Totalitarisme 20
Totalitarisme 20
Totalitarisme 20
Rousset fue el primero en hablar de un sistema ubuesco, por el ‘rey Ubu’, del teatro
del absurdo de Alfred Jarry, que gobernaba de forma irracional pero se hacía
respetar mediante el uso del frío, el hambre y el vacío (véase la cita que abre el
libro). Fruto también de un ‘parto bufonesco’ (expresión que con la Rousset
describe a uno de los presos), el campo no tiene ningún objetivo racional, ni
pretende tan siquiera tenerlo. Buchenwald es una burocracia total y absoluta pero
encerrada en sí misma, sin producir nada — excepto control y muerte. Donde todo
«tiene sus leyes y sus razones de ser» (y sería mortal no conocerlas), pero son
leyes absurdas pensadas para la muerte.
Otro elemento básico del universo de los campos es que «no existe el descanso
para el concentracionario y mucho menos el olvido» (p.43). En este sentido,
Rousset puede citarse como un antecedente de las tesis biopolíticas al sostener por
primera vez que de lo que se trata en los campos es de «entregar el cuerpo» (cap.
IX), porque la mente ha sido sistemáticamente destruida mediante el uso del
absurdo: «precisamente era ese agobio mental, multiplicado por lo demás, por las
intimidaciones y violencias de los criminales, lo que constituía la más peligrosa
calamidad de los campos» (p.52). El obligado silencio constituye, además, el medio
psicológico que permite dar impunidad al poder ubuesco.
La «metafísica del castigo» en los campos hace necesarios conjugar por lo menos
tres elementos: (1.) la existencia de ‘presos de confianza’ («una aristocracia entre
los detenidos, disfrutando de poderes y privilegios, ejerciendo la autoridad, hace
imposible la formación de una oposición homogénea», p.63), (2.) una
burocratización absoluta y (3.) un silencio inevitablemente cómplice en cuanto que
resulta imprescindible para la supervivencia. El tema del silencio y de la soledad
será también analizado con más profundidad por Arendt en el último capítulo de
LOS ORÍGENES DEL TOTALITARISMO, en cuya bibliografía se cita otro libro de
Rousset, LOS DÍAS DE NUESTRA MUERTE (1947).