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Amalia Pérez-Juez Gil GESTION DEL PATRIMONIO ARQUEOLOGICO EL YACIMIENTO COMO RECURSO TURISTICO Arta1. edicién: junio de 2006 © 2006: Amalia Pérez-Juez Gil Derechos exclusivos de edicién en espafiol reservados para todo el mundo: © 2006: Editorial Ariel, S. A. Av. Diagonal, 662-664 - 08034 Barcelona ISBN; 84-344-5207-3 Depésito legal: B. 25141 - 2006 Impreso en Espafia por Book Print Digital Botanica, 176-178 08901 L'Hospitalet , ‘Quedan rigurosamente prohibidas, sin Is autorizacién escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las eyes, la reproduccicn total o parcial de esta obra Por cualquier medio 0 procedimiento, comprendidos la reprogvatiay el tratamiento informétco, 'yla distribucién de ejemplares de ella mediante algller 0 préstamo publicos.CapiruLo 1 REFLEXIONES EN TORNO AL CONCEPTO DE PATRIMONIO HISTORICO: PARADOJAS E INTERESES 1.1. La ampliacién del significado Un logro institucional de los tiltimos afios es el hecho de haber erra- dicado —por lo menos en el ambito profesional— la categoria de patri monio artistico y haberla sustituido por la més acertada de patrimonio historico. Este cambio de terminologia se manifiesta tan sdlo en el mundo profesional pues en el vocabulario cotidiano se sigue hablando —con evidente error— de patrimonio artistico 0, a lo sumo, de patrimo- nio histérico-artistico. El concepto de patrimonio artistico fue el primero en acufiarse para la categorizacién de ciertas manifestaciones del genio humano. En esta clasificacién entraban las piezas o edificios que, valoradas de forma sub- jetiva, eran consideradas «bellas». La belleza es una cualidad de dificil valorizacién objetiva. Tanto es asi que, por ejemplo, pintores o estilos artisticos han pasado del mas remoto olvido al mas sublime encumbra- miento. De esta forma, la valorizacién de un critico de arte, de una deter- minada corriente, de coyunturas estéticas pero también econémicas y politicas pueden hacer que algo pase de no formar parte del patrimonio artistico a estar en él de pleno derecho. En realidad, los dos valores no tienen por qué ser excluyentes y, en la mayoria de los casos, se darn juntos, pues no existe duda de que los arquedlogos encuentran bellas las piezas de ceramica comin sin nin- gtin tipo de decoracién encontradas en su contexto en el transcurso de una excavacién, o incluso los silos o basureros de un determinado yaci- miento. De esta forma, la discusién es mucho més profunda y se trata de conferir a esas piezas dos valores independientes pero a la vez. coin- cidentes —siempre que la pieza no se encuentre descontextualizada—: 17un valor informativo —o histérico— y un valor estético (Choay, 1992:100). Siempre es interesante el lado estético de cualquier resto arqueol6gico, pero es mucho més importante y menos condicionada por valoraciones temporales y coyunturales, la informacion histérica que de é1 podamos obtener, su testimonio, y, en la mayorfa de los casos, esto sdlo podra ser posible cuando ese resto pueda ser hallado en su contexto. Por otra parte, el patrimonio arqueoldgico carece muchas veces de ese valor estético, fundamentalmente ante los ojos de las sensibilidades menos cercanas al valor hist6rico e informativo del mismo. Las exca- vaciones que se realizaron a principios del siglo xx on la Plaza de la Armerfa de Madrid demuestran que la opinion de un buen sector dela poblacién es de desprecio por la conservacién del Patrimonio arqueo- légico no monumental —o artistico—, aludiendo precisamente a la falta de esa caracteristica basada en criterios estéticos bastante subje- tivos. En estas excavaciones se sacaron a la luz los vestigios de edifi- muralla arabe medieval. Su valor historico es de tal magnitud que se entiende mal la voluntad de construir en ese mismo solar cualquier museo con colecciones reales, pero sobre todo, la infravaloracién de los vestigios arqueolégicos, documentos tinicos para trazar In historia de Madrid en un momento en el que fue la capital del Imperio Hispa- nico. Los restos que no se conservaron se destruyeron en virtud de su escaso «valor». En los dltimos afios, sin embargo, la mayoria de las instituciones internacionales han querido ampliar el significado del concepto de patri- monio hist6rico para englobar algo més que puras obras de arte Ex ecre sentido, es revelador el Programa de la UNESCO para Pproteger el patri- ciemplo a colacién para ilustrar la ampliacion del significado del térmi- no més allé de manifestaciones monumentales, La iniciativa surgié en noviembre de 1999, cuando el Consejo Eje- cutivo decidié crear una distincién internacional titulada «Obras maes- tras del patrimonio oral e intangible de la humanidad>. La proclama- cion, que se realizé en mayo de 2001, fue promovida por Jeema’ el Fna Square, en Marruecos, es decir la Plaza de las Palabras de Marrakech, que tiene una importante tradicién literaria de historias orales, conta- das por narradores que se acercan a ella cada dia Los proyectos de ampliacin y remodelacién de la ciudad pusieron en peligro la conti- nuidad de los cuentacuentos ¥; por tanto, de un rico patrimonio rico oral y de su transmisién. Por esta razén, comenzaron las negoci; ciones con la UNESCO. que decidié crear tal categoria de proteccién. Es significative como para esta declaracién no se han valorado crite- 18rios arquitecténicos, estéticos, cronolégicos, ni siquiera de relevancia histérica, sino la existencia de una manifestacién cultural como es la tradicién oral.? La declaraci6n de la ciudad de Alcala de Henares como Patrimonio de la Humanidad, en 1998, siguié un patrén semejante. De nuevo no se valoraron elementos estéticos —los hermosos edificios del Renacimiento espafiol— ni arqueolégico-monumentales —los vestigios romanos de Complutum— sino la tradicién universitaria, el hecho de haber sido la primera ciudad planificada con pautas urbanisticas universitarias. La justificacion de la declaracién de la UNESCO se basé en el cum- plimiento de tres criterios: el primero, haber sido la primera ciudad en el mundo disefiada y construida como un centro universitario, sirviendo de modelo para otros nucleos de Europa y América; el segundo, el de haber sido la primera ciudad en llevar a Ja practica la concepcién teéri- ca de la ciudad ideal 0 Civitas Dei; el tercer y dltimo criterio fue la con- tribucion de Alcala de Henares al desarrollo intelectual de la humanidad y al desarrollo de la lengua espatiola gracias, entre otras causas, a la lite- ratura de Miguel de Cervantes Saavedra y su obra maestra, El Quijote. Los criterios argumentados por la UNESCO ponen de manifiesto la evolucién del concepto de patrimonio histérico, que se justificaba hasta hace unos afios por criterios de tipo artisticos y monumentales. Recordemos que las primeras declaraciones en Espafia, en 1984, afec- taron al centro histérico de Cérdoba, la Alhambra, el Generalife y el Albayzin, la catedral de Burgos, el monasterio y sitio del Escorial, y el Parque Gell, Palacio Giell y la Casa Mila en Barcelona. Pero son declaraciones como las de Alcal4 de Henares, las que han aportado al patrimonio histérico una dimensién mayor, que engloba también mani- festaciones de la vida humana, aunque no se reflejen en obras monu- mentales 0 artisticas, y la singularidad de las mismas con independen- cia de su estética convencional. Existen multitud de ejemplos de la ampliacién del significado de patrimonio histérico en la actualidad. Algunos de ellos sélo son conside- rados una vez exista una distancia cronolégica entre el hecho y la consi- deracién. Asi sucede, por ejemplo, con la denominada «Ruta del Baka- lao», que podria estar todavia dentro del gran saco del patrimonio cul- tural, pero que sera un dia patrimonio hist6rico, reflejo de la cultura de una parte de la poblacién de finales del siglo xx. Esta ruta fue conside- rara, en principio, como algo abominable, objeto de critica popular y de 2. La UNESCO ya ha manifestado en otras ocasiones su preocupacién por preservar el patrimonio historico —y cultural— no monumental, En este sentido, el 15 de noviembre de 1989 adopts la Recomendacion para la Proteccién de la Cultura Tradicional y el Folklore. Este texto pone de manifiesto la necesidad de proteger el patrimonio intangible con el fin de permi- tir a los pueblos mantener su identidad al tiempo que conservar la diversidad cultural de la humanidad, 19Iticas de eliminacién. Sin embargo, parte de estas conductas han que- politicas g E dado reflejadas en una novela —Historias del Kronen— y después en la pelicula del mismo nombre. El hecho es que reflejan la forma de vida de una parte de la juventud de los noventa Y, por ello, tanto la «Ruta del Bakalao» como Historias del Kronen son una manifestacién cultural de dicha juventud, a la que se define como falta de principios 0 ilusiones, conformista, etc. De cultural, se convertira con el tiempo, en histérica y no seria de extrafiar que en unos cuantos afios habléramos de la «Rut del Bakalao» como patrimonio histérico. Ampliar el significado del concepto de patrimonio histérico leva también a plantearse si es posible conservarlo todo, ya que esta amplia- clon parece incorporar las manifestaciones del hombre sobre la tierra hasta el infinito. Volveremos sobre este punto a lo largo del libro, pero empeécemos a pensar en ello citando a Agnes Ballestrem? (1998:25): ...10. podemos conservarlo todo y tendremos que hacer wna seleccion, aunque también os digo ahora que, desde luego, podemos conservar mucho y dejar- selo a las generaciones futuras, si lo tratamos de una forma prudente, 1.2. Definicién por listas y categorias Los anteriores ejemplos de la UNESCO llevan a otra reflexién que aborda abiertamente una de las mayores paradojas del Patrimonio his- t6rico: la de que algunas manifestaciones histéricas se conservan en vir- tud de entrar a formar parte de una lista 0 categoria preestablecida y que otras manifestaciones hist6ricas semejantes no recibirdn tal grado de proteccién por no estar en esos indices. En realidad, gran parte de las definiciones de patrimonio histérico recogidas en la legislacién siguen este principio de garantizar la protec- cién a aquellas manifestaciones culturales incluidas en registros preesta- blecidos. En este sentido, la Ley de Patrimonio Historico Espafiol ha fomentado tales indices con el establecimiento de los inventarios —para los bienes muebles— y la creacion de la figura «bien de interés cultural» —para los bienes inmuebles—: Los bienes mds relevantes del Patrimonio Historico Espanol deberén ser inventariados o declarados de interés cultu- ral en los términos previstos en esta Ley —articulo 1.3 de la LPH.E. De ello se desprende que mientras no estén inventariados o declarados bie- nes de interés cultural, sera mas dificil la proteccién de los mismos, Nos encontramos ante una valoracién coyuntural, en cierto modo subjetiva, que afecta a la proteccién del patrimonio histérico, Un ejem- plo que refleja bien esta situacién es el caso de la valla publicitaria de Osborne representando un toro. La valla de Osborne fue disefiada en 3 gg ilabras pronunciadas en el Simposio Internacional sobre La conservacién como fac: tor de desarrollo en et sigio xu. 201957 por Manuel Prieto como un anuncio de carretera y, en principio, nadie se cuestion6 su proteccién, pues era simplemente un instrumento publicitario.* La cuestin de la consideracién como bien digno de pro- feccién, y por tanto merecedor de «supervivencias, comenz6 en 1994, tras la aprobacién y entrada en vigor de la normativa que prohibia la publicidad fuera de los tramos urbanos de las carreteras estatales, en cualquier lugar visible desde la zona de dominio publico de Jas carrete- ras. Los reiterados expedientes abiertos a la compatifa hicieron que el caso pasase a la jurisdiccién contencioso-administrativa del Tribunal Supreme, que acabé fallando en favor de la no retirada de los toros de las carreteras espaiiolas. La argumentacién que se dio fue la de que el toro ya no se identifi- caba con un objeto de publicidad, sino con la cultura espafiola misma. Algunas frases de la sentencia del Tribunal Supremo Contencioso-Admi- nistrativo de 30 de diciembre de 1997 revelan cuestiones de interés para ‘entender la evolucién del concepto. En su Fundamento de Derecho Ter- cero aparecen las siguientes argumentaciones: El punto dlgido en que se ha centrado el debate, es si la estructura metdlica, que configura la silueta de un toro de color negro, erguido y estdtico, que se observa desde la carre- tera constituye o no publicidad... En estos momentos, para la generalidad de los ciudadanos que la contemplan, aun habiendo conocido su primitivo significado, ha dejado de ser el emblema de una marca, para convertirse en algo decorativo, integrado en el paisaje. Aunque de forma indirecta pueda recordar a algunos el stmbolo de una firma comercial, el primer impacto visual que en la mayorta produce es de una atrayente silueta, superpuesta al entorno, que mds que inducir al consumo, recrea la vista, rememora «la fiesta», destaca la belleza del fuerte animal. Pero sobre todo, interesa que el mismo Tribunal Supremo alegé la insercién de la escultura del toro en las categorias oficiales de proteccion para afirmar que fuera susceptible de tal amparo: ...algin Ayuntamiento (Valmojado-Toledo) la considera como bien cultural de interés local e inte- grada en el paisaje; Comunidades Auténomas como la de Andalucia han incoado expediente para su inscripcion en el Catdlogo General del Patrimo- 4, En 1957 comenzaron a instalarse en las carreteras espaftolas los primeras toros, fabri- cados en madera y con una altura de 4 metros. Entre 1962 y 1964 se llegaron a instalar mas de 500 toros. A partir del afio 1961, empezaron a realizarse en chapa metdlica y su tamafio aumen- t6 hasta alcanzar los 7 metros de altura. En 1962, se aprobé la normativa relativa a la coloca- cidn de la publicidad en las carreteras, que obligaba a situar los carteles a mas de 50 metros de 1a arista exterior de explanacién de las carreteras y de 125 metros a contar desde el cerramien- to de la autopista o autovia. Por esta raz6n, la firma Osborne decidi6 construir toros de chapa mayores, alcanzando mas de 12 metros de altura, 5. En realidad, la prohibicién de la publicidad habfa comenzado en 1988, y habia obli- gado ya a la eliminacién del rétulo de la marca del lomo del toro. Sin embargo, hasta 1994 se mantuvieron las esculturas del toro, atin a pesar de ser objeto de reiteradas demandas y expedientes. 21nio Histérico Andaluz con categorta de monumento; Asociaciones culturales como «Espaiia Abierta» han solicitado su declaracin como bien cultural... [la valla] ha superado su inicial sentido publicitario y se ha integrado en el Paisaje... debe prevalecer, como causa que justifica st: conservacién, el inte- rés estético o cultural, que la colectividad ha atribuido a la efigie del toro... La opinion ptiblica se mostré a favor de la conservacion, ya que identificaba al toro como un elemento tipicamente espaniol y estético.6 La Nalla habia dejado de ser un elemento publicitario para convertiree enun bien cultural y, gpor qué no? histérico: Ahora bien, por encima de este fac- ‘or (publicidad subliminal]... debe prevalecer, como causa que justifica su conservaci6n, el interés estético 0 cultural, que la colectividad ha atribuido a la efigie del toro, en consonancia con el articulo 3.° del Codigo Civil, con- forme al cual las normas se interpretardn seguin «la realidad sectal del tiem- Po en que han de estar aplicadas»... La jurisprudencia sentada por la Sala 3.* del Tribunal Supremo alude a la situacién que estamos planteando. La proteccién efectiva de un bien considerado patrimonio historico 0 cultural se hara desde el momento an que este bien sea catalogado en una de las listas de tutela. Asi, para que la conservacién fuera real y efectiva era necesario inscribir al toro en una lista oficial de proteccién, a pesar de que antes y después de esta ins- cripcién se trataba del mismo objeto. En otras palabras, fue necesario el «ret interesante sefalar la moviizacién que se produjo en tomo a la conservacién del seule ecgsieton Firmas, se origing un lenguaje especifico para el tema, acuhanle et término gindulto del toro» ¢ incluso se ere6 una asociacién ASTADO (Asocaeiga ata Salvar al Toro Amigo De Osbome).No se trata tan sélo de una cuestién legislativa. La inclusién de un determinado bien en una ruta, por ejemplo, turistica, garantiza la pro- teccién del mismo que, de no haber sido integrado en esa ruta, no hubie- ra sido beneficiario de tal proteccién. En este caso, la proteccién es mas Ne hecho que de derecho, pero en cualquier caso, existe tal proteccién {que se justifica por la repercusién social de un determinado bien. Es el caso, por ejemplo, de la arquitectura popular que se esta empezando a tevalorizar gracias al turismo cultural y al turismo verde, arquitectura que se protege, Unicamente, por formar parte de rutas mas amplias en Jas que queda incluida. De todo lo anterior se deduce que «patrimonio histérico» es una cla- sificacién institucional y que es patrimonio histérico lo que se clasifica como tal. De esta manera, no se trata de una cualidad intrinseca de un objeto, sino de una cualidad extrinseca, concedida a posteriori y que separa bienes iguales por el hecho de haber recibido tal calificacién. Por esta raz6n, ciertas manifestaciones de la manufactura humana, pertene- cientes a la misma época 0 a la misma coyuntura econémica y social pueden haber o no recibido la calificaci6n de patrimonio histérico y, por tanto, unas serdn susceptibles de proteccién y otras no; unas se regirén por ciertas leyes y otras no. El hecho de considerar patrimonio histérico a un objeto por cum- plir unos requisitos extrinsecos al mismo hace muy dificil la proteccion de ciertos bienes, pues habra que esperar a que entren a formar parte de dicho catélogo. Esto no esta exento de riesgos. Dado que las listas se hacen en funcién de unos criterios establecidos con posterioridad a la existencia del objeto y no pertenecen al objeto per se, si los criterios cam- bian, cambian también los objetos que forman parte del «patrimonio his- t6rico», Un ejemplo paralelo es la consideracién del suelo como urbani- zable, no urbanizable, de uso comercial, agricola.o industrial. Tales caracteristicas no pertenecen al suelo en sf sino que son concedidas con posterioridad a la existencia del suelo, por lo que éste puede cambiar de una categoria a otra cuando cambien los requisitos con los que se califi- ca cada categoria. 1.3. Patrimonio histérico coyuntural La reflexién anterior habria que extenderla a las formas de catalo- gaci6n del patrimonio histérico y si éstas responden a criterios objetivos © estan condicionadas por factores ajenos al patrimonio e, incluso, aje- nos a las personas o instituciones encargadas de la catalogacién. Veamos. un ejemplo que ilustra la anterior afirmacién, relacionado con el patri- monio industrial y el habitat que se origina el torno al mismo: 23Aftos 60. En Espaiia se crean los grandes polos de desarrollo indus- tial y con ellos, se construyen fabricas y edificios industriales que refle- Jan el avance tecnol6gico de la sociedad. La arquitectura y el resto de la cultura material producida en esos centros reflejan un modo de vida y de trabajo caracteristico de una época. Afios 90. Guiados por este criterio de considerar las fabricas como eflejo de una forma de produccién, algunas de ellas pasan a formar parte de la categoria de patrimonio hist6rico, al que se le ha afiadido el calificativo de «industrial», Las fabricas han perdido su uso productor Se reconvierten en centros culturales, salas de exposiciones, museos, etc. Volvamos a los Afios 60. Miles de familias de Puntos alejados de las grandes urbes Ilegan hasta los polos de desarrollo industrial en busca de trabajo y de formas de vida diferentes a las que dejan en sus lugares de origen. Algunas de ellas tienen la suerte de encontrar casas «tradiciona- les», pero otras, con menor poder adquisitivo, se alojan en enormes edi- ficios de pequefios apartamentos, y en el peor de los casos, construyen chabolas y crean barrios marginales con unas estructuras arquitecténi- Ss ¢ infraestructura urbanistica reflejo de una forma de vida y de una determinada manufactura humana, Aftos 90. Mientras las fabricas que dieron origen a las barriadas de habitacién marginales son reconvertidas en Patrimonio hist6rico indus- trial, éstas, incluidas las chabolas, que han perdido también su funcién original, son demolidas. Nadie se Plantea si esas barriadas Podrian tener industrial también— como reflejo de una determinada forma de vida y, de esta manera, garantizar su conservacin y disposicion.
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