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El trabajo de redacción y aprobación del Código Civil llevó 3 años y medio hasta su
aprobación en Marzo de 1804. Se hicieron cerca de 107 sesiones en la Comisión de
Legislación del Concejo de Estado, de la cual Cambacérès era el presidente, entre las cuales
a cerca de 30 asistió Bonaparte en persona. El estaba especialmente interesado en las leyes
de matrimonio, divorcio y adopción de menores, por motivos personales. Los 4 redactores
presentaron cada proyecto al Tribunal de Casación, o posteriormente de Apelación, donde
eran discutidos y presentados al Cuerpo Legislativo, donde se votaba su aprobación.
-UNIDAD DEL DERECHO: El mismo derecho se debe aplicar a todos los habitantes del
mismo territorio o nación.
VALIDACION DE LAS LEYES: Las leyes no podrán aplicarse hasta tanto sean
promulgadas, publicadas y conocidas.
CARACTER ESCRITO DE LA LEY: Que la ley sea escrita y expresada en la forma más
clara posible, a los efectos de que cualquier ciudadano pueda entenderla.
Las reglamentaciones del Código Civil de Francia son una recopilación del antiguo
Derecho de Costumbres, sobre todo del de París, el Derecho Escrito del Sur de Francia, y
las nuevas leyes de la Revolución.
Los juristas franceses del Consulado tomaron el mismo esquema: "Libros", divididos en
"Títulos" y éstos a su vez en "Capítulos". Dividieron el Código en un Título Preliminar y 4
Libros (el cuarto, de los procedimientos, fue suprimido y suplantado por otro código
específico). Tres Libros quedaron vigentes:
TITULO PRELIMINAR: Establece la forma en que las leyes serán promulgadas: no serán
nunca efectivas antes de su publicación. No habrá leyes ocultas. Establece el principio de
no-retroactividad de las leyes: tendrán efecto hacia el futuro, no sobre sucesos anteriores a
ellas. Impulsa a los jueces a interpretar las leyes, prohibiendo que rechacen juzgar por
insuficiencia de la ley.
Consta de 11 Títulos: 1) Del gozo y la privación de los derechos civiles- 2) De los actos del
estado civil - 3) Del domicilio - 4) De los ausentes - 5) Del matrimonio - 6) Del divorcio - 7)
De la paternidad y la filiación - 8) De la adopción y de la tutela oficiosa - 9) Del poder
paternal - 10) De la minoridad, la tutela y la emancipación - 11) De la mayoría de edad, de
la interdicción y del consejo judicial.
El Código Napoleónico
8 de Junio de 2008 Publicado por Hilda
El Código Civil de los franceses, fue promulgado por el entonces Cónsul Napoleón Bonaparte, próximo
emperador francés, el 21 de marzo de 1804, y aprobado legalmente, tres días después.
Ya había habido una intención del proceso revolucionario, la de elaborar un Código Civil durante el
mandato de la Convención Nacional, a cargo del jurista Cambàcéres, que no prosperó pero fue tomado
muy en cuenta para la elaboración del Código de 1804.
La redacción de este último, estuvo a cargo de una comisión, que tenía el mandato de aunar en un
cuerpo legal la tradición jurídica nacional, basándose en el Corpus Iuris Civilis, heredado del
antiguo Derecho Romano, que había resurgido tras la caída de Imperio Romano de Oriente, con la obra
de los glosadores, que sentaron sobre su base y las realidades históricas y jurídicas de su tiempo, los
cimientos para la elaboración de un Derecho Común en Occidente. El estudio del Derecho Romano llegó
a Holanda, en el siglo XVII, a través de la Escuela de Derecho Natural fundada por Hugo Grocio, quien
falleció en 1645, y fue quien elaboró esta teoría del derecho común a los pueblos, basado en el Derecho
de Gentes de los romanos, que tuvo influencia también en Francia. Otra fuente fue el Derecho franco-
germánico y el Derecho Canónico.
La idea se basaba en lograr las mismas leyes civiles para todas las provincias francesas, ya que las del
norte de París, seguían las costumbres germánicas, y en las del sur predominaba el Derecho Romano,
desterrando para siempre los privilegios feudales, e imponiendo las libertades individuales, las de
conciencia y las de trabajo, en un estado laico.
El desorden legislativo no podía concebirse en una época predominantemente enciclopedista, donde las
leyes eran producto de la razón humana y debían estar sometidas, por lo tanto, a un orden racional. Fue
un Código de ideología liberal, laico e individualista.
Poseía un Título Preliminar donde hacía referencia a la publicación, a los efectos y a la aplicación
general de las leyes.
El Libro Segundo, trataba sobre los bienes, las cosas y su clasificación, la propiedad y las servidumbres.
El Libro Tercero se refería a los modos de adquirir la propiedad, comprendiendo las sucesiones, las
donaciones, los testamentos, las obligaciones, los contratos, el contrato matrimonial (lo consideraba un
contrato consensual, mostrando la fuerte concepción laica del instituto) los privilegios, las hipotecas y la
prescripción. Como vemos la propiedad ocupó un lugar destacado ,en una sociedad donde el poder de la
burguesía exigía el reconocimiento legal de sus cuantiosos bienes.
Durante su prisión en Santa Elena, el mismo Napoleón, reivindicó al Código Civil como su obra más
suprema y perdurable, ya que según sus propios dichos, todas sus victorias en el campo de batalla , se
verían eclipsadas, por su derrota en Waterloo.
A partir de su sanción, provocó una gran repercusión, y el movimiento codificador se impuso tanto en
Europa como en América. Así influyó en Bélgica, Luxemburgo, Renania, El Palatinado, Darmstad,
Hesse, Saboya, Ginebra, Piamonte, Piacenza, Parma, y Holanda. También en los códigos de Sicilia de
1819, de los Estados Sardos de 1837, del estado de Louisiana en 1824, en Haití y Bolivia, en 1843, en
Italia en el año 1865, y en España en 1888. El Código Civil chileno en América Latina, a través de su
autor, Andrés Bello, recogió una enorme influencia del Código Civil Francés. En Argentina penetró a
través de sus comentaristas, especialmente de Aubry y Rau.
RESUMEN
INTRODUCCIÓN
Como lo escribe Chamfort, "Hay dos cosas a las que hay que habituarse, bajo pena de
encontrar la vida insoportable: son las injurias del tiempo y las injusticias de los
hombres".
El Código civil ha conocido las injusticias de los hombres, siendo víctima de una
incuestionable crisis política (A) y, aún más, de las injurias del tiempo, bajo la forma
de una crisis técnica (B).
Por ejemplo, entre los primeros, Montlosier criticó el Código por ser excesivamente
revolucionario, mientras que otros le reprocharon que socavaba la familia tradicional.
Balzac, el famoso escritor francés de ideas próximas a esta corriente, no dudó en
tomar el relevo de esas críticas en La Comedia humana. Así, en El cura del pueblo
critica los principios individualistas que minan la familia o la igualdad sucesoria entre
los hijos que lleva a la parcelación de las propiedades.
Este éxito de aclimatación política, a pesar de los ataques de los dos extremos de la
vida política nacional, se debió a las grandes cualidades del Código civil, tanto en
cuanto al fondo como a la forma. En cuanto al fondo, las ideas del Código civil,
liberalismo y conservadurismo, corresponden a la mentalidad dominante de la época y
están en perfecta armonía con la nueva sociedad surgida de la Revolución. En cuanto a
la forma, el Código civil es claro, preciso y suscita pocas controversias para su
interpretación. La bella lengua el Código civil ha impulsado a Stendhal a decir: "Al
componer la Cartuja (La Cartuja de Parma, su obra mayor), para ponerme a tono, leía
de vez en cuando algunas páginas del Código civil".7
Esas inmensas cualidades del Código civil explican, por otro lado, su resplandor en el
extranjero ya desde los primeros años que siguieron a su adopción. Impuesto por la
fuerza de las armas en el equipaje del ejército imperial, el Código civil se impone
rápidamente por la fuerza de la razón en numerosos países de los cuatro continentes.
Este éxito del Código civil encuentra su traducción a nivel de la doctrina en el triunfo
de la llamada Escuela de la Exégesis. Para estos autores, el Código civil debe ser
venerado como lo son los textos sagrados por los teólogos. El Código civil contiene el
conjunto de reglas del Derecho civil. Cualquier dificultad debe poder ser subsanada
ateniéndose a la letra de la ley. "Toda la ley, pero nada más que la ley, tal ha sido la
divisa de los profesores del Código de Napoleón",8 dice Bugnet, uno de los autores
afiliados a esta escuela. La ilustración sin duda más relevante de este culto dedicado al
Código civil se encuentra tal vez en el esquema de las obras de los autores de la
Exégesis, que sigue escrupulosamente la numeración del Código civil, artículo por
artículo.Si la crisis política que amenazaba al Código civil ha sido, pues, rápidamente
superada, no ha pasado lo mismo con la crisis técnica que lo ha amenazado en mayor
grado.
En primer lugar, el Código civil, concebido para una Francia rural, dedicaba dos
artículos al contrato de trabajo, mientras que treinta y uno regulaban el arriendo de
ganado, esto es, el alquiler de animales para las laborales agrícolas. Esta laguna se
manifiesta sobre todo en el momento del auge del capitalismo industrial a finales del
siglo XIX.Por otro lado, las relaciones familiares organizadas por el Código civil
consagraban la potestad absoluta del pater familias sobre su mujer y sus hijos, siendo
inspirado por el esquema de la familia romana. La evolución de las costumbres y, en
especial, la emancipación de la mujer, no podía encajar con una dominación no
compartida.
Los poderes públicos iban a intentar remediar esas lagunas. Un derecho laboral
aparece rápidamente, siendo sus primeros esbozos de finales del Segundo imperio,
aunque el auge del derecho laboral puede situarse bajo la Tercera República. En el
área de las relaciones familiares, el rigor de la patria potestad ha sido morigerado
desde finales del siglo XiX y la mujer casada ha sido parcialmente liberada de la
autoridad de su marido.
Pero esas reacciones legislativas no soslayan la crisis del Código civil. En efecto, son
reacciones puntuales y se desarrollan en su mayor parte al margen de la estructura
misma del Código civil. Este desarrollo de leyes fuera del Código civil, amenazando así
con convertirse en un monumento de derecho muerto, se denomina "descodificación",
un término ciertamente evocador.9Paralelamente, esta decadencia del Código civil ha
sido propicia para la construcción de soluciones elaboradas por los tribunales. Esos
tribunales se arrogan un poder jurídico abandonado, en cierto modo, por un código
anticuado. Así, desde 1880 hasta 1945, una serie de grandes decisiones de la Corte de
casación han marcado profundamente el derecho civil francés.
La renovación del Código civil se ha manifestado tanto en el plano técnico (A) como en
el plano político (B).
Con la Liberación de 1945, la refundación del Código civil apareció como algo
indispensable, pero los trabajos emprendidos para tal efecto no llegaron a buen
término, escasamente apoyados por el poder público, agobiado por querellas políticas.
Así fueron reformados, por ejemplo, el estatuto de los menores incapaces (ley del 3 de
enero de 1968), los regímenes matrimoniales (leyes del 13 de julio de 1965 y del 23
de diciembre de 1985), la adopción (ley del 11 de julio de 1966), la patria potestad
(ley del 4 de junio de 1970), la filiación (ley del 3 de enero de 1972), el divorcio (ley
de 11 de julio de 1975)...
Por último, estas reformas atribuyen un poder moderador al juez a través de las
nociones-marco. Por ejemplo, en caso de divorcio, es el "interés de los hijos" el que
condiciona las consecuencias del divorcio para ellos, en especial el hecho de residir con
uno u otro de los padres. Gracias al carácter general de la formulación, ese "interés de
los hijos" podrá ser valorado en cada caso específico por los tribunales.
Este nuevo estilo legislativo que ha contribuido tan notablemente a la renovación del
Código civil ha inspirado —para mejor o para peor— las "reformas de reformas"
emprendidas en el derecho de familia desde los años noventa. Ha inspirado también la
reciente reforma del derecho de las garantías por la ordenanza de 23 de marzo de
2006.
Esta renovación técnica de las disposiciones del Código civil ha favorecido, en efecto,
su renovación política. Desde principios del siglo veinte, la celebración del centenario
permitió cristalizar una unanimidad latente en favor del Código civil. Dicha unanimidad
fue más espontánea en la medida que coincidió con la aparición del Código prusiano, el
BGB, sobre un fondo de rivalidad jurídica y política entre Francia y Prusia.
Los franceses se reagruparon tras su Código, enarbolándolo como una bandera frente
al enemigo prusiano que acaba de adoptar el suyo. También la pátina de los años
confirió a los artículos del Código civil el aura que incumbe a los antiguos. El Código
civil tendió poco a poco a identificarse con el conjunto de nuestro derecho y, más
generalmente, con los valores fundamentales que unen a la sociedad francesa. Así, un
importante trabajo realizado hace algunos años bajo la dirección del sociólogo Pierre
Nora ha consagrado al Código civil como "enclave de memoria" de Francia,16 en igual
medida, por ejemplo, que el Castillo de Versalles, la bandera tricolor o la Marsellesa.
Esta dimensión simbólica del Código civil puede ser apreciada muy fácilmente a través
de un ejemplo concreto. Cuando el Parlamento debatió en 1999 sobre la eventualidad
de reconocer el concubinato homosexual, esta cuestión hubiera podido ser fácilmente
solucionada con disposiciones específicas, que hubieren reconocido ventajas sociales al
concubino homosexual o que le hubiesen permitido disfrutar del arrendamiento de su
concubino difunto. Pero los grupos de presión no querían contentarse con estas
ventajas, querían, a través del PACS, Pacto civil de solidaridad, una consagración de la
pareja homosexual en el Código civil mismo, que les pusiera en pie de igualdad con las
parejas casadas.
En plena renovación técnica y política, el Código civil se encuentra hoy, pues, dos
veces centenario y con buena salud. Las amenazas que se ciernen sobre el Código civil
no provienen, por lo tanto, de él mismo sino más bien del exterior, de los proyectos de
Código civil europeo, que podrían acarrear su desaparición.