad, se reunieron alrededor
del Profeta. Los compañeros fieles, incluyendo la valiente Dama Ummu Ammarah, evitó que otros se
acercaran demásiado al Profeta. Con sus cuerpos lo escudaron protegiéndolo de las flechas que
lanzaban los enemigos.
Estando en esa gran dificultad, el Profeta le habló a Dios: ¡O Dios! ¡Perdona a mi pueblo, por que no
conocen! No había rencor, ni amargura, en su corazón contra sus mortales enemigos aun en esa
situación tan precaria. Una compasión desbordante por la gente y un deseo ardiente por guiarlos al
camino recto dirigía sus acciones y dichos.
Después, algunos Musulmanes llegaron donde estaba siendo Protegido el Profeta por su pequeño
grupo de compañeros, luego de feroces combates, lograron llevar al Profeta a una cueva segura en las
alturas de Uhud.
Mientras tanto, el rumor de que el Profeta había sido asesinado había llegado a Medina. La hija del
Profeta, Fatima az-Zahra, rodeada por un grupo de mujeres Musulmanas, se apresuró a Uhud. Para su
gran alivio, Fatima encontró a su padre con vida pero su frente y rostro estaban cubiertos de sangre. Ali
llevó agua en su escudo y Fatima lo limpió y vendó sus heridas.
Las fuerzas Mequinenses habían invertido los papeles pero estaban demásiado agotados para sacarle
ventaja a su situación atacando a Medina o sacando a los Musulmanes de las alturas de la montaña.
Saciaron su deseo de venganza cometiendo atroces brutalidades sobre los muertos y heridos.
El valiente Hamza estaba entre los muertos y Hind le cortó las orejas y la nariz y le sacó su corazón y el
hígado. Ella trató de másticar el hígado pero Dios lo volvió tan duro que no pudo hacerlo... Tuvo que
vomitarlo. La horrible escena fue tan repugnante que el Profeta condenó la practica de la mutilación.
En esta batalla fueron martirizados 70 Musulmanes y un número igual de ellos resultaron heridos. Ali
recibió 16 heridas de espada graves. Los Mequinenses perdieron a 30 (o 22) guerreros, 12 de ellos en
las manos de Ali.
Con la victoria casi entre sus manos, los Musulmanes habían sufrido un gran golpe. Fueron sacudidos
en cuerpo y alma. Pero el Profeta les predicó la fortaleza y paciencia. Para aquellos que habían dado
sus vidas en el Camino de Dios se reveló la siguiente buena nueva:
Y no penséis que quienes han caído por Dios hayan muerto. ¡Al contrario! Están vivos y
sustentados junto a su Señor. (Qurán 3:169)
Mientras se batían en retirada hacia Meca, Abu Sufyan había sobornado a un viajero que se dirigía a
Medina para que le informara al Santo Profeta que los Mequinenses de nuevo estaban reuniendo una
gran fuerza para atacar Medina. Al escuchar las noticias, Ali dijo: “Nos basta con Dios y Él es el Mejor
Protector”.
El Santo Profeta partió inmediatamente llevando consigo solamente esos 70 guerreros heridos en Uhud
para perseguir a las fuerzas Mequinenses. Permaneció durante tres días en un lugar llamado Hamarul-
Asad pero no encontró huellas de los Mequinenses, entonces se regresó. El Qurán menciona este
episodio en la siguiente aleya:
A quienes escucharon a Dios y al Enviado, luego de la herida recibida, a quienes, entre ellos,
hicieron el bien y temieron a Dios, se les reserva una magnifica recompensa.
A aquellos a quienes se les dijo: “La gente se ha agrupado contra vosotros, y tenedles miedo!”,
Esto les aumentó la fe y dijeron: ¡ Dios nos basta! ¡Es un protector excelente!”
Y regresaron por una gracia y favor de Dios, sin sufrir mal. Buscaron la satisfacción de Dios. Y
Dios es el Dueño del favor inmenso. (Qurán 3:172-174)
La derrota en Uhud, realmente, creó ciertas dificultades para los Musulmanes. Envalentonó a las tribus
nómadas por un lado para que hicieran incursiones en Medina y, por otra parte, animó a los Judíos de
Medina para fomentar más problemás. Sin embargo no era desastroso para los Musulmanes. Mientras
una derrota en Badr, cuando los Musulmanes eran todavía un puñado los habría exterminado y
significado la sentencia a muerte de la misión Profética, una derrota u otra derrota después que el Islam
se había fortalecido solamente era una prueba difícil para que pudieran emerger con más decisión y
curados de cualquier autocomplacencia y vanidad de la cual habrían podido ser presa.
Los Mequinenses estaban decididos a aniquilar a los Musulmanes, no pudieron alcanzar este objetivo.
Creían que eran los amos de toda la Arabia Occidental, pero no podían hacer nada más que contenerse
así mismo contra los Musulmanes. No es sorprendente, por lo tanto, el que hayan marchado de regreso
a Meca frustrados y desanimados.
Los Mequinenses comprendieron que por si solos no podían aplastar el movimiento Islámico. Ahora
comenzaban a instigar a las otras tribus para crear una causa común con ellos. La mayoría de las tribus
ya eran adversas al Islam. Practicaban la idolatría mientras que el Islam la prohibía y encomendaba la
adoración a Dios.
Destruir y saquear eran sus medios de subsistencia mientras que el Islam dictaminaba una sociedad
ordenada, prohibía la explotación, la opresión los actos delictivos. Exhortaba a sus seguidores a buscar
medios de subsistencia honestos. La influencia de los Quraish se extendía ampliamente y todas las
tribus se pusieron en contacto con ellos en la peregrinación anual.
Los Judíos también instigaban constantemente a las tribus en contra de los Musulmanes. La victoria de
los Musulmanes sobre los Quraish en Badr había intimidado a las tribus nómadas pero su derrota en
Uhud los envalentonó para sacar las uñas y se siguieron un número de refriegas.
La primera de estas incursiones fue La Sariyah Abu Salama. Talhah y Khalid instigaron a su tribu, los
Banu Asad para que atacaran Medina el primero de Muharram del año 4 de la Hégira. El Profeta
despachó una fuerza de ciento cincuenta hombres para que los interceptaran, al ver esta fuerza, los
invasores se dispersaron y no hubo enfrentamiento.
El mismo mes (año 4 de la Hégira), Sufyan ibn Khalid de los Banu Lahyan preparó un ataque contra
Medina. El Profeta envió a Abdullah Ibn Anis con una fuerza para que lo enfrentaran. Abdullah fue
asesinado. Las críticas hostiles dicen que el Profeta hizo matar a los jefes de algunas tribus para
intimidarlos.
Citan a los historiadores Árabes como al-Waquidi, Ibn Hisham e Ibn al-Azir narrando los nombres de
las personas asesinadas, pero por conveniencia omiten los detalles y circunstancias dadas por las
mismás autoridades con respecto a los ataques que llevaban a cabo o los preparativos que hacían para
atacar Medina. El Profeta no podía ignorar el peligro que rodeaba a los Musulmanes y no dejaría que
fueran exterminados.
Las tribus no únicamente atacaban Medina repetidamente sino que empleaban métodos traicioneros
para reducir las filas y los recursos Musulmanes. En Safar del año 4 de la Hégira, Abu Bara’ de Banu
Kalb llegó al Profeta para que le prestara los servicios de sus compañeros y le predicaran a su tribu y
los instruyeran en el camino del Islam. Setenta discípulos piadosos fueron enviados con él pero, con la
excepción de una persona, concretamente Abr ibn Umayya, todo el grupo fue ejecutado cuando
llegaron a Bi’r Ma’unah.
Similarmente, las tribus de Azal y Quarah enviaron una delegación al Profeta para informarle que
habían aceptado el Islam y que necesitaban unos instructores. El Profeta envió a diez discípulos con
ellos, al llegar a Rayi’, los enviados instigaron a Banu Lahyan para que mataran a siete de los discípulos
y capturaran al resto. Los prisioneros fueron vendidos en Meca y aquellos que los compraron los
ejecutaron.
Uno de los prisioneros era Zaid. Una multitud, incluyendo Abu Sufyan, se reunió a ver su ejecución. Abu
Sufyan le dijo que si no hubiese sido una fortuna que Muhammad estuviera ahí para ser ejecutado en
su lugar. El vinculo especial entre Zaid y el Profeta se puede calcular a partir de la respuesta que dio.
Zaid dijo: “Por Dios, mi vida no vale nada y la daría con tal de que ni una sola astilla punzara un pie del
Profeta”. Zaid fue azotado hasta la muerte.
Durante mucho tiempo, los Judíos fueron los amos de Medina. Las tribus de Aus con su usura a tasas
de interes exorbitantes fueron reemplazadas por los Khazray (Los Ansar) Gradualmente, estas tribus se
fortalecieron y se igualaron en poder y prestigio a los Judíos.
La guerra a muerte de los Bu’az, sin embargo, los debilitó, y los Judíos de nuevo obtuvieron poder. Los
Judíos eran un pueblo prospero, con el deterioro de la situación económica de las tribus de Aus y
Khazray, muchos de ellos se endeudaron con los Judíos. La posición de autoridad y eminencia, que le
daba a los Judíos su superioridad y fortaleza material recibió un gran golpe cuando comenzó a
expandirse el Islam en Medina.
Por lo tanto, vieron la expansión del Islam con gran desaprobación y temor. El oportunismo los hizo
entran en un pacto con los Musulmanes pero muy pronto empezaron a conspirar contra el Islam.
Deformaban las palabras y versículos del Qurán y se mofaban y burlaban de los Musulmanes. Sin
embargo, al Profeta se le pidió que soportara pacientemente:
...Y oiréis, ciertamente, muchas cosas malas de aquellos que han recibido la Escritura antes de
vosotros y de los asociadores; pero, si sois pacientes y teméis a Dios, eso si que es dar
muestras de resolución. (Qurán 3:186)
El Profeta hizo lo que más pudo para mantener lazos amistosos con los Judíos. El Qurán enfatiza en la
unidad fundamental entre las dos religiones y le pidió a los Judíos que llegaran a buenos términos con
los Musulmanes.
Ni la amabilidad y el buen trato de parte del Profeta sin embargo, pudo conciliar a los Judíos. Trataron
de revivir la riña entre las tribus de Aus y Khazray. Algunos Judíos aceptarían el Islam un día y
renunciarían a él el día siguiente para demostrar que no había nada importante en el Islam.
Otro grupo de la gente de la Escritura dice: “ Creed al comenzar el día en lo que se ha revelado a
los que creen y dejad de creer al terminar el día! Quizás, así, se conviertan. (Qurán 3:72)
Conspiraron junto con los munafiqun y enviaron emisarios a los enemigos del Islam. El temor y la
envidia del poder creciente de los Musulmanes después de la victoria en Badr les dolía en el alma, y
duplicaron sus esfuerzos para exterminar a la nueva religión. Los Quraish los incitaban a hacerlo,
enviándoles una epístola:
“Ustedes poseen armás y fortalezas. Deben combatir a nuestro enemigo (Muhammad); o de otra forma,
los atacaremos a ustedes y nada evitará que tomemos sus armás y a sus mujeres.”
Ka’ab ibn Ashraf, un líder Judío de Banu Nazir, era un poeta de fama considerable. Como muchos
otros, era muy hostil al Islam, con sus feroces poemás, comenzó a incitar al pueblo a levantarse en
contra de los Musulmanes. Después de la batalla de Badr, compuso un número de elogias de duelo
para los jefes Mequinenses que habían muerto en la batalla. Solía recitarlas en cada congregación.
Contactó a Abu Sufyan con el objetivo de hacer un esfuerzo combinado para expulsar a los
Musulmanes. Públicamente recitó varios poemás despectivos acerca del Profeta. Ya que la poesía tenía
un lugar elevado en la vida de los árabes y podía influenciar y mover sentimientos, Ka’ab ibn Ashraf se
había convertido no solo en un fastidio sino en una seria amenaza.
De la autoridad de al-Yaquib y Hafiz ibn Hayar tenemos Ka’ab conspiró para matar al Profeta. Cuando
el Profeta supo de esta conspiración, consultó con sus compañeros y se decidió que Ka’ab debía ser
silenciado por siempre. Muhammad ibn máslamah llevó a cabo la misión y, al tener una oportunidad,
envió a Ka’ab ibn Ashraf al infierno.
Los Banu Quinana, la tribu Judía más poderosa, fueron los primeros en retirarse de la alianza con los
Musulmanes. Says Ibn Saad, “Los Judíos conspiraron durante la Batalla de Badr y tenían envidia de los
Musulmanes, retractandose de su pacto con ellos”.
El Profeta se enfadó con ellos pero ellos contestaron en tono desafiante que ellos no eran débiles como
los Quraish (a quienes habían vencido en Badr) y que le mostrarian lo que era una batalla de verdad.
Dentro de la seguridad de su fortaleza, comenzaron a prepararse para la guerra. Los Musulmanes
sitiaron la fortaleza durante 15 días y los Judíos tuvieron que exigir la paz, prometiendo que aceptarian
la decisión del Profeta. El Profeta los desterró, permitiendoles llevarse todas sus pertenencias movibles
hacia Siria.
Algunos críticos Europeos solamente observan la causa inmediata, que es, el comportamiento
indecente hacia la Mujer Musulmana y, atribuyéndolo a una broma de niños, tratan de minimizar ese
suceso. Desde su punto de vista, el castigo fue demásiado rudo, pero se equivocan al no notar los
constantes esfuerzos de los Judíos por debilitar el movimiento Islámico. Este no sucedió una vez sino
varias veces lo que llevó a varios enfrentamientos.
El destierro de los Banu Quinana enfureció a su tribu hermana, los Banu Nadir. Animados por los
Mequinenses y por Abdullah ibn Ubay, conspiraron para matar al Profeta. Una vez el Santo Profeta,
junto con algunos compañeros, se encontraban ahí para buscar ayuda en el acuerdo del pago de un
precio de sangre de dos personas de la tribu de Amir. Los Judíos le pidieron al Profeta que ingresara a
la fortaleza, pero el Santo Profeta no le gustó la idea, sino que se sentó afuera de la muralla de la
fortaleza. Enviaron un hombre para que escalara la pared de la fortaleza y asesinara al Santo Profeta
arrojándole una gran roca sobre su cabeza.
Por medio de la revelación Divina, el Santo Profeta se enteró de este esquema de traición muy
rápidamente e inmediatamente abandonó el lugar.
Luego le envió un ultimátum a Banu Nadir con Muhammad ibn máslamah, ya que habían roto su
tratado, deberían abandonar Medina en un plazo de diez días. Querían migrar, cuando Abdullah ibn
Ubay los animó a no abandonar Medina, prometiéndoles ayudarlos con 2000 guerreros. Los Judíos se
rehusaron a abandonar Medina. Las siguientes aleyas se refieren a esta promesa de ayuda:
¿No has visto a los hipócritas, dicen a sus hermanos infieles de los de la gente de la Escritura:
“Si os expulsan, nos iremos, ciertamente con vosotros, y nunca obedeceremos a nadie que nos
mande algo contra vosotros. Y si nos atacan, ciertamente, os auxiliaremos”?
Dios es testigo de que mienten.
Si son expulsados, no se irán con ellos. Si son atacados, no les auxiliaran. Y aún suponiendo
que les auxiliaran, seguro que volvían la espalda. Luego, no serán auxiliados. (Qurán 59:11-12)
Su fortaleza fue sitiada, y Abdullah ibn Ubay no hizo nada para ayudarles. Depuse de 15 días,
acordaron abandonar Medina. Se les permitió llevarse todos sus bienes movibles excepto las armás de
guerra.
No les gustó la idea de dejar sus casas para ser ocupadas por Musulmanes, entonces las demolieron.
El Qurán se refiere a los diferentes aspectos de la expulsión en la Sura 59. Por ejemplo, su migración y
la destrucción de sus casas por ellos mismos está referido en esta aleya:
El es quien expulsó de sus viviendas a los de la gente de la Escritura que no creían, cuando la
primera reunión. No creíais que iban a salir y ellos creían que sus fortalezas iban a protegerles
contra Dios. Pero Dios les sorprendió por donde menos lo esperaban. Sembró el terror en sus
corazones y demolieron sus casas con sus propias manos y con la ayuda de los creyentes. Los
que tengáis ojos ¡escarmentad! (Qurán, 59:2)
Pasaron por el mercado de Medina cantando y tocando tambores para mostrar que no sentían ninguna
tristeza por su destierro y que pronto vengarían esta derrota. Algunos de ellos se dirigieron hacia Siria
mientras que otros se establecieron con los Judíos de Khaybar.
Desde ese momento no hubo guerra, según la orden de Dios (ver la Sura 59, versículos 6 al 10), toda la
riqueza que dejaron los Judíos se convirtió en propiedad privada del Santo Profeta quien, habiendo
consultado con los Ansar, distribuyó todos los bienes movibles entre los Muhayirun pobres y tres
compañeros pobres de los Ansar: Sahl ibn Hanif, Abu Dayyanah y Zaid. El Profeta le dio la propiedad
inmovible a Ali ibn Abi Talib (as), quien la hizo waqf (donación) para los descendientes de Fatimah (as).
El capítulo 59 del Qurán (El destierro) describe varios aspectos de la expulsión de los Banu Nadir.
Al establecerse en Khaybar, los Banu Nadir decidieron vengarse de los Musulmanes. Contactaron a los
Mequinenses, y 20 lideres de los Judíos junto con 50 de los Quraish hicieron un pacto en la Kaaba que
consistía en que mientras ellos vivieran, combatirían a Muhammad.
Luego, los Judíos y los Quraish contactaron a los aliados y enviaron emisarios a un número de tribus.
Banu Gaffan, Banu Asad, Banu Aslam, Banu Ashya, Banu Kinanah y Banu Fizarah respondieron
inmediatamente y la coalición aportó diez mil soldados que marcharon hacia Medina bajo el mando de
Abu Sufyan.
Cuando llegaron a Medina las noticias de estos preparativos, el Santo Profeta consultó con sus
compañeros. Salman al-Farsi aconsejó que se cavara un foso sobre el lado desprotegido de Medina.
Los Musulmanes estaban divididos en grupos de 10, y a cada grupo le correspondía cavar 10 yardas. El
Santo Profeta participó en esta tarea. El Foso se cavó rápido: justo 3 días antes de que las huestes
enemigas llegaran a Medina. Los Musulmanes solamente pudieron reunir 3 mil hombres para enfrentar
a este inmenso ejército.
Huyay ibn Akhtab, líder de Banu Nadir, se reunió secretamente con Ka’ab ibn Asad, líder de Banu
Quraizah, una tribu Judía que aún estaba en Medina. Por su incitación, Banu Quraiza rompió el trato
que habían firmado con los Musulmanes.
Esta traición y el peligro desde el interior de Medina, cuando los Musulmanes estuvieran rodeados por
los ejércitos mixtos de paganos y Judíos de toda la Arabia en las afueras, tenía un efecto revelador
sobre los Musulmanes. Como una escasa medida preventiva, Salmiya ibn Aslam fue designado
solamente con 200 hombres para proteger la ciudad de cualquier ataque de parte de Banu Quraizah.
El enemigo se sorprendió al ver el Foso porque era algo nuevo para los Árabes. Acamparon en las
afueras durante 27 o 24 días. Su número aumentaba día tras día, y muchos Musulmanes estaban muy
asustados, como lo describe el Qurán, la Surah Ahzab muestra varios aspectos de cómo estaban
sitiados. Por ejemplo, veamos los siguientes versículos:
Cuando os acosaban por todas partes, cuando el terror os desvió la mirada, se os hizo un nudo
en la garganta y conjeturasteis sobre Dios.
En esa ocasión, los creyentes fueron puestos a prueba y sufrieron una violenta
conmoción.(Qurán 33:10-11)
En ese momento, muchos hipócritas, e inclusive algunos Musulmanes pidieron permiso para abandonar
las filas de los Musulmanes y regresar a sus hogares:
Y cuando un grupo de ellos dijo. ¡Gente de Yatrib! ¡No os quedéis aquí! ¡Regresad!. Parte de
ellos pidió autorización al Profeta, diciendo: ¡Nuestras casas están indefensas!. En realidad, no
es que sus casas estuvieran indefensas, lo que querían era huir.(Qurán 33:13)
La gran mayoría del ejército, sin embargo, categóricamente soportó lo difícil de la inclemencia del
tiempo y la rapidez con que escasearon las provisiones. El ejército de la coalición arrojó flechas y
piedras a los Musulmanes. Finalmente, unos cuantos de los guerreros Quraishitas más valientes, ‘Amr
ibn Abwadd, Nawfil bin Abdullah ibn Mughirah, Dhirar ibn Khattab, Hubairah ibn Abu Wahab, ‘Ikrimah
ibn Abu yahl y Mirdas al-Fahri, tuvieron éxito al cruzar el foso.
‘Amr llamó a la batalla; nadie respondió; era considerado como el equivalente a mil guerreros. La
historia cuenta que los Musulmanes aunque eran como pájaros sentados sobres sus cabezas; ellos
temían levantar sus cabezas.
El Profeta exhortó a los Musulmanes tres veces a que combatieran contra Amr. Estas tres veces
solamente Ali se puso de pie, la tercera vez, el Profeta le permitió a Ali ir a enfrentarlo. Cuando Ali iba
hacia el campo de batalla, el Santo Profeta dijo:
Ali invitó a ‘Amr a aceptar el Islam, o regresar a Meca o descender de su caballo ya que Ali no tenía
caballo. ‘Amr se bajó del caballo y se desató una feroz batalla. Por un momento, tanto polvo cubrió el
rostro de ambos guerreros que nadie sabía que estaba sucediendo. ‘Amr logró impactar un golpe grave
sobre la cabeza de Ali, sin embargo después de un rato, Ali lo mató. Con respecto a esta batalla, el
Santo Profeta dijo:
“Ciertamente, un ataque de Ali en la Batalla de Khandaq es mejor que la adoración de todos los
seres humanos y todos los yines, hasta el Día de la resurrección”.
“El asesinato de ‘Amr desmoralizó a los paganos, y todos sus compañeros huyeron excepto Nawfil, el
cual también fue asesinado por Ali. Los Musulmanes tuvieron que atar una piedra a su estomago para
aminorar los retorcijones causados por el hambre. Abu Sa’eed al-Khudri dijo: “Nuestros corazones
habían alcanzado nuestras gargantas por el temor y la desesperación.”
Por otra parte, el ejército sitiador se estaba poniendo nervioso, ya no aguantaban más la lluvia y el frío,
sus caballos morían y se acababan las provisiones. El Santo Profeta fue al lugar donde ahora queda la
Mezquita de la Victoria (másyidul Fath) y le oró a Dios. Cayó una feroz tormenta que destruyó las
tiendas de los enemigos; sus ollas y pertenencias volaron por todos lados, se desencadenó un terror
insoportable dentro de sus filas.
Los Mequinenses y las tribus paganas huyeron, el primero en huir fue Abu Sufyan el cual estaba tan
decepcionado que trató de cabalgar su camello sin primero atar sus riendas. Este episodio está en el
Qurán en la siguiente aleya:
¡Creyentes! Recordad la gracia que Dios os dispensó cuando vinieron las legiones contra
vosotros y Nosotros enviamos contra ellos un viento y legiones invisibles a vuestros ojos. Dios
ve bien lo que hacéis.(Qurán 33:9)
Dios despidió a los infieles llenos de ira, sin que consiguieran triunfar. Dios evito el combate a
los creyentes. Dios es fuerte, poderoso.(Qurán 3:25)
Y Dios ayuda’o a los creyentes por medio de Ali ibn Abi Talib en su combate
Como consecuencia directa de esta derrota, las fuerzas combinadas de los infieles, en la batalla de
Ahzab, decayó la influencia de los Quraish, y esas tribus que hasta entonces dudaban en aceptar el
Islam por temor a los Quraish comenzaron a enviar delegaciones donde el Profeta.
Similarmente, llegó una delegación de cien personas de parte de Ashya y estos abrazaron el Islam. Las
tribus de Yuhainah vivian cerca de ellos y fueron influenciados por su conversión. Mil de sus hombres
llegaron a Medina y entraron a la fraternidad.
Según los términos del tratado que habían contraído los Quraizah con los Musulmanes, estaban
obligados a ayudar a los Musulmanes en contra de la agresión externa. Pero, para no hablar de ayuda
a los Musulmanes o de permanecer neutros, se habían hecho de lado de los Mequinenses y se unieron
al enemigo sitiador. Al vivir tan cerca de Medina, se habían convertido en una seria amenaza.
Tan pronto como se levantó el sitio de su propio pueblo, los Musulmanes rodearon la fortaleza de Banu
Quraizah. Por algun tiempo resistieron pero al final abrieron las puertas de su fortaleza con la condición
de que su destino sería decidido por Saad ibn Maadd, jefe de la tribu Aus.
Basando su juicio en el Antiguo Testamento, Saad dictaminó que los hombres combatientes deberían
ser asesinados y sus mujeres e hijos hechos cautivos. Este mandato fue llevado a cabo. Con relación a
esto se reveló la siguiente aleya:
Hizo salir de sus fortalezas a los de la Gente de la Escritura que habían apoyado a aquellos.
Sembró el terror en sus corazones. A unos matasteis, a otros les hicisteis cautivos.
Os ha dado en herencia su tierra, sus casas, sus bienes y un territorio que nunca habíais pisado.
Dios es omnipotente.(Qurán 33:26-27)
Muchos críticos describieron este castigo como fuerte. Pero que otro castigo se les podría haber
impuesto; Ellos violaron el pacto, y en lugar de ayudar a los Musulmanes, se unieron al enemigo y
habrían sitiado a los Musulmanes. No había prisiones donde detener a los prisioneros ni campos de
concentración donde colocarlos a trabajo forzoso.
Capítulo 15: El Tratado de Hudaybia y el Pacto
de Ridwan
En Zul Qadah, en año sexto de la Hégira el Profeta decidió realizar la Umrah (Peregrinación Menor) en
la Kaaba la cual hasta entonces había sido negada a los Musulmanes debido a la hostilidad de los
Mequinenses. Mil cuatrocientos Muhayirun y Ansar mostraron su deseo de ir con él. Para que no
hubiera ninguna duda en ningún grupo acerca de sus intenciones, le ordenó a los Musulmanes que no
llevaran armás más que sus espadas, y el mismo se colocó los mantos de ihram y llevó camellos para
el sacrificio.
Los Musulmanes acamparon en Hudaybia, 10 millas de Meca. Enviaron un emisario donde los
Mequinenses para obtener el permiso para visitar la Kaaba pero fue rechazado. A su vez, los
Mequinenses reunieron una fuerza para evitar que los Musulmanes entraran a Meca. Los Quraish
enviaron a Budayl, de la tribu de Khuzah para que le dijera al Profeta que no le era permitido visitar la
Kaaba. El Profeta dijo que había llegado hasta allá no para pelear sino para realizar la peregrinación.
Los Quraish designaron a Urwah ibn Mahsud al-Zaqafi para que tuviera una conversación con el
Profeta, pero nada resultó de ese encuentro. El Profeta envió a Karash ibn Umayya donde Quraish,
pero el mensajero fue maltratado y con dificultad pudo escapar con vida. La vanguardia de los Quraish
atacó a los Musulmanes, pero fue capturada. El Profeta demostró gran clemencia y les dio la libertad a
los prisioneros.
Finalmente, Uzmán (quien pertenecía al mismo clan de Abu Sufyan) fue enviado para persuadir a los
Quraish de que le permitiera a los Musulmanes visitar la Kaaba. Llegaron las noticias de que Uzmán
había sido asesinado por los Quraish. Los Musulmanes tomaron un juramento en las manos del Profeta,
conocido como Bayatur Ridwan estar a su lado hasta el final. Con respecto a este juramento, el Qurán
dice:
Dios ha estado satisfecho de los creyentes cuando estos te han jurado fidelidad al piel del árbol.
El sabía lo que sus corazones encerraban e hizo descender sobre ellos la Sakina,
prometiéndoles, como recompensa, un éxito cercano. (Qurán 48:18)
Sin embargo, después se supo que las noticias del asesinato de Uzmán era falsas. Luego de mucha
dificultad, se firmó un tratado con Suhayl ibn Amr, el enviado de Quraish, sobre los siguientes términos
reproducidos en casi todas las Crónicas Árabes:
Los Musulmanes debían regresar a Medina ese año sin realizar la peregrinación.
Podían regresar el año siguiente pero su estadía no podía exceder tres días
Los Musulmanes no podían llevar armás con ellos excepto espadas envainadas
No habría guerra entre los Quraish y los Musulmanes durante diez años.
Cualquier idolatra o Musulmán Mequinense que migrara a Medina sin el permiso de su clan
seria enviado a Meca, pero un Musulman de Medina que regresara a Meca sin el permiso no se le
permitiría regresar.
Cualquier tribu en Arabia seria libre de unirse a cualquiera de los grupos en el pacto, y los
aliados también quedarían unidos por este tratado.
Aunque aparentemente estos términos eran desventajosos para los Musulmanes, el Profeta los aceptó.
Tan pronto como se habían acordado los términos se suscito una situación critica. Abu Yundal, hijo de
Said Suhail, había sido encarcelado por su padre por aceptar el Islam y estaba siendo muy maltratado.
Logró escapar y con sus cadenas puestas, llegó a Hudaybia justo antes de que el pacto fuera firmado.
Suhail, el emisario de los Mequinenses, exigió su regreso según los términos del Pacto. Los
Musulmanes dijeron que el tratado aun no había sido firmado y Suhail dijo que si no le era devuelto su
hijo, no habría tratado en lo absoluto. Abu Yundal le suplicóa los Musulmanes en el nombre de la
misericordia que no lo devolvieran a la tiranía de los Mequinenses y les mostró las heridas que le
habían ocasionado.
Los Musulmanes se vieron obligados a defender su causa y Umar hizo un llamado vehemente, pero el
Profeta los silenció declarando que no podía romper el pacto y consoló a Abu Yundal diciéndole que
Dios crearía algún medio para que obtuviera su libertad.
Algunos Musulmanes estaban muy insatisfechos por este trato. Umar ibn Jattab le habló de una manera
muy ruda al Profeta. Llegó a decir: Nunca dude de la verdad del Islam desde que lo acepté, excepto
el día del Pacto de Hudaybia.
El Profeta sacrificó sus animales en Hudaybia y después de razurar su cabeza, se quito las ropas del
estado de Irma. Muchos Musulmanes estaban reacios a hacerlo, pero finalmente siguieron el ejemplo.
después de tres días en Hudaybia, los Musulmanes regresaron a Medina. En el camino de regreso, se
reveló la Surah 48 La Victoria. Describió el tratado como una victoria evidente para los Musulmanes.
Sucesos posteriores confirmaron que realmente era una gran victoria para ellos.
Hasta entonces, los idolatras y los Musulmanes no se habían mezclado unos con otros. Por virtud de
este tratado, comenzaron a hacerlo libremente.
Debido a sus relaciones familiares y las conexiones comerciales, los Mequinenses comenzaron a visitar
Medina, y muchos de ellos se quedaban durante meses. De esta forma, se relacionaban e informaban
con las enseñanzas del Islam y se admiraban profundamente por la conducta tan correcta y la
integridad moral de los Musulmanes.
Los Musulmanes de Medina que visitaban Meca dejaron detrás de si impresiones similares. El resultado
fue que los Mequinenses mismos eran atraídos hacia el Islam y muchos de ellos abrazaron una nueva
religión. Se registra que durante los dos años siguientes al tratado, aceptaron el Islam mucho más que
durante los 19 anos desde el inicio de la misión.
Una prueba clara se halla en el hecho de que solamente 1400 Musulmanes habían acompañado al
Profeta a la peregrinación menor cuando se hizo el Pacto de Hudaybia, dos años después, es decir,
cuando Meca cayó en manos de los Musulmanes, lo acompañaban 10000 Musulmanes.
La tranquilidad que daba el pacto de Hudaybia dio una oportunidad al Profeta para propagar el Islam
por toda la Arabia y capacitar al Islam para emprender su deseo de abarcar toda la humanidad. Envió
embajadores con sus cartas para Heraclito, el Emperador Bizantino, a Khosro Parviz II, el Rey de
Persia, a los Reyes de Egipto y Abisinia, los Jefes de Yemen y Siria. Estas cartas se han preservado y
han sido reproducidas por los cronistas Árabes.
La carta para Heráclito, la cual fue llevada por Dahiyah al-Kalbi, dice:
De Muhammad, el Siervo y Mensajero de Dios, para Heraclito, el emperador de Roma. La paz sea
sobre aquel que siga la guia. Después de esto, te invito a aceptar el Islam. Acepta el Islam y
prosperarás y Dios te dará doble recompensa. Pero si te rehúsas, el pecado de tu pueblo caerá
sobre tus hombres. !Oh Gente del Libro! Lleguen a un termino común entre ustedes y nosotros:
Que no adoremos nada excepto Dios, y que no asociaremos nada a Él, ni tomaremos otros
Señores aparte de Dios. Pero si se retractan, entonces digan: Testimonio de que somos
Musulmanes.
Heráclito quería saber más acerca de la religión, entonces llamó a algunos Árabes mercaderes que
habían llegado a Gaza con una caravana. Abu Sufyan, uno de los enemigos más recalcitrantes del
Profeta, estaba en ese grupo y se convirtió en su vocero. La conversación que tuvo lugar entre Heráclito
y Abu Sufyan se conserva en los libros de tradiciones:
Heráclito: ¿Son débiles o influyentes los que han aceptado esta religión?
Abu Sufyan: Nunca, pero nos gustaría ver si mantiene un nuevo pacto que negociamos con él
recientemente.
Abu Sufyan: Le dice a su gente que adoren un solo Dios, y que no le asocien nada, les encomienda la
oración, a ser veraces, castos y dar la caridad.
“Tu dices que este hombre pertenece a una familia noble. Los Profetas siempre descendieron de
familias nobles. Dices que nadie en su familia antes se proclamó Profeta. Si hubiera sido así,
entonces habría pensado que estaba influenciado por las tradiciones familiares. Dices que
ninguno de sus predecesores fue rey. Si hubiera sido así, yo habría pensado que aspiraba a
tener un reino.”
“Admites que nunca ha dicho mentiras. Una persona que no dice mentiras a un hombre no puede
decirle mentiras a Dios. Tú dices que los pobres son sus seguidores. Los primeros seguidores
de los Profetas siempre han sido los pobres. Dices que su religión se está expandiendo. Esta es
una característica de una verdadera religión.”
“Dices que no engaña, los Profetas no engañan a nadie. Dices que les ordena orar y mantener la
pureza y la castidad. Si todo esto es verdad, su reino llegará hasta mis dominios. Yo sabía que
vendría un Profeta, pero no sabía que vendría de Arabia. Si pudiera ir hasta allá, le haría un
homenaje.”
Abu Sufyan solía decir que tuvo que decirle la verdad al Emperador porque temía que alguno de su
caravana lo contradijera si él daba un falso testimonio.
El emisario que fue enviado a Cosroe Parviz tuvo una recepción diferente. Cosroe Parvis estaba furioso
por la idea de que una persona común se dirigiera al Gran Rey que él era en términos de igualdad.
Rompió la carta en pedazos. Kira le ordenó a su gobernador del Yemen que arrestara a la persona que
se proclamaba profeta y que lo enviara a su corte.
Cuando los mensajeros del gobernador llegaron a Medina y le pidieron al Profeta que cumpliera con las
ordenes de Kisra o esperara la destrucción de su país, el Profeta contestó, “Regresa y dile que el
Imperio Islámico llegará hasta el reino de Kisra.” No pasaron muchos años cuando esta Profecía se
hizo realidad.
El mensajero enviado a Jariz, el Jefe de la tribu de Gasan, que gobernaba en Siria, fue sentenciado a
muerte. Casualmente esto se volvió causa de un conflicto con los Cristianos que llevoó a la Batalla de
Mutah en la expedición de Tabuk.
El Profeta envió una epístola a al-Mundhir, el entonces Gobernador Iraní de Bahrein. Decía lo siguiente:
Otra epístola enviada a Mukakis, el entonces Virrey Romano para Egipto, decía:
La Batalla de Khaibar
El destierro de las tribus Judías de Banu Nadir y Banu Kinanah de Medina habían acentuado la
animosidad de los Judíos hacia los Musulmanes. Estas tribus se habían establecido en Khaibar a una
distancia de casi ochenta millas de Medina. “Khaibar” significa: “Lugar Fortificado”. Era un bastión Judío
formado por siete fortalezas: Naaim, Qamus (en una colina del mismo nombre), Ktiba, Shiqu, Natat,
Watih y Sulalim, de las cuales Qamus era la más fortificada.
Estas tribus estaban incitando a otras tribus a que se les unieran en un ataque decisivo sobre los
Musulmanes. La Batalla de Ahzab fue el primer intento en el cual los Judíos habían participado para
sitiar a los Musulmanes. Las derrotas que habían sufrido no los había disuadido, su Jefe, Usir ibn
Razam reunió a todas las tribus Judías y solicitó la ayuda de Gahftan para una confrontación final. Para
demostrar su fortaleza, Ghaftan envió un grupo, que capturó veinte camellos del Profeta después de
asesinar a su pastor y capturar a su esposa.
Las noticias de la preparación de los Judíos llegaron a Medina, al final, el Profeta decidió aplastarlos
antes de que destruyeran a los Musulmanes. Fue “La Gran Victoria” predicha en la Sura “La Victoria”
revelado justo antes del Pacto de Hudaybia:
Dios ha estado satisfecho de los creyentes cuando éstos te han jurado fidelidad al pie del árbol.
El sabía lo que sus corazones encerraban e hizo descender sobre ellos la sakina,
prometiéndoles, como recompensa, un éxito cercano..(Qurán 48:18)
A mediados de Muharram, en el año 7 de la Hégira, el Santo Profeta marchó hacia Khaibar con 1400
personas, en casi 7 días, fueron arrasadas seis de las fortalezas Judías. Entonces Qamus fue sitiada.
Abul Fida dice lo siguiente en su libro de historia (Tarikhul mukhtasar fi Akhbaril basha):
“Habiendo escuchado esto, tanto los inmigrantes y los Colaboradores aspiraron tener la bandera.
Cuando amaneció, después de hacer la oración de la mañana, el Profeta salió y se paró entre sus
compañeros. Luego pidió el estandarte. En ese momento todos los compañeros tenian la gran
esperanza y el deseo de tener esa bandera, mientras el Profeta mandaba a llamar a Ali, el cual sufría
de conjuntivitis. El Profeta tomó su propia saliva con su dedo y la aplicó en los ojos de Ali. De una vez
sus ojos se sanaron y el Profeta le pasó el estandarte.”
“Luego Ali comenzó con la bandera en su mano y, llegando al Fuerte Qamus, plantó el estandarte en
una roca. Un Rabino que observaba desde el fuerte le preguntó, “O Portador del Estandarte ¿ Quién
eres tu? Ali contestó, “Yo soy Ali hijo de Abu Talib”. El Rabino se dirigió hacia su gente, “Por la Torah,
ustedes serán derrotados, Este hombre no regresará sin ganar esta batalla.”
“Quizás ese Judío estaba bien informado del valor de Ali y había visto sus virtudes en la Torah”.
“Hariz, el hermano de Marhab, incursionó desde el fuerte con una gran lanza cuya punta era muy
pesada. En ese ataque inmediato de su parte, mató un gran numero de veteranos Musulmanes. Luego
Ali se dirigió hacia él y lo mandó al infierno de un solo golpe. Cuando Marhab se dio cuenta de esto, se
apresuró a salir del fuerte acompañado de algunos guerreros valientes del contingente de Khaibar para
vengar la muerte de su hermano.”
“Se dice que Marhab era el más fuerte, él más alto, y el más violento entre los guerreros de Khaibar a
quien nadie podía igualarlo en su poder. Ese día, estaba doblemente armado, usando doble armadura
con dos espadas pendiendo a sus lados. También usaba dos turbantes con un casco encima. Se
adelantó en el campo de batalla cantando acerca de su valor. Ninguno entre los Musulmanes se atrevió
a enfrentarlo en el campo de batalla. Ali, por lo tanto, salió como una flecha, recitando sobre su propio
valor en respuesta al canto de Marhab.”
“Tomando la iniciativa, Marhab atacó a Ali con su espada. Pero Ali evitó el golpe y le propinó un golpe
tan fuerte a la cabeza de Marhab que le atravesó el casco, el doble turbante, la cabeza, hasta que llegó
al cuello del hombre. Marhab fue enviado al infierno partido en dos pedazos. Luego los Musulmanes
bajo el comando de Ali comenzaron a combatir a las fuerzas Judías donde cada uno se consideraba el
más valiente. Después de que estos habían sido asesinados, lo que quedaba de las tropas Judías huyó
hacia el fuerte buscando protección.”
Según el Sirat de Ibn Hisham, y según Al-Tarikh al-Kamil y el Tarikh de Abu Fida, se cita de Abu Rafi
que:
“Cuando el Profeta le dio la bandera a Ali y le ordenó que luchara contra las fuerzas de Khaibar,
nosotros también lo acompañamos. Cuando Ali estaba cerca del fuerte, luchando, un Judío le dio un
golpe tan fuerte en su mano que Ali soltó el escudo que tenia con esa mano. Ali haló una parte de la
puerta de Khaibar, la usó como un escudo y luchó hasta que Ala le dio la victoria evidente. Una vez
terminó la lucha, Ali la arrojó. Era tan pesada que entre ocho hombres difícilmente pudieron voltearla de
un lado a otro.”
Se llegó a un acuerdo con los Judíos de Khaibar. Sus tierras y propiedades movibles quedarían en sus
manos. Se les permitió practicar su religión con libertad, a cambio de su protección, se les exigiría pagar
a los Musulmanes la mitad del producto de sus tierras. El Profeta mantuvo el derecho de despojarlos de
sus tierras cuando así lo decidiera.
La Batalla de Khaibar es importante ya que puso un fin a la resistencia Judía y, por primera vez, un
pueblo no musulman fue hecho “Personas Protegidas” de la Comunidad Musulmana. El mismo día,
Yafar ibn Abi Talib regresó de Etiopía. El Santo Profeta dijo:
“No sé por cual bendición agradecer más a Dios: Por la victoria de Khaibar o por el regreso de
Yafar!”
Fadak
Después el Santo Profeta envió una expedición con Ali ibn Abi Talib a la tribu Judía que vivía en Fadak.
Sin que se diera ninguna batalla, acordaron con los mismos términos que los de la gente de Khaiba. El
ingreso de Khaibar era para los Musulmanes en general, mientras que el ingreso de Fadak era
exclusivamente para el Profeta porque había sido tomado sin el uso de la fuerza.
Yalaluddin al-Suyuti menciona en Ad-Durr al-Manzur de Bazaar, Abu Yaala e Ibn Abi Hatim quien
había tomado la tradición de Abu Saeed al-Khudri que cuando se reveló el versículo: Wa tai dal Qurba
Haqqahu (Qurán, 17:26), (“Y dale a tus familiares lo que les corresponde”) el Profeta le dio la
propiedad de Fadak como un presente a Fátima, ibn Abbas narró que:
Cuando se reveló el versículo “Y dale a tus Familiares lo que les corresponde”, el Profeta le dio a
Fátima la propiedad de Fadak.
Según los términos del Pacto con los Mequinenses, los Musulmanes podían visitar Meca al año
siguiente. Hacia le final del año séptimo de la Hégira (Marzo 629) el Profeta acompañado por casi dos
mil Musulmanes, procedió hacia Meca para realizar la Peregrinación Menor (Umrah) Los Quraish
dejaron sus casas y observaron a los Musulmanes desde sus tiendas ubicadas en las alturas de las
montanas de los alrededores. Después de tres días de viaje, los Musulmanes se retiraron estrictamente
según los términos del Pacto.
Ya se ha mencionado que el emisario enviado al Príncipe Gasanida de Busra había sido asesinado en
el camino a manos de Shurahbil, un feudatario del Emperador Bizantino. Para obtener reparaciones, a
su regreso a Medina, el Profeta, después de la peregrinación, envió una fuerza de 3000 hombres con
una orden para ir al lugar donde había sido asesinado el emisario Hariz ibn Ymayar al-Azdi.
El Santo Profeta le dio el mando del ejército a Zaid ibn Hariza, diciendo, “Si Zaid es asesinado,
entonces Yafar será el Comandante, y si él, también es asesinado, entonces Abdullah ibn Rawahah
será el comandante del ejército, y si él también es asesinado, entonces Los Musulmanes deberán elegir
a alguien como su comandante”.
Escuchando esto, un Judío dijo: “Si él es un veradero Profeta, ninguno de esos tres sobrevivirá”. Antes
de despachar esta expedición, los instruyó de la siguiente manera:
Muchos siervos de Dios estarán ocupados adorándolo en sus lugares de adoración (Iglesias)
No los toquen.
Estas instrucciones impartidas en una era en la cual difícilmente había escrúpulos durante los
sangrientos enfrentamientos indican la profundidad de la compasión del Profeta y los esfuerzos que
hacía para dejar un efecto en todas las formas de vida.
El ejército Musulman marcho hacia Mut’a en Siria bajo el mando de Zaid ibn Hariza. Para enfrentarlo,
los Sirios habían levantado un gran ejército, aunque excedía en numero al ejército Musulmán, las
fuerzas Islámicas dieron muestra de su valor, pero la disparidad en número era muy grande.
Cuando su comandante, Zaid, fue asesinado, el mando fue tomado por Yafar ibn Abi Talib, un primo del
Santo Profeta. También fue asesinado, y Abdullah ibn Rawahah tomó el mando, como lo profetizó
Muhammad, cuando este también fue martirizado, el mando pasó a Khalid ibn al-Salid quien fue capaz
de realizar una retirada exitosa.
El Santo Profeta, estaba muy triste por la muerte de Zaid y Yafar. Acerca de Yafar, cuyas manos fueron
mutiladas antes de caer, el Santo Profeta dijo que Ala le había dado dos alas de esmeraldas en lugar
de sus brazos con las cuales vuela en el Jardín junto con los Ángeles. Es por eso que Yafar es
conocido como at-Tayar (El que vuela)
La Caída de La Meca
Una de las condiciones del Pacto de Hudaybia era que los Quraish no pelearían en contra de ninguno
de los aliados de los Musulmanes, ni los Musulmanes contra ningún aliado de los Quraish. En un
lenguaje sencillo, la cláusula de 10 años de cese al fuego incluía tanto a los aliados como a las partes
principales del conflicto.
Durante el mes de Ramadan del año 8 de la Hégira, los Banu Khuzah, un aliado de los Musulmanes fue
atacado por Banu Bakr y sus aliados, los Quraish. Por virtud de su alianza con los Musulmanes, los
Banu Khuzah buscaron ayuda y protección del Profeta. El Profeta envió un emisario donde los Quraish
para persuadirlos a aceptar cualquiera de los siguientes términos:
Los Quraish aceptaron la última alternativa. Había llegado la hora de liberar de la idolatría a la
Ciudadela del Islam y poner fin al reinado de opresión en Meca. El Profeta marchó con diez mil
hombres el 10 de Ramadan y acamparon a una corta distancia de Meca.
Los Mequinenses enviaron patrulleros, incluyendo a Abu Sufyan, para conocer la capacidad del ejército
Islámico. Abbas pudo ver a Abu Sufyan, el tío del Santo Profeta, y lo llevó hasta donde el Santo Profeta.
El Profeta, en honor a la recomendación hecha por su tío, le ofreció protección a Abu Sufyan. El Profeta
dijo, ¿No es hora de que conozcas el credo? La ilaha illa-Dios!. Abu Sufyan contestó, ¿Por qué no?
Entonces el Santo Profeta le preguntó: ¿Y no es hora de que confirmes que yo soy el Mensajero de
Dios?
Abu Sufyan dijo, “Aún tengo duda al respecto.” Al escuchar esta respuesta, Abbas reprendió a Abu
Sufyan: “¡Aay de ti, amigo, confirma su profecía o serás asesinado!” Entonces Abu Sufyan recitó ambas
declaraciones del credo de confirmación, y junto con el Hakim ibn Hizam y Budail ibn Warqa también
aceptaron el credo Islámico.
“Entonces el Profeta le pidió a Abbas que llevara a Abu Sufyan a los alrededores del valle de Maziq y
que le mostrara el ejército Islámico. Abbas dijo: 'O Mensajero de Dios! Abu Sufyan es un fanfarrón!
Quizás debas darle una orden particular para que así pueda tener la oportunidad de fanfarronear de ella
entre los Quraish'.”
“El Profeta dijo, 'Bien, entonces aquel que busque refugio en la casa de Abu Sufyan se le dará
protección. Y también aquel que busque refugio en la Mezquita Sagrada y en la Casa de Hakim bin
Hizam o cierre la puerta de su casa tendrá protección'. Después dijo Abbas, 'entonces llevé a Abu
Sufyan a dar un vistazo al ejército Islámico. A petición de Abu Sufyan, le indiqué a la gente eminente de
cada clan quienes estaban presentes en los regimientos Islámicos'. Mientras tanto, el Profeta revisaba
su ejército, el cual estaba de uniforme verde. Abu Sufyan exclamó: 'O Abbas Ciertamente tu sobrino ha
conseguido un gran Reino! ‘Abbas le dijo, 'Ay de ti, Esto no es un reinado! Esto es Profecía'.”
Aparte de una ligera resistencia ofrecida por Ikrimah y Safwan, Muhammad (s) entró en Meca casi sin
oposición. Esto sucedió un viernes, 20 del mes de Ramadan, en el año 8 de la Hégira.
La Ciudad que se había burlado y mofado de la misión profética de Muhammad, que lo había
perseguido sin misericordia a él y a sus discípulos y al final los había expulsado, que había creado toda
clase de impedimentos en la propagación de la fe y había desatado guerra tras guerra sobre los
Musulmanes. Esta misma ciudad ahora yacía a los pies de Muhammad.
En este momento de triunfo pudo haber hecho cualquier cosa que deseara con la ciudad y los
ciudadanos, pero Muhammad no había venido al mundo a causar miseria o derramamiento de sangre
sino como benefactor de la humanidad, para proclamar el mensaje de Dios y a guiar a la humanidad
extraviada hacia el camino correcto: a la adoración del Unico Dios.
Al entrar a másyidul Haram, el Santo Profeta comenzó a demoler y a romper los idolos. Habían
trescientos sesenta idolos fijados en las paredes y sobre el techo de la Kaaba. A cualquier ídolo al cual
se acercaba el Profeta y al cual señalaba con su bastón diciendo:
El ídolo se cayó directo al suelo sin que nadie lo tocara. Al final, solo quedaba el ídolo de Banu
Khuzah sobre el techo de la Kaaba. Estaba hecho de latón muy dorado. El Profeta le ordenó a Ali
que se montara sobre sus hombros, lo cual hizo Ali, derribando el ultimo ídolo el cual se rompió
en pedazos por el impacto.
Luego el Profeta le ordenó a Bilal, el Etíope que subiera al techo de la Kaaba para hacer el Azan. El
llamado del Azan hecho por un Esclavo Negro causó mucho dolor entre los Quraishitas. Después de
limpiar la Kaaba, la primera Casa de Dios construida por Ibrahim (as), de todos los símbolos de la
idolatría, reunió a los Quraish y les dio el siguiente sermón:
No hay dios sino Dios. No tiene socios. Dios ha cumplido Su promesa y ha ayudado a su
Esclavo y derrotado a la coalición (aliados) Toda autoridad, venganza y reparaciones de sangre
están bajo mis pies. La custodia de la Kaaba y los arreglos para el suministro de agua a los
peregrinos están exentas. ¡O! ¡Ustedes Quraish! La arrogancia de los días del paganismo y todo
el orgullo de ascendencia ha sido eliminada por Dios. Toda la humanidad descendió de Adán, y
Adán fue hecho de barro.”
O Humanidad, ciertamente que los Hemos creado de un varón y una hembra y los Hemos hecho
naciones y tribus para que se reconozcan unos a otros. Ciertamente que el Más honorable de
ustedes ante Dios es el más piadoso: Ciertamente Dios es Omnisapiente, y está bien informado.
(Qurán 49:13)
Les hablaré como José le habló a sus hermanos. Hoy no os reprochéis nada! ¡Dios os
perdonará. El es la Suma de la Misericordia.(Qurán 12:92)
Luego les dijo: “Vayan; ustedes son libres” Meca yacía conquistada pero ni una sola casa fue
saqueada, ni una sola mujer fue molestada. Las crueldades, insultos y opresión perpetrados durante
mucho tiempo, 21 años ahora quedaba en el olvido. Se le pidió a los Muhayirun no tomar sus casa y
propiedades, las cuales habían sido ocupadas por los Mequinenses durante la migración a Medina, ha
habido pocas conquistas como estas en los anales de la historia.
El resultado de esta Magnanimidad y compasión fue que hasta los opositores más fuertes y aquellos
que sea habían rehusado a escuchar el Mensaje Divino convergieron alrededor de Profeta en sus
multitudes y aceptaron el Islam. Las buenas nuevas de parte de Dios acerca de la paz del Pacto de
Hudaybia se hicieron realidad y Su mandato había sido obedecido:
Cuándo venga el auxilio de Dios, así como el éxito y veas que los hombres entran en mása en la
religión de Dios, entonces celebra! Las alabanzas de tu Señor y pide perdón! Es
indulgente.(Qurán 110:1-3)
Una vez sometidos los Mequinenses a la fe, los discípulos fueron enviados a las tribus vecinas para
invitarlos al Islam, con paz y buena voluntad. Muchas tribus respondieron positivamente al llamado, sin
embargo, sucedió un trágico incidente, que debe mencionarse. Khalid ibn Al-Walid (quien había
aceptado el Islam unos meses antes de la caída de Meca) fue enviado a Banu Khuzayma, tribu que ya
había aceptado el Islam.
Cuando se dieron cuenta de la llegada de Khalid, salieron cautelosamente armados. Khalid les preguntó
quiénes eran y en respuesta se le informó: “Ellos son Musulmanes que siguen la enseñanza de
Muhammad; Oran de la forma correcta, han construido una mezquita, recitan el azan y el iqamah y se
reunen los viernes para la oración”. Luego Khalid preguntó que porque habían salido a recibirlo
armados. Dijeron que estaban en términos de enemistad con un clan árabe y habían confundido a los
hombres de Khalid con sus enemigos.
Pero Khalid no aceptó su explicación y les pidió que entregaron sus armás, de una vez las entregaron,
luego Khalid les ordenó a sus hombres que ataran sus manos detrás de sus hombros, luego los colocó
bajo vigilancia. A la mañana siguiente, le ordenó al vigilante de cada prisionero que matara a su
prisionero. De esa forma fueron asesinados estos Musulmanes inocentes.
Otra versión de los hechos dice que Banu Khuzayma le entregó sus armás a Khalid, el mismo sacó su
espada y mató a cien hombres del clan. Alguno de los Banu Khuzayma le informó al Profeta de esta
tiranía. El Profeta se enojó y consternado repitió tres veces, “O Señor deploro la acción de Khalid!”.
Abul Fida añade: “Luego el Profeta envió a Ali con mucho oro donde Banu Khuzayma y ordenó la
compensación por las victimás y por sus propiedades perdidas. Ali cumplió con lo que se le ordenó.”
Las violentas tribus de Hawaizah y Zaquif se unieron y congregando una gran fuerza, marcharon hacia
los Musulmanes. Para hacerlos llevar su hostilidad hasta lo más elevado y amargo y para inspirar en
sus propias filas acciones desesperadas, habían traído a sus familias junto a ellos. El 6 de Shawwal, se
libró una feroz batalla en Hunain, casi a diez millas de Meca.
Los Hawazin y Zquif habían tomado posiciones estratégicas, casi que tomaron por sorpresa a los
Musulmanes atacándolos temprano en la mañana. Lucharon con desesperación y los Musulmanes
perdieron terreno ante lo cual parecía inminente su derrota.
En ese momento, un primo del Santo Profeta, llamado Abu Sufyan ibn al-Hariz estaba sosteniendo las
riendas del caballos del Profeta, mientras el Profeta observaba la retirada de su gente, les llamó,
¿Adónde huyen? Pero nadie le prestaba atención. El Profeta (s) le dijo a su tío Abbas que llamara a los
Musulmanes. Abbas se preguntaba como su voz llegaría hasta los hombres que huían. El Profeta (s)
dijo que Dios haría que su voz pudiera ser escuchada por ellos, no importaba que tan distantes
estuvieran.
Abbas los llamó con las palabras que el Profeta le había enseñado: “O Grupo de Colaboradores! O
gente del árbol de Samrah!” Aquellos que demostraron estar firmes en la batalla de Hunain incluye a
Abbas, Ali ibn Abi Talib, Abu Sufyan ibn al-Hariza, Aquil bin Abi Talib, Abdullah ibn al-Zubayr, Zubayr
ibn al-Awwam y Usama ibn Zaid.
Al Halabi en su libro Al-Sira al Halabya hace enfatiza solamente en cuatro personas que se quedaron
junto al Profeta, tres de los cuales era Hashimitas, Ali ibn Abi Talib, Abbas y Abu Sufyan ibn Hariza, y
uno que no era Hashimita, Abdullah ibn más’ud.
Cuando los Musulmanes huyeron, se expuso la mala intención que aún albergaba la gente de
Meca. Abu Sufyan ibn Harb gritó con regocijo, “No se detendrán hasta que lleguen a las orillas
del mar!”
Sin embargo, después del llamado de Abbas, al final, los desertores regresaron y al final los Hawazin y
Zaqif fueron derrotados. Los Zaquif se refugiaron en la ciudad de Ta’if pero las familias de los Hawazin,
con todos sus rebaños, cayeron en manos de los Musulmanes. Ta’if fue sitiada, pero el sitio se levantó
un día después. Los Hawazin llegaron donde el Profeta le pidieron que les devolviera a sus familias. El
Profeta les respondió que el no podía obligar a su ejército dejar todos los frutos de la victoria y que si
querían a sus familias de regreso, tendrían que abandonar todos los bienes materiales.
Ante esto, los Hawazin accedieron, al día siguiente, bajo el consejo del Profeta, llegaron donde este y le
repitieron su petición. El Profeta contestó: “Yo les devuelvo de una vez mi propia parte de los cautivos y
la de los hijos de Abdul Muttalib.” El ejército siguió al Profeta y fueron liberadas seis mil personas. Los
Hawazin estaban tan abrumados por tanta generosidad que muchos de ellos aceptaron el Islam.
Los botines de guerra, que consistían de 24000 camellos, 40000 cabras, y una gran cantidad de plata,
fueron distribuidos entre el ejército. Al hacer la distribución, se les dio una gran parte a los Musulmanes
recién convertidos así como a muchos otros no Musulmanes de Meca, esto se conoció en la historia
como “Mua’llafatul qulub” (aquellos que fueron ayudados para ganar sus corazones).
Algunos Ansar consideraron esto como un acto de imparcialidad, y se informo el descontento de ellos al
Profeta. También se informó que los Ansar temían que ahora que Meca había sido conquistada, el
Santo Profeta regresaría a ella y emigraría de Medina. El Santo Profeta dio un discurso al respecto,
donde dijo:
“'Ciertamente que es como tú dices,' contestaron: 'Al Señor y a Su Profeta pertenecen la benevolencia y
la gracia'. 'No, el Señor por medio,' continuó el Profeta, 'Pero ustedes podrían haber respondido
realmente por lo que yo mismo habría testificado como real: “Llegaste a nosotros rechazado como un
impostor, y nosotros creímos en ti, llegaste indefenso y fugitivo y te ayudamos; eras pobre y
despatriado, y te dimos asilo.” O Ansar! ¿Por qué molestan a sus corazones con las cosas de esta
vida?'”
“'¿No les satisface saber que otros regresarán con camellos y rebaños a sus hogares, mientras que
ustedes regresan a sus hogares conmigo en medio de ustedes? Por El, Quien tiene mi vida en Sus
manos, nunca los abandonaré. Si toda la humanidad se fuera por un camino y los Ansar por otro
camino, verdaderamente que me uniría a los Ansar. El Señor los favorezca y los bendiga, también a sus
hijos y a los hijos de sus hijos.'”
Al escuchar estas palabras, dicen algunos cronistas, todos lloraron y gritaron en voz muy alta, “Sí,
Profeta de Dios, todos estamos satisfechos con nuestra parte”. (Queriendo decir la presencia del Santo
Profeta en Medina). Luego se retiraron satisfechos y contentos. Muhammad regresó pronto a Medina.
La caída de Meca fue la señal de una rápida y sin precedentes aceptación del Islam. Como mencionó
Amr ibn Salama, un hijo adoptivo y compañero del Profeta:
Los Árabes estaban esperando a que Quraish aceptara el Islam. Solían decir que Muhammad (s)era
para su pueblo. Si emergieran victorioso sobre ellos, indudablemente seria un verdadero Profeta.
Cuando Meca fue conquistada, todas las tribus se apresuraron a aceptar el Islam.
Los cobradores del Zakat fueron enviados a los territorios que cayeron bajo el control de los
Musulmanes. Estos oficiales no solamente demostraron gran imparcialidad al cobrar el Zakat y la
Yiziah, sino que también le predicaron efectivamente a la gente, porque la mayoría de ellos eran
piadoso y temerosos de Dios.
Después de la caída de la Meca, los maestros fueron enviados a todas las direcciones a traer a la gente
al camino de Dios, y se encontraron con tanto éxito que multitudes tras multitudes acudieron al Profeta.
Es acerca de esas conversiones de grandes grupos a lo que se refiere el Qurán:
Cuándo venga el auxilio de Dios, así como el éxito, y veas que los hombres entran en mása en la
religión de Dios, entonces celebra las alabanzas de tu Señor y pide Su perdón! Es indulgente.
(Qurán 110:1-2)
Después que se emitió la orden prohibiendo la entrada a los Politeístas a la Mezquita Sagrada, todo el
Hiyaz se convirtió al Islam.
En el año 10 de la Hégira, la influencia del Islam había llegado a Yemen, Bahrain, Yamama, Oman, Iraq
y Siria. El Jefe de los Daus, una tribu en Yemen, había aceptado el Islam inclusive antes de la
emigración. En el año 8 de la Hégira, Khalid fue enviado al Yemen a predicar el Islam pero no pudo
hacer mucho progreso, entonces fue enviado Ali hasta ese lugar y leyó la epístola del Profeta: toda la
tribu de Hamadan aceptó el islam.
En el año 10 de la Hégira, Abr fue designado para contactar a los lideres Persas que residían en el
Yemen. Firoz Dailami, Markabud y Wahab ibn Munabbih aceptaron el Islam por medio de Abr. Ma’ad
ibn Yabal y Abu Musa al-Ashari también fueron enviados al Yemen con las siguientes instrucciones:
Sean amables, no hostíles; den la buena nueva a la gente y no los condenen. Trabajen juntos. Cuando
conozcan a gente que ya siguen una religión, prediquenles acerca de la Unicidad de Dios y mi Profecía;
Si aceptan, díganles que Dios les ha ordenado rezar cinco veces en el día. Si están de acuerdo,
díganles que el Zakat también es obligatorio para aquellos que pueden pagar y así ayudar a los pobres.
Si dan el zakah no tomen solo las cosas de buena calidad. Tengan cuidado con la maldición y la suplica
de las victimás, por que esas llegan directo a Dios.
Sus esfuerzos obtuvieron un éxito considerable. Mientras tanto, Khalid estaba invitando a la gente a la
fe en Nayran y la tribu de Abdul Madan la aceptó.
En el año 8 de la Hégira, Munquir ibn Habn de la tribu de Abdul Qais de Bahrain visitó Medina y aceptó
el Islam. A Través de sus esfuerzos y de los de su padre, su tribu envío una delegación de catorce
personas donde el Profeta, en el mismo año, ‘Ala al-Hadrami fue enviado a Bahrain a predicarle a la
gente, tuvo éxito al convertir al Islam a su gobernador, Mundir ibn Sawa y el pueblo siguió su ejemplo.
Similarmente, Abu Zaid al-Ansarí y Amr ibn al-‘Aas fueron enviados a Oman en el año 8 de la Hégira,
con cartas de parte del Profeta para sus Líderes Ubaid y Yaifar. Cuando los Jefes aceptaron el Islam,
toda la tribu de Azd respondió favorablemente a la invitación. La carta original ha sido descubierta, y su
foto fue publicada en “The Light” (revista de Dar al-Salam) en Junio de 1978.
Alrededor del año 9 de la Hégira, el Islam estaba ganando ya algunos seguidores en Siria, su
gobernador, Farwah, se convirtió al Islam. Cuando el emperador Romano se enteró de esto, envió a
Farwah a la guillotina. Murió con una copla en sus labios, diciendo: “Entreguen mi mensaje a los
lideres Musulmanes, que sacrifico mi cueroo y honor en el camino de Dios.”
A medida que el Islam comenzaba a expandirse a los puntos más lejanos de Arabia, un gran número de
delegaciones de diferentes tribus comenzaban a llegar a Medina. Ibn Isaac ha dado detalles de quince
de ellas. Ibn Saad describe setenta delegaciones, y el mismo número es mencionado por al-Damyati,
al-Mughaltai y Zainuddin al-Iraqi. Hafiz ibn Qaiyyim y al-Qalastani han verificado críticamente los
versiones de estas delegaciones y ellos mismos han dado de talles acerca de otras treinta y cuatro.
Fue de esta manera que el Islam se expandió gradualmente, durante un corto periodo de tiempo, y
resplandeció sobre todos los continentes.
La batalla inconclusa en Mut’a había alborotado un gran disgusto en el emperador Romano, Heraclito.
Eufórico por sus victorias sobre los Persas y preocupado por el crecimiento del poder de los
Musulmanes, envió a sus feudatarios a reunir una gran fuerza para invadir Arabia. Las tribus de Lakhm,
Hudam, Amelia y Gasan se unieron para ayudar al ejército Romano.
Cuando llegaron a Medina las noticias acerca de estos preparativos por medio de una caravana, causo
gran preocupación entre los Musulmanes. Que tan alarmados estaban solo puede ser juzgado a partir
de un incidente: Un vecino de Umar tocó a su puerta en la noche. Cuando Umar salió y preguntó que
pasaba, el visitante dijo que había acontecido una calamidad. Umar preguntó si habían llegado los
Gasanidas. El visitante perturbado por otro asunto menos el ataque de los Gasanidas fue considerado
tan inminente que el primer pensamiento de Umar fue ese.
Para enfrentarse a esta fuerza, el Profeta rápidamente había reunido un ejército de 30000 voluntarios
con 10000 caballos, a pesar de la hambruna que había tocado a Nayd y Jiyaz y el calor intenso del
clima, su gente lo apoyó. Aquellos que estaban en una posición de hacerlo donaron grandes sumas de
dinero para costear los gastos de la expedición y comprar armás y armaduras para aquellos que no
podían pagar por ellas. Esta fue la primera ocasión en la que se hizo una petición pública para
donaciones, y muchos Musulmanes respondieron generosamente.
Una mujer vieja y muy pobre llevó una pequeña cantidad de dátiles como contribución. Algunos
hipócritas la ridiculizaron, pero el Santo Profeta dijo que la contribución de esa mujer era más valiosa
ante los ojos de Dios que la contribución de mucha gente que había contribuido solo para exhibirse.
El Santo Profeta dejó a Ali como su representante en Medina. Ali exclamo con tristeza, ¿Me dejas
atrás? El Profeta dijo, “Ali, ¿No estas satisfecho con ser para mí lo que Aron fue para Moisés?
Excepto que no habrá Profeta después de mí”. El Profeta quería decir que así como Moisés había
dejada atrás a Aron cuando fue a recibir los Mandamientos, el lo dejaba (a Ali) atrás como su ayudante
para que cuidara de los asuntos de los Musulmanes durante su ausencia.
El Profeta se marchó a la cabeza de este ejército hacia Tabuk, un lugar situado a mitad de camino entre
Damásco y Medina. Ahí, se dieron cuenta, para su tranquilidad que las noticias acerca del ataque de los
Gasanidas era errónea. Al quedarse durante 24 días en Tabuk, el ejército Musulman regresó a Medina.
El Profeta había marchado a Tabuk para adelantarse a los Gasanidas y Bizantinos, sin embargo un
historiador Occidental ha conjeturado que el objetivo de esta expedición era la expansión, para capturar
las rutas comerciales que llevaban a los pueblos más prósperos de Siria. Si esto hubiese sido así, no
había sentido en regresar a Medina sin ni siquiera intentar alcanzar ese objetivo después de haberse
tomado toda la dificultad y los gastos de la expedición en los tiempos más difíciles del año. Pero estos
detractores tienen su propia misión que cumplir.
En el año noveno de la Hégira, llegó donde el Profeta un gran número de delegaciones de tribus no
Musulmanas, desde lugares muy distantes para aceptar el Islam. Estaban impactados por la fama de
los Musulmanes, y las noticias de que su Profeta era verdadero se expandían rápidamente. Entre esas
tribus estaba la gente de Taif quienes una vez habían expulsado de su ciudad al Profeta y cuyo sitio
había sido levantado por los Musulmanes después de la batalla de Hunain.
Para Predicar las doctrinas del Islam, los maestros fueron enviados a diferentes provincias. El Profeta
les indicó que “trataran con gentileza al pueblo, que no fueran hostíles, cuídenlos y no los condenen. Se
encontrarán con mucha Gente del Libro que los cuestionarán: ¿Cuál es la llave para el Paraíso?
Diganles que la llave del Paraíso es testificar la Unidad de dios, y hacer buenas acciones”.
La tribu de Tay estaba, sin embargo, creando algunos obstáculos. Ali fue designado con una pequeña
fuerza para disciplinarlos. El Jefe de la tribu, Adi hijo de Hatim, huyó pero su hermana y algunos de sus
hermanos de clan calleron en las manos de Ali. Teniendo consideración de la gran benevolencia y
generosidad de su padre, Hatim, el Profeta liberó a la hija, junto con todos los prisioneros, dándoles
muchos obsequios. Estaban tan conmovidos por este trato tan generoso que toda la tribu, incluyendo a
su jefe Adi acpetó el Islam.
Prohibición a los Paganos para visitar la Kaaba
Hacia finales de ese año, se emitió una orden prohibiendo que los incrédulos entraran a la Kaaba o
realizaran ritos y ceremonias degradantes de sus cultos dentro de los precintos sagrados.
Se narra que primero Abu Bakr fue enviado con la Surah (capítulo) Al-Bara’ah para proclamarla ante
los paganos, pero Gabriel le dijo al Santo Profeta:
“Excepto pro la persona que es de tu propia casa, nadie puede predicarla hábilmente.”
Entonces llamó a Ali y le encargó el deber de predicar las aleyas tan importantes de la Sura al-Bara’ah.
Abu Bakr, por lo tanto, regresó al Profeta y le preguntó:
No, pero el Señor me ha ordenado que solo yo o alguno de mi propia casa debe predicarla
después de este año ningún idolatra realizaáa la peregrinación; ni circunvalar{a la Kaaba desnudo.
Quien tenga un Pacto con el Profeta, lo seguira teniendo hasta que culmine. Para el resto, se conceden
cuatro meses para que todos regresen a sus territorios. después de eso no habrá obligación de parte
del Profeta excepto hacia aquellos con quienes sus pactos han sido finalizados.
Mubahala (Imprecación)
En el mismo año, fue enviado un emisario a Nayran para invitar a esa tribu Cristiana al Islam, ellos
consultaron entre ellos y seleccionaron a un comité de catorce personas para que fueran y estudiaran la
vida y costumbres del Profeta y elaboraran un informe. De ellos, tres eran considerados como lideres en
todos los asuntos. Uno de ellos era llamado Abdul másih Aquib. Otro era llamado Sayyid y el tercero era
llamado Abul Hariz.
Cuando la delegación llegó a medina, se vistieron de seda, se colocaron anillos de oro; luego se fueron
hacia la Mezquita, todos saludaron al Profeta tradicionalmente, pero el Profeta no respondio, volteando
su rostro hacia otro lado. Dejaron la mezquita y se acercaron a Uzmán y Abdu Rahman ibn Awf
quejándose: “Tu Profeta nos escribió, invitándonos aquí, pero cuando llegamos donde él y lo
saludamos, ni siquiera nos contestó el saludo, ni dijo una palabra. Ahora ¿qué nos aconsejas?
¿Debemos regresar o esperar aquí?”
Uzmán y AbduRahman ibn Awf buscaron el consejo de Ali. Ali les dijo, “Primero que todo estas
personas deben quitarse los trajes de seda y los anillos de oro. Luego deben ir a ver al Profeta”.
Cuando hicieron lo que había dicho Ali, el Profeta les respondió el saludo y dijo, “Por el Señor Quien me
ha designado como su Mensajero, cuando llegaron a verme por primera vez, estaban acompañados de
Satanás.”
Luego, el Profeta les predicó y los invitó a aceptar el Islam, estos le preguntaron: “¿Cuál es tu opinión
acerca de Jesús?” El Profeta dijo, “Pueden quedarse el resto del día en esta ciudad y, después de
haberse refrescado, tendran una respuesta a todas sus preguntas de parte mia”
Al día siguiente, el Profeta recitó enfrente de ellos estos versicuos del Qurán:
Para Dios, Jesús es semejante a Adan, a quien creó de tierra y a quien dijo: “Sé! Y fue.
La verdad viene de tu Señor. ¡No seas, pues, de los que dudan! (Qurán 3:59-60)
No aceptaron las palabras del Señor e insistieron en su propia creencia. Luego se revelo el siguiente
versículo:
Si alguien disputa contigo a este propósito, después de haber sabido tú lo que has sabido, di:
“Venid, vamos a llamar a nuestros hijos varones y a vuestros hijos varones, a nuestras mujeres y
a vuestras mujeres, a nosotros mismos y a vosotros mismos. Execrémosnos mutuamente e
imprequemos la maldición de Dios sobre quienes mientan”. (Qurán 3:61)
“Por Dios, ustedes saben que Muhammad es Mensajero del Señor y que ha dado un veredicto
apreciable. No entren en una prueba de maldición con él o de lo contrario serán destruidos. Si desean
seguir en su religión, acepten pagar el yizayah, y hagan un pacto”.
Al día siguiente, salieron por un lado y el Profeta salio de su casa llevando a Husein en sus brazos,
Hasan caminaba a su lado soseteniendo su dedo. Detrás de él estaba Fatima y detrás de ella Ali. Todas
las Alabanzas son para Dios ¡Qué momento!, ¡Que Atmósfera!
En resumen, el Profeta confrontó a los delegados Cristianos y le dijo a Hasan, Husein y Fatima y Ali:
Cuando los Cristianos vieron a los cinco Purificados, quedaron atemorizados. Abu Hariz, quien era el
más sabio de todos dijo:
¡Pueblo mio! En este momento, estamos viendo tales personalidades que si ellos le rezan a Dios,
pueden mover montañas. Absténganse de esta imprecación (Mubahala) o de lo contario deberán ser
destruidos y no quedará ningún Cristiano sobre la faz de la tierra”.
El Profeta los invitó a aceptar el Islam. Se rehusaron y dejeron que estaban preparados para un trato en
el cual presentarian dos mil piezas de vestimentas cada una con un costo de 40 dirhams cada año.
Según otra tradición, se dice que tambien acordaron dar 30 caballos, 30 camellos, 30 armaduras y 30
lanzas cada año. De esa forma, se estableció el convenio.
Cuando los Cristianos de Nayran se abstuvieron de entran en el conflicto imprecatorio, el Profeta dijo:
“Por el Señor que me ha designado como Su Mensajero en verdad, si hubieran escogido la maldición,
se habria dado una lluvia de fuego sobre ellos en este mismo campo”.
Dice Yabir:
“El versículo (surah 3, aleya 61) fue revelado en referencia a este enfrentamiento. En este versículo, la
palabra “ellos mismos” se refiere al Profeta y Ali; la palabra “hijos” se refiere a Hasan y Husein, y la
palabra “mujeres” se refiere a Fatimah”.
En el Tarikh de Tabari, se menciona que durante el año 10 de la Hégira, el Profeta envio a Ali al Yemen.
Antes de eso, había enviado a Khalid ibn al-Walid a invitar a la gente del Yemen al Islam, pero nadie
aceptó el Islam. Entonces el Profeta envió a Ali y lo autorizó para, si así deseaba, destituir a Khalid o a
cualquier otro de su grupo. Entonces Ali fue al Yemen y leyó el comunicado del Profeta ante toda la
gente. Como resultado, en un día, todos los miembros del clan de Hamadan se convirtieron al Islam.
Ali le informó al Profeta de este éxito a lo que el Profeta dijo, “La Paz sea sobre los Hamadanitas!”
Todos los Yemenitas entraron al Islam. Ali de nuevo le informó al Profeta del progreso que había hecho,
le Profeta estaba tan alegre; que ofreció una sayda (prostración) en agradecimiento a Dios.
Durante este año, el Profeta designó a Ali para que fuera a recibir la yizyah de los Nayranitas. Ali
obedeció las ordenes y se reunió con el Profeta solamente durante el Hayy de Despedida, ya que para
el 25 de Zul Qadah, el Profeta había dejado Medina para ir al Hayy (Peregrinación).
La Peregrinación de Despedida
En este año (10 de la Hégira) el Santo Profeta realizó su última peregrinación, los detalles de la cual
son muy bien conocidos. Durante su viaje de regreso, el Santo Profeta se detuvo en Gadir Khum.
Al-Nasa’i en Kitab Khasa’is narra una tradición de Zaid ibn al-Arqam a su vez de Abu al-Tufail que dice
así:
Cuando regresaba de la Última Peregrinación, el Profeta acampó en Gadir Khum. Ordenó que se
construyera un pulpito para él. Una vez estuvo hecho el pulpito, dijo “He sido llamado por el
Señor, y me he sometido a sus ordenes. Ahora dejo entre ustedes dos cosas valiosas, una de
ellas es el Qurán y la otra mi familia (descendencia). Estas no se separarán una de la otra hasta
que se encuentren conmigo en la Fuente del Kauzar en el Paraíso; por lo tanto, tengan cuidado
de cómo tratan al Qurán y a mi descendencia”. Entonces el Profeta añadió, ¡Escuchen! Dios es
mi Autoridad, y yo soy la autoridad de los creyentes”. Luego levantó la mano de Ali y dijo: “Ali es
La Autoridad de aquel que me acepte como su autoridad. ¡O Señor! Se amigo de quien sea
amigo de Ali y se enemigo de quien sea enemigo de Ali”.
“Cuando escuché esta tradición, le pregunté a Zaid ibn al-Arqam: “¿Escuchaste al Profeta decir estas
palabras?” Zaid ibn al-Arqam dijo, ‘ No solamente yo, sino todos aquellos que rodearon el pulpito lo
escucharon. Habían visto con sus propios ojos que el Profeta estaba hablando estas palabras, y
escucharon con sus propios oídos”.
Según otra tradición citada por al-Nasa’i, el Profeta se puso de pie y, despue de alabar al Señor y
enumeraba Sus misericordias, le preguntó a la multitud:
“Pueblo mio, ¿No saben que yo tengo más autoridad sobre ustedes de la que tienen ustedes sobre
ustedes mismos?”
Todos contestaron:
“Si, somos testigos de que tienes más autoridad”
Ibn al-Wardi escribe en su historia que durante su enfermedad, el Profeta le encargó el liderazgo de un
ejército a Usama hijo de Zaid ibn Hariza para que marchara hacia Mut’a para vengar la muerte de su
padre. El Profeta insistió en que se marchara de inmediato.
Al día siguiente, a pesar de la gravedad de su condición, personalmente el Profeta preparó una bandera
y se la pasó a Usama diciendo: “Ve en el Nombre de Dios y combate contra los infieles en Su
Nombre”. Usama salió y le pasó el estandarte a Buraydah ibn al-Khusaib a quien designó como el
porta estandarte del ejército. Luego de dejar Medina, se detuvo en un villa llamada Yarf la cual está
cerca de Medina y el ejército se reunió en ese lugar.
El Profeta también había ordenado que excepto Ali, todos los demás Inmigrantes y Colaboradores,
incluyendo Abu Bakr, Umar, Uzmán, Sa’ad ibn Abi Waqqas, Abu Ubaidah ibn al-Yarrah y otros,
deberían acompañar a Usama. Algunos compañeros se sintieron insultados por que el Profeta designó
al hijo de un esclavo liberado para que guiara a los Inmigrantes y Colaboradores de mayor edad,
entonces comenzaron a quejarse y a criticar.
Cuando llegaron las noticias al Profeta, se consternó. A pesar de su fiebre y dolor de cabeza, salió de
su residencia con enfado, se subió al pulpito y declaró:
“O gente! ¿Qué es lo que dicen de la designación de Usama como comandante del ejército? Dijeron lo
mismo cuando el padre de Usama fue encargado para guiar el ejército en la batalla de Mut’a. ¡Por Dios!
Usama merece ser comandante y su padre también merecía liderar el ejército.”
Sharishtani, en su libro Kitabul Milal wan Nihal, y Nawwab Siddiq Hasan Khan en su libro Huyayul
Karamah, dice que el Profeta le ordenó a sus compañeros:
“Apresúrense a unirse a la Legión de Usama. Que Dios maldiga a aquel que se quede atrás del ejrecito
de Usama”.
“Entonces, según las ordenes del Profeta, Usama fue al campamento y le ordenó al ejército que
marchara. Cuando se iba a montar en su caballo, su madre le informó que el Profeta agonizaba .
Después de recibir estas noticias, Usama y otros compañeros se devolvieron. Abu Bakr y Umar aun
estaban en Medina; no se habían unido al campamento del ejército...”
En Sahih Muslim, hay una tradición famosa narrada por ‘Abbas diciendo:
“Tres días antes de la muerte del Profeta, Umar ibn al-Khattab y otros compañeros estaban presentes a
su lado. El Profeta dijo, “Ahora dejénme escribir algo por medio de lo cual no se extraviaran despue de
mí”. Umar dijo, “El Profeta delira por la enfermedad; ustedes tienen el Qurán, el Libro de Dios, lo
cual es suficiente para nosotros”. Estas palabras de Umar causaron furor entre los que estaban
presentes. Algunos decian que la orden del Profeta debia ser obedecida y que debia escribir lo que
queria escribir para la guía. Otros apoyaron a Umar. Cuando se intensificó la tensión, el Profeta dijo,
“Alejense de mí” Por lo tanto. Ibn Abbas solía decir, “Fue un infortunio, un total infortunio, el
conflicto y el ruido que la gente hizo por el testamento que el Profeta queria escribir y, debido a
eso, el Profeta no pudo dejar en el papel lo que queria.”
La narración de Saeed Ibn Yubair esta registrada de la siguiente manera en Sahih Bukhari:
Ibn Abbas dijo, “Que día tan miserable fue ese Jueves!” y lloró con amargura hasta que las
piedras se mojaron con sus lagrimás. Luego continuó, En un Jueves, se intensificó la
enfermedad del Profeta, dijo, “Denme algo en que escribir algo por medio de lo cual nunca se
desviaran después de mi”. La gente diferia y discutian sobre el asunto, aunque al disputa en
presencia del Profeta era unseemly. La gente dijo que el Profeta estaba delirando. El Profeta
gritó: “Alejense de mí! Estoy más cuerdo que todos ustedes”.
Se menciona en Rawdatul-ahbab que el Profeta le dijo a Fátima, “Tráeme a tus hijos”. Fátima llevó a
Hasan y Husein donde el Profeta. Ambos saludaron al Profeta, se sentaron a su lado y lloraron al
presenciar la agonía del Profeta de tal forma que la gente que lo vio llorar no pudo controlar sus
lagrimás.
Hasan descansó su rostro sobre el rostro del Profeta y Husein descansó su cabeza sobre el pecho del
Profeta. El Profeta abrió sus ojos y besó a sus nietos amorosamente, encomendándole a la gente el
amor y el respeto por ellos. En otra tradición, se dice que los compañeros que estaban presentes,
despue de ver a Hasan y a Husein lloraron en voz tan alta que el mismo Profeta no pudo controlar sus
lagrimás por la tristeza.
Luego dijo, “Llamen a mi amado hermano Ali” Ali llegó y se sentó cerca de la cabeza del Profeta.
Cuando el Profeta levantó su cabeza, Ali se movió al lado y, sosteniendo la cabeza del Profeta, la
decansó sobre su propio regazo. Entonces dijo el Profeta:
“Oh Ali, he tomado prestada cierta cantidad de tal Judío para los gastos del ejército de Usama.
Fijate de que se le pague. Y ¡O Ali! Serás la primera persona que me alcance en la fuente
celestial de Kauzar. Tendras problemás despue de mi muerte. Debes soportar con paciencia y
cuando veas que la gente prefiera la lujuria de este mundo, debes preferir la otra vida.”
“Por Dios, la persona más cercana al Profeta en el momento de su muerte fue Ali. Temprano en la
mañana del día de su muerte, el Profeta llamó a Ali quien se encontraba haciendo una diligencia.
Preguntó por Ali tres veces antes de que este regresara. Sin embargo, Ali llegó antes del amanecer.
Pensando en que el Profeta necesitaría algo de privacidad con Ali, nos retiramos. Yo fui la última en
salir; por lo tanto, me senté más cerca de la puerta que las otras mujeres. Vi que Ali bajó su cabeza
hacia el Profeta y el Profeta susurró a su oido (durante un rato) Por lo tanto Ali es la única persona que
estuvo cerca del Profeta hasta el final.”
“El Profeta confio en Ali hasta el último momento de su muerte. Luego dio su último suspiro”.
Ibn al-Wardi señala que las personas que eran responsables de darle el baño mortuorio eran:
“Ali, Abbas, Fazl Quzam, Usama y Shaqran. Abbas, Fazl y Quzam voltearon en cuerpo. Usama y
Shaqran colocaron agua, y Ali lavó su cuerpo.”
“Abbas, Fazl y Quzam voletearon el cuerpo de un lado al otro mientras Usama y Shaqran le
echaban agua”.
Ali narró que el Profeta había ordenado que si alguien aparte de Ali mismo le realizaba el baño,
se habría ido ciego.
Abdul Barr cita en su libro Al-Istiáb a Abdullah ibn Abbas diciendo: “Ali tuvo cuatro honores
excepcionales, a su favor que no tuvo ninguno de nosotros”:
1. De todos los árabes y no árabes, fue el primero en tener la distinción de rezar junto al Profeta.
2. En todas las batallas en las que participó, solamente él sostuvo el estandarte del Profeta en su
mano.
3. Cuando la gente huyó del campo de batalla dejando solo al Profeta, solo Ali ibn Abi Talib
estuvo firme al lado del Profeta.
Tanto Abul Fida como Ibn Al-Wardi indican que el Profeta murió un lunes y fue enterrado al día
siguiente, es decir un martes. Y en una tradición se dice que fue enterrado en la noche entre el martes y
el miércoles. Esto parece ser más real. Pero según otros, no fue enterrado sino tres días después de su
muerte.
En Tarikh al-Khamis, sin embargo, se menciona que Muhammad ibn Isaac mencionó lo siguiente:
Aunque hay diferencia de opinión acerca de la edad del Profeta, parece ser que vivió 63 años
El Santo Profeta dejó este mundo el 28 de Safar, en el año 11 de la Hégira. Así, finalizó la vida del
Último Profeta enviado a este mundo.
¡Profeta! Te hemos enviado como testigo, como nuncio de buenas nuevas, como monitor, como
voz que llama a Dios con Su permiso, como antorcha luminosa. (Qurán 33:45-46)
Por medio de la cual Dios dirige a quienes buscan satisfacerle por caminos de paz y les saca,
con Su permiso, de las tinieblas a la luz, y les dirige a una vía recta. (Qurán 5:16)
¡Humanidad! Habeis recibido una exhortación procedente de vuestro Señor, remedio para los
males de vuestros corazones, dirección y misericordia para los creyentes.
Pero si el Enviado os da algo, aceptadlo. Y, si os prohibe algo, absteneos. Y Temed a Dios, Dios
castiga severamente. (Qurán 59:7)
Cuando el Santo Profeta murió, dejó nueve esposas, esto se ha convertifo en un objetivo principal de
los escritores Cristianos y Judíos. Dicen que la pluralidad del matrimonio (poligamia) en si misma lleva a
la avidez y al desarrollo de la lujuria y el deseo, y que el Profeta no estaba contento con cuatro esposas,
el número que había sido permitido para su Ummah sino que se excedió ese límite y se casió con
nueve mujeres.
Es necesario señalar que este no es un asunto sencillo que se deseche solo en una aseveración que
acuse al Profeta de gustarle desemesuradamente las mujeres, tanto que se casó con nueve. El hecho
es que se había casado con cada una de sus esposas por alguna razón en particular debido a
circunstancias particulares.
Su primer matrimonio fue con Khadiya, vivió con ella durante 25 años. Eran los inicios de su juventud y
constituye dos tercios de su vida casado. Ya hemos hablado de ella en paginas anteriores.
Luego se casó con Saudá bint Zam’ah cuyo esposo había muerto durante la segunda emigración a
Abisinia. Saudá era una creyente que había emigrado por su fe, su padre y hermano se econtraban
entre los enemigos más acerrimos del Islam. Si ella hubiera regresado a ello, habría sido torturada y
atormentada, como lo estaban haciendo con otros creyentes hombres y mujeres, oprimiendolos y
matandolos, forzandolos a renunciar a su fe.
Al mismo tiempo, se casó con Aysha bint Abu Bakr, quien tenía 13 años de edad. Llegó a la casa del
Profeta después de la migración a Medina. Después emigró a Medina y comenzó a expandir la palabra
de Dios. Luego, se casó con ocho mujeres, todas ellas viudas o divorciadas, todas viejas o de edad
media.
Esto continuó durante ocho años. Fue solo hasta que Dios le prohibió que se casara con alguna otra
mujer. Obviamente, estos sucesos no se pueden explicar diciendo que amaba mucho a las mujeres
porque tanto su vida antes de la revelación como el periodo posterior a la revelación contradicen tal
suposición.
Solo observemos a un hombre con una pasión por las mujeres, encaprichado con el deseo carnal,
enamorado de la compañía femenina, con un deseo sensual por ellas. Verás que es atraido hacia su
encanto, pasando el tiempo en busca de la belleza, encaprichado con la coquetería de deseo por las
complexiones frescas, tiernas y jóvenes. Pero estas peculiaridades no se encuentran en la vida del
Profeta.
Se casó con viudas después de haberse casado con una virgen, mujeres de edad avanzada después
de haberse casado con chicas jovenes. Después le ofreció a sus esposas una oportunidad de darles
una buena provisión y permitirles marcharse dignamente, es decir, divorciarlas si deseaban este mundo
y sus adornos. Alternativamente, debían renunciar al mundo y abstenerse de los adornos y enantos si
deseaban a Dios y a su Profeta en la morada postrera. Miremos este versículo del Qurán:
Oh Profeta! Dile a tus esposas: Si desean la vida de este mundo y sus adornos entonces que
vengan, yo les daré una provisión y les permitiré marcharse dignamente. Si desean a Dios y a Su
Mensajero y la morada postrera, entonces ciertamente que Dios ha preparado para los que hacen
el bien de entre ustedes una recompensa poderosa. (Qurán 33:28-29)
¿Es esta la actitud de un hombre poseido por la lujuria y el deseo? El hecho es que tendrémos que
buscar razónes diferentes a la lujuria y la avidez por su pluralidad de esposas:
1. Se había casado con muchas de ellas para darles protección y asegurar la dignidad de ellas.
2. Se esperaba que los Musulmanes siguieran su ejemplo y le dieran protección a las mujeres de edad
avanzada, a las viudas y a sus hijos huerfanos.
El matrimonio con Saudá bint Zamah cae en esta categoria. El esposo de Zainab bint Khuzaima,
Abdullah ibn Yash (Un primo del Profeta), fue martirizado durante la batalla de Uhud (como se
mencionó anteriormente). Esta era la segunda vez que quedaba viuda.
Era una de las mujeres más generosas inclusive durante la época de la ignorancia, tanto que fue
llamada “La madre de los Pobres”. Ahora estaba enfrentando tiempos difíciles. El Profeta, al casarse
con ella, preservó su prestigio y dignidad. Ella murió cuando aún vivía el Profeta. El año del matrimonio
fue el 3 de la Hégira.
Ummu Salama, cuyo verdadero nombre era Hind, se casó con Abdullah Abu Salamah (otro primo del
Profeta quien también fue hermano de crianza) Abu Salamah y su esposa fueron de los primeros en
emigrar hacia Abisinia, ella había renunciado a los placeres del mundo y se distinguía por su piedad y
sabiduría. Cuando murió su esposo, ya tenía una edad avanzada y muchos hijos huerfanos. Es por eso
que el Profeta se casó con ella en el año 4 de la Hégira.
Hafsa bint Umar ibn Al-Khattab se casó con el Profeta después de que su esposo Khunays ibn Huzaifa
fuera martirizado durante la batalla de Badr, dejandola viudad, esto fue en el año 4 de la Hégira.
3. Para liberar a las esclavas: Su matrimonio con Yywairah, es decir Barra hija de al-Hariza (Jefe de
Banu al-Mustaliq) Se realizó en el año 5 de la Hégira, después de la batalla de Banu al-Mustaliq. Los
Musulmanes habían arrestado a doscientas personas de sus familias. Yuwairah era viuda en ese
momento. Los Musulmanes dijeron: Estos son ahora los familiares del Mensajero de Dios por
matrimonio; no deben ser prisioneros. Entonces los liberaron a todos. Impresionado por esta nobleza,
toda la tribu de Banu al-Mustaliq abrazó al Islam. Era una tribu muy grande, y esta generosidad de los
Musulmanes asi como la conversión de esa tribu tuvo un gran impacto por toda la Arabia
4. Para forjar relaciones amistosas: Algunos matrimonios se dieron con la esperanza de establecer
relaciones amistosas con algunas tribus para disminuir la animosidad hacia el Islam.
Ummu Habibah, la hija de Ramlah hija de Abu Sufian, se casó con Ubaydullah ibn Yash y había
emigrado con ellos a Abisinia en la segunda migración. Mientras estaban allá, Ubaydullah se convirtió al
Cristianismo, pero ella se mantuvo firme en el Islam y se separó de él. Su padre, Abu Sufyan, en esos
días estaba preparando un ejército para aniquilar a los Musulmanes. El Profeta se casó con ella y le dio
protección aunque la esperanza en un cambio en la actitud de Abu Sufyan no se materializó.
Safiyyah era la hija de Huyaiy ibn Akhtab (un Judío) Jefe de Banu an-Nadir. Su esposo fue asesinado
en la batalla de Khaybar, y su padre se unió a Banu Quraizah. Ella se encontraba entre las prisioneras
de Khaybar. El Profeta la escogió para él y se casó con ella después de liberarla en el año 7 de la
Hégira. Este matrimonio la protegió de la humillación y estableció un vinculo con los Judíos.
5. Para establecer e implementar leyes importantes: El caso de Zainab bin Yashs es solamente un
ejemplo, ella era una prima del Profeta (hija de su tía paterna, y hermana de Abdullah ibn Yash, el
primer esposo de Zainab bint Khuzaymah) Era viuda, el Islam había anulado las direncias de clase y
declaró que la tribu de una familia, la riqueza o el estatus social no eran criterio de distinción. Todos los
Musulmanes son iguales. Mientras lo anunciaba, el Profeta, en la misma reunión, dio en matrimonio tres
damás de su familia a personas de un nivel social “bajo”. Lo hizo para demostrar en la practica la
igualdad Islámica, la cual hasta ese momento, era solo un principio teorico. Entre ellas, Zaynab bint
Yash fue dada en matrimonio a Zayd ibn Hariza, un esclavo árabe a quien el Profeta había liberado y
adoptado como hijo. La gente lo llamaba Zayd ibn Muhammad. Este matrimonio pronto se arruinó.
Zaynab no podía dejar pasar el que ella era una nieta de AbdulMuttalib y que Zayd era un exesclavo.
No importa cuanto los había aconsejado, ella no cambió su condición y finalmente Zayd la divorció.
En medio de todas estas reformás sociales, el Qurán declaró que la adopción no era reconocida en el
Islam, y que los hijos debían ser afiliados a sus padres verdaderos. Dios dice:
Dios no ha puesto dos corazones en el pecho de ningún hombre. Ni ha hecho que las esposas
que repudiais por la fórmula: “Eres para mí como la espalda de mi madre” sean vuestras madres.
Ni ha hecho que vuestros hijos adoptivos sean vuestros propios hijos. Eso es lo que vuestras
bocas dicen. Dios, empero, dice la Verdad y conduce por el Camino. Llamadles por su padre. Es
más equitativo ante Dios. Y, si no sabeis quien es su padre, que sean vuestros hermanos en
religión y vuestros protegidos. No incurrís en culpa si en ello os equivocáis, pero sí lo haceis
deliberadamente. Dios es indulgente, misericordioso.(Qurán 33:4-5)
Después de esta amonestación, la gente comenzó a llamarlo “Zayd ibn Harizah”, pero había necesidad
de colocar este nuevo sistema en efecto de tal manera que no dejara espacio para la duda o la
ambigüedad, por lo tanto Dios le ordenó al Profeta que se casara con Zaynab bint Yash, ell se divorció
de Zayd ibn Harizah. El Qurán explica:
Y cuando decías la que había sido objeto de una gracia de Dios y de una gracia tuya: “Conserva
a tu esposa y teme a Dios” y ocultabas en tu alma lo que Dios iba a revelar y tenías miedo de los
hombres, siendo así que Dios tiene más derecho a que Le tengas miedo. Cuando Zayd había
terminado con ella, te la dimos por esposa para que no supusiera reparo a los creyentes que se
casan con las esposas de sus hijos adoptivos, cuando estos han terminado con ellas. ¡La orden
de Dios se cumple! (Qurán 33:37)
De esta forma, ambos matrimonios de Zaynab bint Yash sirvieron para fortalecer dos eticas sociales
muy importantes. Algunos escritores no-Musulmanes dicen que el Profeta se había enamorado de la
belleza de Zaynab y que por esto Zayd la divorció. Esos escritores están ciegos para ver que en ese
momento Zaynab se encontraba en sus cincuentas.
¿Por qué no se enamoró de ella cuando aún era una doncella y él era un jóven? Medita sobre esta
pregunta especialmente en vista de que Zaynab era un familiar cercano del Profeta, y que no existía la
norma del hiyab en ese momento, y que en cualquier caso, por lo general los familiares conocían la
belleza o fealdad unos a otros.
Una de las esposas del Profeta fue Maymunah, cuyo nombre era Barrah ibnt al-Hariz al-Hilailayia.
Cuando su segundo esposo murió en el año 7 de Hégira, llegó donde el Profeta y “se obsequió” ella
misma al Profeta si él la aceptaba. Ella solamente deseaba el honor de ser llamada esposa del Profeta.
El Profeta esperó por la guía divina al respecto y le fue concedido el permiso de parte de su Señor
como leemos en el versículo 33:50 del Sagrado Qurán que dice:
¡Profeta! Hemos declarado lícitas para ti a tus esposas, a las que has dado dote, a las esclavas
que Dios te ha dado como botín de guerra, a las hijas de tu tío y tías paternos y de tu tías
maternas que han emigrado contigo y a toda mujer creyente , si se ofrece al Profeta y el Profeta
quiere casarse con ella.(Qurán 33:50)
Así, vemos que había razones sólidas detrás de cada matrimonio del Profeta: la pasión y la
lujuria no se cuentan entre ellas.
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