Quebrada
Quebrada
Quebrada
Fucultad de Letras
Seminario
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Agradecimientos
En primer lugar, tengo que agradecer a mi madre, Sonia Montecino,
por su apoyo constante y sus valiosas correcciones, ya que sin ellas,
este trabajo no habría sido posible. Asimismo, agradezco a mi padre,
Rolf Foerster, por nuestros diálogos, escuchas atentas entre
desesperación y desasosiego. También debo agradecer a mi amigo
Lucas Costa, por sus llamadas telefónicas, en las que me animaba a
seguir escribiendo, a apresurarme en esta labor, con promesas de
júbilo y diversiones futuras, ya terminado el tormento. También
debo agradecer a mi profesora guía Paula Miranda, por sus
indicaciones y consejos, así como por su aliento en este proyecto un
tanto desafiante. Por último, pero no por eso menos importante, doy
las gracias a Guadalupe Santa Cruz, por todo lo que ha significado
para mí, la formación vital e intelectual de su taller, y que ahora, de a
poquito, empieza a dar fruto.
2
El desierto está lleno de ojos. Son ellos la memoria de un lugar, agazapada en
las distintas perspectivas. Cada mirada buscaba algo. Ese algo es el forado que
veo en el paisaje, es lo que en él me vence.
PASAJERA V
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ÍNDICE Página
I.-PRESENTACIÓN...................................................................................................... 5
II.-INTRODUCCIÓN
Poética y obra de Guadalupe Santa Cruz………………………………………........... 6
Algunos estudios críticos de la obra de Guadalupe Santa Cruz…………………......... 7
Metodología.................................................................................................................... 9
IV.-ANALISIS
Primeros avistamientos, las rutas que se dejaron atrás….............................................. 17
.Capítulo 1. El mapa de las grafías………………………………………………........ 19
.Capítulo 2. El amor por las quebradas, a pesar de todo……………………............... 28
.Capítulo 3. Geo-grafía de la quebrada v/s paisaje nacional…………………............. 35
V.- CONCLUSIONES.................................................................................................. 41
VI.-BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………… 44
VII.-ANEXOS.............................................................................................................. 45
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I. PRESENTACIÓN:
En el presente estudio analizo el libro Quebrada. Las Cordilleras en Andas (2006),
de la escritora y artista visual Guadalupe Santa Cruz, que instala una visión novedosa
articulación del espacio (en este caso el de la quebrada), la representación del paisaje
discursos -los testimonios de personas que habitan en las quebradas- para, de este modo,
Lo que persigo con el análisis de Quebrada es mostrar cómo se ensaya una geo-grafía
de la hendidura como una alternativa posible a la representación del paisaje nacional. Para
ello, en primer lugar, procedo a demostrar cómo, a través del uso de distintas grafías, se
articula el espacio de la quebrada, para luego ser caracterizado a partir de las nociones de
entorno y topofilia propuestas por Yi-Fu Tuan. Una vez terminado el análisis del modo en
más amplio de obras referidas a los paisajes nacionales, como por ejemplo, Chile o una
5
II. INTRODUCCIÓN:
La obra de Guadalupe Santa Cruz aborda diversos ámbitos, como el ensayo y la novela,
así como el grabado y las instalaciones. La escritora ha publicado seis novelas: Salir (La
balsa) (1989), Cita Capital (1992), El Contagio (1997), Los Conversos (2001), Plasma
(2005) y Quebrada. Las Cordilleras en Andas (2006). En todas ellas existe una
poética, sin embargo evito el uso de este término debido a las connotaciones restrictivas y
generalizadoras que conlleva. Me atrevo a conjeturar que el motor que opera detrás de
Sus primeras cuatro novelas se centran en torno a los nudos conflictivos que ofrece el
espacio urbano. La autora señala, al respecto, en una entrevista realizada por Sergio
Montecinos1:
la ciudad ha sido para mí una forma de darme un constructo que no tiene forma alguna, porque cada
ciudad es distinta; cada ciudad es única y singular en su forma de resolver una serie de interrogantes,
además, no hay autorías claras respecto de la ciudad; tú no puedes decir “esta ciudad es fruto de”, la
ciudad ya es una amalgama, es una amalgama de programas –la ciudad letrada–, proyectos, deseos,
recorridos, cruces, sitios baldíos
De esta manera, estos libros dan cuenta de las distintas configuraciones que la(s)
viaje por el norte de Chile, escenario en el que se desarrollan Plasma y Quebrada…. Este
podría comprenderse como una antesala de la búsqueda que será Quebrada…: la obsesión
1
Entrevista completa en http://www.philosophia.cl/entrevistas/santacruz.htm.
6
por registrar y conocer nuevos signos que se desprenden del paisaje desértico, y cómo ellos
Santa Cruz, se puede entender a partir de una necesidad por conocer y experimentar con
nuevas formas ajenas a las lógicas que imperan en las urbes; indagar en aquellos programas
mundo rural.
Santa Cruz, junto al de otras escritoras nacionales pertenecientes a la generación del 80,
como Diamela Eltit, Eugenia Brito, Marina Arrate, Elvira Hernández, Soledad Fariña, etc.,
quienes indagan a partir de su propia herramienta de trabajo -la palabra escrita (bífida)-, las
libro se analizan en profundidad sus tres primeras novelas: Salir (la balsa) (1989), Cita
(83).
En esta misma línea también cabe subrayar el artículo de Cecilia Ojeda, “Recuperando
en una escritura fragmentaria, que invita al lector(a) a ser un(a) cómplice más en la
7
comprensión y producción del relato. Por otro lado, la crítica académica se ha interesado
por la obra de Santa Cruz en relación con sus concepciones sobre las espacialidades y
ciudad” de Carol Elizabeth Arcos Herrera, el cual, a partir del concepto de cronotopo,
“De grafías e incisiones: dos novelas de Guadalupe Santa Cruz”, el cual combina ambas
tipos de grafías (bio-grafía, topo-grafía, etc.) y cómo estas se articulan para conformar un
Taller de Letras N°47, el artículo de Andrea Bachner “La corrosión del sentido: Quebrada
de Guadalupe Santa Cruz” en el que se propone una lectura crítica del libro, a partir de los
conceptos de cruce y corrosión, como tipos novedosos de inscripción, los cuales son un
aporte significativo para la reflexión sobre la obra. Bachner, además sostiene que
(69).
Asimismo se han escrito dos reseñas críticas, una de la misma Raquel Olea publicada
las quebradas”. Figuran, en el mismo libro de Santa Cruz, el epílogo a cargo de Sonia
Eugenio Dittborn, los que abren dos rutas distintas, pero complementarias, respecto la
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comprensión de este multifacético libro. Este piélago de primeras entradas es sumamente
productivo para mi indagación, sobre todo la de Norambuena, que también roza el concepto
de geo-grafía, y me permite profundizar y calar sobre lo que estos autores ya han atisbado
considerado para el capítulo final algunos aportes del artículo de Andrea Bachner.
Metodología:
escriturales del texto de Santa Cruz, desde la macro-noción de geo-grafía. Ella me permite
englobar, dentro de un ámbito común, los distintos registros que componen el libro: a) el
testimonio, entendido como las descripciones y relatos de las personas que habitan las
localidades por las que nos traslada el texto; b) los grabados que irrumpen en la lectura, y
que, como indica Sergio Rojas, son el dispositivo que trata de recuperar la memoria de la
experiencia del viaje; c) la narración de una viajera que hila, da espacio, a cada uno de
estos estratos; y por último, d) la meta-escritura, inscrita en los textos bajo el título de “LA
la dificultad de estudiar un texto compuesto por múltiples registros sin descuidar las
particularidades de cada uno de ellos. Así, por medio de este concepto analizaré, una a una,
las distintas capas que conforman al libro, indicando como, a partir de sus características
algunas nociones generales acerca de la idea de paisaje nacional, para así mostrar, las
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implicancias y novedades que ofrece este libro de cara a ese problema que opera como un
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III. MARCO TEÓRICO:
Para el estudio del libro Quebrada… utilizaré los conceptos de entorno y topofilia,
geo-grafía.
bibliografía teórica que lo comprende, es el más difícil de sintetizar y entender. Para ello, es
necesario tener en cuenta que la escritura, del modo en que la ha abordado la teórica crítica,
negativa que adopta la filosofía frente a la escritura se debe a que ella, como medio, puede
afectar el significado que supuestamente representa. Ya que “es en la escritura donde los
como una serie de marcas físicas que operan en ausencia del hablante.” (Culler 84). Es
decir, que ella es ajena e independiente a la presencia del hablante, y por ende, al
pensamiento que la produjo; no se rige por sus leyes, permanece físicamente en el tiempo y
2
Sin embargo, esta concepción que asume Derrida respecto al logocentrismo, es discutida y problematizada
por Walter Ong en Oralidad y Escritura: Tecnologías de la palabra (1982). En primer lugar, señala que estas
nociones, que manejan Derrida y otros críticos-filósofos, a los que él denomina ‘textualistas’, “derivan
principalmente de una tradición husserliana”, especializada en textos impresos, sobre todo de “la época del
romanticismo recientemente impresos: especialización significativa dado que esta época se reconoce como
señalamiento de un nuevo estado de conciencia, asociado con la interiorización definitiva de lo impreso y la
atrofia de la antigua tradición retorica” (Ong 161). De este modo, Derrida y compañía no estarían
considerando las especificidades propias de la oralidad, al momento de definir el “fonocentrismo”, del cual
provendría el “logocentrismo”. Asimismo, Ong agrega que los recientes trabajos que contrastan oralidad y
escritura, complejizan el vínculo entre fonocentrismo y logocentrismo, sobre todo las explicaciones a partir de
Platón, indicando que la relación que este tiene con la escritura es ambigua. Así, “por un lado, Platón, en el
Fedro y en la Séptima Carta, considera que la escritura es menos importante que el habla oral, y es por lo
tanto fonocéntrico” (Ong 162). Por otro lado, en la República, destierra a los poetas, “como demuestra
Havelock, porque representaban el antiguo mundo mnemotécnico oral de la imitación” (op.cit), opuesto al
mundo de la ideas (analítico, sobrio, exacto, abstracto, visual e inmóvil) que él perseguía. No obstante, a pesar
de la fuerte crítica de Ong sobre las ideas de Derrida, he optado por obviar sus planteamientos y sugerencias
para este estudio ya que, a pesar de que Ong indique varias falencias en las concepciones derridianas, estás
aún son pertinentes para el libro que aquí se estudia.
3
Ver el capítulo Escritura y logocentrismo, del libro de Jonathan Culler “Sobre la Deconstrucción”(1992)
11
es por eso que puede ser reinterpretada, reescrita constantemente: la escritura siempre
como una técnica para registrar el habla en inscripciones que se pueden repetir y hacer
circular en ausencia de la intensión significante que anima el habla” (cit. en Culler 93), sin
embargo, esta repetitividad es la de cualquier signo. De este modo, “si “escritura” significa
irreductible del concepto de escritura) entonces la escritura cubre todo el dominio de los
signos lingüísticos.” (Culler 65). Por lo tanto, la idea de la institución de la arbitrariedad del
signo es impensable previa o fuera del horizonte de la escritura. Esto quiere decir, que la
protoescritura que es condición tanto para el habla como para la escritura concreta.
Por otro lado, Derrida indica que, respecto la relación entre el habla y la escritura,
esta nos provee de una estructura que denomina <suplemento>, término que aplica
por sí mismo, pero el suplemento se añade para completar, para compensar de una falta con
la que se supone se completa a sí mismo.” (cit. en Culler 94). De esta manera, uno podría
establecer una analogía entre la noción de suplemento y la escritura que despliega Santa
Cruz sobre la quebrada. Así, la escritura se articularía como una tercera dimensión que se
definir como el lazo afectivo entre las personas y el ambiente circundante. Esta relación
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ante los estímulos externos. En este proceso se seleccionan y registran ciertos fenómenos,
que tienen un valor o interés particular para el o los sujeto(s). El segundo estrato es el de la
actitud, que consiste en la elección de una postura respecto al mundo. Esta se construye a
nuestros sentidos (la visión, el tacto, el oído y el olfato). Así, Yi-Fu Tuan propone una
comprensión de los modos en que perciben estos sentidos por separado, y la construcción
de un quinto en que conviven todos. Sin embargo, a mi juicio, las definiciones que esboza
comentar sólo dos (el olfato y el tacto), que son las que me parecen más precisas y
sugerentes. Así, el tacto es una experiencia directa de resistencia (estar en con-tacto) que
nos convence de que existe una realidad independiente de nuestra imaginación. Por otro
lado, el olfato posee la facultad de evocar recuerdos, cargados de emoción, del pasado.
Esto, según Tuan, se produce porque cuando uno es niño está más cerca del suelo y sus
esencias.
Por otro lado, el concepto de entorno atañe a los estímulos sensoriales que, en
que propone, de un modo un tanto utópico, que los mismos espacios contienen una suerte
término geo-grafía, a grandes rasgos, lo podemos definir cómo el modo específico en que
cada individuo “marca la tierra”, o visto desde su etimología, cómo la “geo-grafía, vuelve
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propio, hace común un determinado espacio, adueñándose de él.” (Goncalves 6). Así, la
territorio, que se configura como tal, durante el mismo proceso de inscripción. La geo-
grafía registra aquellos residuos, desprendimientos geológicos y humanos, del paisaje y del
“aquello que no es ni theoria, ni poiesis: aquello que no asigna el sentido ni como saber, ni
como obra” (184). Así, interpretando la cita de Nancy, podríamos sostener que la técnica
geo-grafica, que se despliega en Quebrada, actúa como símil del accidente geográfico,
como un hiato de dos planos, que en vez de unir agrupando, se acopla mientras quiebra. Es
en este quiebre interno del concepto, en su imposibilidad lógica, que se dispone como
Por último, definamos qué se entenderá por paisaje nacional. Primero, tenemos que
distinguir la diferencia que existe entre este concepto y el de geo-grafía. Esta distinción
radica en que el concepto de paisaje nacional, a diferencia del de geo-grafía (que se articula
como un <entremedio>, una instancia más allá o más acá de la representación) se despliega
14
segundo lugar, cabe advertir que nuevamente estamos ante una concepción compuesta por
dos ideas (paisaje y nación), las cuales, no obstante, están vinculadas, de un modo
específico, entre sí. En la historia de la pintura occidental, el paisaje nace cuando deja de
configuración de los primeros estados nacionales4. Así, la misma palabra paisaje incluye la
lo considera como propio. Es sobre este paisaje que una comunidad establece un vínculo
relieve característicos. De este modo, el paisaje nacional ocupa un lugar crucial al momento
de la configuración de una identidad nacional, ya que actúa como soporte de los discursos
características materiales. Es por ello que el paisaje nacional, al igual que la imprenta y el
periódico, puede ser entendido como una institución por medio de la cual “las comunidades
macro-contenedor en el cual el sujeto se ve sumergido, sino que más bien, como una
que sobresale el artístico-literario, como encrucijada entre una dimensión estética y otra
política. De este modo, lo que intento proponer con esta reflexión final, es que un paisaje
4
Ver, para mayor información, el capítulo III “El paisaje de Chile: Representación y persistencia del valle”,
de Alfredo Jocelyn-Holt, presente en su Historia General de Chile. Vol. 3. Amos, Señores y Patricios (2004).
5
Ver, de Benedict Anderson, el libro “Comunidades Imaginadas: reflexiones sobre el origen y la difusión del
nacionalismo” (1991).
15
nacional es una representación estético-política que se ejerce sobre una naturaleza, a la cual
delimita (como un mapa o una postal) y especifica sus modos de percibirla y habitarla
correctamente.
Por último, cabe señalar que la geo-grafía no es más que un modo particular de
escritura, que (se) fija (en) un tipo preciso de elementos, trasladándolos hacía una nueva
superficie que los hace perceptibles. Este tipo de escritura contrasta con la del paisaje
nacional, ya que ella no pretende representar una realidad, configurarla como un todo
acabado, sino que se límita a presentar las múltiples formas que ella adopta. Así, geo-grafía
y paisaje nacional son dos procedimientos distintos que se utilizan para la comprensión de
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IV. ANÁLISIS:
Primeros avistamientos, las rutas que se dejaron atrás
como el viaje de una pasajera -que se bifurca en nueve entidades distintas- por el norte
chico y el norte grande de Chile. El viaje es el motor de esta escritura, que (se) despliega
(sobre) un espacio (la quebrada), el que solamente se configura como tal, durante ese
proceso de traslación. Así, lo que encontramos en este libro, son las distintas anotaciones
(grafías) que ella fue dejando, fijando, a lo largo de su travesía, como testigos de esa
experiencia. Estas distintas grafías que configuran la quebrada son: a) el testimonio de las
personas (vivas o muertas) que habitan en las quebradas, b) el grabado, c) las narraciones
tanto de la pasajera como de aquellos y aquellas que encuentra durante el viaje y d) la meta-
etc.
algunas características del libro que se han dejado fuera del análisis, pero que, sin embargo,
sirven como punto de partida, guías introductorias, que se deben considerar antes de
emprender el trabajo.
páginas sólo contienen lo que la autora eligió fijar en ellas. Entiendo esta elisión como el
rechazo a una forma de lectura tradicional, en la que las páginas se suceden unas tras otras,
es lo que prima. El libro nos invita a detenernos en cada una de sus páginas como si fueran
un paisaje único y a contemplar las distintas irregularidades que lo componen. Por lo tanto,
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dificultades de proseguir su lectura, ya que aquí las páginas son más cercanas a lienzos,
capaces de acoger en su superficie, tanto al registro visual como al escrito. De este modo, la
Un segundo tema que me interesa mencionar es el del nombre de los lugares. Este
ámbito presente en Quebrada, puede ser el punto de partida de un extenso estudio, debido a
lugar, no sólo fija sus coordenadas, sino que a su vez, y sobre todo, agrega un valor afectivo
y sensorial al espacio que señala. Es por eso que se confunde el nombre de los lugares con
el de las personas que allí habitan. El nombre propio es necesario tanto para la
configuración de los sujetos como para la de los espacios. Es por este que el viaje
comienza, es la primera señal que aprehende el ojo. De este modo, Quebrada nos traslada
por los diversos nombres de lugares y personas que trazan el recorrido por las distintas
primera vista, Quebrada puede ser entendida como la narración, el diario de viaje por el
norte de Chile, de una pasajera. Sin embargo, esta presencia del sujeto que narra, debe ser
narradora capaz de hilvanar los distintos relatos y testimonios dentro de una unidad.
dispone en el texto como viajera, sino que como pasajera, la cual, a diferencia de la
primera, no ejerce la acción de viajar, sino que la padece. Ella se deja transportar (deviene)
por un camino trazado por otros, el que registra y por el que escribe: “los nombres se
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ensucian con el camino, me gusta extraviar el mío al abordar los peldaños de las máquinas
de viaje” y “entretanto las letras son asaltadas por aquello que ven y el Norte crece como
una página en blanco que se cuela en un libro escrito por otros”. Quebrada es un libro de
otros, donde la presencia del narrador se encuentra aplazada, para dar paso a una geo-grafía
que posibilita la convivencia, en un mismo libro, de distintos registros que, gracias a esta
supone la conjunción, en un misma esfera, de dos ámbitos irreconciliables desde una lógica
logocéntrica: el yo y el otro.
página, irrumpiendo en ella. La comprensión de cada uno de estas grafías requiere que uno
adopte distintas actitudes, se fije en sus diversas particularidades y no las reduzca a una
misma codificación.
en el libro y que se articulan como grafía que posibilita la configuración del espacio de la
fractura. Previo al análisis, cabe advertir que lo testimonial, como clave de lectura, podría
utilizarse para comprender a este libro en su totalidad, ya que las otras grafías que en él
obstante, asumir esta perspectiva, a mi juicio, implica reducir las otras particularidades que
estético que se le otorga a los testimonios de las personas que habitan en las quebradas,
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sería elidido. He optado por trabajar en este ámbito sólo los textos que se encuentran
entrecomillas y bajo los cuales aparece el nombre del sujeto que los enunció.
Las temáticas de los testimonios varían de acuerdo al modo en que los sujetos reales
habitan en sus respectivas quebradas. Ellos otorgan un relieve afectivo que va más allá de la
primer lugar, las actitudes que debe asumir un sujeto para sobrevivir en ella. Un ejemplo de
estos es el de Domingo Pérez Zepeda que señala que “Para vivir en una quebrada hay que
ser muy sufrido y quitado de bulla”. Este lema se repite, de un modo silencioso, “quitado de
bulla”, en los otros testimonios. El dolor que ellos expresan –el que se grabó lentamente en
las quebradas, y posteriormente en este libro-, ni es glorioso ni épico, sino que es profundo
como los tajos que dejó el agua, después de mucho tiempo, en la tierra y los que
De esta actitud se desprende el modo en que las hendiduras permiten la vida de las
Ha costado harto sacrificio levantar para arriba este local, Las Sirenitas. Antes vivíamos de la casa,
nada más, los maridos traían la pesca. Hay harto marisco, sale el loco, la almeja, la lapa, el locate.
Pocas son la gente que lo conocen, es poco cocinado. También hay en el sur, pero es más grande.
Aprendí a cocinarlo aquí, mirando a los caballeros. Es un caracol, es como pariente del loco, una
cosa así. Hay erizo y harto pescado, pejegallo, a veces llega corvina, vieja colorada, pejeperro,
cabrilla, sargo, rollizo.
Soy de las primeras mujeres de la caleta Camarones. Primero llegaron los caballeros de la pesca,
después sus señoras. Ellos son buzos u pescadores, algunos no viven con la señora ahí, pero tienen
sus casas. Llegan, trabajan, están dos días, un día, y se van. Somos poquitos lo que vivimos ahí.
Prácticamente siempre somos cuatro o cinco mujeres, ahora estamos dos nada más, las otras están en
Arica. Sería bueno que estuvieran todas. A la gente que es tranquila siempre le va gustar vivir en una
quebrada, nosotras ya estamos acostumbradas. A veces hemos quedado solas, pero no pasa nada.
Pero a veces la tranquilidad llega a molestar. A veces se sienten los perros, es así, es bonito.
De este modo, el testimonio registra las experiencias de las personas, las marcas que
dejaron en sus cuerpos las penurias del trabajo, dotando así, al espacio de la quebrada de
20
No obstante, cabe agregar que estos testimonios no sólo confieren memoria a la
fractura sino que, además, la dotan de una dimensión imaginativa, que se manifiesta
da la impresión de un capitán, el capitán con todos sus soldados. Uno con lepra, otro con
dificultades para respirar, otro con dificultades para sostenerse, porque uno está inclinado
así, otro para allá.”. Entonces la percepción de los sujetos, su imaginación sobre la
quebrada, depende del entorno en que habitan: sus sueños no son posibles sin la experiencia
de este espacio y, al mismo tiempo, la rotura requiere de las personas que en ella viven
para su configuración. Por lo tanto, existiría una dialéctica entre la quebrada y los
testimonios, que permite que articular tanto el lugar como los relatos que de él se
desprenden.
Desde la perspectiva del análisis del grabado como una grafía, percibimos que en
distintas maneras: algunos ocupan toda la superficie de la hoja, otros solamente un rincón.
Es interesante destacar que los grabados nunca comparten la página con las otras grafías
escritura, la cual, a diferencia de las restantes, implica para su recepción de una disposición
distinta del lector. Este debe abandonar una actitud cognitiva, es decir, la búsqueda de una
exégesis acabada de lo que está leyendo u observando. Más bien, uno, como lector u
observador, tiene que detener el ojo y contemplar las texturas, no dejarse llevar por la
necesidad de representación, ya que, como señala Sergio Rojas, los grabados de Santa Cruz
21
al tener su origen en una matriz y no en un modelo externo (como en la pintura) el grabado no es
propiamente representación. En efecto, tiene el grabado una relación con la presencia, que lo hace
especialmente adecuado para elaborar este viaje a las quebradas del Norte de Chile, porque de lo que
se trata es de recuperar la memoria de aquella experiencia.
Los grabados, de este modo, recuperan la memoria del viaje por las quebradas
fijándola en el libro. Ellos recrean el recorrido de la pasajera, las instancias reales por las
que se trasladó la escritura. Esto se manifiesta en el modo en que se disponen los grabados
a lo largo del libro, ya que ellos, sus figuras, complementan y sirven de soporte visual para
las otras grafías. Un ejemplo de esto, es cuando se dice, en una de las narraciones, cómo
“en el cementerio antiguo de Los Choros están enterrados los nombres Zoila, Araceli,
Clarisa” y en las páginas siguientes aparecen tres grabados6 que muestran las cruces que
espaciales, ya que para su comprensión cabal debemos prestar atención a aquellos nexos
A lo ya señalado cabe precisar que los grabados que aparecen en Quebrada… no son
écfrasis7 de las narraciones o de los testimonios, sino que se despliegan como el registro
texto son indistintos. Ambos aportan al espacio de la quebrada una memoria particular, la
cual se va materializando a lo largo del libro. Sin embargo, la memoria que agrega el
grabado difiere de las otras memorias, ya que no se articula discursivamente, sino que
visualmente. Para comprender esta visualidad hay que tener en cuenta que ella depende de
una matriz, y por lo tanto, los grabados no son más que sus variaciones.
6
Ver Anexo: grabados.
7
Me refiero al intento de imitar con palabras un objeto de las artes plásticas, principalmente la pintura o la
escultura, o viceversa, el intento de representar visualmente un cuento, un poema, etc. Existe una abundante
bibliografía teórica sobre la figura artística de la écfrasis. Ver la compilación a cargo de Antonio Monegal
Literatura y pintura. Madrid: Arcos libros, 2000.
22
Ahora bien ¿cúal es el modo en que estas variaciones de la matriz, cuando se fijan en la
página, recrean aquella memoria? En primer lugar, hay que pensar cómo se disponen en el
papel, el lugar que ocupan en la página. Un segundo aspecto a considerar, es que la mayoría
de los grabados no se materializan a partir de un color, sino que de dos vacíos: el blanco y
el negro, la que se asemeja a la manera en que la letra se relaciona con la hoja en blanco.
cruce de dos grabados distintos, en el que uno de ellos es de color rojo. Otra rasgo
interesante de observar es el tipo de textura a la que aluden los grabados: las superficies
construcciones de esos pueblos del norte de Chile que parecen abandonados o fantasmas:
un antiguo molino, los restos tecnológicos de una mina o del ferrocarril. Así, estas figuras
aparecen en Quebrada… como los restos de una memoria visual descuidada, pero que
De este modo, los grabados se disponen cómo una grafía que registra la memoria visual
que lo textual no es capaz de fijar: los restos de una visualidad, de un paisaje, que se recrea
a lo largo de las páginas de Quebrada... y que junto a las otras grafías posibilita la
configuración geo-gráfica.
La grafía, que corresponde a la narración, implica los sueños, los relatos, las reflexiones
y/o impresiones del viaje de una pasajera por el norte chico y grande de Chile. La narración
lleva el registro del progreso de la travesía y se dispone como las anotaciones de un diario
de viaje. Esta forma de disposición hilvana a las otras grafías, les otorga un relato, el cual,
no obstante, ni es lineal ni se rige por las estructuras aristotélicas, sino que es subterráneo
23
Este viaje es “vertical u horizontal en el mapa, nocturno o diurno, y aunque en un
mismo huso horario, el ensanche del viaje produce sudor, el sudor de los viajes que
aglomera el cuerpo a los lugares.”. Así, la narración señala las coordenadas que dejó el
cuerpo de la pasajera, los marcas del viaje y de los lugares que recorrió. Estas huellas
componen un mapa que indica las zonas, nocturnas o diurnas, por las cuales se trasladó. Es
interesante destacar que la experiencia del viaje no es una acción que sólo se realiza
conscientemente, sino que ocupa todas las facetas de la vida. De este modo, el viaje
“Soñé anoche que trazaba bosquejos y tomaba apuntes en el alto de una quebrada, y es lo
que hago. Pero la quebrada era verde, de arriba abajo verde.” El sueño del viaje completa el
“En los viajes duerme el sueño sobre superficies inimaginables, sobrevuela océanos,
Así
El llano de los sueños posee varias dimensiones, gira sin orden aparente, sufre vuelcos, bruscos
cambios de escena, al igual que la bandeja de la pampa que vive en la quietud de sus accidentes
geológicos –fisuras, lava derramada, aparición y desaparición de las aguas- y del volumen intangible
de los colores que la recorren.
De este modo, lo onírico registra las dimensiones imposibles de la escritura, aquellos
lugares que no se puede capturar con los sentidos, pero sí laten en la imaginación de la
pluma.
relaciones que establece: “Guayacán es una palabra favorita, encontrar un guayacán hace
pronunciar la imagen retenida, el gusto acre y ácido de sus ramas apretadas para sortear la
sequía en lo alto.” Por lo tanto, en las palabras -los nombres propios- se pronuncian las
24
imágenes retenidas por ellos, devolviendo al lector la posibilidad de recordar la emoción
herramientas que usan, para su subsistencia, las personas que habitan en las quebradas. Así,
los arneros, que “son una herramienta del ojo rastreador, contraria al embudo que solo mira
y trabaja de modo vertical, de una vez”, se comprende más allá de su utilidad práctica, para
así destacar su dimensión estética y simbólica: “los arneros tamizando el paisaje, agitando,
acariciando voraz y desesperado la textura de las tierras. (…) En el Norte el deseo de los
arneros es sacarle el jugo a la aparente secura de las cosas.”. De este modo, el relato fija su
atención en los utensilios de tierra, en la imaginación que de ellos se desprende. Ella capta
Por último, esta grafía cumple la importante función de repensar el contenido simbólico
desarrollar este tipo de escritura Santa Cruz, como señala Eugenio Dittborn, se nutre de
de ficción novelesca, pero, al mismo tiempo, difiere de todos ellos. Así, este tipo particular
y único de narración se traslada por distintos discursos, pero sin casarse con ninguno de
ellos. Esto implica que la técnica geo-grafica debe acudir a múltiples registros para la
Un ejemplo de esto es el relato que se elabora acerca de los hombres que trabajan en
Pichasca, la quebrada del río Hurtado. En él, se narra cómo “los hombres que han trabajado
25
en el valle del río Hurtado se vuelven hombres conocedores del río.” No obstante, este
relato no está construido a partir del mismo código que los otros, sino que, para su
provocado la gangrena. En Pichasca la rodilla del padre recibió un peñascazo y esa misma
rodilla quedó atrapada, a lomo de burro, entre dos árboles.”. Así, Santa Cruz, se refiere al
lugar de Pichasca del mismo modo que las personas que viven en ahí, como si, más que un
espacio, fuera una entidad viva, con personalidad propia. Esta forma difiere
encuentro la palabra con que se abren las montañas, la tengo sellada en la lengua y estoy en
un mal paso.”.
Quebrada…. Esta grafía, a diferencia de las otras, no depende de un referente externo, sino
que da cuenta, graba la memoria del grabado mismo. Ella atestigua el proceso de registro y
confección de las otras grafías, su funcionamiento: “Calco los pies de cabra, las cabrías.
viaje de las letras por nuestros cuerpos de historia.”. Así, “LA MATRIZ” nos confronta con
Ella, a su vez, se dispone como las confidencias de una narradora, o mejor dicho, de una
registradora, la cual, descreída de su rol omnisciente, expone paso a paso todos los detalles
del proceso de gestación de su escritura: “He impreso en una misma hoja borrador un
8
“La Matriz”, a la ya me referí a ella en la metodología, es un apartado del libro de Santa Cruz que se
caracteriza principalmente por reflexionar en torno al modo en que fueron producidas de las otras grafías, es
decir, ella podría ser entendida como una meta-grafía.
26
tumulto de planchas de aluminio como “copia de estado”, juntando por economía de papel
las demás. Ella aglutina los distintos procesos de registro y los expone, los descuera ante
nuestra vista: “¿A qué va el paisaje?/El paisaje no es la imagen./ El paisaje es el deseo, hoy,
de lijar.”. Sin embargo, este gesto no es violento, sino que, por el contrario, es amoroso:
“Surge a ratos un enamoramiento por esos bellos gestos perdidos y conservo el ademán, el
paisaje de aquel ademán fallido que conduce sin embargo a esta hora.”. Esto se debe a que
una matriz no es sólo un molde en el que se funden distintos metales, sino que en ella, su
etimología, también se (con)funde con aquella “víscera hueca, de forma de redoma, situada
fragmento revelador: “ir al encuentro del parto en líquidos de una imagen es lo que ansía mi
paisaje”. Así, el paisaje que nace desde la matriz es el mapa de las otras grafías, su primera
memoria, líquida, la cual no se representa como un objeto, como un en frente rígido, pues
ella, en cambio, se despliega como un envoltorio que las nutre de sentidos previos a toda
representación.
De este modo, esta grafía se articula como la memoria previa al nacimiento, un “delirio
salado y sin forma, trasladándose de un puerto a otro, carente de nombre”. Se articula así
una mirada que escruta los intersticios del texto y del grabado, en la confusión que se
produce cuando existe ese tipo especial de cercanía: el “cuerpo a cuerpo entre una mano
que quiere corregir y la misma mano que hace abandono, detiene su frenesí y cae”. Es
9
Ver http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=coaptar
27
desde ahí que se originan las otras grafías y donde finalmente todas convergen, ya que ella
significancias de cada registro. Tengo que señalar que el análisis anterior es sólo el primer
ningún momento como definitiva, sino, por el contrario, como invitación para futuras
investigaciones que se aventuren a descifrar las múltiples travesías que ofrecen estos
registros.
neologismo, pensado por Yi-Fu Tuan, referido al lazo afectivo entre las personas y el
dialécticamente. Esto implica que sus moradores deban adoptar ciertas actitudes, para
recrean este espacio de acuerdo a sus propias cosmovisiones. Por ello quienes viven a la
orilla de los ríos son muy distintos de quienes lo hacen en los faldeos de una cordillera.
Estas diferencias suponen que las memorias y los discursos sobre los espacios son
también disímiles. Cada modo de habitar un lugar posee su propio relato, sus propias
concepciones del mundo, a las que Tuan define como entorno. Es por eso, que el libro de
Santa Cruz, es especialmente útil para este tipo de investigación: en él confluyen múltiples
28
registros de la quebrada, los cuales permiten su caracterización acabada y profunda.
citado de Domingo Pérez Zepeda: “Para vivir en una quebrada hay que ser muy sufrido y
quedado solas, pero no pasa nada. Pero a veces la tranquilidad llega a molestar. A veces se
sienten los perros, es así, es bonito.”. Ellos expresan claramente las disposiciones que
deben asumir los sujetos para habitar una quebrada. En este caso, el esfuerzo y la
tranquilidad serían las posturas básicas para vivir allí. No obstante, surge la duda: ¿Cuáles
son los elementos constituyentes de la quebrada, que le exigen a los sujetos, asumir estas
actitudes?
Una primera señal, para responder a esta pregunta, es que “una quebrada es un lugar
donde algo ocurre, corre, fluye o se interrumpe.” Los sucesos de la quebrada, la vida en
ella, están tensionados por esos cuatro modos de accionar: ocurrir, correr, fluir, interrumpir,
los que están determinados por un terreno que, al ser desnivelado, produce un tambaleo,
una declinación de las acciones, que las “bascula en otro sentido.” Es por eso que “se
cruzan cuerpos en las quebradas, ventoleras inversas que descolocan, chiflones y cauces,
personas -aquella que las lleva a asumir una actitud tranquila y esforzada ante la quebrada-
se debe en una primera instancia, a las características formales del terreno, a su desnivel,
29
A su vez, una quebrada se forma por una hendidura que divide a una montaña en dos, y
en el caso particular del Norte de Chile, por una serie de cordones montañosos,
transversales, que interrumpen la línea recta de la Cordillera de los Andes. Estas hendiduras
fueron y son producto del paso -las huellas verdes- de los ríos que van a dar al mar.
posibilitan la vida en la mitad del desierto más árido del mundo. Se despliega así, en
Quebrada un imaginario compuesto10 por esos elementos líquidos y sólidos, sus luchas y
“Dicen que antes hubo sequedad, porque encontraron cosas enterradas, árboles. Después vino más
agua. Cuando yo estaba chica había mucha agua, el agua corría por todos lados. Y después vino otra
vez sequedad y otra vez estaba subiendo el agua. Siempre ha corrido subterráneo este río, creo que es
más grande que el Choapa.”
El vínculo entre agua y tierra se constituye como la memoria de la quebrada, en los
recuerdos de sus habitantes, quienes han experimentado las fuerzas de estas materias y sus
ciclos, la imaginación de esos parajes. Gracias a ese saber es que Vilma Aguirre
Campusano logra sobrellevar la crisis que se produce en Los Choros en el año 97. Ella tuvo
antes, en el año 91, “la visión que se enterraban los pozos” y por eso ahorró dinero, guardó
comida, buscó refugios. Llegó el año 97 y “el 15 de agosto salió un viento, venía del norte.
(…) Había gente en la isla, niños, llamaban para que por favor mandaran un helicóptero.
No había agua, no había luz, la quebrada se llevó todos los postes y los tiró al mar, todo
elalumbrado público se lo llevó”. Pero Vilma fue la única que previó la catástrofe, gracias a
hendidura, que nace de la conexión física entre dos ambientes concebidos como opuestos
10
Esta idea proviene del capítulo IV. Las Aguas Compuestas, de El agua y los sueños (1942) FCE. de Gaston
Bachelard.
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para nuestra cultura: el mar y la cordillera11. Así, una quebrada, tanto material como
formalmente, es hiato de agua y tierra, de la cordillera y el mar, una zona de cruces, por la
que transitan múltiples realidades. Esta capacidad del accidente geográfico, de que fluyan
las cosas, se debe a su liquidez, a “la fuerza del agua (que) hace todo lo movible del campo,
de todo que se vea verde en cualquier parte”, como señala Lidia Castro. Sin embargo, esa
acuosidad sólo es factible gracias a la cordillera, ya que ella “es un abastecimiento de vida,
la agricultura que ahí se desarrolla: “Al internarme hacia los pueblos del Loa las quebradas
plisan el mapa, lo quiebra la grieta del río Salado, del Turi, del Toconce. El piso no es más
que una plataforma, se resquebraja y surge más abajo el verde, terrazas de cultivo y
vegas.”. Al abrirse la tierra por el paso del agua, al quebrarse su representación en el mapa,
surge el verde de los cultivos y las vegas que alimentan a sus habitantes. También, esas
aguas proveen carnada: “Dos niños de Chui-Chui introducen sus coladores en las aguas
musgosas del Loa en búsqueda de pumpuyos, dicen que es carnada para la pesca de truchas
un poco más abajo, en el Salado.”. De esta manera, Santa Cruz no sólo releva el modo en
que los habitantes de las quebradas sobreviven gracias a la conjunción de estas dos
11
Pensemos solamente en el mito genésico mapuche de Kai-kai y Ten-Ten, donde las dos serpientes,
representan las fuerzas antagónicas de la cordillera y el mar. Asimismo, en el ambito de la percepción, la
cordillera funciona cómo un límite visual, una cadena montañosa que anuda un territorio; en cambio, el mar
se dispone cómo un horizonte infinto, el que configura una visión, pero no un espacio, ya que en él no es
posible habitar.
El estudio de las tensiones entre mar y cordillera, sus dimensiones simbólicas y culturales,
requieren de una extensa indagación, que en este trabajo me es imposible abordar. No obstante, a mi juicio, lo
que anunciado podría ser un interesante campo reflexivo a futuro.
31
Asimismo, el imaginario nutricio del agua no está sólo relacionado con los ríos
El río Los Choros aparece y desaparece. /El mar queda retirado, pero se lo presiente. /Sube por el
llano y luego por la quebrada, sube en el nombre Los Choros. El río inexistente va a dar al mar, el
mar esta presente en esa ausencia. El mar queda retirado pero esta cerca. (…)
Dicen que antes el mar traía choros inmensos. Que bajo las arenas se encuentran conchales de estos
choros gigantes. Luego el mar dejó de arrojarlos. Por años desaparecieron y de la noche a la mañana
volvieron a aparecer. Dicen que las arenas de la playa son blancas debido a esas conchas trituradas
por el tiempo
El mar, sus aguas, se presentan como recuerdos fósiles de un pasado magnífico,
próspero. El ayer permanece sepultado en los cauces de un río inexistente: restos de mar,
memorias de mar, que descansan en la tierra. En estas realidades de lo líquido, aparecen dos
tipos de imaginarios: uno superficial, memoria reciente que fluye por los cauces de los ríos,
la quebrada, sino que, a su vez, una negativa, de muerte. Ejemplo de esto, se encuentra en
“conocedor” de la quebrada, de sus flujos de agua, ella se torna violenta y se vuelve contra
El agua de los embalses, la torta y la turbia de las compañías mineras son las únicas sepulturas que
arrebatan candados, pintura y flores de las manos, volviendo definitivamente deshabitado un lugar.
Sus habitantes los pueblan de otro modo, viven aquí y allá, la memoria suya es movediza, como el
agua, apegada a los lugares de agua.
La quebrada se presenta ante las personas de manera dual: si viven en ella y la
conocen, se torna benévola, les enseña sus saberes; si no se la habita y se la desconoce, sus
aguas impedirán arraigarse allí, pues sus flujos son impredecibles para el ojo inexperto.
descubrimiento de la dualidad que ella porta. Lo benévolo y lo violento los llevan a adoptar
una actitud tranquila y esforzada para habitarla. Este ciclo se expresa claramente en el
testimonio de Ana Robles Santander: “En el año 2000 corrió harto el río, hizo un forado en
32
la quebrada, el agua abrió el mismo puente aquí. Hizo mucho daño la crecida, se juntaron
los dos ríos, el Camarones y el Chiza. Cuando hay harta agua aparecen los camarones,
hacemos Picante de Camarones, con locoto y llaita, una planta de río parecida al luche.”
Así, el río daña a las personas, sus viviendas y plantaciones, pero al mismo tiempo, entrega
frutos, sus memorias grabadas en el terreno. La gente persiste en ella, porque así se arraiga
la historia de los cuerpos que antes la habitaron. Los modos en que la historia se inscribió
aguas fabrican un verde vibrante contra las montañas rocosas y centellean en la aridez”.
“La mirada, luego, escruta amorosa y pacientemente las aguas de soda caústica diluida para
atrapar el momento en que va revelándose algo entre la imagen y el paisaje, entre el paisaje
y yo.”. El producto del contacto de la soda caústica con la plancha de aluminio es semejante
al del agua contra la tierra: ambos generan quebradas. El grabado se construye con
En los grabados de Quebrada… que captan zonas ocultas, parajes desconocidos, que no
son expresados discursivamente se atisba una respuesta. En ellos se fija una memoria
diminuta, acerca de detalles casi imperceptibles del paisaje: sus porosidades, quiebres e
irrupciones. Figuras, que gracias al paso del tiempo y al olvido sistemático del Estado,
forman parte de un paisaje árido, cotidiano, en el que se confunde tecnología con paraje.
33
Pienso sobre todo en el grabado que cruza la imagen horizontal, de color rojo 12, de una
línea de tren abandonada con la figura vertical, negra, de un paisaje desértico. Formalmente
son dos franjas que se intersectan en el centro de la página. Aunque las dos provengan de
que reside esos espacios, sin embargo, es el tránsito acostumbrado de quienes habitan en
una revaloración estética de sus formas. Esto se expresa claramente en la disposición de los
grabados, a lo largo del libro, como complementos y testigos del esfuerzo que requiere vivir
en la quebrada, así como también, en el modo en que la grafía, encarnada por “LA
MATRIZ”, hace referencia a ellos: “Surge a ratos un enamoramiento por esos bellos gestos
perdidos y conservo el ademán, el paisaje de aquel ademán fallido que conduce sin
embargo a esta hora.”. Las afectividades sobre la quebrada se manifiestan en los grabados,
como desamparo y olvido, emociones con los que conviven sus moradores.
Entonces la topofilia de la quebrada -el modo en que se vinculan las personas con ella-
12
Veáse el Anexo, grabados.
13
El proyecto ferroviario chileno es uno de los grandes fracasos de la modernización e industrialización del
país. Ya que sus rieles, guiados por la Cordillera de los Andes, habrían sido otro gran mecanismo de
unificación nacional, tanto geopolíticamente (acercando distancias) como simbólicamente (debido a que ellos
trazarían otra línea, unificadora, sobre el territorio). No obstante, su abandono durante la dictadura y luego por
los gobiernos de la Concertación (aunque el gobierno de Ricardo Lagos haya coqueteado un poco con retomar
este proyecto, finalmente terminó siendo uno de los mayores bochornos y escándalos de la “concerta”)
significó la fragmentación definitiva de la nación. A mi parecer, es esta perspectiva dolorosa del fracaso (que
no es la que he preferido para el análisis de Quebrada…) en que se articula en el estudio de Andrea Bachner,
La corrosión del sentido: Quebrada de Guadalupe Santa Cruz. Taller de Letras N° 47.
34
materialización en los elementos combinados del agua y la tierra. La dialéctica entre
espacio y sujeto constituye a la quebrada en tanto tal. Asimismo, los grabados trasuntan
La diversidad de realidades que prolifera en la quebrada, así como las posturas de los
y el entorno de este lugar. Texto y grabado confluyen, para hacer emerger las distintas
texturas emocionales: el esmero por sobrevivir, las adversidades y bondades de este lugar,
hendidura es una alternativa posible a las representaciones del paisaje nacional de Chile.
tanto los desprendimientos geológicos como los humanos de los lugares en que se moviliza.
cada una de las grafías, para luego, en el segundo capítulo develar el modo en que estos
narración y la meta-escritura), necesarios para recrear las distintas capas emocionales que
se esconden en su interior. Así, la geo-grafía que utiliza Santa Cruz invita a una nueva
35
la unicidad del relato, lo que produce una zona de cruces e interrelaciones entre distintas
teórico, en que este se articula como una representación rígida: un en frente al que
que responden a un orden compartido: la nación. Este orden compartido “siempre opera
como un referente retrospectivo al que se vuelve y vuelve.” (Jocelyn-Holt 104). Ahora bien,
¿cuáles son esos paisajes nacionales de Chile, aquellos con los que se ha identificado
nuestra nación?
relación del Reino de Chile del jesuita Alonso de Ovalle. En este texto se describe
Chile, que podemos llamar maravilla de la naturaleza y sin segunda, porque no sé que haya
en el mundo cosa que se le parezca, son unos altos montes que corren de norte a sur” (cit.
propone Ovalle, como el relato fundacional de uno de los paisajes nacionales más
(“Majestuosa es la blanca montaña/ que te dio por baluarte el Señor”) hasta en las cajas de
de ella, como una larga y angosta franja que aúna miles de kilómetros de tierra. De este
modo, la cordillera, a partir de Ovalle y hasta la actualidad, ha sido y es uno de los paisajes
36
más importantes, gracias a que ha posibilitado la construcción imaginaria de la unidad
nacional.
Por otro lado, es interesante destacar dos particularidades del texto de Ovalle. La
la naturaleza del territorio. Ovalle escribe la Histórica relación del Reino de Chile “de
memoria” desde Roma, con los recuerdos de su travesía por Chile. Esto implica, que en su
presencialmente ante lo que describe, sino que reside en otro continente rememorando una
territorialidad, que en el momento de la escritura, está ausente. Por lo tanto, los lectores de
su texto no estamos ante una descripción realista del paisaje, sino ante un ejercicio de
memoria y escritura.14
orden, motivo por el cual su visión es siempre exultante y optimista.” (Jocelyn-Holt 98).
Este afán en la representación construye un paisaje común a toda la comunidad, con el que
Estas características del paisaje nacional que formula Ovalle, son problematizadas,
discutidas y criticadas por la técnica geo-gráfica desarrollada por Santa Cruz. En primer
escritora alterna discursivamente entre estos dos tiempos: ejercicio de memoria durante el
14
Cabe señalar que en la obra de Ovalle se incluyen grabados que fueron elaborados, a petición del autor, por
artistas europeos a partir de los recuerdos e indicaciones del sacerdote.
37
de su travesía. Así, Santa Cruz, por un lado, emula el método de escritura empleado por
Ovalle, pero por otro, lo complementa con la anotación in situ. Asimismo, en Quebrada, el
paisaje no sólo se articula desde estas dos temporalidades, sino que también, debemos
considerar el desplegado en las grafías del grabado y del testimonio. Por otro lado, la
nacional, no construye un espacio idealizado, que articulado desde un más allá, se enfoca
exclusivamente en las características positivas del lugar, sino que traza el espacio a partir
de sus distintos registros, los que dan la vida, “sin tapujos o eufemismos”.
entendida como un espacio único, sino como una multiplicidad, que se carga y es trasladada
por y en los distintos cuerpos que la habitan. Pienso en la clave que rompe con la unidad es
nacional clásico. La autora escribe: “Casi todas las quebradas del país producen a su largo
encrucijadas. No hay país sino un paraje en cada hendidura.” Esta concepción, como señala
Montecino, desmantela la idea del viaje longitudinal, y como advierte Andrea Bachner:
En un sentido figurado, este cruce cuestiona la estructura global de poder con su eje de norte a sur.
Aquí, los Andes ya no constituyen una barrera impenetrable, sino que se revelan como una
microestructura de montañas y valles que pueden ser atravesados precisamente porque las quebradas
cortan caminos viables en el terreno montañoso (81)
De este modo, Quebrada cuestiona la imagen longitudinal de Chile como unidad,
Además de la cordillera, otro paisaje que problematiza este libro es el del Valle Central,
Chile. Nuestro territorio, como bien hemos aprendido, posee muchas diferencias.
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Recordemos esas clases de geografía en el colegio, en que había que memorizar los
distintos climas y geografías de cada una de las regiones, produciendo en uno, el extraño
orgullo de saber que en su país existía tal riqueza de paisajes y temperaturas, que no era
necesario viajar a Europa para contemplar lagos impresionantes como el Lago de los Cisnes
configuración del paisaje nacional15. La causa de esta reducción, a mi juicio, es que nuestro
que el país, “podría limitarse a esa zona y nos bastaría como periferia de la patria.” (Mistral
42). También, en su ensayo Geografía Humana de Chile, la premio nobel señala que
El viajero sabe, por fin, que el país de Chile no es únicamente la selva unida de piedra que se
imagino. Su viaje obligado de Santiago a Puerto Montt le ofrecerá la realidad del Llano Central de
Chile, verdadero aposentamiento de la chilenidad.(…) Ese valle se alarga en la extensión de diez
provincias, cubriendo casi la mitad del país, y es la templanza misma, el clima mediterráneo de
Europa con sus estaciones moderadas, la sede frutera del país, la patria del viñedo, del duraznal, de la
pomarada y los trigales araucanos. (53)
una supuesta visión centralista y hacendal16que suscribirían, sino para mostrar como el peso
del valle central, su imaginario, caló en autores tan importantes como ellos17.
15
Esta contradicción de lo que se enseña como geografía y los paisajes nacionales debería ser objeto de una
investigación interdisciplinaria posterior.
16
Aunque no pondría las manos al fuego por el historiador de la Universidad de Chile
17
No obstante, no debemos comparar el genio de Mistral con la astucia y la sagacidad del Jocelyn-Holt,
ambos son talentos que corresponde a harinas de costales distintos. Asimismo, es preciso señalar que tan sólo
me he citado textos ensayisticos de Gabriela Mistral, ya que en su poesía apreciamos una manera diferente de
comprender los paisajes nacionales.
39
Quebrada contrapone al imaginario centralista del valle central, construido y
propulsado desde la hacienda18, es decir, controlado por una elite ligada a la agricultura, un
olvidado (pensemos en las salitreras), que visto desde el llano central, aparece como
Cabe agregar, que tanto el paisaje nacional cordillerano como el del valle central,
extranjero19o europeo, el cual, de un modo u otro, los determinó. Por lo tanto, podríamos
de una propuesta que considera diversas fuentes y realidades para su configuración. De este
universalidad del paisaje nacional como un sitio unificador que centraliza las distintas
realidades del territorio de un país. Para ello, propone otro espacio, la quebrada,
18
Para más detalles véase el capítulo IV. “Amos y Señores: El espacio criollo rural” de la ya citada Historia
General de Chile de Alfredo Jocelyn-Holt.
19
La misma Mistral, en sus textos respecto este paisaje, lo articula a partir y en comparación con parámetros
europeos.
40
V. CONCLUSIONES:
partir de variados registros, los cuales, sólo han sido comprendidos –los pocos estudios que
han reflexionado sobre este texto o los de la autora- como lenguajes equiparables que
responden a un mismo impulso. Por el contrario, la lectura que he realizado intentó pensar
especificidades. Ello, sin duda, no ha sido una tarea fácil, en la medida en que,
precisamente, cada registro aporta sus propias modulaciones, construyendo así un libro
conceptos y elementos teóricos poco comunes que pudieran servir para su análisis. De esa
manera, se aprecia que la macro noción de geo-grafía –compuesta por un lado, por los
términos entorno y topofilia, y por otro, por el de escritura- es una herramienta útil que abre
un camino fértil para comprender el espacio, núcleo central de esta obra. Soy consciente
que en este ejercicio analítico enfaticé cada uno de los aspectos ligados al concepto de geo-
grafía, pero que aún falta una mirada más profunda a la dialéctica entre ambos.
Más allá de esa carencia, el análisis afectuado pone en evidencia que esta técnica de
que representa habitualmente los imaginarios de los paisajes nacionales. Esta diferencia se
logra a partir de la conjugación de múltiples registros que incorporan signos y relatos que
41
De este modo, he podido encontrar en las cuatro grafías una diversidad de
imaginarios sobre este espacio, él que a su vez se manifiesta de un modo plural y variado.
Por otro lado, los grabados cómo grafía registran una memoria visual que el texto es
les otorga sentido. Para ello debe constantemente cambiar de ropaje, adoptar distintos
discursos, para de este modo lograr comprender (y asemejarse) a la quebrada. Por último, la
Asimismo, tras esta diversidad de formas expresivas existe una dimensión ética, la
que se manifiesta en la igual valoración de los cuatro registros que conforman el libro.
aparición en la página. En este gesto, se aprecia un postura política en la que las distintas
grafías, sin perder sus especificidades, se camuflan entre ellas, produciendo un pielago
inconmensurable de significaciones.
Por ello, el juego dialéctico entre geo y grafía nos conduciría a un amplio campo de
reflexión que debería ser abordado en una investigación futura sobre Quebrada.
Precisamente, entiendo este primer acercamiento como una fase exploratoria, que abre un
algunos temas que están presentes en la reflexión actual sobre paisaje nacional (como la de
Jocelyn Holt).
42
Durante mi trabajo surgieron una serie de preguntas que podrían ser respondidas
más adelante. Así por ejemplo, emerge una vertiente: conocer las distintas representaciones
del paisaje nacional en Chile, compararlas y ver sus implicancias culturales en los
imaginarios históricos y actuales, así como sus contradicciones. Por otro lado, se formula
una interrogante respecto del modelo que propone Santa Cruz de geo-grafía: ¿puede este
ser aplicable a otros espacios que no sean la quebrada? En el caso de que el modelo pudiera
una apuesta de interpretación que hace posible el traslado de las miradas críticas sobre un
libro cuyo espacio nos construye también como permanentes pasajeros en tránsito.
43
VI. BIBLIOGRAFÍA (obras citadas):
-Bachner, Andrea. “La corrosión del sentido: Quebrada de Guadalupe Santa Cruz”. Taller
de Letras. N°47, 2010.
-Culler, Jonathan. Sobre la deconstrucción. Teoría y crítica después del estructuralismo.
Madrid: Catedra, 1992.
-Goncalves, Carlos Walter P or. Geo-grafías: movimientos sociales, nuevas
territor ialidades y sustentabilidad. Mexico: Siglo XXI, 2001.
-Jocelyn-Holt, Alfredo. Historia General de Chile. Tomo Tres. Amos, Señores y Patricios.
Santiago: Sudamericana, 2008.
-Norambuena, Javier. “Trenza sobre quebrada”. Guaraguao. Revista de Cultura
Latinoamericana. N.29, 2008.
-Ong, Walter. Oralidad y Escritura: Tecnologías de la palabra. Mexico. DF: FCE, 1982.
-Olea, Raquel. Lengua Víbora. Producciones de lo femenino en la escritura de mujeres
chilenas. Santiago: Cuarto Propio, 1998.
-Rojas, Sergio. “La époche de las quebradas”. ARCHIVO:UMCE,2009.
-Tuan, Yi-Fu. Topofilia. Un estudio de las percepciones, actitudes y valores sobre el
entorno. España: Melusina, 2007.
-Santa Cruz, Guadalupe. Quebrada: Las Cordilleras en Andas. Santiago: Zegers, 2006.
-Quezada, Jaime. Comp. Gabriela Mistral. Pensando a Chile. Una tentativa contra lo
imposible. Santiago: Publicaciones del Bicentenario, 2004.
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