E (1) - Fliess - Estabilidad Tomo I PDF
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E (1) - Fliess - Estabilidad Tomo I PDF
"--'"
' /1
/ el ingeniero Enrique
D. Fliess constituye ·una destacada contri-
SITARIA
bución a · la enseñanza y estudio de esa
importante rama de la Ingeniería que es la
Estabilidad de las Construcciones. En ella
desarrolla el primer curso de Estabilidad; tal .
como lo dicta en su cátedra de la Facultad
de Ingeniería de la Universidad Nacional de
Buenos Aires.
Siguiendo la escuela de Timoshenko,
parte del principio del paralelogramo y sobre
él construye todo el edificio de la Estática a
tr av és de una sucesión de secuencias riguro-
;,>n lente encadenadas, de sencilla deducción.
De Jos diez capítulos que componen la
d.H J. los tres primeros se destinan al estudio
INGENIERO CIVIL
1 .
Enrique D. Fliess
Profesor titular de Estabilidad de lo Facultad
de Ingeniería de lo Universidad de Buenos Aires ,
y de lo Escuela Superior Técnico del Ejército ..
Jefe del Departamento Técnico del instituto.
del Cemento Portlond Argentino.
E S t a b i lid a d.
primer
curso
Prólogo XIII
Prefacio XV
1. Conceptos fundamentales.
1.1. Introducción 1
1.2. Fuerza. Concepto 1
1.3. Fuerza. Representación 2
1.4. Sistemas de fuerzas 4
1.5. Los principios de la Estática 4
1.6. Momento estático de una fuerza 10
1.7. Representación vectorial del momento de una fuerza 12
1.8. Teorema de Varignon 12
1.9. Pares de fuerzas 14
1.10. Resultante de un par . 17
1.11. Representación vectorial de los pares de fuerzas 18
1.12. Traslación de fuerzas . 19
1.13. Composición de una fuerza con un par 20
1.14. Representación analítica de las fuerzas 21
1.15. Signo de las fuerzas. . 23
1.16. Proyección de un par sobre un eje coordenado 24
1.17. Expresión analítica del momento de una fuerza respecto de un
punto 24
5. Fuerzas distribuidas.
7. Sistemas de reticulado.
.:"':'
· \
!
P ró logo.
XIV PRÓLOGO
XVI PREFACIO
a cargas fijas, son comunes a todos los cursos. Faltaría únicamente com- \
pletar la presente obra con los capítulos relativos ~ Resistencia de Mate- :,
riales, que integran el programa de las distintas carreras, excluida Inge- :1
niería Civil. El1o, ~uy probablemente, será objeto de otre publicación. 'j
~ . j-
s-
1. Conceptos fundamentales.
1 . l. Introducción.
actúan. piremos así que fuerza es toda acción que tienda a modificar el ~
estado cIe reposo de un cuerpo. , I
L~ observación nos dice que en la naturaleza las fuerzas se manifies-
tan de diversas maneras. si suspendemos de un hilo un cuerpo pesado y
luego 10 soltamos, observamos que el cuerpo cae. En este caso la fuerza
que pone en movimiento al cuerpo es la fuerza de gravedad dirigida hacia , '"
I
abajo. Otros ejemplos de fuerzas 10 constituyen la fuerza centrífuga, la
presión que ejerce el viento sobre un tejado, o la presión del agua contra
las paredes del recipiente que la contiene.
Consideremos (fig. 1.1) una esfera apoya-
da sobre una superficie plana y empujémosla ho-
p
rizontalmente. La esfera tenderá a desplazarse.
m Ha modificado su estado de reposo por efecto
de la acción exterior, moviéndose en el sentido en
que la hemos ejercido. Ello nos permite estable-
Fig. 1.1.
cer que para que una fuerza quede perfecta-
mente definida es necesario conocer cuatro parámetros: intensidad de la
fuerza, punto de aplicación, dirección y sentido.
El primer parámetro, es decir, la intensidad de una fuerza se esta-
blece por comparación con un patrón, que se considera como la unidad
de fuerza. Los dos patrones de medida que se utilizan corrientemente er,
la técnica son el kilogramo y la libra. El primero representa el peso de
un cubo de platino (kilogramo-patrón) que se conserva en los archivos de
la Oficina de Pesas y Medidas de Breteuil (París) , y es de uso común en
los países que han adoptado el sistema métrico decimal. La libra corres-
ponde al peso de un cilindro, también de platino, depositado en la Torre
de Londres y se denomina libra-patrón-imperial. Se la utiliza en los EE.
UU. de América y países del British Comrnonwealth, La relación que
existe entre ambos es 1 libra = 0,454 kg.
En el ejemplo de figura 1. 1 la recta m - m define la dirección en que
la fuerza tiende a mover a la esfera, y el sentido de la misma será igual
al sentido del movimiento impreso.
Como veremos más adelante, también es posible definir una fuerza
estableciendo su intensidad, su recta de acción y su sentido.
Siendo la fuerza, como hemos visto, una magnitud dirigida será por
consiguiente, una magnitud vectorial.
1 . 3. Fuerza. Representación.
" definidas por la diagonal del paralelogramo que tiene por lados los vec-
a tores representativos de las fuerzas componentes."
(a)
12t
O
(b) (e)
Fig. 1.6.
6 CONCEPTOS FUNDAMENTALES 1
11 Q
o~ o
. o •
M
Ch
. Q0
(b)
( a)
Fig. 1.8.
o~
Fig. 1 .9. Fig. 1 .10.
cuentren en equilibrio es que su resultante sea nula. Cuando las dos fuerzas
tengan la misma recta de acción, como su resultante se obtiene por la
suma algebraica de ambas fuerzas, es evidente que para que la resultante
sea nula, la Intensidad ele las dos fuerzas debe ser la misma y sus sentidos
contrarios. Esta conclusión puede generalizarse en el 29 principio de la
Estática, que reza:
8 CONCEPTOS ·F U N DAM E NT AL ES
p
C).
-'0--
(a ) ( b) (e )
F ig. 1. 11.
con ello demostrado que es posible desplazar una fuerza aplicada sobre un
cuerpo rígido, sin que su efecto se altere en absoluto.
Destacamos que el teorema de la transmisibilidad de una fuerza es
aplicable únicamente al caso de los cuerpos rígidos, y que pierde validez
cuando se trata de cuerpos deformables. El ejemplo que desarrollaremos
a continuación permite apreciar perfectamente lo que acabamos de enun-
ciar. Sea (fig. 1.12) un conjunto de dos cuerpos elásticos (deformables),
que -los visualizaremos como dos resortes suspendidos, uno a continuación
del otro, de un punto fijo O. Si en el punto A, aplicamos una fuerza P di-
o o
;4'
--------1--
61
--------~--
B' Li 61 p
lb) J__ B"
(e)
Fig. 1 .12.
\
\
Fig. 1.13;
10 CONCEPTOS FUNDAMENTALES 1
rn
una fuerza opuesta al peso P; tal que equilibre
a este último. Aplicada esta fuerza, la esfera se
encontrará nuevamente en equilibrio, por estar
sujeta a la acción de un sistema nulo. Este he-
I cho nos permite inferir que la existencia del pla-
I
I no de apoyo equivale a una fuerza denominada
reeooi án, opuesta a la fuerza actuante que es la
F ig. 1.14. acción. El plano de apoyo constituye lo que de-
nominaremos vínculo, y cuyo estudio exhaustivo
realizaremos más adelante. La fuerza opuesta a la acción que es capaz de
desarrollar el vínculo, se denomina reacción de vínculo, y su determinación
para los distintos casos que se pueden presentar constituye el objeto de
un capítulo especial de la Estática.
[1.2]
y por otra parte observamos que dichos momentos tienden a hacer girar
el cuerpo rígido alrededor de O, con sentidos de giro opuestos. Es decir
que los momentos tienen signo.
Convendremos en asignar a los momentos signo positivo (+) cuando
el sentido del giro coincida con el sentido de las agujas del reloj (dex-
trorso o dextrógiro), y negativo (-)
/
cuando ocurra en sentido opuesto (si-
nistrorso o sinistrógiro). .
Definido el momento de· una
fuerza con respecto a un punto como
el producto P. d, cualquiera sea la
posición del punto de aplicación de la
fuerza sobre su recta de acción, el va-
lor del momento no cambia. Lo mis-
Fig. 1.16.
mo ocurre si el centro de momentos
se desplaza sobre una recta paralela a la recta de acción de la fuerza.
El momento de una fuerza respecto a un punto será igual a cero
cuando sea nulo uno de los 'dos factores que definen al producto M ::;:
12 CONCEPTOS FUNDAMENTALES 1
f',
Sup DAM 112 DA.A' M'
bo
Sup DAN 112 DA.A' N' [1.3]
A .
Sup DAQ = Vz DA.A' Q'
y comparando la [1. 7] con ¡las dos primeras de las [l. 3] resulta final-
mente
A A A
SUp OAQ _ SUp OAM + SUp OAN [1.8]
[1.9]
1 9 . Pares de fuerzas.
o
dt
[1.10]
pero
[1.11]
[1.12]
dad de los pares, modificamos el brazo del par hasta el valor d 2 , variando
consecuentemente la intensidad de P de modo que su momento se man-
tenga constante. Llamando X-a la nueva intensidad de las fuerzas que
constituyen el primer par tenemos :
F ig. 1 .22 .
[1.13]
de donde
x [1.14]
[1.15]
es decir, que la suma de los 'p ares componentes es igual a la suma algebrai-
ca de sus respectivos momentos.
P'
[1.16]
representativo de 'un par que yace en el plano normal al eje del vector, es
decir, el plano de los dos pares componentes, y cuyo módulo es igual a la
suma de los módulos de los vectores componentes.
Hemos visto en 1.5 que una fuerza que actúa sobre un cuerpo rígido
tiene perfectamente definida su recta de acción, y que el desplazamiento
de su punto de aplicación a 10 largo de la misma no altera su efecto. To-
da translación de una fuerza que significa modificar su recta de acción
original, trae aparejada una alteración en el efecto correspondiente. Con-
sideremos ahora (fig. 1.24) una fuerza P actuando sobre un cuerpo rí-
gido, y apliquemos en un punto cualquiera O dos fuerzas opuestas P' y
-P", de igual intensidad que la fuerza primitiva y paralelas a la misma.
Evidentemente, por tratarse de un sistema nulo, la aplicación del mismo al
cuerpo rígido no altera en nada el efecto que sobre éste producía la fuer-
za P. Si ahora consideramos el sistema formado por P y -P', vemos
que las mismas constituyen un par de momento M = P. d, siendo d
la distancia que media entre la recta de acción de P y el punto elegido
O. En consecuencia, el sistema primitivo (fuerza P) es equivalente a otro
sistema constituido por una fuerza P' de intensidad igual a P, aplicada
en O y un par de momento M=P.d.
Inversamente, si tenemos actuando sobre un cuerpo rígido una fuerza
P y un par de momento M, coplanar con P, la composición de ambos
conduce a una translación de la fuerza, paralelamente a sí misma de una
distancia d', igual al cociente entre el momento del par y la intensidad
de la fuerza. Para demostrarlo, consideremos la fuerza y el par de la fi-
gura 1. 25. Por la primera propiedad de los pares podemos modificar su
brazo de modo que se cumpla
M
d'
p'
20 CONCEPTOS FUNDAMENTALES 1
Hemos visto que una fuerza quedaba definida cuando se conocían sus
cuatro parámetros: punto de aplicación, intensidad, dirección y sentido.
Por el teorema de la transrnisibilidad de las fuerzas, sabemos que es posi-
ble deslizar el punto de aplicación de una fuerza sobre su recta de acción
sin que se altere su efecto. Ello permite definir una fuerza mediante sólo
tres parámetros: su recta de acción, su intensidad y su sentido, por cuanto
el punto de aplicación puede ser un punto cualquiera de su recta de
acción. Conocido un punto de la recta de acción y adjudicando un sentido
a la misma, si 'llamamos argumento <p de aquélla al ángulo que forma su
dirección (con el sentido supuesto), con un eje or ientado elegido por con-
vención, la fuerza quedará definida si se conocen estos tres nuevos pará- .
metros: intensidad, un punto de la recta de acción y argumento.
En ' 10 que sigue, y siempre que trabajemos en el plano, utilizaremos
el par de ejes coordenados ortogonales z - y , orientados como muestra
la figura 1. 27 a y que derivan de considerar la terna izquierda (figura
1.27 b).
+z o z
o
+y
(a)
Fig. 1 .27.
+z
Cf>,
P,
+ Y
Fig. 1.28.
P .cos rp •
[1. 17]
P . sen rp
.' :n:
o <ep<"2 + +
:n:
"2 <cp< :n: +
3:n:
:n: <ep< -2 '
15 EJ. • SIGNO DE LAS FUERZAS 23
%t
yecciones ortogonales de una fuerza, la ¡qi ,
I
intensidad de la misma queda definida I P Po
por la expresión - - ...!!_------
/
IP I = YP~ + r » 11
[1. 18] I
I
Y su argumento se deduce de
P I/ '¡ +y
sen !p = - -
I ~I I [1. 19]
cos !p =
P.
I P-¡ , )
r Fig. ' 1 . 29.
Las expresiones [1. 17] nos dicen que :la proyección de una fuerza so-
bre un eje será nula cuando 10 sea su intensidad, o bien si su recta de
acción es normal al eje.
Consideremos ahora el caso de un par de fuerzas proyectado sobre
un eje. Por estar constituido el par por dos fuerzas de igual intensidad,
sentidos contrarios y ser paralelas sus rectas de acción, resulta evidente
que las dos proyecciones resultarán de igual valor absoluto y de sentido
contrario, por lo que se anularán. En consecuencia, la proyección de un
par sobre un eje es siempre nula
+z o
l' : I I
I I 1 '1 ·
-t-----~~~--=)JI=
p
2
==!=====
--+----- I
I
I
I
p i
~ 4 - ---~
+y
Fig. 1.30.
[1.20]
+z o /
k6
.PZ~(-
I P v.
/ ---
/ +y
Fig. 1.31.
Fig. 2.1.
N N
M M
(a) (C)
Fig.2.4 .
(a ) (b) (e )
Fig. 2 .6
32 SISTEMAS PLANOS DE FUERZAS ' 2
Fig.2.7.
Pero, de acuerdo con [1. 14], las expresiones [2. 1] pueden escribir-
se en la forma siguiente
[2.3]
R lI = R sen <PR =
.,.
~P.i
1
sen <Pi \
.Siendo R lI y R; componentes ortogonales de R, la intensidad de
esta última se obtiene de la expresión
[2.4]
y el correspondiente argumento de
R
sen <PR =TRT
lI
1
[2.5]
Rz
cos <PR~TRT
J
En consecuencia, la resultante de un sistema de fuerzas concurrentes
. queda definida por las ecuaciones [2.3]; es decir, mediante dos ecuacio-
nes de proyección.
Es posible, sin embargo, definir la resultante de un sistema de fuerzas
concurrentes de otras dos maneras: mediante una. ecuación de proyección
sobre un eje y una ecuación de momentos respecto de un punto cual-
quiera, o por dos ecuaciones de momentos, respecto de dos puntos. Como
veremos de inmediato, en el primer. caso quedan excluidos aquellos ejes
que resulten normales a la recta determinada por el punto de. concurrencia
del sistema de fuerzas y el centro de momentos elegido, y para la segunda
posibilidad, los centros de momentos no deben encontrarse alineados con
el punto de concurrencia de las fuerzas.
Justificaremos, a continuación, la resolución del problema de la deter-
minación de la resultante de un sistema de fuerzas concurrentes, mediante
una ecuación de momentos y una ecuación de proyección.
Sea el sistema de fuerzas Pi, concurrentes en A, de la figura 2.10,
Y tomemos momentos del sistema de fuerzas, respecto de un punto cual-
quiera O. Por ser O coplanar con el sistema de fuerzas, de acuerdo
con el teorema de V ARIGNON, si llamamos M~ el momento genérico de
una fuerza Pi·, respecto del centro O,• y MOr el momento de la resul-
tante, respecto del mismo punto, tendremos:
.
~ M~ [2.6]
1 •
36 SISTEMAS PLANOS DE FUERZAS 2
M~ = R'.d. [2.7]
, ,\M
.
~\ ,,
\
.
;'
\.
.'\ .
. ~\
;,'
R " ._...-@ O \
''-'-Á \
\ d
R' \
_:..--¡¡.-:
z
n
Mm
Mn
r
r
- ~ Mm
"
' '
~ M "l
1J
[2.9]
ti
Mm =~ M'?' - R'.(QM) ,
r •
r
1
ti
Mn =~ M'!
•
1.
- R'.(QN)
} [2.10]
M~ y
t
L M~
1
J.
dato las intensidades de 8:ml?8:s CQ:W~:C6p.~~tes, las incÓ)~itas son los ar~
mentos 'PI y 'P2 de las 'mismas; ' fin~Imente, si una de las componen~~
está tot.~JP,tente definida; es decir, si, ~?i, '~jemplo, se ~of.í:?cen I PI I :y ' ~~';
las inc6gnitas serán ' I P 2 I y lp2. . ' , ,' , '
. . ·: J 1J.:
Es ' ev.id ent é que el hecho de disponer de solamente dos ecuaciones,
hace qu~:~t' problema de la descomposición de una tuerza en tres compo-
nentes c~ncurrentes a un punto ci,i;~~u re~ta de acció~' r~sulte indetermina-
do, por ~uanto estaremo~ en pre~~hcia'
", " "; - .; ': ;r. _
d~ unp~~bi~~a
. ; . "' .. ' . '. .: .
de tres incógnitas. .
> ~
z o z
11
r
~ P i cos <Pi O,
n
[2 .14]
~ P i sen <Pi O
J
. O,
~ M~
}
I
1
n
[2.16]
~ M~
I
O.
1
l'
R 1;-2
Fig. 2.17.
/
/
/
/
/
/
/
e
T
Fig. 2.18 .
demostrar en JIa misma, forma que el lado M' M" es paralelo a 0 102 , y
como M' es común a 'los cuadrivértices M M' N N ' Y M'M" Q Q' queda
con ello demostrada ia segunda propiedad de los polígonos funiculares,
Es fácil observar que, si el polo del segundo polígono funicular se
ubica sobre o en la prolongación de cualquiera de los rayos polares del
primer polígono funicular dicho rayo polar será común para ambos polí-
gonos de fuerzas.
Fig.2 .19.
\
........
,.
........ 49
\ <, · ............. ~e ·
" \\ / ·....... ..eo/~".
.......
\
\J'
\ Q
(a)
so SISTEMAS PLANOS DE FUERZAS 2
o") como puntos de arranque consideremos, todos ellos paralelos entre sí.
y cada uno de estos funiculares nos determinarán, conjuntamente con el
primer funicular, ejes polares, todos ellos paralelos entre sí, y paralelos
a los lados u y n'. Es evidente que uno de estos ejes polares coincidirá
==
con u , 11', tal como lo muestra la figura 2 .20 b, .
Procediendo a la inversa, dado un polígono funicular de un sistema
de fuerzas, podemos trazar un segundo polígono funicular del mismo sis-
tema sin necesidad de ubicar previamente su polo ni trazar los rayos po,,:
íares, En la figura 2.20 e, para el mismo sistema de fuerzas analizado
anteriormente y con el mismo .polígono de fuerzas de polo 01, hemos tra-
zado el fun icular 1, U • • • IV. Elegida arbitrariamente una recta como eje
polar se determinan los puntos 'a, b, e y d en que las prolongaciones de los
lados 1 .. . IV del funicular cortan a dicho eje polar.
Trazando ahora el lado r' del nu'évo funicular, el mismo debe nece-
sariamente pasar por a, y cortar a la recta de acción de la fuerza PI en M'.
Por dicho punto debe pasar el segundo lado del nuevo funicular, y como
también . debe cortarse sobre el eje polar,;con el lado u del primer funi-
cular, dicho lado u' será la recta bM', que prolongada corta a la recta de
acción de P 2 en N'. Por dicho punto pasa el tercer lado del segundo funi-
cular, que por las mismas razones anteriores estará dado por la recta oN',
Mediante iguales consideraciones determinamos el cuarto y último lado
del segundo funicular. Como se ve , no ha sido necesario conocer a priori
la pos ición del polo del segundo funicular . . Si quisiéramos determinarlo,
bastaría trazar por 01, en el polígono de fuerzas, una paralela al eje polar
adoptado, y luego, paralelamente a uno cualquiera de los lados del nuevo
funicular, el correspondiente rayo polar (en el ejemplo el rayo 3/1). La
intersección de ambas partes define el polo buscado.
En determinados casC!s, se requiere que el polígono funicular de un
cierto sistema de fuerzas, pase por dos puntos determinados del plano.
Este problema puede resolverse utilizando precisamente la segunda pro-
piedad de los polígonos funiculares. Sea por ejemplo el sistema PI .. . p .
de figura 2 .21 , Y se pide trazar un polígono funicular del mismo cuyo
primer lado p ase por el punto A y cuyo cuarto lado pase por el punto B.
Con polo arbitrario O trazamos un primer polígono funicular, hacien-
do pasar el lado 1 por el punto A. En general, el cuarto. lado no pasará
por B . Si ello ocurriera, de hecho el problema estaría resuelto. Elegimos
como eje polar una recta coincidente con el lado 1 del primer funicular, y,
en consecuencia, el pr imer lado del funicular buscado coincidirá con dicha
recta. Además, sobre la misma se deben cortar los lados del funicular
trazado, con los correspondientes del funicular buscado. Prolongado el
lado IV hasta cortar al eje polar en K, y uniendo este punto con el B,
dicha recta constituye el lado IV' del funicular que cumple las condiciones
Impuestas, es decir, que su pr imer y cuarto lados pasen por A y B respec-
2 FUERZAS NO CONCURRENTES EN EL PLANO 51
I
I
/
I
l1J I
I
/
I
/
/
R' JV' B
Fig. 2.21.
R
Fig. 2 .22 .
por A Y B cumplen con d icha condición y, como cada par de ellas conduce
a un polígono funicular distinto, deducimos que, para un m ismo sistema
de fuerzas, existen infinitos polígonos funiculares que pasen por dos pun-
tos dados.
La tercera propiedad de los polígonos funiculares, se refiere precisa-
mente' a los polos de estos infinitos polígonos funiculares que pasan por
dos puntos dados, y su enunciado dice : el lugar geométrico de los polos
de los infinitos polígonos funiculares de un mismo sistema de fuerzas que
pasan por dos puntos dados, es una recta que, pesando por el polo de uno
cualquiera de eIlos, es paralela a la recta determinada por los dos puntos.
Para demostrarlo, consideremos el sistema de figura 2.23 y los pun-
tos A y B , coplanares con el mismo. Utilizando cualquiera de los proce-
dimientos explicados en párrafos anteriores, trazamos un polígono funicu-
lar que pase por A y B , cuyo polo será el punto O'. Ubicada la resultante
R del sistema, tracemos por A y B dos rectas cualesquiera que se corten
sobre la resultante en el punto U, y, en 'el polígono de fuerzas, dos para-
2 FUERZAS NO CONCURRENTES EN EL PLANO 53
lelas a las mismas por los puntos M y S respectivamente. Estas dos últi-
mas determinan el punto O". Uniendo A con B y O con O", quedan
formados los cuadrivértices completos AUBT y MO'SO", que tienen cin-
co pares de lados paralelos, por construcción, a saber:
Fíg. 2.23 .
AT /1 MO'
BT /1 O'S
AV /1 O"M
BU /1 O"S
UT /1 MS
que hubiéramos elegido sobre dicha recta de acción nos habría condu-
cido a dos lados extremos de un funicular pasante por A y B cuyo polo
estaría ubicado sobre la recta O' O", quedando así demostrada la tercera
propiedad de los polígonos funiculares.
Hemos visto que por dos puntos dados pasan infinitos polígonos fu-
niculares de un mismo sistema de fuerzas. Cuando uno de los puntos de
pasaje impuestos es impropio (definido por una direccción) , la determi-
~I
-:
Fig.2 .24.
nación del polo de uno cualquiera de los funiculares que cumplen la con-
dición impuesta se simplifica enormemente. En efecto, sea el sistema de
fuerzas de figura 2.24, Y se pide trazar un polígono funicular .cuyo primer
lado pase por el punto A y el último por el punto impropio de la recta
m-m, B ,/..
Si el último lado del funicular ha de pasar por el punto impropio de
rn-rn, necesariamente debe ser paralelo a dicha recta, y también lo será el
cuarto rayo polar. Construido el polígono de fuerzas, por el extremo del
vector representativo de P3 trazamos una paralela a m-m y, sobre la
misma elegimos un punto cualquiera . O que adoptamos como polo del
funicular. Una vez trazados los restantes rayos polares comenzamos la
construcción del polígono funicular haciendo pasar el primer lado. por A.
El último lado pasará por el punto impropio B "" porque al ser paralelo al
cuarto rayo polar, también lo será z, a la recta m-m. Cualquier otro punto
2 FUERZAS NO CONCURRENTES EN EL PLANO 55
que hubiéramos elegido como polo, siempre que estuviese ubicado sobre el
cuarto rayo polar, conduciría a un funicular que cumple con las condicio-
nes impuestas. En efecto, por la tercera propiedad de los polígonos funi-
culares, el lugar geométrico de los polos de los funiculares que pasan por
dos puntos dados, es una recta paralela a la recta definida por estos últi-
mos , y que pasa por uno de los polos, recta que, en el caso analizado,
coincide con el cuarto rayo polar por cuanto el eje polar también es
paralelo a la recta m-m por ser B impropio.
00
Fig.2 .25.
Un caso particular se presenta cuando los dos puntos por donde debe
pasar el funicular son impropios. En el sistema de figura 2.25 la condi-
ción impuesta es que los lados I y IV pasen por [os puntos A ", y B "" im-
propios de las direcciones m-m y n-n respectivamente. Trazado el co-
rrespondiente polígono de fuerza, es evidente que en éste los rayos polares
1 y 4 deben ser paralelos a las direcciones m-m y n-n respectivamente,
y en l~ intersección de ellos tendremos el polo de todos los polígonos fu-
niculares del sistema dado que pasan por A ,., y B oo' En efecto, cual-
quiera sea el punto de arranque, el primer lado del funicular, por ser
paralelo al primer rayo polar, también resultará paralelo a m-m, y . en
consecuencia pasará por A oo ' ocurriendo lo mismo con el último lado,
.que pasará por B ee " En este caso los infinitos polígonos funiculares
resultarán paralelos entre sí, el polo será único y el eje polar será la recta
impropia del plano.
56 SISTEMAS · PLANOS DE FUERZAS 2
2.2.4. Polígono funicular que pasa por tres puntos dados del plano.
-"
........ "
.f
-"
1'=1"
ejepolor
Fig.2.26.
tersección del primer rayo polar (paralelo al eje polar) con la paralela al
al lado III' trazado por el extremo del vector representativo de P2' Y el
lugar de los polos de los infinitos polígonos funiculares del sistema dado
que pasan por A y B, será una recta trazada por 0 1 y paralela a la rec-
ta AB. De entre esos infinitos polígonos funiculares, habrá uno que, ade-
más, pasa por e, y que será la solución buscada. Para determinarlo,
tracemos ahora un polígono funicular cuyo primer lado pase por A y el
quinto por e, utilizando el mismo eje polar. Por construcción el primer
lado del funicular trazado ya cumple con una de las condiciones. Hallada
la intersección del lado V o con el eje polar (punto T), uniendo este
punto con el e, la recta así determinada es el quinto lado (V") de un
funicular que pasa por A y e, cuyo polo O 2 lo obtenemos en la inter-
sección del primer rayo polar con una paralela al lado V" trazada por el
extremo del vector representativo de P 4' Y el lugar de los polos de los
infinitos funiculares que cumplen la condición de que sus primer y quinto
lados pasen respectivamente por A y e será una recta paralela a la AC
trazada por O 2 • De estos infinitos polígonos funiculares habrá uno que,
además de pasar por A y e, lo hará por B y el polo O de dicho polí-
gono funicular será precisamente la intersección de las paralelas a AB y
Ae trazadas por 0 1 y O 2 respectivamente. Ubicado el polo O y com-
pletados los rayos polares, trazamos el funicular buscado de lados 1, II . . .
• • • V, que constituye la solución del problema.
El trazado de un polígono funicular que pase por tres puntos dados
puede realizarse sin recurrir a los ejes polares, utilizando resultantes par-
ciales. En el sistema de la figura 2. 27, donde se pide trazar un funicular
cuyos lados r, III Y v pasen por A, B y e respectivamente, se han de-
terminado las resultantes parciales Rl.2 y R 3 •4 de los grupos de fuerzas
comprendidos entre los lados del funicular a los que se les ha impuesto
condiciones, es decir I-III y III-V.
Trazadas por A y B dos rectas cualesquiera que se corten en un
punto S de la recta de acción de la resultante R l , 2' las mismas pueden
considerarse como lados extremos de un funicular de P 1 Y P 2, que pasa
por A y B, y cuyo polo será el punto 0 1 de intersección de los rayos
polares paralelos a los mismos, trazados por el origen de P 1 Y extremo de
P 2 respectivamente, en el polígono de fuerzas. El lugar de los polos de
los infinitos funiculares que cumplen la condición de pasar por A y B
será una recta paralela a la AB trazada por Ol> y uno de dichos polos
conducirá a un funicular que cumple la condición de pasar también por
e. Repitiendo el procedimiento con R 3 , 4 ' obtenemos un polo O 2 de un
funicular que pase por B y e, y el lugar geométrico de los polos de los
infinitos funiculares que pasan por B y e será la paralela a Be traza-
58 SISTEMAS PLANOS DE FUERZAS 2
Fig.2 .27 .
Fig.2.28.
mer lado por A , de hecho los lados III y v cumplirán las restantes con-
diciones impuestas la polígono funicular.
Finalmente, si los tres puntos por donde debe pasar el polígono fu-
nicular son impropios, el problema sólo tiene solución si Ios rayos po-
lares paralelos a las direcciones que definen los puntos impropios concu-
rren a un mismo punto, que en tal caso será el polo del funicular buscado.
Fil:. 2 .29 .
60 SISTEMAS PLANOS DE FUERZAS 2
-
-
---
B:x, __
(l'
·B
ñ'
;;-----~-
,.,
F ig.2 .30 .
Oz
Fig. 2.31.
fuerzas ~ ~
I>
[SC .
Ó,om)
Fig.2.32.
MN OH
QV - ST
[2.17]
pero Pd M, y en consecuencia
Fig.2.33 .
64 SISTEMAS PLANOS DE FUERZAS
.~
o
Fig.2 .34 .
En los parágrafos anteriores hemos analizado tres casos 'p osib les en
lo que se refiere a polígonos funiculares y de fuerzas:
a) polígono funicular abierto y polígono de fuerzas abierto.
.! b) polígono funicular abierto y polígono de fuerzas cerrado.
•,>
c) polígono funicular cerrado y polígono de fuerzas cerrado.
En el primer caso; el sistema se reducía a una resultante; en el se-
gundo a un par de fuerzas y en el tercero, el sistema se encontraba en equi-
librio.
Existe, sin embargo, una cuarta posibilidad: que en el polígono funi-
cular ~ el primero y último lados coincidan y el polígono de fuerzas sea
abierto (fig. 2.35a). Constituye, en realidad, un caso especial del a), y
ocurre si el polo se elige sobre la recta determinada por el origen del vec-
tor representativo de la primera fuerza y el extremo del de la última.- En
este caso el sistema se reduce a una única resultante cuya recta de acción
coincide con los lados extremos del funicular y cuya intensidad está dada
~or la diferencia de las intensidades de las fuerzas que tienen por rectas
66 SISTEMAS PLANOS DE FUERZAS 2
"
(b)
Fig.2.35.
ti
y cuya intensidad es
Fig.2.36 .
68 SISTEMAS PLANOS DE FUERZAS 2
diente del punto que se elija como centro de reducción. En efecto, cual-
quiera sea el punto elegido al proyectar las fuerzas sobre ambos ejes co-
ordenados,sus proyecciones no cambian, manteniéndose constante su suma
y, en consecuencia, la intensidad y dirección de R.
Por tanto, la resultante de un sistema de fuerzas no concurrentes que-
da definida mediante tres condiciones, que hemos expresado en forma de
dos ecuaciones de proyección sobre dos ejes y una ecuación de momentos
respecto de un punto cualquiera del plano. Las dos primeras ecuaciones
nos determinan la intensidad y dirección de la resultante y la tercera nos
permite ubicar un punto de su recta de acción. Escrita la ecuación de mo-
mentos en la forma indicada en 1. 17 . se tiene
. "
R: ~ P ; .cos <P i ~ H i
n
MH=~ Pi [sen <P¡(ZA - Zi)-
1
. [2 .25]
YM = y. 4 •
2 FUERZAs NO CONCURRENTES EN EL PLANO 69
[2.26]
zA - [2.27]
z o z o
Ry
S
Rz
T
RI!
y
y
¡
i Fil{. A. Fig. B.
!,
I
'~
Supongamos (fig. A) que en el sistema dado se conoce la suma de sus proyeccio-
nes sobre dos ejes: R z = =
~ R i cos <P i ; R lI ~ R i sen <P i i Y su momento respecto de
r
M de un punto cualquiera S. Conocidas R z y R lI , la intensidad de R se obtiene
de I R 1= V R; +R ~ y su argumento <PR ' de cos <PR: e, / IR l. Si con cen-
tro en S trazamos una circunferencia de radio r.: M% / R, cualquier recta tangente
a la misma puede ser la recta de acción de una fuerza de intensidad R cuyo momento
respecto de S sea precisamente M:. De entre esas infinitas rectas tangentes existen
dos que cumplen con la condición de que su argumento sea igual al de la resultante
buscada. Y, de ambas, la recta de acción de la resultante será aquella que conduzca
a un momento respecto de S del mismo signo que M: .
La otra forma de demostrar el problema es la siguiente. Supongamos, (fig. B),
aplicada la resultante, de la que se conocen sus componentes R z y R lI , en un .p unt o
de su recta: de acción ubicado sobre la vertical del punto S, con respecto al CUál se
conoce su momento. Este momento será igual a la suma de los momentos de R z y R lI ,
70 SISTEMAS PLANOS DE FUERZAS 2
z Ri o
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
z I
O' . I
B .,. I
T""""--.--.__'~
I " R" I
'-l-. . ' <,
IR--"
z , ·,~ ' ' ,.I S,'.
y
Fig. 2.37.
pero como Rv pasa por S, su momento será nulo, restando en consecuencia M;=
= Rz.dl/' de donde
Luego, si por S trazamos una v.ertical y una horizontal, y sobre las mismas ubi-
camos los puntos T y Q a las distancias d ; y d 7. ' dichos puntos pertenecerán ' a la ,
recta de acc i ón de R, la que en esta forma' queda completamente definida.
2 FUERZAS NO CONCURREN,TES EN EL PLANO 71
M ,t " MA
~
' . ¡¡
1 •
M ¡¡B "
- ~ MB [2 .28]
1
•
R:: - L" R . cos <p . "
,~
.i
H.
IR'I - [2.29]
z o
I
I
lA I
I Ir
I
d'y I I
I I
I I
Rz I S
S I
I
I
I
Y
Fig. C.
2 FUERZAS NO CONCURRENTES EN EL PLANO 73
MA "
R - ~ M~
•
MB
.
~ M~ [2.30]
R •
Me "
~ MO
R •
Con centro en A, B Y e tracemos tres circunferencias cuyos radios TI ;
T 2 Y T 3 representen en la escala correspondiente, los valores de M ;, M~
y M~ respectivamente. Unamos A con B y A con c 'y tracemos las
tangentes comunes a las circunferencias, exteriores o int eriores según co-
rresponda, de acuerdo a los respectivos signos de los momentos.
De acuerdo con lo que hemos demostrado antes, el punto L, intersec-
ción de las rectas A B Y T I T 2 , pertenece a las rectas de acción de infi-
~Mf = M:
Rz = ~ R i cos Ip i
z O
Fig.2.38.
también debe pasar por L, Úi 6Ríéa posibilidad que le resta es que su rec-
ta de acción sea LS. Conocida la recta de acción de R , el cálculo de su
¡
intensidad es inmediato." En efecto, considerando el punto e por ejemplo,
I
se debe tener
IM ~I
R.ds = Mg IR / = [2.31]
z o
Fig.2 .39.
[2.33]
n
H¡ =0
1 [2.35]
~ vi = O
1 J
queda automáticamente descartada la posibilidad de la existencia de una
resultante, por cuanto una fuerza no puede tener una recta: de acción que
sea normal a dos ejes no coincidentes. En consecuencia, un sistema para el
que se cumplan las condiciones [2.35] sólo puede reducirse a un par o
óienencontrarse en equilibrio. - Finalmente, si planteada la ecuación de
momentos de todas las fuerzas del sistema respecto a un punto cualquiera
del plano, su suma resulta igual a cero, queda descartada la posibilidad de
78 SISTEMAS PLANOS DE FUERZAS 2
z o
R
(a)
z O
R
z O
(e)
y
Fig. .l.40 .
so SISTEMAS PLANOS DE FUERZAS 2
de la que se tiene
Fig.2.41.
82 SISTEMAS PLANOS DE FUERZAS 2
[2.38]
+ Pa . d~ e .s:
, .... PI .d; +P2.d~
(3)
(2)
Fig.2 .42.
Fig.2 .43.
[2.40]
; ,
I P.dl
IPa 1= da
[2,41]
z
o
(3)
(t)
!J
Fig. 2.44 .•
[2.43]
casos particulares, según sea 'la posición relativa de las rectas de acción
de las componentes.
Si dos de las rectas de acción de las componentes incógnitas son pa-
ralelas, como ocurre con las rectas (1) Y (2) de figura 2 .45, el procedí-
'1'
.1'.
I
(1)
(2)
(3)
Fig.2.45.
i
,1
miento de Ritter, aparentemente. no podría aplicarse para determinar la
componente según (3). En efecto, de acuerdo con el procedimiento de
Ritter, para determinar el valor de P 3 deberíamos tomar momentos con
respecto al punto de intersección de las rectas de acción (1) Y (2). Como
dicho punto es impropio, por ser paralelas las rectas, tal operación es im-
. posible. El problema se resuelve determinando primeramente, una de las
componentes restantes, P , o P 2 , indistintamente, en la forma habitual.
Conocida dicha componente, la P 1 por ejemplo, se adopta como centro
de momentos el punto (A) de intersección de la recta de acción de P
con la recta (2), con lo que aparecenen la ecuación los momentos de P 1 ,
conocido, y de P 3 , incógnita, resultando, por ser cero el momento de P:
(2.45]
de donde
IP ! =
3 [2.46]
(2)
Fig.2.46 .
[2.48]
El sentido de las mismas será tal que conduzca a un par de igual sig-
no que el del momento P . d.
Aplicando el procedimiento de Ritter, para determinar la componen-
te P 2 tomaríamos momentos respecto del punto B, intersección de las
rectas de acción (1) y (3). Tendríamos así
2 FUERZAS NO CONCURltE~tES EN :l!:L PLANO '
1"2.49]
-r ,
[2,gQ]
:
[2
~
.~lJ
J
. ' .- j
de donde
f+ .5~]
o- o • . 1
~ finalmente
J2. 53l
g~ro
:..' . -:.
reemplazando el valor de • . _ .. l ..; "
I!a dado P9f
': - ; l ·'
la [2.49] se tiene '. _
p 1 -
. I :} , =
.\Pd'.d
.d.d'l_ IPI , 7': • •
i
En cUan~o .F# ~,~ptido ~e P 1 , la [2 '?~~ P8~ ,dice que su momento ,r~t
pecto tq~ C .9~~~ ser opuesto' ~l de P.a', · «;l.~ <;lin<!~ ,resuJta el senti9~~d.i-
cado ' eil- fi~uiá "2", ~6, es decir, 'coincident e' cort ar de 1'. . . '.
_. •• • i.,• .~ 'r.~ _ .:. t..:.:."t l"H ,..~ . ' . ' .: ·\ ~ Ht. . .:. .' ...' :.: . " ' ' "..
~nc~er.t~.s
circunstancias, puede pr~s~ntars~ j:!,1 p'!:oJ:!lema de desc;,QID-
Rq~rf lffif,!. ·!uérza P, ' en t res cO~l'1onent¿S:',<;l~s 'd~ J~uy'ª.~ · rectas de 'acci~~
~~f~ii
.",., ~ . · n_
~r9pias y la tercera iI11PropÍa: ES~E:l pr6blema, ';~Q,1)l0 10 veremos
jo ' . ~ _,"
.~e • -.:o,. - , . \ ... ... . -.- • • . . ..-,
~: .
90 SISTEMAS PLANOS DE FUERZAS 2
A
V p
A
(1)
(2)
Fig.2.47.
acción (1) Y (2) Y el M 00' definido por la intersección de 'la recta de ac-
ción de P con la recta impropia del plano. Descomponiendo P en la
componente auxiliar P¿ y en la componente impropia, resulta evidente
que
I Pal = I PI [2.55]
coincidiendo además sus sentidos, y que, por otra parte, la componente im-
propia resulta ser un par de momento
M = P.d. [2.56]
Descomponiendoahora P¿ en las direcciones (1) y (2), en el polí-
gono defue~zas se obtiene~ las intensidades y sentidos de PI y P 2 • Si
utilizamos el procedimiento de Ritter, tomamos 'momentos en primer tér-
min~ respecto del punto A, intersección de las rectas (1) Y (2), tenién-
dose, como componente impropia, e1l par
P.d = M. [2.57]
Conocida la componente impropia, tomando momentos respecto de los
puntos B y e obtenemos respectivamente:
o [2.58]
o [2.59]
2 FUERZAS NO CONCURRENTES EN EL PLANO 91
I P.d
I
I
d" .
[2.60]
[2.61]
Q Q
~
I
I
I
u
s P (2)
(d)
q~1.
T
~ R
2
3
O (b J
V
Fig.2.48.
Fil. 2.49.
94 SISTEMAS PLANOS DE FUERZAS 2
• LA
M"S
ML
MM"
[2.62]
LB ML
[2.63]
M'T MM'
LA.M'T MM'
[2.64]
LB.M"S MM"
LA
[2.65]
LB
LL' LS AS
[2.66'
MM' SM SB
3 FUERZAS PARALELAS EN EL PLANO 95
i
~ Pero LV - P 2 Y MM' .= P¡, luego, reemplazando en [2.66]
AS
[2.67]
SB
Es decir, que el punto S así determinado, divide la distancia AB
,'
!
entre las rectas de acción de las componentes, en dos segmentos inversa-
mente proporcionales a las intensidades de Ias mismas. En consecuencia
de acuerdo con [2.65] , S será un punto de la recta de acción de la re-
sultante__~ 4.~1 sistema, la que de este modo queda completamente deter-
minada. En ef~ho, su recta de acción será paralela a la dirección común
de las componentes, porque debe pasar por el punto de concurrencia de
ambas, en este caso impropio, y su intensidad estará dada por la suma de
las intensidades de las componentes, coincidiendo su sentido con el de
éstas.
De la construcción anterior surge que, siempre, la resultante de dos
fuerzas paralelas del mismo sentido queda ubicada entre las rectas de
acción de las componentes y más cerca de la mayor de ellas; que su direc-
I ción y sentido coinciden con las de éstas y que 'su intensidad es igual a la
suma de las intensidades de las componentes.
Si ambas componentes tienen sentidos contrarios, la recta de acción
de la resultante será exterior a las componentes. En efecto, repitiendo la
construcción anterior en el caso de figura 2.50, como las dos fuerzas
tienen sentidos contrarios, las rectas definidas por el origen del vector
representativo de una, y extremo del de la otra, no resultan cruzadas,
sino que se cortan fuera de la zona comprndida entre ambas rectas de
acción. En este caso, como surge del análisis de la figura 2.51, la resul-
tante se halla ubicada del lado de la componente de mayor intensidad,
tiene su mismo sentido, y su intensidad es igual a la diferencia de las
intensidades de las componentes.
En 1. 10 expresamos que la resultante de un par de .fuerzas podía
.,
. oO,
A
L'
S~ -:+ -iI1'
R L
P,
A
Fig.2.50. Fig.2 .51.
96 SISTEMAS PLANOS DE FUERZAS 2
acción coincidía con la recta impropia del plano. Ello surge de inmediato,
por extensión del problema de la composición de dos fuerzas paralelas de
sentidos contrarios. En efecto, sea el sistema de figura 2,.52, constittiido
p.~r las fuerzas IP 1 I "> I P21, de sentidos contrarios.: 1?efinidasu resul-
tante R mediante la construcción explicada en párrafos anteriores, supon-
gámosque aun'll:\nte ila intensidad.de·P:l' w.aIiteilién<lose constante la de
P 1 • Evidentemente, el punto S, qtle de~in{ia posición de la resultante,
~';'. ,,', - - ---_.,~':
- -, -~-"
'e, .-,'.,
se desplazará hacia ~a. isquíerda.ten e~~e caso,
(;~...
pasando a ocupar la posición
.Ó,
~
L'
71---t----t-----+=----~=_oJ/1
Soo
L'
L
:;s" S' s
/("</('</( /('<1< 1< A
Fig.2.52.
*
Suele expresarse que la resultante de un par es una fuerza de intensidad cero
y cuya recta de acci6n coincide con la ·'tecta.·impropia del plano. Estadefinici6n es
err6nea, por cuanto si el sistema se reduce' a .unafuerza de .intensidad cero; constituye
un sistema nulo cuyo momento respecto de un punto cualquiera tamBién debe ser
nulo. Este no es el caso de un par por cuanto el momento de un par eseonstanté 'con"
respecto a cualquier punto. Por otra parte, el par- constituye un sistema Irreductible,"
y su interpretaci6n como una fuerza infinitamente pequeña actuando según la reCt!f
impropia del plano es al solo objeto de facilitar la resoluci6~ de ciertos problemas.
FUERZAS PARALELAS EN ttL p'LANo. 97
4
VI
Fig.2.53.
Esta manera de proceder es larga~;x, eng;o.rrosa por 10. que resulta más
expeditivo, en el caso. de varias fuerzas.'t?aralelas, el trazado de un polígo-
no funicular de las mismas, cuyos lad~'~xrt:remos en su intersección,. defi-
nen un punto de"l~ recta de acción d~l~,·resu.ltante, La intensi4~?;y! sen-
tido de la misma 'se obtienen del polígono de fUefzl,ls que, en es.t~,lcaso,
degenera en una'<'recta, ya que Ilosvector~s representativos de i~sías
fúerz¿~ compoItéJites tienen la miSmádir~cción,~ ~n la figura 2. si.·~ ha
procedido a determinar .laresultante· dersi~t~~a q~ fuerzas dadp.sipe-
diante un polígono funicular ..... La sélidll~z del procedimiento, por" otra
parle' detallado en 2.2.2 al tratarse la M'aucción de sistemas no concu-
rrentss, éXime de mayores comentarios: ,. ;0" ,;,¡
":)8 ~
1 . III
t
U 2//ST
T
3 O
~
(1) R (2)
Fig.2 .54.
cuencia, los lados I y 111 del funicular trazado pueden considerarse como
lados extremos del funicular del sistema incógnito. El lado 11 o interme-
dio de este funicular, debe concurrir con el lado I en un punto de la recta
de acción de P" y con el lado III en otro de la recta de acción de P 2 •
En consecuencia, será la recta sr . Trazando por O una paralela a dicho
lado intermedio, la misma constituirá el 29 rayo polar, que deberá pasar
por el extremo del vector representativo de P, y por el origen del de P2
en el polígono de fuerzas. Por lo tanto, su intersección con el vector repre-
sentativo de R definirá los vectores representativos de las componentes
buscadas, las que quedan perfectamente individualizadas, por cuanto en el
polígono de fuerzas, losrayos polares se suceden en el mismo orden de se-
cuencia en que aparecen los correspondientes lados en el polígono 'funicu-
lar. Así, por ejemplo, si los lados I y II del polígono funicular se cortan
sobre la recta de acción de P I' en el polígono de fuerzas los rayos pola-
res respectivamente paralelos, es decir, el 1 y el 2, pasarán por el origen
y extremo del vector representativo de P ,. Si se hubiese planteado el ,
problema inverso, es decir, si se pudiera equilibrar R mediante dos fuer-
zas cuyas rectas de acción fueran (1) y (2) , la construcción gráfica ha-
bría sido la misma, siendo necesario únicamente cambiar el sentido a las
componentes PI y P 2 para obtener las correspondientes equilibrantes.
3 FUERZAS PARALELAS EN EL PLANO 99
-,
1
1
P,
R
III o
T
/ /
.1 2/
D/ /
/ /
.1 IJ /
/ /
S /
R
(1) (2)
Fig.2.55.
Por ser los sistemas de fuerzas paralelas casos particulares de los sis-
temas de fuerzas concurrentes, sólo deberán plantearse para los mismos
dos" ecuaciones de condición.
Estas ecuaciones de condición podrán plantearse en forma de una
ecuación de proyección respecto de un eje, siempre que el mismo no sea
normal a la dirección común de las fuerzas, y una ecuación de momentos
respecto de un punto cualquiera del plano, o bien dos ecuaciones de mo-
mentos respecto de dos puntos cualesquiera, siempre que los mismos no
definan una recta paralela a la dirección común del sistema. La posibili-
100 SISTEMAS PLANOS DE FUERZAS 2
n
R.COScpR ~Pi.COscpi
1
[2.68]
n
MA
B - ~Mt
1
o bien
n
MAB - ~Mt
1
.. [2.69]
MBR
..
- ~Mf
1
[2.71]
R(ZB -ZR) = ~ Pi(ZB -Zi)
'11
Como los sentidos de las dos resultantes parciales son siempre can-
trarios, el análisis de los casos a) y b) en sus dos posibilidades nos condu-
ce a las siguientes conclusiones:
Caso e-L: El sistema se encuentra en equilibrio, por cuanto se ha reduci-
do El. un sistema de dos fuerzas opuestas, es decir, nulo.
Caso b-l: El sistema se reduce a un par de fuerzas. En efecto, el siste-
ma se ha reducido a dos fuerzas de igual intensidad, sentidos
contrarios y cuyas rectas de acción son paralelas, condiciones
éstas que definen el par de fuerzas.
Caso a:-2: El sistema admite una resultante, por cuanto las dos resultan.
tes parciales son fuerzas colineales que, sumadas algebraica.
mente, nos conducen a la resultante del sistema.
102 SISTEMAS PLANOS DE FUERZAS
Caso b-2: También en este caso el sistema se reduce a una resultante úni-
ca. En efecto, se tienen dos fuerzas paralelas, de distintas in-
tensidades, sentidos y rectas de acción, que compuestas nos dan
la resultante buscada.
Los casos a y b en sus posibilidades 2, se contemplan analítica-
mente mediante las ecuaciones [2. 70] o [2. 71].
Si, tanto las expresiones [2 .70] como las [2. 71] resultan nulas, las
mismas establecen el equilibrio del sistema considerado. En efecto, en el
primer caso, si al proyectar el sistema de fuerzas sobre un eje paralelo
a su dirección común, la suma de las proyecciones de las fuerzas es
nula, la intensidad de la resultante debe ser cero, y, necesariamente, el
sistema debe encontrarse en equilibrio por cuanto, al ser nula la suma de
los I?omentos del sistema respecto de un punto cualquiera, queda excluida
la posibilidad de que el sistema se reduzca a un par. En el segundo caso,
es decir, si se han planteado dos ecuaciones de momentos respecto de dos
puntos A y B, y las mismas son simultáneamente nulas, necesariamente
debe existir equilibrio. En efecto, por Ia condición de mornergo nulo res-
pecto de' A, o bien la resultante es nula o pasa por A", Por la segunda, o
R es nula o pasa por B. Como A y B no definen una recta paralela a
la dirección común de las fuerzas, queda excluida la posibilidad de exis-
tencia de una resultante y, en consecuencia, el sistema debe encontrarse en
equilibrio.
Finalmente, si en las [2.70], la .ecuación de proyección es nula pero
la de momentos es distinta de cero, el sistema se reduce a un par de fuer-
zas. En efecto, todo par de fuerzas tiene momento distinto de cero res-
pecto de un punto cualquiera del plano, pero su proyección sobre cual-
quier eje es nula. De haberse planteado las condiciones [2.71], el sistema
se reduce a un par de fuerzas en el caso en que ambas ecuaciones tengan
el mismo valor numérico e igual signo. Ello es evidente, por cuanto los
puntoseIegidos como centros de momentos son arbitrarios, yel momento
de un par de fuerzas es constante cualquiera sea el centro elegido.
Resumiendo, diremos que un sistema general de fuerzas paralelas en
el plano, interpretado analíticamente, presenta las siguientes posibilidades:
a) El sistema admite resultante si se cumple
. 1
~Mt =F O
...)~Mf
1
o bien -,
[2.72]
1
=F O J
3 FUERZAS PARALELAS EN EL PLANO 103
±P = O} .
1
i
•
. .
11
o bien ~M t ~Mf=
1 .
Ct e. [2.73]
1
~Mf=l=O .
1
~Pi = 01 .,. .
~~t =
o bien ~Mf ~Mf= O [2.74]
O J 1 1
r2.751
O, 10 q\!E? ~ 1~ 11lismo
~~. 77]
[2.78]
mos hecho actuar las fuerzas del sistema, y si, además, elegimos como
centro de momentos al origen O de coordenadas, tendremos.
.
R(-Yn) ~P;(-Yi)
R (:-zn)
1
.
~Pi(-Z¡)
1
} [2.79]
z O
Z2
~ q
A y
Fig. 2.59.
caí" la intensidad de cada una de ellas por un mismo factor constante. Di-
cho factor aparecerá n veces, tanto en el numerador como en el denomi-
nador de los segundos miembros de las expresiones [2.80] que definen el
centro de fuerzas paralelas y, en consecuencia, puede eliminarse por sim-
plificación, quedando dichas expresiones sin modificar.
Si todas las fuerzas del sistema tuviesen la misma intensidad P, las
expresiones [2 .80] tomarían la forma siguiente:
n· n ·Ií
,
i
I
/
3. Sistemas espaciales de fuerzas.
I
I
I
I
-.......... I
T '
/1
Fig. 3.2 .
1 FUERZAS CONCURRENTES EN EL ESPACIO 111
trabajar en método Monge, con fas proyecciones de las fuerzas sobre dos
planos ortogonales. Como la resultante de las proyecciones de un sistema
de vectores sobre un plano es igual a la proyección de la resultante del
mismo, el problema se reduce a hallar las resultantes de dos sistemas con-
ourrentes planos, que constituirán las proyecciones buscadas. Conocidas
éstas, mediante el simple abatimiento del plano proyectante de la icnogra-
fía de R, y su desproyección, 'Se obtiene la intensidad de la misma. En
la figura 3 .2 se ha ilustrado, mediante un ejemplo, ola composición grá-
fica de un sistema constituido por tres fuerzas concurrentes, dadas por
sus proyecciones orto e icnográficas. La sencillez del procedimiento, que
constituye una simple aplicación de métodos de Geometría Descriptiva,
nos exime de mayores comentarios al respecto.
PIIJ P .cos a
Pi; -
PI:
.'
-
Pico« ~
P.cos y
} [3.1]
Conocidas las proyecciones de una fuerza sobre tres ejes coordenados or-
togona'les, la misma queda completamente definida. En efecto, dela obser-
vación de la figura 3 . 3 surge que dichas proyecciones son, a la vez, sus
componentes según tres direcciones ortogonales, siendo el vector repre-
sentativo de P la diagonal del paralelepípedo rectángulo, en este caso, '
construido con aristas iguales a "los .vectores representativos de las tres pro-
yecciones.
z De figura 3. 3 se tiene:
[3.3]
[3.4]
x
de donde, reemplazando [3.3] en [3.4]
y
Fig.3 .3 .
1 FUERZAS CONCURRENTES EN EL ESPACIO . 113
Es decir que, dadas las proyecciones de una fuerza 'Sobre tres ejes coorde-
nados ortogonales, la misma queda comp'letamente definida, por cuanto su
intensidad se obtiene mediante la expresión [3.5] Y su dirección se esta-
blece calculando sus cosenos directores mediantes las expresiones
cos a
r-. ,
lPT
P II
cos ~ [3.6]
lPT '
P
cos y -
TPT
El sentido de P depende del signo relativo de sus cosenos directores que
permiten establecer el octante en que se halla ubicada la fuerza. A fin de
facilitar la ubicación de la fuerza en los distintos octantes, se ha confeccio-
nado el cuadro siguiente, en el que se indican los octantes según el sentido
de los correspondientes semiejes, y los respectivos signos de los cosenos
directores.
1 + + + + + +
2 + + + +
3 + +
4 + + + +
5 + + + +
6 + +
7
8 + +
Consideremos ahora el caso de figura 3 . 4, donde se trata de un sis-
tema de n fuerzas P i, concurrentes al punto A, no coplanares, de las
que se pide hallar la resultante R.
De las fuerzas dadas se conocen su intensidad p. y sus cosenos direc-
tores: cos a., cosp,; cosy 1, que cumplen la condición de que la suma de
sus cuadrados es igual a la unidad. Para hallar analíticamente la resultan-
te del sistema, seguiremos un razonamiento análogo al empleado para ha-
llar la resultante de un sistema concurrente en el plano. Haciendo coinci-
dir el origen de coordenadas con el punto de concurrencia de las fuerzas y
proyectando cada una de ellas sobre los tres ejes resulta:
114 SISTEMAS ESPACIALES DE FUERZAS 3
r
SI
/
Fig. 3.4 .
[3.10]
cos a. R
R"
TRT
cos ~R
Ry
TRT 1
I
[3.11]
COS Y R -
Rz
TRI j
/
/
Fig. 3 . 5 .
M~ = P'.d [3.14]
1
~P'.d -P.d1 COS rp [3.16]
2 2
es decir
Mi. = M; cos rp . [3.17]
Fig. 3.6 .
118 SISTEMAS ESPACIALES DE FUERZAS 3
Me
p
/
/
/
Fig. 3 ,7 .
M"R ' M~ ,
I
M Pí
'" ' M O
P~
, [3.20]
e
R
~ 1 :
" " -' -. - ." '/:'.
Fig. 3,8,
1.20 SISTEMAS ESPACIALES DE FUERZAS 3
11
M~ = L M~ . [3.22]
.~
[3.23]
/
;,/
/ -- --
Pz - - - - -- - - -
. /
/
/
Pz
// P-
/.
- -7 -..-- .-
z y/ _
I --<.. , Pz
l,l
I h I
/'
~- , ____ - - - - - : ; , ..
~~/ 1· ,/ 1
;'
1__
P_yl.· - .p 1.[ /
:I ~ TI ----___ - - - p..51:... __ L\ I
'1
I Pxl/ /
//
.
I
1 iz O - 1 -->j-/ I
I
I . : I
I
I I 1 .
:Py I 1!:(7/
I - ..- X I.J¡' /
v/ I P //
Y _ _.. X /
F ig. 3 .9 .
chos ejes del vector representativo del momento de la fuerza con respec-
to al origen de coordenadas.
El momento de P respecto de O queda perfectamente definido me-
diante las cuaciones [3.23]. En efecto, siendo M J" M il Y M o represen-
tables mediante tres vectores ortogonales, dirigidos según x, y, z; com-
poniéndolos resulta
My
cos ~M cos YM [3.25]
IM~I
P"
J
1,'
1
~
2'
Fig. 3 .11.
_ Fig. 3.12.
M;= M; . [3.28]
•
1 FUERZAS CONCURRENTES EN EL ESPACIO 125
[3.29]
de donde
p'
I P;~' I ~d' [3.30]
d
" "
En las expresiones anteriores P ;;' es la componente normal al pla-
no 7( de P«, proyección de P :1 sobre un plano normal a e:\. Conocido
el valor de P;:', una simple desproyección sobre la dirección de P;' nos
permite obtener esta última, mediante cuyo abatimiento se determina el
valor de P". En cuanto al sentido, el mismo será tal que conduzca a un
momento de P" respecto de e" de igual signo que el momento de P
respecto del mismo eje. Operando en forma semejante con los ejes
e, y e", obtenemos las dos restantes componentes incógnit as.
Para proceder prácticamente es necesario recurrir al método de
Monge, que es 10 que se ha efectuado en figura 3.13, donde nos hemos li-
mitado a las construcciones necesarias para determinar la componente
de P según la dirección (l). El eje con respecto al cual se toman mo-
mentos es el el' determinado por las trazas icnográficas de las rectas
(2) y (3). Tomando momentos resulta
T'3__ e1 !
¡'-.L
a:
i p,i! ---.--
,
-T
" <, p
p ""
\ )'
\ ~\
\ / >' \
'\ / h\ , /
I \h \ s/
/
\1---¡;1) -c /
/
.:
\
L
\
(AJ'",,~
Fig;. 3.13.
p P x
s
--
h
[3,32]
de donde
P, .- pl!... [3.33]
s
[3.34]
FUERZAS CONCURRENTES EN EL ESPACIO 127
h h
P.-.d' P,-d f3 .35]
5 1
5,
s, d~
-.-.P [3 .36]
S d,
c) Procedimiento enelitico.
// \
I / \
- - - ,- - - - I/ _ le (
\ /A' -----_J
\ /
I /
1 ..... /
I J~/
1/
,Fig. 3 .114.
1 FUERZAS CONCURRENTES EN EL ESPACIO 129
'n n
~Xi }} P i.cosa¡ O
1 I
n n
~Y i - ~ Pi .cos ~i O [3.38]
I 1
J
n
" z,
~ ~ Pi .COS y¡ O
1 ~
"
~Xi O [3.39]
1
n
~Yi O [3.40]
1
n
LXi O
1
" i
~Y O [3.41]
1
"
~M= O
1
n
~Xi = O
J
..
~ Yi O [3.42]
1
"
~M~ O
1
asegura el equilibrio del sistema, por cuanto, para que se cumpla la terce-
ra condición,
.
~Mz = 0, es necesario que la resultante sea nula; es de-
l
cir, que exista equilibrio conforme a lo establecido en 3. 1 . 4 al definir el
momento de una fuerza respecto de un eje.
Caso e) Dos condiciones de nulidad de momentos respecto de dos
ejes y una condición de nulidad de proyección respecto de un tercer eje.
P¡-
Z '
'J
I
I /
I /
- ------ _J/
Fig. 3.15 .
...
~M." O
1
.
~M"
1
O [3.43]
.
~Z O
1
una posible resultante que hiciera cumplir al sistema con las dos condicio- I
nes de momento. En tal caso, de hecho se cumpliría la condición de pro- I
i
,
yección nula, sin imponer al sistema ninguna nueva condición.
"
:¿ M .l' = O
o [3.44]
[3.45]
sin que se alteren las condiciones de equilibrio del cuerpo rígido sobre
el que actúa. Veremos a continuación, que si un par de fuerzas actuando
sobre un cuerpo rígido Se desplaza paralelamente a sí mismo, es decir,
se traslada a un plano paralelo al suyo, su efecto sobre el cuerpo rígido
no se altera.
Para demostrar lo anterior, consideremos un par de momento M,
actuando en un plano rr cualquiera (fig. 3 . 16) materializado por las
fuerzas paralelas P y -P , separadas d e 'u na distancia d tal que se
cumpla M = P . d . Supongamos aplicadas dichas fuerzas en los puntos
A y B , respectivamente y consid erem os un segundo plano n , paralelo
2P
I
I
Pl, p TI'
A' d
-2P
Fig. 3 .16.
"
~Mi p.46]
1
M~
[3 .t~]
d
t
!
z
.x
Fig. 3.19.
138 SISTEMAS ESPACIALES DE FUERZAS 3
M .. - M.cosaN
Mil
M ..
-
-
M .cos ~J(
M .COSYM
} [3.49]
M.,
cos a ,l( =
IM I
Mil
cos ~ M [3.51]
IM I
COS YM
MIl "
~M~
~
MB "
~M; [3.52]
1/ 1/
MBIt
..
1
~M:
- :1.
2 PARES DE FUERZAS EN EL ESPACIO 139
¡M il ' /MII'
v f
+ Mil' + Mil'
lj :
[3.53]
cos a JI"
M~
cos Y.l/" I MII I
"
~M i o [3.56]
1/
1
o [3.57]
n
~M i O [3.58]
1/
1
"
~Mi O
Z'
1
3 FUERZAS PARALELAS EN EL ESPACIO 141
."
R,XR = LPi.Xi . [3.60]
1
p;1
P'"
2
es P1'"
R" P;'
Pj'
o
o
R '"
!J
Fig. 3 .20.
144 SISTEMAS ESPACIALES DE FUERZAS 3
" ')
M=R - ~Mf
1
)
n
MilR ~Mr [3.62]
1
R = ~Pi
"
1
"
~Mf ,- O
1
"
~Mr - O [3.63]
1
"
~Pi O
1.
Fig. 3.21.
n
YR.R = ~ p¡.y¡ , [3.65]
1
n
~Pi.Xi [3.66]
1
u
las tres ecua-
ciones anteriores nos conducen a las coordenadas cartesianas del centro
de fuerzas paralelas, cuyas expresiones son
4 FUERZAS NO CONCURRENTES EN EL ESPACIO 147
11
LP.¡ •
Xa
1
n
X¡
1
LP¡ 1
"
LP¡
i =l
.y¡
I
I
Yo -
1 l [3.67]
LP ¡
1= 1
" ¡.
LP Z¡
Zo
1
LP¡
i::::1
j
3 . 4 . Fuerzas no concurrentes en el espacio.
)/ 7
Fig. 3 .23.
forma análoga con los vectores momento, represen tativos de los pares M"
M" Y M ", obtend remos un vect or momento re sultante, r ep resentat ivo
del par de reducción" del sistema, q ue denominaremos M.
Si variamos el centro de reducción, la resultante de reducción no
varía, pero sí el par de reducción, q ue podrá diferir tanto en intensidad
como en sentido y en la dirección del eje de su vector momento. En efec-
to, el vector R 10 hemos obtenido como resultante de los vectores repre-
sentativos de la s fuerzas componentes, supuestas aplicadas en O en el
caso analizado. Si como centro de reducción elegimos otro punto cual-
quiera del espacio, el polígono vectorial que nos define R , será el
mismo. En cambio, al variar el centro de reducción, las distancias de éste
a las rectas de acción de cada una de las fuerzas cambiarán, modificán-
dose con ell o las intensidades de los pares, así como también los planos
en que actúan.
P od em os decir entonces que la resultante d e reducción es un inva-
riante del sistema de fuerzas espaciales, que por su naturaleza denomina-
remos invariante vectorial.
t Consideremos ahora un sistema cualquiera de fuer zas espaciales P i,
,-
y supongamos que, elegido como centro de reducción el punto O (fig.
3 . 24) resultan ser R y M respectivamente la resultante y el par de
reducción.
E lija m os una terna ortogonal, haciendo coincidir su origen con el
centro de reducción O . Y orientémosla en forma tal que el ej e z coin-
R R
11 M"
11· 11
O 7
,
I
I
t- d 11,
X
Y
-R
Fig. 3.24.
150 SISTEMAS ESPACIALES DE FUERZAS 3
/
M
11·- - ---- /1""
R R
o' x;
--- --
y
Fig. 3.25.
! eje central
z I
1
R ;
-R
I
i
Fig.3 .26.
!1J..Tl
R' _---- R
/2-
/-
/ P O
Fig. 3 .27.
z
(1)
x:
Fig. 3.28.
M :r M . cos a o\ [
My M.cos~ .If
1
Mz
Rx
M . cos Yol!
R . cos all
( [3.70]
I
R II R . cos Bn I
Rz R .cosY n J
156 SISTEMAS ES PACIALES DE FUERZAS . . 3
1&
Ry ¿ P i .COS~ j [3.71]
1
n
Ro - ¿1 P i . cos y ¡
También, · el vector momento resu lt ant e de reducción se obtiene como
suma geométrica de los vectores momento, representativos de los pares,
originados por la reducci ón al centro O de las distintas fuerzas que cons-
tituyen el sistema. En consecuencia, tendremos que-su proyección sobre
íos tres ejes será igual a la suma de las proyecciones de los pares com-
ponentes, es d ecir
"
M" - ~Mf
1
n
M IJ ~Mr [3 . 72]
1
M :: = ~" Mf 1
[3 .73J
[3.75]
Caso d) . Si las sumas de las proyecciones del sistema sobre los tres
ejes son nulas, y también lo son las sumas de los momentos respecto de
tres ejes, en consecuencia son nulos tanto el par como la resultante de re-
ducción, y por ende el sistema se encuentra en equilibrio, lo que justifi-
caremos a continuación, al tratar de las condiciones necesarias y suficien-
tes para el equilibrio de un sistema de fuerzas espaciales no concurrentes.
n
~ Pi.COS~ 1
1
=R =OII [3.78]
.. 111
puede ocurrir:
a) El sistema se reduzca a un par de fuerzas, cuyo vector momento .
sea normal al eje x ;
b) El sistema se encuentra en equilibrio.
Si tomamos momentos respecto del eje y, y simultáneamente con
la [3.80], se cumple
[3.81]
/
/
/
/
/
/
/
/
I
I
Fig. 3.29.
·X
,
!I \
\ \
\ \
\
Fig. 3 .30 .
4 . l . Barícentros.
4 . 1. 1. Centros de masas.
...s:'. = m; ·Yi
[4-2]
S'"''
; = m i.Xi
sas componentes del sistema. Es decir, un punto material tal que cumpla
las condiciones siguientes:
ti
~
M,xG - ~ m "Xi
1
[4.3]
11
M.YG - ~ m. ·Yi
1
11
M'ZG = ~ m'.Zi 1
donde XG, YG, Za son las coordenadas respecto de "los tres planos xy ,
xz é yz del centro de masas G , Y M la masa to tal del sistema.
En consecuencia, la posición del centro de masas de un conjunto
discreto queda definido por las expresiones:
ti
~mi 'X'
1
Xa - 11
~mi
1 1
lO
~mi .Yi
YG = [4.4]
11
~m.
1
.
~mi .Zi
%G - 11
~m.
1
Si todas las masas son coplanares, estando ubicados los puntos ma-
teriales sobre el plano zy por ejemplo, en las expresiones [4 . 3] , por ser
nulas todas las coordenadas Xi , se anulan los términos que las conten-
gan, resultando como expresiones que definen en este caso el centro de
masas, las siguientes:
[4.5]
M.Ya
"
= ~mi'Y'¡'
:1.
1 BARICENTROS 167
z~ [4.7]
• cos rp
Za
cos cp
resulta finalmente
Z 'Q-- [4.9]
168 GEOMETRÍA DE LAS MASAS 4
x'G n
~m;
1
1
[4.10]
y'G
Z'
G n
Lm;
1
Expresiones que definen el centro de masas, en una forma más general que
las ,[4 .4], por cua'nto contemplan la posibilidad de que las' distancias a
los planos coordenados se midan en direcciones cualesquiera.
Para conjuntos discretos de masa, ubicados en un mismo plano, si
las distancias a los ejes coordenados se miden en direcciones arbitrarias,
las expresiones a que se llega son_ similares.
t l l;
.
~m;.zi - O
}
1
. [4.11]
~mi·Y i - O
1
"
~m ¡.x¡ O
1
" .y;
Lm¡ O [4.12J
1
1.
~mi.Z ¡ O
. 1
r
I
determinar el momento de una fuerza respecto de un punto, bastaba
trazar un polígono funicular de la misma, e intersecar con los lados extre-
I mos de aquél una paralela a la fuerza trazada por el centro de momentos.
El momento estático resultaba de leer el segmento así determinado en la
escala correspondiente. Dicho procedimiento se extendía al caso de un
1
I
I
¡
sistema de varias fuerzas, para 'el que la paralela trazada por el centro
de momentos lo era a la resultante del sistema. Y particularmente, en el
caso de un sistema de fuerzas paralelas, se trazaba una paralela a la direc-
i ción común de las fuerzas.
Sea el conjunto de masas discretas m ¡ aplicadas en los puntos A¡
de figura 4 .2 Y sea z ' el eje con respecto al cual se desea calcular el
momento estático del conjunto de masas.
170 GEOMETRÍA DE LAS MASAS 4
z T . Ó
---'
A rm,) ;:; / B
/
A2 ( fn.2) /
n '2.f¡
A3 f m 3 ) f3
A 4rm4) f:t
O
.___ l y
Fig. 4 .2.
[4 .15]
De todo eIlo se deduce que el eje non pasa por el centro de masas del
sistema.
Si consideramos que en la construcción de la figura 4. 2, que nos ha
Ilevado a ' determinar un eje que pasa por el centro del conjunto de
masas, las fuerzas ideales que representan las masas m i se llevaron en
una dirección arbitraria, deducimos que, Ilevando dichas fuerzas en otra
dirección, obtendremos, mediante el trazado del correspondiente polígono
funicular, otro eje que también pasará por el centro de masas . Surge
de inmediato que este último, por pertenecer a ambos ejes, debe encon-
trarse necesariamente en la intersección de los mismos.
Es decir, que la determinación del centro de masas de un conjunto
discreto plano, puede efectuarse como si se tratara de hallar el centro
de un sistema de fuerzas paralelas, de intensidad igual a la intensidad de
las masas componentes, y aplicadas precisamente en los puntos materia-
les en que estan últimas actúan.
172 GEOMETRÍA DE LAS MASAS 4
fvxydV
%0 = fyydV
fyyyd V
Yo [4.19]
J yydV
f yzy d V
zo = fyydV
Cuando una figura plana o una línea también plana, poseen un eje
de simetría, su baricentro .p ertenece al mismo. En efecto, consideremos
la superficie de figura 4.3, simétrica respecto del eje y. De acuerdo con
lo visto en 4. 1 .2 , el baricentro de la figura se hallará sobre la recta- de
(t
acción de la resultante de un sistema de fuerzas paralelas, de dirección
cualquiera, cuyas intensidades correspondan a las masas componentes.
En este caso, el sistema se compone de infinitas fuerzas de intensidad
dF (dF = superficie elemental), que supondremos actuando en la d irec-
ción del eje y , A cada elemento de superficie dF ubicado al nivel y,
y a una distancia z del eje de simetría, corresponderá otro elemento
174 GEOMETRÍA DE LAS MASAS 4
z o
dF dF
2dF
Fig.4.3. Fig.4.4.
~
sus lados extremos nos de-
termina la recta de acción
de la fuerza ideal resul-
tante, F R, recta que, co- O
mo sabemos, contendrá el
baricentro de la figura.
Pero, por otra parte, como Fig. 4.5.
el baricentro coincide con
el centro de dichas fuerzas paralelas, y éste se encuentra alineado con los
correspondientes puntos de aplicación, la recta que une 'los baricentros
parciales define, en su intersección con la recta de acción de F R, el bari-
centro de la figura.
Cuando se trata de hallar el baricentro de una figura de contorno
irregular, tal el caso de la figura 4.6, se procede a dividir la figura en
superficies parciales mediante rectas paralelas a una dirección cualquiera,
en forma tal que las figuras parciales resultantes sean asimilables a super-
ficies cuyos baricentros sean de fácil determinación, así como también
sus correspondientes áreas. Así, en el caso que nos ocupa, las figuras
extremas superior e inferior, pueden, sin mayor error, asimilarse a super-
ficies delimitadas por arcos de parábolas, y las restantes a trapecios.
176 GEOMETRÍA DE LAS MASAS 4
e
.. o
~;?
D
1 3 Z
O
Fig.4.7.
1 BARICENTROS 177
...
M.z a == ~m i.Zi [4.20]
1
176 GBOMJn'JÚA DB LAS MASAS 4
'A
I
I
I
I
I
B "I B
. ~
I - ----4ls:
I
I
I I
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la' M I z·1
I ~~=----1---~------:
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I
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I
z C IN G IN ' o
/ ./
/
/
/
/
/
/
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/
/
/
/
I / /
I /
I 1//
I /1
I / I
I I
I / I
~- -- - E
/C z
N " //
Fig.4 .8.
[4.21]
z. = MO.cosa. = r.cos a.
y, en consecuencia,
m. z. = Be.r.cos ai • [4.22]
=
Pero Be. cos a. B" e =
B ' N'; por razonamientos análogos para los
restantes lados de la poligonal, y considerando que r NO, llegamos a =
[4.23]
Además, la masa total M .que aparece en [4.20] es, en este caso, igual a
BARICENTROS 179
NN" NO
[4.26]
GE' = GO
· 1f2 A E . N O AE.NO
Zo - [4.27]
1f2 .S S
/'
Fig.4 .9.
dS r da
i
[4.29]
y
ao .
S
l
= 2 or.da = 2r.o,. . [4.30]
2 ¡aor.z.dO
Za = [4.31]
2r.ao
Pero, z = r . cos o ,luego
2r.ao [4.32]
1 BARICENTROS 181
e integrando el numerador
2 r 2 • sen Uo r sen U o
ZG = [4.33]
2 ruo Uo
MM" MO
[4.34]
GB ' GO
1f2S r
[4.35]
r.sen U o Za
de donde
2 r 2 . sen Uo r sen u,
Z(J [4.36]
S Uo
A'C'
A'B'
1/ 2
l!:ZAB
AC
} [4.39]
e z
-,--,--------~
o
y
Fig. 4 .11. Fig. 4 .12.
[4.41]
\
b 1! =b ~. [4.42]
de donde
-b
h
lh
o
y-" d y
bh?
3
[4.43]
y reemplazando en [4.41]
. bh 2
FYo' -
- -3- [4.44]
2
Ya, = -3h [4.45]
[4.46]
[4.47]
[4.48]
[4.49] .
l
8'
T
.J
e hf M :D
Fig. 4.14.
sección un punto K. Trazando ahora por este último punto una paralela
a las bases del trapecio, dicha paralela, en su intersección con la mediana
define el baricentro
'. '
G buscado.
Para justificar la construcción anterior, dividamos el trapecio me-
diante la diagonal BC en los triángulos ABC y BCD. De utilizarse
para la división la otra diagonal, la demostraci ón sería semejante. Como
se '
sabe, los baricentros respectivos G I y G~ , se encuentran ubicados
a distancias de las bases ig~ales a los tercios CJe la altura b ' del trapecio.
Tra~~ndo por cada bari~eiitro una recta paralela a las bases, iÚchas rectas
intersecar án el lado so precisamente en los puntos S Y' ·T. Supon-
gamos actuando sobre dichas rectas dos fuerzas F I y F 2 , proporcionales
a la~ 'áreas de los triángulos ABC y BCD respectivamente. La resul-
tante de dichas fuerzasjdeales, F R, pasará por el baricentro buscado, el
que quedará determinado por J~ ' inteisección de la recta de acción de
aquélla con la mediana NM. "" , ..
:.:'. •....
Por tratarse de dos triángulos de igual altura, sus áreas resultan pro-
porcionales a las correspondientes bases b, y b 2 • Llevando a partir de '
=
Ji ' un segmento B B' b 1 , podemos imaginar aAB y B B' como
vectores representativos de las fuerzas F I y F 2 respectivamente. Si
elegirnos el punto ' 's como polo del polígono de fuerz~s' ABB', los rayos
polares resultan se; AS, BS y B' S, Y la polig6hal ASTC será el
correspondiente poligono funicular. En efecto, éF primer lado AS es
paralelo al primer rayo polar por coincidir con éste, Lo ttí,lsfuo ocurre
con el segundo lado ' ST con respecto al segundo rayo polar. EH cuanto
al tercer lado, consideremos los triángulos; "BB' S y CDT. Ambos son
semejantes por tener, por construcción, 'oos lados paralelos y de igual
lÓri~¡tud ' (B B ' y p C; BS y T D) . 'Y' consecuentemente, los lados
sip y' e X res~ltan 's er también paralelos. Y como S B' es el tercer
ráyo polar, C'T será el tercer lado del polígono funicular de las fuerzas
'! ' ! ,' . - t .
1 BARICENTROS 187
[4.50]
Pero, F /1= +
V2 . (b ¡ b:!) h; F I =
% . b:!. h Y Ji':! =
% . b I • h. En con-
secuencia, reemplazando en [4.50], y despejando Yo:
(10 .
(~(bl + b2 )
"
[4.57]
F = faxdS . [4.59]
F = sG.S . [4.61]
que es lo que queríamos demostrar.
El segundo teorema de Pappus se refiere al volumen que engendra
una superficie al girar alrededor de un eje de su plano, siendo su enun-
ciado el siguiente:
29 Teorema de Pappus.
v= aXaF. [4.64]
4 .2 . l. Definiciones.
Fig.4.2O.
'. l .
t92 GEOMETRÍA DE LAS MASAS 4
+z -z o +z
-----,----~ o
(0. ) +y +y
Fig. 4.21.
]z
.f y2d F [4.68]
2 MOMENTOS DE SEGUNDO ORDEN DE SUPERFICIES 193
[4.69]
[4.70]
,h
de donde
i = V~. [4.72]
J=F.i 2 ; [4 .73]
y -
z _
b + Yo
a+ Zo }. [4.75],
( Pero
r [4.78]
J = J a + F.d 2 [4 .79]
r
I
donde ] es el momento de inercia respecto de un eje cualquiera, ] a el
correspondiente a ~n eje baricéntrico paralelo al anterior y d la distancia
que separa ambos ejes. La expresión [4.79] se conoce con el nombre de
Teorema de Steiner, cuyo contenido reza:
El momento de inercia de una superficie 'resp ecto de un eje cual-
I
)
quiera de su plano, es iguai al momento de inercia de la misma respecto
de un eje beric émrico paralelo al anterior más el producto del área de
la superficie por el cuadrado de la distancia que separa ambos ejes.
Dividiendo la expresión [4.79] por el área de la sección F, se tiene:
]
[4.80]
F
196 GEOMETRfA DE LAS MASAS 4
i2 = i~ + d '2 [4.81]
d
y
!J'
Z _ _L- .l\- ~ z Z --L_ _ z
-+-_--l._-r-_
d
z' --l - - l_ Z'
__=_
se tiene:
Jz· =
[v" dF [4.82]
pero y' = +
y d . Luego, elevando al cuadrado y reemplazando en
[4.82] , resulta:
I
eje z, Jy 2 d F =
1", y JdF F, se tiene: =
I l., = 1", + 2dS", + Fd' [4.84]
¡
1
Dividiendo la expresión anterior por F, Y recordando que S", = F . YG •
se llega a la siguiente expresión del radio de giro respecto del eje e' en
función del correspondiente al eje z:
[4.85]
[4 .86]
l'
Pero, de la figura se tiene
[4.87]
[4.881
es decir
[4.89]
[4.90]
z Q
Z
y
b
:Z
Z'
d
r¡
y' r¡
Izo
Iu' } [4.91]
[4 .92]
[4.95]
como expresión del momento de inercia polar respecto del polo 0 ', en
función del 'correspondiente al polo
::-, .
o. '.
st ,
1;
= y ~dF ; dJzlI - zydF. [4.96]
.)
200 GEOMETRÍA DE LAS MASAS 4
y'
Fig. 4.28.
Los momentos de segundo orden respecto de los ejes z' , y' serán
JII' f Z'2 dF }
i; f r" dF . (4.99]
Jz ,'II' f z' y' dF
[4.102]
de donde
[4.103]
y fina1mente
[4.107]
/
í
\
I 11 = l !nc. = %(]z + 11/) +
12 = l
m
= %(]. + 11/) -
mlo
% \I(]z - 11/)2 + 41:V
j
/
~
\
ji
2 MOMENTOS DE SEGUNDO ORDEN DE SUPERFICIES 203
O [4.112]
[
dJz'.!!:-J
da a= a
O [4.113]
2
de donde
[4.114]
1 [4.115]
(t IY .'1 2 diferirán entre sí 45°; es decir, que el par de ejes para los
cuales el momento centrífugo es máximo o mínimo, b isecará el ángulo
que forman entre sí los ejes principales de inercia.
Calcularemos a continuación los valores máximo y mínimo del mo-
mento centrífugo. Para ello, expresemos en la tercera de las [4.101]
cos 2 a y sen 2 a en función de tg 2 a , recordando para ello que
¡
tg2a
.sen 2 a .=
V I + tg " 2 a [4.116]
1
cos2a
VI + tg 2
2a
204 GEOMETRÍA DE LAS MASAS 4
Se tiene así:
t;
[4.117]
VI + tg 2
2 a.
(máximo)
(mínimo)
1 [4.118]
v _ y .cosa - z.sena
u z.sen~ - y.cos~
} [4.119]
f "V f ZII (sen a cos ~ + sen ~ cos a) - f z cos u cos ~ - f 1l sen a sen ~ .
Finalmente, despejando tg ~ :
a) Solución numérica.
[4.123]
[4.125]
r;= F, Ij,
F; = ~!/2
F;=0!h
Y¡
F; = f;, Y4
~
~ o
2:
F; =!;,ys
!/J ~
:;-
!4 tl
!/6 l.'l
~
CIl
A; A~ A~ A~ A~ 2:
A;-A~ = Ó (cm) >
~
CIl
!
"2"'t1
Ese . F : el. cm 2
.. i cm
h, Ese. L : (3 El!!..
~J
cm
Es e.J : CJ..r?hl .h2cm4
cm
O2
FIg.4.32. ~
2 MOMENTOS DE SEGUNDO ORDEN DE SUPERFICIES 209
por la intersección con el mismo de los sucesivos lados del primer funicu-
lar, por cuanto dichos segmentos representan, en una cierta escala, los
.momentos estáticos que corresponden precisamente a las intensidades de
las nuevas fuerzas ideales.
Trazado el nuevo funicular, dos lados consecutivos del mismo deter-
minan sobre el eje un segmento, A~ A~ por ejemplo, que en la escala
correspondiente representa, a su vez, el momento estático de la nueva
fuerza aplicada en el baricentro, es decirF~ -Y l -
Pero, por ser F~,= F1'Yl, el segmento A~ A~ leído en la escala
correspondiente, representa el valor F 1 y~ y, en consecuencia, el segmento
intersectado entre él primero y último lados del segundo funicular sobre
el eje dado, A: A~= S (cm), representará en la escala correspondiente,
"
~ F¡ Y¡ . La escala de momentos de :inercia será igual a la escala de
1 .
fuerzas en que se han representado las fuerzas ideales F{, multiplicada
por la escala de longitudes y por la distancia polar h 2 del segundo polí-
gono funicular. Pero .la escala de fuerzas indicada es, a su vez , la escala
en que leíamos los segmentos Al A 2 , etc., determinados por el primer
polígono funicular; es decir, una escala de momentos estáticos igual al
producto de la escala de fuerzas en que se representaron los vectores F i :
multiplicada por la escala de longitudes y por la primera distancia polar
h l • En consecuencia, reemplazando esta segunda escala en la primera,
resulta, en definitiva:
___ 2
[4.127]
Pero [4.129]
y además
AB . Esc . Longitudes =y 1 • [4 .130]
F 1 Y1 Y1
Q1 - V2 . -----=:-- [4.131]
Esc.Mom.Est. Esc.Long.
de donde
0 1 2 . Esc . Mom . Est . X Esc. Long. . [4.132]
[4.134]
de sus propios ejes baricéntricos. El error .cometido está dado por el área
de la superficie comprendida entre el polígono funicular y la curva ins-
cripta en el mismo y tangente a éste en los puntos en que las rectas que
dividen la superficie, cortan los sucesivos lados del funicular. En efecto,
a medida que aumentamos el número de fajas en que se divide la figura,
se incrementa el número de lados del polígono funicular. En el límite,
para infinitas fajas de espesor infinitésimo, el polígono funicular, como
veremos en capítulos posteriores, se transforma en una curva denominada
curva funicular, inscripta en el primero. El área encerrada entre la curva
funicular, el eje con respecto al cual se calcula el momento de inercia
y la primera tangente, que en este caso corresponde al primer lado del
polígono funicular, leída en su correspondiente escala, nos da el momento
de inercia buscado, esta vez en forma exacta. Como en la práctica la
curva se sustituye por el polígono funicular, la diferencia de áreas nos
da el error cometido, que será tanto menor cuanto mayor sea el número
de fajas en que se divida la figura.
(bl
Fig. 4.33.
212 GEOMETRÍA DE LAS MASAS 4
[4.135]
[4.138]
n
l z = lfa ~ llF. = lfa F • [4.139]
1
dF = b.dy [4.140]
[4.141]
j, = f
o
h
b.y".dy = Y3b.h 3 • [4.1421
[4.143]
[4.144]
z
=
1/12. a 4 ; es decir, lo JII'
Si deseamos conocer el momento de
o
-¡.' inercia respecto de un eje z' que forma un
ángulo cualquiera a con z, aplicamos la
segunda de las [4. 101]. Pero, teniendo en
cuenta que lz = ly, resulta
Fig. 4.35.
[4.146]
Jz = -h iro
y3dy [4.147]
2 MOMENTOS DE SEGUNDO ORDEN DE SUPERFICmS 215
z O e
y
dy~ by
h
.e
b A
,~ JI
"
Y
I
I
216 GEOMETRÍA DE LAS MASAS 4
!I
Fig. 4.38.
2
.
MOMENTOS DE SEGUNDO ORDEN DE SUPERFICIES 217
[4.151]
JI' =
1 "
l rº º'
.
I .
:(c(
o
2
o
3
d
i
" .'
. ~;a ..
.
[4.154]
:n:r" [4.155]
Jp=2·
t, = 2!J r'y
.}o "
3
dz . [4 .158]
[4.159]
t , = 3~ f.b
3
• [4.161]
J 11 = 1'2 y .Z 2 d z . [ 4 . 163]
Recordando que y 2 = 2 pz ,
4 .2 .9 . Radios de giro.
a) Rectángulo.
'-*.~-'7tO .:.-..-,¡~
.+
%
b P
MP = (hI2) +
(hI6); la que. cortará en Q al eje Z{/. El segmento
N Q, en la escala del dibujo, corresponde al radio de giro buscado.
b) Triángulo.
. 2bh 3 h2
[4.168]
l~ = 36bh = 18 '
é) Círculo.
4D4
[4.170]
64D2
es decir
jo = %D. [4.171]
d) Sector parabólico.
[4.174]
[4.175]
2h 2
[4.177]
1;
1;
fi a:
o
a:l'l
f;. ~ :<:
- - ..¡
O,
f;; Y3 '"t:l
*
l'l
!4 g¡
z A,
!r$ I I o ·
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z
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/ Z3 o
.z;, o
lQ
· Z5 t:l
l._A; t'l
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., ~ ::)¡ ~
le
1 Ih
2
:z
......
11
~
Ii
l(> . ~
.. n
A; el
l'l
4,." ~ -c 11
l...... ~I Ul
e
A~ 'O
l"l
ló "~
A~ Ese . F = ex em
2 ¡;j
em O, '"
Ese. L = f3 ~
A~ cm
Ese . Jzy =h .cl.f./ cm4
A' cm
y
1
...,
N
~
224 GEOMETRÍA DE LAS MASAS 4
[4.179]
s; "
~ r. Yi Zi
1
---~
Escala J"y Esc . Fuerzas X Esc. Long. X n; X h2
2 MOMENTOS DE SEGUNDO ORDEN DE SUPERFICIES 225
[4.180]
\
i
-y
4 .2 . 12. Determinación gráfica exacta del momento de inercia de una
figura geométrica compuesta.
. F,
'\
'\
'\
'\
'\ m
-, o
¡¡:
iti!
z A'"
. 3
Z
~
T A; lI2
.~
F, f; Ó (c m)
Ó '(c m) ITL\6
Es e. F = C( cm'
h2 cm
h, Ese. L = (\ .sm,
I~ cm
Es e. Cu/mann = ct.rp2.h,.h2
[ s e. l1ohr = 2.et.r:? 'h l
o, O2
Fig.4.45.
2 MOMENTOS DE SEGUNDO ORDEN DE SUPERFICIES 227
[4.181]
z
y
Q .sen
Q.sen
a
~ } [4.184]
y reemplazando en [4.183]
EA = ED.sen~ [4.1861
*
O. MOHR. "Abhandlungen aus clero Gebiete des Technischen Mechanik". 1928
W. Ernst & Sohn,
2 MOMENTOS DE SEGUNDO ORDEN DE SUPERFICIES 229
Fig. 4.46.
ED = 2 R . sen a . [4.187]
. resulta
dJzII [4 .189]
J~ .
. /1
=f h 2R2dF
F
Q
[4.190J
1 r 2R
Q2dF
---.h -
-
hp
f
F
Q2dF
---.
2R
[4.191]
h Jp [4.192]
p. 2R
cualquier par de ejes del mismo origen que los utilizados para el trazado,
momento centrífugo que estará dado por la d istancia del polo P a la
cuerda correspondiente al par d e e jes considerado.
Supongamos ahora que en la figura 4.46 mantenemos invariable la
posición del eje z, y hacemos girar el y en torno a O. El punto D se
desplazará sobre la circunferencia y, cuando y se superponga con z, D
coincidirá con B, Y la cuerda B D se transformará en la tangente en
B a la circunferencia. Pero, cuando . y y z coinciden el momento cen-
trífugo se transforma en el momento de inercia. Por otra parte, la dis-
tancia h p del polo a la cuerda se transforma ahora en la distancia h J
del mismo a la tangente en B a la circunferencia. En consecuencia: •
[4.193]
[4.194]
(b)
Y,
Fig.4.48.
-y
+z -z
+y
Fig. 4.49.
234 GEOMETRÍA DE LAS MASAS 4
forma tal que el signo del producto de las coordenadas del polo corres-
ponda al signo del momento centrífugo.
La circunferencia de Mohr puede construirse sobre cualquiera de
los semiejes, positivos o negativos. En la figura 4.49 se ha procedido a
la construcción de la circunferencia para los cuatro semiejes, determi-
nándose en las mismas las direcciones principales de inercia, para una
superficie cuyos momentos de segundo orden con respecto al par de ejes
z ,y, respondan a las siguientes características: ] z < ] y y ] Zif < O. En
los cuatro casos el polo se ha ubicado en forma tal que el signo del pro-
ducto de sus coordenadas corresponda al signo de JZY,; es decir, negativo.
Interesa conocer la forma de determinar el signo del momento ceo-
trífugo respecto de un par de ejes, en la circunferencia de Mohr,
Consideremos para ello la circunferencia de Mohr de la figura 4.50,
construida sobre el eje z del par de ejes coordenados z, y. Sea. z ' y'
1j
Fig. 4.50.
estar ubicado entre dos semiejes de igual signo, tendrá con respecto a
z" y' un momento centrífugo elemental positivo; es decir,
Q2dF
d1 Z' JI' = 2:R. h [4.196]
Fig. 4.51.
iJ
238 ' GEOMETRÍA DE ~AS MASAS 4
Fig. 4 .52.
Jr RR' QQI
[4.199]
JP RP QP
Jz Jv Iv [4.200]
JP
- RP QP
2 MOMENTOS DE SEGUNDO . ORDEN DE SUPERFICIES 239
Fig.4.53.
240 GEOMETRÍA DE LAS MASAS 4
minan sobre éstas y sus paralelas los puntos R, R'; J J'; Q y Q'.
Por construcción tenemos
K.RR'
J"
J"
J""
K.QQ'
K.JJ'
}. [4.201]
5 . l . Generalidades.
Consideremos un plano re, figura 5.1, sobre el que actúa una carga
distribuida normal al mismo.
Cuando las fuerzas distribuidas actúan en forma continua sobre la
superficie, podemos imaginarlas como un conjunto de infinitas fuerzas
242 FUERZAS DISTRIBUIDAS 5
lim ( I1Q )
I1F AF=O
= dQ --;- q ,
dF
[5.1]
Fig. 5 .2.
dP = 1 1
q(s)ds.dl q(s)l.ds [5.2]
de donde
dP
_ q(s).1 = pes) . [5.3]
ds
I l
I
R y
cuya intensidad variable sea p(z). Para un punto ubicado a una abscisa
z, la fuerza elemental será dP = p(z)dz, y la resultante R del sis-
tema de infinitas fuerzas elementales será tal que responda a las siguien-
tes ecuaciones de condición
F = llYdz. [5.6]
de donde
¡ly.z.dZ
G
[5.8]
[5.10]
Finalmente, comparando las [5.9] con las [5.6] Y [5.8] .se tiene:
R = K.F
r [5.11]
Fig. 5 .5.
a
mente dicha tangente extrema. Es decir, que la ordenada de un punto
cualquiera S de abscisa z de la curva funicular será:
Yo = f(z) . [5.12]
s
PA
PB
Z
. 8=0
Al
I
I
Al!
8,
~
d
---- Yi
1
.PY¡'-='-=---- - - I
I
I
I
I y
I
I
I
I
I
I
I
I
'-A 2
- Fig. 5.7.
6 DETERMINACiÓN ANALÍncA DE LA CURVA FUNICULAR 251
[5.14]
[5.15]
de donde
[5.19]
y(z) = .1-Z 1 o
1
p(~) (1- Dd~ - 1Z o
p(~)(z
.
- ~) d~ . [5.21]
Veamos a qué ecuaciones conduce la expresión [5. 21] para los casos
más comunes de cargas distribuidas: carga uniformemente repartida y
carga de variación lineal.
Si la carga es uniforme
y la [5.20] conduce a
[5.24]
6 DETERMINACIÓN ANALÍTICA DE LA CURVA FUNICULAR 253
. dy(z)
dz
lhp(I-2z) o [5.26]
de donde
z lh 1 ., [5.27]
En consecuencia:
p12
Y mlÍx = 1/2 p(lh J2 - % J2) = --o [5.28]
8
z
p(z) = -¡p. [5.29]
z ,0=8
z
2
C'
B'
R
~=PI2
6
Fig. 5.9:
256 FUERZAS DISTRIBUIDAS 5
con respecto al eje de referencia A' B', bastará para ello tener en cuenta
que el segmento A' A" = m (cm) representa el momento estático de R
respecto de A, es decir, VI; p1'2. En consecuencia, la escala resulta ser
VI; • pf'J.
Escala y - [5.34j
m(cm)
B O
M R o
110 '11,
~
-r<;,
dz dz H
!1,íd(dyd Y)
. -" .-r'" d
110 L,. _.J dy
(a ) ,1' )' A'
dz dz b
( ) h
y
Fig. 5.11.
1 [5.38]
8 TENSIÓN DE LA CURVA FUNICULAR 259
G2 = O [5.39]
[5.40]
de donde
pI
[5.41]
2h
6. l. l. Generalidades.
lo que sigue, nos ocuparemos del estudio del equilibrio de chapas o sis-
temas de chapas, vinculadas entre síy cargadas en su plano.
Definiremos como vínculo toda condición geométrica que limite la
posibilidad de . movimiento de un cuerpo.
En el caso de la figura 6. 1, el punto A está unido mediante una
barra rígida al punto B el que, a su vez, se encuentra vinculado con
tierra mediante una articulación. Como la distancia AB es invariable,
z o
I
I
I
IY'
I
I
I
I Z'
0----,-_
A'
Ij
6. 1 .3 . Grados de libertad.
z o
y
Fig. 6.3.
[6.1]
[6.2]
I '1
OA= OA'; OB = OB'. [6.3] 1
I
1
I
'-...----.-.----.-
6 . 1. 5 . Vínculos.
(a)
Ce) (d )
Fig. 6.9.
~
se lo representa indistintamente en la forma
. . indicada en la figura 6. 10 b ó c . Final-
mente, .el apoyo de tercera especie fija un
(b) punto y una dirección, con 10 que evidente-
mente la chapa queda fijada a tierra. Tal
el caso de la figura 6. 11 a donde, para la
2
sección extrema de la chapa representada,
se ha fijado el punto A de la misma y la
.
. (e )
dirección n-no Es decir, que otro punto B '
de la sección, al encontrarse fijo A, debe
Fig. 6. 10. necesariamente desplazarse en la dirección
normal a AB pero, a su vez, se le ha im-
puesto la condición de desplazarse en direcci ón -n-n, no coincidente con
la anterior. En consecuencia, se halla impedido de moverse. Al tener la
chapa dos puntos fijos, como los restantes se hallan vinculados con éstos
por la condición de rigidez, la chapa resulta inmóvil. En la práctica se
10 representa en las formas indicadas en figura 6. 11 b, e y d.
El apoyo de segunda especie puede lograrse también disponiendo
dos bielas concurrentes a un punto, como muestra la figura 6. 12. En
este caso, la existencia de la biela AB obliga al punto A a desplazarse
en la dirección non, normal a AB . mientras que la presencia de la
segunda biela AC exige que su desplazamiento ocurra en la dirección
m-m, normal a A c . Al no coincidir ambas direcciones, el desplazamiento
n
'~ ~ ~
(b) ~) (d)
Fig. 6 .11.
1 LOS SISTEMAS PLANOS VINCULADOS 271
Fig. 6 .13.
~\
A ...---...--- "'-. B ó exista el apoyo e y que la chapa se
\ <,
~
encuentre sustentada únicamente por los
apoyos móviles A y B. La existencia
'm del apoyo móvil en A obliga a este pun-
Fig. to a desplazarse en la dirección m-m o,
10 que es 10 mismo, el desplazamiento
de A es consecuencia de una rotación infinitésima de la chapa en torno
de un polo ubicado en un cierto punto de la normal a m-m trazada por A.
Otro 'tanto ocurre con el punto B, obligado a desplazarse según n-n, 10
que equivale a suponer una rotación en torno de un polo ubicado sobre
la normal a aquella dirección. La simultaneidad de ambos desplazamien-
tos supone la existencia de un polo común de rotación, el que, necesaria-
mente, debe encontrarse sobre la intersección de las normales a las direc-
ciones de los dos apoyos m óviles, es decir, el punto a. Lo anterior nos
permi:te concluir que dos apoyos móviles equivalen, desde el punto de vista .
de la sustentación de una chapa, a un apoyo fijo o articulación ubicado
en el punto dé intersección de las normales a sus correspondientes direc-
ciones. En este caso el apoyo fijo o articulaci ón se denomina ficticio.
Sentada la existencia, en el caso considerado, de un apoyo fijo fic-
ticio en O , la chapa podrá experimentar rotaciones infinitésimas en torno
al mismo, y el punto e se desplazará en la dirección p-p, normal a ca.
Luego, si colocamos en e un apoyo móvil cuyo plano de rodamiento
coincida con la dirección p-p, este último vínculo resulta ' ser aparente
. I por cuanto permite al punto en que está apli-
I cado desplazarse en una dirección ya impues-
- '- ta por las condiciones de vínculo existentes
en la chapa.
En el caso de la figura 6. 16, donde la
chapa se encuentra sustentada mediante tres
apoyos móviles de una misma dirección, I~
bién existe vínculo aparente, por cuanto las
normales a la dirección de los apoyos con-
curren a un punto impropio. En este caso
el desplazamiento posible de la chapa es una
Fig. 6.16. traslación.
1 LOS SISTEMAS PLANOS VINCULADOS 273
n
~Mt
1
= O. [6.4]
n
~Mt - O
1
~H.
1
n
- O } [6.6]
n n
~ p• . sen <Pi(ZA - z.) - ~Pi' COS <P¡(YA - Y.) =O
1 1
n } [6.7]
~
1
p •. cos '<pi = O
Fig.6 .24.
. Fig. 6 .26.
~} 4'\\-
.1
O z .1 O
\A /
?rr~--:
P,\
I
(a), '
y
/
(b)
fj
/
Fig. 6.28.
Fig. 6.29.
z o
Fig. 6 .30. y
n
+~Pi[sen<pi(zA-z;)-COS<Pi(YA-Yi)] = O. [6.9]
1
"
n.; sen<p,l + Rb. sen <PB + ~ Pi. sen <Pi
1
O } [6.10]
VH~ + V~ [6.11]
y su dirección de:
[6.12]
z o
y
Fig.6.31.
n
~Pi.Sen<¡Ji
1
+ Ve =0 } [6'.13]
por ser nula la proyección del par de empotramiento sobre ambos ejes.
b) Ecuación de momentos:
Eligiendo como centro de momentos el baricentro G de la sección
de empotramiento:
n
~PI[sen <¡J f(Za -Zf) - Cos <¡Ji(Ya-Yi)] +Mc=O .
1 .
Las tres ecuaciones obtenidas son independientes, con una incógnita cada
una, y nos permiten despejar directamente los valores de He, Ve y Me.
La reacción R e queda definida mediante las expresiones siguientes que
nos dan su intensidad y dirección:
tg<¡Je
} [6.15]
286 EQUILIBRIO DE CUERPOS VINCULADOS . 6
\
V
Fig. 6.32.
1 LOS SISTEMAS PLANOS VINCULADOS 'l87
tringido dos. De ello inferimos que una articulación relativa entre dos
chapas restringe dos grados de libertad. Esta articulación constituye un
vínculo interno, .a diferencia de las articulaciones a tierra que son vínculos
externos. Si recordamos que las articulaciones externas también restrin-
Fig. 6.33.
vimos en 6. 1.5, dos, apoyos móviles equivalen a W10 fijo ficticio, apli-
cado en el punto de intersección de sus normales, y análogamente, dos
bielas son equivalentes a un apoyo fijo aplicado en el punto de concu-
rrencia de !E1S mismas. En consecuencia, el punto A 1;2 , intersección de
las rectas M N y Q R" será el polo de rotación de la chapa S2' : es
decir una articulación a tierra. Si la chapa Sl no se ~nd~entra fija, dicha
articulación se transforma en relativa entre ambas chapas,
Si las dos bielas son paralelas, la articulaci ón relativa ficticia se encon-
trará ubicada en el punto impropio de la dirección común a aquéllas.
En tal caso, el desplazamiento relativo de las chapas será una rotación
de polo impropio, es decir, una traslación.
3 9 ) Empotrando la chapa,
290 EQUILmRIO DE CUERPOS VINCULADOS 6
-T
(b)
Fig.6.36.
a una chapa fija (la S I) y, .p or otra parte, la normal all apoyo móvil
aplicado en e no pasa por A l , 2 . En consecuencia, no existe vínculo
'a parent e.
Determinaremos primeramente en forma gráfica las reacciones de
vínculo.
El procedimiento general a seguir consiste en suponer sucesivamente ]
cargada una de las chapas y descargada la restante y determinar las ,' , .
reacciones de vínculo parciales correspondientes a cada estado de carga.
Por el principio de 'Superposición de efectos, las reacciones definitivas se
obtienen como suma geométrica de las reacciones parciales ' así determi-
nadas. Para aplicar el procedimiento indicado es necesario establecer "
previamerite cuál de las dos chapas se supone cargada en primer término.
En efecto, al no existir simetría en las condiciones-cde sustentación de
aquéllas, el proceso de la determinación de las reacciones de vínculo se
simplificará o complicará según por qué chapa se comience.
Analizando la cadena cinemática vemos que la chapa SI' por en-
contrarse vinculada directamente con tierra mediante tres condiciones de
vínculo, no requiere de la colaboración de 'la chapa S2 a los efectos de
su sustentación. En otras palabras, si suprimiéramos del sistema la chapa
S 2' las condiciones de la chapa S I no resultarían alteradas. En cambio,
la chapa S2 sí requiere la colaboración de Sa , por cuanto dos de las tres
condiciones de vínculo necesarias para su sustentación derivan de la exis-
tencia de la articulación relativa A l , 2 , que constituye un punto fijo. De
ahí que, una vez cargado el sistema, la chapa S I no transmita ninguna
acción a la S 2' mientras que esta última sí lo hace a la primera.
En consecuencia, por razones de simplificación de procedimientos,
conviene suponer ,descargada primero la chapa SI'
Hallada la resultante R ¡ de las fuerzas que solicitan a la chapa S 2'
se determina el punto N en que la normal al apoyo móvil e corta la
recta de acción de R i . El punto A l , 2 , a los efectos de la sustentación
de la chapa en consideración, Se comporta como un apoyo fijo y, en con-
secuencia, es capaz de reaccionar con una fuerza -T, que debe concu-
rrir a N, por cuanto debe constituir con Ro y R ¡ un sistema de equi-
librio (figura 6 .36 b) . Descomponiendo el vector representativo de R ¡
según paralelas a las direcciones eN y Al;2N, obtenemos los vectores
representativos de R o y T. La reacción en e así obtenida será defi-
nitiva por cuanto, por las razones expresadas antes, las fuerzas que soli-
citan a la chapa SI no influyen sobre el valor de la misma. Cambiando ,
el sentido a T obtenemos una fuerza que corresponde a la acción que
transmite la chapa S2 a la S I' Componiendo T con R ¡ , resultante
292 EQUILIBRIO DE CUERPOS VINCULADOS 6
Ha
Fig. 6.37.
/
equilibrio cada una de sus partes. Esta consideración es la que nos conduce
a la cuarta ecuación que, conjuntamente con las tres anteriores nos resuel-
yen el problema.
Consideremos las fuerzas exteriores, activas 'y reactivas, que actúan
sobre la chapa S I (figura 6 .37). Las mismas admiten una resultante.
Lo mismo ocurre con las fuerzas aplicadas en la chapa S 2' Ahora bien, _
como el sistema de las fuerzas exte-
rio res debe estar en equilibrio, tam-
bién deben encontrarse enequilíbrio
las mencíonadas resultantes parciales.
Para que ello sea posible es necesa-
rio que tengan igual intensidad, la
misma recta de acción y que sus sen-
tidos sean contrarios. Pero, para as~-
gurar el equilibrio de la cadena ci- Fig. 6 .38.
nemática, dichas resultantes _parcia-
les deben cumplir una condición: que sus rectas de acción pasen por la
articulación relativa A l , 2 entre ambas chapas. Tal el caso de las fuerzas
T y -T de la figura 6 .38 . De no ser así, y si sus rectas de acción
correspondieran a las de las fuerzas TI y - TI de la figura 6 .38, las -,-
mismas tenderían a originar una rotaci ón relativa entre ambas chapas,
lo , que es imposible por cuanto el sistema debe ser fijo .
En consecuencia, la cuarta condición a cumplir por las fuerzas exterio-
res activas y reactivas es que la resultante de las fuerzas que actúen a la
izquierda o a la derecha de la articulación relativa pase por esta última
0 1 en otros términos, que su momento respecto de la misma sea nulo.
En consecuencia tendremos:
m n
1) H¿ + ~Pi.COS<pi + ~ p ¡ .cos <p¡ +
1 111+1
+ Rb.sen<pb + R c.sen<pc = O
m
3) ~ Pi. [sen <Pi(ZA - Z.) - COS <Pi (YA ..:.- Y í)] +
1
[6.18]
n ' .
+ ~P¡.[sen<pf(ZA - Z¡) - COS<Pf(Y A - Y¡)] +
·m +l .
\
/
\,' ,/'
,/'
*
,/
,,,/1
,I
(a)
z
296 EQUILIBRIO DE CUERPOS VINCULADOS 6
nos dará la resultante total R' . La recta de acción de esta última resul-
tante pasará por el punto"' "M,t y su intensidad, dirección y sentido resul-
tan de componer en el polígono de fuerzas los vectores representativos
de T y R , , Finalmente, la reacción del empotramiento será una fuerza
R e, de igual intensidad y recta de acción que R: ' pero de sentido con-
trario. El valor del par de empotramiento estará dado por el momento
de R e respecto de A, es decir, M e = R e. d. Para determinar analíti-
camente las reacciones de vínculo en el caso analizado, una vez referido
el sistema a un par de ejes Soordenados, ponemos en evidencia las reac-
ciones, eligiendo como incógnitas para la reacción de empotramiento, el
par de empotramiento y las dos componentes de aquélla, paralelas a los
ejes coordenados y pasantes por A (figura 6.39 b). ""
En el caso analizado, la reacción de vínculo en B es vertical, es
decir, paralela al eje y, con "lo que su proyección sobre el eje z será
nula. Las ecuaciones de equilibrio que resuelven el problema son las
siguientes: ~., .
2) Ve + ~Pi
m
.sen({Ji + ~ P j.sen (Pi + R
1 cÓ:
"
m+l
Ti : - O
m
~Pi.[sen<pi(zA
1
-Zi) -COS<p i(Y
. "A
-Yi)]. +
[6.19]
+ ~" P j. [~en <Pj(ZA - Zj) :- S9~ 9'j(YA -
m+l
"
+ RB(ZA - ZB) + Me :- .0
4) "
~Pj.[sen<pj(ZD - Zj) - cOS<Pj(YD"':- Yj)] +
m+1. ",-
Al enunciar en el pará-
grafo anterior las distintas for.·
mas en que podían distribuirse
las condiciones de vínc ülo en
una cadena cinemática cons-
tituida por dos chapas articu-
ladas entre sí, mencionamos
.el caso en que estuvieran apli- (d)
cadas dos condiciones a cada
una de las chapas, constitu-
yendo una estructura denomi-
nada arco a tres articulacio- In
nes. El nombre deriva del el . ..
hecho que, efectivamente, di-
cha' estructura posee tres ar-
~_~_~_.§L_~
ticulaciones: dos de ellas ab- IIn
solutas, constituidas por arti-
culaciones fijas en tierra o por (b)
dos apoyos móviles en cada
chapa -en cuya caso las arti- Fig. 6.40.
culaciones resultan ficticias-
y una tercera que vincula ambas chapas entre sí, o articulación relativa.
En lo que sigue nos limitaremos al análisis del taso en que las articula-
ciones absolutas estén constituidas por apoyos fijos ," por cuanto los corres-
pondientes desarrollos, tanto gráficos como analíticos, son directamente
aplicables al caso en que se utilicen como vínculos apoyos móviles o
bielas. Consideremos el sistema de ia figura 6.40 a, sujeto a tierra me-
diante una articulación fija en A y otra en B.
,
En primer término analizaremos si el sistema se encuentra isostáti-
camente sustentado, y qué condiciones se deben cumplir para que no '
exista vínculo aparente.
Cada una de las chapas del sistema de la figura 6.40 a consideradas
independientemente, posee dos condiciones de vínculo directas a tierra,
es decir, una menos de . las necesarias para estar fijas. Evidentemente,
para cada una de las chapas la condición de vínculo restante debe resultar
de su vinculación a la otra chapa. En efecto, consideremos el punto e ,
articulación relativa, como perteneciente a la chapa 52' El único grade
de libertad que posee esta última chapa se traduce en la posibilidad d~
298 . EQUILIBRIO DE CUERPOS VINCULADOS 6
!'1
I
i
i
i
i
i
i
i
i
i
¡
Fig. 6.41.
z o
Fig. 6.42.
1 LOS SISTEMAS PLANOS VINCULADOS 301
4)
"
~ P j• [sen <pj(zo - Zj) -
.
cos <¡Jj(Yc - Yj)] -
m+l
z o
y
Fig. 6.43.
1) Ha+Ho = O
2) Va + V o '= O
3) ~M~ Va. (ZB - ZA) - Ha. (Y B - YA) = O [6~21]
4) ~Mf Va. (zo - ZA) - Ha. (Yo - YA) +
+ Ri[senlpi(Zc - Zi) - COSlpi(Yc - Yi)] - O
} [6.22]
Fig. 6.44.
1 LOS SISTEMAS PLANOS VINCULADOS 30S
Fig• .6.45.
1 LOS SISTEMAS PLANOS VINCULADOS 307
R -:¡, Y R 3 •
En los parágrafos anteriores nos hemos ocupado del análisis del equi-
librio y de la determinación de las reacciones de vínculo originadas por
fuerzas aplicadas en cadenas cinemáticas constituidas por una serie de
chapas articuladas entre sí, pero en Ias que las chapas extremas sólo lo
estaban a una chapa, mientras que las intermedias lo eran a dos. Tales
cadenas cinemáticas se denominan abiertas, en contraposición a las cade-
nas cerradas. Entenderemos por cadenas cinemáticas cerradas aquellas
cadenas en que sus chapas extremas se articulan entre sí. Resulta así
que la totalidad de las chapas que integran la cadena se encuentran
articuladas a dos chapas vecinas.
Al estudiar los grados de libertad de una cadena abierta, vimos
que su número era de n + 2, siendo n la cantidad de chapas. Por
otra parte, sabemos que una articulación, fija o relativa, siempre res-
tringe dos grados de libertad. En consecuencia, si articulamos entre sí las
chapas extremas de una cadena constituida por n de ellas, obteniendo
una cadena cerrada, el número de grados de libertad de esta última será
igual al de la abierta que la origina menos la restricción debida a la articu-
lación entre chapas extremas, es decir n + 2 - 2= n . En otras palabras,
310 EQUILIBRIO DE CUERPOS VINCULADOS 6
;o'lg. G,4G.
1 LOS SISTEMAS PLANOS VINCULADOS 311
Fig. 6.47.
312 EQUILIBRIO DE CUERPOS VINCULADOS 6
J a .r.
~-.!.!1!:!.ar
\"\" - -----
\"
\ -,
\ "'"
\
\ ""
\
"
\ "",
\
\
\
\
H
(b)
Fig. 6.51.
K
~- ~~
\"
\ -,
\ -,
-------.-
\ <, - '-
\\ ""-
\
\
\
\
11
( d)
\ \".--- ---- --
'\:.- -
"-, ........
\ "
\ ~B
\
\
\
"
M
(C)
Fig.6 .52.
1 LOS SISTEMAS PLANOS VINCULADOS 317
(a.)
Fig. 6.53.
[6.24]
[6.25]
[6.26]
y también
[6.27]
Entre los infinitos valores que puede tomar X habrá uno que anule
la ecuación [6.27], es decir, que resulte
R III = O. . [6.28]
X -- - R~(O)
[6.29]
RU Efo}
1 LOS SISTEMAS PLANOS VINCULADOS 319
Ro = p
Ri(o) + ( ----:¡;-
RE (O)
P ) [6.30)
R E(o)
11
.\6) ..
v-.
\ \ I/(e )
-V
Fig. 6.54.
320 EQUILIBRIO DE CUERPOS VINCULADOS 6
[6 .31]
[6.32]
[6.33]
[6 .34]
Fig. 6 .56.
de un sólido son fijos, éste también 10 es. En efecto, cualquier otro punto
que consideremos perteneciente al mismo sólido tiene su posición perfec-
tamente definida, por cuanto sus distancias a los tres puntos mencionados
son invariables por la condición de rigidez y, en consecuencia, no posee
ninguna coordenada libre.
De 10 anterior concluimos que un cuerpo rígido en el espacio posee
seis grados de libertad.
1C'ig. 6.57.
324 EQUILIBRIO DE CUERPOS ViNCULADOS 6
Fig. 6.:18.
a su vez, normal al plano definido por las bielas. Si, en cambio, el vínculo
está constituido por el dispositivo de apoyo de la figura 6.58 b, el punto
B del mismo deberá desplazarse juntamente con el cuerpo del disposi-
tivo, el que, por la existencia del tren de rodillos, debe hacerlo en la direc-
ción n-n, coiricidente con la de rodamiento de estos últimos.
Ambas formas de sustentación restringen dos grados de libertad, por
cuanto impiden los desplazamientos del punto B, al que se hallan apli-
cadas, en dos direcciones. En el caso de las dos bielas concurrentes, el
punto B no puede moverse en las direcciones AB y B e y, para la
segunda forma de sustentación, el desplazamiento no puede' tener lugar
ni en la dirección normal al plano de apoyo, ni tampoco según las gene-
ratrices de los rodillos.
c) De tercera especie, denominado también apoyo fijo o rótula. Ma-
terializado en cualquiera de l~s dos formas que muestra la figura 6.59;
este tipo de vínculo restringe tres grados de libertad.
En efecto, si el vínculo está constituido por tres bielas concurrentes
y 00 copleneres (figura 6.59 a), el punto B, al cual se encuentran apli-
cadas, resulta con sus tres grados de libertad restringidos y, en conse-
cuencia, es fijo, restando al cuerpo rígido al cual pertenece solamente tres
grados de libertad. Análogamente, en el caso de la figura 6.59 b, en que
(d)
Fig. 6.59.
(a)
Fig. 6.61.
Cuando no es posible hallar ejes que corten cinco de las seis rectas
de acción de las inc ógnitas , el problema admite una simplificación menor,
que consiste en determinar dos ejes que corten cuatro de las rectas de
acción de las inc ógn itas. En esta forma se obtiene un sistema de dos ecua-
ciones con dos inc ógnitas, que nos permite determinar dos de las seis reac-
ciones, las X 1 Y X 2 , por ejem p lo. Eligiendo a conti n uación otro par de
ej es, que corten las rectas de acción de las incógnitas ya determinadas y
las X 3 y X .¡ , podemos hallar, mediante el planteo de un sistema de dos
ecuaciones con dos incógnitas, los valores de X , y X o • Finalmente, uri
te rcer par de ejes que corte las rectas de 'acción de Xl' X 2 , . X 5 y X o ,
nos permite determinar en forma análoga los valores de X 3 y X 4 •
Est a solución siempre es posible por cuanto, dadas seis rectas no co-
planares, existen siempre dos ejes que cortan cuatro de ellas. Para demos-
trar el enunciado anterior partimos d el h echo de que tres rectas alabeadas
defin en un hiperboloide de una napa. Consideremos, figura 6.64, las tres
d irectrices a , b Y C Y una recta cual-
quiera m-m , que cortará la superficie
del hiperboloide en dos puntos A y B,
Pero por cada uno de estos puntos p asa
m
una generatriz del hiperboloide que, por
ser tal, se apoyará sobre tres directri-
ces y además cortará la recta m-m, es
decir que corta cuatro rectas.
Con el obj eto de acla ra r los con-
ceptos expuestos analizaremos los casos
de la figura 6.65 a y b. El primero Fig. 6,64.
de ellos se refiere a un sólido cargado
con una fuer za P y sustentado mediante seis bielas de las cuales las AF
y BF concurren al punto F, Y las BG y CG 10 hacen aG. Las
dos condiciones de vínculo restantes están ' constituidas por las bielas AD
y AE, aplicadas en los puntos D y E respectivamente.
Para d etermin a r las rea cci ones de vín cu lo planteamos seis ecuaciones
d e momento, respecto de seis ejes, entre la fuerza P y las reacciones
inc ógnitas X ¡ . Con el objeto de simplificar las ecuaciones, tratemos de
hallar ejes que corten cinco d e las seis direcciones de las incógnitas.
El eje 1-/ cumple con d ich a condición, por ser coplanar con las
bi elas A D, A F, B F , B G Y C G ., En consecuencia, tomando momen-
tos respecto del m ismo despejamos directamente la intensidad de la reac-
ción correspondiente a la bi ela AE . An álog amente, el eje II - JI resulta
ser cap lanar con las bielas A D , A E , A F, B F Y e G (con esta última
por ser paralela). De la correspondiente ecuación de momentos obtene-
332 EQUILIBRIO DE CUERPOS' VINIDLADOS 6
JV
=v
'" VI
IIV
Fig. 6 .65.
Fig. 6 .66.
7 . 1. l. Definiciones.
B B
Fig. 7.1.
nulos aplicados a ambos puntos (figura 7.2 b). Estas nuevas fuerzas,
que reemplazan en sus efectos a la barra AB, en su conjunto se deno-
minan esfuerzo interno en la barra o, más simplemente, esfuerzo en barra.
Cuando las fuerzas exteriores que solicitan a la barra tienen sentidos
divergentes, originan en la misma un esfuerzo interno que se denomina
esfuerzo de tracción y que se materializa mediante dos fuerzas que se
alejan de los extremos de la barra (denominados nudos). Tal el caso de
~A p,=-p
M
p
(d)
hP (C)
Fig. 7.2.
e
d
b
( a)
d
d
( e) e
Fig.7.3.
--v._--:::;;o--- n
m
(d )
Fig. 7 .4.
[7.1]
[7.2]
Fig. 7.5.
LOS SISTEMAS DE RETICULADO EN EL PLANO 341
Fig. 7 .6.
b' = v. [7.5]
Por otra parte, la cadena cerrada tendrá un número de grados de libertad
igual al número de barras que la constituyen, es decir 8 en el caso
analizado.
Si quisiéramos transformar el polígono que constituye la cadena ce-
rrada --polígono que por otra parte también puede ser cruzado- en
tina chapa rígida e indeformable, debemos agregarle un número de con-
diciones de vínculo interno igual a la diferencia entre el número de
342 SISTEMAS DE RETICULADO 7
b" = v - 3, [7.6J
(a)
Fig. 7.7.
gan cada una tres barras al sistema y las restantes sólo una, si llamamos
b , a las barras correspondientes al primer tipo de vinculación interna y
b , a las del segundo, tendremos que el reticulado rígido resultante poseerá
. un número de barras igual a
n n
b Lb;
.1
+ b , +b. Lb¡+3r+s.
1
[7 .9]
n
b 2 LVi -
1
3n + 3r + s , [7.10]
de donde
[7.12]
b = 2v+3(r+s-n). [7.13]
b = 2v - 3 [7.14]
~
tensión.
Como es lógico, es po-
sible concebir las más va-
~
riadas formas de reticula-
A 8 dos. No obstante ello, ra·
(d ) zones prácticas, que no es
del caso analizar por no
corresponder a los alcances
del presente curso, han re-
ducido los tipos que se uti-
lizan a un número relati-
lb)
vamente limitado.
A En la figura 7. 8 he-
mos reproducido cuatro ti-
pos de reticulados utiliza-
dos en la construcción de
techos, principalmente en
galpones y naves indus-
triales.
( e)
El tipo (a) correspon-
A
de a la forma más simple,
E y se construye generalmen-
te de acero o madera. Cons-
tituye un sistema rígido
que cumple con la condi-
ción [7 .3] , poseyendo, en
consecuencia, tres grados de
libertad y requiriendo para
su fijación a tierra la im-
posición de tres condiciones
A. «í: 8 de vínculo externo, consti-
tuidas en la figura por un
Fig. 7.8. apoyo fijo A y un apoyo
móvil B. En el mismo ca-
ben distinguir dos tipos de barras: de cordón y de elme, tales las 1-2 v
1-4 ó 1-5 respectivamente, en la figura 7. 8 a . Las barras de alma ver-
1 LOS SISTEMAS DE RETICULADO EN EL PLANO 345
denominan diagonáles.
_: r·n.- La figura 7.8 b muestra otro tipo de reticulado, .~
~
mitir ' siirn.iltáneamente ~l
~~
pa~aje d~ ;áire con fines de
{Te~1:ilaci6n. ''
;1 "
~
superiores. En este caso, la
contradiagonal partiría de
un nudo del cordón supe-
A (e) ~ rior. Finalmente, menciona-
remos un cuarto tipo de
reticulado, que es el que
muestra la figura 7.10 d.
Se trata de la denominada
viga K, cuya rigidez pue-
de establecerse fácilmente
Fig. 7.10. com enzan do su análisis a
partir del montante central.
El estudio de los distintos tipos existentes de reticulados para tramos
de puentes, aparte de los mencionados, las. razones que abonan las dis-
posiciones de barras de cada uno de ellos, y el análisis de sus ventajas
1 LOS SISTEMAS DE RETICULADO EN EL PLANO 347
Fig. 7.11.
8 '1;8 7;-8
( b) (e)
Fig. 7.12.
[7.15]
[7.16]
IT I -
N [7.19]
! T 7- s l = . [7.20]
F ig. 7 .13.
[7.21]
de donde
[7.22]
Fig. 7.14.
Este corte afecta, aparte de las barras 7-13 Y 12-13, las barras
A-12 y B-15. Planteada con respecto al nudo 13 la condición de nuli-
dad de momentos de las fuerzas que actúan sobre la chapa S2' en la
correspondiente ecuación aparecerán otra vez los esfuerzos correspon-
dientes a las barras A-12 y B-15. Tendremos así un sistema de dos
ecuaciones entre las incógnitas T A_TZ y T B-15' que nos resuelven el pro-
blema y cuya expresión es la siguiente:
} [7.23]
v
II u
ffI
IV
.1 I I
I
Fig. 7.15.
356 SISTEMAS DE RETICULADO 7
ticales trazadas por los apoyos determinan los puntos M y N , los que,
a su vez , definen una recta denominada lado de cierre del polígono funi-
cular. Trazando por el polo O una paralela a dicho lado de cierre, la
misma determinará sobre el polígono de fuerzas un punto que define los
vectores representativos de dos fuerzas que serán las reacciones de vínculo
R¡ y R u ' En efecto, el sistema P, , P: ... , P" , R,[ Y R n debe en-
contrarse en equilibrio, y la condición gráfica para que el mismo se veri-
fique es que el sistema posea polígonos de fuerzas y funicular cerrados.
Si M -1 es uno de los lados del funicular de R .I , el otro lado debe
cortarse con el anterior precisamente en M . Otro tanto ocurre con el
funicular de R u , cu yo segundo lado debe pasar por N. Ahora bien,
si el polígono funicular del sistema debe ser cerrado, necesariamente el
primer lado del funicular de R .t Y el segundo del correspondiente a R B ,
deben coincidir. Por consiguiente, la recta M N corresponde a dichos
lados extremos del polígono funicular del sistema en equilibrio. El rayo
polar correspondiente será el rayo 6 , obtenido trazando por O una
paralela a M N. En consecuencia, en el polígono de fuerzas el vector
representativo de R .I quedará definido por el rayo 6 como primer rayo
polar y el O como rayo extremo y, a Su vez, R II lo será por los rayos
5 y 6 en ese orden.
Si consideramos el corte n-n que afecta las barras 1 -2 ,. 1 -9 y
9-10 , a la izquierda d el mismo sólo actúan las fuerzas P , y R ". En
consecuencia, la resultante izqu ierda relativa al corte n-n se obtendrá
componiendo las dos fuerzas mencionadas. El polígono funicular de P ,
y R¡ está constituido por los lados NM (primer lado); M-[ y I~II
(lado extremo). La recta de acción de la resultante R¡ pasará por el
punto de intersección de M N con 1- II (punto K en la figura 7. 15)
y, por tratarse de un sistema de "f uerzas paralelas, su recta de acción será
de la misma dirección que las fuerzas componentes. Su intensidad y
sentido surgen de inmediato del polígono de fuerzas.
Vemos así cómo el polígono funicular, ea el caso dé un sistema de
fuerzas paralelas, nos perm ite determinar la resultante izquierda (o dere-
cha) en forma expeditiva para cualquier sección.
Si quisiéramos aplicar el método de Culmann para calcular los es-
fuerzos en las barras afectadas por el corte, bastaría determinar la recta
auxiliar en la forma indicada en la figura 7 . 15 y descomponer R ¡ en
el polígono de fuerzas, en la forma vista en 7 .1.5 (la descomposición se
ha omitido en la figura). "
El polígono funicular permite simplificar la aplicación del método
de Ritter. "E n efecto, al estudiar en el capítulo 2 las propiedades y las
aplicaciones del polígono funicular, vimos que éste nos permitía determi-
nar gráficamente el momento de una fuerza respecto de un punto cual-
LOS SISTEMAS DE RETICULADO EN EL PLANO 357
[7.24]
P, J3 !1
r
S
< 2 3
-:
¡
r
!
. S ~-~-~-~-~ A I
I 'F'---------- I
I I
I I
kl~-~--t--~-------- I
---__.. T?s
~
~~~
tI
------.. ~~
~~
~~~
~
1
JI
t
1
I
1 !-
Fig. 7.16.
trazando por S una vertical, la misma nos determina una ordenada 1lR
que, leída en la escala correspondiente, nos da el valor del momento de
la resultante R¡ co~ respecto al punto S. Finalmente, dividiendo este
valor por la distancia entre la barra 1-9 y el punto S, obtenemos el
del esfuerzo T 1.9' El signo correspondiente se determina en la forma
conocida.
0.-6
~J
Rf
;2 1-
0-6
R,
T,-2
(C)
(b) 7;-3
T, 7;-3 .
Fig. 7. 17.
362 SISTEMAS DE RETICULADO 7
Fig. 7.18.
~r-----
t y los esfuerzos en las barras que c0t:l-
curren al nudo, b-d y d-a. El pri-
I mero de ellos, al considerarlo apli-
I cado al nudo opuesto de la barra,
I cambia de sentido, denominándose en
Fig. 7 .19. consecuencia d-b, 10 que surge de
inmediato al recorrer este nudo en el
orden cíclico establecido, para el cual la barra en cuestión separa las
zonas d y b en este orden, correspondiéndole la designación d-b . De 10
anterior surge de inmediato que, en el polígono de fuerzas, no es necesario
indicar los sentidos de las fuerzas, por cuanto el mismo surge, para cada
descomposicióñ , de la secuencia en que aparecen las letras que designan
; l cada fuerza.
. - _
.
, ' .- -
. , ", . . ...'--.'.---'
éste el orden en que aparecen dichas letras al recorrer el nudo en el
orden cíclico.
(~/
\
\
C\ e
\
\
A / '~ B
L a e scala del p olí gon o d e fuerz a s usad o para d eterminar R ; y RII es d oble
de la correspondiente al diagrama d e MaxweIl - Cremona,
Fig. 7.20.
[7.25]
Entre los infinitos valores que puede tomar X, habrá uno que co-
rresponderá al verdadero valor del esfuerzo en la barra A-B del sistema
real y para dicho valor del esfuerzo en A-Bel esfuerzo· en la barra
sustituta es nulo, por cuanto dicha barra no existe en el sistema- real.
En consecuencia, en la [7.26], T lO - 11 será nula cuando el valor de X
corresponda a T A-B' 10 que nos permite despejar el valor de X:
X T A _B - [7.27]
T = To _ T~O_11 Tu [7.28]
H i-1 TU i-1 •
10-11
pueden estar constituidos por una biela fija a tierra; los segundos por
dos concurrentes al punto que se desea fijar, y los terceros por tres bielas
concurrentes y no coplanares.
Si designamos con Al, Aj! Y As los apoyos de 1~, 2~ y 3~ especies,
respectivamente, el número de bielas de vínculo externo podemos expre-
sarlo mediante
B' = Al + 2A + 3As
2 , [7.30]
de donde
B + Al + 2A + 3As = 3 V
2 . [7.31]
b = 3 + 3(v - 3) = 3v - 6 . [7 .32]
b + b' = 3v - 6 + 6 = 3v [7 .34]
Fig. 7.24.
+'l4
B' +
Fig. 7 25.
374 SISTEMAS DE REn~ULADO 7
positivo para las barras el que resulte para las mismas al recorrer el cua-
drilátero en el sentido dextrorso. Demostraremos a continuación qué con-
diciones geométricas deben verificarse entre las direcciones de las barras
del cuadrilátero y las de los desplazamientos posibles de sus vértices
para que el mismo resulte .deiormeble, para así, estableciendo las condi-
ciones opuestas, determinar la condición complementaria de rigidez e in-
deformabilidad del mismo. Para ello aislemos una de las barras, la AB
por ejemplo (figura 7 .26) Y ubiquemos una terna de ejes coordenados
\ . A' /'1
~--..........,.~------------p
!J
Fig. 7.26.
a ,l ,
a B, =a
a A • cos
B
1l,1B
.COSll~B
} [7.36]
Trazando por B'" una paralela a A' A'" Y por A' otra al eje x, de-
terminamos un punto M, Y trazando ahora por este último una paralela
al eje y y por B' una al eje z, definimos un segundo punto N. Po-
demos escribir
__ 2 _ 2 __2 __ 2 __2
[7.40]
[7.41]
r
a o .cosa~D aD·cosagD [7.43]
a D.cos a~A a A .cos a~A
cos alB .co~a~w'cos a~D'cos abA = cos a1B .cos a;o .cos agD.cos a~A [7 .44]
Fig. 7.27.
2 LOS SISTEMAS DE RETICULADO ESPACIALES 377
[7.45]
( C)
. Fíg. 7 .29.
380 SISTEMAS DE RETICULADO 7
!I
Fig. 7.30.
2 LOS SISTEMAS DE RETICULADO ESPACIALES 381
mos PilJ), P,y y Pi; a las componentes de 'Pi según las direcciones de
los tres ejes coordenados, T i j en forma genérica al esfuerzo en las distin-
tas barras que concurren al nudo i y cos aij, cos ~ij y cos Yij a los
cosenos directores de aas direcciones de las mismas, la condición de equi-
librio del nudo, expresada, analíticamente, será:
PilJ) + ~"
1
Tij.cosaij = O
r; + ~" Tij.cosYij =
1
O
4'iP::::--- ~3
( b)
4 ~ ~ 3
~-----~J
J
(c ) (d )
Fig. 7 .31.
T ii = T fi + X.T ri [7.48]
384 SISTEMAS DE RETICULADO 7
[7.49]
Entre los infinitos valores que puede asumir X, habrá uno que
anule la exp resión [7.49]. Pero si T 4-5 es nula, ello significa que el
esfuerzo X es el que corresponde a la barra 5 - 8 en el sistema primi-
tivo por efecto de las cargas exteriores, pudiendo en tal caso suprimirse
la barra sustituta sin que el equilibrio del sistema de reticulado resulte
afectado. En consecuencia, podemos despejar el valor de X de la [7.49]:
X [7.50]
las cargas que concurren a los nudos de un mismo paralelo son, en este
caso, iguales entre sí y verticales.
Consideremos la cúpula de planta cuadrada inscripta en una semi-
esfera de la figura 7.33, de la que se nos pide calcular los esfuerzos en
las barras debidos al peso de la cubierta. Éste actúa distribuido sobre la
superficie de la cúpula y cada nudo de un mismo paralelo estará afec-
tado de igual superficie cargada. En consecuencia, tendremos que P l t::::
= = =
P2 Pa P 4 y, por las mismas razones, para el paralelo intermedio
se verificará que P s '= Pe = P 7 = P g •
(a)
lb)
Fig. 7.33.
barras del paralelo que concurren al nudo y otra según el eje de la barra
1-5, Y descomponiendo luego la primera según las direcciones 1-2 y
1-4, obtenemos los esfuerzos en las barras que concurren a l . Los
correspondientes polígonos de fuerzas aparecen en la figura 7.33 a. Pa-
sando ahora al nudo 5, componemos el esfuerzo transmitido por la barra
5.1 con la carga exterior P6' Y luego equilibramos la resultante R ~
de las mismas con fuerzas actuando según la dirección de la barra 5 - 9
Y la bisectriz del ángulo 8 -5 - 6. Finalmente, esta última la descompo-
nemos en las direcciones de las barras 5 - 6 Y 5 - 8, con lo que tenemos
establecido el equilibrio del nudo, resultando nulo, como es obvio, el
esfuerzo según la diagonal 5-12 (figura 7.33 b).
En el nudo 10, una vez conocido el esfuerzo T 10 - 0 = T O- 6 ' se 10
equilibra mediante tres fuerzas cuyas rectas de acción sean los ejes de
las barras 10-9 y 10-11 Y el de la biela vertical aplicada en 10, 10
que nos permite obtener el valor de los esfuerzos en las mismas.
8. Los sistemas de almo llena.
8 . 1 . l. Definiciones.
\ 17
\
\
(d)
Ce)
Fig. 8.1.
SISTEMAS PLANOS DE ALMA LLENA 391
M .=Ri.d
Md = Rd.d
} [8.1]
magnitud y signo, por cuanto los diagramas se orientan conforme con las
convenciones adoptadas. Permiten, por otra parte, formarse una compo-
sición de lugar sobre la forma en que varían de sección a sección los
esfuerzos característicos, y en cuáles de ellas alcanzan sus valores máxi-
mos, mínimos y nulos.
Fig.8.S.
nos ocupa, todas las fuerzas -activas y reactivas- son verticales; .es
decir, paralelas al plano de la sección, la resultante de las mismas también
lo será y, en consecuencia, su componente normal a aquélla, es decir, el
esfuerzo normal, será nulo.
Para la viga simplemente apoyada, el trazado de los diagramas de
características puede realizarse tanto gráfica como gráfico-numéricamente.
Si las cargas aplicadas a la viga son continuas, cabe también la deter-
minación analítica de funciones que nos den las variaciones del valor de
las tres características a lo largo del eje de la viga.
Consideraremos primeramente la determinación gráfica de los dia-
gramas de momentos f1exores y esfuerzos de corte de una viga simple-
mente apoyada, de eje horizontal, sujeta a la acción de un sistema de
fuerzas concentradas (figura 8.6).
Hemos visto en 7. 1 . 7 que, para un sistema de fuerzas paralelas en
equilibrio, las ordenadas del polígono funicular de las mismas; referidas
al lado de cierre, nos dan los valores de los momentos de la resultante
izquierda con respecto a los puntos ubicados sobre la vertical coinci-
dente con la ordenada. Ahora bien, de la definición de momento f1exor en
una sección sabemos que precisamente éste resulta, en valor absoluto y
signo, igual al momento de la resultante izquierda de la sección consí-
derada con respecto a su baricentro. En consecuencia, el polígono funicu-
lar, refe,lido al lIado de cierre, nos da,en este caso, directamente el dia-
grama de momentos f1exores de la viga simplemente apoyada.
En la figura 8. 6, una vez llevados uno a continuación de otro -por
tratarse de fuerzas paralelas- los vectores representativos de las distin-
tas fuerzas en el orden en que aparecen al recorrer la viga de izquierda a
derecha, elegimos un polo arbitrario O y trazamos un polígono funicular .
cuyos lados extremos, al cortarse con las verticales de los apoyos, deter-
minan dos puntos M y N que, unidos mediante una recta, definen el
lado de cierre del polígono funicular. Trazando por O una paralela a
dicho lado de cierre, la misma determina sobre el polígono de fuerzas
un punto K que define los vectores representativos de las reacciones
de vínculo R A y R B •
Como el polo O fue elegido en forma arbitraria, el lado de cierre
resulta inclinado, Interesa generalmente que los diagramas de caracte-
rísticas estén referidos a ejes horizontales. Para que ello ocurra es nece-
sario que el lado de cierre también lo sea. En consecuencia, si se desea
rectificar el diagrama de momentos f1exores, bastará trazar por K en
el polígono de fuerzas una horizontal (rayo polar paralelo al ,lado de
cierre) y ubicar sobre el mismo el nuevo polo. Si deseamos que el dia-
grama rectificado resulte en la misma escala que el primitivo, será nece-
sario mantener la misma distancia polar, por 10 que el nuevo polo O'
se encontrará en la intersección de la horizontal trazada por K y la
SISTEMAS PLANOS DE ALMA LLENA 399
vertical bajada por O. Trazando con este polo un nuevo polígono funi-
cular, como es f ácil de observar en la figura, los lados extremos del mismo
determinan sobre las verticales de los apoyos dos puntos Mi y Ni ubi-
cados sobre una recta horizontal.
és e. de foereas á kg/ cm
Esc.de long. (3 mj cm
Ese.de ·'11 a ¡3.h .Rgm/cm
Diagrama d e Q -R8
Fig. 8.6.
[8.2]
de donde
[8.3]
402 LOS SISTEMAS DE ALMA LLENA
8
1].
Fig. 8.7.
o [8.4]
[8.5]
el valor del momento flexor.. E'l valor máximo ocurrirá para la 's ección
más alejada de A, es decir, en coincidencia con P 1 • Será suficiente
calcular este valor para poder trazar el diagrama entre A y P 1 •
Tenemos así:
[8.6]
R A • (l- Z 2) - P1(Zl - Z 2) )
{ ... h . .. _c{'
Fig. 8.8.
vector representativo de R A ' .}O que nos permite obtener el punto Mil,
que determina la ordenada del diagrama que mide el valor del esfuerzo
de corte en la sección extrema izquierda A. En las secciones que se
suceden a la derecha de A, el esfuerzo de corte varía de una a otra,
por cuanto la carga actuante es continua, y las correspondientes ordenadas
del diagrama irán disminuyendo en valor, por cuanto debemos ir restando
cargas que se suceden en forma continua. Al llegar a la sección 1 -1 ,
coincidente con la primera línea divisoria de . cargas, la carga a restar a
R A será R 1 , obteniéndose el punto S/. Pero entre M" y S' el dia-
grama no será constante sino que variará en forma continua. De manera
análoga obtenemos los puntos T', 'V ' ... W ', y N" que, unidos me-
diante una curva que contenga a todos ellos, nos da el diagrama de
esfuerzos cortantes.
Cuando la carga es uniformemente distribuida; es decir, si
B
.T Ra
mmrmTTmll>'!IN
I
I
iI
f1'
1 N'
¡"ig 8 .Y
406 LOS SISTEMAS DE ALMA LLENA 8
Trazado un eje de referencia horizontal M' N' Y llevando por sus extre-
mos dos segmentos M' M" Y N' N", iguales respectivamente a R A y
-RB , tendremos dos puntos por donde pasará el diagrama de esfuerzos
de corte.
Dividiendo la carga distribuida en cargas parciales e iguales entre sí
R 1 , R 2 , ' " = PA, siendo A la separación entre divisorias de carga, lle-
vamos sobre la vertical de la primera de ellas y a partir de la horizontal
trazada por M" un vector representativo de R 1 , en la escala en que
hemos representado la R A' El extremo de dicho vector será un punto
del diagrama de esfuerzos de corte. Procediendo en forma análoga con
las cargas R I , R 2 , etc., obtenemos nuevos puntos del diagrama, puntos
que evidentemente se hallan sobre la recta M" N" por cuanto, como es
dable observar, los segmentos M" TI, T 1 T 2 , T 2 T g , etc., tienen todos
la misma pendiente.
Si la carga distribuida. varía según una ley lineal (carga triangular
o trapecial), la curva funicular correspondiente es una parábola cúbica.
En consecuencia, para el trazado del diagrama de momentos flexores pue-
de procederse sea descomponiendo la carga en cargas parciales y operando
con las correspondientes resultantes como si se tratara de fuerzas con-
centradas, en la forma vista al considerar el trazado de los diagramas de
momentos flexores y esfuerzos de corte correspondientes a una carga que
responde a una ley arbitraria, o bien simplemente proceder al trazado
de la curva funicular en la forma vista en 5. 1. 6 (figura 5. 10) Y refe-
rirla luego a la recta definida por las intersecciones de las tangentes
extremas con las verticales de los apoyos. En cuanto al diagrama de
esfuerzos de corte correspondiente a este caso, sólo diremos que responde
a una función de segundo grado (parábola cuadrática), lo que justifica-
remos en los parágrafos siguientes.
SISTEMAS PLANOS DE ALMA LLENA 407
8.1 .5 . Relaciones analíticas entre las funciones que definen los diagramas
dep, Q y M.
Sea, figura 8. 11, MM" una curva continua expresablo por una fun-
ción P = P (z) que define la línea de carga correspondiente a una cierta
carga distribuida aplicada a un tramo de eje rectilíneo. Supongamos
conocidos los correspondientes diagramas de esfuerzos de corte y momen-
tos flexores, definidos a su vez 'por dos funciones continuas y derivables
Q (z) y M (z) respectivamente.
Llamemos R ; a la resultante de las fuerzas ubicadas a la izquierda
de una sección cualquiera S -S, de abscisa z.
Por definición de esfuerzo de corte, para dicha sección tenemos:
R; = Q(z) . [8.12]
d --+-
,.'íllIZ)
T
I d,'ílI ---I
1
-r--
Fig. 8.11.
dR i = dQ(z) [8.14]
y finalmente
dQ(z)
p(z) [8.16]
dz
M(z) = R •. d , (8.17]
410 LOS SISTEMAS DE ALMA LLENA 8
d
M(z) + dM(z) = R.(d + dz) + p(z) -2- .
Z2
[8.19]
expresión que nos dice que la función que establece la ley de variación
del esfuerzo de corte es la derivada primera de la función que define la
ley de variación del momento flexor.
Comparando las [8.16] y [8.22], resulta
p(z) [8.23J
Fig. 8.12.
z
p(z) = PT' [8.26]
e integrando
z:2
Q(z) = ~P-l-+ C. [8.28]
-R A · l - ~p1.%l ,= O [8.29]
-pl
RA ,= -3- [8.30]
Es decir que se cumple
. pI p12
Q(Z)Z=l = -3 = -2T+ C , [8.31]
[8.33]
de donde
PZ<8 p1z
M(z) =--+-+C
61 6
l • [8.35]
Cl = O [8.36]
es decir que
M(z) = 6p ( lz--
Z3 )
,
1-
[8.37]
z = 0,577 .1 [8.38]
Las relaciones analíticas que hemos visto nos facilitan, por una parte,
el trazado gráfico de los diagramas de características y, por la otra, el
control de la corrección de dichos trazados. En efecto, sabemos que el
diagrama de esfuerzos de corte correspondiente a la viga simplemente
apoyada de la figura 8. 12 es una parábola de segundo grado. Las orde-
nadas extremas de dicho diagrama tendrán por valor las intensidades
de las reacciones de vínculo en A y B. Trazado un eje horizontal de
referencia M N, llevamos por M y N, en una escala cualquiera de
fuerzas, dos segmentos representativos de las intensidades de dichas reac-
ciones. El correspondiente a R Alo llevamos hacia arriba y el relativo
a R B hacia abajo, conforme con la convención de signos adoptada. Por
los extremos de dichos segmentos pasará la curva que define el diagrama
de esfuerzos de corte que, como hemos dicho, es una parábola cuadrática,
la que quedará completamente determinada una vez conocidas sus tan-
gentes extremas.
La expresión [8. 16] nos dice que, para una sección cualquiera, la
ordenada de carga correspondiente mide la pendiente -con respecto al
eje z - de la tangente geométrica al diagrama de esfuerzos de corte en
el punto del mismo ubicado en correspondencia con la sección considerada,
pues tal es la interpretación geométrica de la derivada de una función.
En consecuencia, la tangente en N~ al diagrama de esfuerzos de corte
debe necesariamente ser horizontal , por cuanto la ordenada del diagrama
de cargas sobre la vertical de dicho punto es nula. Conocida esta tangente,
obtenemos de inmediato la restante tangente extrema, ya que ambas, por
una conocida propiedad de la parábola cuadrática, deben cortarse sobre
la vertical del punto medio de la cuerda correspondiente, que a la vez
coincide con el centro de la luz de la viga. En consecuencia, uniendo el
punto M 1 (figura 8.12) con el punto S en que la tangente en N 1
414 LOS SISTEMAS DE Al,MA LLENA 8
corta la vertical del centro de la luz, dicha recta será la otra tangente
extrema buscada. El trazado de la parábola se completa por puntos y
tangentes.
Trazado el diagrama de momentos flexores en cualquiera de las for-
mas explicadas anteriormente debemos tener que, para la sección en que
el momento flexor es máximo, la tangente a la curva debe ser paralela
al eje de referencia adoptado, horizontal en el caso analizado. En efecto,
hemos visto que, en correspondencia con la sección en que el momento
flexor es máximo, el esfuerzo de corte es nulo, precisamente porque la
expresión analítica de la función que define este último es la derivada
primera de la función que establece la variación del momento flexor.Pero
por otra parte, dicha derivada nos está midiendo la pendiente; de la tan-
gente geométrica a la curva en el punto correspondiente a la sección
considerada. Además, como control, debe verificarse que la abscisa para
.la cual se anula el esfuerzo de corte, debe coincidir con la 'que corres-
ponde a M m áx •
Las expresiones analíticas de las funciones que definen los diagramas
de momentos flexores y esfuerzos de corte pueden determinarse, conocida
la ley de variación de la carga distribuida, sin necesidad de integrar esta
última función, sino simplemente aplicando las correspondientes defini-
ciones, como veremos a continuación. '
Consideremos la viga simplemente apoyada de la figura 8. 13 sujeta
a la acción de una carga uniformemente distribuida de intensidad cons-
tante igual a p. Por razones de simetría ambas reacciones de vínculo
resultan de igual intensidad, siendo su valor
[8.40]
Q( z ) ] z= !
= - lh pI
[8.42]
Q(z) ] z=o = + V2 pI
SISTEMAS PLANOS DE ALMA LLENA 415
Fig. 8.13.
p.a
- - =p =tg cp [8.49]
a
SISTEMAS PLANOS DE ALMA LLENA 417
Derivando respecto de z:
dM(z) dy
-- - tg ro • [8.51]
dz dz
dM(z) = Q(z) dy
Pero, por ser y tg <p = dz ' reemplazando resulta:
dz
Q(z) tg rp - tg co • [8.52]
418 LOS SISTEMAS DE ALMA LLENA 8
p
e
-
12 ;
-----II~~~-~-+---II----"-----I
I
T
I
L'
s: T'
¡H"
I~
I -
k1
81
1
I
'N'"
Fig. 8.16.
420 LOS SISTEMAS DE ALMA LLENA 8
= _.1. 61 (2p+PA)lT
6 pJ21 - 61PA112 =-
gAfA [8.58]
[8.59]
[8.60]
representando en la figura por el segmento M' M~, que por ser ,(JV1 A po-
sitivo, está dirigido hacia abajo. Uniendo ahora M~ con N' obtenemos
la tangente en este último punto al diagrama de momentos flexores. La
tangente en M' se corta con la anterior en el punto F, ubicado sobre
la recta de acción de R 2 • Conocidas ambas tangentes extremas, el trazado
de la parábola cúbica es inmediato.
Si observamos el diagrama de momentos flexores construido por
el procedimiento gráfico, con eje de referencia quebrado, vemos que la
quebrada LM NT constituye en realidad un polígono funicular de las
reacciones de vínculo, de modo que, generalizando, podemos expresar que,
para los sistemas de ejes rectilínos, el diagrama de momentos flexores
resulta de referir el polígono (o curva) funicular de las cargas exteriores
activas al polígono funicular de las reacciones.
Para el trazado del diagrama de esfuerzos de corte, una vez ubicado
un eje de referencia, horizontal por conveniencia, llevamos sobre la ver-
tical de A, hacia abajo, un segmento M: M" que, en la escala de fuerzas
adoptada, corresponda a la intensidad de la resultante parcial R 1 • Dicho
SISTEMAS PLANOS DE ALMA LLENA 423
[8.63]
[8.64]
[8.65]
[8.66]
1 SISTEMAS PLANOS DI;; ALMA LLENA 425
p
z •
e 4 I A
I--- - - - ¡ - - -
/. -z _------1
_2 _
I
I
I
I
)~ (a.)
Re
;-1 / : /1
A A
I z R'=-P' (b)
1- B A
I
I !
l il llliliI'IIIIi l,!' n~
¡ II! IIff:!11I11UmIDllJ11111111111111111111111 1 11 1 111 1~ /1 ~ = - MB (e)
R~' =R~ '
Fig. 8 ,17.
[8.67]
I R~ I = I R~ I [8.68]
426 LOS SISTEMAS DE ÁLMA LLENA 8
y SUS sentidos, opuestos, tales que el signo del par resulte, en este caso,
positivo, por ser negativo el par activo.
Para la sección genérica de abscisa z, por comodidad, calcularemos
la expresión del momento flexor, considerando las fuerzas de la derecha.
En' consecuencia:
[8.70]
[8.71]
ffvf"z =-IR"I
,j'-
Mn
(l.)_z)=_I lz l (l~-z)
- , [8 .72]
PB1; (1 ) [8.73]
'71/(11
UV.L z
_
- - 6I; 2 - Z •
A~ _ _",¡",_-+__-!-_-+_",*B
1--- - -
h
Fig. 8 . ra.
N"
(1- z)
p" - P 1 [8.74]
430 LOS SIS1\EMAS DE ALMA LLENA
[8.75]
p(l- Z)ll
[8.76]
6.1
p1 2
.7t1máx =--.
6
[8.77] .
A B e D E
¿;; L'! L'! L'! A
I I 1 I I
i i (a) i i i
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Sea, figura 8.21, una viga Gerber de tres tramos, sujeta a la acción
de un sistema de cargas concentradas, con las articulaciones distribuidas
de a cuer do con el esquema de la figura 8 . 20 b,
Con polo O , trazamos un polígono funicular del sistema de fuerzas
que actúa en la viga Ge rber. El punto N constituye, a los efectos de la
sus tentación de l tramo N D , un apoyo fijo, por cuanto los tramos AM
y M N, articulados en M , forman un sistema de dos chapas articula-
das con cuatro condiciones de vínculo externo, es decir, un sistema fijo.
De ahí que el tramo N D pueda considerarse como una viga sim-
plemente apoyada, cuyo diagrama de momentos flexores se obtiene refi-
riendo el poligonó funi cular de las cargas exteriores que lo solicitan al
lado de cierre. Este último queda definido por las intersecciones de los
lados extremos del po lígono fun icular, con las verti cales trazadas por los
apoyos. En consecuencia, la, recta N' D I , definida en la forma indicada,
constituye el lado ·de cierre para el tramo N D .
Pasemos a cons iderar ahora el tramo en voladizo eN . 'Si elimi-
namos del sistema el t ra m o N D , para que las condiciones de equilibrio
del res to de l sistema no se modifiquen, es necesario aplicar en N , una
fuerza vertical opuesta a la reacción de vínculo interno en dicha articu-
lación, que será la acción que transmite la parte N D, cuando se encuen-
tre cargada.
432 LOS SISTEMAS DE ALMA LLENA 8
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Fig. 8 .21.
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Fig. 8.22.
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ll'ig. 8.23.
SISTEMAS PLANOS DE ALMA LLENA 437
[8.80]
[8.83]
1 SISTEMAS PLANOS DE ALMA LLENA 439
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Fig. 8 .26.
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Fig. 8.28.
a) M amentos ilexores.
Para piezas horizontales o inclinadas, el momento flexor estará dado
en magnitud y signo, por el momento de la resultante de las fuerzas de
la -izquierda de la sección considerada, con respecto al baricentro de la
misma, a de la derecha con signo contrario.
Para las piezas verticales, Se tomará el momento de la resultante de
las fuerzas ubicadas por debajo de la sección considerada, o el de la
resultante de las que quedan por encima, con signo contrario.
b) Esfuerzos de corte.
Para piezas horizontales o inclinadas, se considerará en magnitud y
signo, la componente paralela al plano de la sección considerada, de la
resultante de las fuerzas a la izquierda de la misma. En caso de trabajar
con las fuerzas de la derecha, se cambiará el signo.
Para piezas verticales, se considerará la proyección sobre el plano
de la 'sección considerada, de la resultante de las fuerzas ubicadas por
debajo de aquélla, o la correspondiente a las que actúan por encima de
la sección, pero con signo cambiado.
c) Esfuerzos normeles.
Tanto para piezas verticales, horizontales o inclinadas, el esfuerzo
normal estará dado en magnitud por la proyección normal al plano de
la sección, de la resultante de las fuerzas ubicadas a un lado de la misma.
1 SISTEMAS PLANOS DE ALMA LLENA 44S
a) Momentos ilexores.
Hemos visto anteriormente, que las ordenadas comprendidas entre
el polígono funicular de un sistema de fuerzas paralelas y su primer lado,
en la escala correspondiente, nos dan los valores de los momentos de las
fuerzas ubicadas a un lado de la sección que se considere, Como por
definición, este último concepto corresponde al del momento flexor, en
un pórtico determinado bastará trazar, para cada 'tramo, el polígono funi-
446 LOS SISTEMAS DE ALMA LLENA 8
cular de las fuerzas que actúen sobre el mismo, ltste, referido al primer
lado comenzando por la izquier da -o por abajo según el caso- nos dará
el diagrama de momentos flexores buscado. Dicho primer lado se hace
coincidir con el eje del tramo correspondiente, a efectos de que el dia-
grama de momentos flexores resulte referido al eje de la pieza.
Consideremos el pórtico de la figura 8.29, sujeto a la acción de dos
cargas concentradas P l y P 2 , aplicadas en los pilares, y una carga uni-
formemente distribuida de intensidad p, actuando sobre el dintel El
pórtico posee un tramo en voladizo DE.
Determinadas las reacciones de vínculo -gráficamente en el ejemplo
considerado-, construimos un polígono de fuerzas, comenzando por R A
Y llevando una a continuación de la otra, las fuerzas y reacciones, en el
orden en que aparecen recorriendo la estructura en sentido cíclico.
Consideremos primeramente el tramo A C. Sobre el mismo actúan
la reacción R A Y la fuerza exterior P 1 • El momento de R A respecto
del baricentro de una sección cualquiera será, de acuerdo con el lteor>ema
de Varignon, igual a la suma de los momentos de sus componentes nor-
mal y paralela al eje de la pieza. De estas últimas, la segunda tiene
momento nulo respecto del baricentro de cualquier sección, por pasar su
recta de acción por el mismo. En consecuencia, interesa sólo el momento
de la componente normal al eje de la pieza. Lo mismo ocurre con las
fuerzas exteriores aplicadas. En este caso especial, por ser P 1 normal
al eje de la pieza, su componente axil es nula.
Trazado en el polígono de fuerzas un eje m-m, normal al eje de
la pieza A C, proyectamos el origen y extremo de los vectores represen-
tativos de R A Y Pl' obteniendo los vectores 1-0 y 2 -1, que corres-
ponden a las componentes normales al eje de AC de las fuerzas que
actúan sobre el mismo. El polígono funicular de estas fuerzas, referido
a su primer lado, será el diagrama de momentos flexores para el tramo
AC . Como dicho primer lado debe coincidir con el eje del tramo, el
rayo polar correspondiente, que debe pasar por el origen del vector 1.0
debe ser paralelo a A C. Trazando, en consecuencia, por O una paralela
a AC obtenemos el primer rayo polar, sobre el que debe encontrarse
el polo 0 1 , .
del pórtico, y como resulta medida entre el segundo y el primer lados del
funicular, se tiene que este segundo .lado debe 'estar dirigido hacia el
interior del pórtico, siendo su pendiente con respecto a la horizontal tra-
zada por A, menor que la del primer lado. En consecuencia, el polo 0 1
1
deberá encontrarse ubicado hacia afuera, a efectos de qué la pendiente
Ir del rayo polar 0 1-1 resulte menor que la del 0 1 - 0 . Ubicado en esta
I forma el polo 0 1 trazamos el polígono funicular haciendo coincidir su
primer lado con el eje del tramo A e. El segundo lado pasará por A,
punto en que el primer lado corta la recta de acción de la componente
tangencial Q,[ de R A • El segundo lado corta la recta de -acci ón de P 1
en M , p unto por donde pasa el tercero y último lado que, prolongado
hasta la normal aAe trazada por e, define la ordenada ce', que
representa en la escala correspondiente, el momento flexor, en la secci ón
extrema derecha de la pieza A e .
Pasemos a analizar ahora el dintel del pórtico. La concurrencia en
D de tres piezas: e D, B D Y DE, hace necesario considerar inde-
pendientemente dos partes del dintel, el tramo e D y el voladizo DE.
Si imaginamos reducido el sistema R A' P 1 -fuerzas aplicadas en
Ae- al centro de reducción e, nos enconltramos que en el nudo e ac-
túan una resultante y un par ·de reducción. La resultante de reducción
10 será de las fuerzas R ,[ Y P Y el par tendrá por momento al mo-
"
mento respecto de e de aquéllas dos fuerzas, es decir que su intensidad
será la del momento flexor en e, representado en el diagrama por la
ordenada ce'.
En consecuencia, al analizar el tramo e D, debemos considerar las
siguientes acciones exteriores: una fuerza R e Y un par M e, aplicados
en e, y la carga d istribuida sobre e D, cuya resultante es R o'= pI 1 .
El efecto del par ser á consftante a 19 largo de la pieza, 10 que gráficamente
equivale a trasladar el eje de r~érencia e D paralelamente, asimismo,
de la distancia ce" = ce', que en escala representa el momento flexor
en e (igual al momento del par).
Estamos ahora en condiciones de trazar el diagrama de momentos
flexores para el tramo e D. Proyectando en el polígono de fuerzas los
vectores representativos de Re y R~ sobre el eje n-n normal a ' eD,
obtenemos los vectores 1-0 y 2-1, representativos de las componentes
tangenciales de Ro y R;, respectivamente.
El primer rayo polar debe ser paralelo a eD. Trazando, en conse-
cuencia, por O una paralela a e D, ubicamos sobre esta recta el polo
O 2 a la misma distancia polar h utilizada para el polígono funicular
correspondiente al tramo Ae, con el objeto de mantener la escala del
diagrama de momentos flexores,
Un razonamiento ' análogo al efectuado para el tramo Ae, nos con-
duce a que el polo debe estar ubicado hacia afuera del polígono de fuer-
\
\
\
\
\
448 \
\ I
\1
Fig. 8 .29
(a)
D"
e"
(b)
1 449
~--J1
h
I
I lO
2
o
R,'
V
Ro_2
f
R,"
O
B O
OJ
n
h
S S
D E"
lB
,,<,Fig. 8. 29.
(escala dobie)
(d )
I :N.
I B
450 LOS SISTEMAS DE ALMA LLENA 8
zas. El primer lado del funicular será paralelo a e D y pasará por e",
concurriendo en este punto con el segundo lado, que a su vez cortará la
recta de acción de R ~ en S, punto éste por donde pasará el tercero ir
último lado. El tercer lado determina sobre la vertical de D, un seg-
' m ento D D" que en la escala -de momentos representa el momento flexor
en la sección extrema derecha de la pieza e D, es decir, infinitamente
próxima a la izquierda del nudo D.
Por tratarse de una carga distribuida uniformemente, el segundo y
tercer lados del funicular así trazado son las tangentes extremas del arco
de parábola que constituye la curva funicular correspondiente. Trazada
la parábola en la forma conocida, queda completado el diagrama de mo-
mentos flexo res para el tramo e D .
Cabe hacer notar que, en este caso, dada la configuración del sistema
y las magnitudes relativas de las fuerzas exteriores aplicadas, el diagrama
de momentos flexores para el tramo e D resulta ubicado en su totalidad
por encima del eje de referencia, es decir, que todas sus ordenadas son
negativas.
Pasamos ahora a considerar el tramo en voladizo DE. Por razones
de sencillez operativa, conviene en este caso trabajar con las fuerzas que
actúan a la derecha de las secciones consideradas, cambiando el signo a
los momentos resultantes, para obtener los momentos flexores,
A la derecha de la sección extrema izquierda del voladizo, es decir,
infinitamente próxima a la derecha del nudo D, actúa la carga repartida
p , sobre la longitud 12 , siendo su resultante R ~'= p12 •
Para que el polígono funicular de esta carga, que referido a su primer
lado nos dará el diagrama de momentos flexores, resulte orientado de
acuerdo con la convención adoptada, en lugar de cambiar de signo a ,los
momentos, cambiamos el sentido a R',!. Eh consecuencia, el primer rayo
polar pasará por el extremo del vector representativo de R ~' , en lugar
de hacerlo por su origen. Luego, trazando por O, extremo de la pro-
- yección de R ~' sobre n-n l una horizontal, ubicamos sobre la misma y
hacia afuera, a una d!stancia h (la misma anterior) el polo 0 3 , El
primer lado del funicular, paralelo a 0-0 3 , lo trazamos coincidente con
el eje del voladizo, hasta cortar en T la recta de acción de R',!. Por
dicho punto pasará el segundo lado del funicular, que determina sobre la
vertical de D un segmento DD' que en-la escala correspondiente nos
da el valor del momento flexor en la sección extrema izquierda de la
pieza DE, es decir, infinitamente próxima a la derecha del nudo D.
En la sección extrema derecha E, el momento flexor es nulo, por
cuanto a la derecha de la misma no 'existen fuerzas aplicadas.
Los dos lados del polígono funicular que hemos trazado, constituyen
las tangentes extremas de la parábola cuadrática que corresponde a la
SISTEMAS PLANOS DE ALMA LLENA 451
curva funicular de la carga p.' la que 'tra zada en la forma vista completa
el diagrama de momentos flexores para el voladizo DE.
Consideremos finalmente el pilar B D. Sobre el mismo actúan la
reacción R B (de la que únicamente nos interesa su componente tangen-
cial Q B) Y la fuerza P 2' las que aparecen en ese orden al recorrer el
pilar de abajo hacia arriba. Proyectando ambas fuerzas sobre la normal
s-s al eje del pilar, encontramos que el orden en 'que aparecen en la
proyección se encuentra invertido con respecto al indicado antes. Si cam-
biamos sus sentidos, el orden correspondiente Se restablece, pero entonces,
para conservar el signo de los momentos flexores y a fin de que su dia-
grama resulte orientado conforme con la convención adoptada, es nece-
sario invertir simultáneamente la posición del polo, que debe ubicarse
hacia adentro.
En consecuencia, trazando una paralela al eje del pilar por e[ extre-
mo de la proyección del vector representativo de R B -que por el cambio
de sentido se convierte en origen 0 - ubicamos hacia adentro y a la
distancia h, el cuarto polo 0 4 , Completados los rayos polares, trazamos
por B , punto en que el primer lado del funicular -coincidente con
BD- corta la recta de acción de Q B , el segundo lado que a su vez corta
la recta de acción de P 2 en N, punto éste por donde pasa el tercero
y último lado, que determina sobre la horizontal de D el segmento'
D D"'. Este segmento, leído en la escala de momentos flexores da el valor
del correspondiente a la sección extrema superior del pilar, es decir, infi-
nitamente próxima abajo del nudo D.
Como control de cierre, el segmento D' D " debe ser igual al DD"',
por las razones que expondremos a continuación.
Consideremos, figura 8. 30, un nudo al que concurren tres barras
de un pórtico, sujeto a un estado determinado de cargas. Imaginemos que
cortamos las piezas que concurren al nudo por sus secciones infinita-
mente próximas a la izquierda, derecha , y abajo del mismo. Para man-
tener el equilibrio es necesario aplicar en cada sección dos pares (MI y
-MI; M 2 Y -M 2 ; M 3 s' -M 3 ) opuestos entre sí, actuando uno en
cada cara de la sección. Además, es necesario aplicar conjuntos de dos
(a )
Fig. 8 .30.
452 LOS SlSTEMAS DE ALMA LLRNA 8
M 1 + M2 + M3 = O [8.84]
de donde
[8.85]
[8.86]
[8.87]
M 3 = ~3' [8.88]
[8.89]
[8.91]
,
-._ '
l'
D'"
-
s'
Fig. 8 .31.
resultando, en consecuencia,
[8.93]
b) Esfuerzos de corte.
la ' 's ección, de la reacci ón de vínculo R A ' Dicha proyección, por tener
a su vez proyección positiva sobre el eje director z, será positiva.
Para cualquier sección comprendida entre A y el punto de aplica-
ción de P 1 , la resultante izquierda es siempre la misma, es decir, R A , Y
en consecuencia el esfuerzo de corte será constante e igual a QA ' Por lo
tanto, en dicha zona, el diagrama de esfuerzos de corte será una recta
paralela al eje de referencia. Al pasar a la derecha de la sección en que
actúa P,, se suma ésta en toda su intensidad, por ser normal al eje de
A C . El valor del esfuerzo de corte para la sección infinitamente próxima
a la derecha, está dado por el vector 2-0 en el polígono de fuerzas de
polo 0 1 , No actuando entre dicha sección y C ninguna nueva fuerza,
el esfuerzo de 'corte se mantendrá constante, por lo que su diagrama será
otra recta paralela al eje de referencia.
Pasemos a considerar ahora el tramo C D. La resultante de las
fuerzas que actúan a la izquierda de su sección extrema izquierda es Re,
que proyectada sobre el eje vertical n -n nos da el vector 1-0, repre-
sentativo del esfuerzo de corte en dicha sección. EnconJtrándose cargado
el tramo C D con una carga uniformemente distribuida, la variación del
esfuerzo de corte a lo largo del mismo será lineal. En consecuencia, para
trazar el diagrama correspondiente, bastará conocer la ordenada corres-
pondiente a la sección extrema derecha, representeltiva del esfuerzo de
corte en la sección in fin ita m ent e próxima a la izqu ierd a de D . Dicho
esfuerzo d e corte será igua l a la proyección 'sobre la normal a e D , de la
re su ftante de las fuerzas ubicadas a la izquierda de D , Y su vector repre-
sentativo será el 2 -1 ' en el polígono de fuerzas de polo O 2 , Conocidas
las ordenadas extremas del diagrama, éste queda definido por la recta
C 1 D 1 de la figura 8'.29 c. El 's igno del diagrama surge de la consideración
del signo deIos vectores 1-0 y 2 -0. El primero será negativo por estar
dirigido hacia arriba (proyección negativa sobre 'e l eje y) y el segundo
positivo , por ser de sentido conltrario al anterior.
Para el tramo en voladizo, basta c;onocer el esfuerzo de corte en su
sección ext rem a izquierda, que será igual en -in tensid ad pero de sentido
contrario al de la resultante R~'. Llevando este valor. con el signo co-
rrespondiente en la escala de esfuerzos de corte, sobre la vertical de D ,
Y uniendo el extremo del segmento así determinado con E , obtenemos
el diagrama buscado, que debe resultar paralelo a la recta C 1 D 1 , por
cuanto la intensidad de la carga p se mantiene constante en ambos t ra-
mos. En la sección B , extrema inferior del pilar B D , el esfuerzo de
corte es igual a la componente tangencial QB de la reacción R B , Y
será positivo por serlo la proyección de QB sobre el eje director z.
456 LOS SISTEMAS DE · ALMA LLENA
e) Esfuerzos normales.
V A + R ¡¡ + P2(11 + la ) = Ü }
H A - % Pl h, .= O [8.94]
R n12 +J / uPlh ? + 1/2Pz(!¡ +la) 2 =O .
Fig. 8 .32..
-,
1-- -
bit
B
SISTEMAS PLANOS DE ALMA LLENA 459
B'
A' A B
B'
A' A
Fig. 8.32.
460 LOS SISTEMAS DE ALMA LLENA 8
Rl., por cuanto el momento -de VA es nulo. Como las dos primeras cons-
tituyen un par, de acuerdo con la segunda de las [8.94], el momento
flexor en e valdrá :
[8.95]
[8.97]
Fig. 8.33.
462 LOS SISTEMAS DE ALMA LLENA 8
Po p.cosa. [8.,102]
[8.107]
y su signo negativo, por ser R 2 mayor en valor absoluto que V.t • Ubi-
cado el punto DI , unido mediante una recta con el C', obtenemos el
diagrama de esfuerzos de corte 'corresp ondiente al tramo CD.
Para el tramo en voladizo, el trazado del diagrama de esfuerzos de
corte 'es simple. En efecto, siendo la ordenada del diagrama de cargas
de ambos tramos la misma, la pendiente de los diagramas de esfuerzos
de corte correspondientes, será también la misma. Por otra parte, al no
existir fuerzas a la derecha de la sección E, el esfuerzo de corte en
correspondencia con la m isma será nulo. Luego, si por E trazamos un a
recta paralela a la que define el diagrama de esfuerzos de corte del tramo
e D, obtenemos el diagrama buscado. Su signo será positivo por cuanto,
para cualquier sección del voladizo, la resultante de las fuerzas de la
derecha tiene componente tangencial cuya proyección sobre el eje direc-
tor z es negativa, por lo que el esfuerzo de corte será positivo.
Finalmente, para el pilar B D el esfuerzo de corte será constante
para cualquier sección del mismo, e igual a la proyección, con signo con-
trario, sobre la normal a B D, de la reacción R /1 •
[8.111]
[8.112]
[8.113]
z
A
Fig. 8.34.
<'iVir
Fig. 8.33.
Fig. 8 .36.
* .7) [ t , .7t[ r , Q y 'N. corre sponden a la s componentes del par de reducción y de
la resultante de reducci ón de las fu erzas que se encuentran entre e y la sección consi-
derada. La reducción de las fuerzas situadas en el resto de la estructura. conduce a
vectores opuestos a los ant eriores, que, conjuntamente con éstos, definen los esfuerzos
característicos.
472 LOS SISTEMAS DE ALMA LLENA 8
"
~Zi + R; O "
~Mf+Mz O
1 1
"
~Yi + R II " + Mil [8.115]
1
O kMf
1
- O
JI
~Xi + R z O "
kMf+Mz - O
1 1
y x 8
ca)
B (d)
.-'- <>3 p;----
2
.-'-
B
P,
e
(e)
(9)
Diagramas de momentos (Iexores
}i'ig. 8 .37.
2 SISTEMAS ESPACIALItS DE ALMA lLENA 475
[8 .115]
[8 .119]
Según IP 1
3 . 4 I resulte igual, mayor o menor que I M e, 1M B,
será
nulo, negativo o positivo, respectivamente. En la figura 8.37 (d) Y (e)
se han representado los diagramas de momentos f1exores correspondientes
tes al tramo Be . .
Consideremos ahora el pilar AB. La reducción de las fuerzas que
actúan sobre Be, D e y E e al baricentro de la sección extrema supe-
rior de AB, conduce al sistema que muestra la figura 8 .37 (1), consti-
tuido por tres fuerzas PI' P 2 Y P 3 , dirigidas según los tres ejes coor-
denados, y tres pares M Il i/ , MB ;c = M c,1' Y MCz =Mll z, que actúan en los
planos xz, yz y otro paralelo al xy, respectivamente.
M B, no origina momentos de flexión a lo largo de AB, Y sí mo-
mentos torsores. M B. conjuntamente con P , conducen a momentos flexo-
res que actúan en el plano y z; M il Y p " lo hacen en el plano x z , y
u.
PI sólo origina esfuerzos normales.
Tanto para el plano xz como para el y z, los diagramas de mo-
mentos f1exores a 10 largo de AB serán lineales. Para el primero de
ellos, la ordenada correspondiente a la sección B es igual a M B ' Y
•
siendo este par positivo, el momento flexor será negativo por las razones
expresadas anteriormente. Para secciones comprendidas entre B y A,
el momento f1exor será igual, salvo signo, a la suma de los momentos
del par y de P 2 , Y por ser ambos del mismo signo, el diagrama crecerá
linealmente hasta la sección A, en que alcanzará su valor máximo
I (lvl .1 !I
I = I Mil 1+ I P 2.h I
11
[8.120]
.
e
M A resultará nulo, negativo o positivo respectivamente. En nuestro ejem-
plo hemos supuesto la segunda situación.
La figura 8.38 (a) muestra los diagramas de momentos torsores, los
que sólo ocurren para los tramos B e y AB, como hemos visto ante-
riormente. La sección extrema e se halla solicitada en su plano por el
(b)
(a) Esfuerzos de corte
Momentos torsores
Ce)
Esfuerzos
de corte
Fig. 8.38.
1~z
~
I
II II
I . I I
I I
I
y s/I
(d)
s
x Fig.8.39.
2 SISTEMAS ESPACIALES DE ALMA LLENA 481
Mi M .sen a [8.121]
y
Mt = M.cosa. [8.122]
\
9. .El principio de los trabajos virtuales.
/
/
/
A
I
-----,/
(
.)
Fig. 9 .1.
Como consecuencia
de ,los mismos, llegará a
una posición final. Es
decir, el punto habrá su-
frido un corrimiento re-
sultante, definido por un
x vector que será el resul-
~----:::'----+---:?""-
tante de los vectores re-
presentativos de los dis-
tintos corrimientosexpe-
rimentados por el punto y
Fig. 9.2.
que se obtiene mediante
la construcción de un polígono vectorial, figura 9.3. Como en éste,e~'
vector resultante es independiente del orden en que se .lleven los distintos
vectores componentes, es evidente que el corrimiento resultante del p~to'
también será independiente del orden en que tengan lugar los distintos
corrimientos.
z
A'"
A
x
0'-J------------
lJ
0,3
Fig. 9.3.
a.sen <p
a. cos <p • } [9.1]
~Il
1
"
~ a¡ cO's <Pi
1
} [9.2]
[9.3]
'l')Jt
tg<PR = ~R • [9.4]
+ a2 sen <P2
'l')
~ -
al sen <Pl
al cos <Pl + 82 COS <P2
} [9.5]
486 EL PRINCIPIO DE LOS TRABAJOS VIRTUALES 9
sistema de dos ecuaciones simultáneas con dos incógnitas (al Y 8:!) que
nos resuelven el problema. Las mismas ecuaciones permiten resolver los
distintos casos que, aparte del indicado antes, se pueden presentar en el
problema de descomposición de un corrimiento, es decir: -----
En efecto, sea la
chapa de la figura 9.5 en
que los purstos A y B
z o
han experimentado igua-
les corrimientos a, pa-
sando a ocupar, respecti-
vamente las posiciones A'
y B'. Al ser iguales los
corrimientos de ambos
puntos, el segmento A' B'
resultará igual y paralelo
al AB.
Consideremosahora un
tercer punto e de la cha- y
pa. Por estar sujetos los
puntos de la chapa al Fig. 9 .S.
vínculo de la rigidez, las
distancias Ae y AB no se modifican cualquiera sea el desplaza-
miento experimentado por la chapa a la que pertenecen los puntos.
En consecuencia, los triángulos ABe y A'B'e' resultan congruentes
y por ello A e 1I A' C' Y Be 1I B ' e' , de donde ce' 11AA . Es decir,
que el punto e de la chapa, elegido arbitrariamente, experimenta el
mismo corrimiento s que los puntos A y B.
. Al estar determinada la traslación de una chapa por el corrimiento
de uno de sus puntos, resulta evidente que, si la misma se encuentra
sujeta a n traslaciones definidas por los corrimientos s" experimentará
una traslación resultante cuya intensidad, dirección y sentido será la del
vector resultante de componer los vectores representativos de los corri-
mientos s,.
Consideremos ahora
la chapa S de Ia figura z o
9 .6 que experimenta una
cierta rotación en tomo _ _--7;;:-,o
de un polo O.
Un punto A descri-
birá una trayectoria que
es un arco de circunferen-
cia y pasará a ocupar la
posición A', Y la recta
AO, la A'O, girando un
ángulo 6. Asimismo, otro
punto cualquiera de la Y.
chapa, el B por ejemplo, Fig. 9.6.
488 EL PRINCIPIO DE LOS TRABAJOS VIRTUALl';S 9
Fig. 9.7.
-
1 COMPLEMENTOS DE CINEMÁTICA PLANA 489
[9.9]
resulta
-- MM 1 - OM.e [9.10]
<
Como el ángulo MI M M~ es del mismo orden de magnitud que el
que mide la intensidad de la rotación e,
resulta despreciable en rela-
ción .a l 1V!M2 0 , recto en M . Es decir que, sin mayor error, pode-
mos admitir que la dirección de a coincide con M M 2 • Como conse-
cuencia tenemos que:
un punto cualquiera perteneciente a una chapa que sufre una rota-
ción irdinit ésime de intensidad e,
experimenta un corrimiento de direc-
ción normal a la recta que une al mismo con el polo, cuya magnitud está
dada por el producto de la distancia del punto al polo por la intensidad
de la rotación, y cuyo sentido coincide con el de esta última.
De 10 anterior surge que, conocido el corrimiento de un punto, el polo
de la rotación que 10 origina, sea propio o impropio, se encontrará ubicado
sobre la recta normal al corrimiento trazada a partir de la posición inicial
de aquél. Esta consideración nos permite ubicar de inmediato el polo si
se conocen los corrimientos de dos puntos. En efecto, sea la chapa de la
figura 9. 8 a, en que los puntos A y B han experimentado los corri-
mientos aA y as respectivamente.
Si, de acuerdo con lo visto, el polo de la rotación infinitésima debe
encontrarse, por una parte, sobre la normal a a Á trazada por A y, por
otra, sobre la normal a as trazada por B, es evidente que el único
punto que cumple simultáneamente ambas condiciones es el determinado
por la intersección O de las normales que, en consecuencia, será el polo
de la rotación infinitésima.
Si ambos corrimientos fueran paralelos y del mismo sentido, las co-
rrespondientes normales también resultarían paralelas y, en consecuencia,
el polo sería impropio. En este caso el desplazamiento de la chapa sería
490 EL PRINCIPIO DE LOS TRABAJOS VIRTUALES 9
\ \
\ \
\ ./
\ / / 0 00
Fig.9 .S.
[9.12]
Idl -
- ~
le I . [9.13]
Fig. 9.10.
- e.do
aa - P", C'"
e.d D
} [9.14]
D
~ =e . ~
e (b)
Fig. 9.11.
Fig. 9.12.
laci ón. Por ello, al coincidir todos lo" puntos del diagrama de Williot-
Mohr, éste desaparece como tal y degenera en un p un to.
Consid er em os, figura 9. 13, una chapa S que experimenta una rota-
ción O en torno al polo O y en 'la misma un punto A que, por efecto
de la rotación de la chapa, sufrirá un corrimiento a , de intensidad
a= O..d. Este corrimiento admite dos corrimientos componentes, uno ver-
Z O
<flo.\
~-
I
~ j '
d l' ZA
.Yl
[---
Ó I~J __
I
L_..A'
Tj
A"
I Z'
A
Fig. 9 .13.
I () I
a.cos
a.sen\ () I } [9.17]
expresiones que nos dan los valores de los corrimientos vertical y hori-
zontal del punto A, en función del ángulo, que su distancia al polo forma
con el eje z ,
Si interpretamos a la distancia d como un vector de intensidad I d I
y dirigido del punto al polo, y llamamos Z:l 'Y,l Y zo' Yo respectiva-
mente a las coordenadas de A y O, tenemos que
I () I =dz = Zo - Z A
d.cos
d . sen I() I = d = Yo - YA
y
} [9.19]
} [9.20]
+~= e(Yo -
Z~ = ZA Zl -
z;[) =YA
= ZA -
+ e.d,
8. d y
} [9.21]
<
* Por ser (yo - y.i ) O y 8 > O, es necesario' afectar la 2'" de las [9.20] con
el signo (-) para que 1; resulte > O.
496 EL PRINCIPIO DE LOS TRABAJOS VIRTUALES 9
} [9.22]
} [9 .23]
expresiones que coinciden con las [9.21], que definían la posición final
del punto A , luego del corrimiento originado por la ~otación O.
A cada una de estas transformaciones la denominaremos elación,
definiéndola como una t ransformación biunívoca del plano por efecto de
la cual todos los puntos experimentan corrimientos en una misma direc-
ción. De acuerdo con 10 anterior; una elación paralela al eje y, produ-
cirá en un punto A un corri~iento vertical.
Si imaginamos dicha
elación como un ve C t o r
paralelo al eje y, apli- _z --.-_--,- o
-+-_
cado en el polo O, Y de •
intensidad y sentido igua-
les al de la rotación O,
figura 9.14, el corrimiento
vertical r¡ del punto A,
debido a la misma, puede
interpretarse :Como el mo -
mento estático, o de primer
orden, del vector elación
con respecto al punto A,
siempre que a los efectos A·_,....--ó
de la determinación del e
signo 'Se considere la dis-
y
tancia como un vector di-
rigido del punto a la recta Fig. 9.14.
de acción del vector elación.
Conforme con lo anterior, y dado que el corrimiento horizontal de
A tiene por expresión:
[9.26]
O(Zo -
-O (Y o -
ZA)
Y'I)
} [9.27]
1m
t
I
1m
Fig. 9,15.
1 COMPLEMENTOS DE CINEMÁTICA PLANA 499
Fig. 9.16.
de donde:
En 10 que respecta al signo de los mismos, si las rectas que los definen
han sido orientadas de modo que el sentido de los ángulos que forman con
los respectivos ejes de referencia coincidan c.0n el de la rotación, corres-
ponderá signo positivo a las ordenadas ubicadas por debajo y a la izquier-
da de los ejes de referencia.
Conocido el diagrama de corrimientos de una dirección determinada,
es posible determinar la dirección, intensidad y sentido del corrimiento
efectivo de cualquier punto de la chapa. En efecto, sea la chapa de la
figura 9. 17, de la que conocemos su diagrama de corrimientos verticales
1J, debidos a una rotación e > O, referido al eje horizontal n-ti. Se
pide determinar el corrimiento
efectivo aA. de un punto cual-
quiera A. Para ello, determina-
mos en el diagrama el corrimien-
to vertical 'l'JA.' Uniendo luego I
I
A con O y trazando por el pri- I
I
mero una normal a O A obtene- I
mos la direccián del desplaza- I
I
miento efectivo aA. buscado. I
I
Trazando por el origen del -~----<>-::>4---+--- e I
vector representativo de l1A una I
paralela a la dirección de a A , Y I
I
desproyectando sobre la misma I
el extremo del vector 'l'JA obte- In
nemos la magnitud y sentido del
vector aA.' El vector horizontal
definido por los extremos de los e
vectores 'l'J A y a A. corresponde
al vector representativo del co- Fig. 9 .17.
rrimiento horizontal de -A , es
decir ; A ' Las ordenadas del diagrama dan directamente 'los corrimientos
electivos de los puntos de la chapa que pentenecen a una recta horizontal
trazada por O, ta'l como el B. En efecto, para dichos puntos los corri-
mientos horizontales son nulos, por serlo el momento estático del vector
-e con respecto a los mismos. En consecuencia, siendo
[9.3(}]
11B • [9.31]
502 EL PRINCIPIO DE LOS TRABAJOS VIRTUALES 9
z o
y
Fig. 9.18
112.1
~ " .I
O I .d~ ( ".l)
-O I . d 'JI ".I) l
J
[9.33]
~ . I. '
O".d : {.I.~J + 0"';",1 + 0".; 1.'0
-O,(d¡II.I." + Ikl + 11.1. 1) =
1 [9 .34]
Por ser tanto la rotación como los corrim ientos magnitudes infinité-
simas, el producto de dos cualesquiera de ellas será un infin it ésim o d e
orden superior al producto de una de ellas por una magnitud finita.
En consecuencia, en las expresiones [9 .34], O~; ~ .1; O~ ~ .r.t Y
O" r¡' ,1; 0" 11.1. 1 serán despreciables frente a 0". d 0'( . 1." ) Y 0". dl/ (.I," ) ' es
decir que
''lA.,
~ ,I.~
O, . d : ( J . ' )
- O, . d I/U.",
} [9.35]
debidos a °
o, lo que es lo m ismo, podemos suponer que 0 " no sufre corrimientos
1 Y que, en consecuencia, las elaciones, 0" y - El , están apli,
cadas directamente en 0 ", y admitir además, que para determinar los
corrimientos de A debidos a O, l dicho punto n o se ha desplazado por
efecto de 0 1 ,
504 EL PRINCIPIO DE LOS TRABAJOS VIRTUALES 9
z o
yA o 8
dZ(,,-,fI _t II
1
"1A .I
/l'!
h I
1- - ... ----1
~p
2 n
y
IP
3
I
Fig. 9.19.
L L L
O; 00 2 = O; 0 , 0 + 0 , O ; O [9.36]
, L L
pero 0 2 010 01 ; 0 10~0 O2 ' y llamando e al ángulo
O; 00 2 , resulta:
e 0, +O 2 [9.37]
es decir que:
La intensidad de la rotación resultante es igual a la suma de las
totaoionee componentes.
Nos falta aún determinar la ubicación del polo buscado.
506 EL PRINCIPIO DE LOS TRABAJOS VIRTUALES 9
[9 .38]
Por otra parte, IJRr ser O, '1 O" infinit ésimos, resulta:
mn
np } [9.39]
z o
e
Fig. 9 .20.
resulta:
el Zl+ e2 ~
-e:¡y:¡- e2Y2 -
0 ~
-0yo } [9.41]
6:¡ Zl + e2 ~
(e:¡ + 6a )
- (O:¡ + 62)yo -
~ -
de donde
01 Zl + e2Z2
Zo '= O:¡ +e2
Yo =
elYl + e2Y2
el + e2
) [9.43]
z
J o
o
y
Fig. 9 .21.
[9.44]
Yo - ---
COMPLEMENTOS DE CINEMÁTICA PLANA 509
Yz
-8 2_
IY,
O
Z2
o, -8,
z,
p
o
II I1N e2
y
e
Fig. 9 .22.
510 EL PRINCIPIO DE LOS TRABAJOS VIRTUALES 9
z O
/0,_
00
01
o
........
O'
[9 .45]
\~ . .. .
YV<r
Sea la chapa S de la fi-
gura 9.26, que experimenta una
e
'~"
'"
rotación de polo Oi que
G. "\ - o 0, se p ide descomponerla en una
lal= IGI.ldl
e, ' , rotación de polo 0 1 y una tras-
\
lación de dirección z-e . Apli-
Fig. 9.26. cada en O la elación e de
dirección paralela a z-z, el pro-
blema se reduce a determinar un par de vectores que traslade al vector
representativo de e al polo 0 1 , El momento de dicho par está dado
por la expresión:
l al = I el·ldl· [9.46]
[9.47]
a BA el de B respecto de
A, es decir que
z o
a..1B =-a B A • [4.49]
;En efecto, suponga-
mos que ambos puntos es--
tén sujetos a una trasla-
ción definida por el corrí-
miento aB. El punlto A
se desplazará p ar al ela-
mente al B, experimen-
tando el mismo corrimien-
to que éste. Como conse-
cuencia de dicho corri-
miento, el punto B pasa-
y rá a ocupar la posición
B', que será definitiva,
Fig. 9.28. mientras que el A se en-
contrará en A" .
.Para llevar ahora A a la posición definiltiva A' que le corresponde
por efecto del corrimiento aA impuesto, es necesario hacerle experimen-
tarun nuevo corrimiento ~' A', que coincide en intensidad, dirección y
sehtido con el vector a AB ' del diagrama de Williot, como es fácil obser-
.var y que constituye el desplazamiento relativo de A respecto de B.
Si hubiéramos apli~~do primeramente el corrimiento a A a ambos
puntos, el punto A ha.bría pasado a ocupar su posición definitiva A',
mientras que el Ji se encontraría en B" y para llevarlo a suposición
final B ' sería' necesario que experimentara un nuevo corrimiento
B" B ' ,= aBA ,'>'corrimiento relativo de B respecto de A.
A los corrimientos a A y a B los denominaremos oorrimientos ebeo-
lutos de los puntos.
En lo que respecta al signo, tanto de 10s corrimientos relativos como
absolutos, el mismo corresponderá al de 'la. proyección del corrimiento
sobre el eje z, salvo para los corrimientos verticales, en que se analizará
el signo de la proyeccíóri'sobre el eje y.
Sean ahora los ptihtos A y B de la figura 9.29 que experimentan
los corrimientos a A y a B pasando a ocupar respectivamente las' posi.
ciones A' y B'. La longitud del segmento AB, como eonsecuencia
de los corrimientos experimentados por los pUntos quéIo definen; habrá
sufrido Una variación, denominada variac'f'Óh de distanCia entre arribbs pun-
l
tos, y que, en lo sucesivo, indicaremos ~c>n l). Así ''5 A B indica la variación
de disfáhcia entre A y B.
COMPLEMENTOS DE CINEMÁTICA PLANA 515
-~-, 8'
Fig. 9.29.
z z
n o~·
m
Flg.9.30.
COMPLEMENTOS DE CINEMÁTICA PLANA' 517
[9.54]
de donde
[9.55]
518 EL PRINCIPIO DE LOS TRABAJOS VIRTUALES 9
Fig. !;l.31.
relativa 82.1 ' t f funcionamiento del mecanismo sería el mismo que resul-
taría de suponer prolongadas las chapas SI y S ,¿ y articuladas en forma
re~l en el punto A 1. 2 ' previa supresión de las barras: 'k L y M N •
Si, com~ 'muestra la figura 9.32, las barras K L Y '"MN . que vinculan
a ambas chapas, fueran paralelas, el desplazamiento relativo de l~s'mis-
mas resultaría una traslación relativa. .
En efecto, supuesta fija J.~ ' !:hapa S1, las direcciones de los corri-
mientos posibles de los puntos . L Y N resultan paralelas entre sí e
iguales, p.~r cuanto deben nei::~sariamente ser normales a las direcciones
KL y M:N , respectivamente, y éstas a su ve~ ,t ?m bién son paralelas
.... " ~ i· '-
\. A,
\ .2 00
I
Fig. 9 .32.
entre sí. Pero hemos visto que cuando los corrimientos de dos puntos de
una chapa eran igua les y paral~iÓ~; ~~l 'desp lazam iento de la misma era
una traslación. ' ·- c. . . o..· o
Q
~ 1,2
Fig. 9.33.
Fig. 9 .34.
B A" •
[9.56]
COMPLEMENTOS DE CINEMÁTICA PLANA 523
/~
E
/ \
/ \
\
\
F ig. 9 .35.
Fig. 9.36.
A2, 3 00 / ..
i
.m iO; m
Fig. 9.37.
Fig. 9.38.
--'- .A J
--':-::c-i
!
Pig. 9.39.
»O
2
/ ,
.: "' 't':\
Fig. 9 .40.
[9.57]
/'/! -,
~q
/ I! \
/ I I \
/ I \
?/ - - -.:./- \
11
»-> :
!'J!i-
Fig. 9.41.
1 COMPLEMENTOS DE CINEMÁTICA PLANA 531
I a~ I = I 6 I . I t I
2, 1
[9.58]
532 EL PRINCIPIO' DE LOS TRABAJOS VIRTUALES 9
S I »</>
/
/
/
./
/'
/
R!.~
I
I
,
I
1 _
o;
Fig. 9.42.
L p .:
· · óN
O'I
Fig. 9 .43.
534 EL PRINCIPIO DE LOS TRABAJOS VIRTUALES 9
por lo que resulta a priori imposible ubicar el polo Oa, que debe encon-
trarse en la intersección de la dirección del apoyo móvil e con la recta
O z A z.a •
Pero esta última recta no se puede trazar por ser O z inaccesible.
El problema se resuelve mediante la proposición de Desargues, Elegido
un punto cualquiera K sobre la recta BO, construimos el triángulo
A 1.ZK 1 A z,a. Luego, por un punto cualquiera L de la recta 0 1 A 1•Z tra-
zamos paralelas a A 1 ,z A z,a y a A 1 ,z K.
Esta última corta a B O2 en M. Trazando por este último una
paralela a KAz,a, en su intersección con la paralela a A 1,2 A z,a deter-
mina un purrto N que unido con A z,a define una recta que pasa por Oz.
Como, además, por construcción pasa por A z•a , sobre la misma debe
encontrarse el polo O «, que queda determinado por la intersección de
dicha recta con la que define la dirección del apoyo móvil C.
Una segunda dificultad se presenta para el trazado del diagrama de
corrimientos verticales.
En efecto, elegido un eje horizontal de referencia, y proyectados los
polos 0 1 y o.. obtenemos los puntos O: y O~ ,en correspondencia
de los cuales tendrán ordenada nula los diagramas de corrimientos corres-
pondientes a las chapas S, y S a. No ocurre lo mismo con Oz por ser
.inaccesible, por 10 que una vez trazada la recta O: A~,2' nos vemos im-
posibilitados de continuar con el trazado del diagrama.
El problema se resuelve determinando la articulación relativa A 1 • a
entre las chapas Sl y S s , que se encontrará en la intersección de las
rectas O I O a Y A 1 ,z A z,a.
Ubicado A u prolongamos la recta O~ A'l, Z hasta encontrar en A'1,3
la vertical trazada por A I,a. Por dicha intersección pasará la recta que
define el diagrama de corrimientos de S a . Como éste debe tener ordenada
nula en O:, uniendo este último punto con A~ ,a' queda definido el
diagrama.
En cuanto al diagrama correspondiente a 5 z , debe pasar por A~.2
y por la intersección de O~ A~ , 3 con la vertical de A z,a, con lo que queda
resuelto el problema.
En el caso de la figura 9.43, si la dirección del apoyo móvil e fuera
tal que su intersección con A Z , 3 O z también resultara inaccesible, debemos
recurrir para el trazado del diagrama de corrimientos verticales al trazado
de un diagrama auxiliar, como muestra la figura 9.44.
En la m isma, para la determinación de la articulación relativa A 1 ,a
se ha recurrido a una segunda proposición de Desargues,
COMPLEMENTOS DE CINEMÁTICA PLANA 53~
,
" \
'1
1\
!\
: \
. \ \
,
! :
!'
0.'1
1,2 1 _- ---
' - - -J... - -
A1,2 A' 1, J
Fig. 9.44.
q' (St!
Fig. 9 .45.
resultando con ella la chapa S l con dos puntos fijos: 01 y A l •2 oo ' este
último por coincidir con O 2 '>0 ' En consecuencia, resulta inmóvil.
Si damos un desplazamiento cualquiera al sistema, al trazar el dia-
grama de corrimientos de una dirección determinada, vertical por ejem-
plo , el correspondiente a Sl se confunde con el eje de referencia, por
cuanto los corrimientos de sus puntos son nulos.
COMPLEMENTOS DE CINEMÁTICA. PLANA 537
Caso a)
Consideremos la cadena cerrada de cuatro chapas de la figura 9.46,
con dos condiciones de vínculo en SI"';" \.ui~ en S2' El polo ' 01 de SI
coincide con la articulación Á . El correspondiente a S2 se encuentra
en la intersección de 01 A l •2 con la recta que define Ia dirección del
538 EL PRINCIPIO DE LOS TRABAJOS VIRTUALES 9
Fig. 9.46.
Fig. 9.47.
COMPLEMENTOS DE CINEMÁTICA PLANA 539
Caso b)
Determ inada 1~ a rtic ulaci ón re lativa A L :; el polo de la chapa S"
queda determinado por la intersección de la recta definida por 0 , == A
Y A" con la di rección del apoyo B .
Conocido 0 3 , la determinación de O 2 es inmediata. Basta para
ello un ir · O :; con A 2 • 3 Y O : con A 1 . 2 , rectas que en su intersección
definen el polo O 2 buscado. Para la determinación de 0 4 se procede
en forma análoga.
Caso c)
En los casos anteriores, la determinación de los polos tiene solución
en forma d ir ecta por cuanto existe siempre una chapa con un punto fijo ,
si está articulada, o se conoce la dirección del desplazamiento de dos de
sus puntos, si posee dos vínculos de primera especie.
Es decir que se conoce a priori el polo de una de las chapas, a partir
del cual la determinación de los polos restantes 'no ofrece mayor dificultad.
En cambio, si ninguna chapa posee dos condiciones de vínculo, no
existe ningún polo del cual partir, por 10 que es necesario recurrir a pro-
cedimientos indirectos, como veremos a continuación,
Sea la cadena cerrada de la figura 9. 48, sustentada a tierra por
medio de 3 apoyos móviles A, B Y C, ubicados en las chapas S1' S.
Y Ss respectivamente.
Fig. 9 .48.
540 E'J PRINCIPIO DE LOS TRABA JOS VIRTUALES 9
Fig. 9.49.
Fig. 9.50.
COMPLEMENTOS DE CINEMÁTICA PLANA 543
11 ~ + r¡~ = O . [9.61]
9 ,2 , 1, Desplazamientos virtuales.
to que no p~rá ser cualquiera, sino que su dirección queda impuesta por
los vínculos del sistema material a que pertenece el punto, Por esta razón
será un corrimiento virtual.
Dos desplazamientos virtuales soI;1 equivalentes cuando es posible
pasar del uno el otro multiplicando por una constante la intensidad de
;" .. los corrimientos originados por uno de ellos.
Un desplazamiento o corrimiento virtual de un sistema, es depen-
diente cuando es resultante de dos o más desplazamientos o corrimientos
experimentados por el mismo sistema. En cambio, será independiente si
no depende o equivale a alguno o varios de ellos.
~
A / O A
~
1'0 ~
St/" . p
aA = e.OA. [9.63]
•
Llamando lf>1, lf>2 Y lf>R a los trabajos desarrollados durante el
corrimiento virtual a A por P l , P 2 Y R respectivamente, y a l , a2 Y
'1>2
lf>R -
P 2.a A cos U2
R.a A cos cs
} [9.64]
[9.65]
[9.66]
[9.67]
2 TRABAJO VIRTUAL 547
[9.68]
P.d = M . [9.69]
Fig. 9 .54.
De acuerdo con el sentido del
par, y la ubicación relativa de A y B respecto de O los sentidos de
las fuerzas aplicadas a los mismos son los que se indican en 'la figura.
Como consecuencia de la rotación, el punto A experimentará un corri-
miento
[9.70]
yel B otro
[9.71]
[9.73]
[9.74]
pero d B - d, d, luego
o. [9.77]
El trabajo de P A. será
[9.78]
y el correspondiente a P B •
[9.79]
y el trabajo total
[9.80]
Teniendo en cuenta que P A. = -P 8 , reemplazando tenemos
[9.81]
Pero a~ - a~ =a~A es Ia
proyección sobre m-m, y
en consecuencia sobre 'la
dirección AB, del corri-
miento relativo aBA del
punto B respecto del A,
le donde
[9.82]
En consecuencia, el tra- \ \ ~A \
\ \ \ m
bajo desarrollada por dos \ \ Cl8 \
fuerzas opuestas para co- \ Q' \ \
Fig. 9,56.
[9.84]
de donde
<I> = I TI· I ~MN I . [9.85]
n
~ P i cos epi O
1
n
~ P i sen epi o [9.87]
n
s:»..«.
1
O ,
donde d i son las distancias de las rectas de acción de cada una de las
fuerzas al centro de:· ~omentos elegido, que en nuestro caso es el origen
de coordenadas O. ·
Una chapa posee en su plano tres grados de libertad y en conse-
cuencia es susceptible de experimentar tres desp~a'zk~ientos independien-
.. ' , ; . ~ ~.
n
~ P i a , cos epi O. [9.88]
2 TRABAJO VIRTUAL 553
Pero los corrimientos a. son todos iguales él1th~ sí e iguales a a"" por
tratarse de una traslación; de donde
n ti
~ p.
1
a. cos lp. a z ~ p . COS lpi
:1.
o [9.89]
y finalmente
ti
~p.coslp¡
1
= O [9.90]
z o
A f'------- y
Fig. 9.57.
. <I> = ~ p.
1
a i sen lp. a v ~ p . sen lp.
1
= O, [9.91]
de donde
ti
[9.93]
554 EL PRINCIPIO DE LOS TRABAJOS VIRTUALES 9
de donde
:s" P i d i - O, [9.95]
Fig. 9.58.
z TRABAJO VIRTUAL 555
"
~Pia~+Xa; o [9.96]
1
X [9.97]
a'le
l-=-=- -,:.
1 2 (a)
/_------1 -1
[9.99]
PI O1, + P e1 +- X. e.1
2 2 0, [9.100]
o [9.101]
de donde
O [9.103]
2 TRABAJO VIRTUAL 557
P, B
H
.- ----J
~ i
~N I
I
B"
Fig. 9 .60.
¡.
Y}l e 2
l '
[9.104]
3
y}2 - el'lA
558 EL PRINCIPIO DE LOS TRABAJOS VIRTUALES 9
'Y)3 [9.105]
En consecuencia
[9.106]
[9.107]
y la variación de distancia
I (\.1IN I = I 02 .1 • t. I [9.108]
[9 .109]
de donde
. l
B'-. 1 = - 0 1-:;-
J
A
, [9.110]
[9.111]
[9.112]
,--: _ P I
T _
+ 3 P _+_2 P_ a .le ,
2
19.113]
6t
2 TRABAJO VIRTUAL 559
Hemos visto que para poder aplicar el principio de los trabajos vir-
tuales a la determinación de incógnitas estáticas, es necesario ponerlas
previamente en evidencia, confiriendo al sistema de puntos materiales
un grado de libertad, para que en esta forma pueda experimentar des-
plazamientos.
En el caso de las reacciones de vínculo externo o esfuerzos en barras
de reticulado, la incógnita la evidenciábamos suprimiendo el vínculo ex-
terno o interno, y haciendo actuar en su reemplazo, la reacción que era
capaz de desarrollar.
Veamos ahora la forma de poner en evidencia los tres esfuerzos carac-
terísticos de una sección cualquiera de un sistema de alma llena: momento
flexor, esfuerzo de corte y esfuerzo normal.
Consideremos para ello el sistema de la figura 9 . 61a, isostáticamente
sustentado, ysujeto a un estado de cargas Pi' En una sección cualquiera
s-s, las fuerzas exterio-
res, activas y reactivas,
ubicadas a uno u otro la- s
do de la misma, al ser s
reducidas al baricentro r:9
de fa sección dan origen -¿;¡1
a un momento flexor, un
esfuerzo de corte y un
esfuerzo axil o normal.
Si pretendemos po-
ner en evidencia el mo-
mento flexor, debemos \
\
idear un mecanismo ci- o Ce)
nemático que, ubicado
en la sección que se ana-
lice, no permita la pro-
pagación de momentos a Fig. 9.61.
través de la misma.
Pero dicho mecanismo sí debe permitir la transmisión de los esfuer-
zos normales y de corte.
El mecanismo mencionado se logra simplemente disponiendo una
articulación en coincidencia con el baricentro de la sección considerada
(fig. 9.61 b). Dicha articulación es capaz de transmitir cualquier fuer-
560 EL PRINCIPIO DE LOS TRABAJOS VIRTUALES 9
-Q
(b )
(e)
Fig. 9 62
TRABAJO VIRTUAL 561
dirección "de las mismas.' Por otra parte, permite la propagación de pares,
.reemplazados por dos fuerzas de rectas dé acción ' coincidente con los ejes
(b)
562 EL PRINCIPIO DE LOS TRABAJOS VIRTUALES 9
[9.114]
y el trabajo desarrollado
[9.115]
564 EL PRINCIPIO DE LOS T~AJOS VIRTUALES 9
[9.116]
[9.117] .
Pero de la figura:
L1
1 621 = 1 61
1 - II
62 , 1 = -6 1
1
l - ll
} [9 .119]
O [9.120]
dé donde
[9.121]
= p6 2t
I
<1>1 =R 1 al 1
_ J
[9.122]
(l- ~)2
<1>2 = R2~= -p6 1
2
eJ)Q = -Q .a 2 , l [9.123]
o. [9.124]
[9.125]
[9.126]
[9.127]
} [9.128]
} [9.129]
El trabajo correspondien-
te a la fuerza N aplicada en
la chapa derecha, llamando
:w.. al
esfuerzo normal y a~ ,l
a la proyección sobre su di-
rección del corrimiento rela-
tiva a 2 , 1 de su punto de apli-
cación, será
La dirección de a 2 , 1
coincide con la de N por ser
las dos bielas que constitu-
yen el mecanismo, normales
al ej e de la viga.
En consecuencia a;" =
- a2, 1 '
Fig. 9.67. Por otra parte, de la fi-
gura tenemos
a ~ .1 [9.133]
sen u
2 TRABAJO VIRTUAL 567
[9.134]
y despejando :J\ .
!
·t
I
¡.
r
I
¡
10. Sistemas planos sujetos a cargas móviles.
10. 1 . l . Definiciones.
__ p _ Tl _
.
/ .
jZJ
J:?
A
I
I
R
'1
r¡
I
I
I - '
- ----- ----
.s->:
. . -. I
I
I
J
-
- ---- T ~----------
Fig. 10 .2.
(10.3]
TEORíA DE LAS LíNEAS DE INFLUENCIA 571
. .
X ~ P iv
1
Vi -+ ~ P ilo' h ,
1
flO .4]
Fig. 10.3.
f(z)
<p(y) } [10.5]
z
I
I
I
I
I
z
1
I !
I •
I
L 11
Pig. 10.4.
pO.8]
x = pF. [10.9]
[10.10]
x = Piv¿ [10.11]
= .!!-i
¡
X vez) zd z, [10.13]
l. o
z o
Fig. 10.5.
P
X -Sil [10.14]
l
y teniendo en cuenta que:
Fig. 10.6.
.X [10.17]
TEORÍA DE LAS LÍNEAS DE INFLUENCIA 577
v, _
VR
(l - Zi) tg a
(l-zR)tga } [10.18]
n "
x ~Pi(l-Zi) tg u
1
= tga~P,(l -Zi)
1
[10.19]
n
Pero ~ P i (l - Zi) representa la suma de los momentos de las fuerzas
1
respecto del punto A, que es igual al momento respecto del mismo punto
de la resultante R. En consecuencia;
ti
tga ~ P i(l- Zi) (10.20]
1
y reemplazando en (10.19]
Es ' decir que, si la línea -d e influencia está constituida por un único tramo
rectilíneo.vla influencia t de un
sistema de fuerzas paralelas es
igual a la influencia de su re-
sultante. ¡ ¡ ¡ l l l l' ¡III
La conclusión anterior no
es aplicable cuando la línea de
influencia esté constituida por
dos 'o ' más tramos rectilíneos.
En este caso, figura 10.7, .
es necesario considerarlas re-
Fig. 10.7.
sultantes parciales de las fuer-
zas que actúan sobre cada tramo.
578 SISTEMAS PLANOS SUJETOS A CARGAS M6VILES 10
[10.23]
z Ps
A B
r :
I
I
F ig. 10.8.
1 (10 .24]
r
En consecuencia, como la influencia de P sobre X es igual a la suma
de las influencias de sus componentes, si v A y V B son las ordenadas de
la línea de influencia en correspondencia con p .I y P/i respeotivamente,
[10 .25]
[10.26]
o también
[l0 .27]
[10.28]
X = Pv. [10.29]
X [10.30]
(b)
Fig: 10 .10.
X = ~P;Vi
1
[10.31]
582 SISTEMAS PLANOS SUJETOS A CARGAS MÓVILES 10
[10.33]
n
X+dX = ~Pi(Vi+dVi)
1
(10.34]
[10.35J
y reemplazando en [1.0.35]
n
dX = ~
1
Pi d l tg a. [10.37]
de donde,
dX ..
tga. ~ Pi [10.38]
dl 1
n
dX
tga. ~ Pi . (10.39]
dl 1
TEoRÍA DE LAS LÍNEAS DE INFLUENCIA 583
P,
A\"<:::::::"--.----~::I=~I::=I:=d__j/C
i
i
i Ca)
I
i
j
i
Al
" 10
X = ~ PiVi+~PjVj (10.40]
10+1 1
111 tg ~ } [10.41]
584 SISTEMAS PLANOS SUJETOS A CARGAS M6VILES 10
donde a y ~ son .los ángulos que forman con la horizontal los dos tra-
mos de la línea"de influencia. Reemplazando valores y procediendo en
forma análoga al caso anterior, llegamos finalmente a :
[10.42]
y
" k
tga ~p. +tg~ ~Pi • [10.43]
k+ 1 1
sx /11[tga*p.+tg~k~lPiJ, [10.44]'
n k- 1
tga~P, + tg~ ~ Pi . [10.45]
k
dX
dl = tg a R , + tg ~ R ¡ = O. [10.46]
~ .
~ P,; Ps R, J3 l.q P,
B (a)
P,
3 fl POS icián
(b)
~~'-""r--o-- o--_r-~r-....::-~~Z4
Ms
+
(e)
Fig. 10 .12.
7
M M 2 = ~Pitga - PI tgr3. [10.48]
2
influencia, que en este caso resulta ser P«, En efecto, los segmentos
K' K Y KK' tienen sentidos contrarios e igual magnitud, representan-
do el primero tg a R¡ y el segundo tg ~ R i En consecuencia, cuando
>
I a I
IIIIIIp
I ro I n
•I
! - I
Fig. 10.13.
dX
-- =
dl
tgaR,¡ + tg~ R¡ = O [10.49]
[10.51]
de donde
.m a-n tg{}
[10.53]
n n tga
V
máx
t, tga (10.54]
de donde
tg~
(10.55]
tga
II
a-n (10.56]
"t.
.,
Finalmente, despejando n:
n (10.57]
K'K pmtga
l [10.58]
KK' pn tg~ J
y por ser ambos segmentos opuestos, resulta:
h,
f(z)
cp(y) } [10.60~
I ~
lIlIIIlllllllllIIDl!IDnn:4_ n
lB'
I
p I
f-z .z I
A l
JI----------lo---..-.t(H B
Fig. 10.14.
[10.61]
de donde
[10.62]
2 DETERMINACIÓN ANALítiCA DE LíNEAS DE INFLUENCIA 591
Dividiendo por P
[10.63]
[10.64]
= ~1}
z = O
para [10.65]
{ z=l v,
de donde
l-z
.;..p l [10.67]
592 SISTEMAS PLANOS SUJETOS A CARGAS MÓV1LBS 10
[10.69]
~-------.....I.---~B
n
B'
l' ,, 1
Fig. 10.15.
o. LIO.70]
2 DETERMINACIÓN ANALíTICA DE LíNEAS DE INFLUENCIA 593
VA = _......,....--
Z
l sen rp •
[10.71]
v.=O 1 1 [10.72]
VA =- senq¡ J
Llevando, como en los casos anteriores, a partir de A' y con su signo
(negativo en este caso) un segmento a(cm) que en escala represente "
l/sen q¡ , su extremo A" unido con B' determina una recta, que será
la línea de influencia buscada. Sus ordenadas serán todas negativas, y en
cuanto a - la escala, será l/a sen <p. Ahora bien, si por A" trazamos un~
paralela a la dirección del apoyo móvil A , y proyectamos sobre ésta la
longitud del segmento . a, obtendremos una nueva longitud a l tal que
al = a sen rp [10.73]
y reemplazando en [10.75]
HB = P~
ltg<p [10.77]
[10.78]
[10.79]
p
z I
B H8
~J
r~
L.~-
B'
Fig. 10.16.
y en consecuencia
1 1
(10 .81]
a(cm) tg<p
a) Barras de cordón.
Sea el sistema de reticulado de la figura 10 .17, del que nos propo-
nemos determinar las ecuaciones de la Iínea de influencia del esfuerzo
z
!
A' B'
í"-nIlIIIJJII1lTmrn
aCcm) m (c m )
~---l
Kt
. . . _- S"
A'
F ig. 10.17.
l- Z
RlI=-P~--
1I [10.82]
1 )
[10.83]
de donde
I'TI- [10.84]
pero
[10 .85]
z(l- b)
[10:88]
lt
RI/.b-T.i=O. [10.89]
Despejando ' T:
I T 1= 1 R~.~ I [10.90]
(1 - z)b
lt l· [10.92]
(l- z)b
V7' =- lt . (10.93]
Las dos rectas a que corresponden las (10. 88] Y [10.93] se cortan en
un punto ubicado sobre la vertical de la articulación relativa e. En
efecto, igualando ambas expresiones, tenemos
de donde, despejando z:
z ='b [10.95]
para ~z O VT =--
b }
(10.96]
,
\.
Z V 'I' = O t .
o, análogamente,
l-b
t.n(cm)
t b
a(cm)
- m(cm)
[10.98]
de donde
1 b
[10.99]
a(cm) t.m(cm)
11¡. 10.18.
600 SISTEMAS PLANOS SUJETOS A CARGAS MÓVILES 10
I I z
! I
A'?-ur1lllIJll111111l1111 B'
B"
A"
Fig. 10.19.
2 DETERMINACIÓN ANALÍTICA DE LÍNEAS DE INFLUENCIA 601
b) Barras de alma.
Analizaremos en primer término la determinación de las ecuaciones
de la línea de influencia de esfuerzos en barras de alma, diagonales o
montantes, de estructuras de reticulado de cordones no paralelos, consi-
derando para ello la barra N U del reticulado de la figura 10.20, sobre
cuyo cordón inferior se .desplaza una fuerza P.
J
Las expresiones de las reacciones de vínculo son
RA - ~
P Z.
~-
1
[10.100]
l- z
~B -fe l J
Puesto
.
en
;.
evidencia
. .. , .
~
el esfuerzo
.
en, ..la barra N U, el sistemai se
....
transforma
en una cadena cinemática de dos chapas Si y S2 artic~.aH~s en e m~-
dian,te las bielas M N y U V .
I
I
A" I
-------- IU"
--- V'
_~~B'
Fig. 10.20.
602 SISTEMAS PLA~OS SUJETOS A CARGAS MÓVILES 10
-R A b - T.t = O [10.101]
de donde
[10.1,02]
[10.103]
-RB(l+ b) + Tt = O [10.104]
_ \ (l+b)(Z-z) ,[ [10.105]
I 1JT 1 - lt .
z.b
'UT - - -Z-t- " [10.106]
[10.110]
b t [10.111]
m(cm) a(cm)
ó04 SISTEMAS PLANOS SUJETOS A CARGAS MÓVILES 10
de donde
b 1
. [10.li2]
t.zrl(cm) a(cro)
z
!
t I
I
e ~------ I
.--/( I
"- -,
-,
"-<,
Q,(cm)
r----- V'
I
"-<, I
I
"
A'
Fig. 10.21.
RA + Tcosf> = O [10.113]
I BU
I
I
I »->:
--- ------
_-1-----
I
I
--
8'
mnnnIIJJlIlDDl"-t
m(cm)
Fig. 10.22.
de donde
I T 1= \ c~fJ I [10.114]
[10.115]
Por ser R A negativa, T oos f> tiene que ser positiva con el fin de que se
cumpla ~la [10.113], y, en consecuencia, debe estar
dirigida hacia abajo
606 SISTEMAS PLANOS SUJ]tTOS A CARGAS M6VJUts 10
(sentido positivo del eje y). De ahí que la fuerza T aplicada enM
se aleje del nudo y, en consecuencia; también -T, aplicada en V, mate-
rializando ambas un esfuerzo de tracción, es decir, positivo. En conse-
cuencia
[10.116]
1
- z l'
I 'UT 1= 1 leos e [10.118]
1- Z
'UT= - 1cos /) [10.119]
Las expresiones [10. 116] y [10. 119] son las ecuaciones de dos rectas,
que corresponden a la línea de influencia del esfuerzo T, y que se anu-
lan para z := O .Y z = 1 respectivamente. Dichas rectas son 'paralelas,
En efecto, para 'z = 1 en la [10.116] se tiene 'UT .- · l / cos /) y para
z=O, en la (10.119] 'UT .=-(l/cos/).
Para representar la línea de influencia, elegido un eje de referencia
horizontal, trazamos por las proyecciones A' y B' de A y B dos rectas
paralelas cualesquiera. La recta de ordenada nula en A' corresponde a
la línea de influencia de T cuando P actúa sobre la chapa Sl y en
consecuencia es válida entre A' y su intersección U' con lLf vertical del
nudo U, límite de la chapa S2'
La segunda recta corresponde a la línea de influencia de T cuando
P actúa sobre la chapa S 2' Y es válida entre B .y su intersección 'tr~
conIa vertical de V . Entre U' y V' la línea de influencia será la recta
. U'V'. .
El signo será negativo para las ordenadas Iimitadas por A' U' ~
positivo para las restantes.
2 DETERMINACIÓN ANALínCA DE:LÍNEAS DE INFLUENCIA 607
de donde
1
1 _----- [10.121].
a(cm) _ cos3.m(cm)
I
I
I
I
I
I
I
I
I
A'Q.-I<lIIlIWIWUIllII
m (en¡)
{l'ig; 10.23
608 SISTEMAS PLANOS SUJETOS A CARGAS M6VÍLEs 10
de donde
1 }.
[10.124]
t.m(cm)
').. 1
t - cos~ ,
[10.125]
1 1
[10.126]
KK 1 ( cm ) cos<Lm(cm)
1
[10.127]
a(cm)
a) Momento Flexor
Sea el sistema de la figura 10.24, del que se pide determinar las ecua-
ciones de la línea de influencia del momento flexor en . la sección s-e ,
para cargas verticales que se desplazan sobre el mismo.
: ... : ..
2 DETERMINACIÓN ANALÍTICA DE LÍNEAS DE INFLUENCIA 609
Fig. 10.24.
RA .- -P T Z
RB - -P
(1- z)
1
} [10.128]
y dividiendo por P
1- b
z , [10.130]
1
b
M . - RBb p - (l- z) [10.131]
l
M.a b
P "M - (l - z)
l
[10.132]
·_l --..,
-r"_b_ _ b (l )
l z-T -z [10.133]
b(m) 1(01)
[10.134]
li(cm) - a(cm)
j 2 DETERMINACIÓN ANALÍTICA DE LíNEAS DE INFLUENCIA
I
I en consecuencia, también tendrá por expresión l(m)/a(cm).
i
I b) Esfuerzo de corte
(10.13]6
ZCos<p
'Uq - [10.137]
1
(1- z) cos qJ
'UQ (10.138]
1
Las [10.137] y [10 .138] son las ecuaciones de dos rectas paralelas, de
ordenada nula para z = O 'la primera y z =1 la segunda.
Elegido un eje de refer~cia horizontal, figura 10.25 a, trazamos por
sus extremos A' y B', dos rectas paralelas cualesquiera, limitadas por
la vertical trazada por la sección considerada, rectas que constituyen la
línea de influencia buscada. El signo será positivo para las ordenadas
limitadas por la recta B' S" y negativo para las restantes. Para deter-
minar la escala en que deberán leerse las ordenadas de la línea de influen-
-cia, observemos que para z =1 la '(1 0 . 13 7] toma el valor 'Uq ,= COS(¡Jl
612 SISTEMAS PLANOS SUJETOS A CARGAS MÓVILES 10
·z
~
\
p
Rt. II z
b
:N
:::~ -r~ __
..-"-
~
!
BU
S'" ís.:.._-- -----------
Q
A '~1IIIlIIIIllIJ[llQ B'
1111l1ll1II1llJlIlIIlI=1' (a)
m(cm)
A"
_---- -- -- -- --5
-- J1I
B"
A'~1IIIlIIIIllIJ~
m (cm)
A" _-------S"
Fig. 10.25.
1 coscp
[10.140]
a(cm) - m(cm) ,
C) Esfuerzo notmel,
El esfuerzo normal en Ia sección s-s de la estructura de la figura
10.25, cuando la fuerza P actúa a la derecha de aquélla está dado en
magnitud por la proyección de la resultante izquierda, en este caso
R A ' sobre la dirección normal al plano de 'la sección, es decir
[10.141]
I-
I'UN"- '1 z sen
t lp I •" [10.142]
de donde
1 senq>
[10.147]
a(em) m(cm)
[10 .148]
de donde
x
P
- ---o
a
[10.149]
x - \l.. [10.150]
.\ P
1
ti
l'
.¡
;,I
.
~.: '
.''í'1,
3 MÉToDO CINEMÁTICa PARA EL TRÁZADO DE LiNEAS DE INFLUENCIA 615
y en consecuencia
"x = --a .
'1)
[10.151]
de dónde
1]P
a
~~--r--~------'--------------------l'
~( .
°1 <, /l 1.
I - . · I
/ l'
l ~ I .
, t! p' ~ .~ /I I'
] .----.o;;¡'~;===========--=~
I"
, I
¡
~ • ¡
._ .1-._-
I
I
I
~
----- O'
Fig. 10.27.
[10.155]
donde t es la distancia 0 1 A ..
Llevando horizontalmente a partir de O ~ en el diagrama de corri-
mientos, dicha distancia t y trazando por su extremo una vertical, en
su intersección con el eje de referencia y la recta A' y B", determina
dos puntos K y K 1 que definen un segmento KK1 = a(cm) para el
que se verifica, como hemos visto anteriormente,
[10.156]
[10.158]
620 SISTEMAS PLANOS SUJETOS A CARGA~ MÓVILES 10
En consecuencia
T 1]p
tlT = p [10.159]
I ~J{N I = I 6 .1. .t l·
2 [10.160]
Fig. 10 .28.
..... --.-.
..... --
.~Al2 -------A--~
1,--- -l.'l
--------lilJI==
. ..
! I
I -,-I
I. t II I
I
I
I
I
I
I
!mJ~!IIIInmII!IlDD..-l O;
Fig. 10.29.
e
En cuanto al signo de la línea de influencia, la rotación 2 , l es negativa,
por 10 que el punto V se acerca al M. De ahí que la variación de dis-
tancia resulte negativa ya> O.
En consecuencia, a .la parte positiva del diagrama de corrimientos,
es decir, las ordenadas ubicadas por debajo del eje de referencia, les
corresponde signo contrario, o sea, negativo.
a) Momentos ilexores.
Consideremos el sistema de alma llena de la figura 10 .30, del que
nos proponemos trazar la línea de influencia del momento flexor en la
sección e-s , para cargas verticales.
Cargado el sistema con una fuerza P, si introducimos en e-e una
articulación, confiriéndole con ello un grado de libertad, se rompe el
equilibrio, Para restituirlo debernos aplicar en las secciones extremas de
las chapas en que ha quedado dividido el sistema, dos pares opuestos
; (10.162]
O• [10.163]
MÉTODO CINEMÁTICO PARA EL TRAZADO DE LÍNEAS DE INFLUENCIA 623
.4 Q
./ 1\
I \
I S'2 \.'
I
V I \.
II \
/ '
/1 .
./ I
,/ II I
I
I I
1 I
I I
I I
I I
I I
I q"
Fig. 10.30.
O. [10 .'164]
o, [10.165]
y finalmente
M 'I'}p
\P = '\JM ;= --e--
2,1
. [10.166]
b) Esfuerzos de corte.
~NM
F ig. 10 .31.
c ) Esfuerzo normal.
Cargado el sistema d e la figura 10 .32 con la fu erza P y puesto en
evidencia el esfuerzo normal mediante el mecanismo correspondiente, para
SIS T EMAS PLANOS SUJETOS A CARGAS M ÓVILES 10
62 6
O2
r--.--.------.. A ¡, 2 00
I. \. I' ¡I I
\ i : I
I I, 1
I
I
I 1 8'
B"
Fig. 10.32.
un d esplaz am iento vir t ual del m ismo , el tr aba jo d esarrollado por las fuer-
zas P, N Y -N tiene por ex p resión
P
(10.172]
N a
a) Línea de influencia de M e.
p (d)
(e)
Fig. 10.33.
b) Línea de influencia de He .
I
~
I .
I. . ""
e=A1,2 '\,.~
P .
/
Ir- He II " ".~ /8
IV I
I /
I /
So I
I
I
I
I
I
I
I
I
I
A,iO' I
/,2= '2 I B'
Fig. 10 .34.
c) Línea de influencia de V e.
CEAI.2_.~
1. S 1. ·\
I 2 \ B
I
I I
---1-, I
I
I I
I
1
I
I
Q'/00 Q
F ig. 10 . 35.
A
r&
I
t
Ip '
I
---l-
I
..
r
I
(
Z'
Z
(d)
(b )
R,;II Ce)
-p
p
(d)
Fig. 10 . 36.
4 DIAGRAMAS ENVOLVENTES 633
[10 .179]
(1- z)
.'J/.1z = -R (1 - z) =P 1 z , [lO .180]
d.JvJz P
dz
- T (1- 2 z) O [10.181]
de donde
1
zo = 2
[10.182]
.JvJ .= Pl [10.183]
máxmáx 4
Q<-J RA = -pf
Q<+) = -R B = P l-z
1
} [10.184]
Como los valores dados por las [10. 184] son los máximos quepue-
den ocurrir en la sección, las expresiones [10. 184] corresponden a las
ecuaciones de los diagramas envolventes de Q ~t. y ou: respectiva-
mente y representan dos rectas. La primera se anula para z= O y ad-
quiere su máximo valor.
Q maxmáx
<-~ = -P [10;185]
III Z·
- [10.188]
l\2 Z-A
de donde
Z-A
lI2 '- III [10.189]
Z
Por otra parte
gMlIJ = (PI + P 2 -,
Z-A)
z-- lI¡
l(m) [10.192]
a(cm)
[10.193]
zO - z) (z - A) (1 - z)
PI 1 + P2' 1 (10.194]
A~ qti:"~ --J!!¡B
eS I I
z
L.
!
(d)
A" ---
»->
»> -- z
A'r-alillllIIIIIllJllIIJ11llllInlll B;
(b)
r
2" ~
(e)
I
1<
I
l·
4 DIAGRAMAS ENVOLVENTES 637
} [10.195]
de donde
[10.197]
Pero P t + P =R
2 Y P 2 A = R .r; luego reemplazando
[10.201]
A .)
l-z
M . ~ (l-z)(2z- A.)
Pz .
9vI', ,=-¡ [2(l-z)- A.] } [10.205]
4 DIAGRAMAS ENVOLVENTES 639
[10.207]
De la figura resulta
z-1..
1)2 - 1)1
}
Z
[10.208]
1 Z
1)1
a(cm) T
de donde, reemplazando
z Z-1..
= -P 1 - - P2
l l
• [10.209]
[10.210]
,.
=
se anula para z O Y su ordenada máxima Q",,= -p. corresponde a
z = l. La segunda
" _ _ P Z-1.. [lO .211]
Qz - 2 1
1- A
. se anula para z = A Y alcanza su valor máximo Q:' = - P 2 l para
z = l.
640 SISTEMAS PLANOS SUJETOS A CARGAS MOVILES 10
~------ I
- - --
I
-
r
- - --j--
l4
!
- -
1I -------¿
I
-j---- -
~
z
- -- ---j
B
(a.)
q~--AlPz
1
Fig. 10.38.
En la figura 10.38 (b) hemos representado las dos rectas, así como
también la suma de ambas, que constituye e11 diagrama envolvente de
- (-)
Q máx •
Para obtener el diagrama envolvente de Q;;dx' debemos cargar la
paI1te positiva de la línea de influencia, haciendo incidir la fuerza P2 a
4 DIAGRAMAS ENVOLVENTES 641
[10.212]
,
1] 1 = 1], l-Z--A
2 -=--~'--.....:..:.
l-z
a(cm)
1
} (10.213]
l-Z-A l-z
PI +P.--~- [10.214]
l - l
l-z-A
Q; - PI
}
1
[10.215]
l-z
Q" '- P 2
~:t-
1
IIIUillmp
I m . 1
I I
z
:1 I 1
A' mrrmlllTllll~
B'
(d)
A"-""- ----»>:
---
(b)
(e)
+p-l
2
Fig. 10.39.
Pero
F = Y2 lfJmáx 110 2171
de donde, reemplazando,
1-z
F = Y:z1''l'Jmáx A'A" - Y:z(l-z)z [10.219]
y finalmente
fM z = p ~ (1- z) [10.220]
. pl"
.Mmáx máx = -8- [10.221]
- - p z?
Qz--R A - - - - [10.222]
2.1
ecuación de una recta que representa el diagrama envolvente de u'l/l máx '
por cuanto nos da el mayor valor que puede alcanzar el momento flexor
en cualquier sección, por efecto de P. Dicha recta, de ordenada nula
=
para z 1 y máxima igual a -PI , para z =
O, ha sido representada
en la figura 10.40 (b).
En cuanto al diagrama envolvente de esfuerzos de corte máximos,
observemos que para cualquier sección, el esfuerzo de corte está dado
directamente por la proyección de la resultante izquierda, qu e en cc: te
caso se reduce a P , la que por ser normal al eje de 'l a viga, se • ;»yecta
en verdadera magnitud. Tendremos' así:
.
Qmax = cte. p [10.225]
4 DIAGRAMAS ENVOLVENTES 645
P
,5
A B
15 z ·
1
A"
!- z
8, (b)
A
-Pl
A2 82 (e)
p
Fig. 10 .40.
[10 .226]
646 SISTEMAS PLANOS SUJETOS A CARGAS MÓVILES 10
M~ = -P1(l- z)
M;' = -P2 (l - ').. - z) } [10.227]
SI
SI z
¡.--~=------j
A'~1T111l111111l1
A,
A'I
Fig. 10.41.
ecuación del diagrama envolvente de M máx ' ,que será una parábola de
29 grado.. Dicha parábola tiene ordenada nula en correspondencia con
z =
l, donde, además, su tangente coincide con el eje de referencia, es
decir, es horizontal en este caso. Su valor máximo
pP
M máx máx = - -2- (10.229]
~¡
I
t-
z
MÓVILE~'
~E
-----==-------l~
I ( I I
I •
I
I1 I
1
I I I
A' E'
I
I
I
I
I
I
I
I
A t""'1lIIlIlIIIIJ1lllllllllT
I
B;
Fig. 10.:42.
...alllW_~ ( a)
dida entre los mismos, mientras que si se cargan los extremos en voladizo,
se obtendrá el máximo momento negativo en la sección considerada.
En la figura 10.43 (e), (d) y (e) hemos representado los diagra-
mas de momentos fIexores correspondientes a los casos mencionados, es
decir cuando se encuentran cargados el tramo entre apoyos y los dos vola-
dizos, independientmente.
650 SISTEMAS PLANOS SUJETOS A CARGAS MÓVILES 10
Fig. 10.44.
e
(f) (h)
(±) Línea de ú1fluenet'a de Qs-s
---1 (f>
Fig. 10.45.
652 SISTEMAS PLANOS SUJETOS A CARGAS MÓVILES 10
m
Fig. 10.46.
K - 13.435
COLECCION UNIVI'
ESTABILlDAD 11
por Enri que D. Fl iess
MATEMATICA GENE! . ,
por César A. Treja
TEORIA ESTADISTlC. I
EL ENFOQUE CONJUI
ENSEÑANZA DE LA 1\
por César A. Tr ejo
Serie: COMPUTACION
SISTEMAS OPERATIV,(',
.. por D, W. Barran
LA COMPUTADORA A ':ii
por A. Ba lt y M , E. Wardle