Problemas Actuales en Derechos Humanos

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UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA

RECTORADO
DIRECCIÓN DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO
Especialización en Derechos Humanos

EL ESTADO, EL DESARROLLO SOCIAL Y PROGRESO TECNOLÓGICO ANTE


EL ESTADO DE DERECHO, LA PROTECCIÓN DEL ESTADO Y LA
VULNERABILIDAD DE LAS VÍCTIMAS

Autores: Franklin D. González Ch.


V.- 11.504.452.
Maracay, Marzo de 2018
El tema de los derechos humanos es muy apasionante, amplio y se extiende en gran medida
sobre toda la sociedad, específicamente los individuos que la conforman, siendo menester del
Estado como organización política, facultada de atribuciones soberanas e independientes de cada
país, garantizarlos sin segregación alguna y promoción constante para su cumplimiento, velando y
sancionando oportunamente en caso de que sea vulnerada la dignidad de cualquier actor social.
En este sentido Bobbio, (1997) inspirado por los pensamientos de Kant, define al derecho
natural como: “…aquel que tiene todo hombre de obedecer sólo a la ley que él mismo ha legislado,
Kant ofreció una definición de la libertad como autonomía o poder para dotarse de leyes”. (p. 158).
Claramente el derecho natural viene regir por encima de cualquier otro en protección del hombre y
sobre él se desprende la libertad, pero ésta no debe estar ceñida solamente a la privación que puede
tener una apersona que se encuentra confinada a un espacio cerrado, limitando su libre tránsito, por
lo contrario debe referirse a una libertad plena de acción y pensamiento, de desarrollo constante sin
restricciones y que promueva el progreso multidisciplinario.
Parafraseando a Bobbio, (1997) el progreso científico y técnico es efectivo y ha demostrado
dos características fundamentales de la sociedad: continuidad e irreversibilidad, que se traducen en
el avance de las culturas a nivel global, sin embargo el progreso moral no actúa de la misma manera
por ser considerado el concepto de moral como algo problemático y peor aún no hay vestigios de
índices que permitan medirla, tanto en el ámbito de las naciones como a través del desarrollo de la
humanidad misma. En este orden de ideas, el afán por darle el sentido debido al progreso moral se
ha reflejado en actuaciones en las que algunas regiones dieron paso a la abolición de la esclavitud,
torturas, pena de muerte, que directamente atentaban contra la integridad humana, así como la
aparición de tendencias pacifistas y ecologistas, propendiendo de sectores gubernamentales y no
gubernamentales interesados por afirmar, reconocer y proteger los derechos humanos.
Es innegable que el hombre en la búsqueda de su permanencia en el plano terrenal, ha
generado un sistema de normas que mitiguen sus inclinaciones agresivas mediante sanciones o
estimulen con recompensas los impulsos de cooperación y solidaridad. La moral asumida como el
conjunto de normas de conducta formuladas por los legisladores, ha generado medidas paliativas
para las personas que se sientas afectadas, sin embargo, éstas medidas pueden infligir a otros,
debido a la formulación, imposición y aplicación de mandamientos y prohibiciones y que en otro
punto de vista pueden asumirse como obligaciones. Es decir que desde una perspectiva
deontológica fundamental, no parte del derecho sino del deber que tienen las personas y la sociedad
sobre las cosas. Los derechos y los deberes son caras contrapuestas de una misma moneda, y será

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aplicada dependiendo de la óptica que se le dé, pero generalmente con respecto a la moral siempre
será vista desde la cara de los deberes, más no por la cara de los derechos, los cuales siempre
estarán solapados.
Por otra parte, conviene traer a colación el hecho que los derechos de las personas comienzan
a preservarse de manera individual, debido a que se exigen y sancionan a aquellas personas
individualmente, que hayan transgredido los códigos de conducta social, ya que el individuo
concreto es sustancialmente un objeto de poder o, al menos, un objeto pasivo, donde más que de sus
derechos se habla de sus deberes, principalmente la obediencia a las leyes. Bobbio, (1997) asevera
que: “La concepción individualista significa que el individuo ocupa el primer lugar […] y el estado,
el segundo, ya que éste se ha sido hecho para el individuo y no viceversa”. (p. 167).
Lo abordado anteriormente devela una realidad que muchos no afrontan, como lo es la
responsabilidad que tiene el Estado en garantizar la integridad de las personas en cualquier aspecto
y situación, así como también exigir el cumplimento de sus deberes, hecho al que con mayor
frecuencias se abocan. Estos corresponderían a los derechos de primera generación, civiles y
políticos. Pero es menester en este ensayo abordar lo inherente al el desarrollo social y progreso
tecnológico ante el estado de derecho, desde el enfoque de los derechos económicos, sociales y
culturales, particularizándose diversos estudios en el desarrollo y la pobreza, instancias de gran
interés para el Estado y sus órganos representantes.
En otro orden de ideas, Bolívar, (1996) con respecto a las contraposiciones gestadas entre los
derechos civiles y políticos y los derechos económicos, sociales y culturales asegura que: “ La visión
dicotómica de los derechos humanos no ha hecho más que aumentar la brecha entre ambos grupos
de derechos, lo cual incide en el tratamiento teórico y práctico del tema, en la formación de los
integrantes del movimiento de derechos humanos y en la ubicación de interlocutores válido”,
situación esta que lo ha obligado a opinar en esta materia y establecer unas críticas bien fundadas
con la intención de derribar mitos, enfrentar retos y tender puentes entre estos dos grandes grupos
de derechos humanos. En tal sentido, con respecto a su intención de derribar los mitos que
envuelven a cada uno de estos grupos considera lo siguientes:
1. En derechos de ambas generaciones no existe discriminación de las obligaciones de
abstención y aplicación inmediata contra las obligaciones de acción y aplicación progresiva, por lo
que pueden evidenciar en ciertos derechos sin segregación alguna.
2. La complejidad del derecho no debe ser un obstáculo para su satisfacción por lo que el
Estado debe ser garante de su aplicación, sin entorpecer su vigencia.

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3. La justiciabilidad de ambos grupos de derechos, siendo el Estado el que tiene que accionar
para su respeto y su protección, desarrollando mecanismos y normas que eviten su violación y de
incumplirse, exigir su restitución y / o reparación por la vía judicial.
4. Se cree que no existen recursos internacionales a los que se pueda acceder para proteger
los derechos humanos de segunda generación, atribuyéndosele sólo a los Estados, obviando la
cantidad de organizaciones internacionales que están prestos a asistirles.
5. Existen argumentos inaceptables en los derechos civiles y políticos, que no pueden ser
considerados en los derechos económicos, sociales y culturales, ya que su demora atribuida a un
futuro mejor, retarda la realización de la persona y de su dignidad, aspecto incompatible con los
preceptos de una sociedad democrática.
6. La cantidad vs. calidad de los derechos humanos no puede ser un elemento de
contraposición entre ellos, por lo contrario ambos deben complementarse.
En este mismo orden de ideas, se deben enfrentar nuevos retos y de esta manera desmitificar
los ya existentes, en aras de asegurar un tratamiento adecuado de los derechos económicos, sociales
y culturales, entre los que se pueden mencionar:
1. Contribución en el desarrollo normativo de los derechos económicos, sociales y culturales.
2. Identificación de los contenidos mínimos y las obligaciones mínimas del Estado, así como
la promoción de la construcción de indicadores en el campo de los derechos económicos, sociales y
culturales, constituyendo uno de los retos más complejos pero también de los más interesantes,
siendo difícil establecer la idoneidad de los mismos para reflejar adecuadamente la satisfacción de
las responsabilidades del Estado, asumiéndolo los entes no gubernamentales y académicos.
3. Expansión de las actuaciones de los organismos no gubernamentales e internacionales en
la investigación de actos de terrorismo y subversión, dado a que la OEA inhibe a la CIDH de algún
tipo de jurisdicción, dado a que este organismo no puede sustituir las competencias del Estado en la
investigación y sanción de los actos de violación cometidos por particulares. Sin embargo, sí le
corresponde proteger a las personas cuyos derechos han sido lesionados por los agentes u órganos
del Estado.
4. Aprovechamiento de los recursos disponibles, ya que es común la escasez de recursos
como limitante a la satisfacción de dichos derechos, factor que agudiza el restablecimiento de la
dignidad humana en todos los sectores sociales, sin discriminación de ningún tipo.
Las realidades presentadas, obliga a tener una mejor postura ante los nuevos escenarios, lo
que amerita tender puentes que permitan cerrar la brecha existente, considerando aspectos afines
entre ambos grupos de derecho, obviando las diferencias que puedan existir. Se recomienda:

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1. Los trabajos de casos contra los tratamientos de temas particulares.
2. La validez de los componentes de las estrategias, en las que las ONG internacionales
facultadas en el abordaje de derechos civiles y políticos, pueden jugar un papel preponderante en los
derechos de segunda generación, contribuyendo así a la consistencia desde su especificidad.
3. El rol de las víctimas y grupos de afectados no puede limitarse a una participación sesgada
sino que debe ser informada e integral, comprendiendo los diferentes momentos de aquellas
políticas destinadas a satisfacer sus derechos.
4. El componente educativo apuntala al entendimiento de las víctimas que no se está frente a
un simple atropello, sino ante la violación de un derecho que el Estado se ha comprometido a
garantizar y quizás no fue así.
Por otra parte, Gros, (1987) opina que: “La universalización del problema de los derechos
humanos, fenómeno característico de nuestra época, nunca visto hasta entonces con sus elementos
actuales, ha ido unida a la internacionalización política y jurídica de la materia”. (p. 67). Esto se
traduce en que los derechos del hombre hoy en día se han transformado en una materia política y
jurídica de gran interés para la comunidad internacional en su totalidad. Así mismo, es de
competencia plena del derecho interno, cuya jurisdicción le compete a los Estados, por lo que no se
puede poner en duda el hecho que actualmente lo inherente a los derechos humanos está regulado,
por lo menos parcialmente por el derecho internacional.
El reconocimiento integral de los derechos del hombre puede asegurar su existencia, debido a
que sin el goce efectivo de los derechos económicos, sociales y culturales, los derechos civiles y
políticos se simplifican solo a categorías formales, pero en caso contrario, sin la realidad de los
derechos civiles y políticos, sin la efectividad de la libertad entendida en su más amplio sentido, los
derechos económicos, sociales y culturales carece, a su vez, de verdadero sentido y significación. A
los derechos antes abordados se suman los derechos de la solidaridad o derechos de la tercera
generación, que como el derecho a la paz, al desarrollo, a la libre determinación de los pueblos, a un
medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado, a beneficiarse del patrimonio común de la
humanidad, entre otros, son el resultado de las nuevas necesidades y exigencias del hombre y de la
colectividad humana en la proporción de su desarrollo y evolución.
Esta nueva categorización de los derechos del hombre surgen del derecho interno y del
derecho internacional, siendo de ambas competencias, son derechos de nueva generación que no
implican derogar las dos anteriores, cuya aplicación es universal, caracterizados por su carácter
irreductible y siempre vigente, ya sea en el Estado como entidades, grupos o individuos, con el fin
de garantizarlos en toda circunstancias y en todo momento, sin subordinarlos ni mediatizarlos.

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Hay que subrayar que el hombre sólo puede satisfacer plenamente sus aspiraciones en un
orden social justo y de que, por consiguiente, es de gran importancia acelerar el progreso social y
económico globalmente y de esta manera contribuir a la paz y la solidaridad internacional; en tal
sentido, la paz y la seguridad internacional manifestada de una parte, y el progreso social y el
desarrollo económico, de la otra, son íntimamente interdependientes y ejercen influencia entre sí.
No es vacilación el hecho de que el desarrollo social puede suscitarse mediante la coexistencia
pacífica, las relaciones de amistad y la cooperación de los Estados con diversidad de sistemas
sociales, económicos o políticos.
Sin embargo, es lamentable el escaso progreso alcanzado en la situación social, a pesar de los
esfuerzos de los Estados y de los entes internacionales, a sabiendas que estos tienen la
responsabilidad de minimizar y erradicar la discrepancia evidente entre el nivel de vida existente en
los países con mayor avance económico y el que sobresale en los países en desarrollo, debiendo
aplicarse políticas internas y externas destinadas a generar el desarrollo social pertinente y
oportuno, con miras de impulsar su evolución económica. Por otra parte, es imprescindible apostar
a acciones orientadas a la promoción de la paz y el progreso social, aprovechando de la mejor
manera los recursos que se disponen en la fabricación y compra de armamentos y se malgastan en
conflictos y devastaciones de áreas urbanas y el medio ambiente.
Una realidad inevitable la constituye el significativo aporte que constantemente ha
introducido la ciencia y la tecnología en pro de la satisfacción de las necesidades comunes
manifestada por parte de toda la humanidad, siendo la premisa de los Estados y los entes
internacionales la erradicación de todos aquellos los males y obstáculos que entorpecen el progreso
social, particularmente la desigualdad, la explotación, la guerra, el colonialismo y el racismo, que
afectan la vida de hombre en sociedad. La democratización de la ciencia y la tecnología es un tema
de gran interés en materia de derechos humanos ya que con la incorporación de la tecnología en
diferentes sectores de la vida social facilita la disminución de las resistencias al cambio o por lo
contrario, su apropiación permite su mejor aprovechamiento, trayendo como resultados aspectos
positivos en cada uno de los actores involucrados.
Para finalizar, hay que enaltecer la preponderancia que tienen los Estados como garantes de la
protección, garantía y prosecución de los derechos humanos en cada uno de las personas,
coadyuvado con los entes internacionales, promoviendo en todo momento el desarrollo social de los
pueblos y su progreso tecnológico, elementos que le favorecerán y ofrecerán nuevos y mejores
sistemas de vida, reconociendo y actuando oportunamente cuando se evidencie acciones que
menoscaben de su integridad y pongan riesgo sus derechos fundamentales, hasta su vida.

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LISTA DE REFERENCIAS

Bobbio, N. (1997). El tercero ausente. Madrid: Cátedra.

Bolívar, L. (1996). Derechos Económicos Sociales y Culturales: derribar mitos, enfrentar retos,
tender puentes. Una visión desde la (in)experiencia de América Latina. En Estudios Básicos
sobre Derechos Humanos, V Interamericano de Derechos Humanos. Costa Rica, pp. 85-136.

Oficina de Alto Comisionado de las Naciones Unidas, (1969). Declaración sobre el progreso y el
desarrollo en lo social. Disponible:
http://www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/ProgressAndDevelopment.aspx.

Gros Espiell, H. (1987). Problemas actuales de los Derechos Humanos. En Revista Instituto
Interamericano de Derechos Humanos, n° 2. México: UNAM, pp. 66-76. Disponible en
https://revistas-colaboracion.juridicas.unam.mx/index.php/rev-instituto-interamericano-
dh/article/view/7640/6895

ONU. (1993). Declaración y Programa de acción de Viena. Aprobados por la Conferencia Mundial
de Derechos Humanos el 25 de junio Disponible en http://www.ohchr.org/
Documents/Events/OHCHR20/VDPA_booklet_Spanish.pdf

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