Breve Comentario de Poemas II

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 28

Blas de Otero

El poeta que bajó a la calle


Índice A modo de biografía
M.ª Victoria Benito y Teresa Gamarra

Poemas de Ángel fieramente humano, 1947-1949.


Un relámpago apenas. Isabel Abanto
Ciegamente. Carmen Andreu
Crecida. Marisa Mateo
Cuerpo de la mujer, río de oro. Salvador Peguero
Poemas de Ancia, 1947-1954.
La Tierra. Darío Navarro
Tarde es, amor. Josefina López
Poemas de Pido la paz y la palabra, 1951-1954.
En el principio. Clara Cucalón
Fidelidad. Ángeles Serrano
Poema de En castellano, 1951-1959.
Palabras reunidas para Antonio Machado. Rosa Blasco
Poemas de Que trata de España, 1960-1964.
Cartilla (poética). Diego Vera
Crónica de una juventud. Conrado Guirao
Lejos. Sara Luque

Edita: Centro de Estudios Locales de Andorra (CELAN), 2016


Ilustraciones: Alicia Gracia Aguilar
Diseño y maquetación: Manuel Gracia Gascón
Acerca de esta antología
Antonio Machado definía la poesía como “palabra en el tiempo” y Blas de Otero apuró en toda su obra
esta definición en el tiempo duro y oscuro en el que le tocó vivir tanto en sus vicisitudes humanas
como en las sociales y políticas. A todas atiende en sus versos dirigidos a la inmensa mayoría,
a esa humanidad callada o silenciada que va por la calle con él o que con él sufre la injusticia,
pero que no tiene palabra o valor para expresarse.
Han pasado cien años del nacimiento del poeta y en su obra se muestra que su temporalidad es todavía
la nuestra, que aún nos podemos reconocer en sus versos y no solo los más mayores, que aún vivimos
una parte de ese tiempo oscuro, sino también los jóvenes, que se sienten concernidos por sus peticiones
de paz y de palabra, por esa España camisa blanca de su esperanza, por ese hombre golpeado y sufriente
que era él y somos todos.
Y, como muestra, el CELAN ha reunido en este regalo navideño a doce comentaristas, una ilustradora
y un diseñador con algunos rasgos comunes: su vinculación con Andorra y su comarca, su gusto por la poesía
y el arte, y su generosidad. Todos han dicho que sí a la primera y todos han entregado puntualmente sus contribuciones.
Han hecho fácil la tarea.
Las diferencias entre ellos, de edad, de lecturas, de lo que queramos, las apreciará el lector de la antología,
pero todas quedarán empequeñecidas ante el poder de convocatoria de este hombre que con palabra desgarrada
fue poeta de su tiempo.
Y aquí os dejamos para esos cortos días de invierno su luz y su radical compromiso con el hombre para que también
iluminen y den aire al resto de nuestro tiempo, como contribución a su centenario o con la excusa de su centenario.
Que las palabras del poeta nos acompañen y nos ayuden a comprender el mundo en el que vivimos.

Teresa Gamarra y M.ª Victoria Benito (coords.)


“Mi terquedad es indomable, dirigida siempre hacia
los cuatro puntos cardinales de toda mi vida:
el arte, la mujer, la justicia y pasear por la calle”.

A modo de biografía “El niño fue creciendo por las calles de Madrid, así que
afortunadamente se le fueron limpiando los ojos, los dedos
y los escapularios”.
Hace algo más de cien años, concretamente el 15 de marzo de 1916,
nació en Bilbao Blas de Otero, el tercero de cuatro hermanos, En 1928 muere su hermano mayor y en 1932, a los 43 años
en una familia perteneciente a esa histórica burguesía vasca que, y completamente arruinado, muere el padre. La familia debe
además, disfrutaba en aquellos momentos de una boyante situación vender hasta el último mueble para costearse el viaje de vuelta
económica. En plena Gran Guerra los países implicados en la a Bilbao, donde podrá recibir el apoyo de sus parientes cercanos.
contienda necesitaban ser abastecidos y las empresas españolas A partir de entonces, y a pesar de que solo tiene 16 años, Blas de
aprovecharon la neutralidad del país para incrementar el comercio Otero debe hacerse cargo de la familia. Esto determinará en gran
con los países beligerantes. El padre de Blas de Otero, dedicado medida su futuro.
a la industria de los metales, fue uno de los beneficiados por el “Iba a estudiar Letras, pero un hermano que murió a los dieciséis
incremento de la actividad mercantil. años había iniciado ya Derecho y mi familia me animó a ocupar
“Aquella casa con terraza y pérgola que construyó mi padre en los su lugar”.
años de la primera guerra, que tan provechosa resultó para los La suya será desde entonces una personalidad escindida entre
industriales y almacenistas bilbaínos. […] el gran Rolls-Royce que el abogado que debe ser y el poeta que es. El abandono de su
tenía mi padre a cuenta de la guerra europea […]”. vocación tendrá un alto coste para él, pues a partir de ese
En ese ambiente de prosperidad transcurrieron los primeros años momento comenzó a sufrir frecuentes depresiones, que solo
de Blas de Otero, estudiante en la Academia Anglofrancesa desde se espaciarían en los últimos años de su existencia.
párvulos hasta preparatorio de bachillerato y luego dos años de Sin embargo, era imposible que la poesía desapareciera de su vida.
bachillerato en los jesuitas: Son años de tanteos poéticos: a la par que estudia Derecho publica
algún poema y crea, junto con otros amigos, el grupo Nuestralia, en
“Madre, no me mandes más a coger miedo
cuyas tertulias poéticas y musicales -a las que acude a menudo
y frío ante un pupitre con estampas”.
Gerardo Diego desde Santander- leen a los clásicos, a Juan Ramón
Pero tras el final de la guerra se acabaron los tiempos de bonanza Jiménez, escritor con el que se cartean, o a los poetas del 27.
y en 1927, en un intento por recuperar su fortuna, la familia Al poco tiempo de acabar la carrera, estalla la Guerra Civil. Se
Otero-Muñoz se traslada a Madrid. Allí el futuro poeta estudiará incorpora como sanitario a los batallones vascos en defensa de la
en un colegio laico de enseñanza mixta y obtendrá posteriormente República y cuando las tropas de Franco entran en Bilbao (1937)
el título de bachiller en el instituto Cardenal Cisneros. Son años es internado en un campo de depuración y más tarde enviado al
de libertad, que él mismo resume así en tercera persona: frente de Levante con las tropas franquistas.
“Tiempo terrible de la guerra. Te recuerdo en Alcañiz, montados Allí peleará con esas crisis depresivas, a las que él denominará
en los horribles camiones que nos llevaron hasta Vinaroz, la galerna, una tormenta terrible con la que tendrá que convivir
bajando junto a Morella y las hoscas hondonadas de piedra, a lo largo de su vida:
espino y hierbajos, bajo un cielo duramente azul. ¿Voy a hablar “Las alucinaciones
de la guerra, de esa gran cabronada que nos armaron cuatro el viento quebrándose
militares, ocho terratenientes y cinco curas, con el respaldo dentro del espíritu
del hijo de puta de Hitler? […] Pero no quiero hablar de nuestra la galerna alborota la frente
guerra, ni de lo que siguió, que casi fue peor. […] Se prepara […]”
el último golpe contra Madrid. Un mediodía, estando tomando
el rancho, vemos aparecer telas blancas en las lomas. La guerra, Sin embargo, aquella dolorosa experiencia supuso también una
al carajo, ha terminado. Estamos perdidos lo menos para treinta transformación trascendental en la personalidad de Blas de Otero,
años”. de ella emerge como un hombre distinto: ha sufrido una profunda
crisis religiosa y ha adquirido la certeza de que su razón de vida
Al terminar la guerra trabajó como abogado en la fábrica Forjas es la de ser poeta. Mientras realiza trabajos “alimenticios” para
de Amorebieta y allí, “un entretenimiento en una fábrica” ayudar a la economía familiar, escribe Ángel fieramente humano,
en sus propias palabras, empezó a escribir Cántico espiritual, publicado en 1950, con un título muy revelador y una dedicatoria,
en homenaje a San Juan de la Cruz. Pasan los años y Blas de Otero en la que incluye una frase de San Juan de la Cruz, que nos da idea
decide reorientar su vida y recuperar sus sueños de antaño; del cambio en su orientación poética:
en 1943 se traslada a Madrid para iniciar por fin los ansiados
estudios de Filosofía y Letras. Allí entra en contacto con otros “A la inmensa mayoría
poetas de su generación y con los poetas del 27 Vicente Aleixandre ...pensando… que los ha dejado Dios
y Dámaso Alonso. Pero una grave enfermedad de su hermana, San Juan de la Cruz”
que se había hecho cargo de la familia cuando Otero se fue
a Madrid, le obligó a abandonar el curso y regresar a Bilbao Redoble de conciencia (poemas escritos entre 1947 y 1951,
y a su trabajo en la fábrica. que recibirán el Premio Boscán) será su siguiente libro; en él Otero
ratifica su compromiso, de ahí el “redoble” de la dedicatoria en el
Su vocación frustrada de nuevo y el sentimiento de culpabilidad soneto que abre el poemario, de nuevo “a la inmensa mayoría”.
al sentirse en parte responsable de la enfermedad contraída “El escritor debe escribir para la mayoría. Aquí no hay exclusiones.
por su hermana lo sumieron en una fuerte depresión que le llevó Además a la mayoría le interesarán los temas llamados «constantes
a ingresar en un sanatorio psiquiátrico en Usúrbil, del hombre» –el amor, la muerte…– tanto como los temas
donde permaneció todo el año 1945.
específicamente históricos. La poesía será una fusión de ambas

A modo de biografía 2/4


cosas. Hacer distinciones es un tanto erróneo. De lo que se trata libro que en realidad no es una mera yuxtaposición de lo ya
es de hacer una poesía de calidad. Esa ha de ser su primera cuali- existente: el poeta introduce numerosas variantes, incluye
dad, si se me permite el juego de palabras. La poesía 48 poemas nuevos, cambia el orden original… En 1959 Ancia
es un ente estético, y eso jamás debe olvidarlo el poeta”. obtiene el Premio de la Crítica, premio instituido en Zaragoza
(En una entrevista de 1976) en 1956 y presidido por Francisco Ynduráin.
En 1952 sale por primera vez de España en busca de un cambio En 1960, invitado por la Sociedad Internacional de Escritores,
de aires. comienza sus viajes a los países socialistas (China y la Unión
“Me voy a París, te digo que me voy a París, aunque tenga Soviética). Años más tarde dirá en una entrevista:
que vender toda mi biblioteca. Y la vendí”. “Mi evolución ideológica fue lenta, sin cambios muy bruscos […].
Pero pronto se sintió extraño en aquel París que había idealizado Por medio de la reflexión, de las vivencias y de las lecturas fui
y a los pocos meses vuelve a España, la “madre y madrastra, llegando a otra visión del mundo y del hombre que pude contrastar,
después, en mis largos viajes”.
hermosa y terrible” de su próximo libro, Pido la paz y la palabra, que
tardó en publicarse por problemas con la censura. Finalmente, el El recuerdo de España y su añoranza se plasmarán en muchos
libro, todo un revulsivo en la poesía de la época, se publicó poemas que serán el germen de su siguiente libro: Que trata de
en 1955. España. Ya de vuelta intentará editarlo, pero nuevamente la
“Aprendí palpando, pisando censura lo retendrá más de un año y expurgará un tercio de sus
la vida iluminada, hundí poemas. Otero incluirá los censurados en la edición en Puerto Rico
las manos en el fondo de las palabras”. de Esto no es un libro (1963) y al año siguiente el libro se publicará
íntegramente en las ediciones de La Habana y París.
De 1956 a 1959 vive en Barcelona. Intenta publicar En castellano,
pero la censura, cada vez más alerta con el poeta, lo impedirá (el En 1964 viajará a La Habana, invitado como jurado del premio
libro no se editará hasta 1959 y fuera de España, en París, en de poesía Casa de las Américas. Allí escribirá su primer libro
edición bilingüe). en prosa, Historias fingidas y verdaderas, además de otros poemas
sobre la isla y su revolución que, vinculados a los escritos en China
“No. No dejan ver lo que escribo / porque escribo lo que veo". y la Unión Soviética, intentó editar en España bajo el título
Para burlar de alguna manera a la censura publicará una segunda de Poesía e Historia. Publicación que la censura impidió.
edición en 1958 de Ángel fieramente humano y de Redoble de conciencia Vuelve definitivamente a España en 1968, donde le operan
bajo el título de Ancia (acrónimo formado con la primera sílaba del de urgencia de un tumor canceroso que finalmente logró vencer a
primer libro y la última sílaba del segundo), pesar de los malos pronósticos iniciales. Es época de trabajo febril

A modo de biografía 3/4


“… con todos mis errores
acerté el camino”.

y parte de la obra de esos años se publicará en diversas antologías,


pero habrá que esperar hasta la edición póstuma de Hojas
de Madrid con La galerna (2010) y de su Obra completa (2013)
para que se editen Historia (casi) de mi vida y Nuevas historias fingidas
y verdaderas, que habían permanecido inéditas.
“Y me eché a caminar, ahondando el paso
hacia la luz dorada del ocaso,
mientras cantaba, levemente, un ave”.
Una embolia pulmonar acabó con su vida el 29 de junio de 1979,
a los 63 años.

M.ª Victoria Benito y Teresa Gamarra

Nota: imprescindible para la biografía de Blas de Otero es la consulta de “La vida


de un poeta” de Sabina de la Cruz, profesora y compañera del poeta en sus últimos
11 años de vida (en Blas de Otero. Obra completa, Barna., Galaxia Gutenberg-Círculo
de Lectores, 2013, edición de Sabina de la Cruz).

A modo de biografía 4/4


El sentimiento amoroso de este soneto se funde con la búsqueda agónica
de Dios en una peculiar síntesis de ecos místicos. Su enorme fuerza
expresiva nace de la perfecta simbiosis de forma y contenido, tan natural
Besas como si fueses a comerme. como magistralmente trabajada hasta sus últimos detalles. Ya en el título
Besas besos de mar, a dentelladas. (“Un relámpago apenas”) parece señalarse la fugaz iluminación repentina
de lo trascendente, de lo inefable, que, desgraciadamente, se desvanece
Las manos en mis sienes y abismadas
con la misma rapidez con la que se da un beso, y que deja al poeta en un
nuestras miradas. Yo, sin lucha, inerme, estado de insatisfacción difícil de soportar.
El poema se desarrolla como un elocuente diálogo del Yo poético con una
me declaro vencido, si vencerme segunda persona (“besas”, “sorbes”, “brizas”, “rozas”) que se va
transmutando de la fogosa enamorada del comienzo al Dios escurridizo
es ver en ti mis manos maniatadas.
del último terceto.
Besas besos de Dios. A bocanadas El primer cuarteto arranca con una bellísima descripción del beso
bebes mi vida. Sorbes. Sin dolerme, apasionado de una pareja, que obliga al amante, por la fuerza irresistible
del amor, a declararse “sin lucha”, “inerme”, “vencido”. La singularidad
y el atractivo del texto radican precisamente en esa fusión de lo humano
tiras de mi raíz, subes mi muerte
con lo divino, que se confunden en la “mimadora” que con su beso arrastra
a flor de labio. Y luego, mimadora, al poeta hasta vislumbrar la conciencia suprema que trae la muerte
la brizas1 y la rozas con tu beso. (”Sin dolerme, / tiras de mi raíz, subes mi muerte / a flor de labio”), pero
que desemboca, inevitable, en el desasosiego final de ese “beso que se llora”,
pero que no basta.
Oh Dios, oh Dios, si para verte
La escritura desgarrada de Blas de Otero se manifiesta en el intenso verso
bastara un beso, un beso que se llora inicial (“Besas como si fueses a comerme. /… a dentelladas”) o en los que
después, porque, ¡oh, por qué!, no basta eso. cierran los cuartetos (“A bocanadas / bebes mi vida. Sorbes.”), marcados,
además, por un encabalgamiento áspero, que se completa con la aliteración
de las sibilantes (s), como si escucháramos efectivamente el ruido de la boca
amante mientras sorbe. En las desesperadas y repetidas imprecaciones
finales a Dios (“Oh, Dios”) se condensa buena parte de “la expresión bronca
Un relámpago apenas. e hirsuta” (en palabras de Dámaso Alonso) que distingue y singulariza
(de Ángel fieramente humano, 1947-1949; a nuestro poeta, y que tan bien combina con el grito desesperado del hombre
que se sabe solo y mortal, y al que nada ni nadie pueden salvar, ni siquiera
recogido también en Ancia (1958).
el más apasionado de los besos.

1 brizas: del verbo brizar (o brezar), acunar. Isabel Abanto Alda

Poemas de Ángel fieramente humano, 1947-1949 1/4


No andaba Blas de Otero lejos del poeta Juan de la Cruz cuando escribió este
soneto, en el que plasma su búsqueda de Dios a través del amor humano. La
noche oscura del poeta místico se enrosca en torno a los adverbios en
Porque quiero tu cuerpo ciegamente.
–mente que abren y cierran los cuartetos, dotando al poema de una lentitud
Porque deseo tu belleza plena. que enmarca la pasión contenida en la equívoca mezcla de mujer y Dios.
Porque busco ese horror, esa cadena Se presenta el amor como una lucha bella y terrible; una lucha que, como la
mortal, que arrastra inconsolablemente. búsqueda de Dios en los místicos, se lleva a cabo a oscuras, de manera
angustiosa y anhelando desesperadamente la eternidad.
En el primer cuarteto, esta búsqueda se centra en el amor humano; se
Inconsolablemente. Diente a diente, quiere el cuerpo, se desea la belleza y se encuentra el horror, la “cadena
voy bebiendo tu amor, tu noche llena. mortal”, de la que es imposible desligarse, como muestra magistralmente el
Diente a diente, Señor, y vena a vena poeta haciendo deslizar el adjetivo “mortal” al siguiente verso, que
concluye, sin embargo, con la imposibilidad de librarse de la muerte: “que
va sorbiendo mi muerte. Lentamente.
arrastra inconsolablemente”.
Esta “cadena mortal” iniciada en el primer cuarteto prosigue en el segundo,
Porque quiero tu cuerpo y lo persigo encerrado entre adverbios de desconsuelo y lentitud. La repetición de las
a través de la sangre y de la nada. frases “diente a diente” y “vena a vena” dan cuenta de la lucha agónica por
la pervivencia del amor. Sin embargo, el referente en este segundo cuarteto
Porque busco tu noche toda entera.
ya no será la mujer, sino ese “Señor”, ante cuya presencia el amor humano,
condenado a morir, vive eternamente.
Porque quiero morir, vivir contigo Igual que en el famoso soneto de Quevedo “Amor constante más allá de la
esta horrible tristeza enamorada muerte”, el amor sobrevivirá al tiempo y a la muerte. Si Quevedo desafiaba a
la ley divina, cruzando con su amor al más allá, Otero persigue a su amor a
que abrazarás, oh Dios, cuando yo muera.
través de la sangre y de la nada. Y romperá la “cadena mortal” como rompe
la lógica en la paradoja1 “quiero morir, vivir contigo” y en el precioso
oxímoron2 “horrible tristeza enamorada” en el que resuenan, sin duda, las
“cenizas con sentido” y el “polvo enamorado” del autor barroco. La parte
inmortal del hombre -su persistencia en el amor- llegará ante Dios incólume
Ciegamente. y triunfará sobre la muerte aniquiladora.
(de Ángel fieramente humano, 1947-1949)
Carmen Andreu Gisbert
1 paradoja: figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones que, aparentemente,
encierran una contradicción.
2 oxímoron: figura de pensamiento que consiste en complementar una palabra con otra que
tiene un sentido contradictorio u opuesto.

Poemas de Ángel fieramente humano, 1947-1949 2/4


Con la sangre hasta la cintura, algunas veces mis pies
con la sangre hasta el borde de la boca, pisan sangre de hombres vivos
voy muertos,
avanzando cortados de repente, heridos súbitos,
lentamente, con la sangre hasta el borde de los labios niños
algunas veces con el pequeño corazón volcado, voy
voy sumido en sangre
avanzando sobre este viejo suelo, sobre salida,
la tierra hundida en sangre, algunas veces
voy sube hasta los ojos y no me deja ver,
avanzando lentamente, hundiendo los brazos no
en sangre, veo más que sangre,
algunas sangre,
veces tragando sangre, siempre
voy sobre Europa sangre,
como en la proa de un barco desmantelado sobre Europa no hay más que
que hace sangre, sangre.
voy
mirando, algunas veces, Traigo una rosa en sangre entre las manos
al cielo ensangrentadas. Porque es que no hay más
bajo, que sangre,
que refleja y una horrorosa sed
la luz de la sangre roja derramada, dando gritos en medio de la sangre.
avanzo
muy
penosamente, hundiendo los brazos en espesa
sangre,
es Crecida.
como una esperma roja represada, (de Ángel fieramente humano, 1947-1949)

Poemas de Ángel fieramente humano, 1947-1949 3/4


Crecida: ‘Aumento del caudal de los ríos y arroyos’, dice el diccionario
de la RAE. No se trata en esta ocasión de río ni de arroyo. No espere el lector
aguas claras ni cristalinas; tampoco aguas turbias. La crecida, anunciada
ya desde el título del poema1 , nos sorprende revelándose como una marea
ascendente de “espesa” sangre que va cubriendo al yo poético hasta casi
sumergirlo en el color oscuro y denso del horror (“sube hasta los ojos
y no me deja ver, / no / veo más que sangre”). La aliteración de la vibrante
/r/ combinada con oclusivas y sibilantes (“hombres”, “muertos”,” tragando
sangre”, “sangre roja derramada”, “proa de un barco”, “esperma roja
represada”) parece sacudirnos airada, salpicando el poema como de rojo
lo tiñe el pertinaz caudal sangriento. Paradójica y repentina marea: sangre
de vidas rotas (“esperma represada”) antes de ser acabadas (“hombres
vivos / muertos / cortados de repente / heridos súbitos”, “niños con el
pequeño corazón volcado”).
Es la Europa de posguerra2 (“viejo suelo”, “tierra hundida en sangre”)
sobre la que el solitario y aturdido superviviente vaga penosa, aunque
incesantemente (“voy / avanzando lentamente, hundiendo los brazos / en
sangre”) y sin rumbo, “como la proa de un barco desmantelado”. Y de nuevo
el extrañamiento poético, el giro inesperado al que nos lleva Blas de Otero:
el barco no hace aguas, sino “sangre”. Su travesía desnortada se nos
transmite con el ritmo de recurrencias y variaciones vertidas en versículos
encabalgados, que se dilatan y contraen obligándonos a apresurar
o aminorar el proceso de lectura, en un reflejo de su terco y sobrehumano
desplazamiento hacia delante.
Y si “algunas veces” en medio del espanto alza la mirada al “cielo” no
obtiene ni respuestas ni consuelo, tan solo el reflejo de “la luz de la sangre”.
Incapaz de saciar su “horrorosa sed” de paz, de Dios, este cielo
decepcionante no impide su camino, llevando, como si de una ofrenda
se tratase, una rosa entre las manos. La esperanza de la belleza que parece
brotar del dolor (“rosa en sangre entre las manos ensangrentadas”)
se conjuga con su grito desgarrado, clamando, inútilmente, a un Dios 1 El interés por el “nosotros”, por los problemas colectivos, se suma en este poema a su agónica
siempre esquivo. búsqueda de Dios.

Marisa Mateo Alcalá 2 La Segunda Guerra Mundial finaliza poco antes de la redacción del poema, si bien sus efectos
son extrapolables a los de cualquier otro conflicto bélico de ayer o de hoy.

Poemas de Ángel fieramente humano, 1947-1949 3/4


El autor, un hombre de extremos postulados vitales, con la sencillez
de sus versos tratará de combatir una dictadura militar que apretaba hasta
...Tántalo en fugitiva fuente de oro. lo indecible a todo un estado.
La poesía de Otero, en concreto este soneto de amor, es fruto de su vivir
QUEVEDO próximo y entre las gentes que le llenan de percepciones y de sensaciones
posteriormente plasmadas en su obra.
Cuerpo de la mujer, río de oro Este poema pertenece a su primera época, donde su crisis existencial
donde, hundidos los brazos, recibimos le llevará, a mediados de los cuarenta, a la pérdida de la fe cristiana.
Aquí se encuentra aún en el intento de hallar el amor humano que le
un relámpago azul, unos racimos permita saciar su insatisfacción. Sin embargo, podemos observar que aún
de luz rasgada en un frondor de oro. no ha roto con el amor hacia Dios: “ancla en Dios almas y limos” nos dice
en el último verso.
Cuerpo de la mujer o mar de oro Este soneto con la reiteración e insistencia de un paralelismo global
nos presenta un antes y un después.
donde, amando las manos, no sabemos, Se inicia con el encabezado machacón “Cuerpo de mujer…” la luz, la plenitud
si los senos son olas, si son remos ilusionada, la visión de la amada llena de luminosidad, “río de oro”,
los brazos, si son alas solas de oro… “relámpago azul”, en suma, el acto amoroso1.
Esa mirada positiva en los dos iniciales cuartetos nos traslada
posteriormente hacia una visión más negativa en los dos tercetos
Cuerpo de la mujer, fuente de llanto que concluyen el poema. Allí se vislumbra la pena, el suplicio2, la soledad
donde, después de tanta luz, de tanto del ser humano que se manifiesta fundamentalmente en los últimos versos.
tacto sutil, de Tántalo es la pena. Para mí, independientemente de sus connotaciones más o menos religiosas,
es un soneto cargado de una altísima sensualidad, de un dulce erotismo
donde la amada, su busca continuada y permanente, se aleja y deja al yo
Suena la soledad de Dios. Sentimos poético solo. Una soledad sonora, pero no buscada. El autor la pretende
la soledad de dos. Y una cadena romper con la paranomasia “dos-Dios” del último terceto.
que no suena, ancla en Dios almas y limos. Este soneto de juventud se encuentra todavía en la neblina confusa
del deseo de casar el amor humano y el amor hacia Dios. Ese guirigay
que no encontrará salida hasta mucho más avanzada su vida.

Salvador Peguero Abad


Cuerpo de la mujer, río de oro. 1 Se puede apreciar en la sensualidad de las metáforas “los senos son olas”, “si son remos
los brazos”. Una obra de obligada consulta sobre Blas de Otero es la de Emilio Alarcos Llorach,
(de Ángel fieramente humano, 1947-1949) La poesía de Blas de Otero, Salamanca, Ediciones Generales Anaya, 1966.
2 Con la cita de inicio del soneto el autor hace referencia al de F. de Quevedo “Afectos varios de su
corazón”. En el último terceto de Quevedo este nos habla de Tántalo y la condena de Zeus
a pasar hambre.

Poemas de Ángel fieramente humano, 1947-1949 4/4


Un mundo como un árbol desgajado. Blas de Otero, en este poema, describe su visión del mundo, de la Tierra, desde una
perspectiva propia de un poeta de su cronotopo [tiempo, si se quiere]. Así pues, como todo
Una generación desarraigada. poeta occidental cuya obra oscila alrededor de la mitad del s. XX, se sitúa a mitad de
Unos hombres sin más destino que camino entre la concepción estética de la modernidad y la de la posmodernidad. Si la
apuntalar las ruinas. modernidad está marcada esencialmente por la búsqueda de la liberación del 'yo', la
posmodernidad pone esto en crisis.
Rompe el mar
Es esta vacilación la que, de fondo, radica en este poema y le da voz. De este modo, Otero
en el mar, como un himen inmenso, comienza con una metáfora del mundo, al que ve como “un árbol desgajado”, una unidad
mecen los árboles el silencio verde, deshecha, donde viven hombres solitarios que no pueden sino dar más rienda suelta a la
las estrellas crepitan, yo las oigo. ruina que conforman como generación, como grupo, como humanidad. Tanto es así que el
poeta se siente más en contacto con el mar, con los árboles, con las estrellas que dice oír
crepitar que con los hombres, pues “solo el hombre está solo” en el mundo, en un mundo
Sólo el hombre está solo. Es que se sabe sobre el cual se sabe vivo y, por tanto, potencialmente muerto. El poema prosigue en su
vivo y mortal. Es que se siente huir tercera estrofa con los símbolos del 'río' y del 'mar'.
El mar configura la metáfora de la muerte, y el río que va a parar a ella la de la vida.
-ese río del tiempo hacia la muerte-. Nótese aquí la reescritura del concepto manriqueño de la vida como un río y la muerte
como un mar: “Nuestras vidas son los ríos / que van a dar en el mar, que es el morir”
Es que quiere quedar. Seguir siguiendo, rezan las Coplas por la muerte de su padre.
Blas de Otero prosigue alegorizando su metáfora, expresando el deseo del hombre de no
subir, a contramuerte, hasta lo eterno. morir, pues “quiere quedar. Seguir siguiendo / subir [por el río], a contramuerte, hasta
Le da miedo mirar. Cierra los ojos lo eterno”, y se sabe en el fracaso de que eso es imposible, de que es como un sueño: “Le da
para dormir el sueño de los vivos. miedo mirar. Cierra los ojos / para dormir el sueño de los vivos”, pero precisamente por
eso sueña, para querer creer que no existe la muerte, por mucho que toda vida implique
una muerte (y lo sepa) de igual manera que la riqueza implica la pobreza. Y así hereda
Pero la muerte, desde dentro, ve. el concepto surrealista de las vanguardias de unas décadas atrás de que vivir es soñar,
Pero la muerte, desde dentro, vela. concepto que a su vez ya fue puesto en escena siglos atrás por poetas como Calderón
Pero la muerte, desde dentro, mata. de la Barca en obras como La vida es sueño.
Pero la muerte está dentro de la vida, tal y como expresa conclusivamente el poeta en los
dos últimos tercetos del poema. Muerte y vida conforman una dialéctica tan explosiva
...El mar -la mar-, como un himen inmenso, como implosiva, en calidad de enemigos íntimos, que no hace sino atrapar al poeta en su
los árboles moviendo el verde aire, dicotomía. Un poeta de mitad de s. XX como Otero, que buscó la salvación de su existencia
a través de la religión, un camino que no le fue satisfecho y le llevó a una crisis moral que
la nieve en llamas de la luz en vilo... le hizo beber del existencialismo sartriano, donde el hombre (como en este poema) se sitúa
pesimista y exhausto, solo en soledad con su desamparo haciendo frente a la pregunta
La Tierra. existencial de la vida.
(de Ancia, 1947-1954)
Darío Navarro Peguero

Poemas de Ancia, 1947-1954 1/2


“Se canta lo que se pierde”, escribió Antonio Machado, acaso el poeta
más querido de Blas de Otero, quien en esta ocasión canta también,
como el maestro, un amor perdido.
El yo poético se dirige a la mujer amada (“amor”), nueva Penélope
en una eterna espera, en el tono propio de una conversación íntima
Volví la frente: estabas. Estuviste
en que se evoca una relación amorosa. Las dos partes del poema
esperándome siempre. -claramente diferenciadas por el paralelismo entre los versos 1 y 9,
Detrás de una palabra y la paronomasia (semejanza fonética entre “vista” y “vida”)- representan
otras tantas miradas distintas hacia la mujer que espera.
maravillosa, siempre.
En la primera parte, las formas verbales durativas (“estabas”, “estuviste
esperándome”) y la reiteración del adverbio “siempre” expresan
Abres y cierras, suave, el cielo. la fidelidad de la mujer, la constancia en la espera, la permanencia
Como esperándote, amanece. inalterable del sentimiento amoroso pese a la separación. Con una
seguridad plena en ese amor, la amada, identificada con el alba, es vista
Cedes la luz, mueves la brisa como una fuerza vivificadora, origen de la luz y de la brisa, en la segunda
de los atardeceres. estrofa.
En la segunda parte, sin embargo, la contemplación, la meditación
sobre ese amor desde una nueva perspectiva temporal (“Volví la vida”)
Volví la vida; vi que estabas le descubre que la larga espera, el paso del tiempo, ha hecho mella
tejiendo, destejiendo siempre. en el sentimiento amoroso. El verso 12 -tomado de un soneto del poeta
Silenciosa, tejiendo barroco Juan de Tassis, conde de Villamediana-, que carga de sugerencias
el poema, adquiere aquí un nuevo sentido: la súbita revelación,
(tarde es, Amor, ya tarde y peligroso.) el descubrimiento, la certeza, de que el tiempo de ese amor ya pasó
y destejiendo nieve... (“tarde es, Amor, ya tarde y peligroso”). La mujer permanece a la espera
del amado ausente (“tejiendo, destejiendo siempre”), pero el amor se ha
transformado en “nieve” (asociada con la frialdad y la vejez). El inciso
del verso 12 interrumpe la construcción sintáctica y permite
Tarde es, amor. que el poema termine con la palabra clave, destacada, además,
(de Ancia, 1947-1954) por el acento versal. El amor inicial termina convertido en nieve
que se deshace entre los dedos.

Josefina López Granada

Poemas de Ancia, 1947-1954 2/2


Un título con resonancias bíblicas abre este poema. Podría vincularse
al capítulo 1:1 del Génesis: “en el principio creó Dios los Cielos y la Tierra”
o bien al comienzo del Evangelio de San Juan “en el principio era el Verbo,
y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios”. El poeta se equipara con Dios
al identificarse como poseedor de la palabra creadora.
El poema consta de tres estrofas, cuyo último verso es idéntico: “me queda
Si he perdido la vida, el tiempo, todo la palabra”. Mediante este procedimiento el autor se reafirma con insistencia
lo que tiré, como un anillo, al agua, en la que sería la conclusión de este poema: a pesar de haberlo perdido todo
si he perdido la voz en la maleza, (estrofa 1), de haber soportado incontables sufrimientos (estrofa 2)
y de haberse desgastado luchando por su doliente patria (estrofa 3),
me queda la palabra. al autor le queda la palabra.
Las palabras verbalizan ideas. El lenguaje humano está directamente
Si he sufrido la sed, el hambre, todo conectado con el pensamiento. Así, “la palabra” del autor es su pensamiento,
son sus ideales, materializados en la forma lingüística para poder ser
lo que era mío y resultó ser nada,
compartidos. “Me queda la palabra” es toda una reivindicación por parte
si he segado las sombras en silencio, del poeta de la solidez de sus ideales, que piensa seguir defendiendo
me queda la palabra. con convicción; unos ideales sociales y políticos que enmarcan su texto
en la corriente de poesía social española de los años 50.
El concepto bíblico de la “palabra creadora” se traduce aquí en una palabra
Si abrí los labios para ver el rostro poética capaz de crear una realidad diferente. Así, la palabra creadora
puro y terrible de mi patria, del poeta aspira a dar forma a una sociedad mejor. Vemos la figura del poeta
si abrí los labios hasta desgarrármelos, responsable e implicado con el mundo. El arte y la cultura como agentes
sociales.
me queda la palabra. Se trata de un poema muy vigente en la situación político-social española
actual que demuestra la no-caducidad de la poesía. En una sociedad en la cual
la palabra (la información, la noticia) está secuestrada por algunos pocos
medios dependientes de élites económicas, se hace más necesario que nunca
En el principio. reivindicar la palabra independiente. La sociedad está necesitada de voces
(de Pido la paz y la palabra, 1951-1954) auténticas, de las voces de quienes lo han perdido todo (estrofa 1), de quienes
han sufrido (estrofa 2), de quienes se han desgastado luchando por cambiar
las cosas (estrofa 3). Y aquí el arte y la cultura tienen una responsabilidad
ineludible: la de mostrar la cara ignorada de la sociedad, la de amplificar
las voces más disonantes para ofrecer nuevas lecturas desde las que crear
una realidad más amable.

Clara Cucalón Estrada

Poemas de Pido la paz y la palabra, 1951-1954 1/2


Cuando leo el poema, me impresiona siempre el tono optimista:
la esperanza y la fe en el hombre, en la paz y en España, a pesar
Creo en el hombre. He visto de las terribles circunstancias.
espaldas astilladas a trallazos, El autor describe España tras la Guerra Civil, los horrores que derivan
almas cegadas avanzando a brincos de los conflictos bélicos y, pese a todo, nos invita a creer en la consecución
de la paz, en levantar un país hundido y en el hombre, como artífice
(españas a caballo de todo, cual ave Fénix.
del dolor y del hambre). Y he creído. La estructura formal parece desordenada, con una métrica irregular,
que podríamos considerarla un recurso más para representar
la inestabilidad de la propia España. El contenido se distribuye a base
Creo en la paz. He visto
de repeticiones: lo que se repite, se destaca, es lo importante, (“Creo…
altas estrellas, llameantes ámbitos he visto y he creído”). Llaman la atención las figuras literarias del poema:
amanecientes, incendiando ríos las metáforas, que suavizan los duros momentos vividos en la guerra
hondos, caudal humano y posguerra, (“españas a caballo del dolor y el hambre”, la hambruna;
“caudal humano hacia otra luz”, la muerte; “amor en frío”, el odio
hacia otra luz: he visto y he creído. y egoísmo…). Y la metonimia, “españas”, que simboliza los dos bandos
del conflicto, que padecieron igualmente.
Creo en ti, patria. Digo El poeta sorprende porque, pese a todo lo vivido, sigue teniendo esperanza
en un cambio, en una mejora de la situación, que vendrá de la mano
lo que he visto: relámpagos del hombre, en quien cree ciegamente, tal vez porque carece de fe
de rabia, amor en frío, y un cuchillo religiosa.
chillando, haciéndose pedazos No puedo dejar de leer este poema sin hacer una comparación con nuestro
país hoy día. No estamos en guerra ni sufrimos la posguerra, pero sí nos
de pan: aunque hoy hay sólo sombra, he visto movemos en una profunda crisis social, política y económica. Si el poeta
y he creído. consideraba que el hombre podía provocar una transformación…,
¿por qué no ahora? Lo triste es ver que los cambios, desde entonces,
han llegado despacio y, tras décadas, han evolucionado a nuestra actual
situación. Pero, como Blas de Otero, no nos rendiremos porque…
Fidelidad. “Creemos en el hombre. Hemos visto y vamos a creer”.
(de Pido la paz y la palabra, 1951-1954)

Ángeles Serrano Troya

Poemas de Pido la paz y la palabra, 1951-1954 2/2


Si me atreviera Árboles abolidos,
a hablarte, a responderte, volveréis a brillar
pero no soy, al sol. Olmos sonoros, altos
solo, álamos, lentas encinas,
nadie. olivo
en paz,
Entonces, árboles de una patria árida y triste
cierro las manos, llamo a tus raíces, entrad
estoy a pie desnudo en el arroyo claro,
oyendo el lento ayer: fuente serena de la libertad.
el romancero
y el cancionero popular; el recio Silencio.
son de Jorge Manrique;
la palabra cabal Sevilla está llorando. Soria
de fray Luis; el chasquido se puso seria. Baeza
de Quevedo; alza al cielo las hoces (los olivos
de pronto, recuerdan una brisa granadamente triste).
toco la tierra que borró tus brazos, El mar
el mar se derrama hacia Francia, te reclama,
donde amarró la nave que pronto ha de volver. quiere, queremos
tenerte, convivirte,
Ahora, compartirte
removidos los surcos (el primero como el pan.
es llamado Gonzalo de Berceo),
pronuncio Palabras reunidas para Antonio Machado
unas pocas palabras verdaderas. un corazón solitario
no es un corazón.
Aquellas A. Machado
con que pedí la paz y la palabra: (de En castellano, 1951-1959)

Poema de En castellano, 1951-1959 1/1


En febrero de 1959, con motivo del XX aniversario del fallecimiento de Antonio Machado
se organizó en Collioure un homenaje en su recuerdo, en cuya organización participó Blas de Otero
entre otros muchos.
Blas de Otero expresa su reconocimiento a Antonio Machado calificándolo como el poeta más
grande y más querido, el hermano mayor, el ejemplo a seguir. El propio título ya nos indica el tema
del mismo: un homenaje al poeta sevillano, símbolo de la reconciliación e integración nacional ante
un futuro que supere la dictadura y se sustente en la justicia social, símbolo de la profunda
preocupación y amor hacia España y de la fusión de paisaje y sentimiento, de ética y estética,
de redescubrimiento del sentido histórico de España.
El poema es una especie de collage de palabras. La cita inicial, procedente de los Proverbios
y cantares, reivindica la lírica objetivista, colectiva y solidaria de Machado. Las evocaciones
a Campos de Castilla y Soledades son constantes y así a continuación, pasa a presentar
una inmersión en las fuentes literarias machadianas como son el Romancero, y los poetas Gonzalo
de Berceo, Jorge Manrique, fray Luis y Quevedo, en los paisajes castellanos y en las ciudades
machadianas de Sevilla, Soria y Baeza, con el eco final del recuerdo de Federico.
El poema acaba con la identificación del mar con la España que suspira por recuperar al poeta
y con una invitación a la solidaridad entre los españoles, esa nave que ha de devolver la esperanza
y la libertad con la vuelta de los exiliados. Los últimos versos nos transportan a la superación
histórica, a la solidaridad, al diálogo, al futuro, a la integración del ser humano con su historia.
En cuanto a los aspectos estilísticos del poema, cabe destacar la técnica de la intertextualidad
o inserción de textos ajenos como un gesto de admiración hacia el poeta con el que Blas de Otero
comparte ideología, ética y estética; la musicalidad, la evocación, el ritmo entrecortado basado
en la ruptura del endecasílabo, los encabalgamientos, la adjetivación, la metáfora y la metonimia
serán los recursos más presentes a lo largo de los versos del poema.
Se trata, en suma, de un poema en versos libres cuyo ritmo se basa en la presencia de versos cortos
y endecasílabos, que discurre de la soledad al compromiso, con recursos expresivos como
el aislamiento de palabras clave, la ruptura de entonación y la síntesis de sonido y significado.
Este poema es, pues, una muestra significativa de la constante presencia machadiana en la poesía
de Blas de Otero: la mirada poética de Castilla que une la descripción paisajística con la reflexión
estética y social.

Rosa Blasco Roda

Poema de En castellano, 1951-1959 1/1


La poesía tiene sus derechos. Si hay un alma sincera, que se guarde
Lo sé. (en el almario) su cantar.
Soy el primero en sudar tinta ¿Cantos de vida y esperanza, Blas de Otero leyendo la “cartilla” al género
delante del papel. serán? poético, o tal vez a la figura del poeta.
Enalteciendo por una parte el valor puro
La poesía crea las palabras. Pero yo no he venido a ver el cielo,
de la misma a través de los derechos de la
Lo sé. te advierto. Lo esencial poesía, de lo necesaria que es para la vida,
Esto es verdad y sigue siéndolo es la existencia; la conciencia el lector aprecia, o puede apreciar,
diciéndola al revés. de estar la importancia de Dios (o de todo dios)
La poesía exige ser sinceros. en esta clase o en la otra. en su vida personal como un ente redentor
Lo sé. Es un deber elemental. que perdonará sus excusas.
Quebrando el poema con un verso en el que
Le pido a Dios que me perdone
“ahora viene el pero”, el poeta traza con
y a todo dios, excúsenme. su pluma los deberes de la poesía, o del poeta,
La poesía atañe a lo esencial que debe mojarse con su “conciencia social”,
del ser. lo que nos invita a pensar en una arenga,
No lo repitan tantas veces, una reivindicación en la que no hay que quedar
repito que lo sé. inertes durante aquella época en la cual
el poema fue escrito.
Ahora viene el pero.
La poesía tiene sus deberes.
Igual que un colegial.
Entre yo y ella hay un contrato
social.
Ah las palabras más maravillosas, Diego Vera Repollés
rosa, poema, mar,
son m pura y otras letras: Cartilla (poética).
o, a… (de Que trata de España, 1960-1964)

Poemas de Que trata de España, 1960-1964 1/3


Pasó sin darme cuenta. Como un viento El poeta recuerda en este poema de madurez su juventud
perdida, o más bien su ausencia debido a tempranas obligaciones
en la noche. (Y yo seguí dormido.)
familiares, al mismo tiempo que expresa el cambio sufrido
Oh grave juventud. (Tan grave ha sido, en su evolución poética. En el primer cuarteto emplea la ironía
que murió antes de su nacimiento.) para mostrar la severidad con la que pasó aquellos años,
con una juventud que muere antes de nacer, probablemente
en esos trece años que tenía cuando fallece fatídicamente
¿Quién dirá que te vio, y en qué momento su hermano mayor. La segunda estrofa rompe formalmente
en campo de batalla convertido con lo esperado, introduciendo en medio de lo que parecía que iba
el ibero solar? ¡Ay! en el nido a ser el segundo cuarteto de un soneto un heptasílabo, con el que
señala la evolución que experimenta su obra, tanto en lo temático
de antaño oí silbar como en lo formal, tras abrazar el marxismo como explicación
las balas. (Y ordené el fusilamiento de la realidad. Recurre a la metáfora bélica al ordenar
el fusilamiento de aquellos años en los que permaneció neutral
ante dramáticos acontecimientos y explica en los dos tercetos
de mis años sumisos.) Desperté finales cómo “baja a la calle”, acción que sintetiza su compromiso
tarde. Me lavé (el alma); en fin, bajé militante con el cambio político, con el que logra una segunda
a la calle. (Llevaba un ataúd juventud que considera imperecedera. Destaca el uso
del encabalgamiento y de abundantes oraciones parentéticas,
que quiebran discurso y ritmo y crean una sensación de ruptura.
al hombro. Lo arrojé.) Me junté al hombre, Partiendo de una métrica clásica, logra imprimir un tono
y abrí de par en par la vida, en nombre conversacional alejado de la gravedad, que identifica con aquella
de la imperecedera juventud. juventud sumisa a la que ha renunciado.

Conrado Guirao Izquierdo


Crónica de una juventud.
(de Que trata de España, 1960-1964)

Poemas de Que trata de España, 1960-1964 2/3


Quien ha conocido Bilbao comprende a Blas de Otero. El poeta nunca pudo
olvidar el lugar que lo vio nacer y que tuvo que abandonar en su adolescencia.
Volvió a la ciudad siempre que pudo, en la realidad, con el pensamiento, con
Cuánto Bilbao en la memoria. Días su poesía. Bilbao significaba un retorno a su infancia y a su origen. Quizá por
colegiales. Atardeceres grises, ello cuando comienzas a leer el poema recuerdas inevitablemente a Machado
“los días colegiales”, “los atardeceres grises”, la canción infantil
lluviosos. Reprimidas alegrías, que resuena… Pero la memoria de Blas de Otero no se queda solo en la
furtivo cine, cacahuey, anises. nostalgia, es casi una presencia física, con los ojos cerrados nombra lugares
concretos de la ciudad y que hoy todavía los bilbaínos recorren cada día. Los
montes que rodean Bilbao, Archanda y el Pagasarri; el casco antiguo con las
Alta terraza, procesión de jueves siete calles y la plaza Nueva; la ría que atraviesa la villa y en la que se mira
santo, de viernes santo, santo, santo. toda la ciudad; y la lluvia, sobre todo la lluvia, el elemento esencial de Bilbao
Por Pagasarri las últimas nieves y que el poeta nombra desde el comienzo de su poema hasta el final, con el
repetido soniquete de la canción infantil y que incluso puede intuirse en esos
y por Archanda helechos hechos llanto.
helechos “hechos llanto” que pueblan la subida a Archanda. En todos sus
poemas a Bilbao aparece la lluvia “Llueve en Bilbao y llueve, llueve, llueve /
Vieja Bilbao, antigua plaza Nueva, […] mansamente llueve / sobre mi infancia colegial e inerme”1. Sin embargo,
Barrencalle Barrena, soportales no todo es dulce melancolía, el poeta no evita los recuerdos dolorosos
de la dura infancia que le tocó vivir. La religión y su etapa de estudiante
junto al Nervión: mi villa despiadada en jesuitas. Llama a su villa “ciudad despiadada y beata” y repite “santo,
santo, santo” en una enumeración que conduce al hastío. La religión que
y beata. (La virgen de la Cueva tanto marcó su existencia se hace patente en los recuerdos de niñez. Blas
de Otero ansiaba dejar cada tarde las austeras y tristes clases en jesuitas
que llueva, llueva, llueva). Barrizales (“Aquellos hombres me abrasaron, hablo / del hielo aquel de luto
del alma niña y tierna y destrozada. atormentado”)2 para refugiarse en casa con su familia y con su querida
institutriz, mademoiselle Isabelle. Desde Madrid, ciudad en la que vive más
tarde le pesan los recuerdos, quizá de ahí esa metáfora que propone como
cierre para definir su ciudad natal “barrizales del alma niña y tierna
y destrozada”, el niño frágil que él fue en ese entorno fuerte y duro, de minas
y de hierro. Hoy Blas de Otero estaría encantado de pasear la ciudad en la que
Bilbao se ha convertido.
Lejos
(de Que trata de España, 1960-1964) Sara Luque Castillejos
1“1923”, Que trata de España, 1964.
2“Biotz-Begietan”, Pido la paz y la palabra, 1955.

Poemas de Que trata de España, 1960-1964 3/3


Blas de Otero
El poeta que bajó a la calle

También podría gustarte