Analisis de La Iliada de Homero
Analisis de La Iliada de Homero
Analisis de La Iliada de Homero
Escuela de Letras
Equipo Docente:
1
HOMERO: Ilíada, Trad. de Luis Segalá y Estatella, Losada, Buenos Aires, 2005, p. 55
2
Ibídem, p. 56. Los destacados son nuestros.
3
Cfr. Ibídem, en especial pp. 61 y 91
4
Ibídem, p. 58
5
“Cuando, después de aquél día [el del cese de la peste] apareció la duodécima aurora [la
novena había sido aquella en la que delibera el ágora] los sempiternos dioses…” Ibídem, p. 76
6
Cfr. SANTOS, M.: “El espacio: sistemas de objetos, sistemas de acción”. En La naturaleza del
espacio. Técnicas y tiempo. Razón y emoción, Ariel, Barcelona, 2000
7
Lo señala Héctor, en la pág. 209
ejércitos deben marchar para llegar allí8. Sin embargo, la distancia geográfica
entre el campo de batalla y la ciudad, es lo suficientemente corta como para
que las batallas puedan ser contempladas desde la muralla. De alguna manera,
el enfrentamiento militar es visto por los civiles (se hace mención sólo a los
troyanos) como un espectáculo, una contienda en la que pueden ser
espectadores con la seguridad de que no se convertirán, por ello, en sus
víctimas directas o indirectas9.
Pese a que los espacios construidos por los humanos están, como
señalamos, más o menos delimitados (y el límite por excelencia, en la obra, es
la muralla10), esos límites son susceptibles de ser modificados, transgredidos.
De algún modo, si los aqueos asedian Troya y se proponen su destrucción, es
porque consideran que la frontera que la enmarca puede ser traspasada; en el
mismo sentido, en el canto III Héctor ingresa a la alcoba de París, lo cual si
bien no puede interpretarse como una alteración intencionada del orden,
constituye una muestra de que los límites trazados por los humanos pueden
ser traspasados por los mismos humanos.
8
Cfr. Ibíd., p. 119
9
Desde lo alto de la muralla, la batalla es contemplada por Helena, y por la familia de Héctor,
según se cuenta en Ilíada.
10
Si bien hacia el final del canto VII los aqueos improvisan una muralla, su valor no es tanto
simbólico como militarmente funcional
11
En este caso, al igual que en el de Héctor, París, o Píramo, el palacio representa un símbolo
de diferenciación, de manifestación de poder y elevación, pero dentro del territorio propio:
Agamenón, pese a ser rey y jefe de las fuerzas aqueas, habita una tienda al igual que el resto
de los aqueos; su palacio, se encuentra en su lugar de procedencia, mientras que en un
espacio no-propio, esas diferenciaciones espaciales parecieran no evidenciarse.
El Olimpo es, por otra parte, un monte desde cuya elevada cima los
dioses contemplan el hacer de los hombres. Si la perspectiva de la visión
humana se ve limitada por la organización del espacio, desde lo alto, no existen
obstáculos para que las divinidades puedan contemplar la totalidad de las
acciones humanas. Se trata de otro estrato, un estrato superior, que de alguna
manera contiene al mundo terrenal. Pero, si el Olimpo es inaccesible para los
mortales, el territorio mortal no representa, ni remotamente, una barrera para
los olímpicos. Antes bien, ellos pueden desenvolverse indistintamente en
cualquiera de los espacios humanos, donde además (transfiguración mediante)
pueden desempeñar cualquier rol. De alguna manera, esta especialidad que
para los hombres presenta un carácter regulador e identificatorio, permite a los
dioses ejercer el poder de detentar la posibilidad de ser cualquiera en cualquier
lugar12, posibilidad que, producto de su propia organización, a los humanos les
está negada.
12
Afrodita y Atenea se transfiguran en otros personajes para incidir en la voluntad, tanto de
aqueos, como de troyanos, en los espacios de cada uno de estos pueblos.
13
Ilíada, op cit, p. 312
14
Ibíd., p. 84
Sin embargo, los símiles más recurrentes son aquellos que comparan
las acciones bravas y furiosas de los héroes, con el comportamiento de
animales salvajes, principalmente leones, y también jabalíes o cerdos salvajes.
Esta analogía de algún modo ilustra de manera hiperbólica la fuerza y el
comportamiento bestial del héroe, en tanto que lo asocia a fieras
caracterizadas por un temperamento agresivo y hostil, y por su supremacía con
respecto a los demás animales, debida a su tamaño y fuerza18.
15
Ibíd., p. 309
16
Ibíd., p. 313
17
Ibíd., p. 180
18
Como ejemplos, además del ya mencionado, véase pp. 224, 294, 324, 321
19
ALESSO, M.: “Los itinerarios del héroe”. En HOMERO, op cit, p. 23
20
Cfr. BAUZÁ, H.: “El mito del héroe en la antigüedad clásica”. En El mito del héroe, Fondo de
Cultura Económica, Buenos Aires, 2007
21
ELIADE, M.: Historia de las creencias y de las ideas religiosas, Cristiandad, Madrid, 1978, p.
20
22
Diómedes hiere a Afrodita, intenta atravesar el escudo de Apolo, y atacca a Ares. Cfr. Ilíada,
op cit, pp. 173, 177, 192,
23
Cfr. JAEGER, W.: “Nobleza y ‘areté’”. En Paideia. Los ideales de la cultura griega, FCE,
México, 1978, pp. 21 a 23
24
ALESSO, op cit, p. 28
para describirla en un alto grado de detalle, a diferencia del resto del combate,
del cual se mencionan por lo general sólo los nombres y la procedencia de los
caídos.
25
Cfr. Alesso, op cit, p. 28
26
“Púsose Ayante la armadura de luciente bronce; y vestidas las armas en torno de su cuerpo,
marchó (…) se le acercó con su escudo como una torre…” [Ilíada, op cit, pp. 222-223]
27
Cfr. Ibíd., p. 224
28
Cfr. Ibíd., pp. 156-158
29
Ibíd., Canto XI
30
Ibíd., p. 304
héroe troyano. Aquí tampoco muere ninguno de los héroes, pero sí es herido
Agamenón, y debe retirarse de la batalla.
31
Ibíd., Canto V
5- Bibliografía
BAUZÁ, H.: El mito del héroe, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires,
2007
HOMERO: Ilíada. Trad. de Luis Segalá y Estatella, Losada, Buenos Aires, 2005