Cocinas, Alimentos y Símbolos
Cocinas, Alimentos y Símbolos
Cocinas, Alimentos y Símbolos
Y SÍMBOLOS
Edición
ISBN (papel): 978-956-352-265-5
Sonia Montecino Aguirre
ISBN (pdf ): 978-956-352-266-2
Edición de textos
Tal Pinto Panzer (CNCA) www.cultura.gob.cl
Alejandra Alvear Montecino
Se autoriza la reproducción parcial
Dirección y coordinación editorial
citando la fuente correspondiente.
Aldo Guajardo Salinas (CNCA)
Diseño y diagramación
Estudio Vicencio
Ilustraciones
Emilia Valle Krämer
Decir que un país no tiene cocina
es como decir que no tiene madre,
siendo que todos hemos sido paridos por ella.
17 CAPÍTULO I
PRIMER CONGRESO MULTIDISCIPLINAR DE
PATRIMONIO ALIMENTARIO, SANTIAGO
159 CAPÍTULO II
ENCUENTRO REGIONAL DE
PATRIMONIO CULINARIO, ARICA
325 CAPÍTULO IV
ENCUENTRO REGIONAL DE
PATRIMONIO CULINARIO, CHILLÁN
399 capítulo v
encuentro regional de
patrimonio culinario, punta arenas
Presentación
Prólo g o
Introducción
13
Yo sostengo que la cazuela de ave requiere aquellas piezas soberbias y aso-
leadas de los pueblos costinos, el mantel ancho y blanco y la gran botella de-
finitiva y redonda, que se remonta a los tiempos copiosos de la abundancia
familiar y cuyo volumen, como por otoños melancólicos ciñéndose, recuerda
los cuarenta embarazos de la señora.
Pablo de Rokha, Epopeya de las comidas y bebidas de Chile.
Las y los escritores chilenos (como Marta Brunet, Pablo Neruda, Gabriela
Mistral, Henriette Morvan y el propio Pablo de Rokha) comprendieron des-
de hace mucho tiempo que la cocina, los alimentos y su consumo, están
imbricados en la cultura y se asoman como parte sustantiva de ella, ya sea
como lenguaje, como metáfora o como práctica que propone identidades.
Si retomamos la cita, podemos vislumbrar estos elementos: en primer lugar,
la figura de la cazuela de ave que nos envía a una identidad común —se
trata de un plato reconocido ampliamente como «chileno», que adquiere
un estilo particular con las aves criadas en las costas asoleadas (las varian-
tes locales del «universal cazuela»)— y el mantel «ancho y blanco», que
evoca su consumo y el comensalismo (en el sentido que le da Fischler),
desplegando las funciones sociales del alimento. La memoria de la antigua
abundancia familiar restituye la historicidad presente en la comida y su
dimensión conmemorativa, su capacidad de conjuntar pasado y presente.
Asimismo, la presencia de la botella retrotrae la indisolubilidad nuestra de
la comida y la bebida, así como la subjetividad masculina que la construye
en tanto vientre y fertilidad («los cuarenta embarazos de la señora»).
Esta idea de que cultura y cocina son inseparables animó la realización
en Santiago del Primer Congreso Muldisciplinar de Patrimonio Alimentario,
en septiembre del 2016, y de cuatro encuentros regionales de patrimonio
In troducción
culinario, durante los meses de abril a mayo del 2017. Las regiones de Ari-
ca y Parinacota, Valparaíso, Biobío y Magallanes fueron las que recibieron
a los(as) ponentes de las macrozonas correspondientes, en un diálogo y
puesta en escena de las distintas miradas, acciones y proyectos en torno
al patrimonio culinario local y regional. En cada uno de estos encuentros
hubo una pluralidad de actores y discursos, procurando cubrir el amplio
espectro de las expresiones ligadas a las cocinas patrimoniales: producto-
res(as), cultores(as), investigadores(as), funcionarios(as) del Estado, gre-
mios y sindicatos, pequeños empresarios(as), comunicadores(as) sociales,
escuelas de cocina. Cada uno(a) aportó a la construcción del panorama que
se aprecia en Cocinas, alimentos y símbolos. Estado del arte del patrimonio
culinario en Chile y contribuyó con su particularidad a tomar conciencia de
14 la pluralidad de espacios, problemas y posibilidades de la alimentación en
su vertiente tradicional. Asimismo, se contó con la participación de espe-
cialistas extranjeros, como un modo de confrontar y conocer las experien-
cias de países con raigambres comunes y que han desarrollado el ámbito
del patrimonio culinario desde perspectivas académicas, gastronómicas,
de políticas públicas e innovadoras, como Perú (representado por Isabel
Álvarez), Colombia (Luisa Ángela Caro) y España (Jesús Contreras y Toni
Massanés). De ese modo, en cada apertura de encuentro se contó con la
conferencia de uno(as) de estos(as) expertos(as) y con la de un especialis-
ta regional, produciéndose así un diálogo que desanudó fronteras y sirvió
como soporte de los debates posteriores. Aunque disímiles en su factura,
cada una de las intervenciones que se presentan en este texto muestran las
múltiples facetas de quienes están vinculados a las cocinas patrimoniales.
Este libro representa un esfuerzo inédito en nuestro país y anhela ser
una contribución a las futuras políticas públicas, proyectos y acciones
multidisciplinares relacionadas con el patrimonio culinario. Nos permite
valorar lo que se ha mantenido como acervo y, al mismo tiempo, nos lla-
ma la atención sobre los caminos que se deben emprender. Uno de ellos,
de vital importancia, es el de la construcción de horizontes conceptuales
comunes en relación a lo que entendemos como cocinas patrimoniales o
patrimonio culinario y alimentario, para desde ahí perfeccionar, mejorar y
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Congreso Multidisciplinar
de Patrimonio Alimentario,
Santiago
22 y 23 de septiembre, 2016
Suele decirse que las comparaciones son odiosas, pero en lo que respecta
al campo de la antropología, esto no es así; de hecho, las comparaciones
juegan un rol decisivo en la ampliación de nuestros conocimientos y com-
prensión de las cosas. Se trata de una herramienta poderosa que, al poner
una cosa al lado de la otra, permite atisbar sus diferencias y semejanzas. De
ahí que, quizás, el mayor aporte que puedo realizar hoy, sea el de contribuir
a la materia con una perspectiva europea y, sobre todo, de Europa del sur.
En mi exposición habrá algunas contradicciones: diré una cosa y la otra.
Pero creo que esto también podría ser reflejo de esa multiplicidad de usos
y abusos que hay en relación con el patrimonio alimentario, el cual es hoy
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Algunas consideraciones
El patrimonio es una cuestión compleja y siempre lo ha sido. Hasta hace
relativamente pocos años, cuando se pensaba en patrimonio —aparte del
patrimonio personal que cada uno pudiera tener o recibir— se pensaba fun-
damentalmente en uno monumental, es decir, material. Cuando se empezó
a hablar de patrimonio inmaterial muchos nos vimos obligados a pensar
de otra forma y en otras cosas. De alguna manera, el patrimonio refleja lo
que tenemos («somos lo que comemos», dicen algunos). Así, pues, es un
marcador de identidad y también una herencia colectiva, sea esta mate-
rial o inmaterial. Es decir, compartir patrimonio también quiere decir que
compartimos los símbolos y códigos que este transmite. 19
El patrimonio alimentario
El estudio alimentación es una tarea multidisciplinaria y es obvio que cada
uno la aborda como puede y no cómo quiere, pero diría que a lo que se ha
dado en llamar la «cadena alimentaria» es susceptible de constituir patri-
monio alimentario. Por ejemplo, un paisaje (de papas, de maíz, de viña, un
paisaje de ganado) es decir, el lugar del cual procede la primera etapa de la
producción alimentaria, sus conocimientos, características, técnicas, he-
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
rramientas, etc. En España, se tienen los alcornoques que dan bellotas para
el jamón ibérico, una de las dos únicas aportaciones que España ha hecho
a la civilización desde mi punto de vista junto con la fregona.
Debo decir que cada bien patrimonializado, o cada interés por patrimo-
nializar una cosa u otra, tiene un contexto: las cosas no aparecen porque sí,
hay una razón, un interés de cualquier tipo y esos intereses u objetivos pue-
den ser muy distintos. De ahí que, y volviendo a la comparación anterior,
cuando se trata de patrimonializar algo —un bien alimentario, un producto,
un plato, una técnica, un paisaje o lo que sea— es importante pensar qué
se pretende con eso: ¿potenciar el turismo?, o ¿valorizar o dignificar una
profesión o un oficio? Además, debemos tomar en cuenta cuáles son los
agentes, en el caso de las cocinas nacionales, locales regionales. En este
sentido, cuando en México quisieron patrimonializar la comida tradicional
o en Europa la dieta mediterránea, hay que responder a estas preguntas, las
cuales tendrán respuestas distintas, todas legítimas hasta cierto punto. En
todo caso, hablamos de patrimonialización en general, más o menos con
los mismos términos, pero este proceso en cada país comparte las mismas
características fundamentales y cada una tiene sus especificidades en fun- 21
La revolución verde
En la década de los sesenta, muchísimos gobiernos europeos o prácti-
camente todo el mundo estuvo subvencionando la llamada «revolución
verde», es decir, la intensificación agrícola y ganadera con el objetivo de
aumentar la producción y la productividad. En los años 2000 algunos go-
biernos están subvencionando la recuperación de las variedades o de al-
gunas de las variedades que desaparecieron en los años anteriores, lo cual
se considera una paradoja, ya que en plena revolución verde no recuerdo
que se empleara el término biodiversidad. En cambio, ahora es un término
fundamental, garantizar la biodiversidad, la sostenibilidad, evidentemente
son diferentes momentos.
La reivindicación de la tradición
Creo que este interés por la tradición, lo natural, lo artesanal, lo casero, ha
aumentado. Se trata, en cierto sentido, de una reivindicación del sabor,
pues una de las críticas —de los lamentos de muchos de estos productos
cap ítulo i
Conclusión
La patrimonialización alimentaria podría ayudar dentro de una lógica polí-
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
25
cap ítulo i
Cocinas con memoria
to que el fisco obtenía por la venta de chicha en las picanterías. Pero, con
la estructura de conquista, se despreció la chicha, decían que era bebida
de alcohólicos, de indios que se meten al vicio y no honran a Cristo. Era
un bebestible de mujeres, que la reconstituían para venderla en las plazas
públicas, sobre todo la jora, que es el primer momento de fermentación.
De allí que nace muchas expresiones, incluso personales, que dan cuenta
del mestizaje en el Perú.
Pero esto no es exclusivo de la modernidad. En el departamento de
Lambayeque hay una cocina extraordinaria que removió al mundo hace
15 años, pero que hoy no recibe ni un tercio de turistas que Arequipa. Allí
30 también hay cerca de seis museos de sitio, donde la historiadora Maritza
Villavicencio hizo un descubrimiento importantísimo respecto al poder que
tenía la mujer en el mundo prehispánico. La mujer ha sido empoderada por
tres razones en el Perú prehispánico: porque la alimentación era sagrada,
su poder era cocinar y formar mujeres. En este sentido, la alimentación y
los telares de las mujeres estaban relacionadas con los cerros y la capacidad
de prever el destino, por lo que ellas eran inmensamente respetadas, cabe
recordar el caso de la gobernanta Micaela Bastidas.
No como hoy en día, donde el prestigio en la cocina la tiene el hombre
quien se ha empoderado porque tiene un estatus social importante. Por
eso, cuando la mujer cocina le dicen «señora cuál es su secretito», y cuan-
do cocina el hombre «cuál es su técnica». Esos son los paradigmas que,
con mucho amor, pero también con fuerza —como lo que nos sobran a
las latinoamericanas y a las andinas— hay que cambiarlo. Tenemos que
apoyarnos, hay que ser solidarios y querernos. No puede haber una cocina
ingrata, ya que ella tiene sentido de pertenencia y de memoria, tenemos
que querernos porque no hay acto más maravilloso que el de alimentarse.
car a esas mujeres que todavía están ahí en sus espacios, cómo no vamos
a decirle a las agencias de turismo que se hagan parte. Sin duda hay que
mejorarlas, desde poner un buen baño y unas buenas mesas, pero no estoy
pensando en el modelo de un restaurante, sino que se tienen que construir
dentro del estilo que son las picanterías, donde en principio tienen mesas y
no tienen sillas individuales, sino que bancas desde donde la gente se mira.
Eso hay que conservarlo.
La importancia de la identidad
Nuestras cocinas son algo de lo que tenemos que sentirnos orgullosos, de-
bemos asumirnos a nosotros mismos en nuestra mejor expresión. Además,
es un espacio privilegiado para recrear la identidad. En el caso de las pican-
terías, no estamos diciendo que se tienen que convertir en restaurantes.
Hubo un caso en Arequipa hace un tiempo atrás, en que la Municipalidad
había ido a visitar las picanterías y les prohibieron usar el batán ¿cómo se
les podía ocurrir prohibir esto? Por suerte escucharon nuestras denuncias
y el alcalde reculó con la medida. Se trata justamente de mantener y po-
tenciar esas prácticas.
Lo que queríamos hacer finalmente con el proyecto de las picanterías,
era decirle al país y a todos los peruanos, que es en ese espacio desde don-
de surgen los sabores que caracterizan a cada región y cuya conformación
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
ha estado durante siglos en manos de las mujeres de las familias. Hay que
recordar que las chicherías existen desde antes, ya que ahí se servía la chi-
cha con un bocado picante, eso es lo que luego pasó a llamarse picantería.
Hoy en día, pareciera ser que muchas de ellas han desaparecido, pero en la
investigación nosotros nos sorprendimos cuando vimos que sólo en Piura
había como 3.000 chicherías, que han sido totalmente invisibilizadas, si-
lenciadas en el Perú por el boom, donde la novedad es lo que prima. Pero la
cocina no puede ser novedad, ya que ella es expresión de cultura de nuestra
vida cotidiana.
Las cocinas regionales
Por otra parte, hemos diagnosticado coincidentemente seis regiones del
Perú (Apurímac, Ayacucho, Cajamarca, Mantaro, Lima y Tumbes) para el
concepto de cocinas regionales y esto ha generado bastante interés en otros
países. ¿Qué significa esto? Se trata de caracterizar la cocina de una región,
pero en sus múltiples interrelaciones, no se trata solamente de decir cómo
es la cocina sino cómo se vincula con la educación, con la salud y con las
manifestaciones culturales artísticas. 33
cap ítulo i
Definiciones, viajes y discursos en
torno al patrimonio alimentario
Algunas definiciones
Cocinas: la cocina (universal) se materializa de diferente manera en cada
momento y lugar (cocina local) de la misma manera que el lenguaje se de-
clina en lenguas. Define una determinada cocina aquellos ingredientes que
utiliza, lo que se hace con ellos (la manera de transformarlos y combinar-
los), cómo se comen (maneras, reglas, frecuencias.) y su significado sim-
bólico para los miembros de la comunidad.
dario familiar, local y religioso. Mucho más frecuentaba esta alta cocina
la aristocracia (aún hoy tenemos sus recetas dedicadas), la gota fue una
enfermedad de reyes, aunque las simetrías de las mesas versallescas per-
mitían personalizar y moderar la ingesta. En cuanto al coste, no hacía falta
que fuese sostenible porque el chiringuito entero ya estaba sostenido por
una mayoría que —harta de ello que no de comer— se revolucionó, fundó
la república y con ella los restaurantes, y con ellos el acceso de la burgue-
sía a la alta cocina. Después, Escoffier, la nouvelle cuisine y hasta hoy. La
alta cocina cada vez se ha socializado más. Evidentemente, cuanto menos
excepcional sea, más sana y sostenible tendrá que tornarse. Nos va en ello
36 la supervivencia de nuestro estilo de vida.
que ahora. Por cierto, el pueblo continúa comiendo, pero cada vez practica
menos. Ahora es la restauración —también la colectiva— y la industria
agroalimentaria quien cocina.
Cocina casera: la que se hace en las casas. Es la que está más pachucha.
Si hacemos caso a la definición, el restaurante de comida casera resulta tan
oxímoron como la lata de fabada artesana, pero también puede ser la única
salvación para las cocinas tradicionales. Restaurantes-museo de la tradición
culinaria, centros de conservación de la diversidad gastronómica, lugares
para visitar nuestra memoria del gusto.
Cocina creativa: la que tiene intención de serlo. No se dedica a crear
quien puede sino quien quiere. Otra cosa es que resulte más o menos ori-
ginal; que sepa bien, mal o peor y hasta que tenga algún sentido (el sentido
de tenerlo, dárselo, saberlo encontrar). Atención: estamos sobre una cate-
goría pantanosa.
Les sonará paradójico viniendo de alguien que se dedica a esto, pero no puedo
evitar una cierta distancia con las últimas tendencias en gastronomía. Por fa-
vor, que nadie me malinterprete, no es que no me parezcan bien. Al contrario,
me encanta que las cosas de comer estén de moda y reivindico la solidez del
tema contra aquellos que lo usen como ejemplo de poca enjundia propia de
tiempos líquidos. Cito a otro gastrónomo, Marcel Rouff, que en su novela de
1924 La Vie et la Passion de Dodin-Bouffant, gourmet escribió: «Algunos me echa-
ran en cara que hable de comida cuando los bárbaros están, más que nunca,
a las puertas de Roma. Aun así, lo hago, y añado a la aparente inconvenien-
cia de invitar a mis lectores a la cocina cuando habrían de ocuparse se cosas
supuestamente más serias, la audacia de declararme no culpable. (…) El arte
cap ítulo i
gastronómico, como cualquier otro arte, comporta una filosofía, una psicolo-
gía y una ética, es parte del pensamiento universal, está ligado la civilización
de nuestra tierra, la cultura de nuestro gusto y, por eso mismo, a la esencia
superior de la humanidad».
Ya ven que mi distancia no es pues con el objeto, sino con el entusiasmo con el
que últimamente se abrazan algunas de sus manifestaciones. No consigo aban-
donarme completamente a las modas, lo siento. Por concretar, y, por ejemplo,
bebo gin-tonic (solo de vez en cuando) desde mi primer viaje a Londres. Sobre
todo me gusta tomarlo con mucho hielo y en copa balón, después de cenar;
cuando chefs periodistas y connaisseurs se combinan y mezclan en las cocte-
lerías del Boulevard donostiarra para hacer de este auténtico off-Congreso el
atributo diferencial de San Sebastián Gastronomika. Pero ni colecciono gine-
40 bras, ni es mi única opción de trago largo, ni dejará de serlo si esta tendencia
madura acaba cayendo de la vigorosa rama donde hoy comparte popularidad
con otros frutos de temporada como los zumos verdes, las hojas de kale o ese
cebiche peruano omnipresente que me seguirá gustando cuando la sobreex-
plotación del recurso cuestione su vitalidad en nuestro entorno.
(1) Se refiere a El Bulli, famoso restaurante catalán que abrió sus puertas en 1962 y las cerró en
julio del 2011. (N. del E.).
La cocina viaja poco y ésta no es a mí entender una mala noticia en ab-
soluto. Al contrario, la cocina es una experiencia clave para interiorizar el
viaje y una de las mejores excusas para hacerlo. Sea al otro lado del mundo
o a la comarca de al lado.
bando como de una región a otra, incluso de una comarca a otra, puede
cambiar la despensa y los guisos. ¿Pero cómo no explicáis mejor que tenéis
tanta variedad, tanta la riqueza? ¿Por qué no hacéis que esto se conozca
mucho más, afuera?
Referencias
49
cap ítulo i
Patrimonio culinario
e investigación
Patrimonialización como
proceso de regularización
Isabel Aguilera 51
El acercamiento que hago al tema del patrimonio, o las líneas que considero
cuando reflexiono al respecto, creo que pone en juego fundamentalmente
cuatro cuestiones: las identidades, las representaciones sobre la nación,
dos sentidos del valor (como aprecio y como precio), y la propiedad o los
derechos sobre elementos de origen natural o no. Paralelamente, el análisis
de esas cuatro cuestiones —y mis particulares preocupaciones— me han
llevado a pensar el patrimonio como un espacio de disputa siempre media-
do por el poder. Es así que a partir de esa aproximación general quiero dete-
nerme en algunos puntos que me parecen interesantes de tener en cuenta.
(1) El Día del Patrimonio Cultural de Chile es una actividad anual que se instauró en 1999 a través
del Decreto nº 252 (mayo, 2000). Es coordinada por el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN),
y su finalidad es permitir a la ciudadanía en general conocer y disfrutar del patrimonio cultural,
histórico y arquitectónico nacional.
un estilo que —en el decir de la antropóloga Claudia Briones (1998)— da
cuenta de lo emergente del signo indígena donde no hay casi rastros de
elementos arcaicos en los cócteles interculturales, es decir, reconocidos
como propiamente del pasado. Por otro lado, lo que se destacó en ese año
fueron fundamentalmente preparaciones, es decir, se privilegió una idea
más próxima a la de cocina que a la de producto.
Poco tiempo después, aparecieron estas dos publicaciones. La primera
se tituló Arca del gusto (2014) y aunque recoge algunas preparaciones, se tra- 53
al tomate larga vida y que ese tomate representaba «el tomate», mientras
que el limachino les resultaba ajeno. Cuando la patrimonialización toma el
carácter de rescate desde afuera o desde arriba, es decir, cuando se trata de
hacerles ver a los propios limachinos cuál es supuestamente su patrimonio
alimentario, se corre el riesgo de que el patrimonio no sea apropiado, en el
sentido de «hecho propio», y entonces se hace necesario poner en marcha
una serie de mecanismos educativos tendientes no solo a fomentar el con-
sumo de patrimonio, sino, y ante todo, a la identificación de las personas
con ese patrimonio. Notemos que por extraño que parezca, acabo de dar
vuelta la definición de patrimonio; había dicho, siguiendo a Maillard (2002),
que el patrimonio expresa identidades; sin embargo, la anécdota del tomate
limachino sugiere que el patrimonio puede o no producir identificaciones y,
que esa identificación dependerá de determinados mecanismos educativos.
Podríamos incluso sugerir que los procesos de patrimonialización incluyen,
necesariamente, una etapa de producción de identidades.
La segunda situación informa más concretamente sobre la cuestión
económica. La viví hace muy poco tiempo acompañada por mi colega
Paula Hernández en un seminario sobre legumbres en la Casa Central de 55
Consejo Nacional de la Cultura y las Artes [CNCA]. (2015). Arca del gusto.
Santiago: CNCA.
56
Contreras, J. (2005). Alimentación y Cultura. Perspectivas antropológicas.
Barcelona: Ariel.
Pablo Lacoste 57
América Latina, donde nuestra realidad es mucho más pobre (un tercio de
la población lo es); donde 100 mil productores de cacao de Ecuador venden
su trabajo en 400 millones de dólares, lo compran cuatro empresas multi-
nacionales, elaboran el chocolate y lo revenden a 4 mil millones de dólares.
Eso sucede en América Latina.
¿Por qué se cree que la pobreza va de la mano con la felicidad, o la feli-
cidad de la mano de la pobreza? Soy totalmente contrario a esa ideología, a
la noción de que el campesino es feliz cuando es pobre. No es así y hay que
ayudarlo y darle la posibilidad de que deje de ser pobre. El cómo logramos
que los campesinos, que la gente que trabaja, que mantiene una cultura,
una tradición, salga de la pobreza, es una pregunta que debe guiar nuestro
trabajo; de lo contrario este no tiene sentido. Somos el continente pobre y
nos tiene que doler esa pobreza. Por eso necesitamos aliarnos con el sec-
tor público: para tratar de transmitir este mensaje, para construir políticas
públicas en las que la cultura sirva de ayuda a todos, pero principalmente
a los pobres.
El patrimonio es un conjunto de bienes, es un legado, pero para poder
valorarlo en América Latina tenemos que aprender a apreciar a nuestros
cap ítulo i
Turismo y patrimonio
Hablando en números, Francia capta al año cerca de 90 millones de personas,
por su parte, España atrae a 68 millones, en el caso de Chile la cifra asciende
solo a 5 millones. La pregunta, entonces, es: ¿cómo Francia consigue atraer
a tantos turistas? Y la respuesta es: con su patrimonio gastronómico. Mi
propuesta es entonces mirar el trabajo de afuera con ojos latinoamericanos.
Fíjense en las carreteras de nuestro país. A uno y otro costado de ellas se
multiplican anuncios de Coca Cola, Pepsi y Movistar. Por contra, en países
como Alemania o Francia este tipo de carteles está prohibido, y en su lugar
encontramos señales viales y patrimoniales. Se podría decir que el patri-
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
monio está al mismo nivel que la Catedral de Colonia que durante siglos fue
el edificio más alto del mundo, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco;
así como al mismo nivel de los productos típicos de los campesinos que
elaboran su alimento. Las rutas de acceso señalan productos artesanales,
los caminos destacados y los nombres de las calles, en cambio en Chile
ideologizamos todo: nombres de militares, batalles, etc. Los pueblos a los
que nos conducen estos caminos, nos ofrecen con orgullo sus alimentos,
sus productos típicos. Por ejemplo, cuando uno va llegando a Normandía
aparece el corazón (que es la forma que tiene el queso que producen) y
la vaca (porque es queso con leche de vaca) y ya con estas dos imágenes
a uno le van creando el clima de la trama cultural de la cual forma parte
el patrimonio gastronómico. A tal punto, que cuando uno llega al destino
que prometía la señalética, puede incluso visitar al granjero que elabora de
forma artesanal el queso.
Por otra parte, cuando uno camina por estas ciudades y aldeas puede
ver cómo se exhiben con orgullo los productos típicos de estas localidades.
Si uno entra a un restaurante en Francia le ofrecen el pescado local, traído
directamente por el pescador artesanal, a quien le pagan el precio justo por 59
La necesidad de encadenamientos
Las grandes empresas multinacionales no generan encadenamientos, sino
enclaves. Por ejemplo, Coca Cola llega, pone su fábrica, produce, vende,
saca el dinero y se va. En cambio, los productos típicos, la gastronomía, las
DO, generan encadenamiento unos con otros. Por ejemplo, sabemos que
el queso chanco se hace con leche de secano y sal de Cáhuil, y que nació
entre Rapel y Vichuquén a fines del siglo XVI o a principios del XVII (esto lo
hemos descubierto trabajando con Juan Guillermo Muñoz). Pero ¿por qué
despreciamos lo nuestro? ¿Qué pasó? Lo que pasó es que nos metieron una
ideología del desprecio por nosotros mismos. Relegamos el queso chanco,
lo hicimos desaparecer; desechamos el jamón de Chiloé (que era el mejor
que había en el sur de América) y también lo hicimos desaparecer. Lo mis-
mo con los vinos: los destruimos y solo ahora están de a poco resurgiendo
cap ítulo i
la situación actual exige crear algo nuevo que no sea una mera repetición,
deben ustedes ofrecer orgullosamente al mundo lo que el espíritu de sus pue-
blos sea capaz de crear para contribuir al bienestar humano, la vida no admite
imitaciones, la fuerza no se puede simular por mucho tiempo, la mera imita-
ción es una fuente de debilidad pues inhibe nuestra auténtica naturaleza y se
acaba convirtiendo en obstáculo es como si al recubrir nuestro esqueleto con
la piel de otro hombre los roces continuos entre esa piel y nuestros huesos
dificultaran cada uno de nuestros movimientos
(p.24).
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Referencias
62
co— [2] y por su particular adaptación a baja altitud sobre el nivel del mar
(se da hasta 300 metros sobre el nivel del mar).
La hipótesis que ha surgido a partir de esta variedad de quinoa, es que
se trata de una subespecie separada de la alto-andina que tempranamente
separó su fenotipo, lo que da pie para pensar que pudo haber una domes-
ticación temprana independiente en la zona centro y centro sur de Chile.
En cuanto a la antigüedad de Chenopodiaceae en la zona, los estudios
palinológicos en sedimentos nos han permitido saber que el polen —des-
de la zona sur del norte semiárido hasta la laguna Tagua Tagua, en la zona
central— da cuenta de que como planta herbácea silvestre estuvo disponi-
ble para la recolección por parte de los grupos humanos existentes en los
sistemas ecológicos de esas regiones desde al menos 11.000 años. Esto es
muy importante porque, por ejemplo, del maíz (Zea mays L.) no tenemos
ancestros locales, ni del poroto (Phaseolus sp.). Entonces, en el caso de la
quinoa, hay un producto de la naturaleza que estaba presente y a disposi-
ción de nuestros cazadores recolectores más tempranos.
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
63
guir color, tamaño original, cómo es la testa, entre otros atributos, porque
la carbonización produce ciertas modificaciones. En cambio, cuando están
desecadas, se puede ver el color del grano de quinoa y estas, particular-
mente, son de color blanco marfil. Estas son las carbonizadas que hay en el
Plomo [3] y junto a ellas hay desecadas que, pese a que están cubiertas de
un limo muy negro, que parece turba, se puede transparentar la cubierta
de la semilla con su color natural. Esto es muy importante y fue el hallazgo
más temprano de quinoa desecada [4] que conocemos en la zona central.
El microscopio de barrido también da cuenta de los inicios de la mani-
pulación antrópica; si pueden ver en el borde al costado de la semilla (esto
64 está a un aumento de 150x), pueden ver que la parte donde va el embrión o
radícula ha tomado una amplitud que da una forma plano redondeada, y ya
no está presente el borde aguzado (que era, junto con el grosor de la testa,
lo que no permitía una rápida germinación) que tenían las semillas silves-
tres. En ambos sitios podemos ver lo mismo, pero en el primero la radícula
de algunas semillas se ha desprendido por la carbonización, mientras en
el segundo está perfectamente localizada la banda perimetral, una de las
evidencias de la domesticación.
El vino de Toconao
Otro proyecto en el que hemos trabajado es en Toconao, que queda a unos
30 minutos de San Pedro de Atacama. Toconao es una zona que está en ple-
no desierto, a 2.400 metros de altura, y donde encontramos comunidades
(como la de Celeste) que producen 600 kilos de uva, los cuales —antes del
proyecto— tardaban una semana en procesar. En esta comunidad, todos sus
habitantes son personas mayores, por lo que tenían que esperar a que vi-
nieran los hijos y los nietos el fin de semana desde Calama, donde estudian.
Partimos el proyecto con una capacitación para el mejoramiento de las
viñas y el sistema de manejo. Luego, realizamos nuevas plantaciones en
conjunto, de manera de poder asegurar una producción más estable y soste-
nida en el tiempo. Cambiamos las condiciones higiénicas de los depósitos y
les enseñamos que la cosecha de la vid depende de lo que buscan producir.
Así, este proyecto les permitió llegar a un producto, el cual se concretizó
en la creación de la marca Ayllú, que da cuenta de la producción de vinos
cap ítulo i
La importancia de la investigación
Hoy en día, y gracias a los estudios, hemos podido entender en qué se diferen-
cia, un Carignan de un Cabernet Sauvignon o de un Malbec chileno, en tanto
compuestos que les dan volumen en boca y suavidad o terciopelo, como es
el caso de las fracciones de polisacáridos, o analizando los aromas gracias a
equipos de alta tecnología. Esto es importante, ya que genera las bases, entre
otras cosas, para la obtención de un sello de origen o bien una futura deno-
minación de origen. Por tanto, cuando nos preguntan sobre cómo aportamos
desde el ámbito de la docencia y la investigación, los casos antes enunciados
son prueba de algunos de los espacios desde los cuales se puede aportar.
Sin embargo, Chile tiene muchas realidades, por lo que hay que ir abor-
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Comentarios finales
La riqueza de nuestros pequeños productores y comunidades regionales
es inmensa. Yo solamente he hablado de una región, la de Los Lagos, cuyos
productos están asociados al campo. Quienes se desempeñan en el mundo
rural son personas expuestas además a una alta vulnerabilidad, sujetas a
factores externos y estacionales. Nuestra intención es imprimir una dosis
de innovación en sus productos (más saludables, orgánicos y naturales) que
les permita estabilizar su producción, generar mayores ingresos; en suma,
tener una vida digna. Por ello, las instituciones que proveen recursos para
la investigación o desarrollo deben entender que estas iniciativas no solo
deben considerar variables económicas sino también el valor del patrimo-
nio alimentario. Los gobiernos regionales, a su vez, deben entender que no
pueden excluir a estas comunidades con gran valor patrimonial por no ser
parte de sus líneas prioritarias, las que son seleccionadas única y exclusi-
vamente por el aporte económico. Se debe asegurar que las mejoras que se
logren en la innovación y sus beneficios económicos queden en manos de
quienes son parte de la primera cadena alimentaria, y no permitir que terce-
ros usen y abusen de estos productos, de esta cultura, de esta información.
cap ítulo i
Patrimonio alimentario en Chile:
amenazas y desafíos
[6] En el bello prólogo que nos regaló el año 2011 —en el contexto del tér-
mino del trabajo de la primera edición del libro Curadoras de Semillas, el arte
de conservar las semillas de los pueblos— Francisca Rodríguez, dirigenta de
Anamuri (Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas) y de La Vía
Campesina, señalaba:
Los valiosos testimonios de estas doce mujeres nos brindan la certeza de que el
amor a la madre tierra, sus ciclos y los ritos sagrados de la siembra, el compartir
e intercambiar en los trafkintu1 (al igual que nuestras semillas), están vivos y
en resistencia y su mensaje es un llamado a despertar nuestras conciencias
(p.5).
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Conclusiones
A modo de cierre, Bernardo Subercaseaux (2002), señala la manera en que se
78 han organizado y estructurado simbólicamente ciertos imaginarios en nuestra
sociedad, y comenta que hoy día «cuando se habla de identidad se piensa en
diversidad, incluso respecto a la naturaleza. Los ideales hoy son la biodiversi-
dad y la preservación del ecosistema. Se trataría de un cambio de un ‘clima de
época’ que implicaría un nuevo imaginario de nación» (p.13). Lejos de tecnicis-
mos, creemos que el patrimonio al ser comprendido como una dimensión de la
cultura es también un espacio en disputa. En este sentido, queremos explicitar
que hoy leemos estos procesos desde una perspectiva más crítica, no somos
neutrales política ni epistemológicamente dado que como sujetos históricos
y agentes sociales estamos encuadrados en ciertos marcos ideológicos.
A pesar de tener presente que la modernización económica, escolar y
comunicacional, vinculada a la construcción de los estados nacionales, ha
logrado homogeneizar los universos simbólicos, y, entendiendo al mismo
tiempo que las agriculturas han sido desprovistas de su trato económico y
social a través de la expropiación de los territorios, de los recursos naturales
y del conocimiento asociado, podemos señalar que aún persisten y coexis-
ten memorias y saberes diversos que sostienen, reproducen y proyectan
en todo eso que sin palabras se dice en los cuerpos, en el hacer común,
así como en el espacio esencial, en los modos de vivir juntos: la oralidad.
En este sentido, no podemos sino reafirmar que las comunidades rurales
indígenas se constituyen hoy en una fuente real y objetiva de esperanza.
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
En este artículo se pretende dar cuenta del trabajo que venimos desarro-
llando en Chile Sustentable sobre biodiversidad, las dificultades detectadas
que se vinculan a la conservación y el desarrollo sustentable, y del patri-
monio alimentario.
Mi aproximación —en tanto bióloga y como parte de Chile Sustenta-
ble— al patrimonio se basa en una que no lo ve desde la diversidad biológica
nacional, la cual puede ser silvestre, cultivada o domesticada, incluyendo a
plantas, animales, hongos silvestres y las variedades de plantas cultivadas,
las razas de animales domésticos y también lo marino.
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
de libros que se están llevando a cabo en cada región de Chile. Esta fue
una iniciativa de la FIA que contó con el apoyo de la antropóloga Sonia
Montecino, quien estableció una metodología para definir qué es un ali-
mento patrimonial en Chile y qué no. Estos inventarios son una muestra
representativa de los productos y preparaciones de la tierra y del mar del
país, los cuales son considerados como patrimoniales por sus propios ha-
bitantes. El propósito de esta iniciativa es la elaboración de un libro de alta
calidad que describa estos alimentos y preparaciones patrimoniales. Según
la metodología elaborada para la ocasión, se entiende por preparación o
producto patrimonial aquel que tiene una larga duración en la región de
82 saberes transmitidos transgeneracionalmente (al menos 5 generaciones
o más) y es considerado por sus productores, hacedores y consumidores,
como propio o patrimonial. Esa ha sido la definición básica con la que se ha
trabajado para la categorización de patrimonio alimentario en esta serie,
e incluye productos agrícolas y silvestres, ganaderos, marinos y de agua
dulce, productos preparados (por ejemplo, el mote y el charqui). Hasta la
fecha, se han realizado tres inventarios: Arica y Parinacota, Valparaíso y
Biobío y por terminar se encuentra La Araucanía y en curso en las regiones
de Antofagasta, Coquimbo y Tarapacá.
Algunas de las dificultades que hemos encontrado al hacer estos libros
—en mi caso, participé en el de Arica y en el de Biobío— son: la falta de un
catastro dedicado a los productos y cultivos tradicionales, la pérdida de co-
nocimientos tradicionales a causa de la migración y la apropiación a través
de la propiedad intelectual. En el primer caso, me refiero al rescate de los
productos del mar: los pescadores artesanales, los mariscadores, los buzos
nos dicen que «ya está escaseando», esto es una voz de alerta. Por su parte,
los productos silvestres son igualmente escasos, ya sea por la desaparición
del bosque nativo, la falta de agua o sistemas de recolección insustentable.
Asimismo, existe una falta de estudios y catastros que describan la variedad
de cultivos tradicionales y las razas de animales criollos. Los cultivos tradi-
cionales, por ejemplo, se encuentran en pequeños sectores rurales para el
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
áreas, divisiones de mar a cordillera, y que por tanto hicieran real el con-
cepto de denominación de origen, el cual solo puede ser hoy día asociado
a indicaciones geográficas.
condición encabeza o gobelet, el paisaje que ello crea y su gente, lo que lleva
a la preservación de un patrimonio no explotado en cuanto a tradición que
podría traducirse en desarrollo turístico y gastronómico.
A la experiencia de VIGNO se pueden sumar otras variedades como
País y Cinsault, cultivadas principalmente en el secano del Maule y Biobío,
donde se ha descubierto que las actuales infraestructuras de vinificación
permiten elaborar vinos espumantes y vinos secos personales con un claro
nicho en diversos mercados externos. Ello ha frenado los arranques masi-
vos del país, que amenazaban con la pérdida patrimonial de esta variedad
introducida en la conquista española.
88 Durante la colonia española se introdujo la Moscatel de Alejandría,
existiendo una significativa superficie en el secano del Biobío particular-
mente en las comunas de Coelemu, Ránquil, Quillón, Portezuelo y Trehua-
co, viñedos que potencian la singular belleza del paisaje determinadas por
los márgenes del secano sur interior.
cap ítulo i
Patrimonio culinario,
pueblos indígenas y
soberanía alimentaria
Patrimonio culinario,
institucionalidad y
pueblos indígenas
como patrimoniales.
La institucionalidad del patrimonio
Las cosas y prácticas patrimoniales encarnan memorias y procesos sociales
complejos que han llevado a las sociedades, mediante sus mecanismos de de-
cisiones colectivas, a elevar legalmente a dichas cosas y prácticas por encima
del tráfago común de tales entidades, por encima del tráfico y del comercio
común, para que puedan persistir en las formas que los decisores de tales so-
ciedades han determinado. Este efecto institucional de la patrimonialización
92 tiene un efecto ambivalente, pues busca preservar la identidad incorporada
en las cosas y prácticas —y con ello la diversidad que encarnan en relación a
las formas estandarizadas de convivencia social que rigen cotidianamente—
a la vez que también «comodifican» las mismas cosas y prácticas patrimo-
niales, reduciendo la complejidad social que ha motivado su preservación.
Esta ambivalencia es apreciable en torno al llamado patrimonio alimen-
tario (food heritage), donde los esfuerzos de instituciones como la Unesco,
y otras instituciones regionales o locales, han terminado por asignar ca-
rácter patrimonial a sistemas y prácticas culinarias —la cocina francesa,
mexicana, la dieta mediterránea, etc.—, generando una valoración de tales
prácticas, pero acompañada de los anhelos del turismo gastronómico global
de poseer un sistema común de valoración gastronómica, como uno de los
componentes más nóveles de la industria cultural.
La Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial de Unes-
co (2003) define el patrimonio cultural inmaterial (art. 2º) como «los usos,
representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas —junto con los
instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inheren-
tes— que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos
reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural» (p.2).
La lengua, literatura, música y danza, juegos y deportes, tradiciones
culinarias, los rituales y mitologías, conocimientos y usos relacionados
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Estas diversas medidas tienen todas en común el que conlleven algún tipo
de involucramiento y empoderamiento de los pueblos y comunidades in-
dígenas que han aportado o creado en su totalidad prácticas culinarias tra-
dicionales de índole patrimonial.
En el plano de la documentación, uno de los mecanismos principales
que se han empleado en la experiencia comparada consiste en los inven-
tarios, a menudo apoyados por estudios públicos y privados, y sostenidos
por comunidades locales campesinas y de pueblos indígenas.
Por otra parte, se están implementando diversas iniciativas de regula-
ción legal para reconocer la singularidad de prácticas y recursos alimenta-
rios, usando instrumentos derivados de las instituciones de la propiedad
intelectual como las denominaciones de origen. En Europa sobre todo, pero
crecientemente en América Latina, se están empleando las Denominacio-
nes de Origen (DO) para identificar ciertos productos que son soportados
por prácticas singulares. Esto se trata de un nombre o indicación de un lugar
geográfico —que puede ser un país o región determinada— que designa
un producto que por ser originario de dicha región y por las costumbres de
producción o trasformación de sus habitantes, tiene unas características
y/o reputación que lo hacen diferente de los productos semejantes pro-
venientes de otros lugares geográficos. La Denominación de Origen opera
como un sello de que incorpora y reconoce la identidad cultural que está
detrás de productos comerciales que son claramente singulares.
Por otro lado, es una experiencia reciente la dictación de cuerpos nor-
cap ítulo i
Leyes como la de Ley de Fomento y Protección del Maíz del Estado de Mi-
choacán en México, la Ley de Protección y Conservación del Maíz Criollo en
su estado genético para el Estado de Morelos, en México, buscan preservar
94
tanto el maíz como las culturas tradicionales que lo soportan, organizando
a sus cultores y estableciendo el derecho a transmitir intergeneracional-
mente los conocimientos tradicionales, a la vez que preserva el maíz de su
contaminación por simientes transgénicas.
Por otra parte, diversos cuerpos legales han protegido a la cocina tradi-
cional, a través de la defensa de los elementos que son ingredientes suyos,
frente a riesgos de contaminación genética o de apropiación. Las leyes de
semillas que protegen las semillas tradicionales frente a la transgenia y la
apropiación mediante patentes y/o derechos de obtentores de nuevas va-
riedades vegetales, cumplen de esa manera la función de un dispositivo de
protección de las cocinas tradicionales, en el sentido que van destinadas
a proteger los sistemas de alimentación tradicionales como responsables
de la provisión de alimentos para la mayor parte de la humanidad como
garantía del derecho humano y fundamental a la alimentación.
Tanto las leyes especiales para proteger las cocinas tradicionales direc-
tamente, como las leyes que protegen a las semillas tradicionales reconocen
los derechos de los colectivos cuyos conocimientos tradicionales han dado
origen a las prácticas culinarias patrimoniales, en el sentido de reconocer a
los pueblos originarios como sujetos colectivos titulares de los patrimonios
alimentarios que han originado.
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
ONU. (2007). Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los
96 Pueblos Indígenas. ONU: Nueva York.
A modo de conclusión
Soy una fiel defensora de la naturaleza y promuevo el consumo de alimen-
tos locales producidos con métodos nativos. Mi lucha, en mi propio lugar,
es decirles a las personas que los visitantes no vienen buscando encontrar
lo que ya tienen en mejores condiciones, sino que ellos vienen a ver qué es
lo que nosotros tenemos, cómo nosotros sobrevivimos, y cómo nosotros
les presentamos nuestros productos, nuestras emociones y nuestro afecto.
cap ítulo i
(1) El Liceo Aldea Educativa HOŊA´A´O TE MANA. Institución de educación media que ofrece
una formación Técnico Profesional (en turismo y agropecuario) y Humanista Científico.
Pesca artesanal y
soberania alimentaria
La historia de la Confederación
La Conapach (Confederación Nacional de Pescadores Artesanales de Chile)
adquirió visibilidad durante la década de los 90 por razones que ustedes
seguramente entenderán. En el país hay 440 caletas, pero los pescadores
inscritos, al año 2015, suman algo más de 70.000 en el Registro de Pesca-
dores Artesanales. Además, hoy, el número de mujeres pescadoras no es
desdeñable: son aproximadamente 16.000 las inscritas dentro del sector
pesquero artesanal. Por lo que se puede decir que tanto hombres como
mujeres (recolectores de orillas, buzos mariscadores, pescadores de peces,
algueros, asistentes de caleta, auxiliares, encarnadores y fileteadores) par-
ticipan en el sector de la pesca artesanal, explotando más de 160 recursos,
incluido peces, moluscos y algas.
Además, estamos dentro de 119 municipios costeros y contamos con
450 sindicatos inscritos. Poco más de 45.000 pescadores forman parte de
nuestra organización. Y es cierto: hemos tenido problemas, nos han tratado
de quebrar, «dividir para gobernar» como dicen, pero la pesca artesanal y
sus bases han sido mucho más fuertes. 101
de 40.000 personas fuera, a la espera de una lista que nunca corre. Esto
La soberanía alimentaria
Lo que entendemos por soberanía alimentaria tiene que ver con la alimenta-
ción, la seguridad nutricional y alimentos que sean culturalmente apropia-
dos. Creo que todos los sectores (vitivinícola, agricultura, etc.) tenemos di-
102 ferentes realidades, pero todos somos uno. Y eso es lo que siempre tenemos
que tomar en cuenta, porque la diferencia hace el respeto de las personas y
de esa manera tenemos que respetar los distintos sistemas de producción
y distribución e intercambio de alimentos. En la pesca artesanal también
intercambiamos semillas de choros de un sector a otro para ver si se da en
el océano; quiero decir tal como se hace en la tierra nosotros lo hacemos en
el mar. También, cuando hay poca alimentación en un sector, lo movemos
donde sí hay comida, para que esté gordo y tenga buena capacidad de pro-
ducción, y así podamos tener un mejor valor en las políticas alimentarias.
Tenemos que reforzar al autoabastecimiento de los productos locales.
Se suele decir que el pescado es caro, pero la verdad es que perfectamente
podría estar en todos los colegios. Hay que decir las cosas como son, a
nosotros nos pagan una miseria. Hay un monopolio, hay empresas, hay
personas que tienen todo amarrado.
que nos estén pagando más por el producto— sino porque creemos que,
si queremos recuperar esos productos, para ello debemos contribuir en
su replantación.
Algunos compañeros están exportando sus cochayuyos, hacen harina,
mermelada etc., incluso unos estuvieron en la feria de Milán. También, hay
compañeros que tienen pequeñas plantas de proceso que están dándole un
valor agregado a la merluza austral. Lo que quiero decir, es que estamos bus-
cando nuevos mercados propios para que se consuma más pescado dentro
de nuestro país. Hace un par de años teníamos un 4,7% per cápita de con-
sumo de pescado y marisco dentro de Chile, hoy día tenemos un poco más
de un 5,7%, y ese aumento es gracias al trabajo que hemos estado haciendo
en las ferias libres, en los mercados, en todos lados.
tanto. Que algunos tenemos cinco millas y otros no tienen ni siquiera una
milla, unos tienen los barcos rastreros en una milla y nosotros los podemos
tener en algunas temporadas en menos de una. Por lo tanto, el trabajo en
conjunto ha sido bastante complejo, pero hemos tratado de ir buscando
pequeñas soluciones, no solamente generar problemas, sino que también
buscar la solución; el objetivo principal es difundir el modelo de desarrollo
impuesto en nuestros pueblos de Latinoamérica y ver el rol alimentario que
tenemos como continente.
Además, creamos hace tres años la corporación Codema (Corporación
Observatorio del Mercado Alimentario) junto a la ASOF (Asociación de Fe-
104 rias Libres) donde se encuentra la mayor parte de los compañeros que pro-
ducen, los que transportan y los feriantes. Uno de los objetivos es que los
feriantes promuevan los productos de la pesca artesanal. Como resultado
hemos pasado de un 2% de pescado vendido en ferias a un 9%.
cap ítulo i
Patrimonio y educación
Revalorización y transmisión de la
cocina intercultural a través de la
enseñanza formal
Reflexiones finales
Una vez institucionalizada la enseñanza del patrimonio alimentario en la
UCSC IT Cañete, se materializa el proyecto educativo. Al poco andar, nos
dimos cuenta de que la demanda exponencial de productos de recolec-
ción (principalmente) y de preparaciones patrimoniales, situación a la que
inconscientemente aportamos en la dinámica de socializar el Patrimonio
Alimentario, insinuó la necesidad de generar, desde los propios territorios,
marcos regulatorios que resguarden la sustentabilidad en el tiempo.
Nuestra experiencia académica viene a reforzar la importancia que tiene
la generación de políticas, tanto públicas como privadas, a partir del respeto
de las identidades territoriales, evitando la homogenización de las mismas,
reconociendo que en el territorio lafkenche, por ejemplo, existen tiempos
y espacios determinados para cada práctica de recolección, de cosecha,
elaboración y consumo de productos y platos cotidianos y ceremoniales.
En cuanto a los conflictos de intereses que existen entre los distin-
tos actores, enfocamos nuestro quehacer en dinamizar la reproducción
cap ítulo i
110
Referencias
La cocina chilena
Yo soy de la zona norte, y quiero dar, a modo de ejemplo, mi experiencia
cuando me presenté a un concurso de gastronomía con una calapurca nor-
tina, plato con el que yo me había criado y visto desde niño en todas las
ceremonias y en todas las fiestas. En esa ocasión, el jurado —compuesto por
críticos gastronómicos de la época— me descalificó porque, según ellos,
esa no era una preparación chilena. A su parecer, era un plato boliviano o
peruano, no sabían que nuestra calapurca es única, con sus variantes con
o sin maíz (dependiendo del lugar en que nos encontremos). Pero ese he-
cho me dio la fuerza para potenciar y trabajar por mi gastronomía, por eso
agradezco a los apus la fuerza que me otorgaron para poder desarrollar mi
identidad con relación a la gastronomía que yo conocía.
Esto nos lleva a preguntarnos respecto de qué son las cocinas patri-
moniales. En mi opinión, creo que hace no más de cinco años se le está
cap ítulo i
A modo de conclusión
Yo la verdad esto lo quería traer como una reflexión. Y hablando de reflexio-
nes, hay algo que escuché hace muchos años de mi querida amiga Isabel
Álvarez en una de esas conferencias en tantas partes en que nos hemos
encontrado y que nunca olvidé. Esto es, que la cocina es un ser vivo, que
se abre y se cierra, por lo tanto, debemos saber en qué momento se abre y
permite su evolución y cambio, y en qué momento se cierra para preservar
su historia y su esencia.
Referencias
(1) También llamada pachamanka, «la guatia en Chile es un curanto andino; es un cocimiento
de mariscos, carnes y verduras realizado en un hoyo y cocinado en piedras previamente calen-
tadas al fuego. Su cocción se produce por vapor, al ser tapado el hoyo con hojas de alfalfa, paños
y tierra» (Manzur y Alanoca, 2012, p.117).
Saberes y prácticas del patrimonio
alimentario del valle del Limarí
lado), trigo remolido (majado partido) y trigo mote. Los dos primeros se
usan en cazuelas y el último comúnmente se combina con porotos. Por otra
parte, los valles transversales presentan una gran riqueza de productos des-
hidratados, los que en su mayoría se recolectan de manera tradicional por
los dueños de los terrenos, entre los que se destacan: higos, pasas, peras,
damascos, tomates, duraznos y ciruelas.
Sin embargo, tenemos un gran vacío sobre los diferentes productos sil-
vestres que se dan en nuestra zona, tales como el copao, illave, facul (semilla
de un arbusto), nuez de carbonillo (con una estructura parecida al nogal),
chañar, algarroba y algarrobo.
116
pasado, sino que los indígenas se habrían refugiado al interior de los valles,
con lo que establecieron un proceso de supervivencia identitaria y conser-
vación de elementos con los que aún pueden establecerse continuidades
(Campos, 2008). Como ejemplo de esto, se destaca la comunidad diaguita
de los huascoaltinos en el Valle de los Naturales (Pizarro et al., 2007). Por
lo tanto, el reciente reconocimiento de la etnia diaguita —que recién se
dio en 2006— nos da la posibilidad de formalizar la necesidad de aclarar e
investigar sobre aspectos relevantes de la cultura diaguita en cuanto a su
patrimonio alimentario.
b) Las intervenciones descoordinadas por los diferentes departa-
mentos de la municipalidad
Por una parte, Dideco (Dirección Desarrollo Comunitario), por intermedio
del Centro Cultural y el Departamento de Turismo de la municipalidad, y,
por otra, el Departamento de Educación de la municipalidad que, por in-
termedio de los diferentes establecimientos, lleva a cabo acciones ligadas
a la cuestión diaguita. El problema, sin embargo, es que mientras un de-
partamento realiza una feria, otro una visita a diferentes comunidades del 117
cap ítulo i
Cocineros, investigación
y educación
a este contexto. Creo que ese es un gran desafío y es el que tenemos que
trabajar todos.
reuniones para poder determinar los programas de estudio y más, todo tie-
ne que ver con eso, no ha habido una demanda. A nosotros nos enseñaban
a hablar en francés, a conocer las cosas y la cultura externa, y de eso somos
responsables absolutos todos como sociedad, no solo los cocineros y los
que enseñamos cocina.
A modo de conclusión
Ya son doce los años que he dedicado a la formación de nuevos cocineros,
y a diferencia de cuando yo me eduqué, hoy enseñamos la cocina chilena.
Ahora bien, yo tuve la suerte de haber nacido en un restaurante llamado El
Chancho con Chaleco, que tiene más de 100 años de existencia. En algún
minuto de los ochentas se decía «más picante o más ordinario que el chan-
cho con chaleco», pero hoy el restaurante está de moda: se dio vuelta la
tortilla. Creo que casos como los de ese restaurante nos indican el camino
que debemos seguir.
Esperamos ser un aporte para toda la restauración y también para la
industria. Además, quiero dejarlos a todos invitados a acercarse a nuestro
Centro de Innovación. No tiene ningún sentido hacerlo solo. Este es un
espacio disponible para todos, tenemos una herramienta que hoy día po-
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
bosques, y una parte muy importante de la dieta son los piñones (que se
consumen desde abril hasta agosto), lo que ha permitido que esos bosques
sigan ahí, alimentado a la población que los circunda. Pero, así como po-
demos crear y mantener paisajes preciosos, también podemos crear unos
simplificados al máximo; «paisajes de muerte, primavera silenciosa», como
los llamó en algún momento el ambientalismo.
Esto nos enfrenta a una disyuntiva: crear paisajes simplificados o car-
navales alimentarios.
La agrobiodiversidad
El cuidado de la agrobiodiversidad no se hace desde las universidades, ni
desde bancos genéticos o fondos de investigación, sino que desde la misma
vida cotidiana del mundo campesino. Tal es el caso del trafkintu en el que
se preserva la biodiversidad, pero no fosilizada en un banco genético, sino
que en el día a día.
El horizonte de nuestro objetivo es la biodiversidad social, cuyo cuida-
do y preservación hoy está en las manos de las comunidades campesinas, 125
cap ítulo i
Medios de comunicación y
patrimonio alimentario: una
aproximación
En esta ocasión voy a hacer una panorámica respecto a los medios de co-
municación y patrimonio alimentario. Pero, antes de eso, es importante
tener una aproximación de cuál es el rol y participación que tienen los
periodistas y los comunicadores en el ámbito gastronómico en general. Si
bien es cierto que ha habido un crecimiento notorio en la difusión y en la
cantidad de iniciativas de los medios de comunicación respecto a la gastro-
nomía, esta tiene unas características bien definidas, dónde la difusión del
patrimonio alimentario nacional es más bien incipiente, breve y en algunos
casos inexistente y superficial.
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
es registrar lo que pasa, no crear realidades. Sin embargo, todos los que tra-
bajamos en medios de comunicación y están atentos a ellos, tenemos claro
que eso es absolutamente relativo, aunque eso sea lo que se enseñaba y
enseña en las escuelas de periodismo. Más allá de lo anterior, en los últimos
años —estoy hablando en un horizonte de unos diez años a la fecha— ha
habido una progresiva sensibilización respecto a la cobertura de diversas
actividades que pueden considerarse patrimoniales: fechas importantes,
fiestas costumbristas, eventos asociados a la estacionalidad; las cuales tie-
nen un lugar geográfico determinado a lo largo del país. Personalmente,
yo pertenezco a un par de asociaciones, entre ellas la corporación Pebre,
130 en la cual afortunadamente tenemos unos consultores que nos entregan
semanalmente una lista de información con lo que ocurre en la mayoría
de los medios de comunicación tanto de Santiago como de regiones. Por
ejemplo, yo tomé uno asociado no con el 18 de septiembre —porque ob-
viamente ahí hay una mayor intensidad en términos de cobertura— pero
sí de la noche de San Juan y el We Tripantu, por las cuales progresivamente
ha habido un mayor interés en los medios de comunicación audiovisuales
y en los medios escritos.
modificado a lo largo de una era. En Chile, hay un efecto —que quizás sea
parte de Latinoamérica, también— Bicentenario. Esto lo noté personalmen-
te a lo largo de los dos años previos a esa fecha, en los que se dio un aumento
de la oferta de restaurantes y de iniciativas asociadas a la reivindicación
de nuestra identidad. La cobertura en nuestros medios está centralizada y
son muy pocos los profesionales de las comunicaciones especializados en
gastronomía y vinos que trabajan y viven fuera de la región Metropolitana.
Esto ha colaborado a que haya una distorsión respecto a lo que percibimos
como cocinas chilenas.
Hay poca formación desde lo periodístico, uno se autoeduca, y esto im-
pacta en la creación de «realidad». Hoy, vemos que existe una oportunidad
para las agencias de comunicaciones en el posicionamiento de sus produc-
tos, pero con pocos «filtros» profesionales. Esto debido a que cuando hay
poca cercanía con la «fuente» no se genera el «filtro» que determina hasta
dónde llegar, situación que no ocurre con las agencias de comunicaciones
que tienen intereses creados. Allí aparece la creación de la «realidad» que
contradice la supuesta independencia que uno puede tener respecto a los 131
medios de comunicación.
cap ítulo i
La chimba, cocina con sentido
Soy del norte de Chile, ariqueño, aunque hoy estoy radicado en Antofagasta,
una ciudad que mucha gente conoce por la minería, pero que tiene otros
sectores importantes económicamente como la gastronomía, el pesquero
y la agricultura.
Hace siete años, un grupo de cocineros abrimos un restaurante llama-
do Mares, en el queríamos contar la historia que hay detrás de cada plato.
Esta intención radica en el hecho de que nos dimos cuenta que cada vez
nos costaba más contar ese relato y ahí es donde empezamos a trabajar y
a buscar a los pescadores, a los agricultores, y a contar esa historia funda-
mental para una ciudad y una región donde es importante tratar y trabajar el
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
La línea de la inclusión
Como tercera línea y aún más importante, está la inclusión. Nosotros tenía-
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
mos a tres cuadras del restaurante un colegio especial donde hay niños con
capacidades diferentes, en el que tenían una panadería chiquitita donde se
les enseñaba a hacer el pan. Nos acercamos a ellos para ayudarlos a mejorar
en sus técnicas. El resultado de ese trabajo es que hoy doce restaurantes se
abastecen del pan que hacen esos niños, dándoles la oportunidad de mos-
trarse a la sociedad y generar una vitrina donde se muestre que ellos tam-
bién pueden hacer un pan formidable. Además, esto permitirá que el día de
mañana, cuando salgan del colegio, tengan oportunidades reales de trabajo.
Este es un ejemplo de un proyecto que puede llegar a transformarse en
una corporación que trabaje con un nodo para generar una ruta gastronó-
mica. Por lo que se podría crear una panadería social privada, donde estos
niños y jóvenes puedan tener la oportunidad de trabajar luego de terminar
la enseñanza media, y la cual podría contar además con monitores que
puedan trabajar en el campamento también. Pero debe ser una empresa
rentable, con utilidades, para que el día de mañana pueda mantenerse sin
ninguna ayuda económica externa.
135
cap ítulo i
Turismo y patrimonio
gastronómico en el plan nacional
de turismo sustentable
La Subsecretaría de Turismo
En el Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, del que formamos parte,
hay una agenda de productividad de la cual se desprende un plan nacio-
nal —Plan Nacional de Turismo Sustentable— que integra el desarrollo de
nuevas experiencias turísticas que tengan como eje central la identidad
y la cultura. Actualmente, el énfasis en el trabajo en materia turística en
Chile está sobre esos ejes.
¿Cuáles son nuestros objetivos? En primer lugar, pretendemos desarro-
llar nuevas experiencias —en lo posible innovadoras— en las que podamos
encontrar nuevos relatos y productos relacionados con las comunidades
locales y el patrimonio cultural. En segundo lugar, estamos articulando es-
trategias de intervención que incorporen estándares de calidad, pero que a
la vez consideren las particularidades locales de los territorios. Y, en tercer
lugar, estamos trabajando en la puesta en valor y el uso del patrimonio
cultural inmaterial en líneas específicas como, por ejemplo, la artesanía.
Queremos impulsar proyectos en los que el sector turístico pueda vincu-
larse con el trabajo que hacen la Fundación Artesanías de Chile y otras
instituciones del tipo; o en temas de patrimonio gastronómico, para los 137
cuales hemos desarrollado acciones concretas, de las que hablaré más ade-
lante. Finalmente, también trabajamos temas de turismo indígena, una de
las líneas en las que hemos puesto un gran esfuerzo.
El turismo gastronómico
El turismo gastronómico es parte de lo que entendemos como turismo cul-
tural. Ejemplos de ello son los festivales gastronómicos, ferias de alimentos,
rutas gastronómicas, degustaciones, entre otras. Todas estas actividades
están asociadas al cómo mostramos un territorio, un lugar, un destino tu-
rístico, a partir de las sensaciones y las experiencias. Sobre todo, teniendo
en mente que el acto y goce de comer es algo que forma parte ineludible de
la experiencia que tiene un turista cuando visita un destino.
De lo que sigue que los elementos centrales del turismo gastronómico
son: el territorio, los productos locales y la cultura. Vale decir, las diferentes
maneras que empleamos para realzar los territorios, mostrar el producto
y los sistemas productivos, y cómo todo eso nos da cuenta de una cultura
que envuelve todo ello.
Si pensamos en el turismo gastronómico y quiénes lo practican, pensa-
mos en personas que nos visitan o van a los distintos destinos en busca de
territorios con una identidad, una cultura y un relato. Quieren conocer la
cultura a través de sus platos, de sus recetas y productos para así comprender
con mayor profundidad su identidad cultural. Además, este tipo de turista
hoy exige estándares de calidad y de sustentabilidad. En el caso de los turistas
extranjeros, puede observarse que una gran mayoría de ellos quiere saber
cuáles son los platos tradicionales o típicos de las regiones que visitan. Asi-
mismo, suelen visitar restaurantes que puedan acercarlos a la cultura local.
cap ítulo i
Desafíos a futuro
Hoy, el trabajo que llevamos a cabo ocupa un lugar en relación a otras ini-
ciativas existentes en los sectores de la gastronomía y el turismo, pero nos
planteamos bastantes desafíos de cara al futuro. Uno de ellos es seguir ar-
ticulando a los distintos actores involucrados en la industria turística y el
sector gastronómico, generando sinergias que desemboquen en proyectos
a largo plazo.
Además, debemos desarrollar y potenciar las experiencias turísticas
asociadas a la gastronomía que ya están funcionando. Hoy, existen a lo largo
de todo Chile nodos y rutas gastronómicas que debemos articular y apoyar
para que puedan seguir emprendiendo de manera sustentable y acorde a
sus territorios, con una gastronomía local que los identifique.
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Patrimonio desde las
políticas públicas
Programas e iniciativas
del Estado: Dibam
nial— revisaremos una experiencia que por estas fechas está cumpliendo
un lustro de trabajo y ofrece de manera preliminar algunos resultados. Sin
embargo, antes es necesario revisar algunos esfuerzos ya realizados.
de Nuestra Tierra,1 y que este año creó una categoría especial sobre la Re-
forma Agraria.
(1) Concurso de cuentos y poemas del mundo rural impulsado por la Fundación Fucoa, que
cuenta con 25 años de existencia.
pajareteros) hasta el valle de Malleco, cada uno de ellos tenía percepciones
radicalmente diversas acerca de lo que debía o no considerarse patrimonio.
En el camino, nos hemos dado cuenta de que promover el concepto de
patrimonio vitivinícola ha revelado la apropiación que se hace generalmen-
te del concepto de patrimonio, entendido como un verdadero yacimiento
que se debe explotar. Lo digo en el sentido de que no son pocas las presiones
por hacer rentable económicamente y en el más breve plazo algunos de los
142 elementos culturales de larga permanencia en las comunidades. Esto, inclu-
so, ha provocado el interés de la prensa, que hace poco se preguntaba qué
son las cepas patrimoniales. Nuestra respuesta, como Centro de Patrimo-
nio Inmaterial, fue que eran todas aquellas que las comunidades quisieran
distinguir como tales, sin presión de un actor en posición dominante, por
una viña grande, o incluso por el Estado.
En vista de estas diferencias, y como plan piloto, la Dibam —a través del
Centro de Patrimonio Inmaterial— está implementando diversos progra-
mas con el espíritu de crear una propuesta de trabajo integral que articule
el patrimonio material e inmaterial. Para este efecto, se ha emprendido un
trabajo en red, a través de las 450 bibliotecas desplegadas en el territorio y
los 22 museos regionales. La idea de fondo es que nosotros consideramos
que las bibliotecas que están en comunas son sensores privilegiados que
nos van dando algunas pistas de qué se está pensando a nivel local, dado que
el 98% de ellas están vinculadas con las municipalidades y organizaciones.
Con este dato en mente hemos comenzado un amplio trabajo de investi-
gación, de relación entre memoria y territorio o comunidades, procesos
y territorios.
cap ítulo i
Alimentos de Chile y su
marca en el mundo
Actividades realizadas
Dentro de las actividades que hemos realizado se encuentra el lanzamiento
de esta nueva marca junto a la Presidenta Bachelet en la Plaza de la Consti-
tución. Además, acabamos de hacer un envío a China, uno de los mercados
más interesantes para nuestras exportaciones, de ciruelas frescas. Todas las
actividades que hemos efectuado pueden encontrarlas en nuestro portal
web www.foodsfromchile.org y en nuestras redes sociales, donde también
podrán encontrar información sobre nuestra línea de sustentabilidad, co-
mercio justo y productos orgánicos.
cap ítulo i
Patrimonio cultural inmaterial.
el caso del Consejo Nacional de
la Cultura y las Artes
a) Registro e identificación
Hemos trabajado en iniciativas de registro e identificación, por ejemplo,
desde el año 2009 contamos con SIGPA (Sistema de Información para la
Gestión del Patrimonio Cultural Inmaterial), una plataforma de gestión pú-
blica que permite registrar los acervos culturales tradicionales contenidos
en el territorio nacional, mediante un proceso abierto y participativo. A la
fecha, SIGPA tiene más de mil usuarios activos, entre patrocinadores, fun-
daciones, universidades, municipalidades, juntas de vecinos, asociaciones,
servicios sociales, gestores culturales, etc. Gracias a su diseño colaborativo,
solo en registros relacionados con patrimonio alimentario, contamos con
247 cultores y cultoras asociados a prácticas del ámbito culinario, 141 esta-
blecimientos y 95 registros asociados a caza, pesca y recolección.
En el año 2012, se creó el Inventario Priorizado del Patrimonio Cultural
Inmaterial en Chile, un listado de prácticas y manifestaciones represen-
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
b) Iniciativas de investigación
Hemos desarrollado varios expedientes de manifestaciones o prácticas del
patrimonio cultural inmaterial que pudieran ser ingresadas en el Inventario
del Patrimonio Cultural Inmaterial en Chile. El enfoque teórico-metodológi-
co ha buscado generar procesos de investigación basados en la producción
colectiva de conocimiento y en la solución comunitaria sobre riesgos y
amenazas que pueden afectar a estas prácticas. El proceso ideal, considera:
participación, diálogo, investigación, educación y acción. Este método, se
ha ido perfeccionando con el tiempo, por lo que hay distintos niveles de
desarrollo en los expedientes, siendo algunos de ellos, por ahora, aportes
básicos en el levantamiento de información. Esta es una tarea en la cual
estamos comprometidos a mejorar en el corto plazo.
Respecto a levantamiento de información relacionados con el patri- 149
c) Iniciativas de reconocimiento
Esta es una de las líneas quizá más visibles del Consejo de la Cultura, como
es el caso del reconocimiento Tesoros Humanos Vivos, iniciativa que fuera
recomendada por Unesco a partir del año 1993 y que es una instancia ofi-
cial por la cual Estado chileno —mediante el CNCA— reconoce a personas,
familias y colectivos que a través del tiempo han cultivado y mantenido la
práctica de manifestaciones culturales que por su especificidad distintiva y
participativa revisten sentido de pertenencia, identidad y valor patrimonial
de alta significación para su comunidad local y para el país. Este recono-
cimiento entró en vigencia en el año 2009 y desde entonces el Estado ha
reconocido a 46 cultores y cultoras, 23 individuales y 23 colectivos como
Tesoros Humanos Vivos.
Este reconocimiento se efectúa a través de una convocatoria pública
para que sea la propia ciudadanía la que postule a cultores individuales y
colectivos. Las postulaciones son evaluadas, por Comités Expertos Zonales
y un Comité Nacional, donde el Consejo de la Cultura cumple un rol facilita-
dor. Adicionalmente, se reconocen otros cultores y cultoras destacados(as)
por macro zona del país.
En el ámbito del patrimonio culinario, hemos efectuado reconocimien-
tos a la Cooperativa Campesina de Salineros de Cáhuil, Barranca y La Villa,
en el año 2011; los Arrieros Cordilleranos del Paso El León, en el 2013; a
cap ítulo i
la memoria, así como a los valores que existen en cada bien y práctica del
patrimonio cultural.
Finalmente, tenemos una mediana trayectoria en instancias de articu-
lación desde la Mesa Gastronómica y Culinaria en Chile (creada en 2015),
pero claramente el logro de hacer confluir y organizar este Primer Congreso
de Patrimonio Alimentario, es posiblemente nuestro hito más grande en
materia de articulación respecto a esta materia.
Sello de Origen. Añadir valor a
productos tradicionales de Chile
El sello de origen
El sello de origen busca distinguir y posicionar de la mejor manera posible un
producto tradicional chileno. Se trata de productos tradicionales, singulares,
únicos, con características que le son propias y nos permiten distinguirlos,
además de poseer una alta vinculación territorial. Estos productos deben
estar vinculados a una zona geográfica específica. Cuando se otorga un sello
a los productores, además de entregarles materialmente el registro, se les en-
trega un set de adhesivos, un manual de normas gráficas y ejemplos de cómo
utilizarlo, en eso también tenemos que trabajar porque nos hemos dado
cuenta de que muchas veces no saben muy bien qué hacer con el material.
Respecto a los beneficios de contar con un sello de origen quisiéramos
rescatar que implica contar con protección frente a la competencia desleal
o el inadecuado uso por parte de terceros. El caso de David Plaza es icónico
dentro del programa, él se ha dedicado a rescatar una tradición familiar de
los dulces de La Ligua ya que veía que se estaba desvalorizando y perdiendo
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Reflexiones finales
Desde Inapi trabajamos con otras entidades públicas, así como con fun-
daciones privadas, como por ejemplo Imagen de Chile o con la fundación
Artesanías de Chile, y también con entidades privadas, como Hacer Chile,
quienes han apoyado al menos seis solicitudes para IG o DO.
Quiero transmitirles que desde el Estado, pero también en un trabajo
mancomunado con entidades privadas, la idea es potenciar, dar valor y
proteger a productos tradicionales chilenos.
cap ítulo i
Patrimonio agroalimentario:
el trabajo y visión de la fia
La importancia de la identidad
Luego se empieza a incorporar el tema de la identidad. Es decir, ya no solo
era importante relevar la producción de alimentos y su vinculación con la
gastronomía, sino que sus elementos identitarios y patrimoniales. En ese
contexto, FIA crea la Mesa de Patrimonio Culinario donde se reúne a distin-
tas disciplinas (agronomía, veterinaria, antropología, arqueología e historia)
para dialogar. En esa etapa, se incorpora INIA con sus bancos de germoplas-
ma del patrimonio nacional, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, y
la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, quienes a través
de sus profesionales del área social (antropología, historia y sociología) han
jugado un rol fundamental en la protección y cuidado del patrimonio gené-
tico (a través de su vinculación con las cuidadoras y pequeños agricultores).
Conclusiones
Quiero cerrar con la idea de que ha sido un largo y duro camino donde todo
lo logrado es producto de un trabajo multidisciplinario de distintas mira-
das, sensibilidades y construcción conjunta. Creo que ese es el gran aporte
sobre las formas en que, desde lo agrícola, el arte, lo social y la economía
podemos aportar al reconocimiento del patrimonio alimentarlo como un
valor para Chile.
cap ítulo i
Ii
Encuentro Regional de
Patrimonio Culinario,
Arica
25 y 26 de abril, 2017
que somos. Este es un problema, qué duda cabe; y nos embarga una gran nos-
talgia, que es un motor de lo patrimonial; pero, por otra parte, y volviendo
a hablar de estos objetos comestibles, no solo nosotros somos lo que come-
mos, también lo que comemos es lo que come; y no es lo mismo una vaca
alimentada solo de maíz, que una que pasta; no es lo mismo un pollo que
picotea lombrices y hierbas, etcétera, etcétera. Eso es lo que está en juego.
Definición de patrimonio
El patrimonio es el resultado de una construcción social. Cuando conside-
ramos, entonces, qué patrimonializar, tenemos que preguntarnos quién
decidirá lo que se patrimonializa y cuáles son sus razones, ya que no todo
puede constituirse en patrimonio, en tanto algunas cosas se han perdido y
son irrecuperables, algunas se han perdido parcialmente y algunas siguen
vigentes. Debemos tener en cuenta que no llevamos mucho tiempo hablan-
do de patrimonio inmaterial, cultural o alimentario, cuestión que refuerza
la idea de que es una construcción social, que supone una temporalidad,
un pasado y una historia. Una cierta naturaleza relativa al espacio donde
aquello patrimonializable es producido o consumido y, una cierta excep-
cionalidad o particularidad.
Por otra parte, el patrimonio es una oportunidad, puesto que hoy también
es una industria de valores añadidos. Si nuestro afán de rescate fuera guiado
únicamente por la nostalgia, lo habríamos hecho con muy pocas cosas. Hoy
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
lo rescatable es, podría decirse, la nostalgia que puede añadir valor a aquello
que patrimonializamos. Lo que podría verse, hasta cierto punto, como una
limitación, pero también como una oportunidad, porque no solo de pan vive
el hombre, tampoco la mujer. En cualquier caso, hay valores asociados a la
dimensión patrimonial de los bienes alimentarios, a cualquier tipo de bien,
pero también una idea del pasado. Porque si yo me invento hoy una receta, no
voy a esperar que sea declarada patrimonio de la humanidad, ni siquiera de
Arica, suponiendo que me reinventara aquí, necesita tener algo de historia,
no necesariamente de miles de años, pero algo. Tiene que ser algo particular.
Porque no tiene sentido si propongo lo mismo que ya existe.
El patrimonio alimentario
Todos y cada uno de los eslabones de la cadena alimentaria son susceptibles
de constituir un bien patrimonial, vale decir, pueden serlo los términos
alimentarios o culinarios o los conocimientos y prácticas vinculadas a la
transformación, preparación o cocción y consumo de alimentos que hayan
sido transmitidos a la siguiente generación, entre otros. ¿Cuántas genera-
ciones necesitamos de profundidad? Eso depende de cada uno que se lo
arregle cómo pueda o cómo quiera o cómo le convenga, pero por lo menos 163
que haya uno y que se pueda hablar de que esa receta se la enseñó su madre.
Si puede decir que esa receta se la enseñó su abuelo, pues mejor; y si puede
decir que esa receta se la enseñó su bisabuela, mejor todavía, pero por lo
menos que haya una mamá y un papá. La otra cuestión es que constituya
una herencia colectiva, que esa receta yo la haya aprendido de mi madre u
otras madres hayan enseñado esas recetas similares. Ahora bien, esa receta
también puede variar de territorio en territorio o en la misma persona a lo
largo del año, se puede preparar de manera diferentes porque en un mo-
mento del año hay zapallos, en otros no, etc.
Paisajes, conocimientos, técnicas, herramientas, oficio o industrias tra-
dicionales o artesanales son términos muy ambiguos, por eso hay que tener
precaución con el término «tradicional», porque hoy todo es tradicional
de una u otra manera. Por ejemplo, el domingo de Pascua es una tradición
que da lugar a un tipo de producto: se estila, es una moda, los huevos de
chocolate, que se han diversificado, y también es una moda que el padrino
de bautizo regale a su ahijado o ahijada huevos para el domingo de Pascua.
El caso de España
En el caso español, es el Ministerio de Agricultura el que se hace cargo de
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Amenazas de la patrimonialización
Siempre hablamos de la patrimonialización como algo bueno para los pro-
ductores, los productos y usuarios-consumidores, pero no todos los pro-
ductos o productores quieren ser protegidos, ya que en muchos casos la
patrimonialización tiene un costo, y no necesariamente uno económico,
sino de normalización y estandarización. Ahí juegan un papel muy impor-
tante en Europa, no sé acá en Chile, las normativas sanitarias. Por un lado,
a quién se le podría ocurrir criticar una normativa que busca preservar la
cap ítulo ii
mejor recuperamos el espárrago, ¿pero y los viejos? Otro: cultivos que sean
rentables, porque al fin y al cabo seas campesino o industrial, todo el mundo
tiene que cobrar. Y, otro: nosotros somos hijos de la madre tierra, pero la
madre tierra no es nuestra, aquí volvemos a la expansión, al crecimiento de
las grandes empresas, al monocultivo y al empequeñecimiento progresivo
de lo que podríamos llamar la pequeña agricultura familiar y a otra amena-
za: la urbanización. Cada vez es mayor el porcentaje de personas que viven
en ciudades. Fíjense que Chile es uno de los países con mayor porcentaje
de población urbana: 87% contra un 13% de población rural. En España es
de 79% versus 21%. Hablamos de que valoramos la proximidad del circuito
corto y no vamos a matar de hambre a la gente de las ciudades. Entonces,
ese crecimiento urbano, que parece imparable, es difícil de rescatar. Esta
es una amenaza muy fuerte, quizás la más fuerte.
en fiestas, pero es de papas molidas. En valles las habas secas guisadas son
recordadas como comidas de chacra. En Mamiña la phatasqa se halla en el
centro de la identidad local. Se trata de una variación del plato generalizado
en la zona atacameña y otras comunidades andinas. No se podría dejar de
lado el emblemático picante de conejo que se extendió a gran parte de la
población tarapaqueña. Ch`’uñu-phuti, la papa deshidratada y guisada, sola
o como acompañante de los platos descritos, es un referente colectivo.
La watia es un festín colectivo que persiste en Isluga para saborear las
delicadas papas recién cosechadas. Puede acompañarse con carne, la que
se asa lentamente sobre piedras calientes en un horno en la tierra, cerca de
la chacra. Para reafirmar el sabor de las papas se agrega p’asa, una especie
de arcilla, que se recoge en las orillas de lagunas alto-andinas que vuelve a
los tubérculos más sabrosos.
No se puede olvidar el plato que se comparte con los antepasados du-
rante las festividades patronales o carnavales, momento llamado boda: Phi-
ri. Asimismo, el indispensable ají, como ingrediente y/o como condimento.
Una de las modalidades más comunes es el ají tostado, molido en piedra con
sal y cilantro. El ají verde cacho de cabra, molido en piedra con sal y sukutay 171
La cocina iquiqueña
La cocina iquiqueña articula componentes de todas las cocinas locales. Sus
continuidades y transformaciones han derivado en lo que hoy comemos
(la mayoría) cotidianamente y en las fiestas. Se ha forjado sobre la base de
la interacción de colectividades con una gran profundidad histórica, como
son los pueblos originarios, los colonos españoles y los colonos de los siglos
XIX, XX y XXI. La extensa población asiática y afro tarapaqueña aportaron,
también, importantes técnicas de preparación que se precisa investigar.
Las identidades locales en Iquique apelan a los orígenes de sus ante-
cesores: somos croatas, ingleses, italianos, pampinos, sureños, chiapeños,
etc., van sumergiéndose a lo iquiqueño, sin eclipsarlas del todo.
En Iquique se mantiene la predilección por las sopas, sudados, chupi-
nes, ahogados, caldos y caldillos. También por las cremas y carbonadas; 175
Postres y bebidas
Frutas: peras de pascua al jugo, jugos de membrillo, manzanas cocidas, du-
razno en conservas con crema Nestlé.
Pastas: tallarines con salsa de tomate, lasañas, tallarines con pichón, goulash
de carne.
Postres y dulces
El pachorate, strudel de manzanas y ciruelas, crustule, compota de manzanas,
mermeladas de uva, de naranja, de higos, dulce de membrillo, de mango.
Sémola con leche, con pasas, avena con leche, galletas, queques.
Mermeladas, mieles.
Tortas, merengue, mermeladas de naranja, de ciruela, de zanahoria, de gua-
yaba, de guinda.
rios tipos) o locoto como ingrediente para hervir o freír carnes o pescados,
salsa de soya o p’asa para darle sabor y deleitar los paladares. Pero el lugar
en el que es posible observar la evolución de la cocina tarapaqueña es, sin
lugar a dudas, en el uso de los condimentos básicos que producen las es-
pecialidades culinarias de este generoso territorio. Desde las vernáculas a
la moderna vemos:
religiosas. Los platos y las bebidas festivas forman parte del calendario ritual
y van acompañados de música que ofrece un contexto social que facilita la
configuración de sentimientos comunitarios, sentidos de pertenencia que
otorgan bienestar a las personas y colectividades y, en consecuencia, salud.
Otro aspecto clave para tomar conciencia sobre la importancia del pa-
trimonio cultural inmaterial, es que las tradiciones culinarias de los pue-
blos originarios incluyen además la mantención de la lengua, un aporte
conceptual central para el manejo de los ecosistemas de la pampa, valles
y altiplano. Pero las familias de origen indígena de hoy han ampliado sus-
tantivamente su dieta. Incorporan la cultura culinaria de las mayorías por
diferentes vías. Las comunidades de valles iniciaron este proceso con an-
terioridad a las del altiplano. Estas son las últimas en integrarse a la moder-
nidad alimentaria.
Referencias
181
Aquí, en definitiva, podemos ver los segmentos u objetos que nos ha-
blan del pasado a través de un análisis de materiales asociados a estas cos-
tumbres, a este habitar y a este comer.
[9]
182
183
en vitrinas. Lo mismo ocurrirá con estas lozas que cuesta mucho traerlas.
Para eso hay una respuesta americana y los alfareros nativos aprenden estas
técnicas principalmente la del pintado, apareciendo la iconografía asociada
a este tipo de cerámicas sobre todo en la zona centro sur americana. [10]
Esta son fotos tomadas en un contexto que nos habla de las costum-
bres de los antiguos arrieros y caminantes del desierto. Hace referencia a
comer sentado, no sobre una mesa, sino que nos ubicamos en un sector
y comemos con nuestros platos entre las piernas. Esa es la forma que nos
permite hacer una lectura desde una perspectiva arqueológica para abordar
la costumbre de comer. [11]
La mesa va cambiando durante el proceso del tiempo, y el cambio de la
mesa colonial a la republicana es fuerte en Tarapacá. Acá los platos están en
la mesa del obrero y de la familia acomodada. Aunque la loza de los obreros
es particular, hay dos tipos, pero es loza, entonces eso es interesante para
las historias del comer y beber.
En definitiva, la arqueología es la búsqueda de hechos y no verdades.
Si quieren verdades, vayan a estudiar filosofía.
cap ítulo ii
Prácticas y reflexiones en
torno al patrimonio
Mi vinculación con la enseñanza nace desde muy chica con mis abuelos
y padres que eran profesores. Para mí, la cocina es un espacio que te hace
vibrar, y que tenemos la obligación de traspasarlo para que nunca se pierda.
(1) Escrito por Lawe y publicado en 1911. Basado en el recetario de Julio Grauffé, cocinero del
Jockey Club de París.
Cuando tenemos que enseñar la cocina, pensamos en el libro de Olga
Budge, La buena mesa, del año 1934. Otro de los libros que fue un éxito
es Famosas Recetas, del hotel Crillón, editado en 1951. Después está el de
Comidas y bebidas de Chile, de Alfonso Alcalde, publicado en 1972. Este úl-
timo es el primer texto que empieza a mostrar lo que realmente es propio.
Estamos hablando de la enseñanza de la cocina chilena, cocina popular, la
de los causeos y arrollados.
188
diferentes países. Los cocineros estaban cansados de hacer cosas que eran
de otros países, por lo que deciden dar comida chilena a las personas que
vienen: prepararon cordero magallánico, palta cardenal, cazuela, caldillo
de congrio, entre otros platos.
Desde allí que, en el año 2003-2004 por una iniciativa de la asociación
de chefs Les Toques Blanches, se crea el Día de la Cocina Chilena, a través de
un decreto del Ministerio de Agricultura donde se celebraría el patrimonio
y la cocina como tal.
Actividades patrimoniales
Cuando uno hace una actividad relacionada con el patrimonio alimentario,
esta debe ser abierta a todo público. Nosotros llevamos tres años consecu-
tivos haciendo el Encuentro de Cocinas Patrimoniales de Los Andes, en el
que participan diferentes actores de la cocina internacional, y tiene siempre
como invitados a Perú, Chile y Bolivia. Esto, debido a que tenemos una te-
mática en común, vivimos en un territorio parecido, y porque el patrimonio
entre todos tenemos que llevarlo a lo más alto.
tenemos una asignatura que habla de las materias primas naturales de Chile
con el objetivo de enseñar desde lo propio.
A nivel de la población, debemos empezar a enseñar nuestro patrimo-
nio a los niños y sus madres, para no perder la cultura propia. Lo que me en-
señó mi mamá, yo se lo enseño a mi hijo o hija. Luego está el trabajo en los
colegios y, lo más difícil, con los empresarios. Por ejemplo, en Arica ¿dónde
se puede comer comida de la zona? Generalmente es en las picadas peque-
ñas, pero cuando uno quiere instaurar la costumbre de comer alimentos
patrimoniales, debe hacerlo en los restaurantes de categoría para generar
190 la moda. Porque así funcionamos los chilenos: necesitamos que sea moda.
Entonces si no lo hacen los empresarios, nadie se va a enterar. Tenemos a
los alumnos preparados, pero los empresarios no hacen el cambio.
A modo de conclusión
Para enseñar el patrimonio culinario tenemos diferentes gamas y actores,
desde los más pequeños es más fácil enseñar, de ahí en adelante la tarea
se va haciendo más difícil. Enseñar el patrimonio de arriba hacia abajo lo
tienen que hacer los empresarios al incluir la cocina patrimonial dentro
de sus restaurantes. Cuando yo voy a comer y veo las alternativas que hay,
me doy cuenta de que hay un producto que se ha puesto en valor, que dejó
de costar $2.500 pesos y pasó a valer $7 mil pesos. Esto pasó porque el
cocinero aprendió las técnicas, les dio un valor agregado y ese plato va a
generar el círculo virtuoso con el agricultor y el pescador, siendo la única
forma de poder generar un ciclo patrimonial.
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
«La Olla Común»
193
cap ítulo ii
Saberes y sabores del
Mundo Andino
la semilla. Después, sí, hay que fertilizar para cada producto, respetando las
temporadas. En cuanto a la carne, se preparaba la mazamorra de vizcacha,
un plato ancestral, y que hoy se hace con conejo.
nos dicen «no coman grasas», y antes todo era a base de eso. No conocíamos
el aceite, el azúcar, el té, los fideos y el arroz, todo eso que lleva a las enfer-
medades actuales. Nuestra genética también ha cambiado: ya no somos los
que éramos en el tiempo de nuestros abuelos.
El rol de las ferias indígenas
Nosotros solventamos nuestros alimentos a través de ferias y exposiciones
de alimentos, las que nos permiten reabastecer la economía familiar. Las
ferias indígenas nos permiten ofrecer nuestros productos y, por lo mismo,
nos importa que el precio sea justo y que el producto sea de gran calidad,
sin químicos y llegue directo del productor al consumidor.
Colchane es una comuna fronteriza con Bolivia, parecida a Visviri. Allí hay
una experiencia de vendedoras de charqui que está inserta dentro de un
proceso de trabajo que nosotros estamos realizando, en diversos temas, en
la Seremi de Salud de Tarapacá.
de comunidades.
Trabajo en Colchane
En 2012 realizamos una jornada para presentar la experiencia de trabajo que
tuvimos con las vendedoras de charqui de Colchane. Al principio del pro-
yecto —que era financiado por la Subdere— hacíamos reuniones al aire li-
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
201
A modo de conclusión
Una de las principales dificultades es el poco conocimiento sobre las nor-
mativas y leyes que rigen para los Pueblos Indígenas que existía entre los
funcionarios, dentro de ellos el Convenio 169. Esa es una de las razones por
las cuales nosotros tuvimos que partir capacitando a nuestros funcionarios
en esa área.
Otra dificultad es el centralismo, ya que no había educación en los ni-
veles centrales de las instituciones públicas para trabajar estos temas, difi-
cultando el accionar. Otro tema, es la alta rotación de funcionarios.
En un comienzo, las vendedoras de charqui pensaron que esto solamen-
te era para ellas y eso no puede ser. Nosotros tenemos que velar también
para que esto se vea en todo el país y junto con el trabajo que nosotros
realizamos con las comunidades, estamos colaborando en temas de salud y
de peso. Nuestra función como institución debe ser recoger las necesidades
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
cap ítulo ii
Agricultura limpia en el
valle de Lluta: preservación
de ecotipos locales ante las
amenazas externas
ductores de tomates, pero ¿de qué tomates? De los híbridos, los tomates
que produce Azapa, los «larga vida», esos que la dueña de casa ve cuando
va al terminal del agro o al mesón del supermercado, que son bonitos, uni-
formes, de una buena coloración y de buen tamaño, pero ¿cuál es su valor
nutricional? Nosotros también tenemos una variedad de tomate natural
que es el colchonero.
Por otra parte, llevo diez años trabajando en el tema de reconversión,
donde uno empieza a replantearse la situación y a pensar en lo que hicieron
mis abuelos y mis padres antes que yo. Como decía por ahí Mafalda «para
dónde está el futuro, si está para delante o para atrás».
¿Curador o productor?
Creo, entonces, que la cuestión está en tomar una decisión de tipo revolu-
cionaria. Aquí no es una moda ni una cosa de un seminario, no sirve decir
que hay que comer sano y no cuestionarse cómo se generó aquello. Para mí,
puede ser fácil hablar del maíz lluteño, de cómo lo estamos produciendo en
este minuto, porque una cosa es decir que uno tiene una semilla —entonces
soy preservador y custodio— y otra distinta cómo lo produzco. Cuando
voy al terminal del agro o a un restaurante y me van a servir un choclo, un 207
pastel de choclo o una humita hecha con maíz lluteño, lo importante aquí
es cómo ha sido producido. Sobre todo, porque nos enfrentamos con suelos
cuyas características físicas, químicas y biológicas han cambiado. Ya no es
aquella que trabajaron nuestros abuelos, por tanto, el valor alimenticio que
estoy sacando de ese tipo de suelo es distinto. Además, si estoy trabajando
solamente con fertilizaciones químicas, estoy hablando de un maíz que
tiene ciertas características y que está siendo producido con las mismas
condiciones de las semillas que no son naturales. Entonces, si presentamos
una fertilización mayor y adaptándose igual, encontramos bonitos choclos.
Pero si me dedico a rescatar una semilla, sé que voy a estar en desmedro
frente a un competidor que va a tener una mayor productividad que yo y,
por lo tanto, no se podrá competir en el libre mercado. Esto lo lleva a uno
a preguntarse por su labor, sabiendo la responsabilidad que tenemos en la
cadena alimenticia.
Yo trabajo en la Hacienda Santa Rosa, sector Poconchile y a grandes
rasgos esto es lo que cultivo: alfalfa, maíz, cebolla, papa tradicional —estoy
tratando de rescatar la semilla antigua— y me dedico a la crianza de ovejas
y cabras. Estoy haciendo un tipo de agricultura que no hacen en los países
más desarrollados, que es cero labranza, donde solamente se va removiendo
la carpeta superficial y no se hace arado profundo, porque va en contra de
toda la vida biológica de esa tierra. En relación a las papas, hay una gran
variedad de ellas y para cultivarlas y fertilizarlas en forma tradicional yo
utilizo el compost, el estiércol de los animales.
Nosotros todavía conservamos nuestra identidad como pueblo, ha-
cemos ritos propiciatorios muy característicos, relacionados con lo que
hacemos: la tierra, se trata de un rito propiciatorio para producir bien, en
este caso la papa. Cuando hice el cultivo de papa, la idea era no solamente
cap ítulo ii
preservar sino también ver cómo nos iba a ir en el mercado con este tipo de
cultivo. En una primera instancia tuvimos que regalar la papa a cocinerías
y restaurantes para medir si la preferían frente a la papa que se vende en
supermercado. No me interesa producir mucho, pero sí manejar la produc-
ción desde la siembra hasta el plato final.
Finalmente, a lo que quiero llegar es al rescate y venta de la gastrono-
mía desarrollada por siglos en relación con lo que nosotros cultivamos: las
múltiples preparaciones del maíz lluteño que consumieron mis abuelos,
a las que hay que darle una vuelta en su presentación, pero siempre con
productos producidos bajo ciertas características.
208
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Gastronomía afromapuche
Productos elaborados
Yo trabajo con esencias, porque crecí en Arica y aquí empecé haciendo
destilados mapuche, pero, después de un tiempo, me dije que tenía que
probar con hierbas de la zona. Esto ha sido un gran éxito. Mis productos los
distribuyo en las ferias donde participo, pero también en mi casa, donde
tengo un pequeño negocio que se llama bucalaf, que en mapudungun sig-
cap ítulo ii
Cocina afro
Hay muchas recetas afro que se han ido perdiendo, pero yo las sigo impo-
niendo porque así lo tengo que hacer. No se ha tomado mucho en cuenta la
cultura afro acá en el norte, pero yo la tengo fuerte y la pongo en las ferias.
Muchas veces me preguntan y yo doy la información para que conozcan
que hay otra cultura, que está de pie, luchando para ser reconocida.
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Red de turismo rural Alto Loa
Actividades realizadas
La principal actividad de esta red de turismo es que una vez al año hacemos
una fiesta costumbrista, cuyo objetivo es que toda la gente de Calama vaya
a los pueblos del interior. Esta fiesta rota de pueblo todos los años. En su
primera versión se hizo en Chiu Chiu, donde asistieron más de 5 mil perso-
nas y se mostró nuestra gastronomía típica y artesanías. Además, hacemos
concursos y las artesanas hacen talleres de hilados donde toman personas
del público y les enseñan, premiando a aquellos que lo hacen mejor. A los
ganadores de este taller se le premia con un «arco», que es toda la fruta
que se recolecta en nuestros campos. También hacemos un concurso de
zanahorias —ya que Chiu Chiu es productor de este alimento— donde se
buscan varios matrimonios, los cuales deben rayar las zanahorias entre los
cap ítulo ii
dos, y los que llenan más rápido un vaso con jugo ganan el premio.
Además, tenemos el concurso del choclo, en el que quien se coma más
rápido tres choclos cocidos es el ganador. Asimismo, se realizan actividades
de bailes típicos, por ejemplo, allá nosotros bailamos el «pa atrás, pa delan-
[16] [17]
212
te», el cual presentamos para que la gente lo conozca. Este año tenemos la
feria costumbrista en el pueblo de Ayquina, que es mi pueblo.
El pueblo de Ayquina
Ayquina [16] es un valle donde sembramos maíz sin maquinaria, sino que a
pala y a través de terrazas, ya que seguimos trabajando como nuestros ante-
pasados y se riega con agua de vertiente. Sobre nuestros productos locales:
hacemos ceviche de quinoa y le damos valor al queso de cabra de la zona.
En Ayquina se celebra todos los años una fiesta similar a La Tirana, con
más de 50 bailes religiosas y a la que llegan más de 50.000 personas. En
esa instancia nosotros tratamos de vender nuestras comidas típicas, pero
siempre tenemos problemas, ya que nos visita sanidad. Ellos suelen pregun-
tarnos por los sellos de los corderos, lo que es un problema, porque nosotros
criamos corderos, llamas y conejos para vender, pero no podemos hacerlo
por la misma problemática de sanidad. Frente a esta situación, lo que hace-
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Dificultades encontradas
Hemos encontrado varias dificultades en nuestro trabajo, sobre todo para
lograr obtener los permisos. Afortunadamente, logramos obtener la resolu-
ción sanitaria y la patente para poder ofrecer este servicio, pero no ha sido
fácil. A diferencia de compañeros de la red que no lo pueden hacer por el
muy alto nivel de exigencia, y también por las exigencias de los servicios
básicos como el agua potable, el alcantarillado y la luz eléctrica. Nosotros
hemos tenido harto apoyo de parte de Indap, con subsidios y créditos para
poder sacar nuestro negocio adelante. cap ítulo ii
Machismo, pesca y amenazas
de la minería
sea mujer me van a cerrar las puertas, yo también trabajo en el mar, soy
asistente de buzo y mi trabajo también vale.
A nosotras siempre nos decían las personas «tú eres la parte comunita-
ria», «tú preparas», «la mujer de la casa se queda en la casa». Tenemos una
señora de 75 años (nuestra organización tiene nueve) a la que el marido le
decía: «ya anda hacer el pan», y ella, ahí, calmada iba y lo hacía. Sin mentir,
antes de que falleciera este caballero cuatro años antes, él le dijo «tráeme
el traje» y ella le respondió que fuera él. Entonces los hombres me dijeron:
«tú porqué estas enseñándole eso».
Lamentablemente, en los pescadores hay mucho machismo y eso es
por lo que yo lucho, por la importancia de eliminarlo y para tener igualdad
para todos —hombres y mujeres— porque tampoco las mujeres tenemos
que aprovecharnos de ellos.
están quitando el agua salada, y luego ellos nos devuelven la sal. Y esa sal no
llega pura, sino que con químicos. Esto ha provocado que en la costa del norte
grande ya no haya productos y está llegando mucho alimento exportado.
Yo trabajo con una empresa que exporta, porque yo no llego a peque-
ños comerciantes, sino que directo a una planta, ya que el comerciante
nos invade con los precios y pagan una miseria. Si ustedes supieran, por
el kilo de congrio nos pagan $3.500 pesos y debemos navegar cinco horas,
mientras que a ustedes se lo venden a $9 mil pesos y ni siquiera tuvieron
que mojarse los pies.
Vengo del Valle del Huasco, región de Atacama. Nuestro valle está entre
parronales, uvas, olivos y por supuestos sus aceitunas. Todo esto gracias a
las aguas del río Huasco y las que vienen de la cordillera. Tenemos un terri-
torio de sol en medio del desierto con cielos estrellados que hacen que la
temperatura tanto del día como de la noche haga que nuestros frutos sean
especiales. Esto no es algo exclusivo nuestro, sino que, de todo el norte de
Chile, y eso es lo que da la característica y la cantidad de azúcar a nuestros
frutos, diferenciándolos del resto del país.
Además, vengo de un territorio diaguita. Nuestro pueblo se llama Pa-
yantume, es el último pueblo próximo al litoral. Pero no solamente debemos
agradecer a nuestra cultura diaguita. Como dijo Pablo Neruda, los españoles
se llevaron muchas cosas, pero también nos dejaron las palabras, y a noso-
tros en el Valle del Huasco, nos dejaron los olivos.
Tradición de olivos
Mis abuelos comenzaron esta tradición olivarera gracias a las plantas de
olivos que el español trajo a nuestro pueblo, que era un asentamiento indí-
gena. Cuando llegó Diego de Almagro, armó una comitiva con regalos, entre
ellos parras, damascos, perales, olivos y algunos animales como cabras y
cap ítulo ii
El rescate de la tradición
Así se gestó la idea de ir rescatando todo lo que era este patrimonio local,
que comenzó con una familia, que creció y formó parte de nuestra historia 219
Productos elaborados
Las aceitunas sajadas son aquellos frutos donde quitamos el amargor ha-
ciendo sajos (pequeños tajitos), en noches estrelladas, al sereno, para quitar
un poco más el amargor en los días fríos y luego los dejamos en agua con
sal. También preparamos aceitunas a la griega, que las deshidratamos y
colocamos a la sombra de un olivo en días calurosos, bajo capas de sal. Una
vez lavadas, las seleccionamos para que no entre ninguna gota de sal, ya que
una buena aceituna a la griega es aquella que no es salada y está blandita.
Por otra parte, tenemos las aceiteras (empeltre, manzanilla, Liguria,
entre otras), que están desde 1955 y que ayudan a aumentar la producti-
vidad del aceite. Esas las podemos mezclar con la variedad sevillana para
la Denominación de Origen del Valle del Huasco, con las características
cap ítulo ii
El proyecto
El proyecto se ha enfocado en las variedades nativas y criollas o locales.
Se realizó un catastro de todas las variedades locales que existen en la pro-
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
vincia del Huasco desde la cordillera hasta la costa y del norte al sur, y se
encontró una enorme riqueza en biodiversidad tanto de frutales como lúcu-
mos, guayabos, manzanos, duraznos, paltos, etc., hortalizas como melones,
alcayotas, tomates, porotos, sandías, etc.
También se encontraron especies que se creían desaparecidas, como
es el caso de la sandilleja, una fruta parecida a la alcayota con la que se
hacía mermelada. O especies que se creían malezas, pero tienen alto valor
nutritivo, como el Physalis viscosa que crece como maleza y se diferencia
del physalis que todos conocemos porque la planta es más pequeña y en
el capullo tiene un gel, una mucosidad que recubre su fruto y el cual tiene
un alto valor nutritivo.
Con toda esta información se realizó un libro, que en su primera parte
da cuenta de la pérdida de biodiversidad en Chile, principalmente en la pro-
vincia, y del contexto legal y la situación actual respecto a la privatización
de semillas. La segunda parte ofrece una descripción morfológica detallada
de las plantas y sus frutos. Nuestro objetivo es generar conciencia en las
comunidades de la pérdida de biodiversidad y que valoren la riqueza del
valle, que las variedades locales no tengan relación con lo económico sino
con lo histórico y tradicional, dar cuenta que existen, que no son nuevas 223
226
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Cosmovisión, cultura e
identidad de los pueblos
originarios
La cultura Arica
La cultura Arica tiene más de 10 mil años de antigüedad, lo sabemos gracias
a los hallazgos arqueológicos que dan pruebas de que estas personas eran
costeras y vivían como recolectores marinos. En el mundo andino y en to-
dos los procesos del mundo originario no separamos las cosas: el alimento,
lo científico, la cosmovisión, la ciencia o medicina, es un todo. Así como
el tejido también representa un territorio, una identidad y un proceso de
ingeniería, porque ellos a través del ingenio van escribiendo historias y
procesos que tienen que ver con los cultivos.
En la ilustración [18] se puede ver estas manifestaciones culturales de
tejido de la cultura Arica. Un hombre que está entregando semilla a otro,
que es de otro territorio (probablemente por la forma de su sombrero), ha-
cap ítulo ii
ellos nos han dejado en esas manifestaciones y tenemos que despertar con
urgencia a este nuevo capítulo de la historia.
Cosmovisión y alimentación
Siempre hay un estado de equilibrio. Por ejemplo, el jarro pato tiene una
finalidad ceremonial, y está relacionado con una ceremonia del chamán o
chamana, respecto a la sanación de las aguas, es decir, la orina. Los cánta-
ros ecuatorianos también tienen que ver con ese proceso y así como con
el empoderar a las mujeres, porque así se perdió el equilibrio y se puso
machista y manipulador.
Nuestras abuelas eran las grandes custodias de las semillas, ellas son
las que nos han instruido a través de sus espíritus. Yo tengo la mesa de mi
abuela paterna, cocino allí y sigo la tradición de cómo ella cocinaba en los
años 1940-1960 de la misma mano de mi madre. Estas abuelas son diaguita
y son las grandes guardianas de la sabiduría alimentaria, pero los chefs se
han llevado la sabiduría ancestral a la televisión y eso me molesta porque
el alimento está vivo, es sagrado. Estas abuelas andinas, quechuas, aymaras
se fueron manifestando en todo el territorio en estos procesos divinos que
se relacionan con la tierra.
A modo de conclusión
Hay un hallazgo, del 1.200, que se descubrió en un río de La Serena donde
han sido encontrados más de mil cuerpos y 440 han sido extraídos de ahí.
Desafortunadamente, algunos están en museos y otros en contenedores,
porque no hay dinero. El gobierno no ha logrado implementar que se los es-
tudie, ya que se han encontrado semillas y su alimentación. Estos hallazgos
denotan que nuestros ancestros eran tan normales como nosotros y como
cap ítulo ii
Algunos antecedentes
Este ají [21] fue encontrado en el estómago de un guanaco que era ocupa-
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
do como contenedor. Está tejido con palitos y cuando fue encontrado los
arqueólogos se sorprendieron porque los ajíes estaban en perfectas con-
diciones. Eso era lo que quería transmitir. También, los procesos que ellos
tenían para llevar a cabo esto, cómo utilizaban materiales como hilos, boyas,
etc. Además, entendíamos que no había evidencia sobre cómo ellos coci-
naban, por lo que optamos por catastrar las vasijas y potes donde comían
sus alimentos e investigar cómo elaboraban las cucharas.
Otro problema con respecto a este patrimonio son las acciones descoor-
dinadas, ya que hay diferentes estamentos (como la municipalidad, Dideco
o Turismo) que entregan informaciones paralelas. Lo que hay que hacer es
centrarlos y unir las informaciones para que sean para todos.
de la zona
Hemos trabajado en la producción de materias primas adicionales para
desarrollar técnicas de cocina en las clases prácticas bajo la modalidad de
«canasta sorpresa», donde introducimos productos típicos de nuestra zona
y los estudiantes deben usarlos en preparaciones. También participamos en
ferias y muestras comunales donde se enseña a usar ingredientes propios
del valle. Además, realizamos el Seminario Gastronómico Cultural, que ya
va por su séptima edición. Este seminario lo hacemos en el liceo y en el
centro cultural que está al frente, ahí damos almuerzo y comidas prepara-
das por nuestros propios estudiantes a más de 250 personas diariamente.
Actualmente, trabajamos para incluir a la comunidad y hacerla partícipe
del rescate patrimonial. Por ejemplo, trabajamos con niños de escuelas bá-
sicas en talleres de gastronomía infantil y de danza, todo en conexión con
el seminario.
A modo de conclusión
El concepto de la cocina patrimonial diaguita surge de mezclar la tradición
con la cultura diaguita, por lo tanto, vemos lo patrimonial como el conjunto
de bienes materiales y culturales que una persona adquiere por herencia
familiar. Eso es lo que estamos tratando de inculcar a nuestros alumnos.
La cocina patrimonial diaguita se puede entender como la comida que nos
heredaron nuestros ancestros que habitaron el territorio.
Lo que nosotros buscamos resaltar y rescatar son las antiguas prepara-
ciones que se han perdido en el tiempo a través de muestras gastronómicas,
participación en ferias e investigación de nuestros antepasados.
cap ítulo ii
Un sueño de mujeres: proyecto
caleta San Pedro
del agua, lo que es bueno, pero también es malo por las alertas de tsunami.
Primero teníamos un techo de malla que duró meses, pero como estamos
tan cerca del mar, las mallas se rompieron y las gaviotas pasaban y ensu-
ciaban. Eso nos obligó a postular a un proyecto más grande de Corfo, para
poder techar y tener inmobiliario. A raíz de ese proyecto tenemos el Cen-
tro Gastronómico, que tiene un amplio estacionamiento y capacidad para
600 personas.
El trabajo conjunto
Ya son trece o catorce años de lucha para llegar a tener lo que tenemos. Ha
sido duro. Una, como mujer, que tiene hijos, trabajar, llegar a tu casa y seguir
trabajando. Ha sido muy duro, y con niños chiquititos, muchas han sido
mamás en el transcurso de esto. Ahí ahora hacemos matrimonios, licencia-
turas, bautizos, de todo, trabajamos en conjunto las 17 socias: unas somos
garzonas, otras cocineras, y algunas hacen el montaje de mesas. Todo lo que
ganamos con nuestro trabajo, lo repartimos y ese dinero va a un fondo co-
mún, entonces si queremos arreglar el techo, todo ese dinero se va al techo.
Participación en actividades
Siempre participamos en eventos, como el desfile del pueblo y en muestras
gastronómicas en el extranjero. Todas trabajamos los platos y preparaciones
de manera distinta, pero lo que sí tenemos en común son los precios. Por
ejemplo, si se establece que la paila marina cuesta $5 mil pesos, todas te-
nemos que cobrar lo mismo. Así no tenemos competencia de precios, sino
que solo por la sazón, la manito, y la atención, eso es lo que nos diferencia.
Además, todas nos abastecemos del mismo proveedor, el congrio y las al-
mejas vienen de Punta de Choros, los tomates de Los Choros, la cebolla y
cap ítulo ii
Encuentro Regional de
Patrimonio Culinario,
Valparaíso
3 y 4 de mayo, 2017
si ha sido guisada y con hongos. Esto, que parece una tontería, es el sistema
que nos ha dado la selección natural para conocer aquello que nos conviene
como especie, a nosotros, a la vaca, a los simios, y a la mayoría de animales.
Yo creo que la naturaleza ha hecho a todos los animales un poco complejos,
los animales superiores. Por tanto, lo que se indica, insisto, es esta visión
naif de la gastronomía, y elitista.
La Fundación Alícia
La Fundación Alícia, es un centro donde científicos y cocineros trabajan
conjuntamente. Estamos hablando de unas 20 personas, entre ellos una
chilena, Cristina, que no es la primera ya que varios cocineros de Chile han
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Creo que tenemos que llegar a una idea de soberanía que incluya qué que-
remos hacer con nuestras cocinas, con nuestros productos, que no se nos
imponga nada y cuidar todo lo que ya hay. Ahora bien, tenemos que dejar de
usar la palabra rescate. En Chile, nunca se perdió la cocina, siempre estuvo
viva en las cocinerías y las casas, nunca desapareció, pese a que muchos
intentaron hacernos creer que había desaparecido.
Por otra parte, creo que las cocinas de Chile es un gran término: tene-
mos una diversidad ligada a nuestra geografía, cultura, entorno y, también,
a la influencia de todos los que llegaron para quedarse en este país.
Además, para el desarrollo del turismo nacional, la gastronomía será
en el futuro la punta de lanza, pues nuestra meta es que Chile sea un des-
tino turístico, pero no a través de los climas o paisajes, sino que a través de
nuestra cultura, la cual tenemos de sobra.
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Territorio e identidad
Yo soy santiaguino de nacimiento, pero maulino de adopción. Hace 30 que
vivo allá y, la verdad, es que este ha sido un viaje tremendo. He podido
conocer todas y cada una de las festividades, el funcionamiento y el alma
del Maule, y, sobre todo, a personas que están en la misma sintonía y que
quieren que la región surja.
Como muchos, creo que tenemos que comenzar a hablar de territorios
y no de regiones. Yo miro la región de O’Higgins, la del Biobío e incluso la
Metropolitana, y veo que tenemos tanto en común. Hay un cruce de infor-
mación, historias, de lo que somos, tenemos y comemos. Por eso, segmentar
política y geográficamente los territorios ha tenido efectos positivos, pero
no se puede desconocer que también los hay negativos, porque buscar ser
tan individualista hace que se pierdan los vínculos con los otros cercanos,
y con nuestro entorno.
El Maule presenta características bastante similares a las regiones que
están en su entorno. Respecto a la educación, tenemos más de un 30% de
población rural, lo que dificulta nuestro desarrollo. La economía, básica- 249
Por ejemplo, cuando los turistas van a la región del Maule —yo tengo
un restaurante— quieren conocer la identidad local, pero se encuentran
con una oferta de lomo con champiñón y merluza margarita, entre otros
platos, lo que nos resta validez. Hemos mirado con envidia a los peruanos,
porque ellos sí supieron consolidar esto, debido a que salieron a vender
su identidad, su cultura y, luego, sus productos. Pero nosotros, ¿qué es lo
que salimos a vender? Cuando uno habla de Chile afuera te hablan de las
manzanas, los kiwis y el vino, y eso sería todo Chile. Entonces, creo, debería
haber una conexión entre nosotros, sobre todo las regiones, y trabajar ar-
duamente para dejar de ser solamente exportadores de fruta, o productores
de determinados alimentos agrícolas.
250
zan en mingas y terminan las actividades con una fiesta con baile, cueca y
conversación. Era ahí donde los hijos de Juanita con los hijos de la Luchita
se conocían formando otra familia, la cual se integraba al chancho muerto,
porque también se criaban sus chanchos, y esto crecía de esa forma.
La belleza de lo simple, presente en estas actividades, me impulsó a
crear esta feria que tenía ese sentido, en la que hubiese una necesidad de
compartir, de conocer una faena que hoy se ha perdido. Por ejemplo, re-
cuerdo una familia que iba a dejar los jamones a Los Queñes, porque los
enterraban con sal en la nieve. Entonces, cierta familia tenía que ir a darles
vueltas, limpiarlos, usaban salitre como método de conservación que, sin
que lo supieran, era una sal que se incorporaban a la otra sal; y después
bajaban repartiendo y vendiendo todos estos productos.
En eso estaba la belleza de tener fiestas con alma. Una de las cosas que
me interesan mucho y que estamos trabajando, es en mejorar las ferias del
Maule. Nosotros tenemos lindas ferias: la feria del queso chanco y la frutilla,
la del ají de Palmilla, las fiestas hacia el parrón de los corderos. Son fiestas
que, creo, deberían realzarse. Ahí hay un trabajo mancomunado que hay
que comenzar a desarrollar y que es responsabilidad de todos.
Comercio justo
Todos lo predican, pero nadie lo practica. Se suele hablar que las comuni-
dades, las cooperativas, etcétera, etcétera, pero en este momento no hay
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
hay un trabajo que hacer, hay que enseñar a cuidar y respetar el entorno
en que se realizan estas faenas. Las condiciones en las que tanto se cultiva
como vende la fruta en Chile son deplorables. Los cajones están hechos
para ahorrar plata, se saca un tomate e inmediatamente saltan 10 tomates
más, porque no los cuidan, los meten a presión, y ponen arriba el tomate de
primero, en medio de segunda y debajo de tercera, y solo porque «el chileno
es vivo». Es una falta de respeto. También pasa en los mercados en Chile.
En Talca, por ejemplo, en el Centro Regional de Abastecimiento (CREA), o
en Curicó en su Feria libre (Felicur), están llenos de cajas vacías y gatos por
montones, y hay cocinas hasta donde he visto una lavadora para no tener
que ir a la casa a lavar. Son esas las condiciones en las que le compramos a
254 la casera. Puede que no sea culpa de ella, ya que no hemos sido capaces de
poner reglas claras al respecto.
A modo de conclusión
Soy un abierto partidario de que nosotros tenemos una cocina tradicional
regional y que tiene sus platos emblemáticos. Mis abuelos comían pastel
de choclo, yo he comido, mis hijos, y mis nietos van a seguir comiendo, así
como también empanadas, humitas y porotos con mazamorra. Sin embargo,
hay espacio para la creación, para abrir la cocina y mejorar los productos y
técnicas. Pero hay que tener precaución con las mezclas. Una vez fui a un
restaurante y nos trajeron humitas con salsa de soya… ¿cuándo en Chile se
han comido humitas con salsa de soya? Nunca, jamás. Es porque el chef
decía que le daba un toque.
El patrimonio vivo, las ferias libres hay que cuidarlas, protegerlas y me-
jorarlas, ya que así vamos a proteger nuestra identidad. Tenemos productos
patrimoniales, y es nuestra obligación mejorarlos y conservarlos, ya que
tienen identidad y valor cultural.
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Ponencias
Encuentro Regional
de Patrimonio Culinario,
Valparaíso
Proyectos de valorización
del patrimonio agrario,
agroalimentario y forestal
261
A modo de conclusión
Para mí, el fomento de las historias culinarias presentes y pasadas, pero
sobre todo apegadas a la realidad, es clave para el desarrollo local. Me gus-
taría decir que la formación local de divulgadores es muy importante, tras-
cendente, se requieren comunicadores especializados en el territorio y sus
manifestaciones culturales. Se necesitan periodistas, cronistas, escritores,
divulgadores, agitadores también, gente que pueda mostrar de manera co-
herente y veraz los pros y los contras de cada una de sus manifestaciones
culturales, y, difundir el material investigativo a través de instituciones
académicas formadoras, particularmente en los institutos profesionales
de gastronomía. También es importante generar un diseño de estrategias
comunicacionales enfocadas en el fondo del mensaje y no en la forma. Al
respecto, hemos hablado con una colega del caso de la planta procesadora
de pescado que ha sido inaugurada ocho veces. Las notas al respecto se
enfocan en la autoridad que llegó, el alcalde, el concejal, el Seremi o en la
autoridad que requiere esa atención. Ahora bien, yo no soy inocente, esto
no se va a acabar nunca, porque forma parte de la política, pero se puede
moderar de alguna forma para mejorar la calidad del mensaje en función
del patrimonio alimentario local.
Estos son los desafíos que puedo plantear: recursos para la formación
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Quiero hablar sobre el Instituto Nacional de las Mujeres del Campo, nuestro
IALA. En Chile proviene de distintos institutos que ya han estado trabajando
en América Latina y nuestra impronta es que es exclusivo para las mujeres,
desde las mujeres y para las mujeres del campo, particularmente.
El Estado tiene una deuda gigantesca con las campesinas y con los pueblos
originarios de este país. Hay una deuda histórica gigantesca con el campo
que el Estado de Chile no es capaz de asumir, y les seguimos permitiendo
que sigan manipulando nuestras formas de vida. Además, se considera la
vida en comunidad a partir de la competencia que se da. Porque cuando se
habla de las microempresarias, la esencia de todo eso está en la competi-
tividad, la cual implica que quien está a mi lado es mi enemigo. Mientras
que, cuando la productividad se construye desde lo colectivo, todo se va
haciendo complementario, porque si alguien no tiene algo, otra persona
puede apoyar.
En Chile tenemos unas guías de alimentación sana, que tienen por concepto
detrás lo saludable. Estas son desarrolladas por el Ministerio de Salud y dan
cuenta de la tendencia que estamos viendo en nuestros niños y niñas, que
están pasando de un tipo de silueta a otra. Si bien es cierto que, si mantu-
viéramos una alimentación sana, podríamos ver lo mismo, pero al revés, es
decir, que fuéramos de niños con una tremenda prevalencia de obesidad o
sobrepeso, a tener un buen estado nutricional. Esto no es fácil, es una tarea
titánica que involucra a muchos actores.
Alimentación saludable
Hablando a grosso modo, ¿qué es lo que podemos asociar más con la salud
o con la enfermedad? ¿Cuáles serían los alimentos más «saludables»? La res-
puesta sería aquellos que nos aportan nutrientes y compuestos bioactivos,
es decir, que ejercen una actividad beneficiosa para nuestro organismo.
En nuestro país ya está claramente definido que no es saludable cualquier
alimento o preparación alta en sodio, azúcares, grasas, grasas saturadas, tal
como lo muestran las advertencias en los envases.
Entonces, una alimentación saludable contiene nutrientes y energía, en
la cantidad que uno necesita, porque si no deja de ser saludable. Además,
cap ítulo iii
A modo de conclusión
Aquí en Chile tenemos 18 mensajes saludables aprobados por nuestra regla-
mentación de alimentos para comunicarle al consumidor que el consumo
274 de ciertos alimentos se asocia con una condición de salud. Un ejemplo de
ello es la combinación de frutas, verduras o vegetales bajo la forma de horta-
lizas, tubérculos y leguminosas. Si volvemos al charquicán, podemos saber
a través de sus componentes los contenidos, el tipo de moléculas de cada
uno de los ingredientes, los cuales de alguna manera están produciendo
una respuesta inmune que va a reducir el riesgo de cáncer. Sin embargo,
siempre es importante saber que lo que se reduce es el riesgo, porque el
cáncer es una enfermedad muy compleja asociada a muchos factores y, por
lo tanto, a nadie se le puede decir: si usted come charquicán no le va a dar
cáncer, sería absolutamente descabellado hacer una afirmación de ese tipo.
En resumen, lo que traté de contarles es que nosotros en Chile tenemos
un sistema que se preocupa de que lo que consumimos sea lo más adecua-
do para mantenernos sanos. Si nosotros hacemos elecciones adecuadas
de alimentos, lo vamos a lograr, si no hacemos elecciones adecuadas, no
lo vamos a lograr. Y ¿cuál es el mensaje que está detrás de todo esto? Las
preparaciones culinarias tradicionales, por lo general, son preparaciones
absolutamente saludables, por lo tanto, tratemos de dejar un poquito de
lado o de usar con menos frecuencia la cocina rápida que, si bien es más
barata, en términos de salud no tiene ningún beneficio.
Aquí hay un tremendo desafío para lograr darle el valor que se merecen
nuestros alimentos tradicionales y poder recuperarlos en el buen sentido,
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
estarse cumpliendo esta ley nos manipulan como quieren. Tengo 20 fábricas
ya con cambuchos rotulados corriendo, pero necesitamos que esto sea una
ley, como la ley RCA de noviembre de 2011, donde todo producto típico o
todo alimento tiene que ser rotulado. Y para eso solo estamos pidiendo que
nos apoyen. Queremos un producto típico, un producto bueno; tenemos
las herramientas, necesitamos que esto se haga realidad.
El Sello de Origen y la
protección del patrimonio
alimentario
Desafíos a futuro
Pensando en el futuro, estamos gestionando recursos en el FNDR (Fondo
Nacional de Desarrollo Regional) para financiar nuevos estudios de pro-
ductos que permitan obtener sellos ante el Inapi. Les señalaba que en el
taller regional de 2012 se hizo una priorización de productos con un listado
mayor de los que finalmente se tramitaron. Entre esos quedaron los vinos
de Aconcagua, la lúcuma de Quillota, las aceitunas de Jahuel, las paltas de
La Cruz, entre otros. También se solicitarán recursos para acompañar a los
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Mi presentación tiene que ver con el turismo. Yo partí en este medio, con
un emprendimiento que se llama Vive tour, que es un operador de turismo
cultural. A raíz del nombramiento de Valparaíso como Patrimonio de la
Humanidad, en esa época se abrieron muchas ideas acerca de qué se podía
hacer con este nombramiento y en qué nos iba a beneficiar.
A modo de conclusión
Como había dicho, Chile es el segundo consumidor de pan mundial, des-
pués de Alemania. Las estadísticas indican que el pan batido es el más ven-
dido, superando a la hallulla en volumen de consumo. La tradición panadera
de Valparaíso está muy influenciada por los italianos, a diferencia de los
españoles, que son más de Santiago. La explicación —según el historiador
Archibaldo Peralta1— se debe a que los italianos llegaron a refugiarse de
la guerra y como no tenían oficio, se apropiaron del oficio de panadero,
desarrollando esta tradición en Valparaíso. De este modo, la mayoría de
las panaderías tradicionales son de dueños italianos, pueden tener más de
140 años y aún funcionan.
La tradición de la elaboración porteña en forma artesanal es con horno
de piso a leña, ya que con el horno chileno —que es de barro o ladrillo— la
mayoría se han caído por el efecto de los terremotos, por eso el 90% de las
panaderías en Valparaíso funciona con leña. El último rasgo interesante de
esta tradición es la fidelidad de la clientela con las panaderías y, por supues-
to, la calidad del producto: artesanal, sano, no usa aditivos ni acelerantes,
cap ítulo iii
ni ninguna de esas cosas que ocupan en Santiago. Por eso, en las panaderías
de Valparaíso se hacen un pan artesanal y patrimonial.
Voy a hablar de mí, de quién soy yo. Estudié entre otras cosas Hotelería y
Turismo. Recuerdo que en una ocasión nos hicieron desarrollar un trabajo
de estudio de mercado para poder evaluar el turismo y en qué estaban in-
teresados los turistas, en eso yo —que me ha gustado siempre la cocina—
hice un circuito turístico con La Piojera, El Pancho causeo, El quitapena, y
me pusieron de nota un 4.0, lo cual me dejó contento porque siempre en
el colegio era del 3.9. Pero llegó un compañero, uno avispado, que empieza
a preguntarme y a interesarse sobre nuestra cultura, y me dijo: «¿qué es lo
que hacen los mapuche?» Bueno, son fomes, le digo, matan chanchos y de
ahí sacan las longanizas, el queso de cabeza, hacen un asado, también con
parte de eso hacen prietas, y hay un ritual referente a eso de la matanza del
animal. Mi compañero iba escribiendo todo lo que yo le estaba diciendo.
Cuando presentó su trabajo, obtuvo un 7.0. Eso me hizo preguntarme, ¿si
son mis conocimientos, por qué alguien los hace suyos?
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Historia de vida
Yo nací en Santiago. Cuando nos internamos en Cerrillos no había muchas
construcciones y todavía había chacras. Nos sentíamos en casa allí, porque
había gente que seguía cultivando la tierra. Con el tiempo esas tierras se
fueron transformando en casas típicas de Santiago, pero aún hay terrenos
baldíos y espacios que yo me he tomado para poder seguir cultivando y no
alejarme de lo que es mi cultura.
Cuando a uno como mapuche le enseña un antiguo, toma todos esos
conocimientos y los desarrolla. Así yo desarrollé mi cocina: voy, investigo,
analizo y también deduzco. También tomo descripciones coloniales y los
comportamientos. Por ejemplo, de la machi estudio cómo toma las hierbas
y a través de eso se desarrolla como médico en un sector para poder sanar
a la gente. Esos conocimientos los trato de integrar a mi gastronomía, para
tener una cocina con conciencia.
Por otra parte, mi casa se ha ido transformando en lo que quería, un
espacio donde la gente llegara y comiera mi comida. Allí trabaja toda la
familia, pero esto no es un restaurante, sino que una cocinería donde traba- 285
jamos solamente los días domingo sin reserva, porque creo que se aleja de lo
que significa la cocina de un amigo o dónde vas a comer con tus familiares.
Tampoco publicamos el menú porque cuando vas a comer a la casa de un
amigo no le dices «muéstrame la carta para comer lo que tiene», suena tan
distante del cariño, y eso es lo que yo hago, esto es lo que te ofrezco y ojalá
que te guste porque lo hice con mucho cariño.
Ahora actualmente me metí en un reality, siempre criticamos que a la
cocina mapuche y chilena no se le da el espacio para poder desarrollarse,
por lo que creo que esa era una buena plataforma para poder mostrar mi
trabajo. Yo creo en el fondo de mi corazón que la cocina chilena y la ma-
puche pueden estar dentro de las mejores cocinas del mundo, eso lo voy a
demostrar y esa va a ser mi lucha.
La cocina natural
Es así como tomo la base de la cocina mapuche, una cocina sana y natural
ligada a un huerto, e incorporo técnicas que pueden venir de Europa. Tam-
bién saco lo que es colorante artificial y ocupo solamente lo que es colo-
rante natural aplicando la fibra de los alimentos. Es así como he establecido
mi cocina, la cual me ha dado el cariño de la gente, y la que transmito sin
egoísmos. Es decir, si alguien quiere preguntarme una receta o aprenderla
para mejorarla, no tengo problemas. Mi modo de aprender nuevas recetas
es en mis viajes al sur, donde he conversado con mis tíos y tías.
El yuyo, cuando ustedes van por la carretera y ven los prados amarillos, se
come desde la raíz, el tallo y la flor, se come todo. Y es gracias a esa planta
que mi tía abuela pudo alimentarse, ya que se escapó de los españoles, se
fue al cerro y se alimentó solamente de eso. Esa historia me la dio mi tía, y
como ella sabía que yo era cocinero me dijo «te lo entrego porque sé que así
no va a morir la abuela». Conforme a eso, he ido a varios colegios a contar
esta historia.
evolucionamos todos los días, esto nos da la capacidad de poder crecer. Por
lo tanto, teniendo las bases de lo que significa la gastronomía mapuche,
puedo evolucionar.
Procesos de
patrimonialización,
sujetos y prácticas en Viña
Santa Carolina
Les voy a contar un poco de los procesos, de los problemas que hemos
tenido y de los próximos pasos a seguir en la viña en la cual trabajamos
hace siete años.
Algunos datos
Lo primero es entender de qué se trata el patrimonio dentro del contexto de
la historia del vino. Patrimonio es un término asociado a la herencia y a los
derechos adquiridos con los integrantes de una determinada comunidad o
grupo social. De los 1.031 lugares declarados por Unesco como Patrimonio
de la Humanidad, solamente nueve corresponden a regiones vitivinícolas,
las que tienen en común su originalidad, belleza del lugar y su asociación
a cierta infraestructura. También, tienen relación con la originalidad del
lugar y la historia del producto.
De estas nueve regiones consideradas patrimonio cuatro se encuentran
en Francia, lo cual tiene sentido, porque es de los lugares que llevan más
tiempo trabajando en la elaboración de vino; luego está Italia con dos sec-
tores, Alemania, Hungría y Portugal también están incluidos.
atractivas para la industria del vino, eso es lo que hay que investigar.
nos contó cómo se hacían los vinos en el año 1950. Además, encontramos
mapas de la viña que mostraban que, en el sector de Macul, esta abarcaba
100 hectáreas y que los viñedos estaban desde antes de que se fundara. Por
último, también se indicaban exactamente las variedades que teníamos y
a dónde fueron trasladadas.
A partir de esto, comienza el proyecto Bloque Herencia, el cual consiste
en el Rescate de material vegetal de viñedos antiguos pre filoxéricos.
Tipo de manejo: premium con rendimientos de 0,4 kilos por planta, con
objetivos de preservación e investigación.
294
Puede parecer que se va un poco del tema identitario, pero en realidad no,
porque recordemos que pertenece al mundo de las ovejas, de los corderos,
y el cordero de Pumanque. Justamente, lo que hicieron las chamanteras fue
saber insertarse en el mercado sin perder identidad, valorizando su trabajo
y gracias a eso hoy tenemos estos magníficos chamantos que son identita-
rios, no solo de la región de O’Higgins, sino también del país.
Este fortalecimiento identitario tiene varios puntos y fases, y, de lo que
se trata es lograr entender qué es lo que tenemos, hacia dónde queremos ir,
pero por sobre todas las cosas, cómo lo aplicamos para el desarrollo local.
Insistimos, el gran valor agregado aquí es la cultura.
a) Trabajo de archivo
Para lograr eso, tuvimos diez investigadores por un año en los archivos. Eso,
si lo hubiera hecho una persona, le hubiera llevado diez años. Les vamos
a mostrar por qué. En el Archivo Histórico Nacional, revisamos los mapas
históricos, padrones, censos, archivos del Ministerio de Agricultura, de la
Aduana de Santiago, judiciales de distintos lugares y notariales. Esto nos
pudo dar una tremenda perspectiva con respecto a la antigüedad de los
productos. En la Biblioteca Nacional, revisamos todos los periódicos de
la región desde el primero hasta julio de 2016, lo que implicó un volumen
de 244 periódicos en total, así como también el boletín de la Asociación
Nacional de Agricultura completo, el Fondo de Estadística Comercial de
Chile, que nos habla de todos los entronques comerciales y económicos 295
b) Entrevistas en terreno
Hicimos 108 entrevistas en 25 localidades, las que nos permitieron tener
una idea de qué pasa en la actualidad. Alguna de las cosas que están pasando
es que hoy día Leopoldo Carreño, chacolicero de Doñihue, está creyendo
de nuevo en su Chacolí; él ama su producto y es un tremendo productor.
El chacolí chileno no es una copia del chacolí vasco y por lo tanto también
merece su Denominación de Origen, por lo que estamos en conversaciones
con la Unión Europea para lograr el indulto del chacolí chileno. Tenemos un
paisaje particular, un producto característico y hacia allá nos encaminamos.
Y este es uno de los resultados que ha tenido este proyecto.
c) Productos trabajados
cap ítulo iii
en el mundo y, sepan señores, que vale oro afuera, pero que aquí, lamenta-
blemente, por la cultura y la idiosincrasia chilena, es considerada comida
de rotos y de pobres. Hay personas que me dicen: «yo iría a un restaurante,
pero jamás pediría un chupe de cochayuyo o un pastel de cochayuyo».
También luchamos por el reconocimiento de nuestras algas. Chile, por
la calidad del agua, tiene una gran gama y variedad de algas, las cuales de-
ben ser valorizadas. Este es un llamado a las nutricionistas, ya que siempre
dicen consuma pescado, pero nunca nombran a las algas. A lo largo de estos
años, para aprender, hemos tenido que transformarnos en empresarios, en
investigadores, en todo. En ese proceso, nos dimos cuenta de la importan-
cia nutricional de las algas.
Tiempo atrás, fui invitada por la Universidad de Concepción a cono-
cer los laboratorios, allá me informé sobre estos temas, por ejemplo, ¿qué
produce el Omega 3? Las algas. Así empezamos a descubrir su fibra dura,
que es soluble. Aprendimos que las algas, junto con la avena, son los únicos
alimentos que tienen este tipo de fibra, la que permite una buena digestión
y reducir el colesterol, entre otros beneficios. Además, tiene calcio. Los
médicos dicen que un tazón de cochayuyo equivale a cinco tazones de
leche. Pero aun así nuestro país no valora el alga. 299
300
«el sueño… mis sueños han ido cambiando a medida que se me han ido
presentando las oportunidades», en el sentido de que era colocarlo en un
royalty para que la mujer, hoy cada vez más inserta en el mundo laboral,
pudiera contar con un alga en un envase sellado que le garantizara calidad,
inocuidad y que fuera nutritivo. Ese era el sueño; sin embargo, a medida que
fui levantando la planta con todas las normas y los requerimientos, me en-
contré con la feroz sorpresa de que hoy no existen normas en el reglamento
sanitario para plantas procesadoras de alimentos para el consumo humano.
Hoy estamos trabajando con un prototipo para poder establecer normas,
ya que solo hay reglamentos para los centros de acopio. Repetidamente
les he dicho a las autoridades: «yo no soy centro de acopio, yo soy planta
de consumo humano, y si ustedes no lo han normado, ese no es problema
mío, hagan la pega».
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
301
Esa es la sala de las mermeladas, [27] que es uno de los productos que
elaboramos. Surgió de la experiencia: cuando vamos a hartas partes y nos
dicen: «no linda yo no como cochayuyo, mi hijo tampoco, es atroz», enton-
ces, ¿qué hacemos?, ¿cómo lo insertamos? Lo que hicimos fue colocarle
fruta. Hoy trabajamos con cero aditivos, con azúcar Iansa que es con la que
hemos tenido mejores resultados. Entonces hacemos una mermelada que
es 50% cochayuyo y 50% fruta y azúcar, sin ningún aditivo. Es increíble,
porque cuando vamos a las ferias y yo le digo a los niños: «¿quieres probar
mermelada de frutilla?», dicen «Yaaaaaa» y yo le digo a la mamá: «señora,
su hijo está comiendo cochayuyo». Esa es una forma de innovar y de cam-
biar un poco la cultura, ya que nuestro país necesita educación y debemos
empezar por las bases.
Ellas son algueras, [28] y son las que procesan los productos. Yo obligo
en las capacitaciones a que midan los brix, para eso tenemos equipos digi-
tales, manejamos los PH en las frutas, la cantidad de azúcar, etc. Mis viejas
se capacitan con práctica en terreno y también con la que nos brinda la
Universidad de Santiago. Es fundamental la capacitación para lograr colocar
un gran producto y ofrecerle al comprador un producto de calidad.
Respecto del luche y el cochayuyo, debemos preocuparnos, ya sean en
estado natural o deshidratado, del estudio de mar, agua, estudio bacterio-
cap ítulo iii
lógico y de metales pesados. Esto es clave, ya que nos permite saber cuál
sirve, el uso que puedo darle y el posible mercado al que puedo acceder.
Algueros de Navidad
Nosotros creamos la marca Algueros de Navidad. Tenemos grandes falen-
cias en tecnología, todo lo que hemos logrado ha sido por nuestro esfuerzo,
supieran ustedes cómo nos hemos cortado las manos para que el 80% de
nuestra producción se elabore manualmente. Hemos tenido que innovar y
hemos logrado deshidratar lo que nunca se ha logrado en algas y mantener
la constante. También, gracias a la Doctora Ramona del Servicio de Salud,
302 me he ido asesorando. Ahora soy experta en constante, humedad, subir
y bajar temperatura. Me siento orgullosa de mi gente, se los digo de mis
viejos, de que hoy en día Algueros de Navidad exista.
Muchos extranjeros vienen a conocer el alga de Navidad y somos cono-
cidos en muchos países del mundo. En nuestro trabajo siempre nos preocu-
pamos del medioambiente, ya que es clave para nosotros. Por eso tenemos
administrado todo el borde costero de Navidad, áreas de manejo y zonas
protegidas. Porque si yo me preocupo del medioambiente, voy a tener un
producto de calidad, porque no puedo ofrecer un producto que está lleno
—disculpen con todo respeto— de caca. Los desagües al mar, no señores,
conmigo no, hay tecnologías hoy y debemos usarlas. Tenemos un santuario
de la naturaleza, que es un acuerdo entre los pescadores, que nadie entra,
nadie puede tocarlo y eso ha permitido un repoblamiento natural, por lo
tanto, yo no necesito abono, no necesito nada, lo respetamos, eso es lo que
se hace, es un santuario de la naturaleza.
Hoy en día sacamos dos líneas nuevas porque hemos estudiado las ca-
racterísticas, se trata de toneladas de sargazo y calabacillo, que luego de
varios experimentos logramos hacerlos polvo, dándole una oportunidad a
los veganos, porque sirve para hacer croquetas y juntar o pegar masa.
Algunas reflexiones
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Las reflexiones que presento a continuación son fruto del trabajo que ha-
cemos en Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la Universidad
de Chile, donde trabajamos con personas del medio rural rescatando el
patrimonio, tales como las del «Fogón del Ovejero»1.
La agricultura produce alimentos que dan origen a nuestro patrimonio
alimentario. El medio rural ha experimentado cambios y efectos producto
de la globalización, cambio climático, crisis económica y pérdida de valor
Desafíos a futuro
Lo que queremos es avanzar en experiencias como el FIC de la Universidad
de Santiago4 que rescata la historia, que es la base del presente, que deben
conocer las personas que van a los territorios a buscar esta experiencia.
Hay que entender el turismo como una experiencia multisensorial, ya que
la gente hoy va al medio rural a soñar y a recibir el cariño que no recibe en
la ciudad. Hay personas a las que les gusta conocer cosas diferentes, hay
un turismo nuevo, como el de los foodies, que buscan experiencias de cosas
nuevas para comer. La televisión también es un ejemplo de esto, porque
está lleno de este tipo de programas.
El gran desafío que tenemos es avanzar en proyectos como el FIC Ovino,
que busca empoderar al sector con una institucionalidad específica —la
futura Corporación de Desarrollo de Ovino Regional—, para que se haga
responsable del futuro del sector.
(4) Para más detalles de este proyecto, ver la ponencia de Amalia Castro y Fernando Mujica.
productos con identidad, lo que es interesante para los productores, pero
también es importante para el producto, porque se puede valorar y apreciar.
Con lo que puedo decir que me gusta el cordero de secano; ya no voy a decir
que me gusta el cordero que comí no sé dónde.
Además, este producto es uno de los pilares de la economía identitaria
de Chile. Basta tener en cuenta que durante 400 años la principal carne que
se consumía en Santiago era de este tipo. Es decir, carne de pastoreo: las
ovejas se crían y alimentan al aire libre, de manera natural, tal como ocurría 307
en la época de los españoles. Por otra parte, con las ovejas se pudo tener lana
para hacer los chamantos, que es el tejido emblemático de toda la cultura
huasa de Chile. O la elaboración original del queso de Chanco que se hacía
con leche de oveja, el cual fue el más famoso de Latinoamérica durante 300
años y que se exportaba a Lima, Guayaquil, Buenos Aires, etc.
Finalmente, lo que quiero decir, es que detrás de estos corderos hay
un patrimonio cultural enorme que es interesante e importante comenzar
a descubrir.
La importancia de lo local
Tenemos sentimientos muy arraigados con respecto a lo que ocurre, lo que
se vende, se comercializa y se produce en la región. Nosotros nos caracte-
rizamos por las frutas, las verduras, la sal de Cáhuil, el cordero del secano
costero, las algas y el cochayuyo. Muchas veces nos encontramos con algu-
nas problemáticas como docentes, debido a que recibimos alumnos de toda
la sexta región, y ellos cuando llegan a estudiar Gastronomía, van a veces
con una visión un poquito errónea o romántica. Lo digo porque cuando
se les pregunta generalmente dicen: «yo quiero recorrer el mundo, quiero
comer, quiero ser famoso…», pero pocos se enfocan en entender la coci-
na o la gastronomía de la zona y por qué cocinan o comen eso. Entonces,
creemos que antes de innovar y enseñarles una técnica, debemos enseñar
cuál es su cocina, ya que la desconocen completamente. Probablemente los
estudiantes pueden saber el precio de un café en Starbucks o de un combo
del McDonald’s, pero no saben qué se sirve en una picada, no saben cómo
cocer un poroto o diferenciar, así de simple, entre el perejil y el cilantro.
310
Por otra parte, tenemos que ver lo que es la historia, qué ocurre en la
región, qué hitos importantes ocurrieron, por ejemplo, en Pichilemu estuvo
el primer casino que tuvo Chile llamado Casino Ross que es el segundo de
Latinoamérica, y es una construcción que debe tener más de cien años.
También, nosotros como docentes deberíamos incrementar las salidas a
terreno para que los estudiantes conozcan qué está generando el agricultor
o conocer alguna viña. Es importante la vinculación con el medio a través de
una persona que sabe trabajar el arrollado huaso, y que puede ir y explicar
cómo se hace.
Ejemplo de acciones realizadas
Esto es un postre [29] de una asignatura que se llama Conservación de
Alimentos. La profesora trabaja en pos de tratar que los estudiantes ge-
neren innovación con productos orgánicos, ojalá de origen vegetal. Estas
estudiantes desarrollaron un producto que es una torta de orujo, que es un
bizcocho con harina de quinoa con un relleno de pastelera y además lleva
una mermelada de orujo, que es el hollejo de la uva. La gracia de esta pre-
paración es que es comestible y, además, sirve vino. Esta es una forma de 311
hacer que su pastel, que por nombre nadie lo hubiese probado, se volviera
más interesante, donde se puede comer y beber al mismo tiempo.
A modo de conclusión
Queríamos mostrar cómo nosotros estamos tratando de fomentar lo que
es el patrimonio cultural y la gastronomía en base a los productos, para que
nuestros chicos y chicas tengan todos los conocimientos y las herramientas
para poder enlazarse con los productores. Pero para ello no podemos tra-
bajar aislados. El productor tiene que llegar al cocinero y el cocinero tiene
que poner ese producto en la mesa. Es responsabilidad de nosotros, como
profesionales, como docentes, formar estos nuevos cocineros y sacarlos
un poco del sushi, de la pasta, de la comida china, o tailandesa y centrar-
los en lo nuestro. Tenemos que empezar a abrir nuestros libros y también
preguntarle a la abuelita. Los fritos de flores, de primavera, fritos de acacio,
fritos de ortiga, tortillas, todas esas preparaciones o productos tenemos
que volver a ponerlos en nuestra mesa para que podamos hablar de un real
relanzamiento de nuestra cocina.
alumnos sabiendo cuáles son sus contextos, y el capital cultural que poseen.
La primera acción que nosotros asumimos como institución es que los es-
tudiantes se logren identificar a través de diferentes formas motivacionales
y visitas u otras estrategias. Lo que nos interesa es que ellos logren aplicar
las técnicas que han visto y luego puedan reconocerlas e identificarlas.
Para identificar, nosotros tratamos de trabajar en la contextualización del
medio en el que ellos están y trabajarlos a través de la motivación. Somos
un liceo donde los alumnos eligen una especialidad; en cualquier carrera
existe deserción, la diferencia es que ellos están en el sistema público de
educación, por lo cual, si ellos eligen una carrera y luego se equivocan, no
tienen la opción de abandonar ni desertar.
les digo: «mi abuela cocinaba en su brasero un guiso en el cual ella sellaba
unos riñones, luego los dejaba cocer en un fondo con papas y después los
ligaba con harina tostada. Eso para mí es cocina chilena, eso para mí es un
patrimonio, porque yo me identifico con eso, porque para mí es algo que
[30]
lo venía haciendo ella, que ella se lo enseñó
su abuelita y que a su abuelita se lo había
enseñado antes la abuelita, y yo lo aprendí
también, entonces ahí identificamos cuáles
son los elementos del patrimonio alimenta-
rio chileno.
La importancia de reconocer
Otra temática relevante en educación es el reconocer. Cualquier persona
que haya estudiado la taxonomía de Bloom va a saber y me puede decir:
«oye, me dijiste identificar, ligar y reconocer, vamos avanzando en la taxo-
nomía y retrocedimos en una habilidad bastante básica que es reconocer».
Pero no hablamos del reconocer como una habilidad cognitiva, sino como
identificación, un darse cuenta de que esto es mío, que es propio, que este
elemento y técnica me pertenecen, así como también le pertenecen a mi
abuelita, y a todo el colectivo.
Este fue resultado de una evaluación en la cual los alumnos debían pre-
sentar un menú de tres tiempos. En el primer tiempo, los estudiantes me
presentaron una ensalada de hulte con mote de trigo y una emulsión de
naranja. Para un alumno que se encuentra en los niveles de vulnerabilidad
con los cuales nosotros trabajamos, que tiene lamentablemente el nivel de
vacío cultural que nosotros como sociedad les hemos dejado, sea capaz de
presentar esto y reconocer, [30] por motivación propia, que le pertenece,
eso es lo valioso para mí. 315
La cocina sustentable
El Plan Nacional de Desarrollo Turístico tiene los siguientes ejes: la diver-
sificación de experiencias, el desarrollo de destinos, el fortalecimiento de
capital humano, el incentivo al turismo interno con enfoque inclusivo y el
Plan de Promoción Nacional e Internacional.
Dentro de sustentabilidad, están los ejes de medioambiente, sociedad
y economía. Al momento de pensar en un producto, creemos que el sello
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
El sello 100k
100k se alinea claramente con lo que buscamos, ya que identifica a los pro-
ductores que se encuentran a 100 kilómetros a la redonda, reduciendo de
esta manera la huella de carbono. Por ejemplo, en Chambales —que está
cerca de Pelarco— tienen sus animales y huerta, entonces hacen sus platos
en el mismo lugar y la carta completa de sus restaurantes es local.
Por otro parte, esta iniciativa busca fomentar la compra de materias pri-
mas locales. En la región existen varios productos para que el plato sea más
identitario. Además, se desarrollan vínculos con productores locales. Por
ejemplo, en Vichuquén —que se caracteriza por la arena blanca— tienen
la sal de Boyeruca y esta genera un vínculo con los productores y fomenta 317
La presentación que traigo hoy es sencilla como una mujer de campo de las
localidades del ramal, en ese estilo va a ser mi relato. Les quiero contar que
nací y viví en el ramal, por eso tengo arraigadas todas las comidas típicas de
mis abuelos, bisabuelos, que se fueron transmitiendo de familia en familia.
Hoy, represento a la agrupación, por lo que lo importante no soy yo, sino
que el ramal y sus comunidades.
Origen de la asociación
Nosotros partimos humildemente, ofreciendo comida en nuestras casas,
comidas típicas, casi criollas. Después de dos o tres años, nos fuimos unien-
do con más mujeres y sus familias para ir preparando más comidas típicas.
Ya hace 15 años de todo eso. Así, logramos asociarnos con las distintas lo-
calidades dentro del recorrido, el cual tiene doce estaciones incluyendo la
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Acciones de la asociación
También tenemos otras actividades, por ejemplo, hay un señor que hace el
tostado del trigo para hacer la harina que salimos a vender al tren. También
vamos a Ferias Gastronómicas, como, por ejemplo, la de Plaza Ñuñoa, en 319
Santiago, a la que fuimos invitadas por Sernatur. Nos fue muy bien ahí, por-
que la gente de la ciudad no consume mucho los productos tradicionales y
del campo, pero yo creo que es porque los productos no se dan a conocer.
Vendimos todo lo que traíamos en dos días, eso quiere decir que hay un
interés. También participamos en un centro comercial que hay en Talca,
donde también nos fue muy bien.
Por otra parte, participamos de degustaciones, por ejemplo, de café
de trigo, las cuales la gente agradece mucho. Y en diferentes exposiciones.
Un ejemplo de ello fue la celebración del Día del Patrimonio en la es-
tación de Curtiduría, que es donde yo vivo. En esa ocasión celebramos los
100 años del ramal, y la presidenta nos honró con su visita. Además, como
estábamos de aniversario, nos esforzamos e hicimos una especie de espec-
táculo en cada estación, lo que le fuera naciendo a cada comunidad. Así,
algunas estaciones se vistieron de época, otras organizaron cocteles criollos
con chancho en piedra y tortillas. En el caso de mi comunidad, nosotros
hicimos pantrucas para servirle a la gente que iba en el tren. Fue todo un
éxito, raspamos la olla.
porque yo cocino con cocina a leña, para colgarlo, que se oreara y quedara
rico. Alguien sopló a sanidad de Talca y nos fueron a preguntar de dónde
sacábamos el chancho para hacer la fiesta. Nosotras, todas inocentes, igno-
rantes, mujeres de campo les dijimos «aquí tenemos el chancho colgado»,
eso era el viernes y la fiesta era el día sábado. ¡Se llevaron el chancho los de
sanidad y nos dijeron que después lo devolvían para la fiesta, nunca más
vimos el chancho!
Les cuento esto porque yo considero que para poder conservar las
tradiciones —sobre todo las del campo— debiera haber un trato especial
para estas cosas, ¿no se podrá, digo yo, autorizar a un veterinario para que
examine esa carne y que nos permitan matarlo? Con respecto a la matanza
320 en el campo, si yo mato un cordero en el campo, en mi casa, aprovecho la
cabeza, las patitas, ¿qué es lo que boto? El excremento del cordero, ¿dónde
lo boto? En la viña que tenemos nosotros, es abono, entonces cuando se
toman las decisiones en las oficinas hay que involucrar a la gente del cam-
po, nosotros necesitamos que nos tomen en cuenta para poder conservar
estas tradiciones.
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
A la suerte’e la olla: recopilación
audiovisual del patrimonio
alimentario de Chile
Crecí, al igual que mucho de ustedes, comiendo «come y calla», lo que hay
en el refrigerador, «pan con algo», pero esas expresiones tenían su origen.
Nosotros tratamos de investigar con un grupo de colegas y amigos en qué
consistía nuestra tradición culinaria, cuáles eran las recetas que nos iban a
representar a nosotros, más allá de la empanada y el pastel de choclo —que
es la que podemos comer en cualquier lado—, recetas que se asociaran con
algún lugar. Yo soy de Villa Alegre, conocida por la chicha y las naranjas,
por Felipe Camiroaga, muy cercano a Las Lomas de Las Tortillas, donde las
vendedoras se ponían en la calle, movían igual que las palomitas de acá,
vendiendo sus tortillas al rescoldo. Soy de un lugar donde se hacen los he-
lados de nieve, la gente sube a la Cordillera, entierra la nieve por meses y
cuando llega la celebración de Todos los Santos, la desentierra, la endulza
y la vende como helado.
A la suerte’e la olla es una recopilación del patrimonio. Nosotros via-
jamos de Cordillera a mar buscando algunas de las recetas que pudieran
identificar las preparaciones que tenemos como maulinos, que son caracte-
rísticas y únicas por las condiciones geográficas. Tienen que pensar ustedes
que hasta bien entrado el siglo XIX, Chile comenzaba por el norte con la re-
gión de Atacama, mientras que, desde el Maule hacia el sur, era el territorio
defendido por los pueblos originarios. Las tradiciones indígenas presentes
en nuestra gastronomía siguen vivas, la forma en que se faenan los animales
cap ítulo iii
o se guarda el grano, las maneras de hervir y cocer los alimentos, todo eso
es parte de lo que nuestros pueblos originarios nos legaron. Digo pueblos
originarios porque, insisto, el Maule era un corredor por donde pasaban los
pehuenche y los mapuche, así como otros grupos.
El trabajo de A la suerte’e la olla
El equipo a cargo de esta investigación está compuesto por Elizabeth Teu-
ton, encargada del trabajo y periodista, ella encabezó el trabajo desde el
principio; Rodrigo Araya, publicista que estuvo trabajando en las cámaras;
junto con Andrea Díaz, quien fue nuestra asesora; Alexis Berríos, encargado
de las imágenes; Alonso Rocco, quien musicalizó cada uno de los capítulos.
Todo el material que hemos realizado estará prontamente en la web.
322 Como buenos periodistas que encabezamos este proyecto, nos metimos
en la casa de la gente. Estaba conversando con otro colega, y comentábamos
que, por más llena de humo, oscura, o que se nos empañaran los lentes de
las cámaras, ahí estábamos metidos nosotros en las cocinas, con un siste-
ma de cámara al hombro. Estábamos ahí, ya que considerando lo que nos
enseña Isabel Allende en sus libros, entre más detalles nosotros diéramos
más fácil iba a ser para el espectador situarse en las cocinas, sentir el olor
y la textura, ver cómo se hervía y cómo se desplumaban las gallinas. El es-
cuchar, por ejemplo, a la señora María en Hierbas Buenas cuando le dije y
«¿por qué tiene que ser gallina negra la de la cazuela?», ella me respondió:
«bien tonta tu pregunta, porque la gallina negra es la que le da la enjundia.
Si la mujer acaba de tener la guagua no le vas a dar caldo de otra gallina, es
la gallina negra para que agarre fuerza». Diálogos como esos fueron los que
a nosotros nos alegraron el alma, ¿acaso me iba a dar yo por ofendido si yo
estaba aprendiendo de manos de ella e iba a comer de su cocina?
Lo primero que hacemos las personas cuando nacemos, junto con llorar,
es pegarnos a la teta de la madre para tomar leche, y de ahí mismo proviene
la alimentación. Ella nos pasó su patrimonio cultural también a través de lo
que ingirió en los nueve meses que pasamos en su guata. Con el foco puesto
en ese proceso, comenzamos a recorrer el Maule. En una ocasión estábamos
preparando la huañaca, que es el resultado del caldo que queda al hervir
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Algunos resultados
¿Cuáles fueron los resultados de esta investigación? Las características que
hacen única a la región del Maule se traspasan no solamente la tradición
artístico cultural como masivamente nosotros la consumimos, sino que está
presente en cada una de las mesas de las personas que viven en el Maule.
Desde el pebre —característico de Talca— que hay que ir a comer a Las
Viejas Cochinas, a la orilla del río, ir donde El Picapiedra, en Constitución,
a comer el pollo a la marinera, estar en Vilches para la celebración de Todos
los Santos y comer helado cuando desentierran todos estos kilos de nieve
que guardaron bajo tierra durante varios meses, o probar un vino asoleado
de la zona de San Javier. Todas estas son, características únicas. También
quisimos asociar las preparaciones con la historia familiar, le pusimos un
rostro, un nombre, una familia, además abusamos de esa confianza e hici-
mos que nos diera algo rico de comer.
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Encuentro Regional de
Patrimonio Culinario,
Chillán
17 y 18 de mayo, 2017
A modo de conclusión
Nuestro patrimonio cultural es un aspecto muy visible de la identidad.
Siempre pongo el ejemplo de cuando la gente sale de su patria, si tú le pre-
cap ítulo iv
guntaras qué es lo que más extraña a alguien que se fue de su país y hace
largo tiempo no lo visita, casi todas las personas van a coincidir en que es
su comida casera. Esta es una imagen muy clara de lo que significa este tema
para nosotros, culturalmente hablando. Además, es un saber tradicional-
mente de las mujeres y es en el seno del hogar donde este conocimiento
se va transmitiendo. Hoy, poco a poco, esto ha ido cambiando, ya que hay
muchos hombres que también están recibiendo ese conocimiento. Puede
que ese sea un aspecto por subrayar para la salvaguardia de nuestro patri-
monio culinario.
También quiero mencionarles algo muy importante en la cocina, que
es el fogón donde desde niños nos empiezan a enseñar dos marcadores
330 fundamentales de la cultura, la lengua y la cocina. Son dos de las primeras
cosas que empezamos a aprender cuando pequeños, ya que es a través de
los nombres de los alimentos y de las cosas que en el seno del hogar se nos
enseña nuestra lengua. Imagínense, entonces, qué pasaría si perdiéramos
nuestro patrimonio culinario.
Finalmente, cada diversidad de conocimientos nos refiere por supuesto
a esas recetas, platos, técnicas y sistemas culinarios que se relacionan con
una cultura particular. No estamos hablando de un tema menor y aquí es
muy importante decir que todo esto del patrimonio culinario lo debemos
trabajar porque está relacionado con la seguridad y la soberanía alimentaria
de nuestros pueblos.
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
El sur de Chile: alimentación,
gastronomía y herencia campesina
Conquista y colonización
Los españoles trajeron sus alimentos para sembrar las nuevas tierras, re-
emplazaron la teca, que era una cebada, el madi, la quinoa y el magu, por
trigos, cebadas y avenas, introduciendo el pan a nuestras mesas y el gluten
a nuestra alimentación. La introducción del cerdo y la oveja fue otro de los
grandes cambios a nuestra cocina, que casi no utilizaba carnes rojas.
La mujer es la integradora de estos mundos de encuentros y desen-
cuentros, de prácticas validadas por milenios y rotas de sopetón, es ella la
que logra rescatar sabores, mezclar alimentos, hibridación y sincretismo
en la comida. Así aparece el milcao con chicharrones de cerdo y la tortilla
de papa o sema, donde se mezcla la harina, la papa y los chicharrones. De
aquí nace una de las características de la comida chilena, ser mestiza en el 333
sur y criolla en el centro. Dicen que hay tres alimentos que se integraron
a la Conquista y nos deleitan hasta el presente: la papa, los porotos y el
maíz. En Chiloé, los mapuche pusieron la mesa con la papa, el curanto y
los alimentos de playa y mar, el español de Galicia, la estepa castellana y
el país vasco, agregaron condimentos y sus modalidades regionales, ellos
trajeron las ovejas, las vacas, los cerdos y las aves de corral, y sembraron el
trigo, la linaza y nuevas legumbres. También trajeron los árboles frutales.
La manzana es chicha en el sur de Chile, la murta, el cauchao, la frutilla, y
las chauras dejaron de ser chichas locales, como había ocurrido ancestral-
mente, sin embargo, la papa siguió siendo la reina de la mesa, asociada a
nuevos gustos y aportes europeos.
El pan fue un lujo en las mesas de la Conquista todavía por muchos
siglos, no así una veintena de tipos de milcaos que los reemplazaron, y que
se posesionan hasta el presente como una suerte de hamburguesa de la
posmodernidad. Durante esta nueva construcción histórica, con encuentro
y desencuentro entre europeos y nativos, se van conjugando los saberes y
visiones de ambos mundos, conformando dialécticamente una nueva reali-
dad. Los chilotes dominan su archipiélago tras la búsqueda de su alimento,
extendiendo sus excursiones hacia las cordilleras del norte y del este tras
el alerce, y hacia el sur buscando el ciprés de Las Guaitecas, abriéndose
rutas hacia la Patagonia.
La papa
La papa es la base de la agricultura sureña. Su cultivo y usos alimenticios
han sido la base económica de esta región, hasta la llegada de las salmo-
neras, el campesino construyó una cultura social laboral y gastronómica
cap ítulo iv
Migraciones
La región de Los Lagos tiene una fuerte influencia de la cultura chilota en la
provincia de Llanquihue y Palena. No del mismo modo en Osorno, donde la
presencia mapuche es más directa en los sectores rurales. Esta unidad que
manifiesta la región desde la cultura chilota, la podemos encontrar en los
apellidos, toponimias, flora, fauna, artesanía, mitología y en su gastronomía.
La población alemana que se ubicó en torno al lago Llanquihue mantie-
ne con mayor fuerza sus tradiciones europeas, muchas veces adecuándolas
a los nuevos contextos o bien incorporando nuevos productos y comida
de los obreros chilotes que han laborado para ellos. En este contexto, el
curanto, la chicha de manzana y las papas se levantan como una bandera
gastronómica común a toda la región.
Los chilotes pertenecemos históricamente a dos países, nuestros abue-
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los levantaron la Patagonia del siglo XX desde las estancias laneras, las mi-
nas de carbón y como carpinteros rurales y urbanos. De esos pagos llegó el
mate y la plata para sostener la familia o iniciarla. Muchos se quedaron en
Ushuaia, Comodoro Rivadavia o la provincia de Santa Cruz en Argentina,
otros no pasaron la frontera y trabajaron en Magallanes o Aisén. Fue tal
el flujo de migración de los chilotes que vendían prácticamente todas sus
producciones de papas, sus chichas y sus carnes y cholgas ahumadas en esa
Patagonia. Otros grupos, en los años 1930, pasaron a Osorno a trabajar con
los alemanes, después de la masacre de los obreros de Santa Cruz, a inicios
de la década de 1920.
Los alemanes
Los alemanes habían migrado a Chile a mediados del siglo XIX, y se insta-
laron entre Valdivia y el Reloncaví, especialmente alrededor del lago Llan-
quihue. Ellos, al igual que los españoles, trajeron sus recetarios, sus modos
de preparar los alimentos, muchos de los cuales no estaban aquí.
Una vez que llegaron las primeras cocinas a sus hogares con la autopro-
ducción de animales y especies, pudieron recrear las comidas alemanas a
las usanzas chilenas. La cocina será para ellos —al igual que para los chilo- 335
Migraciones a Chiloé
En 1895 ingresa, por el norte de la isla grande de Chiloé, una masa de 17
nacionalidades europeas que cerraran el ciclo migratorio iniciado por el
gobierno de Manuel Montt. Ellos, a diferencia de los alemanes de Llanqui-
hue, se integran a las comunidades chilotas aportando con tecnología, ideas
renovadoras en el campo productivo, con lácteos, la cerveza y el comercio.
cap ítulo iv
Lo que vengo a contar hoy es lo que hacemos como ONG CETSUR. Nuestra or-
ganización se encuentra en la ciudad de Temuco, en Tomé y en la región del
Biobío. Trabajamos frente a los temas de biodiversidad desde una dimensión
a la que le llamamos agricultura, y las culturas que se han sostenido en la
relación al trabajo con la tierra, de recolección y crianza.
una evocación que pasa por la emoción y que permite darle sentido a las
prácticas actuales contemporáneas respecto a lo que siento, hago y com-
parto. Creemos que esos dos elementos son fundamentales para entregarle
sustancia a la noción de patrimonio alimentario desde donde nosotros nos
situamos para abordarlo.
(1) Leonor González «Tía Nono», especialista en repostería campesina, proveniente de la loca-
lidad de Cerro Negro, Quillón.
(2) Zunilda Lepín, cocinera y cuidadora de semillas. Reconocida como Tesoro Humano Vivo
por el CNCA.
Las reactivaciones patrimoniales y las historias
Es importante poder generar esta reactivación del patrimonio y que sean las
propias comunidades que sientan que lo que saben hacer es valioso para sí
mismos, y no porque voy a hacer una estrategia de apertura de mercado, la
cual es una opción válida, pero siempre que también les permita conectarse
con su historia, ya que el conectarse con la familia para crear estrategias de
consumo puede mejorar mi estilo de alimentación a partir de un saber que
ha sido ancestral en ese territorio. 341
A modo de conclusión
La cocina es tan relevante como las hierbas medicinales o como las perso-
nas que saben crear algún tipo de artesanía, ya que en la medida en que lo
que se reactiva sobrepasa una técnica de preparación o receta y se conecta
con la historia personal, familiar y comunitaria, es posible articular ese
patrimonio alimentario con otros aspectos vitales de la vida como son la
soberanía alimentaria, la conservación de la vida comercial y la integridad
de los territorios. De esta manera, las cocinas locales cobran sentido cuando
generan autonomía y la posibilidad de que las comunidades decidan por
sí mismas dónde dirigir sus destinos, y no necesariamente situarlos en la
posición de vendedores/emprendedores de patrimonio. Como dijo Gandhi
en un momento, ser autónomos definitivamente es el camino para el desa-
rrollo sostenido, y esa es la línea que nosotros perseguimos.
cap ítulo iv
Enseñando el patrimonio
alimentario
Experiencia en Cañete
Yo llegué a hacerme cargo de un club social en Cañete, que entenderán, es
la parte opuesta sobre todo en estas ciudades chicas. Allí, lo primero fue 343
El trabajo participativo
Hicimos un trabajo participativo comunitario, junto con la universidad para
potenciar la cocina territorial y el uso de los productos y técnicas. Entonces,
este es el concepto que hemos ido instalando en la comuna y la provincia.
Este trabajo ha desembocado en la revalorización —no el rescate—, sino que
a la reinterpretación de la cocina intercultural, la cual tiene poca relación con
las técnicas, sino que con los procesos y en quienes elaboran los alimentos.
Forma de trabajo
344 La primera interacción que se hace es que el alumno invita a su casa al cur-
so. Luego, se hacen los talleres prácticos, de los cuales yo realizo dos, que
tienen relación con las técnicas que se suelen enseñar en todas las escuelas,
pero siempre dándole énfasis a lo intercultural. También hacemos cursos
de la cultura mapuche para formar gestores vinculados con la gastronomía,
que sean capaces de fortalecer la identidad territorial y de poner en valor
y crear ofertas sólidas innovadoras y creativas.
A modo de conclusión
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Con el paso del tiempo, nos dimos cuenta de que debíamos cambiar el
foco en la experiencia gastronómica en el nivel técnico. Por eso creamos
una ruta formativa donde los estudiantes pueden decidir si continuar con
la carrera profesional o quedarse en el nivel técnico. Razón por la cual te-
nemos nuevos perfiles de egreso, con valores agregados, como es el foco en
la experiencia gastronómica (a nivel técnico) y la innovación de productos
locales (a nivel profesional).
Somos una institución con presencia en todo el país, por lo tanto, es
importante que vayamos valorizando lo que tiene cada una de las regiones,
pese al currículum estandarizado. Por eso es fundamental la opinión del
entorno y de los actores relevantes. Por otra parte, también son los estu-
352 diantes los que nos van diciendo lo que debemos hacer. En este sentido,
hay algunos antecedentes que es importante destacar y que validan porqué
hoy la gastronomía es tan importante en el turismo.
Turismo y gastronomía
El ingreso de turistas a Chile ha ido aumentando cada año más. En el año
2015 hubo 4.478.000 personas de las cuales el 53,8% tuvo como motivo de
su viaje las vacaciones. Esta cifra sigue en aumento: en 2016 fueron poco
más de 5 millones personas, aproximadamente. Esto plantea un desafío
para todos nosotros, ya que el 58% de los visitantes quieren probar comi-
da típica. Por eso debemos mirar qué es lo que están buscando en Chile y
sus restaurantes.
El problema es que nosotros ponemos poco énfasis en nuestros produc-
tos y en su valor culinario. Pero esta situación ha ido cambiando. Nosotros,
como institución, estamos implementando un programa a nivel nacional
para potenciar el patrimonio culinario, llamado Raíces. El objetivo es poner
en valor las cocinas locales y patrimonio alimentario, potenciando a las
regiones. Para ello, realizamos torneos gastronómicos, en los que se difun-
den los productos locales, en este sentido, ya no ponemos en énfasis en
la competencia, sino que en quien conoce de estos productos y los puede
poner en valor.
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Esta cepa fue consumida por todas las clases sociales, siendo trasladada
en barriles desde el Itata hasta Penco y desde allí a Valparaíso o Santiago.
Inclusive llegó a ser exportada al virreinato del Perú, así como a España.
Así, por tres siglos, esta uva es la reina de las mesas, que se servía primero
a granel, luego en pipas y damajuanas, después en chuicas y así permane-
ció hasta 1870-1890 que es cuando llegan los grandes industriales con sus
cepas franceses. Con el tiempo, el Cabernet Sauvignon se logra posicionar
gracias a las características climáticas de Chile, y la uva país se empieza a
quedar en la parte marginal, en los espacios que antiguamente se les llamaba
cantina, hasta 1980-1990. En ese período llega capital extranjero que dará
un cambio a la agricultura chilena, quedando en el olvido el Itata, donde
permanecerán las antiguas técnicas heredadas de abuelo a padre y a hijo.
Por eso este patrimonio no se perdió. Incluso, creo que en pleno siglo XXI
las prácticas agroecológicas son menos invasivas en el valle central, porque
permaneció el antiguo cultivo. Yo puedo decirles, que hasta hace muy poco
todavía existían viñas donde se araba y no se usaba herbicida.
A modo de conclusión
Así como estos ejemplos hay muchos más, como el apio panul (que tiene
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
359
cap ítulo iv
La cocina mapuche y su valor
desde el territorio
Vida y trayectoria
Yo soy chef y llevo cocinando 12 años. Hoy les quiero contar lo que ha sido
mi relación con la cocina y los logros que me ha dado. Mi cocina siempre ha
estado inspirada en mi casa; yo nací en Curarrehue que es un lugar cordille-
rano. Tuve la suerte de que me criaron mis abuelos, mi abuela, campesina
huertera y tejedora de lana, falleció el año pasado. Mi abuelo era campesino
y pequeño agricultor que también criaba vacas y terneras.
Más o menos a los 18 años aprendí a trabajar en cocina, desde un pun-
to de vista más internacional. Aprendí a cocinar pastas, pato, atún, etc.
Pero llegó un momento en que la vida me dio una oportunidad para poder
ser chef. Hace cinco años empecé a trabajar en la zona de Huilo Huilo.
Como era un lugar que era sustentable con las unidades locales y cuidaba el
medioambiente, tuve que ponerme a trabajar para desarrollar una idea que
tuviera un poco más de densidad, y sentí que necesitaba poder desarrollar
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El valdiviano y el ajiaco
Yo me recuerdo de esto de mi pasado, donde siempre escuchaba sobre el
valdiviano. Resulta que un día, cuando ya tenía uso de razón, salí del valdi-
viano y empecé a conocer la palabra ajiaco, y ahí empecé a ver la diferencia
entre las dos preparaciones. Obviamente, cuando a uno le gusta más leer se
va interiorizando en lo que significa una cosa y la otra. En una escuela de
cocina, generalmente, el docente siempre habla con la mayor apertura, para
no decir el charqui es esto y se acabó, y que todo el mundo salga de la clase
con ese concepto, hasta que le toca enfrentarse con la realidad donde se va
a encontrar con la misma técnica y preparaciones que tienen una relación.
Yo me crie con mis abuelos, y a mi abuela le gustaba hacer ajiaco des-
pués de los asados, con papas y cebolla. La mejor herencia que me dejaron
mis abuelos —y se los digo honestamente— fue la comida. A él le gustaban
este tipo de preparaciones, que fueran con enjundia, que tenían gusto y 363
nosotros los cocineros tenemos un ego tan grande que, obviamente, nos
creemos más importante que el producto. Así, descubrí que ellos también
tenían un tipo de valdiviano.
Algunas técnicas de preparación
Tenemos los métodos de preparación en salado (en seco o en húmedo),
que es solamente pasar la carne por agua con sal (una salmuera) y después
dejarla secar. Una liofilización perfecta, con un mínimo de humedad que
nos permite muy bien cocinar. El secado con aire caliente, como lo hacen
las personas que hacen té, son conductos de aire caliente que van secando.
También está el secado al sol o arriba de los techos, como se hacía en los
364 pueblos en el norte.
tes adaptaron.
El segundo, fue por un trabajo que me salió con los diaguitas de Huasco
Alto, donde estuvimos tres semanas compartiendo y aprendiendo mutua-
mente. Allí me encontré con una señora que tenía una variedad de 35 tipos
de porotos distintos, cultivados en apenas dos hectáreas.
Es necesario vincular al agricultor con el último eslabón de la cadena
alimentaria, que somos los cocineros, y no al revés. Creo que, si nos cree-
mos más importantes que un tomate, estamos fritos, ya que no tendríamos
ensalada a la chilena ni tomaticán.
Por otra parte, hay que difundir los conocimientos, inclusive en las re-
des sociales. Así como generar visitas virtuales a ferias, mercados y caletas,
algo que hoy se puede hacer.
tales como carne, pescado, fruta y verduras de muy buena calidad. Tengo la
suerte de haber viajado mucho como mochilero, en varios países me topé
con distintos productos, pero nosotros tenemos muy buena producción.
Y, por último, las recetas, dándoles el valor que corresponde a los por-
tadores de la información de generación en generación. Nosotros respeta-
mos eso; de hecho, cada receta aparece con el nombre de la persona, para
que se diga «ah sí, yo la conozco y eso es efectivo». Entonces todo eso yo
lo transformé en una empresa que se llama de Travel in Chile y que opera
en Valparaíso. Nosotros solo trabajábamos con productores locales a nivel
nacional, a través de Indap, de las especialidades campesinas y todos los
productos artesanales. Todos estos son elementos que el turista realmente
los valora, no como acá que siempre dicen «oiga, bájeme una luquita, si está
muy caro». Entonces yo trabajo con un concepto de comercio justo, o sea,
gana más el productor que yo.
cap ítulo iv
Sabores de maqueo,
sabor con identidad
Soy de un lugar bien al sur que se llama Maqueo y con mi mamá tenemos un
emprendimiento (una micro empresa familiar) en base al rescate de frutos no
madereros, específicamente en el procesamiento de maqui y arrayán. La idea
viene de que en mi familia era muy común el café de maqui, el cual mi abuela
le enseñó a mi mamá y luego ella a mí. La primera vez que lo probé tenía diez
años. Por ese entonces mi mamá invitaba a los turistas a comer pan amasado
con queso de campo y a tomar este café. Siempre lo encontraban muy bueno,
por lo que empezó a vender los primeros frasquitos que le encargaban para
los fines de temporada. Con el tiempo empezó a hacer más productos.
Para nosotros el maqui es medicina y nuestra tradición, porque es una
planta con muchas propiedades (antienvejecimiento, para la diabetes, ci-
catrizante, entre otros). Recolectamos el maqui granito a granito, recuerdo
todas las veces que quedaba con la boca toda manchaba por ponérmelos a
comer, es realmente un trabajo muy delicado.
En nuestro emprendimiento trabajamos con algunos puntos centra-
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
les tales como el rescate cultural de los productos, haciendo una apuesta
también por la innovación, un trabajo comunitario y la comercialización
de estos productos sin fines de lucro. En el rescate cultural nosotros des-
tacamos los procesos productivos y usamos técnicas ancestrales, como el
tostado en la callana, en las infusiones o en los secados en la estufa. Ese es
una de las identidades plasmadas en nuestro trabajo, además de un respeto
único por el boque nativo. En el ámbito de la innovación, hacemos el café
de maqui, pero también el licor, hicimos inventos raros como el picante
donde mezclábamos maqui con merkén y, desde el año 2015, incorporamos
otro fruto silvestre, el arrayán.
Además, quiero contar que nosotros tenemos una eliminación de re-
siduos súper baja, ya que todo lo que sobra lo utilizamos para hacer otra
cosa. Esto también les da un valor agregado a nuestros productos. Por otra
parte, es un trabajo en comunidad ya que la recolección se hace en conjun-
to, nuestros vecinos recolectan y nosotros lo compramos y procesamos.
Para la comercialización tenemos un pequeño local (que ahora transformé
en cafetería) donde ellos también pueden vender sus productos. A nivel
regional, participamos en distintas exposiciones de eventos gastronómi- 367
cap ítulo iv
La feria fluvial: memoria
e iconografía de un
mercado ribereño
El trabajo del cual les hablaré es un proyecto Fondart que remite a iniciati-
vas anteriores que hemos venimos desarrollando junto a Francisca Poblete
en Valdivia. El proyecto forma parte de la investigación que estamos ha-
ciendo respecto a la presencia de la feria fluvial.
369
Algunas ciudades son como paquetes envueltos debajo de los árboles de Na-
vidad, esconden regalos inesperados, deleites secretos. Algunas ciudades
siempre serán paquetes envueltos, contendrán enigmas que nunca serán de-
cap ítulo iv
velados ni siquiera para ser vistos por visitantes en vacaciones ni tampoco por
los viajeros más inquisitivos y persistentes. Para conocer esas ciudades para
desenvolverlas —diríamos— uno tiene que haber nacido allí
(Capote, 1981, p.218).
[32] [33]
370
Creemos que esa es la esencia que puede definir este espacio, porque
es muy distinto conocerlo como turista que desde la mirada que pueden
entregar los propios valdivianos. En especial la gente que ha tenido una vida
ligada a ese fluir, que pasó del trueque al comercio de dinero, del almud a
la pesa, de la venta directa en los botes (como se hacían hasta los años 70 y
80) a puestos fijo. Este es, también, un espacio vital para la cocinería.
A modo de conclusión
La feria fluvial, es un espacio de expresión privilegiado que nos conecta
con la historia integral de Valdivia, con el patrimonio alimentario y con
la salud del territorio, en tanto da cuenta de los procesos dinámicos y de
movilidad que se expresan incluso en mapas que muestran la red de mue-
lles bajo el cual esta formaba parte, relevando el rol central del río como
eje de transporte.
Referencias
cap ítulo iv
Experiencia del taller de gastronomía
del Liceo Agrícola San Javier de la
comuna de La Unión
Soy asistente social y hace 5 años trabajo en el Liceo Agrícola San Javier de
la comuna de la Unión, por lo que de una u otra forma estoy vinculada a la
gastronomía. Lo que presentaré es un relato de parte de un proyecto que se
presentó en 2015, que se llamaba Recetas con Historia.
A modo de contexto
La Unión está ubicada en la región de Los Ríos, y el liceo se encuentra a 9
kilómetros de allí, en un predio de 115 hectáreas de uso eminentemente
agrícola, y está construido en las escuelas rurales que se fueron cerrando en
mi comuna. Por lo que cada sala de clase es una de estas antiguas escuelas.
Nuestros estudiantes provienen de dos regiones: Los Ríos y Los Lagos, de
localidades como San Juan de la Costa, Puerto Octay, Puerto Varas, Puerto
Montt y Chiloé.
Nuestro liceo tiene 26 años de trayectoria, su especialidad es agrícola
y tiene un alto índice de vulnerabilidad. Nos vinculamos con el tema de la
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
A modo de conclusión
Esto es una experiencia muy sencilla pero que aglutina el rescatar un cono-
cimiento, una cultura y una historia. De hecho, el origen de este proyecto
tiene que ver con una frase que una de las mismas niñas dijo en alguna
ocasión: «a mi abuelita no se le puede hablar porque es muy mal genio, la
única forma de hablar con ella es preguntarle algo de cocina, una receta, una
historia o algo de comida, ahí ella habla y se ríe, porque si no imposible».
A raíz de ese comentario surgió esta iniciativa, que resultó ser muy bonita
cap ítulo iv
de bovinos que sean funcionales y con alto valor agregado. Este estudio lo
desarrollamos junto a Corfo y a la empresa Momberg Mohr. Trabajamos con
tres razas de vaca lechera a las que, gracias a una alimentación especial, lo-
gramos reducir en un 17% sus ácidos grasos y aumentar en un 28% los omega
3 y omega 6. La leche sí tiene omega 3 y omega 6, lo que ocurre es que estos
se pierden en los procesos posteriores de ultrapasteurización, proceso muy
rentable económicamente, pero no muy idóneo para su valor nutricional.
Por otra parte, también desarrollamos un proyecto de desarrollo de
cuajo con flores del bosque nativo con el objetivo de generar quesos dife-
renciados. Para ello, trabajamos con recolectores de las zonas de Frutillar,
Fresia y Los Muermos. Cuando trabajamos con familias de ese sector siem-
pre pensamos en apoyar al bosque nativo con alternativas de tala en pe-
queña escala. En este estudio tuvimos un problema importante, ya que los
primeros resultados fueron exitosos, pero para la recolección en los años
2015-2016, la sequía —una de las mayores que ha tenido la zona— afectó
la composición química de las plantas.
Finalmente, hemos realizado estudios para el mejoramiento sustenta-
ble de las características nutricionales inmunomoduladores de los huevos
azules, producidos por las comunidades indígenas locales, mediante el uso
de productos generados por actividades industriales en la región de Los La-
gos. Lo que estamos haciendo es darles un alimento específico a las gallinas
criollas, para que aumenten sus índices de omega 3 y antioxidantes. Uno
de los grandes desafíos que tenemos es lograr asociar a las comunidades.
Los productores son una comunidad huilliche de la zona de Río Negro, los
que realizan todos los años en febrero la paila más grande del mundo de
huevos azules. El próximo año trataremos de potenciar la parte de la co-
cap ítulo iv
ce. Entonces, dentro de las reglas que contemplan una cierta infraestructura,
los productores de queso que lo elaboran en las cocinas de sus casas quedan
fuera. Este es un tema muy delicado, que, por ejemplo, en Europa se está tra-
bajando. En España, por dar un ejemplo, se está considerando en flexibilizar
los reglamentos sanitarios para los productos artesanales.
El tema de la normativa sanitaria es uno de los mayores problemas que
enfrentan estos productores, en tanto genera una barrera de entrada a los
pequeños y medianos productores, y únicamente beneficia a los grandes
productores, a quienes tienen el capital para contar con las infraestructuras
adecuadas. Ahora bien, este tema también va de la mano con la dificultad
de encontrar apoyo y fuentes de financiamiento en tecnología e innovación
para el sector agropecuario. Por ejemplo, en la región de Los Lagos, una de
las mayores zonas de producción láctea, el sector agropecuario no se en-
cuentra dentro de sus líneas prioritarias, debido a que no es un porcentaje
relevante del PIB (producto interno bruto) y porque no está dentro de los
productos que se exportan. Entonces, la pregunta es ¿para quién trabaja-
mos? Así, se van creando barreras infranqueables de entrada.
Otra cuestión importante es que hay un concepto errado de los pro- 377
El sector lácteo
Este sector está muriendo, ya que no se les está dando las respuestas nece-
sarias de apoyo para que puedan seguir adelante. Es realmente indignante.
Quisiera exponer este caso dentro de la cadena productiva. El productor
lácteo gana, por cada alimento que adquirimos en el supermercado, en-
tre el 20 y el 25% del precio; a la empresa procesadora le llega entre un
40% a 50%, al comercio detallista, el 30%. Entonces, hay que preguntarse
gracias a quién obtenemos la leche. Si no existiera el comercio detallista,
¿seguiríamos teniendo leche? Si no existieran las empresas procesadoras,
¿seguiríamos teniendo leche? Y si esto es verdad, ¿por qué los productores
lácteos son reciben menos dinero? Por otra parte, los productores lácteos
trabajan a pérdida, dado que entre el 80% y el 100% de su presupuesto se
va en costos operacionales, la empresa procesadora es una incógnita y el
comercio detallista, cero pérdida. Lo que vemos es que este es un modelo
que tiene reventado a los pequeños productores lácteos y estoy segura de
que esto también sucede en todas las producciones. Entonces, nuevamente
la pregunta es: ¿para quién estamos trabajando?
Estos pequeños productores no cuentan con lugares formales para la
cap ítulo iv
venta de sus productos. Por lugares formales me refiero a que sean per-
manentes, con buena infraestructura y cómodos tanto para el vendedor
como para el comprador. Esto es algo que no nos hemos preguntado, ya
que muchas veces los consumidores no van a la feria a buscar los produc-
tos. Muchos vendedores se instalan algunos días de la semana o los fines
de semana en sus autos. Esta es la realidad de los lugares donde queremos
que los productos más saludables, los mejores productos que tenemos se
comercialicen. Esto se vincula con otro tema muy importante, que es el de
darle los conocimientos a los empresarios para que dejen de pensar como
productores de materias primas y se piensen como empresarios de pro-
ductos innovadores. Esto les va a dar una sustentabilidad mucho mayor.
378
deben llegar a todo Chile, pero sin que eso eleve los precios para el consumi-
dor ni para el productor. Por lo que hay que pensar alguna manera inteligente
para generar un transporte y comercialización de estos productos hacia los
consumidores finales (personas, pero también hoteles y restaurantes).
A modo de conclusión
Cuando hablamos de lugares atractivos, hablamos de lugares a los que uno
va con la familia y se quiere quedar toda la mañana o día en el lugar. Nos
faltan lugares cómodos —limpios, con baños y estacionamientos— que
permitan a los pequeños productores instalarse con sus productos tradicio-
nales. Sin embargo, deben ser espacios donde no solo se vendan productos,
sino también se ofrezcan platos de comida, que son en el fondo nuestro
patrimonio alimentario.
Debemos darles todo el reconocimiento a estas comunidades o peque-
ños productores que se ven fuertemente influenciados por factores exter-
nos, volviéndolos vulnerables. Además, debemos apoyarlos en su formaliza-
ción, capacitarlos y darles valor agregado a sus productos para así asegurar
su sustentabilidad. Los gobiernos regionales e instituciones deben entender 379
que no deben excluir iniciativas que apoyen a estas comunidades con gran
valor patrimonial de las líneas prioritarias. Asimismo, debemos educar al
consumidor, para que sepa que, cuando le compra a un pequeño productor,
está eligiendo un producto sano, con historia y tradición. Finalmente, de-
bemos mejorar las condiciones económicas, para que los beneficios queden
en la primera parte de la cadena productiva y terceros no abusen de ellos.
cap ítulo iv
Desafíos en torno a la enseñanza
y defensa del patrimonio
culinario regional
El patrimonio gastronómico
El patrimonio material, inmaterial, cultural, gastronómico, culinario —o
como se le quiera llamar— tiene varias dimensiones, pero creo que la más
importante tiene relación con el sentido de pertenencia. Creo que no po-
demos enseñar el patrimonio culinario a nuestros alumnos si no lo plan-
teamos en dos dimensiones: la gente del territorio y nuestros productos.
Además, tenemos que hacer la puesta en valor de nuestras cocinas lo-
cales, creo que hemos pasado por muchos tiempos de oscuridad, donde nos
daba vergüenza comer mote. Donde, además, nuestros profesionales de la
gastronomía solo enseñaban cocina francesa. Pero eso ha ido cambiando.
Trabajo en la Universidad Santo Tomás
Con nuestros estudiantes y profesionales hemos trabajado en un sistema
de alianzas que nos permite hacer muchas cosas; por ejemplo, somos parte
de la Agrupación Gastronómica de Los Lagos (yo soy su vicepresidente).
Nuestro público objetivo son todos: ancianos, estudiantes y gente con edu-
cación formal o no formal. Tenemos vínculos con los alumnos de los liceos
técnicos profesionales, a los que invitamos a clases de cocina entretenida
donde preparamos platos tradicionales. También hemos trabajado con los 381
liceos científico humanistas, que no saben mucho de cocina, y con las es-
cuelas rurales, como la de Pellines, donde se hizo una feria.
La necesidad de vincularse
Es fundamental crear vínculos entre los alumnos de educación media con
los de educación superior. Hay que darles un empujón porque aquí tenemos
un insumo sumamente importante y no podemos dejarlo de lado, hay que
hacer que esa gente pueda seguir estudiando en el sistema formal. Nuestra
carrera es un aporte de mano de obra calificada en una región donde hay
muchas necesidades de servicio.
Motivación
cap ítulo iv
Para explicarles cómo y porqué comenzó todo este trabajo, no puedo de-
jar de mencionar el punto de partida. Alrededor del año 2005, la empresa
Cecinas Llanquihue de Mödinger Hnos. me encargó desarrollar varios tra-
bajos relacionados con la historia de la colonización alemana, entre las que
destacan la Puesta en Valor del Patrimonio Arquitectónico de la comuna de
Llanquihue y la Navegación en el Lago Llanquihue, entre otros. Todo esto
en formato de calendarios murales. Sin embargo, siempre estaba el interés
de hacer un rescate de recetas, de aquellas que hacían las abuelas y las se-
ñoras más antiguas de la zona de Llanquihue. Finalmente, esta inquietud
se concretó el año 2008, con el primer calendario recetario.
384 Debo decir que en esa época mi interés y experiencia en el tema de la
repostería era absolutamente nula. El caso es que yo crecí en esta cultu-
ra y veía desfile de kuchenes, tortas, strudel y otras exquisiteces. Pero, por
otro lado, también veía a las mujeres bastante esclavizadas con todo este
trabajo. Entonces, más que querer replicar lo mismo que hacía mi mamá,
mis tías y mis abuelas, lo relacionaba con algo negativo, de lo cual había que
liberarse. Esta misma actitud la tenían muchas otras mujeres de mi genera-
ción. Cuando comencé a reunir este primer material, y al ver a las señoras
haciendo sus preparaciones con tanta dedicación y profesionalismo, me
compenetré de tal manera, que me motivé y comencé a hacer algunas de
las recetas, logrando por primera vez en mi vida preparar una torta y un
kuchen de levadura. Comencé a conocer a las señoras y sus historias. Las
casas en que vivían, donde habían nacido o vivido su infancia. Me di cuenta
de que todo esto también merecía compartirse, por lo que un recetario no
era suficiente. Fue así como, al año siguiente, propuse ampliar el calendario
al doble de páginas e incorporar un poco de historia. A pesar de que esto
elevó los costos enormemente, el año 2010 logramos sacar el segundo y
último calendario corporativo para Mödinger Hnos.
De ahí en adelante seguimos en forma independiente, editando el año
2012 el recetario dedicado al Valle de Chamiza, más conocido por las erup-
ciones del Volcán Calbuco que por su historia vinculada a la colonización
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Para llegar a este resultado, el trabajo que hacemos es bastante largo y com-
plejo. Resumiendo, les voy a contar cómo abordamos las distintas etapas.
similares a los que utilizaban allá. El caso más típico es la almendra, que era
muy cara y difícil de conseguir en el sur, pero como en el sur sí se dan las
nueces, entonces en muchas recetas cambiaron las almendras por nueces.
Una muestra de esto es el bienenstich, («picada de abeja» o kuchen de nuez)
que en Alemania se hace con una cobertura de almendras laminadas, con
masa de levadura y en una lata. Pero aquí lo hacen con masa con polvos de
hornear en un molde redondo y una cobertura de nueces picadas.
d) Diseño e imprenta
Finalmente, después de todo este trabajo en terreno, y teniendo todo el ma-
terial en nuestra casa-oficina, viene la etapa de diseño y diagramación del
calendario, que también hacemos nosotras. Esta etapa es larga, ya que son
cap ítulo iv
miles de fotos que tengo que revisar, textos que escribir, diseñar y montar
la escenografía para la fotografía de la portada de cada receta, para dejarlo
listo y definitivo para que en la imprenta no cambien nada ni hagan otra
cosa que imprimir. En esta etapa muchas veces hemos trabajado juntas con
mi hija Amanda (preparación de la receta de portada, por ejemplo). También
es importante la calidad de impresión y los colores, por lo que siempre estoy
supervisando el trabajo de imprenta, para asegurarme de obtener el resultado
y la calidad esperada.
al nivel de las que hemos sacado últimamente, pues con toda la experiencia
que hemos acumulado, obviamente las fotografías han pasado a un nivel
mucho más profesional. Por lo mismo, nos propusimos preparar de nuevo la
totalidad de las 24 primeras recetas, para sacar buenas fotografías. También
pudimos mejorar la explicación de su preparación, que estaba muy resumi-
da por el poco espacio disponible en los primeros calendarios. Y, además,
se completó con las historias de esas primeras mujeres que se atrevieron a
participar aquella vez, hace ya diez años. También va a ser un libro con una
parte bastante familiar, ya que incorporaremos algunas recetas e historias re-
lacionadas con mi mamá, que lamentablemente se nos fue hace ya dos años.
Comunidades rurales
patrimoniales en Chiloé
Trabajo realizado
El año 2009, FAO hizo el reconocimiento al sitio de Chiloé, basado en un
trabajo de investigación en el archipiélago que fue llevado a cabo por el
Centro de Estudio y Tecnología (CET), a cargo del profesor Carlos Venegas.
Luego de ese proceso, se comienza a desarrollar un sello identitario para
definir ciertas características de los predios agrícolas, así como de algunos
productos elaborados y artesanías. Gracias a ese trabajo, hoy contamos
con una certificación SIPAM (Sistemas Ingeniosos de Patrimonio Agrícola
Mundial) propiedad de la Gobernación de la Provincia de Chiloé. Además,
en noviembre del 2015 el grupo de familias que habíamos participado del
proceso decidimos organizarnos bajo una cooperativa, con el objetivo de
poder enfrentar y acompañarnos en los desafíos que nos presenta el mun-
cap ítulo iv
Las desconexiones
Las versiones modernas de cómo alimentarnos nos ofrecen hoy en día un
sinfín de alternativas, las que pretenden hacernos creer que la forma tradi-
cional de hacerlo (esa cocina familiar, de la abuela, heredada de la familia)
ya no existe o que por lo menos ha disminuido. Desde nuestra ruralidad,
nosotros vemos de manera directa quienes son nuestros consumidores,
por eso dentro de la organización prestamos servicios turísticos en los que
llevamos a cabo proyectos agroturísticos, los cuales nos ayudan también a
educar a la gente.
Es muy triste y chocante ver, cuando uno se enfrenta a una familia de una
ciudad grande, como los niños se sorprenden al poder ir al gallinero y traer
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
los huevos de la gallina. O cuando ven que las vacas dan la leche y no viene
en caja. Eso que para muchos parece como un mito, me ha tocado verlo. He
observado que, cuando abren la puerta de un auto y un niño escapa como
cuando sueltas a un gato, como si lo hubieses tenido en una jaula de la cual
necesita escapar, y corre, y puede jugar dos o tres horas afuera sin querer en-
trar ni al auto ni a la casa de ninguna forma. Esto es fruto de que tenemos una
desconexión completa, pero está en nuestras manos rescatar las prácticas y
saberes. En forma paralela, nosotros los campesinos y agricultores también
estamos desconectados, porque como crecimos en ese ambiente, para no-
sotros es normal lo que para otros es casi una historia contada en los libros.
Por eso la conexión podría traer hasta el presente diversas prácticas y
formas culinarias que son muy ancestrales, para mantenerlas vigentes y
poder preservarlas. A veces, está la duda de si lo que se transmita será bien
o mal utilizado, desde mi punto de vista hemos sufrido una gran pérdida
por no transmitirlas. Por eso, para mí como cocinera, no hay ingrediente se-
creto, porque creo que en la medida en que sigamos guardándolos, cuando
muere el anciano se lo lleva con él. Creo que no es posible llevarse nuestra
historia, sino que tiene que estar presente. 391
A modo de conclusión
Los que estamos en la organización vemos que es imposible proyectarse al
futuro sin mirar el pasado. No podemos mirar para adelante si no sabemos
de dónde venimos. Mi motor son los niños, porque ahí está el futuro de
nosotros y de todas las comunidades. Lo que generemos es la base de la vida
cap ítulo iv
Este dibujo, del año 1845, es de E. König, [34] quién recorrió Chiloé dibu-
jando algunas pistas. Allí vemos a un chilote jugando con unos granos de
trigo en un molino. Se dibuja la estructura del molino triguero, que es una
máquina muy antigua que se trajo de Europa y, por supuesto, es el resul-
tado de la introducción del trigo en Chiloé, el que produjo varios efectos
positivos y negativos; entre otras cosas, reemplazó alimentos que antes se
sembraban en la isla, como el madi y la teca. La introducción de la cebada
y el trigo fueron cambiando el paisaje de Chiloé. Además, era el lugar en el
cual se reunía la comunidad, por lo que está asociado a ritos, tradiciones,
creencias de brujos, (aunque también mucho pololeo surgió en estos lugares
cerca de las quebradas).
La vida en el campo
La vida en el campo está mucho más ligada y relacionada a la naturaleza. Yo
crecí en el pueblo de Calen, mi familia es de al lado, de San Juan, y uno para
pescar, para mariscar, para navegar, debe saber de las mareas; para trabajar
en la agricultura, para hacer actividades en el exterior hay que pronosticar
el clima. Cuando uno va al campo, se da cuenta que hay estrellas porque
en la ciudad uno normalmente no las ve. Entonces es una vida totalmen-
te distinta a la de la ciudad y de allí vienen los productos de los cuales
nos alimentamos.
cap ítulo iv
Experiencia de investigación
La experiencia en diversos trabajos de historia y cultura local — porque me
ha tocado trabajar en temas audiovisuales, museográficos y de investigación
[34]
histór ic a— demues-
tra que la gastronomía
emerge transversalmen-
te como uno de los pila-
res de la identidad y del
patrimonio cultural chi-
lote. Si queremos estu-
394 diar el sistema defensivo
de los españoles del sur
de Chile, hay que enten-
der cómo se mantenía
la tropa, el Real Situado
y todo aquello; cómo
funcionó el sistema mi-
sional de los jesuitas en
Chiloé que produjo tantos resultados; así como también hay que entender
cómo era el modo de producción del jesuita, de qué se mantenían, cómo
lo hacían y qué comían cuando hacían sus misiones circulares, entre otras.
La gastronomía es uno de los pilares de la identidad, y pongo primero a
la identidad que al patrimonio, porque yo creo que el patrimonio es parte
de la identidad de las personas; es decir, si yo parto al exilio, lo más pro-
bable es que no pierda mi identidad, sino la siga construyendo en base a
mi herencia cultural. Seguramente mi identidad actual es distinta a la que
tenía 20 años atrás. En cambio, el patrimonio cultural —como digo— se va
recreando y resignificando.
La idea, mediante este enfoque, es explicar que el vínculo entre na-
turaleza y sociedad no solo es un vínculo de explicación y causas, sino
que ocurre en mi pueblo donde para San Juan ocurren cosas cómo salir
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
funcionario público sale por los campos diciendo: usted podría hacer esto,
usted podría emprender en esto otro. Les encantaría que todos los aten-
diéramos, pero no todos tenemos vocación turística, algunos simplemente
queremos vivir en el campo y que esta cultura se pueda transmitir, porque
en los momentos actuales, cuando la globalización y esta cultura de masas
comercializadas invaden las culturas locales, también las culturas locales
tienen derecho a existir.
La historia de Chiloé
La historia, ya sabemos, es lo que sucedió en el pasado. Algunos estudian la
parte política, la económica o la cultural. Sin embargo, la historia también
es una ciencia social que estudia exactamente cómo se llama la disciplina,
por lo tanto, lo que nosotros conocemos de la historia es en realidad, ya
sea por el sistema escolar o por la manera en cómo se transmite, la opinión
de los historiadores. Entonces, ahí, es interesante entender de dónde vie-
nen los historiadores y cuál es su visión de la historia, para comprender y
así nosotros tener nuestra propia interpretación de ella. Yo, como mucha
gente que viene del campo, crecí escuchando historias, porque la vida en el
campo siempre es en torno a la familia y a la cocina. Mi padre es profesor,
interesado por estos temas, pero cuando yo era pequeño, los libros de his-
toria que había eran muy pocos. Sin embargo, la cultura chilota es rural y la
sociedad chilota vivía en los campos, el 80% de la gente, hasta la década del
70, vivía allí, y si vamos hacia atrás mucho más en términos de porcentaje.
Sin embargo, esa historia de los campesinos, la historia de mi pueblo y la de
muchos otros pueblos no estaba escrita, y sigue sin estarlo.
Este mapa [35] lo hizo el mismo autor del mapa que mostró Marcia
cap ítulo iv
Historia y gastronomía
Para entender la gastronomía, debemos estudiar la geografía milenaria. Por
ejemplo, si estoy comiendo piures, esos bichos viven en el planeta tierra
hace millones de años, y para que se den, se tienen que dar en ciertos lu-
gares. El archipiélago de Chiloé es el resultado de la deglaciación, es decir,
del retiro de los hielos, de la penetración del océano, y con eso se llenó de
algas, de mariscos y de peces. Los seres humanos adaptaron su estrategia
a esta nueva forma de vida, se «maritizaron», desarrollaron la navegación,
colonizaron las islas y allí se quedaron. Luego llegaron los huilliche, que
empezaron a transformar el paisaje mediante el fuego, rozando, haciendo
huertas, criando animales, construyendo sus viviendas, pero viviendo en
los mismos lugares. Por eso, hoy, en Chiloé, hay toponimia, nombres de
lugares, de origen chono, de origen huilliche, de origen español, y también
en otros idiomas europeos, pero entender la geografía es entender por qué
cap ítulo iv
A modo de conclusión
Lo que digo es que, para entender la gastronomía, uno tiene que entender a
un pueblo y a la persona en su contexto. Los huevos de ganso son muy ricos,
pero cuando a mi padre lo iban a detener después del Golpe de Estado de
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
1973, por más que mi abuela le quería dar huevitos de ganso que a él le encan-
taban, no era el momento para comerlos. Entonces, la gastronomía también
son momentos donde a veces uno puede comer algo muy sencillo, pero que
están relacionados con quiénes uno está rodeado en ese momento. A lo
mejor podemos estar en un hotel o en un restaurante muy pituco, con unas
cosas muy ricas, pero uno se siente incómodo porque está con gente que no
conoce, o ni siquiera sabe utilizar los servicios con tanta abundancia que se
pone en la mesa. Hoy, en Chiloé, conviven dos culturas, una moderna y una
más tradicional, aunque se percibe la próxima desaparición de una de ellas.
V
Encuentro Regional
de Patrimonio Culinario,
Punta Arenas
11 de abril de 2017
rol del cocinero, y yo les juro y les digo que lo primero, es saber de dónde
vienen, qué tradiciones traen consigo, qué culturas, quiénes sabían, quiénes
han hecho posible la biodiversidad, qué tiene esta región y el propio Chile.
Quiero ser enfática en que la biodiversidad no remite solo a la natu-
raleza, sino que es una realidad cultural, nunca olviden eso, ustedes —los
jóvenes cocineros—, que son la inervación creativa de las manos de las
familias, de las comunidades, y que ven este boom que se vive en las co-
(1) Isabel Álvarez dictó una charla destinada a alumnos(as) de la carrera de Gastronomía de
Inacap, sede Punta Arenas.
cinas. En el caso de las cocinas, en Perú, aparecen los jóvenes como los
descubridores de un producto, incluso hay cocineros que hacen videos
para NatGeo. El problema es que muchos jóvenes van al campo, descubren
una aiuca, y dicen «miren esto existe», cuando en realidad lleva más de 4
mil años. Porque si ves unas imágenes muy modernas, con muy buenas
cámaras, enfoques y tomas, donde aparece alguien caminado en el campo
que de pronto se acerca a la orilla del lago y saca algo y no parece nada en
el entorno, nos parece que es un insumo que se transformará en un plato 403
El trabajo de investigación
Los dos tomos de los libros que traje, es la síntesis de este esfuerzo, de esta
404 pasión con la que vivo en la que se consigna lo que aprendí de mi madre y
de mis viajes. Porque también soy comunicadora y creo que, de viajar tanto
por tantos lugares de mi país, la principal tarea debe ser tratar de conocer y
llamar la atención del Perú, sobre todo a los medios académicos, al mundo
de las cocinas y a la gente que está en el turismo. Algunos me van a decir
que no lo diga acá, pero lo voy a decir igual, para que ustedes sepan que no
todo en el Perú es bonito, porque a pesar de que lo amo entrañablemente
también tiene sus falencias.
Este trabajo de investigación es fruto del esfuerzo extraordinario que
se hizo en la Universidad San Martín de Porres, ya que de todo lo que se ve
de libros en el Perú, un 95% lo ha hecho la universidad, bajo la dirección
del padre de origen belga Juan Leves (yo le digo que es el belga más cholo
del Perú), a él le debemos dos años y medio de trabajo con cuatro investi-
gadores recorriendo seis regiones del Perú.
casas, en las picanterías, en las chicherías y, para hacer eso, ella era parte
de lo que hoy se llama emprendimiento. O sea, no vengan a contar que hay
que incorporar a las mujeres mayores y menores, porque hace 300 años que
las mujeres lo hacen y les aseguro que, en todos nuestros países, por todo
lo que hemos tenido que vivir.
Entonces, cómo no vamos a ser solidarios, cómo no vamos a estar agra-
decidos con quienes han constituido nuestros sabores locales. Nos corres-
ponde tener una ética de agradecimiento, de retribución, de querer a esas
señoras y esos sabores iniciales que hoy enarbolan a muchos cocineros, y
está bien que sea así, pero ellos tienen que reconocerlo y si me preguntan
si lo hacen, creo que no en la práctica.
A modo de conclusión
Todo esto que ven en el Perú es básicamente por las iniciativas personales
de grupos, no hay una política transversal. Esto es lo que más ha remecido
al país, el sentido de las cocinas, porque «ay, qué linda la señora, qué linda
su comidita, muy rica», yo digo hay que reconocerlas e incorporarlas a los
sistemas de circuitos turísticos, para que una señora no tenga que vender
en dólares. Para que se den una idea, que tenga que vender 20 dólares al día,
frente a otro que vende $200, frente a otro que vende $2.000 con esas mis- 405
un trabajo muchas veces un poco apartado del resto del país, lo que tiene
de ingrato que uno se siente aislado, pero es grato porque obliga a desarro-
llarse uno mismo. Entonces, voy a hablar un poquito de lo que somos, una
mezcla de lo que hemos hecho, sin pretender que la mía sea una opinión
taxativa, sino que es la idea de un chef respecto a cómo he visto la región y
cómo somos desde el punto de vista del patrimonio culinario.
La cocina regional
Según la antropóloga Sonia Montecino (2005), nuestra cocina es producto
cap ítulo v
los turistas o la gente de afuera, entonces ese sentido cobró valor y respeto.
zuela y me dice «sí, pero esta no es como la que hacía mi mamá, porque ella
lo hacía con choclo en tarro».
Nuestras regiones son el caldero donde se cocina y guisa nuestro pa-
trimonio culinario en constante cambio, con las influencias señaladas: sus
actores, productos, tradiciones y geografía.
Algunas reflexiones
No solo nos diferenciamos por nuestra cultura, sino también por nuestros
productos, que a su vez tienen ciertas características. Por ejemplo, tenemos
las aguas más puras del mundo y, por nuestra ubicación geográfica, produc-
tos sin contaminación y saludables, con la excepción de algunos cultivos,
como los salmones. Además, tenemos productos orgánicos; por ejemplo,
en una competencia en Europa un frigorífico de Tierra del Fuego participó
y ganó, simplemente llevando corderos de la zona.
En segundo lugar, el aislamiento positivo. El vivir en un entorno alejado
como estas regiones, lejos de las influencias directas y cotidianas, más una
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Algunas alertas
La sustentabilidad, es muy importante, ya que está claro que no podemos
utilizar todos los recursos, hay que respetar los hábitats de donde provie-
nen. Esto es fundamental, porque muchas veces se descubre un producto
en alguna parte, pero a los seis meses ya no queda porque lo sacaron todo.
El abastecimiento, la sobreexplotación y la explotación masiva de pro-
ductos regionales, produce un déficit muy costoso respecto de lo que se
puede conseguir, ya que no contamos con alimentos para los emprendi-
mientos gastronómicos comerciales y locales de la industria turística.
El patrimonio culinario sin productos es solo teórico, los locales somos
nosotros, por lo que hay que tener un patrimonio que se pueda reproducir.
Por ejemplo, cuando alguien dice «cuando era chico, mi abuelo se comía
un cordero al palo» es un patrimonio teórico, o «hace unos años comíamos
caracoles de Porvenir» y ahora ya no quedan caracoles. Entonces, hay un
conflicto entre el mercado y la alimentación. Yo creo que, como ciudada-
cap ítulo v
A modo de conclusión
Creo que hay un elemento que marca a las personas y al sentido de la in-
dustria gastronómica. Por ejemplo, la centolla —a menos que alguien la
consiga por un camino irregular— no es fácil de conseguir, lo mismo algu-
nos pescados. Una vez yo necesitaba tener bacalao y no fue fácil conseguir,
tuve que ir a pelearme con un señor español para que me vendiera. Eso no
puede ser. No exportemos nuestros productos, si no pueden estar dispo-
nibles en nuestra mesa. Debemos tener respeto por las comunidades y los
productores, pagándoles, el precio justo, dándoles el reconocimiento por
sus saberes y su trabajo.
Nuestros tesoros patrimoniales gastronómicos están escondidos bajo
una capa de modernidad mediática. Por lo que hay que salir a caminar,
recorrer, compartir con alguien y respetar a las personas.
Un punto importante es respetar la pureza de las preparaciones. Las
«cosas» son lo que son, lo nuevo se debe llamar como corresponde. Si yo
voy a hacer algo que no es un curanto, se llamará guiso como curanto, y
va a tener el mismo valor gastronómico, y similar gusto, me van a decir:
«qué espectacular», pero no es un curanto. Eso es fundamental. Cuando se
modifica, adapta o fusiona, debemos respetar los orígenes. Si alguien de
nosotros dice «quiero un Barros Luco» y le sirven un churrasco con tomate,
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
va a decir «no, esto no es un Barros Luco». Eso mismo esperamos que ocurra
con nuestro patrimonio gastronómico/culinario, y de esta manera logremos
que las tradiciones se conserven.
Referencias
cap ítulo v
Símbolos rituales de la
cultura de Chiloé en la
cocina de Punta Arenas
(1) Según la RAE (2014) es la junta del clero de una diócesis, convocada y presidida por el obispo
para tratar de asuntos eclesiásticos. Velásquez explica que:
Fue en septiembre de 1979 que se realizaron las Asambleas Zonales en las cinco áreas
geográficas o ambientales en que se había dividido a la región: norte, centro y sur de Punta
Arenas, Puerto Natales y Porvenir. Los campamentos del petróleo y las comunidades
rurales entregan también sus aportes traducidos en un documento con el ‘deber ser’ de
la Iglesia y el diagnóstico de la situación pastoral de su zona (1994, p.156).
Símbolos y ritualidad
Me guie por la teoría de la antropología simbólica de Geertz (1973) y las
reflexiones de Ryle (1968), para generar aproximaciones a los símbolos de
la cultura de Chiloé, a partir de los datos obtenidos durante las celebracio-
nes religiosas y populares, que incluyen producción de cocina chilota en el
santuario Jesús Nazareno de Punta Arenas. Bajo la mirada teórica de Geertz
(1973) se puede entender al ser humano como un animal inmerso en tramas
de significación que él mismo teje, las cuales pueden ser identificadas y
descritas de acuerdo a la descripción densa que propone Ryle (1968).
El estudio de las aproximaciones a los símbolos de la cultura del archi-
piélago de Chiloé en el santuario Jesús Nazareno de Punta Arenas, también
proporcionó datos para proponer aproximaciones a los rasgos de ritualidad
de este pueblo en la dimensión de los migrantes que reproducen la cocina
chilota en Punta Arenas. Para entender la importancia de la cocina y la ri-
tualidad en la ocupación territorial de las comunidades asociadas a pueblos
nativos de América, se consideraron las reflexiones de Good (2013), junto a
la literatura sobre la cultura de Chiloé y los datos obtenidos en un trabajo
de campo preliminar.
Migrantes chilotes
cap ítulo v
Descriptores simbólicos
Para aplicar la mirada antropológica de Geertz y la teoría de Ryle al estudio
de los símbolos de la cultura del archipiélago de Chiloé, el presente estudio
propuso una aproximación a las estructuras significantes de dicha sociedad,
estableciendo tres descriptores simbólicos asociados a las acciones y mo-
tivos de los migrantes del santuario Jesús Nazareno de Punta Arenas en las
celebraciones que contemplan producción de cocina chilota. Los descrip-
tores simbólicos que se configuraron para esta investigación fueron: a) Co-
lonización, b) Creencia y c) Minga, con el fin de proponer aproximaciones
a los símbolos de la cultura chilota en la dimensión local de los migrantes
que practican el culto a Jesús Nazareno de Caguach en Punta Arenas.
Cocina patrimonial
Estudiar los símbolos de la cultura del archipiélago de Chiloé en la dimensión
local de los migrantes que recrean la cocina chilota en el santuario Jesús Na-
zareno de Punta Arenas, requiere comprender la cocina en su amplia dimen-
sión como manifestación cultural, es decir, en el ámbito de las recetas y la
materialidad, más los modos de obtener, producir y consumir los alimentos.
Por ello, se trabajó bajo la perspectiva teórica de Levi-Strauss (1968),
cap ítulo v
418
419
[40] [41]
Roles y secciones
Los laicos del santuario Jesús Nazareno de Punta Arenas realizan en forma
voluntaria la producción de cocina patrimonial chilota bajo una estructu-
ra de trabajo comunitario organizada en roles y secciones. Los roles son
otorgados en forma exclusiva a los laicos según sus conocimientos y habi-
lidades. Las mujeres cumplen los roles de amasadoras (empanadas, roscas,
tortillas y milcaos) y de rebanadoras de cáscaras de papas. Los hombres se
hacen cargo de los roles de cocinero y rebanador de cáscaras de papas. Las
secciones se definen según la receta: milcaos, empanadas, prietas, roscas,
tortillas, etc. [38, 39, 40, 41]
septiembre
noviembre
diciembre
octubre
febrero
agosto
marzo
enero
abril
mayo
junio
julio
vc vc vc vc vc vc vc vc vc vc vc
celebración
del proceso por el cual las materias primas naturales son seleccionadas,
moldeadas y transformadas en productos culturales usables» (2005, p.25).
Por ejemplo, se analizaron las cadenas operatorias de cuatro recetas
de la cocina chilota producidas en el santuario Jesús Nazareno de Punta
Arenas: milcao frito, carne de cerdo cocida en la manteca del mismo ani-
mal para un reitimiento —faena tradicional de Chiloé que consiste en la
matanza y posterior cocción de un chancho y otros alimentos en un caldero
para obtener manteca y chicharrones—, prietas y queso de cabeza. Estas
preparaciones comparten los productos alimenticios que se obtienen de
un cerdo adulto de 200 kilos criado, alimentado, sacrificado y faenado por
un criador de animales en una parcela rural del sector sur de Punta Arenas.
4.1
1 2 3
Cocimiento en
Transporte de papas desde Papas Pelado de papa manual olla con agua
Los Muermos en camión de blancas con cuchillo
Héctor Alvarez personalizado
4.2
Rayadora
a motor
carne de caldero
reitimiento de milcaos 4.2.1
cocida fierro fritos
Prensa de
madera
421
4.1 4.1
4.2.2
Cortes Manteca
de carne 5 Papa cruda
rayada y
4.3 Amansamiento exprimida
manual de los
3 Manteca con panes de papa
chicharrones 4.1.1
Carneo
2 Papa cocida
con cuchillo
1.1 Sangre y molida
carnicero
Preparación
1.2 Entrañas de Prietas
1.3
Repollo,
1 2
3 cebolla y ajos.
Cabeza Cerdo adulto
Cocimiento
200 kg
en olla
Corte con 1
cuchillo
Cerdo criado en
terreno rural de
3 Delfina Saldivia prietas
Cocimiento
en olla
queso de
cabeza
La cocina en Coyhaique
Mi pregunta de investigación rondaba en torno a cómo se las arreglaban
con el tema de la comida en ese tiempo, cómo lo hacían y construían los
fogones, las cocinas y las casas. Mi trabajo se centró en la comuna de Co-
yhaique, capital regional y la comuna más poblada de la región, pese a no
ser la más extensa en términos de superficie. Su población es 20% rural y
conserva los estilos de vida de aquellos que llegaron a poblar.
Así, entonces, me pregunté qué comían, cómo conseguían los ingre-
dientes y cómo lo preparaban. No estaba buscando recetas, sino ciertas di-
námicas de la vida social en torno a la preparación de alimentos cotidianos,
424 así como también de los ciclos. Por ejemplo, cuando entraba el invierno se
carneaba una yegua y un vacuno o un cerdo, sus carnes se conservaban en
lugares frescos y sombreados, mientras que algunos vegetales, como las
papas, se guardaban en las paperas o en un hoyo en la tierra.
También existe una memoria de la abundancia y de la escasez, dado que
por las condiciones en que vivían, carecían de muchos productos. En este
sentido, indagué sobre lo que se recuerda o se añoraba comer y qué alimen-
tos que hoy son comunes no conocieron. La recuperación de esos gustos
añorados es algo que duele, porque nos permite ver que, mientras más po-
der adquisitivo tengamos o más progresemos económicamente como país,
parece que nos empobrecemos más en la forma en que nos alimentamos.
Esos tambores fueron las primeras cocinas que lograron que les hicieran
algunos maestros —generalmente chilotes— con mucha habilidad. Antes,
las cocinas a leña eran casi un lujo, porque además había que transportarlas,
era todo un esfuerzo y una complicación. Entonces, el fogón en el suelo
con la olla colgada para freír el pan, o para el rescoldo, eran fundamentales.
Después de los tambores pasaron a las estufas y luego a las cocinas a leña.
Aun cuando efectivamente la cocina estaba muy ligada a la mujer, hay
algunos hombres que cocinan o preparan comida más bien por la necesidad,
como cuando salen de tropa. En esos casos se preparaban carne cocida en
una olla en la fogata, o asada al palo: una «palomita» (nombre que recibe un
asado al palo pequeño). Respecto a las entrevistadas, hay algunas bastante
mayores, de 70 años o más, quienes, a través de su memoria, nos remiten a
la madre, y a la abuela, y con ello a la línea temporal de la memoria que nos
permite conocer la forma de vida del 1920.
duro que pata cruda». Esta es una expresión que viene de cuando alguien
es «duro de cabeza». Probablemente su origen se debe a que antiguamente
se usaba todo el animal, por ejemplo, las cabezas del vacuno se pasaban por
ceniza y después de cocían (para que tomara sabor a humo). También se
cocían las patas (que demoran mucho, porque son muy duras), de estas se
saca el cartílago y todo eso se pica y se aliña con merkén, ají, orégano y ajo.
Con eso se hacía el famoso queso de cabeza.
cap ítulo v
Innovaciones gastronómicas
basadas en el patrimonio
culinario y alimentario: un
impulso al turismo en Aysén
Yo vine a Chile por primera vez el 2002 y a Punta Arenas el 2003. En ese
viaje me enamoré de Aysén, por lo que decidí tomar una decisión radical
y venirme a vivir acá.
Experiencia en Aysén
Yo venía como turista y tuve una experiencia con una cazuela de pollo en
un campo que cambió mi vida. Luego, volví a la universidad para tomar un
doctorado en estudios sociológicos y mirando temas de cómo podemos
construir un turismo basado en lo auténtico. Esto debido a que los pri-
meros cinco días de mi primer viaje a Chile, fue puramente con gringos y
comida continental. Luego, tuve la oportunidad de trabajar en el Centro de
Investigación en Ecosistemas de la Patagonia, bajo la línea de turismo sus-
tentable. Mi práctica de investigación estuvo basada en la puesta en valor
de lo auténtico en Aysén, y con ello propiciar que las propias personas de
la región comenzaran a interesarse en la temática.
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Metodología de trabajo
Para estudiar la cocina de Aysén, me basé en el modelo de estudio trabajado
por un sociólogo peruano. Realizamos grupos focales y entrevistas para
relevar las experiencias con las personas de la región. Nuestra intención
era también recopilar las recetas y reconstruir el sistema de abastecimiento
de productos.
Productos obtenidos
Todas estas prácticas fueron publicadas en un libro que recogió 100 con-
cap ítulo v
A modo de conclusión
428 Lo que hemos aprendido de estas experiencias es que Aysén tiene mucho
aún que poner en valor, sobre todo desde la cocina. Muchas veces se piensa
que esta región es muy joven y que por lo mismo no tiene patrimonio ni
cultura. Pero esto claramente no es así. Por ejemplo, la zona central de la
región es mucho más cosmopolita y podemos ver una cocina más moder-
na, en contraste con la cocina de la segunda microzona, donde, producto
del aislamiento, los patrones de poblamiento y alimentación han debido
adaptarse a estas circunstancias.
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
La recolección del maqui
El maqui
El maqui es una fruta sagrada del pueblo mapuche y nuestros antepasados
la consumían como parte de su alimentación. También la utilizaban como
medicina. Es un fruto silvestre de tamaño pequeño que crece en arbustos,
desde la Araucanía hasta la región de Aysén. Es una baya de color verde
cuando es inmadura, y negro morado cuando madura. Su floración se pro-
duce en enero y el fruto se da a fines de verano.
En la comunidad de Mañihuales, un grupo de recolectoras planta maqui
para poder tener manejo de la cosecha. Todos los recolectores somos fami-
lias, conocidos y amigos que se juntan a cosechar este producto.
cap ítulo v
Instalación de empresas
En la localidad se han instalado las empresas Kalfu y Bayas del Sur, esta úl-
tima es donde yo entrego personalmente la recolección que hacemos con
mi mamá y abuela. Nosotras salimos a recolectar desde las 9 de la mañana
hasta como las 9 de la noche. Con lo que cosechamos tenemos un ingreso
para nuestros hogares, y también nos permite preparar mermeladas, té,
licores o deshidratados.
La importancia de la capacitación
Hace poco fui a Temuco a participar de una comunidad mapuche, y creo
que ellos se caerían de espalda si vieran cómo se cosecha en Mañihuales.
Por eso es importante que nos capacitemos en el manejo y la cosecha para
no dañar nuestro árbol y nuestra fuente laboral.
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Agroturismo sustentable en
La Junta, región de Aysén
siempre la idea mía fue de dar e invitar a todo pasajero que pasaba, el cual
no se podía ir sin comer. Fue hasta el año 2001 en que me decidí a poner
el hospedaje y me fue súper bien. Ese dinero nos ayudaba en la casa, por-
que nosotros éramos ganaderos solamente. Con el tiempo fui accediendo
a programas de Indap y de turismo rural.
Recambio generacional
Mis hijos pudieron salir a estudiar, pero no trabajan en lo que estudiaron,
sino que también se dedican al campo. En los campos hoy casi no vemos
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
juventud, porque los que quieren volver trabajan para sus padres —ya que
no les dan tierras— y casi no ganan nada. Por eso no se quieren quedar. En-
tonces lo que nosotros hicimos, fue darles su parcela a los chicos, para que
tengan a sus animales y plantaciones, además, así están cerca de nosotros,
que ya estamos solos.
Se están perdiendo las tradiciones en el campo porque los jóvenes se
van y los adultos se están jubilando. Ya casi no se encuentra gente para que
trabaje en el campo porque creen que la vida en la ciudad es más fácil. Por
eso es importante que haya iniciativas, como las del Indap, que entusiasme
a los jóvenes campesinos a realizar proyectos.
Comunidad yagan de
Bahía Mejillones
a compartir este banquete que se les ofrecía desde el mar. De este animal,
también sacaban el aceite con el que untaban sus cuerpos, a modo de «im-
permeabilizante» natural para capear el frío.
Dentro de su dieta, también está la nutria y la recolección de bivalvos,
que generalmente lo hacían las mujeres, buceando. Ellas se internaban en
el mar, donde además podían encontrar choros, cholgas, erizos y centolla.
También tenemos la caza de aves, la recolección de huevos, hongos, frutos
(como el calafate).
Todos estos alimentos nosotros vemos que se conjugan en nuevos pla-
tos y que los chefs los están retomando, pero para uno no es nuevo, porque
434 nuestras abuelas y ancestros lo hacían igual.
Las oportunidades
Tendríamos oportunidades si todo marchara a favor de las comunidades.
Esto nos permitiría ofrecer un producto con un sello local, brindar servicios
con alimentos frescos, potenciar la pesca artesanal y los productos de ela-
boración local, así como también generar nuevos puestos laborales, y, por
sobre todas las cosas, recuperar nuestras prácticas culturales ancestrales.
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Proyecciones y sueños
Uno de los sueños que surgieron después de esta actividad, es visibilizar la
cultura yagan a través de las prácticas culinarias y las adaptaciones de estas.
Potenciar los distintos emprendimientos de las mujeres y hombres indíge-
nas a través de capacitaciones y proyectos de inversión. Tener un lugar en
donde ofrecer los servicios, como un mercado local, pueden ser acciones
que fortalezcan este proceso. También, la posibilidad de acceder a kits de
detección de marea roja, y a los productos hoy prohibidos o limitados.
435
cap ítulo v
Patrimonio alimentario
marino de las algas
subantárticas de Magallanes
Vengo a contar una historia del vínculo del mar, de las algas y el ser humano
en canales y fiordos que tiene que ver con mi historia familiar también. Mis
abuelos son chilotes, llegaron el año 1948 acá y con esas historias me he
hecho amigos en todas partes. Por ejemplo, en Puerto Williams con Julia
o con José Calderón, ellos igual me han incentivado e inspirado a seguir
esta historia.
A modo de contexto
De alguna u otra forma, actualmente vivimos una situación severa: la extin-
ción de las experiencias. Hoy en día los pescadores se están trasformando
en trasportadores de la industria del salmón. También vivimos una homo-
genización biocultural, en la que los niños conocen más el león de África o
al camello que al guanaco. Y lo otro es la barrera biofísica. En el año 2008 se
creó la barrera de población humana rural, ya que ese año se percataron de
que viven más personas en las ciudades que en las áreas rurales. Finalmente,
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Interacciones bioculturales
Magallanes, es uno de los lugares con mayor biodiversidad de algas, y al
menos el 51% de ellas están registradas. También, en esta zona, existie-
ron muchas culturas ancestrales y tradicionales como la cultura yagan y
kawésqar, canoeros vinculados netamente a la biodiversidad marina y que
estuvieron en contacto con las algas en diferentes formas.
En nuestra investigación, hicimos una revisión literaria de los antiguos
antropólogos, etnógrafos y arqueólogos, que veían la interacción del ser hu-
mano y la biodiversidad con las algas. Ellos nos cuentan de los vínculos his-
tóricos, que aún siguen presentes. Por ejemplo, se sabe que para el pueblo
yagan, las mujeres ocupaban el huiro como línea de pesca para recolectar
peces, asimismo como una red para cazar lobos. También esta historia cuen-
ta que con las algas más los musgos hacían un mix para reparar las canoas.
Además, hay interacciones que todavía están vivas en el ámbito de la
alimentación, por ejemplo, con el luche, el cochayuyo o el huiro, donde hay
una historia antigua que es necesario mantener y relatar. También, obvia-
mente está el uso medicinal, hoy en día, todos recordamos cuando chicos
que tu mamá te daba un cochayuyo para aliviar el dolor del crecimiento de
los dientes, o la clásica de mi abuela que iba a Chiloé a buscar huiro, ya que
ayudaba con las várices.
A modo de conclusión
De todo este trabajo, resultó un libro que se llama El libro de los usos de las
algas en la gastronomía magallánica, en el que se muestran platos, prepara-
ciones y perfiles nutricionales. Finalmente, también hemos participado en
publicaciones, pero nuestro foco principal está en que esto se lleve a los
jardines, a los libros y a la televisión. De hecho, una vez participamos del
programa Chile Conectados. Sabemos que, en primera instancia con las al-
gas las personas nos dicen «no me gusta, pero eso es por algo histórico. Pero
quizás luego cambie a un «podría ser» y ya después la cosa es fascinante,
es una experiencia.
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Estrategias de
fomento pesquero
Estrategias de fomento
440 En virtud de esto, nosotros empezamos a desarrollar varias iniciativas de
promoción que invitan al consumo. Entre ellos hicimos un spot, en el que,
en un contexto de una parrillada, esta era solo con pescados y mariscos.
También, tenemos un programa que se transmite dos veces por semana en
Radio Polar, que toca temas de pesca, acuicultura y fomento.
Por otra parte, hemos llevado a cabo distintos tipos de ferias gastro-
nómicas, en las que también ha participado Inacap. Tenemos un concurso
gastronómico una vez al mes en el Hotel Cabo de Hornos, que se viene ha-
ciendo hace varios años, donde además tenemos la suerte de que participan
instituciones públicas y privadas con stands propios. Allí establecemos
tres categorías: amateur, nuevos talentos y profesionales, donde hay un
jurado que va eligiendo los mejores platos, pero la gracia es que todo el pú-
blico puede probar todas las preparaciones. Luego del concurso, nosotros
registramos las recetas y sacamos al año siguiente un recetario con ellas.
También, hemos hecho ferias no solo en Punta Arenas o Puerto Natales
—que son los lugares más importantes— sino que hemos podido llegar
a las cuatro provincias de la región. El año pasado tuvimos bastante éxito
en dos ferias que fueron en Tierra del Fuego (el 18 de diciembre) y lo que
llamamos El chupe de centolla más austral del mundo, en Puerto Williams,
al que asistieron más de mil personas y los sindicatos de pescadores —que
pusieron los productos— lo cocinaban y vendían.
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
y lo hacen cinco veces, porque no tienen mucho más que leer durante los
meses que pasan allí.
Desafíos pendientes
El primer desafío que tenemos es el de aumentar el consumo de pescados y
mariscos entre los niños. En todas las ferias que me ha tocado ir, he podido
ver una como los apoderados libran una verdadera guerra para que los niños
tengan mejores platos. Por otra parte, observamos que los niños hacían
exposiciones sobre los productos y, que incluso, sabían cómo prepararlos.
Creo que, para la continuación del programa, hay que seguir en la línea del
fomento y aumento del consumo, pero también instalar y fortalecer estos
hábitos desde la infancia, ya que los niños son un motor que empuja a sus
padres a consumir más productos del mar.
En el trabajo que hemos desarrollado en las cuatro provincias, me ha
sorprendido el interés de los las personas y colegios municipales, dado
que no se entregan mayores recursos para hacer recetas gourmet y nos
encontramos con que los papás sacan plata de no sé dónde y hacen recetas
complejas. Entonces es algo que verdaderamente ha trascendido y eso nos
tiene bastante orgullosos. cap ítulo v
Programa estratégico de la
industria alimentaria
Desafíos futuros
Ahora bien, sabemos que este es solo el primer paso, dado que es un pro-
grama que dura dos años, la ruta de Punta Arenas acaba de terminar el año
pasado y la de Puerto Natales termina este año. Por lo tanto, necesitamos
trabajar en un programa nuevo. Conversando con el Director de Cultura,
llegamos a la conclusión de la necesidad de crear un programa con un sello
patrimonial importante, que nos sirva para rescatar las materias primas, las
recetas y la cultura de la región.
Asimismo, debemos trabajar para promover el emprendimiento dinámi-
co, fomentar trabajos con alto potencial de crecimiento, y fortalecer proyec-
tos que tienen posibilidad de escalar y de desarrollarse en forma positiva.
Finalmente, tenemos que lograr que las empresas innoven, es decir, que
inviertan y se arriesguen a desarrollar productos diferenciados.
A modo de conclusión
Estamos trabajando en forma colaborativa con el Consejo de la Cultura, con
Sernatur y con los empresarios turísticos para poder desarrollar una oferta
gastronómica de calidad, que permita al visitante tener una experiencia
significativa y eso incida en el aumento del gasto en turismo, además de
potenciar un desarrollo sustentable.
En otras palabras, nuestro objetivo es que venga la misma cantidad de
turistas, pero que gasten más y así, los que vivimos aquí, podamos vivir
tranquilos y también disfrutar de la región, para no tener que andar a los
codazos con los turistas que nos vienen de alguna forma a ocupar el terri-
torio y que a veces eso también empieza a generar algunos problemas en
cap ítulo v
algunos destinos.
La historia del Programa de Alimentación Escolar,
su impacto como programa de gobierno y las
innovaciones que se están incorporando en la línea
de mejorar la aceptabilidad de los estudiantes
El problema de la aceptabilidad
Desde el 2011 hemos incrementado el porcentaje de frutas y verduras en el
programa, y también hemos pensado en incrementar la frecuencia de los
productos integrales, tales como pan, fideos y arroz, así como reducir la
cantidad de materia grasa e ir incorporando otros productos. Sin embargo,
estos cambios también han provocado la no aceptación de los estudiantes
de muchos de los productos que hoy entregamos, y ese es un gran problema
para nosotros como servicio y como política, porque la cantidad de presu-
puesto que se entrega y que se invierte en este programa no es menor, por
lo tanto, desde ese punto de vista, también tenemos que preocuparnos de
la aceptabilidad. Para ello, cada cierto tiempo salimos a terreno y hacemos
encuestas para ir mejorando en conjunto y, en la medida que lo permita el
contrato con el prestador, modificando algunas preparaciones.
Lógicamente nos va muy mal con los platos en base a verduras, incluso
con la fruta nos va pésimo. Entonces, buscando la forma de poder mejorar,
innovar y particularmente para que aquellos estudiantes consuman estos
productos hemos visto que una de las cosas que más les gusta es la papa.
Por lo tanto, hemos tratado de incorporar algunos platos que tengan dentro
de los requerimientos también este alimento, y ya prontamente, gracias a
todos estos test —que a veces no son del agrado de los estudiantes— vamos
a incorporar el pastel de papa el próximo mes en la región, lo que nos va a
permitir poder eliminar uno de los guisos y darle mayor sentido también a
estas preparaciones que no tienen mucha aceptación.
trición, nos tomamos muy en serio nuestro papel, ya que nos pasamos del
límite de lo saludable y ahora estamos preocupados por la obesidad. Por lo
mismo, se han determinado medidas que vamos a trabajar prontamente,
y hemos querido rescatar para esta presentación algunas que nos parece
importante mencionar.
En primera instancia, flexibilizar el cumplimento calórico priorizan-
do alimentos y nutrientes específicos. Vamos a incorporar preparaciones
locales en los servicios del Programa de Alimentación Escolar. Hace poco
una colega estuvo en Puerto Edén, donde veíamos cuál era la factibilidad
de que los niños consumieran productos del mar, por ejemplo. Pero la ver-
446 dad es que no nos ha ido para nada bien, por lo que tenemos que buscar
otras alternativas.
Este programa también se encuentra alineado con las líneas alimenta-
rias. En este sentido, vamos a incorporar la sal de mar, ya que permite salar
más. Esto nos va a ayudar a mejorar la aceptabilidad, ya que al bajar la sal
de las comidas hubo mucho rechazo. Asimismo, estamos disminuyendo el
nivel de azúcar, política que va enlazada con la ley 2066.
Dentro de las licitaciones o de las prestaciones de las empresas, se les
exige que tengan un nutricionista, con la finalidad de que podamos trabajar
dentro de los establecimientos en torno a la educación alimentaria. Tam-
bién se están implementando los recreos activos, y eso ya se está realizando
en algunos establecimientos educacionales para que los niños realicen una
actividad física. Vamos a incorporar, el próximo año en la licitación el salad
bar, que en la actualidad no existe, sobre todo a nivel de enseñanza media.
Finalmente, respecto a las becas de alimentación en la enseñanza su-
perior, lo que estamos haciendo hoy en día es viendo puntos de canje que
sean distintos y que tengan alternativas mucho más saludables.
COCINAS , ALIM E N TOS Y S ÍM BOLOS
Desarrollo sustentable del
desarrollo patrimonial
gastronómico de Chile
Algunos antecedentes
Sabemos que 5 millones de turistas visitan el país, un número importante
porque hace poco era la mitad, quiero decir que hemos crecido de manera
exponencial y esa es una tremenda oportunidad.
Hoy, las industrias del vino generan menos recursos que la del turismo,
y eso da pie para pensar respecto de lo importante que puede llegar a ser
el que nosotros tengamos claridad respecto a nuestra identidad. El turista
actual suele querer conocer la comida del país que visita, pero quienes
vienen a Chile no necesariamente lo hacen porque nuestro país sea un des-
tino gastronómico, sino fundamentalmente por los paisajes, los elementos
culturales o por negocios, pero no por la gastronomía.
Sin embargo, indagando en qué gastaron sus recursos, descubrimos que
la mayoría fue destinada a la alimentación. Así, cabe preguntarse: ¿fue una
buena experiencia o solo una aceptable? ¿Le recomendaría la comida a otro
cap ítulo v
viajero? Buena parte de los turistas responde que sí, que es recomendable,
pero que todavía se encuentran con una estandarización muy baja. Enton-
ces, tenemos que ofrecer productos de mejor calidad.
Objetivo del proyecto
Así, pues, que el objetivo de este proyecto era acercar las cocinas típicas con
todo lo que eso conlleva: la identidad, utilizando las vajillas, los artefactos,
con los aromas que nosotros realmente recordamos, porque eso es lo que
vamos a ser capaces de transferirles a los turistas. Por ejemplo, el visitante
que ha recorrido toda la Carretera Austral no quiere llegar a comerse una
hamburguesa, sino que una cazuela con luche.
448
cap ítulo v
Fotografías
39. Caldero de fierro para freír milcaos con manteca de cerdo. Punta
Arenas, 2016. Gentileza de Adrián González.