Influencia A Distancia
Influencia A Distancia
Influencia A Distancia
Ernesto Bonilla¹,².
Resumen. Este artículo revisa estudios relacionados con la influencia mental a distancia sobre
los organismos vivientes, incluyendo las sugestiones mentales de sueño y despertar, la
influencia mental a grandes distancias, las interacciones mentales con sistemas biológicos
remotos, los efectos de la mente en la actividad fisiológica y el sentimiento de ser observado.
Los efectos significativos de la influencia mental a distancia se han demostrado en varios
ensayos bien controlados, doble-ciegos, realizados en el laboratorio, en humanos, animales,
plantas y bacterias. Aunque la influencia mental a distancia parece contradecir nuestro sentido
ordinario de la realidad y las leyes definidas por la ciencia convencional, se han propuesto
varias hipótesis para explicar los efectos observados, entre las cuales se incluyen las hipótesis
de los escépticos, la de la transferencia de señales, la de los campos, las multidimensionales de
espacio-tiempo y las hipótesis de la mecánica cuántica. En conclusión, a medida que los
progresos en la física continúen refinando nuestra comprensión de la realidad, surgirá una
explicación racional para esta interacción mental a distancia y, como lo ha mostrado la historia
frecuentemente, cada vez que las fronteras científicas se expanden, los eventos sobrenaturales
se transforman en paranormales y luego en normales.
Abstract. This article reviews studies of distant mental influence on living organisms, including
mental suggestions of sleeping and awakening, mental influence at long distances, mental
interactions with remote biological systems, mental effects on physiological activity and the
sense of being stared at. Significant effects of distant mental influence have been shown in
several randomized controlled trials in humans, animals, plants, bacteria and cells in the
laboratory. Although distant mental influence on living organisms appears to contradict our
ordinary sense of reality and the laws defined by conventional science, several hypotheses have
been proposed to explain the observed effects; they include skeptical, signal transfer, field,
multidimensional space/time and quantum mechanics hypotheses. In conclusion, as the
progress of physics continues to expand our comprehension of reality, a rational explanation
for distant mind-matter interaction will emerge and, as history has shown repeatedly, the
supernatural events will evolve into paranormal and then, into normal ones, as the scientific
frontiers expand.
INTRODUCCIÓN
INTERACCIÓN MENTE-MATERIA
Psicoquinesis es el término más utilizado para señalar el efecto de la mente sobre la materia y
cubre un amplio rango de fenómenos que pueden dividirse en dos grandes categorías: la micro
psicoquinesis y la macro psicoquinesis. La primera se concentra más en la influencia directa
sobre partículas atómicas o equipos electrónicos. Los ensayos más utilizados en los estudios
micro psicoquinéticos son los relacionados con las conductas de sistemas físicos aleatorios,
como la tasa de liberación de partículas radioactivas. La macro psicoquinesis se refiere más al
movimiento de objetos de mayor tamaño, como los dados. La distinción entre ambas se basa
en el hecho de que uno puede observar el efecto (macro psicoquinesis) o necesita de una
evaluación estadística para determinar si ha sucedido algo no habitual (micro psicoquinesis) (1-
3).
El físico teórico Helmut Schmidt (2,3) realizó una serie de estudios relacionados con los efectos
psicoquinéticos sobre generadores electrónicos de eventos (GEE) aleatorios. Estos generadores
son los equivalentes a los equipos que lanzan monedas o dados al azar. Pero, a diferencia del
azar obtenido por procedimientos mecánicos, los GEE se valen de un proceso físico, como es la
declinación de la radioactividad de los materiales radioactivos. La emisión de partículas
individuales, a partir de una fuente radioactiva, no puede ser predicha ni controlada por ningún
procedimiento conocido. Los GEE son blancos excelentes y sensibles para los estudios de la
psicoquinesis y los resultados obtenidos en estas investigaciones han sido reproducidos y han
resultado estadísticamente significativos.
Jahn y col. (4) publicaron una revisión de los experimentos realizados en su laboratorio durante
12 años, con el objeto de investigar la interacción mente-materia. Más de 100 voluntarios
intentaron influir mentalmente a generadores de números al azar (GNA), que son equipos
electrónicos que generan miles de secuencias 1 o 0, por segundo. En los ensayos, los
participantes trataban de influir intencionalmente a los GNA para que generaran más 1 o más 0.
A pesar de que el efecto lucía pequeño, cuando analizaron toda la información de la base de
datos, los resultados indicaron que la probabilidad de que no eran debidos al azar fue de 35
millones a 1.
Durante los últimos 50 años, se han realizado cientos de ensayos de micro psicoquinesis en los
cuales se han utilizado los GNA. Bosch y col. (5) combinaron 380 estudios en los cuales se
examinó si los GNA podían ser influenciados por la intención. Encontraron que el efecto era
estadísticamente significativo pero muy pequeño y que la explicación más apropiada para los
resultados de este meta-análisis era el reporte selectivo. Radin y col. (6) señalaron que los
estudios analizados por Bosch y col. (5) revelaban la existencia de un efecto psicoquinético
genuino, que los ensayos eran de una elevada calidad metodológica y que los efectos se
distribuyeron heterogéneamente; es decir, tenían un amplio rango de tamaños. Sin embargo,
diferían sobre el origen de esa heterogeneidad. En efecto, Bosch y col. (5) propusieron que,
posiblemente, el reporte selectivo de los ensayos estaba inflando los resultados del meta-
análisis y que los estudios no reportados pudieran llegar a la cifra de 1544. Radin (7), por el
contario, señaló que si se consideraban 59 estudios (el mismo número de investigadores que
publican en ese campo) no reportados, y no 1544, como refieren Bosch y col. (5), y cada uno de
ellos hubiera dado un resultado negativo, no se habría alterado el resultado final, por lo que
creía que no estaban justificadas las conclusiones de estos autores sobre la posibilidad de que
esos resultados fueran debidos a prejuicios de los investigadores.
La posibilidad de influir sobre los GNA ha sido la base para el diseño del Proyecto de la
Conciencia Global (PCG) dirigido por Roger Nelson (9). Se trata de un experimento en el campo
de la conciencia, para registrar continuamente el grado de coherencia mental global, resultante
de los eventos que atraen la atención mundial (muerte de la Princesa Diana, Tsunami del
Pacífico, la caída de las Torres Gemelas de Nueva York, el funeral del Papa Juan Pablo II, las
celebraciones de Año Nuevo, etc.). Para lograrlo, se utiliza una red de 75 GNA distribuidos en
diferentes partes del mundo y conectados, vía Internet, con un servidor situado en la
Universidad de Princeton. El PCG postula que en cuestión de minutos después de un evento
mundial significativo, un porcentaje muy elevado de la población mundial conocerá los detalles
de ese evento, gracias a los medios de comunicación y, como resultado de la atención mundial
y la coherencia mental que la acompaña, los GNA distribuidos por todo el mundo comenzarían
a desviarse de la conducta debida al azar.
Cuando se evaluaron 185 eventos de resonancia mundial ocurridos entre los años 1998 y 2005,
se observó una desviación muy significativa (p<0,0001) del azar, lo cual sugiere que cuando
millones de personas tienen sus mentes enfocadas coherentemente en un evento importante,
la coherencia física u orden mundial también aumenta. En esos eventos, todos los GNA se
comportan de la misma manera, aun cuando estén separados por cientos o miles de kilómetros
y repartidos por todo el mundo (10). Estos experimentos sugieren que las interacciones mente-
materia observadas en el laboratorio también aparecen en el contexto no controlado de la vida
real y a escala global.
En 1922, un experimento clásico en telepatía fue reportado por Brugmans (13). En este ensayo,
un estudiante de física llamado Van Dam fue investigado para corroborar sus habilidades
psíquicas. El sujeto fue vendado y colocado en un cubículo cerrado con cortinas y se le pidió
que pasara su brazo por debajo de estas para que seleccionara con un dedo uno de los
cuadrados de una tabla de ajedrez de 6X8 que estaba sobre una mesa cercana. En cada una de
las pruebas el cuadrado sería seleccionado al azar por el experimentador. Uno de los asistentes
(el agente) sabía cuál era el cuadrado objetivo y trataría de influenciar mentalmente a Van Dam,
para que moviera su brazo y lo seleccionara. En algunos ensayos, el agente estaba en la misma
habitación; en otros, se encontraba en una habitación situada en el piso superior. Se determinó
la respuesta galvánica de la piel de Van Dam para comprobar si se producía una variación
cuando la selección del cuadrado objetivo fuera correcta o incorrecta. De 187 ensayos tuvo
éxito en 60, en lugar de los 4 que se esperarían al azar. La diferencia fue muy significativa (121
millardos a 1). Los resultados fueron semejantes cuando el agente estaba en la misma
habitación o en la habitación superior. Como lo señaló Radin (7) este estudio continúa siendo
importante por los resultados significativos en condiciones bien controladas y porque la
determinación de la respuesta galvánica de la piel abrió el camino a un mayor interés por los
métodos fisiológicos para detectar los fenómenos inconscientes.
La sugestión telepática fue pronto ignorada en el Occidente, a comienzos del siglo XX. Sin
embargo, esos estudios continuaron realizándose en la Unión Soviética. Bekhterev fue el
pionero de la investigación de la transmisión del pensamiento en ese país y el primero en
invocar la hipótesis electromagnética para explicar ese fenómeno (16). Fue esta hipótesis sobre
la emisión de radiaciones electromagnéticas por parte del cerebro, la que sirvió de base para
los trabajos de investigación del fisiólogo y psicólogo ruso Leonid Vasiliev, publicados en su libro
“Experimentos en Sugestión Mental” (17). Vasiliev y col. fueron capaces de inducir actos
motores, imágenes, sensaciones, sueño o vigilia y reacciones fisiológicas (cambios en la
respiración y en la actividad electrodérmica), en personas situadas en zonas remotas, a
distancias que variaron de 20 metros hasta 1.700 kilómetros. Utilizaron habitaciones forradas
con plomo o con hierro, para bloquear a los mediadores sensoriales convencionales o
electromagnéticos. Todos los estudios de Vasiliev fueron realizados entre los años 1920 y 1930
en la Unión Soviética, en donde se vivía un clima de hostilidad contra todo lo que luciera no-
físico o paranormal. Vasiliev definió el fenómeno de “sugestión mental” o “transmisión directa
del pensamiento” como la transmisión, de una persona a otra, de diferentes clases de
impresiones, pensamientos y sentimientos, con la posibilidad de inducir un trance hipnótico. En
todos esos casos, los efectos se lograron sin la intermediación de palabras, a distancia,
independiente de la percepción mediante algunos de los sentidos.
En los años 1933 y 1934, Vasiliev y col. realizaron 260 experimentos sobre la inducción mental
del sueño y del despertar en los receptores Ivanova, Fedorova y E.S. De ese total, 194 ensayos
se acompañaron de registros gráficos. La inducción mental de sueño sólo fracasó en 6
ocasiones y la inducción del despertar, en 21. Contrariamente a lo esperado, la colocación de
barreras metálicas (hierro o plomo) entre el hipnotizador y el hipnotizado, no produjo ninguna
disminución de la transmisión telepática. Pensaron que se trataba de una región del espectro
con una longitud de onda más corta (rayos X o gamma) lo cual era improbable o,
alternativamente, de la región de ondas de un ancho de banda de kilómetros o de campos
eléctricos estático.
El problema que se le presentó a Vasiliev en la década de los 20 del siglo pasado era que, una
vez que el fenómeno de la influencia a distancia se reprodujera confiablemente en el
laboratorio, se hacía necesario dar el siguiente paso para investigar sus bases físicas. Tanto él
como Bekhterev creían que la respuesta a ese problema había sido dada por el neurólogo
italiano Cazzamalli (19), quien había publicado varios trabajos que parecían favorecer la teoría
electromagnética de la telepatía, que lucía como una variante de la teoría fluídica de Mesmer
(16). Según Cazzamalli la información enviada desde el emisor al receptor era transportada por
energía electromagnética, en forma de ondas de radio de 0,7 a 100 metros de ancho de banda.
La obra de los investigadores rusos demostró que la teoría del italiano era incompatible con sus
observaciones. En efecto, las barreras metálicas que detendrían todas las ondas de radio de
esas frecuencias, no eran capaces de evitar las influencias mentales del hipnotizador sobre el
sujeto hipnotizado a distancia.
Vasiliev y Platonov fueron muy cuidadosos para informar que estaban investigando un
fenómeno que, aunque muy importante desde el punto de vista científico, no tenía nada que
ver con “idealismo” o “religión”. Pensaban que sería cuestión de tiempo antes de que se
demostrara que estas observaciones tenían una base “materialista” al igual que otros
fenómenos de la naturaleza. El mismo Vasiliev estaba consciente del hecho de que las ondas
electromagnéticas de baja frecuencia y gran ancho de banda no eran completamente
absorbidas por las cubiertas de hierro o de plomo, de 1-3 mm de espesor, de las paredes de las
cámaras donde realizaban sus ensayos y que la transmisión telepática por un campo
electromagnético de baja frecuencia no estaba totalmente descartada (17).
En contra de las predicciones de la teoría electromagnética, una barrera más selectiva, como
una cámara de Faraday, no interfería con la transmisión de la sugestión mental en ninguna de
las instancias donde tal sugerencia fue efectiva sin utilizar dicha cámara. Este descubrimiento
lanzó dudas sobre la teoría electromagnética para explicar los fenómenos telepáticos.
En relación a la sugestión mental de actos motores, Vasiliev reconoció la influencia que recibió
de Joire, investigador de la Facultad de Medicina de Lille (Francia), quien colocaba una venda
sobre los ojos de los sujetos y luego les ordenaba que realizaran algunos movimientos como,
por ejemplo, elevar su mano y su brazo izquierdos o su pierna derecha, cruzar un brazo
alrededor del pecho, caminar en una dirección específica, acercarse a una de las personas
presentes, etc. Joire inducía en los sujetos un estado de pasividad, removiendo mediante la
sugestión todos los pensamientos extraños. Luego, se colocaba al frente o detrás del sujeto, a
una distancia de 3 a 4 metros (20).
A diferencia de los sujetos de Joire, los de Vasiliev y su grupo eran hipnotizados previamente.
Una vez que el sujeto se encontrara en un estado de hipnosis profunda (con amnesia
posthipnótica para no recibir instrucciones de establecer una conexión emocional con el
hipnotizador) sus ojos eran vendados; luego, se le sugerían mentalmente los movimientos que
debería realizar. Se evitaron todas las señales que pudieran darle al sujeto algún conocimiento
sobre el comienzo y el final, o sobre las sugerencias que se le darían durante el experimento. Al
finalizar, cuando Vasiliev le preguntaba al sujeto por qué hizo un movimiento particular,
invariablemente contestaba: “Usted me dijo que lo hiciera”. De 18 ensayos realizados por su
colaborador, el Dr. Dubrovsky, 11 fueron exitosos, 3 parcialmente exitosos y 4 no exitosos.
Observaron que la constante repetición de los ensayos, con el mismo sujeto, tendía a dar
resultados menos evidentes con el correr del tiempo. Los mejores sujetos para las pruebas de
sugestión mental de actos motores, eran menos efectivos en los experimentos sobre la
sugestión mental de imágenes (16).
3. No es necesario que el emisor conozca la localización o la naturaleza del medio ambiente del
receptor, pero debe haber visto al receptor para visualizar claramente su imagen al realizar la
transmisión telepática.
5. No se pudo descubrir una radiación emitida por el cerebro que fuera responsable de la
transmisión telepática de la imagen. La hipótesis de Cazzamalli no fue confirmada.
6. El bloqueo del emisor o del receptor, mediante metales (plomo y hierro), no evita la
ocurrencia del fenómeno telepático. Debe concluirse, entonces, que si la transmisión del
pensamiento a distancia es efectuada mediante radiaciones de energía electromagnética, que
emana del sistema nervioso central, esa energía debería buscarse en la región de ancho de
banda cercana a los kilómetros, o en la región de los rayos X. Sin embargo, pensaron que
ninguna de esas posibilidades era probable.
En la época de Vasiliev se desconocía que las ondas electromagnéticas de baja frecuencia y gran
longitud (varios cientos de metros o más), no son absorbidas completamente por el hierro y el
plomo de 1 a 3 mm de grosor, que cubría las paredes de la cámara usada para los ensayos. Por
esta razón, la transmisión de imágenes mentales, mediante un campo electromagnético de baja
frecuencia, no estaba descartada por los experimentos que realizaron en su laboratorio.
En los años sesenta del siglo XX Yuri Kamensky condujo experimentos telepáticos desde Moscú
hasta Leningrado (800 Km de distancia), utilizando como sujeto a Karl Nikolaev quien estaba
conectado a monitores de actividad fisiológica que determinaban la respuesta biológica a la
transmisión telepática. En uno de los experimentos, Kamensky imaginó que estaba
estrangulando a Nikolaev, quien inmediatamente se sintió sofocado, y su electroencefalograma
mostró cambios dramáticos. En otro ensayo Kamensky imaginó que estaba golpeando
físicamente a Nikolaev, quien inmediatamente se cayó de la silla, sintiendo dolores en las
partes corporales donde era golpeado. Aun cuando Nikolaev no fue formalmente hipnotizado,
confesó que necesitó alrededor de media hora para lograr un estado de relajación adecuado
(21).
En 1959, el médico checo Stépan Figar midió el flujo sanguíneo en la punta de los dedos, en un
par de individuos aislados, con el objeto de determinar si había una conexión telepática
inconsciente entre ellos. Estas personas no se conocían y no sabían la naturaleza del
experimento. Figar encontró que cuando a uno, del par de sujetos, se le pedía que realizara
cálculos aritméticos mentalmente, la presión arterial del otro variaba notablemente (22).
Braud y col. (23) observaron que los sistemas vivientes también pueden ser utilizados como
blancos en la investigación de los efectos psicoquinéticos. En efecto, influencias psicoquinéticas
exitosas se han comprobado en una gran variedad de sistemas biológicos tales como bacterias,
hongos, células de diferentes tejidos, plantas, animales y algunas reacciones fisiológicas en los
seres humanos.
Braud y Schlitz (24) realizaron su primer estudio experimental sobre la influencia mental a
distancia en la actividad electrodérmica (AED), que es debida a cambios, habitualmente
inconscientes, en la actividad eléctrica de la piel, producidos por la actividad del sistema
nervioso simpático y las glándulas sudoríparas. Comprobaron que la AED varió según la
intencionalidad del influenciador que estaba situado lejos del influenciado. El influenciado
mostró mayor AED durante los períodos de incremento de la intencionalidad y menor actividad
durante los períodos de calma. Concluyeron que los procesos mentales de una persona
(atención e intención) son capaces de interactuar efectivamente con las actividades físicas,
mentales y emocionales de otro individuo, aún cuando esté situado a una distancia fuera del
alcance de influencias energéticas o informacionales. Desde el punto de vista práctico, los
experimentos sobre la influencia mental en los sistemas orgánicos pueden ser considerados
como análogos de, por lo menos, algunas formas de sanación psíquica. Mediante estos ensayos
puede ser posible determinar la magnitud, permanencia, límites y aplicación potencial de los
efectos psicoquinéticos biológicamente útiles.
Braud y Schlitz (24) escogieron arbitrariamente una conducta o actividad fisiológica (AED) y
examinaron, por un período de tiempo, la respuesta obtenida en el blanco seleccionado. El
experimento se dividió en un número idéntico de momentos de influencia y de no influencia
(control). Durante el período de influencia, un influenciador (situado fuera del rango sensorial
del receptor), intentaba influir psíquicamente la actividad escogida en el organismo blanco, en
una dirección predeterminada. En todas las pruebas el influenciador recibía una
retroalimentación instantánea del estado del receptor. Durante los períodos control, no se
realizaba ningún intento psicoquinético. El propósito de este estudio era comprobar si era
posible disminuir psíquicamente la AED de una persona receptora, solamente durante los
períodos de influencia. Se realizaron 32 ensayos. La mitad de las personas tenía una AED
excesiva (sujetos muy activos); la otra mitad estaba conformada por individuos que tenían una
AED normal o baja (sujetos inactivos). Para cada una de las 32 sesiones se determinó la AED
durante 10 períodos de 30 segundos de influencia y 10 períodos de 30 segundos de control. Los
influenciadores (Braud y Schlitz), observaban un polígrafo que trazaba la AED de las personas
estudiadas y, por lo tanto, recibían instantáneamente información de la AED de los sujetos
estudiados. Después de registrar los niveles basales de la AED, el experimentador abría un
sobre que contenía la información, que indicaba la secuencia de los períodos de influencia y de
control en cada ensayo. Los sobres eran preparados previamente por otra persona, mediante
una tabla de números aleatorios. Si se indicaba que el período de control estaba en progreso, el
influenciador trataba de no pensar en el sujeto. Durante los períodos de disminución de la AED,
el influenciador intentaba calmar psíquicamente al sujeto para que se produjera un descenso
de la AED, durante los 30 segundos correspondientes. Esto lo hacía el influenciador relajándose
e imaginando que el influenciado hacía lo mismo; también podía enviar mensajes o
sentimientos de calma al sujeto influenciado o visualizar al polígrafo produciendo un trazado
plano, libre de AED. Se comprobó que las personas que tenían “necesidad” de reducir la AED
(los sujetos activos) evidenciaron una reducción significativa de su AED (p<0,001). En los sujetos
inactivos, no se observaron diferencias en las magnitudes de los efectos. En los experimentos
de autocontrol, en sujetos activos se logró una desviación del 19% de la AED, pero no fue
significativamente mayor que la producida por un influenciador.
Cualquier interacción telepática entre dos personas, podría ser vista como una influencia
mental directa de una de ellas sobre el cerebro de la otra. Para comprobar que los blancos más
efectivos para estas influencias pudieran ser otros cerebros, otras neuronas o materiales
similares a estos, sería necesario conducir experimentos, en los cuales se podría intentar
influenciar directamente a las neuronas o a otras preparaciones similares, mantenidas fuera del
cuerpo.
SANACIÓN A DISTANCIA
En el año 2002, Benor (25) revisó 61 estudios de curación a distancia y consiguió efectos
positivos significativos en humanos, animales y plantas.
Achterberg y col. (26) estudiaron 11 sanadores que tenían más de 23 años realizando esa
actividad Cada uno de ellos, seleccionó a una persona conocida, por quien sentía simpatía y
compasión, como el receptor de sus esfuerzos de curación a distancia. Describieron sus
esfuerzos de curación como el envío de energía, buenas intenciones o pensamientos y
oraciones por la salud del receptor, quien estaba dentro de un equipo de resonancia magnética
funcional, aislado de cualquier forma de contacto con el sanador, quien dirigía sus intenciones
con intervalos de 2 minutos, escogidos al azar. Durante el período de curación, las áreas del
cerebro más activadas fueron las cortezas cingulada anterior y media, el precúneo y las áreas
frontales. La diferencia fue estadísticamente significativa (p<0.00127). Concluyeron que la
conexión intencional de un sanador con una persona aislada sensorialmente, puede
correlacionarse con cambios en la función cerebral de ese individuo.
En el año 2008, Radin y col. (27) realizaron un estudio doble ciego para investigar los efectos de
la intención en el sistema nervioso autónomo (SNA), del sanador y del receptor de la sanación a
distancia. Exploraron también el papel que juegan la motivación y el entrenamiento en la
modulación de esos efectos. Los valores de la conductancia de la piel se determinaron en cada
miembro del par. Mientras el receptor se relajaba por 30 minutos, en una habitación distante y
aislada electromagnéticamente, el sanador dirigía su intención hacia el receptor, durante
períodos de 10 segundos. Treinta y seis parejas participaron en 38 sesiones. En 22 parejas, una
persona del par era un paciente con cáncer. En 12 de estas parejas, la persona sana fue
entrenada para dirigir su intención de sanación hacia el paciente y se le solicitó que practicara
esa intención diariamente por 3 meses, antes del experimento (“grupo entrenado”). En las
otras 10 parejas, el par fue examinado antes de que el sanador fuera entrenado (“grupo de
espera”). Catorce parejas sanas no recibieron entrenamiento (“grupo control”). Como resultado,
se encontró que la conductancia de la piel aumentó durante los períodos de intención (P =
0.00009). Las desviaciones fueron mayores y más sostenidas en el grupo entrenado; los efectos
fueron más moderados en el grupo de espera y aún más pequeños en el grupo control. Los
autores concluyeron que la intención dirigida hacia una persona distante se correlacionó con la
activación de su SNA. La fuerte motivación para sanar y ser sanado y el entrenamiento en cómo
cultivar y dirigir la intención compasiva, podrían incrementar este efecto.
Tsubono y col. (28) estudiaron el efecto de la sanación a distancia, practicada por un sanador
japonés profesional, en pacientes que sufrían de dolor crónico (sin causa aparente, o que
persistía durante un largo periodo después de un traumatismo o una intervención quirúrgica).
Los participantes fueron reclutados a través de mensajes en la radio o en los periódicos locales.
Los sujetos se dividieron en un grupo tratado y un grupo control, usando un procedimiento
doble ciego. Los pacientes se entrevistaron con el sanador en una sesión inicial donde también
realizaron una meditación por 20 minutos. El sanador regresó a Japón después de la sesión y
comenzó la sanación a distancia, solo al grupo de tratamiento, por un período de 2 meses. A
todos los participantes se les pidió que realizaran una meditación de 20 minutos cada día
durante esos 2 meses. Se reclutaron 17 pacientes, pero sólo 16 completaron el estudio. Al
comparar el dolor durante el período de pretratamiento con el dolor postratamiento, se
observó un efecto significativo debido a la sanación a distancia (P<0.056). Reportaron también
una mejoría significativa del dolor en el grupo tratado, al compararlo con el grupo control
(P<0.0016).
Pudiera existir oposición a la sanación por parte de los pacientes, de sus familiares o de los
médicos tratantes. Por ello, los investigadores han desarrollado una estrategia alternativa para
el estudio de la sanación a distancia. Han diseñado y conducido estudios análogos de sanación,
como la influencia mental remota sobre los sistemas vivientes (blancos biológicos), en
condiciones muy bien controladas.
Muchos estudios análogos de la sanación se han realizado en los últimos 50 años y han sido
revisados por Benor (31), Braud (32) y Solfvin (33). Influencias mentales remotas significativas
se han observado en experimentos con bacterias, colonias de hongos, levadura, plantas,
protozoos, larvas, hormigas, peces, pollos, ratones, ratas, gatos, perros, delfines y seres
humanos. Experimentos adicionales han demostrado su efectividad en cultivos celulares in vitro
(células sanguíneas, neuronas, células cancerosas) y en la actividad de enzimas. El amplio rango
de estos experimentos y sus resultados positivos sugieren que la habilidad para influenciar
mentalmente a distancia, a los organismos vivientes, parece ser inherente a toda la humanidad.
LeShan (34) atribuyó los efectos de la sanación a los siguientes factores: 1. La intervención
divina; 2. La intervención espiritual; 3. Algún tipo de mediador energético y 4. El incremento de
la auto-reparación por parte del enfermo, inducida cuando el sanador y el paciente comparten
una experiencia unitaria. Esta última explicación es la preferida por LeShan. Según Braud (23),
existen dos clases de explicaciones de los efectos obtenidos. La primera es que tales efectos son
mediados por una forma rara de energía. Para este autor, quizás la única energía convencional
que puede calificar como un mediador potente es la energía electromagnética de frecuencia
extremadamente baja, la cual tiene excelentes propiedades de penetración y puede viajar a
grandes distancias. Los mayores problemas con esta forma de energía son los siguientes:
1.Debería comportarse de una manera muy rara con respecto al tiempo, para poder explicar los
efectos mentales desplazados en el tiempo, que se han observado en ciertas pruebas; 2.Tendría
que transportar mucha más información que la que parece capaz de transportar; 3. Tendría que
ser codificada por el cerebro del influenciador y decodificada por el cerebro del blanco de la
sanación. La segunda explicación propuesta por Braud (23) es que la mente es no-local y, en
ciertas condiciones especiales, se manifiesta su naturaleza no-local. Según esta propuesta, la
energía o información no viajaría de un sitio a otro o de una mente a otra, sino que estaría en
todas partes. La mente del influenciador y la del influenciado podrían no ser distintas,
separadas o aisladas como lucen, sino que estarían profundamente interconectadas, unificadas,
omnipresentes y omniscientes. Lo que está disponible para una mente estaría disponible para
todas las mentes y podría ya ser parte de todas las mentes, en lo que sería semejante a un
holograma.
En 1997, Schlitz y Braud (35) publicaron una revisión sobre los análogos experimentales de la
sanación a distancia y un meta-análisis de 30 experimentos en los cuales sanadores, psíquicos y
otros voluntarios auto-seleccionados fueron capaces de influenciar la actividad del sistema
nervioso autónomo de personas distantes. Estas influencias mentales a distancia tienen
implicaciones para el entendimiento de los posibles mecanismos de la sanación remota, la
naturaleza de la relación mente-cuerpo y el papel de la conciencia en el mundo físico.
Las investigaciones sobre la sanación a distancia, al igual que las de la telepatía, la psicoquinesis
y la precognición han sido controversiales a través de la historia. Aunque gran parte del debate
entre escépticos y proponentes ha sido útil, porque ha conducido a diseños experimentales y a
análisis más sofisticados, ha limitado la habilidad para conducir una evaluación clara y
desprejuiciada. En general, el objetivo de estos experimentos es influir algún proceso que se
pueda medir objetivamente en otro sistema viviente. Los mejores experimentos utilizan
diseños controlados, que eliminan cualquier fuente convencional de efecto aparente,
incluyendo las manipulaciones, la sugestión y la expectativa.
En los primeros ensayos de los análogos de la sanación a distancia, el sanador buscaba influir y
mitigar un proceso deletéreo en un organismo blanco, con el objeto de mejorar su vitalidad o
disminuir la morbilidad y la mortalidad.
Grad (36), condujo una serie de experimentos con 300 ratones, en los que produjo
quirúrgicamente pequeñas heridas en la piel; luego, los separó en tres grupos al azar. Uno de
ellos fue tratado por el sanador húngaro Oskar Estebany, a quien se le pidió que sostuviera con
sus manos las jaulas de los ratones de su grupo y tratara de acelerar la curación de las heridas.
Un segundo grupo de ratones, fue tratado por unos estudiantes de medicina “escépticos”. El
tercero, permaneció sin tratamiento (control). Después de un período de tiempo predefinido,
las heridas de los ratones de los tres grupos fueron medidas y comparadas. Los ratones heridos
tratados por Estebany, sanaron significativamente más rápidamente que los ratones de los dos
grupos restantes. El tratado por los estudiantes de medicina, tardó más en sanar que el grupo
control.
Grad también realizó ensayos en los cuales se le pidió a Estebany que influenciara el
crecimiento de plantas (altura y densidad del follaje) medido por observadores independientes,
que desconocían cuales eran las tratadas y cuales las controles. Los resultados del efecto del
sanador fueron significativos. En uno de los experimentos más impresionantes, Grad le solicitó
a Estebany que tratara solamente una solución salina, usada para disminuir la tasa de
crecimiento de las plantas. Los frascos que tenían la solución salina fueron esterilizados
previamente y sellados, para evitar cualquier contaminación bacteriana o química por parte de
las manos de Estebany. La temperatura de los frascos se mantuvo constante, para que no
hubiera diferencias entre los frascos tratados por Estebany y los controles. Para cada sesión, el
sanador sostuvo, por varios minutos, los frascos que iban a ser “influenciados”, durante los
cuales trataba de cancelar sus efectos nocivos sobre el crecimiento de las plantas. Se comprobó
que las plantas regadas con la solución salina tratada por Estebany, crecieron significativamente
más que las plantas regadas con la misma solución, pero no tratada por el sanador.
Nash (37) reportó, en un estudio doble ciego, que el crecimiento de bacterias podría ser
mentalmente influenciado. Investigó si la mente era capaz de afectar la tasa de mutación de la
Escherichia coli. Normalmente, la bacteria comienza su vida siendo incapaz de fermentar la
lactosa (“lactosa negativa”), pero después de varias generaciones se produce una mutación
hasta hacerse “lactosa positiva”. Este proceso ocurre a una tasa predecible. Nash quería saber
si podía ser acelerado o retardado, por la influencia mental de voluntarios. Sesenta estudiantes
participaron en el ensayo. Cada uno de ellos recibió nueve tubos de ensayo que contenían
cultivos de E. coli, tanto lactosa negativa como lactosa positiva. A los estudiantes se les pidió
que mentalmente incrementaran la transformación de las bacterias no mutadas, en los
primeros tres tubos, de lactosa negativa a lactosa positiva. En los siguientes tres tubos de
cultivo, intentarían disminuir el proceso de mutación. Los tres tubos restantes sirvieron de
control y no fueron expuestos a ningún tipo de influencia. Cuando se analizaron los resultados,
Nash descubrió una tasa de mutación mayor que la normal, en los tres tubos que habían
recibido las intenciones positivas para mutar, y menor que la normal, en los tubos que
recibieron la intención de inhibir el proceso. Los efectos más marcados se observaron cuando la
influencia mental era para inhibir la mutación.
Braud y col. (23) realizaron experimentos con el pez eléctrico Gymnotos carapo, colocado en un
pequeño tanque de agua cubierto con placas metálicas a los lados. Los investigadores fueron
capaces de utilizar el campo eléctrico fluctuante del pez, como una señal de retroalimentación
para los influenciadores humanos, situados en una habitación distante. También realizaron
varios experimentos en los cuales los influenciadores distantes afectaron la actividad
locomotora de ratas del desierto que corrían sobre ruedas giratorias.
Los siguientes materiales utilizados como blanco fueron eritrocitos estresados por ósmosis, al
colocarlos en una solución hipotónica. Los donadores de estas células, situados a cierta
distancia, intentarían proteger a ciertas muestras de células mediante su influencia mental (23).
Treinta y dos sujetos participaron en el estudio. Fueron escogidos de una población de
individuos normales, saludables, sin problemas alérgicos o inmunológicos u otra enfermedad
aparente, libres de medicamentos (excepto anticonceptivos orales o antigripales, tomados
ocasionalmente). La muestra consistió de 17 mujeres y 15 hombres. Los voluntarios donaron 4
muestras de 10 ml de sangre venosa. Los tubos se guardaron en un refrigerador a 4°C. Las 32
muestras de eritrocitos se guardaron en 20 tubos, que fueron sometidos a estrés osmótico con
solución salina hipotónica. Los influenciadores intentaron proteger las células en 10 de los
tubos, mediante estrategias de visualización e intención. Los 10 tubos restantes, se usaron
como controles, no influenciados. La velocidad de hemólisis se midió fotométricamente
durante 1 minuto, en cada uno de los tubos. Los voluntarios y los experimentadores
desconocían los aspectos críticos del experimento. Los sujetos voluntarios y los tubos se
colocaron en habitaciones separadas, para eliminar influencias convencionales. Los sujetos
intentaron retardar mentalmente la velocidad de hemólisis. Dieciséis voluntarios intentarían
influenciar (proteger) su propia sangre y los otros 16 influenciarían la sangre de otra persona.
Los ensayos se realizaron entre las 14 y 42 horas siguientes a la toma de la muestra. Una sesión
consistía de 4 períodos de 15 minutos (2 de control y 2 de influencia). El experimentador que
realizaba las mediciones de la hemólisis, desconocía la secuencia de estos períodos. El sujeto
sabría su propia secuencia al consultar un sobre sellado, que recibiría después que terminara la
entrevista con el experimentador y éste regresara a la habitación donde se encontraba el
equipo de medición (una habitación separada, en el mismo edificio, cuyas ventanas
permanecieron cerradas durante el experimento). La habitación donde se encontraba el sujeto
no tenía ventanas. Los resultados indicaron que un número significativo de los sujetos
voluntarios lograron producir una disminución de la hemólisis, estadísticamente significativa,
en los tubos “protegidos”, al compararlos con los “control” (p = 1.91×10–5). En general, no se
observó diferencia cuando el influenciador trabajó con su propia sangre, o con la de otra
persona, aunque los resultados tendían a ser más significativos cuando se trabajaba con la
sangre propia. En estos experimentos, la hemólisis ocurrió in vitro y fue producida por estrés
osmótico. No es posible extrapolar estos resultados a los que se obtendrían si la hemólisis fuera
producida in vivo, donde podrían contribuir otros factores, además del estrés osmótico. Los
eritrocitos son células vivientes, carecen de núcleo, por lo que con la utilización de leucocitos o
neuronas cultivadas se esperarían resultados más dramáticos.
Braud y Schlitz (24) publicaron un trabajo donde describieron los resultados de 13 años de
experimentos realizados en su laboratorio que demostraron que las personas son capaces de
ejercer influencias mentales directas sobre una variedad de sistemas biológicos, situados a
distancia del influenciador y blindadas de toda influencia informacional y energética
convencional. La actividad, espontáneamente fluctuante del sistema blanco. era vigilada
objetivamente durante los períodos de influencia y de control, escogidos al azar, mientras en
una habitación distante, una persona intentaba influenciar la actividad del sistema en una
forma preespecificada, utilizando procesos de intencionalidad, atención enfocada e
imaginación del resultado deseado. El diseño experimental descartó las sugerencias sutiles,
errores en el registro, efectos de la expectativa y de la sugestión, artefactos debidos a los
estímulos externos, ritmos internos confusos y coincidencias. Los sistemas influenciados a
distancia incluyeron la AED de otra persona (influencia y atención), la presión arterial,
reacciones ideomotoras, actividad muscular, orientación espacial de peces, actividad
locomotora de animales pequeños y la velocidad de hemólisis de los eritrocitos humanos. Estos
experimentos eran considerados como análogos, en el laboratorio, de la sanación mental a
distancia. En los 15 experimentos de AED, durante los cuales se realizaron 323 sesiones, el
tamaño del efecto (r) varió de –0,24 a + 0,72 con un promedio de +0,25, valores que se
compararon muy favorablemente con los tamaños de r reportados en la investigación
biomédica y conductual. Por ejemplo, los valores de r del estudio sobre los efectos
cardiovasculares del propanolol y de la aspirina conducidos por Los Institutos Nacionales de
Salud (NIH) de los Estados Unidos fueron de +0,04 y +0,03, respectivamente.
De todos los experimentos realizados durante este período, solo la influencia mental sobre el
temblor no fue significativa, en ninguno de los 2 experimentos realizados (19 Sesiones). La AED
provocada por la atención, fue significativa en todos los ensayos (78 sesiones) realizados, con
una r=0.18. Los resultados de la orientación espacial de los peces Gymnotus carapo, fueron
significativos en 3 de los 4 experimentos realizados (40 sesiones) con una r=0,56. Los estudios
sobre la actividad locomotora de las ratas del desierto, fueron significativos en 3 de los 4
experimentos (40 sesiones), con una r=0,58. En total, durante estos 13 años de investigación se
realizaron 37 experimentos y 655 sesiones; se usaron 449 tipos de receptores, 153
influenciadores y 13 experimentadores. El tamaño promedio del efecto r fue de +0,33, con un
57% de experimentos que resultaron estadísticamente significativos en el grupo de las 8 áreas
de influencia examinadas.
Para explorar la interrogante de la influencia mente-materia sobre los sistemas vivientes y no-
vivientes, Radin y col. (38), utilizaron cultivos de astrocitos, para determinar si estas células
crecían más cuando eran expuestas a intenciones de sanación, al compararlas con las no
expuestas. Para sus sistemas no-vivientes, utilizaron GNA. También investigaron si las
intenciones de sanación, practicadas repetidamente en el mismo sitio, pueden cambiar ese
espacio para transformarlo en un lugar de sanación, porque existe la creencia de que, con la
exposición constante, estos sitios generarían sanaciones similares a las producidas por un
sanador. Esta idea está apoyada por todos los relatos de curaciones espontáneas, ocurridas en
sitios sagrados como Lourdes (Francia) y Fátima (Portugal). Para este estudio, utilizaron 4
sanadores practicantes de Johrei (práctica espiritual de sanación originada en Japón), que
postula la existencia de una energía universal o fuerza espiritual, que puede ser cultivada y
dirigida por la intención, con el objeto de sanar el cuerpo y afectar favorablemente el espacio
físico donde se realizan los tratamientos. Los astrocitos fueron cultivados en 16 frascos sellados,
que contenían la solución nutritiva para mantener a las células vivas. Dos frascos, escogidos al
azar, se usaron como control; 2 frascos adicionales, se colocaron en la incubadora. Los 12
frascos restantes, se pusieron en una caja aislada térmicamente que fue llevada a los
laboratorios del Instituto de Investigaciones Noéticas, situado a 64 Km de distancia en Petaluma,
California. Los frascos se almacenaron en el laboratorio y periódicamente, se tomaban grupos
de 3 frascos que se colocaban en una cámara aislada acústica y electromagnéticamente, en
donde se realizaron los tratamientos. Durante cada sesión de tratamiento, un practicante de
Johrei dirigía sus intenciones de sanación, durante 5 minutos, hacia los frascos, que estaban a
unos 66 cm de distancia. Luego abandonaba la cámara. Este proceso se repitió 4 veces diarias
por 3 días, alternando, al azar, las sesiones de sanación y las de control. Entre cada 2 sesiones
de sanación, 4 practicantes de Johrei entraban a la cámara sellada, para realizar una meditación
cantada y para enviarse intenciones de sanación entre ellos. Cada una de estas sesiones duraba
una hora y cuarto; mediante ellas, los sanadores pretendían “condicionar el espacio” de la
cámara, para incrementar los resultados favorables de las sanaciones. Después de cada día de
experimentación, se regresaban todos los frascos al incubador, situado en el laboratorio de San
Francisco, California, Diez días después, las células de todos los frascos fueron fijadas, para
detener su crecimiento y luego fueron teñidas. Dos GNA estaban escondidos en la cámara
aislada, detrás de una cortina. Un tercer GNA era un contador Geiger, situado a 2 metros de
distancia de la cámara y conectado a una computadora. Los 3 GNA estuvieron funcionando
antes, durante y después que los practicantes de Johrei realizaban sus sesiones de sanación.
Como lo predijo la hipótesis del “espacio condicionado”, las células tratadas crecieron más
significativamente, a medida que avanzaba el experimento. Por el contrario, las células control
no mostraron esa tendencia. La exposición repetida al Johrei, provocó un incremento
significativo del crecimiento de los astrocitos. Los 3 GNA produjeron una respuesta pico,
estadísticamente significativa, en la mañana del tercer día. Cada uno de los 3 GNA,
independientemente, produjo el pico al mismo tiempo. Es decir, tanto los astrocitos cultivados,
como los 3 GNA, se desviaron del azar al mismo tiempo, en el tercer día. Este estudio sugiere
que ciertas formas de intención enfocada influyen causalmente, tanto en los sistemas vivientes
como en los no-vivientes.
Rubik y col. (39) realizaron un estudio para determinar la influencia del contexto de la sanación
y del estado de bienestar de practicantes de Reiki sobre el crecimiento de bacterias sometidas a
calentamiento. Se utilizaron medios de cultivos frescos de Escherichia coli K12. Las muestras
fueron sometidas a calentamiento antes del tratamiento con Reiki, realizado por practicantes
de esta técnica, por un período de hasta 15 minutos. Para estos experimentos, establecieron
parámetros para que la tasa de crecimiento de la bacteria disminuyera hasta el 50% del nivel
normal. Los controles no fueron tratados. Mediante un contador automático de las colonias de
E. coli, se determinó el número de bacterias viables. Cada sanador iría al laboratorio en tres días
distintos, y trabajaría con un grupo de tubos de ensayo que contenían la bacteria. La primera
vez que fueron al laboratorio, los practicantes llenaron una forma estandarizada, para
determinar su grado de bienestar. Luego, se les informó que dentro de una caja estaban unas
células que habían sido estresadas con calor; se les pidió que practicaran el Reiki directamente
a la caja que contenía los tubos de ensayo con la bacteria. Sin que los practicantes lo supieran,
había otra caja con un número similar de tubos, en un lugar separado del laboratorio, para que
sirvieran de control. Catorce practicantes de Reiki, completaron 3 tratamientos (n=42
tratamientos, con un número igual de controles) en un contexto de no sanación y otros 2
tratamientos (n=28) en los cuales los sanadores trataron, por 30 minutos, a un paciente que se
quejaba de dolor (contexto de sanación). No se encontró diferencia entre los tubos control y los
tratados, en el contexto de no sanación. En el contexto de sanación, los tubos de cultivos
tratados con Reiki tuvieron muchas más bacterias que los controles (p<0,05). El grado de
bienestar social (p<0,013) y emocional (p<0,031) del practicante, se correlacionó con los
resultados del tratamiento con Reiki en los cultivos bacterianos, en el contexto de no sanación.
El grado de bienestar social (p<0,031), físico (p<0,030) y emocional (p<0,026) del sanador, se
correlacionó con los resultados de los tratamientos en los cultivos de bacterias, durante el
contexto de sanación. En los practicantes que reportaban una disminución de su grado de
bienestar, el número de bacterias en los tubos control fue mayor que en los tratados. Cuando
los sanadores comenzaban con un elevado estado de bienestar, después de practicado el Reiki,
el número de bacterias fue mucho mayor que en los tubos control. Estos investigadores,
concluyeron que el Reiki mejoró el crecimiento de los cultivos bacterianos estresados por
calentamiento, en un contexto de sanación. El grado de bienestar de los sanadores, se
correlacionó con los efectos del Reiki sobre el crecimiento bacteriano y fue la clave para el logro
de los resultados reportados.
En el año 2012, Schmidt (41) realizó un meta-análisis de los experimentos de facilitación del
enfoque de la atención. En este estudio, el participante enfocaba la atención durante un
minuto sobre una vela encendida. Cada vez que notaba que su mente divagaba regresaba su
atención a la vela encendida y presionaba un botón de alarma. Un segundo participante,
situado en otra habitación, distante y aislada, actuaba como “ayudante remoto”. Este segundo
participante disponía de un monitor que mostraba una de las dos condiciones experimentales:
“control” o “ayuda”. Durante los períodos de “ayuda”, el “ayudante remoto” enfocaba su
propia atención en un objeto similar (otra vela encendida) y mantenía su intención, con el fin de
que el participante distante se enfocara en su objeto y permaneciera libre de distracciones
mentales, para que estuviera mejor preparado para lograr el éxito en su tarea de prestar
atención a la vela encendida. Durante los períodos “control”, el “ayudante remoto” ocupaba
su mente en otros asuntos. Se esperaría que si la atención era efectiva, el participante
presionaría el botón con menos frecuencia durante los períodos de “ayuda” que durante los
períodos “control”. Después del análisis sistemático de la literatura, Schmidt encontró 11
estudios en los cuales se realizaron 576 sesiones, utilizando el mismo diseño experimental. El
meta-análisis dio un resultado significativo (p<0.03). Concluyó que estos datos apoyan la
hipótesis del efecto positivo de la intención y pueden tener implicaciones en las investigaciones
sobre la sanación a distancia.
EL SENTIMIENTO DE SER OBSERVADO. ATENCIÓN REMOTA
Entre el 70% y el 97% de la población en Europa y América del Norte refiere haber
experimentado la sensación de ser observada (42). Braud y col. (43), investigaron la atención
remota, durante la cual el influenciador enfocaba su atención simplemente mirando a una
persona distante, provocando en esa persona una sensación de estar siendo observada.
Discriminaron la AED del voluntario receptor durante los períodos de “observación”, versus los
de “no observación”. La diferencia fue significativa (p<0,05, r=+0,47). La magnitud del efecto de
la mirada remota estuvo significativamente relacionada con el grado de introversión y de
ansiedad del observador. La discriminación autonómica tomó la forma de una reducción
espontánea de la AED durante los períodos de observación, comparados con los de “no
observación”. En este estudio participaron 30 voluntarios (22 del sexo femenino y 8 del
masculino) quienes sirvieron de “observados”. Por adelantado, se decidió que cada observador
trabajaría con 10 observados (receptores) y los resultados de todos los 30 observados se
combinarían para los propósitos del análisis estadístico. Los observadores eran 3 estudiantes de
psicología (2 mujeres y 1 hombre) de una universidad local. Ninguno de los observadores tenía
experiencia en la investigación de los fenómenos paranormales. Para la determinación de la
AED se usaron electrodos palmares de plata/ cloruro de plata (7 mm de diámetro) unidos a una
microcomputadora. Una videocámara, colocada en la habitación del observado, permitía que
éste fuera observado por el observador situado en una habitación distante, para que no
existiera la posibilidad de transmitir al observado ninguna señal sensorial. La cámara estaba
conectada, mediante un cable, a un monitor de televisión situado en la habitación del
observador, separada del observado por dos corredores internos, un corredor externo y cuatro
puertas que permanecieron cerradas durante el ensayo. Ninguna de las habitaciones tenía
ventanas. El sujeto observado se sentaba en una silla reclinable confortable; se le pedía que
restringiera, durante 20 minutos, sus movimientos, especialmente los de la mano donde se
colocaba el electrodo. El experimentador, situado en la habitación del observador, procedía a
registrar la AED basal en el observado. Luego, retiraba un sobre sellado opaco que contenía la
secuencia de los períodos de “observación” y “no observación” durante la sesión. El observador
consultaba el contenido del sobre para saber cuáles de los 20 períodos de registro se utilizarían
para observar y cuáles serían los controles (sin observación). Cada período duraba 30 segundos.
Durante los períodos de “no observación”, el observador volteaba la silla para no mirar el
monitor de televisión y dirigía sus pensamientos a asuntos no relacionados con el experimento.
Durante toda la sesión, el observador no recibía ningún tipo de información sobre la AED del
observado, la cual era registrada continuamente y automáticamente por la computadora unida
a los electrodos.
Los hallazgos más importantes de los estudios experimentales realizados por Braud y col. (23)
fueron los siguientes:
1. En ciertas condiciones, es posible que una persona pueda influir las actividades mentales y
corporales de otra persona distante y protegida de cualquier influencia sensorial, informacional
o energética.
2. Esas influencias a distancia parecen ser “influencias mentales directas” porque no pueden
ser explicadas por el azar o por coincidencias, por ritmos internos comunes, estímulos externos
incontrolables, errores de registro o en la lectura de esos registros, efecto placebo o errores
debidos a cambios progresivos o sistemáticos en las actividades registradas.
9. Las personas que tienen una mayor necesidad de ser influidas (aquellas para quienes la
influencia es más beneficiosa) parecen ser más susceptibles a estos efectos.
10. Los efectos pueden ocurrir sin que el influenciado tenga conocimiento de la influencia.
11. Es posible que una persona evite o bloquee una influencia no deseada.
12. El efecto puede ser intencionalmente enfocado o restringido a uno o varios parámetros
fisiológicos.
13. Los sistemas vivientes pueden ser influenciados bidireccionalmente; es decir, la actividad
influenciada puede incrementarse o disminuirse.
16. La atención, por sí sola, puede influir a la persona distante o a otro sistema viviente aún en
ausencia de la intención para que se produzca el cambio deseado, lo que se evidencia en los
estudios de la detección fisiológica de la observación a distancia.
17. El grado en el cual uno es capaz de influir a otros o ser influenciado por otros a distancia
está relacionado con varias características psicológicas, tales como la habilidad para
concentrarse o ser absorbido por lo que se hace, el grado de introversión y el grado de estrés.
18. Los efectos de las influencias mentales a distancia han sido reproducidos por varios
laboratorios, en diferentes países.
19. Los efectos no ocurren siempre. Entre los factores que aumentan las posibilidades de éxito
en los experimentos están las creencias, la confianza, las expectativas positivas y la motivación
apropiada. Entre los factores que disminuyen las probabilidades de éxito están el hastío, la
ausencia de espontaneidad, el estado de ánimo del influenciador o del influenciado, la poca
conexión emocional entre el influenciador y el influenciado y el esfuerzo egocéntrico excesivo
por parte de los participantes.
20. Unos de los posibles mediadores físicos de la influencia mental a distancia, podrían ser las
radiaciones de frecuencia extremadamente bajas, que pueden viajar grandes distancias y son
capaces de penetrar blindajes; sin embargo, no parecen ser suficientes para transportar
rápidamente informaciones extremadamente detalladas y complejas.
21. Las influencias mentales a distancia y otros eventos paranormales podrían representar
nuestra vía para informarnos sobre lo profundamente interconectados e interrelacionados que
estamos. Una mayor apreciación de nuestra interconexión podría generar los más grandes
sentimientos de compasión y recordarnos que nuestros sentimientos, pensamientos y acciones
pueden afectar directamente a otros seres vivientes y al ambiente, para que así incrementemos
nuestra responsabilidad hacia otros y hacia el mundo en general.
22. Las evidencias apuntan a que la conciencia no es local porque las influencias mentales a
distancia ocurren no localmente. Adicionalmente, la conciencia sería omnipresente e inmortal.
En 1999, Sheldrake (44) describió los experimentos que realizó con participantes en seminarios
y conferencias, los practicados por maestros con sus alumnos en las escuelas de Connecticut,
en los Estados Unidos y los realizados por voluntarios reclutados mediante avisos publicados en
la revista New Scientist, en el canal de televisión Discovery y en el Internet. En estos ensayos las
personas trabajaban en pares; una de ellas (el sujeto) se sentaba en una silla, dándole la
espalda al otro individuo (el observador). La distancia entre ellos era de un metro o más. Se
sentaron en lugares donde no existían superficies (espejos o ventanas) que reflejaran la luz,
para que el sujeto observado no pudiera ver al observador. En una serie de experimentos, el
observador dirigía su mirada a la espalda del observado o desviaba su mirada hacia otro sitio y
pensaba en algo diferente (control). El observador le indicaba al sujeto, mediante un sonido, el
momento cuando el ensayo comenzaba y el observado contestaba si estaba siendo observado
o no. El observador registraba los resultados en una hoja de papel, con dos columnas tituladas:
“está mirando” o “no está mirando”. La secuencia de miradas o no miradas se determinó al
azar, lanzando una moneda antes de cada prueba. Luego, el observador le informaba al sujeto
si la respuesta había sido correcta o incorrecta. Normalmente, los sujetos respondían en los
primeros 10 segundos pero, si no lo hacían, se les exigía que respondieran a los 20 segundos. En
10 minutos podían hacerse de 10 a 20 ensayos. Posteriormente, los participantes cambiaban su
papel y realizaban una nueva serie de ensayos. El hallazgo más destacado de este trabajo fue la
tendencia de los sujetos a responder más correctamente cuando eran observados que cuando
no lo eran. El 58,5% de las respuestas fueron correctas cuando eran observados, comparado
con el 48,5% de los períodos control (no observación); los hallazgos fueron estadísticamente
significativos. El mismo patrón de resultados se observó en cuatro series de experimentos: en
escuelas de Alemania y Estados Unidos (45), en experimentos realizados en escuelas de
Connecticut y en los realizados por voluntarios.
Radin (52) reclutó 13 pares de amigos que no tenían una relación especial, salvo su interés en
participar en el experimento. Después de colocar los electrodos para registrar el EEG tanto del
emisor como del receptor, este último se sentó cómodamente en una silla reclinable colocada
en una habitación aislada acústica y electromagnéticamente. El emisor se situó en una
habitación alejada unos 10 metros, con 3 puertas cerradas de separación entre ambos. Una
cámara de televisión de circuito cerrado enfocaba al receptor. Cuando el emisor y el receptor se
encontraban en sus habitaciones respectivas, se inició un programa de computación que
realizaba los ensayos automáticamente. Al comienzo de cada período de “emisión”, la
computadora enviaba la señal de video de la cámara enfocada en el receptor al monitor situado
en la habitación del emisor. Diez segundos después, la computadora apagaba la señal de video
y registraba los EEG tanto del receptor como del emisor, para indicar el comienzo y el final de
los períodos de 10 segundos. La aparición inesperada (al azar) de la imagen del receptor, se
utilizó para generar una respuesta en el cerebro del emisor. Los resultados confirmaron que el
registro del emisor respondía súbitamente a la aparición inesperada del rostro del receptor. La
correlación entre ambos cerebros fue positiva y significativa (p=0,0002).
Radin (7) resume magistralmente los problemas que encuentran los investigadores interesados
en los fenómenos psíquicos: “Los fenómenos psíquicos presentan tres problemas para el
desarrollo de una teoría. 1. La información viaja a través del espacio y del tiempo, de maneras
que desafían el sentido común. Como lo señalaba Einstein, este es un problema para la física. 2.
La información debe alcanzar tu mente sin la utilización de los sentidos ordinarios y debe ser
capaz de interactuar con objetos distantes. Este es un problema tanto para la física como para
las neurociencias. 3. La información debe llegar a ser consciente tan frecuentemente como para
que la gente lo reporte. Este es un problema para la psicología y las neurociencias”.
Se han propuesto varias hipótesis para explicar los mecanismos y la naturaleza de los
fenómenos psíquicos.
Propone que ondas análogas a las ondas electromagnéticas transportan señales con
información psíquica. Sin embargo, los experimentos conducidos a gran distancia, en
condiciones en las cuales existe una barrera capaz de bloquear las ondas electromagnéticas, no
muestran una declinación en los resultados. Esta hipótesis no es suficiente para explicar estos
fenómenos porque los efectos estarían limitados en el tiempo y el espacio, no aportaría una
explicación razonable de la clarividencia y no aclararía el fenómeno de la telepatía, mediante la
cual las señales enviadas desde un cerebro pueden ser decodificadas por otro cerebro.
Incluyen la idea del inconsciente colectivo de Jung, los campos morfogenéticos y la mente
extendida de Sheldrake (54) y el campo geomagnético de Persinger (55). Estos modelos
postulan la existencia de alguna forma de memoria no-local, que permea el tiempo y el espacio.
Ninguno de ellos explica cómo puede ser extraída una información específica de estos campos y
cuáles son los mecanismos de producción de la clarividencia, la precognición y la psicoquinesis.
Hipótesis multidimensionales
Rauscher y Targ (56) propusieron una versión más reciente y sofisticada de los modelos
multidimensionales. Asumen que las 4 dimensiones de espacio-tiempo (3 dimensiones del
espacio y 1 del tiempo), son realmente un complejo de 8 dimensiones de espacio-tiempo.
Según Radin (7), la ventaja de este modelo es su consistencia con las leyes de la física,
incluyendo la mecánica cuántica y la relatividad y propone una distancia cero, en tiempo y
espacio, entre objetos que parecen estar separados. Sin embargo, no explica cómo funciona la
psicoquinesis.
Hipótesis cuánticas
Von Lucadou (58), ha propuesto que la teoría cuántica pudiera ser aplicable a sistemas
complejos y explicaría las observaciones en escalas subatómicas y cosmológicas. Los efectos
psíquicos surgirían de las correlaciones no-locales que derivan del entrelazamiento entre
estructura y función. Para explicar el mecanismo de esta interacción, se ha propuesto que las
mentes están entrelazadas con todo lo existente en el universo y pueden influir no-localmente
a otras mentes o a sistemas físicos. En las mentes entrelazadas, las intenciones no están
situadas aquí sino en todas partes y en todos los tiempos. Es decir, estamos entrelazados con
todo por lo cual, en principio, podemos interactuar mentalmente con todos los seres vivientes
o no.
El físico David Bohm (59), señalaba que la teoría cuántica sugería la existencia de una realidad
más profunda que la presentada por nuestros sentidos. Denominó “orden implicado” al mundo
holístico indivisible que está más allá de los conceptos espacio-tiempo, materia o energía. En el
“orden implicado” todo está entrelazado. Por el contrario, el “orden explicado” es el mundo de
las observaciones ordinarias y del sentido común que surge del “orden implicado”. Decía Bohm:
“Es incorrecto suponer, por ejemplo, que cada ser humano es una actualidad independiente,
que interactúa con otros seres humanos y con la naturaleza. Todos ellos son proyección de una
totalidad única” (59). Bohm introdujo el concepto del universo holográfico, para ilustrar cómo
la información de un sistema completo puede ser incluida en una estructura en la cual cada una
de sus partes refleja la totalidad.
Según Goswami (60), “en la física cuántica no hay objetos materiales manifestados
independientes de los sujetos (los observadores). Los objetos permanecen como ondas
potenciales de posibilidad, hasta que son puestos de manifiesto mediante el acto de la
observación. Los objetos cuánticos son ondas de posibilidad de la conciencia. La conciencia, no
la materia, es la base de todo lo que existe. La materia existe solo como posibilidad. Mediante
la observación, la conciencia convierte la posibilidad en actualidad, por el colapso de las ondas
en partículas o cosas, al mismo tiempo que se divide en un sujeto que observa y un objeto que
es observado “.
Las hipótesis cuánticas describen exitosamente tanto la conducta física de un átomo como la de
una estrella. El universo sería una vasta red de partículas que permanecen en contacto entre
ellas, sin importar la distancia ni el tiempo, en ausencia de transferencia de energía o de
información. Es decir, toda la realidad física es un sistema cuántico que responde en conjunto a
cualquier interacción adicional (61)
Hemos visto como algunas interpretaciones de la realidad cuántica son muy cercanas a los
conceptos de los místicos. Dentro de ese mundo holístico, estamos conectados siempre. No se
necesita ninguna transferencia de información, porque no hay partes separadas. Las mentes
están entrelazadas con el universo por lo que, en principio, pueden influir no-localmente sobre
cualquier cosa, incluyendo otras mentes o sistemas físicos. En este medio entrelazado, las
mentes y las intenciones están localizadas no solamente aquí, sino en todas las partes y en
todos los tiempos (7)
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