Principios de La Potestad Sancionadora en Materia Tributaria
Principios de La Potestad Sancionadora en Materia Tributaria
Principios de La Potestad Sancionadora en Materia Tributaria
TRIBUTARIA
1. IDEAS PRELIMINARES
Modernamente, se concibe que el Estado debe regular con mayor y especial atención las
violaciones a las normas tributarias. En nuestro medio, esa tesis no ha sido ajena a
nuestra realidad toda vez que observamos una mayor regulación estatal sobre estos
temas.
La regulación de las conductas infractoras a la ley tributaria y las sanciones tributarias a
imponerse corresponde, en nuestra opinión, al derecho penal tributario – aún cuando en
la doctrina exista un arduo debate al respecto – que centra el estudio de estas conductas
desde dos perspectivas, una delictual y otra, no delictual, contravencional.
Así, en nuestro medio, por un lado, tenemos a los delitos tributarios que se encuentran
regulados por el decreto legislativo Nº 813 – Ley Penal Tributaria referidas
principalmente a las figuras delictivas vinculadas al delito de defraudación tributaria y
al delito contable. Y, por otro lado, las infracciones tributarias de carácter
administrativo reguladas en el Libro IV del Texto Único Ordenado del Código
Tributario aprobado por Decreto Supremo Nº 135-99-EF.
Estos ilícitos (delictual o contravencional) “se incluyen dentro de un derecho penal
tributario de más amplia acepción, que es básicamente penal pero que tiene de tributario
el hecho de que los ilícitos están referidos a tributos”.
El ilícito tributario, se concibe, como aquella acción u omisión que importa la violación
de normas tributarias, es decir, el incumplimiento de una obligación tributaria sustancial
y/o formal previsto en la ley. Son conductas reprochables que contravienen el
ordenamiento jurídico tributario.
En tal sentido, diremos que “los ilícitos tributarios pueden ser previstos en leyes fiscales
(ilícitos puramente tributarios), pero también pueden constituir simultáneamente ilícitos
tributarios y penales, y finalmente pueden configurar infracciones exclusivamente
penales”.
Las diferencias más saltantes entre ambos ilícitos la encontramos en los siguientes
aspectos: el delito de defraudación tributaria se determina objetiva y subjetivamente
(por que interesa el dolo), mientras que la infracción tributaria se determina sólo de
modo objetivo. Por otro lado, las sanciones impuestas por la comisión del delito
tributario son de carácter penal (penas y consecuencias accesorias) mientras que las
sanciones tributarias son de naturaleza estrictamente de administrativo. Asimismo, las
sanciones penales las impone el juez penal, en cambio las sanciones tributarias son
impuestas por el órgano administrador del tributo. De igual modo, la infracciones
tributarias se encuentran reguladas en el Código Tributario u otras leyes tributarias,
mientras que los delitos tributarios en una ley penal especial.
3. SANCIÓN TRIBUTARIA
En el Código Tributario se han previsto las sanciones tributarias que han de aplicarse a
los infractores de las normas tributarias, cuando establece que la Administración
Tributaria aplicará, por la comisión de infracciones, las sanciones consistentes en:
multa, comiso, internamiento temporal de vehículos, cierre temporal de establecimiento
u oficina de profesionales independientes y suspensión temporal de licencias, permisos,
concesiones, o autorizaciones vigentes otorgadas por entidades del Estado para el
desempeño de actividades o servicios públicos.
a) Multas
Las multas son aquellas penas pecuniarias aplicadas en contra de los deudores
tributarios por la comisión de una infracción tributaria (por ejemplo, cuando no se
presenta la declaración tributaria dentro de los plazos establecidos o existan cuando en
ésta se adviertan datos o cifras falsas que influyan en la determinación de la deuda
tributaria) y que implica el desembolso de una suma de dinero.
De acuerdo al artículo 180º del Código Tributario las multas se pueden determinar en
función de la Unidad Impositiva Tributaria, el total de ventas netas y/o ingresos por
servicios en un ejercicio gravable, los ingresos brutos mensuales del Nuevo Régimen
Único Simplificado (RUS), el tributo omitido, no retenido o no percibido, no pagado, el
monto aumentado indebidamente y otros conceptos que se tomen como referencia, y el
monto no entregado.
c) Comiso de bienes
El comiso de bienes es aquella sanción por el cual se despoja de los bienes muebles al
infractor poseedor o propietario de los mismos por haber cometido la infracción de
remitir los bienes sin el comprobante de pago, guía de remisión y/u otro documento
previsto por las normas para sustentar la remisión o remitir bienes con documentos que
no reúnan los requisitos y características para ser considerados como comprobantes de
pago, guías de remisión y/u otro documento que carezca de validez, entre otros
supuestos.
El internamiento temporal de vehículos es aquella sanción que implica que estos sean
ingresados a los depósitos o establecimientos que designe la SUNAT por el plazo de
ley. Hay, en este tipo de sanción, por cierto una desposesión temporal de la unidad
vehicular que impide que el propietario del mismo realice con éste, de modo regular, sus
actividades económicas.
En estos supuestos la sanción se aplica con un mínimo de uno y un máximo de diez días
calendario, y su ejecución esta a cargo de la entidad pública que otorgó la licencia,
permiso, concesión o autorización, claro esta, previa comunicación o requerimiento de
la Administración Tributaria.
4.1. Premisa
De modo general, los órganos administradores del tributo están investidos de ciertas
potestades o facultades que se derivan de su competencia para administrar los tributos
que la ley les asigne.
Si la ley le otorga a la Administración Tributaria funciones de recaudación de los
tributos, resulta obvio y hasta necesario asignarle otras facultades para lograr ese
cometido, que no sólo tengan que ver con la posibilidad de inspeccionar, controlar o
investigar el correcto cumplimiento de las obligaciones tributarias sino, también, la
facultad de sancionar por el incumplimiento de las mismas.
En esa medida del artículo 166º del Código Tributario concordante con el artículo 82º
del mismo cuerpo legal se puede colegir que la Administración Tributaria tiene la
facultad de determinar y sancionar administrativamente las infracciones tributarias.
Esta facultad de sanción que posee la Administración Tributaria puede ser ejercida de
modo discrecional, a tenor del propio artículo 166º del Código Tributario.
¿Pero que significa actuar discrecionalmente? De acuerdo a la Norma IV del Titulo
Preliminar del Código Tributario se ha establecido que “en los casos en que la
Administración Tributaria se encuentra facultada para actuar discrecionalmente optará
por la decisión administrativa que considere más conveniente para el interés público,
dentro del marco que establece la ley”.
Esto es, que se otorga a la Administración Tributaria un margen o grado de actuación
administrativa libre, justificada por el interés público, no arbitraria, y dentro del marco
legal que establece el régimen tributario sancionador.
Si partimos del hecho de que corresponde a la Administración Tributaria aplicar
obligatoriamente las disposiciones sancionadoras cuando se produzcan los hechos que
infrinjan las normas tributarias, que es el marco legal de su actuación, por la facultad
discrecional de que goza esta entidad es posible que ésta, si considera que es
conveniente para el interés público, cuando este frente a hechos que constituyan
infracciones realice más bien una labor preventiva, educativa, antes que sancionadora; o
en otras situaciones, de considerarlo, no aplique las sanciones tributarias a pesar de
encontrarse frente a una infracción.
Este principio refiere que las tanto las infracciones como las sanciones tributarias deben
estar previamente definidas o establecidas en la ley o norma de rango similar. No es
posible admitir en el ordenamiento jurídico tributario que la misma conste en un
reglamento o norma similar a éste (por ejemplo, un Decreto Supremo) o de menor
jerarquía ( por ejemplo, las resoluciones de la Administración Tributaria). Ya, el inciso
d) de la Norma IV del Titulo Preliminar del Código Tributario ha establecido
expresamente que tanto las infracciones como las sanciones deben establecerse sólo por
ley o por decreto legislativo en caso de delegación, concordante con el artículo 164º del
mismo cuerpo legal que precisa que son infracciones tributarias las previstas en el titulo
I del Libro IV o en otras leyes o decretos legislativos.
Al respecto, el Tribunal Constitucional se había pronunciado en la sentencia del 16 de
abril del 2003 recaída en el expediente Nº 2050-2002-AA/TC que “el principio de
legalidad en materia sancionatoria impide que se pueda atribuir la comisión de una falta
si ésta no está previamente determinada en la ley, y también prohíbe que se pueda
aplicar una sanción si ésta no está también determinada por la ley”. Asimismo, para que
opere la misma exigió la concurrencia de los siguientes presupuestos: “la existencia de
una ley (lex scripta), que la ley sea anterior al hecho sancionado (lex previa), y que la
ley describa un supuesto de hecho estrictamente determinado (lex certa)”.
En esa línea, en nuestro medio tanto las infracciones como las sanciones tributarias se
encuentran establecidas en las Tablas de Infracciones y Sanciones que forman parte del
Código Tributario, sustituidas por el artículo 51° del Decreto Legislativo N° 981,
publicado el 15 de marzo de 2007, y vigente a partir del 1 de abril de 2007.
No basta que en mundo real se haya producido una acción o una omisión que implique
la violación de una norma tributaria, la misma que se puede verificar objetivamente: por
ejemplo cuando no se presenta la declaración tributaria determinativa dentro de los
plazos establecidos; sino que es necesario que ese hecho sea atribuible al infractor. Esto
es, que por causas imputables a éste se deba la comisión de la infracción punible.
Para ello resulta importante determinar la responsabilidad del deudor tributario o del
tercero infractor. Como bien dice, el penalista HURTADO POZO , “la culpabilidad
supone la constatación del carácter antijurídico de la acción y su atribución al autor”.
Si el sistema normativo tributario impone determinadas obligaciones que deben ser
cumplidas por los deudores tributarios y/o terceros cuando corresponda, su
incumplimiento, por acción u omisión de estos, será sancionada, al haberse determinado
la responsabilidad administrativa.
Sin embargo, hay que dejar claramente establecido que lo que interesa para este
principio que comentamos, en términos administrativos, es la responsabilidad por las
acciones u omisiones que realiza el infractor. Aquí no interesa analizar el aspecto
subjetivo de su actuación, es decir, si actuó con dolo o negligencia (culpa), que más
interesan ser evaluados por el juez penal cuando se someta a su conocimiento las causas
vinculadas con los delitos de defraudación tributaria.
En esa misma línea se circunscribe la regulación normativa en nuestro país cuando el
artículo 165º del Código Tributario prescribe que la infracción de carácter tributario será
determinada objetivamente.
A diferencia de nuestro Código Tributario, en la legislación comparada si encontramos
consagrado el principio de responsabilidad, en especial, en la Ley General Tributaria de
España - Ley 58/2003, del 17 de diciembre 2003, en cuyo artículo 179º que lleva como
titulo: principio de responsabilidad en materia de infracciones tributarias, numeral 1),
establece lo siguiente:
“Las personas físicas o jurídicas y las entidades mencionadas en el apartado 4 del
artículo 35 de esta ley podrán ser sancionadas por hechos constitutivos de infracción
tributaria cuando resulten responsables de los mismos”.
Sin embargo, no menos cierto es que, en la jurisprudencia administrativa peruana, si
encontramos algunas referencias al respecto. Tal es el caso de la RTF Nº 1363-A-2005
del 04 de marzo del 2005, en la que el Tribunal Fiscal estableció que “ … se puede
afirmar que la Administración Aduanera, en el presente caso no ha observado el
principio de culpabilidad, elemento básico del derecho administrativo sancionador al
momento de aplicar la multa prevista en el artículo 36º de la Ley Nº 28008, toda vez
que no se ha acreditado que el estudiante universitario [...] haya cometido el ilícito
administrativo aduanero materia de autos, en consecuencia carece de responsabilidad
directa sobre la infracción administrativa”.
Es posible que cuando estemos frente a ciertas conductas que constituyan infracciones,
la ley permita la rebaja de sanciones considerando diversos criterios atendiendo al tipo
de infracción cometida.
Entre los criterios más comunes que se presentan están: el de frecuencia de las
infracciones (número de oportunidades en que el infractor incurre en una misma
infracción) relacionadas por ejemplo con la infracción de no emitir y/o no otorgar
comprobantes de pago; o el criterio de subsanación ya sea voluntaria o inducida
(regularización de la obligación incumplida en la forma y momento previsto)
vinculadas, entre otras, con la infracción de no presentar las declaraciones que
contengan la determinación de la deuda tributaria dentro de los plazos establecidos.
El fundamento legal para aplicar gradualmente las sanciones o rebajar estas se
encuentran establecidas en los artículos 166º y 179º del Código tributario,
respectivamente, para cuya procedencia es necesario verificar los criterios que
comentamos.
Si bien, en las Tablas de Infracciones y Sanciones del Código Tributario se regulan las
sanciones aplicables a las infracciones tributarias, particularmente, las de carácter
patrimonial (multas), ante determinadas circunstancias de incumplimiento tributario la
“pena” a imponerse podría ser mayor de la normalmente establecida.
Esto sucede por ejemplo en dos supuestos más comunes: cuando se presenten más de
una declaración rectificatoria (artículo 176º, numeral 5) o se impida ejecutar la sanción
de cierre del establecimiento u oficina de profesional independiente (artículo 174º,
numeral 1). En el primer supuesto ocurre cuando el deudor tributario pretende modificar
su propia declaración tributaria relativa al mismo tributo y periodo tributario en más de
una oportunidad (la primera rectificatoria no es sancionable), esto es, más de una
rectificatoria, en cuyo caso la nota 15 de la Tabla I del Código Tributario precisa que la
sanción se incrementará en un 10% de la Unidad Impositiva Tributaria (UIT) cada vez
que se presente una nueva rectificatoria; 7% de la UIT para la tabla II (nota 15) y 5%
para la Tabla III (nota 11).
Con relación al segundo caso, por ejemplo, si corresponde aplicar la sanción de cierre
de establecimiento u oficina de profesionales independientes por un determinado
número de días por la infracción de no emitir y/o no otorgar comprobantes de pago, ésta
no se ejecuta por causas imputables al deudor tributario, se prevé una sanción pecuniaria
por encima de la que le hubiera correspondido por la comisión de la infracción en su
primera vez, es decir, 2 UIT para la Tabla I (nota 3), 1 UIT para la Tabla II (nota 3) y ½
UIT para la Tabla III (nota 2), frente a 1 UIT para la Tabla I, ½ UIT para la Tabla II y ½
UIT para la Tabla III establecidas para la infracción por vez primera.
Por este principio se exige que la aplicación de sanciones tributarias guarde relación con
el hecho que constituye infracción punible, atendiendo a la menor o mayor gravedad de
la infracción cometida, de tal suerte que se encuentre plenamente justificada la
imposición de la misma, evitando un exceso en la punición, que sea razonable y
totalmente desprovisto de arbitrariedad.
Este principio se refleja en la legislación tributaria actual hasta en tres situaciones. Por
un lado, se advierte que las sanciones tributarias se han estructurado sobre la base de la
capacidad contributiva de los deudores tributarios, y para ello basta con analizar las
Tablas de Infracciones y Sanciones del Código Tributario que a continuación citamos:
• TABLA I: Personas y entidades generadores de renta de tercera categoría.
• TABLA II: Personas naturales, que perciban renta de cuarta categoría, personas
acogidas al régimen especial de renta y otras personas y entidades no incluidas en las
tablas i y iii, en lo que sea aplicable.
• TABLA III: Personas y entidades que se encuentran en el nuevo régimen único
simplificado.
En las cuales se encontrará por ejemplo que las multas difieren de una tabla a otra, es
decir el quantum del mismo es menor en una frente a otra.
Por otro lado, este marco regulatorio sancionador ha considerado, también, para la
aplicación de sanciones de algunas infracciones tributarias el monto de los ingresos que
percibe el deudor tributario en un ejercicio determinado.
Y, finalmente, es del caso anotar que dado que el artículo 166° del Código Tributario
facultó a la Administración Tributaria a aplicar gradualmente las sanciones, fijar
parámetros o criterios objetivos que correspondan asimismo como determinar tramos
menores al monto de la sanción establecida en las normas respectivas, es que se dicta la
Resolución de Superintendencia Nº 063-2007/SUNAT del 31 de marzo del 2007 que
aprueba el reglamento del régimen de gradualidad aplicable a infracciones del código
tributario que conjuntamente con lo dispuesto por el artículo 179º contienen las rebajas
de las sanciones tributarias.
Este principio responde al supuesto por el cual cuando un mismo hecho de lugar a más
de una infracción corresponderá aplicar la sanción más grave.
6. A MODO DE CONCLUSIÓN.-
Si bien las leyes tributarias imponen a los deudores tributarios y/o terceros obligaciones
tributarias, su incumplimiento no puede traer como consecuencia la imposición de
sanciones tributarias arbitrarias, irrazonables y desproporcionadas.
Para garantizar una adecuada actuación de la Administración Tributaria en la
determinación y aplicación de las sanciones tributarias, el Código Tributario actual
regula los principios de la potestad sancionadora en materia tributaria, los mismos que
constituyen verdaderas garantías y límites a una actuación no arreglada a ley.
Estos principios pueden ser invocados por el deudor tributario o tercero en la estación o
etapa respectiva ante el órgano administrador del tributo o en la instancia jurisdiccional
común o constitucional correspondiente, si fuera el caso.