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RAZÓN DE ESTADO
Leonardo Curzio
Resumen
Se revisa la foma en que nace y toma forma el concepto razón de Estado. A pesar de ser
un concepto ligado a la tradición maquiavélica, el autor comprueba que el florentino no
lo acuñó como tal y es, paradójicamente, uno de sus impugnadores, Giovanni Botero, el
que hace por primera vez un estudio sistemático del término utilizándolo de manera ex-
plícita. Se examina críticamente la obra de Botero, un autor relegado a un segundo plano
que, sin embargo, ofrece perspectivas interesantes sobre el poder del Estado, la goberna-
ción del mismo y la religión. El concepto razón de Estado nace, en definitiva, por la dia-
léctica histórica entre Maquiavelo y sus impugnadores.
Abstract
The author examines how the concept raison detat was conceived and shaped.*
Although this concept is tied up to Machiavelli's thoughts, the author shows that the
florentinian thinker did not coin it such as we know and use it nowadays, and para-
doxically was one of its contestants, Giovanni Botero, the first one to use this concept in
an explicit manner and to analyze it in a systematic way. The essay examines critically
Botero's work, an author who was formerly considered as a second line political thinker,
although he has provided interesting approaches on topics such as power, governorship
and religion. To concJude, the concept raison detat was born in the cradle layed by the
historical dialectics and confrontation between Machiavelli and his impugnants.
*T.N.: Machiavelli wrote it as ragione di stato. In English political literature there
is no special expression coined for this purpose. It is customary to use the French
version raison d'etat.
27
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2000, p. 11.
4 Véase Michel Senellart, "La raison d'etat antimachiavelienne", en Lazzeri y Rey-
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38 autores diferentes que escribieron otros tantos libros entre 1552 y 1652 para refutar a
Maquiavelo. Desde Lucio Paolo Rosellini hasta Salvatore Cadana, pasando por Gualandi,
Pigna, Natta, Bizzarri, Arrighi, Manfredi, Baldi, Prato, Spontone, Galván, Frachetta,
Speroni, Zecchi, Ciera, el terrible Bellarmino, Sivestri, Capaccio, Lanario, el prolijo
Rocabella, Solera, Rostelli, Gucci, Marliani, Borromeo y otros más. Véase Ludovico
Settala, La razón de Estado, Madrid, FCE, 1988, pp. 24 Yss.
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ca se había resuelto de diversas formas, pero es Móntesquieu quien establece la ley como
elemento diferencial entre el monarca y el tirano. Los tiranos gobernaban sin leyes ni
convenciones, mientras que los rnonarcas aceptaban una norma fundamental del Estado
que establecía límites al ejercicio del poder y por consiguiente daba certidumbre a los
gobernados. Véase Norberto Bobbio, La teoría de las formas de gobierno en la historia
del pensamiento político, México, FCE, 1987.
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TEORÍA
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los engaños, pp. 78-79. Ciertamente lo de la razón de establo no es nada comparado con
la formulación de los papas Pío V y Sixto V que hablaban de la razón del diablo.
9 Elena Cantarina, De la razón de Estado a la razón de estado del individuo. Tra-
33
TEORÍA
A los hombres que por el gran Dios de los ejércitos tienen con titulo de
reyes la tutela de las gentes.
Pontífice
Emperador
Reyes
Príncipes
A vuestro cuidado, no a vuestro albedrío encomendó las gentes Dios
nuestro señor, y en los estados, reinos y monarquías os día trabajo y afán
honroso, no vanidad ni descanso. El que os encomendó los pueblos os ha
de tomar cuenta de ellos, si os hacéis dueños con resabios de lobos. Si os
puso por padres, y os introducís en señores, lo que pudo ser oficio y mérito
hacéis culpa, y vuestra dignidad es vuestro crímen. Con las almas de Cristo
os levantáis, a su sangre ya su ejemplo y a su dotrina (sic) hacéis despre-
cio. Procesaros han por amotinaros contra Dios, y seréis castigados por re-
beldes. Adelantarse ha el castigo a vuestro fin; y despierta y prevenida en
vuestra presunción la indignación de Dios fabricará en vuestro castigo
escarmiento a los porvenir. Y con nombre de tiranía irá vuestra memoria
difamando por las edades vuestros huesos y en las historias serviréis de
ejemplo escandaloso ... 10
en una palabra, santo, que es decirlo todo de una vez. Es la virtud cadena
de todas las perfecciones, centro de las felicidades. Ella hace un sujeto
prudente, atento, sagaz, cuerdo, sabio, valeroso, reportado, entero, feliz,
plausible, verdadero y universal héroe. Tres eses hacen dichoso: santo,
sano y sabio. La virtud es el sol del mundo menor y tiene por hemisferio la
buena conciencia. Es tan hermosa, que se lleva la gracia de Dios y de las
gentes. No hay cosa amable sino la virtud, ni aborrecible sino el vicio. La
virtud es cosa de veras: todo lo demás de burlas. La capacidad y grandeza
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17 Para una historia de los jesuitas, véase Jéan Lacouture, Jesuitas, Barcelona,
Paidós, 2 vols.
18 Luciana De Stefano, noticia biográfica en la edición de Giovanni Botero, La ra-
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TEORÍA
prestó demasiada atención, pues tardó varios años en contestar a Botero. Véase Luigi
Firpo, "La ragion di stato di Giovanni Botero: redazione, rifacimente, fortuna", Post-
fazione. Edizione della Biblioteca del Principe e del cortigiano, Bologna, Anrnaldo
Fomi, 1990, p. 1.
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2t Javier Peña Echeverría et al., La razón de Estado en España, siglos XVI y XVII,
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Osorio en 1543, pasa por las obras de Gentillet (quien desde el pro-
testantismo también condena la obra del florentino) y el Tratado de
Ribaneyra sobre las virtudes del príncipe cristiano, hasta Baltasar Gra-
cián a quien ya citábamos antes y por el Maquiavelismo degollado del
franco español Claudio Clemente del 1628.
Vista como parte de una tradición literaria que se extiende casi un
siglo y que incluye a escritores católicos y algún hugonote como Gen-
tillet, la obra de Botero es propia de su época, un libro escrito para sus
contemporáneos y cuyo contenido refleja el conjunto de preocupaciones
que la alentaron y de manera paradójica lo que más refleja es la in-
fluencia, como lo ha identificado Skinner, de su odiado Maquiavelo. "No
hay duda -escribe el historiador inglés- de que Botero es, reco-
nociblemente, un habitante del universo moral de Maquiavelo."23
Algunas líneas sobre los grandes desafíos políticos de su época ayu-
darán a ubicar mejor la obra en el contexto que se produjo. Se debe
recordar que pocos años después del nacimiento de Botero se fundó la
iglesia anglicana. La ruptura de Enrique VIII con el papa conmovió a
toda la cristiandad y a buen seguro el escándalo fue uno de los primeros
contenidos de sus estudios en la Compañía de Jesús. Su vida estuvo
marcada por otros acontecimientos que desafiaron el poder del Vaticano.
El primero es que el protestantismo en sus diversas manifestaciones se
expandía por Europa y se aliaba con los príncipes para dar paso a los
Estados nacionales. El segundo es el ascenso político militar del imperio
otomano. La sublime puerta se convertía en un desafío colosal para
Roma al convertir al hasta entonces remoto islam en un problema polí-
tico-militar de primer orden para el papado y toda la cristiandad.
Inscrito en una corriente literaria, Botero no es un tratadista del
todo original aunque tiene 10 suyo. Sin ser ilegible su texto, tampoco
puede considerarse una joya de las letras italianas. Como muchos de sus
contemporáneos, recuperó un género que en la tradición musulmana
ya existía y se dio en llamar "Los Espejos de Príncipes". Esta variante
de la literatura política ofrecía a los futuros o presentes dirigentes, el
23 Quentin Skinner, Los fundamentos del pensamiento político moderno, vol, 1: "El
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TEORÍA
la primera obra de Botero, que es Regia sapientia. Véase lean Touchard, Historia de las
ideas políticas, Madrid, Técnos, 1983, 5a. edición, p. 265.
26 George Sabine, Historia de la Teoría Política, México, FCE, 1979. Para la 6
reimpresión.
27 Raymond Gettel, Historia de las ideas políticas, México, Editora Nacional,
1979
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ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚM. 2, OCTAVA ÉPOCA, MAYO-AGOSTO, 2004
poco amables. Hay otros autores que han estudiado con mayor dete-
nimiento el periodo y han valorado las transformación del lenguaje a la
que Botero contribuyó." Es curioso que uno de los teóricos que mayor
atención puso en Botero es Antonio Gramsci y lo hace recuperando un
texto de Federico Chabod. En por lo menos dos ocasiones en su texto
sobre el príncipe moderno compara a Maquiavelo con Botero y le da a
este último alguna relevancia al destacar las referencias económicas
(cosa que en el XVII le criticara Settala) en la obra del piamontés,
ausentes en la obra del florentino." Pero globalmente podemos decir
que Botero es un olvidado en la historia de las ideas políticas. ¿Debe-
mos aceptar sin más la lectura que hasta ahora se ha ofrecido de Bo-
tero o una relectura de su obra podría mitigar el juicio de Meinecke?
La primera edición del libro de La razón de Estado, de Giovanni
Botero, apareció en Venecia en 1589. Reconozcamos de entrada que
su tratado no es del todo original. Hay pasajes que recuerdan a otros
autores y otros son francos estereotipos, pero también es posible ais-
lar en su obra, como lo trataremos de demostrar en las siguientes
páginas, elementos y argumentos que no son despreciables para la
historia de las ideas políticas.
Si nos atenemos a su argumentación central según la cual no había
necesidad de abandonar los principios morales o religiosos para conducir
el Estado, antes al contrario, los objetivos políticos eran perfectamente
compatibles con una estrecha vinculación al mundo religioso y una ob-
servancia rigurosa de los principios del éatolicismo, podríamos concluir
que nos encontramos ante uno más de los corifeos papales. Pero una
lectura atenta de su libro nos sugiere que los argumentos de Botero no
solamente eran los de un beato recalcitrante que se dedicaba a la
difusión de propaganda. No era, diríamos hoy, un vulgar "plumífero del
aparato". Hay en la base de su línea argumentativa un razonamiento
28 Mauricio Viroli, From politics to reason 01 state. The acquisition and trans-
formation 01 the language 01 politica 1250-1600, Cambridge University Press, 1992. Ver
páginas 252 ss.
29 Antonio Gramsci, Note sul Machiavelli sulla politica e sullo Stato moderno,
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ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚM. 2, OCTAVA ÉPOCA, MAYO-AGOSTO, 2004
31 Vale la pena hacer notar que los subtítulos de los apartados siguientes no coin-
ciden necesariamente con el titulo original que Botero le dio a cada uno de ellos.
32 Botero, op. cit., p. 91.
45
TEORÍA
46
ESTUDIOS poLíTICOS, NÚM. 2, OCTAVA ÉPOCA, MAYO-AGOSTO, 2004
Hay dos clases de virtudes, una es más adecuada para despertar amor y
otra es más propicia para desarrollar la reputación. En la primera clase
ponemos aquellas virtudes que están totalmente dirigidas a beneficiar a
los demás, como es la bondad, la cortesía, la clemencia y otras que pode-
mos reducirlas todas a la justicia y a la liberalidad. En la segunda,
ponemos aquellas que traen una cierta grandeza y fuerza de ánimo e inge-
nio, aptas para las grandes empresas, como son la fortaleza, el arte militar
y la política, la constancia, el vigor del alma, o la prontitud de ingenio; y
a todas las abarcamos con los nombres de prudencia y valor."
36 lbid., p. 101.
37 Botero, op. cit., p. 102.
38ldem.
39ldem.
47
TEORÍA
a dar a su príncipe todas aquellas fuerzas que son necesarias para mante-
nerlos en armonía entre sí y defenderlos de la violencia del enemigo; de
donde, conteniéndose él dentro de estos límites no consumirá y atormenta-
rá a los súbditos con gabelas insólitas y desproporcionadas a sus posi-
bilidades; ni permitirá que los gravámenes ordinarios sean ásperamente
recaudados o aumentados por los ministros rapaces. Porque los pueblos
sobrecargados en sus fuerzas o desertan del país, o se vuelven contra el
príncipe, o se pasan al enemigo ... Le pertenece también a esta parte de la
40 lbid., p. \07.
41 Ibid., p. \ 08.
42 Ibid., p. \03.
48
ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚM. 2, OCTAVA [:POCA, MAYO-AGOSTO, 2004
43 Idem.
44 Ibid., p. 104.
4; lbid., p. 106
49
TEORÍA
46 Ibid., p. 104.
47 Ibid., p. 92.
48 ldem.
49 Ibid., p. 93.
50 Hay otras consideraciones de menor relieve en este primer libro como la cues-
tión de qué Estados son más durables ¿los continuos o los discontinuos? La respuesta es
que el poderío de un Estado engendra las riquezas que son su vez madres de los placeres,
y los placeres de todo vicio (aquí el tono es savonaroliano). Y ésta es la causa por la cual
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ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚM. 2, OCTAVA ÉPOCA, MAYO-AGOSTO, 2004
vidia y recelos en los vecinos. Además, están más sujetos a las causas in-
trínsecas de la ruina porque con la grandeza crecen las riquezas y con
éstas los vicios, el lujo, la vanidad, la concupiscencia y la avaricia Y
Aquí decididamente opta por el justo medio. "Los medianos son los más
durables, ya que por no ser muy débiles no están expuesto a la violencia,
ni por su grandeza a la envidia ajena.'?"
La prudencia y el valor
los dominios caen cuando llegan a la cumbre, porque con el aumento del poder disminu-
ye el valor y en la abundancia de la riqueza se extingue la virtud. El domino discontinuo
es más débil contra los extranjeros que el continuo." "La discontinuidad interrumpe el
curso de los desórdenes y la lejanía de las zonas coloca el tiempo de por medio, y
el tiempo favorece siempre al príncipe legítimo y a la justicia, y porque raras veces
acontece que las causas externas destruyan un dominio que antes no haya sido corrornpr-
do por las internas..." (p. 99). El ideal parece ser un Estado insular.
51 Ibid., p. 95.
52 Ibid., p. 96.
53 Ibid., p. 109.
51
TEORiA
Botero fundamenta las razones por las que un príncipe debe conocer el
alma de su pueblo.
Al príncipe, señala nuestro autor,
La historia
54 Ibid., p. 109.
55 [bid, p. 112
S6 ldem
52
ESTUDJOS pOLíTICOS, NlJM. 2, OCTAVA ÉPOCA, MAYO-AGOSTO, 2004
La religión
57 Ibid., p. 111.
58 Ibid., p. 113.
53
TEORÍA
59 Idem.
60 Ibid .. p. 124.
61 Ibid., p. 125.
62 lbid., p. 124.
54
ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚM. 2, OCTAVA ÉPOCA, MAYO-AGOSTO, 2004
No se pase por alto los pequeños desórdenes, ya que todos los males son
en sus comienzos pequeños. No se piense al tomar las resoluciones poder
esquivar los inconvenientes, porque asi como es imposible que en este
mundo se genere una cosa sin alteración de otra, asi a todo buen orden
está unido algún desorden."
64[bid.,p.121.
55
TEORÍA
65 Ibid., p. 116.
66 Ibid., p. 117.
67 Idem.
56
ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚM. 2, OCTAVA ÉPOCA, MAYO-AGOSTO, 2004
deberá participarlo a unos pocos que, además sean por naturaleza reserva-
dos, porque un secreto entre muchos no puede durar. Los consejeros, em-
bajadores, secretarios y espías suelen ser los que de ordinario comparten
secretos; deben ser personas que por naturaleza e industria sean circuns-
pectas y de mucha prudencia.t"
69 Ibid., p. 119.
70 Idem.
»tu«, p. 117.
"Ibid., p. 123.
"ldem.
57
TEORÍA
En este capítulo el autor deja de lado las virtudes con las que el príncipe
puede hacerse amar y estimar, y que son, ambas, los fundamentos de
todo gobierno de Estado y se ocupa en particular de algunos asuntos que
tiene que ver con el desempeño del gobierno. Se plantean interesantes
reflexiones sobre la manera de generar la abundancia, conservar la paz y
procurar la justicia."
La máxima romana de "pan y circo" es retomada por nuestro autor.
Los príncipes prudentes -dice Botero- han introducido algunos entre-
tenimientos populares para tener contento a su pueblo. Pero claro está,
su sensibilidad le impide recomendar gladiadores ni circo, sino entre-
tenimientos edificantes, finalmente la religión sigue siendo su preocu-
pación principal. Los eventos religiosos -explica Botero- tienen aún
más gravedad que los paganos, ya que participan de lo sacro y de lo
divino.
Entretener al pueblo es, pues, básico pero sin descuidar otras cosas.
Por ejemplo, se debe dedicar el esfuerzo del gobierno a las grandes
obras públicas civiles y militares que por su grandeza o por su utilidad
ganan la simpatía del pueblo." Pero mucho mayor entretenimiento traen
consigo las empresas militares porque no hay cosa que suspenda más los
ánimos de la gente que las guerras. Las guerras, puntualiza Botero, no
dejan a los súbditos ánimos para las revueltas pues están todos ocupados
en la empresa con la obra o con el pensamiento."
74 Ibid., p. 127.
75 Ibid., pp. 127-128.
76/bid., p. 128.
77 Ibid., p. 129.
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ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚM. 2, OCTAVA ÉPOCA, MAYO-AGOSTO, 2004
Pan, circo, obras públicas y guerras son los cuatro elementos para
tener al pueblo ocupado. Un pueblo aburrido y con demasiado tiempo
libre propende a urdir conspiraciones, práctica que literalmente aterra a
nuestro autor y es por cierto el argumento central de su siguiente ca-
pítulo.
De conspiraciones y revueltas
78 Idem.
59
TEORÍA
Los ciudadanos que poseen un caudal mediano son comúnmente los más
pacíficos y también los más dóciles y fáciles de gobernar. El gran desa-
fío para cualquier gobierno son los extremos.
Veamos primero a los sectores que ocupan la cúspide. Los po-
derosos, por la comodidad que las riquezas aportan consigo, difícil-
mente se abstienen del mal. Esta argumentación de que la riqueza lleva a
la molicie, el pecado y al mal tiene un componente más moralista que
propiamente político, sin embargo, Botero no se queda en ese plano.
Advierte sobre el desafío que el dinero puede representar para la
centralidad del Estado y su capacidad de imponer su ley y voluntad:
"En verdad, ninguna cosa es más peligrosa para las repúblicas que la
excesiva grandeza de un particular"."
Los míseros, por el contrario, por las necesidades en que se en-
cuentran, suelen, igualmente, ser muy corrompidos... Los pobres no
pueden vivir bajo las leyes porque la necesidad en la que se encuentran
no conoce ley." No teniendo nada que perder se agitan fácilmente con
ocasión de novedades y abrazan gustosos todos los medios que se les
presentan para así medrar con la ruina ajena...81
El gobernante debe asegurarse de cuidar estos peligros y lo hará de
dos modos: o los expulsa de su Estado o interesándolos en la paz de éste
e invitándolos a lo que hoy llamaríamos un juego cooperativo para
fortalecer y dar esplendor al reino."
Para garantizar la estabilidad, la recomendación de Botero es que el
príncipe se erija en el árbitro del conflicto social y que consiga ser
el representante de la totalidad. "Guárdese de mostrar más parcial de
la nobleza que del pueblo y viceversa, porque de esta manera se con-
vertirá de príncipe universal en jefe de partido.'?"
82 lbid. p, 134,
83 Ibid. p. 118.
60
ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚM. 2, OCTAVA ÉPOCA, MAYO-AGOSTO, 2004
l. Envileciendo su ánimo;
2. Debilitando sus fuerzas;
3. Quitándoles la forma de unirse." Veamos por separado sus pia-
dosas recomendaciones.
84/dem.
85 Ibid., P 135. La elocuencia Juega un papel central en su argumentación. De he-
61
TEORÍA
Es provechoso para este efecto privarles de todo aquello que acrece el brio
y la osadía, como es el esplendor de la nobleza y la prerrogativa de la san-
gre. Será también adecuado fatigar esta gente, como en el pasado el faraón
a los judíos; o destinarla a oficios viles."
Cuando ninguno de los susodichos remedios valga, antes de acudir a las ar-
mas, es bueno concederles parte o todo lo que piden, porque los dos funda-
mentos del imperio y del gobierno son el amor y la reputación. Y si bien
cediendo se pierde una parte de la reputación, se conserva el amor que
debe usarse mucho más liberalmente con los súbditos naturales que con
los adquiridos ... Las sublevaciones y las guerras civiles que no se aplacan
en sus comienzos no se sosiegan comúnmente nunca más, a no ser con la
ruina de las partes."
Una vez tratado el frente interno con amplitud, Botero se ocupa de cómo
asegurarse de no ser derribado por los enemigos externos. Para avanzar
en su argumento propone una definición básica de seguridad que tiene
87 Ibid., p. 137.
88 Ibid., p. 139.
89 Ibid., p. 143.
62
ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚM. 2, OCTAVA ÉPOCA, MAYO-AGOSTO, 2004
63
TEORÍA
98 Ibid., p. 163.
99 Ibid., pp. 166-167.
66
ESTUDIOS POLÍTICOS, NÚM. 2, OCTAVA ÉPOCA, MAYO-AGOSTO, 2004
100 Como se sabe, el tema de los ejércitos y el arte de la guerra fue tratado de ma-
nera original por su odiado Maquiavelo. Puede verse su texto el Arte de la guerra redac-
tado entre 1513 y 1520 Y también de manera resumida sus planteamientos sobre el parti-
cular en los "Discursos sobre Tito Livio", en Harvey C. Mansfield Jr., Maquiavelo y los
principios de la política moderna, México, FCE, 1983, pp. 270 Y ss.
\01 Botero, op. cit., p. 169.
\02 Ibid., p. 170.
\03 Ibid., p. 117.
67
TEORÍA
104 El tema fue tratado con un carácter sistemático pocos años después de la obra
de Botero por el jurista y diplomático holandés Hugo Grocio, considerado el padre del
Derecho de gentes (Derecho internacional) en su obra De iure belli ac pacis, que data de
1625. Es interesante ver el libro del profesor Michael Walzer: Guerrasjustas e injustas.
Un razonamiento moral con ejemplos históricos, Barcelona, Piadós, 200 l.
105 Botero, op. cit., p. ! 72.
68
ESTUDIOS pOLÍTrCOS, NÚM. 2, OCTAVA ÉPOCA, MAYO-AGOSTO, 2004
No falta hoy en día hombres no menos impíos que locos, que dan a enten-
der a los príncipes que la herejía no tiene nada que ver con la política. Y
69
TEORÍA
no hallándose ningún príncipe hereje que quiera por razón de Estado per-
mitir el culto de la religión católica en su dominio, no faltan príncipes que
hacen profesión de su fe cristiana y consienten espontáneamente la here-
jía en sus reinos ...
Para Botero la misión del príncipe cristiano está clara, la razón del
Estado cristiano definida por eso al final de su texto se pregunta:
70
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