La Diferencia Entre VIH y Sida

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INTRODUCCION

El siguiente informe describe sobre el sida y su efecto como fenómeno social, ya


que en los últimos años se ha convertido en un grave problema de salud en todo
el mundo

En Guatemala cada vez son más las personas que padecen esta enfermedad; por
esta razón es indispensable conocer las características del SIDA, la forma en que
se contagia así como la manera de prevenirla.

Este tema se selecciono por el motivo de que en la actualidad hay gran difusión de
información sobre el tema, pero hay información que no se da a entender entre
muchas personas, además el tema fue seleccionado para dar una información en
debate y en conjunto para llegar así a una conclusión.
La diferencia entre VIH y sida
De forma recurrente se escucha hablar sobre la infección por VIH (virus de la
inmunodeficiencia humana) y del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida)
como si fueran sinónimos, lo cual es una idea equivocada, ya que tener VIH no
significa tener sida.

Estar infectado con VIH es haber estado expuesto al virus, pero no


necesariamente se tiene que desarrollar la enfermedad; de hecho, se puede
permanecer sin síntomas (portador asintomático), por mucho tiempo. Aquí, el
sistema inmunológico queda debilitado por el virus que lo ataca y, por lo tanto,
disminuye la capacidad del organismo para defenderse frente a enfermedades o
infecciones llamadas "oportunistas".

Por su lado, el sida es una condición causada por el virus del VIH, que ataca
fuertemente al sistema inmunológico por lo que deja de funcionar de forma eficaz,
volviendo al organismo susceptible de padecer cánceres e infecciones raras. Aquí
aparecen los síntomas de enfermedades “marcadora, es decir, aquellas que
típicamente están relacionadas con el avance de la infección ante el deterioro del
sistema inmunológico.
Infectarse de sida
El VIH se puede contagiar a través de cualquier tipo de relación sexual (oral,
vaginal o anal) sin protección, en caso de que uno de los participantes tenga el
virus. Esto ocurre cuando los fluidos corporales de la persona infectada, como el
semen, la lubricación vaginal o la sangre, se introducen en el organismo de una
persona no infectada. Una persona puede contraer la infección incluso aunque
solo le entren en el cuerpo unas cantidades muy reducidas de estos fluidos.
Cualquier persona que mantenga relaciones sexuales sin protección con una
persona infectada se expone a contraer el VIH, pero aquellas personas que ya
padecían previamente otra enfermedad de transmisión sexual (ETS) tienen un
riesgo incluso mayor que infectarse con el VIH.

El VIH se puede contagiar por vía sexual de chico a chica, de chica a chico, de
chico a chico y de chica a chica.

El hecho de compartir agujas para inyectarse drogas o esteroides es otra forma de


infectarse con el VIH. Compartir agujas para hacerse tatuajes, piercings y
cualquier otro tipo de diseño corporal también puede trasmitir la infección. Cundo
una persona infectada por el VIH comparte una aguja, también comparte el virus,
que deja en las diminutas gotas de sangre que se adhieren a la aguja. El hecho de
compartir agujas también puede transmitir la hepatitis y otras infecciones graves a
otras personas.

Asimismo, los bebés recién nacidos corren el riesgo de contagiarse del VIH en el
caso de que sus madres estén infectadas. Esto puede suceder antes del
nacimiento del bebé, durante el parto o a través de la lactancia. Las mujeres
embarazadas deben hacerse la prueba del VIH porque, en el caso de que hayan
contraído el VIH, si reciben el tratamiento adecuado, son mucho menos propensas
a contagiar el virus a sus bebés. Los bebés que nacen de madres infectadas por el
VIH también reciben una medicación especial para intentar prevenir la infección
por el VIH.

No puedes contagiarte con el VIH por abrazar, dar la mano o estar en contacto
esporádico con otra persona. El VIH tampoco se propaga a través de la tos o
estornudos, ni te puedes contagiar por sentarte junto a alguien que está infectado.
Los mosquitos y otros insectos tampoco pueden trasmitirte el virus. Y es muy
poco frecuente contagiarse de la infección a través de transfusiones de sangre.
Toda la sangre recogida en Estado Unidos y muchos otros países desarrollados
se somete a detenidos análisis para detectar la presencia del VIH y de otras
infecciones antes de utilizarla en las transfusiones.
Origen del SIDA

No existe una única teoría sobre cómo se originó el SIDA, y aún no se sabe a
ciencia cierta cuál es la real. Por un lado, la teoría del primate dice que el VIH
proviene del SIV, un virus similar que se produce en simios, y que además tiene
características propias. Sin embargo, aunque tienen prácticamente la misma
estructura genética y producen efectos similares, el SIV no causa SIDA en los
monos.

Otra dice que el primer caso de SIDA sucedió en África en 1959, aunque el virus
llegó a Estados Unidos en 1980, cuando un grupo de personas (presumiblemente
vinculadas a la utilización de drogas y la homosexualidad) fueron enfermando. La
causa de sus muertes tenía que ver con enfermedades del sistema inmunológico,
y se contagiaban mediante el sexo o la utilización de la misma jeringa para las
drogas.

Todos tenías las células T -las que ayudan al sistema inmune a luchar contra las
enfermedades- dañadas. Eso se debe a que el VIH es un lentivirus, es decir, ataca
al sistema inmune, y toma mucho tiempo que tenga un efecto negativo en el
cuerpo humano.

Fue en 1981 cuando se lo nombró como SIDA, y los médicos comenzaron a


investigar las causas de la enfermedad. En 1985 se creó un análisis de sangre
específico para detectar si las personas eran portadoras del VIH.

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