TDAH Del Adulto 9 (Barkley RA, 2002 16.43.04 PDF
TDAH Del Adulto 9 (Barkley RA, 2002 16.43.04 PDF
TDAH Del Adulto 9 (Barkley RA, 2002 16.43.04 PDF
Enero de 2002
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El Dr. Russell A. Barkley (Professor Depts. of Psychiatry and Neurology University of Massachusetts
Medical School - 55 Lake Avenue North Worcester, MA 01655) ha coordinado el grupo de 74 científicos que
firman el presente consenso.
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Nota del Editor de TDAH Journal. La Organización Mundial de la Salud, dependiente de las Naciones
Unidas reconoce la existencia del trastorno. Ver ICD-10 Classification of Mental and Behavioural Disorder.
World Health Organization. Geneva 1992.
ADHD y Ciencia
No podremos enfatizar nunca lo suficiente, como un hecho de naturaleza científica, que la
afirmación de que el TDAH no existe, es simplemente incorrecta. Todas las asociaciones y
agencias médicas principales de la salud del gobierno reconocen al TDAH como un
desorden genuino, porque la evidencia científica que así lo indica es abrumadora.
Abordajes variados han sido utilizados para establecer si una condición alcanza los niveles
requeridos para ser considerada un trastorno médico o psiquiátrico válido. Uno de gran
utilidad, estipula que debe haber evidencia científica de que quienes sufren tal condición
padecen una deficiencia o la falta seria de un mecanismo físico o psicológico que sea
universal a los seres humanos. Es decir, sería esperable que todos los seres humanos
normalmente, sin importar cultura, desarrollaran esa capacidad mental.
Y debe haber evidencia científica igualmente indiscutible de que esta seria deficiencia
conduce a dañar al individuo. El daño puede establecerse sobre diferentes bases: la
mortalidad, la morbosidad, o la debilitación creciente en las actividades principales de la
vida, requeridas en las distintas etapas del ciclo vital. Las actividades importantes de la vida
abarcan aquellos dominios de funcionamiento tales como la educación, las relaciones
sociales, el funcionamiento familiar, la independencia y la autosuficiencia, y se espera, que
el funcionamiento ocupacional de cada nivel de desarrollo se realice de la manera esperada
al momento del ciclo vital en que se encuentra.
Como ha sido atestiguado por los científicos que firman este documento, no hay
cuestionamiento o duda entre los directores de investigación clínica en el mundo, de que el
TDAH implica una deficiencia en varios de estos dominios y que éstas plantean un
perjuicio serio a la mayoría de los individuos que padecen el trastorno. La evidencia actual
indica que el déficit en la inhibición del comportamiento y la atención sostenida es central a
este desorden --- hechos demostrados por medio de centenares de estudios científicos. Y
no hay duda que el TDAH conduce a debilitar actividades vitales importantes, incluyendo
las relaciones sociales, la educación, el funcionamiento familiar y ocupacional, la
autosuficiencia, y la adherencia a las reglas, normas, y leyes sociales. La evidencia también
indica que las personas con TDAH son más propensas a sufrir lesiones físicas y
envenenamientos accidentales. Esta es la razón por la cual ninguna organización médica,
psicológica, o científica profesional duda la existencia de TDAH como un desorden
legítimo.
Las deficiencias centrales en las personas con TDAH han sido relacionadas a través de
numerosos estudios, utilizando diversos métodos científicos, con varias regiones
específicas del cerebro (el lóbulo frontal, sus conexiones con los ganglios de la base y las
áreas centrales del cerebelo). La mayoría de los estudios neurológicos encuentran que
quienes padecen TDAH tienen menor actividad eléctrica y muestran menor reactividad a
los estímulos en una o más de las regiones mencionadas. En adición, los estudios con
técnicas de neuro-imágenes sobre grupos de pacientes con TDAH, también demuestran
áreas relativamente más pequeñas de la materia cerebral y menor actividad metabólica que
en los casos de los grupos de control usados en tales estudios.
Estas mismas deficiencias psicológicas en la inhibición y la atención se ha encontrado en
numerosos estudios de gemelos idénticos y fraternales, llevados a cabo en diversos países
(los E.E.U.U., Gran Bretaña, Noruega, Australia, etc.), que señalan que el TDAH es, sobre
todo, heredado. La contribución genética a estos hallazgos es, generalmente aceptada, como
entre las altas para cualquier desorden psiquiátrico (70-95% de variación del rasgo en la
población), acercándose, a la contribución de los genes, en el establecimiento de la altura
humana. Recientemente, se ha demostrado que un gen está, asociado, de manera confiable,
con este trastorno y tal búsqueda está siendo llevada a cabo en este momento, por más de
12 equipos científicos diferentes en todo el mundo.
Numerosos estudios de gemelos demuestran que el ambiente no produce una diferencia
significativa y separada en estos rasgos. Esto no quiere decir, que el ambiente en hogar, las
habilidades parentales para educar al niño, los estresantes eventos de la vida, que las
relaciones anormales con los pares son poco importantes o que no tienen ninguna influencia
en los individuos que padecen este desorden, como lo hacen ciertamente. Las tendencias
genéticas se expresan en la interacción con el ambiente. También, quienes padecen TDAH
tienen a menudo otros desórdenes y problemas asociados, algunos de los cuales se
relacionan claramente con sus ambientes sociales. Pero sí quiere decir, la afirmación inicial
de este párrafo, que las deficiencias psicológicas que abarca el TDAH no son ni
únicamente ni principalmente, el resultado de estos factores ambientales.
Esta es la razón por la cual los científicos internacionales líderes, tales como los abajo
firmantes, reconocen la creciente evidencia neurológica y genética a este trastorno. Esta
evidencia, en conjunción, con los incontables estudios en el perjuicio planteado por el
desorden y los centenares de estudios en la eficacia de la medicación, refuerza la necesidad
en muchos, aunque de ninguna manera todos los casos, para que el tratamiento se realice
por medio de terapias múltiples. Éstas incluyen la medicación combinada con
acomodamientos educativos, familiares y sociales. Esto en llamativo contraste con las
opiniones enteramente poco científicas de algunos críticos sociales en notas periodísticas de
que el TDAH constituye un fraude, que la mediación para las personas afectadas es
cuestionable y reprehensible; y que cualquier problema del comportamiento asociado a
TDAH es simplemente el resultado de problemas en el hogar, visión excesiva de la TV o el
jugar de los video juegos, dietas, carencia del amor y/o atención, o a la intolerancia de los
docentes o la escuela.
El TDAH no es un desorden benigno y a quienes lo padecen, puede causarles problemas
devastadores. Los estudios de seguimiento de muestras clínicas sugieren que por lejos
tienen más probabilidad de quedar fuera del sistema educativo (32-40%), que rara vez
terminan la universidad (5-10%), que tienden a tener pocos o ningunos amigos (50-70%),
que obtiene trabajos de naturaleza inferior (70-80%), que presentan mayores posibilidades
de involucrarse en actividades antisociales (40-50%), y mayor tendencia a utilizar tabaco o
drogas ilícitas que la población normal. Más aún, los niños que han crecido con TDAH
tienen más probabilidad de experiencias embarazos en la adolescencia (40%) y de padecer
enfermedades de transmisión sexual (16%), de manejar a velocidad excesiva y tener
múltiples accidentes de auto, padecer depresión (20-30%) y trastornos de personalidad (18-
25%) como adultos, y otras miles de maneras de manejar de forma inapropiada sus vidas,
poniéndolas en riesgo.
A pesar de estas serias consecuencias, estudios indican que menos de la mitad de aquellos
que padecen el trastorno están recibiendo tratamiento. Los medios de comunicación
pueden ayudar de manera substancial a mejorar estas circunstancias. Esto pueden hacerlo
retratando al TDAH y a los hechos científicos sobre él, de la manera más exacta y
responsable que sea posible, y no dando lugar propagandístico a algunos críticos y doctores
marginales en las ciencias sociales, cuya agenda política le haría creer a usted y al publico
que no estamos frente a un trastorno verdadero. Publicar historias sobre que el TDAH es un
desorden ficticio o simplemente un conflicto entre los Huckleberry Finnes y sus cuidadores
es equivalente a declarar que la tierra es plana, que la ley de gravedad es discutible y que la
tabla periódica de elementos es un fraude. El TDAH debe ser presentado en los medios de
manera tan realista y exacta como se hace en la ciencia --como un desorden válido que
tiene variados y substanciales impactos en aquellos que lo padecen y que no se debe a
errores o fallas propias, de sus padres o profesores.
Sinceramente.
Russell A. Barkley, Ph.D. Professor Depts. Of Psychiatry and Neurology University of Massachusetts Medical School
Harold S. Koplewicz,M.D.
Arnold and Debbie Simon Professor of Child and Adolescent Psychiatry and Director of the NYU Child Study Center
Eric Taylor
Professor of Psychiatry
Institute of Psychiatry
London, England
Rob McGee,PhD
Associate Professor, Department of Preventive & Social Medicine, University of Otago Medical School, New Zealand.