Vigilia Pascual 2016
Vigilia Pascual 2016
Vigilia Pascual 2016
Obispo
Carlos López Hernández
Entre ellas recibe una especial relevancia María Magdalena. Había sido liberada
por Jesús de “siete demonios” (Mc 16,9; Lc 8, 2). Los evangelios no lo dicen, pero la
tradición ha identificado a Magdalena con la mujer pecadora que lavó los pies de Jesús
con sus lágrimas y los secó después con su cabellera (cf Lc 7, 37-38): la mujer de la que
dijo Jesús: “sus muchos pecados han quedado perdonados, porque ha amado mucho”
(Lc 7, 47).
También nosotros, como tantas otras personas de hoy, podemos sentirnos llenos
de dudas y preguntas ante la cruz de Jesús y su sepulcro vacío. Son en el fondo dudas y
preguntas sobre nuestra propia muerte y sobre la posibilidad de la resurrección y la vida
eterna. Y también pueden ser vacilaciones e inseguridades que acompañan al cansancio,
la decepción y la tristeza por el peso de nuestros pecados, que no conseguimos superar.
No nos cerremos a la novedad que, por sorpresa, Dios quiere traer a nuestras vidas. No
nos encerremos en nosotros mismos, no perdamos la confianza; acerquémonos esta
noche al sepulcro vacío con firme esperanza. No hay situaciones que Dios no pueda
cambiar, no hay pecado que no pueda perdonar si nos abrimos a él.
2. Dios mismo, a través de dos mensajeros revestidos ya con la luz refulgente del
Resucitado, nos da la misma respuesta que dio a aquellas mujeres: “¿Por qué buscáis
entre los muertos al que vive? No está aquí, ha resucitado” (Lc 24,5-6). Dar fe a este
mensaje, y creer a otros testigos de la resurrección, lleva a la experiencia personal del
encuentro con Jesús Resucitado en la propia vida. Y así, el Señor nos cambia totalmente
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Homilía del Sr. Obispo
Carlos López Hernández
la vida. Ya nada es como antes, no sólo en la vida de aquellas mujeres, sino también en
nuestra vida y en la historia de la humanidad. Jesús no está muerto, ha resucitado, es el
Viviente. No es simplemente que haya vuelto a vivir, sino que es la vida misma, porque
es el Hijo de Dios, que es el que vive (cf Nm 14,21-28; Dt 5,26, Jos 3,10). Jesús ya no
es del pasado, sino que vive en el presente y está proyectado hacia el futuro, Jesús es el
“hoy” eterno de Dios. Así, la resurrección de Jesús, el mismo Jesús resucitado en
persona, se presenta ante los ojos de las mujeres, de los discípulos, y de todos nosotros
como la victoria sobre el pecado, sobre el mal, sobre la muerte, sobre todo lo que
oprime la vida, y le da un rostro menos humano. Y este es un mensaje de vida plena y
gozosa para todos nosotros. Cuántas veces tenemos necesidad de que el Amor nos diga:
¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? Los problemas, las preocupaciones
de la vida cotidiana tienden a que nos encerremos en nosotros mismos, en la tristeza, en
la amargura..., y es ahí donde está la muerte. No busquemos ahí a Aquel que vive.
Aceptemos entonces que Jesús Resucitado entre en la vida de cada uno, abrámosle las
puertas como a un amigo, con confianza: ¡Él es la vida! Si a veces hemos estado lejos
de él, demos un pequeño paso hacia su encuentro: nos acogerá con los brazos abiertos.
Si hemos sido un tanto indiferentes, aceptemos el riesgo y no quedaremos
decepcionados. Si nos parece difícil seguirlo, no tengamos miedo, confiemos en él,
tengamos la seguridad de que él está cerca, con cada uno de nosotros, y nos dará la paz
y la alegría que buscamos y la fuerza para vivir como él quiere.
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Homilía del Sr. Obispo
Carlos López Hernández
para compartir ya siempre su vida con ella, para ser su camino, su verdad y su vida. La
acogemos gozosos en la comunidad de hermanos en Cristo, y damos gracias a Dios con
ella por la vida nueva en el Espíritu que el Señor le regala en el bautismo y la
confirmación. Anhelamos compartir siempre con ella la misión de ser testigos de la
alegría del Evangelio de Jesucristo en medio del mundo.