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La Asociación Española para la Calidad propone que para alcanzar la satisfacción plena del
cliente, deben coincidir la calidad programada, la calidad realizada y la calidad necesitada.
La concepción global de calidad puede expandirse más aún si distinguimos entre la calidad
esperada y la calidad latente o sorpresiva. La calidad latente es aquella que el cliente no
esperaba encontrar en el producto porque no figuraba en la compra convenida, pero que –una
vez recibida- le satisface porque se anticipa a una necesidad subyacente. Aquí podemos
distinguir tres situaciones:
1. Insatisfacción del cliente. La calidad realizada no alcanza a cubrir las necesidades del
cliente, y lógicamente menos aún colma sus expectativas. Son las circunstancias que propician
la pérdida de mercado y la pérdida de reputación.
3. Entusiasmo del cliente. La calidad realizada cubre no sólo las necesidades sino también
las expectativas del cliente. La empresa ofrece una calidad superior a la calidad latente que
existe en la mente del consumidor, que la visualiza como un ofertante extraordinario. Es el
mejor camino para lograr la lealtad del cliente.
Podemos entonces contraponer tres modelos de empresa, según el concepto de calidad que
en ella domine:
El concepto de calidad total del producto sugiere que la calidad ha de estar presente en
todas las fases de su ciclo de vida, desde el diseño hasta el servicio postventa. Para optimizar
la creación de valor para el cliente, la empresa debe decidir anticipadamente qué calidad del
producto planificar, lograr y transmitir al cliente. Por consiguiente, debe identificar a través de la
investigación del mercado las características que el producto debe reunir para satisfacer los
requisitos de los clientes (calidad como aptitud para el uso). A continuación, dichas
características se deben trasladar a especificaciones del producto, siendo fabricación
responsable de que el producto elaborado cumpla los requisitos de diseño (calidad como
conformidad con especificaciones), y conjuntamente con la dirección co-responsable de que la
variabilidad alrededor de las metas de las especificaciones se reduzca continuamente (calidad
como uniformidad). El producto, tras su comercialización y venta a un precio que refleje el valor
que tiene para el cliente (calidad como valor, en la acepción primigenia), satisfará al comprador
si está a la altura de sus expectativas (calidad como satisfacción de expectativas). Pero, tanto
en el diseño como en la comercialización, la empresa deberá tener en cuenta que la calidad, al
igual que la belleza, es algo que se percibe subjetivamente (calidad como excelencia).
Un modelo más operativo de lo que significa la calidad total del producto cuando se combinan
las distintas perspectivas puede alcanzarse distinguiendo sus dimensiones. Los factores que
determinan la percepción de calidad por el cliente pueden clasificarse en 6 dimensiones.
Calidad de concepción.
Calidad de diseño.
Calidad de conformidad.
Calidad de entrega.
Calidad percibida
Calidad de servicio
Estas dimensiones de la calidad son en unos casos independientes, mientras que en otros
casos están fuertemente relacionadas como es el caso de la fiabilidad y la conformidad. En su
conjunto, todas ellas forman el soporte para el desarrollo de la Gestión de la Calidad, siendo
conceptos referidos a fases de actividades interdependientes.
Su importancia relativa está muy condicionada por la actividad a que nos refiramos. El
rendimiento, la fiabilidad, la conformidad y la durabilidad son características de calidad críticas
en la fabricación de bienes de consumo duraderos y bienes industriales así como en servicios
críticos que pueden poner en peligro la seguridad o la salud de las personas. En otros servicios
menos arriesgados, las características de calidad críticas son psicológicas, estéticas y éticas
(calidad y rapidez de servicio, relaciones cliente-proveedor, honestidad del servicio, etc.);
mientras que en los bienes de consumo no duradero la calidad de entrega adquiere singular
importancia. En cambio, otras dimensiones de la calidad como la calidad de concepción o la
calidad percibida son de idéntica trascendencia en todo negocio. Las dimensiones y
características de la calidad tampoco serán igualmente percibidas por todos los consumidores.