Carniato. La Pareja Pedagógica.
Carniato. La Pareja Pedagógica.
Carniato. La Pareja Pedagógica.
Resumen
Con el presente trabajo se busca valorar el potencial formativo de las parejas pedagógicas
recuperando la experiencia que se lleva adelante, desde hace algunos años, en el espacio taller
Praxis IV: La Práctica Docente del Profesorado en Ciencias de la Educación, perteneciente a la
Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de San Luis. La tarea docente no se
realiza en soledad, y es a partir de la mirada del otro y de su estar ahí, que las prácticas
pedagógicas cobran sentido y se enriquecen. Las primeras prácticas docentes interpelan a los
practicantes como sujetos, los alejan del ideal de grupo y de las teorías sobre enseñanza y
aprendizaje aprehendidas durante la carrera, colocándolos justo en medio de un campo complejo.
Es en función de esto que cobra importancia la figura de la pareja pedagógica, en este espacio de
formación, aquel otro con la suficiente proximidad pero también con la suficiente distancia
como para ofrecer su mirada y sus sugerencias respecto de lo que en la clase aconteció; para, de
este modo, mejorar las prácticas. Al tiempo de brindar la contención y el acompañamiento
necesarios. A los fines de este trabajo recuperamos las experiencias de los propios practicantes
que pasaron por el taller durante el año 2014.
La pareja pedagógica es quien acompaña al estudiante en el proceso de la práctica docente, aporta sus
visiones, críticas constructivas y es de gran apoyo en esta etapa. Mediante el diálogo e intercambio de
opiniones, la pareja pedagógica nutre las prácticas de su compañero y al mismo tiempo enriquece las
suyas. Al ser un/a compañero/a de cursada, las vivencias y experiencias tienen un significado similar en
ambos casos, experimentan juntos y juegan diversos roles.
En este sentido el vínculo entre practicantes que constituyen una pareja pedagógica debe
ser cordial y colaborativo, para generar un espacio de verdaderos procesos formativos. En la
mayoría de las entrevistas surgió el tema de que la pareja pedagógica es aquel que te contiene en
este trayecto y que con sus aportes contribuye a fortalecer el proceso de formación. Cuando
existe entre dos personas una relación de respeto, confianza y solidaridad es posible el
aprendizaje mutuo. Tomando la voz de un practicante:
Mi pareja pedagógica no fue del todo constructiva con sus críticas, sólo se ocupa de observar y hacer
algunas críticas. (…). Lo que hizo también que fueran devoluciones muy superficiales, con poco análisis,
y enfocándose en los aspectos negativos más que en los positivos.
En este sentido, el aprendizaje tiene que ver también con aprender de lo imprevisto, de
lo que en clase puede ocurrir y que es en donde reside lo más maravilloso de este oficio.
Nosotros podemos saber cuáles son nuestras intencionalidades educativas de antemano, elegir el
material en función de eso; sin embargo, no podemos prever con exactitud matemática hacia
dónde disparará nuestra clase. Frecuentemente ocurre que aparecen emergentes que son tanto
más potentes que los que hemos preparado; y allí donde hay que estar preparado para lo
imprevisto. Esta soltura para prever lo imprevisto, para estar preparados para lo desconocido
suele darse con el correr de los años; y es porque se debe a la experiencia que una vez que
reflexionamos sobre ella se vuelve un saber docente que capitalizamos. De este modo, no sólo a
través de la propia experiencia sino también de la de su pareja es posible capitalizarla para
nuevos conocimientos. En este mismo sentido nos aporta un practicante:
“Constituirme en pareja pedagógica me ayudó a repensar también en mi propia práctica, en que hacer y
qué no hacer ante potenciales situaciones”
Como vemos, la propuesta de trabajar en parejas pedagógicas en las prácticas brinda la
oportunidad de una experiencia significativa para la formación del futuro docente. Entendiendo
la noción de experiencia tal como la planea Contreras (2011) “la experiencia tiene que ver, más
que con lo que hacemos, con la dimensión más receptiva y reflexiva de lo que nos pasa-incluido,
por supuesto, lo que nos pasa con lo que hacemos” Eso que nos pasa con lo que pasa es parte de
la otra función que se le otorga a la pareja pedagógica en el marco de la Praxis IV. Tal como lo
venimos mencionando a lo largo de este trabajo, la tarea docente es una labor compleja; en ella
no existen recetas mágicas ni es posible manejar todas las variables que afectan al fenómeno
educativo. En este sentido, las primeras prácticas docentes interpelan a los practicantes como
sujetos, los alejan del ideal de grupo y de las teorías sobre enseñanza y aprendizaje aprehendidas
durante la carrera, colocándolos justo en medio de ese campo complejo. Cualquiera de nosotros
recordará esos primeros pasos en la docencia cargados de miedos, ansiedades y alegría, como
una mezcla extraña de sensaciones y sentimientos. Al inicio del ciclo lectivo es posible percibir
esto en los propios practicantes, en sus presentaciones. Es en estos primeros encuentros con la
tarea docente en las que es posible que se sientan en soledad frente a un nuevo mundo que se
percibe como atemorizante. Bien sabemos que esos miedos de a poco van mermando, con el
correr de los días y de los años. Es por esto que estimamos valioso, y así nos lo hacen saber los
practicantes, esto de contar con un par, con un otro que acompañe y contenga este proceso. En
sus propias palabras, una practicante afirma:
La pareja pedagógica es un par que está transitando por lo mismo que uno, y nos acompaña
constantemente en el proceso de las prácticas docentes. Es un observador, nuestro primer crítico, el mejor
alumno, un colega camuflado entre los alumnos. Un cómplice ante los profesores, en el mejor de los
casos, un amigo en el camino.
Más allá del fundamental acompañamiento por parte del equipo docente, notamos que
para cada practicante es importante contar con el apoyo de ese par.
Al finalizar sus prácticas, cada estudiante debe presentar el “recorrido de su práctica
docente” utilizando distintos formatos e indicando algunas categorías que permitan el posterior
análisis de su experiencia en el trayecto de formación en Praxis IV. La mayoría de las
producciones presentaron, una vez más aquí, como valiosa y de gran apoyo a la pareja
pedagógica. Incluso en los “diarios de prácticas” los practicantes dejan entrever en sus
narraciones la relevancia que tiene el papel de su pareja pedagógica en las decisiones que toma a
la hora de pensar en su clase, en su práctica
En definitiva, la pareja pedagógica en el marco de las prácticas docentes de los
estudiantes de Ciencias de la Educación es una propuesta que no solo sigue vigente sino que
goza de excelente salud. En función de las devoluciones que año a año nos dan los estudiantes,
así como el potencial que se observa en esta dinámica considerando esa doble funcionalidad de
contención y formación.
Referencias Bibliográficas
Contreras, J. (2011). El lugar de la Experiencia. En: Contreras, D y Pérez de Lara, N. : Investigar
la experiencia Educativa. Cuadernos de Pedagogía Nº 417 Universidad de Barcelona.
España.
Fenstermacher, G. (1997). Tres aspectos de la filosofía de la investigación sobre la enseñanza.
En Wittrock, Merlin La investigación de la enseñanza: métodos cualitativos y de
observación. Barcelona. Paidós Educador.
Meirieu, P. (2006). Cartas a un joven profesor. Madrid: Grao.